Un largo viaje hacia el Jesús de la historia

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Un largo viaje hacia el Jesús de la historia Jesús PELÁEZ Salió Jesús con sus discípulos para las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les hizo esta pregunta: -¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos le contestaron: -Juan Bautista; otros, Elías; otros, en cambio, uno de los profetas. Entonces les preguntó: -Y vosotros ¿quién decís que soy yo? Intervino Pedro y le dijo: -Tú eres el Mesías. Pero él les conminó a que no lo dijeran a nadie. Empezó a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que padecer mucho, siendo rechazado por los senadores, los sumos sacerdotes y los letrados, sufriendo la muerte, y, a los tres días, resucitar. Y exponía el mensaje abiertamente. Entonces Pedro lo tomó consigo y empezó a conminarlo. El se volvió y, de cara a sus discípulos, conminó a Pedro diciéndole: - Ponte detrás de mí, Satanás!, porque tu idea no es la de Dios, sino la humana (Mc 8,27-33) . El resultado de la encuesta de Jesús a sus discípulos es sorprendente: Jesús no es lo que la gente cree, ni lo que piensan los discípulos: no es Juan Bautista, recién asesinado, ahora redivivo; ni Elías, el profeta defensor del monoteísmo y del que se esperaba la vuelta, según la tradición judía; ni siquiera uno más de la larga lista de profetas del Antiguo Testamento. Jesús no está en continuidad con las expectativas judías sobre el Mesías.

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Un largo viaje hacia el Jess de la historia

Jess PELEZ

Sali Jess con sus discpulos para las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les hizo esta pregunta: -Quin dice la gente que soy yo?Ellos le contestaron: -Juan Bautista; otros, Elas; otros, en cambio, uno de los profetas.Entonces les pregunt: -Y vosotros quin decs que soy yo?Intervino Pedro y le dijo: -T eres el Mesas.Pero l les conmin a que no lo dijeran a nadie.Empez a ensearles que el Hijo del hombre tena que padecer mucho, siendo rechazado por los senadores, los sumos sacerdotes y los letrados, sufriendo la muerte, y, a los tres das, resucitar. Y expona el mensaje abiertamente.Entonces Pedro lo tom consigo y empez a conminarlo.El se volvi y, de cara a sus discpulos, conmin a Pedro dicindole: - Ponte detrs de m, Satans!, porque tu idea no es la de Dios, sino la humana (Mc 8,27-33) .El resultado de la encuesta de Jess a sus discpulos es sorprendente: Jess no es lo que la gente cree, ni lo que piensan los discpulos: no es Juan Bautista, recin asesinado, ahora redivivo; ni Elas, el profeta defensor del monotesmo y del que se esperaba la vuelta, segn la tradicin juda; ni siquiera uno ms de la larga lista de profetas del Antiguo Testamento. Jess no est en continuidad con las expectativas judas sobre el Mesas.

La respuesta de Pedro parece, en principio, ms acertada, pero tampoco da en la diana. Para l, que habla en nombre de los discpulos, Jess no es "un" mesas, sino "el" Mesas de la expectacin popular nacionalista (en griego, con artculo determinado:ho khrists)1.

Tras esta declaracin de Pedro, dice el evangelista que Jess "conmin (en griego,epitima) a los discpulos a que no lo dijeran a nadie". Por tres veces aparece en este texto el verboepitimaque, al igual que en el resto del evangelio de Marcos, se utiliza siempre que est en juego la imagen del Mesas: en boca de Jess (1,25; 3,12; 4,39; 8,30; 9,25) para imponer silencio a los espritus impuros y al viento (=tratado como espritu impuro) y a los discpulos o a Pedro, en cuanto defienden un mesianismo nacionalista violento; o en boca de Pedro o de los discpulos (8,32.33; 10,13.48) para hacer callar a Jess o a la gente, porque proclaman una imagen del Mesas en desacuerdo con la que ellos tienen de Jess.

La opinin que Jess tiene de s mismo es diferente, pues no se identifica en modo alguno con las expectativas mesinicas judas predominantes, cuando indica el camino que debe recorrerel Hijo del hombre2: "Empez a ensearles que el Hijo del hombre tena que padecer mucho, siendo rechazado por los senadores, los sumos sacerdotes y los letrados y sufriendo la muerte y, a los tres das, resucitar".

Esta imagen de un "Hijo del hombre" que va a la muerte (y resucitar), en lnea con el cntico del siervo de Isaas (52,13-53,12), resulta inaceptable para Pedro, que conmina a Jess como si se tratase de un demonio, y que es conminado, a su vez, por Jess que lo llama "Satans". Para Jess, Pedro y los discpulos participan de la mentalidad de Satans, no de la de Dios, negndose a reconocer el camino que debe seguir elHijo del hombre.

He elegido este pasaje -escrito a la luz del acontecimiento de Pascua-, porque la pregunta sobre la identidad de Jess sigue en pie. Las respuestas que se han dado a sta a lo largo de la historia -como en el pasaje comentado- han sido muy diversas y muy en especial en los dos ltimos siglos.

Este trabajo -que pretende dar a conocer al lector no especializado el estado de la cuestin de lainvestigacin sobre el Jess de la historia- tiene dos partes bien definidas:en la primerase hace un breve apunte de lo que podemos saber acerca de Jess por los documentos antiguos, no cristianos: judos o paganos;en la segundase expone de modo sucinto el desarrollo del debate sobre el "Jess de la historia" y el "Cristo de la fe" que ha tenido lugar desde el s. XVIII hasta nuestros das3, para haciendo unas breves reflexiones sobre el largo viaje recorrido por los estudiosos con la pretensin de descubir el autntico "Jess de la historia" a quien los evangelios presentan desde el principio como el "Cristo de la fe"4.

La pregunta, a lo largo de la historia, ha sido y sigue siendo la misma: Jess y/o Cristo? .

I. JESUS EN LOS DOCUMENTOS ANTIGUOS NO CRISTIANOSPara afrontar la cuestin del "Jess de la historia", el historiador cuenta con dos clases de documentos antiguos, de carcter totalmente diferente:

-Unos -sorprendentemente muy escasos y escuetos- provienen de fuentes no cristianas, ya judas o paganas.

Lo que conocemos por las fuentes judas (Flavio Josefo y el Talmud) no puede ayudar gran cosa al conocimiento del Jess histrico, pues para stas Jess es prcticamente un desconocido, un personaje del que quedaron para la posteridad unos breves apuntes, algunos de ellos, como veremos, incluso dudosos desde el punto de vista de su transmisin textual.

Tampoco lo que sabemos por las fuentes paganas de los dos primeros siglos de nuestra era (historiadores romanos) ayuda demasiado al conocimiento del Jess histrico, aunque algo ms al de los inicios del movimiento cristiano en el seno del Imperio Romano.

-Otros documentos, -los evangelios, en especial- son prolficos en datos sobre el nacimiento, predicacin, muerte y resurreccin de Jess, pero proceden de crculos de creyentes y hoy es admitido por todos que resultan una base bastante compleja desde el punto de vista metodolgico para poder acceder a partir de ellos al Jess de la historia.

Fuera de los evangelios, sorprende la poca atencin que presta el resto de los escritos del Nuevo Testamento (Cartas y Apocalipsis) a las palabras y hechos de Jess anteriores a su resurreccin5.

a) Las fuentes judas: Flavio Josefo y el TalmudFlavio Josefo, historiador judo (37 d.C.-110 d.C.), da en sus obras noticias sobre Herodes y su dinasta, los procuradores de Judea, incluido Poncio Pilatos, los esenios y Juan Bautista, y cuenta las peripecias del pueblo judo durante los dos ltimos siglos de su existencia como nacin, reflejando el ambiente judo en el que surgi el cristianismo. Sobre Jess, sin embargo, transmite solamente dos noticias en su obraAntigedades Judas.

El texto de la primera dice as: "Por esta poca vivi Jess, hombre sabio, si es que debe llamrsele hombre, pues realizaba obras asombrosas y era maestro de hombres que aceptaban con gusto la verdad, arrastrando tras de s a muchos judos, y tambin a mucha gente de estirpe griega. Era el Mesas. Cuando, al ser denunciado por nuestros notables, Pilatos lo conden a la cruz, los que le haban dado su afecto al principio no dejaron de amarlo,ya que se les haba aparecido el tercer da, viviendo de nuevo, tal como haban declarado los divinos profetas, as como otras mil maravillas a propsito de l. Y hasta el da de hoy no ha desaparecido la estirpe de los que por causa de l reciben el nombre de cristianos" (Antigedades Judas18, 63)6. Las palabras marcadas en cursiva en el texto indican con toda probabilidad las interpolaciones cristianas introducidas en el texto original de Flavio Josefo. De la autenticidad de este texto se ha dudado seriamente por no estar vinculado slidamente al contexto en que aparece en la obra. Adems, las versiones del texto que ofrecen los manuscritos no concuerdan entre s. Eliminadas del texto las posibles interpolaciones, se puede dar por seguro que Flavio Josefo, a finales del siglo I, se refiere a la actividad taumatrgica de Jess y a su enseanza, a sus seguidores judos y griegos, a la denuncia contra l de los notables judos, a la condena a cruz por Pilatos y a la pervivencia, tras su muerte, del movimiento cristiano, datos sumamente valiosos para los historiadores, pues prueban la existencia histrica de Jess, que hoy nadie se atreve a cuestionar.

La segunda noticia -indirecta- sobre Jess que menciona Flavio Josefo, es la del proceso y lapidacin de Santiago: "Ans [el sumo pontfice] crey que, muerto Festo, y hallndose an de camino Albino, era la ocasin de reunir al sanedrn y presentar ante l al hermano de Jess llamado Cristo, cuyo nombre era Santiago, y a algunos otros. Los acus de haber violado la ley y los entreg para que los lapidaran" (Antigedades Judas20, 200). La mayor parte de los investigadores acepta la autenticidad de este pasaje, por el que tenemos noticia de la lapidacin de Santiago, presentado como "hermano de Jess, llamado Cristo".

ElTalmudda tambin, por su parte, dos noticias sobre Jess.

La primera, cuyo texto tambin se discute desde el punto de vista crtico, dice as: "...En la vspera de Pascua7fue colgado Jeshu. Durante cuarenta das antes de que tuviera lugar la ejecucin sali un heraldo y grit: . Pero como nada se present a su favor, fue colgado en la vspera de la Pascua... Ulla replic: Suponis que [Jeshu] era alguien por quien se pudiera formular una defensa? Acaso no era unMesith(embaucador), acerca del que dice la Escritura: 'no lo perdonars, ni ocultars' (Dt 13,8)? En el caso de Jeshu, sin embargo, era distinto, porque se relacionaba con la realeza (es decir, que era influyente). Nuestros rabinos ensearon: Jeshu tena cinco discpulos: Matthai, Nakai, Nezer, Buni y Todah" (T.B. Sanh 43a). Es opinin bastante extendida que este texto es una deformacin polmica de la tradicin cristiana. En l aparece Jess como mago, seductor y agitador poltico, con la finalidad de justificar su condena. Pero algo queda claro: hacia el s. III, (Rab Ulla vivi en este siglo) las autoridades rabnicas no negaban cierta actividad taumatrgica a Jess, interpretada como hechicera.

