Ugolini - La Policía No Es Una Fábrica - Tesis de Grado
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Este documento est disponible para su consulta y descarga en Memoria Acadmica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunin, el registro, la difusin y la preservacin de la produccin cientfico-acadmica dita e indita de los miembros de su comunidad acadmica. Para ms informacin, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar
Esta iniciativa est a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestin y coordinacin para la concre-cin de los objetivos planteados. Para ms informacin, visite el sitiowww.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar
LicenciamientoEsta obra est bajo una licencia Atribucin-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons.
Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/.
Para ver la licencia completa en cdigo legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode.
O enve una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.
Director: Frdric, Sabina
Ugolini Julien, Agustina
Tesis presentada para la obtencin del grado de Licenciada en Sociologa
Cita sugerida Ugolini Julien, A. (2009) 'La polica no es una fbrica': Usos y representaciones del tiempo en la configuracin del oficio policial [en lnea]. Trabajo final de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.522/te.522.pdf
'La polica no es una fbrica': Usos y representaciones del tiempo en la configuracin del oficio policial
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIN
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGA
LICENCIATURA EN SOCIOLOGA
TRABAJO FINAL
La polica no es una fbrica. Usos y representaciones del tiempo
en la configuracin del oficio policial.
Alumna: Agustina, UGOLINI JULIEN Legajo: 64619/5 Correo electrnico: [email protected]
Director: Dra. Sabina FRDRIC Fecha: abril de 2009
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Resumen
Las referencias que hacen los policas de seguridad de la Provincia de Buenos
Aires, al tiempo y sus usos en relacin con sus tareas laborales cotidianas, nos permiten
observar cmo se estructura la actividad policial. La disposicin del tiempo comporta
tensiones que revelan las relaciones de poder que surcan este espacio social, la
imposicin de jerarquas, y la articulacin de recursos como mecanismo de negociacin,
as como tambin las avenencias y la aceptacin que legitima dicha comprensin del
tiempo. La temporalidad entonces, como dimensin estructurante del oficio policial,
aparece en mltiples alusiones: la administracin del tiempo para el ocio y/o el
desarrollo de otros intereses y para el trabajo, las comparaciones con otros trabajos y sus
temporalidades, los vnculos con familiares y amigos, la valoracin del mundo social
desde su nocin de servicio, las expectativas hacia el futuro, entre otras.
En estas pginas describiremos prcticas cotidianas de la tarea policial, desde un
abordaje etnogrfico sobre algunas de las mltiples dimensiones que surcan este campo,
evitando conceptualizarlo como un espacio culturalmente cerrado y homogneo.
Asimismo, mediante este ejercicio descriptivo, intentamos exponer elementos para
abordar las singularidades y/o familiaridades del trabajo policial, en dilogo con otras
actividades laborales.
Trminos Clave
polica oficio temporalidad - estructuracin - etnografa
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Indice
Agradecimientos ................................................................................................................4
Prlogo ...............................................................................................................................5
Introduccin......................................................................................................................7
Definiendo las competencias policiales .........................................................................8
Por qu estudiar la polica y cmo lo haremos...............................................................10
Captulo 1................................................................................................................................
1.1. Estado del Arte ............................................................................................................14
1.1.1. Breve recorrido histrico-conceptual de estudios sobre la polica ...................14
1.1.2. Anglosajones y franco-parlantes, la polica en miradas internacionales ..........19
1.2. Aproximaciones terico metodolgicas ...................................................................22
1.2.1. El tiempo segn los clsicos...............................................................................23
1.2.2. El eje temporal como dimensin estructurante ..................................................26
1.2.3. La temporalidad: su produccin y reproduccin social ....................................27
Captulo 2...............................................................................................................................
La trama de lo legal y lo normal en el espacio policial ....................................................32
2.1. Las rutinas laborales, entre la ley y la prctica............................................................35
2.1.1. La problemtica salarial y el rgimen horario laboral .....................................35
2.1.2. La temporalidad del oficio policial y sus consecuencias ...................................46
2.2. Funciones formales bsicas y el trabajo policial .........................................................50
Captulo 3................................................................................................................................
La temporalidad en el oficio policial.....................................................................................
3.1. Estructuracin de una experiencia de comprensin del tiempo ..................................59
3.1.1. La estructuracin de la organizacin del tiempo...............................................60
3.1.2. El espacio social y el trabajo policial: la instauracin del Otro y el Nosotros .62
3.1.2.1. La jornada laboral y los vnculos sociales y familiares ............................65
3.1.2.2. La estrecha relacin con la marginalidad y el delito ................................66
3.1.2.3. Las prcticas pasadas como textos meta interpretativos ..........................69
3.2. La nocin de servicio y la imposicin de regmenes informales.................................73
3.2.1. El cuerpo ............................................................................................................74
3.2.2. Un oficio de tiempo completo enmarcado en la contingencia ...........................81
3.3. Interpretaciones sobre la temporalidad: ser polica o trabajar del ello? ....................84
3.4. Tiempos tensionados ...................................................................................................92
3.4.1. Los lmites y posibilidades en el uso del tiempo ................................................92
3.4.2. Fuerzas y luchas en la constitucin del oficio policial ......................................94
3.4.3. Interaccin y relaciones de poder ......................................................................97
Palabras Finales ...............................................................................................................106
Bibliografa ........................................................................................................................109
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Agradezco y dedico lo bueno
que pueda haber en este trabajo,
a mi hermano, por sus pasiones y sus misterios,
y a Sabina, quien confi en m ms que yo misma.
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Prlogo
Cuando en diciembre de 2007, asuma el cargo de Ministro de Seguridad de la
Provincia de Buenos Aires, el Dr. Carlos Stornelli, se poda vislumbrar el derrumbe de
los endebles cimientos de algo nuevo que vena naciendo. En vano parecan haber sido
las reformas modernizantes sobre las que haba avanzado la gestin ministerial anterior,
centradas en la modernizacin de la seguridad preventiva por medio de la
racionalizacin de la estructura de personal, el desarrollo de labores de inteligencia
criminal, la aplicacin de nuevas modalidades de polica comunitaria, la
descentralizacin territorial, el nfasis en la formacin superior y capacitacin del
personal policial, y un avance hacia la conduccin poltico institucional de la Polica,
junto a un grupo de tcnicos especialistas en la materia.
Sin embargo, un plan diseado para el largo y mediano plazos, sucumbi ante la
nueva coyuntura poltica, y el flamante Ministro expresaba ante los medios de
comunicacin que: Hay que poner la polica en la calle, el control de la seguridad es
nuestra responsabilidad". El Dr. Stornelli entenda que deba recuperarse un poder
sobre la polica concentrado, verticalista, que separase la conduccin poltica de la
fuerza, y que funcionara como un eventual chivo expiatorio. La polica deba ser la
encargada de conjurar y prevenir los delitos, bajo la reinstaurada figura del Jefe de
Polica. Junto a la variacin de los vientos polticos llegaban nuevos aires a las polticas
pblicas en materia de seguridad.
La gestin del Gobernador Daniel Scioli, reformulara las polticas pblicas en la
materia, invocando la importancia de la capacitacin de los efectivos, pero lanzando la
frase ms resonante por aquellos tiempos: La polica tendr ms poder de fuego,
anunciaba Stornelli. Con esas palabras pareca llegar a su fin la tarea emprendida en
1998 y continuada en 2004 por la gestin del Dr. Len Carlos Arslanin. Rodeado de
asesores que quieren una polica para los policas, las medidas no tardaron en
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sucederse: ms chalecos antibalas, ms armas, ms patrulleros, ms agentes egresados
luego de escasos meses de formacin y con mecanismos de seleccin dudosos, que
seran la fuerza de choque en los lugares de mayor conflictividad social, entre otras.
La Polica de la Provincia de Buenos Aires cuenta con ms de cincuenta mil
agentes, es la fuerza de seguridad ms grande de la Argentina, con jurisdiccin sobre el
territorio ms complejo del pas, en lo delictual, pero tambin en sus niveles de pobreza
y marginalidad social. En ese contexto, el plan del gobierno de Scioli para luchar contra
la inseguridad, consiste en darle ms poder a la Polica.Qu sentido tiene entonces
preocuparnos sobre estos asuntos? Cada experiencia reformadora ser dinamitada por
las ambiciones de poder de su sucesora? Los cambios podrn ser efectivos si son
realizados por autoridades polticas que temen crear las condiciones institucionales
necesarias para aplicarlos?
Antes bien que el desnimo, los fracasos por reformar y/o modernizar el sistema
policial bonaerense han reafirmado nuestras preguntas, y la conviccin de que son
necesarios programas de accin firmemente respaldados por gestores consistentes con
dichos programas. Consultores, tcnicos y asesores polticos han definido en las ltimas
dcadas el rumbo de los intentos reformistas, siguiendo los ritmos y demandas
polticos antes que las voces de los propios actores. Un estudio exhaustivo de la
cuestin se hace necesario para superar el fracaso reiterado de los programas de reforma
aplicados, y es en ese marco donde surgen las ideas que en este trabajo se expondrn.
He intentado abordar aqu estos problemas desde las representaciones de los
actores, los efectivos policiales, en lugar de ahondar en las reformas normativas,
estructurales u orgnico funcionales si bien hemos debido tenerlas en cuenta-, para
realizar un pequeo aporte hacia el conocimiento ms acabado de este campo, que nos
permita disear mejores herramientas para su anlisis y tratamiento. Este trabajo
presenta una descripcin sucinta de dicho campo, a travs de la presentacin y el
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anlisis de elementos que hemos podido relevar en el trabajo de campo realizado, y que
los invito a leer a continuacin.
