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Un periódico para leer Septiembre 2012 “GLORIA DEI, HOMO VIVENS” (LA GLORIA DE DIOS ES EL HOMBRE VIVIENTE) Lejos del mundo. Cerca de los hombres PERIÓDICO DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA PROHIBIDA SU VENTA “DERECHO VIEJO” 1) Cuando el alma humana se aparta de las cosas del mun- do y trata de penetrar en otras más profundas, cuando el hom- bre, el Espíritu, que de algún modo se ha conscientizado, comprende que eso lo está lle- vando a la destrucción y casi lo reducirá a mera materia, en- tonces se aleja de la materia, comenzando así el renuncia- miento y el verdadero creci- miento espiritual. 2) Nadie accede a lo espiritual sin renunciamiento. Esto asusta. El corazón de lo es- piritual es el renunciamiento. 3) Entrenarnos en abandonar todo el fruto del trabajo, en no estar apegados a los resulta- dos; en no buscar ninguna re- compensa, ni aquí ni en el más allá. 4) Entrenarnos en saber que el objeto de toda la naturaleza es permitir al alma ad- quirir experiencia, y el resultado de to- das las experiencias del alma es volver- se consciente de su eterna separación con la naturaleza. El alma humana debe comprender y reali- zar que ella es Espíritu y no materia, a tra- vés de la eternidad, y que su conjunción con la materia, no es ni será más que temporaria. Toda esta naturaleza, de aspecto tan concreto es sólo ilusión. 5) Debemos comprender que en la natura- leza todo lo que es manifestación de po- der, de cualquier clase que sea, perte- nece al alma individual, y no a la natura- leza. Todo conocimiento y toda experien- cia son del alma, y no de la naturaleza. 6) Entrenarnos en abandonar la naturaleza y todo lo que le pertenece; en dejar desva- necer todo, y en tratar de estar solos. 7) Al principio los placeres están asociados a los sentidos más bajos, pero al ir al- canzando un plano de existencia más ele- vado, los placeres inferiores son menos intensos. Pasamos de los sentidos al in- telecto, y del intelecto a lo espiritual. 8) El renunciamiento que se necesita no se logra matando cosas o sensaciones, se logra sin violencia alguna; este renuncia- miento se desarrolla con toda naturalidad (en presencia de una luz más potente, las otras luces palidecen, hasta desapare- cer). El amor a Dios opaca a los sentidos, al intelecto y a sus respectivos placeres. 9) Los ritos caen solos, las formas se desva- necen, las escrituras son trascendidas, jun- to con templos, religiones, iglesias y roles de todo tipo. En este renunciamiento no hay ninguna “noche oscura”, ni sequedad, ni lucha, ni siquiera interviene la voluntad. 10) Vemos el amor por todas partes. Todo lo bueno, grande, sublime, es el resultado del amor; todo lo “malo” es el resultado del amor, pero mal dirigido; no hay ener- gías buenas y malas. Las energías son amor, y se dirigen mal o bien. 11) El mismo fuego que calienta, puede que- mar; y eso no es culpa del fuego. 12) El amor es el intenso deseo de ser uno. Esto se manifiesta por todas par- tes, en formas más o menos elevadas. 13) Entrenarnos en cómo dirigir ese amor, en cómo controlarlo, en cómo manejarlo, en cómo hacer para que nos conduzca a la dicha espiritual. 14) La renuncia no es abandonar, sino amar lo supremo. Espontáneamente nos ale- jamos de lo inferior. 15) “Si Él brilla, todo brilla; es por su luz que todas las cosas brillan”. Solamente Dios puede atraer a un alma. Amar a nuestro prójimo es amar a Dios (el amor es el intenso deseo de ser Uno) Dios separado de nuestro prójimo no es Dios Nadie accede a lo espiritual sin renunciamiento. Esto asusta. El corazón de lo espiritual es el renunciamiento La alegría del alma no necesita nada para ser. Es simplemente. Es un estado, no un sentimiento 16) Entrenarnos en comprender que las diversas pasiones, sen- timientos y emociones del co- razón humano no son malos en sí mismos; lo único que hay que hacer es controlarlas cuidado- samente y darles una dirección cada vez más elevada, hasta que alcancen el más alto grado de pureza. La dirección más elevada es la que nos conduce a Dios; toda otra dirección es inferior. 17) Entrenarnos en encontrar el placer de estar con Dios y en descubrir el dolor intenso de estar ausente de Él. 18) Nunca se sentirá nadie comple- tamente sano hasta que se en- cuentre en Dios. Nuestra cura- ción es encontrar una comunión interior con algo muy superior a cualquier otra cosa que exista en el mun- do; es encontrarnos a nosotros mismos en Dios. 19) La curación espiritual es el toque del Es- píritu de Dios en el alma del hombre; y cuando éste le toca, lo despierta a una nueva dimensión de la vida, una dimen- sión espiritual: ”Donde está el Espíritu de Dios, está la libertad”, no porque el Es- píritu de Dios actúe como la medicina, ni porque este Espíritu actúe como la ener- gía eléctrica, o como la cirugía, sino por- que el Espíritu eleva a la persona que lo busca a una nueva consciencia de la vida; este es el estado de consciencia que Jesús describió como ”Mi Reino”, el cual no es de “este mundo”. 20) En “nuestro Reino”, vivimos en una dimen- sión de la vida distinta a la tridimensional, y se realizan experiencias totalmente desconocidas para el nivel de vida hu- mano (¿quieres curarte?... levántate, abandona tu cama y camina). En esta dimensión de consciencia no hay lugar para las limitaciones físicas. 21) “No puedo hacer nada por mí mismo... el Ser que mora en mí hace mi trabajo”. Obra completa de Swami Vivekananda y Joel Goldsmith

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Un periódico para leer Septiembre 2012

“GLORIA DEI, HOMO VIVENS” (LA GLORIA DE DIOS ES EL HOMBRE VIVIENTE)

Lejos del mundo. Cerca de los hombres

PERIÓDICO DE DISTRIBUCIÓN GRATUITAPROHIBIDA SU VENTA

“DERECHO VIEJO”

1) Cuando el alma humana seaparta de las cosas del mun-do y trata de penetrar en otrasmás profundas, cuando el hom-bre, el Espíritu, que de algúnmodo se ha conscientizado,comprende que eso lo está lle-vando a la destrucción y casilo reducirá a mera materia, en-tonces se aleja de la materia,comenzando así el renuncia-miento y el verdadero creci-miento espiritual.

2) Nadie accede a lo espiritualsin renunciamiento. Estoasusta. El corazón de lo es-piritual es el renunciamiento.

3) Entrenarnos en abandonartodo el fruto del trabajo, en noestar apegados a los resulta-dos; en no buscar ninguna re-compensa, ni aquí ni en elmás allá.

4) Entrenarnos en saber que el objeto detoda la naturaleza es permitir al alma ad-quirir experiencia, y el resultado de to-das las experiencias del alma es volver-se consciente de su eterna separacióncon la naturaleza.El alma humana debe comprender y reali-zar que ella es Espíritu y no materia, a tra-vés de la eternidad, y que su conjuncióncon la materia, no es ni será más quetemporaria. Toda esta naturaleza, deaspecto tan concreto es sólo ilusión.

5) Debemos comprender que en la natura-leza todo lo que es manifestación de po-der, de cualquier clase que sea, perte-nece al alma individual, y no a la natura-leza. Todo conocimiento y toda experien-cia son del alma, y no de la naturaleza.

6) Entrenarnos en abandonar la naturalezay todo lo que le pertenece; en dejar desva-necer todo, y en tratar de estar solos.

7) Al principio los placeres están asociadosa los sentidos más bajos, pero al ir al-canzando un plano de existencia más ele-vado, los placeres inferiores son menosintensos. Pasamos de los sentidos al in-telecto, y del intelecto a lo espiritual.

8) El renunciamiento que se necesita no selogra matando cosas o sensaciones, selogra sin violencia alguna; este renuncia-miento se desarrolla con toda naturalidad

(en presencia de una luz más potente, lasotras luces palidecen, hasta desapare-cer). El amor a Dios opaca a los sentidos,al intelecto y a sus respectivos placeres.

9) Los ritos caen solos, las formas se desva-necen, las escrituras son trascendidas, jun-to con templos, religiones, iglesias y rolesde todo tipo. En este renunciamiento nohay ninguna “noche oscura”, ni sequedad,ni lucha, ni siquiera interviene la voluntad.

10) Vemos el amor por todas partes. Todo lobueno, grande, sublime, es el resultadodel amor; todo lo “malo” es el resultadodel amor, pero mal dirigido; no hay ener-gías buenas y malas. Las energías sonamor, y se dirigen mal o bien.

11) El mismo fuego que calienta, puede que-mar; y eso no es culpa del fuego.

12) El amor es el intenso deseo de seruno. Esto se manifiesta por todas par-tes, en formas más o menos elevadas.

13) Entrenarnos en cómo dirigir ese amor,en cómo controlarlo, en cómo manejarlo,en cómo hacer para que nos conduzca ala dicha espiritual.

14) La renuncia no es abandonar, sino amarlo supremo. Espontáneamente nos ale-jamos de lo inferior.

