Umbral año 2 – n°2 febrero 2016

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COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS N° 2 AÑO 2 FEBRERO 2016 ISSN 0719-6016 Literatura para infancia, adolescencia y juventud

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COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS

N° 2 – AÑO 2 – FEBRERO 2016

ISSN 0719-6016

Literatura para infancia, adolescencia y juventud

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umbral

COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS

CIEL CHILE

Centro de Investigación y Estudios Literarios:

discursos para infancia, adolescencia y juventud

0719-6016ISSN

Derechos Reservados © 2015, CIEL CHILE

CORREO ELECTRÓNICO: [email protected]

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www.facebook.com/CIELChile

EDITORES:

Claudia Andrade Ecchio

Hugo Hinojosa Lobos

Isabel Ibaceta Gallardo

Anahí Troncoso Araya

Camila Valenzuela León

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ÍNDICE

ISABEL IBACETA GALLARDO

Más allá de Papelucho: Marcela Paz, una propuesta literaria desconocida……………………………………………………………..

MARCELA PAZ

«Hojas de un diario»…………………………………………………………………………………………………………………….

4

24

PERFILES COLABORADORES-AS UMBRAL……………………………………………………………………………………………….

40

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4

N° 2 – Año 2 – Febrero 2016

MÁS ALLÁ DE PAPELUCHO: MARCELA PAZ,

UNA PROPUESTA LITERARIA DESCONOCIDA

ISABEL IBACETA GALLARDO

© DOCTORA EN LITERATURA CHILENA E HISPANOAMERICANA

[email protected]

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MÁS ALLÁ DE PAPELUCHO: MARCELA PAZ, UNA

PROPUESTA LITERARIA DESCONOCIDA

RESUMEN

Marcela Paz no ha sido reconocida en toda su dimensión

sino solo como la autora de las novelas sobre Papelucho. En

este artículo se discuten algunos factores de la

invisibilización de su trabajo y de la escasa vinculación y

entendimiento de su obra en el contexto de las letras en

Chile, en la década de 1930. Se explora, además, su texto

Soy Colorina… (1935), y particularmente el cuento “Hojas

de un diario”. En estos escritos se advierte que la propuesta

estético-ideológica de la autora atribuida, generalmente, a la

serie Papelucho es, en rigor, parte fundamental de su estilo

escritural.

PALABRAS CLAVES: MARCELA PAZ, SOY COLORINA,

PAPELUCHO.

ada 28 de febrero la prensa y las redes sociales se

desbordan en halagos a Marcela Paz1 quien nace en esta fecha, en

19022. Estos halagos, en general, se remiten a celebrar su obra

más conocida (la serie Papelucho), sin tomar en cuenta el resto de

su producción literaria que parte en la segunda década del siglo

XX3, la que presenta una rica propuesta estético-ideológica. Así,

si bien hay gran presencia mediática sobre la autora en fechas

conmemorativas, no se observa un interés y reconocimiento

genuino —y abarcador— de su obra, en tanto producto socio-

discursivo y artístico, lo que se manifiesta en los escasos trabajos

teóricos que de ella existen.

Este fenómeno de celebración sin reconocimiento (re-

conocer en el sentido de explorar y legitimar) del valor literario

del trabajo de Paz es claro en el caso de la serie Papelucho. Este

grupo de novelas es considerado como una de las producciones

más representativas de la narrativa para infancia en Chile, tal

como han señalado críticos, escritores, escritoras, investigadores

1Seudónimo de Ester Huneeus Salas (1902-1985).

2En algunos medios conmemoran su nacimiento el día 29 de febrero, sin

embargo, la información que entrega la Fundación Marcela Paz es que

la fecha correcta es el 28. Esto también se confirma al revisar el

calendario de 1902 el que no figura como año bisiesto. 3“Pancho en la Luna” y “La princesita ciega” (1927), Tiempo, papel y

lápiz (1933), Soy Colorina (1935), La pecosa (1948), La vuelta de

Sebastián (1950), Caramelos de Luz (1955), A pesar de mi tía (1958),

Muselina Pérez Soto (1974), Cuentos para cantar (1974), Los pecosos

(1976), Perico trepa por Chile, en conjunto con Alicia Morel (1978),

Los secretos de Catita (1981), El soldadito rojo (1981), y la serie de

doce novelas sobre Papelucho (1947-1974).

C

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6

e investigadoras4. La relevancia de estos textos se puede

constatar, además, a partir de su éxito editorial en la década de

19405, de sus numerosas ediciones

6, de su récord de ventas

7, de

su cantidad de traducciones8, de sus diversas adaptaciones

9,

de los premios literarios recibidos10

, y finalmente, de su vigencia,

4Entre ellos-as, Hernán Díaz Arrieta (Alone), Amanda Labarca, Manuel

Peña Muñoz, Alberto Fuguet, Alejandra Costamagna, Jaime Quezada,

Raúl Silva Castro, Ana María Larraín, Edgardo Cifuentes y el

historiador Jorge Rojas Flores. 5De acuerdo a Bernardo Subercaseaux (2000), en esta época el tiraje

normal de un texto generalmente no superaba los mil ejemplares,

mientras que Papelucho (1947) contó, inicialmente, con cuatro mil

ejemplares anuales (150-155). 6Se ha calculado que las ediciones superan las 400 (Fuente

www.memoriachilena.cl). No se han identificado publicaciones

académicas con respecto a la diversidad de ediciones de la serie. 7En 1994, por ejemplo, se vendieron aproximadamente 55.000 copias

anuales de diversos títulos de la serie. Las ventas, que se especifican por

libro para el año 1994, son las siguientes: Papelucho (30.000),

Papelucho en la clínica, Papelucho historiador y Papelucho en

vacaciones (20.000) (Ibarra 66). En la fuente no se entregan los datos de

venta del resto de los textos de la serie. 8Actualmente existen traducciones al francés, japonés, italiano, griego,

bilingüe español-inglés, versión braille y una traducción al alemán que

se encuentra en preparación (Fuente: www.papelucho.cl). Con respecto

al trabajo y problemáticas de la traducción al alemán ver: Valdivieso,

Carolina. «Traducir a Papelucho». Vuelan vuelan 50 (2013): 1-2

(Revista de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil).

http://www.ablij.com/articulos/traducir-a-papelucho 9Algunos de los textos de la serie han sido adaptados al teatro, cine,

marionetas, historieta, libro audio, enciclopedia, libros para colorear,

entre otros. En noviembre y diciembre de 2015 se estrenó en el Teatro

Municipal de Santiago: «Papelucho en la ópera», basada en el personaje

de esta serie. Papelucho (1947) ha sido, además, adaptado para niños y

niñas con problemas auditivos y visuales. Ver adaptación en:

www.papelucho.cedeti.cl 10

Entre ellos, se destaca: el Premio Mención de Honor del Concurso

Rapa Nui por Papelucho (1947), su inclusión en la Lista de Honor Hans

Christian Andersen de la IBBY (International Board on Books for the

expresada en la presencia actual del personaje de estas novelas en

la vida cultural y económica de nuestro país (en fiestas culturales,

ferias del libro y librerías).

Pese a lo anterior, en estas fechas conmemorativas

encontramos, principalmente, notas escuetas que no van más allá

de comentar ciertas características atribuidas a la serie (en la

mayoría de los casos tendientes al reduccionismo)11

, como la

alegría, gracia y humor de su narrador, obviando tanto la riqueza

del personaje como la complejidad y diversidad de las temáticas,

de las técnicas narrativas y de los diálogos políticos, éticos y

estéticos que en estos libros se articulan. Tal como indica Jorge

Rojas Flores (2010), el éxito de la serie, curiosamente, no se

condice con el escaso análisis literario o lingüístico que de ella

existe (592)12

. El resto de la producción de Paz, por otra parte, ni

siquiera sale a relucir en las conmemoraciones de la vida de la

autora.

Young) Suiza (1968), el Premio Office Chrétien du Livre en Francia

(1980) y el Premio Nacional de Literatura Chilena (1982), entre otros. 11

Un ejemplo es la repetida idea que se encuentra en la prensa, e incluso

en textos académicos, sobre el hecho de que Papelucho no crece. Una

lectura atenta de las novelas permite desacreditar lo anterior. A través de

la serie se encuentra no solo una sino varias referencias a ello, como

muestra este extracto: «[…] ya tengo diez años y medio y me falta bien

poco para los once y tengo hartas ganas de cumplirlos porque voy a

cambiar» (Papelucho casi huérfano 19). 12

Una excepción es el trabajo de Cifuentes, Edgardo. «Marcas

discursivas y narrativas del humor leve en Papelucho». Literatura y

Lingüística 24 (2011): 15 -32.

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0716-

58112011000200002&lng=es&nrm=iso

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Es posible que el doble ‘defecto’ de haber sido mujer y

de comenzar a escribir libros para un público infantil haya

contribuido a la invisibilización de su propuesta literaria global,

debido a que tanto la figura de la escritora como la producción

literaria para infancia se han visto marginadas, históricamente,

del canon literario chileno, donde ha primado la validación del

hombre y el valor estético-discursivo se ha otorgado a la ‘gran

literatura’13

. Ejemplo de lo anterior es que, en alrededor de ocho

décadas de existencia del máximo galardón de las letras en el país

(el Premio Nacional de Literatura), este ha sido concedido solo en

cuatro ocasiones a mujeres14

. Otro elemento que ilustra la

marginación de las escritoras y de la literatura para niños y niñas

puede verse en su exclusión de los textos histórico-críticos de la

literatura chilena como el de José Promis, La novela chilena del

último siglo (1993)15

, o como en los manuales de estudio de la

literatura como el de Hugo Montes y Julio Orlandi, Historia y

antología de la literatura chilena (1965), texto de importante

circulación entre profesores y estudiantes durante la segunda

mitad del siglo XX, como señala Camilo Marks, en el cual

Marcela Paz, en conjunto con otras escritoras, se mencionan de

13

Aquí se está haciendo referencia al círculo literario en general y no al

espacio de producción de aquella literatura ‘otra’, llamada muchas veces

‘literatura femenina’, parte de la cual tiene su reconocimiento en la

década de 1930 y 1940, pero solo en tanto discurso pedagógico en el

contexto escolar. 14

Gabriela Mistral (1951), Marta Brunet (1961), Marcela Paz (1982) e

Isabel Allende (2010). 15

Promis (1993) comenta el trabajo de algunas escritoras, asociadas a lo

que denomina la ‘novela del acoso’, sin embargo, no menciona a Paz o

a otras autoras de textos para niños y niñas (123-146).

paso, bajo la marginal etiqueta de ‘literatura femenina’ (88). Por

su parte, Marks considera ‘discutible’ el hecho de que Paz

obtuviese el Premio Nacional de Literatura, respecto de lo cual no

desarrolla argumentos, señalando, además, implícitamente, que

Papelucho incuba una impronta clasista (111), lo que evidencia

un desconocimiento y una lectura poco aguda del trabajo de la

escritora.

Marcela Paz recibe una crítica favorable antes de escribir

Papelucho (1947). Prueba de esto son los galardones que le

otorgan en 1927 por “Pancho en la Luna” (Premio Sanidad) y en

1934 por un conjunto de cuentos titulado Ensayos para un

concurso (Premio Club Hípico). Dentro de este último volumen

se encuentran cuentos que ya habían sido premiados en otros

certámenes, como “Liselotte” que recibió la distinción Concurso

Andino en octubre de 193416

.

