Un Argumento a Priori Para Demostrar La Existencia de Dios
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Un argumento a priori para demostrar la existencia de Dios:
El argumento ontológico de San Anselmo
Por Uriel Abel Brito Ortiz
“No busco entender para creer,
sino que creo para entender. Pues
también creo esto: que ‘si no
creyese, no entendería’ ”1
A lo largo de la historia son pocas las creencias que han perdurado muy arraigadas en el
hombre. Una de éstas es la creencia en la existencia de un ser todo poderoso, el cual es
el responsable de la existencia de todo lo que existe. Este ser todo poderoso es Dios. En
la actualidad existen personas que creen en la existencia de un ser todo poderoso; pero
también existen, actualmente, personas que no creen en él. Así como hoy en día,
siempre ha existido cierto escepticismo sobre la existencia de Dios. Tanto así que, este
escepticismo sobre la existencia de la divinidad se ha presentado incluso en los tiempos
de plenitud de religiones, tales como la religión cristiana. Ante el titubear de los fieles
sobre su creencia y fe en Dios muchos líderes religiosos se dieron a la tarea de buscar
formas de demostrar la existencia de este ser todo poderoso. San Anselmo fue un líder
religioso que se propuso buscar demostrar la existencia de Dios. El método que empleó
Anselmo fue muy innovador y, por ello, poco peculiar para su época.
En el texto presente me daré a la tarea de esbozar y analizar uno de los
argumentos más famosos que tratan de demostrar la existencia de Dios: el argumento
ontológico de Anselmo de Canterbury. Además, contrastaré dicho argumento con las
objeciones que le hace Gaunilo y, también, haré una crítica tanto a la argumentación
anselmiana como a las objeciones de Gaunilo.
1. Vida y obra
1 San Anselmo, “Proslogium”, Cap. I. en Obras Completas, tomo I, [trad. de J. Alameda, O. S. B.], Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1952.
1
Anselmo nació en Aosta, en el Piamonte, Italia en el año de 1033. Realizo sus estudios
preliminares en Burgundy, en Avranches. A los 15 años intentó ingresar a un
monasterio, pero su padre no se lo permitió porque le tenía preparados otro tipo de
planes más mundanos. Tiempo después de acatar las órdenes de su padre y olvidar sus
planes en el monasterio por un rato, a los 27 años ingresa al monasterio de Bec, en
Normandía, donde fusé discípulo y amigo del abad Lanfranco. Entró a la Orden
Benedictina y fue prior de Bec (1063) y posteriormente fue nombrado abad de esa
misma orden (1078). Fue nombrado arzobispo de Canterbury en 1093 para suceder a su
antiguo maestro. Muere el 12 de Abril de 11092.
Sus dos obras principales son el Monologium (1075-1076) y el Proslogium
(1077-1078). Pero también tiene otros escritos: De grammatico (una introducción a la
dialéctica escrita en 1064 aproximadamente); De veratite, De liberate arbitrii y De
casu diaboli (escritos entre 1080 y 1086). Su último escrito fue De concordia
praescientiae et pradestinationis et dei cum libero arbitrio, terminado antes de su
muerte3.
Anselmo no fue un intelectual cerrado, pues de haber sido así nunca nos hubiera
proporcionado un argumento que ayudara a que los fieles recuperaran la fe en Dios. Su
pensamiento y vida van muy de la mano, pues eso se puede notar en sus escritos, los
cuales son plegarias a Dios. Como siervo de Dios, le interesó mucho que la gente
común y corriente pudiera tener las herramientas que respaldarán su creencia y fe en
Dios. Por ello es que su obra se la dedica a la gente común y corriente y no tanto a los
intelectuales y gente con cargos eclesiásticos de su época.
2. Origen y curso de un método novedoso
2 Cfr. Frederick Copleston: Historia de la filosofía II: De San Agustín a Escoto, [trad. Juan Carlos García Borrón], 2ed., España: Ariel, 1974, p. 161.3 Cfr. Miguel Pérez de la Borda, Anselmo de Canterbury esencial: Existe algo mayor que lo cual nada puede pensarse, España: Montesinos, Esencial, 2010, pp. 18-19.
