"Un intelectual al servicio de la clase trabajadora” - Cult y Espec - Página 12

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18/4/2016 Página/12 :: espectaculos :: “Un intelectual al servicio de la clase trabajadora” http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/espectaculos/172204020110618.html 1/3 Imprimir | Regresar a la nota “Walsh decía que teníamos que ser coherentes con la práctica militar para poder reivindicar los derechos humanos”, dice Jozami. Sábado, 18 de junio de 2011 Página/12 publica mañana Rodolfo Walsh. La palabra y la acción “Un intelectual al servicio de la clase trabajadora” En esta segunda edición, corregida y aumentada, el autor Eduardo Jozami desmenuza la vida y la obra de Walsh y pulsa las teclas de asuntos conflictivos, como sus ambivalentes posiciones frente al peronismo y sus divergencias finales con la conducción de Montoneros. Por Silvina Friera Ese hombre fue un gran escritor hasta el final de su vida, cuando lo secuestraron y mataron. “No era un pequeño burgués que abandonó la práctica de la literatura cuando decidió convertirse en un militante revolucionario”, subraya Eduardo Jozami, autor de la biografía intelectual Rodolfo Walsh. La palabra y la acción, segunda edición corregida y aumentada que Página/12 publicará mañana junto con la editorial Norma. El lector se encontrará con una grata sorpresa: un cuento inédito, de manifiesta influencia borgeana, titulado “Quiromancia”, desconocido por los lectores de habla hispana (ver recuadro). Y un dato inesperado, una información de innegable valor simbólico, que no había sido recogido en ningún libro: Walsh habría metido “las patas en la fuente” el 17 de octubre de 1945, parafraseando al poeta Leónidas Lamborghini. En el minucioso recorrido por la trayectoria periodística, literaria y política walshiana, Jozami pulsa las teclas de asuntos conflictivos como las ambivalentes posiciones frente al peronismo y las divergencias finales con la conducción de Montoneros. En una entrevista en Nuevo Hombre, en 1971, Walsh confirmó que estuvo en la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945. “No tiene nada de sorprendente –advierte el biógrafo–, porque en esa época militaba en la Alianza Libertadora Nacionalista y los nacionalistas participaron de los enfrentamientos que hubo al terminar la jornada. Antes no existía la certeza de que Walsh hubiera estado presente, con todo lo que tiene de simbólico el 17 de octubre y lo que habrá significado en un joven como Walsh esa aproximación al peronismo.” Jozami revela que, en esa entrevista, el autor de ¿Quién mató a Rosendo? despliega una mirada sobre el rol del intelectual en una de las pocas veces que muestra una influencia notable de Gramsci. “Walsh se sentía cómodo en el rol de un intelectual que se pone al servicio de la clase trabajadora”, sintetiza el biógrafo, también escritor, periodista y militante político. –Cuando se publicó esta biografía había varias mitificaciones en torno de la figura de Walsh. ¿Cree que cambió esa tensión que había entre el escritor y el militante montonero? –Creo que sí; con cierta inmodestia, a veces pienso que mi libro fue un pequeño aporte en este sentido. Se sigue trabajando a todos los niveles el Walsh periodista, el militante, el escritor; pero empieza a verse con más integralidad. Los que escriben de Walsh escritor hoy ya no necesitan ignorar que fue un militante político que estuvo comprometido con Montoneros; ideas como que arriesgó su vida y la perdió porque escribió la Carta de un escritor a la Junta Militar me parece que están desvirtuadas. Hay una mayor comprensión hacia Walsh, un hombre de facetas muy diversas. Fue un gran escritor, un hombre que marcó caminos en el periodismo argentino y un

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“Walsh decía que teníamos que sercoherentes con la práctica militar parapoder reivindicar los derechoshumanos”, dice Jozami.

Sábado, 18 de junio de 2011

Página/12 publica mañana Rodolfo Walsh. La palabra y la acción

“Un intelectual al servicio de la clasetrabajadora”En esta segunda edición, corregida y aumentada, el autor Eduardo Jozami desmenuzala vida y la obra de Walsh y pulsa las teclas de asuntos conflictivos, como susambivalentes posiciones frente al peronismo y sus divergencias finales con laconducción de Montoneros.

Por Silvina Friera

Ese hombre fue un gran escritor hasta el final de su vida, cuando losecuestraron y mataron. “No era un pequeño burgués que abandonó lapráctica de la literatura cuando decidió convertirse en un militanterevolucionario”, subraya Eduardo Jozami, autor de la biografía intelectualRodolfo Walsh. La palabra y la acción, segunda edición corregida yaumentada que Página/12 publicará mañana junto con la editorial Norma.El lector se encontrará con una grata sorpresa: un cuento inédito, demanifiesta influencia borgeana, titulado “Quiromancia”, desconocido porlos lectores de habla hispana (ver recuadro). Y un dato inesperado, unainformación de innegable valor simbólico, que no había sido recogido enningún libro: Walsh habría metido “las patas en la fuente” el 17 deoctubre de 1945, parafraseando al poeta Leónidas Lamborghini. En elminucioso recorrido por la trayectoria periodística, literaria y políticawalshiana, Jozami pulsa las teclas de asuntos conflictivos como lasambivalentes posiciones frente al peronismo y las divergencias finalescon la conducción de Montoneros.