El mismo tratado del Talmud da otra noticia: "Nuestros rabinos ensean: que la mano izquierda rechace, pero la derecha atraiga siempre, no como Eliseo, que rechaz a Gejaz con ambas manos, y no comoRab Yoshua ben Perahjah, que rechaz a Jess (el Nazareno) con ambas manos" (T.B. Sanh 107b). Las palabras en cursiva no aparecen en todas las ediciones del texto.

Estas dos noticias del Talmud se pueden considerar tannaticas, esto es, anteriores a la Misn y son importantes desde el punto de vista histrico, pues dan por probada la existencia de Jess, aunque interpreten su actividad como obra de magia y su misin como la de un seductor y agitador.

b) Los historiadores romanosLos historiadores romanos de los dos primeros siglos de nuestra era, Plinio el Joven, Cornelio Tcito, Suetonio y Din Casio dan alguna informacin sobre los cristianos, directamente, e indirectamente sobre Jess.

El testimonio ms antiguo que se conserva de fuente pagano-romana sobre los cristianos y Jess es del historiadorPlinio el Joven(62-113 d.C.) quien, por indicacin de Trajano, prohibi la formacin de "asociaciones religiosas privadas", considerando sospechosas las reuniones nocturnas (antes de la salida del sol), por muy inocentes que fuesen los himnos que en esas ceremonias entonasen los cristianos a "Cristo, como si fuera un Dios" y por muy inofensivas que fuesen las comidas que compartan juntos.

El testimonio deCornelio Tcito(61-117 d.C.) acerca de Jess es tambin muy valioso. Despus de aludir a los rumores que culpaban a Nern del desastroso incendio que asol Roma en el ao 64 de nuestra era, dice: "...Nern seal como culpables, y castig con la mayor crueldad a una clase de hombres, aborrecidos por sus vicios, a los que la turba llamaba cristianos. Cristo, de quien tal nombre trae su origen, haba sufrido la pena de muerte durante el reinado de Tiberio, por sentencia del procurador Poncio Pilatos. La execrable supersticin, momentneamente reprimida, irrumpa de nuevo no slo por Judea, origen del mal, sino tambin por la Ciudad (esto es, Roma), lugar en el que de todas partes confluyen y donde se celebran toda clase de atrocidades y vergenzas" (Anales15, 44). El dato de la muerte de Jess, llamado Cristo, por sentencia del procurador Poncio Pilatos, es considerado autntico por todos.

Suetonio(muerto hacia el 160) en suVita Claudii(25,4) se refiere a la expulsin de los judos en estos trminos: "Como los judos provocaban continuos tumultos a instigacin de Khrestus, los expuls de Roma". De este texto queda la duda de saber siKhrestusse refiere a un individuo llamado as o aKhristos(=Cristo)8. En laVita Neronis(16,2) Suetonio relata tambin que los cristianos seguan una nueva y malfica supersticin y que fueron expulsado de Roma por Nern.

Finalmente,Din Casio, que escribe su historia romana en ochenta libros, habla de la ejecucin del cnsul Flavio Clemente y del destierro de su mujer, acusados de atesmo, los cuales perecieron junto con otros por ser simpatizantes de la fe juda (Epitome67,14). Este dato se podra referir a la persecucin de los cristianos bajo Domiciano, relatada en la primera carta de Clemente9.

En todo caso, las noticias de los historiadores romanos sobre los cristianos confirman la existencia histrica, la muerte bajo Poncio Pilato y el auge del cristianismo, que debe su nombre a Jess a quien llamaban Cristo10.

La escasez de noticias sobre Jess en las fuentes no cristianas muestra que el hecho de Jess no fue considerado por stas un acontecimiento de importancia histrica que mereciese un tratamiento pormenorizado. Tampoco las fuentes cristianas lo consideraron as. Ninguna de ellas describe a Jess como ideador de un programa poltico, ni como jefe de un movimiento popular en lucha contra el gobierno romano opresor, ni como una figura a contraponer al emperador de Roma. Pero se puede decir tambin lo contrario: tampoco sirven los evangelios para aprender gran cosa sobre el Imperio Romano y los grandes problemas de la poltica mundial.

Si las fuentes judas y pagano-romanas son tan parcas en datos sobre Jess de Nazaret, y los evangelios -documentos para la catequesis y predicacin cristiana primitiva y no biografas en el sentido moderno de la palabra- son una difcil plataforma para acceder al Jess histrico, debemos renunciar por ello a recuperar la figura histrica de Jess?

No parece que hayan ido por ah los derroteros de la historia de la investigacin ni que vayan a ir en el futuro. Ms bien todo lo contrario. Incluso podemos afirmar que, en los ltimos veinte aos, la investigacin sobre Jess ha adquirido un impulso inusitado, multiplicndose en nuestros das los trabajos, que han salido del mbito de los investigadores, para proyectarse al gran pblico en los ms prestigiosos diarios del mundo -el inglsThe Times, el americanoNew York Times- y llegar a las pantallas de cine y de televisin. Algunos libros recientes sobre el Jess histrico se han convertido en bestsellers como el de J. D. Crossan,Jess: Vida de un campesino judo11. No hablemos ya de los nuevos evangelios apcrifos, que llenos de fantasa, al igual o ms que los antiguos, han proliferado en los ltimos aos, con un increble xito de ventas que puede contarse por centenares de miles, del tipo deEl evangelio de Acuario, de Jess el Cristo, de Lvi (Barcelona 1986) oEl Caballo de Troyaen cuatro volmenes de J. J. Bentez (Barcelona 1989), con tirada en conjunto de casi un milln de ejemplares12.

Este resurgir actual de los estudios sobre el Jess de la historia es la ltima etapa de un perodo de investigacin que se remonta al siglo XVIII, denominado "Historia de la investigacin de la vida de Jess", por el ttulo de la obra de A. Schweitzer,Geschichte der Leben-Jesu-Forschung(Tubinga 1913)13.

II. ETAPAS DE LA INVESTIGACION SOBRE EL JESS DE LA HISTORIAHasta bien entrado el s. XVIII, apenas si se dudaba del valor histrico de los evangelios, creyndose que, por su carcter de libros inspirados y por los autores que los escribieron, reflejaban las circunstancias histricas de la vida de Jess. La principal preocupacin de los estudiosos haba sido mostrar que no exista contradiccin en ellos14.

La investigacin histrica sobre Jess comienza en realidad hacia finales del s. XVIII y se desarrolla hasta nuestros das en tres etapas bien diferenciadas:

La primera va de Reimarus a Bultmann, denominada "The Old Quest for the historical Jesus" o "First Quest" (antigua o primera investigacin sobre el Jess de la historia). Dentro de esta etapa, los aos que transcurrieron desde la publicacin del libro de A. Schweitzer,Geschichte der Leben-Jesu-Forschung(Historia de la investigacin de la vida de Jess, Tubinga 1913), -publicado con anterioridad con el ttuloVon Reimarus zu Wrede(De Reimarus a Wrede, 1906)- hasta el final de la Segunda Guerra Mundial se conocen como un perodo en el que no hubo investigacin histrica sobre Jess ("No Quest Period"), pues reinaba la conviccin de que era imposible llegar al Jess de la historia a travs de los evangelios, por basarse el cristianismo en la fe en Cristo y no en la persona histrica de Jess. El autor ms influyente de esta etapa fue Rudolf Bultmann.

La segunda etapa transcurre desde los discpulos de Bultmann hasta el ao 1980, tiempo durante el que, de diferentes modos y con propuestas metodolgicas muy distintas, se propugna el retorno a la investigacin sobre elJess de la historiaa partir de los evangelios, como plataforma vlida de acceso. Esta etapa se denomina "The New Quest" (Nueva investigacin), ttulo que se debe a la obra de J. A. Robinson,A New Quest for the historical Jesus(Naperville 1959).

La tercera discurre de 1980 hasta hoy, y se denomina "Third Quest" (Tercera investigacin).

1) Primera etapa: De Reimarus a BultmannEl primero en plantear el problema -especialmente candente hasta nuestros das- de la distincin entre el Jess histrico y la imagen que de l transmiten los evangelios fue Hermann Samuel Reimarus (1694-1768)15. Este profesor alemn, en su escritoVon dem Zweck Jesu und seinen Jnger(Acerca de la meta de Jess y de sus discpulos), publicado a ttulo pstumo el ao 1778 por su discpulo Gotthold Lessing por temor a represalias, postulaba que el Jess de la historia fue un judo revolucionario, que anunci la llegada inminente del reino de Dios dentro de su misma generacin; un reino entendido en clave poltica, cuyo objetivo era conseguir para el pueblo judo la independencia de Roma bajo un rey Mesas. Jess, segn Reimarus, no quiso fundar en modo alguno una nueva religin, sino reafirmar la juda; semita y de talante anti-gentil, prohibi a sus apstoles predicar fuera de Israel; entr en Jerusaln para liderar una rebelin de carcter poltico, pero fracas en el intento y fue condenado a muerte, sintindose abandonado de Dios. Tras su muerte, sus discpulos robaron su cadver, se inventaron la doctrina de la resurreccin y de la parusa y, partcipes de las ideas apocalpticas judas, lo declararon Mesas en lnea con el libro de Daniel (cap. 7). Para Reimarus, el Jess de los evangelios es una invencin de los discpulos y el cristianismo, consecuentemente, est cimentado sobre un fraude.

La aportacin de Reimarus, no obstante, supuso una verdadera revolucin en la interpretacin de los textos neotestamentarios, pues hasta l se crea que los relatos evanglicos eran documentos histricos que reflejaban con fidelidad los dichos y hechos de Jess.

Entre el pietismo y el racionalismoContempornea o consecuentemente a este trabajo de Reimarus comenzaron a escribirse "Vidas de Jess", unas de corte romntico, como las de J. J. Hess (1774), F.V. Reinhardt (1781) y J. G. Herder (1797), que trataban de explicar los elementos sobrenaturales de los evangelios de modo racional, proyectando la cosmovisin del Iluminismo y presentando un Jess que habla en nombre de la razn, del amor y del humanismo. A stas siguieron otras de corte fantstico-ficticio como las de K. F. Bahrdt (1786) y K. H. Venturini (1806), en las que, curiosamente, ambos consideraban que Jess haba sido un esenio, y otras de talante puramente racionalista como la de H. E. G. Paulus (1828), incluida en el primer tomo de su Comentario a los tres primeros evangelios, en la que se daba una explicacin racionalista de los evangelios y otras manifestaciones sobrenaturales. Segn Paulus, los milagros se han de explicar dentro de los lmites de la razn: el caminar de Jess por las aguas es una ilusin de los discpulos; la transfiguracin, efecto de un contraluz en la montaa; la resurreccin no fue tal, sino una muerte solamente aparente; la ascensin, en realidad, un saludo de Jess a los discpulos, durante el que se interpone una nube y desaparece. El verdadero milagro es Jess mismo.

Un paso adelante en la investigacin lo constituye la "Vida de Jess" del padre de la hermenutica moderna F. Schleiermacher (1768-1834) -publicada pstumamente en 1864 por un alumno a partir de sus notas de clase, en la que ste establece ya la distincin claramente formulada- que seguira hasta nuestros das- entre elJess de la historiaen los sinpticos y elCristo de la feen el cuarto evangelio, dando prioridad a ste sobre aqul y escribiendo ms que la vida del "Jess de la historia", una vida del "Cristo de la fe".