2
En un sentido amplio, se puede decir que el pensamiento de Anselmo está dentro de la
esfera de los filósofos que continua con la tradición agustiniana. Esto debido que, al
igual que Agustín, Anselmo tiene fuertes influencias platónicas. Una herencia de la
tradición agustiniana es aquella preocupación por no creer “negligentemente” los
dogmas de la fe, es decir, no sólo creer y ya, sino que cada hombre debe hacer todo lo
posible para poder comprender lo que cree. Un ejemplo de esto podemos apreciarlo al
principio del Proslogium:
No intento, Señor, penetrar tu profundidad, pues juzgo mi intelecto enteramente insuficiente para ello, pero deseo entender en algún grado tu verdad, que mi corazón cree y ama. Porque no busco entender para poder creer, sino que creo para poder entender. Porque creo también esto, que, a menos que crea, no podré entender4.
Se debe señalar que no sólo la influencia agustiniana influye en el pensamiento de
anselmiano, sino que también influye mucho en él contexto histórico que le envuelve.
Anselmo es sin duda un hijo de su tiempo. Esto es así porque es precisamente la época
en la que vive Anselmo la que le inspira para desarrollar su método especulativo tan
peculiar para sus contemporáneos.
Desde el final del periodo patrístico, la relación entre la fe y la razón era vista en general como una contraposición: fe o razón. Las alternativas posibles son el fideísmo, que evita el uso de la razón para argumentar en teología, y un pensamiento de estilo racionalista que no se preocupa si llega a conclusiones poco conformes con la fe cristiana5.
Anselmo rechaza tal contraposición entre la fe y la razón. Pues él considera que ambas
la fe y la razón no deben ser necesariamente rivales, sino que pueden convivir para así
no inquietar el alma. Éste se propone a realizar un método en el cual mezcla fe y razón.
Ahí es donde se encuentra la originalidad de su método. Veamos un poco más a fondo
todo esto.
4 San Anselmo, Proslogium, Cap. I.5 Miguel Pérez de la Borda, Anselmo de Canterbury esencial: Existe algo mayor que lo cual nada puede pensarse, p. 20.
3
Anselmo centró su atención en comprender las doctrinas de la fe cristiana, ya que en
ellas radicaban sus preocupaciones. Él no sólo intento comprender las verdades
reveladas ya dadas6, es decir, la interpretación de los textos sagrados. Anselmo dio un
paso más, un gran paso más. Éste se dio a la tarea de comprender verdades tales como la
existencia de Dios basándose sólo la razón (la sola ratio) y no en autoridades
eclesiásticas (la Biblia y los Padres de la iglesia). En cierto sentido, podemos decir que
Anselmo utiliza la filosofía7 (la ontología) como una especie de herramienta que ayuda
a comprender la fe. Si hay una sola Verdad, ésta es Dios, y éste es el objeto de la fe.
Entonces, la Verdad se conocerá sólo mediante el razonamiento de lo que cree la fe.
Pero el razonamiento humano no puede por sí mismo conocer la Verdad, por ende a
Dios. Por lo tanto, la fe debe guiar a la razón para que ésta pueda comprender aquella.
Este es el motivo por el cual el método especulativo de Anselmo es tan innovador.
Se debe afirmar, pues, que existe un lazo muy estrecho en el pensamiento
anselmiano entre la fe y la razón, ya que la razón debe reforzar la fe mediante la
comprensión de ésta (la fe). Comprender lo que se cree creyendo, pero razonando lo que
se está creyendo, ese es el ideal anselmiano. Una frase anselmiana que queda como
anillo al dedo para resumir todo lo ya dicho es: “Credo, ut intelligam”8.
Anselmo escribe dos textos en los cuales describe algunas pruebas en las que se
pretendía comprobar la existencia de Dios: el Monologium y el Proslogium. Ambos
fueron escritos debido a que los monjes de su monasterio le piden una demostración de
la existencia de Dios sin apelar a la pura fe ni a las autoridades.
Pidiéndome que no me apoyase en la autoridad de las Sagradas Escrituras y que expusiera, por medio de un estilo claro y argumentos al alcance de todos, las conclusiones de cada una de nuestras investigaciones; que fuese fiel, en fin, a las reglas de una discusión simple, y que no buscase otra prueba que la que resalta espontáneamente del encadenamiento necesario de los procedimientos de la razón y de la evidencia de la verdad9.
