Tramas de La Subjetividad Latinoamericana
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Tramas de la subjetividad latinoamericana. Reflexiones fanonianas
Alejandro De Oto
I.
En los trabajos de varios pensadores latinoamericanos y del Caribe la reflexin sobre el
concepto y la prctica de la liberacin ha sido y es un tema recurrente. La segunda
mitad del siglo XX latinoamericano y caribeo ha conocido intervenciones
fundamentales al respecto, aunque su genealoga se remonta con comodidad al siglo
XIX. Los trabajos de Arturo Roig (1981), Leopoldo Zea (1974), Horacio Cerutti
Gulberg (1983), Enrique Dussel ( 1974), Ral Fornet-Betancourt (1992), entre otros, las
intervenciones crticas de poetas y polticos como Aim Cesare (2006 ), Ren Depestre
(1980) y el propio Frantz Fanon (1994-1974-1965 ) desde el universo multicultural del
Caribe, son algunos de los itinerarios que tal reflexin ha seguido.
Aqu propongo abordar los itinerarios del pensamiento de Frantz Fanon el cual se
constituye en una instancia decisiva de la genealoga crtica que en conjunto representan
los trminos liberacin e historicidad en nuestras prcticas contemporneas.
La escritura de Fanon es una referencia comn cada vez que la palabra descolonizacin
es invocada, dado que la discusin acerca de cmo se articula su visin de la historia
con la idea de liberacin no tiene un desarrollo equiparable1. Teniendo presente esto,
este ensayo se enfoca en los vnculos entre historicidad y liberacin en Frantz Fanon y
propone una serie de problemas para la reflexin en el campo de la teora crtica, de la
filosofa latinoamericana y en las polticas de la historia2.
Este trabajo se fundamenta en una versin previa publicada en la revista Pginas de Filosofa bajo el
nombre Huellas del sujeto. Historicidad y liberacin en Frantz Fanon. Investigador independiente- INCIHUSA- CONICET- Argentina.1Nelson Maldonado-Torres ciertamente ha cerrado parte de esta brecha. Para l Fanon construye una
suerte de pedagoga poltica de la liberacin en su proyecto al pensar al intelectual como facilitador de la
expresin de aquellos cuya voz ha sido aplastada por el colonialismo y por la expansin de un sistema
poltico y econmico opresivo. En ese sentido historicidad y liberacin son dos claves de este artculo.
Frantz Fanon and C. L. R. James On Intellectualism and Enlightened Rationality (2005, p.189).2
La idea de leer a Fanon la concibo como un trabajo en marcha. Leer a Fanon desanclado de los deberespost-mortem (De Oto, 2003) que se le asignaron, entre otros, la constitucin de un sujeto revolucionario
integrado y totalizador, implica entrar en los momentos de su escritura que se constituyen como derivas
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II.
Fanon piensa a la historia como experiencia. Sus trabajos ms importantes revelan de un
modo que podramos llamar sistemtico una pasin por ella. Su pasin por la historia no
lo es en tanto registro de una memoria perdida, ni como recreacin del pasado, ni como
filosofa de la historia, sino por su momento de ocurrencia. La historia en Fanon es ante
todo un momento de cesura y de accin. Un momento de cesura en el que se abren las
experiencias en un grado e intensidad no previstos, en el terreno de un privilegio de la
dimensin contingente que la accin provee. La accin funda, como en los relatos
tempranos de la modernidad, un movimiento histrico. La historia en Fanon no es una
analtica de los procesos sino una fundacin que se pierde constantemente en s misma,
en el momento de su acontecer. Hay una historicidad agonal, siempre en el lmite de una
experiencia que empuja a los cuerpos, en tanto lugares de una extensa territorialidad
hacia los espacios de la no identificacin si escuchan los ecos de lo civilizatorio. En este
desplazamiento Fanon imagina que los cuerpos coloniales se debaten entre el sinsentido
colonial3, la experiencia civilizatoria y algo ms, algo que puede ocurrir pero que no
tiene nombre ni forma, que slo se ejerce como sntoma en los arrabales de las ciudades
coloniales. Si el sinsentido puede ser percibido como lmite de una experiencia, ms que
como experiencia en s misma y lo civilizatorio devuelve la imagen de una
identificacin nunca alcanzada, el algo ms es todo lo que resta. All est la potencia y
la posibilidad de una historia de ocurrencia dismil, nunca parecida a s misma. En ese
algo ms se yergue una historicidad que se mueve entre las tensiones musculares, entre
de la subjetividad, como formas de desactivar las identidades que generan los sujetos histricos clsicos.
Si la advertencia de Fanon acerca de la falta de ontologa de los negros en Piel negra, mscaras blancastiene algn mensaje para sus lectores es precisamente que cualquier registro de la historicidad, en tanto
entendemos a ella como la forma en que se articula una subjetividad en las prcticas, no puede asirse aninguna razn de origen, ni anterior ni ulterior, ni a un principio a priori que se organiza por una
experiencia emprica. Ninguna de estas condiciones existen en el cuerpo colonial. De all que la deriva
fanoniana tenga ms que ver, a pesar del tono de algunos pasajes, con una concepcin de la historia
consonante con la crtica al historicismo. Si toda ontologa es imposible no es porque exista una estructurafallida del ser en el mundo colonial sino porque ella puede producir un confinamiento de la misma o
mayor magnitud que el rgimen colonial. En ese sentido, prefiero pensar a Fanon en la lnea crtica de las
totalizaciones antes bien que pensarlo como el fundamento para una respuesta de ese carcter, ya que l
percibe constantemente las continuidades que amenazan a las figuras del sujeto intentando liberarse.3Le otorgo a esta nocin una carga simblica similar a la que le da Homi Bhahha. Para Bhabha en la
dispersin de la obra de Conrad, El corazn de las tinieblas/Heart of Darkness, surge el lenguaje del
sinsentido colonial que pone a un lado las dualidades clsicas entre naturaleza/cultura, caos/urbanidad,
etc. Ubum el sonido del llamado del Bho que Bhabha lo asocia a el horror, el horror de las pginas
finales de Corazn de las tinieblas no es otra cosa que la inscripcin de un silencio colonial incierto quese burla de la actuacin social del lenguaje con su sin-sentido; que obstaculiza las verdades
comunicables de la cultura con su rechazo a ser traducidas [Bhabha, 2002, p. 156].
