Un Curso de Milagros-Capitulo 17

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Un Curso De Milagros TEXTO Capítulo 17 EL PERDÓN Y LA RELACIÓN SANTA

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El perdón y la relación santa

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Un Curso De Milagros

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Capítulo 17

EL PERDÓN Y LA RELACIÓN SANTA

Cómo llevar las fantasías ante la verdadLa traición que el Hijo de Dios cree haber cometido sólo tuvo lugar enilusiones, y todos sus "pecados" no son sino el producto de su propiaimaginación. Su realidad es eternamente inmaculada. El Hijo de Dios nonecesita ser perdonado, sino despertado. En sus sueños se hatraicionado a sí mismo, a sus hermanos y a su Dios. Mas lo que tienelugar en sueños no tiene lugar realmente. Es imposible convencer al quesueña de que esto es así, pues los sueños son lo que son debido a lailusión de que son reales. Sólo al despertar se libera uno completamentede ellos, pues sólo entonces resulta perfectamente evidente el hecho deque no afectaron en modo alguno la realidad y de que no la hancambiado. Las fantasías cambian la realidad. Ese es su propósito. Enrealidad no lo pueden hacer, pero sí pueden hacerlo en la mente quequiere que la realidad sea diferente.

Tu deseo de cambiar la realidad es, por lo tanto, lo único que es temible,pues al desear que la realidad cambie crees que tu deseo se hacumplido. En cierto sentido, esta extraña perspectiva da testimonio de tupoder. Mas cuando lo distorsionas y lo utilizas en favor del "mal", hacestambién que sea algo irreal para ti. No puedes serle fiel a dos amos quete piden cosas contradictorias. Lo que usas en beneficio de las fantasías,se lo niegas a la verdad. Mas lo que le entregas a la verdad para que éstalo use en tu beneficio, se encuentra a salvo de las fantasías.

Cuando sostienes que es imposible que no haya grados de dificultad enlos milagros, lo único que estás diciendo es que hay algunas cosas queno quieres entregarle a la verdad. Crees que la verdad no podríaresolverlas debido únicamente a que prefieres mantenerlas ocultas de laverdad.

Dicho llanamente, tu falta de fe en el poder que sana todo dolor emana detu deseo de conservar algunos aspectos de la realidad y reservarlos parala fantasía. ¡Si tan sólo comprendieses cuánto afecta esto tu apreciaciónde la totalidad! Aquello que te reservas sólo para ti, se lo quitas a Aquelque quiere liberarte. A menos que se lo devuelvas, tu perspectiva de larealidad permanecerá inevitablemente distorsionada y sin corregir.

Mientras desees que esto siga siendo así, seguirás albergando la ilusiónde que hay grados de dificultad en los milagros. Pues habrás sembrado laidea de grados de realidad al darle una parte de ésta a un maestro, y laotra al otro. De este modo, aprendes a tratar con una parte de la verdadde una manera, y con la otra de otra. Fragmentar la verdad es destruirla,pues ello la desprovee de todo significado. El concepto de grados derealidad es un enfoque que denota falta de entendimiento; un marco dereferencia para la realidad con el que realmente no se la puede compararen absoluto.

¿Crees acaso que puedes llevar la verdad ante las fantasías y aprender loque significa la verdad desde la perspectiva de lo ilusorio? La verdad notiene significado dentro de lo ilusorio. El marco de referencia paraentender su significado tiene que ser ella misma. Cuando tratas de llevarla verdad ante las ilusiones, estás tratando de hacer que las ilusionessean reales y de conservarlas justificando tu creencia en ellas. Llevar lasfantasías ante la verdad, no obstante, es permitir que la verdad te muestreque las ilusiones son irreales, lo cual te permite entonces liberarte deellas. No mantengas ni una sola idea excluida de la verdad, pues si lohaces, estarás estableciendo diferentes grados de realidad que nopodrán sino aprisionarte. No hay grados de realidad porque en ella todoes verdad.

Procura estar dispuesto, pues, a entregarle todo lo que has ocultado de laverdad a Aquel que la conoce, y en Quien todo se lleva ante ella.

Lograremos salvarnos de la separación completamente, o no lolograremos en absoluto. No te preocupes por nada, excepto por estardispuesto a que se logre. Él será Quien lo logre, no tú. Pero no te olvidesde lo siguiente: cuando te alteras y pierdes la paz porque otro estátratando de resolver sus problemas valiéndose de fantasías, estásnegándote a perdonarte a ti mismo por haber hecho exactamente lomismo. Y estás manteniéndoos a ti y al otro alejados de la verdad y de lasalvación. Al perdonarlo, restituyes a la verdad lo que ambos habíaisnegado. Y verás el perdón allí donde lo hayas otorgado.

El mundo perdonado¡Imagínate cuán hermosos te parecerán todos aquellos a quienes hayasperdonado! En ninguna fantasía habrás visto nunca nada tan bello. Nadade lo que ves aquí, ya sea en sueños o despierto, puede compararse consemejante belleza. Y no habrá nada que valores tanto como esto ni nadaque tengas en tanta estima. Nada que recuerdes que en alguna ocasiónhiciera cantar a tu corazón de alegría te brindó ni una mínima parte de lafelicidad que esta visión ha de brindarte. Pues gracias a ella podrás ver alHijo de Dios. Contemplarás la belleza que el Espíritu Santo adoracontemplar, y por la que le da gracias al Padre. Él fue creado para veresto por ti hasta que tú aprendas a verlo por tu cuenta. Y todas Susenseñanzas conducen a esa visión y a dar gracias con Él.

Esta belleza no es una fantasía. Es el mundo real, resplandeciente, puro ynuevo, en el que todo refulge bajo la luz del Sol. No hay nada oculto aquí,pues todo ha sido perdonado y ya no quedan fantasías que oculten laverdad. El puente entre ese mundo y éste es tan corto y tan fácil decruzar, que nunca te hubieses podido imaginar que fuese el punto deencuentro de mundos tan dispares. Mas este corto puente es la cosa máspoderosa conectada a este mundo. Este ínfimo paso, tan pequeño que nisiquiera has reparado en él, es un salto que te lleva a través del tiempohasta la eternidad, y te conduce más allá de toda fealdad hacia unabelleza que te subyugará y que nunca cesará de maravillarte con superfección.

Este paso, el más corto que jamás se haya dado, sigue siendo el mayorlogro en el plan de Dios para la Expiación. Todo lo demás se aprende,pero esto es algo que se nos da, y que es completo en sí mismo yabsolutamente perfecto. Nadie, excepto Aquel que planeó la salvación,podría completarlo tan perfectamente. El mundo real, en toda su belleza,es algo que se aprende a alcanzar.