6 Quiero resaltar que con las “verdades reveladas” me quiero referir a cuestiones tales como la inmortalidad del alma, el cielo, el infierno, etc. En cambio, cuando digo la “Verdad” me refiero a la existencia de Dios. No hablaré aquí de las “verdades reveladas” porque el asunto del cual deseo ocuparme es el de la “Verdad”, o sea, Dios.7 Me parece que podemos afirmar que Anselmo hace uso de la filosofía porque, pesar que él es teólogo, construye un argumento muy racional para demostrar la existencia de Dios.8 Yo creo, con el fin de entender.
4
3. El Monologium: un intento fallido
El primer texto que redacta Anselmo es el Monologium (conversación con uno mismo).
En éste se presenta una meditación teológico-filosófica en relación con las razones de la
fe. Los argumentos del Monologium no son totalmente originales, ya que, éstos son una
serie de argumentos de causa y efecto que ya habían sido expuestos por pensadores
anteriores a Anselmo.
La prueba que realiza Anselmo es señalar que la existencia de Dios se determina con los grados de perfección que hay en las criaturas. Anselmo toma como ejemplo la bondad y la grandeza, cualidades de un ser supremo. Este ser supremo debía ser el más perfecto de todas las criaturas, por lo tanto el modelo de éstas. Pero si las demás criaturas tienen cierto grado de perfección es porque son finitas y corruptibles, entonces éstas deberían ser a causa de algo que existiera por sí mismo porque éstas por sí solas no podrían existir. De esto se viene una serie de causas, es decir, que una cosa existe porque existe otra cosa y ésta otra cosa porque existe aquella cosa y de este modo hasta que se llega a una causa incausada10.
Todas las pruebas que aparecen en el Monologium, burdamente resumidas
anteriormente11, son argumentos que se deben desarrollar necesariamente a partir de una
demostración objetiva, es decir, a partir del conocimiento que se da de forma a posteori.
Un de estos elementos a posteori era la fe, pues sin ésta era difícil la aceptación de la
objetividad de la divinidad. Todo este puñado de pruebas no satisfacio a Anselmo,
puesto que lo que él deseaba era buscar una prueba única, sencilla y al alcance de todos,
que fuera suficiente por sí misma para demostrar que Dios sí existe y que su existencia
es con todos los atributos que se le reconocen mediante la fe.
4. Un segundo intento: El Proslogium
9 San Anselmo, Monologium, prólogo en Obras completas, tomo I, [trad. de J. Alameda, O. S. B.], Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1942.10 Este tipo de argumentación nos suena muy familiar a la influencias del pensamiento griego, puesto que en los griegos las series infinitas impensable y de “pavor”. Claro ejemplo es Aristóteles y su primer motor inmóvil. Aunque en el pensamiento cristiano adopta varias de intuiciones griegas, todas ellas tienen un fin distinto a los pensadores griegos: demostrar la existencia del Dios cristiano.11 Soy muy breve al tratar el texto Monologium porque el interés de este ensayo es tratar el texto del Proslogium.
5
El Proslogium fue la empresa motivada por los compañeros de Anselmo (los
benedictinos) para reforzar lo que se planteaba en el Monologium, ya que éste tenía una
fuerte carga teleológica, además que seguir el hilo de todos los argumentos era muy
complicado. Es por ello que Anselmo da un argumento en forma de plegaría y satisface
la petición de sus compañeros. Con este argumento, Anselmo, pretende otorgarle al
creyente religioso una prueba basada en un razonamiento “fácil” para reforzar y
confirmar indudablemente su fe. Este argumento es el siguiente:
El insensato tiene que convenir en que tienen el espíritu la idea de un ser por encima del cual no se puede imaginar ninguna otra cosa mayor, porque cuando oye enunciar este pensamiento, lo comprende, y todo lo que se comprende está en la inteligencia; y sin duda ninguna este objeto por encima del cual no se puede concebir nada mayor, no existe en la inteligencia solamente, porque, si así fuera, se podría suponer, por lo menos, que existe también en la realidad, nueva condición que haría a un ser mayor que aquel que no tiene existencia más que en el puro y simple pensamiento. Por consiguiente, si este objeto por encima del cual no hay nada mayor que estuviese solamente en la inteligencia, sería, sin embargo, tal que habría algo por encima de él, conclusión que no sería legitima. Existe, por consiguiente, de un modo cierto, un ser por encima del cual no puede imaginar nada, ni en el pensamiento ni en la realidad.12
Para esta demostración se parte de la idea de Dios como algo que existe y que ese algo
es más grande que cualquier cosa que pudiera puede concebirse en el pensamiento. En
otras palabras, podríamos decir que Dios es un ser absolutamente perfecto. Si la idea de
la divinidad que tenemos de un ser que es perfecto en todos los sentidos sólo tiene
existencia en mi mente, entonces ante tal idea se podría fácilmente pensar en algo
mayor a este ser que sólo existe en mi mente. Puesto que, si tomó en cuenta algo que no
sólo pueda ser pensado, y así tener existencia en la mente, sino que también pueda tener
una existencia en el mundo concreto. Ahora, si tomamos en consideración la idea que
tenemos de Dios, éste al ser absolutamente perfecto, tendría que también tener una
existencia perfecta, mayor a la del objeto que consideramos que podría ser mayor a este
ser supremo, o sea Dios. Por ende, se sigue que la existencia de este ser absolutamente
perfecto es necesaria, dada la idea que se tiene de él.