La atención que Paz recibe, previo a la publicación de

Papelucho, se aprecia, además, en los comentarios de la crítica.

Su primer libro de cuentos Tiempo, papel y lápiz (1933)17

es

elogiado por importantes personalidades como Amanda Labarca

y Hernán Díaz Arrieta (Alone). Labarca señala que la propuesta

de Paz incluye «[…] cuentos extraños, imágenes perfectamente

inéditas, juegos de palabras nuevos, puntos de vista originales,

una fantasía que no conoce límites» (s/p). Por su parte, Alone, en

16

Esta información se incluye en la primera edición de Soy Colorina…

(1935), publicada por Editorial Ercilla. 17

Previo a este libro, en 1927, la autora también publicaba escritos en el

“Diario Ilustrado”, con seudónimos tales como Paula de la Sierra, Retse,

Nikita Nipone, Picadilly y Juanita Godoy (Peña Muñoz 150).

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su Crónica Literaria en 1933, hace un extendido comentario en el

que destaca una especie de “sonido extranjero” en la voz

narrativa que si bien le “quita fluidez”, según el crítico, “le aporta

acento original y extraño” (4), ayudándole además a alejarse de

los lugares comunes. En este artículo, Alone también pone de

manifiesto la influencia de la literatura inglesa en los cuentos de

Paz, principalmente, el uso del humor y la ambientación de

situaciones en un contexto doméstico (4). Según el crítico,

Su procedimiento preferido […] tiene algo de

cinematógrafo y hasta de los dibujos animados: una

sucesión de cuadros, de escenas, de caprichos, por

momentos deslumbradores, siempre interesantes en el

momento en que pasan […]. Hay en ella tesoros de

ironía, de verdad, de finura y de malicia, todo dentro

de una atmósfera transparente que en el final, llega a

lo implacable (4).

Tememos que [Tiempo, papel y lápiz] diste mucho de

ser comprendido por la mayoría. Se aparta demasiado

de las sendas triviales. Nada de amores románticos, ni

puestas de sol, ni noches de luna, ni campos

arbolados, ni alamedas muy chilenas: un ambiente

exótico, y, adentro, almas inclasificables, ironías,

fantasmas, verdades, invenciones, una serie de

elementos de lo más extraño en la literatura nacional

(4).

En extractos como este puede advertirse —así como se

observa de una lectura atenta del resto de su obra— que ciertas

características que han sido atribuidas a la serie sobre Papelucho

son parte integral del estilo y propuesta escritural e ideológica de

Marcela Paz. El uso del humor (bufonesco)18

, de la ironía, del

lenguaje tildado de excéntrico y extranjero (una ficcionalización

lingüística que no ha sido explorada), así como también el

despliegue crítico de temas relativos a la familia y la infancia, ya

estaban presentes en sus primeros libros: Tiempo, papel y lápiz

(1933) y Soy Colorina… (1935).

En el primer texto se encuentran cuentos como “El

violín”, donde se relata la historia de un niño ciego y mendigo,

quien, finalmente, muere en la calle. En Soy Colorina… nos

encontramos con una niña cuyos padres se separan19

, y donde se

visualiza una crítica a la madre y a la familia. Esto demuestra que

ciertos elementos y temas narrativos (infancia, madre, familia)

que se creen propios de la serie se fueron desarrollando con

anterioridad a esta, conformando particularidades temáticas y

estilísticas que atraviesan los escritos de la autora. El

18

Este tipo de humor se vincula con el retrato de actividades corporales,

en general exageradas, tales como saltos, corridas, caídas y situaciones

de confusión, entre otros (Cross 28). A esto se refiere Alone cuando

habla de la presencia de secuencias cinematográficas y de elementos

que se asemejan a los dibujos animados, en los textos de Paz. 19

En el cuento “Hojas de un diario”.

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desconocimiento de esta situación en sí misma confirma la poca

atención que su obra ha recibido. Así, irónicamente, aun cuando

Paz es una figura de renombre, sus propuestas estético-

ideológicas, presentes tanto en la serie como en el resto de sus

trabajos, son un espacio inexplorado.

En consecuencia con lo anteriormente planteado, este

texto se propone indagar en esos lugares oscuros, marginados,

incluso censurados (como se verá), que, sin embargo, son

cruciales para ingresar al espacio literario de Paz. Uno de esos

‘lugares oscuros’ es su libro Soy Colorina…

I. SOY COLORINA…

Soy Colorina… es un texto publicado por editorial Ercilla luego

de ser ganador del Concurso Club Hípico de Santiago en

diciembre de 1934, como se indica en el prefacio de este mismo

libro (5). El volumen —que fue presentado por Paz al concurso

con el seudónimo de Paula de la Sierra y titulado Ensayos para

un concurso— consta de doce cuentos20

y recibió una favorable

acogida por parte del jurado, quien lo declaró ganador por

unanimidad, señalando lo siguiente:

20

“Hojas de un diario”, “Liselotte”, “Noche de luna”, “Chuquito”,

“Somos lo que nos hacen ser”, “Roberto y Gloria”, “Pude ser escritor”,

“La flor de la enredadera”, “Sala de espera”, “El forastero”, “Navidad”

y “El prisionero del guante”.

Cuentos en que domina la introspección. Hay

novedad y destreza en el estilo. Imágenes acertadas.

Comparaciones con tendencia a la mordacidad, que

revelan un espíritu cáustico y observador. Autor o

autora que pone de manifiesto condiciones de

psicólogo. En general, un temperamento que sale de

lo común y una evidente vocación para este género

literario.

“Hojas de un diario”, una de las narraciones, la mejor,

nos hace entrar en los misterios del alma de una niña

de siete años (sic)21

y nos señala sus impresiones

sucesivas hasta que pasa a la pubertad; en suma, una

pequeña obra maestra (7).

Desde esta escueta descripción es difícil tener una idea

sobre las particularidades de la escritura de Paz. Es entendible,

sin embargo, lo lacónico de la nota considerando que fue

probablemente redactada para su inclusión en un formulario o

documento administrativo asociado al concurso. Si bien

encontramos descripciones positivas acerca del trabajo de la

escritora en textos como este, y en algunos otros comentarios

críticos en la prensa, existen escasos trabajos teórico-críticos y

analíticos (y no biográficos) sobre la autora.

Al adentrarse en Soy Colorina…, es posible advertir,

inicialmente al menos, dos elementos cruciales con respecto a la

21

En “Hojas de un diario” la niña tiene ocho años.

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propuesta escritural de Paz. En primer lugar, que desarrolla

elementos narrativos que presentan importante discordancia entre

ellos, al comparar los distintos cuentos que componen el libro.

Esta situación permite imaginar a una autora que está explorando

sus posibilidades; las numerosas rutas que le pueden permitir

llevar a cabo ideas, pensamientos y emociones que desea

construir literariamente. Esta hipótesis se sustenta a partir del

propio título con el que la escritora elige reunir estos cuentos:

«Ensayos», el que hace referencia directa a la idea de una

escritura ‘en práctica’ más que a una propuesta acabada22

.

En segundo lugar, puede identificarse la presencia de

temáticas que suelen denominarse como ‘grandes temas

universales’ de la literatura, tales como la muerte y el amor, entre

otros, los cuales son abordados desde perspectivas inusuales en

relación con el tipo de manejo temático que conforma el espectro

canónico, en el contexto de producción de la década de 1930.

Algunas de las discordancias señaladas son, por ejemplo,

de estilo23

, lo que se traduce en un cambio substancial de la

22

Por otra parte, se hace evidente, desde la lectura de los cuentos, que la

palabra ‘ensayo’ no tiene conexión con el ensayo en tanto género

discursivo literario. 23

‘Estilo’ se utiliza aquí en el sentido que le dan Ducrot & Todorov

(2011), en tanto articulación sustentada sobre las propiedades verbales

de un texto, las cuales se seleccionan de un «cierto número de

disponibilidades contenidas en la lengua», haciendo referencia así a «los

registros de la lengua» y «a sus subcódigos» (344). En este sentido, el

termino estilo se vincula aquí, más a la idea de ‘escritura’ (como estilo

personal del autor).

perspectiva de enunciación. El libro presenta cuentos de tono24

grave, grandilocuente, con un estilo que opera a través del

despliegue de lenguaje poético y elevado, como es el caso del

relato “Noche de Luna”. El tono serio se articula a partir de la

temática de la muerte, de la ambientación lúgubre y

contemplativa. Todo esto, relatado en forma solemne, a través

de terminología y figuras comunes del lenguaje poético

decimonónico, incluyendo el uso de lo figurativo y de la

comparación, como puede verse en este extracto:

En el suelo rayado por la sombra de los altos cipreses,

se deslizaba lentamente una sombra más: la de aquel

hombre.

Misterio, poesía, quietud. En el campo santo, con

todos sus dolores dormidos, con todos sus muertos

olvidados en el sueño de los que podían recordarlos o

penar por ellos, había quedado un hombre vivo.

Caminaba despacio; su respiración era espesa como el

tufo ahogado de un agonizante y las palabras caían de

sus labios, espaciadas, como esos rodados de piedra

que se oyen en las faldas de los cerros durante las

noches silenciosas de verano (51-52).

24

El ‘tono’ se considera como uno de los aspectos verbales del estilo, el

cual dice relación con las propiedades rítmicas y melódicas que pueden

identificarse a nivel enunciativo (Ducrot & Todorov 345).

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11

En conexión con lo anterior, en el relato “Roberto y

Gloria” se visualiza, a primera vista, un estilo (y tono) similar al

del extracto antes citado. Asimismo, la temática de la muerte es

también central en la narración, y si bien se aprecia un lenguaje

elevado (formal) y una adjetivación poética del entorno, la

inclusión de la ironía25

desacraliza dicho lenguaje. A través de

esta inclusión, el sujeto de la enunciación se yergue críticamente

ante las convenciones sociales que rondan la muerte material, así

como ante la real impavidez que, según el o la hablante, tiene la

muerte de un familiar, como se observa en el siguiente párrafo:

En el cuarto oscurecido en beneficio de los cirios

eléctricos, se alinean contra el muro los bultos de

mujeres con pena. Han surgido del olvido para acudir

al llamado del pariente difunto como parte integral

del decorado de su capilla ardiente. Esos rostros de

vela de sebo a punto de agotarse; esos suspiros

calientes, son indispensables en esa reunión solemne,

como los candelabros, el paño negro, las pilastras que

sostienen la caja. La sala es un hospital de flores,

donde agonizan al calor de la atmósfera mal sana; los

hombres se agolpan en las puertas estorbando la

entrada del aire y de los deudos que, revestidos de su

tenida de respeto y emoción, asumen cara grave y

25

Se está haciendo referencia a una ironía lingüística, forma verbal que

se constituye a partir de un doble mensaje: uno literal y un significado

adicional subyacente (Colebrook 14-15).

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12

sueltan sus facciones con expresión de solemnes

cortinajes.

Se presentan unos a otros, saludan con avaricia, como

si su saludo fuera a interrumpir la paz del muerto,

cambian frases discretas y se abrazan largamente.

Pensamientos profundos entrecruzan el aire: ¡Lo que

es la vida! ¡Quien lo dijera! ¡Fue tan repentino!

[…] El muerto está ahí completamente inmóvil, y los

deudos, arrastrando un rosario cadencioso, se

absorben en sus preocupaciones personales y ni se

acuerdan de él (89-90).

