TP 08 Tecnicatura T1 Hemingway

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    Ernest Hemingway

    Los asesinos (1927)

    Andrs Rivera (1928)

    El profundo sur

    Ernest Hemingway

    Los asesinos (1927)

    La puerta del restaurante de Henry se abri y entrarondos hombres que se sentaron al mostrador.-Qu van a pedir? -les pregunt George.-No s -dijo uno de ellos-. T qu tienes ganas de co-mer, Al?-Qu s yo -respondi Al-, no s.Afuera estaba oscureciendo. Las luces de la calle en-traban por la ventana. Los dos hombres lean el men.Desde el otro extremo del mostrador, Nick Adams,

    quien haba estado conversando con George cuandoellos entraron, los observaba.-Yo voy a pedir costillitas de cerdo con salsa de manza-nas y pur de papas -dijo el primero.-Todava no est listo.-Entonces por qu carajo lo pones en la carta?-Esa es la cena -le explic George-. Puede pedirse apartir de las seis.George mir el reloj en la pared de atrs del mostra-dor.-Son las cinco.-El reloj marca las cinco y veinte -dijo el segundo hom-

    bre.-Adelanta veinte minutos.-Bah, a la mierda con el reloj -exclam el primero-.Qu tienes para comer?-Puedo ofrecerles cualquier variedad de sndwiches-dijo George-, jamn con huevos, tocineta con huevos,hgado y tocineta, o un bistec.-A m dame suprema de pollo con arvejas y salsa blan-ca y pur de papas.-Esa es la cena.-Ser posible que todo lo que pidamos sea la cena?

    -Puedo ofrecerles jamn con huevos, tocineta conhuevos, hgado...-Jamn con huevos -dijo el que se llamaba Al. Vestaun sombrero hongo y un sobretodo negro abrochado.

    Su cara era blanca y pequea, sus labios angostos.Llevaba una bufanda de seda y guantes.-Dame tocineta con huevos -dijo el otro. Era ms omenos de la misma talla que Al. Aunque de cara nose parecan, vestan como gemelos. Ambos llevabansobretodos demasiado ajustados para ellos. Estabansentados, inclinados hacia adelante, con los codos so-bre el mostrador.-Hay algo para tomar? -pregunt Al.-Gaseosa de jengibre, cerveza sin alcohol y otras bebi-das gaseosas -enumer George.-Dije si tienes algo para tomar.-Slo lo que nombr.

    -Es un pueblo caluroso este, no? -dijo el otro- Cmose llama?-Summit.-Alguna vez lo oste nombrar? -pregunt Al a su ami-go.-No -le contest ste.-Qu hacen ac a la noche? -pregunt Al.-Cenan -dijo su amigo-. Vienen ac y cenan de lo lindo.-As es -dijo George.-As que crees que as es? -Al le pregunt a George.-Seguro.-As que eres un chico vivo, no?-Seguro -respondi George.-Pues no lo eres -dijo el otro hombrecito-. No es cier-to, Al?-Se qued mudo -dijo Al. Gir hacia Nick y le pregun-t-: Cmo te llamas?-Adams.-Otro chico vivo -dijo Al-. No es vivo, Max?-El pueblo est lleno de chicos vivos -respondi Max.George puso las dos bandejas, una de jamn con hue-vos y la otra de tocineta con huevos, sobre el mostra-dor. Tambin trajo dos platos de papas fritas y cerr la

    portezuela de la cocina.-Cul es el suyo? -le pregunt a Al.-No te acuerdas?-Jamn con huevos.-Todo un chico vivo -dijo Max. Se acerc y tom el ja-mn con huevos. Ambos coman con los guantes pues-tos. George los observaba.-Qu miras? -dijo Max mirando a George.-Nada.-Cmo que nada. Me estabas mirando a m.-En una de esas lo haca en broma, Max -intervino Al.

    George se ri.-T no te ras -lo cort Max-. No tienes nada de qurerte, entiendes?-Est bien -dijo George.