Introduccin
En la actualidad, la polica se encuentra, en nuestro pas y la regin, en el eje de
una disputa sobre su rol en la lucha contra la criminalidad y la violencia, debate
mantenido tanto en el mbito de la exgesis erudita como en el de la discusin de
tcnicos, administradores y polticos. En este debate intervienen intereses vinculados a
relaciones de poder poltico y econmico, y que se ponen en juego al momento de
interpretar la institucin y sus hombres y mujeres. En esa lnea, surgen estudios y
diagnsticos sobre lo que debe ser la polica y los policas, trabajos que denotan la
ausencia de observacin y explicacin de las prcticas concretas realizadas por los
sujetos.
En un escenario social crecientemente conflictivo, tanto la crisis del sistema
policial, fruto del abuso de poder, la aplicacin de la violencia ilegal y los recurrentes
hechos de corrupcin, as como el fracaso de diferentes intentos de modernizar las
estructuras policiales, fueron definidos por el condicionamiento de cierta cultura
policial diferenciada.. Por el contrario, entendemos que las variadas formas de abusos
de poder y el fracaso reformista, no tuvo que ver slo con una resistencia corporativa,
sino con el aval de los propios poderes pblicos de los hechos de corrupcin, y con una
impericia poltica para un abordaje integral en materia de seguridad.
En ese sentido, con el objetivo final de avanzar hacia un mejor conocimiento de
este campo, nuestro trabajo indaga las representaciones sobre las que se configura el
oficio policial, refutando una interpretacin esencialista de la institucin policial y los
miembros que la componen, fundada en la idea de una cultura diferenciada y
homognea. Por el contrario observamos las mltiples tensiones que atraviesan este
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campo, relevando una dimensin de dicho espacio, en las prcticas y discursos de los
individuos, el problema del uso del tiempo, como una de las dimensiones que
estructuran este oficio.
Definiendo las competencias policiales
La expansin del conflicto y el delito violento en las ltimas dcadas, estuvo
relacionada a un conjunto de condiciones estructurales que coadyuvaron a la situacin
crtica de la seguridad pblica en Argentina. En un escenario donde los desequilibrios
regionales se acentan y todos somos un poco ms pobres, la violencia se extendi y
complejiz, dejando al descubierto la desintegracin social y cultural. Al mismo tiempo,
las instituciones gubernamentales se mostraron deficientes, con funcionarios corruptos,
entre ellos los de las agencias de seguridad y control social (polica, institutos de
menores, juzgados, crceles, programas de libertad asistida, patronato de liberados, etc.)
Dichas condiciones estructurales, no pueden abordarse nicamente desde el
sistema institucional, ni especialmente desde la polica, por el contrario, un sistema de
seguridad pblica, debe involucrar distintos niveles de gobierno poltico. En nuestro
pas y la regin, la institucin policial es vista como la instancia de resolucin de los
conflictos y problemticas de seguridad, pero, la polica, como un elemento ms del
sistema de seguridad pblica, carece de una gravitacin decisiva sobre los complejos
procesos sociales que conllevan dichos conflictos. Esas concepciones muestran la idea
de una nica seguridad amenazada, aquella vinculada al delito y en particular al delito
urbano, haciendo cargo de su conjuracin entonces, nicamente al sistema penal
(polica y justicia), sin avanzar sobre la prdida de otras seguridades (Daroqui, 2003)
En consecuencia, los efectos de las grandes transformaciones sociales, se
remediaran reformando y modernizando las instituciones de seguridad pblica. As, la
ausencia de una poltica democrtica al respecto, abon la emergencia de discursos del
tipo populistas punitivos, que promueven salidas fciles a problemas complejos: el
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fortalecimiento y la expansin del sistema penal y el poder policial, el aumento de la
poblacin encarcelada, la proliferacin de movimientos de justicia ciudadana por mano
propia, que erosionan el estado de derecho, y provocan una mayor escalada de
violencia, entre otras1. El Estado y especficamente la institucin policial son, para los
sectores dominantes y para la clase media militante de la seguridad (Daroqui, 2004), las
nicas instancias productoras de seguridad pblica, y por tanto depositarias de reclamos
y demandas; mientras que, entre los sectores populares, vctimas de las intervenciones
represivas y conniventes con el delito de la polica, tambin existe la misma
desconfianza.
De esta suerte, se perfilan segn Marcelo San (2008), dos interpretaciones
diferentes sobre las instituciones policiales y su competencia en la resolucin de
conflictos: la policialista, y la crtica. La primera hace de la institucin policial, sus
reformas, su modernizacin, etc., el puntal de las polticas de seguridad pblica. Para
ello, la reforma conllevara el aumento de prerrogativas, hacia la construccin de una
polica autoritaria, autnoma y con amplia discrecionalidad. Por otra parte, segn la
posicin crtica, la conflictividad delictiva tiene un origen complejo, vinculado al
empobrecimiento generalizado, la marginalidad y la desintegracin social. Se sigue
entonces, que la polica no sera la nica agencia estatal encargada de la prevencin y
conjuracin del delito. Ambos enfoques recortan niveles distintos de la problemtica. El
enfoque policialista endurece policas y penas frente al aumento del delito, mientras que
la perspectiva crtica, vincula el delito y el aumento de la pobreza, y por lo tanto
criminaliza sta ltima2.
1 Como ejemplo ms reciente vemos el episodio en que el intendente del municipio de San Isidro dispuso la construccin de un muro de separacin hacia el lindante partido de San Fernando, que justific a partir de las demandas de seguridad de los vecinos del lugar. Este tipo de medidas no resuelven la segregacin y marginacin que sufre gran parte de la poblacin, sino que reproduce la violencia social y otras formas de conflictividad, sin trabajar con una accin social clara, al tiempo que se implemente una poltica de seguridad proactiva. (Ver Disputa por un muro entre San Isidro y San Fernando, La Nacin, 08/04/09. 2 Es el caso tambin de los discursos que colocan a las polticas sociales, por ejemplo las educativas, como resolucin del problema del delito. Por el contrario, en la actualidad se ha demostrado que no existe una conexin que una en una relacin causal la desercin escolar y el delito. Gabriel Kessler (2004),
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La problemtica delictiva es determinada histricamente por mltiples factores
sociales, econmicos, culturales e institucionales. Comprender ese estado de cosas,
requiere rastrear los procesos que llevaron a l, y entonces definir una idea ms acabada
del nivel de gravitacin sobre la resolucin de los conflictos que la polica y sus
miembros puedan tener.
Por qu estudiar la polica y cmo lo haremos
Desde nuestra perspectiva, entendemos que es necesario contar con un
diagnstico de las problemticas situacionales del delito, as como del sistema
institucional de seguridad pblica en cuanto a sus normas, organizacin, funcionamiento
y los actores y sus prcticas. En ese sentido este trabajo intenta aportar desde el
compromiso acadmico con la realidad social, herramientas para avanzar en la
apropiacin poltica de estas problemticas, indagando uno de los componentes del
sistema institucional de seguridad pblica: el sistema policial. No obstante, en tanto
sostenemos que las estructuras no existen por fuera de la accin de los individuos, sino
que se encarnan en las prcticas de stos, ser la estructuracin lo que estudiaremos,
como reproduccin de prcticas, y que manifiesta el proceso dinmico por el cual las
estructuras existen (Giddens, 1987) Desde una perspectiva etnogrfica, rastrearemos en
los modos de narrar y pensar, el tiempo, el espacio, el oficio, la vocacin, entre otras
categoras, intentando reconstruir concepciones, imaginarios, prcticas y sus sentidos,
que operan como espacios sociales de representaciones compartidas, que a la vez que
constrien, establecen posibilidades para la accin en el mundo.
Ahora bien, no procuramos confeccionar una coleccin de discursos aislados, en
tanto son las prcticas reproducidas aquello que funda nuestra reflexin. Ello no
implica desestimar la presencia de propiedades estructurales, pero s de esencialismos,
sostiene que el fin de ciertas certezas que antes se tenan como verdades a la hora de pensar la realidad social y escolar, y que hoy la escolarizacin no garantiza el alejamiento del mundo del delito.
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separados de su condicin de productos humanos. La institucin policial suele
concebirse como una masa homognea, una esencia policial unvoca, cuyos miembros
comparten una cultura objetiva. Tal caracterizacin, derivada de la idea de autonoma
poltica de la polica, la desdibuja en tanto institucin social, creada y recreada en la
prctica de sus actores, incluso de modos no automticos ni homogneos.3
Decir lo anterior, no obstante, no aporta nada nuevo: la misma constitucin de la
vida social es produccin de sujetos activos. Por tanto, lo que aqu buscamos es revelar
esa reificacin, para posibilitar la comprensin, por parte de los actores, de que las
estructuras son sus propios productos; y por ende es posible reivindicar su direccin
sobre ellas.
Proponer una investigacin que pretenda conocer exhaustivamente los universos
culturales de los actores policiales sera demasiado pretencioso, sobre todo, por la
infinidad de prcticas que configuran su modo de ver, pensar y actuar en el mundo. En
ese sentido, al indagar la lgica que configura este oficio, a partir de algunas
experiencias particulares y conceptos, que dan cuenta de cmo los sujetos usan y
representan el tiempo, buscamos avanzar hacia la definicin de la labor policial como
trabajo, oficio, mtier, profesin, etc., observando si dicha comprensin del tiempo
conlleva o no la idea del polica como un trabajador. Dichos elementos dan cuenta del
modo en que los actores conciben, viven y llenan de contenido una situacin, y se
estructuran como un conocimiento mutuo con el que entienden la realidad y el mundo,
que supone prcticas conservadas y transmitidas histricamente, que van configurando
modelos expresivos o prcticos, modelos para la accin. Acceder a las categoras de ese
conocimiento es el objetivo final al indagar la lgica del actor, para lo cual buscamos 3 Si bien sostenemos que no debe verse a la polica como una institucin cerrada, con una cultura hermtica, sino que es atravesada por mltiples tensiones, con ello no pretendemos eliminar la validez de consideraciones sobre la institucin, sobre cuyo rol reconocemos la importancia explicativa. Decir que la polica implica una cultura homognea no es igual que negar las heterogeneidades, pero s resta espacio a or todas las voces que se articulan en las interacciones sociales entre los individuos que conforman dichas instituciones.