Al mirar comparativamente los dos ejemplos anteriores,

es evidente que las formas expresivas (estilo, tono) son similares,

así como también la temática. No obstante, en el segundo caso, el

uso de la ironía evidencia una construcción enunciativa que

subvierte la solemnidad de la muerte y la presenta en su

dimensión cotidiana, material. La forma seria, poética y

grandilocuente, que en el primer ejemplo reafirma una

construcción ambigua, misteriosa, pero sublime de la muerte26

, se

dota de humorismo y sarcasmo en el segundo ejemplo, a través

de expresiones irónicas tales como: «sueltan sus facciones con

expresión de solemnes cortinajes», «pensamientos profundos

26

Esto se potencia a través del monólogo de un personaje etéreo y

fantasmal, un ‘vivo muerto’ o un ‘muerto vivo penando’ que le entrega

un flujo rítmico casi épico al cuento a través de la ficcionalización del

‘flujo de la consciencia’, en un modo que recuerda a Hamlet (1603).

entrecruzan el aire»27

, y al hacer referencia a que «los bultos de

mujeres con pena» son «parte integral del decorado» de la capilla.

Todo lo anterior, más que entablar un discurso sobre lo sublime o

trágico de la muerte como experiencia humana fundamental,

llama la atención hacia sus particularidades terrenales,

situacionales, cotidianas y materiales. Así, dos relatos que tienen

temas y ciertos elementos narrativos comunes, presentan, a partir

de una técnica discordante (ironía), una perspectiva de

enunciación discrepante. En el primero de ellos, hay un diálogo

prácticamente filosófico sobre la existencia, mientras que en el

segundo la muerte se articula literariamente como circunstancia

patética, estereotípica y casual.

Por otra parte, los ejemplos anteriores muestran con

claridad el tratamiento inusual de los llamados temas universales

de la literatura occidental. En el segundo cuento “Roberto y

Gloria”, Paz instala una crítica a las relaciones familiares, a los

convencionalismos vacíos, además de instalar un encuentro

sensual y de deseo entre dos primos en el medio de un velorio. En

“Noche de Luna”, la autora despliega una sublimación poética de

la ambigüedad de la existencia (hace comparaciones que aúnan

vida y muerte) con tinte psicológico y filosófico, lo que tiene

clara discrepancia con el manejo estético-temático que puede

encontrarse comúnmente en la década del 1930 en la literatura en

Chile.

27

La ironía reside aquí, por ejemplo, en el hecho de que las frases que

“entrecruzan el aire” están lejos de ser profundas.

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13

Este manejo, de acuerdo a Promis (1993), estaba aun

dominado por tendencias del naturalismo y del positivismo (51-

55), los cuales se vinculaban a concepciones de la realidad como

fenómeno único y objetivo, que el o la novelista debía capturar

como documento social. El discurso narrativo impactado por el

naturalismo, y aun presente en la década mencionada, «[…]

rechazaba comunicar la exaltación sentimental o patética de su

narrador, tratando de reemplazarla por una perspectiva imparcial

[…] que fuera capaz de representar las “verdaderas” condiciones

de la realidad histórica» (Promis 20). La apuesta de Paz no tiene

conexión con estas tendencias, sino más bien con aquellas que se

comienzan a afianzar en el ámbito literario chileno a fines de los

años 30 (posteriormente a la publicación del libro de Paz), y que

Promis cataloga como neorrealistas y antipositivistas28

.

Para los y las escritoras de esta tendencia la realidad no

era inherentemente objetiva. Al contrario, consideraban que «[…]

los fenómenos y comportamientos humanos daban origen a

diferentes dimensiones de la realidad y que para llegar a tales

niveles era imprescindible adoptar una nueva y “encandilante”

manera de ver» (Promis 63-64). Así, el trabajo de Paz se acerca

más a la agenda neorrealista que proponía que la producción

artística debía «[…] ser entendida como el vehículo que

transportara la mirada del escritor hacia los niveles más

insospechados, fantásticos o alucinantes de esa realidad» (Promis

65). En consonancia con estas perspectivas, la autora no busca

28

En este grupo posiciona a la llamada generación del 38 y la

Mandrágora.

narrar/crear un discurso sobre la muerte que resalte cualidades

trascendentales de lo humano y de su esencia ‘verdadera’; se

vincula, en cambio, con imaginarios que rompen con

concepciones dualistas que separan de manera tajante lo vivo de

lo muerto. Esto se manifiesta en “Noche de Luna”, en el que se

une vida y muerte en la angustiada psiquis de un personaje, quien

a la vez, en un efecto metaficcional, pone en cuestión no solo su

propia condición (vivo o muerto) sino la existencia de quien lee:

Voy a contarle un cuento, mi propio cuento, porque

este asunto del mundo no es otro que un inmenso

libro de cuentos trágicos o divertidos, monótonos o

filosóficos, pero cuentos todos al fin y al cabo. Los

hombres creen que existen y son personajes (53).

En esta dinámica, la autora explora claramente lo que, de

acuerdo a Promis, buscaban los neorrealistas: evidenciar la

multiplicidad de dimensiones existentes en el espectro de lo

entendido como ‘real’.

De acuerdo a Domingo Melfi (citado por Promis), uno de

los rasgos característicos de los escritores post-naturalistas fue un

radical cambio en la articulación del narrador, el cual, ya lejos de

lo omnisciente, presentaba un «conocimiento y dominio de la

realidad [que] se manifestaba tan precario, relativo y limitado

como el de sus propios personajes» (Promis 48). Esto es

justamente lo que se observa en varios de los relatos de Soy

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14

Colorina…, pero particularmente en “Hojas de un Diario”, en que

la narradora en primera persona es a la vez la protagonista de su

propia historia.

II. “HOJAS DE UN DIARIO”

“Hojas de un Diario” es un escrito que ficcionaliza el género

referencial del diario íntimo y cuya narradora, en primera

persona, es una niña de ocho años. La niña relata aspectos

cotidianos de su infancia y mantiene su diario hasta que entra en

la adolescencia (quince años).

Como se desprende del título, esta narración no es el

tradicional relato en formato de diario que comporta completitud,

sino que se constituye solo a partir de algunas ‘hojas’ del mismo.

Este factor hace que el texto sea altamente fragmentario y que se

establezcan espacios amplios de tiempo entre una anotación del

diario y la siguiente. Por ejemplo, las anotaciones del diario

comienzan en 1926, año en que registran solo cinco entradas.

Luego, en 1927, se dan saltos temporales drásticos (mayo a

septiembre), siendo el más notorio el que va de septiembre de

1927 a abril de 1932 (seis años después). En este recorrido

fragmentario, al cual tenemos acceso restringido, la niña deja

entrever los conflictos familiares producidos por la separación de

sus padres, la intrincada relación madre-hija y el desarrollo de la

niña hasta su adolescencia, tiempo en que finalmente la madre

pasa a ser dependiente de su hija, por su estado psíquico,

invirtiéndose los roles y las relaciones de poder.

Es fácil imaginar por qué el jurado que premió el libro

Soy Colorina… definió a “Hojas de un Diario” como la mejor

narración del texto. Esto se debe probablemente al hecho de que

el cuento de Paz desacraliza y complejiza las relaciones

familiares en tanto creaciones literarias, así como también los

valores y conductas sociales, tales como el amor y la bondad,

entre otros. Adicionalmente, el texto se posiciona rupturistamente

en términos de la utilización de mecanismos narrativos inusuales

a comienzo de los años 1930. Algunos de estos elementos

narrativos son la configuración de una voz narrativa en primera

persona29

(creando una voz y escritura infantil ficcional) y la

utilización del género del diario íntimo, que conforma un relato

fragmentario, apelando a un lector o lectora a construir aquello

que yace escondido entre los espacios temporales silenciados

entre una anotación del diario y la siguiente. La voz narrativa, así

como la artificiosidad de la voz y escritura infantil, en sus

aspectos formales —facilitados por el dispositivo del diario—,

abren de cuajo el relato a la experiencia subjetiva y limitada de

una conciencia individual e íntima, lo cual es altamente

innovador en la narrativa en Chile en la década en que el cuento

se escribe.

29

No menos rupturista, para un texto de la época, es el hecho de que

configure una voz de niña/joven y no de niño/joven. Tal como indica

Pearson, en las narrativas que tienen a la infancia como protagonista en

el siglo XX, la niña, prácticamente, no se retrata/construye (140).

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15

“Hojas de un Diario”, aun siendo elogiado como el relato

mejor logrado de Soy Colorina…, no ha vuelto a reeditarse más

que en una sola ocasión, en la cual además fue censurado. Dicha

reedición se realiza en el año 2000 cuando se incluye en un libro

titulado Marcela Paz: Papelucho, Soy Colorina…; el texto

incluye una biografía, prólogo y bibliografía seleccionada por

Ana María Larraín. Es llamativo el hecho de que Larraín no

explique por qué decide compilar la primera edición de

Papelucho (1947), con algunas imágenes de la versión inédita de

Papelucho (1934)30

, en conjunto con el cuento “Hojas de un

Diario”, particularmente porque estos textos presentan una

relación intertextual evidente y sustantiva entre sí. Por otra parte,

es aun más llamativo que se permita censurar contenido del

cuento, como puede corroborarse en los siguientes extractos:

Edición original:

Siento mucho haber nacido, pero yo era tan pequeñita

en ese entonces que no supe lo que hice.

Resulto un estorbo que “consume y no produce”. Esta

frase se la aprendí al mozo que es comunista y

considera a los sacerdotes de esta manera.

El mozo tiene grandes ideas. A veces pienso que si no

fuera tan orgullosa y un poco más romántica, podría

enamorarme de él. Es muy bonito querer a un ser

30

En diversos textos biográficos sobre la escritora se señala que

Papelucho fue escrito en 1934. El Papelucho publicado en 1947 sería

una reescritura de esta primera novela inédita.

inferior. Pero éste tiene las manos tan rudas y las

orejas tan chicas que me da asco. Aun cuando es

campeón de Water-Polo, lo que le mantiene limpio.

Julio 1.º de 1933.– (sic)

Ultimamente31

he vivido mucho (19).

Edición de 2000:

Siento mucho haber nacido, pero yo era tan pequeñita en

ese entonces que no supe lo que hice.

Julio 1º de 1933

Ultimamente32

he vivido mucho (95).

En el extracto censurado se visualiza una crítica implícita

al arribismo y clasismo burgués de los sectores conservadores de

la sociedad chilena. Esta especie de parodia se realiza a través de

la utilización de una ironía estructural —sobre la cual se

comentará más adelante— que subyace en el registro de los

pensamientos contradictorios de la adolescente por un joven

perteneciente a otra clase social. Admira a un «hombre de

grandes ideas» que, sin embargo, por sus diferencias de clase (su

condición de sirviente de dudosa ‘limpieza física’) se le presenta

como un partido complejo.

El anterior ejemplo de perspectiva enunciativa,

probablemente, sumó razones para que los textos de la autora,

que no fueron publicados para un público infantil, como Soy

31

Sin tilde en la fuente. 32

Sin tilde en la fuente.

Page 16: Umbral año 2 – n°2 febrero 2016

16

Colorina…, no tuvieran mayor atención por parte de la crítica o

desde el sector editorial.