D. F. Strauss (1804-1874), de la escuela de Tubinga, dio un giro a la investigacin al afirmar en su obra en dos volmenesDas Leben Jesu kritisch bearbeitet(La vida de Jess crticamente elaborada, Tubinga 1835-1836) la imposibilidad de escribir una vida de Jess, negando la fiabilidad histrica de los evangelios, dados los elementos sobrenaturales y contradicciones que hay en ellos. Para ste, las "vidas de Jess", escritas con anterioridad, haban sido o explicaciones piadosas y ortodoxas, que aceptaban la intervencin de lo sobrenatural en la historia humana, o aclaraciones racionalistas de hechos aparentemente sobrenaturales. F. C. Baur (Kritische Untersuchungen ber die kanonischen Evangelien-Investigaciones crticas sobre los evangelios cannicos- Tubinga 1847) haba sealado una tercera va: la interpretacin mtica. Siguiendo a su maestro, Strauss considera que el concepto de mito es pieza clave para la justa comprensin de los relatos evanglicos, superando ste la oposicin anterior racional-sobrenatural, para hablar de los evangelios como "relatos mticos", entendiendo el "mito" ms o menos como midrs, esto es, "revestimiento en forma histrica de ideas religiosas, modeladas por el poder creativo de la leyenda y encarnadas en una personalidad histrica". Para Strauss, los evangelios presentan claramente un hecho histrico, pero hasta tal punto transformado y embellecido por la fe de la Iglesia que lo transmite, que resulta imposible escribir la vida de Jess a partir de ellos, ya que rehsan contemplar a Jess como parte de la historia y refieren solamente fragmentos inconexos de su vida16.

La tradicin dogmtica anterior a Strauss giraba en torno a la problemtica del carcter natural o sobrenatural de la vida de Jesus, presuponiendo que su vida haba quebrantado el orden natural del mundo con sus milagros, pascua y realidad supramundana. Strauss trata de mostrar en su obra que la vida de Jess se mantuvo dentro del orden natural del mundo, y rechaza la idea de la intervencin de Dios en l as como la posibilidad de la encarnacin. Lo sobrenatural hay que buscarlo en el campo de la fe que "interpreta" a ese Jess como entidad divina, aplicando, por tanto, la teora del mito a toda la vida de Jess desde sus orgenes hasta la muerte. La imagen del Jess de Strauss es la de un judo que reivindica para s el mesianismo en un contexto escatolgico. An quizs ms importante que su crtica radical fue la separacin insalvable que estableca entre los sinpticos y el cuarto evangelio respecto a la valoracin del Jess de la historia. Strauss sostena que el cuarto evangelio representaba una forma ms evolucionada del mito y de la construccin legendaria en torno a Jess.

Para Strauss, como para Schleiermacher, haba que escoger entre el Jess histrico y el Cristo sobrenatural; para ambos los evangelios no registran tanto una informacin histrica sobre Jess cuanto las concepciones ideolgicas de los primeros cristianos17.

Casi ochenta aos ms tarde, A. Schweitzer (1875-1965) escribe su obraGeschichte der Leben-Jesu-Forschung(Historia de la investigacin de la vida de Jess, Tubinga 1913), publicada con anterioridad con el ttuloVon Reimarus zu Wrede(De Reimarus a Wrede, 1906), en la que defiende tambin que la investigacin del Jess de la historia no es posible, no porque los autores evanglicos no sean objetivos, sino porque el evangelio no contiene suficiente informacin biogrfica. Schweitzer, tratando de situar a Jess en la historia, lo coloca dentro del movimiento apocalptico judo y lo considera un profeta apocalptico que sube a Jerusaln para morir all y acelerar de este modo la venida del reino de Dios.

Tras Schweitzer, la idea de que era posible acceder al Jess de la historia y escribir su vida a travs de los materiales evanglicos se perdi, y la primera etapa de la investigacin de la vida de Jess (The Old Quest) lleg a su fin. En la citada obra, Schweitzer constata, de hecho, el fracaso de los intentos de escribir la vida de Jess por parte de la escuela liberal con estas palabras: "A la investigacin sobre la vida de Jess le ha ocurrido una cosa curiosa. Naci con el nimo de encontrar al Jess histrico y crey que podra restituirlo a nuestro tiempo como l fue: como maestro y salvador. Desat los lazos que le ligaban desde haca siglos a la roca de la doctrina de la Iglesia y se alegr cuando su figura volvi a cobrar movimiento y vida mientras pareca que el Jess histrico se le acercaba. Pero este Jess no se detuvo, sino que pas de largo por nuestra poca y volvi a la suya... Se perdi en las sombras de la antigedad, y hoy Jess nos aparece tal como se present en el lago a aquellos hombres que no saban quin era: como el Desconocido e Innominado que dice: Sgueme"18.

La cuestin sinpticaLa investigacin sobre la vida de Jess derivara durante el tiempo siguiente hacia lacuestin sinptica, que tiene por objetivo "determinar las relaciones existentes entre los evangelios sinpticos y el orden cronolgico en que fueron escritos". La investigacin sobre Jess pasa de este modo del mbito bsicamente teolgico en el que se discuta el carcter milagroso o no de la vida de Jess al campo de la crtica literaria o investigacin de las fuentes autnticas en que se conserva el recuerdo de la historia y de las palabras de Jess: los evangelios.

Hasta entonces se haba considerado, siguiendo la tradicin de la Iglesia, que Mateo era el evangelio ms antiguo. Esta suposicin fue puesta en duda por la hiptesis de las dos fuentes, propuesta de modo independiente y simultneo por Ch. H. Weisse19, discpulo de Strauss, y Ch. G. Wilke20en 1838. Segn esta teora, los evangelios de Mateo y Lucas se formaron a partir de dos fuentes: el evangelio de Marcos y una coleccin de dichos o enseanzas de Jess, hoy perdida. Slo a partir de stas se puede construir una vida de Jess. Adems hay que admitir algnmaterial propioen Mateo y ms abundante en Lucas.

H. J. Holtzmann (1832-1910) (Die synoptischen Evangelien. Ihr Ursprung und geschichtlicher Charakter-Los evangelios sinpticos. Su origen y carcter histrico- Leipzig 1863) insistir principalmente en el valor histrico del evangelio de Marcos, una de las dos fuentes citadas21.

Fue Johannes Weiss quien en 1890 dio a esta coleccin de dichos (en griego,logia) el nombre de Q (del alemn Quelle,fuente)22. Para Weiss las vidas de Jess haban girado hasta entonces en torno a tres alternativas: admisin del elemento histrico o del sobrenatural; opcin por el evangelio de Juan o los sinpticos para acceder al Jess de la historia, e interpretacin escatolgica o tico-religiosa de la persona de Jess; l se decanta por la va escatolgica: el reino de Dios pertenece al futuro; Jess solamente anuncia su venida y espera una intervencin sobrenatural de Dios. Si el reino no llega, se debe a la impenitencia de los judos. Para borrar los pecados del pueblo, Jess da su vida como rescate. Despus de su muerte vendr de nuevo dentro del lapso de tiempo de una generacin con el esplendor del Mesas de Daniel. Al establecimiento del reino preceder un juicio.

Del evangelio de Juan, en opinin de estos autores, hay que prescindir como fuente de informacin histrica por ser una obra eminentemente teolgica.

Un paso adelante lo dio W. Wrede (1859-1906) en su obraDas Messiasgeheimnis in den Evangelien(El secreto mesinico en los evangelios, Gotinga 1901), al argumentar que stos no son obras de pretensin histrica, sino teolgica, resultando por ello imposible descubrir el Cristo histrico en ellos. Para Wrede, Jess, durante su vida, no se proclam nunca Mesas; fueron los discpulos, despus de su muerte, quienes lo reconocieron como tal, incorporando el tema del secreto mesinico en el ms antiguo de los evangelios, el de Marcos. La conexin entre la tradicin anterior a Marcos, que presentaba a Jess como maestro y taumaturgo, y la concepcin mesinica de la comunidad, oblig al evangelista a crear un lazo de unin entre ambos elementos mediante la elaboracin del tema del secreto mesinico, invencin literaria de la primitiva comunidad cristiana, retomada por Marcos, que compuso su evangelio no como un historiador objetivo, sino como un telogo que escribe desde el punto de vista de la fe.

Martin Khler (Der sogenannte historische Jesus und der geschichtlice, biblische Christus-El as llamado Jess de la historia y el Cristo bblico histrico, 1892-1896) se plantea el problema del Jesus histrico como consecuencia de la confusin creada por las vidas de Jess de los liberales, racionalistas y seguidores de Strauss. Si la fundamentacin cientfica de la vida de Jess es tan dudosa, a dnde ir a parar la fe en l?, se pregunta. Por este camino, Khler insiste en la distincin ya conocida entre el Jess de la historia y el Cristo de la fe o delkerigma23. Segn Khler, del Jess de la historia podemos saber muy poco cientficamente hablando, pero hay ciertamente un mnimo que no puede ser barrido por la ciencia. Jess fue hombre como nosotros, pero a diferencia nuestra, fue el Cristo de Dios. Y en esto se basa nuestra fe. Para Kahler, el Cristo que ofrecen los evangelios, interpretado desde la fe, es el verdadero; el Jess de la historia es irrelevante para la fe. Lo que interesa de Jess no son los hechos histricos, como investigaba la Escuela liberal, sino la interpretacin de stos a la luz de la fe, su valor y significado salvfico para nosotros. De este modo se declara no slo imposible, sino innecesaria la tarea de escribir una vida de Jess.

La escuela de la historia de las religionesEste Cristo de la fe emerge tambin, aunque de modo completamente diferente, en la investigacin de laEscuela de la historia de las religiones. Para esta escuela, no basta ya con estudiar el peculiar gnero literario de los evangelios o su interdependencia; el cristianismo se debe estudiar como un fenmeno religioso ms dentro del conjunto de la historia de las religiones, aplicando a su estudio los principios comparatistas de la fenomenologa de la religin. El cristianismo se presenta as como una entre las muchas religiones que proliferaban en el Imperio romano. As R. Reitzenstein se propuso iluminar en lo posible con paralelos orientales los orgenes de las creencias helensticas, y consecuentemente del cristianismo. En su obraDie hellenistischen Mysterienreligionen, ihre Grundgedanken und Wirkungen(Las religiones de los misterios helensticos, sus ideas bsicas y efectos, Leipzig-Berln 1910) describi el supuesto proceso de helenizacin del cristianismo primitivo con tres conclusiones que afectan al estudio del NT: 1) la religin helenstica y la oriental ejercieron una profunda influencia en la teologa del NT, especialmente en la de Pablo; 2) la proclamacin (kerigma) y el culto de la iglesia primitiva dependen de las religiones mistricas y del gnosticismo, y 3) la idea del cristianismo primitivo de la redencin por la muerte y resurreccin de Cristo fue tomada del mito del redentor gnstico precristiano24.