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observar e interpretar, los particulares modos de dar sentido a cada hecho social, cada
discurso, cada prctica, para lograr un estatuto terico explicativo de mayor alcance.
Este trabajo intenta aproximarse al campo de la antropologa social y cultural en
tanto toma prestados sus perspectivas y mtodos, y tiene como objeto de estudio, como
hemos dicho, la particular temporalidad que configura el oficio policial, la que
procuraremos relevar a partir de las prcticas y discursos cotidianos de los individuos
que forman parte de la Polica de la Provincia de Buenos Aires, y que desempean
tareas en el rea de Seguridad4. Nuestro intento de echar luz sobre lo temporal como eje
constitutivo, se fundamenta en trabajos clsicos de la sociologa y la antropologa
cultural, en donde las representaciones sobre el tiempo, el espacio, la religin, etc.,
operan como categoras estructurantes de las prcticas de los individuos, desde los
estudios de mile Durkheim en Les Formes lementaires de la Vie Rligieuse, a los
anlisis de la tribu primitiva africana Nuer de Evans Pritchard, que citaremos ms
adelante.
A continuacin, presento un breve esquema sobre el desarrollo de este trabajo.
El captulo 1, estrictamente terico, se organiza en dos secciones. En la primera se
presenta una breve revisin sobre el estado de la cuestin, rastreando trabajos anteriores
sobre la institucin policial y cmo sta y los miembros que la componen, han sido
estudiados. En este pasaje reconoceremos aspectos centrales de la obra anglosajona,
pionera en la materia, remarcando el aspecto eminentemente funcional de la
caracterizacin que presenta sobre la polica. Luego, tomaremos posicin junto a los
trabajos de origen francfono y su interpretacin sociocultural de la polica. En la
4 Este trabajo se funda en entrevistas y observaciones realizadas en trabajo de campo en dependencias de la Polica de la Provincia de Buenos Aires durante el ao 2008. Agradecemos la disposicin con que los entrevistados nos recibieron y en virtud de preservar la identidad de todos ellos, sus nombres y dependencias en que cumplen funciones han sido modificados, conservando la jerarqua que ostenten.
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segunda seccin se definirn: objeto de estudio, marco terico, hiptesis y metodologa,
con el objeto de sentar las bases para la construccin del argumento que guiar este
trabajo. En el captulo 2, ordenado en dos secciones, describir en primer lugar, el
marco normativo bajo el cual se encuentran comprendidos los efectivos policiales
estudiados, en lo vinculante al rgimen horario laboral. A partir de la consideracin de
dichas legislaciones formales, propongo un anlisis sobre su relacin con las normas
informales legitimadas en la prctica. En la segunda seccin, se repara sobre los
aspectos que caracterizan la funcin que desempean los sujetos que hemos abordado
en nuestra investigacin, con especial atencin al tipo de tareas y su descripcin como
situaciones de alto riesgo, el contexto laboral, las condiciones fsicas y psquicas en que
cumplen su labor, entre otros elementos. Por ltimo, arribamos al captulo 3, donde
analizamos los registros del trabajo de campo realizado. En la primera seccin,
buscamos describir la temporalidad policial, y su produccin y reproduccin en las
prcticas de los actores, a partir de registros que buscamos reunir en una unidad
descriptivo explicativa. Esa sistematizacin de lo emprico en conceptualizaciones
tericas tendr, en la siguiente seccin, un segundo momento, donde se considerar los
espacios de negociacin que se abren en el doble carcter de la estructura, y los recursos
de poder que all se articulan.
Antes bien que indagar la sociognesis de la institucin policial, su estructura y
organizacin, aqu abordamos las implicancias socioculturales que atraviesan a los
actores de este campo y a sus prcticas especficas efectivas. En la lectura de estas
ltimas pretendemos encontrar la va para reconciliar a la persona y el ciudadano que
conviven en un mismo ser con el funcionario policial, ejercicio esencial para
reconocerse a s mismos y con los dems, y para avanzar hacia el descubrimiento del
Otro como mi semejante, espritu ste que gua el trabajo que desarrollamos a
continuacin.
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Captulo 1
1.1. Estado del Arte
El campo policial, como objeto de estudio, reconoce dos limitaciones. Por una parte
lo reciente de su desarrollo, y por otro lado, una supuesta reserva a ser estudiado desde
el exterior de la propia institucin, encapsulamiento que reconoce variadas razones,
pero donde el autoritarismo y el secreto corporativista se blanden como factores
medulares, fundados en la idea de la existencia de una cultura institucional que
privilegia el silencio, la escatimacin en proveer informacin, la prohibicin a los
subordinados de hablar sobre la institucin sin solicitar previamente autorizacin, entre
otros argumentos. Sin embargo, algunos autores, desde corrientes tericas diversas,
avanzaron en el conocimiento de este objeto. Las primeras investigaciones, realizadas
en los pases desarrollados, relevaron principios formales u organizativos, y ejercieron
una gran influencia sobre los desarrollos acadmicos latinoamericanos. Veamos en qu
direccin se producan aquellos estudios pioneros.
1.1.1. Breve recorrido histrico conceptual de estudios sobre la polica.
La comprensin tradicional de este campo analtico, representada en el clebre
trabajo de Egon Bittner (1970), estuvo enmarcada por la definicin de la polica por su
autonoma, a pesar de la interdependencia innegable, en su estructura as como en su
funcionamiento, con otros mbitos de la sociedad.
Las primeras indagaciones desde las ciencias sociales sobre la institucin policial
surgieron en EEUU y Gran Bretaa, hacia 1960. La teora del etiquetaje de Howard
Becker, trajo consigo el viraje de las perspectivas sobre la desviacin y el control social,
del enfoque desde el sujeto desviado, a los mecanismos sociopolticos de definicin de
la desviacin, y las instituciones estatales que los reprodujeron. Entre dichas
instituciones se encontraba la polica, y as los primeros trabajos sociolgicos sobre la
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polica, versaron sobre la discrecionalidad policial y la vulneracin de derechos. El
enfoque anglosajn predomin durante mucho tiempo, con una mirada de la polica
como una unidad monoltica, cerrada y autnoma (Skolnick, 1965), (Skolnick/Fyfe,
1993)
El enfoque institucionalista se continu desarrollando, por impulso de las agencias
estatales como la Law Enforcement Assistance Administration de EEUU, que, hacia
1970, indaga estructuras y funcionamiento, para disear e implementar polticas
pblicas ms eficientes. Esta preocupacin anglosajona por una polica eficiente, deriv
en el desarrollo de estudios sobre su accountability desde estndares de compromiso
con la comunidad, y desde los aos 80 proliferaron nociones y experiencias de polica
comunitaria. Hacia la dcada del 90, la globalizacin de la informacin y el
conocimiento tambin invadi este mbito, y las experiencias locales o regionales de
polica comunitaria se exportaron a otros contextos socioculturales, que hicieron de
estas ideas cuestiones de management que abonaron el desarrollo de una industria del
anlisis de la polica, donde consultoras y organizaciones no gubernamentales tuvieron
un rol estelar.
Los desarrollos tericos sobre la cuestin, en Amrica Latina, son escasos y
recientes. Desde los aos 90 surgieron estudios que reactualizan la primaria sociologa
de la polica anglosajona, con el objeto de producir recomendaciones en el terreno del
deber ser policial, que deriven en la formulacin de polticas pblicas. Algunos de
esos trabajos se han referido al uso/abuso policial de la fuerza, el funcionamiento de los
mecanismos de control sobre la actividad policial, a experiencias de reforma de las
policas y de polica comunitaria, entre otras cuestiones.5
5 Al respecto vase (Waldmann, 2003) para el uso de la fuerza; (Binder/Martnez, 1998) sobre control de la actividad policial; (Dammert, 2002, 2005), (Bailey/Dammert, 2005), (Sozzo, 2000b) sobre polica comunitaria y reformas institucionales.
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En Argentina el desarrollo de estudios sobre estas problemticas, es asimismo
inicial, y las lneas temticas son afines a las planteadas en el conjunto de la regin.
Hemos de sealar el importante camino trazado por el grupo de investigacin bajo
coordinacin de Sofa Tiscornia, en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y
en la Universidad de Buenos Aires6, as como sealar los posteriores aportes de dicho
Centro, a cargo de Gustavo Palmieri7, que abordan estas problemticas desde la
perspectiva de la defensa de los derechos humanos. Asimismo, subrayamos otros
precedentes significativos como los trabajos de Enrique Font (1999) y Marcelo San
(1998), entre otros.
En la actualidad, frente al gran aumento de los niveles de inseguridad y delitos
violentos producidos en los ltimos aos, y a la profunda crisis y cuestionamiento social
que experimentan las instituciones estatales en general, y la polica y el sistema penal,
en particular, la problemtica de la seguridad ha arraigado fuertemente en las demandas
de la sociedad, entre los medios de comunicacin masiva, y de ello han comenzado a
hacer eco los mbitos acadmicos. De esta suerte, diferentes autores han abordado el
tema, desde variados puntos de vista. Una compilacin de artculos dirigida por Sofa
Tiscornia (2004), rene trabajos que abordan distintas temticas vinculadas a la
seguridad pblica desde lo judicial: la aplicacin en Argentina de modelos de polica
comunitaria, el abuso policial en el uso de la fuerza, las demandas de justicia de
familiares de las vctimas de dicho abuso, y las caractersticas estructurales de la
institucin policial que favorecen un crculo de impunidad policial, proclive a estas
prcticas ilegales, y la violacin de los derechos individuales elementales. En ese mismo
sentido, organismos de derechos humanos como el CELS, y la CORREPI, han indagado
en el funcionamiento policial y el uso de la fuerza pblica.
