ProMETA

Abel Velasco P.

EB6520 Semana 08

Actividad: Trabajo Semanal

Trabajo sobre el Sermón del Monte

Pasaje seleccionado del Sermón del Monte: “Las bienaventuranzas”, Mateo 5:3-12.

Tipo de desarrollo: Ensayo para dar un estudio.

Tipo de audiencia: Un grupo de discipulado, aprox. 15 personas.

Comentario inicial:

Este trabajo constará de tres (3) partes, 1– Resumen general sobre la pertinencia o no

del Sermón en sí. 2– Resumen de los aportes de los Comentarios bíblicos sobre el

pasaje estudiado de acuerdo a las lecturas (Comentarios a Mateo que fueron utilizados).

3– Estudio y desarrollado del pasaje seleccionado.

Comentarios que fueron utilizados para este trabajo:

– John R. W. Stott, Contra Cultura Cristiana, Sermón del Monte.

– Bob Utley, Comentario N. T. Mateo, Vol. 1.

– Brown, Fitzmeyer, Murphy, Comentario Bíblico “San Jerónimo” Tomo III.

– Antonio Estrada Bojorquez, Ph.D. Mateo 5-7: Modelo para el discipulado.

– Bonhoeffer Dietrich, El Precio de la Gracia

Primera Parte

¿Es el Sermón del Monte un idealismo inalcanzable o es una forma de vida que

identifica al discípulo de Jesús?

Bonhoeffer1, El autor justifica la enseñanzas de Jesús en el entendimiento de su

contrasentido, es necesario no participar de las doctrinas del mundo (nuestra actitud

defensiva, de exaltación a nuestro yo), es decir, estar fuera del mundo para entender y

amar al prójimo; de esta forma él afirma que nadie entiende y ama a sus prójimos mejor

que la comunidad de Jesús.

“Nadie entiende a sus prójimos mejor que la comunidad de Jesús. Nadie ama más a los

hombres que los discípulos de Jesús, y por eso se mantienen fuera y sufren” (Pág. 73).

De esta forma el autor hace referencia a Lutero diciendo: “Es hermoso, y tiene mucho

sentido, que Lutero tradujese aquí la palabra griega por Leid-tragen (llevar dolor). Lo

importante es el llevarlo (tragen).”

Luego, la actitud del discípulo no es la aceptación del rechazo como si careciese de

fuerza creadora, lo acepta por la fuerza del amor, del amor en Cristo Jesús, con la fuerza

de aquel que lo sufrió todo en la cruz.

1 Bonhoeffer, El Precio de la Gracia el Seguimiento, sígueme salamanca, 2004

John Stott2, El autor enfatiza que el tema central estriba en que el propósito histórico

de Dios es llamar a un pueblo hacia sí mismo; por lo que debe ser santo, apartado del

mundo, y por lo tanto congruente con su identidad, es decir, ser “santo” o “diferente” en

toda su apariencia y conducta.

Stott escribe: “No existe un solo párrafo del Sermón del Monte en el cual no se delinee

este contraste entre las normas cristianas y las no cristianas. Es el tema fundamental y

unitario del Sermón; todo lo demás es variación de él” (Pág. 19).

Sige comentando el autor, que en ocasiones Jesús contrasta a sus seguidores con los

gentiles pero otras veces los contrasta con los judíos y no con los gentiles, de esta forma

nuestra actitudes deben diferenciarse tanto del mundo secular, como de la misma iglesia

nominal, diferentes tanto de lo irreligioso como de lo religioso.

De esta forma el autor nos cuestiona entre estar convencido de la pertinencia del

Sermón en sí, por un lado, y de su práctica como forma de vida, por el otro, es decir ¿es

un idealismo impractico? o ¿es verdaderamente una forma de vida posible de alcanzar?

Tratando de armonizar este cuestionamiento no son pocos los intentos del hombre de

acomodar el Sermón del Monte a nuestros bajos niveles de capacidad moral.