Este tipo de visión crítica se aprecia también en la

articulación del personaje de la madre, el que se construye de

manera compleja, alejada del maniqueísmo que recrea lo bueno o

lo malo, lo correcto o lo incorrecto. Gran parte del juicio a la

madre se estructura de manera indirecta a través de los reportes

ficcionalmente ingenuos que la niña escribe en su diario. La

protagonista, inicialmente, no advierte que los hombres que

visitan constantemente a su madre son, probablemente, algo más

que amigos. Con esta misma ingenuidad la narradora indica que

aquella no le demuestra cariño constante para no «fomentarle [su]

sentimentalismo» (93), y que aunque la niña «no lo sienta», sabrá

siempre que es importante y querida, pues según su progenitora

«para una madre lo primero del mundo son sus hijos» (93),

comentario que se contrapone totalmente a la falta de cuidados y

tiempo que le proporciona a su hija.

En el discurso que subyace a este tipo de enunciados se

observa una crítica profunda a las ideas estereotípicas sobre la

maternidad. No obstante, en otros pasajes del cuento,

particularmente hacia al final del relato, la hija presenta a la

madre como una víctima dramática de una situación social-

personal compleja (divorcio, crítica social y de sexo-género de

sus pares). Así, la narradora adolescente fija otra mirada hacia la

madre (esta vez explícitamente): ya no deja entrever a una madre

despreocupada, sino una madre incapacitada por la anulación que

le ha implicado el enjuiciamiento social debido a su separación.

Frente a esta situación, la construcción discursiva de la madre

transita desde victimaria a víctima. En esta operación, la

narradora se posiciona estratégicamente para auto-estructurarse

una realidad ideal en la cual busca dejar atrás sus sentimientos de

soledad y dejación, tornándose en madre de su propia madre,

dándole la atención y cuidados que ella no recibió:

[S]oy feliz, aun cuando no es justo que lo sea, estando

mamá enferma. Sin embargo, lo soy, me gusta

cuidarla, me gusta que me mire con cariño y

confianza, me gusta que no pueda hacer sus cosas

para hacérselas yo y me gusta pasarme los días a su

lado, sabiendo que ella está ahí y no ha de dejarme

sola de un momento a otro (106)33

.

En “Hojas de un Diario”, hay también una crítica de

sexo-género que pone en evidencia las desigualdades con

respecto a los roles que, socialmente —en el contexto de

producción correspondiente a la década de 1930—, se designan a

mujeres y hombres diferenciadamente. En vinculación con esto,

se observa un sujeto de la enunciación que se opone a

convenciones sociales y a órdenes e instituciones tradicionales

33

Este fragmento puede entenderse en tanto diálogo con entradas previas

del diario (de la época de la infancia), que hacen referencia a la

despreocupación de la madre cuando la niña está enferma, situación por

la cual esta última es reprendida. La adulta arguye que su hija no sabe

cuidarse y enferma debido a su «propia torpeza» (27).

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17

como la familia y el matrimonio. En variadas entradas del diario

la narradora hace referencia a costumbres y labores que se

entienden como femeninas, las que no le agradan. Dice que es

«rara» pues prefiere leer a «tejer» (91), y manifiesta también

pensamientos como los siguientes (cuando está considerando

marcharse de su casa a raíz de problemas con su madre): «Creo

que debería casarme, pero el matrimonio no me atrae. No me

parece posible que dos personas puedan quererse toda la vida, y

los que se toleran hasta el último son personas que tienen carácter

de esclavo. Al menos uno de ellos» (99).

La relación con la madre, con el padre, con el entorno

(sus amigas, vecinas) y con ella misma, en un proceso de

autoconstrucción identitaria y de sexo-género como adolescente

que va creciendo, tiene múltiples aristas que distan de explorarse

aquí de forma exhaustiva. Por el momento, es importante también

discutir elementos formales a través de los cuales se configuran

los discursos ideológicos en este texto.

La voz narrativa que ficcionaliza una perspectiva y

conciencia infantil es un elemento que se sitúa justamente en el

espacio ambiguo y subjetivo en donde los neorrealistas, de

acuerdo a lo que se comentó, buscaron posicionar a sus

narradores. El aspecto innovador de esta voz infantil (que hace

famosa a Paz posteriormente con Papelucho 1947) es claro si se

compara con la alta producción de narrativas que utilizaban la

figura del niño como elemento central en el contexto literario

chileno, y que Lon Pearson (1978) denomina el sub-género del

niño roto (154). En este tipo de narrativas, la perspectiva de

enunciación evidenciaba, mayoritariamente, una postura adulta,

más que un intento de articular una focalización infantil, y solo a

partir de la década de 1970 explora estéticamente la psicología

infantil (Pearson 154)34

. Paz, ya en 1935, con su personaje de

ocho años que escribe su diario, deja atrás los prototipos de la

infancia de la corriente del niño roto, como aquellos sufrientes

pilluelos victimizados por una juiciosa voz adulta, que en su

tendencia naturalista buscaba ‘documentar’ la realidad social,

marcada por las injusticias vividas por los sectores marginados.

La narradora de Paz es una voz subjetiva, personal, que

no busca posicionarse como ‘la voz’ de la infancia marginal, sino

como una voz íntima que explora su situación de vida particular y

que despliega la construcción de una conciencia que se debate

entre la ambigüedad, la confusión, la búsqueda del conocimiento

y la experiencia, y que se yergue de forma independiente, no

siendo ‘hablada’ a través de la focalización de un personaje

adulto. Voces de este tipo han sido elogiadas y figuran entre los

textos clásicos de la literatura como es el caso de Pippi

Långstrump [Pippi calzaslargas] (1945) de Astrid Lindgren y

The Catcher in the Rye [El guardián entre el centeno] (1951) de

Jerome D. Salinger, sin embargo, no se repara en que este tipo de

34

Una de las escasas excepciones es El niño que enloqueció de amor

(1915) de Eduardo Barrios, uno de los primeros textos chilenos en el

que la psique y los pensamientos de un niño son articulados artística y

literariamente, creando una voz narrativa infantil.

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18

voces ya habían sido creadas por Paz en los años 1930, cuando

escribe “Hojas de un Diario” (1934) y Papelucho inédito (1934).

La perspectiva infantil en “Hojas de un Diario” se

constituye a partir de la narración autodiegética y focalizada por

la narradora, como se aprecia en la apertura del cuento35

:

35

Es interesante observar cómo parte de la ficcionalización de la voz

narrativa infantil se plasma también en una escritura que cuenta con

diversas faltas ortográficas, lo que nuevamente implica que el lector-a

no olvide que esa escritura es la de una niña de 8 años.

La ficcionalización del relato íntimo que el diario

permite, posiciona, de inmediato, al sujeto de la enunciación en

una perspectiva ajena a la grandilocuencia del ‘gran relato’, que

se pretende forjador de la realidad histórica y social. El habla

infantil secreta (escondida al alero de un diario) con sus faltas

ortográficas y su ‘inadecuado’ manejo lingüístico, opera a través

de una ironía estructural que permite que el mensaje ideológico y

crítico se despliegue indirectamente, en la mayoría de los casos.

Este tipo de ironía se articula a partir de lo que se entiende como

«narrador ingenuo», que, a través de su relato ‘inocente’, deja

entrever situaciones inadecuadas, inmorales o reprobables en

algún sentido (McArthur 2; Colebrook 14). En el texto de Paz

esto se aprecia particularmente cuando la narradora aun no pasa a

la pubertad, y puede vislumbrarse, por ejemplo, la poca atención

que la niña recibe por parte de su madre:

Julio de 1926.– 36

Fuimos al biógrafo con la mamá y don Enrique y él

me regaló chocolates porque era muy feo el teatro y

hacía mucho frío.

Martes de 1926.–

Me retó la mamá porque soy pava. No quiero ser

pava pero soy. Parece que tenia una tia que era asi,

pava como yo. Se murió aplastada por un ropero. Oi

36

Las cursivas en las fechas son del original.

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19

me dieron chocolate y me aburrí mucho y me quedé

dormida con zapatos y vestido (12).

Mijaíl Bajtín (1986) ha teorizado con respecto al

fenómeno de la ironía estructural, asociándolo a los personajes

literarios del bufón, el pícaro y el tonto. El académico señala que

este tipo de personajes se posiciona como ajeno al ‘mundo

común’ y, dado que pertenecen a un espacio otro, se le otorgan

privilegios especiales, entre ellos, se le brinda a su voz un

«<<carácter de plaza popular y pública>>», que pone de

manifiesto los errores y opera como una denuncia social (354).

En los textos de Paz, la figura del infante (y luego adolescente) se

asemejan a los personajes de los que Bajtín habla, en tanto se

construyen como sujetos que miran desde fuera de este mundo

adulto absurdo y lleno de dobleces. La narradora adolescente de

“Hojas de un Diario”, hablando de los mayores, dice por ejemplo:

La vida es la hipocresía más grande y no me explico

cómo es que todo el mundo está tan de acuerdo con

representar esta comedia.

Tampoco me explico los aspavientos con que se

horrorizan ante ciertas cosas cuando comenten otras,

tanto peores.

No comprendo bien a la gente, ni estoy muy

conforme con haber nacido (27).

Todo lo anterior se conecta con la idea de cómo Northrop

Frye (1957) concibe el «modo literario irónico», en el cual se

producirían escritos «discontinuos» (89)37

, con personajes que

actuarían como críticos sociales, quienes pondrían a disposición

una perspectiva personal y, por lo tanto, parcial de una situación

sin intención de narrar ‘verdades’ (63).

Otros elementos fundamentales de la voz narrativa en

este cuento, que potencian la ficcionalización de una

subjetividad, son su característica de inmediatez y la

configuración de un lenguaje y conciencia propiamente infantiles.

El relato en primera persona constituye, según Schwenke

(1999), una immediate-engaging-first-person narration que

cuenta situaciones recientes, lo cual permite que el lector o

lectora, según la investigadora, establezca una relación de

cercanía e intimidad con lo narrado (185). Esto se da, en parte,

gracias a la utilización de las convenciones escriturales del diario

íntimo, género en el cual es común que se registren sucesos de

fechas próximas al tiempo en que se inscribe la enunciación. Es

decir, el lapso de tiempo entre el hecho acontecido y la narración

del mismo es corto. Esto, como plantea Schwenke, «[…] has the

potential to reveal the character of narrator-protagonists in a way

37

‘Discontinuidad’ se entiende en oposición a los textos

«enciclopédicos» que articulan discursos totalitarios sobre la historia.

De acuerdo a Frye, las narrativas discontinuas se conforman desde lo

fragmentario, tal como se observa en los textos de Virginia Woolf. Este

tipo de escritos aporta «[…] un sentido del contraste entre el curso de

toda la civilización y los tenues destellos de los momentos significativos

que revelan su sentido» (89).

Page 20: Umbral año 2 – n°2 febrero 2016

20

that emphasizes the immediacy of their subjective experience»

(189).

Con respecto al manejo del lenguaje y la construcción de

una conciencia ficcional infantil, es evidente la técnica que crea

un habla infantil ilusoria. Dicha técnica es buscar asemejarse a las

falencias que, en ocasiones, se encuentran en las formas

expresivas de niños y niñas. Son claros, a lo largo del cuento, los

desaciertos ortográficos, el uso de lenguaje coloquial, y en

general, una morfosintaxis que se aprecia inusual, con respecto a

las convenciones estatuidas por los sistemas de normas

lingüísticas; todo lo cual puede verse en el siguiente extracto:

1926.- No ser pava es lo que más trato. Ice clases de

aritmética y de inglés con la profezora que dijo que

yo estaba un poco atrasada. La mamá le explicó lo

que yo era pava y lo de mi tía del ropero. La

profezora es buena y tiene dos lunares con pelo largo.

