NOTAS SOBRE “CÓMO HACER UN TRABAJO UNIVERSITARIO”

NOTAS SOBRE “CÓMO HACER UN TRABAJO UNIVERSITARIO”

JESÚS ALBERTO VALENCIA GUTIÉRREZ Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas - Universidad del Valle

1. FICHA DE LECTURA: No hay que confundir un trabajo con una

ficha de lectura. Antes de realizar un trabajo el estudiante debe tomar

sus propias notas de las lecturas de un texto o de varios. Sobre la

base de ellas se debe hacer el trabajo. El trabajo no son las fichas de

lectura. Estas constituyen una materia prima que debe ser sometida a

un trabajo de reflexión, que dé como resultado una elaboración de algo

nuevo, resultado de su combinación, contraste, crítica, afirmación,

reiteración o lo que sea.

Mucha gente todavía cree que hacer un trabajo es ir a una

enciclopedia a copiar apartes sobre un tema.

2. NOTAS DE PIE DE PÁGINA Y COMILLAS: El uso de estos dos

recursos permite diferenciar aquella parte del texto que pertenece al

estudiante, de la que pertenece al autor citado, o en otros términos, de

lo que es tomado de las fichas de lectura. Sin esta característica un

trabajo no tiene valor, a no ser que su autor sea alguien

supremamente versado en el tema como para no apoyarse en nadie

(caso excepcional).

3. UN LENGUAJE PROPIO. No se trata de copiar textos o de

transcribirlos sin comillas de manera literal. Cuando se copia, se deben

poner comillas. Pero la parte que el estudiante elabora por si mismo

debe ser escrita en un lenguaje propio, y en un estilo de escritura

propio, diferente al del autor. Si escribo sobre las clases sociales en

Weber, no se trata sólo de decir que entiende Weber por clases

sociales, sino cómo he entendido yo lo que entiende Weber por clases

sociales, expresado en mis propios términos. Por este motivo los

ejemplos que el autor del trabajo construye por si mismo son

fundamentales. Me niego a creer que una persona ha entendido una

idea abstracta si no puede traducirla en un ejemplo (“de metáforas y de

ejemplos está hecho el pensamiento “, decía Nietzsche). El autor

igualmente podría construir relaciones entre ideas de su propia

cosecha, enlaces, vínculos entre cosas que no están dadas en el texto

que le sirven de referencia.

Hay que salir de la dicotomía que se aprende en el bachillerato y que

consiste en lo siguiente: 1- Clases rigurosas, en las que se trata de

repetir lo que un autor dice, y de copiar en enciclopedias; y 2- Clases

de opinión personal, que se evalúan distinto porque como “entre

gustos no hay disgustos”, o porque “se trata de mi opinión” y la opinión

es subjetiva, (de cada cual, propia, suya), entonces, no hay nada que

discutir. Entre ambos extremos hay mucho que discutir.

4. UN ESQUEMA O MATRIZ GENERAL. El estudiante no debe

limitarse a elaborar una reseña del texto, es decir, una transcripción

juiciosa, con comillas o sin comillas, de lo que un autor afirma sobre

algo. Por el contrario, tiene que inventarse una idea, una hipótesis, un

esquema, o lo que sea, que le permita hacer la reseña del texto, pero

no como simple reseña, sino como exposición que se hace desde un

punto de vista que la persona inventa. Esos puntos de referencia

deben ser construidos por el estudiante, no dados por el profesor.

Muchos estudiantes preguntan con angustia; pero ¿qué era lo que

usted quería? Respuesta: que usted invente algo.

5. LA LÓGICA DE LA ARGUMENTACIÓN. Los estudiantes poco

están enseñados a la idea de que las afirmaciones que se hacen en un

texto deben sustentarse. ¿Qué quiere decir sustentar? Que no puede

haber afirmaciones gratuitas; que las frases deben encadenarse unas

a otras; que no pueden existir párrafos sueltos sin relación con el

conjunto; que la persona debe saber siempre, desde un punto de vista

argumental, de donde viene y para donde va. Un texto se debe parecer

a una novela, y si quiere -con todas las reservas guardadas- a una

novela policiaca, donde el lector puede encontrar un problema

formulado como punto de partida, un desarrollo de ese problema, y un

desenlace o conclusiones. La diferencia está en que las novelas

policiacas buscan un culpable, y los trabajos académicos

comprometen una búsqueda por el sentido.

