Un profesor propone a sus alumnos un juego como examen ......Nada más oírse el timbre que daba por...
Transcript of Un profesor propone a sus alumnos un juego como examen ......Nada más oírse el timbre que daba por...
Unprofesorproponeasusalumnosunjuegocomoexamenparaaprobarlasmatemáticas. El viernes por la tarde, el profesor muere, pero, antes defallecer, comenta a sus alumnos que el sobre que hay en su bolsillo lesindicarácómobuscarasuasesino.Nodebenfallarle…
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JordiSierraiFabra
Elasesinatodelprofesordematemáticas
ePUBv.1.1Huygens22.06.12
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Títulooriginal:ElasesinatodelprofesordematemáticasJordiSierraiFabra,Octubre2000Ilustraciones:PabloNúñez
Editororiginal:Huygens(v1.0av1.1)ePubbasev2.0
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¿Suspendeslasmates?¿Seteatraviesanlosproblemas?Másaún(aunquesuenefuerte),¿ODIASlasmates?
Vale,nocontestes,noesnecesario.Yo,atuedad,tambiénlopasabafrancamentemalconesodel2y2.Porque,aver,¿son4ó22,eh?
Loquepasaesqueahoraentiendoquetodo,todo,hastalasmates,puedeserunjuegositelotomascomotal,sinelagobiodelosaprobadosylanecesidaddepasarcursoytenercontentosatuspadres.¡Lástimaquenolodescubrieraantes,atuedad!Asesinaralprofedematesnosirvedenada.Ponenaotroensulugaryyaestá.
Peroestelibroesunjuego,undivertimento,estáhechoparaqueterias(ysufrasunpoquitoconelmisterio)ydepasopuedequetehagamirarconmejoresojoslasmates.Siaceptasunconsejo,trataderesolverlosproblemasamedidaquelosvayasleyendo,nopaseslaspáginassinmás.Teencantaráserelcuartoelementojuntoalostresprotagonistasdelahistoria.
Ycuandoacabes,dáseloatuprofesordematemáticas.Sitienesentidodelhumor,tantodaráquesea«unduro»o«unblando»,seguroquesereiráy,alomejor,adoptalosmétodosdelinsólitoprofedeestanovela.
Salud,camarada.
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Capítulo(√169–√144)
1
Nadamásoírseeltimbrequedabaporfinalizadalaclase,éllesdijo:—Adela,Luc,Nico,quedaosunmomento,porfavor.Lostresaludidosabrieronprimerolosojosydespuéssemiraronentresí.Elque
menos,seaplastóenelasientocomosiacabasendepegarloconcoladeimpacto.Elresto de los alumnos se evaporó en cuestión de segundos. Algunos les lanzaronmiradasdeánimoysolidaridad,otrosdesocarronaburla.
—Apringar—susurróunodelosmáscargantes.Adela,LucyNico sequedaron solos.SolosconFelipeRomero, elprofesorde
matemáticas.ElFepeparalosamigos,ademásdelprofeoeldemates,queeracomoselellamabacomúnmente.
El maestro no se puso en pie de inmediato ni empezó a hablarles en seguida.Continuó sentado estudiando algo con atención.El silencio sehizoomnipresente amedidaquetranscurríaeltiempo.Másalládeellos,traslasventanas,laalgaradaquehacíanlosqueyaestabanenelpatiosubíaenespiralhastadondeseencontraban.
Adelaseremovióinquieta.Susillagimiódeformaleve.Erauna chica alta y espigada, deojosvivos, cabello largohasta lamitadde la
espalda,ropainformalcomoladelamayoríadeloschicosychicas.Supreocupaciónnoeramenorqueladelosotrosdos.Volvieronamirarse.Lucarqueólascejas.Nicopuso cara de circunstancias. El primero era elmás alto de los tres, rostro lleno depecas, sonrisamuy expresiva, delgado como un sarmiento. El segundo era todo locontrario: bajo y un poco redondo, cabello bastante largo, mirada penetrante.Curiosamente,lostreseranamigos.
Siempreandabanmetidosjuntosentodosloslíos,buenosymalos.FelipeRomeroporfindejólahojadepapelqueestabaleyendoylosatravesócon
sumiradamáspenetrante.—Bueno—suspiró.Esofuetodo.Siguiólamirada.PrimeroendirecciónaAdela.Luegoendirección
a Luc. Por último en dirección a Nico. No era mal profe. Lástima que diera…matemáticas.ElFepeeraelúnicoquelesllamabaporsusnombresdepila,noporelapellido. Y el único que aceptaba lo de Luc en lugar de Lucas en atención a queLucaseraunfandeStarWars.OtrospreferíanapodarleelSkywalker,peroenplanburlón.
—¿Quévoyahacerconvosotros?—preguntóenvozalta.—¿Quétaldejarnosiralpatio?—propusoNico.Elprofesorignoróelcomentario.