Stott propone una salida cuando afirma:

“La verdad no se halla en ninguna de las dos posiciones extremas. Porque las normas

del Sermón no son ni fácilmente alcanzables por todos los hombres, ni totalmente

inalcanzables para cualquier hombre. Colocarlas fuera del alcance de cualquiera sería

ignorar el propósito que Cristo tuvo al predicar el Sermón; decir que están al alcance de

cualquiera sería ignorar la realidad del pecado del hombre. Pueden ser alcanzados

perfectamente, pero sólo por aquellos que han experimentado el nuevo nacimiento que

Jesús presentó a Nicodemo como la condición indispensable para ver y entrar al reino

de Dios.” (Pág. 27).

Bob Utley3, el autor puntualiza que las Bienaventuranzas demandan una respuesta del

lector o de la audiencia. ¡No son informativas pero si motivadoras!

El autor cita: “El Sermón del Monte no es un ideal poco práctico ni un juego de

regulaciones legales fijas. Más bien es una declaración de principios esenciales dentro

de una sociedad normal. Muchos de los refranes del Sermón son metafóricos o

declaraciones proverbiales y no deben entenderse en sentido literal o legal. Con ellos,

Jesús ilustra los principios en términos concretos.” La Enciclopedia Bíblica

Internacional Estándar. Volumen 4, página 2735.

El autor nos coloca sobre el camino del mensaje enfatizando que todo sistema moral es

un camino a través del cual por abnegación, disciplina y esfuerzo, los hombres buscan

alcanzar una meta. De esta forma el autor nos introduce en una lista de principios

básicos justificando su practicidad y beneficios

2 Stott, El Sermón del Monte, contra cultura cristiana, certeza, 1998

3 Bob Utley, Comentario de guía de estudio del Nuevo Testamento, vol. 1,

“Principios Básicos:

a. El carácter es el secreto de la felicidad.

b. La rectitud está basada en la vida interna. El carácter no es algo impuesto de por sí,

sino una vida que se despliega desde dentro.

c. La vida interna es una unidad.

d. El amor universal es la ley social fundamental.

e. El carácter y la vida existen en y para el compañerismo con el Padre. Toda adoración

y conducta se dirigen a Dios.

f. El cumplimiento es la prueba final de la vida.

g. Los hechos y el carácter son lo único que permanece y la resistencia es la prueba

final.

“Cristo empieza con esta meta y coloca a Sus discípulos inmediatamente en la posición

a la que los otros maestros apuntan como meta final. Estos empiezan ordenando, Jesús

concediendo; porque Él trae buenas nuevas de perdón y misericordia”. La Vida y el

Tiempo de Jesús, el Mesías, por Alfred Edersheim, páginas 528-529. .” (pag 45).

Conclusión: Primera Parte

Comparando los autores y concluyendo sobre la pregunta inicial: ¿Es el Sermón del

Monte un idealismo inalcanzable o es una forma de vida que identifica al discípulo de

Jesús?

Podemos observar en este sentido, que los autores citados concuerdan en la dificultad y

profundidad del mensaje, pero lo colocan dentro de las exigencias de vida que Jesús

reclama a todo aquel que se hace llamar discípulo suyo.

A medida que concluye el Sermón del Monte, Cristo nos advierte que tomemos

decisiones correctas. Se nos enseña que debemos elegir conforme a la volunta

normativa de Dios, y no simplemente seguir la multitud, adoptando la forma fácil de

vivir (Mt. 7:13-14). Somos advertidos aún acerca de los falsos profetas que afirman ser

cristianos, pero su vida no refleja los valores de Dios ni la verdadera conversión. Los

discípulos de Cristo deben ser evaluados según sus frutos, lo que nos enfrenta a una de

sus mayores advertencia: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de

los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mt. 7:21).

No todo el que dice ser cristiano, lo es en realidad.

Las palabras de este sermón son tan importantes en la actualidad como lo eran cuando

Jesucristo las dijo. Porque: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le

compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y

vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó porque

estaba fundada sobre la roca” (Mt. 7:24-25).