Un texto debe considerarse como una unidad orgánica (o un sistema)

de elementos interrelacionados, que se definen por las relaciones que

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establecen entre sí, y con el conjunto al cual pertenecen. La totalidad

orgánica o sistémica es la que determine el sentido de las partes. Esto

quiere decir que cualquier idea (frase, cita, párrafo, etc.), que aparezca

en un trabajo, debe estar articulada al conjunto del texto; su presencia

se justifica por la manera como contribuye al desarrollo de la idea

global que la persona quiere sustentar.

Lo que se encuentra muy a menudo en los trabajos estudiantiles es

una serie de frases sueltas, yuxtapuestas, “regadas como confetis”, en

unas hojas, porque no hay una idea global o general que inspire el

texto en su conjunto y las dote de sentido.

6. EL INTERLOCUTOR DEL TEXTO. Siempre se escribe – o se

habla- para un interlocutor, real o imaginado, o mejor aún, ambas

cosas al tiempo. Los trabajos estudiantiles pierden mucho por el hecho

de que el estudiante suele escribir para el profesor. Y el profesor, es

asumido como un sujeto que se supone conoce la materia. Por

consiguiente el estudiante se imagina que no tiene que tomarse el

trabajo de sustentar sus afirmaciones, porque su destinatario sabría

llenar los vacíos. De esta manera se ahorra el trabajo de definir los

términos que usa, de hacer explicaciones suficientes de lo que afirma,

etc.

El estudiante debe tener claro –hasta donde ello es conscientemente

posible- cuál es el interlocutor o destinario al que se dirige. Debe

escribir para un lector impersonal. Debe suponer que ese lector

impersonal tiene derecho a exigir que el texto le defina los términos.

Un texto es una unidad cerrada que debe bastarse a si misma, y no

remitir para su comprensión a referencias exteriores.

7. ESFUERZO Y RESULTADOS. Un trabajo estudiantil debe

demostrar que el estudiante ha “trajinado” con los textos que le sirven

de referencia. Esto debe ser demostrado por las citas, por una

extensión adecuada, por la manera como abarque en las referencias

los textos que le sirvieron de fuente. Personalmente le doy una

importancia mayor (un 60% o más del valor total) al esfuerzo que a los

resultados, siempre y cuando en las páginas que leo se me demuestre

que ha habido trabajo, así las conclusiones no sean las más

afortunadas.

Muchas personas se ahorran el trabajo inicial y pretenden en dos o

tres páginas exponer sus conclusiones, casi siempre absurdas, porque

no son el resultado del rigor en el tratamiento de un texto.

8. EL USO DEL ESPAÑOL. Se trata de escribir correctamente, en

todos los sentidos de la palabra. Que la persona demuestre al menos

que su trabajo esta movido por ese ideal a alcanzar. Escribir

correctamente abarca muchos aspectos del uso del lenguaje, pero que

sirva un ejemplo: El uso de los signos de puntuación es lamentable en

los trabajos estudiantiles. Otro: la ortografía; hay personas que

escriben la misma palabra de tres maneras distintas en la misma

página.

Escribir correctamente no quiere decir escribir literariamente, con un

estilo de alto vuelo. Es un objetivo más “modesto”, pero fundamental, y

condición mínima de cualquier tipo de escritura, literaria o no.

9. CLARIDAD. Como consecuencia de lo anterior hay que afirmar que

un texto debe ser claramente escrito. “Lo que se entiende con claridad,

se expone con claridad”, decía Freud. La falta de claridad en la

exposición no es otra cosa que una manifestación de que lo se dice no

ha sido comprendido.

10. BIBLIOGRAFÍA. Yo no entiendo qué tipo de trabajo se imagina

estar escribiendo quien no agrega una bibliografía al final.

NOTA: Recomiendo la lectura del libro de Umberto Eco, Cómo hacer

una tesis.

ENLACES EN INTERNET:

Cómo se hace una tesis por Humberto Eco: http://db.tt/IFV0i5X8

Guía a la redacción en el estilo APA, 6ta edición: http://db.tt/iQK1Rxi3