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las marcas epidrmicas, entre los deseos polticos y sexuales, los que alimentan los
sueos de asalto y usurpacin de los colonizados, y ni siquiera se abre camino entre
todas estas formas de la experiencia colonial, pasa y es a travs de ellas.
As, podramos preguntar cules son las dimensiones de la historicidad que estn en
juego en Fanon que puedan ofrecer marcas para nuestra reflexin contempornea
Cmo caracterizar las formas de constitucin histrica de su proyecto? Es la
historicidad la puerta de entrada a polticas liberadoras?
La historicidad fanoniana inaugura lo que podramos denominar polticas de liberacin.
Ellas tienen un carcter contingente en su constitucin y existencia pero ante todo hacen
evidente que la liberacin de las prcticas opresivas del rgimen colonial ocurre tanto en
la dimensin fctica de la resistencia como en la reconfiguracin del pensamiento social
que se vuelve posible a partir de ella y con ella, ya que uno de los principales problemas
en trminos conceptuales que afronta la obra de Fanon es el universo simblico
reducido que ofrece el colonialismo como formacin histrica y social. As el principal
desafo de su escritura es el de ensanchar los lmites de las representaciones sociales,
desanclar a los individuos de las historias de confinamiento que habitan.
Fanon y sus contemporneos estaban conscientes de los riesgos de no dar lugar a la
emergencia de lo heterogneo, de todo lo que emerge como diferencia en el mundo,
hacia adentro y hacia fuera de ella. As, la liberacin habra que considerarla como un
proyecto de etapas, las cuales pueden tener una cierta cronologa pero
fundamentalmente se trata de etapas de identificacin cultural en las cuales se vuelven
complejas las figuras de esa identificacin, al punto que las ltimas, las que coinciden
con las polticas de liberacin, son las que menos resisten el confinamiento.
En su relato de la liberacin lo que destaca en una primera instancia es la imposibilidad
de encontrar imgenes distintas de las que ofrece el colonialismo para constituir otra
narrativa de la subjetividad. Si, como dice Nelson Maldonado, Fanon hace una pregunta
enigmtica al inquirir qu quiere el hombre negro, a sta le sucede una no menos
enigmtica analtica del rgimen colonial en trminos de la racializacin de la cultura.
Pero en ese momento abundan las referencias a un mundo que slo puede ser
homogneo, cuyas claves interpretativas, en trminos de claves culturales, reenvan
todos lo esfuerzos al mundo blanco, al mundo de las abstracciones.
All slo est el poder colonial en el momento ms extenso de su diseminacin y
eficacia performativa. Piel negra, mscaras blancas es desde esta perspectiva, una
descripcin del colonialismo a partir de cierta reduccin fenomenolgica, la cual logra
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resumir lo que podramos llamar las tramas de la historicidad que produce el
colonialismo y que, a su vez, lo producen. La liberacin es una presencia en trminos
del deseo poltico y cultural, y una ausencia en trminos de la facticidad en juego. No
obstante, el procedimiento no es rudimentario, no se trata de que frente a la dominacin
emerjan naturalmente los actos liberadores. Ellos no se constituyen por ventura de la
lgica del rgimen colonial, digamos como una consecuencia no deseada de este
rgimen o su discurso, o por el hasto que sus vctimas sienten, sino porque poco a poco
fue posible hacer la pregunta poltica que vincula el deseo poltico y cultural con la
dimensin factual de la experiencia. Ahora bien, tal posibilidad aparece porque el
trabajo es de reconfiguracin. El pensamiento fanoniano abandona rpidamente
cualquier ilusin acerca de la exterioridad de los sujetos subalternos en el mundo
colonial. Por ello, es en el campo complejo de la alienacin donde se van a articular las
primeras huellas de su pensamiento que se separa, que se vuelve otro con respecto a las
condiciones que le dieron origen. Entonces, de un modo inquietante podemos decir que
no es sobre una narrativa mitolgica de la liberacin que el trabajo fanoniano descansa
sino en el hecho de la alienacin. Una alienacin que no hace sino convertir la piel, la
epidermis del negro colonizado, en algo con espesor histrico y fenomenolgico. Esa
piel no es slo una marca que distribuye y asigna el discurso colonial. La piel negra es
una historicidad en s misma, es el lugar del acontecer colonial.
Si pensramos en trminos de interpelaciones, lo que diramos es que Fanon piensa la
racializacin como la instancia poltica y cultural donde el poder historizante de la
alienacin se despliega y desarrolla, porque la racializacin interpela a los sujetos en
trminos de la marca epidrmica, los configura de modo tal que ya no ser posible
pensarlos desde una exterioridad. De cierta manera la racializacin de la cultura colonial
conforma un dominio, un espacio destinado a extender y ampliar las influencias del
poder colonial tejiendo las tramas sutiles de las continuidades. Empero, al mismo
tiempo que esto ocurre tambin define el espacio de una historicidad concentrada. En
ella se encuentran dos procesos concurrentes: el del poder colonial y el del cuerpo de los
subalternos. En ese sentido, la piel negra para Fanon no es la marca de un proceso que
se oculta sobre el cual la ideologa campea sino precisamente el lugar ms concentrado
de la historicidad. En ella estn los elementos presentes para una reconfiguracin
histrica de esa epidermis (y ausentes como articulacin poltica). En Piel negra,
mscaras blancas Fanon escribe que la densidad de la historia no determina ninguno
de mis actos (1974, p. 205-206). Esta historicidad que aparece como carga representa
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un momento central de la economa simblica de su escritura. La historicidad que se
vive como carga se separa de la que se experimenta como accin. El mecanismo tiene
rasgos comunes con el de otros pensadores pero es interesante destacarlo: me separo de
una historicidad como carga en la medida que puedo imaginar que la historicidad es
accional4, an cuando lo diga y lo afirme desde el lugar subalterno de la relacin
colonial. Incluso cuando lo diga desde el dominio de la alienacin, porque enunciarla es
en s un momento de historicidad diferente, an cuando el relato sea el que ella provee.