LA PREGUNTA AHORA ES, ¿SEREMOS COMO ESE HOMBRE PRUDENTE?

¿INTERIORIZAREMOS LAS PALABRAS DE CRISTO EN EL SERMÓN DEL

MONTE?

Segunda Parte

Resumen de los aportes de los Comentarios bíblicos sobre el pasaje estudiado

Las Bienaventuranzas, Mateo 5:3-12

1 – Bonhoeffer4. El autor justifica la enseñanzas de las bienaventuranzas de Jesús en el

entendimiento de que sólo están justificados por la llamada y la promesa de Jesús; sólo

Él convierte a los bienaventurados en lo que son, sólo Él es el fundamento de su

bienaventuranza.

De esta forma las bienaventuranzas de Jesús se distinguen perfectamente de su

caricatura, figurada por los programas políticos o sociales, que en ambos casos el error

de interpretación radica en el hecho de que se busca el fundamento de la

bienaventuranza en un comportamiento humano cualquiera, y no exclusivamente en la

llamada y la promesa de Jesús.

2 – John Stott5. El autor nos exhorta que antes de considerar cada bienaventuranza por

separado, debemos responder a tres preguntas generales sobre ellas, ¿las personas que se

describen?, ¿las cualidades que se elogian? y ¿las bendiciones que se prometen?

Con relación a la primera pregunta, las personas a las que están dirigidas, el autor los

identifica con la naturaleza equilibrada y multicolor del pueblo cristiano. Señalando

que: “no existen ocho grupos separados y distintos de discípulos, algunos de los cuales

son mansos, en tanto que otros son misericordiosos etc. Se trata, por el contrario, de

ocho cualidades del mismo grupo constituido por quienes a la vez son mansos y

misericordiosos, son pobres en espíritu y de limpio corazón, lloran y tienen hambre,

pacifican y se los persigue.” (Pág.30).

También nos da a entender que el grupo que exhibe estas marcas no es un grupo elitista,

una pequeña aristocracia espiritual alejada del común de los cristianos. Por el contrario,

las bienaventuranzas detallan la concepción de Cristo sobre lo que en esencia debe ser

cada cristiano.

En relación a las cualidades que se elogian, es bien sabido que hay por lo menos una

discrepancia verbal entre las bienaventuranzas del evangelio de Mateo y las del

evangelio de Lucas. Así, Lucas escribe “Bienaventurados los pobres”, mientras que

Mateo dice “Bienaventurados los pobres en espíritu”. Asimismo, Lucas dice

“Bienaventurados los que ahora tenéis hambre”: donde Mateo registra

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”.

De esta forma Mateo nos indica que elogiar estas cualidades no significa sugerir que

Jesús era indiferente al hambre y la pobreza física. Por el contrario, tuvo compasión del

necesitado y alimentó al hambriento y dijo a sus seguidores que hicieran lo mismo. Pero

la bendición de su reino no fue primordialmente de carácter económico. Es decir

estamos hablando de cualidades espirituales.

4 Bonhoeffer, El Precio de la Gracia el Seguimiento, sígueme salamanca, 2004

5 Stott, El Sermón del Monte, contra cultura cristiana, certeza, 1998

Y por último, las bendiciones que se prometen elogian cada cualidad y a cada persona

que la exhibe se la declara “bienaventurada” o “bendita”. La palabra griega makarios

puede significar y significa “feliz”. Por eso traduce las palabras iniciales de cada

bienaventuranza, “¡Felices los ..!”.

El autor nos señala que no son pocos los comentaristas que las han explicado como la

prescripción de Jesús para la felicidad humana.