    Taller de Comprensin y Produccin de Textos

    TECNICATURA SUPERIOR EN PERIODISMO DEPORTIVO Facultad de Periodismo y Comunicacin Social UNLP

    El derrumbe y la miseria

    Tiempo de infames

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    -As que piensas que est bien -Max mir a Al-. Piensaque est bien. Esa s que est buena.-Ah, piensa -dijo Al. Siguieron comiendo.-Cmo se llama el chico vivo se que est en la puntadel mostrador? -le pregunt Al a Max.-Ey, chico vivo -llam Max a Nick-, anda con tu amigodel otro lado del mostrador.-Por? -pregunt Nick.-Porque s.-Mejor pasa del otro lado, chico vivo -dijo Al. Nick paspara el otro lado del mostrador.-Qu se proponen? -pregunt George.-Nada que te importe -respondi Al-. Quin est enla cocina?-El negro.-El negro? Cmo el negro?-El negro que cocina.-Dile que venga.

    -Qu se proponen?-Dile que venga.-Dnde se creen que estn?-Sabemos muy bien dnde estamos -dijo el que se lla-maba Max-. Parecemos tontos acaso?-Por lo que dices, parecera que s -le dijo Al-. Qutienes que ponerte a discutir con este chico? -y luegoa George-:-Escucha, dile al negro que venga ac.-Qu le van a hacer?-Nada. Piensa un poco, chico vivo. Qu le haramos aun negro?George abri la portezuela de la cocina y llam:-Sam, ven un minutito.El negro abri la puerta de la cocina y sali.-Qu pasa? -pregunt. Los dos hombres lo mirarondesde el mostrador.-Muy bien, negro -dijo Al-. Qudate ah.El negro Sam, con el delantal puesto, mir a los hom-bres sentados al mostrador:-S, seor -dijo. Al baj de su taburete.-Voy a la cocina con el negro y el chico vivo -dijo-. Vuel-ve a la cocina, negro. T tambin, chico vivo.

    El hombrecito entr a la cocina despus de Nick y Sam,el cocinero. La puerta se cerr detrs de ellos. El quese llamaba Max se sent al mostrador frente a George.No lo miraba a George sino al espejo que haba tras elmostrador. Antes de ser un restaurante, el lugar habasido una taberna.-Bueno, chico vivo -dijo Max con la vista en el espejo-.Por qu no dices algo?-De qu se trata todo esto?-Ey, Al -grit Max-. Ac este chico vivo quiere saber dequ se trata todo esto.

    -Por qu no le cuentas? -se oy la voz de Al desde lacocina.-De qu crees que se trata?-No s.

    -Qu piensas?Mientras hablaba, Max miraba todo el tiempo al espe-

    jo.-No lo dira.-Ey, Al, ac el chico vivo dice que no dira lo que piensa.-Est bien, puedo orte -dijo Al desde la cocina, que conuna botella de ketchup mantena abierta la ventanillapor la que se pasaban los platos-. Escchame, chicovivo -le dijo a George desde la cocina-, aljate de la ba-rra. T, Max, crrete un poquito a la izquierda -parecaun fotgrafo dando indicaciones para una toma grupal.-Dime, chico vivo -dijo Max-. Qu piensas que va a pa-sar?George no respondi.-Yo te voy a contar -sigui Max-. Vamos a matar a unsueco. Conoces a un sueco grandote que se llama OleAndreson?-S.

    -Viene a comer todas las noches, no?-A veces.-A las seis en punto, no?-Si viene.-Ya sabemos, chico vivo -dijo Max-. Hablemos de otracosa. Vas al cine?-De vez en cuando.-Tendras que ir ms seguido. Para alguien tan vivocomo t, est bueno ir al cine.-Por qu van a matar a Ole Andreson? Qu les hizo?-Nunca tuvo la oportunidad de hacernos algo. Jamsnos vio.-Y nos va a ver una sola vez -dijo Al desde la cocina.-Entonces por qu lo van a matar? -pregunt George.-Lo hacemos para un amigo. Es un favor, chico vivo.-Cllate -dijo Al desde la cocina-. Hablas demasiado.-Bueno, tengo que divertir al chico vivo, no, chico vivo?-Hablas demasiado -dijo Al-. El negro y mi chico vivose divierten solos. Los tengo atados como una parejade amigas en el convento.-Tengo que suponer que estuviste en un convento?-Uno nunca sabe.-En un convento judo. Ah estuviste t.