Todas las fantasías se desvanecen y nada ni nadie continúa siendoprisionero de ellas, y gracias a tu propio perdón ahora puedes ver. Lo queves, sin embargo, es únicamente lo que inventaste, excepto que ahora labendición de tu perdón descansa sobre ello. Y con esta última bendiciónque el Hijo de Dios se da a sí mismo, la percepción real, nacida de lanueva perspectiva que ha aprendido, habrá cumplido su propósito.Las estrellas se desvanecerán en la luz, y el sol que iluminó al mundo paraque su belleza se pudiese apreciar desaparecerá. La percepción notendrá razón de ser cuando haya sido perfeccionada, pues nada que hayasido utilizado para el aprendizaje tendrá función alguna. Nada cambiarájamás; y las fluctuaciones y los matices, así como las diferencias ycontrastes que hacían que la percepción fuese posible cesarán. Lapercepción del mundo real será tan fugaz que apenas tendrás tiempo dedar gracias a Dios por él. Pues una vez que hayas alcanzado el mundoreal y estés listo para recibir a Dios, Él dará de inmediato el último paso.

El mundo real se alcanza simplemente mediante el completo perdón delviejo mundo, aquel que contemplas sin perdonar. El Gran Transformadorde la percepción emprenderá contigo un examen minucioso de la menteque dio lugar a ese mundo, y te revelará las aparentes razones por lasque lo construiste. A la luz de la auténtica razón que le caracteriza te daráscuenta, a medida que lo sigas, de que ese mundo está totalmentedesprovisto de razón. Cada punto que Su razón toque florecerá conbelleza, y lo que parecía feo en la obscuridad de tu falta de razón, se verátransformado de repente en algo hermoso. Ni siquiera lo que el Hijo deDios inventó en su demencia podría no tener oculto dentro de sí unachispa de belleza que la dulzura no pudiese liberar.

Esta belleza brotará para bendecir todo cuanto veas, conformecontemples al mundo con los ojos del perdón.

Pues el perdón transforma literalmente la visión, y te permite ver el mundoreal alzarse por encima del caos y envolverlo dulce y calladamente,eliminando todas las ilusiones que habían tergiversado tu percepción yque la mantenían anclada en el pasado. La hoja más insignificante seconvierte en algo maravilloso, y las briznas de hierba en símbolos de laperfección de Dios.

Desde el mundo perdonado el Hijo de Dios es elevado fácilmente hastasu hogar. Y una vez en él sabrá que siempre había descansado allí enpaz. Incluso la salvación se convertirá en un sueño y desaparecerá de sumente. Pues la salvación es el final de los sueños, y dejará de tenersentido cuando el sueño finalice. ¿Y quién, una vez despierto en el Cielo,podría soñar que aun pueda haber necesidad de salvación?

¿Cuánto deseas la salvación? Pues ella te dará el mundo real, el cual estáesperando ansiosamente ese momento. Las ansias del Espíritu Santo pordártelo son tan intensas que Él no quisiera esperar, si bien esperapacientemente. Une Su paciencia a tu impaciencia para que tu encuentrocon Él no se demore más. Ve gustosamente a encontrarte con tuRedentor, y con absoluta confianza abandona con Él este mundo y entraal mundo real de belleza y perdón.

Sombras del pasadoPerdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientosamorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lodemás debe olvidarse. El perdón es una forma selectiva de recordar queno se basa en tu propia selección. Pues las tenebrosas figuras quequieres hacer inmortales son “enemigos” de la realidad. Procura estardispuesto a perdonar al Hijo de Dios por lo que él no hizo. Las tenebrosasfiguras son los testigos que traes contigo para demostrar que el Hijo deDios hizo lo que no hizo. Puesto que las traes contigo, las oirás. Y tú quelas conservas porque tú mismo así lo elegiste, no puedes entender cómollegaron hasta tu mente ni cuál es su propósito. Representan el mal quecrees que se te infligió. Las traes contigo sólo para poder devolver malpor mal, con la esperanza de que su testimonio te permita pensar que otroes culpable sin que ello te afecte a ti. Hablan tan decididamente en favorde la separación que nadie que no estuviese obsesionado por perpetuarla separación podría oírlas. Te ofrecen las "razones" por las cualesdeberías entablar alianzas no santas a fin de apoyar los objetivos del egoy hacer de tus relaciones testimonios de su poder.

Son estas tenebrosas figuras las que quieren santificar al ego ante tusojos, y enseñarte que lo que haces para mantenerlo a salvo es en realidadamor. Estas tenebrosas figuras siempre hablan de venganza, y todas lasrelaciones que entablan son absolutamente dementes. Tales relacionestienen, sin excepción, el propósito de excluir la verdad del otro, así comola verdad acerca de ti. Por eso es por lo que ves tanto en ti como en elotro lo que no está ahí, haciendo de ambos los esclavos de la venganza.Y por eso es por lo que cualquier cosa que te recuerde tus resentimientospasados te atrae y te parece que es amor, independientemente de cuándistorsionadas sean las asociaciones que te llevan a hacer esa conexión.

Y finalmente, ésa es la razón de que todas las relaciones de ese tipo seconvierten en intentos de unión a través del cuerpo, pues sólo los cuerpospueden considerarse medios de venganza. Es evidente que los cuerposson el foco central de todas las relaciones no santas. Has aprendido estopor experiencia propia. Pero de lo que tal vez no te das cuenta es detodas las razones que hacen que la relación no sea santa. Pues la falta desantidad procura reforzarse a sí misma, tal como la santidad lo hace,atrayendo hacia sí lo que percibe como afín a ella.

No es con el cuerpo del otro con el que se intenta la unión en la relaciónno santa, sino con los cuerpos de los que no están ahí. Pues ni siquiera elcuerpo del otro, que de por sí es una percepción de él seriamentelimitada, es el foco central tal como es, o al menos, no del todo. Lo quese puede emplear para fantasías de venganza, y lo que más fácilmentepuede asociarse con aquellos contra quienes realmente se busca lavenganza, es donde se centra la atención, y son estas partes las que seseleccionan como las únicas que tienen valor. Cada paso en el procesode entablar, mantener o romper una relación no santa es un avanceprogresivo hacia una mayor fragmentación y una mayor irrealidad. Lastenebrosas figuras se vuelven cada vez más imperantes, y la importanciade aquel en quien parecen manifestarse disminuye.

El tiempo es ciertamente severo con la relación no santa. Pues el tiempoes cruel en manos del ego, de la misma manera en que es benévolocuando se usa en favor de la mansedumbre. La atracción de la relación nosanta empieza a disminuir y a ponerse en duda casi de inmediato. Una vezque se ha establecido la relación, la duda surge inevitablemente, pues elpropósito de la relación no se puede alcanzar. El "ideal" de la relación nosanta, por lo tanto, requiere que la realidad del otro no venga a "estropear"el sueño. Y cuanto menos aporte a la relación, "mejor" se vuelve ésta. Yasí, el intento de unión se convierte en una forma de excluir incluso aaquel con quien se procuró la unión.

Pues la relación se estableció precisamente para excluirle de ella y paraque la "unión" fuese con fantasías en las que se goza de una "dicha"ininterrumpida.