Stott nos comenta: “El esfuerzo más ingenioso que conozco fue elaborado por Ernest

M. Ligan del Departamento de Psicología del Union College,Schenectady,NewYork,en

su libro Thepsychology ofChristian personality: Reconociendo su deuda a Harry

Emerson Fosdick, se dedica a interpretar el Sermón del Monte desde el punto de vista

de la salud mental: (p. vii). “El error más significativo que los hombres han cometido al

interpretar estos versículos de Jesús (léase bienaventuranzas)”, escribe, “es el fracaso en

fijarse en la primera palabra de cada una de ellas: “Felices” Desde su perspectiva ellas

“constituyen la teoría de Jesús sobre la felicidad” No son tanto deberes éticos sino “una

serie de ocho actitudes emocionales fundamentales. Si un hombre reacciona a su medio

ambiente en el espíritu de ellas, su vida será una vida feliz”, porque habrá descubierto la

“fórmula básica para la salud mental””. (Pág.33)

Termina el autor señalando que aunque este no es el espíritu de la bendiciones que se

prometen (una formula para la felicidad), Él nos hizo y sabe cómo funcionamos mejor.

Es mediante la obediencia a sus propias leyes morales que nos encontramos y

realizamos. Y todos los cristianos podemos atestiguar, a partir de la propia experiencia,

que existe una conexión íntima entre la santidad y la felicidad.

3 – Bob Utley6. El autor puntualiza que las Bienaventuranzas demandan una respuesta

del lector o de la audiencia. ¡No son informativas pero si motivadoras!

El autor cita: ““Bienaventurados” Este término significaba “feliz” o “honorable”

(véase versículos 3-11). La palabra española “feliz” proviene del latín “beatitudinem”.

La felicidad dada por Dios a los creyentes no se basa en las circunstancias físicas, sino

en el gozo interno. No hay ningún verbo en estas declaraciones. Son formas

EXCLAMATIVAS (véase Apocalipsis 1:3) tanto en arameo como en hebreo (véase

Salmos1:1). La bendición es una actitud que tenemos hoy hacia Dios y la vida, al igual

que una esperanza escatológica. Una persona bendecida era una persona recta (véase

Salmos 119:1-2).”(Pág. 46).

Por el otro lado el autor puntualiza que para entender estas enseñanzas debemos darnos

cuenta que Jesús rechazó la tradición oral Judía (Talmud) que trataba de interpretar el

Antiguo Testamento escrito. Jesús encumbró el Antiguo Testamento con declaraciones

fuertes y definitivas, y luego se mostró a Sí mismo como su intérprete supremo y el

verdadero cumplimiento, esto puede observarse en el hecho de que Jesús usó la frase

“habéis oído” y no “está escrito”.

6 Bob Utley, Comentario de guía de estudio del Nuevo Testamento, vol. 1,

El autor expresa que todo el sermón, los capítulos 5-7, es un pasaje poderoso

Cristológico, a la luz del respeto Judío por la Ley escrita y oral, es una revisión de la

actitud hacia los creyentes humildes y un certero verdugo del orgullo de los legalistas

con pretensiones de superioridad moral. Afirma que: “Jesús unió la idea y la acción

como el origen del pecado y la rebelión contra la ley de Dios. El se dirigió tanto al

hombre interior como a su realidad física. El pecado inicia con la idea.” (Pág. 55).

4 – Antonio Bojorquez7. El autor nos invita a poner la atención en el discurso de Jesús

ya que Él es el Maestro por excelencia. En los Evangelios, Jesucristo es llamado

muchas veces Rabí, que significa maestro. La palabra que se traduce “enseñaba”

proviene del griego didasko, de donde viene la palabra didáctica. Cuando venimos al

monte desde donde Jesús enseñó las bienaventuranzas, debemos venir con reverencia y

atención.

El autor hace cierta similitud de estas enseñanzas con los mandamientos dados a Moisés

en el monte Sinaí, el autor comienzan las bienaventuranzas diciendo: “Este monte

ciertamente no es como el Sinaí, que aterraba y espantaba a los hombres (He. 12:18-21).

El Sinaí producía la muerte. En cambio, desde el monte donde Jesús enseñó, se oyen

palabras de vida eterna para los que escuchan, se comprometen, y viven las enseñanzas

de Jesús” (Pág. 11).