Por estos senderos caminaran los trabajos siguientes, como los de W. Bousset (1865-1920), sin duda el principal representante de la Escuela de la historia de las religiones en aquellos momentos. En su comentario al Apocalipsis (Die Offenbarung Johannis. Neu bearbeitet, -El apocalipsis de Juan. Nuevamente elaborado-, Gotinga 1896) Bousset aplic por primera vez de modo sistemtico estos presupuestos, aclarando mltiples puntos oscuros del texto por medio de un rico material comparativo. Su obra principal,Kyrios Khristos. Geschichte des Christusglaubens von den Anfngen des Christentums bis Irenaeus(Kyrios-Khristos. Historia del Cristo de la fe desde los comienzos del cristianismo hasta Ireneo, Gotinga 1913) disea el desarrollo del pensamiento cristiano hasta Ireneo. Segn l, Pablo y sus sucesores transformaron el cristianismo primitivo en una religin mistrica. Muchos de los miembros de las comunidades cristianas primitivas haban sido con anterioridad adeptos de religiones de misterios, que ahora adoraban a un dios nuevo, Jess, comoKyrios, ttulo dado comnmente al dios-hroe en el culto y ritual de los cultos mistricos. Bousset parta del supuesto -naturalmente tras un minucioso anlisis de la tradicin evanglica-, de que la dogmtica juda sobre el Hijo del hombre haba sido incorporada a Jess, y a partir de ah se form la fe de la comunidad palestina. Pero aparte de este grupo exista tambin la comunidad helenstica procedente del paganismo. En ella naci la adoracin de Jess comoKyrios. Esta designacin tuvo su origen en el culto litrgico, por influencia (y contraposicin) de la veneracin a divinidades cultuales ajenas. As, en lugar de la esperanza en un Hijo del hombre que habra de venir, aparece la adoracin actual del Seor celeste, lo que en principio supuso un peligro para la escatologa.

Este especial hincapi en el entorno helenstico sufri una correccin en el artculo de J. Weiss "Das Problem der Entstehung des Christentums" (El problema del nacimiento del cristianismo- publicado enArchiv fr Religionswissenschaft16 [1913] 423-515), editado como libro -con algunos aadidos- tras su muerte por R. Knopf (Das Urchristentum, -El cristianismo primitivo- Gotinga 1914). Aceptando los requerimientos metodolgicos de la escuela historicista, Weiss insista en que no era posible comprender histricamente el cristianismo, si no se ponan de relieve sus diferencias sustanciales con los cultos mistricos y su anclaje en la mentalidad de Jess, profundamente juda. Con ello intent Weiss crear un puente entre dos concepciones casi antagnicas del cristianismo primitivo: la helenstica y la juda.

La historia comparada de las religiones habra de llevar a una crtica histrica radical del material evanglico. As J. Wellhausen, investigador dedicado principalmente al AT, en su obraIsraelitische und jdische Geschichte(Historia israelita y juda, Berln 1894) aadi un ltimo captulo sobre el evangelio en el que se presenta a Jess como un predicador del amor en un reino de Dios que ya ha comenzado, y que tiene una relacin con Dios de hijo a Padre como ser humano que es. Para Wellhausen, el ttulo de "Hijo del hombre" significaba en boca de Jess smplemente "hombre". Tras su muerte y resurreccin se transform el apelativo -por obra de la comunidad de creyentes- en ttulo mesinico y se le adscribi una filiacin divina real. Los primeros cristianos acabaron de transformar la imagen del Jess terreno, uniendo su persona con las concepciones escatolgicas de la poca. Ms tarde, J. Wellhausen mantendra (Einleitung in die drei ersten Evangelien-Introduccin a los tres primeros evangelios-, Berln 1905), que los evangelios no tienen ningn valor como fuente para la historia de Jess, sino como testimonio de la fe de la comunidad cristiana primitiva. Segn este autor, la tradicin evanglica, mltiple y variada, se plasm en nuestros evangelios gracias a una seleccin dogmtica, siendo su ordenamiento y disposicin una creacin personal de los evangelistas25.

La historia de las formasTras la primera guerra mundial, K. L. Schmidt (Der Rahmen der Geschichte Jesu, -El marco de la historia de Jess- Berlin 1919), M. Dibelius (Die Formgeschichte des Evangeliums, -La historia de las formas del evangelio- Tubinga 51966) y R. Bultmann (Die Geschichte der synoptischen Tradition, -Historia de la tradicin sinptica-, Gotinga 61964) aplicaron a los sinpticos el mtodo de la historia de las formas (o crtica de las formas, como suele llamarse recientemente), que H. Gunkel haba aplicado con tanto xito al Antiguo Testamento. Este mtodo tiene como principal presupuesto considerar que "los relatos sobre Jess existan aislados oralmente antes de fijarse por escrito". Puestos por escrito, sirvieron para la edificacin e instruccin de la primitiva comunidad cristiana; eran, por tanto, el producto de una tarea creadora de la comunidad, ms que de un evangelista, en cuanto que ste, como redactor de hecho, no slo refleja su propio pensamiento, sino tambin el del grupo en cuyo seno se halla. La insercin en el evangelio de estos relatos sueltos fue el ltimo paso en la evolucin de este proceso. Los evangelios, por tanto, no son obras unitarias, sino colecciones de pequeas unidades literarias soldadas unas a otras en forma de colecciones. La plasmacin por escrito de todo este material respondi a las necesidades de las comunidades. Cada una de las formas era utilizada segn requera la ocasin. Los evangelistas reunieron esas pequeas unidades y, con una ligazn laxa, las transmitieron por escrito en una gnero literario original: el evangelio.

La tarea de la exgesis consiste en clasificar esas formas, buscar elSitz im Leben(el contexto vital) en el que se originaron, para llegar de este modo no al Jess de la historia, sino al contexto de la comunidad en que se originaron.

Los evangelios no son, por tanto, biografas, sino testimonios de la comunidad cristiana primitiva, pues la fe pascual de las comunidades ejerci un gran influjo en los relatos sobre la vida de Jess26.

R. BultmannCuando R. Bultmann entra en escena (Die Geschichte der synoptischen Tradition-Historia de la tradicin sinptica, Gotinga 1921; Jesus, Tubinga 1926), el camino estaba ya preparado para recibir sus teoras. Muchos problemas se discutan todava entre los investigadores protestantes del Nuevo Testamento llegando a conclusiones diferentes: segua en pie una acalorada controversia entre los que mantenan que era imposible reconstruir el Jess de la historia a partir de los relatos sinpticos de su vida, y los liberales que afirmaban que lo era; el concepto de mito aplicado a los evangelios era ya casi generalmente aceptado; la escuela escatolgica haba aparecido ya con Schweitzer; se haba hecho la separacin entre el Jess de la historia y el Cristo de la fe; se mantena la diferencia entrehistorisch(lo histricamente sucedido) y logeschichtlich(el acontecimiento histrico en cuanto salvfico); el poder creativo literario de la comunidad primitiva haba sido aceptado; se haba devaluado la importancia de la historia como base para la fe; el helenismo haba sido estudiado con referencia a la formacin del kerigma cristiano; y las ideas filosficas de la poca se haban aplicado al estudio de la Biblia27.

R. Bultmann, por tanto, hacindose eco de la investigacin realizada con anterioridad a l, y aplicando el mtodo de la historia de las formas a los evangelios, se mostr escptico ante la posibilidad de recuperar cientficamente el Jess de la historia hasta el punto de considerar irrelevante e ilegtimo el acceso al mismo: irrelevante, porque la historia de Jess no tiene inters para la fe cristiana, que comienza en Pascua; ilegtimo, porque el recurso a la historia altera la naturaleza misma de la fe, que se apoya nicamente en s misma. Para Bultmann, el recurso a la historia para justificar la fe supone una bsqueda malsana de seguridad, semejante a la seguridad que se busca con el recurso a las obras (tngase presente que Bultmann parte de la tesis reformada de la "justificacin por la fe, sin obras"). Los evangelios son expresin de la fe pospascual de las primeras comunidades cristianas y no documentos histricos para acceder al Jess de la historia. Lo que importa, por tanto, es el kerigma, en cuanto anuncio de salvacin de Dios por medio de Jess, que ofrece el perdn y llama a una existencia nueva. Bultmmann se interesa ms que por Jess en s mismo por lo que Jess es para nosotros. Jess es el anunciador del juicio definitivo de Dios sobre el mundo. Entre el kerigma (el Jess predicado) y la persona histrica de Jess (el Jess predicador) no hay continuidad; la fe, por tanto, debe entenderse y vivirse al margen de la historia de Jess28.

J. Jeremias ("Der Gegenwrtige Stand der Debatte um das Problem des historischen Jesus" -La situacin actual del debate en torno al problema del Jess de la historia)29resume de este modo la posicin de Bultmann: "La historia de Jess pertenece para Bultmann a la historia del judasmo, no del cristianismo. Este gran profeta judo tiene ciertamente un inters histrico para la teologa del Nuevo Testamento, pero no tiene ninguna significacin, ni puede tenerla, para la fe cristiana, pues el cristianismo comenz por primera vez en Pascua".

2) Segunda etapa: Vuelta al Jess de la historiaEl escepticismo radical frente al Jess de la historia manifestado por Bultmann, no fue, sin embargo, compartido por todos sus discpulos, -los post-bultmannianos- que iniciaron muy pronto nuevos caminos de bsqueda del Jess de la historia, utilizando no solamente el mtodo de lahistoria de las formas, como lo haban hecho Dibelius y Bultmann, sino tambin el de lahistoria de la redaccinque investiga "el modo en que cada evangelista une en su evangelio los diferentes materiales tomados de fuentes orales o escritas". Segn este mtodo, los evangelios no se explican ya por el simple ensamblamiento o unin de todas esas unidades literarias previas, sino por la mano y el talento de un redactor con personalidad propia, que supo unir dichos materiales y modelarlos con arreglo a sus concepciones, a su teologa y a la de su comunidad en forma de obra literaria de autora personal30.

Estos dos mtodos sirvieron de base a los investigadores de esta segunda etapa, denominadaThe New Quest, que comenz hacia el ao 1953 y continu hasta la dcada de los 70. Propsito de los autores de esta etapa era reconstruir el mensaje original de Jess y compararlo con la proclamacin de la iglesia primitiva para ver hasta qu punto haba continuidad o no entre ambos.

Los autores de este perodo coincidengrosso modoen dos puntos:

1) El rechazo de los presupuestos de la investigacin liberal sobre Jess, deambulando por una va intermedia entre el racionalismo, que hace a Jess uno como nosotros y el sobrenaturalismo que lo convierte en unhombre divinopara cuyo conocimiento se pide sacrificar el entendimiento y la razn.

2) La aceptacin de cierta continuidad entre el Jess de la historia y el Cristo de la fe y, por tanto, de la legitimidad de la investigacin sobre la historia de Jess anterior a Pascua. Esta continuidad es formulada por los estudiosos de laNew Questcomo "Cristologa implcita o indirecta", trmino introducido por H. Conzelmann, con el que se afirma que, aunque Jess no hubiese usado ninguno de los ttulos cristolgicos que le atribuyen los evangelios, la investigacin considera que tales ttulos son una explicitacin de su pretensin histrica.

Esta segunda etapa de la investigacin histrica sobre Jess tiene su punto de partida en la conferencia pronunciada el ao 1953 por E. Ksemann en Marburgo y publicada con el ttulo "Das Problem des historischen Jesu" (El problema del Jess histrico-,Zeitschrift fr Theologie und Kirche, 51 [1954] 125-53); pertenecen a esta etapa autores tan conocidos como J. Jeremias, G. Bornkamm, H. Conzelmann, J. A. Robinson y H. Braun, entre otros, que propugnan un movimiento de vuelta al Jess de la historia31.

E. Ksemann, sin renunciar a todos los presupuestos de Bultmann, su maestro, mantuvo que la ruptura entre el Cristo de la fe y el Jess de la historia poda llevar a convertir a Cristo en un mito, sin referente histrico, como sucedi en la etapa anterior, y a dejar de lado la importancia de la historia para la fe, al afirmar brillantemente que "no es posible comprender al Jess terreno, si no es a partir de Pascua... tampoco se puede comprender adecuadamente el significado de Pascua, si se prescinde del Jess terreno"32.