Este punto es particularmente importante. El anlisis de Fanon destaca el problema de la
alienacin porque es una pregunta poltica la que organiza su lectura. La alienacin no
est all como una cosa dispuesta en el mundo, est all cuando en una encrucijada
poltica y vital se la puede invocar a la existencia5
y volverse objeto de anlisis. Fanon
al tiempo que describe el proceso de construccin de una conciencia desplegando la
produccin histrica de la alienacin, sienta las bases para su propia existencia concreta
en la articulacin poltica de las subjetividades emergentes/resistentes al colonialismo.
Ese doble movimiento, el que produce el concepto y la necesidad poltica del mismo,
imaginado en una historicidad en ciernes, marca la forma en que comienza a articularse
una diferencia en el seno mismo de los discursos coloniales.
III.
La escritura de Fanon define la historicidad como el espacio donde las cosas se parecen
a s mismas pero ya no son iguales Qu quiere decir esto? En primer lugar que ya ha
ocurrido un desplazamiento en el orden del lenguaje y en los significados de las
palabras. Enunciar la alienacin, que claramente en Fanon representa una separacin de
las potencialidades del sujeto, es el primer acto que describe el lugar donde ocurrir esa
subjetividad. La alienacin no es con respecto a un ncleo de sentido oculto o
reprimido, o con respecto a una conciencia global del proceso del colonialismo,
entendido a ste como un rgimen que produce imgenes que auto-mutilan la
experiencia social y cultural, como las que Fanon analiza en relacin con los modos de
hablar de los nativos de la Martinica y de los recin llegados de Francia que han pasado
su prueba civilizatoria en la metrpolis y ahora ponen en prctica sus nuevas
4Lewis Gordon seala que la filosofa de Fanon puede explicarse por la conviccin de que la madurez es
fundamental para la condicin humana pero ella se alcanza cuando media una dimensin central que es la
accin, literalmente, sin ser accional no se obtiene tal condicin (Gordon, 2009).5Ver para este desarrollo Apuntes sobre historia y cuerpos coloniales. Algunas razones para seguir
leyendo a Fanon (De Oto, 2006).
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habilidades culturales en la colonia marcando las diferencias entre sus modos de hablar
y el de los locales. No. La alienacin es ante todo una diferencia con respecto a lo que
est potencialmente disponible en el discurso del sujeto a partir de que se ha podido
establecer la pregunta por ella. Digamos que esa potencialidad radica en la posibilidad
emprica de una discontinuidad. As entonces, no se trata de una agencia reprimida ni de
una esencia que ya no posee ninguna de las formas posible de articulacin con la cultura
de los subordinados6, se trata de que la alienacin es fundamentalmente la separacin
del cuerpo colonial de su capacidad de ser histrico de otro modo, si se articula la
pregunta poltica que lo coloca en exceso con respecto a colonialismo. En un punto no
se escuchan sino los ecos de Marx en tanto la potencia de los sujetos se conoce cuando
se articula una conciencia crtica que ha podido tener lugar gracias al conocimiento. No
obstante, tal conocimiento no se despliega despejando una conciencia de los ruidos que
la vuelven brumosa, sino a partir de la facticidad del mundo colonial, la cual es, antes
que nada, corporal. La doble persona, la triple persona, de los asientos libres en el tren,
el cuerpo devenido en marca en la voz de la nia que le dice a su madre del miedo por el
negro (Fanon, 1974, p. 103), son seales de la subordinacin pero tambin lo son de
conocimiento. De un conocimiento que no ha pasado por las etapas de la crtica sino por
lo urgente de la existencia. Cada una de esas escenas no revela un sentido oculto, un
proceso no conocido, sino que posibilitan configurar la pregunta poltica por el
significado del cuerpo en esa disposicin, un cuerpo como no ser. Al hacerlo queda
habilitado un relato de la alienacin pero ante todo, queda abierta la consideracin del
cuerpo colonial como algo que excede la representacin colonial y que ahora puede
reclamar una subjetivacin diferente, otra, discontinua.
Es importante sealar que los cuerpos colonizados en Fanon atraviesan varias
situaciones que van desde la negacin substancialista, en la figura repetida de la falta de
ontologa de los negros o en la animalizacin, hasta el sometimiento, el cual prefigura
6Esto se puede observar con transparencia en el captulo V de Piel negra, mscaras blancas donde Fanon
produce la crtica doble, tanto contra la negritud como proyecto poltico como contra la descendencia
hegeliana de los textos de Sartre que le reclaman una historicidad caractersticamente moderna,
entendiendo por este trmino la disolucin de los procesos coloniales en las tramas del relato histrico de
la modernidad sin advertir, precisamente, el nexo Modernidad/Colonialidad que Walter Mignolo ve como
el proceso fundacional del mundo moderno. Para esta discusin ver la presentacin del volumen colectivo
dirigido por Walter Mignolo Geopoltica del conocimiento. El Eurocentrismo y la filosofa de laliberacin en el debate intelectual contemporneo (2001, p. 16). Para la discusin del concepto de
diferencia colonial, el cual es clave para entender los vnculos entre modernidad y colonialidad, verLocal
histories/Global Designs. Coloniality, Subaltern Knowledges and Border Thinking . (Mignolo, 2000, p.49-88).