¿Cómo puede el Espíritu Santo introducir Su interpretación de que elcuerpo es un medio de comunicación en las relaciones cuyo únicopropósito es separarse de la realidad? Lo que el perdón es, es lo que lecapacita para hacerlo. Si se ha olvidado todo, excepto los pensamientosamorosos, lo que queda es eterno. Y el pasado transformado se vuelvecomo el presente. El pasado deja de estar en conflicto con el ahora. Estacontinuidad extiende el presente al aumentar su realidad y su valor en lapercepción que tienes de él. En estos pensamientos amorosos, y ocultatras la fealdad de la relación no santa en la que se recuerda el odio, seencuentra la chispa de belleza dispuesta a cobrar vida tan pronto como sele entregue la relación a Aquel que le infunde vida y belleza. Por eso espor lo que la Expiación se centra en el pasado, que es la fuente de laseparación y donde ésta debe ser des­hecha. Pues la separación debeser corregida allí donde fue concebida.

El ego trata de "resolver" sus problemas, no en su punto de origen, sinodonde no fueron concebidos. Y así es como trata de garantizar que notengan solución. Lo único que el Espíritu Santo desea es resolver todocompleta y perfectamente, de modo que busca y halla la fuente de losproblemas allí donde ésta se encuentra, y allí mismo la deshace. Y concada paso del proceso de deshacer que Él lleva a cabo, la separación seva deshaciendo más y más, y la unión se vuelve cada vez más inminente.Ninguna "razón" que hable en favor de la separación le causa confusiónalguna. Lo único que percibe en la separación es que tiene que serdes­hecha. Permite que Él descubra la chispa de belleza que seencuentra oculta en tus relaciones y te la revele. Su belleza te atraerátanto, que no estarás dispuesto a perderla de vista nuevamente. Y dejarásque esta chispa transforme la relación de modo que la puedas ver más ymás.

Pues la desearás más y más, y estarás cada vez menos dispuesto a queesté oculta de ti. Y aprenderás a buscar y a establecer las condiciones enlas que esta belleza se puede ver.

Harás todo esto gustosamente, sólo con que le dejes mantener la chispadelante de ti para que alumbre tu camino y puedas verlo con claridad. ElHijo de Dios es uno. A quienes Dios ha unido como uno, el ego no lospuede desunir. Por muy oculta que se encuentre en toda relación, lachispa de la santidad no puede sino estar a salvo. Pues el Creador de laúnica relación que existe no ha excluido a Sí mismo de ninguno de susaspectos. Éste es el único aspecto de la relación que el Espíritu Santo veporque sabe que únicamente ese aspecto es verdad. Tú has hecho quela relación sea irreal y, por lo tanto, no santa, al verla como no es y dondeno está. Entrégale el pasado a Aquel que puede hacer que cambies deparecer con respecto a él por ti. Pero asegúrate antes que nada de que tedas cuenta plenamente de lo que has hecho que el pasado represente, ypor qué.

Él pasado se convierte en la justificación para entablar una alianzacontinua y profana con el ego contra el presente. Pues el presente esperdón. Por lo tanto, las relaciones que la alianza no santa fomenta no seperciben ni se experimentan como si estuviesen ocurriendo ahora. Mas elmarco de referencia al que se recurre para que le dé significado alpresente es una ilusión del pasado en la que se conservan aquelloselementos que se ajustan al propósito de la relación no santa, y seabandonan todos los demás. Y lo que de esta manera se abandona, estoda la verdad que el pasado jamás habría podido ofrecer al presentepara que diese testimonio de la realidad de este. Lo que se conserva nohace sino dar testimonio de la realidad de los sueños.

Sigue estando en tus manos elegir unirte a la verdad o a la ilusión. Perorecuerda que elegir una es abandonar la otra. Dotarás de belleza yrealidad a la que elijas porque tu elección depende de cuál valoras más.

La chispa de belleza o el velo de fealdad, el mundo real o el de laculpabilidad y el miedo, la verdad o la ilusión, la libertad o la esclavitud, estodo lo mismo. Pues no puedes elegir más que entre Dios o el ego. Todosistema de pensamiento o bien es verdadero o bien falso, y todos susatributos se derivan naturalmente de lo que es. Únicamente losPensamientos de Dios son verdaderos. Y todo lo que se deriva de ellosprocede de lo que son, y es tan verdadero como la santa Fuente dedonde procedieron.

Santo hermano mío, quiero formar parte de todas tus relaciones, einterponerme entre tus fantasías y tú. Permite que mi relación contigo seaalgo real para ti, y déjame infundirle realidad a la percepción que tienes detus hermanos. No fueron creados para que pudieses hacerte daño através de ellos. Fueron creados para crear junto contigo. Ésta es laverdad que quiero interponer entre tu objetivo de locura y tú. No tesepares de mi ni dejes que el santo propósito de la Expiación se pierdade vista en sueños de venganza. Las relaciones en las que tales sueñosse tienen en gran estima me excluyen a mí. En el Nombre de Dios,déjame entrar a formar parte de ellas y brindarte paz para que tú a tu vezpuedas ofrecerme paz a mí.

Los dos cuadrosDios estableció Su relación contigo para hacerte feliz, y ninguna cosa quehagas que no comparta Su propósito puede ser real. El propósito queDios adscribió a cada cosa es la única función que tiene. Debido a larazón que Él tuvo para crear Su relación contigo, la función de lasrelaciones se convirtió para siempre en "hacer feliz". Eso es todo. Parasatisfacer esta función te relacionas con tus creaciones del mismo modoen que Dios se relaciona con las Suyas. Pues nada que Dios haya creadopuede estar excluido de la felicidad, y nada que Él creó desea otra cosaque extender felicidad tal como su Creador lo hizo. Lo que no satisfaceesta función no puede ser real.

En este mundo es imposible crear. Pero sí es posible hacer feliz. Hedicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tusrelaciones especiales, sino transformarlas. Y lo único que esto significaes que Él reinstaurará en ellas la función que Dios les asignó. La funciónque tú les has asignado es claramente que no sean fuentes de felicidad.Pero la relación santa comparte el propósito de Dios, en lugar de tratar deinventar otro para que lo substituya. Cada relación especial que hasentablado es un substituto de la Voluntad de Dios y glorifica tu voluntad envez de la Suya debido a la ilusión de que son diferentes.

Has entablado relaciones muy reales incluso en este mundo. Sinembargo, no las reconoces porque has hecho que sus substitutospredominen de tal manera que, cuando la verdad te llama ­comoconstantemente lo hace­ contestas con un substituto. El propósitofundamental de cada relación especial que has entablado es mantener atu mente tan ocupada que no puedas oír la llamada de la verdad.

En cierto sentido, la relación especial fue la respuesta del ego a lacreación del Espíritu Santo, Quien a Su vez fue la Respuesta de Dios a laseparación. Pues aunque el ego no entendía lo que había sido creado,era consciente de una amenaza. Todo el sistema defensivo que el egodesarrolló para proteger la separación de los avances del Espíritu Santo,fue en respuesta al regalo con el que Dios la bendijo, Quien, mediante Subendición, permitió que se subsanase. Esta bendición encierra dentro desi la verdad de todo. Y la verdad es que el Espíritu Santo mantiene unaestrecha relación contigo porque en Él tu relación con Dios quedarestaurada. Tu relación con Él jamás se ha roto porque desde que seprodujo la separación el Espíritu Santo no ha estado separado de nadie. Ygracias a Él todas tus relaciones santas han sido cuidadosamentepreservadas para que sirvan el propósito que Dios te dio.

