Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

9
Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante Published on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org) Imprimir articulo Exportar a PDF Volver Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante [1] Por Leoncio Robles* 12 de octubre, 2015.- En el varadero de Mazán los pasajeros observamos que los peces dan saltos espectaculares sobre la superficie del agua, se retuercen en el aire y algunos caen dentro de la lancha que ocupamos. Entre el asombro y la alegría un pasajero atrapa uno y lo guarda en una bolsa de plástico: ya tiene pescado fresco para llevar a casa. Pueden ser lisas, palometas, sábalos, zúngaros… En algunos trechos de la orilla derecha del Amazonas grupos de pescadores recogen la pesca Page 1 of 9

Transcript of Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Page 1: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

Imprimir articulo Exportar a PDF Volver

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

[1]

Por Leoncio Robles*

12 de octubre, 2015.- En el varadero de Mazán los pasajeros observamos que los peces dan saltosespectaculares sobre la superficie del agua, se retuercen en el aire y algunos caen dentro de lalancha que ocupamos. Entre el asombro y la alegría un pasajero atrapa uno y lo guarda en una bolsade plástico: ya tiene pescado fresco para llevar a casa. Pueden ser lisas, palometas, sábalos,zúngaros…

En algunos trechos de la orilla derecha del Amazonas grupos de pescadores recogen la pesca

Page 1 of 9

Page 2: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

milagrosa con redes artesanales, faenando desde sus frágiles peques peques. Es la época en que losríos amazónicos alcanzan su mayor caudal, y las aguas inundan cochas y quebradas de selvaadentro formando tahuampas. La crecida anual propicia la aparición del fenómeno del mijano, laépoca en que los peces migran desde las cochas y surcan los ríos en busca de las desembocadurasdonde desovan. Se concentran allí sedimentos ricos en nutrientes que alimentarán a los alevinesque, una vez crecidos y fortalecidos, iniciarán el camino inverso hacia las cochas de donde salieronsus padres. Un fenómeno anual que se repite desde hace miles o millones de años.

En el mercado del pueblo al que ha dado nombre el río Mazán, justo donde desemboca en el Napo,bulle la actividad comercial, con gran oferta de pescado recogido gracias al mijano. Es notorio elcrecimiento de la población del pueblo de Mazán, y por consiguiente el desaforado aumento demototaxis. Entre las tradicionales casas de madera resaltan ahora algunas de ladrillo, y hay enconstrucción un gran colegio de secundaria. Los cambios son visibles. Lo que no cambia es lapráctica del trabajo forzoso, la lacra social enquistada como sistema en las relaciones laboralesamazónicas.

Horacio Ayachi

Visitamos en primer lugar una vivienda construida enteramente de madera. Su propietario esHoracio Ayachi, un hombre afable y ya mayor, pero lleno de vitalidad que reivindica un pocoforzadamente su origen shawi. Un sociólogo lo llamaría en tránsito de nativo a mestizo por su unióncon una mujer no amazónica. Lleva una gorra azul con visera que le da cierto aire juvenil. Nos invitaa pasar, y bajo techo sentimos alivio tras soportar el sofocante sol del mediodía. Al fondo de la casahumea el fogón donde su esposa fríe pescado. El mijano hace que no falte este preciado alimento enninguna casa del pueblo. Hemos venido a “conversar” con Horacio Ayachi sobre sus años de trabajocomo peón en la tala de diversas especies de árboles, entre otros muchos, el palo de rosa, hoy casiextinguido.

“He sido pues matero, y soy matero”, dice, como presentación antes de contestar a nuestraspreguntas. “Puedo reconocer un árbol de lejos, y por su color o la forma de su tronco, yo te digo quéárbol es, si moena, si tornillo, si cumala… Y también puedo olerlo desde bien lejos”.

Se ríe acomodándose la gorra, como dando a entender que no está faroleando. No todo el mundo esmatero, un oficio que requiere poseer un talento especial, además de conocimiento y experiencia. Ircon un matero ahorra tiempo y esfuerzo a la cuadrilla de peones que se interna en el monte paratalar.

¿Y qué nos dice de la paga, Horacio?