Si tomamos en consideración lo anterior, entonces un hombre no puede negar la
existencia de Dios si antes éste tiene una idea de este ser absolutamente perfecto.
12 San Anselmo, Proslogium, Cap. II.
6
Porque si un hombre cree que cierto ente es Dios, pero luego puede reconsiderarlo y
negar el estatus divino de aquel ente. Mas no podrá negar éste que tuvo o tiene una idea
de Dios. Es decir, aquel hombre puede negar que cierto ente sea Dios, pero no puede
negar que tiene una idea de Dios, puesto que éste le niega el estatus divino a ese ente
porque tiene una idea de Dios con la cual baso su la negación de que ese ente es Dios.
Ahora, si un hombre se refiere al verdadero Dios, puede, bien, negarle su existencia.
Mas éste si hace eso, lo estaría diciendo que aquel ser que consideramos absolutamente
perfecto es necesario y, por ende, es necesario que exista no existe. Por lo tanto, aquel
hombre que negará la existencia de Dios se está contradiciendo.
Hasta aquí he desarrollado la forma en que se interpreta, regularmente, el
argumento ontológico de Anselmo, ahora me dedicaré a hacer un análisis más profundo.
5. Análisis del argumento ontológico anselmiano
Pues bien, si consideramos dicho argumento anselmiano como una prueba que no es a
posteori, es decir, que no procede de la experiencia sensitiva, entonces esta prueba debe
ser a priori, en otras palabras, para llevarse a cabo dicha prueba sólo se debe hacer uso
de la razón. Por lo tanto, si consideramos el argumento ontológico de Anselmo como
una prueba a priori, entonces debemos considerarlo y, por ende, tratarlo como un
argumento analítico.
Paradójicamente el fin del argumento ontológico anselmiano (el que está inserto
en el Proslogium) era ser una prueba muy simple, aunque si lo es en comparación con
toda la argumentación del Monologium, no deja de ser algo complicada para cualquier
lector, en especial para uno contemporáneo. Por ello, para facilitar un poco el análisis de
dicho argumento, debido a que éste es un poco enredado, voy hacer algunas
sustituciones de palabras procurando no alterar la estructura argumentativa ni el matiz
que se implementa en ella. En lugar de usar ‘se puede concebir’ se sustituirá por ‘es
posible’ y se sustituirá ‘no existe sólo en el entendimiento’ por ‘existe’13. Entonces, la
13 A partir de aquí utilizaré en el análisis del argumento ontológico de Anselmo que se desarrolla en el libro Introducción a los problemas y argumentos filosóficos de J.W. Cornman, G.S Pappas y K. Lehrer, [trad. de G. Castillo, Elizabeth Corral P. y Claudia Martínez U.], México, D.f.: UNAM, IIF, 2006, pp.402ss.
7
síntesis de la prosa argumentativa de Anselmo (transcrita más arriba) podría ser
expuesta de la siguiente manera:
1. Si el mayor ser posible no existe, entonces es posible que exista un ser más
grande que el mayor ser posible.
2. No es posible que exista un ser más grande que el mayor ser posible.
Por lo tanto:
3. El mayor ser posible existe.
Antes de seguir con esto me parece que será pertinente considerar la objeción más
famosa al argumento que estamos tratando.