Don Enrique se fué muy enojado con la mamá y ella

quedó yorando. Mañana es domingo que rico (12).

Adicionalmente, se observa la inclusión consciente y

premeditada de irregularidades y cambios que potencialmente

buscan recrear/remedar la forma escritural de una niña, como por

ejemplo, la extraordinariamente diversa forma en que la

narradora registra las fechas en que escribe (con y sin cursivas,

nombre de meses abreviados y no abreviados, entradas que

incluyen hora, entre otros). En dichas inscripciones se evidencia

que la escritora del diario no tiene interés en mantener una

coherencia de formato a lo largo de su diario. Esto, por otra parte,

es un elemento metaficcional que potencia la idea de que el

escrito es un diario íntimo real y no un cuento publicado.

1926.–

Marzo 05.–

Abril 19.–12 p. m.

Julio de 1926.–

Mayo.–

Set. 9.–

La ilusoria conciencia infantil se conforma por elementos

como la ficcionalización de un cierto tipo de elementos o sucesos

cotidianos, que, en general (y sobre todo en los textos de los años

1930), no se consideraban temas propios de incluir en un texto

literario, como por ejemplo, consignar los días que la niña se lava

el pelo, cuánto jamón come, registrar los días en que no sucede

nada, además de evidenciar su dificultad para comprender

fenómenos que son consabidos para los adultos, como por

ejemplo, cuando se pregunta: «Quien sabe como se morirá la

jente» (91).

Los elementos que constituyen la voz narrativa en

primera persona en este texto, con sus particularidades

«lingüísticas» (ortografía, lenguaje coloquial, morfosintaxis), así

Page 21: Umbral año 2 – n°2 febrero 2016

21

como también los elementos «composicionales» a través de los

que la voz se despliega (como las convenciones del género del

diario íntimo), son cruciales para identificar, explorar y entender

«la arquitectónica» de la obra, según Bajtín, entendiendo lo

arquitectónico como los temas, la configuración de los sujetos, en

suma, de la propuesta estético-ideológica de la escritora (22-28).

Para considerar a Soy Colorina… en su total dimensión se

requeriría realizar un análisis detallado de los aspectos que

propone Bajtín, no obstante, todo lo discutido en este trabajo

puede servir como paso introductorio, que suscite interés por

adentrarse en esta desconocida obra de Marcela Paz.

COMENTARIOS FINALES

Soy Colorina… es un texto en el que figuran escritos que desafían

las tendencias naturalistas y positivistas que aun se encontraban

presentes en el ámbito literario, en el contexto de producción en

que el libro se publica. En este libro de cuentos y,

particularmente, en “Hojas de un Diario”, se explora e innova con

respecto a las convenciones discursivas de la articulación de la

voz narrativa así como de los géneros literarios de la época.

La propuesta artística de Paz no fue comprendida y, en la

actualidad, sigue siendo desconocida. El hecho de que Paz fuera

mujer, de que se hiciera conocida por su serie de novelas para

niños y niñas, y de que tuviese una posición crítica con respecto a

temas de sexo-género y clase, entre otros, probablemente ha

contribuido a que sus textos hayan recibido poca atención. A esto

habría que agregar que la estética «lingüística, composicional y

arquitectónica» (Bajtín 22-28) de sus trabajos comprende una

complejidad e innovación (para los años 1930) que la crítica no

fue capaz de entender y valorar, situación que en cierta medida

aun perdura. Esto se demuestra, por ejemplo, en la

incomprensión, por parte de Alone, sobre el manejo que la

escritora hace de la ambigüedad y la subjetividad. Al respecto, el

crítico declara que sus «[…] cuentos son obscuros y enredados:

personificaciones audaces, complicaciones insolubles, pasos

raros, conducen a callejones sin salida y plantean problemas

intrincados» (Díaz Arrieta s/p). Por su parte, Promis (1993)

indica que, a mediados de los años 1930, muchas novelas que

subvertían los esquemas naturalistas y positivistas pasaron

desapercibidos para la crítica y el público lector del momento,

debido a que aun imperaba una idea conservadora con respecto a

las formas y temas de los relatos, para que estos pudieran

preciarse de textos dignos del canon (74)38

.

Actualmente, un claro ejemplo que demuestra el estado

inexplorado del trabajo de Paz es el hecho de que variados

elementos que se consideran inherentes de la serie sobre

Papelucho conforman, más bien, parte fundamental del estilo y

tendencias escriturales estético-ideológicas que cruzan sus

escritos. Algunos de estos elementos son la ironía (lingüística y

38

Este canon se regía, según Promis, por autores consagrados como

Mariano Latorre y otros que habían recibido la aprobación de parte de

los críticos ‘adanistas’ (74).

Page 22: Umbral año 2 – n°2 febrero 2016

22

estructural), el humor bufonesco, la ficcionalización de un

lenguaje coloquial y de un habla infantil, así como también el

desarrollo de críticas de clase, de sexo-género y de las relaciones

de poder entre niña-o y adulta-o, entre otros.

Paz fue una autora adelantada para su época, un tiempo

en que aun se esperaba que la literatura fuera un documento de

autoridad que ‘reflejara’, fundamentado en una «suficiencia

racionalista» (Promis 82), una visión sociológica fehaciente de

las problemáticas humanas y las verdades trascendentales

(Promis 85). La escritora, en contraposición, despliega

tempranamente (antes de Papelucho 1947) una operatoria

metafictiva, en la que entiende el texto como un espacio teatral y

lúdico que pone en evidencia a la literatura como constructo

discursivo subjetivo y no como registro de una realidad objetiva y

palpable.

Con lo señalado en este escrito no se pretende restar

importancia a la serie Papelucho. En lo discutido se evidencia, de

hecho, que la exploración de los textos previos de Paz puede

potenciar una lectura más contextualizada de la serie. Dicha

exploración permite trazar la evolución de las técnicas

escriturales que, con posterioridad, se desarrollan en Papelucho

(1947) y en los títulos que le siguen. Un acercamiento de este tipo

evidencia, además, la riqueza dialógica e intertextual interna que

yace en una propuesta escritural que todavía estamos lejos de

conocer.

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Page 24: Umbral año 2 – n°2 febrero 2016

24

N° 2 – Año 2 – Febrero 2016

«HOJAS DE UN DIARIO» DE MARCELA PAZ

Queremos compartir con ustedes la versión íntegra del

cuento «Hojas de un diario» de Marcela Paz, publicado en

Soy Colorina… (1935) por editorial Ercilla (páginas 11-38).

Fue transcrito con autorización de la Fundación Marcela

Paz, a quienes agradecemos la oportunidad de divulgar este

relato prácticamente desconocido de la autora.

La versión ha sido transcrita tal como se presenta en el

original, manteniendo su estilo escritural y su diverso

registro de las fechas del diario.

Page 25: Umbral año 2 – n°2 febrero 2016

25

«HOJAS DE UN DIARIO»

1926.—Tengo ocho años y voy a escribir mi diario.

Soy colorina, pero voy a ser castaña y no tengo hermanos ni

abuelos y mi mamá es divorsiada. Vivo con mi mamá y

antes teníamos automobil pero aora no, y nadie sabe que

tengo mi diario ni que quiero mucho a mi papá.

Julio de 1926.—Por fin encontré mi prendedor.

Estaba debajo de la cómoda y no habia escrito más en mi

diario porque comenzé las clases. Vi a mi papá en la calle

pero el no nos vió. Me gustaria ser hombre cuando fuera

grande pero es claro que no seré nunca… Fuimos al

biógrafo con la mamá y don Enrique y el me regaló

chocolates porque era muy feo el teatro y hacia mucho frio.

Pero la Película era muy linda con krimenes y todo. Don

Enrique dijo que me iba a pagar una profezora para que

aprendiera ingles. No importa que yo aprenda ingles si me

dan chocolate.

Martes de 1926.—Me retó la mamá porque soy

pava. No quiero ser pava pero soy pava. Parece que tenia

una tia que era asi, pava como yo. Se murió aplastada por

un ropero. Oi me dieron chocolate y me aburrí mucho y me

quedé dormida con zapatos y vestido.

1926.—No ser pava es lo que más trato. Ice clase de

aritmética y de ingles con la profezora que dijo que yo

estaba un poco atrasada. La mamá le explicó lo que yo era

pava y lo de mi tia del ropero. La profezora es vuena y tiene

dos lunares con pelo largo. Don Enrique se fué muy enojado

con la mamá y ella quedó yorando. Mañana es domingo que

rico.

1926.—Hoy conbidé a las Riesco i no las dejaron

venir porque mi mamá es divorsiada. Quien sabe si se pega.

Yo creo que es malo ser divorsiada. Si yo me casara no me

divorsiaria porque así no podria tener auto y es mejor que

mis hijos tengan papá y auto.

Marzo 3 de 1927.—Encontré mi Diario que se me

habia perdido ace tiempo. Nadie sabe que lo tengo y es rico

guardarlo en el tejado debajo de una teja. Así nadie me lo

puede piyar a no ser que fuera un ladrón. Me gustaría ser

ladrona y que mi mamá fuera ladrona en lugar de

divorsiada. Lo pasariamos tan bien haciendo cosas

peligrosas y escondidas. Don Lucho me trajo una vitrola

pero la mamá no me deja tocarla. Don Lucho quiere mucho

a la mamá y es como ermano con ella. Yo le dije que me

gustaria que fuera mi papá.

Marzo 4 de 1927.—Hoy no pasó nada.

Marzo 5.—Hoy no pasó nada tampoco.

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Marzo 8.—Me lavé la cabeza.

Marzo 11.—No pasó nada.

Marzo 15.— No pasó nada.

Marzo 19.— id. id.

Marzo 23.— id. id. Hoy se quedó en casa

de mamá.

Marzo 24.—La mamá está muy pobre y quiere

vender ropa, pero don Lucho no quiere. Yo querria ser

empliada y cuidar niñitos rubios. Hoy uvo jamon al

almuerzo y como la mamá no comió, me comí tres tajadas.

Marzo 30—Me retaron y no me acuerdo nada más.

Mayo.— id. id. idem.

id. id. 24.— Id. idem. etc. etc.

id. id. 30.— Id. idem. etc. etc.

1927. Encontré mi DIARIO que se me habia perdido

y estaba en la budinera de plata que habia en el comedor. Lo

que ha pasado este tiempo es que me cortaron melena, que

se fué la Genoveva que era muy buena cocinera y que se

murió el pobre don Sixto. Yo no lo conocia.

Set. 9.—Anoche soñé con don Sixto. Es raro soñar

con una persona que uno no conoce aunque aora ya lo

conosco aunque está muerto. Quien sabe como se morirá la

jente. Salí en auto con el papá y tomamos té en un

restaurant que tenía servilletas de papel y como mil galletas

en un canastito. La mamá dice que el papá es malo, pero yo

no lo encuentro. No me importaría ser mala si fuera como

él.

Abril 15 de 1932. — Escribiré mi diario otra vez. Es

mejor escribir que llevarse pensando y resulta divertido

leerlo después de mucho tiempo. Lo malo es que mi

ortografía hace 6 años era tan mala que me da vergüenza

pensar que a los 8 años fuera yo tan atrasada. Quiero

desahogarme. La última novedad es que todo me da ganas

de llorar. La mamá dice que es debilidad, pero yo no creo,

porque peso 56 kilos.