15) “Si Él brilla, todo brilla; es por su luz quetodas las cosas brillan”. Solamente Diospuede atraer a un alma.

Amar a nuestro prójimo es amar a Dios(el amor es el intenso deseo de ser Uno)

Dios separado de nuestro prójimo no es Dios

Nadie accede alo espiritual sinrenunciamiento.

Esto asusta.El corazón de loespiritual es el

renunciamiento

La alegría del alma

no necesita nada

para ser.

Es simplemente.

Es un estado,

no un sentimiento

16) Entrenarnos en comprenderque las diversas pasiones, sen-timientos y emociones del co-razón humano no son malos ensí mismos; lo único que hay quehacer es controlarlas cuidado-samente y darles una direccióncada vez más elevada, hastaque alcancen el más alto gradode pureza. La dirección máselevada es la que nos conducea Dios; toda otra dirección esinferior.

17) Entrenarnos en encontrar elplacer de estar con Dios y endescubrir el dolor intenso deestar ausente de Él.

18) Nunca se sentirá nadie comple-tamente sano hasta que se en-cuentre en Dios. Nuestra cura-ción es encontrar una comunióninterior con algo muy superior a

cualquier otra cosa que exista en el mun-do; es encontrarnos a nosotros mismosen Dios.

19) La curación espiritual es el toque del Es-píritu de Dios en el alma del hombre; ycuando éste le toca, lo despierta a unanueva dimensión de la vida, una dimen-sión espiritual: ”Donde está el Espíritu deDios, está la libertad”, no porque el Es-píritu de Dios actúe como la medicina, niporque este Espíritu actúe como la ener-gía eléctrica, o como la cirugía, sino por-que el Espíritu eleva a la persona que lobusca a una nueva consciencia de lavida; este es el estado de conscienciaque Jesús describió como ”Mi Reino”, elcual no es de “este mundo”.

20) En “nuestro Reino”, vivimos en una dimen-sión de la vida distinta a la tridimensional,y se realizan experiencias totalmentedesconocidas para el nivel de vida hu-mano (¿quieres curarte?... levántate,abandona tu cama y camina). En estadimensión de consciencia no hay lugarpara las limitaciones físicas.

21) “No puedo hacer nada por mí mismo...el Ser que mora en mí hace mi trabajo”.

Obra completa de Swami Vivekananday Joel Goldsmith

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EDITORIAL

Pensamiento

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ResponsableDr. Camilo Guerra

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El Dios desconocido y la Torre de BabelPor Camilo Guerra

Los griegos, uno de los pueblos que han constituido el basamento de nuestraactual cultura occidental y cristiana, tenían reservados entre sus monumentos sa-grados, un altar dedicado al Dios desconocido.

De ese hecho se valió San Pablo, para predicar en Atenas a Jesucristo resuci-tado. La pregunta que surge aquí y ahora, es la misma que se plantearon loshombres de todos los tiempos, que no por reiterada es menos válida: ¿Puede elhombre conocer a Dios?

Debido a la feroz programación religiosa, a la que somos sometidos, los hom-bres en su inmensa mayoría, no podemos pasar del conocimiento de una idea deDios, sin poder nunca acceder al conocimiento real de Dios.

Las veces, pocas, en que algún pensador supera la programación y pretendeabrir la religión de sus conceptos anquilosados, sufre más tarde o más temprano elfuego de la hoguera, la cicuta o la crucifixión.

Tanto el judío como el cristiano son agentes pasivos de una religión de espera,basados en primeras o segundas venidas de un Salvador Mesiánico, que impongael orden de las cosas, por su sola presencia.

Siempre el hombre y su tendencia al menor esfuerzo, a lo mágico. Y siempre lavalidez inconmensurable del Dios desconocido. Nada puede contra este gigante,ni el choque cultural de Oriente y Occidente, ni la alianza interesada de la Iglesiahumana con el Imperio Romano en decadencia.

Los intentos se estrellan contra una frase de hielo, que pone todo en su lugar:Mi reino no es de este mundo.

Y ese Dios, que sigue siendo el eterno desconocido, ese Jesús que sigue pre-guntándonos, hoy como ayer, ¿Quién es Él para nosotros? Jesús nos revela algode ese Dios ignoto y el condicionamiento propio de cada hombre va graduandoesa revelación como sigue el contenido al continente.

El hombre en su ascensión, a veces cansado por el esfuerzo que supone subiresa montaña, que se llama evolución, quiere detenerse. Por este motivo tiene unatendencia natural, a cerrar la religión, como si ya hubiera alcanzado lo máximo dela Revelación y lo máximo del conocimiento.

“Hagamos una carpa aquí y descansemos”, es según parece a veces la voz dela humanidad que se plantea interrogantes religiosos.

No arriesgar.Es como el hombre que enterró su moneda por temor a perderla, y luego

recibió el castigo de su patrón, por no hacer fructificar lo otorgado.Quiera la Providencia, en su definitivo manejo cósmico, que nunca decline el

interés del hombre por estudiar la Revelación de Dios en todos sus aspectos; quese manifieste y quiera también esta misma Providencia, que dirige mundos ente-ros, que pueda el hombre alcanzar la continuidad necesaria, para estar a la alturade las circunstancias.

“Construyamos una torre que llegue hasta el cielo, así nos haremos famosos”,y Dios dijo “Veo que todos forman un solo pueblo y tienen una misma lengua. Siesto sigue así, nada les impedirá conseguir todo lo que se propongan, confunda-mos su lenguaje de modo que no se entiendan unos con otros”.

Este pasaje bíblico, al igual que la mayoría de los pasajes literarios de todos loslibros sagrados, tiene múltiples lecturas.

Y Babel pasó a ser símbolo de la incomprensión, y de la confusión.Se podía vislumbrar una humanidad muy antigua, de tiempos muy anteriores, a

la historia que nosotros creemos conocer, humanidad que habría errado el cami-no, logrando una unidad, solamente a los fines materiales, tal vez mucha cienciay poca humanidad.

Curiosa coincidencia con la actualidad que nos toca vivir, podemos interceptarun avión con un misil, programar una lluvia ácida, emitir un programa de televisiónque se vea en el mundo entero al mismo tiempo, pero podemos también permane-cer impasibles ante el espectáculo dantesco, de millones de personas, hermanasnuestras, que se mueren de hambre, sed y de frío.

Gastamos sumas incalculables a la hora de comprar armas, y gastamos sumasmás incalculables todavía a la hora de neutralizar las armas que compran los otros,viviendo en un mundo de agresión y de miedo permanentes.

Sin embargo, en el momento de pensar en la salud, la educación y la viviendade los más necesitados, manejamos un presupuesto siempre deficitario.

El lenguaje común de esos hombres, humanidad anterior a la nuestra, bienpudo ser el lenguaje del materialismo salvaje, que no sólo inhibió, sino que tratóde destruir todo lo espiritual que habita en el hombre.

Tal vez, lo que Dios evitó con la confusión de lenguas, fuera la autodestrucciónde una humanidad carente de principios espirituales.

Como se aprecia, las lecturas de este pasaje bíblico son múltiples. Estamospresenciando, desde hace demasiado tiempo, el ejercicio de una política sinprincipios, de una educación sin formación del carácter, de una ciencia sinhumanidad, y, lo que es peor aún, una distribución planetaria, que obedece auna política económica rastrera y no a la necesidad real de los pueblos.

Y Babel vuelve a tener su realización en la historia, esta Babel recurrente, quetemen los poderosos y que anhelan los pueblos de todo el mundo.

Una confusión de lenguas que nos obligue a empezar de nuevo, tal vez de másabajo, en cuanto técnica, ciencia y confort, pero muchísimo más arriba en lo quese refiere a dignidad, ideales y nobleza. Basta con leer los diarios de los últimosdías para darnos cuenta, que estamos viviendo tiempos apocalípticos, no en cuantoal fin del mundo se refiere, sino respecto a cambios radicales de estructura deconciencia del ser humano.

Este ser humano nuevo no acepta más guerras ni violencias de tipo alguno.Apunta a una distribución igualitaria, equilibrada y tendiente a la eliminación de

hambrunas y muertes masivas por hambre o frío.El tiempo es inminente.Babel no es la intervención de un Dios preocupado por una humanidad desqui-

ciada, sino que es el punto final de un largo proceso de evolución, mediante elcual una humanidad embarazada de Dios,logra parir, una vez más, en la pobreza deun pesebre, a un nuevo Cristo.

Quiera la Providencia, gran poster-gada del mundo moderno, disponer lasvías necesarias para que ese parto serealice lo más rápido posible, con elcosto menor de vidas, y que podamosdecir, junto con Pablo, “Es Cristoquien vive en mí y también es Cris-to quien vive en mi hermano”.

Aunque los sabios paganos hablabande dioses y diosas, tenían un conceptototalmente místico y trascendente delDios supremo. Desde los tiempos dePlatón, habían criticado a los que con-cebían a Dios como una “personalidad”divina. El Dios supremo de los miste-rios paganos era una unicidad inefablepor encima de todas las categorías, queno podía describirse con palabras. Esteconcepto abstracto y místico de Diostambién lo adoptaron los gnósticos. Nose concebía a Dios como una especiede persona grande que estaba en el cie-lo, sino como la Mente del universo quese expresa por medio de todos los se-res. No era ésta la imagen de Dios quetenían los cristianos literalistas. Su Diosera Jehová, el dio de los judíos, que enAntiguo Testamento se revela como unadeidad tribal partidista, caprichosa y aveces tiránica.