El ego siempre se mantiene alerta por si surge cualquier amenaza, y laparte de tu mente en la que el ego fue aceptado está ansiosa porconservar su propia razón, tal como la entiende. No se da cuenta de quees completamente demente. Mas tú tienes que darte cuenta exactamentede lo que esto significa si quieres que se te restituya la cordura. Losdementes protegen sus sistemas de pensamiento, pero lo hacen demanera demente. Y todas sus defensas son tan dementes como lo quesupuestamente tienen que proteger. No hay nada en la separación, ni"razón", ni atributo, ni ningún aspecto que no sea demente. Y su"protección", que es parte de ella, es tan demente como toda ella. Por lotanto, la relación especial, su principal defensa, no puede sino serdemente.

No tendrás mucha dificultad ahora en darte cuenta de que el sistema depensamiento que la relación especial protege no es más que un sistemailusorio. Reconoces, al menos en términos generales, que el ego esdemente. No obstante, todavía te parece que la relación especial es encierto modo "diferente".

Sin embargo, la hemos examinado con mucho más detenimiento quemuchos de los otros aspectos del sistema de pensamiento del ego quehas estado más dispuesto a abandonar. Mientras este aspecto continúevigente, no obstante, no podrás abandonar los demás. Pues este aspectono es diferente. Si lo conservas, habrás conservado todos los demás.

Es esencial darse cuenta de que todas las defensas dan lugar a lo quequieren defender. La base subyacente de su eficacia es que ofrecen loque defienden. Lo que defienden se ha depositado en ellas paramantenerlo a salvo, y conforme operan te lo brindan a ti. Toda defensaopera dando regalos, y los regalos son siempre una miniatura ­ montadaen marco de oro ­ del sistema de pensamiento que la defensa protege.Se trata de un marco muy elaborado, repleto de gemas, y profusamentetallado y pulido. Su propósito es ser valioso en sí mismo, y desviar tuatención de lo que encierra. Mas no puedes tener el marco sin el cuadro.Las defensas operan para hacerte creer que sí puedes.

La relación especial te ofrece el marco más imponente y falaz de todaslas defensas de las que el ego se vale. Su sistema de pensamiento seofrece aquí, rodeado por un marco tan recargado y elaborado, que elcuadro casi desaparece debido a la imponente estructura del marco. Enel marco van entretejidas toda suerte de fantasías de amor quiméricas yfragmentadas, engarzadas con sueños de sacrificio y vanagloria, yentrelazadas con hilos dorados de auto­destrucción. El brillo de la sangreresplandece como si de rubíes se tratase, y las lágrimas van talladas cualdiamantes que refulgen tenuemente a la luz mortecina en que se hace elofrecimiento.

Examina el cuadro. No dejes que el marco te distraiga. Este cuadro se teofrece para que te condenes, y si lo aceptas creerás estar condenado.No puedes conservar el marco sin el cuadro. Lo que valoras es el marco,pues en él no ves conflicto.

No obstante, el marco no es más que la envoltura del regalo de conflicto.El marco no es el regalo. No te dejes engañar por los aspectos mássuperficiales de este sistema de pensamiento, pues en ellos se encierratodo el sistema en si, sin excluir ningún aspecto. En este regalo rutilantehabita la muerte. No permitas que tu mirada se pose en los destelloshipnóticos del marco. Mira el cuadro y date cuenta de que lo que te ofrecees la muerte.

Por eso es por lo que el instante santo es tan importante para la defensade la verdad. La verdad en sí no necesita defensa, mas tú necesitas serdefendido contra tu aceptación del regalo de muerte. Cuando tú, que eresla verdad, aceptas una idea tan peligrosa para la verdad, la amenazas consu destrucción. Y ahora se te tiene que defender, para poder asíconservar intacta la verdad. El poder del Cielo, el Amor de Dios, laslágrimas de Cristo y la alegría de Su espíritu eterno son convocados paradefenderte de tu propio ataque. Pues tú los atacas al ser parte de Ellos, yEllos tienen que salvarte, pues se aman a Sí Mismos.

Él instante santo es una miniatura del Cielo, que se te envía desde elCielo. Es también un cuadro, montado en un marco. Mas si aceptas esteregalo no verás el marco en absoluto, ya que el regalo sólo puede seraceptado cuando estás dispuesto a poner toda tu atención en el cuadro.El instante santo es una miniatura de la eternidad. Es un cuadro deintemporalidad, montado en un marco de tiempo. Si te concentras en elcuadro, te darás cuenta de que era únicamente el marco lo que te haciapensar que era un cuadro. Sin el marco, el cuadro se ve como lo querepresenta. Pues de la misma manera en que todo el sistema depensamiento del ego radica en sus regalos, del mismo modo el Cielo ensu totalidad radica en este instante, que se tomó prestado de la eternidady se montó en el tiempo para ti.

Se te ofrecen dos regalos. Cada uno de ellos es un todo en sí mismo yno puede ser aceptado parcialmente. Cada uno de ellos es un cuadro detodo lo que puedes tener, aunque desde una perspectiva muy diferente.No puedes comparar su valor comparando el cuadro de uno con el marcodel otro. Debes comparar únicamente los cuadros, pues, de otro modo, lacomparación no tendría ningún sentido. Recuerda que el cuadro es lo queconstituye el regalo. Y sólo sobre esa base eres realmente libre de elegir.Contempla los cuadros. Contempla los dos. Uno es un cuadro diminuto,difícil de ver bajo las pesadas sombras de su enorme ydesproporcionado marco. El otro tiene un marco liviano, está colgado enplena luz y es algo maravilloso de contemplar debido a lo que es.

Tú que has tratado tan arduamente ­ y todavía sigues tratando ­ de encajarel mejor cuadro en el marco equivocado, y combinar de este modo lo queno puede ser combinado, acepta lo que sigue y regocíjate por ello: cadauno de estos cuadros está perfectamente enmarcado de acuerdo con loque representa. Uno de ellos está enmarcado de forma que el cuadroesté desenfocado y no se pueda ver. El otro, de forma que su cuadro sevea con perfecta claridad. El cuadro de muerte y de tinieblas se hacecada vez menos convincente según logras dar con él entre todo lo que loenvuelve. A medida que se expone a la luz cada una de las piedrasinertes que en la obscuridad parecían brillar desde el marco, dichaspiedras se vuelven opacas y sin vida y cesan de desviar tu atención delcuadro. Y por fin miras al cuadro en sí, viendo finalmente que, sin laprotección del marco, no tiene sentido.

El otro cuadro tiene un marco muy liviano, pues el tiempo no puedecontener a la eternidad. No hay nada en él que te pueda distraer. Elcuadro del Cielo y de la eternidad se vuelve más convincente a medidaque lo contemplas. Y ahora, después de haberse hecho una verdaderacomparación, puede por fin tener lugar una transformación de amboscuadros. Y a cada uno de ellos se le da el lugar que le corresponde unavez que se ve en relación con el otro.