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—Sabéisporquéoshehechoquedaros,¿verdad?—Tenemosunavagaidea—reconocióAdela.—Soislostresúnicosdelaclasequevaisasuspenderlaasignatura.—Puesvayanoticia—bajólacabezaLuc.—¿Ynoosdarabia?—Rabiasí,claro.—Nolohacemosaposta.—¿Quéquierequehagamos?Lostreshablaronalmismotiempo.—¿Yosresignáis?—seextrañóFelipeRomero.—No—dijoAdela.—Perosinonosentra…,nonosentra—manifestóNico.—Yalointentamos,ya—aseguróLuc.—Vamos, chicos, vamos—el profesor acabó poniéndose en pie—. No puedo
creerlo.Sifueraistontosonodieraismásdesí,loentendería,perovosotrostres…Hevistovuestrasotrasnotas,¡ytodassonbastantebuenasporlogeneral!¿Qué
ospasaconlasmatemáticas?¿Quenoosentran?¡Tonterías!Leshabéiscogidomaníayyaestá.¡Lasodiáis!Deacuerdo,odiadlassiqueréis,peronomedigáisquenolasentendéis.Esunacuestiónmental.¡Osnegáisaentenderlas,quenoeslomismo!
—Quenoestanfácil,profe—dijoLuccondolor.—Síloes,Luc,ylosabestúcomolosabeAdelaylosabeNico.Todoestáaquí
—setocólafrenteconeldedoíndicedelamanoderecha—.Siquisierais,podríais,perooslimitáisadecirquenoosentran,quenoeslovuestro,quesipatatínyquesipatatán,yyaestá.
—¿Ustedcreequenoqueremosaprobarcomosea?—exclamóNico.—¿Sabelabroncaquemeecharánmispadres?—seestremecióAdela.—¿Yelveranoquemeharánpasar losmíos,conprofesparticularesy todoese
rollo?—gimióLuc.—¡Puesevitadlo!—gritóFelipeRomero.Pegaronsendosbrincosenlosasientos.—Chicos,chicos,¡chicos!—elmaestroseacercóalostresysesentóencimade
un pupitre—. Las matemáticas son esenciales. Después de la lengua, lo másimportante.Yqueconstequesoyde lospocosprofesdematesque reconoceneso,porque lamayoría os dirá que lo principal son lasmatemáticas.Yopienso que sinsaber leerni escribirprimerodecentemente,nohaymatemáticaquevalga.Perodaigual:sonesenciales.Osayudanapensar,aracionalizarlascosas,atenerdisciplinamental.¿Vosotrosleéis?
—Sí—dijoAdela—.Yome trago todas lasnovelaspoliciacasquepillo,ycasisiempreadivinoquiéneselasesinoantesdelfinal.
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—Yosoyfandelacienciaficciónylafantasía—lerecordóLuc—.Meleotodaslashistoriasqueencuentro.
—Ylomíosonloscómics—quisodejarlobiensentadoNico—.Aunquetambiénsoybastantebuenoconlosvideojuegos.
—¡Pues lasmatemáticas son como todo eso!—insistió FelipeRomero—.Unabuena novela policiaca va dando pistas, como un problema demates, y llega a unúnicofinalposible:elculpable.Ylomismopasaconlacienciaficciónynodigamoslosvideojuegos.Situmenteescapazdetrabajaralavelocidadnecesariaparallegaralfinaldeunvideojuego,esqueestáscapacitadopararesolvercualquierproblemadematemáticas.
—Noeslomismo—negóNico.—¡Osasesinaría!—levantó lasmanosalcielo—. ¡Peromiraquesois tozudos!,
¿eh?¿Yvuestroorgullo?Nodijeronnada.—¿No os importa ser los tres únicos que suspendáismatemáticas?—siguió el
profesortratandodeprovocarles.Siguióelsilencio.—¿Sabéisquepuedenecharmeporeso?—soltódeprontoFelipeRomero.—¿Porqué?—Porsermalprofesor.—Andaya.—Que sí —insistió él—. Estoy en la cuerda floja. El director dice que mis
métodosnoson…ortodoxos.Contressuspensosdedieciochoalumnosmelacargo.Esunasextaparte.
—Noesjusto.—DíseloaMarianoFernández.—¿Encimaquierequenossintamosmalporquepuedenecharle?—seentristeció
Adela.—Puessí—lapinchó.—¡Jo!—rezongóella.—Mañanaeselexamen—lesrecordósinquehicierafalta—.Porfavor,estudiad
esta noche, tratad de hacerlo sólo un poco bien para que pueda justificar un cincopelado.Nomevengáisconquenoloentendéis,osbloqueáis,seosquedalamenteenblancoytodosesosrollos.¡Hacedunesfuerzo!
Era una bronca. Felipe Romero les hablaba con pasión y convicción. Podíanentenderle.Lomaloeralarealidad.
Lasmatemáticasnolesentraban.Ypunto.¿Quépodíanhacercontraeso?
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Capítulo(17.539.298/8.769.649)
2
Bajarondespacioporlasescaleras,conlacabezadobladahaciaadelanteylabarbillaliteralmentehundidaenelpecho.Nisiquierasalieronalpatio.Noqueríanrespondera las preguntas de los demás. Bastantemal se sentían. Acabaron sentándose en elúltimoescalón,conlamoralporlossuelos.
—Noesmaltío—reconocióAdela.—Seenrollabien,sí—estuvodeacuerdoNico.—Eselmejorprofedelcole,aunqueseaeldemates—dijoLuc.—Claro,poreso losdemásvanaporél—asintióAdela—.Es joven,guaperas,
lleva el pelo largo, tiene ideas progres…Ya veis, él mismo lo ha dicho: hasta eldirectorquierecargárselo.
—¿Túcreesquesepuedeecharaunprofeporquetresalumnoslafastidien?—vacilóNico.