En una entrevista en Nuevo Hombre, en 1971, Walsh confirmó que estuvo en la Plaza de Mayo el 17 de octubre de1945. “No tiene nada de sorprendente –advierte el biógrafo–, porque en esa época militaba en la Alianza LibertadoraNacionalista y los nacionalistas participaron de los enfrentamientos que hubo al terminar la jornada. Antes noexistía la certeza de que Walsh hubiera estado presente, con todo lo que tiene de simbólico el 17 de octubre y loque habrá significado en un joven como Walsh esa aproximación al peronismo.” Jozami revela que, en esaentrevista, el autor de ¿Quién mató a Rosendo? despliega una mirada sobre el rol del intelectual en una de laspocas veces que muestra una influencia notable de Gramsci. “Walsh se sentía cómodo en el rol de un intelectualque se pone al servicio de la clase trabajadora”, sintetiza el biógrafo, también escritor, periodista y militante político.

–Cuando se publicó esta biografía había varias mitificaciones en torno de la figura de Walsh. ¿Cree quecambió esa tensión que había entre el escritor y el militante montonero?

–Creo que sí; con cierta inmodestia, a veces pienso que mi libro fue un pequeño aporte en este sentido. Se siguetrabajando a todos los niveles el Walsh periodista, el militante, el escritor; pero empieza a verse con másintegralidad. Los que escriben de Walsh escritor hoy ya no necesitan ignorar que fue un militante político queestuvo comprometido con Montoneros; ideas como que arriesgó su vida y la perdió porque escribió la Carta de unescritor a la Junta Militar me parece que están desvirtuadas. Hay una mayor comprensión hacia Walsh, un hombrede facetas muy diversas. Fue un gran escritor, un hombre que marcó caminos en el periodismo argentino y un

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militante político que, aunque no ocupó posiciones de dirección, cumplió una tarea muy importante.

–A Walsh se lo suele invocar en estos días cuando se debate acerca de los medios de comunicación y elperiodismo “militante”. ¿Qué opina usted?

–Lo interesante de Walsh es que sólo tenía compromisos con sus convicciones políticas y con la verdad. En losúltimos años, al calor del proceso que se inicia en 2003 con el kirchnerismo, sobre todo notablemente a partir de lamuerte de Néstor Kirchner, hay una recuperación de los valores de la militancia política. Dentro de ese proceso sehabla mucho de periodismo “militante” y, necesariamente, Walsh es una referencia; pero hay que tomarse el trabajode leer lo que Walsh decía y no caer en expresiones muy simplistas de lo que es el periodismo “militante”. Vale lapena analizar las condiciones reales en las que se desarrolló la prensa durante la dictadura, para no generalizar lacrítica al conjunto de los periodistas; Walsh, por el contrario, valoraba muchísimo a gente que a lo mejor se jugabala vida con actos anónimos de informar. El periodismo “militante” no es simplemente cualquiera que se identificacon una postura política. Se supone que lo valioso de Walsh es que tenía un compromiso con la política, porsupuesto, pero también con la profesión, con lo que escribía, con el lenguaje, con la verdad y el respeto por loslectores. Si uno quiere tomar el término periodismo “militante” en un sentido que vaya más allá de la lucha políticainmediata, me parece que tiene que hacerse cargo de ese legado más complejo de Walsh. Hoy estamos pensandoen recuperar esa identificación con los intereses populares, recuperar la idea de participación en el producto y enlas iniciativas periodísticas, pero en un contexto bien distinto.

Aunque toda biografía está amenazada por la admiración, Jozami no omite bolillas espinosas de la trayectoria desu biografiado, ni eso que se llama “pecados de juventud”. Walsh se incorporó en los años ’40 a la AlianzaLibertadora Nacionalista (ALN), ese grupo de choque que en el ’45 afiló sus puños a trompada limpia por las callesde Buenos Aires. “Walsh no aprobó los bombardeos del ’55 a la Plaza de Mayo, aunque quizás íntimamente loshaya celebrado –conjetura–. No hay duda de que apoyó la llamada ‘revolución libertadora’. En el primer prólogo deOperación masacre reconoció que fue partidario de la ‘revolución libertadora’; después no escribió mucho sobreeste tema. Evidentemente no le simpatizaba demasiado el recuerdo. Se puede suponer que a partir de la caída deLonardi, Walsh tuvo una visión más crítica o por lo menos tomó distancia; pero de ninguna manera modificó sujuicio sobre la necesidad del golpe del ’55.”

–¿La Revolución Cubana influyó en el gradual acercamiento de Walsh al peronismo?