Y nos comenta que: la Torah contenía los cinco primeros libros del Antiguo

Testamento. La Mishná era una colección de leyes morales y sabiduría práctica, cuyo

origen era la tradición oral. Finalmente el Talmud contenía la Mishná y comentarios

adicionales sobre su contenido. El Talmud judío tiene pensamientos muy similares a las

bienaventuranzas. Posiblemente Jesús oyó algunas enseñanzas relacionadas con las

bienaventuranzas de los labios de los rabinos judíos. El Talmud es ciertamente un mar

didáctico de enseñanzas, donde las bienaventuranzas se pueden encontrar

esporádicamente como perlas preciosas. Sin embargo, la grandeza de Jesús se hace

manifiesta por dos razones: Por un lado, Jesús es el primero en poner las

bienaventuranzas en un tesoro contenido en un solo cofre: “el Sermón del Monte”. Por

otro lado, Jesús eleva las bienaventuranzas a una posición similar a los diez

mandamientos.

El autor nos indica, que para el buen entendimiento de las bienaventuranzas y su

aceptación, debemos entender que hay tres cosas que Dios hace cuando Su Palabra se

encarna en nosotros. “Primero, el Señor ilumina el espíritu del hombre. Segundo, le da

dirección a la vida. Tercero, el Señor forma conciencia de la voluntad de Dios en Sus

discípulos.” (Pág. 11).

De esta forma, las bienaventuranzas se convierten en imposibles, en tragedia para

aquellos que oyen pero no se salvan. Mientras que son una bendición para los discípulos

que están listos a comprometerse. Es una enseñanza profunda que cambia el derrotero y

el destino de la vida del discípulo.

7 Antonio Estrada Bojorquez, Ph.D. “Mateo 5-7: Modelo para el discipulado”, Convention I'ress 1992.

5 – Brown, Fitzmeyer, Murphy8. El autor nos introduce primeramente en las raíces de

las bienaventuranzas desde el A.T. afirmando que las bienaventuranzas son una fórmula

corriente en Salmos y en la literatura sapiencial del AT; también aparece con frecuencia

en otros libros del NT, especialmente en Ap. Las bienaventuranzas como tales no se

atribuyen a Q, comenta el autor.

También nos da una aclaratoria de las bienaventuranzas de Lucas, nos dice que Lucas

tiene cuatro bienaventuranzas y cuatro ayes; las de Lucas son paralelas de la primera,

segunda, cuarta y la amplificación de la octava (cf. infra) de Mateo. Los ayes de Lucas

son antítesis de las bienaventuranzas. Las de Mateo resultan «espiritualizadas» en

comparación con las de Lucas, subrayando la dimensión y la eficacia de la virtud; Lucas

habla de pobreza, hambre y llanto. La diferencia entre los «pobres» de Lucas y los

«pobres de espíritu» de Mateo no es sustancial; Mateo ciertamente no se refiere a los

que, a pesar de ser ricos, están espiritualmente despegados de sus riquezas. La expresión

es muy probablemente un eco de Isaías 61,1 (cf. Lc 4,18); en ambos casos designa la

clase pobre, que constituía la gran mayoría de la población en el mundo helenístico-

romano.

La expresión «pobres de espíritu», de Mateo, termina diciendo el autor antes de entrar

directamente a cada bienaventuranza, carga el acento en la condición humilde de los

pobres más que en la efectiva carencia de riquezas; su pobreza les impide tener la

arrogancia y la seguridad en sí mismos característica del rico; por el contrario, les

impone habitualmente una deferencia servil. Este término está muy próximo de los

«mansos» de la tercera bienaventuranza.

Conclusión: Segunda Parte

Las famosas bienaventuranzas del Sermón del Monte definitivamente clavan sus raíces

en el Antiguo Testamento (Sal. 24:4; 34:6; 37:11; Pr. 19:17; 1s. 51:5, 6, 8; 52:7; 57:18-

21), como ha sido mencionado por los autores citados. Y posiblemente apunten a un

paralelismo con la figura de la ley, la “Torah”.