De la misma manera que Platón ha-bía atacado la tradicional imagen griegade Dios como Zeus dominante, tambiénlos gnósticos atacaban esta imagen tra-dicional de Dios que tenían los judíos,y afirmaban que Jehová era en realidadsólo la imagen del Dios verdadero. Elsabio gnóstico Valentín utilizaba el tér-mino platónico “demiurgo” para refe-rirse a Jehová, al que representabancomo un ser divino subordinado quehace de instrumento del Dios verdade-ro. Decían que Jehová era una deidad

menor presuntuosa cuya ignorancia lehace creer que es el Dios único y verda-dero. En el Antiguo Testamento, Jehováproclama: “Yo, Yahvéh, tu Dios, soy unDios celoso. No habrá para ti otros dio-ses delante de mí”. Con todo, la obragnóstica titulada Libro secreto de Juandice que esto es una “locura” y comen-ta: “Al pronunciar estas palabras, indicóa los ángeles que existe otro Dios; por-que si no existiese ningún otro, ¿de quiéntendría celos?”.

En algunos textos gnósticos, al ma-nifestar Jehová que él es el único Dios,su madre, la diosa Sofía, ¡le riñe por suarrogancia, como si fuera un niño pre-suntuoso!

El Jesús gnóstico no era un profetade Jehová, el dios menor de los judíos,sino del Dios verdadero e inefable dePlatón y los misterios paganos. El maes-tro gnóstico Cerdo explica: “El Dios queproclaman la ley y los profetas no es elPadre de Nuestro Señor Jesucristo. ElDios del Antiguo Testamento es conoci-do, pero el Padre de Jesucristo es des-conocido”.

Contrastando por completo con elcraso antropomorfismo del concepto ju-dío tradicional, el sabio gnóstico Basílidesenseñaba la doctrina pagana según lacual: “Ni siquiera debemos llamar a Diosinefable, ya que es hacer una asevera-ción sobre Él; Dios está por encima detodos los nombres que se mencionen”.

El Dios de Platón

Por Timothy Freke y Peter Gandy, extraído del libro “Los misterios de Jesús”

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Por las cartas recibidas de muchosamigos y de muchos desconocidos me hedado cuenta de que la inseguridad es unade las notas características de nuestrotiempo. Son muchos los que sufren dura-mente por ello.

Muchos, quizá por faltarles un análi-sis lúcido, confunden esta inseguridad conel miedo.

Y es esto precisamente lo que querríadeciros: la inseguridad y el miedo son doscosas muy distintas.

Inseguridad es igual a falta de cer-teza, mientras que miedo es igual afalta de amor.

Los miedos y las incertidumbres noson derrotados por las certezas, sino porel amor.

Lo dice el apóstol san Juan: “En elamor no hay miedo; más aún, el amorecha fuera todos los temores.... El quetiene miedo no es perfecto en el amor”.

El que ama no se queda paralizado antela incertidumbre, sino que es capaz dedecidir con serenidad en medio de la duda.

San Agustín decía: “En la duda, liber-tad”; pero la libertad y el amor están ata-dos con el mismo hilo.

El amor no me da todavía la seguri-dad, pero me ayuda a elegir.

Y el que obra con amor pierde el mie-do a elegir, aun cuando le quede la dudade no haber hecho lo mejor.

Los seguros son los que creen queestán en posesión de toda la verdad y co-rren el riesgo de cerrarse a todo nuevohorizonte de búsqueda: son incapaces deescuchar, son autosuficientes, intransigen-tes, y acaban empobreciéndose.

Miedosos son los que han perdido laesperanza en sí y en los demás. Son losque no creen en lo imposible y los que enel otro ven siempre a un enemigo.

Por eso los miedosos están siemprecon las armas en la mano; siempre prote-giéndose, siempre a la defensiva.

El miedo es lo contrario al amor.El miedoso está siempre temiendo per-

der. Pero si el amor es dar más que tener,está claro que el que ama no tiene mie-do porque no sufre cuando pierde.

La incertidumbre puede ser concien-cia de los propios límites y, por tanto,apertura a una búsqueda.

Puede ser una equivocación canonizaren sí mismas a la duda y a la inseguridad,porque el inseguro, sin el coraje de elegiren el amor, puede quedarse paralizado.Pero querer eliminar la duda y la inseguri-dad es una locura, porque es querer salir-se de una realidad histórica, en la que to-dos nos vemos atacados por incertidum-bres de todo tipo, al ocultarse las verda-des absolutas y definitivas.

Pero vivir en la inseguridad sin rendirlas armas de la esperanza, sin congelarseen el miedo, prosiguiendo la creación deuna historia provisional, pero real, supo-ne una no pequeña capacidad de ánimo y,por consiguiente, de amor.

También el coraje de aceptar nuestrasituación de continua incertidumbre es unacto de realismo humano, e incluso divi-no, porque la realidad bíblica es que elhombre tendrá que caminar siempre a tien-tas, volviendo quizás a hacer varias vecesel mismo camino, convencido de que su

única verdadera certidumbre y seguridades precisamente su situación provisionalde peregrino hacia una tierra que ningunoha visto jamás.

Es perfectamente comprensible el dra-ma de los seguros, cuando ven derrum-barse por doquier las fortificaciones desus presuntas certezas.

Bástenos con pensar en quienes esta-ban seguros de que el único camino polí-tico era el autoritario y el jerárquico, queel único camino hacia Dios era una reli-gión, que el único camino hacia el amorera la posesión y el instinto, que la verda-dera liberación del hombre pasaba a tra-

vés de las ideologías, o de las teologías, ode las antropologías, o de las ecologías.

Pero ese drama no existe para el quesabe que no hay caminos ya hechos, sinoque el camino se hace en cada momento,al andar; para el que sabe que de lo viejonos libramos sólo con lo nuevo, y nocon operaciones estéticas.

En el fondo Cristo no tiene una solapalabra de reproche para los inseguros,pero sí para los seguros: reprende a Pe-dro que se creía “seguro” de no traicio-narle. Tampoco le gustan los miedosos:“Hombres de poca fe, ¿por qué teméis?”.“No temáis: yo he vencido al mal”. El mis-mo, frente al misterio de sentirse abando-nado en el momento supremo de la muer-te, siente la herida de la duda: “Dios mío,¿por qué me has abandonado?”.

Pero no tiene miedo, no se vuelve ha-cia atrás y se arroja coraje en el mar os-curo, pero seguro, del amor: “En tus ma-nos –que siento desconocidas, extrañas,desconcertantes, crueles– pongo mivida”, porque he nacido, he vivido y mue-ro, no para hacer mi voluntad ni mi de-seo, sino por ti, que me has pedido la pa-labra definitiva del amor.

Jesús tuvo durante su vida momentosde incertidumbre: “¿Quién dicen que soyyo?”. María, su madre, pregunta con in-certidumbre al ángel: “¿Cómo es posible,si no conozco varón?”. José, su marido,duda de ella y la abandona.

Juan Bautista no tiene certeza de queJesús de Nazaret sea el mesías y envía apreguntarle: “¿Eres tú el Cristo o hemosde esperar a otro?”. Pero todos ellos hi-cieron su opción en la línea del amor.

Amor, que es confianza en el otro másque en sí mismo.

Si es verdad, como afirma el apóstolsan Juan, que “el que no ama, no conoce”,también es verdad que el que no ama notendrá nunca ninguna seguridad, y sobretodo no tendrá nunca el coraje de elegir.

El miedo lleva a la pereza, que es elsigno del no-amor.

Porque el amor es impulso, movimien-to, creatividad, lucha, riesgo, fatiga.

El día en que Dios se cansase de amara los hombres, el mundo se convertiríaen un cementerio.

“No temáis a los que pueden matarvuestro cuerpo, sino a los que puedenmataros la esperanza”, esto es, el amor.

Cristo no pide nunca certeza ni se-guridad absoluta; pide fe.

Pero el que tiene fe no tiene miedo,aunque no tenga en cada momento la cer-teza absoluta.

Yo no tengo pruebas de la resurrec-ción de Cristo; pero, si tengo fe, no tengomiedo de no resucitar, a pesar de todaslas objeciones.

Pero la fe ¿de dónde nace?Nace de la confianza que tengo en

el que amo.