5.1 La objeción de Gaunilo
La objeción más clásica a este argumento de Anselmo es la de su contemporáneo
Gaunilo14, monje francés de Marmoutier, que se hizo famoso por ser el primero en
criticar este argumento. Gaunilo afirma que el argumento que presenta Anselmo para
demostrar la existencia de Dios da lugar a muchas posibles demostraciones de cosas
absurdas. Para esto Gaunilo les pide a sus lectores y al propio Anselmo que imaginen la
mayor isla, la isla perfecta y que se considere con base en ello el siguiente argumento:
No puedes dudar en delante de la existencia de la isla, puesto que tienes una idea clara de la misma en tu espíritu y porque es más existir en la realidad que solamente en la inteligencia, pues de lo contrario cualquier otra tierra existente sería, por lo mismo, más importante que ella.15
Si bien, es muy probable que esta isla no exista, a pesar de que la pensemos y que
tengamos una idea de ella en nuestra mente. De acuerdo con el argumento de Anselmo,
dice Gaunilo, no estamos pensando en la mayor y más perfecta isla, ya que si ésta es
14 Gaunilo nació en Turingia siendo hijo de una familia noble. Después de haber vivido con honores, abandonó aquel mundo tan cómodo para consagrarse a Dios. Tomó el hábito en el Gran Monasterio. Murió ahí mismo hacia el año de 1083. Cfr. en la introducción del Proslogium, [trad. de P. Julian Alameda, O. S. B.], Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1952, p. 353.15 Gaunilo, “Libro escrito a favor de un insensato”, párrafo 7 en Obras completas, tomo I.
8
concebida en el pensamiento, entonces, debería existir. Pero a pesar de que tengamos la
idea de esta isla perfecta, la mayor de todas, esta isla no existirá.
En esta objeción al argumento de Anselmo, Gaunilo, trataba de mostrar la falta
de solides de este argumento, ya que dicho argumento bien podría probar la existencia
de islas perfectas, dragones, hombres inmortales, etc. Afirmar que este argumento
demuestra la existencia de Dios sería, sin duda algo, muy escandaloso ya que muchas
veces tenemos ideas falsas de cosas y éstas no existen.
Se podría clasificar esta objeción de Gaunilo dentro de las objeciones por
saturación. Es decir, aquellas objeciones que no tratan de mostrar dónde o cómo se da el
error en un argumento, sino que solamente aceptan el razonamiento que pretenden
analizar como algo “válido” y después empiezan a sacar conclusiones de todo aquel
razonamiento que parezca plausible a partir del razonamiento que se dio por válido y de
este modo llegar a conclusiones totalmente absurdas e incluso contrarias al primer
supuesto valido. Pero veamos más a fondo que está pasando con la objeción de Gaunilo.
5.2 La respuesta a la objeción de Gaunilo
Ante la objeción de Gaunilo, Anselmo le responde que la “lógica” de su argumento sólo
era aplicable para el ‘mayor ser posible’ que es Dios y a ningún otra “cosa” más16. Esto
es debido a que la idea que tenemos de Dios es una idea de la perfección absoluta y la
perfecta perfección implica que este ser sea necesario que exista, por ende, su existencia
es necesaria. Por el contrario, la idea de una isla perfecta, la mayor de todas las islas, no
es necesaria su existencia, por más ideal que sea esa isla. Además la idea de Dios y una
isla perfecta no se encuentran en un mismo nivel lógico y ontológico de tratamiento;
mientras que hablar de algo que es necesario no existe (Dios) es una contradicción,
hablar de una isla que no exista no parece producir ese mismo peso lógico (no hay
contradicción)17.
16 Cfr. en Anselmo, “Apología de contra Gaunilo”, Cap. I en Obras completas, tomo I.17 Cfr. Frederick Copleston: Historia de la filosofía II: De San Agustín a Escoto, p. 165.
9
5.3 Una posición neutral
Hemos probado que la objeción de Gaunilo no es el caso, pero refutamos ésta a partir
del pensamiento de Anselmo. Así que ahora procedamos a realizar un análisis con una
posición un poco más objetiva para poder revisar si la respuesta que le da Anselmo a la
objeción de Gaunilo es válida. Para esto procederemos a modificar nuestro desglose del
argumento de Anselmo que realizamos al principio de este análisis. Para esto
sustituiremos la palabra ‘ser’, la cual denota Dios, por la letra ‘X’ y sustituiremos ‘el
mayor que’ con la letra W. Las sustituciones en nuestro primer esbozo quedan de la
siguiente forma:
1a. Si la mayor X posible no existe, entonces es posible que exista una X mayor que
la mayor X posible.
2a. No es posible que exista una X mayor que la mayor X posible.
La otra sustitución sería así:
1b. Si W no existe, entonces es posible que exista un ser mayor que W.