En las Bienaventuranzas, corazón y vida del mensaje de Jesús, descubrimos una

perfecta continuidad con el Dios salvador del Éxodo, que oye el clamor de su pueblo

oprimido; el Dios celoso de la justicia interhumana y defensor de los huérfanos y viudas

que aparece en los profetas; el Dios “revolucionario” al que canta María en el

Magníficat. Es el Dios de la salvación, el Dios que salva actuando (sentido dinámico del

“Soy el que soy”, Ex. 3,14); el Dios que, al final, hará un cielo nuevo y una tierra nueva

(Ap. 21,1) en que habite la justicia.

A los ojos de algunas personas las bienaventuranzas parecen contradictorias. Y son por

lo general calificadas como las enseñanzas de Jesús difíciles de alcanzar, por no decir

idealismo teórico. Podemos observar en este sentido, que los autores citados concuerdan

8 Brown, Fitzmeyer, Murphy, Comentario Bíblico “San Jerónimo” Tomo III, ed. Cristiandad Madrid,

1972.

en la dificultad y profundidad del mensaje, pero lo colocan dentro de las exigencias de

vida que Jesús reclama a todo aquel que se hace llamar discípulo suyo.

Las Bienaventuranzas, no son una filosofía, ni tampoco pueden vérselas como una

norma de conducta moral, ni una ley, ni una regla, ni un mandato; no tienen estructura

de mandamiento.

Las Bienaventuranzas son:

– Ante todo, apuntan a Jesús. Son el autorretrato de Jesús, porque Jesús anuncia y

proclama lo que es, siente y vive. Es el primer bienaventurado. Él vivió cada una de las

actitudes que su mensaje encierra. Él fue pobre, manso, recto de corazón. Él tuvo

hambre y sed de justicia y sufrió persecución por causa del reino.

– Son el mensaje programático de Jesús y la síntesis del evangelio y de la buena noticia.

Por su lugar de colocación son como la obertura tanto del sermón del monte (según

Mateo), como del sermón de la llanura (según Lucas). Constituyen, y nos referimos a

ellas, como el corazón del Reino de Dios, el centro, el eje, la médula espinal del

mensaje de Jesús.

– Con las Bienaventuranzas Jesús nos anuncia la presencia del Reino, que conlleva un

proceso de transformación y de cambio en la forma de vida del creyente que afectará a

su comunidad. Al anunciar la presencia del Reino, está llamando a todos a vivir una

nueva relación de fraternidad. Nos enseña a reconocer a Dios como Abbá, Padre. Y nos

llaman con urgencia a tomar en cuenta todas las situaciones y sistemas que generan

pobreza, marginación, aplastamiento, u opresión.

Para finalizar, las Bienaventuranzas son proclamaciones claras y directas, y sus

propósitos pueden ser solamente entendidos dentro del evangelio de la paz, son un

llamado a una vida de bendición y responden a una aspiración profundamente humana

como mensaje liberador, un camino que pone a Dios en el centro de nuestra vida.

“Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (S.

Agustín).

Tercera Parte

Pasaje seleccionado: “Las Bienaventuranzas”, Mateo 5:3-12

(3), Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

(4), Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

(5), Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

(6), Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

(7), Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

(8), Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

(9), Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

(10), Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el

reino de los cielos.

(11), Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase

de mal contra vosotros, mintiendo.

(12), Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así

persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Desarrollo del Pasaje

Aquí nuestro Salvador da ocho características de la gente bienaventurada que para

nosotros representan las gracias principales del cristiano. Antes de estudiar en detalle

cada una de las bienaventuranzas hay dos hechos generales que debemos apuntar.