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una de las imgenes del reconocimiento hegeliano que Fanon no acredita en el mundo
colonial pero que, sin embargo, aparece en el saber colonial como sospecha de las
intenciones de los colonizados de desplazar de su lugar al colonizador (1994, p. 34).
Todos estos desplazamientos hacen precisamente que el relato de la liberacin y su
consecucin como horizonte posible de eventos ocurra en una zona que siempre se
dispone en exceso con respecto a los significados centrados del discurso colonial, con
respecto a los relatos nacionalistas poscoloniales y con respecto a figuras de la identidad
poscolonial integradas.
La liberacin no estar entonces ligada ni al cuerpo predicho, objeto del saber colonial
ni al cuerpo imaginado de los nacionalismos poscoloniales sino al cuerpo otro,
enunciado con un vocabulario cercano al del colonialismo pero que se dispone en el
margen7
del modo de conocer del mismo. Un margen que en Fanon adquiere el nombre
urgente de conciencia nacional, que no es nacionalismo (1994, p-226). En ese plano
empieza la tarea de una historicidad inaugural porque ha generado el desplazamiento del
significado que hace posible la creacin social de imgenes que exceden el espacio
cartografiado del cuerpo colonial y de la alienacin, en tanto oclusin de los cuerpos
colonizados.
El proyecto de cambiar la geografa de la razn que encarna un colectivo en crecimiento
que va desde la filosofa postcontinental, pasando por los trabajos sobre la subalternidad
en el Caribe y en Amrica Latina, por las intervenciones crticas en la forma en que la
colonialidad del poder despleg la modernidad/colonialidad en Amrica Latina, por las
fundamentales intervenciones de la filosofa de la liberacin, hasta las reflexiones en un
tono emparentado con la crtica poscolonial sobre pensadores del Caribe y
latinoamericanos encuentra, desde mi perspectiva, un punto comn con este momento
del pensamiento fanoniano. Cada una de estas estrategias crticas, de una manera
particularmente definida, se ha dispuesto retrazar los mapas de la razn moderna en la
tensin crtica que impone la dominacin, cuando no la hegemona, y las experiencias
histricas resistentes. Cada una de ellas ha tenido que pensar una zona diferenciada de
designacin y produccin de sentido para poder desplegar la idea de una prctica crtica
descolonizadora. Si bien los resultados pueden ser divergentes, y pienso en el proyecto
7 Es clave comprender que Fanon practica, como lo ha sealado Gordon, una fenomenologa prctica,
basada en lo que ve, acontecimental le agregara yo, porque es en esa capacidad de distinguir elacontecimiento donde se puede producir la diferencia o, en trminos ms confortables tericamente
hablando, la discontinuidad. (Gordon, 1995, p. 10).
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de Dussel de contar con una respuesta global a los hegelianismos totalizantes, o en la
idea del pensamiento de frontera de Walter Mignolo, donde se gesta un espacio que
deslocaliza al pensamiento y lo desplaza a un lugar menos determinado por su matriz
geopoltica, o en lecturas, entre la que incluyo la ma, que insisten en las dimensiones
fenomenolgicas8
de la historicidad al considerar que esta tiene una gestacin en el
espacio concentrado de una prctica, como las que someten a los sujetos en el mbito
mismo de los regmenes coloniales, lo cierto es que se parte de un lugar designado por
esa tensin, la cual afirma que es la fuente de la historicidad en juego. Por lo tanto, una
prospectiva de la liberacin se encuentra precisamente en una zona conflictiva para el
sentido, en una zona donde lo que prima es una prdida y la apertura de un espacio. Una
prdida que sufren las palabras con respecto a lo que designan en el espacio colonial y
la apertura de un espacio en tanto ahora, esas mismas palabras, son la materia prima
para designar una experiencia que debe nombrarse y se orienta en una direccin que no
reconoce antecedentes.
La idea que quiero expresar aqu es que Fanon pone en acto el factor crucial para la
tarea crtica que es considerar la historicidad como proceso que acontece en un cuerpo
desgarrado por la tensin entre la alienacin y el espacio abierto e innominado de la
experiencia poscolonial, un espacio donde las cosas pasan, o pasarn, para tomar el
tiempo verbal preferido de las utopas, de otro modo.
Su escritura, mediante el anlisis (y la invocacin) de la alienacin produce un
dispositivo que hace inevitable la historicidad de la que da cuenta. Son varias instancias
las que convergen en este punto. Por un lado, la alienacin que describe el mundo
colonial desde las imgenes de la dominacin y de la racializacin. Por otro, la
alienacin que se convierte en el nico recurso para describir no una prdida de una
identidad o un conocimiento global sino una potencialidad. Al mismo tiempo que hace
esto, produce efectos en trminos temporales: la historia colonial deja de ser un lugar
cancelado para pasar a formar parte del argumento de la liberacin. No slo por el
contraste con un momento poscolonial sino porque en ella se vuelve evidente qu es lo
que se cancela, y ello es la posibilidad de ser otros para los sujetos de esta historia. La
alienacin provee a Fanon la posibilidad de historizar en funcin de una ausencia y que
8Coincido con Lewis Gordon en la concepcin de la fenomenologa. Gordon seala que la fenomenologa
tiene una gran similitud como proyecto crtico con el pensamiento poscolonial en tanto ambas esferas dereflexin suspenden los compromisos ontolgicos para poder pactar con las caractersticas significativas
del mundo (Gordon, 2004).