Carta a los insegurosPor eso os recomiendo que no andéis angustiadospor la comida y la bebida para conservar la vida opor el vestido para cubrir el cuerpo. ¿No vale más la vida que el susten-to, el cuerpo más que el vestido? Así pues, no os preocupéis del maña-na, que el mañana se ocupará de sí.Mateo 6, 25-27,34Un sacerdote amigo me contó sobre alguien que lo interrumpió cuando seguían

la lectura bíblica antes citada, quejándose: “Pero padre, ¡yo no soy un pájaro!”¡Hay distintas maneras de malinterpretar el sentido de ese fragmento del Evange-

lio! La constante inquietud por las cosas pasajeras y mundanas enceguece nuestroojo espiritual, para que no veamos. Como Marta, nos encerramos en la “cocina”mientras nuestro Huésped divino nos espera en la recepción de nuestro corazón.Estando enceguecido nuestro ojo interior, nuestro ojo exterior permanece abierto,registrando todo lo que ve. Así, nos volcamos hacia afuera a través de nuestrossentidos y nos inclinamos hacia lo exterior. El hecho de que algunas personas creanque existe un Dios no es fe. Creer en Dios es algo completamente distinto. Muchosproclaman fe en Dios; pocos confían en Dios. La profundidad de nuestra fe sepuede medir por el nivel de nuestra confianza que, a su vez, se puede calcular deacuerdo con cuánto nos inquietan las cosas mundanas y las preocupaciones comu-nes. Parecemos decididos a planificar cada momento de nuestras vidas para asegu-rarnos de tener el control. El Evangelio nos invita a olvidarnos de manera deliberadade nosotros mismos y de nuestras pequeñas preocupaciones e inquietudes. Esto noes posible sin una intensificación infusa de los dones del Espíritu, los siete donesmás elevados, propios de la vida contemplativa/mística.

Los siglos anteriores eran menos frenéticos y menos compulsivos que el nues-tro. El siglo XIV, del gran místico alemán Johannes Tauler, fue uno de esos momen-tos menos frenéticos, ¡a pesar de que la peste negra hizo poco por mejorar la calidadde vida! Ya en esa época, Tauler notó con tristeza el problema de la actividad innece-saria, incluso aquella que es percibida como “obra del Señor”. En su homilía sobre laparábola de aquellos invitados al banquete que encontraron toda clase de excusaspara mantenerse al margen, Tauler comenta:

¿Quien podría contar la cantidad de gente que actúa de la misma manera?Todo el mundo (no hablo sólo de los laicos sino también de los obispos yreligiosos) está ocupado con sus asuntos. ¡Cuántas negociaciones y ocupa-ciones distraen y absorben permanentemente al mundo! Sería mejor morir dehambre antes que dejarnos invadir por tantas ocupaciones innecesarias.Muchos son convocados al banquete para probar el exquisito vino de la contem-

plación, pero deciden no asistir. La actividad superflua y la búsqueda de diversiónilimitada nos deja constreñidos a las ruedas de una máquina de movimiento conti-nuo, de la cual parecemos no poder desengancharnos. “Oh, almas creadas para talgrandeza y convocadas a ello –grita san Juan de la Cruz en Cántico espiritual– ¿dequé os ocupáis?” Los hombres y mujeres modernos, rodeados de infinitas posibili-dades de diversión, parecen no poder detener, o al menos aminorar, la rutina que nolos lleva a ninguna parte. Incluso en el siglo XVII, el científico y filósofo francésBlas Pascal advirtió a sus contemporáneos en su alejamiento de la realidad:

Nada es tan intolerable para el hombre como permanecer en reposoabsoluto, sin pasiones, sin ocupaciones, sin diversión. Entonces, senti-mos nuestra nada, nuestra desolación, nuestra insuficiencia, nuestradependencia, nuestra debilidad, nuestro vacío. Blas Pascal, Pensées.Si alguna vez aminoráramos la velocidad lo suficiente como para reflexionar

sobre nuestra condición y reconocer las ruinas de nuestro ser interior, tal vez reci-biríamos la gracia de cambiar nuestro sistema de valores. Éste sería un momento degracia, un momento de descenso de la misericordia, nuestro “kairos”: nuestro mo-mento de salvación. ¿Qué ocurre si estos momentos se nos pasan? ¿Qué pasa sinunca se repite un momento así?

Y yo os digo: Pedid y se os dará, buscada y encontraréis, llamada y se osabrirán. Pues quien pide recibe, quien busca encuentra, a quien llama le abren.

Lucas 11, 9-11Extraído de ¿Por qué no ser un místico?

Preocupación mortal

Hoy ciertamente se siente la urgenciade buscar el amor más que la verdad, debuscar al hombre más que los dogmas.

El papa Juan, al final de su vida, acu-sado de realizar ciertos gestos de fideli-dad al hombre, que podían ser interpreta-dos como poca fidelidad a la doctrina,respondió: “A lo que no quiero renunciares a amar”.

En el mar tempestuoso de la duda y dela inseguridad no serán los intelectuales,sino los sabios, no los teólogos, sino losjustos, los que mejor intuyan los sende-ros del mundo nuevo que evidentementeestá brotando bajo nuestros pies.

Se necesitan ojos nuevos paraverlo.

Extraído de “La última dimensión”

Por Juan Arias Por Frank X. Tuoti

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Tal vez...

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La petición de Jesús en el evangelio desan Juan fue aprovechada sobre todo enla mística. La mística griega era en granparte una mística de la unidad, preocupa-da por la experiencia de la unidad entreDios y el hombre. La suprema dignidad dela criatura humana estriba en que el hombrepuede llegar a estar unido con Dios.

Esta unión con Dios puede expresarlael hombre de distintas maneras. Puede serla unión entre dos amantes. Ésta fue des-de siempre una imagen importante paraexpresar la relación de Dios con el hom-bre. Ya el Antiguo Testamento describe aDios como el amante que trata a su pue-blo como a la amada, como a quien sedesposa con su pueblo. Desde Orígenes,numerosos Padres de la Iglesia han co-mentado el Cantar de los Cantares, quedescribe el amor entre el hombre y lamujer como un regalo de Dios, como larelación del alma con Dios. La criatura

humana es la novia, Cristo es el novio. Enel abrazo del amor, ambos se unen.

Otra manera de experimentar la unióncon Dios apunta no tanto a la colabora-ción cuanto a la experiencia de la unión,tal como siempre de nuevo nos es regala-da. Todos conocen bien la experiencia dehaberse sentido depronto total y ple-namente en sí mis-mos. Uno se en-cuentra en lo alto deuna montaña y con-templa el ampliopanorama. Estácompletamente em-belesado en mirar yse olvida de todo asu alrededor. En esemomento está totale íntimamente uni-do consigo mismo, con la naturaleza, conDios. También está en armonía con la his-toria de su vida. La experiencia de la ple-nitud implica también estar conforme con-sigo mismo. Los contrastes que hay enmí ya no desempeña ningún papel ni medesgarran. Me pertenecen, los puedo con-firmar. No estorban la unidad en mí, sinoque me dilatan. Respiro libre. Siento el en-sanchamiento interior.

Otro experimenta semejante compene-tración íntima en la meditación. Ahí, depronto, cesan los pensamientos. Está iden-tificado con su respiración.Se siente saturado de la pre-sencia de Dios. Puede pre-tender todo, querer cambiaralgo, desprenderse. Está deacuerdo consigo mismo.Una señora me contó que,desde niña, al pintar podíaolvidarse de todo. Ese olvi-darse de sí mismo, abando-narse a lo que uno está haciendo, es unaexperiencia importante de la unidad. Si meolvido de mí, si me libero de todas las pre-ocupaciones, de si lo que hago está bien o

será visto por los hombres, si estoy total-mente entregado a lo que hago, entoncesvivo la unidad conmigo mismo y, al mis-mo tiempo, conDios. En Dios sehunden todas miscontradicciones, ymi despedazamien-to será superado.

Otro experi-menta esa unidaden medio del baru-llo de la ciudad. Pa-sea por la zona pea-tonal y observa laabigarrada activi-dad. De pronto, se siente total mente ensí mismo, completamente unido con to-das esas personas que están a su alrede-dor. Tal vez sufre una experiencia análo-ga a la de Siddharta junto a HermannHesse. Él buscó la unión con Dios prime-

ro en la soledad, enla ascética y en lameditación. Perono la encontró ahí.Después se volcóen la opulencia de lavida y satisfizo to-dos sus deseos ycaprichos. Ahí sin-

tió que tampoco podía satisfacer su másprofunda nostalgia. Cuando había aban-donado su propio afán, observó solamen-te la corriente del río. Súbitamente, notóuna profunda unión con todo. Se sintióunido consigo mismo y con su desgarra-miento. Y, también, se sintió unido con

toda la masa infantil que estaba sentadaen la balsa sobre el río y que él, en otrostiempos, tanto había despreciado. La ex-periencia de la unidad abarca siempretodo: Dios, los hombres, la creación y lapropia vida, el propio cuerpo, la propiapersona y las distintas personalidades quearrastro conmigo. Después, ya no vivocomo sosia (personaje de la comedia “An-fitrión”, de Plauto. Persona muy parecidaa otra con la que puede ser confundida)o doble, sino como el yo mismo que aúnaen sí todas las personalidades parciales.