Me encantaría ser flaca y moverme con gracia. Los

vestidos se me quedan pegados en la cintura y se me

arrollan al andar. Comprendo que es terrible para la mamá

tener una hija así y que no me podré casar nunca. Por eso

quisiera ser flaca, pero lo único entretenido que sucede en

mi casa es comer y si no como ¿qué hago?

Me cargan todas mis amigas, porque no hablan más

que de pololeos y de besos y a mi me desespera. Creo que

soy rara. Por éso no tengo pololos, porque hay otras más

gordas que yo y no tienen. Yo prefiero tocar vitrola o leer o

contarme cuentos o tejer. Debe ser la tia solterona que

aplastó el ropero; siempre he sentido algo de ella en mí. Los

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hombres me gustan, pero desde lejos y me dan una

vergüenza horrible cuando me hablan.

Abril 19. — Sigo llorona. Ayer pasé toda la tarde

llorando, y lo peor es que me encanta llorar y sentirme

desgraciada. Especialmente con música. Me gustan también

los versos y todas las cosas cursis. ¡Si supiera la mamá!

Soy rara. Cuando se muere alguien, le tomo cariño al

muerto y a toda su familia y no puedo sacarlo de mi cabeza

durante toda la semana.

Ahora viene a casa un señor muy buenmozo con

grandes ojos verdes. Es estupendo. Nada le importa en el

mundo, y mira de una manera comosi uno le importara

mucho. La mamá lo encuentra muy inteligente y dice que

juega bien bridge. Yo no serviré ni aún para éso. No me

gusta, pero a veces hago el cuatro cuando falta alguien y

dicen que juego bien y que soy inteligente. ¡Sería la última

que yo resultara inteligente, ahora!

Parece que la señora Rosita se arrancó con ese

secretario de no sé que cosa, que ha venido a jugar aquí dos

veces. Es un escándalo terrible, según dicen.

Hay gran indignación con la señora Nieves, porque

parece que andaba hablando de la mamá y de don Carlos,

que al fin y al cabo es un caballero viejo.

Abril 19.—12 p. m.

Soy en realidad muy desgraciada.

Me gustaría que me quisieran mucho y se

preocuparan de lo que estoy pensando cuando estoy triste.

Esto es egoísmo, pero no me importa. Todo el mundo es

egoísta y yo también. Me hace falta cariño. Sobre todo en

las tardes, cuando termino las clases y la mamá ha salido.

Leo, y mientras leo, pienso toda clase de cosas tristes.

Todos los días son iguales y no me gusta convidar amigas,

porque se aburren conmigo. No tengo nada que contarles y

no me gusta hablar con ellas de mamá. De puro fastidio me

pongo a estudiar y resulto aplicada aunque no me interesa

serlo.

La vida es muy larga.

Me gustaría haberme muerto cuando chica, y que

hubiera un gran retrato mío en el salón, con un ramo de

flores frescas siempre.

Cuando pienso que mañana voy a despertar, se me

quitan las ganas de dormir…

Mayo 10.—

Hoy es día feliz. Tengo ganas de ser buena y de

abrazar a la gente. Mamá me regaló toda la colección de

libros de la biblioteca y voy a hacer un catálogo completo, y

a leerlos uno por uno. Pero ésto no es todo. Ayer tarde,

mamá me sorprendió llorando y por primera vez en lugar de

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irritarse contra mí por mi carácter raro, me abrazó y me

preguntó mis penas. En un principio no pude hablar. Lloré

el doble. Después me dió vergüenza explicar los motivos de

mi pena, que resultan muy pobres si se explican, y por

último, no sé cómo me atreví a decirle que ella no me quería

bastante y que en realidad tenía yo toda la culpa por ser

como soy. Mamá me consoló y aún me besó, y me dijo que

las mujeres debemos hacernos fuertes contra esos

sentimentalismos enfermizos, que la vida debe tomarse

como es y que hay que tener energía y valor moral. Esto me

hizo mucho bien, especialmente el haberle dicho mis penas

y el saber que ella después de todo, me quiere y que “para

una madre, lo primero del mundo son sus hijos”. De modo

que aunque yo no lo sienta, sabré siempre que para mamá

soy lo primero, aunque ella en su carácter alegre no me lo

esté mostrando a cada paso, en parte por no fomentarme mi

sentimentalismo.

Quedé feliz. Y más feliz, cuando esta mañana

apareció en mi cuarto antes que yo me levantara y me dijo

que me regalaba la biblioteca y un saquito de cuero ruso

precioso que era suyo.

Mamá es muy buena y la quiero con toda mi alma.

Trataré de comprenderla mejor y de pensar menos en mi.

Ahora con los libros y sabiendo que ella me quiere, no le

temo a las tardes largas, ni me importa estar sola.

11 de Mayo.—Creo que debo enamorarme. Es bueno

estar enamorado para hacer todo pensando en el ser amado.

En la India las mujeres se casan a los once años. Nada tiene

de particular que yo me enamore teniendo 14 años.

El amor es una necesidad del alma, leí hoy. Y es

cierto. Yo siento esa necesidad. Debo enamorarme aún

cuando no me quieran. Eso hará más poético mi amor y

talvez me corrija un poco mi egoísmo.

Mayo 20.—En este momento sucede algo

maravilloso. Papá habla con mamá en el salón. Me imagino

lo que debe ser una reconciliación después de tantos años…

Siento un gustito adentro y algo que me hincha el corazón

como si en él se hubiera metido de improviso todo el amor

de ella y el de él.

Esta reconciliación es obra mía. Porque los hijos son

el lazo del matrimonio. Y habiendo leído ésto, me fuí a ver

a papá y le dije que era muy desgraciada sin él. También le

conté cosas de mamá, teniendo buen cuidado de que no

sospechara que mamá tenía otros amigos. Los hombres son

tan orgullosos que no les gusta que los reemplacen. Yo hice

creer a papá que mamá pensaba siempre en él, y ésto le

impresionó tanto, que desde ese momento no tuve que

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esforzar más la conversación. El me acribilló a preguntas y

no tuve más que responder sí o nó. Después se quedó

silencioso mucho rato. Cruzó las manos atrás y caminó por

el cuarto como un Napoleón. Al cabo de un buen rato me

dijo que hablaría con mamá. Que lo hacía por mí y me

despidió con un beso.

Me sentí feliz. Es una sensación maravillosa la de

hacer una acción tan grande como ésta que he hecho yo. Me

reconcilia mucho conmigo el saber que soy capaz de

grandes cosas. También pienso en que cuando haya muerto,

dirán todos: ella los juntó…

Esta noche comeremos los tres juntos e iremos al

Teatro para que todo el mundo sepa que nuestro hogar es

feliz. Ya nadie podrá hablar con malicia de ellos y las

chiquillas no se cuchichearán cuando estoy cerca.

Mayo 21.—Fracasó la reconciliación de papá y

mamá. Ella no puede sufrir un hombre como él y tiene los

nervios tan delicados que no es posible violentarse aún para

complacer a una hija. ¡Pobres madres!

Fué un gran error su matrimonio y lo único sensible

es que yo naciera de él. De otro modo, todo habría podido

arreglarse.

Siento mucho haber nacido, pero yo era tan

pequeñita en ese entonces que no supe lo que hice.

Resulto un estorbo “que consume y no produce”.

Esta frase se la aprendí al mozo que es comunista y

considera a los sacerdotes de esta manera.

El mozo tiene grandes ideas. A veces pienso que si

no fuera tan orgullosa y un poco más romántica, podría

enamorarme de él. Es muy bonito querer a un ser inferior.

Pero éste tiene las manos tan rudas y las orejas tan chicas

que me da asco. Aun cuando es campeón de Water-Polo, lo

que le mantiene limpio.

Julio 1.° de 1933.—

Ultimamente he vivido mucho. He perdido todas mis

ilusiones, y me siento ya vieja.

Sucedió todo en un solo día. Día fatal e inolvidable:

el 28 de Junio.

Eran las tres de la tarde. Un día nublado y oscuro.

Yo estaba sola en la casa, porque mamá había ido donde la

costurera y el mozo me pidió permiso para salir un rato.

Sentada en el marco de la ventana remendaba unas medias

que había comprado y roto ese mismo día, cuando sonó el

timbre. Fuí a abrir y era una mujer pobre con dos niños que

preguntaba por mamá. Como yo le dije que había salido,

resolvió esperarla.

Entretanto, como el día estaba frío, pensé que los

niños podrían enfermarse, y la hice entrar. Nosotras la

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mujeres tenemos algo de maternal en el alma: “en cada

corazón de mujer hay un niño dormido” leí hace poco en mi

biblioteca. Con este pensamiento me fuí a la cocina en

busca de un poco de leche caliente para esos pajaritos flacos

y raquíticos.

Cuando volví sonaba nuevamente el timbre. Era don

Julio. Aquel amigo nuevo, tan buenmozo y elegante. Es

extranjero y es uno de los pocos amigos de mamá a quien

no aborrezco.

Como es natural, le hice pasar al salón y entré con

él.

Conversando se pasó el tiempo y ni me dí cuenta

cuando se hizo de noche. Mamá entró súbitamente al salón

y al verme me mandó a mi cuarto con tono severo.

Obedecí. No recordaba ya a la mujer que había

dejado esperando en el pasillo. Por lo demás, no estaba ya.

Desde mi cuarto oía la voz de mi madre enfurecida.

Su temperamento nervioso la arrebata con gran facilidad.

No todas las mujeres tienen la facultad de poderse dominar.

Sin embargo, el hecho de que tratara en ese todo a

don Julio, con quien no tiene confianza, me hizo pensar que

talvez él la estaba incomodando, y me precipité al salón a

defenderla.

Al verme entrar, mamá se volvió contra mí y

enfurecida me llamó toda clase de nombres y me sacó de un

brazo del salón.

Sus dedos me apretaban como tenacilla y en su

rostro pálido ví no sé que expresión extraña que me llenó de

miedo y me encerré en mi cuarto a llorar. Es muy triste no

ser comprendida.

No quise ir a comer.

Más tarde sentí sus pasos y me acomodé

rápidamente el rostro para disimular que había llorado.

Fingí leer.

Mamá ya estaba tranquila. Como si todo hubiera

sido un sueño. Entró. Entró sonriente y me regaló un par de

guantes nuevos.

“Me has obligado a reprenderte delante de un

extraño” me dijo “y éso es muy azaroso. ¿Qué pensará don

Julio? Es muy mal hecho que hagas entrar a las personas

cuando no estoy en casa…”

Al momento pensé en aquella mujer con niños. Se

había marchado sin que yo la despidiera. Y me asaltó el

temor de que hubiera robado: yo era culpable…

“Fué sólo una pobre mujer que traía sus chicos y

preguntaba por tí. Como hacía tanto frío, pensé que era

natural hacerla entrar…”

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El rostro de mi madre cambió:

“Eres muy inconciente” me dijo, “No tienes malicia.

Esa mujer era una ladrona. Se ha robado el tarjetero de plata

del vestíbulo. Al darme cuenta de ello, perdí la calma y he

hecho un escena delante de don Julio…”

Quedé enojada conmigo misma. Estoy bastante

grande para poder maliciar algunas cosas. Desde luego, la

ingratitud humana es algo proverbial. ¿Por qué no preví

aquéllo?

Mamá y yo nos separamos amigablemente.

Al día siguiente, al pasar por el vestíbulo, el vacío

que dejó el tarjetero parecía gritarme: ¡Estúpida! y burlarse

de mí.

Fuí al cuarto de mamá. Ella estaba en el baño aún y

me puse a revolver sus vestidos de noche que había sacado

para acomodar.