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se perciba el rgimen colonial como la oclusin de potenciales historias de liberacin,
las que, empiezan a dejar de ser impensables para volverse objeto de la imaginacin y
del deseo poltico y cultural.
Entonces, a la par que con la alienacin Fanon provee un punto de partida posible para
crear una historicidad con un contenido existencial, habilita la comprensin histrica de
la dominacin como una prctica que reconfigura, en trminos de subalternidad, las
relaciones en juego en las historias coloniales, haciendo de ellas historias subalternas. El
uso del lenguaje de la subalternidad puede dar lugar a equvocos. En cierto sentido, la
subalternidad es para algunos una nocin neocolonial, en tanto desplaza las
consideraciones nacionales y locales de los procesos culturales del presente y tiende, en
consecuencia a asimilarse a los discursos de la globalizacin.
Por el contrario, la idea de subalternidad que manejo aqu tiene una fuerte connotacin
geopoltica pero de un orden diferente. Esto es, est anclada a prcticas situadas social,
cultural y espacialmente9. Tal connotacin no implica la reduccin del espectro posible
de oposiciones al de colonizador y colonizado, la cual a pesar del lugar privilegiado que
tuvo en la escritura de Fanon, nunca se constituy en ella como una clausura de la
experiencia histrica sino como la marca que define historias emergentes o el
traslapamiento de prcticas10
.
La subalternidad desde mi perspectiva tiene la particularidad de ofrecerse como una
categora apta para dar cuenta de las posiciones heterogneas que se producen en los
procesos de contestacin de la autoridad colonial y para dar cuenta de los espacios
habitables, en trminos polticos, que se crean en el mismo movimiento, sin perder de
vista el carcter de clase que informa a todo el proceso. Creo que ese fue el impulso con
el que el grupo de los estudios subalternos de la India se puso en marcha. El uso de la
categora subalternidad para reflexionar sobre la imaginacin histrica y poltica de
Fanon, entonces, es clave porque en su escritura la historicidad se constituye en tanto
9Saurabh Dube seala su preferencia por considerar a los sujetos subalternos como una perspectiva
crtica y una orientacin terica. Esta perspectiva sirve para contrastarla con los discursos crticos del
problema de la subalternidad en tanto Dube desestima exaltar los textos de la subalternidad, como si por
s mismos pudieran producir intervenciones ticas o conocimientos crticos de los desposedos
(condenados). Para l, un etnohistoriador, todo depende de las preguntas planteadas, los conceptos que seinvocan, las narraciones en escena y las categoras que se evocan. (Dube, 2001, p. 25).10Mi tesis ms general sobre Fanon afirma el hecho que tras la apertura del mundo colonial que se
produce en sus dos libros ms importantes no hay posibilidades de retorno a ningn esquema centralizado
de oposicin sino a uno de divergencia. En este sentido se parece a lo que Dube pone en juego con lo delas tradiciones y modernidades. No se trata de repetir el esquema de una cosa oposicional en trminos
binarios sino ver los entrelazamientos y traslapamientos. (Dube, 2001, p. 22, 23, 24).
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posibilidad de que la condicin subalterna pueda ser derrotada a la par que describe el
lugar tenso de las prcticas coloniales en lo que algo nuevo empieza a ocurrir. Dicho de
otro modo, el imaginar a la historicidad fanoniana como historicidad subalterna permite
describir el proceso histrico de su afirmacin y las condiciones polticas y culturales
desde las cuales emerge como diferencia. Cuando Fanon piensa la conciencia/cultura
nacional como el espacio por excelencia de la historicidad frente a la disolucin poltica
que puede estar implicada en las posiciones de la negritud, o en la afirmacin de la
dimensin racial de las luchas, est brindando la posibilidad de entender que es en la
creacin de tiempos diferenciales para las prcticas polticas y culturales donde la
liberacin, ahora s como una poltica y una tica de la existencia, puede empezar su
ocurrencia. En otras palabras, es en las discontinuidades donde otra historia inicia.
As entonces, la alienacin en Fanon provee el punto de partida de una historicidad,
hace posible una descripcin de las historias coloniales en trminos de subalternidad y,
en gran medida, es la referencia ineludible para hablar de la heterogeneidad en la que se
debe constituir el proceso social y cultural poscolonial, en oposicin al rgimen de
representaciones binario que Fanon vea en el colonialismo.
La alienacin como concepto es un signo que distribuye el tiempo histrico de una
manera radical. Pero su funcin principal excede tal distribucin. Quiero decir que su
funcin no es la de establecer un punto de referencia solamente para marcar las
diferencias entre las prcticas polticas y culturales coloniales y poscoloniales, en
trminos de una particin del tiempo en un antes y despus del colonialismo, sino
mostrar hasta que punto las historias de la resistencia se informan crticamente de la
matriz que las explica en un dispositivo de saber que las precede y le es, en ms de un
sentido, exterior.
Fanon y muchos otros enfrentaron no slo el colonialismo con el objeto de
transformarlo en trminos de una lucha acotada desde el punto de vista simblico. Por el
contrario, estaban muy conscientes del carcter central de los procesos simblicos en
juego11
. En dicho enfrentamiento, se encontraron con frecuencia en el interior de un
lenguaje que resultaba familiar por efectos de la homogeneizacin propia del discurso
colonial sobre la heterogeneidad de las prcticas. Lo peculiar del caso es que an con un
vocabulario reacio a representar la heterogeneidad, en tanto las palabras para designar lo
11 Para una reflexin sobre esos contextos simblicos contemporneos de Fanon ver: The Surreptitious
Speech. Prsence Africaine and Politics of Otherness. 1947-1987(Mudimbe, 1992).
