Trabajode Historia Primera Parte
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I. SUSTRATO LINGÜÍSTICO
a) Pueblos Ibéricos: algunos atribuyen su origen a las costas del norte de África. Se
situaron al este de la Península y en la zona de Levante, junto al río Iber (Ebro). Su
procedencia, por lo tanto, no es del todo clara. Eran bastante avanzados en cultura, arte y
poseían escritura propia que se ha conservado hasta hoy en inscripciones de plomo que han
logrado ser descifradas. La influencia de sustrato es muy escasa y difícil de probar, ya que
los autores consideran como sustrato íbérico también al vasco. Sin embargo, los iberismos
más reconocidos y probables son illi- , iliberis, ´ciudad nueva´, -tar, gentilicio, arroyo,
barranco, iberia, y vega < vaika, cuyo origen suele compartir con el vasco.
b) El griego: pueblo indoeuropeo que se instala en el sur de la Península entre los siglos VI
y II a.C. Se establecen en las costas de Levante donde fundan grandes ciudades como
Alicante, Ampurias, Denia, entre otras. Emporión (Asturias), se convierte en el centro de
expansión del siglo V y es por esta zona que posteriormente los romanos iniciarán la
conquista de Hispania. Ejercen gran influencia cultural en artesanía, escultura, orfebrería y
agricultura. La influencia lingüística helénica en el latín fue de sustrato en Hispania, de
adstrato en Italia y de superestrato a lo largo de su historia, inclusive en el español medieval
y moderno. Su aporte al sustrato del latín hispánico es muy escaso. Sin embargo, se cree
que ellos llamaron íber al río Ebro, lo mismo con Alicante < Lucentum y Ampurias <
Emporion. El resto de los grecismos ingresaron a través del latín clásico.
c) El vasco: Los vascos son un conjunto de pueblos dedicados al pastoreo a los cuales no se
atribuye artesanía, monumentos, arquitectura ni escritura propia. De hecho, los primeros
testimonios escritos del vasco aparecen recién en el siglo X. Llegan a la Península antes que
los pueblos indoeuropeos y no se tiene certeza sobre su origen, pero se cree que surgieron
en África por las semejanzas con lenguas campiticas y/o caucásicas. Hay algunos que
postulan un origen mixto. En cuanto a su influencia lingüística, es la única lengua
prerromana que sobrevivió al latín y que pervive hasta hoy. A pesar de ser un pueblo
bastante resistente a las influencias culturales externas, no pudo mantenerse al margen de la
fragmentación dialectal y al influjo de lenguas como el castellano, griego y latín. Sin
embargo, su estructura es bastante fiel a sus orígenes. En el plano fonológico se postula su
influjo en /f/ > /h/, /v/ > θ y /r/> /θ/. Su mayor aporte lo hizo en el ámbito léxico, del vasco
provienen términos como ascura, boina, izquierdo, Javier, Jimena, Iñigo, García, Urquiza,
Aranjuez. En el plano morfológico, se discute la procedencia del sufijo –rro (y sus variantes
–erri, -rra, -ree). No obstante, es innegable que las siguientes palabras son de procedencia
vascuence: pizarra, modorra, aquelarre, Esterri, Echeberri, chicharra, cachorro, guijarro,
cotorra, pachorra, zamarra, cencerro y otras.
d) Otros Pueblos:
Cartagineses: provienen de la ciudad africana de Cártago. Se instalaron en el sur y las
costas orientales peninsulares. Fundaron la ciudad de Cartagena en donde centraron su
poder en Hispania, respetando la autonomía de los antiguos habitantes a cambio de tributos,
lo que les generó muchos aliados para combatir a sus enemigos. Como los fenicios, solo
algunas formas son atribuibles a los cartagineses, especialmente los nombres: Cartagena
´nueva Cártago´, Hispania ´tierra de conejos´e Ibiza ´tierra de pinos´.
Celtas: Pueblos indoeuropeos que provienen del sur de Germania, y llegan a Hispania a
través del sur de Francia (Galia). Se instalan al noroeste, centro y oeste de la Península
desde el siglo X al VI a.C. Los celtas mantuvieron su lengua y su cultura en el territorio
peninsular, incluso después de la conquista romana. Debido a esto, hubo gran influencia
lingüística en el latín que se asentó en esa región, especialmente en Galicia y Portugal.