Cuando llevas el cuadro tenebroso ante la luz, no lo percibes como algotemible, sino que por fin te das cuenta del hecho de que no es más queun cuadro. Y en ese momento reconoces lo que ves ahí tal como es: uncuadro de algo que pensabas que era real, y nada más. Pues más allá deese cuadro no verás nada.

Él cuadro de luz, en claro e inequívoco contraste, se transforma en lo queestá más allá del cuadro. A medida que lo contemplas, te das cuenta deque no es un cuadro, sino una realidad. No se trata de una representaciónpictórica de un sistema de pensamiento, sino que es el Pensamientomismo. Lo que representa está ahí. El marco se desvanece suavementey brota en ti el recuerdo de Dios, ofreciéndote toda la creación a cambiode tu insignificante cuadro, que no tenía ningún valor ni ningún significado.A medida que Dios ascienda al lugar que le corresponde y tú asciendas altuyo, volverás a entender el significado de las relaciones, y sabrás que esverdad. Ascendamos juntos hasta el Padre en paz, permitiendo queadquiera predominancia en nuestras mentes. Todo se nos dará al darle aÉl el poder y la gloria, y al no conservar ninguna ilusión con respecto adónde se encuentran éstos. Se encuentran en nosotros gracias a Supredominio. Lo que Él ha dado, es Suyo. Resplandece en cada parte deÉl, así como en la totalidad. La realidad de tu relación con Él radica en larelación que tenemos unos con otros. El instante santo refulge por igualsobre todas las relaciones, pues en él todas las relaciones son una. En elinstante santo sólo hay curación, ya completa y perfecta, pues Dios estáen él, y donde Él está, sólo lo que es perfecto y completo puede estar.

La relación que ha sanadoLa relación santa es la expresión del instante santo mientras uno viva eneste mundo. como todo lo relativo a la salvación, el instante santo es undispositivo práctico, del que dan fe sus resultados. El instante santo nuncafalla. La experiencia que suscita siempre se deja sentir. Mas si no seexpresa, no se puede recordar. La relación santa es un constanterecordatorio de la experiencia en la que la relación se convirtió en lo quees. Y así como la relación no santa es un continuo himno de odio enalabanza de su hacedor, así también la relación santa es un feliz cánticode alabanza al Redentor de las relaciones.

La relación santa, que es un paso crucial hacia la percepción del mundoreal, es algo que se aprende. Es la relación no santa de antes, perotransformada y vista con otros ojos. La relación santa es un logroeducativo extraordinario. La relación santa es en todos sus aspectos ­comienzo, desarrollo y consumación ­ lo opuesto a la relación no santa.Consuélate con esto: la única fase que es difícil es el comienzo. Pues enesa etapa, el objetivo de la relación cambia de súbito a exactamente loopuesto de lo que era antes. Éste es el primer resultado que se obtienecuando se ofrece la relación al Espíritu Santo, a fin de que Él se valga deella para Sus fines.

El Espíritu Santo acepta esta invitación inmediatamente y no se demora niun instante en ofrecerte los resultados prácticos derivados de haberlepedido que intervenga. Su objetivo reemplaza al tuyo de inmediato. Estotiene lugar muy pronto, pero parece alterar la relación, descoyuntarla, eincluso producir gran tensión. La razón de ello es muy obvia: la relación,tal como es ahora, no está en armonía con su propio propósito, y esclaramente inadecuada para el nuevo propósito que se aceptó para ella.

En su condición profana, tu objetivo era lo único que parecía darlesignificado. Ahora no parece tener ningún sentido. Muchas relaciones serompen en este punto, reanudándose la búsqueda del viejo objetivo enotra relación. Pues una vez que la relación no santa acepta el objetivo dela santidad, jamás puede volver a ser lo que era antes.

La tentación del ego se vuelve extremadamente intensa con este cambiode objetivos. Pues la relación no ha cambiado aún lo suficiente como paramantenerse completamente inmune a la atracción de su objetivo previo, ysu estructura se ve “amenazada” cuando se reconoce lo inadecuada quees para satisfacer su nuevo propósito. El conflicto entre el objetivo y laestructura de la relación es tan evidente, que no pueden coexistir. Masahora no se puede cambiar el objetivo. Pues al haber quedadofirmemente establecido en la relación no santa, no queda otra alternativaque la de cambiar la relación para acomodarlo. Hasta que esta felizsolución no se vea y se acepte como la única manera de poner fin alconflicto, la relación parecerá tener serias dificultades.

Cambiar el objetivo gradualmente no sería más benévolo, pues elcontraste perdería definición y ello le daría tiempo al ego parare­interpretar cada paso a su antojo. Sólo un cambio de propósito radicalpuede producir un cambio de parecer absoluto con respecto al objetivode la relación. Según va produciéndose este cambio y hasta quefinalmente se logra, la relación se vuelve progresivamente más grata ybenéfica. Pero al principio, la situación se experimenta como muyprecaria. Pues es una relación que dos individuos emprendieron paraperseguir sus fines profanos, que de pronto tiene por objetivo a lasantidad. Cuando dichos individuos contemplan su relación desde elpunto de vista de este nuevo propósito, se sienten inevitablementehorrorizados. Su percepción de la relación puede incluso volversebastante errática. Sin embargo, la manera en que su percepción estabaorganizada antes ya no sirve para el objetivo que han acordado alcanzar.Ahora es el momento en que hay que tener fe.

Permitiste que el objetivo se estableciese por ti. Eso fue un acto de fe. Nopierdas la fe, ahora que se te están brindando las recompensas por tenerfe. Si creíste que el Espíritu Santo estaba presente para aceptar larelación, ¿por qué no ibas a creer ahora que todavía sigue presente parapurificar lo que aceptó dirigir? Ten fe en tu hermano durante lo que tansólo parece ser un periodo difícil. El objetivo ya está establecido. Y lacordura es el propósito de tu relación. Pues la relación que tienes ahoraes una relación demente, reconocida como tal a la luz de su objetivo.

Ahora el ego te aconseja: "Substituye esta relación por otra en la quepuedas volver a perseguir tu viejo objetivo. La única manera de librarte dela angustia es deshaciéndote de tu hermano. No tienes que separarte deél del todo si no quieres hacerlo. Pero tienes que excluir de él gran partede tus fantasías para poder conservar tu cordura". ¡No hagas caso deestos consejos! Ten fe en Aquel que te contestó. Él te oyó. ¿Acaso nofue muy explícito en Su respuesta? Ya no estás completamente loco.¿Puedes acaso negar que Él fue muy explícito en lo que te dijo? Ahora tepide que sigas teniendo fe por algún tiempo, aunque te sientasdesorientado. Pues eso pasará, y verás emerger lo que justifica tu fe,brindándote una incuestionable convicción. No abandones al EspírituSanto ahora, ni abandones a tu hermano. Esta relación ha vuelto a nacercomo una relación santa.