Al tirar de uno de ellos quedó pescado en algo.

Cuidadosamente busqué el extremo que se había cogido y

debajo del cojín grande, saqué el tarjetero de plata. Aun

antes de pensarlo, dí una exclamación de asombro y

felicidad. Pero junto con que ella escapara de mis labios, no

sé qué extraña impresión me vino, que enturbió todos mis

pensamientos. Fué una idea mala. La idea de que mamá

había escondido ella misma el tarjetero para justificar su ira.

Ella quería disimular algo y se refugiaba en éso… No sé por

qué la imagen de don Julio… No quiero escribir el mal

pensamiento que me acometió entonces, un mal

pensamiento que no me deja en paz y que es malo e

indigno. Toda persona mal inclinada se inclina a pensar

mal. Yo me inclino mucho. Sobre todo ahora último que

leo, y conozco la vida. Me he puesto desconfiada y

maliciosa. Pienso mal de mi madre, lo que prueba que soy

una hija degenerada. Pero ésto hace vivir mucho y perder

las ilusiones y la frescura. Duermo mal y sueño cosas

terribles. Despierto en la noche deseando que se queme la

casa de una vez o que se acabe el mundo. Quisiera estar

muy enferma y morirme pronto, antes de ser más mala

todavía.

Julio 3.—

Soy de mala raza. Mi sangre no es muy legítima ni

pura. Lo siento, porque tengo que luchar continuamente

contra malos instintos. Mis malos instintos por ahora me

inclinan a no querer a mi madre. Leí anoche: Cuando los

hijos juzgan a los padres, rara vez los perdonan. Y yo juzgo

a mi madre. La encuentro frívola y egoísta y no la quiero.

Es decir, desde hace una semana he descubierto que no la

quiero, y es muy triste no querer a nadie. Soy una mujer

agria y malsana. Soy mustia y poco comunicativa. Tengo

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carácter de juez y desmenuzo los actos de las personas hasta

que los encuentro viles. Es mi propia vileza la que sale a

flor.

Debo reaccionar y tratar de ser buena. Pero no me

atrae. Siento ganas de ser mala, profundamente mala.

Julio 4.—

Mamá está enferma. Desde hace una semana que

escasamente le hablo, porque me parece una mujer extraña.

Y siento remordimientos.

Cuando supe esta mañana que tenía fiebre, fuí a

verla y de pronto sentí que la quería como antes. Salí del

cuarto y me encerré en mi pieza a llorar. Hubiera querido

pedirle perdón, pero no puedo. Además tendría que

confesarle mis malos pensamientos y éso la ofendería.

Pobrecita; es una de aquellas mujeres perseguidas

por la fatalidad. En el fondo es muy sola y desamparada. Su

única hija se retrae de ella y plantándose en un nivel

superior, se permite juzgarla. Eso acusa un alma corrompida

y me he propuesto corregirme.

Don Julio es un buen amigo de nosotros y un

caballero.

Afortunadamente, la enfermedad de mamá es poca

cosa y probablemente estará bien mañana.

Esta rachas de maldad venenosa que me acometen

son cosas propias de la edad; crisis pasajeras por las cuales

no debo dejarme impresionar.

Ayer me confesé y le expliqué todo al sacerdote que

me aconsejó dejar a un lado las preocupaciones que podían

tener mala influencia sobre mí. Escuchó con paciencia todos

mis atropellados sentimientos y me tranquilizó a tal punto

que salí de la iglesia, creyéndome muy buena.

Esto ayuda mucho: la religión es muy sabia y da

fuerzas a las almas.

Me gustaría ser santa.

Agosto.—

Vengo llegando de un viaje maravilloso. Papá me

llevó a la costa por ocho días y ha sido una vida de ensueño.

Por olvido dejé mi Diario en el cual hubiera querido

estampar cada hora, cada minuto, cada impresión de este

viaje.

Lo que más me gustó, fué aquello de sentirme otra

persona. No era la misma y hasta me olvidé de mis tristezas

y me puse alegre y conversadora. Papá es de aquellas

personas con las cuales uno se siente simpática e inteligente.

Tiene un extraño poder de hacerla pensar con rapidez.

Además se preocupa de que una esté contenta y da una

sensación de que una fuera en realidad una persona

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importante y agradable. Su atención contagia a los demás y

todo se convierte en un paraíso.

Me gusta que se fijen en mí, me gusta que me

halaguen, me encanta que me quieran. Al dormirme,

mientras andábamos juntos, me sentía la mujer más feliz de

la tierra, y cuando salíamos y él se empeñaba en comprarme

todo lo que me gustaba, me creía la princesa de algún

cuento.

Realmente si viviera con él, sería feliz. Aunque

razonando un poco, comprendo que no sería lo mismo si le

tuviera siempre a mi lado. Perderíamos aquella etiqueta que

hace tan agradable nuestra amistad. Es mejor vivir

separados y así tener estas temporaditas de cielo.

Con el dinero que me daba papá para mis gastos, le

compré a mamá algunas cositas que necesitaba. Gustosa le

hubiera dado los guantes y el sombrero nuevo que me

compró papá, pero creo que sería una deslealtad para con él.

Habría querido escribir paso a paso todo mi viaje,

pero no tengo tiempo. Mamá llegará de un momento a otro

y no me gustaría que me sorprendiera escribiendo. Ella no

sospecha que llevo diario y al saberlo me obligaría a

mostrárselo. Preferiría morirme antes de hacer éso.

Septiembre.—

Parece mentira que no haya tenido un rato de

tranquilidad en todo este tiempo para poder escribir.

Mamá ha tomado la costumbre de quedarse en casa

todas las tardes y he perdido toda mi independencia.

No es que me busque para estar conmigo, pero en

cambio me exije estar presente en sus tées y reuniones.

Como si tuviera algún objeto… Creo que no ha habido un

solo día en que no haya tenido que retarme, siempre

injustamente y aún aquella vez que me senti con fiebre, me

echó en cara que yo era desconsiderada, que estaba ya

grande para saber cuidarme y que me había enfermado por

mi propia torpeza.

Nos hemos distanciado tanto ella y yo, que pienso ir

a ver a papá por si quiere recibirme en su casa. Mamá no me

comprende: yo no la quiero. Creo que debería casarme, pero

el matrimonio no me atrae. No me parece posible que dos

personas puedan quererse toda la vida, y los que se toleran

hasta el último, son personas que tienen carácter de esclavo.

Al menos uno de ellos.

No tengo vocación de monja y odio a las solteronas.

¿No habrá otra profesión para las mujeres? ¿Qué podría ser

que no fuera ninguna es estas tres cosas?

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La vida es la hipocresía más grande y no me explico

cómo es que todo el mundo está tan de acuerdo para

representar esta comedia.

Tampoco me explico los aspavientos con que se

horrorizan ante ciertas cosas cuando cometen otras, tanto

peores.

No comprendo bien a la gente, ni estoy muy

conforme con haber nacido. Una de las razones por las

cuales no me quiero casar, sería por no tener hijos. Es decir

por ellos. Encuentro muy cruel traerlos al mundo.

Cuando pienso en cuál habría sido mi ideal, me

imagino una hermita en un monte lejano, a un lado un

bosque de pinos, a los pies un prado de hierbas y flores

silvestres. Me gustaría ser la esposa de un hombre mayor,

hábil, profundamente sabio, tranquilo y romántico, que

durante las noches se sentara sobre una piedra a la puerta de

la choza y me contara cosas extrañas, aventuras, historias,

descubrimientos, mientras yo le escuchara arrodillada a sus

pies. Me gustaría ver la vida únicamente a través de sus

labios, admirar sus manos, adorar sus ojos y sentirme en

éxtasis en su presencia. Durante el día trabajaría en trabajos

rudos para él, y ni un solo pensamiento, ni un solo gesto

mío sería para otra cosa que para ese hombre. Me gustaría

sentirme pequeña a sus plantas, sentirme torpe,

irresponsable, analfabeta.

Setiembre 15.—

Se llama Juan Pablo. Es como su nombre, sereno, de

mirada profunda, de rasgos tranquilos. Sus manos son

perfectas… No sé su edad ni el color de sus ojos. Es lo

mismo : para mí son siempre del color más maravilloso que

existe. No me habla, pero sus pensamientos vienen a mi

alma en un lenguaje tan espiritual que me basta cerrar los

ojos para sentir su voz. Y sus pensamientos encierran toda

la sabiduría y todo el arte de la tierra.

Su cabeza brilla a veces bajo el sol como una gavilla

de trigo maduro, recoge los tonos cobrizos, rojos y castaños

y aún hay ocasiones en que su pelo es de azabache y tiene

tintes azules…

Desde que Juan Pablo ha entrado en mi vida, no

siento soledad, ni angustia, ni necesidad de llorar.

Siempre que lo busco, lo encuentro.

¡Soy feliz, inmensamente feliz!

Set. 21 de 1933.—

Converso con Juan Pablo horas y horas. No me

importa no tener tiempo de escribir, ni estar sola, porque

dondequiera que esté, está él conmigo.

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Es mucho más perfecto un amor así. ¿Qué importa

que no tenga cuerpo ni cara? Hay más unión cuando el amor

vive en nuestra propia alma y se nutren los dos enamorados

por los mismos ojos, los mismos oídos…

Es absurdo despreciar la fantasía por la cruda

realidad. Yo prefiero por mucho mi Juan Pablo soñado, a

todos los Juan Pablos que pueda ofrecerme el mundo.

El orden del tiempo es lo que hace nuestra desgracia.

Si uno es feliz un momento, el tiempo que hace

pasar ese instante destruye esa felicidad. Apenas es

“presente” cuando ya se troca en “pasado”… Si uno goza

anticipando una alegría ¿qué importa que llegue o no

llegue? Es tan corto el presente… Démoslo por pasado. Del

futuro al pasado… y… ¡ya somos felices! Nadie puede

robarnos lo que llevamos en el alma. Nadie puede

arrebatarme a Juan Pablo. Nadie puede compartirlo

conmigo. Es mío. Sólo mío, enteramente mío. El me ha

enseñado ésto y también me ha mostrado que la vida es un

campo en el cual no debe el hombre detenerse a contemplar

el cardo y la ortiga, sino que levantando la vista, debe mirar

tan solo las flores que se asoman entre la yerba fresca…

Esto es filosofía.

Ahora que sé filosofía, no me importa pasar las

tardes entre esta gente chillona que hace chistes a fuerza de

cockteles. Me siento en un plano superior a ellos y no me

alcanza a herir su grosería, ni su materialismo. Juan Pablo

me protege.

Tanto he llegado a espiritualizarme en estos últimos

meses que he perdido el interés en la comida, he bajado seis

kilos y me cuelgan los vestidos en elegantes pliegues y mi

silueta despierta curiosidad. Es agradable despertar

curiosidad e interés, aun cuando uno sea una muchacha

superior.

Los amigos de mamá se dan trabajo en conseguir

que yo les sonría.

Esto me agrada, porque soy vanidosa y frívola, pero

no importa, porque son defectos muy femeninos,

encantadoramente femeninos.

Octubre 10.—

Juan Pablo me ha llevado a tierras lejanas y a

tiempos pasados. Cuando leo, entramos juntos en el libro y

vivimos con sus personajes. Es muy interesante

desmaterializarse. Creo que voy a ir a visitar a una médium

que me enseñará a desdoblarme. Me gustaría desligarme de

mi cuerpo para ser toda espíritu.