6 (CELS/HRW, 1998), (Tiscornia/Oliveira, 1998), (Tiscornia/Sozzo y otros, 1999) 7 (CELS, 1998, 1999 2000, 2001, 2002)
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Existen tambin anlisis histricos de las fuerzas pblicas de seguridad. El trabajo
pionero ha sido el de Martin Edwin Andersen (2002) quien relaciona polica y poltica
argentinas, histrica y analticamente, en una obra profusa de datos histricos concretos.
As, el autor recorre los vnculos entre los vientos polticos y el accionar de las fuerzas
de seguridad, indagando sobre el vnculo polica fuerzas armadas en las dictaduras
militares, y asimismo los intentos frustrados de reformas policiales en el retorno de la
democracia, que culminaron en la visualizacin de la connivencia de la institucin
policial con el delito y la corrupcin, en hechos delictivos de gran resonancia pblica.
Esta lnea de anlisis que vincula polticas de Estado y polica es recogida por
Marcelo Fabin San (1998, 2002, 2008), quien describe el modelo tradicional de
seguridad en Argentina y su posterior debacle, analizando el desgobierno poltico de la
seguridad y la consiguiente autonomizacin de la polica, que se organiz sobre un
accionar abusivo y delictivo que sign al conjunto de la institucin, pero que tambin
involucr la participacin de la poltica en las redes de financiamiento paralelas que
tendi la institucin policial.
De la misma manera, se ha ido configurando una gran produccin bibliogrfica, en
torno a los diseos e implementacin de planes de reforma institucional hacia una
polica comunitaria. En ese sentido son fundantes los trabajos de Luca Dammert
(2002, 2005), quien describe la preeminencia que adquiri en el contexto
latinoamericano, la participacin comunitaria en las polticas pblicas de reformas. En
el mbito de la polica de la provincia de Santa Fe, Mximo Sozzo (2000, 2002, 2005)
aporta desarrollos sobre el uso de la violencia y el control de la actividad policial, as
como anlisis sobre la reforma institucional, que en Argentina y la regin, combinan
respuestas punitivas junto a medidas de prevencin del crimen.
Estos estudios han retomado los caminos de trabajos realizados en pases
desarrollados, caracterizndose por abordar la dimensin ms formal u organizativa
para el anlisis de estas problemticas, mientras que un escaso nmero de abordajes
17
-
indag cuestiones no formales. Entre stos ltimos encontramos el estudio sobre los
procesos de formacin y la socializacin de los aspirantes policiales, elaborado por
Mariana Sirimarco (2001), donde interpela el aprendizaje de la funcin policial desde la
idea del disciplinamiento de los cuerpos y la transmisin de una cultura policial, en el
espacio de las prcticas cotidianas de los actores. En el mismo sentido ubicamos el
anlisis sobre la Polica Federal Argentina que realiza Mariana Galvani (2007),
entendiendo la construccin del sujeto policial como parte de un sistema que los
produce, un proceso histrico-social que los construye, y del cual intenta dar cuenta
conceptualizando lo policial como un campo con lgicas propias de conservacin y
dinmica. Otro aporte muy interesante es la investigacin desarrollada por Paul Hathazy
(2004), quien analiza los sentidos del sacrificio y la violencia entre los agentes de los
grupos antidisturbios de la Guardia de Infantera de cierta polica provincial argentina,
realizando dicho estudio a partir de informacin rastreada en los manuales de
instruccin, as como en las voces de los propios actores.
Como mencionamos al iniciar este captulo, el reciente desarrollo en este campo
analtico, se ha afirmado sobre la idea de un objeto de estudio difcil y reticente al
anlisis. No obstante, creemos que los modos en que se lo interpel contribuyen a
perpetuar dicho encapsulamiento. Sostener que la polica se define por compartir, de
manera uniforme, una malla simblica institucional, fundada en la confidencialidad y
reserva, conceptualizarla como una cultura institucional monoltica, una corporacin
con cdigos de familia policial, y por tanto rastrear estructuras y funcionamientos de las
instituciones policiales, plantea obstculos prcticos a la realizacin de trabajos de
campo, y colma de escollos y tropiezos el camino hacia el reconocimiento de las
mltiples tracciones que presenta.
18
-
1.1.2. Anglosajones y francoparlantes, la polica en miradas internacionales.
En los estudios contemporneos en nuestra regin que citamos anteriormente,
donde se plantean enfoques de la polica como una unidad monoltica y autnoma, se
vislumbra la influencia de los trabajos del contexto anglosajn. Dicha recuperacin
terica se expresa fundamentalmente en la apropiacin de las primeras definiciones de
la Sociologa de la polica, en donde el elemento fundamental para caracterizar a la
polica moderna tena que ver con la posibilidad que sta ejerce legtimamente de la
amenaza o el uso efectivo de la fuerza pblica, si la situacin as lo requiere. Esta
definicin surge de los trabajos de Egon Bittner (1970, 1990), en uno de los primeros
estudios sobre la estructura y funcionamiento de la institucin policial, que estableci
una suerte de estndar de interpretacin muy influyente para los estudios en la materia.
El ensayo de Egon Bittner de 1970 estableci un puntapi inicial tan importante
definiendo la polica por su funcin, que autores posteriores debieron necesariamente
posicionarse en relacin a sus concepciones. La pretensin de Bittner radicaba en
superar los dos enfoques ms comunes sobre este objeto de estudio: por un lado el
anlisis desde la institucin, que privilegia un segmento como si fuera el principal
constituyente; y por otro lado, el anlisis de lo policial desde su funcionamiento,
diluyendo las diferencias institucionales, lo que elimina su historicidad y privilegia la
esencia. Bittner buscaba dar cuenta de la diversidad histrica y fenomenolgica de las
policas, y de lo que ellas tienen en comn, que son los recursos de que disponen.
La concisin con la que Bittner define el mandato policial a partir de la posibilidad
del recurso legtimo al uso de la fuerza, as como la insistencia con que lo afirmaba, le
vali crticas que lo calificaron como monista o minimalista (Manning, 1991)
Segn Bittner la polica es un mecanismo de distribucin de una fuerza
coercitiva no negociable, puesta al servicio de una comprensin intuitiva de las
19
-
exigencias de una situacin8(Bittner, 1991:233), es decir la distribucin de una fuerza
justificada por las circunstancias en la sociedad. En esta misma definicin radica la
mayor crtica planteada a Bittner: su pretensin de fundar una definicin de la polica
sobre el uso de la fuerza fsica, cuando sta es usada efectivamente en escasas
ocasiones.
En el contexto acadmico francoparlante se ha abierto, hacia fines de los aos 90,
un debate entre un grupo de autores y Jean-Paul Brodeur por otro lado, quien incluso ha
mantenido entrevistas con Egon Bittner, buscando rescatar nociones que quedaron
ocultas bajo su insistencia en definir la polica por su principal recurso. Segn Brodeur
(2001), Bittner contesta las crticas arguyendo que el trabajo de la polica no consiste en
usar la fuerza, sino en moderarse en situaciones que pudiesen requerir su aplicacin.
Asimismo, desarrolla la explicacin acerca de las limitaciones para definir la polica por
lo que hace.
La diversidad de tareas que implica la labor policial torna difcil definirla por su
naturaleza, pero ello no implica que se deba renunciar a ello por completo. De esta
suerte, Bittner plantear, por encima de las actividades policiales concretas e
individuales, que lo que define a la polica es para lo que slo ella est habilitada
institucionalmente. As, segn Brodeur, Bittner no realiza una investigacin emprica
sobre la accin efectiva de los agentes policiales, sino una teora sobre su habilitacin
exclusiva para usar la fuerza. En efecto, como las tareas que realizan los policas son
variadas, no puede definirlos por aquello que hagan ms frecuentemente, no puede
establecer la naturaleza del trabajo policial, y debe remitirse a definir la polica por su
medio, por la potencialidad legal del uso de la fuerza pblica.
Extrapolar entonces, las construcciones tpico ideales que Bittner elabora hacia
intentos de analizar las actividades que viven los policas a diario, plantea ciertas 8 La traduccin es nuestra.
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-
dificultades. Un polica definido como un funcionario mediador de la justicia, o por la
legitimidad de su potencial uso de la fuerza, es empricamente irreal, y por tanto
inaplicable al anlisis de las prcticas efectivas y cotidianas. Ahora bien, la naturaleza
heterognea de la actividad policial especfica, nos impide formular teoras sobre sus
operaciones efectivas, pero tambin corremos el riesgo de, fundados en un enfoque
desde la multiplicidad y diversidad de situaciones, quedarnos en una mera coleccin de
observaciones empricas que no logren integrar una explicacin mayor.
El abordaje de una polica moderna, con una compleja divisin y especializacin
del trabajo, encuentra, en la obra de Dominique Monjardet (1996), un hito fundamental
que pretendemos retomar. Este autor francs reinterpreta la institucin policial y su
funcionamiento, en su libro Ce que fait la police. Sociologie de la force publique, donde
explora las tareas y prcticas policiales cotidianas, desde una perspectiva sociolgica,
buscando poner en perspectiva los acontecimientos, dentro de un sistema de
comprensin ms general.
Segn Monjardet no es el hecho que detenten el monopolio del uso de la fuerza lo
que distingue el trabajo policial del, por ejemplo, industrial, sino que la diferencia radica
en la indeterminacin del objeto sobre el que versa el trabajo policial. Las
representaciones y especialidades son mltiples, y por ello, el autor entiende que
debemos hablar de la condicin policial o de los mtiers policiales, ya que no
habra una unidad profesional, rompiendo por tanto con la idea de una cultura
profesional de los policas como un mundo moral homogneo y cerrado.