Acepta gustosamente lo que no entiendes, y deja que se te explique amedida que percibes cómo opera en ella este nuevo propósito parahacerla santa. No te faltarán oportunidades de culpar a tu hermano por el"fracaso" de vuestra relación, pues habrá momentos en que ésta pareceráno tener ningún propósito. Una sensación de estar vagando a la derivavendrá a atormentarte y a recordarte las múltiples maneras en que antessolías buscar satisfacción y en las que creíste haberla encontrado. No teolvides del dolor que en realidad encontraste, ni le infundas vida a tudesfallecido ego. Pues tu relación no ha sido destruida. Ha sido salvada.

Eres muy inexperto en lo que respecta a la salvación, y crees que hasperdido el rumbo. Lo que has perdido es tu manera de alcanzar lasalvación, pero no pienses que eso es una pérdida. En tu inexperiencia,recuerda que tu hermano y tú habéis comenzado de nuevo juntos. Dale lamano, y caminad el uno al lado del otro por una senda que os es másfamiliar de lo que ahora creéis. ¿No es acaso inevitable que recuerdes unobjetivo que nunca ha cambiado ni cambiará jamás? Pues has elegido elobjetivo de Dios, del que tu verdadera intención nunca estuvo ausente.Él himno de la libertad se oye por toda la Filiación, como eco jubiloso detu decisión. Te has unido a muchos en el instante santo, y ellos se hanunido a ti. No pienses que tu decisión te dejará desconsolado, pues Diosmismo ha bendecido tu relación santa. Únete a Él en Su bendición, y nodejes de ofrecerle la tuya también. Pues lo único que necesita ahora es tubendición, para que puedas ver que la salvación reside en ella. Nocondenes la salvación, pues ha venido a ti. Y dadle la bienvenida juntos,pues ha venido a unirás en una relación en la que toda la Filiación esbendecida al unísono.

Decidisteis de mutuo acuerdo invitar al Espíritu Santo a vuestra relación.De no haber sido así, Él no habría podido entrar a formar parte de ella. Talvez hayas cometido muchos errores desde entonces, pero también hasrealizado enormes esfuerzos para ayudarle a llevar a cabo Su labor. Y Élno ha dejado de apreciar todo lo que has hecho por Él, ni se fija enabsoluto en los errores que cometes. ¿Le has estado igualmenteagradecido a tu hermano? ¿Has apreciado sistemáticamente susmeritorios esfuerzos y pasado por alto sus errores? ¿O ha fluctuado tuaprecio menguando progresivamente a la luz de sus errores? Tal vezestés ahora iniciando una campaña para culparle por la incomodidad de lasituación en que os encontráis. Y debido a esa falta de aprecio y gratitudte incapacitas a ti mismo para expresar el instante santo, y, de ese modo,lo pierdes de vista.

La experiencia de un instante, por muy convincente que sea, se olvidafácilmente si permites que el tiempo la sepulte. Tiene que mantenersebrillando y llena de gracia en tu conciencia del tiempo, pero no ocultadentro de él. El instante perdura. ¿Pero dónde estás tú? Darle las graciasa tu hermano es apreciar el instante santo, y permitir, por lo tanto, que susresultados sean aceptados y compartidos. Atacar a tu hermano no haceque se pierda el instante, pero si anula el poder de sus efectos.

Has recibido el instante santo, pero tal vez has dado lugar a una condiciónque te impide utilizarlo. Como resultado de ello, no te das cuenta de queaún sigue contigo. Y al haberte separado de su expresión, te has negadoa ti mismo su beneficio. Cada vez que atacas a tu hermano refuerzasesto, pues el ataque impide que te veas a ti mismo. Y es imposible que teniegues a ti mismo, y al mismo tiempo puedas reconocer lo que se te hadado y lo que has recibido.

Tanto tú como tu hermano os encontráis juntos en la santa presencia de laverdad misma. Aquí se encuentra el objetivo, junto con vosotros. ¿Nocrees que el objetivo mismo hará los arreglos necesarios para suconsecución? Es precisamente esta discrepancia entre el propósito quese ha aceptado y los medios tal como los usas ahora, lo que parecehacerte sufrir, si bien ello le es grato al Cielo. Si el Cielo fuese algoexterno a ti, no podrías compartir su júbilo. Pero puesto que está dentrode ti, su júbilo es también el tuyo. Os une un propósito común, perotodavía permanecéis separados y divididos con respecto a los medios. Elobjetivo, no obstante, ya está establecido y es fijo, firme e inalterable, ylos medios se amoldarán a él debido a la inevitabilidad del objetivo. Ycompartiréis el júbilo de la Filiación de que ello sea así.

A medida que empieces a reconocer y a aceptar los regalos que tandesprendidamente has dado a tu hermano, empezarás a aceptarasimismo los efectos del instante santo y a usarlos para corregir todos tuserrores y liberarte de sus resultados.

Y al aprender esto, habrás aprendido también cómo liberar a toda laFiliación, y cómo ofrecérsela con alegría y gratitud a Aquel que te dio tuliberación y que desea extenderla a través de ti.

Cómo fijar la metaLa aplicación práctica del propósito del Espíritu Santo esextremadamente simple, aunque inequívoca. De hecho, para poder sersimple tiene que ser inequívoca. Lo simple es sólo lo que se entiendefácilmente, y para ello, es evidente que debe ser claro. El objetivo delEspíritu Santo opera dentro de un marco general, pero Él te ayudará ahacerlo especifico, porque la aplicación práctica es especifica. El EspírituSanto provee ciertas directrices muy concretas que se pueden aplicar encualquier situación, pero recuerda que tú aún no te has dado cuenta deque su aplicación es universal. A estas alturas, por lo tanto, es esencialutilizarlas en toda situación separadamente, hasta que puedas ver másallá de cada situación con mayor seguridad, y con un entendimientomucho más amplio del que ahora posees.

En cualquier situación en que no sepas qué hacer, lo primero que tienesque considerar es sencillamente esto: "¿Qué es lo que quiero que resultede esta situación? ¿Qué propósito tiene?" El objetivo debe definirse alprincipio, pues eso es lo que determinará el resultado. El ego procede ala inversa. La situación se convierte en lo que determina el resultado, quepuede ser cualquier cosa. La razón de este enfoque desorganizado esevidente. El ego no sabe qué es lo que quiere que resulte de la situación.Es consciente de lo que no quiere, pero sólo de eso. No tiene ningúnobjetivo constructivo en absoluto.

Sin un objetivo constructivo, establecido de antemano y claramentedefinido, la situación simplemente parece ocurrir al azar y no tiene ningúnsentido hasta que ya ha ocurrido. Entonces miras en retrospectiva, y tratasde reconstruirla para ver qué sentido tuvo. Y no podrás sino equivocarte.No sólo porque tus juicios están vinculados al pasado, sino porquetampoco tienes idea de lo que debió haber ocurrido. No se establecióningún objetivo con el que armonizar los medios.

Y ahora el único dictamen que puede hacerse es si al ego le gusta lo quepasó o no; si es aceptable para él o si clama por venganza. La ausenciade un criterio establecido de antemano que determine el resultado final,hace que sea dudoso el que se pueda entender y que sea imposibleevaluarlo.