Uno de los más importantes represen-tantes de la mística de la unidad es el maes-tro Eckhart, que habla continuamente dela unidad entre Dios y el hombre, y de la

unidad de todas las cosas en Dios. «En elReino de los Cielos está todo en todos ytodo en uno y todo es nuestro» (Eckhart,

319). La condición previa para que el hom-bre pueda unirse con Dios es que se des-embarace de todas las imágenes y de to-dos los pensamientos, que en completosilencio «se abandone profundamente enDios y se una a Él como una sustancia,como un ser y como una naturaleza, y, deesta forma, comohijo de Dios» (ibíd.,320). Tan prontocomo quede unaimagen en el hom-bre, esta imagenquedará entre él yDios y le impedirállegar a la unión.«Para que puedas unirte a Dios, no debehaber nada ni ficticio ni real» (ibíd., 320).En el puro silencio, en el lugar más íntimode la quietud y del reposo que todo hom-bre lleva consigo, ahí nacerá Dios. Y don-de Dios nace en el hombre, ahí entra elhombre en el «sustrato simple» de la rea-lidad (ibíd., 179).

El maestro Eckhart usa el conceptobíblico de la sencillez en sentido positivo.El verdadero ser de Dios, en el que el hom-bre tiene parte gra-cias al nacimientode Dios en su co-razón, es uno y sim-ple. El hombre, par-tiendo de sí mismo,sólo puede entraren el fundamentosencillo de todo sersi Dios llega a na-cer en él. «Nadie toca el fondo en el almacomo sólo Dios [puede hacerlo]. La cria-tura no puede llegar al fondo del alma; tie-ne que permanecer fuera» (ibíd., 417).Mientras quede una imagen o una criatu-ra en el alma humana, no puede tener lu-gar ninguna unión entre Dios y el alma.«Pero en semejante unión verdadera radi-ca toda su beatitud». Sólo en el fondo delalma nos puede Dios tocar con su ser úni-co, sin mediación de ninguna imagen»(ibíd., 419).

En la unión con Dios radica toda lafelicidad del hombre. A esta unión sólopodemos llegar si nos liberamos de to-das las imágenes y nos hundimos en elpuro silencio que ya existe en el fondode nuestra alma. En lo mas hondo delalma «Dios es mi base y fundamento.Aquí vivo de mi espíritu, como Diosvive del suyo (ibíd., 180). En este fun-damento soy plenamente yo mismo. Ahí

ya no estoy condicionado desde fuera, nisoy zarandeado de aquí para allá. Tengo parteen la naturaleza unitaria de Dios.

Eckhart habla del uno simple, que re-

Algunas enseñanzas más del Maestro Eckhart

“Una vez dije precisamente aquí y siguesiendo verdad: Si el hombre consigue alguna

cosa desde fuera de sí, o la recibe, no estábien. No hay que comprender a Dios ni

considerarlo como algo ajeno a mí, sino comomi bien y como aquello que es en sí mismo”.

“Nuestro Señor dijo a sus discípulos:`No os he llamado siervos, sino amigos´(Jn 15,14). Quien recibe algo de otro es

siervo y quien paga es señor. Recientementepensaba si quería recibir o desear algo de

Dios. Quiero pensarlo bien, pues sirecibiera algo de Dios estaría por debajode Dios como un sirviente, y Él, al darme,

sería un Señor. Pero esto no debesucedernos así en la vida eterna”.

sulta siempre de que Dios alumbra –ha-cer nacer– a su Hijo en mi alma, y hablade la fuente interior en la que Dios mealumbra como su hijo. “En la fuente másprofunda, ahí fluye el Espíritu Santo, ahíhay una vida, un ser y una obra. Todo

cuanto Dios produce es único; por esome alumbró como su hijo sin ninguna opo-sición (ibíd., 185). En estas palabras cul-mina la mística de la unidad como la másaudaz que ha desarrollado el maestroEckhart.

Si del maestro Eckhart pasamos a lapropia experiencia, entonces es seguro quetodos hemos experimentado ya en nues-tra vida la unión y la unidad. Estas expe-riencias de la unidad, en última instancia,

no pueden describirse, porque todo que-da encerrado en esa experiencia. Ahí noexiste ningún observador que pueda veralgo, sino que el experimentador y lo ex-perimentado son uno. El espectador y elespectáculo, el tiempo y la eternidad, elcuerpo y el alma, Dios y el hombre; todoes uno. Por eso, esas experiencias de launidad no tienen por qué aparecer siem-pre revestidas con prendas piadosas. Conbastante frecuencia, tienen lugar fuera dela Iglesia. El placer de una buena comida,la degustación de un vino delicioso, bai-lar, jugar, viajar, estar tumbado en un pra-do donde nos envuelve el gorjeo de lospájaros, el olor de la hierva fresca y elperfume de las flores: en esos momentostodo es uno. Ahí todo nos parece claro.Nos sentimos agradecidos por nuestravida. Nos damos cuenta de que todo esbueno, de que somos totalmente amadospor Dios, de que nuestra vida está llenade valor y de sentido, de que merece lapena vivir.

“Alguna gente simple se imagina quedeberían ver a Dios como si estuviera allí,y ellos aquí. Pero esto no es así. Dios y yosomos uno. Por el conocimiento concibo a

Dios en mi interior; por el amor, por elcontrario penetro en Dios. El obrar y el serson, sin embargo, uno. Si el carpintero no

trabaja, la cosa no se hace. Dios y yo somosuno en el obrar; Él actúa y yo llego a ser”.

“El Padre engendra a su hijo sin cesar:Cuando el Hijo ha nacido, no recibe nada

más del Padre, pues ya lo tiene todo;pero cuando nace, recibe del Padre. Desdeesta perspectiva no debemos desear nada

de Dios, como si fuera un extraño”.

“El fuego transforma lo que se le añade,y esto añadido llega a ser de su misma

naturaleza. No es la madera la quetransforma al fuego, el más bien el fuegoquien transforma a la madera. Tambiénasí seremos transformados en Dios, para

que lo lleguemos a conocer, tal como Él es”.

“San Pablo dice: ‘Conoceremos así: yo aÉl tanto como él a mí, ni más ni menos,

sino exactamente igual’. ‘Los justosvivirán eternamente y su recompensa estájunto a Dios’: exactamente así. Que Dios

nos ayude a amar la justicia por ellamisma, y a Dios sin porqué”.

Eckhart de Hochheim (Turingia,1260 - 1328), más conocido comoMaestro Eckhart, fue undominico alemán, conocido porsu obra como teólogo y filósofoy por sus escritos. Fue maestrode teología en París, en diversosperíodos y ocupó varios cargosde gobierno en su Orden,mostrándose especialmenteeficiente en su asistenciaespiritual a la rama femeninadominica.Fue el primer teólogo de laUniversidad de París en sersometido a un proceso porsospecha de herejía.

Adentro...

Por Anselm GrünExtraído de “Incertidumbre”

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“Derecho Viejo” Página 5

A través de los siglos, generalmentese explotó al hombre que es la perfectaimagen de Dios y de tantas formas ymaneras.

Simplemente porque el supuesto ex-plotador no supo y no sabe por qué na-ció, por qué vivió y por qué vive, porqué sufre y por qué muere. De esta ma-nera su adormecido talento no es cues-tionado y mucho menos, reprobado. Estapersona no vive, sino que vegeta. Otrassemejantes no lo cuestionan, más vale loimitan y si pudieran serían peores quelos cuestionados. Esta es la realidad delmundo en términos generales, y cadaquien con su filosofía, a ver quién mejorexpone su mercancía.

Tanto han visto que es fácil arriar ala gente sin una verdadera convicción, yen la gran mayoría esta gente arriada,sin una convicción si se le invierta lo quellaman suerte: “suerte” será peor.

Se diría: no es todo así, también huboy hay emprendedores honestos y teme-rosos de Dios, reconociéndolo como real-mente “El es”, y utilizan el corazón queél mismo le guía a una relación más ínti-ma con el Creador.

Se podría objetar que los que utiliza-ron esa filosofía terminaron por desapa-recer, o en la miseria. No es verdad, tan-to si miramos el viejo testamento comoel nuevo y vemos que hubo en amboscreyentes que están marcados en la his-toria, tanto lejana como no tan lejana. Men-cionarlos sería muy largo y de poco inte-rés para ellos en nuestros días.

En cambio el creyente verdadero tra-baja, dialoga, camina, piensa, ama y me-dita sobre este amor que nos pone a prue-ba, pero que no abandona jamás. Sim-plemente porque “él” no puede abando-

nar a los que lo reconocieron como es.Su existencia no tiene principio y tam-

poco fin, sino que es eterno y nadie pue-de explicar con palabras este misterio, nicon gramática humana, pero por fe has-ta lo sentimos e intuimos su presenciaen cada meditación.Por supuesto que elque no intenta desviarnos, y en los tibioslo logra; pero jamás ganará la guerra consus engaños, aunque logre sí ganar ba-tallas. Se objetaría: ¿y quién puede so-portar tales presiones? Todos los que per-severan en las justas palabras que dicenuestro Señor Jesucristo. Se dirá: ¿y sila persona no lo conoce o no tuvo acce-so a esa magna filosofía? El Creador nobusca ventajas sino corazones ardientespor la verdad. Él sabe de nuestras limita-ciones y conoce nuestras fuerzas. Poreso nuestro Señor Jesucristo nos dice:“No teman, yo he vencido al mundo”.