—Yo,deesos—abarcóelmundoengeneral,eldelosmayores,aunquesereferíaestrictamentealosmaestrosdelcentro—,melocreotodo.
—Sí,enelfondodebesercomolodeesaspelículasamericanas—calculóLuc—.Sinovendestantoosinollegasaunascifrasosiereselúltimodelcupoycosasasí,alacalle.
—Puesvaya—suspiróaúnmásdesmoralizadaAdela.—¿Yquéquieresquehagamos,quedeprontonosvolvamosgeniosdelasmates?
—loexpusocomounimposibleNico.—Alomejorsiestanoche…—Vamos,Adela,nosueñes.—Sí,seamosrealistas,¿vale?Sesumieronenunnuevo,espesoydensosilencio.Pocas veces se habían sentidomás solos. Elmundo entero contra ellos. Había
alumnosqueconsóloleerunacosaselasabían,mientrasqueotrosniestudiándolacincohorasypegándoselospárpadosalafrenteconcintaadhesiva.Habíaalumnosque miraban un problema y sabían qué hacer exactamente. Para ellos era ungalimatíassinsentidoenlamayoríadelasocasiones.
Los profesores iban saliendo de la sala en la que se reunían para tomar café yfumar,porquetodosfumaban.Muchodecirqueeramalo,peroellos…¡colgadosdelvicio!LosestudiaronunoaunoteniendomuypresenteaFelipeRomero.
—ElBrunoloodia—dijoAdela—.Desdequetuvoquecambiarsuclaseconladeél,nolopuedever.
—LaJacintanienpintura.Dicequeestá locopor la formaque tienedeser,de
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vestirydehablar—expusoNico—.Peroquiénsabe,alomejorloquelepasaesqueestáenamoradadeélensecreto.
—Eresun romántico—seburlóLuc.Y continuó él:—LaAmalia nodigamos,con lo adicta que es de las normas, del plan de estudios, del libro, de no cambiarnada.
—No sólo le odian algunos profes —recordó Adela—. Su ex novia también,¿recordáis?YelPalmiro.
El año anterior, Felipe Romero y Marta Luz, la de sociales, habían estadoenrollados.Ellaconsiguióplazaenuncentromejory,cuandoélledijoquepreferíaquedarseenelqueestabaynopedirningúncambioaunquepodía,Martalegritóqueestabalocoporescogerelcolegioynoaella,asíqueloplantóllamándolemonstruoyotraslindezas.Enparteesojustificabamuchoalprofedemates.Losquería.Paraél,aquélera«su»colegio.LodelPalmiroeraotracosa.Setratabadeunalumnodelomás bruto, siempremetido en líos, detenido ya dos o tres veces por la policía porrobar cosas y uno de los peores elementos «disruptores»—como los llamaban losprofes—delcentro.CuandoelFepelosuspendió,amenazóconpincharlelasruedasdelcoche,hacerlepintadasensucasaytambiénalgopeor—,aseguróqueundíalecaeríaencimaunandamioynosabríadedónde.
—Dicenqueserperiodistayprofeesdelomásduro—proclamóLuc.—Sí,lamayoríaestándepsiquiatra—afirmóNico.—Entonces,¿porquédebenserlo?—sepreguntóAdela.—Pormasocas,seguro—sonrióporprimeravezLuc.—Lesvalamarcha—lesecundóNico.—Tuvieronunainfanciadifícilyahoraquierenvengarse—hizolopropioAdela.Noestabanmuysegurosdeloquedecían,perosesintieronconfortadosporsus
teorías.—Yaeslahora—volvióaladurarealidadNico.—Noquiero aguantar las preguntas de los demás, volvamos a clase—propuso
Adela.—Quéremedio—exclamóLuc.Se levantaron, pero no fueron por las escaleras hacia arriba. Sin decir nada
caminaron en dirección a los lavabos de la planta baja envueltos de nuevo en susilencio.Ensutrayectopasaroncercadeldespachodeldirector,MarianoFernández.Hastaellosllegaronunasvoces.
Aminoraronelpaso.Unaeraladelprofedemates.Laotrapertenecíaalpropiodirectordelcentro.—¡No, Romero, no! ¡Lo siento! ¡Es mi última palabra! —decía Mariano
Fernández.—Nopuedehacerlo,¿esquenosedacuenta?—insistíaFelipeRomero.
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—¿Quenopuedo?¡Nosabehastadóndesoycapazdellegaryo!¡Lascosassonasí!
—Peronoesjusto.—¡Romero,éstanoessuguerra!¡Lejuroque…!Estaban como hipnotizados, pendientes de aquella insólita discusión, ¿o cabía
llamarlapelea?Tenían lospiespegadosalsuelo.Lomalofuequeenesemomentóaparecieron dos profesores por el pasillo, y ellos estaban en zona peligrosa. A losaledañosdeldespachodedirecciónylasaladeprofesoreslosllamaban«lasarenasmovedizas».Cualquierprofepodíasalirypegarungritosinmás,ocargárselasporalgo.Tuvieronquereaccionar.
Seapartarondellugarenquepodíanoírlaspalabrasdelosdoshombres.Atodaprisa.