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que en trminos del anlisis poltico se haca evidente, era un vocabulario que haba
sido concebido en trminos de liberacin con un marca geopoltica diferenciada, al
producirse una apertura en la historicidad que haca imposible retornar a imgenes
secuenciales y binarias tales como tradicin- modernidad, colonizador-colonizado,
blanco-negro, etc. El proyecto crtico que inauguran Piel negra, mscaras blancas yLos
condenados de la tierra es tambin el proyecto de otro conocimiento, otros
fundamentos para el mismo, de manera tal que no se encuentre constreido por las
marcas geopolticas que lo organizan tanto histrico como espacialmente. Fanon es un
antecedente muy concreto de las reflexiones sobre la provincializacin de Europa, de las
categoras hiperreales de Chakrabarty (1999) y de la geopoltica del conocimiento de
Mignolo (2001), entre otros. Es un antecedente porque cada una de esas perspectivas
tiene un debate con el problema de la historicidad, con el tipo de subjetividad que
inaugura y con el tipo de prctica a la que puede estar asociada. Pero es un antecedente
tambin en el sentido que cada una de estas perspectivas, ms all de la orientacin
subsiguiente en trminos de objetivos polticos que cada una persigue, transita por el
camino de la heterogeneidad de las prcticas histricas. La tarea que Fanon asume
frente al rgimen colonial es, adems de derrotarlo por todos lo medios posibles,
mostrar que una de las principales consecuencias de su existencia es haber reducido el
espectro de la existencia a unas pocas variables. La liberacin entonces, como
sagazmente lo vio Edward Said, no es correlativa de la independencia poltica y
econmica (Said, 1993, p. 277).
De ah entonces que la figura de la alienacin es una clave de la escritura de Fanon. Y
entonces la historicidad es posible en el contexto de la alienacin en tanto ella recorta
una figura para el sujeto. Se podra pensar que es un punto de partida pero es mucho
ms que eso: acta como el cemento que asegura la conexin entre cada uno de los
momentos por los que atraviesa la constitucin del sujeto con potencial liberador. Como
dije antes, la alienacin ocurre en las visiones culturales y polticas de Fanon como la
negacin de una potencia, de una posibilidad en ciernes que se dispone en el cuerpo des-
subjetivado del subalterno cuando la misma alienacin es invocada. La astucia de Fanon
es ver, por un lado, el impulso que des-incorpora los cuerpos de la historia en el
colonialismo, lo cual podra ser visto con todo derecho como un antecedente de un bio
poder, producido en trminos de su vocabulario como la separacin radical que el
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rgimen colonial impone entre la ciudad del colono y la del colonizado (y la
animalizacin)12
y, por otro, el deseo o la lucha por el reconocimiento que en trminos
hegelianos implica la imposibilidad de ya no ser para el colonizado en el horizonte
poltico y cultural del colonizador. El salto entre el diagnstico de Piel negra, mscaras
blancas sobre la imposibilidad ontolgica que toma por completo al negro, y el
colonizado que lucha por el reconocimiento y luego por la liberacin en Los
condenados de la tierra es consecuente con esta idea porque es la alienacin la que
provee el nexo. En Piel negra se asiste a la descripcin de un cuerpo que ha sido
despojado de sus referencias, a tal punto que ellas ya no hacen sino exteriorizarlo.
Desde las experiencias en la calle, a las historias de los desajustes en la estructura del
sujeto en los relatos sobre Jean Veneusse y Mimi, el personaje de Mayotte Capecia, o la
jerarqua entre la cultura letrada y el francs frente a la media lengua colonial, o el
brillante captulo sobre la experiencia vivida del negro que no es sino un recuento
irnico de las desavenencias entre la moral de la historicidad hegeliana mediada por
Sartre y la experiencia como marca inicitica de la negritud, se asiste a una exterioridad
que no hace sino acrecentarse. Pero es precisamente en ella que se hace evidente la
marca de una potencia y heterogeneidad. El colonialismo para Fanon es
fundamentalmente una mquina de disecacin. El pasaje al momento de la resistencia
en Los condenados de la tierra, pero tambin evidente en los escritos intermedios de
Fanon13
, es posible porque ahora se trata de devolver al mundo la heterogeneidad.
Ese pasaje ocurre en el interior de y contra la alienacin. Comienza en la sociedad
colonial como registro de la inmovilidad que la constituye y sigue en el movimiento que
pone en juego el deseo poltico y cultural del colonizado que adquiere forma primero en
los bordes de las neurosis que el propio colonialismo produce y luego en el
descubrimiento de un lugar de enunciacin que nunca deja de estar atravesado por las
tramas coloniales. De la inmovilidad se pasa a desear el lugar del colono en el momento
en que la palabra civilizatoria es un eco de s misma. Ella es en el rgimen colonial una
12Para un tratamiento algo detallado de la animalizacin como imagen posible de un bio poder en los
regmenes coloniales ver : Apuntes sobre historia y cuerpos coloniales. Algunas razones para seguir
leyendo a Fanon, World & Knowledge, Otherwise- A Web Dossier, Post-continental Philosophy, (De
Oto, 2006)13
Uno podra incluir en esta saga a Dying colonialism, en ingls, /Lan Cinq de la Rvolution Algrienne
en francs en el original/Sociologa de una revolucin, en espaol, para ver cmo se articula en lasmujeres este pasaje. Ver (utilizo la versin en ingls aqu) el captulo Algeria Unveiled, (Fanon, 1965,
35-67).