    George mir el reloj.-Si viene alguien, dile que el cocinero sali, si despusde eso se queda, le dices que cocinas t. Entiendes,chico vivo?-S -dijo George-. Qu nos harn despus?-Depende -respondi Max-. Esa es una de las cosasque uno nunca sabe en el momento.George mir el reloj. Eran las seis y cuarto. La puertade calle se abri y entr un conductor de tranvas.-Hola, George -salud-. Me sirves la cena?-Sam sali -dijo George-. Volver alrededor de una

    hora y media.-Mejor voy a la otra cuadra -dijo el chofer. George mirel reloj. Eran las seis y veinte.-Estuviste bien, chico vivo -le dijo Max-. Eres un verda-

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    dero caballero.-Saba que le volara la cabeza -dijo Al desde la cocina.-No -dijo Max-, no es eso. Lo que pasa es que es sim-ptico. Me gusta el chico vivo.A las siete menos cinco George habl:-Ya no viene.Otras dos personas haban entrado al restaurante. Enuna oportunidad George fue a la cocina y prepar unsandwich de jamn con huevos para llevar, comohaba pedido el cliente. En la cocina vio a Al, con susombrero hongo hacia atrs, sentado en un taburete

    junto a la portezuela con el can de un arma recorta-da apoyado en un saliente. Nick y el cocinero estabanamarrados espalda con espalda con sendas toallasen las bocas. George prepar el pedido, lo envolvi enpapel manteca, lo puso en una bolsa y lo entreg. Elcliente pag y sali.-El chico vivo puede hacer de todo -dijo Max-. Cocina y

    hace de todo. Haras de alguna chica una linda esposa,chico vivo.-S? -dijo George- Su amigo, Ole Andreson, no va avenir.-Le vamos a dar otros diez minutos -repuso Max.Max mir el espejo y el reloj. Las agujas marcaban lassiete en punto, y luego siete y cinco.-Vamos, Al -dijo Max-. Mejor nos vamos de ac. Ya noviene.-Mejor esperamos otros cinco minutos -dijo Al desdela cocina.En ese lapso entr un hombre, y George le explic queel cocinero estaba enfermo.-Por qu carajo no consigues otro cocinero? -lo in-crep el hombre- Acaso no es un restaurante esto?-luego se march.-Vamos, Al -insisti Max.-Qu hacemos con los dos chicos vivos y el negro?-No va a haber problemas con ellos.-Ests seguro?-S, ya no tenemos nada que hacer ac.-No me gusta nada -dijo Al-. Es imprudente, t hablasdemasiado.

    -Uh, qu te pasa -replic Max-. Tenemos que entrete-nernos de alguna manera, no?-Igual hablas demasiado -insisti Al. ste sali de lacocina, la recortada le formaba un ligero bulto en lacintura, bajo el sobretodo demasiado ajustado que searregl con las manos enguantadas.-Adis, chico vivo -le dijo a George-. La verdad es quetuviste suerte.-Cierto -agreg Max-, deberas apostar en las carre-ras, chico vivo.Los dos hombres se retiraron. George, a travs de la

    ventana, los vio pasar bajo el farol de la esquina y cru-zar la calle. Con sus sobretodos ajustados y esos som-breros hongos parecan dos artistas de variedades.George volvi a la cocina y desat a Nick y al cocinero.

    -No quiero que esto vuelva a pasarme -dijo Sam-. Yano quiero que vuelva a pasarme.Nick se incorpor. Nunca antes haba tenido una toallaen la boca.-Qu carajo...? -dijo pretendiendo seguridad.-Queran matar a Ole Andreson -les cont George-. Loiban a matar de un tiro ni bien entrara a comer.-A Ole Andreson?-S, a l.El cocinero se palp los ngulos de la boca con los pul-gares.-Ya se fueron? -pregunt.-S -respondi George-, ya se fueron.-No me gusta -dijo el cocinero-. No me gusta paranada.-Escucha -George se dirigi a Nick-. Tendras que ir aver a Ole Andreson.-Est bien.

    -Mejor que no tengas nada que ver con esto -le sugiriSam, el cocinero-. No te conviene meterte.-Si no quieres no vayas -dijo George.-No vas a ganar nada involucrndote en esto -sigui elcocinero-. Mantente al margen.-Voy a ir a verlo -dijo Nick-. Dnde vive?El cocinero se alej.-Los jvenes siempre saben qu es lo que quieren ha-cer -dijo.-Vive en la pensin Hirsch -George le inform a Nick.-Voy para all.Afuera, las luces de la calle brillaban por entre las ra-mas de un rbol desnudo de follaje. Nick camin por elcostado de la calzada y a la altura del siguiente postede luz tom por una calle lateral. La pensin Hirsch sehallaba a tres casas. Nick subi los escalones y toc eltimbre. Una mujer apareci en la entrada.-Est Ole Andreson?-Quieres verlo?-S, si est.Nick sigui a la mujer hasta un descanso de la escale-ra y luego al final de un pasillo. Ella llam a la puerta.-Quin es?