Gracias al influjo de las lenguas celtas, el latín hispánico adquiere características
fonológicas como la sonorización de las consonantes oclusivas y fricativas intervocálicas,
como /-p-, -t-, -k-/ > /-b-. –d-. –g-/ / -s-/ > /-z-/ y el paso de –ky- > -it-. En el plano
morfológico su aporte es menor, pero están los compuestos con sego “victoria” y briga
“fortaleza”, Segovia, Sigüeya, Sigüeza, Coimbra < Coninmbra, Mirobriga, y los sufijos –
acu > - agu y –aecu> iego Buitrago, Luzaga, mujeriego, palaciego. En cuanto al léxico, su
mayor aporte lo reflejan las formas abedul, álamo, aliso, Argandoña, baranda, Begoña,
berro, braga, busto “establo”, cabaña, cambiar, camino, carpintero, carro, cerveza, colmena,
estancar, galgo, garza, légamo, legua, losa, mina, puerco, río, roca, salmón, vasallo, entre
otras.
Tartesios: Pueblo proveniente de Tarsis, de origen africano. Sus inicios son anteriores al
silgo XI a.C y son mencionados en textos tan antiguos como la Biblia. Se cree que
habitaban Iberia ya desde el siglo VII a.C. Es la primera civilización y Estado conocido de
la Península Ibérica; en este período hubo gran desarrollo comercial y minero, y fue el
apogeoen cuanto a riqueza de bronce, plata, oro. Vivieron con lujo y poder. Fueron además
una sociedad muy jerarquizada, puesto que los aristócratas eran mantenidos por el pueblo.
Su influencia en el sustrato es nula. A pesar de que habían tenido un sistema de escritura
desde tiempos remotos, esta desapareció completamente en el siglo I.
Fenicios: Pueblo semita que proviene de Tiro, ciudad capital fenicia. Llegaron a la región
tartesia con fines comerciantes. Se instalaron en Gáddir “ciudad amurallada”, actual Cádiz,
aproximadamente en el año 11000 a.C y desde esta ciudad mandaron sus mercancías a Tiro,
Sidón y Biblos. Inventaron la escritura, su alfabeto se compuso de 30 caracteres y desde él
nació el alfabeto griego, latino, hebrero y árabe. Su influencia aun no se diferencia
totalmente del cartaginés o púnico, pero sí se considera que las formas Adra, Cádiz, Gades
y Málaga son originarias de esta lengua semítica.
II. HISPANIA ROMANA
Antecedentes históricos: esta segunda etapa va desde el siglo III a.C. hasta el siglo V,
teniendo en consideración la llegada de los germanos en el año 409. En el año 218 A.C
desembarcaron los escipiones, tropas al mando del general Publio Escipion, El Africano,
esto debido a la segunda Guerra Púnica en contra de los cartaginenses. En el 206 cae Cádiz,
y Sevilla se convierte en la primera colonia romana; en el año 133 cae Numancia, y la
conquista perduró hasta el 19 a.C con la caída de Cantabria y Asturias, últimos bastiones de
la resistencia cartaginesa. La conquista fue más rápida que la romanización debido a la
geografía de la zona y los numerosos pueblos prerrománicos. Cuando hablamos de
romanización no nos referimos solo a la conquista militar de un territorio, sino que
especialmente se refiere al proceso de difusión y adopción de la civilización, cultura, es
decir, a la forma de vida, y a la lengua de Roma en esas provincias. Pues, bien sabemos
que junto con los romanos llegó a la Península un modo de vida y una visión de mundo
completamente diferentes a la que poseían los habitantes primitivos de esos territorios. Lo
que significó entonces todo un cambio de costumbres, leyes, la adhesión del concepto de
ciudadanía, las formas de organización civil, las técnicas agrícolas, la vida militar, las artes
y la cultura. Además, se levantaron nuevas ciudades, se contruyeron caminos y acueductos
y se introdujo una nueva religión con nuevas deidades, hasta que finalmente se impuso el
cristianismo como religión oficial del imperio. Hispania sin lugar a dudas fue una región
importante para el imperio. Varios emperadores son originarios de ahí, así como también
filósofos y otros intelectuales. Llegando a ser una región tan importante como Galia o la
misma Italia. Su división política corresponde a la provincias de Hispania Citerior, al norte,
e Hispania Ulterior, al sur. La división administrativa sigue el 27 A.C cuando Agripa
conserva Terraconensis, pero divide la Bética en dos, esta queda al sur y Lusitana el oeste.
Posteriormente, Caracalla separa al noroeste la Gallaecia-Asturica de la Tarraconensis y,
finalmente, Diocleciano crea de la Tarraconensis la Carthaginensis en el centro. Se crea la
última diócesis en el norte de África, La Mauritana-Tánger.