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forma vaca, o mejor dicho, un espacio vaciado14
. Ese vaco slo ofrece la posibilidad
de estar en el mundo perofuera de la historicidad porque ella no representa posibilidad
alguna, solucin alguna. No hay cuerpos disponibles all ni para ser objetos ni sujetos de
una accin. Por esa razn tampoco hay historia y discurso en los trminos de un sujeto
que se articule polticamente sino slo el espacio para un deseo que se expresa como el
deseo de ocupar un lugar escamoteado. No el lugar de la civilizacin, sino el lugar del
colono. Son dos cosas muy distintas en el relato fanoniano. El lugar de lo civilizatorio
en Fanon est anulado en tanto no representa sino opresin. Sin embargo, el lugar del
colono es el lugar de la supervivencia con un poder, que se vislumbra eficaz, en tanto es
deseado porque representa una posibilidad de supervivencia y de accin, no importa el
carcter de la misma. Hay un sutil deslizamiento en esto. El lugar de lo civilizatorio
cede ante el lugar que el deseo colonial construye, an a costa de parecerse en el
lenguaje que pregunta qu quiere el colonizado y que responde: el lugar del colono.
El lugar del colono es el acontecimiento que introduce una discontinuidad definitiva en
el relato civilizatorio. Porque el lugar del colono es, antes que cualquier otra cosa, la
forma concentrada en que se representa el poder en la sociedad colonial. Toda otra
distincin es lbil o subordinada a sta. La imagen del colonizado deseante del lugar del
colono es la imagen del sueo de poder que se gesta en los principios de la resistencia,
cuando ella no tiene forma alguna. Fanon en ese momento ha formado un sujeto
histrico verosmil pero no necesariamente existente en tanto no parece haber en casi
ningn caso concreto un pasaje entre ese deseo y la constitucin de una resistencia
polticamente consciente. Sin embargo, tal descripcin tiene por objeto mostrar la
articulacin del poder en el rgimen colonial y, ante todo, hasta qu punto se recortan o
estrechan las posibilidades de representarlo o hasta qu punto se recortan las figuras
disponibles para ser agentes de la historia en el colonialismo. En un sentido ms que
claro estas pginas de Fanon, pero con certeza dira todo el primer captulo de Los
condenados de la tierra, estn destinados a enfrentar el confinamiento. Como deca
antes, el pasaje ocurre contra y dentro de la alienacin en tanto las imgenes del poder
disponibles no hacen sino mostrar una dialctica compleja entre todos los signos
disponibles para la auto-identificacin porque son pocos los lugares disponibles debido
a que el lenguaje y la experiencia son reducidas. De all sigue una sistemtica
14
Esto se puede ver en el prlogo de Los condenados de la tierra y en la coleccin de notas y artculos,de Sartre, (muchas publicadas en Les Temps Modernes): Colonialismo y neocolonialismo. Situations V.
(Sartre, 1965).
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ampliacin de las imgenes disponibles para la identificacin cultural y poltica que
desemboca hacia el final del libro en la sociedad posterior a la independencia que lucha
por la liberacin y la descolonizacin. El recorrido es conocido y no tengo el espacio
para citarlo aqu pero recordemos solamente que al despliegue de esa primera reaccin
contra el colonialismo le sigue un aprendizaje de las prcticas del pueblo por parte de
los intelectuales, una constitucin crtica de los mismos, unas advertencias muy serias
acerca de la diferencia entre liberacin e independencia y una prctica
liberadora/descolonizadora que se proyecta sobre el futuro poscolonial donde poco a
poco queda en evidencia que las viejas dicotomas que haban organizado el mundo
colonial han dado lugar a una heterogeneidad sin precedentes, que permite a Fanon
convocar a la tarea de reconfigurar las redes mentales.
En todo este proceso algunas cosas quedan claras. Por ejemplo, que para contar con un
relato verosmil de las situaciones sociales que implica la lucha anticolonial se debe
contar con una idea de liberacin vinculada a la referencia que la hace posible, el
rgimen colonial en s mismo. En esa direccin se constituye sobre una ausencia radical
en tanto el rgimen colonial no es sino su negacin, si se permite esta suerte de
dialctica inversa. Sin embargo, del mismo modo en que Fanon describe su ausencia,
precisamente en los procesos de los regmenes coloniales y en las identificaciones
ofrecidas a los individuos por las imgenes del colonialismo, la misma nocin de
liberacin se obtiene siempre por substraccin, por diferencia con respecto a esas
imgenes y regmenes. As, al describirla afirmativamente no tiene una identidad
absoluta, no es una constitucin visible sino en las tramas de lo que podra pensarse una
reconfiguracin. Por eso es necesario entender que la historia en Fanon no es solamente
el registro de procesos fcticamente demostrables sino el espacio de creacin de una
poltica. Como tal, entonces, historia e historicidad emergen de sus textos como
resultado de las operaciones que en ellos ocurren en relacin con un objeto poltico (la
liberacin) que por momentos le es exterior y por momentos es interior, como resultado
de la reconfiguraciones que se producen en su escritura con los elementos de un
lenguaje fuertemente cargado por la atmsfera de las guerras de independencia, en
particular la argelina.
IV.
A riesgo de leer en exceso lo que ocurre en Fanon, la idea de la reconfiguracin pone en
juego el problema del poder en tanto combustible de una sociedad para que su
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reproduccin est asegurada. El poder en Fanon no es un asunto exterior, ajeno,
referencial, es siempre, por decirlo de un modo que puede sonar anticipatorio, (de Fanon
con respecto a Foucault) productivo. Se disemina en cada imagen disponible, en cada
procedimiento destinado a la invencin de almas coloniales y metropolitanas en las
colonias. El rgimen de signos que la sociedad colonial pone en marcha determina los
tiempos y los temas de lo que luego se llamar liberacin. Cuando Fanon en Piel negra,
mscaras blancas percibe la clave epidrmico racial del colonialismo no lo hace slo
para demostrar el carcter racializado de las relaciones coloniales sino para mostrar los
modos en que el poder de subjetivar del colonialismo ocurre en una superficie que ya ha
sido nombrada, nominada en todo su espesor. Como dije antes, la epidermis tiene una
densidad en s misma que no requiere de ulteriores explicaciones acerca de lo oculto o
de lo reprimido, de manera correcta se podra afirmar que la descripcin de Fanon del
proceso de racializacin hace de la piel del colonizado el suelo de la historicidad
colonial: es pura positividad.