—¡Jo!—pronuncióAdelasuexpresiónmáshabitual.—PobreFepe—alucinóNico.—Yeldiré,¿dequéva?—seextrañóLuc.—¿Sabéisloquemásmeasusta?—dijoNico.—No,¿qué?—seinteresóAdela.—Que todo el mundo dice que cuando crezcamos y seamos mayores y
maduremosytodoeserollo…seremoscomoellos—suspiróNico.Seobservaronconaprensión.Unossegundos.—No—acabóponiendocaradeascoAdela—.Yonocreo.—Niyo—moviólacabezadearribaabajoLuc—.Nosotrosno.—Bueno—Nicoseencogiódehombros.Despuésdetodo,faltabaunaeternidadparaeso.Yantes,aldíasiguiente,estabaeldichoso,odiado,preocupanteyfunestoexamen
dematemáticas.Esosíerareal.
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Capítulo(¿Cuántasruedastieneuntriciclo?)
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Acuadros.Erapeordeloquesehabíaimaginadoensusueñomáspesimista.Estabaacuadros.
Adelalevantólavistadelaspreguntas.Habíarespondidosóloados.Esoerauncuatro.MiróendirecciónaNico,queestabaasulado,ytambiénhaciaLuc,detrásdeNico.Losdosteníanlamismacaradeangustia,dedolordeestómagorecalcitrante,demareo intenso, tezpálida,congestiónocular,caradepasmo,comosiaquellonopudierairconellos.Contemplabansusexámenesabsortos.
Talvezesperandounmilagro.En las novelas policiacas siempre aparecía una pista de última hora, un dato
perdidoqueconducíadirectamentealculpable.Enloslibrosdecienciaficcióntodose solucionabaconunabatallagalácticaaquíouna invasióndealienígenasbuenosallá.Enlosdefantasía,elmagodeturnooelhéroedesiemprelosolucionabatodocuandomás perdido parecía. En los cómics no fallaba una. Y en los videojuegos,siemprehabíauncamino,otresvidasconlasqueconseguirlo,ocualquier invento,atajootrucoparacompletarlapartida.
Sóloen lavidareal,ymásaúnen ladurarealidadde lasmatemáticas,sinosesabíaresolverunproblema,nosesabíaypunto.Nohabíaquedarlemásvueltas.
Adela suspiró. Dejó de contemplar a sus dos amigos y levantó la cabeza. SeencontróconlosojosdeFelipeRomero.Esolahizoempalidecer.Sipudieraresolverunproblemamás.Sólouno.
—Cincominutos—avisóelprofesordematemáticas.Cincominutos.Ocien,¿quémásdaba?Leyóelenunciadodeunodelosproblemas.Oestabaenblancoonoloentendíao
lointentabayseperdía…—¡Malditasea!—rezongó.MarcelinaSanjuányBernabédePedroselevantaronparaentregarsusexámenes.
Los primeros. Como siempre. Les sobraban cinco minutos y encima tendrían lasnotas más altas. ¡Qué suerte! Claro que el padre de Marcelina era físico nuclear.Seguroqueesocontaba,almenosenlosgenes.Bernabé,encambio,esqueeraasídelisto.Uncerebrito.
Su único y lejano consuelo era que incluso Einstein había sido malo enmatemáticas.
Pasaronlosminutosfinales.—Venga,recoged—anuncióFelipeRomero.Comenzaron a levantarse todos, excepto un par que siguió escribiendo a toda
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prisayellostres.NicoyLuclamiraron.Nohacíafaltadecirgrancosa.Sialmenosunoaprobara…
—Vamos,vamos—losapremióelprofesor.Sepusieronenpielosúltimos,caminaronhastalatarimaylamesa,ydepositaron
susexámenesencimadelmontóndehojasescritas.Rehuyeronlosojosdelmaestro,perosintieronsumiradafijaensuscuerpos.
Cuando salieron fuera no se detuvieron para enfrentarse a las preguntas de losdemás,quediscutíansobreel tercerproblemaoelresultadodelcuarto,unosdandosaltos por el éxito y otros lamentando el error cometido al darse cuenta ahora deldetallenoapreciado.Ningunohablóhastallegarabajoyningunocometiólatorpezadepreguntar:«Quétal».
—¡Jo!—sedejóllevarporlosnerviosAdela.—Enblanco,mehequedadoenblancoconesedichosotercerproblema.¡Ycreo
quelosabíaresolver,pero…!—Amímehapasadolomismo—ledijoLucaNico—.Siesquenopuedo.Yo
deldosmásdosnopaso,ymeimportaunpitoqueseancuatrooveintidós.¿Dequésirvenlosquebradosenlavidareal,aver?
—¿Osabercuántomideelradiodeunacircunferencia?—loapoyórotundoNico.—Estamoscateados,esosíesunhecho—pusoeldedoenlallagaAdela.—Vamosapasarunveranogenial—seestremecióLuc.—Yenseptiembreestaremosigual—sedejóllevarporelabatimientoNico.—¡Todalavidaintentandoaprobaresteexamen!Las palabras de Adela fueron como un agujero negro que los devoró,
arrastrándoloshacialaoscuridadtotal.Comotresalmasenpenasalierondelcolegioy echaron a andar hacia sus casas, las tres en el mismo barrio y en la mismadirección. Lucía el sol, pero los nubarrones de su ánimo eran lo suficientementeespesoscomoparanodejarlesvernada.Lavidaeraunredomadoasco.Ymásladelestudiantecateado.