Octubre 15.—

La vida está celosa de mi felicidad y quiere

destruírmela.

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Hoy ha logrado perturbar mi paz.

En torno mío sucede un extraño misterio. Un

misterio que yo misma no quiero comprender.

Mamá está preocupada. Don Julio se pasa los días

enteros en casa. Por las tardes ya no se invita gente a jugar y

mamá me propone que salga con papá.

No quiero hablar de este asunto, ni aún con Juan

Pablo. Es algo sucio y vil. No quiero que nuestro amor se

enturbie jamás con cosas mezquinas y malas.

Octubre 16 — 1933.—

Como si presintiera los sucesos, ayer mismo escribía

en mi diario que la vida tenía celos de mi felicidad y quería

destruirla.

Lo ha conseguido.

El sucio misterio que se desarrollaba en torno mío ha

descorrido sus velos.

Estoy desesperada. Ya ni Juan Pablo existe para mí.

Todo ha concluido en la vida y dondequiera que miro, veo

algo abominable, nauseabundo.

El escándalo se cierne sobre mi frente y me apunta

cruelmente con su rígido dedo acusador. Estoy tatuada por

el pecado.

No quiero escribir más. No puedo.

Quisiera haber muerto hace cien años y que el

tiempo hubiera borrado ya de la lápida de mi sepultura hasta

las letras de mi nombre.

Octubre 23 — 1933.—

¿Es posible que aún me resten fuerzas para continuar

viviendo?

¿Es posible que sea la misma?

¡No!

Aquella muchacha delgada y atrayente se ha

convertido en pálido espectro. Esos ojos ausentes que

soñaban, porque guardaban en su alma un gran secreto, el

secreto de una vida, de un amor, de un ensueño que era

capaz de burlar todas las miserias humanas, esos ojos miran

ahora amargamente. Han perdido la fé. Están vacíos aún de

sus lágrimas. Ya no pueden llorar.

La boca se tuerce en sarcástico desdén y el

pensamiento vuelve insistentemente sobre una misma idea:

soy hija del escándalo.

Mi madre ha dado un escándalo.

No ha sido la madre de otra. Ha sido MI Madre.

No es una persona cualquiera; es aquel ser único y

admirable en el cual se inspiran los poetas; es mi madre.

¡Ella!

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37

No la aborrezco. No la condeno. Le tengo una

profunda lástima.

Es una desgraciada. Ahora comprendo por qué había

cambiado, por qué quería librarse de mí, acercándome a mi

padre.

¡Es una mujer fatal!

Mi padre me lo ha dicho. Me lo ha dicho todo y yo

le he encontrado razón. Es terrible encontrarle razón a la

persona que condena a nuestra madre. Mi vida es una

tragedia. Soy una pobre criatura madurada a la fuerza.

Siento en mí las fuerzas de los dos: ella que está humillada

y abatida y se aferra a mí como si se hubieran cambiado los

papeles y fuera yo su madre; y él, que razonablemente la

condena y repudia…

Diciembre 31, 12 p. m.—

Es la última hora del año. Me gustaría poder llorar

como lo hacía antes, pero ahora no puedo. Todo éso que

sentía en otro tiempo era romanticismo y adolescencia.

Ahora soy positivista y mujer práctica. En lugar de hacer el

balance sentimental del año que concluye, hago las cuentas

materiales.

He tomado el gobierno de la casa y manejo del

dinero. Mamá está enferma desde hace un mes. Ha ido

debilitándose poco a poco hasta caer en una verdadera

inercia. Después de aquel “error” que cometió, su salud se

afectó seriamente por culpa del malsano “qué dirán”.

La gente es muy cruel con sus semejantes. Cuando

ven que alguien tropieza, en lugar de tenderle la mano, le

dejan solo en el charco. Y cuando el caído no quiere

hundirse para siempre, se ve obligado a luchar

encarnizadamente, porque los curiosos que miran,

desprenden con verdadera repulsión la angustiada mano que

quiere cogerse de sus ropas para levantarse.

Hemos pasado dos meses sin salir. La calle me da

horror y en cada persona creo estar viendo un juez que nos

condena.

Son pocas las visitas que han venido a casa y no me

dan confianza. Su atención me parece la más vil hipocresía.

Ayer tuve que salir, porque papá me había llamado y

sentí la impresión más terrible. Como si estuviera en camisa

en medio de un salón. Sentí odio hacia todo el mundo, odio

contra los que miraban, odio contra los que pasaban a mi

lado y que si hubieran sabido nuestro escándalo, se

detendrían a comentarlo venenosamente.

La gente no sabe lo que es el escándalo. Viven

inconscientemente sin darse cuenta de él. No tratan de

comprenderlo. Son poco humanos. Pero lo que damos

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escándalo, somos muy humanos y perdonamos a todos los

culpables.

Caminando hacia el departamento de papá, no podía

apartar mi pensamiento de mi madre enferma por la

crueldad de la gente. Hace apenas dos meses que hubiera

despertado la admiración de los callejeros, y ahora está

tendida en su cama, pálida, avejentada, ruinosa, sin fuerzas

para sonreír siquiera.

Durante el primer tiempo me instalaba a los pies de

su cama, y ella me hablaba, contándome sus penas, sus

penas de mucho tiempo atrás. Después, un día, me dijo que

me consideraba su amiga, la única amiga en quien tenía fe y

su voz se puso espesa de emoción. Estoy segura que sus

ojos estaban llenos de lágrimas, pero en la oscuridad no

podía verlas. Y desde ese día no quiso estar más sola y a

cada instante me llamaba y me hablaba de cualquier cosa.

Una tarde me contó toda su vida. Desde su infancia…

¡Pobrecita! Lloramos juntas y desde ese momento la quiero

de una manera tan distinta que no podría dejarla.

Mamá me necesita. Hay una gran compensación en

el sufrimiento y es la que acerca a las personas. Nuestro

escándalo nos ha unido. Y el saber que mamá me necesita,

me consuela de mis penas. Es muy reconfortante sentirse

necesaria. Material y moralmente. Cada vez que estoy

cansada de disponer almuerzos o llevar cuentas sin dinero,

el pensamiento de que soy útil a mi madre enferma, me

sostiene. Y cuando por las tardes me siento junto a su cama,

aun cuando pasen las horas y las horas sin cambiar una

palabra, siento que ella me quiere ahí, tal como estoy,

callada, serena y aún mientras leo para acortar el tiempo,

siento sus ojos en mí y eso me conforta.

Mi egoísmo se ha desteñido mucho en los últimos

tiempos. Más que todo, porque veo que mamá me cree

buena y abnegada y eso me obliga a serlo. Una prueba de

mi alterocentrismo, es que no escribo en mi diario desde

hace ya dos meses.

Esto demuestra también que ya soy más mujer, que

no vivo de fantasías y quimeras y que mi existencia es útil.

Ahora comprendo para qué he nacido y no me

importa existir.

El diario es una secreción de egocentrismo. Uno se

busca a sí mismo como aquellas bonitas que pasan largas

horas frente al espejo.

Es mejor no escribirlo y olvidarse un poco de sí

misma, pensando en los demás. Esta será mi última hoja de

diario y me la he permitido, porque es también el último día

de un año que me ha cambiado por completo.

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Antes de cerrar para siempre este cuaderno, diré cuál

era el objeto del llamado de papá.

Me recibió con cariño y luego entró a hablarme de

mi porvenir. Le escuché con paciencia. Presentía lo que iba

a proponerme; que me fuera con él, que no solamente había

en ello una conveniencia para mi educación, sino cierto

deber para con él, que más tarde me arrepentiría si no lo

hiciera…

Le escuché sin interrumpirle, y cuando terminó, le

dije que le agradecía todo, pero que jamás abandonaría a

mamá. Y le hice comprender que le era necesaria y ese solo

hecho es el ideal que persigue la mujer y yo lo había

alcanzado. Por lo tanto debía comprender que soy feliz, aun

cuando no es justo que lo sea, estando mamá enferma. Sin

embargo lo soy, me gusta cuidarla, me gusta que me mire

con cariño y con confianza, me gusta que no pueda hacer

sus cosas para hacérselas yo y me gusta pasarme los días a

su lado, sabiendo que ella está ahí y que no ha de dejarme

sola de un momento a otro.

Sé que soy egoísta, pero no me gusta decírmelo,

porque me pongo doblemente egoísta entonces. Creo que

tengo derecho a ser egoísta y un poquito agriada, porque a

mí no me ha dado la vida lo que a otras muchachas, que

tienen distracciones, un hogar cariñoso y una religión.

Yo me confieso a veces, cuando estoy muy

confundida, pero no tengo religión verdaderamente. Mamá

no la tiene y papá tampoco.

Esto no impide que yo estime a los clérigos. Son

hombres altruistas y superiores, filósofos y poco frívolos. Si

hubiera sido hombre, habría sido clérigo para perdonar a

todos los caídos y tenderles la mano en nombre de Cristo.

Ha sonado la una. La primera hora de un año que

empieza.

Aún no he hecho las cuentas del último mes del año

que recién termina. Y es preciso que las haga y vea el

balance, porque le he pedido a papá que él arregle de modo

que mi madre y yo podamos vivir sin preocuparnos de

deudas.

Mañana, al ir a desearle un feliz año, le llevaré

también mi libro de contabilidad para que vea que puede

confiar en mí, y en el camino de vuelta pasaré a una florista

y le haré enviar a mamá un ramo de flores muy grande y

muy hermoso, sin tarjeta de nadie, porque sé que será para

ella el mejor regalo y el mejor alimento. Nunca sospechará

que he sido yo.

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ISABEL IBACETA GALLARDO

Bibliotecaria Licenciada en la Universidad Tecnológica

Metropolitana, Major en Inglés y Magíster en Literatura

Infantil y Juvenil por la University of Roehampton del

Reino Unido. Es candidata a Doctora en Literatura Chilena

e Hispanoamericana de Universidad de Chile. Isabel ha

trabajado en diversas bibliotecas y en proyectos de fomento

lector, ha sido jurado del premio Marta Brunet otorgado por

el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, al mejor texto

literario para niños y niñas. Ha sido además evaluadora de

los Fondos del Libro, en la Línea de Creación (literatura

infantil) y ha participado en el Comité de Evaluación de

Literatura Infantil y Juvenil de la Biblioteca de Santiago.

Es, además, integrante de CIEL Chile: Centro de

Investigación y Estudios Literarios: discursos para infancia,

adolescencia y juventud.

FUNDACIÓN MARCELA PAZ

Agradecemos a la Fundación por permitir la transcripción

íntegra del cuento «Hojas de un diario» de la edición de Soy

Colorina… (1935) de la editorial Ercilla. Asimismo, las

imágenes incorporadas en este número de la revista fueron

proporcionadas por la Fundación (www.papelucho.cl)

PERFILES COLABORADORES-AS

UMBRAL

N° 2 – AÑO 2 – FEBRERO 2016

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De publicación mensual, Umbral es una colección de propuestas críticas en torno a textos narrativos, poéticos u otros,

chilenos, latinoamericanos y españoles, que han sido destinados para niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Asimismo,

incorpora revisiones teórico-críticas actuales respecto de la literatura escrita y/o pensada para estos-as destinatarios-as

desde una perspectiva abierta y dialógica. Nuestra finalidad con esta publicación es crear una instancia de reflexión y

diálogo multidisciplinario que contribuya a la construcción de conocimiento, tanto para la comunidad académica como al

público en general.