– En la primera parte de cada bienaventuranza no hay ningún verbo, sin entrar en una

explicación exhaustiva, Jesús no dijo las bienaventuranzas en griego; Él hablaba

arameo, una lengua emparentada con el hebreo, usando la expresión (ashré en hebreo),

que debe leerse como ¡Oh la bienaventuranza!, Es decir, que las bienaventuranzas no

son simplemente afirmaciones, sino exclamaciones. Su importancia radica en que “La

bienaventuranzas” que pertenece al cristiano no se pospone a algún futuro reino de

gloria; es una bienaventuranza que existe aquí y ahora. No es algo en lo que el cristiano

entrará; es algo donde ya ha entrado.

– La palabra bienaventurado que se usa en cada una de las bienaventuranzas es una

palabra muy especial. Es la palabra griega makarios. Makarios es un término que se

aplica especialmente a los dioses. En el Cristianismo se participa de la alegría de Dios.

Podríamos de esta manera afirmar que: “Dios esta alegre por los que son

bienaventurados”.

Comentarios de cada bienaventuranza:

1. Los pobres en espíritu son bienaventurados, porque se hacen pequeños, son

humildes según su propio criterio. Ven su necesidad, se duelen por su culpa y tienen sed

de un Redentor. Podríamos expresarla diciendo: ¡Bendita la persona que es consciente

de su total indefensión, por lo que pone toda su confianza en Dios!

El reino de la gracia es de los tales; el reino de la gloria es para ellos.

2. Los que lloran son bienaventurados, porque su llanto es esa tristeza santa que obra

verdadero arrepentimiento, por sus pecados y por los pecados de otros, con vigilancia,

mente humilde y dependencia continua para ser aceptado por la misericordia de Dios en

Cristo Jesús, con búsqueda constante del Espíritu Santo para limpiar el mal residual.

Podríamos expresarla diciendo: ¡Benditas los que están desesperadamente apenados

por el dolor de sus pecados y los de sus prójimos, que producen el sufrimiento que hay

en el mundo!

Tales dolientes serán consolados por su Dios.

3. Los mansos son bienaventurados, porque se someten calladamente a Dios; son los

que pueden tolerar insultos; los que, en su paciencia, conservan el dominio de sus

almas, Estos mansos son bienaventurados en este mundo, porque la mansedumbre

fomenta la riqueza, el consuelo, la seguridad y el control, de nuestras circunstancias.

Podríamos expresarla diciendo: ¡Bendita la persona que tiene bajo control todos sus

instintos, impulsos y pasiones, el que se mantiene total y constantemente bajo su propio

control!

Ellos dominarán, heredaran la tierra.

4. Los que tienen hambre y sed de justicia son bienaventurados, porque el deseo de

bondad justa es tanta, como quiere un hambriento la comida, o el agua el que se está

muriendo de sed.

Así pues, el hambre que describe esta bienaventuranza no es el agradable apetito que se

satisface con un bocadillo; la sed de la que habla no se podía mitigar con una taza de

bebida fresca. Era el hambre de la persona a punto de morir de inanición, o la sed del

que se morirá si no bebe.

La justicia, fue imputada a nosotros por la justicia de Cristo, confirmadas por la

fidelidad de Dios. Nuestros deseos de su justicia deben ser fervientes. Podríamos

expresarla diciendo: ¡Benditos los que tienen hambre y sed de verdadera y total

integridad!

Los tales serán saciados en la justicia de Cristo.

5. Los misericordiosos son bienaventurados, porque no sólo soportar sus propias

aflicciones con paciencia, sino que hacen todo lo que pueden por ayudar a los que estén

pasando miserias. Tiene compasión por las aflicciones del prójimo, sobre todo por aquel

que se encuentra en la esclavitud del pecado, para tratar de sacarlos como tizones fuera

del fuego.

Está claro que esto es mucho más que una oleada emocional de lástima; exige un

esfuerzo deliberado de la mente y de la voluntad. Denota una simpatía que no se da, por

así decirlo, desde fuera, sino que viene de una deliberada identificación con la otra

persona hasta el punto de ver y sentir su aflicción. Podríamos expresarla diciendo:

¡Benditos las personas que se pone hasta tal punto en el lugar de los demás que puede

ver con sus ojos, pensar con su mente y sentir con su corazón porque así se puso Cristo

por nosotros!