En su anlisis, el autor devela los vnculos entre los procesos sociales que
estructuran la singularidad del trabajo policial, y las representaciones y prcticas de los
actores, descubriendo que stas no necesariamente surgen de caractersticas
estructurales o de funcionamiento de la organizacin policial, sino que son el resultado
lgico de elementos que caracterizan el trabajo policial, situaciones que a la vez que son
visibles, los policas las deniegan en su naturalizacin.
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-
Siguiendo esta lnea de interpretacin, junto a la de otros anlisis franceses
contemporneos que exploran las mltiples dimensiones de la polica9, este trabajo es
un esfuerzo por construir herramientas que permitan a los actores polticos y sociales
reflexionar el problema de forma diferente, interpretando las interacciones
microsociales en sistemas ms amplios. Por consiguiente, nuestro objetivo es observar,
en la temporalidad que configura el oficio policial, los procesos sociales por los que as
se estructura dicha actividad, y determinar en qu medida, la experiencia de
comprensin del tiempo contribuye o no en la definicin de esta actividad como un
trabajo, un oficio, un mtier, un servicio, etc.
1.2. Aproximaciones terico metodolgicas.
Ahora bien, por qu recortamos lo temporal como un elemento central en el
anlisis del trabajo policial?
Las ideas vertidas en este trabajo se fundan en los discursos de los efectivos
policiales sobre sus prcticas laborales cotidianas, relevados a partir del trabajo de
campo etnogrfico realizado en distintas dependencias de dos Departamentales del rea
de Seguridad de la Polica de la Provincia de Buenos Aires, en una Direccin de
Investigaciones y en Jefaturas Distritales, de jurisdicciones de localidades prximas al
Gran Buenos Aires.10
Durante el curso del ao 2008, realic trabajo de campo en distintas dependencias
policiales, en el marco del Proyecto de Investigacin PICT-O: Reforma y
Profesionalizacin Policial: un estudio de las prcticas cotidianas de los policas de la
9 Ver (Jobard, 1999) y (Berlire, 1996) 10 Las jurisdicciones donde se realizaron las entrevistas y observaciones y los nombres de dependencias y delegaciones no son enunciados en virtud de un principio de confidencialidad de los datos. Asimismo, los nombres de los informantes fueron modificados para mantener su identidad en el anonimato, trminos que fueron convenidos con cada uno de los individuos entrevistados en las situaciones concretas de entrevista. Se han propuesto nombres ficticios para una mejor lectura del trabajo, conservndose la informacin sobre elementos como jerarquas, funciones y antigedad. Agradecemos la disposicin con que los entrevistados nos recibieron y en virtud de preservar la identidad de todos ellos, han sido modificados sus nombres y las dependencias en que cumplen funciones, conservando la jerarqua que ostenten.
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Provincia de Buenos Aires, radicado en la Universidad Nacional de Quilmes, dirigido
por el Dr. Marcelo F. San. El objetivo era relevar las referencias de los policas acerca
de su labor, intentando conocer la manera en que stos la definen.
El trabajo de campo nos permiti ver cmo los policas referan recurrentemente la
nocin de tiempo, para referirse a su actividad laboral, mostrndonos cmo la
configuracin del oficio policial, pareca vincularse directamente con dicha
temporalidad. El tiempo laxo establecido para la jornada laboral, el que no disponen
para desarrollar sus vnculos e intereses personales, el tiempo manipulado desde la
imposicin de jerarquas, y muchas otras formas en que ste es representado entre los
policas, que establecen lmites y posibilidades en relacin a su uso. As, como clivaje
dominante, circulan en este espacio acuerdos tcitos respecto a ello, por los cuales los
actores dan sentido a lo que son y lo que hacen, donde podremos ver cmo la
estructuracin de la actividad policial depende en parte, y tambin, de su temporalidad.
1.2.1. El tiempo segn los clsicos.
La cuestin del anlisis del tiempo ya ha sido abordada en la literatura acadmica
de la Sociologa y la Antropologa, mostrando cmo las categoras de tiempo y espacio,
entre otras representaciones, operan como estructurantes de la vida social. Desde
distintos enfoques, diversos autores buscaron comprender la accin o el orden social,
indagando las representaciones de los individuos sobre los usos y nociones de tiempo.
En primer lugar quisiramos sealar el aporte desde la sociologa clsica que
realiz mile Durkheim en la tercera de sus grandes obras, Les Formes lementaires de
la Vie Rligieuse. En este trabajo, donde estudia las religiones simples, a travs de un
pueblo aborigen australiano, el autor busca establecer el nexo entre la accin y las
propiedades de las colectividades sociales. As, las representaciones colectivas, como
por ejemplo la religin, estn configuradas por las nociones de tiempo, espacio,
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causalidad, etc., como forma simblica de transfiguracin de la sociedad, y tienen por
tanto una naturaleza esencialmente social. Al mismo tiempo, dichas representaciones
colectivas, establecen una distincin entre un conjunto de cosas, de creencias y ritos, y
su opuesto. Cuando lo que pertenece a ese conjunto mantiene entre s relaciones de
coordinacin y subordinacin como para formar un sistema de cierta unidad, y que a su
vez no se corresponde con otro sistema, ese conjunto de creencias y ritos constituyen,
segn Durkheim, una religin. La religin, como toda representacin colectiva, supone
por lo tanto un conjunto organizado de creencias, y los ritos y las prcticas que derivan
lgicamente de ellas, los modos de ser y actuar a los cuales los individuos se sienten
obligados a ajustarse.
En este sentido, para Durkheim, las representaciones expresan lo que existe en la
realidad, y debemos revelar a qu naturaleza corresponden esas representaciones, as
como qu induce a los hombres a representrsela de esa manera singular. As, el autor
muestra el carcter artificial de estas representaciones, su carcter de producto social, a
pesar que las experiencias, repetidas diaria y constantemente, produzcan en los
individuos la conviccin de que existe esa distincin: en este caso de los lmites y
posibilidades en el uso del tiempo. Al mismo tiempo, esa sensacin de los individuos de
una perpetua dependencia de ciertas reglas de conducta y pensamiento, es lo que
permite que se sigan reproduciendo. Segn Durkheim las representaciones colectivas
viven nicamente gracias a las prcticas, los smbolos de las creencias y el modo de
renovarlas. Entonces decimos que la verdadera funcin de las representaciones
colectivas es hacernos actuar y ayudarnos a vivir, para lo cual deben tener una energa
superior a una simple necesidad metafsica o fsica, de modo de hacer sentir su
influencia. Pero la sociedad slo puede intervenir en acto, es decir cuando los
individuos se renen y obran en comn, y entonces operan sobre ellos reglas o normas
que rigen las voluntades individuales, estableciendo tipos de pensamiento o accin,
formas de pensar u obrar.
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-
Respecto a la representacin del tiempo, segn Durkheim se establecen puntos de
referencia fijos y determinados cuyo origen es la vida social, y en relacin con los
cuales todos los acontecimientos pueden situarse. Lo que expresa la categora tiempo es
un tiempo comn al grupo, un tiempo social, necesario para que sea posible el
entendimiento entre las distintas inteligencias, y por tanto la vida en comn.
As, se sigue que el tiempo, como categora, es un objeto social, no slo porque
procede de la sociedad, lo que lo hace inmutable y universal, sino tambin porque las
cosas que las categoras expresan son sociales: es el ritmo de la vida social lo que funda
la categora tiempo. Ese ritmo de la vida cotidiana domina y engloba los ritmos
individuales de los que resulta, y el tiempo que refleja abarca y gobierna las duraciones
particulares. De esa manera, proporciona a los individuos, los marcos con que pueden
pensar racionalmente y actuar moralmente, surgidos de la propia realidad de la
colectividad.
En el mbito acadmico de la antropologa, citamos la obra de E. E. Evans
Pritchard (1977) acerca de los nuer, un pueblo nativo de Sudn, donde el autor da
cuenta de las caractersticas de su cultura y estructura social, analizando su medio
ambiente y los modos de subsistencia.
El autor distingue, al describir los conceptos de tiempo de los nuer, los que
representan sus relaciones con el ambiente: el tiempo ecolgico, y los que representan
sus relaciones mutuas en la estructura social: el tiempo estructural, pero mostrando que
para ellos no existen unidades temporales exactas, sino formulaciones conceptuales de
cambios en las relaciones ecolgicas y en las actividades sociales, el tiempo es una
relacin entre actividades. Por ejemplo, cuando denominan con cierto concepto un
perodo de tiempo, no se refieren a una unidad puramente temporal, sino al conjunto de
actividades sociales de ese determinado momento, como el perodo de lluvias, el
momento del cultivo, etc. De esa manera, el calendario muestra la relacin entre un
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ciclo de actividades y un ciclo conceptual, que depende del primero porque de all
proceden su significado y su funcin.
En ese sentido, segn Evans-Pritchard, si se considera la forma en que un individuo
computa el paso del tiempo, tendremos una percepcin subjetiva que carece de validez
colectiva. Por el contrario, sostiene que cualquier tiempo es estructural, ya que surge
como formulacin conceptual de actividades coordinadas o cooperativas, un medio de
coordinar relaciones entre los grupos de personas y no los acontecimientos. As es
posible percibir al tiempo como el reflejo de relaciones entre linajes, tradiciones, etc.,
que borra el vnculo de los acontecimientos concretos tomados como puntos de
referencia.