Segn Ksemann, la vida del Jess terreno es de suma importancia para la fe, pues la iglesia primitiva no era propensa a dejar que el mito tomase el lugar de la historia, ni a permitir que un ser celestial ocupase el lugar del hombre de Nazaret. Para Ksemann, la cruz y la resurreccin de Jess son puntos centrales para la discusin del problema. Mateo, Marcos y Juan absorben la historia en el kerigma, acentuando la continuidad entre Jess y Cristo, y salvando al Jess de la historia de convertirse en una mera abstraccin. El Jess de Lucas, para Ksemann, es histrico, pues Lucas convierte la escatologa en historia de la salvacin. La revelacin invade la historia y tiene lugar en ella. Incluso el cuarto evangelio, con su nfasis en el anti-docetismo, no puede menos de acentuar que Jesucristo "se hizo hombre". La vida del Jess de la historia forma parte de la fe cristiana, porque el Seor terreno y el exaltado es el mismo. La fe de pascua es la fundamentacin del kerigma pascual, pero no la primera y nica fuente de su contenido. Aqulla tuvo que integrar la vida de Jess en el kerigma anunciado. De ah que la investigacin del Jess de la historia sea, segn Ksemann y en contra de Bultmann, teolgicamente legtima y posible, dentro incluso de los lmites de una crtica radical, porque el evangelio conserva todava muchos elementos histricos. Por todo ello, Ksemann propugn una investigacin sobre los evangelios que llevase a constatar la continuidad entre la predicacin de Jess y la de los apstoles, manteniendo que "de la oscuridad de la historia de Jess brotan ciertos rasgos caractersticos de su predicacin, perceptibles con relativa exactitud, asociados por el cristianismo a su propio mensaje"33.

J. M. Robinson (A New Quest for the Historical Jesus, Naperville 1959) rechaz la investigacin liberal anterior por considerarla metodolgicamente imposible y teolgicamente ilegtima y propuso una investigacin basada en un nuevo concepto de "historia". La nueva investigacin, utilizando el mtodo historiogrfico moderno, pretende un encuentro con el Jess histrico (que no es lo mismo que con el Jess "terrenal", sino con el Jess que es conocido por la historia), un encuentro existencial con la persona de Jess, que tiene por finalidad ver si la comprensin de Jess que tiene la predicacin o kerigma corresponde a la comprensin de la existencia implcita en el Jess de la historia.

G. Bornkamm, por su parte, profesor de Heidelberg, discpulo de Bultmann y sucesor de M. Dibelius, tres aos despus de la conferencia de Kseman, en su obraJesus von Nazareth(Jess de Nazaret, Stuttgart 1956) aplica a los evangelios los presupuestos ideolgicos de Ksemann, pero haciendo hincapi en los hechos del Jess de la historia y en el impacto que su personalidad produjo en su entorno. Ksemann y Bultmann haban dado ms importancia al estudio de las palabras de Jess, Bornkamm lo da a los hechos y rechaza la posicin de aquellos que sacrifican totalmente la historicidad de Jess, pues para la fe es necesario el Jess de la historia34.

De modo semejante se pronuncia J. Jeremias (Das Problem der historischen Jesus-El problema del Jess histrico, 1960), reaccionando ante los postulados ideolgicos bultmanianos, y propugnando un movimiento deretorno al Jess de la historiaal proclamar que "la base para una cristologa histricamente cimentada no puede ser otra sino las autnticas palabras y hechos de Jess (ipsissima verba et facta Jesu). Para Jeremias y sus seguidores la confesin de fe que proclama que Jess es el Cristo (Jesucristo) hace referencia necesariamente al Jess histrico, al hombre de Nazaret; sin esta referencia, la fe cristiana se vuelve pura ideologa". El comienzo de nuestra fe no est en el kerigma, sino en el hecho histrico de la vida de Jess. La vuelta al Jess de la historia no se recomienda solamente por fidelidad a las fuentes, sino porque el kerigma predica que Dios reconcili al mundo con l por medio de un acontecimiento histrico. Segn Jeremias, no se puede separar la historia del kerigma a riesgo de caer en el ebionismo o en el docetismo. En su libro sobre las parbolas, Jeremias afirma la posibilidad de llegar a establecer contacto con el Jess histrico cuando afirma que "cada una de las parbolas fue pronunciada en un momento determinado de la vida de Jess, en circunstancias que no se han producido ms que una vez... Qu quera decir Jess en tal ocasin determinada? Qu efecto tendan a producir sus palabras sobre los oyentes? Estas son las preguntas que es necesario hacerse para encontrar en cuanto sea posible el sentido original de las parbolas de Jess y or la voz misma del Maestro"35.

H. Braun (Der Mann aus Nazareth und seine Zeit-El hombre de Nazaret y su tiempo-, Stuttgart 1969; trad. castellana, Salamanca 1975) se mueve en el mismo campo del Jess de Bultmann, pero, a diferencia de ste, es un historiador y no un crtico literario. Su obra sobre Jess es una historia del ambiente en que vivi Jess, de lo que fue y dijo a los hombres. Bultmann crea en la presencia de la palabra transcendente de Dios en el mensaje (y realidad) de Jess; por eso comprender a Jess significaba aceptar el juicio de Dios que haba venido a realizarse en l; para Braun, Dios no es ms que la verdad de la palabra de Jess; por eso basta con escuchar y cumplir esa palabra que expresa la "nueva libertad" y quehacer del amor interhumano. Jess no es ya palabra escatolgica de Dios, sino un profeta que ha tenido palabras de exigencia y conversin que se traducen en un imperativo de amor interhumano; de este modo preconiza la imagen de Jess de los telogos de la liberacin y se separa decisivamente de Bultmann. Braun acepta el mensaje de Jess y olvida el sentido de su pascua. La cristologa viene a convertirse meramente en smbolo de la verdad del mensaje que Jess ha predicado. El evangelio se desvincula del plano de fe en el que se ha vivido y se ha compuesto y queda reducido a signo y expresin del autntico hacerse existencial humano36.

Criterios de historicidadLos autores de esta etapa, con la finalidad de superar el escepticismo histrico bultmaniano, fueron elaborando unos criterios de historicidad que ayudasen a ir tras las huellas del Jess de la historia, partiendo de los textos neotestamentarios37. Estos criterios se pueden sintetizar del modo siguiente:

-Criterio de desemejanza o discontinuidadsegn el cual: "todo dicho o hecho de Jess que no encaje en el medio ambiente judo del tiempo ni en el marco de la primitiva comunidad, no adaptndose a ambas situaciones, procede inequvocamente del Jess de la historia"; este criterio no es vlido a la inversa, pues sera absurdo rechazar como no histrico todo lo que de alguna manera encaja con el judasmo o cristianismo primitivo, ya que la figura del Jess histrico slo puede lograrse satisfactoriamente en lo posible a la luz de las costumbres e ideas de la Palestina del siglo I.

-Criterio de atestacin mltiple, por el que se afirma que "provienen de Jess determinados temas o ideas, si se da convergencia, no ya entre los evangelios (que estn estrechamente interrelacionados), sino entre las fuentes de las que estos escritos toman su materiales: Mc, Q y los materiales especficos de Mateo y Lucas"; esto es, si un determinado tema o motivo aparece bien atestiguado en diversas formas literarias de la tradicin. Lo que se encuentra en varias fuentes independientes, tiene ms probabilidad de ser autntico.

-Criterio de conformidad, continuidad o coherencia, que se formula as: "establecido un hecho o palabra de Jess como histrico, puede considerarse tambin histrico todo hecho o palabra que est de acuerdo con aqul". Dicho de otro modo, puede aceptarse como autntico todo dato que sea coherente con otro cuya autenticidad no admita duda.

-Criterio lingstico y de entorno, segn el cual "todo dato que sea incompatible con el entorno lingstico y ambiental de Jess debe ser rechazado". A la inversa, sin embargo, no puede admitirse como autntico cualquier dato slo porque refleje las circunstancias lingsticas y ambientales de su entorno. Este criterio es formulado por otros comocriterio de antigedad; segn ste, tiene mayor probabilidad de autenticidad lo que puede acreditarse como ms antiguo desde el punto de vista lingstico y de entorno.

De estos criterios, ha primado el de desemejanza.

Aunque estos criterios son tiles y operativos, sorprende, sin embargo, ver cmo los autores no se ponen de acuerdo en la prctica al determinar si una determinada palabra o relato evanglico pertenece o no al Jess de la historia38.

3) Tercera etapa (The Third Quest)Con la vida de Jess de Braun qued la puerta abierta a la tercera etapa de la investigacin de la historia de Jess, denominadaThird Quest39.

Esta etapa se distingue por su interdisciplinariedad, pues ya no son slo telogos o exegetas los que abordan el Jess de la historia, sino historiadores, socilogos, antroplogos, procedentes no slo de facultades de teologa, sino de universidades civiles; no preocupados tanto por mostrar la continuidad entre el Cristo de la fe y el Jess de la historia, cuanto por rescatar de y para la historia su imagen.

Los autores de esta etapa dan, por lo comn, ms valor a los evangelios como documentos histricos de lo que le daban los de las dos etapas anteriores, equiparndolos en grado de fiabilidad histrica en algunos casos a las biografas greco-romanas contemporneas a los evangelios.

La caracterstica principal de esta nueva etapa es la gran preocupacin por situar a Jess en el marco socio-histrico del judasmo de su tiempo, con la ayuda del mayor grado de conocimiento que se tiene hoy de las literaturas apcrifa (apcrifos del Nuevo Testamento y textos gnsticos de Nag Hammadi), qumrnica, rabnica, y de los resultados obtenidos de las excavaciones arqueolgicas, especialmente de las realizadas en la zonas de Galilea y Jerusaln, principales escenarios de la actividad pblica de Jess. Algunos de estos autores consideran la fuente Q una fuente privilegiada para conocer histricamente a Jess, llegando incluso a descubrir en ella al menos dos estratos40, que representan diferentes estadios en el desarrollo de la comunidad cristiana palestina. El primero de estos estratos, ms prximo al Jess de la historia, est compuesto de enseanzas de sabidura sapiencial y apunta a un Jess sapiencial; el segundo, a uno apocalptico. Como en el estrato ms antiguo de esta fuente no se encuentran dichos apocalpticos, esto ha llevado a cuestionar la imagen de un Jess apocalptico por parte de los autores de esta etapa.

Estos autores admiten que el cristianismo fue plural en sus inicios en cuanto a ideas y praxis y consideran que lo que podramos denominar la "ortodoxia cristiana" es el resultado de la victoria de una tradicin sobre otras que son consideradas, a partir de ese momento, herticas. De ah que muchos consideren que los evangelios apcrifos, especialmente el evangelio copto de Toms, por representar una tradicin independiente, sean tan vlidos para recuperar el Jess de la historia como los cannicos.

No slo los mtodos seguidos por los autores de la tercera etapa, -en su mayora anglosajones y no alemanes como los de la segunda,- sino tambin sus resultados son de lo ms variado y plural, como se ver a continuacin.