El latín vulgar hispánico: Las lenguas románicas deben su existencia al latín vulgar. El
latín vulgar a diferencia del látin clásico constituía una lengua en constante evolución y
permanente innovación. El latín vulgar hispánico fue el que se difundió en España como
lengua de negocios y cultura. Adquirió rasgos propios por la influencia de sustrato, adstrato
y otros factores que lo diferenciaron del latín clásico y otras variantes habladas en otras
regiones. Algunos de los ejemplos más destacados son las formas derivadas de las
conservaciones metus, formosus, caseus, magis en lugar de pavor, bellus, formaticus y plus,
que son las formas posteriores. Su características más propias son los arcaísmos, los
dialectismos itálicos, las conservaciones y los neologismos o innoviaciones que presenta.
Dentro de los arcaísmos es aceptado el hecho de que el latín hispánico tuvo una marcada
tendencia arcaizante si se lo compara con otras regiones como Galia o Italia. El ejemplo
más claro es la palabra cova>cueva, cova (en catalán y portugués) que tuvo forzosamente
ser anterior a la clásica cava y que pertenece a la etapa arcaica del latín. Esta característica
se le atribuye a la fecha de romanización de la península que por ser muy temprana pudo
recibir formas muy primitivas que luego se perdieron. Por otro lado, los dialectismos
itálicos, fueron debido al origen de los colonizadores, muchos de los cuales tenían como
lengua materna algunos dialectos de Italia como el osco o el umbro. Lo que permitió que el
latín hispánico recibiera influencia de estas lenguas y adquiriera ciertas características
propias. Como por ejemplo el caso de la asimilación de mb>m. En cambio, por el lado de
las conservaciones podemos aludir que este rasgo se debe al relativo aislamiento geográfico
y cultural que tuvo la península respecto de Roma. Esto hizo que conservara formas que en
otras regiones ya habían sido reemplazadas. Algunas conservaciones son: metus, formosus,
caseus, magis, en lugar de pavor, bellus, formaticus, plus, que son las formas posteriores. A
pesar de lo señalado, el latín hablado de Hispania tuvo sus propias innovaciones y aceptó
neologismos que lo diferenciaron de otras regiones.
El hispánico común: es el nombre que recibe una lengua cotidiana o prerromance que se
hablaba en esta época. Por la falta de testimonios escritos, solo se pueden conocer formas
mediante la comparación entre el latín hispánico y el español mozárabe. El Hispánico
común posee rasgos unificadores de todos los romances y dialectos del norte, este y oeste
de la Península, pero al mismo tiempo, dentro de esta relativa unidad, hay rasgos
diferenciadores regionales que caracterizará la posterior división dialectal de España. Ej:
mientras que en el centro los diptongos au>o, ai>e y mb>m, en el oeste au>ou, ai>ei y mb
se conserva. Así también la diptongación de la e y o tónicas no fue uniforme, tanto así que
en los romances del este y oeste no prosperó y se conservan las vocales abiertas tónicas; no
obstante, ante yod, diptongan estas vocales el asturiano, leonés y catalán. Estas regiones
también son las que germinan [l-] > [l-], rasgo innovador que nunca incorporó el castellano.
d) División lingüística de Hispania: consta de dos focos de romanización. Por un lado,
Baetica (sureste) es llevada a cabo por comerciantes urbanos y patricios que poseían un
latín más elevado, culto, cuidado y conservador por estar más alejado de Roma (lugar en
donde se producían las innovaciones lingüísticas). En esta zona la romanización fue rápida,
profunda e intensa, por la geografía del lugar y la poca resistencia de la población, la cual
dejó rápidamente su lengua materna, adoptando el latín como lengua propia al igual que sus
costumbres. Por otro lado encontramos a Tarraconensis (noreste), la cual fue realizada por
campesinos, mercaderes y soldados que utilizaban un latín más popular e innovador por el
constante contacto con Galia e Italia (grandes centros culturales de la época). La
romanización en esta zona fue tardía, cruenta y lenta por la resistencia de lusitanos,
celtíberos, galaicos, astures y cántabros, por lo que tardó casi dos siglos.