    -Alguien que viene a verlo, Sr. Andreson -respondi lamujer.-Soy Nick Adams.-Pasa.Nick abri la puerta e ingres al cuarto. Ole Andre-son yaca en la cama con la ropa puesta. Haba sidoun boxeador peso pesado y la cama le quedaba chica.Estaba acostado con la cabeza sobre dos almohadas.No mir a Nick.-Qu pasa? -pregunt.-Estaba en el negocio de Henry -comenz Nick-, cuan-

    do dos tipos entraron y nos ataron a m y al cocinero, ydijeron que iban a matarlo.Son tonto decirlo. Ole Andreson no dijo nada.-Nos metieron en la cocina -continu Nick-. Iban a dis-

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    pararle apenas entrara a cenar.Ole Andreson mir a la pared y sigui sin decir palabra.-George crey que lo mejor era que yo viniera y le con-tase.-No hay nada que yo pueda hacer -Ole Andreson dijofinalmente.-Le voy a decir cmo eran.-No quiero saber cmo eran -dijo Ole Andreson. Volvia mirar hacia la pared: -Gracias por venir a avisarme.-No es nada.Nick mir al grandote que yaca en la cama.-No quiere que vaya a la polica?-No -dijo Ole Andreson-. No sera buena idea.-No hay nada que yo pueda hacer?-No. No hay nada que hacer.-Tal vez no lo dijeron en serio.-No. Lo decan en serio.Ole Andreson volte hacia la pared.

    -Lo que pasa -dijo hablndole a la pared- es que no medecido a salir. Me qued todo el da ac.-No podra escapar de la ciudad?-No -dijo Ole Andreson-. Estoy harto de escapar.Segua mirando a la pared.-Ya no hay nada que hacer.-No tiene ninguna manera de solucionarlo?-No. Me equivoqu -segua hablando montonamen-te-. No hay nada que hacer. Dentro de un rato me voya decidir a salir.-Mejor vuelvo adonde George -dijo Nick.-Chau -dijo Ole Andreson sin mirar hacia Nick-. Gra-cias por venir.Nick se retir. Mientras cerraba la puerta vio a Ole An-dreson totalmente vestido, tirado en la cama y miran-do a la pared.-Estuvo todo el da en su cuarto -le dijo la encargadacuando l baj las escaleras-. No debe sentirse bien.Yo le dije: Seor Andreson, debera salir a caminar enun da otoal tan lindo como este, pero no tena ganas.-No quiere salir.-Qu pena que se sienta mal -dijo la mujer-. Es unhombre buensimo. Fue boxeador, sabas?

    -S, ya saba.-Uno no se dara cuenta salvo por su cara -dijo la mu-

    jer. Estaban junto a la puerta principal-. Es tan amable.-Bueno, buenas noches, Sra. Hirsch -salud Nick.-Yo no soy la Sra. Hirsch -dijo la mujer-. Ella es la due-a. Yo me encargo del lugar. Yo soy la Sra. Bell.-Bueno, buenas noches, Sra. Bell -dijo Nick.-Buenas noches -dijo la mujer.Nick camin por la vereda a oscuras hasta la luz dela esquina, y luego por la calle hasta el restaurante.George estaba adentro, detrs del mostrador.

    -Viste a Ole?-S -respondi Nick-. Est en su cuarto y no va a salir.El cocinero, al or la voz de Nick, abri la puerta desdela cocina.

    -No pienso escuchar nada -dijo y volvi a cerrar lapuerta de la cocina.-Le contaste lo que pas? -pregunt George.-S. Le cont pero l ya sabe de qu se trata.-Qu va a hacer?-Nada.-Lo van a matar.-Supongo que s.-Debe haberse metido en algn lo en Chicago.-Supongo -dijo Nick.-Es terrible.-Horrible -dijo Nick.Se quedaron callados. George se agach a buscar unrepasador y limpi el mostrador.-Me pregunto qu habr hecho -dijo Nick.-Habr traicionado a alguien. Por eso los matan.-Me voy a ir de este pueblo -dijo Nick.-S -dijo George-. Es lo mejor que puedes hacer.

    -No soporto pensar que l espera en su cuarto y sabelo que le pasar. Es realmente horrible.-Bueno -dijo George-. Mejor deja de pensar en eso.