“Ah”, suspira el veterano matero. “Eso ya… Unas veces paga y otras no. Siempre es así el patrón”.

La relación de trato justo entre patrón y peón continúa anclado en el tiempo y se resiste adesaparecer. Permanece en plena vigencia desde hace más de un siglo, y no hay que adentrarsemucho en cualquier población selvática para hallar evidencias de la premeditada voluntad deengaño por parte de la mayoría de los patrones o enganchadores que explotan los bosques legal oilegalmente.

“Me da botas, escopeta, cartuchos, machete, motosierra, gasolina… y una parte de plata comoadelantito. Entramos al monte para tres o cuatro meses. Sacamos la madera en la crecida. ¿Y quépasa…? Ya te voy a pagar, dice el patrón. Y no paga”.

Horacio fue peón cincuenta años atrás en la extracción del palo de rosa en un lejano enclave del ríoNapo, en la hoy comunidad de Angoteros, a cuatro o cinco días de surcada en canoa con motordesde Iquitos.

“En esa época toda la juventud nos fuimos a trabajar a Angoteros. Yo era muchachito nomás. Eldueño nos dio un adelanto al llegar. Eso fue todo lo que nos pagó. No hemos visto ni un sol más.Ahora el tornillo se paga a un sol veinte. Es poco”.

Page 2 of 9

Page 3: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

A veces los nativos amazónicos suelen mezclar hechos del pasado con los del presente. “Pero yotengo que trabajar la madera porque mis hijos están estudiando en la universidad”, añade con gestoadusto. Sacrificio que hacen hoy muchos padres como Horacio por educar a sus hijos. Hasta ahora loha dado todo para que no tengan el desgraciado destino que ha tenido él, explotado y engañado porpatrones sin escrúpulos.

“Yo acarreaba la madera”, vuelve Angoteros a la memoria de Horacio. “Y otros peones trituraban elpalo de rosa como si fuera leña para meter en trocitos chiquitos a la máquina con agua. De allí por elalambique salía gota a gota la esencia de palo de rosa”.

Han pasado algo más de cinco décadas y sus recuerdos empiezan a refrescarse, gesticula con lasmanos para describir la producción de la preciada esencia de palo de rosa, utilizada en Europa yEstados Unidos para la fabricación de perfumes y productos cosméticos, y también en medicina.

“Hemos estado años en el monte y no nos ha pagado. Ese dueño era Alberto Reátegui. Y no me va apagar porque ya ha muerto hace tiempo”.

¿Por qué no le pagó?

“Decía no tengo plata, no me han pagado todavía lo que he entregado en Iquitos. Eso mismo pasaaquí ahorita en Mazán. El patrón nos cojudea diciendo no hay plata… cuando me paguen te voy apagar. Eso dice”.

Esa práctica dolosa es lo único que permanece inmutable en la Amazonía: los patrones engañabanantes y engañan también ahora. Está claro que ahora Horacio no mezcla los tiempos, lo vividodécadas atrás en Angoteros con lo que ocurre en estos días en Mazán.

¿Por qué se dejó de trabajar el palo de rosa?

“En Angoteros ya no queda, todo lo talamos nosotros. Cada árbol de palo de rosa pesaba 50 o 60kilos, más o menos. Lo acarreábamos del monte en trozas, cargando a la espalda. Se acabó hacecincuenta años.”

¿Hay palo de rosa en otros lugares de la selva amazónica?

“Sí, hay. Hay que buscar mateando. Dos o tres días buscando en el monte se encuentra”.

¿Cómo es el palo de rosa?

“Es un árbol blanco. Se parece a la moena. Es casi idéntico. Ese árbol bien alto es”.

¿Y qué está pasando ahora en Mazán?

“Un japonés me ha contratado. Pero se ha ido con la madera. No ha vuelto. No sé si se ha ido a supaís o se ha muerto. Ha estafado a varios en este pueblo de Mazán. Su empresa se llamabaComana”.

[2]Mercedes Duende

Interviene su señora, que ha terminado de freír pescado y bajado el fuego del fogón donde en unacazuela seca arroz. Se llama Mercedes Duende y también ella ha trabajado para la empresa delmaderero japonés.