1.2.2. El eje temporal como dimensin estructurante
Siguiendo lo anterior, vemos que la categora abstracta moderna de tiempo nico,
cronolgico, con que en Occidente medimos la realidad constituye una representacin
colectiva. Junto al tiempo que solemos identificar como verdadero, existe una
multiplicidad de tiempos, ligados a la accin, los trabajos y la vida grupal: son tiempos
sociales. As, a cada tipo de actividad, se ajustan temporalidades diferentes, segn la
fuente que las genera y les confiere sus cualidades especficas, que determina las
representaciones del tiempo.
El tiempo, como producto social, es, adems del contexto para la accin, un
principio de sta, y de la constitucin de la identidad de los sujetos. Lo que aqu
indagaremos ser la dimensin temporal que configura al trabajo policial, y sus efectos
sobre el proceso de construccin identitaria. Es necesario aqu que establezcamos qu
entendemos por identidad, en tanto nos oponemos a que todo se explique a partir de ese
concepto. Entendemos aqu la posibilidad de hablar de identidad en tanto construccin a
partir de agrupamientos, realizados en base a la distincin por una particularidad, y no
por la existencia de una esencia o naturaleza policial homognea. Lo que se establece no
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es una esencia, sino una unidad explicativa mayor, que es construida y por ello, puede
bien ser otra.
Retomando la definicin de Dubar (2002), observamos un proceso dinmico de
construccin / reconstruccin entre lo biogrfico y lo relacional de cada individuo
(distincin nicamente analtica), consigo mismo y con los colectivos de que forma
parte. El tiempo, socialmente construido, se traduce en diferentes representaciones del
mismo, sus usos, expresiones y transformaciones, que son aprendidas por los sujetos, y
las cuales configuran distintivamente sus identidades.
En la construccin identitaria confluyen, segn Dubar, tres temporalidades
diferentes: subjetiva, intersubjetiva e histrica. Es decir el tiempo vivido como duracin,
el tiempo vinculado a las relaciones con otros, y el tiempo histrico objetivado, la
inscripcin del individuo en duraciones ms largas. Estos tiempos heterogneos son
constituyentes a la accin y el discurso de los sujetos.
En nuestro abordaje del oficio policial, nos centramos en la dimensin de las
relaciones intersubjetivas, donde se observan mltiples temporalidades. La construccin
de las identidades en las sociedades modernas se relaciona con categoras varias, entre
ellas la profesional, en relacin con la cual los sujetos se reconocen, haciendo as
relevante el anlisis del tiempo del trabajo, sus ritmos y duraciones, por sobre otros
tiempos sociales. El tiempo asume entonces, una gran diversidad histrica de
comprensiones y usos, diversas temporalidades.
1.2.3. La temporalidad: su produccin y reproduccin social.
Siguiendo lo anterior, observamos entonces ciertos cuadros temporales que los
sujetos aprenden, y luego actualizan en sus prcticas, y que, aunque los individuos
puedan no ser capaces de hacer inteligible, su existencia se torna real en la propia
accin, y los instaura como recursos sustanciales (Haicault, 1989), para enlazar las
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categoras analticas Pasado Presente Futuro, instituyendo as experiencias de
comprensin del tiempo (Longo, 2005)11
Consideramos, siguiendo a Anthony Giddens (1987), que la temporalidad, en tanto
estructura, tiene una existencia virtual, que slo deviene vvida en la accin de los
sujetos, quienes encuentran en ella el lmite y la potencialidad de su obrar. Dicha
estructura es de carcter dual, es constituida por el obrar humano, y al mismo tiempo es
el medio mismo de esa constitucin.
Ahora bien, explorar las variaciones de sentidos sobre las representaciones
compartidas del tiempo y sus usos, con las cuales los policas se entienden entre s y al
mundo, no debe hundirnos en el relativismo. Para ello seguimos a Giddens (Ibd.), quien
sostiene que las ciencias sociales retomaron tradiciones de la fenomenologa existencial
y la filosofa de los juegos del lenguaje del segundo Wittgenstein, preocupadas por la
accin, el sentido y las convenciones sociales. La filosofa existencial, fue reinterpretada
por Alfred Schutz (1974) y Peter Winch (1972), quienes describen la conducta social
considerando las clasificaciones de los individuos al explicarla. Al respecto Giddens
arguye que, una filosofa postwittgensteiniana de la accin, remarca el carcter
mltiple del lenguaje y sus reglas, y cmo ste procede como medida de referencia por
el cual las prcticas sociales se describen. Sin embargo, ello concluye en un relativismo
que impide relacionar distintas formas de vida, y dar cuenta del cambio institucional en
el tiempo. Segn el autor, muchos trabajos reinterpretan las formas de vida de
11 A modo de ejemplo vemos cmo, la ruptura entre lo civil y lo policial, que ocurre durante la formacin policial, conlleva no slo incorporarse en un nuevo sistema de relaciones, sino tambin la afiliacin con los usos, sentidos y valores de un nuevo ordenamiento. Los cadetes absorben pautas especficas del oficio policial: prcticas, horarios, jergas, ritos, etc., que perfilan lmites y posibilidades segn cierta concepcin del rol de polica. Las imgenes se encauzan hacia una nueva representacin de lo cotidiano y la distribucin del tiempo, con ritmos convenidos para el descanso, el estudio, los ejercicios fsicos, etc. Para un estudio de la socializacin de los aspirantes policiales, ver Sirimarco (2004). La autora analiza var ios aspectos de la formacin profesional de los policas: el disciplinamiento de los cuerpos, la jerarquizacin, la tradicin policial idealizada, y la construccin en la calle del ser policial. Asimismo indaga si en Argentina los aspectos culturales de la polica que pueden derivar en abusos funcionales, son ms fuertes que en Europa.
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Wittgenstein12, como universos de sentido autosuficientes, pecando de un relativismo
que no aprecia que los individuos cabalgan en su cotidianeidad, entre distintos rdenes
de lenguaje o formas de vida. Para Giddens por el contrario, la comprensin de lo que
hacemos slo es posible si podemos describir lo que hacen otros, no por empata, sino
que depende de las categoras comunicativas del lenguaje, que sirve como medio para
una actividad social prctica. Producir sentido en actos comunicativos, es entonces
una realizacin entendida de actores, que no obstante no pueden aprehender o describir
formalmente su propia produccin.
De esta manera Giddens desarrolla su Teora de la Estructuracin, marcando sus
diferencias con el funcionalismo, el estructuralismo y el interaccionismo simblico. Su
definicin de estructura se distingue del funcionalismo norteamericano, donde sta es
estrictamente descriptiva, as como del estructuralismo francs, que de manera
reduccionista, borra el sujeto activo. Por otra parte, el interaccionismo simblico, no
logra desarrollar una idea de la actividad constituyente del yo, y con su interpretacin de
la persona socialmente determinada se acerca tericamente al funcionalismo, como
teoras de lo micro y macro social respectivamente. Esta relacin entre lo micro y macro
no cuaja en el razonamiento de Giddens: los procesos macrosociales no se estructuran a
partir de aspectos microsociales de la vida cotidiana, antes bien la relacin entre la
produccin y reproduccin de la sociedad anula esa particin.
A partir de la nocin de estructuracin se deja ver el proceso activo que administra
la continuidad y disolucin de estructuras, indagando su produccin y reproduccin,
aspectos destacados por la filosofa de la accin, y el estructuralismo y funcionalismo,
respectivamente, e integrados por Giddens en su teora.
12 Giddens (1987) enumera escuelas de filosofa o teora social que, segn l, se pretenden seguidoras de Wittgenstein, pero que, sostiene, slo expresan nociones anlogas a los juegos de lenguaje: James y Schutz, realidades alternativas; Castaneda, estructuras de lenguaje; Whorf, problemticas; y Kuhn, paradigmas.
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Esa produccin de la sociedad es dable porque sus miembros son actores
entendidos, que se sirven de recursos, aun sin advertirlo, para viabilizar sus
interacciones. Para el caso del trabajo policial proponemos inquirir cules son esos
recursos que los actores ponen y disponen en el juego de sus interacciones. Los sujetos
aplican, en la interaccin, esquemas interpretativos, recursos y reglas morales, que
median los procesos de reproduccin social. Referirnos a ritmos de trabajo y descanso,
regmenes horarios, etc., como reglas o sistemas de recursos, en trminos de Giddens,
implica la reproduccin de elementos semejantes, que al mismo tiempo posibilitan todo
el repertorio de accin de los actores. Los medios aplicados pueden involucrar rdenes
de dominacin y moralidad, que son asimismo reproducidos y/o reconstituidos en la
prctica.
Postulamos como hiptesis que las representaciones de los policas sobre el tiempo
y sus usos, su temporalidad, actan en las situaciones concretas de interaccin en que se
ven involucrados los policas con colegas, familiares, amigos, etc., como un sistema de
reglas y recursos, que los policas aprehenden/ incorporan y aplican para constituir
dichas interacciones, y que en esa aplicacin, dichas representaciones funcionan como
modalidades de estructuracin de la actividad policial. Sin embargo el hecho que los
individuos conozcan y pongan en acto una regla, no significa que puedan formularla en
abstracto, sino slo saber aplicarla, y entonces creemos apropiado observar las prcticas
cotidianas, como quehaceres situados de los sujetos, donde operan acciones
comunicativas, relaciones morales y de poder, y a partir de all buscar comprender la
lgica que cotidianamente configura el oficio policial.
Dicha reconstruccin se har indagando la perspectiva de los actores, examinando
un conjunto de entrevistas y observaciones realizadas a miembros de la Polica de
Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. Emprendemos una exploracin etnogrfica
para conocer, en la voz y las prcticas de los actores, cmo los policas se entienden a s
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mismos y a la realidad. En primer lugar nos propondremos reconocer el modo de
representar/se el tiempo, producido y reproducido en la accin entendida de los sujetos.