—Ahoramipadremepreguntarácómomehaido—gimióLuc.—Toma,yelmío—manifestóNico.—Yelmío—corroboróenúltimolugarAdela.—Noséporquéseempeñantantoenlodelasmatemáticas—siguióLuc—.Mi
tío Federico no sabe ni sumar, pero está forrado. Los números se los llevan loscontablesylosadministrativos,queparaesoestán.
—Puesyamedirásparaquémevanaserviramílasmatemáticassiquieroserperiodista—dijoAdela.
—Desdeluegoson…—sequedósinpalabrasNico.Amitaddecaminoestabaelsolar.Eraungranespacioderruidoenelquesedecía
queibanaconstruirunmulticineyunaparcamientoytalvezuncentrocomercial.Se
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decía.Lociertoeraquellevabaasímuchosaños,desdeantesdenacerellostres.Yafaltadeunparquecercano,porqueelmáspróximoestabaadiezminutosalotroladodelcolegio,lesservíacomopuntodereuniónyjuegos.
Semetieron en él y se sentaron en sus respectivas piedras. No teníanmuchasganasdellegaracasa.
—Siporlomenospasáramoselveranojuntos—fuelaprimeraenhablarAdela.Aellaselallevabansuspadresalpueblo,enlasierra.Lucsemarchabaalaplaya.
Nicoeraelúnicoquenosemovía.—Mepondrándeprofesordeveranoaunimpresentablepedanteyestúpidoque
babeaporelculodemihermanaysehaceelnotas,fanfarroneandoloquepuedeparaimpresionarla a ella y amispadres—sehundióLuc—.Ycada tarde,mientras losdemásestánjugandooenlaplayaoleyendooloquesea,yoapringar.
—Amímedaráclasesmiprima,queaúnespeor—lesecundóNico—.Esunapava que no veas, creída y tonta del copón —dijo tonta alargando la o congenerosidad.
—Conmigo no sé lo que harán—reconocióAdela—.No estamos sobrados dedinero,ymeparecemalquemispadres tenganquegastárseloporalgoasí,porqueparezco tonta.Empiezancon lomismoqueelprofe—cambióde tonoy sepusoagemirdiciendo—:¡Oh,lanena,conlolistaqueparece,porquetontanoes!,¿verdad?—serecuperóyagregó—:Losmataría.
Meponenenferma.Dejarondehablar.Noqueríanquejarsemás.Perotampocoteníanganasdejugar
anada.Elmundoeraun inmensoerial sinatractivos.Elquehubiese inventado lasmatemáticasteníaqueserporfuerzaunamargado,unviejocascarrabiassinnadadeprovechoquehacer,unoqueodiasea lahumanidadentera,ymásaúna losniños,porque a ver: ¿quiénes estudiabanmatemáticas, losmayores? ¡Ah, no, los niños ysólolosniños!¡Parafastidiar!
Yaúndecíanqueeranestupendasydivertidasy…Estaban pensando esto mismo los tres, al alimón, sintonizados mentalmente,
cuando vieron el coche de FelipeRomero en la calle, circulando a velocidadmuyreducidayconélasomadoalaventanilla.Parecíacomosilosbuscase.Yalverlos,detuvoelvehículo.
—Oh,no—musitósinapenasvozNico.El profesor dematemáticas bajó del Galáctico, aunque también lo llamaban el
Odisea.Elmotivoerasimple:ademásdelasletrasderigor,elnúmerodelamatrículaera2001,comolapelículadeStanleyKubrick,2001,unaodiseadelespacio.Y esque,encima,elcocheselastraía.EramásviejoqueMatusalén,unmodelodetreintaaños atrás, de cuando empezaron las combinaciones de letras y números en lasmatrículas.
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—¿Habremosaprobadoyvieneadecírnoslo?AdelayLucmiraronaNico.Niensumásdesaforadooptimismopodíanimaginar
talmilagro.Aunque,desdeluego,elmaestrotampocoteníaaspectodequererhurgarmásen
suherida.Contuvieronlarespiraciónhastaquellegóasulado.
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Capítulo(16x1–12x1)
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Hola.—Hola—dijeronlostresaúnexpectantes.—Pasabaporaquíyoshevisto,asíque…Eramentira,lesestababuscando.—Tenemostresdiecesyvieneahacernoslapreguntafinalparamatrícula—logró
pareceranimadoNico.FelipeRomeronodijonada.—¿Puedosentarme?—inquirió.—Claro.Había piedras de sobra, así que escogió la más alta, que estaba casualmente
situadafrentealostres.Uniólasdosmanossobrelasrodillasyloscontemplóconloslabiosplegados.
—Señor,Señor—suspiróprofundamente.Adela,LucyNicoseenvararon.—¿Qué…pasa?—quisosaberella.—Habéisestadocasibien,¿sabéis?—¿Cómoque«casi»bien?—levantóunacejaLuc.—Puesquetenéisuncuatrocondos,uncuatroconcincoyuncuatroconsiete.A
esomerefiero.—¿Yahacorregidolosexámenes?—seextrañóNico.—Losvuestrossí.—Osea,quehemospalmado igualmente.Porpoco,pero…hemospalmado—
convinoLuc.—Unapena—lesdijoresignadoFelipeRomero.—Ya.—Enserio,lodigodecorazón.—Peronovaaredondearlasnotasacinco—tanteóAdela.—No,esono,claro.—Entonces…—¿Cómofallasteiseltercerproblema,SantoDios?Nomedigáisquenolosabíaisresolver.—Sinolohicimos,esquenolosabíamos—sedefendióAdela.—¿Lointentasteis?—Sí—dijeronlostresalavez.—¡Pues no puedo creerlo! ¡Ya sé que me diréis que os quedasteis en blanco,
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pero…!¡Portodoslosplanetas,esincreíble!¡Dimosesoenclasehacedossemanas!—Noeralomismo.—¡Síeralomismo,Luc!—gritóelprofesor—.Conotraspalabras,otraclasede
preguntayproblema,perolamismaresolución.Eslomismodosportresquetrespordos.