¿A usted también le dio anticipo el patrón?

“Le dio a cada peón cien soles, y a mí como cocinera también cien soles”.

¿Cuánto tiempo han estado en el monte?

Page 3 of 9

Page 4: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

“Hemos estado tres meses. En la época seca estamos en el monte más tiempo, a veces hasta unaño cuando la madera está muy adentro. Sacada la madera, el patrón baja el precio. Ahorita eltornillo está a un sol veinte la troza. Eso cuando tú no le debes. Cuando le debes te baja el precio anoventa u ochenta centavos. ¿Cómo vas a pagar tu cuenta así? ¿Qué queda para uno? El peón estáendeudado siempre”.

Entonces usted estuvo en el monte como cocinera…

“Así es. El maderero japonés se ha llevado la madera así nomás, sin contar ni medir las trozas.Llenecito un barco grande. Nos ha pagado una parte, 900 soles para repartir entre toditos lospeones, diez personas. Voy a volver dijo, y no ha vuelto. Pero nos hemos quedado con una parte dela madera. Eso queremos vender ahora. ¿Si no, para qué hemos trabajado tantos meses?”

El problema es que no cualquiera puede vender madera a los aserraderos. Hay que contratarprimero, y eso lo hacen los patrones.

“Puedes vender 10 o 20 trozas, pero eso no es nada. No pagan bien. No vale la pena”.

Interviene Horacio, interrumpiendo a su señora:

“¡Es un robo!”, exclama. “Nos ha robado ese señor japonés”.

Ella quiere hacernos saber algo:

“Unos indígenas huitoto y kokama han entrado a trabajar con nosotros porque necesitan plata ycomo no volvió el japonés se han ido pobrecitos sin nada. Trabajamos para nuestros hijos, pensandoque vamos a tener buen resultado. El patrón debe medir, contar la madera, y decirnos toma esto estu plata por tu trabajo. En lugar de eso se va y no vuelve”.

A pesar de conocer las artimañas utilizadas por los patrones, nativos y colonos vuelven a caer en elengaño.

¿Ha denunciado a ese patrón japonés?

“Sí, lo hemos denunciado ante el juez”, se apresura a informar Horacio. “El juez me ha respondido:¿te quejas sabiendo que así es la ley del maderero?”

Francisco Luño Cumari

Llegamos a otra cabaña de madera en la orilla izquierda del río Mazán para visitar a otra persona.Allí vive Francisco Luño Cumari, de origen yagua.

También estuvo de peón en Angoteros hace más de cincuenta años.

“En ese tiempo casi no se cobraba…”, dice, acogiéndonos en un recinto amplio de su casa sinmuebles y donde en una hamaca duerme una de sus nietas de dos años de edad. “Solo con lacomida nos pagaban. Trabajé en el río Tambor, después en el Putumayo, y entré en el Yavarí Grandey el Yavarí Chico. En Tambor estuve seis meses. Allí trabajé en el caldero de la fábrica. La máquinaera grande, como una olla gigante. Se metía allí el palo de rosa picado con un poco de agua y secalentaba con leña. Del alambique goteaba despacito la esencia”.

Se refresca la memoria de Francisco y dice que cuando la fábrica cerró en 1967, todos los peonestuvieron que abandonar Tambor y Angoteros.

“Yo tenía quince años nomás. La maquinaria se quedó botada y la maleza lo ha tapado todito. Espuro monte ahora. Como el patrón ya murió no puedo cobrar mi plata”.

Los perros ladran en los alrededores de la casa, y las gallinas cacarean y los pollos revolotean a pocadistancia de nosotros. Como Horacio, también él mezcla recuerdos lejanos con los recientes. Un

Page 4 of 9

Page 5: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

patrón maderero todavía le tiene que pagar lo acordado por su último trabajo en el monte.

“Me debe ocho mil soles. Se llevó todo, cumala y cedro. Tengo que cobrarle…”.

Se rasca la cabeza y el gesto que aparece en su rostro no hace desaparecer la tranquila expresiónde su mirada, como si en el fondo importara poco si se hace o no efectiva esa deuda.

¿Qué comen en la selva durante los meses que están trabajando en la tala?