José, el penúltimo hijo de Jacob, todolo hizo como para Dios, Desde muy jo-vencito, a tal punto que sus hermanos sepusieron celosos; y en cierto modo ha-bían planeado matarlo; pero uno de ellos,Rubén, intercedió por él y decidieron ven-derlo a una caravana de ismaelitas que lollevaron a Egipto. Allí siguió trabajando,siempre convencido de hacerlo comopara Dios. En la casa donde trabajaba seganó la confianza, que luego le costó sinembargo, la cárcel. Estando en la cárceltampoco dudó de Dios y que todo se cum-pliría, porque él no había dudado. Por esaperseverancia llegó a ser administrador delfaraón hasta el fin de su vida. “Si todo loque hacemos, lo hacemos para Dios, nues-tra vida será semejante a la de José”.

Por Mario Lombardi, miembro de losApóstoles de la Palabra, Taco Pozo, Chaco

Cuando trabajamos, hagámoslo como para Dios

CARTA DE LECTORES

Desde Taco Pozo (Chaco), nos escriben

Romano Guardini siempre tiene magníficas ideas sobrela Providencia.

Por ejemplo, que la voluntad de Dios no es un “destino”al que someterse, sino un acto creativo en nuestra vida queproduce algo absolutamente nuevo (o, de no hacerlo), algohasta ahora no previsto por las leyes y las normas estable-cidas. Nuestra cooperación (buscando primero el Reino deDios) consiste no sólo en conformarnos a leyes, sino enabrir nuestra voluntad a ese acto creativo, que debe serretomado en y por nosotros..., por voluntad de Dios.

Éste es mi gran objetivo: dejar todo lo demás de lado.No quiero limitarme a crear para mí y por mí mismo unanueva vida y un nuevo mundo, sino que quiero que Dioslos cree en y a través de mí. Esto es central y fundamental,y así nunca se puede ser un mero comunista marxista.

Debo llevar una nueva vida, y un nuevo mundo debe advenir a ser. Pero nomediante mis planes ni mi agitación. Agosto de 1958.

Debo llevar una nueva vida

Por Thomas Merton ocso (1915-1968)

Hagamos lo que hagamos, queremosalgo a cambio. En esta vida somos co-merciantes. Y, por tanto, para comerciardebemos ajustarnos a las leyes de la com-praventa. En el comercio hay malos tiem-pos y buenos tiempos; hay subidas y ba-jadas de precios, así que tenemos quesaber que los golpes llegarán inevitable-mente. Sin embargo, estos golpes no lle-gan por lo que damos, sino por lo queesperamos. No obtenemos miseria de nues-tro amor por amar, sino por desear amor acambio. Cuando no hay deseo no hay mi-seria. Los deseos egoístas son la fuente denuestra miseria. Estos deseos, limitados porlas leyes del éxito y el fracaso, conllevansufrimiento inevitablemente.

Entonces, el gran secreto del verda-dero éxito éste: quien no pide nada a cam-bio, quien es perfectamente altruista,quien da, es la persona más feliz y la quetiene más éxito.

Aprende a dar lo que tengas para darsin expectativas ni exigencias, y volveráa ti multiplicado. Pero cuando lo des nopienses en eso; no debes poner la aten-ción ahí. Tú tienes la capacidad de dar,así que da y punto. Aprende que la ley dela vida es dar. La naturaleza te obligará adar, así que da libremente. Antes o des-pués, tendrás que dar todo lo que posees.

Venimos a esta vida con las manos

apretadas, deseando juntar y acumular.Pero la naturaleza nos pone una manoen la garganta y nos abre las manos. Loquieras o no, tendrás que dar. En cuan-to digas «no lo haré», recibirás un gol-pe que haga daño. A largo plazo, todosnos veremos obligados a abandonar to-das nuestras posesiones, y cuanto másluchemos contra esta ley, más misera-bles nos sentiremos. La única razón denuestra miseria es que no nos atreve-mos a dar libremente, pues no tenemosla suficiente disposición a acceder a estagran exigencia de la naturaleza.

Por tanto, aprende a dar alegremen-te, sin esperar nada a cambio; comoconsecuencia, cuanto más des, más re-cibirás. Cuanto antes vacíes el aire deesta habitación, más rápido se llenarádel aire externo. Pero si cierras todaslas puertas y ventanas, lo que está den-tro permanecerá, lo que está fuera noentrará jamás, y lo de adentro se estan-cará, degenerará y se envenenará. Losríos se vacían continuamente en el océa-no y se llenan constantemente. No blo-quees la salida al océano. En cuanto lohagas, la muerte te atrapará. Por tanto,no te conviertas en tomador. Cada nue-vo día, renueva tu determinación de serel dador.

La ley de la vida es dar

Taller sobre Mitología Griega:“El mito de Hércules”

A cargo del Profesor Licenciado Federico Guerra

SÁBADO 1º DE SEPTIEMBRE, DE 17 A 19 HORASLIBRES Y GRATUITOS

Almafuerte 2682, Castelar4627-8486

SOBICAÍN (Sociedad Bíblica Católica Internacional)Te invitan a las conferencias «Dos enigmas de la Biblia»

Fundación para el diálogo entre la Ciencia y la Fewww.fundaciondialogo.org.ar Santiago del Estero

Fecha: 14 y 15 de septiembre - Hora: de 19 a 21Lugar: Editorial San Pablo.

Dirección: Riobamba 230, ciudad de Bs. As.Para informes: Teléfono: (011) 5555-2447 / 48

A cargo del teólogo y biblista Dr. Ariel Alvarez Valdés

y

Ocurre

El flujo de los acontecimientosLa vida avanza inexorablemente hacia la crisis y el misterio.No hay que preocuparse enseguida por declarar definitivamente lo que es verda-

dero y lo que es falso. No es que lo verdadero y lo falso no importen sino que siquiere a cada instante captar la verdad total y perfecta de una situación, en particularde una situación concreta y limitada en historia o en política, únicamente se engañay se ciega uno mismo. Tales juicios sólo rara y momentáneamente son posibles, yalgunas veces, cuando pensamos que vemos qué es lo que tiene más sentido, resultatener muy escaso sentido.

Así que es posible que el momento de mi muerte pueda, desde un punto de vistahumano y “económico”, carecer completamente de sentido.

Entretanto, no tengo que detener el flujo de los acontecimientos a fin de com-prenderlos. Al contrario, debo moverme con ellos o, de lo contrario, lo que piensoque comprendo no será más que una imagen en mi mente.

Por lo tanto, flujo de acontecimientos: Terry Phillips quitando a golpes con unabarra la escayola de las paredes de la habitación de la antigua casa de invitadosdonde, hace veinte años, vine por primera vez a hacer un retiro aquella noche deCuaresma iluminada por la luna. Terry –el más joven de nuestros postulantes– nisiquiera había nacido. Agosto de 1961

Por Swami Vivekananda

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Charles Burden poseía un perro galgo de caza llamado Old Drum (viejo barril) en1870, que cruelmente fue asesinado por su vecino Leonidas Hornsby; un granjero quedías a tras había mencionado la intensión de matar a cualquier perro que se acercara asu propiedad.

El hecho no fue un acto por defensa propia, y lo llevó a juicio solicitando unaindemnización de 150 USD, el monto máximo exigido para esa clase de delitos.

George Grahm Vest, abogado y político, fue la persona designada por Charles Burdenpara iniciar el juicio ya que además de sus conocimientos y preparación existía en él unentrañable amor hacia los perros a quienes los consideraban como sus mejores amigos,por lo que prometió que si no ganaba el juicio se disculparía con cada perro de Missouri.

Mediante el juicio se expusieron testimonios de ambas partes para persuadir la deci-sión del jurado, pero el abogado Vest, mediante un discurso ético y moral puso demanifiesto el amor incondicional de unperro hacia una raza humana egoísta.

El discurso original completo seextravío pero quedó el extracto quetodavía se mantiene y dice así: «Ca-balleros del Jurado. El mejor amigoque un hombre pueda tener, podrávolverse en su contra y convertirseen su enemigo. Su propio hijo o hija,a quienes crió con amor y atencionesinfinitas, pueden demostrarle ingratitud.

Aquellos que están más cerca de nuestrocorazón, aquellos a quienes confiamos nues-tra felicidad y buen nombre, pueden conver-tirse en traidores.

El dinero que un hombre pueda tener tam-bién podrá perderlo, se volará en el momentoque más lo necesite. La reputación de un hom-bre quedará sacrificada por un momento delocura o debilidad. Las personas están dispues-tas a caer de rodillas para honrar nuestros éxi-tos, serán los que arrojen la primera piedra, cuan-do el fracaso coloque nubes sobre nuestro porve-nir. El único, absoluto y mejor amigo que tiene elhombre en este mundo egoísta, el único que no lo vaa traicionar o negar, es su PERRO.

Caballeros del jurado, el perro de un hombre está asu lado en la prosperidad y en la pobreza, en la salud yen la enfermedad. Dormirá en el frío piso donde soplael viento y cae la nieve, sólo para estar junto a su amo.

Besará la mano que no tenga comida para ofrecerle,lamerá las heridas y amarguras que produce el enfrentamiento con el áspero mundo.