Seleccin de autores y obrasLa produccin literaria en torno a la figura de Jess en esta tercera etapa es abrumadora41. A continuacin describiremos en sntesis la imagen de Jess que se deduce de la lectura de algunas obras de los autores ms representativos de esta etapa, con el riesgo que implica toda seleccin de dejar en el camino a otros que puedan ser considerados igual o ms importantes.

El Jess del "Seminario sobre Jess" (Jesus Seminar)Entre todos los autores de la tercera etapa, en primer lugar hemos de destacar en bloque a los miembros delSeminario sobre Jess, que rene, a partir de 1985, a un grupo numeroso de biblistas e historiadores norteamericanos, -Robert W. Funk, Roy W. Hoover, John Dominic Crossan se cuentan entre los ms prestigiosos- cuyo objetivo es determinar la autenticidad de los dichos de Jess, mediante votaciones democrticas, usando abalorios de colores -rojo, rosa, gris y negro, segn el grado de probabilidad que tenga el dicho de Jess en cuestin (seguro, probable, atribuible en el fondo, aunque no en la forma, o no procedente de Jess respectivamente), cuyos resultados de la investigacin sobre Jess calific la revistaTime(8-4-1996) de provocativos e iconoclastas. Entre sus propsitos est el de dar a conocer los resultados de su investigacin a los medios de comunicacin de masas para contrarrestar el influjo del fundamentalismo en Amrica. Su publicacin-insignia ha sido la obra The Five Gospels:The Search for the Authentic Words of Jesus, editada por R. W. Funk- R. W. Hoover (Nueva York-Toronto 1993), traduccin de los cuatro evangelios cannicos y del evangelio de Toms en la que se recoge el resultado final de las votaciones -sin razonaniento de los votos- acerca de cada uno de los dichos de Jess contenidos en estos textos. Tambin han publicado la obraThe Complete Gospels(Sonoma 1992), traduccin de evangelios cannicos y no cannicos.

Aunque no todos, una mayora de los miembros delJesus Seminarconsideran a Jess como un maestro de sabidura no apocalptico, que no se tuvo por Dios y que anunci el reino de Dios en el presente y no para el futuro, enseando y viviendo formas subversivas de comportamiento.

Por su alto grado de notoriedad y revisionismo de las posiciones ortodoxas, los miembros delJesus Seminarhan sido criticados por los estudiosos de corte tradicional42Pero la tercera etapa no se agota con los trabajos conjuntos de los miembros del seminario, por lo que es obligado, aunque sea brevemente, decir algo de las obras de los autores ms representativos.

Jess un campesino cnico judo itinerante?Uno de los autores ms destacados delJesus Seminares John Dominic Crossan, cuya obraThe historical Jesus. The life of a Mediterranean Jewish peasant(San Francisco 1991)43es la ms conocida y difundida de todas las de los autores de la tercera etapa. Al igual que los miembros delJesus Seminar, Crossan opta por la imagen de un Jess promotor de una escatologa realizada, pues el reino de Dios est ya presente, a quien describe como un campesino cnico44judo itinerante de aldea en aldea por la baja Galilea, sin detenerse en ningn lugar largo tiempo, para no convertirse en un agente o mediador entre Dios y sus oyentes. El Jess de Crossan es un radical defensor del igualitarismo, decididamente opuesto a toda clase de jerarqua, incluida la de los padres hacia los hijos, practica "la comensala abierta" y obra milagros aparentes, pues Jess es presentado por Crossan como mago, concepto que entiende positivamente como "quien tiene un poder que obra al margen de los canales religiosos oficiales y regulares". Jess fue conocido principalmente por sus aforismos y parbolas.

Para obtener esta imagen de Jess Crossan utiliza solamente material multiplemente atestado45; da un excesivo valor a obras no cannicas comoEl evangelio secreto de Marcos,Evangelio de Pedroy el deToms, negando valor histrico al Evangelio de Marcos y al relato de la pasin -a pesar de ser atestado mltiplemente-, considerado por l unmidrasha partir de la reflexin del Antiguo Testamento. En todo caso, el Jess de Crossan resulta ser mas "cnico" que judo, a juzgar por la profusin de textos de cnicos que aduce en su obra y la escasa puesta en relacin del mensaje de Jess con la Ley, las escrituras o la escatologa judas46.

En su obra posterior,Jesus: A Revolutionary Biography(San Francisco 1994)47Crossan no defiende ya una relacin directa entre el movimiento cnico y Jess, sino un comportamiento de Jess similar al de los cnicos: "En ltimo trmino, no hay forma de saber a ciencia cierta qu es lo que Jess saba del cinismo, ni siquiera si tena la ms remota idea de su existencia. Aunque eso, en realidad, importa poco. Es posible que no oyera hablar en toda su vida de los cnicos y que l solo inventara por su cuenta la teora cnica. En cualquier caso, tanto las diferencias como las semejanzas existentes entre la figura de Jess y las de los propagandistas cnicos resultan sumamente instructivas, aunque no podamos establecer entre ellas una relacin de dependencia. Todos ellos tenan un carcter populista y su destinatario era el pueblo llano; todos ellos predicaban un determinado estilo de vida, y defendan su postura no slo con la palabra, sino adems con los hechos, no slo en la teora, sino tambin en la prctica; y, por fin, todos ellos utilizaban una indumentaria y unos accesorios que simbolizaban dramticamente el contenido de su mensaje. Jess, sin embargo, se mueve en un ambiente rural, mientras que los cnicos lo hacen en ambientes urbanos; Jess organiza un movimiento comunal, mientras que los cnicos siguen una filosofa individual; por ltimo, la simbologa cnica requiere el uso del bastn y las alforjas, mientras que la de Jess implica no llevar ni alforjas ni bastn. Quiz Jess respondiera a la imagen propia de un cinismo campesinojudo48.

Dentro de la misma lnea de quienes consideran a Jess una especie de filsofo "cnico" se encuentra la obra de Burton Mack,A Myth of Innocence: Mark and Christians Origins, Philadelphia 1988), quien afirma que "la analoga cnica coloca al Jess histrico lejos de un medio sectario especficamente judo para situarlo en el contexto del ethos helenstico que prevaleci en Galilea, especialmente en las pequeas poblaciones como Cafarnan y Nazaret frecuentadas por Jess"49. Mack alinea prcticamente a Jess con los muchos seguidores del movimiento cnico presente en Palestina y reduce el ncleo de su anuncio, la venida del Reino, a la doctrina estoica de la libertad de condicionamientos externos.

Igualmente, F. Gerard Downing, en su obraChrist and the Cynics: Jesus and Other Radical Preachers in First Century(Sheffield 1988), apoya la teora de un Jess "cnico" aduciendo indiscriminadamente textos de Epicteto, Sneca, Musonio, Rufo o Dion y de las epstolas cnicas, casi todos ellos posteriores al Jess histrico, a excepcin de estas ltimas50.

Jess carismtico hombre del Espritu?Marcus Borg, Geza Vermes y Graham H. Twelftree, cada uno a su manera, defienden la imagen de un Jess carismtico, -entendiendo por carisma "la capacidad que uno tiene de influir en los dems"-, y la de un hombre del Espritu, en comunin ntima con Dios, que tuvo visiones y revelaciones y que experiment el poder del Espritu, utilizndolo para curar y arrojar demonios.

Para M. Borg (Conflict, Holiness and Politics in the Teaching of Jesus, Nueva York 1984), sin embargo, ah no se agota el perfil de Jess que puede ser considerado igualmente como sabio y profeta51.

En la obra de Geza Vermes (The religion of Jesus the Jew, Minneapolis 1993)52se presenta a Jess como un hasid (judo piadoso) carismtico de Galilea, extremadamente escrupuloso en la observancia de la ley, maestro y profeta itinerante y como tal probablemente clibe, que hizo admirables curaciones como otros hombres santos de la poca (Hon del s. I a.C. y Janina ben Dosa, contemporneos de Jess), que tuvieron por modelo a profetas bblicos como Elas y Eliseo. Este Jess tuvo una muy ntima relacin con Dios, hasta el punto de llamarloAbba, Padre.

Graham Twelftree (Jesus the Exorcist, Tubinga 1993) presenta un Jess exorcista que acta con el poder del Espritu y no con el de Belceb (Mc 3,22-30), dato ste que el autor considera vinculado a la ms antigua tradicin de Jess -el cuarto evangelio no presenta a Jess como exorcista nunca, los sinpticos s- y conectado con la escatologa ya incoada por Jess ("En cambio, si yo echo los demonios con la fuerza de Dios, seal de que el reinado de Dios ha llegado hasta vosotros" Lc 11,20). Es de notar que dentro de la tradicin juda los exorcismos estn especialmente vinculados a Salomn y a su sabidura; Jess mismo se compara con Salomn, cuando, despus de negarse a dar una seal a los letrados y fariseos, dice "aqu hay ms que Salomn" (Mt 12,42; Lc 11,37), frase vinculada en el contexto de Mateo al relato del espritu inmundo que, expulsado de un hombre, va atravesando lugares resecos en busca de alojamiento.

Jess profeta escatolgico?E. P. Sanders y M. Casey defienden la imagen de Jess como un profeta escatolgico o apocalptico, inserto en el contexto de la teologa y esperanza escatolgicas de los judos de su poca.

Segn Sanders (Jesus and Judaism, Philadelphia 1985;The Historical Figure of Jesus, Londres 1993), Jess es un hebreo que entr en conflicto con su ambiente hasta el punto de ser eliminado mediante una condena de muerte. Esperaba un orden nuevo, el reino que anunciaba como inminente y la restauracin escatolgica final durante su generacin o en la inmediatamente siguiente, como haba defendido Schweitzer, y crea que el juicio de Dios contra el templo sera el preludio de ella, como se afirma tambin en la comunidad de Qumrn. Este Jess, del que los evangelios transmiten muchos hechos fiables desde el punto de vista histrico, no es un reformador social, dada la inminencia de la parusa. A la espera de la restauracin final, Jess ofrece el perdn incondicional a los judos, incluso a los ms malvados e impenitentes (=a los pecadores oresha`imdel Antiguo Testamento), sin exigirles ningn tipo de arrepentimiento o rito a cambio, siendo ste uno de los aspectos ms radicales de su ministerio. Con relacin a los ttulos cristolgicos, Sanders muestra mucha cautela para no aplicarlos al Jess histrico, aunque, enThe Historical Figure of Jesusllega a afirmar que se vio a s mismo como el ltimo enviado de Dios.

M. Casey (From Jewish Prophet to Gentile God: The Origins and Development of New Testament Christology, Louisville, Ky. 1991) afirma, al igual que Sanders, que hay que situar a Jess dentro del contexto del judasmo anterior a los 70. El Jess de Sanders no es radicalmente distinto de Juan Bautista, pues habiendo sido su discpulo, pretende llevar a trmino la profeca de su maestro sobre el que haba de venir; por otro lado, su ofrecimiento de perdn, no es tan radical como el de Sanders, pues va dirigido especialmente no a los ms malvados y depravados, como defiende Sanders, sino a las ovejas descarriadas del pueblo de Israel, a quienes invita, como Juan Bautista, al arrepentimiento. Como el de Sanders, el Jess de Casey espera un final inminente en un futuro inmediato, por lo que siente la urgencia de reunir al rebao y prepararlo para la intervencin final de Dios. Para Sanders, Jess no slo previ su muerte, sino que la consider un sacrificio expiatorio por Israel, como el llevado a cabo con la muerte de los mrtires macabeos (2 Mac 7,37-38; 4 Mac 17,20-22). Jess no se consider a s mismo Mesas, pues los ttulos cristolgicos de los evangelios no se remontan al Jess de la historia, a excepcin del de "Hijo del hombre", que es simplemente un modo de designarse a s mismo como hombre; por otra parte, los dichos sobre su muerte y resurreccin hay que entenderlos en el sentido de una resurreccin general como la esperada por los judos piadosos para despus de la muerte.