“Ah, el patrón nos da fideos, frejoles, arroz, aceite, fariña, azúcar… Y machete, botas, gasolina,motosierra. Todo eso lo apunta en la cuenta de cada peón. Y lo descuenta cuando salimos del montecon las trozas”.

¿Cazan animales?

“Cazamos con escopeta sajino, huangana, mono maquisapa, y también aves, pescado. Llevamosmosquitero porque hay mucho zancudo. Pero nunca me he enfermado ni accidentado”.

Al hablar de la dureza del trabajo y el aislamiento en la selva durante meses, y de los repetidosengaños, a Francisco no se le borra en ningún momento la sonrisa.

“He cumplido 71 años. Tengo once hijos, seis varones y cinco mujeres. Algunos de ellos se han ido atrabajar a Lima. Cuando regresen van a construir acá su casita, en este sitio donde estamos. Aquí henacido y aquí me estoy haciendo viejo. Aquí han muerto mi padre y mi madre y mis cuatrohermanos, ¿para qué voy a ir a otro sitio?”.

¿Qué pasa cuando hay un accidente?

“Hay peones que mueren en el monte. Vienen de todas partes pensando que en la madera se ganaharta plata. Si el bote se hunde caen al agua y como no saben nadar, la corriente ya pues se loslleva. Aquí los selváticos sí sabemos nadar”.

Cuando no hay tala, ¿en qué trabaja un hombre como usted para poder ganar dinero?

“Hemos cazado animales harto antes, huangana, sajino, sachavaca”, dice Francisco, cruzados losbrazos, siempre con una sonrisa que denota sencillez e inocencia. Una sinceridad ingenua sedesprende de sus palabras para revelarnos la desnuda y cruda realidad de la vida amazónica.

“Al otorongo lo baleábamos así de frente en la cabeza. Se vendía bien su piel. Al otorongo se cazatambién poniendo un mono choro colgado dentro de la trampa.

¿Un mono vivo?

“No, muerto. A él le gusta esa carne. Así se caza al tigrillo también”.

¿Por qué cazaba animales?

“Por la piel pues. En ese tiempo pagaban bien. Ahora ya no se caza. Tampoco hay ya. Antes porejemplo se vendía crías de mono. Teníamos que matar a la madre. Los más buscados eran el monochoro y el mono negro. Los más chiquitos costaban 300 soles en ese tiempo, y los más grandes 150soles, la mitad”.

¿Por qué esa diferencia?

“No sé por qué. Pero así era”.

¿Dónde vendía esos animales?

“Los comerciantes de Iquitos venían a Mazán a comprar. Se llevaban veinte, treinta monos… He

Page 5 of 9

Page 6: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

cazado sajinos solo por el cuero, la carne se dejaba en el monte. Trescientos, cuatrocientos sajinos.Un desperdicio esa carne botada. He matado boas, unas treinta…”.

¿Mató boas para vender o por miedo?

“Porque la boa se enfrenta pues. Lo he baleado por eso”.

¿Ahora está prohibido cazar animales?

“No está prohibido si es para uno mismo. Nosotros ya no cazamos para vender. Pero me dicen que siusted va a Belén encuentra toda clase de carne de animales. Monos, huanganas, de todo. Dicen queestá prohibido pero allí se vende.”

¿Hay malaria en esta zona?

“Sí, hay malaria. Llevamos pastillas como calmante. La malaria se cura cuando es simple. Pero lamalaria maligna ya no se cura. Dengue no hay mucho aquí, el dengue es más de ciudad”.

¿Lleva al monte suero antiofídico? ¿Qué pasa cuando un peón se accidenta o muere en elmonte?

“No llevo suero para picadura de serpiente porque es caro. Si te pica el loro machaco (víboraaltamente venenosa) eres hombre muerto. Aquí en el Mazán hay muchos peones enterrados,mueren por accidente o enfermedad. Los patrones los entierran ahí nomás, en el monte. Comovienen de lejos no se sabe de dónde son y si tienen familia o no”.