III. HISPANIA GERMÁNICA
Antecedentes históricos: esta etapa va desde el siglo V y termina en el VIII cuando llegan
los árabes a Iberia. Se llama germánica o visigótica por la invasión del pueblo germánico en
la región (a pesar de no ser el único que llegó para conquistar el territorio. Los pueblos
germánicos comienzan la penetración pacífica al imperio como soldados, esclavos o
colonos entre los siglos I y IV, y de esta manera su lengua tuvo una influencia de sustrato
en el latín, especialmente en el ámbito léxico. La invasión germánica en la Península
Ibérica se hace violenta a partir del siglo V, cuando ingresan de los Pirineos, el año 409, los
primeros pueblos germánicos, debido a la decadencia y división del imperio para evitar el
ataque de los hunos. Llegan en un principio los vándalos, luego los alanos y los suevos que
no dejaron mayores huellas; a pesar de que los visigodos estuvieron en ese territorio desde
el 415, recién en el siglo VI llegan a asentarse militarmente y a imponerse en Hispania.
Los visigodos son aliados de los romanos, por esta razón conquistan la península ibérica de
forma tan rápida. No hubo resistencia a la invasión, debido a que estaban mejor
considerados que otros pueblos godos, ya que eran más civilizados. Pero a pesar de esto su
asimilación fue escasa, ya que no hubo integración con los nativos. Pues no se permitieron
matrimonios mixtos, poseían una diferente religión y no eran admirados por los hispanos.
El reino visigodo se consolida a mediados del siglo VI, y Toledo, su capital desde el 534
hasta el 712, surge como nuevo centro político-cultural. Se consolidan los reinos
medievales, se transforman las costumbres y se recopilan leyes que unen y rigen los reinos
cristianos de la época.
b) Influencia lingüística: Como bien mencionamos anteriormente, son los soldados,
esclavos y colonos quienes comienzan la penetración pacífica en estos territorios, haciendo
que su lengua tuviera influencia de sustrato en el latín, especialmente en el ámbito léxico.
La mayor contribución es que logra establecer una frontera geográfica con Galia y separa y
aísla a Hispania del resto del mundo. De esta manera se logra que la península ibérica goce
de emancipación política, cultural y lingüística, ajena a la influencia del resto de la
Romania. De esta forma, al terminar la época visigoda existía un romance definido y
emancipado que es llamado hispánico común. En cuanto a morfología, consolidan el
patronímico –ez ´hijo de´ presente en apellidos como González, Álvarez o Rodríguez, el
sufijo –ing>engo, abolengo. Por otra parte, no hay participación en la fonología y el resto
de su aporte se dio en el léxico. Algunos de sus aportes están en agasajar, albergue, banco,
bandera, bandido, bando, blanco, Burgos, compañero, desmayar, embajada, espía, estribo,
feudo, galardón, ganso, guerra, gris, jabón, rico, robar, ropa, sala, sopa, toalla, tregua,
ufano, yelmo.
IV. HISPANIA MUSULMANA
Antecedentes históricos: esta etapa se extiende entre los siglos VIII y XIV y recibe este
nombre por el origen de sus conquistadores (árabes, sirios y berberiscos). Los árabes llegan
a la península en el año 711 desde el norte de África, y permanecen hasta el 1492, cuando
son expulsados por los cristianos en el periodo de Reconquista Los conquistadores son
rápidamente aceptados por derrotar a los germanos y son admirados por su cultura,
refinamiento, conocimiento y su actitud pacífica al no imponer cultura, religión ni lengua.
A diferencia de los germanos, se mezclan e integran con los hispanos y aportaron a la
agricultura, industria, comercio, matemáticas, arquitectura y vestimenta. Así que casi toda
la región es sometida por los musulmanes; solo se exceptúan algunos pueblos de la zona
montañosa del norte. Se establecen en Córdoba como su capital, desde donde se expanden
hacia el norte de la península. El territorio que está bajo dominio árabe recibe el nombre de
Al-Andalus y se organiza políticamente en califatos y reinos de taifas. El respeto y
admiración que se tenía hacia los árabes y la tolerancia de estos por la cultura local permitió
que surgieran los mozárabes: los habitantes hispanogodos de estos territorios sometidos que
se convirtieron al islam; los ladinos o latiníes que son los moros que aprendieron lengua
romance; y los mudéjares que son los musulmanes que habitaron en territorios
reconquistados por los cristianos. También surge un arte peculiar.
b) Influencia lingüística: en morfología sólo se aporta el sufijo –í> baladí, alfonsí,
muladí. En el plano léxico, los árabes otorgan al castellano cerca de 4.000 términos,
convirtiéndose en la segunda lengua que más préstamos hizo al español, después del latín.