Si la desgracia deja a su amo sin hogar y amigos, el confiado perro solo pide elprivilegio de acompañar a su amo para defenderlo contra todos sus enemigos.Y cuando llega el último acto, y la muerte hace su aparición y el cuerpo es enterrado enla fría tierra, no importa que todos los amigos hayan partido. Allí junto a la tumba, sequedará el noble animal, su cabeza entre sus patas, los ojos tristes pero abiertos yalertas, noble y sincero, más allá de la muerte».

Al terminar su discurso el Dr. Vest, reinó en la sala un profundo silencio y emociónentre los miembros del jurado y el público en general.

La decisión unánime del jurado fue en contra de Leonidas Hornsby, quién tuvo quepagar una multa de 550 USD superior a lo permitido por la ley y la frase “El perro es elmejor amigo del hombre” se popularizo hasta nuestros días.

Vest consiguió ganar el caso e incluso se hizo una estatua del perro, que se encuen-tra frente a la corte de Warrensburg, Missouri que nos recuerda este hecho.

Hemos escuchado caso de perros que atacan a los seres humanos y todo el peso dela ley cae sobre los animales, pero por qué no pensar que el responsable es su propioamo que no supo adiestrar y darle el amor que necesitaba para formarse.

–Te veo jadeante Garufa, ¿te pasa algo?Garufa me contesta: –tuve un sueño

insólito, y a su vez maravilloso. Soñé queDios bajaba a la tierra y lo hacia acá enArgentina. Con una túnica blanca, se loveía como a una persona mayor pero conrasgos lozanos, con barba tupida entre-cana, y de mirada penetrante y alegre, susojos al contemplarlos reflejaban un amorque no te lo puedo describir con palabras,porque las mismas no expresarían la gran-deza que ví.

–Che Garufa que interesante. Aunquesea un sueño, la fantasía de tu relato meimagino que algo me va a dejar de ense-ñanza.

–Mirá –dice Garufa–, todavía estoy“shoqueado”, pero lo que más me llamóla atención es que sobre su túnica teníapuesto una camiseta de Boca.

–¡Ah no, Garufa!, a Dios con la cami-seta de Boca no lo veo. Es incomprensi-ble, es una falta de respeto.

–No te apures, no prejuzgues. Esta-mos hablando de Dios, para él todo esposible, y lo que hace lo realiza por unarazón que el ser humano no logra enten-derlo. ¿Te acordás del hombre atornilla-do que te explique hace un tiempo? Bue-no a continuación te cuento lo sucedido

–Dios se instalo en la Plaza de Mayojusto a lado de la pirámide, que como tedije es el obelisco, la gente empezó a tupirla plaza, y no faltaban los cartelones deidentificación de los sectores a que perte-necía cada grupo, por ejemplo, uno gran-de de Moyano que decía son es el primerconductor, otro de Marcelo Tinelli queinvitaba a Dios para bailar en su progra-ma de 2013, mas allá Felipe Pigna subidoen una palmera le pedía a Dios un repor-taje para escribir la historia de su vida.Montado un poco incómodo con SanMartín, estaba Pacho O'Donnell con uncartel que decía VIVA LA REVISION, loshinchas de Boca gritaban desaforadamentecon la mano del Supremo “seremos cam-peones otra vez”, me llamó la atención quela catedral estaba pintada de color azul yoro, no vaya a ser que por culpa del obis-pado el Tata se enoje y le tire la oreja alpapa, entonces por las dudas vamos aquedar bien, Macri desde la ventana de suresidencia frente a la plaza lo declarabaciudadano ilustre y Doctor Honoris causaetc., etc., la casa de gobierno el frenteeste, ya lo habían pintado de azul, peroera como un trabajo que había quedadoinconcluso, como si alguien lo hubieseinterrumpido, y al observar en la planta

La Página de Panchita von Gerbererg(Perrodista canina)

He nacido para ladrar

No loabandones;él nuncalo haría

Garufa y la venida de Dios

«El perro es el mejoramigo del hombre»

* Un cachorrito nace ciego, sordo y sin dientes.

* La primera criatura viviente en ser enviada al espacio fue la perra Laika (URSS-3/11/1957).

* En la antigua China la gente se colocaba pequeños perros entre las mangas de lasvestimentas para mantenerse caliente.

* Letreros indicando «Cuidado con el Perro»se han encontrado en las antiguas ciudadesde Roma.

Fiona Ethel Rottjer,columnista invitada

Curiosidades

superior timorata detrás de una cortinaestaba Cristina un poco asustada, ya queel personal estaba en la plaza, en su totali-dad, sin comunicación, porque ni los celu-lares respondían, tenía que aplicar algunaley pero estaba sola y no podría resolversola, ya la ley de terrorismo no la podríaaplicar porque Dios no hablaba, tampoco laley de prensa porque este no escribía.

Dios estaba parado al lado de la pirá-mide, observaba a la gente con miradadulce y amigable con una sonrisa com-pradora, a su alrededor la gente gritaba yvociferaba.

Luego levantó la mano y todos hicie-ron silencio a la vez, que me llamo la aten-ción con que rapidez cumplen las órde-nes de Dios.

Este al levantar la mano llama su ladoa dos niños, uno con la camiseta de Bocay el otro con la de River, Dios apoyó lasmanos en ambas cabezas de los niños, ylo sorprendente fue que de los colores dela camiseta de Boca –el azul y amarillo–da el verde, y del que tenía la camiseta deRiver –blanco y rojo– nace el rosa.

Una luz luminosa y potente que trans-formó el azul y amarillo en verde. Y el rojoy blanco en rosa, un silencio expectanteen la plaza, los ojos abierto para no per-derse detalles del acontecimiento o mila-gro o lo que fuese, entonces un color verdey rosado comenzó a expandirse por todala plaza, la gente no sabía de los poderesde Dios, el verde y el rosa son los coloresdel cuarto chakra, el cardíaco, que es elchakra del amor es donde se compren-de y de donde se da.

Se está dando y efectuado la transmu-tación colectiva, a la gente se la veía con-tenta a medida que iban recibiendo su do-sis, Cristina seguía mirando sin entenderya que estaba lejos, pero la irradiación deDios llega a todas partes, y Tinelli se com-prometía en el 2013 hacer dos ciclos deprogramas educativos y didáctico, PachoO'Donnell gritaba que revisionismo lo hagaotro, del balcón de la casa de gobiernoCristina decía voy a mandar al congresouna ley donde esté contemplado el amor.

Garufa se despertó saltando con estesueño, que raro y hermoso a la vez, estoyalegre me decía.

Yo pregunté –Garufa no será que estesueño es premonitorio, no te olvides queel mes que viene la profecía Maya, mirasi de verdad baja Dios en serio no creo esdemasiado fantasioso. Pero ¿y si por ca-sualidad ocurre?

Coco Gómez

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Contaban los aguerridos pueblos delnorte de Europa que una noche, no mu-cho tiempo después de la creación delUniverso, una adivina cuyo nombre seha perdido tuvo un sueño muy curio-so: soñó con un gigantesco fresnorodeado de blancas nubes, tanenorme que abarcaba todo el uni-verso. En ese fresno la adivina pudover nueve mundos que conteníana todos los pueblos y criaturas queexistían, y sus ramas se abrían alos cielos eternos.

Este árbol fue bautizadoYggdrasil, y tenía sólo tres raíces:

La primera estaba en la fuentede Hvergelmir, en las inhóspitas tie-rras de Nifleheim, el infierno de hie-lo. En esta región infestada de ser-pientes vivía el dragón Nidhogg,que día tras día roía maliciosamen-te la raíz de Yggdrasil.

La segunda raíz llegaba al fa-moso pozo de Mimir, en la tierrade los gigantes, Jotunheim. Se de-cía que Mimir, el gigante que custodia-ba el pozo, era el ser más sabio del uni-verso, ya que bebía diariamente del aguadonde descansaba la raíz de Yggdrasil.

La tercera raíz descansaba en lamismísima ciudad de los dioses, Asgard,en un pozo custodiado por tres espíritusfemeninos, las Nornas. Ellas eran las en-cargadas de tejer los destinos de los hom-bres. Se cuenta que cuando las Nornastomaban agua del pozo, las gotas que

Los nórdicos identificaron al Orden Cósmico con una figura muy cotidia-na: un árbol.

Todas las regiones horizontales pertenecen sin saberlo a esta únicaregión vertical; de la misma manera que todas las vidas perdidas en eltiempo participan de la eternidad.

El orden del cosmos simboliza el orden de la vida del hombre. No escasualidad que el árbol sea descripto como un fresno, una especie deárbol dioica, vale decir, que posee ambos sexos: lo masculino y femeninoco-habitan en el mismo ser.

Las tres raíces simbolizan las tres fuentes de energía principales delhombre:

El dragón que roe la raíz del cosmos es el símbolo de lo oscuro y repri-mido en el hombre: son las energías puestas al servicio exclusivo del pro-pio ego.

La segunda raíz en el pozo de Mimir simboliza la sabiduría primordialque podemos encontrar en todas partes de la Creación (¿Quién le enseñóa una flor a florecer, al sol a brillar, o al hombre a conocerse?).