Nos relata Francisco que en 2009, en la quebrada de Babilonia, un joven sacó del monte el cadáverde un compañero, en descomposición, hinchado por haber estado sumergido varios días en el agua.Formaban parte de la cuadrilla que talaba árboles en ese sector. Lo llevó a Mazán en peque peque ydeclaró ante la policía que alguien le había disparado desde algún punto del bosque. El disparo habíasido hecho desde una distancia de no más de cuatro metros. Presionado por la policía, el joven sederrumbó y declaró que él lo había matado en disputa por el amor de la cocinera. Resultó que eranprimos y que habían sido criados desde niños por una tía de ambos. Como era menor de edad noentró a la cárcel.

¿Francisco, tiene DNI?

“Sí, tengo”.

Eso es un gran avance porque hay todavía comunidades indígenas cuyos miembros aún no tienenese documento, le comento. Y Francisco añade con indisimulado orgullo: “Y mis hijos también tienensu DNI”.

La crecida de las aguas ha hecho que el río Mazán desborde sus orillas. Al surcarlo se tiene lasensación de que discurre tranquilo, una quietud en calma que el traqueteo del peque peque apenasinterrumpe.

Me reencuentro con viejos amigos de la comunidad de colonos de Santa Cruz, en la ribera izquierdadel río Mazán si se va de surcada.

Abraham Guevara

¿Existe una política de Estado, de programas de desarrollo en esta región del Mazán?

Abraham Guevara, el veterano y experimentado dirigente colono, sentado cómodamente sobre unbanco de madera en su nueva casa con vista al río, se apresta a hablar:

“No tenemos política de desarrollo forestal en la región, ni política de reforestación. Tampoco hayapoyo para el campesino, no hay incentivos para sembrar plantones de valor comercial, como el

Page 6 of 9

Page 7: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

palo de rosa. No hay entidades a dónde acudir. En un vivero privado el plantón cuesta cinco soles,pero el campesino no los tiene porque necesita mil o dos mil plantones. Al no existir apoyo, elcampesino se ve empujado a talar en el monte para procurarse dinero con qué mantener a sufamilia”.

A pesar de que actualmente falta apoyo, le recuerdo que en el pasado sí hubo proyectosestatales en esta región. ¿Estos resultaron fallidos?

“Todos los proyectos han resultado fallidos. Un ejemplo: el ‘proyecto camu camu’, en el año 2000con Fujimori. En quince años la producción ha sido bajísima. No ha dado resultado. ¿Por qué? Porquelas plantas tienen sus propios medios naturales, si las sacas de su medio no producen como en sulugar de origen. La Amazonía es ingrata en sus suelos. Pero la naturaleza misma nos indica lo que nohay que hacer. Si usted va a una oficina estatal le reciben unos señores con grandes títulos ydoctorados que lo impactan a uno; pero cuando hablas con ellos te das cuenta que saben poco onada, sus títulos son papel vacío. Estos especialistas son los que crean proyectos erróneos. Pero esosí, ganan muy buenos sueldos. Así funciona el Estado. Necesitamos reformas que beneficien eincentiven al campesino amazónico. Tenemos aquí recursos para vivir con un nivel de bienestar alto.En cambio, tal como estamos, nos consideran poblaciones en extrema pobreza”.

Abraham Guevara mira más allá de los particulares problemas de su pequeña población de colonos.Proyecta ideas de desarrollo que bien podrían ser tomadas en cuenta por quienes tienen poder dedecisión en esta región de la Amazonía.

“El río Mazán tiene un centenar de cochas muy ricas en peces. Por eso luchamos para que no entrenpescadores que utilizan venenos muy tóxicos. Ni el gobierno municipal ni el gobierno regional tomannota de nuestras denuncias. Están más perdidos que nosotros en su propio bosque, en el bosque dela coima y la codicia”.

Se comprende entonces por qué los hombres de esta cuenca recurren a la tala como el único mediode ganar dinero…

“Así es. Pero la madera es un producto que no se consume en la región, es un producto deexportación. La tala es un trabajo muy duro, por eso el peón debe tener un salario justo y con segurosocial”.