El valor de decidir de antemano lo que quieres que ocurra essimplemente que ello te permite percibir la situación como un medio parahacer que tu objetivo se logre. Haces, por lo tanto, todo lo posible porpasar por alto todo lo que interferiría en su logro, y te concentras sólo enlo que te ayuda a conseguirlo. Es obvio que este enfoque ha hecho que lamanera en que distingues lo verdadero de lo falso sea más parecida a ladel Espíritu Santo. Lo verdadero viene a ser lo que se puede utilizar paralograr el objetivo. y lo falso, lo inútil desde ese punto de vista. La situacióntiene ahora sentido, pero sólo porque el objetivo ha hecho que lo tenga.Tener a la verdad por objetivo tiene otras ventajas prácticas. Si la situaciónse usa en favor de la verdad y la cordura, su desenlace no puede ser otroque la paz. Y esto es así independiente de cuál sea el desenlace. Si lapaz es la condición de la verdad y la cordura, y no puede existir sin ellas,allí donde hay paz tienen que estar también la verdad y la cordura. Laverdad viene por su propia iniciativa. Si experimentos paz, es porque laverdad ha venido a ti, y así, no podrás sino ver el desenlacecorrectamente, pues el engaño no puede prevalecer contra ti. Podrásreconocer el desenlace precisamente porque estás en paz. En esto sepuede ver una vez más lo opuesto a la manera de ver del ego, pues elego cree que es la situación la que da lugar a la experiencia. El EspírituSanto sabe que la situación es tal como el objetivo la determina, y que seexperimenta de acuerdo con ese objetivo.

Tener a la verdad por objetivo requiere fe. La fe está implícita en laaceptación del propósito del Espíritu Santo, y esta fe lo abarca todo. Allídonde se ha establecido el objetivo de la verdad, allí tiene que estar la fe.El Espíritu Santo ve la situación como un todo.

El objetivo establece el hecho de que todo aquel que esté involucrado enla situación desempeñará el papel que le corresponde en la consecucióndel mismo. Esto es inevitable. Nadie fracasará en su cometido. Estoparece requerir mucha más fe de la que tú tienes ahora, y mucha más dela que tú puedes dar. Esto es así, no obstante, sólo desde el punto devista del ego, pues el ego cree que la manera de "resolver" los conflictoses fragmentándolos, y, así, no percibe la situación como un todo. El ego,por consiguiente, intenta dividir la situación en segmentos y lidiar con cadauno de ellos por separado, pues tiene fe en la separación y no en launidad.

Cuando el ego se enfrenta a un aspecto de la situación que parece serdifícil, trata de trasladarlo a otro lugar y resolverlo allí. Y parecerá teneréxito, salvo que ese intento entra en conflicto con la unidad, y no puedepor menos que enturbiar el objetivo de la verdad. Y no se podráexperimentar paz, salvo en fantasías. La verdad no ha venido porque la feha sido negada, al no haberse depositado donde por derecho propio lecorresponde estar. De este modo pierdes el entendimiento de la situaciónque el objetivo de la verdad te brindaría.

Pues las soluciones que proceden de fantasías no aportan sino unaexperiencia ilusoria, y una paz ilusoria no es la condición que le permite laentrada a la verdad.

La invocación a la feLos substitutos de cualquier aspecto de una situación son los testigos detu falta de fe. Demuestran que no creíste que la situación y el problemaestuviesen en el mismo lugar. El problema era la falta de fe, y esto es loque demuestras cuando lo separas de su fuente y lo pones en otro lugar.Como resultado de ello, no ves el problema. De no haberte faltado la fede que podía ser resuelto, el problema habría desaparecido. y la situaciónhabría tenido sentido para ti porque se habría eliminado cualquierinterferencia que hubiese impedido que la entendieses. Trasladar elproblema a otro lugar es perpetuarlo, pues te desentiendes de él y hacesque sea irresoluble.

No hay ningún problema que la fe no pueda resolver. Si trasladascualquier aspecto de un problema a otro lugar, ello hará que seaimposible solventarlo. Pues si trasladas parte del problema a otro lugar, elsignificado del problema inevitablemente se pierde, y la solución delproblema radica en su significado. ¿No es posible acaso que todos tusproblemas ya se hayan resuelto, pero que tú te hayas excluido a ti mismode la solución? La fe, no obstante, tiene que estar donde algo se haconsumado, y donde tú ves que se consumó.

Una situación es una relación, pues es una confluencia de pensamientos.Si se perciben problemas, es porque se cree que los pensamientos estánen conflicto. Mas si el objetivo es la verdad, eso es imposible. Alguna idearelacionada con el cuerpo tuvo que haberse inmiscuido, ya que lasmentes no pueden atacar. Pensaren cuerpos indica falta de fe, pues loscuerpos no pueden solventar nada. El que se inmiscuyan en la relación ­lo cual es un error acerca de lo que piensas de la situación ­ es lo queentonces se convierte en la justificación de tu falta de fe. Cometerás esteerror, pero no dejes que ello sea motivo de preocupación para ti.

El error no importa. La falta de fe que se lleva ante la fe nunca será unescollo para la verdad. Pero usar la falta de fe contra la verdad siempredestruirá la fe. Si te falta fe, pide que se te restituya allí donde se perdió, yno intentes que se te indemniza por ella en otra parte, como si se tehubiese privado injustamente de ella.

Únicamente lo que tú no has dado es lo que puede faltar en cualquiersituación. Pero recuerda esto: la santidad fue la meta que se fijó para turelación, y no fuiste tú quien lo hizo. No fuiste tú quien la fijó porque lasantidad no se puede ver excepto mediante la fe, y tu relación no erasanta por razón de la limitada y reducida fe que tenías en tu hermano. Tufe tiene que aumentar para poder alcanzar la meta que se ha fijado. Larealidad de la meta facilitará eso, pues te permitirá ver que la paz y la feno vienen por separado. ¿Cómo podrías estar en una situación sin tenerfe y al mismo tiempo serle fiel a tu hermano?

Cada situación en la que te encuentras no es mas que un medio parasatisfacer el propósito que se estableció para tu relación. Si la ves comoalgo diferente, es que te falta fe. No hagas uso de esa falta de fe. Dejaque se presente y obsérvala con calma, pero no hagas uso de ella. Lafalta de fe es la sierva de lo ilusorio y es totalmente fiel a su amo. Haz usode ella, y te llevará directamente a las ilusiones. No te sientas tentado porlo que te ofrece. La falta de fe no supone ningún obstáculo para elobjetivo, sino para el valor que éste tiene para ti. No aceptes la ilusión depaz que te ofrece, sino que, por el contrario, contempla su ofrecimiento yreconoce que es una ilusión.

El objetivo de la ilusión está tan estrechamente vinculado a la falta de fecomo la fe lo está a la verdad. Si pones en duda que alguien puedadesempeñar su papel, y desempeñarlo perfectamente en cualquiersituación entregada de antemano a la verdad, es que la entrega no fueabsoluta. Esto significa que no has tenido fe en tu hermano y que hasusado tu falta de fe contra él.