Los tales alcanzaran la misericordia de Dios.

6. Los limpios de corazón son bienaventurados, porque han unido la santidad con la

dicha, han purificado sus corazones por la fe y la Palabra, manteniéndose puros para

Dios, teniendo así la dicha de ver a Dios.

Así como Dios no tolera mirar la iniquidad, así el impío no puede mirar la pureza de

Dios.

Esta bienaventuranza nos exige el más severo examen de conciencia. ¿Hacemos nuestro

trabajo para aportar un servicio o para que nos lo paguen? ¿Prestamos nuestro servicio

por generosidad o por egoísmo? ¿Hacemos lo que hacemos en la iglesia para el Señor o

para nuestro propio prestigio?

El examinar nuestros propios motivos produce inquietud y vergüenza, porque hay pocas

cosas en este mundo que aun los mejores de nosotros pueden hacer sin tener motivos

diversos y discutibles. Rara vez se da el caso, hasta en nuestras mejores acciones, de que

no haya la menor mezcla de motivos. Podríamos expresarla diciendo: ¡Bendita la

persona cuyos motivos son siempre totalmente sin mezcla, porque verá a Dios!

7. Los pacificadores son bienaventurados, porque hacen la paz, aman, desean y se

deleitan en la paz; y les agrada tener quietud. Son vigilantes de la paz para que no sea

rota y trabajan a favor de recuperarla cuando es quebrantada. Si los pacificadores son

bienaventurados, ¡ay de los que quebrantan la paz!

Se ha sugerido que, puesto que Shalóm quiere decir todo lo que contribuye al bien

supremo del hombre, de esta forma los pacificadores hacen un trabajo semejante al de

Dios, porque el gran propósito de Dios es hacer que haya paz para cada persona,

consigo misma y entre unas y otras, por el contrario, se estaría implantando divisiones,

obra opuesta a Dios. Podríamos expresarla diciendo: ¡Benditos los que hacen de este

mundo un lugar más idóneo para que vivamos mejor en él!

Los tales son (colaboradores) hijos de Dios.

8. Los que son perseguidos por causa de la justicia, cuando por mi causa os vituperen

y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo, son bienaventurados,

porque no habiendo nada, ni aún en nuestros sufrimientos, que pueda ser mérito ante

Dios; quien de su vida en su nombre, no la perderá sino que la ganará.

Cuando comprendemos cómo surgió la persecución contra los creyentes, estamos en

posición de ver la verdadera gloria del sendero de los mártires. Puede que nos parezca

extraordinario el hablar de la bienaventuranza de los perseguidos; pero para los que

tengan ojos para ver más allá del presente inmediato, y una mente capaz de comprender

la grandeza de las cuestiones implicadas, podrán apreciar la gloria en el sendero

ensangrentado de los mártires.

Quizás podamos apreciar esto recordando la última oración de nuestro hermano

Policarpo, el anciano obispo de Esmirna, cuando el populacho le arrastró al tribunal del

magistrado romano: <<¡Oh Señor Dios todopoderoso, Padre de Tu muy amado y

siempre bendito Hijo, por medio de Quien hemos recibido Tu conocimiento!... Te doy

gracias por considerarme digno en Tu gracia de este día y hora.>>

Por lo general, hoy en día, no es probable que nos espere la muerte por nuestra lealtad a

la fe cristiana; pero los insultos y las burlas le esperan siempre al que es fiel a Cristo

nuestro Señor y Salvador. Las burlas le esperan al que practica el amor y el perdón

cristiano. Puede que al cristiano le espere una persecución moral en nuestro entorno, si

insisten en cumplir fielmente con su trabajo diario.

Cristo sigue necesitando Sus testigos; Necesita personas que estén dispuestas, no sólo a

morir por Él, sino también a vivir por Él. La contienda cristiana y la gloria cristiana

siguen existiendo como entonces.

Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así

persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Amen.

Abel Velasco.