Posteriormente mostramos algunas situaciones en que se expresa la capacidad de los
actores de apropiarse y/o resignificar esa experiencia de comprensin del tiempo,
aplicando, en la interaccin, sistemas de reglas y recursos.
Antes de ello proponemos recorrer la estructura legal que encuadra la labor de los
agentes policiales que hemos entrevistado, para luego ponerlo en dilogo con aquello
que los individuos hacen y dicen en sus prcticas cotidianas.
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CAPTULO 2
La trama de lo legal y lo normal en el espacio policial.
La relacin entre la ley y las normas consuetudinarias, morales, ticas,
religiosas, etc., que rigen de ordinario la vida de las personas, evidencia una clara
escisin, a la vez que una fuerte imbricacin entre ellas. Esto no sucede nicamente
entre los policas, sino tambin entre ellos.
Qu reglamentaciones formales abonan los usos que hacen los policas del
tiempo? Entendemos que stos ltimos no se fundan slo en los textos jurdicos y lo que
stos disponen, sino ms bien en la apropiacin y resignificacin que de ellos hacen los
individuos en la regularidad de sus prcticas, tanto de lo que la legislacin dicta como lo
que deja sin enunciar. No obstante consideramos necesario avanzar en el conocimiento
de dichos textos para luego interrogar los discursos que de ellos emanan.
En la bsqueda del marco legal que establece el rgimen horario que deben
cumplir los agentes policiales de Seguridad en la Polica de la PBA, consultamos a
nuestros entrevistados al respecto:
P: -Cuntas horas componen una jornada laboral para Uds.? Eso est reglamentado en
alguna ley?-.
R: -No es por jornada. Lo que tenemos los efectivos de Comando13, es una dedicacin de
cuarenta y ocho horas semanales de servicio ordinario, eso est en la 13.20114, y despus hay
reglamentos para CORES y POLAD. (Oficial de Polica Paola R.)
13 El trmino comando hace referencia a lo que en la anterior legislacin que los rega, el Decreto 9550/80, constitua uno de los agrupamientos del personal, a saber: comando, servicios y personal civil. El primero inclua las especialidades: a) Seguridad, b) Investigaciones, c) Inteligencia, d) Judicial, e) Comunicaciones, y f) Bomberos. Dicha denominacin fue eliminada de la legislacin a partir del reencasillamiento en un escalafn nico, con la entrada en vigencia de la Ley 13201. 14 Ley del Personal de las Policas de la PBA, N 13.201.
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Rastreando en fuentes normativas la reglamentacin que estipula el horario de
trabajo de los efectivos policiales, observamos que, efectivamente, la Ley del Personal
de las Policas de la PBA, N 13.201, en el espritu de la Ley N 11.544 sobre jornada
legal de trabajo, prev la dedicacin horaria semanal que debe cumplir el efectivo, de
cuarenta y ocho horas semanales para los agentes de comando, y de treinta horas
semanales para los de servicios, sin especificar modalidades en que debe hacerlo, ritmos
de descanso, etc.
Hemos recorrido distintas dependencias y sus archivos buscando resoluciones,
rdenes del da, alguna formalidad que estableciera la manera de organizar el servicio
en horas laboradas continuadas por horas de franco de servicio, pero nada apareci. En
la propia oficina de Asesora Letrada del Ministerio de Seguridad nos informan que esos
sistemas se establecieron en forma discrecional, definiendo las diferentes jornadas
horarias segn las necesidades del servicio: 24 x 48, 12 x 36, etc. En lo referente a las
legislaciones vinculadas al rgimen horario laboral del Personal Policial de la PBA (Ley
N 13201), no existe formulacin alguna en dicha normativa central. No obstante
encontramos que en la normativa que se dict para la formacin de las Policas
Comunales de Seguridad de la PBA que son las que actan en municipios provinciales
con menos de 70.000 habitantes y cuyos Intendentes deben elegir adherirse o no a este
sistema, avanzando en el proceso de descentralizacin policial iniciado con la sancin
de la Ley 12.155 de Organizacin de las Policas de la PBA, estipula regmenes
horarios, jornada laboral, es decir que ha implicado un primer avance normativo, pero
que sigue circunscripto al mbito de Policas Comunales.
La existencia o no de disposiciones en esta materia parecen desconocerla los
efectivos, exceptuando las referidas a las compensaciones por la prestacin de servicios
extraordinarios, lo que llamaramos comnmente horas extras, y cuya normativa
desarrollaremos ms adelante. En dicho caso, el contenido de la legislacin es difundido
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entre los efectivos, as como las transformaciones que se han ido sucediendo15, que
rpidamente llegan a odos de todos los individuos involucrados, ya que es a travs de
estas compensaciones como los efectivos abultan los magros salarios que perciben. Al
mismo tiempo, es interesante subrayar el alto grado de desconocimiento del marco legal
para el cumplimiento del servicio ordinario, donde la norma informal parece ser el
criterio de decisin.
El funcionamiento acostumbrado dispone rdenes que han sido sancionadas de
hecho, y su legitimidad est dada por la tradicin, transmitida de unos a otros efectivos.
Formalmente la jornada laboral contempla regmenes de prestacin de servicio ordinario
durante doce o veinticuatro horas continuas, seguidas de treinta y seis o cuarenta y ocho
horas de franco de servicio, respectivamente. Como mencionamos anteriormente, se
producen resignificaciones, donde la distribucin de las horas de trabajo no es sujeto de
la ley, sino objeto de una sancin informal, o mejor dicho, la tradicin la homologa
repetidamente a partir de la omisin de la ley en este aspecto, y as la ley convive con
las decisiones arbitrarias de los superiores jerrquicos y las capacidades de negociacin
que cada individuo logre articular.
- esto no es como en cualquier otro trabajo de funcionario pblico, ac si el jefe te cambia el
rgimen, lo acepts, si te mete CORES y vos ese da no pods quedarte, lo tens que
aceptar.(Oficial de Polica Ezequiel S.)
Por tanto, indagaremos, en primera instancia, los marcos legales - formales que
definen esta situacin, para luego avanzar hacia su funcionamiento real. Ello nos guiar
en la identificacin de los recursos de que los policas se sirven en las negociaciones
15 Mientras este trabajo est siendo elaborado, se produjo un cambio normativo respecto al sistema de compensacin por recargo de servicio, fundado en la necesidad de contar con ms efectivos en la va pblica para prevencin del delito, por el cual se redistribuyen las horas CORES entre las dependencias policiales de distintas tareas, centrndolas en su mayora en las de labor especficamente policial. (Resolucin N 2624/08, Min. Seguridad PBA)
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rutinarias entre ley y norma, y sus resultados que, en tanto derecho excepcional por
fuera de lo legal, adquiere fuerza de ley. Es necesario observar lo que la polica hace y
no slo lo que debe ser y hacer, porque la ley establece frecuentemente divisorias
rgidas que impiden pensar acciones y formas que funcionan en la realidad, a pesar de
no ser alcanzadas por la ley. La ley determina lo prohibido, lo permitido, y lo
informe, lo residual que germina en los vacos de reglamentacin. En esos intersticios
entre lo estipulado y lo no reglado, los individuos se apropian y resignifican en sus
prcticas, lo que la ley indica.
Sin embargo, esos vacos no son pueriles. Las ausencias legales expresan el
resultado de una lucha, la cristalizacin de una relacin de poder en un momento dado.
Estructuras legales atravesadas por los recursos de poder que se articulan en las
prcticas cotidianas de los individuos, y es en ese terreno de articulacin entre la ley y la
norma legtima de la prctica, donde se despliegan las rutinas laborales de los
individuos.
En resumen, la legislacin provincial existente sobre el rgimen horario que debe
cumplir el efectivo policial, dispone para la labor ordinaria (la que denominan
ampliamente el servicio), que el polica debe cumplir una carga horaria de cuarenta y
ocho horas semanales, sin especificar de qu manera stas son organizadas. Por su parte,
los individuos manifiestan que dicha organizacin depende del destino y rea en que se
desempeen las funciones. Habitualmente, quienes realizan tareas administrativas
cumplen su servicio ordinario de lunes a sbados, en jornadas laborales de ocho horas
de duracin, aunque ello tampoco est sealado formalmente.
2.1. Las rutinas laborales, entre la ley y la prctica.
2.1.1. La problemtica salarial y el rgimen horario laboral
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En la cita con que se inicia este captulo, la Oficial de Polica nos informaba
sobre la existencia de reglamentaciones referidas al cumplimiento de servicios
extraordinarios; al respecto otro entrevistado ampliaba:
-La verdad es que yo me quedara as como es hoy (se refiere a la modalidad de prestacin de
servicio 12x36 y 24x48), porque de esa manera hago todo el servicio en un solo da, y me quedan
los otros dos para hacer plata extra que adems viene sin descuentos. (Oficial de Polica
Ezequiel S.)
Aqu aparece un elemento central en la vida cotidiana del agente policial: las
necesidades econmicas que afectan asimismo al conjunto de la sociedad argentina,
constituyen una nocin determinante en su relacin con el tiempo dedicado al trabajo.
Los salarios bsicos que perciben los policas de la PBA son muy bajos si los
comparamos con el salario mnimo que establece el Ministerio de Trabajo, Empleo y
Seguridad Social de la Nacin, para diciembre de 2008, fijado en $1240. Segn el
Decreto Provincial 1143/08, sobre la Poltica salarial desde el da 1 de marzo de 2008
inclusive, para el Personal de las Policas de la PBA, se determinaron los sueldos
bsicos y bonificaciones remunerativas no bonificables segn la siguiente organizacin:
Categora Sueldo Bsico (en $) Bonificacin Remunerativa no
Bonificable. Personal con ttulo
Bonificacin Remunerativa no
Bonificable. Personal sin ttulo
Superintendente 1197,48 13.957,09 --
Comisionado 1108,82 8797,67 --
Inspector 983,75 7231,74 --
Capitn 843,84 5205,82 --
Teniente Primero 695,68 2622,82 --
Teniente 654,56 2553,37 --
Subteniente 578,78 2364,63 2130,61
Sargento 405,22 2077,40 1921,86
Oficial de Polica 310,30 1928,07 1814,09
Fuente: Decreto 1143/08 PBA.