La tercera raíz en Asgard simboliza al Destino. Las tres Nornas, llama-das Urd, Verdandi y Skuld, simbolizan el pasado, presente y futuro (al igualque las tres Moiras de la mitología griega, o las tres doncellas en el crucedel camino en las leyendas medievales) que configuran las vidas de todoslos seres que vivimos en el tronco de Yggdrasil. A su vez, el águila queobserva de lo alto es una clara alusión a la vida espiritual (en muchasmitologías, los seres alados generalmente simbolizan las fuerzas de lo ce-leste, de la parte del hombre que lo acerca a lo divino).

La ardilla que sube y baja enemistando a lo espiritual y a lo terrenalpuede entenderse como nuestra propia atención, que jamás se queda quieta

caían iban directo a Midgard, la tierra delos hombres, en forma de lluvia, alimen-

tando así la vida de los mortales.En la copa de Yggdrasil había una ma-

jestuosa águila, que observaba siempre des-de lo alto todo lo que sucedía en los nuevemundos. Odín, padre y rey de los dioses,se había hecho amigo de esta águila, que lecontaba todo aquello que los ojos del diosrey no alcanzaban a ver.

Una ardilla, Ratatosk, subía y bajabapor Yggdrasil todo el tiempo, sembrandoel odio entre el águila de las alturas y eldragón de las profundidades. Escondidasen el corazón del árbol universal estabanlas semillas del futuro, a salvo fuera delalcance de dioses, de los monstruos, y delos hombres.

Yggdrasil, el árbol del universo

Escribe:Federico Guerra

Desde lejos nos enseñan

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“Derecho Viejo”Página 8

Un periódico para poder no pensar

“DERECHO VIEJO”Lejos del mundo. Cerca de los hombres

“GLORIA DEI, HOMO VIVENS” (LA GLORIA DE DIOS ES EL HOMBRE VIVIENTE)

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ESTIRPE NACIONALMensaje de Derecho Viejo

“Derecho Viejo”(lejos del mundo, cerca de los hombres)

Abandonar al yo es un falso problema. Consciencia crística es darnos cuentade que no existe ningún “yo” separado. “No hago nada por mí mismo... ”

“Yo y mi Padre somos uno”. “Quien me ve a mí, ve al Padre”.

Descubrir el placerde estar en Dios

y descubrir el dolorintenso de estarausente de Él.

Desapegarnos del frutodel trabajo y desus resultados.

No buscar ningunarecompensa ni aquí

ni en el más allá.

No pongan ninguna imagen entre el intelecto y el Señor mientras practican laOración de Jesús. Las palabras pronunciadas son sólo una ayuda, no son lo esen-cial. Lo principal es permanecer en presencia de Dios con el intelecto en el corazón.Esto, y no las palabras, constituye la oración espiritual. Las palabras no son nadamás ni nada menos que lo que son en las otras oraciones. Lo que importa es caminarante Dios, es decir, vivir estando siempre plenamente consciente de que Dios estáen todas las cosas, teniendo la constante certeza de que Dios ve todo lo que hay enustedes y los conoce mejor de lo que se conocen ustedes mismos. Esta certeza deque Dios mira su ser interior no debe acompañarse de ninguna imagen visual, sinoser sólo una simple convicción o un sentimiento. Aquél que se encuentra en unahabitación calefaccionada siente el calor que lo envuelve y lo penetra. La presenciaenvolvente y penetrante de Dios debe producir el mismo efecto sobre nuestra natu-raleza espiritual, pues Él es el hogar de donde tomamos el ser.

Las palabras «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí», son sólo elinstrumento y no la esencia de la oración; pero son un instrumento muy poderoso ymuy eficaz, pues el nombre de nuestro Señor Jesucristo es temible para los enemi-gos de nuestra salvación, y es una bendición para todos aquellos que la buscan. Noolvidemos que esta práctica es simple y no admite ninguna construcción imaginati-va. En todas las circunstancias, imploren a Dios, nuestro más puro Soberano, alángel guardián y les enseñará todas las cosas, ya sea por sí mismo o por los otros.

Teófano el Recluso, sacerdote ortodoxo ruso (1815-1894)

Eviten las representaciones imaginativas

Imágenes e ilusionesPara no caer en la ilusión mientras practican la oración interior, no permitan

ninguna representación, ni imagen, ni ilusión. En efecto, la imaginación no cesa devagabundear de aquí para allá, y sus fantasías no se detienen jamás, incluso cuandoel intelecto permanece en el corazón y recita la oración y nadie puede gobernarla,excepto aquellos que alcanzaron la perfección, a través de la gracia del EspírituSanto, y que obtuvieron de Jesucristo la estabilidad del intelecto.

Nil Sorsky, monje ruso (1433-1508)

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Acepten de mí esta pequeña historia.Un escritor pasa años de vida dedicado aelaborar una obra. Las deudas se le acu-mulan, su familia no vive como él desea-ría, y lo que es peor, su último trabajo hasido sucesivamente rechazado por variaseditoriales, las que sugieren cambios deforma o enfoques distintos a los que élelaborara. Agobiado por lo que consideraun rotundo fracaso, sale al jardín de sucasa a tomar aire. Entonces oye a su pe-queño hijo conversar con un amiguito.Hablan de sus respectivos padres, y detoda la pequeña charla, al escritor le que-dan marcadas a fuego tres palabras: «mipapá escribe». ¿Son las tres palabras laque lo impactan? No. Es el orgullo conque el niño lo dice. Entonces el padreintuye que allí está lo importante. Su hijono habla, no puede hablar, de logros,anticipos, premios, ediciones. Pero hablade lo que importa en realidad, más allá de

las eventuales consecuencias.¿Cuántos paralelos a esta historia po-

demos encontrar en nuestras vidas?Un amargo sabor se produce en el alma

cuando nos sentimos frustrados en nues-tras intenciones. Habíamos puesto tantasesperanzas, tanta confianza en que lascosas iban a resultar bien que la decep-ción que nos invade nos abruma, nos de-prime, a veces hasta límites inesperados.

Evidentemente no estamos preparadospara perder, para que las cosas fuesencomo no la esperábamos. La experienciafrustrante quiebra nuestros puntos habi-tuales de certidumbre y nos deja desaso-segados. No podemos comprender porqué ha sucedido algo así cuando todo eraprevisible de un buen resultado.

Qué decir cuando la frustración se hacefracaso, cuando la amargura de lo inespe-rado se hace derrota. Allí el dolor se hacecasi insoportable. Lloramos con lágrimas

o no, pero la experiencia abruma, nos dejainvadidos por una profunda desolación,una gran tristeza acompañada de impo-tencia y muchas veces sorda rabia.

Enfrentarnos con la frustración, conel fracaso es una de las grandes pruebasdel alma. La derrota conmueve nuestroscimientos, aquellos que nos daban seguri-dad, certidumbre de nuestro destino, es-peranza en lo que hacíamos. Ser tocadoen lo más profundo de uno produce reac-ciones que hay que saber cómo manejar.

Lo primero es la depresión. Es inevita-ble. Negarla es caer en contradicción conuno mismo. Nadie puede ser indiferente asu propio fracaso y al dolor que él produ-ce. Si se acepta, al cabo de un tiempo pasa,dejando una inevitable cicatriz que siem-pre nos acompañará.

El trabajo del alma es qué hacer conesta experiencia más allá del dolor sufri-do. No es fácil la respuesta, porque cadaser tiene un modo de vivir tan particularque generalizar es imposible. Sin embar-go algunas consideraciones se puedenhacer que permitan que lo ocurrido no seasólo algo penoso de recordar. La frustra-ción, al igual que el fracaso, ocurren siem-pre. Nadie puede evitarlos. Si es así, ¿porqué resulta tan difícil aceptarlos?

Por la ilusión de que a pesar de lo ob-vio de este hecho nuestra ingenuidad noslleva a que lo neguemos.

Este tonto juego debe terminar si esque deseamos crecer como humanos.Existe un momento en nuestra vida en que

debemos aceptar lo relativo de los resul-tados de nuestros actos y tolerar que nosiempre sean como los deseamos. Cuan-do podemos adoptar esta actitud comen-zamos a ser más libres de los frutos deellos, menos atados a los triunfos y lasderrotas. Es poder ir más lejos de lo apa-rente y penetrar en el significado profun-do de nuestra intención.

Descubrir que lo importante es nues-tra auténtica intimidad, aquella que nosmueve a realizar lo que hacemos y no loque obtenemos. Eso depende de tantosfactores que el producto es aleatorio: éxi-to, fracaso, alegría, tristeza. Así hasta loinfinito. El permanente juego de los paresde opuestos que se hacen más notablescuando el dolor acompaña al aparente fin.

De allí el importante trabajo de no de-jarse atrapar en las mallas de las frustra-ciones, de los fracasos. No sufrir más delo necesario por lo que cada tanto nosocurrirá, y captar el significado intrínse-co de lo que nos mueve a realizar el acto.Salgamos al jardín también nosotros y le-jos del circunstancial encierro del fraca-so, escuchemos la cándida voz de lo queimporta.

Los resultados perderán su importan-cia y sólo perdurará la intención que losanima.

Extraído de “A partir de hoy”

Por Mauricio Gidekel

Frustración y fracaso: ocurren siempre