Jess profeta del cambio social?Frente al Jess de las expectativas escatolgicas, defendido por Sanders y Casey, R. A. Horsley (en colaboracin con John S. Hanson):Bandits, Prophets and Messiahs: Popular Movements at the Time of Jesus, Minneapolis 1985)53muestra, en el polo opuesto, a un Jess casi desescatologizado, insertado en el contexto social, econmico y poltico de Galilea, y muy en especial, de los ambientes campesinos galileos, donde fue reconocido como el promotor de un profundo cambio social de carcter no violento frente a las lites urbanas y el creciente funcionariado. Entre sus propuestas estaban la del perdn de los enemigos, la condonacin de las deudas de los campesinos y la sustitucin de las relaciones patriarcales -pues hay un solo Padre: Dios- por otras igualitarias, a la espera de la prxima venida del Reino de Dios que supondra la destitucin del poder romano en Palestina y de las autoridades del templo. Este Jess no pretendi formar una comunidad alternativa, sino reformar profundamente la sociedad existente. La naturaleza del reino de Dios, para Horsley, es ms de tipo socio-poltico que teolgico o religioso.

Para Gerd Theissen (Studien zur Soziologie des Urchristentums, -Estudios de Sociologa del cristianismo primitivo, Tubinga21983)54autor que ha influido considerablemente en Horsley, Jess fue un predicador radical carismtico itinerante, seguido por un grupo de discpulos, tambin itinerantes con una tica rigurosa y un estilo de vida desarraigada y "sin techo", y que fueron acogidos por grupos de simpatizantes locales que le brindaban hospitalidad y ayuda material. El mismo Theissen admite, sin embargo, que entre los seguidores de Jess haba tambin gente de la clase media marginada. El Jess de Theissen esperaba el cercano fin del mundo, en la lnea de Schweitzer, pero esto no fue bice para que iniciase un movimiento de reforma -eso s, pacfico, dada la inminencia de la intervencin de Dios que invertira la suerte de poderosos y dbiles- en medio de la agitada situacin de Galilea.

R. David Kaylor (Jesus the Prophet: His Vision of the Kingdom on Earth, Louisville, Ky 1994), por su parte, se diferencia de Horsley y Theissen al presentar a Jess como un defensor de la renovacin de Israel que pretenda volver el pueblo a las tradiciones de la alianza del Antiguo Testamento, para alcanzar la justicia y la paz. Jess es un profeta social y su actuacin fue poltica -aunque no exclusivamente- en la lnea de los profetas preexlicos: l crea que la bendicin de Dios para con el pueblo debera manifestarse en el restablecimiento de la justicia y la igualdad en las relaciones humanas, que haba predominado durante la poca premonrquica en Israel. Esta reforma social preparara la intervencin directa de Dios en la situacin poltica. Jess abord en sus parbolas -unas veces directa, otras indirectamente-, los problemas sociales concretos del momento, lo que llev a las autoridades a considerarlo como una amenaza del orden establecido, dando por resultado su ejecucin.

Jess profeta de la sabidura o sabidura encarnada de Dios?Elisabeth Schssler Fiorenza (In Memory of Her: A Feminist Theological Reconstruction of Christian Origins, Nueva York 1984)55es punto de referencia para otras autoras que intentan una reconstruccin en clave feminista de las comunidades primitivas, utilizando lo que ella denomina una "hermenutica de la sospecha" para descubrir el papel que desempearon las mujeres segn unos textos -cuya gestacin oral fue larga- y que fueron finalmente escritos en una cultura patriarcal casi exclusivamente masculina. Para Schssler, Jess vio a Dios como Sofa-Sabidura y no como Abba, y l mismo fue profeta de la Sabidura, un profeta radical que preconiz la liberacin de las mujeres y de los marginados de las estructuras patriarcales opresoras, aunque, a juicio de Schssler, esta imagen de Jess, fue amplia y deliberadamente cambiada en el transcurso de la presentacin cristiana de las tradiciones sobre Jess. El Jess de Schssler contempla a Dios, no como juez en la lnea de Juan Bautista, sino como liberador de los oprimidos, se muestra defensor del igualitarismo -corriente anteriormente existente en la tradicin de Israel que fomentaba la emancipacin de la mujer como se muestra, segn la autora, en el libro de Judit-, y presenta una opcin alternativa a la visin patriarcal de la sociedad. De ah que ella indague los estadios primitivos de esta tradicin y rechace muchas tradiciones evanglicas -consideradas tardas- que puedan apoyar la familia, el matrimonio, el divorcio, el hecho de que los Doce fuesen varones, etc. Para Schssler, Jess y sus seguidores llevaron adelante un movimiento de renovacin proftica dentro de Israel; Pablo y otros misioneros lo hicieron en el mundo greco-romano. Mientras el movimiento iniciado por Jess fue un desarrollo particular de las tradiciones religiosas judas, el de Pablo debi encarnarse en elethosdominante del mundo gentil greco-romano. Ambos entraron en tensin con el ethos patriarcal dominante, ya judo ya grecorromano. Las mujeres jugaron un papel importante en ambos movimientos.

Por su parte, Ben Witherington III (The Christology of Jesus, Philadelphia 1990,Jesus the Sage: The Pilgrimage of Wisdom, Minneapolis 1994) aunque no se siente cmodo catalogando a Jess bajo un nico epgrafe reconoce que es la aproximacin sapiencial a Jess, como sabidura encarnada de Dios, la que aglutina muchos de los rasgos de su persona manifiestos en los evangelios y aparentemente inconexos: su imagen de profeta, sanador y exorcista, su ser de hombre del Espritu o maestro mesinico, su modo de ensear (con parbolas, aforismos o bienaventuranzas), su insistencia en el reino, el uso del ttulo de Hijo del hombre, su consideracin de Dios como padre, su teologa de la creacin, la falta de materialhalkicoen su enseanza, la ausencia en sus discursos de la frase usual en los profetas "As dice El Seor", su nfasis en la justicia, etc. apuntan a una imagen de Jess, como sabidura de Dios, imagen que no debe en modo alguno aislarse, segn Witheringtom, de las de Jess como profeta, persona del Espritu o maestro mesinico. Es precisamente este concepto el que da unidad al hombre cuyo ser "no puede ser descrito con una sola formula". Tal vez, en esta lnea de "sabidura de Dios" haya ido la autocomprensin que Jess tuvo de s mismo.

Jess judo marginal o mesas judo?John P. Meier y N.T. Wright son dos autores que estn convencidos de que es posible llegar al Jess de la historia, si se utiliza el mtodo adecuado, y situarlo en su contexto histrico, social y teolgico. Ambos coinciden en utilizar una metodologa ms tradicional -la de los mtodos histrico-crticos de la escuela alemana- que la utilizada por los otros autores americanos de la tercera etapa, con quienes son muy crticos. La obra de ambos est an sin terminar, por lo que todo juicio sobre ella tiene carcter de provisional a la espera de la aparicin de los prximos trabajos que completan su pensamiento.

Para J. P. Meier (A Marginal Jew: Rethinking the Historical Jesu, vol. 1.;The Roots of the Person, vol. 2, New York 1991; seguir un tercer volumen) Jess fue un judo que vivi en los mrgenes de la sociedad juda y que eligi llevar un estilo de vida marginal como predicador itinerante y sanador, cuya enseanza y acciones estaban en muchos puntos en desacuerdo con las de la mayora de los judos de su poca. Jess fue un marginal por muchos motivos: situado en los mrgenes de la historia greco-romana de la poca, de la sociedad que contaba entonces, de la vida social (por ser itinerante), de la enseanza (por ir contra corriente). Para construir esta imagen de Jess, Meier se basa fundamentalmente en los evangelios cannicos, tratando de distinguir siempre entre el Jess de la historia y el Cristo de la fe, aunque no enmarca suficientemente los textos en el contexto de la situacin social palestina, convencido como est de que Jess es un profeta escatolgico que anuncia la intervencin definitiva de Dios, la venida de su reino que est ya presente como una realidad de carcter trascendente que va a irrumpir en un futuro cercano no precisado cronolgicamente. Jess fue un profeta escatolgico ms que social, aunque difcil de encuadrar en el judasmo de su tiempo, porque fue tambin exorcista e hizo milagros y, sin lugar a dudas, personaje carismtico56.

N.T. Wright (Christian Origins and the Question of God, vol. 1;The New Testament and the People of God, Minneapolis 1992, dedicado a cuestiones introductorias;Who was Jesus, Michigan 1992), por su parte, considera que, para llegar adecuadamente al Jess de la historia, hay que realizar un doble desplazamiento: hacia delante, del judasmo primitivo a Jess, y hacia atrs, de los evangelios a Jess, considerando que stos deben ser evaluados desde el punto de vista de su fiabilidad histrica al mismo nivel que las otras obras biogrficas del mundo antiguo57. Wrigth dedica gran parte de su obra a describir las expectativas mesinicas de la poca, pues quiere interpretar a Jess dentro de este contexto judo. stas eran, bsicamente, cuatro: la restauracin del pueblo de Dios en la fidelidad a la Tor, la vuelta del templo -corazn del judasmo- a su autntico nivel de santidad, la devolucin del pueblo a sus legtimos lderes, los judos, lo que conllevara la purificacin de la tierra y del templo de toda impureza, incluso si para esto fuese necesaria la destruccin del templo y su sustitucin.

La postura que Jess adopta ante el templo, la Tor, el pueblo y la tierra de Israel define su peculiar visin del pueblo judo y el modo en que Dios intervendr en el futuro, tal vez diferente del esperado por los contemporneos judos, poniendo en cuestin no slo la interpretacin normal de la de la ley juda ohalakah, sino la misma fe y esperanza de Israel. Jess, segn Wright, al igual que otros judos y muchos cristianos primitivos, no esperaba tanto elfin del mundo, sino el fin de este orden mundano. La venida del reinado de Dios no est relacionada con el fin del mundo, aunque se presente en los textos con imgenes csmicas extradas del lenguaje apocaltico (cada de estrellas, el sol que se oscurece, la luna que no da resplandor, etc.); con estas imgenes se expresa, ms bien, el fin del orden mundano. Para Wright, al igual que para muchos contemporneos de Jess, la restauracin de Israel por parte de Dios permanece dentro del mbito de este mundo. Dicho de otro modo, lo que los judos esperaban era una radical renovacin del presente orden mundano, que implicase la Tor, el templo, la tierra, la identidad juda, la economa y la justicia situados en un nuevo orden. Los judos, en palabras de Wright, no esperaban escapar de este mundo a la felicidad celeste, sino ms bien vivir de nuevo en esta tierra despus de la resurreccin.

Wright ve a Jess como un Mesas corporativo (en lnea con el libro de Daniel) que encarna a Israel, en realidad, nuevo templo y nuevo foco de la nueva religin. Este Mesas habla al pueblo en parbolas para brindarle el mensaje radical de la salvacin de Dios que viene a travs de su ministerio mesinico, no slo a las ovejas perdidas de Israel, sino tambin a los gentiles. Ms an, segn Wright, Jess se vio como alguien en quien Dios habita y a travs de quien Dios acta58.