2b. No es posible que exista un ser mayor que W.
En las premisas 1a y 2a podemos sustituir X cualquier término y de este modo probar
que existe la mayor cosa posible de cualquier otra cosa. Por ejemplo, podríamos
sustituir isla por X y que daría algo así:
1a’. Si la mayor isla posible no existe, entonces es posible que exista una isla mayor
que la mayor isla posible.
2a’. No es posible que exista una isla mayor que la mayor isla posible.
Por lo tanto:
3a’. La mayor isla posible existe.
10
Bajo este análisis parece ser que Gaunilo tenía razón al decir que a partir del argumento
de Anselmo se podía probar la existencia de cualquier cosa. Pero en cambio en la
premisa 2b se puede ver que la respuesta que le da Anselmo es verdadera, pues este
argumento sólo es posible para el ser mayor posible. Veamos cómo queda la sustitución
de W por isla:
1b’. Si isla no existe, entonces es posible que exista un ser mayor que isla.
2b’. No es posible que exista un ser mayor que isla.
Por lo tanto:
3b’. La isla es posible que exista.
Como vemos, tanto como la conclusión como la premisa 2b’ son prueba de que no el
argumento de Anselmo sólo funciona con el ‘ser mayor posible’. Pues bien en 2b’ dice
que no es posible que exista algo mayor a una isla, lo cual es falso ya que claro ejemplo
de grandeza superior es Dios. Mientras que la concusión parece decirnos que sólo es
‘posible’ la existencia de dicha isla, pero no nos demuestra su existencia, objetivo
principal del argumento.18
Bien, hasta ahora se ha demostrado que el argumento anselmiano parece ser
plausible, pero habrá que hacer más riguroso nuestro análisis para demostrar si este
intento de demostrar la existencia de Dios es válida. Para esto debemos modificar de
nuevo nuestro esbozo primero del argumento anselmiano, pero ahora en lugar de
agregar una variable, agregaremos dos (X En lugar de ‘mayor que’ y Y en lugar de ‘el
mayor ser posible’). Esto será de la siguiente forma:
1c. Si X posible no existe, entonces es posible que exista una ser mayor que la más
Y que X.
2c. No es posible que exista un ser que sea más Y que X.
18 La parte de la premisa 2b’ fue la ingeniosa forma de evadir la objeción de Gaunilo al argumento anselmiano por parte de K. Lehrer. La parte de la conclusión (3b’) fue parte de mi cosecha. Debo recordar que el análisis es una reconstrucción mía del ya expuesto en el libro de Introducción a los problemas y argumentos filosóficos, p.403ss.
11
En esta versión del argumento de Anselmo, para que la premisa 2c sea verdad, X tiene
que ser similar a el ser más Y posible. En estas premisas podemos sustituir a Y por
cualquier objetivo. De esta manera se puede comprobar la objeción que tenía Gaunilo,
es decir, este argumento puede comprobar que existe un ser con cierta cualidad (grande,
pequeño, rugoso, hermoso, etc.) en mayor “mediada” que el que existe. Las
sustituciones de Y y X las haremos con el adjetivo ‘detestable’ y esto queda así:
1c. Si el ser más detestable posible no existe, entonces es posible que exista una ser
mayor que la más detestable que el ser más detestable posible.
2c. No es posible que exista un ser que sea más detestable que el ser más detestable
posible.
Por lo tanto:
3c. Existe el ser más detestable posible.
Entonces, en base a este análisis del argumento anselmiano podemos concluir que este
argumento no es sólo aplicable al ‘mayor ser posible’, (o sea, Dios) ya que al fin y al
cabo el adjetivo ‘mayor’ bien puede sustituirse por cualquier otro adjetivo. Esto hace
que el argumento carezca de solidez tal y como lo planteo la objeción de Gaunilo. Es
por esto que se derrumba la defensa de Anselmo a su argumento. Por ende, se sigue que
el argumento anselmiano es inadecuado para probar la existencia de Dios.