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Conjuntamente, la legislacin contempla la remuneracin por servicios
extraordinarios para el personal policial. Desde 1987, se establece, por Decreto
provincial N 1501, acordar el pago, junto a los haberes mensuales, de retribucin por
horas extras trabajadas para el personal policial. Asimismo, desde 1965 se estableca, en
todo el territorio de la PBA, el servicio llamado Polica Adicional (PolAd)16 Se trataba
de la funcin de seguridad que ejerza la Polica de la PBA, con carcter de prestacin
de servicio especial convenido con Organismos Oficiales o Entidades Privadas17. El
personal en una adicional18 sigue sujeto al rgimen disciplinario policial, por lo
tanto, todo lo que suceda en ese perodo de tiempo, se considera como acto de servicio.
Los aranceles por los servicios de PolAd, varan segn el tipo de servicio
prestado, a diferencia del servicio extraordinario que reconoce montos fijos. No
obstante, ambos sistemas no ordenan las remuneraciones segn una escala de jerarqua
del efectivo, la diferencia se establece entre quines pueden acceder a cumplir esas
horas y quines no, lo que fue especificado ms tardamente en la reglamentacin.
El sistema de Compensacin por Recargo de Servicio (CORES) es el mtodo por
el cual el Ministerio de Seguridad de la PBA explota al mximo los recursos humanos
de que dispone. La PolAd es un servicio al cual los individuos se inscriben
voluntariamente, a diferencia de la imposicin del servicio extraordinario, y se percibe
un pago diario efectuado a la finalizacin de la jornada de labor. Las horas PolAd
aluden a servicios prestados a particulares que demandan cubrir un objetivo. Para el
pago de esas horas rige una tarifa horaria, CORES: $1419, y POLAD: $10,80. Las
16 En adelante Polica Adicional. 17 Art. 2. Ley 7065/65 con modificatorias. 18 Voz nativa para referirse a este tipo de servicio. 19 Con fecha 26 de marzo de 2009 se aprob el aumento del valor de las horas CORES. La medida, junto a la promesa de chalecos antibalas a cargo de cada uniformado, y la asignacin de ms motos y autos patrulleros, surgi como respuesta al reclamo de policas, penitenciarios y sus familiares, que manifestaron su malestar por las malas condiciones de trabajo, la baja remuneracin y el escaso descanso de los agentes, luego del fallecimiento de efectivos policiales en actos de servicio. (Resol. 702/09, Min. de Seguridad PBA)
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POLAD son saldadas en el momento al efectivo en la comisara20, mientras que las
CORES se rinden mensualmente al Ministerio, y el dinero es depositado en la cuenta
sueldo del efectivo junto a su salario, no siendo stas sujetas a descuentos ni aportes.
La ley originaria de servicio extraordinario de 1987, fue recin modificada en el
ao 1998, por el entonces Ministro de Justicia y Seguridad Dr. Len Carlos Arslanin.
En esa oportunidad, se ampli dicha precisin al genrico: los servicios
extraordinarios son aquellos que deben cumplirse fuera del horario de labor
ordinaria21. As, la poltica de recursos humanos adoptada, paliaba la escasez de
personal, recargando los efectivos existentes, y con este tipo de retribuciones se
acallaban los reclamos por las bajas remuneraciones bsicas. A partir de esta gestin
ministerial las horas de servicio extraordinario fueron denominadas horas CORES,
referidas a la Compensacin por Recargo en el Servicio para el personal policial. Esta
inestable compensacin forma parte de los clculos econmicos que los agentes hacen
mensualmente en sus casas, y constituyen, para un gran nmero de ellos, el grueso del
ingreso que perciben, al tiempo que suplen la escasez de recursos institucionales que
permitan cumplir un nivel razonable de operatividad.22
Adjuntamos aqu copias de tres recibos de sueldo, correspondientes a un Sargento
con 21 aos de antigedad, un Inspector con 26 aos de antigedad y un Oficial de
Polica con 4 aos de antigedad.
20 Art. 6 Ley 7065, modificada por ley 10990. 21 Resol. Ministerio de Seguridad de la PBA, con fecha 08 de Mayo de 1998. 22 Respecto a la escasez de recursos humanos, el Comisionado Juan Carlos Ghilino, ex Jefe de la Departamental La Plata, mencionaba en una entrevista periodstica, en marzo de 2008, que el 20% de los policas de su regin, tiene licencia por carpeta psiquitrica o est asignado a "tareas no operativas". Tampoco puede hacer patrullaje el gran nmero de efectivos que cumple funciones en comisaras, o que est destinado a custodias personales o de puestos fijos, por lo tanto quedan slo 200 efectivos por turnos para realizar prevencin en la calle en las localidades de La Plata, Berisso y Ensenada. Segn esas cifras hay un polica cada 3.950 habitantes y cada 5,9 kilmetros cuadrados. www.eldia.com.ar, 25/03/08 -El 20% de los policas tiene carpeta mdica
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En el caso del Sargento, percibe una suma de $447,01 en concepto de sueldo
bsico, mientras que se le asignan $1921,86 en concepto de bonificacin mensual
remunerativa no bonificable (Dto. 135 Art. 227-3326), y $780,90 por el cumplimiento
de 114 horas CORES, es decir que casi el 86% del sueldo es de sumas en negro, adems
de mostrarnos que el efectivo que debe cumplir mensualmente 192 hs. de servicio
ordinario, le agrega a su vez un 60% ms de una de dedicacin mensual, haciendo 114
hs. extras.
Para el Inspector y el Oficial de Polica tambin veremos la gran incidencia de las
cifras por bonificaciones remunerativas no bonificables.
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As, los efectivos parecen ser rehenes de este sistema, y trabajan la mayor
cantidad de horas posible, sin pensar en las consecuencias nocivas que tal
administracin del tiempo conlleva en su salud, en sus relaciones sociales, etc. Un
horizonte ms prspero a futuro, que legitimara este esfuerzo en el da de hoy, tampoco
es plausible, ya que los agentes no perciben suplementos ni asignaciones familiares por
dichas retribuciones especiales, y tampoco se le realizan aportes para su futuro
previsional, ni pueden oficiar como garanta para contratar prstamos de dinero,
locaciones de inmuebles, etc., porque constituyen un ingreso que es, por definicin,
variable, aunque en la vida cotidiana del polica la necesidad de cumplir esas horas sea
una constante. Los agentes ingresan de esa manera en un sistema de especulacin
irracional, buscando plata fresca, saldada rpidamente y sin descuentos,
comportamiento que va configurando una manera especfica de administrar el tiempo.
Sin embargo, un elemento alarmante se vislumbra por detrs de ello: las autoridades
polticas validan este sistema como estrategia posible, siendo el propio Estado quien
abona el grueso de los haberes de sus empleados, en sumas liquidadas en negro.
Si bien existe escasa informacin formal acerca de esto que llamamos la poltica
de recursos humanos del gobierno de la PBA en relacin al trabajo de los policas, y el
ordenamiento sugerido de los turnos que toma como base la realizacin de un servicio
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ordinario seguido de otro extraordinario, hemos encontrado, en la Resolucin que
aprueba las Pautas Bsicas de Actuacin de la Polica Buenos Aires 2, en el
considerando de Que resulta oportuno y conveniente reglar el sistema de patrullaje, el
modo en que ste se lleva a cabo, la distribucin horaria de los servicios y las
actuaciones prevencionales que esta polica efecta23; el siguiente Sistema de
distribucin de servicios y carga horaria:
Conformar el sistema de guardias dividido en tercios, siguiendo como gua orientativa el siguiente
Cuadro:
Esquema Horario propuesto para Estaciones PBA2
Fuente: Resolucin N 668/06. Ministerio de Seguridad de la PBA (B.O. N 47/06)
En este cuadro vemos cmo se organiza el sistema de guardias en grupos de
efectivos que trabajan durante ocho horas de servicio, seguidas de cinco horas CORES.
El efectivo se incorpora en una caza por conseguir la mayor cantidad de horas posible,
cuya asignacin est a cargo del rea de Administracin de cada dependencia. Dicho
rea debe fiscalizar la distribucin, ejecucin y control de las CORES, y liquidarlos
mensualmente a la Direccin General de Contabilidad y Presupuesto del Ministerio de
23 Resolucin N 668/06. Ministerio de Seguridad de la PBA
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Seguridad de la PBA.24 Una cantidad mensual de horas CORES, determinada pero
variable, (valuada en $14/hs.), es asignada al titular de cada dependencia, de cuyo
reparto debe ser responsable. El criterio para la asignacin de horas sigue un
ordenamiento por categora de dependencia: Comisaras de tipo A, B y C, criterios
definidos por la extensin y poblacin del territorio y la cantidad de personal de la
dependencia, luego siguen Subcomisaras, Comisaras de la mujer y la familia,
Estaciones de Patrulla Rural, Destacamentos, Puestos de Vigilancia25. La legislacin
establece que la asignacin de horas extras, para cada efectivo, no puede exceder la
cantidad de ciento veinte horas mensuales. (En este aspecto la Resolucin N 2624/ 08
introdujo modificaciones por las cuales se reduce la asignacin de horas CORES a un
mximo de sesenta horas por efectivo, en los mbitos con tareas administrativas,
pudiendo el efectivo optar por cumplir las sesenta horas faltantes, pero necesaria