La perspectiva inaugurada, por un lado describe la tragedia del colonialismo en tanto
proceso histrico ciertamente ineludible para sus vctimas, en tanto produce una
interpelacin de los sujetos en su interioridad, y por otro, sita a la heterogeneidad de
las prcticas en el centro de la escena, lo cual implica, ex post facto, una posible
revisin de las historias coloniales en trminos de subalternidad-resistencia-
heterogeneidad.
As, los fundamentos de la liberacin en Fanon tienen un extremo carcter contingente
porque la experiencia histrica est abierta en la lectura de Fanon a una heterogeneidad
radical, la cual deviene, hacia el final de Los condenados de la tierra en particular, en
una apelacin poltica y moral. Reconfigurar las redes mentales es ciertamente encontrar
nuevos modos de enunciacin y nuevas prcticas culturales, pero es ante todo, abrir al
sujeto a la experiencia de la heterogeneidad.
Desde este punto, la liberacin es parte de una memoria que se organiza de manera
doble al ser registro de la resistencia, de los eventos vinculados a la misma, y registro de
una forma de ser de la historicidad, la cual, como dije en varias ocasiones, es pensada
como emergencia de lo heterogneo. En un sentido muy claro el tipo de memoria
histrica que a mi juicio los textos de Fanon proveen es aquella que recupera los
eventos y el proceso, podramos tambin decir la epistemologa que la organiza, la cual,
como novedad frente a las prcticas del colonialismo propone la ampliacin de la
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cultura nacional en tanto espacio poltico y social donde se puede conseguir, de manera
consistente y divergente, la supervivencia.
El hiato que se extiende entre la historicidad confinatoria del colonialismo y la
heterognea de la liberacin muestra que ese es el espacio que en el que se interrumpe
una epistemologa y se abre la posibilidad de otra. Se interrumpe el modo en que se
reproduce el conocimiento colonial en lo relativo a la configuracin de cuerpos
sometidos a su dominio. El cuerpo colonial en este hiato est disponible. As como la
epidermis revela la densidad de una historia aludiendo al carcter delgado de la
superficie que sugiere su imagen, el hiato entre las dos historicidades muestra que esa
historia puede ser ahora el espacio de una poltica de liberacin Por qu ocurre esto?
Porque la racializacin ya es en esta instancia la huella vaciada del mundo colonial que
moldea la experiencia del sujeto, es decir, ya ha operado el proceso crtico que quita
cuerpos al colonialismo. Es la huella pero no su cuerpo. La liberacin es una posibilidad
en ciernes, pero su figura se recorta con una claridad que excede las operaciones de la
retrica. De otro modo, ella no existe como posibilidad porque se afirme el deseo de
conseguirla sino porque se ha desplazado el lugar donde el cuerpo colonial encuentra su
significacin. Entonces, adquiere otra relevancia la discusin sobre el problema de la
violencia en Fanon, particularmente vinculada a la lucha anticolonial. Es una violencia
que en ms de una forma le arrebata cuerpos al relato colonial. La huella colonial vuelve
posible una historia de presencias histricas afirmadas desde el punto de vista de las
polticas de liberacin an cuando no est disponible ninguna configuracin para ese
cuerpo porque ella es la evidencia de una crtica, de una positividad en ciernes.
V.
En tal contexto la liberacin debera ser vista como un lugar, en trminos polticos,
donde comienzan a constituirse presencias histricas de otro orden e intensidad. A partir
de esta caracterizacin el proceso de la descolonizacin implica un esfuerzo de
reconfiguracin poltica y epistemolgica que tiene como consecuencia la impugnacin
de las legitimidades que produce la asimetra colonial, aquella que se despliega en
trminos de lo que Quijano llama la colonialidad del poder (2001, p. 117-132].
Por lo tanto, la liberacin es histrica, es decir ocurre en las tramas de la temporalidad
en tanto se abre a la experiencia. En tal apertura se encuentra precisamente el pasaje de
la dimensin potencial a la factual. Tal vez por esa razn en la narrativa fanoniana la
liberacin no tiene un nombre preciso porque probablemente no sea sino el modo
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abierto de una experiencia que est desplegando su historicidad en el pasaje a
convertirse en algo determinable en trminos fcticos.
La forma de concebir el problema por parte de Fanon es de carcter local, ms all de
las connotaciones universales de la idea de fundar un nuevo humanismo, y se afirma en
ese punto para producir la singularidad de la existencia histrica. Desde mi perspectiva
se revela aqu uno de los aspectos ms importantes de su escritura, a saber, que a la
crtica devastadora de las categoras universales que representan a la sociedad colonial y
al colonialismo como procesos histricos, le sobreviene una poltica de liberacin que
asegura el espacio para una historicidad radical que se enfrenta fenomenolgicamente a
sus opciones. La liberacin se entendera menos como un proyecto unificado y
homogneo y mucho ms como la multiplicacin de las prcticas que afirman la
heterogeneidad. No se tratara entonces de una afirmacin fragmentaria frente a una
totalidad que subordina, o la renuncia a un pensamiento de sutura15
sino la atencin
crtica a los momentos en que las continuidades pueden dejar de serlo.
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para seguir leyendo a Fanon. World & Knowledge, Otherwise- A Web Dossier, Post-
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----------------------------. Frantz Fanon. Poltica y potica del sujeto poscolonial.
Mxico:El Colegio de Mxico, 2003.
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Es simplemente una imagen para evocar a los muchos esfuerzos por conectar las experiencias crticastanto terica como socialmente hablando ms all de las diferencias culturales e histricas que puedan
estar en juego.
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