Pone de relieve que no existen políticas de control forestal, y que el peón maderero debe trabajarbajo protección social. En este lugar, como en muchos otros de la Amazonía, es evidente que no haypresencia efectiva del Estado. Guevara recalca la necesidad de hacer reforestación para que laexplotación de los bosques sea sostenible.

“Para darse cuenta de esto no hace falta ser técnico ni especialista agrícola, ni haber estudiado.Hemos pedido semillas, plantones de palo de rosa y caoba para sembrar esos árboles en nuestrachacra. En el vivero del Ministerio de Agricultura nos han respondido que no tienen esos plantones.Volvemos así al punto cero”.

¿Qué pasó con el proyecto de pollos?

“No funcionó. Todos los pollitos murieron porque este no es su clima. Temperaturas demasiado altaspara criarlos en granjas si no están bien acondicionadas. Resultaba muy caro”.

Se suceden proyectos fallidos, uno tras otro. Entretanto, nativos y colonos retoman la vía de la talacomo salvación, la mayoría de las veces contratados por madereros ilegales. Su necesidad seconvierte en trampa para caer en el endeudamiento inducido que da lugar al llamado trabajoforzoso, en el que, a sabiendas de su ilicitud, son expertos los madereros.

Con la perspectiva del tiempo es posible intentar evaluar si fue efectiva la campaña implementada elaño 2007 por el gobierno y el Ministerio de Trabajo, en colaboración con la OrganizaciónInternacional del Trabajo, para la erradicación de esta lacra social. La campaña se focalizó en áreasgeográficas sensibles para que un juez o un policía supiesen distinguir una denuncia de trabajo

Page 7 of 9

Page 8: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

forzoso de una denuncia de trabajo en malas condiciones. Visitar Mazán ocho años después ycomprobar que la práctica de este abuso incluso está más extendido confirma que no se logró talobjetivo.

---

*Leoncio Robles es autor de la novela Bajo el cielo amazónico, 2014.

----

Información relacionada publicada en Servindi:

Un libro de lectura urgente y necesaria [3]

[4]

La novela se encuentra en venta en la Librería El Virrey

Por Jorge Agurto

25 de abril, 2015.- Acabo de terminar de leer Bajo el cielo amazónico una novela muy realista o unarealidad novelada, y me apresuro en recomendar su lectura como algo urgente y necesario paraintroducirnos a esa realidad densa y compleja que se vive en la Amazonía peruana pero que lamayoría de personas ignoran, a pesar de ser parte importante del país.

Presentarán “Bajo el cielo amazónico” obra clave para entender tala ilegal y trabajo forzado [5]

[6]

– Una obra indispensable para entender el drama de las comunidades indígenasavasalladas por la colonización maderera en el Perú.

Servindi, 13 de abril, 2015.- El martes 14 de abril se presentará la novela Bajo el Cielo Amazónico,del escritor peruano Leoncio Robles. La cita es en la Librería El Virrey de Miraflores, situada en

Page 8 of 9

Page 9: Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionante

Trabajo forzoso, un reencuentro decepcionantePublished on Servindi - Servicios de Comunicación Intercultural (https://www.servindi.org)

Bolognesi 510, a las 7 p.m.

Tags relacionados: justicia [7]Leoncio Robles [8]Pueblos Indigenas [9]tala ilegal [10]trabajo forzoso [11]Valoración: 0

Sin votos (todavía)

Source URL: https://www.servindi.org/actualidad/141286

Links[1] http://servindi.org/img/2015/10/5_Trozas_especies_transportadas.jpg[2] http://servindi.org/img/2015/10/2Mercedes_Duende.jpg[3] http://servindi.org/actualidad/128711[4] http://servindi.org/actualidad/128711/attachment/bajo_el_cielo_amazonico_ptacion3-copy[5] http://servindi.org/actualidad/127726[6] http://servindi.org/actualidad/127726/attachment/bajo_el_cielo_amazonico_banner_ok-copy[7] https://www.servindi.org/etiqueta/justicia[8] https://www.servindi.org/etiqueta/leoncio-robles[9] https://www.servindi.org/etiqueta/pueblos-indigenas[10] https://www.servindi.org/etiqueta/tala-ilegal[11] https://www.servindi.org/etiqueta/trabajo-forzoso

Page 9 of 9