—Somosburros,vale—bajólacabezaNico.—¡Nosoisburros!¡Loquepasaesqueosdejáisllevarporelpánico,invadirpor
elmiedo,abrumarporelodiohacialasmatemáticasyperdéislaperspectiva!—¿Quéperspectiva?—comenzóaprotestarLuc.—¡Quelasmatemáticassonunjuego!—¡Andeya,profe!—seenfadóelmismoLuc.—¡Oh,sí,unjuegoencantador!—dijoAdela.—Sifalloenunvideojuego,nadiemesuspendenimeamargalavida—apostilló
Nico.—¡Pero vosotros no le dais ninguna oportunidad, os cerráis y punto!—siguió
mediogritandoenfáticoelmaestro—.Osformulanunproblemaycomonoloveáisalmomento…, se acabó. ¿Qué pasa? ¿Tan difícil es pensar un poco? Si lo vieraiscomoeljuegoquees,osacabaríagustando.¿Quéosdigosiempre?
—Que entender la pregunta ya es tener el cincuenta y uno por ciento de laresolucióndelproblema—exhalóAdela.
—¡Exacto!Haypreguntascontrampaypreguntassencillas,preguntasqueyatedan la respuestaypreguntasqueparecen tancomplicadasqueconsóloeliminar loquesobraya tedejanelproblemaigualmenteresuelto. ¡Perohayqueesforzarseunmínimo,leerelenunciadodespacioyluegoiralosencillo,lopráctico!Unejemplo:uncaracol,unatortugayunaliebrehacenunacarrera.Cuandolostreshanrecorridounkilómetro,¿quiénhaavanzadomás?
—Laliebre—dijoNicosinpensárselodosveces.Elprofesorlomiróconintención.—Sihan recorrido los tres unkilómetro…, es lomismo.Nadie ha habladodel
tiempoquehantardado—recapacitóAdela.—Exacto.¿Loveis?—¿Nocreeque, si fuese tan fácil, nadieodiaría lasmatesy todoelmundo las
aprobaríacomosinada?—leretóLuc.—No es fácil, pero lo repito: el problema es que un solo árbol delante de las
narices os impide ver el bosque que hay detrás. ¿Queréis que os ponga unosejemplos?
—¿Másmates,profe?—seangustióNico.—No serán matemáticas, os lo prometo. Sólo unos juegos con números para
demostrarosloqueosdigo.
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No esperó a que le dijeran ni que sí ni que no. Los tenía acorralados. Pero,además,ensufuerointernosedabancuentadealgomuyimportante:FelipeRomero,elFepe,elprofedemates,estabaallíporellos,porsus trescates.Todavíapeleabaporsusaprobados.
Otroslescateabanyadiós.Nisemolestaban.Élno.Felipe Romero ya tenía en las manos una libreta y un bolígrafo. Comenzó a
escribiratodavelocidadenunahojadepapel.Luegoselapusodelantedelosojos.—Rápido,enunsegundo,¿cuáleslasolucióndeestamultiplicación?35.975.021x33x12.975.123.399x2x679x1.111x0x19.555—¿Enunsegundo?—sequedóboquiabiertoLuc.—¿Estálocooqué?—alucinóNico.—¡Esoesimposible!—protestóAdela.—¿Deverdad?—losmirósosteniendoaúnlahojaantesusojos—.¿Deverdades
imposible?¿Osdaiscuentadequesóloveis loquequeréisver?Comohaymuchosnúmeros…¡Hala,esimposible!Puesnoseñor,¡noseñor!Larespuestaseobtieneenunsegundo,yescero.
—¿Cómoqueescero?—Nopuede…—Hayunceroahí,casialfinal—suspiróAdelacomprendiendodepronto—.Da
lomismoquemultipliquemosmillonesportrillones.Sealoquesea,multiplicadoporceroessiemprecero.
NicoyLucsedieroncuentadeldetalle.—¿Qué?—plególoslabiostriunfalFelipeRomero—.Esunjuego,perolohabéis
despreciado y os habéis rendido sin leer todo el enunciado. De haberlo hecho,habríais visto ese cero. No queréis jugar, no queréis darle ninguna oportunidad avuestracabeza.
Voyaponerosotro.Dibujóunochomuygrandeylespreguntó:—¿Cuáleslamitadsuperiordeocho?
—Cuatro—dijoLuc.—Nopuedesertansencillo—fruncióelceñoAdela.—Hadicholamitadsuperior—recordóNico.Miraronelochoatentamente.—Esonosonmates—comenzóainquietarseLuc.—¡Olvidaosdelasmates!¡Jugad!¡Vamos!
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Seesforzaronotrosdiezsegundos.—Nosrendimos—suspiróAdela.—Lamitadsuperiordeochoescero.Así,loveis.Pasóunarayahorizontalporenmediodelnúmero,dividiéndoloendosceros.