–En realidad, la relación de Walsh con el peronismo fue muy curiosa. La gran mayoría de los escritores eintelectuales argentinos no fueron peronistas, pero muchos terminaron acercándose al peronismo en los ’70. Sinembargo, Walsh fue el primer peronista porque fue peronista en el ’45, por el lado menos simpático delnacionalismo. Pero estuvo en el 17 de octubre; y sin reivindicar de ninguna manera lo que fue la AlianzaLibertadora, un grupo execrable, frente a la actitud tan criticable que en general tuvo la izquierda cuando surgió elperonismo, para muchos jóvenes como Walsh la Alianza fue un modo de apoyar al peronismo. Después fueantiperonista, estudió en la Universidad de La Plata, participó en algunos grupos estudiantiles y en una revistaliteraria. La mayoría de los estudiantes universitarios con inquietudes literarias eran antiperonistas. Walsh tardómucho en acercarse definitivamente al peronismo. Cuando le ofrecieron ingresar a las Fuerzas Armadas Peronistas(FAP), Walsh se preguntó cómo iba a entrar a una organización que se llamaba peronista si él no era peronista.“Bueno, lo disimulás mucho –le dijo Raimundo Villaflor–, porque hace dos años que venís trabajando con nosotros.”

Walsh descubrió lo que significaba la figura de Eva Perón para los peronistas y para el pueblo, y entendió lo querepresentaba el antiperonismo como ideología reaccionaria y antipopular. No nos olvidemos que entró al peronismocon el sector más radicalizado y distante de lo que podían ser las tácticas de Perón, el Peronismo de Base y laFAP. Incluso en el ’73 algunos de estos sectores no participaron de la movilización por el retorno de Perón; por esoWalsh rompió con las FAP y decidió incorporarse a Montoneros a comienzos del ’73. ¿Qué tuvo que ver laRevolución Cubana con esto? Leopoldo Marechal, que era el más peronista de todos los escritores, fue a Cuba y seenamoró de la Revolución Cubana porque redescubrió muchas cosas del peronismo, como la relación entre Fidel(Castro) y la gente. Desde este punto de vista, la experiencia cubana acercó a Walsh al peronismo. Pero no meanimaría a decir que tuvo mucho que ver, aunque estoy convencido de que lo acercó a la idea de revolución.

–David Viñas solía decir, citando a Jauretche, que los intelectuales argentinos se suben al caballo por laizquierda y se bajan por la derecha. Walsh sería el caso inverso: se subió por la derecha y se bajó por laizquierda.

–Por eso Walsh es tan entrañable; porque en general los intelectuales que se suben por la izquierda y se bajan porla derecha, más allá de su valor como escritores, uno los recuerda con cierta visión cuestionadora...

–Quizás uno de los momentos más interesantes y dramáticos es cuando Walsh condena el militarismo de

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Montoneros y comienza a tomar distancia. Sin embargo, esos textos a la conducción a veces son utilizadospara calificar a la militancia de los ’70 en bloque como “enloquecida”. ¿Por qué cree que se produce este“malentendido”, por llamarlo de alguna manera?

–Walsh participó en la experiencia de Montoneros a partir de 1973 y sería muy equivocado utilizar su nombre paracuestionar las formas de militancia contra la dictadura militar. No sólo no hay textos de Walsh que justifiquen esosino que la misma práctica de Walsh lo desmentiría. Los textos que Walsh envió a la conducción de Montonerosson de amplio margen de interpretación. Un punto que plantea debates es que Walsh señalaba que había queofrecerle a la dictadura una tregua y que había que convocar a elecciones en 180 días. Yo creo que Walsh no creíaque iba a haber elecciones; era muy difícil que la dictadura aceptara una negociación de ese estilo. Ahora tampocome parece que esta propuesta fuera inocente; alguien que era tan cuidadoso como Rodolfo con lo que escribíaestaba dando una señal. Walsh estaba vislumbrando que pronto volvería a estar presente la democracia política.Hay quienes dicen que fue simplemente una jugada táctica, pero podía haber sido otra cosa. Cuando criticó lapolítica de la conducción de Montoneros, no dijo que había que abandonar la lucha sino que estaba planteando otraforma de resistencia. Por eso no se fue del país; pensaba en una resistencia más descentralizada, con menosaparato y con más iniciativa de los militantes, donde la propaganda jugaría un rol fundamental. Pero la que estabapensando en ese momento seguía siendo una militancia clandestina y una salida revolucionaria.

–Pero si se toma como válida esta lectura de la tregua a la dictadura, lo más significativo es que Walsh, acontrapelo de cierto exitismo de Montoneros, estaba muy solo, ¿no?

–Sí, estaba muy solo, es cierto. Pero también en esos textos se refería al tema de los derechos humanos, un temaque hasta entonces no había tenido importancia. El decía que nosotros teníamos que ser coherentes con nuestrapráctica militar para poder reivindicar los derechos humanos. Había que mostrarle a la población una preocupaciónmuy especial porque no hubiera daños innecesarios o muertes que se podrían haber evitado. Walsh no estabaanticipando la democracia de (Raúl) Alfonsín sino que continuaba pensando en transformaciones muy profundas dela sociedad argentina en términos de revolución. Y sin embargo, creo que vislumbra que para la gente la idea dedemocracia es importante. Y la defensa de los derechos humanos también. Pero necesito aclarar que no quierohacerle decir a Walsh lo que yo pienso hoy. Y obviamente no pienso igual que en los ’70.

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