Ninguna relación es santa a menos que su santidad la acompañe a todaspartes. De la misma manera en que la santidad y la fe van de la mano, asísu fe tiene también que acompañarla a todas partes. La realidad delobjetivo inspirará y obrará cualquier milagro que sea necesario para sulogro. Cualquier cosa tanto si es demasiado grande como demasiadopequeña, demasiado débil o demasiado apremiante, será puestadulcemente a su servicio para apoyar su propósito. El universo la servirágustosamente, tal como ella sirve al universo. Pero no interfieras.El poder que se ha depositado en ti, en quien se ha establecido elobjetivo del Espíritu Santo, transciende tanto tu limitada concepción de loinfinito, que no tienes idea de la magnitud de la fuerza que te acompaña. Ypuedes usar esta fuerza con perfecta seguridad. No obstante, a pesar desu extraordinario poder, tan grande que se extiende allende las estrellashasta el universo que se encuentra más allá de ellas, tu insignificante faltade fe la puede neutralizar, si en su lugar prefieres valerte de tu falta de fe.

Considera, no obstante, lo que sigue a continuación, y descubre la causade tu falta de fe: crees que la razón por la que tienes algo contra tuhermano es por lo que él te hizo a ti. Mas por lo que realmente lo culpases por lo que tú le hiciste a él. No le guardas rencor por su pasado sinopor el tuyo. y no tienes fe en él debido a lo que tú fuiste. Tú eres, sinembargo, tan inocente de ello como lo es él. Lo que nunca existió no tienecausa, ni está ahí para obstruir a la verdad. La falta de fe no tiene causa; lafe, en cambio, si tiene Causa. Esa Causa ha entrado a formar parte detoda situación que comparta Su propósito. La luz de la verdad brilla desdeel centro de la situación, y ejerce influencia sobre todos aquellos aquienes el propósito de la situación llama. Y llama a todo el mundo. Nohay situación que no incluya a toda tu relación, a todos sus aspectos y atodas sus partes. No puedes excluir ningún aspecto de ti mismo y esperarque la situación siga siendo santa. Pues ese aspecto comparte elpropósito de tu relación en su totalidad y deriva su significado de ella.

A menos que la fe que tienes en tu hermano te acompañe en todasituación, serás infiel a tu propia relación. Tu fe exhortará a los demás aque compartan tu propósito, tal como el propósito en si invocó la fe en ti.Y verás los medios que una vez empleaste para que te condujesen a lasilusiones, transformados en medios que te conducen a la verdad. Laverdad invoca la fe, y la fe le hace sitio a la verdad. Cuando el EspírituSanto cambió el propósito de tu relación al intercambiar el tuyo por elSuyo, el objetivo que estableció en ella se extendió a toda situación enque jamás puedas verte envuelto. Y así liberó del pasado todas lassituaciones que éste habría desprovisto de significado.

Invocas la fe por razón de Aquel que te acompaña en toda situación. Yano estás completamente loco ni tampoco Solo. Pues la idea de que enDios puede haber soledad no puede sino ser un sueño. Tú, cuya relacióncomparte el objetivo del Espíritu Santo, has sido alejado de la soledadporque la verdad ha llegado. Su invocación a la fe es poderosa. No usestu falta de fe contra la verdad, pues ésta te exhorta a que te salves y a queestés en paz.

Las condiciones de la pazEl instante santo no es más que un caso especial, un ejemplo extremo, delo que toda situación debería ser. El significado que el propósito delEspíritu Santo le ha dado al instante santo, se le da también a todasituación. El instante santo suscita la misma suspensión de falta de fe ­que se rechaza y no se utiliza ­ para que la fe pueda responder a lallamada de la verdad. El instante santo es el ejemplo supremo, lademostración clara e inequívoca del significado de toda relación y de todasituación cuando se ven como un todo. La fe ha aceptado todos losaspectos de la situación, y la falta de fe no ha impuesto el que nada sevea excluido de ella. Es una situación de perfecta paz, debidosimplemente a que la has dejado ser lo que es.

Esta simple cortesía es todo lo que el Espíritu Santo te pide: que dejesque la verdad sea lo que es. No intervengas, no la ataques, ni interrumpassu llegada. Deja que envuelva cada situación y que te brinde paz. Nisiquiera se te pide que tengas fe, pues la verdad no pide nada. Déjalaentrar, y ella invocará la fe que necesitas para gozar de paz, y seasegurará de que dispongas de ella. Pero no te alces contra ella, pues nopuede hacer acto de presencia si te opones a ella.

¿No desearías hacer de toda situación un instante santo? Pues tal es elregalo de la fe, que se da libremente dondequiera que la falta de fe sedeja a un lado sin usar. El poder del propósito del Espíritu Santo puedeusarse entonces en su lugar. Este poder transforma instantáneamentetodas las situaciones en el único medio, seguro y continuo, de establecerSu propósito y de demostrar su realidad. Lo que se ha demostrado harequerido fe, y ésta ha sido concedida. Ahora se convierte en un hecho,del que ya no se puede retirar la fe. La tensión que conlleva negarle la fe ala verdad es enorme y mucho mayor de lo que te imaginas. peroresponder a la verdad con fe no entraña tensión alguna.

Para ti, que has respondido a la llamada de tu Redentor, la tensión queconlleva no responder a Su llamada parece ser mayor que antes. Pero noes así. La resistencia siempre estuvo ahí, pero se la atribuías a otra cosa,creyendo que era esa "otra cosa" la que la producía. Mas eso nunca fueverdad. Pues lo que esa "otra cosa" producía era pesar y depresión,enfermedad y dolor, tinieblas y vagas imaginaciones de terror,escalofriantes fantasías de miedo y abrasadores sueños infernales. Ytodo ello no era más que la intolerable tensión que se producía al negartea depositar tu fe en la verdad y a ver su evidente realidad.

Tal fue la crucifixión del Hijo de Dios. Su falta de fe le ocasionó todo eso.Piénsalo muy bien antes de permitirte usar tu falta de fe contra él. Pues élha resucitado, y tú has aceptado la Causa de su despertar como tu propiacausa. Has asumido el papel que te corresponde en su redención, y ahoraeres completamente responsable por él. No le falles ahora, pues te hasido dado comprender lo que tu falta de fe en él te ocasiona. Su salvaciónes tu único propósito. Ve sólo esto en toda situación, y cada una de ellasse convertirá en un medio de brindarte sólo eso.

Cuando aceptaste la verdad como el objetivo de tu relación, te convertisteen un dador de paz tan irremediablemente como que tu Padre te dio paz.Pues el objetivo de la paz no se puede aceptar sin sus condiciones, y tútuviste que haber tenido fe en dicho objetivo, pues nadie acepta lo que nocree que es real. Tu propósito no ha cambiado ni cambiará jamás, puesaceptaste lo que nunca puede cambiar. Y ahora no le puedes negar nadaque necesite para ser eternamente inmutable. Tu liberación es segura. Datal como has recibido. Y demuestra que te has elevado muy por encimade cualquier situación que pudiese detenerte y mantenerte separado deAquel Cuya llamada contestaste.