Adela,LucyNicosoltaronelaireretenidoensuspulmones.Yaniprotestaron.—¿Cuáleseltercioymediode100?—¿Qué?—Yalohabéisoído.Eltercioymediode100.—Niidea—reconocióNico.—¿Queréiselpapelyelboli?—Profe…—Eltercioymediode100es50.Cualquiertercioymediodecualquiercifraes
lamitaddeesacifra.Eltercioymediode80es40,yelde62es31.Podéisquedarosconcualquieraproponiéndoleesosjuegos.
—Esonosonjuegos—negóAdela.—¿Quéteapuestasaquesí?—Amímeencantaríafastidiaralestúpidoquebabeapormihermanayquevaa
darmeclasesesteveranoporculpadelcate—sonrióLucanimándose.—Yamíamiprima,lapava,notedigo—hizolopropioNico.—Podéis pillarles. Una adivinanza no es otra cosa que cálculos de aritmética.
Tomad nota —consiguió interesarles, porque los tres prestaron atención, yacapturados por su entusiasmo—. Puedo acertar cualquier número que penséis.Cualquiera.
—Esonoesposible—vacilóNico.—Vamosaverlo.Piénsateunnúmero.—Yaestá—dijoNico.—Duplicaesenúmero.—Ya.—Súmaledos.—Ya.—Divídelopordosydimeelresultado.—Cinco.—Entonceselnúmeroquehaspensadoinicialmenteeselcuatro.—Ahíva—sequedóboquiabiertoNico.—¿Eraelcuatro?—preguntóLucasuamigo.
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—Sí.MiraronaFelipeRomeroconlascejassubidas.—¿Cómolohahecho?—Tenéis que ser mentalmente rápidos, pero no es complicado. Primero le he
pedidoquedupliqueelnúmero,osea,quelomultipliquepordos.Imaginemosquehapensadoel siete.Vale,pues sietepordos soncatorce.Lehedichoque le sumeunnúmero,enestecasoeldos.Catorcemásdossondieciséis.Luegolehepedidoquelodividapordos.Dieciséisdivididopordossonocho.Aeseocho,queesloquenolehedichoaNico,hayquerestarlementalmentesiemprelamitaddelnúmeroquelehepedidoquesumaradespuésdeduplicarlo.Comolehedichoquesumarados,lamitadesuno.Ochomenosunoessiete.
—Quéfuerte—reconocióLuc.—Perolaclavesiempreestáenelnúmeroquetúledigasqueagregue.Ésaesla
trampa.Si ledigoque sumedos,hede restarleunoalqueélme responda tras lasoperaciones.
—Melovoyaapuntar—dijoNico.Lecogióelpapelyelbolígrafoyanotó:
Pedirquedupliqueelnúmero.Pedirqueloaumenteendos.Pedirquedividaelresultantepordos.Preguntarquénúmerohaobtenido.Ydeducirlamitaddelquehaaumentado,osea,uno.
—Tambiénpuedehacersedeotraforma.¿Osinteresa?—continuóelprofesor.—Sí,sí—dijeronlostres.—Piensaunnúmero,Adela.—Yaestá.—Triplícalo.—Vale.—Sielnúmeroresultanteespar,divídelopordos.Siesimpar,lomismo,peroentoncesquédateconlaciframayor.—Noentiendo…—Sitienesveintinueve,nopuedesquedarteconcatorceymedio,sinoconcatorce
yquince.Osea,que tequedasconelquince,queeselmayor.Réstalodelnúmerotriplicado.
—Ah,ya.—Hasdedecirmesieraparoimpar.—Erapar.
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—Vale.Ahoramultiplicaelresultadoportres.—Ya.—¿Cuántasvecesestácomprendidoelnueveenesenúmero?—Hayquedividirlopornueve,¿no?Pues…yaestá.—¿Sobrandecimales?—No.—¿Quénumerotehadado?—Elcuatro.—Pueseltuyoeraelocho.—¡Jo!—semaravillóAdela.—Simellegasadecirquehaydecimales,entonceshabríatenidoqueagregarleun
uno.—Noloentiendo…—dijoLuc.—Telovoyaescribir,¿deacuerdo?Imaginaquehasescogidoelnueve.Yanotóenelpapel:
Triplede9:…27Divididopordos,alserimpar,lamitadmayor:…14Al27seleresta14:…13El13semultiplicapor3:…39El 39 se divide por 9… 4 y pico Se pregunta este número al que ha pensado elprimero y, al decir 4, se duplica y da 8, pero, comohabía un pico sobrante en laúltimaoperación,selesumauno.Elresultadoesel9quehabíapensado.Sihubierasidoparelnúmeropensadobastaríaconduplicarelnúmeroresultantedelaúltimaoperaciónyaquenohabríaningúnpico.