Una objeción más
Ahora, después de haber hecho este análisis me atrevo a hacer al argumento ontológico
de Anselmo otra objeción. Mi objeción es en contra de la primera premisa de la
argumento anselmiano (si el mayor ser posible no existe, entonces es posible que
exista). Si bien, es comúnmente aceptada esta premisa, y por ello no analiza, es porque
se le da mayor importancia a la premisa dos (no es posible que exista un ser más grande
que el mayor ser posible) ya que ésta parece poco plausible. Pero yo considero que la
12
falla en el argumento ontológico de Anselmo se da desde la estructuración de su primera
premisa. En esta premisa se hace una síntesis de la concepción que Anselmo, y una gran
mayoría de teólogos y creyentes religiosos, tiene de Dios. No obstante, me parece que
esta síntesis conceptual se elabora a partir de la fe que se tiene en el ser supremo. Dicha
síntesis que versa así: “algo mayor que lo cual nada puede pensarse”. Pues bien, si
recordamos, el argumento ontológico anselmiano trata de probar la existencia de Dios
sin tener que usar elementos a posteori, sino haciendo sólo uso de la razón para
demostrar la existencia de la divinidad; entonces en la primera premisa del argumento
ontológico la idea que se tiene de Dios es a partir de la fe, lo cual indica que esta idea no
es obtenida de una forma a priori, sino que esta idea surge de forma a posteori porque la
fe se adquiere a partir del conocimiento de algo externo que nos dicen las autoridades
que existe. Por la tanto, en argumento ontológico de Anselmo tiene implícitamente una
contradicción porque en este argumento se pretende proceder de una forma a priori,
pero en dicha demostración se parte de una concepción que se tiene de la divinidad
creada por la fe, es decir, se procede de elementos a posteori19.
Bajo este renglón, la fe es el punto de apoyo del argumento anselmiano y, a mi
juicio, Anselmo nunca se separa del todo de las argumentaciones del Monologium, sino
que implícitamente las trae consigo y las arroja en su argumento ontológico, en el
Proslogium, por medio de la idea de Dios que se encuentra en la primera premisa del
argumento anselmiano bajo la forma de “algo mayor de lo cual nada puede pensarse”.
Conclusión
El debilitamiento de la fe fue el principal motivo que orillo a San Anselmo a la gran
empresa de demostrar la existencia de Dios. Dicha tarea, que no fue nada sencilla, se
baso en la realización de una demostración a priori, es decir, sin que nada externo a la
sola razón afectara el razonamiento que comprobara la existencia de la divinidad.
Anselmo hizo su mayor esfuerzo al plantear su argumento ontológico y lo defendió a
capa y espada de las objeciones que se plantearon ante éste. Pero a pesar de las
19 Además, si agregamos que la fe es simplemente creer en algo por encima de todas las cosas, incluso de la razón. Entonces, esto parece darle un plus a esta contradicción a la que nos referimos.
13
objeciones que se plantearon al argumento anselmiano, fue la misma base sobre la cual
fue fundada este argumento lo que le dio su falta de solidez. Paradójicamente Anselmo
trata de evitar meter la fe en su argumento, pero sin querer queda fundado sobre ésta (la
fe), es decir, pone a la base las creencias que la fe respaldaba y tal como se derrumba
aquel edificio que se ejerce sobre cimientos débiles, del mismo modo cayo el argumento
anselmiano. Es verdad que siglos después autores retomaron y “fortalecieron” el
argumento ontológico (Aventura y Descartes), pero del mismo modo que Gaunilo le
presento objeciones al argumento de Anselmo a las nuevas versiones del dicho
argumento se le presentaron objeciones, incluso más feroces por otros (Kant). Sin duda
este argumento lejos de ser correcto o no, dejo grandes muestras del pensamiento
filosófico de aquella época considerada por muchos como “obscurantismo” y la prueba
de su grandeza es el que aún se siga retomando y analizando este argumento.
Bibliografía
Anselmo, San, “Monologium”, “Proslogium”, “Libro escrito a favor de un insensato” y
“Apología de San Anselmo contra Gaunilo” en Obras completas, tomo I, [trad.
de P. Julian Alameda, O. S. B.], Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1952.
Copleston, Frederick: Historia de la filosofía II: De San Agustín a Escoto, [trad. Juan
Carlos García Borrón], 2ed., España: Ariel, 1974.
14
Cornman, James W., G.S Pappas y K. Lehrer, Introducción a los problemas y
argumentos filosóficos, [trad. de G. Castillo, Elizabeth Corral P. y Claudia
Martínez U.], México, D.f.: UNAM, IIF, 2006, pp.402ss.
Pérez de la Borda, Miguel, Anselmo de Canterbury esencial: Existe algo mayor que lo
cual nada puede pensarse, España: Montesinos, Esencial, 2010.
15