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Aqu termina nuestro largo viaje hacia el Jess de la historia, con la conciencia de haber dejado a la vera del camino otras obras de autores empeados en el mismo propsito. Es el riesgo de toda seleccin.

La impresin que se tiene tras este recorrido es la de hallarse ante un "Jess histrico incierto y fragmentado" en expresin acertada de F. Segalla59, que hace sentirse descorazonado ante imgenes tan diversas del Jess histrico.

Reflexiones finalesA lo largo de esta exposicin hemos evitado, en la medida de lo posible, pronunciarnos sobre lo acertado o no de las afirmaciones de unos y otros, pues resulta difcil evaluar en pocas pginas los resultados -a veces contrarios y contradictorios- de una investigacin tan rica y plural sobre el Jess de la historia. Pero no queremos terminar sin expresar algunas reflexiones, que puedan ayudar a continuar la exploracin del sendero que nos lleve al Jess de la historia. Son las siguientes:

Las dos grandes lneas de la investigacin de la vida de JessDe la investigacin sobre la vida de Jess resulta sorprendentemente un Jess de la historia con mltiples rostros, fabricados desde la perspectiva del investigador de turno como resultado de la utilizacin de fuentes de distinto tipo o de las mismas fuentes, pero con metodologas y presupuestos ideolgicos diferentes. Un Jess, por citar slo autores de la tercera etapa, cnico itinerante u hombre del Espritu o profeta escatolgico o profeta del cambio social o sabio-sabidura de Dios o judo marginal o mesas judo, etc...

Pero por ms dispares que nos puedan parecer estas imgenes de Jess, podemos decir que, desde el comienzo de la investigacin hasta hoy, las grandes lneas de investigacin seguidas por los autores han sido slamente dos:

La primera,analtico-literaria, iniciada por Wrede con su obra sobre el secreto mesinico como motivo literario introducido en los evangelios por Marcos para esconder la verdad histrica de un Jess que no fue reconocido como Mesas hasta despus de la muerte. Esta lnea de investigacin analtico-literaria (seguida por Bultmann y por los postbultmanianos y por los autores de la segunda etapa) se ha centrado en el estudio de los dichos de Jess para probar su autenticidad (ipsissima verba Jesu) y considera meta imposible el acceso al Jess histrico a partir de los evangelios. Para estos autores, los evangelios conducen al Cristo de la fe o a la historia de la iglesia primitiva y de su ambiente judo o helenstico; por ello, escribir la vida de Jess resulta empresa vana e imposible, o cuando menos sumamente arriesgada60.

La segunda lnea de investigacin -histrico-sinttica- arranca de Schweitzer, que considera histrica la exposicin del evangelio de Marcos sin atenuar sus incoherencias o contradicciones, situando a Jess dentro del contexto del movimiento apocalptico judo. Quienes han seguido esta lnea de investigacin han centrado su estudio en los hechos de Jess (ipsissima facta Jesu), encuadrndolos en el contexto histrico, econmico, poltico, social, religioso y cultural judos de la poca, para desde ah reconstruir un relato plausible de su ministerio y consiguientemente describir el perfil histrico de su persona, ayudados de ciencias auxiliares de la exgesis como la crtica histrica, las ciencias sociales o la antropologa cultural y dando un mayor grado de credibilidad histrica a los evangelios cannicos, como plataforma razonablemente vlida para acceder al Jess de la historia61.

Habra que hacer, sin embargo, un esfuerzo de sntesis y unir ambas lneas ya que, en modo alguno se opone lo analtico-literario a lo histrico-sintntico, sino que ms bien se complementan, como ha propugnado recientemente G. Segalla62.

- Fiabilidad histrica de los evangeliosCon relacin a la fiabilidad histrica de los evangelios, los autores han pasado de aceptarlos como documentos histricos (etapa pre-crtica) a rechazarlos en bloque por reflejar ms la ideologa y fe de la comunidad primitiva que los autnticos dichos y hechos del Jess de la historia. Sin embargo, en los ltimos tiempos, los evangelios han recuperado cierto grado de credibilidad histrica y se consideran una plataforma vlida para acceder al Jess de la historia, aunque no lo suficientemente amplia como para poder escribir su biografa. Hay quien, como hemos visto, llega a considerarlos al mismo nivel de las obras biogrficas de la antigedad. Al colocar los hechos y dichos de Jess en el contexto de la poca, se muestra en muchos casos la coherencia histrica del relato evanglico que permite creer en la posibilidad de reconstruir desde el punto de vista histrico las coordenadas del ministerio terrestre de Jess y dibujar, al menos, las grandes actitudes que caracterizaron su persona.

Aunque "hay que reconocer que los escritos del NT no son relatos histricos en el sentido moderno de la palabra, sino profesiones de fe en el Mesas resucitado y que los sucesos de su vida terrestre se releen en ellos a la luz de Pascua, esto no impide que un estudio minucioso, sin pretender encontrar las 'palabras estrictamente autnticas' (ipsissima verba) de Jess, suministra slidos indicios de lo que fue su estilo de vida, sus actitudes, gestos y palabras; este estudio nos ayuda as a penetrar algo en su conciencia. Paradjicamente, la contribucin ms clara a la cristologa de Jess mismo proviene menos de las declaraciones formales de ste que de sus comportamientos"63.

- El Jess de las grandes actitudesY es por aqu por donde creo que la investigacin sobre Jess puede encontrar una va de salida al "callejn sin salida" en el que se encuentra. Ms all del retrato o perfil definido de su persona -que depender siempre del contexto en el que lo site cada autor, del mtodo con que lo aborde o de las fuentes que utilice- creo que estamos en condiciones de recuperar las grandes actitudes o comportamientos bsicos del Jess de la historia. Las lneas maestras de su estilo de vida y de su mensaje, que son proclamadas tambin por la comunidad primitiva, deben apuntar, a mi juicio, en mayor o menor grado, a sus comportamientos y actitudes bsicas. Si la frmula primitiva "Jess es el Cristo" no es un mero invento de los primeros cristianos, para montar sobre ella la historia de un fraude, hemos de pensar que ellos -cuando anunciaban a Jess muerto y resucitado- transmitan fielmente al menos el contorno de su figura, resaltando -con mayor o menor intensidad y segn las nuevas y cambiantes circunstancias de sus comunidades-, los rasgos principales de su personalidad.

Este ncleo, comn a los evangelios y al resto de los escritos del Nuevo Testamento cuando se refieren a Jess, abarca, al menos, cuatro rasgos distintivos de su personalidad histrica: su libertad suprema, su proclamacin de la igualdad entre los seres humanos, su apertura universal a todos, especialmente a los excludos de la sociedad, y su amor solidario, como resultado de sentirse posedo por el Espritu del Dios-amor a quien llama "Padre"64.

El proyecto vital de este Jess de la historia fue llevar a los hombres a la plenitud humana, lo que equivale en el lenguaje evanglico a hacerloshijos de Dios. Colocando al hombre en el centro de atencin, choc frontalmente con el templo y con la Ley, utilizados por los dirigentes para someter y no para liberar al pueblo. Por esto lo mataron.

Un Jess que no se agota en una frmulaAunque apenas sabemos nada de Jess de Nazaret por las fuentes no cristianas y lo que conocemos de Jess por los evangelios est envuelto en el tamiz de la fe que les lleva a hablar de Jesu-Cristo, sin embargo creo que hoy estamos en grado de saber lo suficiente como para afirmar que Jess fue a los ojos de sus contemporneos "una personalidad fuera de lo comn, cuya vida estuvo definida por una vocacin excepcional"65. Si los evangelios narran acciones de Jess como sanador, si la enseanza del reino se transmite especialmente en un numeroso conjunto de parbolas, si se nos han trasmitido en ellos abundantes controversias de Jess con los dirigentes judos, si se nos han conservado colecciones de logia o palabras de Jess, enriquecidas, sin duda, por la comunidad cristiana primitiva con entera libertad, si numerosos textos dibujan un Jess que se acerca a los pecadores y marginados de la sociedad, estamos convencidos de que este conjunto de tradiciones acerca de Jess no se habran plasmado por escrito y transmitido de no haber tenido como referente a un Jess histrico que ejerci -en mayor o menor grado- de sanador, de maestro que hablaba del reino en parbolas -gnero literario, por cierto, utilizado en exclusiva por Jess en el Nuevo Testamento-, de polemista con los dirigentes judos, de sabio que profiere dichos que condensan su enseanza con autoridad y de liberador de los marginados y oprimidos.

Si podemos afirmar con los investigadores que la mayor parte de los ttulos que se aplican a Jess en los evangelios no provienen del Jess de la historia, sino que son desarrollos cristolgicos de la comunidad primitiva, dudamos seriamente de que esta proliferacin de ttulos haya surgido a partir de la nada, sin haber encontrado una base firme en el Jess de la historia y sin que sus seguidores no hubiesen oteado en luna especial apertura hacia lo divinoque habra servido para dar pie a la explicitacin intensiva posterior de los rasgos de su personalidad histrica.

Aunque no podamos escribir la vida de Jess en detalle -y tal vez nunca podamos llegar a escribirla-, creo que en el actual estado de la investigacin estamos en condiciones de afirmar que, si no el perfil definido de su personalidad, estamos en condiciones de recuperar los rasgos caractersticos de la misma y, a grandes trazos, su estilo totalmente peculiar de vida. Porque si algo ha quedado claro en este trabajo es que su perfil no se agota en la frmula de turno del autor correspondiente. Tal vez sta sea la mejor conclusin a la que podamos llegar. No slo el Cristo de la fe, tambin el Jess de la historia resulta difcil de enmarcar dentro de una determinada definicin.

Al final de este recorrido para rescatar la imagen del Jess de la historia, hemos de recordar tambin que "la fe en Cristo se encarna en la historia, pero no se agota con ella".

En los umbrales del siglo XXI, la figura de Jess sigue teniendo mucho de un enigma que, tal vez, solamente se pueda descifrar si, a luz de la historia, sumamos la experiencia de la fe, para poder confesar con y como los primeros cristianos que "Jess es el Cristo" y llamarlo "Jesucristo"66.

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NOTAS

1En el evangelio de Mateo (8,13-20), Pedro dice:T eres el Mesas, el hijo de Dios vivo, profesin de fe que le ha sido revelada por el Padre del cielo a la que Jess asiente con una bienaventuranza para Pedro:Dichoso t, Simn Pedro, hijo de Jons. La expresinel Mesas, el hijo de Dios vivose contrapone a elMesas, simplemente o a elMesas, hijo de Davidque poda ser interpretada por la gente en lnea con el Mesas davdico nacionalista y violento. De ah que, en esta escena del evangelio de Mateo, termine el evangelista diciendo que Jess "prohibi terminantemente a los discpulos decirle a nadie que l era el Mesas". Cf. para esta interpretacin, J. Mateos,El Nuevo Testamento, Madrid 1987,ad locum.2Hijo del hombrees el nico ttulo que los estudiosos reconocen que pudo ser utilizado por elJess de la historia, para referirse a su persona, aunque siempre seguido de un verbo en tercera persona. Un estudio exhaustivo sobre el significado de la expresin "Hijo del hombre" es el realizado por J. Mateos y F. Camacho,El Hijo del Hombre. Hacia la plenitud humana, Crdoba 1995. En las pginas 5-18 se ha