Ejemplos de estos términos son aduana, ajuar, albacea, albañil, albóndiga, alcachofa,
alcalde, alcantarilla, aldea, alfiler, algebra, alquimia, algodón, almacén, azúcar, azufre,
azucena, baladí, baldío, berenjena, carmesí, carmín, cifra, fanega, fulano, guarismo, halago,
hasta, hazaña, jarabe, jarro, laúd, marfil, mezquino, noria, pesas, ruin, zanahoria, ojalá,
tarifa, zenit. Además de entregar onomástica árabe y numerosos topónimos.
CASTILLA
Reino de Castilla:
La palabra Castilla aparece aproximadamente en el año 800 para el designio de una región
del norte de España. De origen latino, corresponde al plural del castellum, diminutivo de
castrum que en tiempos visigóticos era ´pequeño campamento militar´. Los reinos
cristianos medievales del norte de España se constituyen en la época visigótica y algunos se
consolidan en la etapa árabe. En el siglo XI el Condado de Castilla se erige como reino, y
Galicia también. Pero de todos los reinos será el de Castilla el que se impondrá en la
Península, no solo en el aspecto político, sino también en lo lingüístico. Sus límites eran: al
oeste con el reino Astur-Leonés, y al este con el reino Navarro-Aragonés y con el País
Vasco. Esta zona nunca fue dominada totalmente por los árabes y mantuvo distancia con la
tradición visigótica. Los reinos latino-germánicos, encabezados por Castilla, luchaban por
imponer su cultura, religión y lengua y así reconquistar el territorio peninsular que les había
sido arrebatado siglos antes. Es el reino de Castilla la que encabecerá la lucha contra los
moros en el período denominado Reconquista. Esto permite que Castilla vaya extendiendo
aun más sus dominios hacia el sur, así como también hacia el este y el oeste. Junto con el
dominio territorial y político, la lengua de este reino se expande e impone en la península
por sobre otros dialectos de la época como el leonés, el navarro y el aragonés.
b) Caracterización del dialecto castellano: nace en Cantabria, en el norte de Castilla La
Vieja, Santander y Burgos, aproximadamente en el siglo X y su expansión desde el XII.
Los primeros testimonios escritos que se conocen de este dialecto son las Glosas
Emilianenses y las Silenses, que dan cuenta de los incipientes dialectos del norte:
castellano, navarronés y aragonés. No obstante, estas glosas solo podrán tomarse como
primera manifestación de lengua castellana en la medida que muestran rasgos comunes al
dialecxto que posteriormente se erigirá como lengua nacional de España y que en ese
momento compartía más isoglosas con los dialectos vecinos como el leonés, navarro y
aragonés. En cuanto a sus particularidades lingüísticas estas se deben fundamentalmente a
razones históricas: una lenta e imperfecta romanización que duró casi doscientos años; a
que conservó cierta autonomía después de la ocupación visigoda; que nunca se sometieron
a los árabes, pero por sobre todo a la actitud de sus hablantes que se aferraron a sus
costumbres y a su lengua a pesar de las circunstancias
c) Difusión del castellano: El primer modo de difusión concreto del castellano es la
manifestación literaria llamada Mester de Juglaría (silo XII – XIV),, siendo su
representante más relevante El Cantar del Mio Cid, el cual inicia la literatura castellana.
Luego nacería el Mester de Clerecía, manifestación escrita de carácter más culto que
facilitaría la difusión del castellano mediante sus textos. Pero es durante el reinado de
Alfonso X cuando el castellano recibe mayor apoyo y categoría de lengua oficial de la
Corte, puesto que todos los documentos oficiales se escribieron en esta lengua. Por otro
lado, el español cruza en Atlántico para llegar a América en 1492. Para llegar al resto del
mundo con su cultura e historia.
d) Corte de Alfonso X: fue el rey de Castilla y León en el siglo XIII, quien impuso al
castellano como lengua oficial en la escuela de traductores de Toledo, debiendo ser todas
las obras literarias, legislativas e históricas como La Biblia, escritas en este romance. De
esta manera dio el paso fundamental y consolidador del castellano como lengua. Pues ya en
el siglo XIV era la lengua más usada en la Península Ibérica. Posteriormente, con los reyes
católicos, España se alza como una nación unida y poderosa, lo que permite que el
castellano sea la lengua de una nación. Pero, sin lugar a dudas, fue la labor de Alfonso X la
que da el paso fundamental para esta consolidación, pues fue en su reinado donde, como
dijimos anteriormente, el castellano recibe el mayor apoyo y la categoría de lengua oficial.