—¿Quéosparece?—Muybueno,oiga—aseguróAdela.—Como que podéis quedaros con el personal si lo perfeccionáis. No fallaréis
nunca y creerán que sois unos grandes adivinos. De momento empezad por elprimero, el que arranca duplicando el número pensado.Esmás sencillo que el deltriplicado teniendo en cuenta lo del par e impar y lo del pico final. Pero si loensayáis…
—Esmuychulo—Adelaestabamaravillada—.¿Conocemástrucosdeéstos?—Siguardasenunamanounnúmerodemonedasparyenotraunnúmeroimpar,
puedoadivinarsiemprecuálestáencadamano,sinfallar.—¿Cómo?—Tehagomultiplicarelnúmerodemonedasquetienesenladerechapordos,y
eldelaizquierdaportres,osea,unoparyelotroimpar.Despuéshagoquesumeslosdosresultadosyquemedigaseltotal.Sieltotalesimpar,elnúmeropardemonedasestáenlamanoderechayelimparenlaizquierda.Sieltotalespar,alcontrario.
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—¿Enserio?—Imaginaque teníasochoen laderechaysieteen la izquierda.Dosporocho,
dieciséis. Tres por siete, veintiuna. Dieciséis más veintiuna, treinta y siete. Impar.Luego el número demonedas par estaba en la derecha y el impar en la izquierda.Ahora hazlo al revés.Adela hizo los cálculos con nuevemonedas en la derecha yochoenlaizquierda.
—Dospornueve,dieciocho.Tresporocho,veinticuatro.Lasumaes…cuarentaydos.Osea,quehabíanúmeroparenlaizquierdaeimparenladerecha.
—Muybien.—¡Fantástico!—abriólabocaaúnmásquelosojosAdela.—Vale,estohasidounjuegoymuyfardón—aceptóNico—,perolodemásnolo
es.—Todoesunjuego—insistióFelipeRomero—.Oalmenoshayquetomárselo
así—ydijorápido—:Escríbemeenuncuadradodetresportreslosnúmerosdel1al9deformaquesumensiempre15enhorizontal,verticalydiagonal.
—Esoloharía,peroconpaciencia,seguro.—Es más sencillo de lo que parece—comenzó a dibujar los cuadrados en el
papel—. Hay que poner los números impares formando una cruz con el 5 en elcentro, y luego repartir los cuatro pares. También hay que tener en cuenta otrodetalle:siel1vaabajo,el2iráenotralíneayel3enotramás,ylomismoel7,el8yel9.Enfin,vedlo:
Sumaban15portodaspartes,horizontal,verticalydiagonalmente.—Vale,esonohacemásquedemostrarloburrosquesomos—insistióNico,que
parecíaelmásdeprimidoahora.—No,¡no!Sóloquierodemostrarosquetodotienesutrucoenelenunciado,enel
desarrollo,en…Escomoaquellaadivinanzaquedice:«Enestebancohayunpadreyun hijo. El hijo se llama Pepe y el padre ya te lo he dicho». Repites despacio elenunciadoy¿quétienes?.«En-es-te-ban…»¡Esteban!Enserio,Nico.Esfácilcuando
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se lepillael truco.Habéisestadoaunpelodeaprobar.Ycasiestoypordarosunasegundaoportunidad.
—¿Loharía?—saltóAdela.—Otrofindesemanaestudiandoparanada—seabatióNico.—Mejorunfindesemanaquetodoelverano,burro—ledijoLuc.Niconoteníaniganasdepelea.—Sisólohabéissuspendidomatemáticas,cosaquesabrémañanaenlareuniónde
profesoresparaexaminarlasnotas,podríahacerlo,sí.—Novalelapena,perogracias—insistióNico.—¿Vais a rendiros? —los miró como si no pudiera creerlo—. ¿Una que lee
novelas policiacas, otro que lee ciencia ficción y un mago de los videojuegos?¿Habláisenserio?¿Soisdeverdadasídecagados?
Loshabíallamadocagados.FelipeRomeroselevantó.—Mañana os digo algo.Y no admito un no por respuesta. Son vuestras notas,
¿vale?Luego diomedia vuelta y se alejó de allí en dirección a su coche, dejándoles
absolutamenteplanchados.
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Capítulo(¿Quéhoraeslos2/3delos3/4delos5/6delas12delanoche?)
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Aquella noche Adela empezó a leer una novela policiaca. Llevaba veinte páginascuandopusocaradefastidio.
—ElasesinoeseltalJones,seguro—rezongó.No supo si leer la novela entera, viendo lo previsible que era, o si mirar
directamenteelfinaly,siacertaba,pasardeperdereltiempo.Comoseguíadeprimidaporlodelasmatemáticashizoestoúltimo.
Miróelúltimocapítulo.ElasesinoeraJones.—Losabía—suspiró.Dejóellibroaunladoyseasomóalaventana.Supadreestabaapuntodellegar
yloprimeroqueharíaseríapreguntarleporelexamendematemáticas.¿Quélediría?Estabaseguradehaberaprobadoelrestodelasasignaturas.SielFepecumplíasu
palabra y les daba una segunda oportunidad para redondear aquellos dichososcuatros…
A lomejorundía se acordabacon simpatíade suscasi treceaños.A lomejor.Peroloqueeraahora…
Frenteasucasa,enlaesquina,violaluzdelahabitacióndeLucencendida.Loimaginóhaciendolomismoqueella:devorandounanoveladecienciaficción.
Pero no, Luc no leía en ese momento una novela de ciencia ficción, sino defantasía.Unmundoimaginariopobladodeseresextraordinariosseenfrentabaconlaamenazadeuneclipsequecongelaríaelgranlagodelacapitalensegundos.Llevabaapenastreintapáginasdelahistoria.
—Construyen un espejo en lo alto de un monte lejos del eclipse, porque uneclipse no es total en todas partes, y envían los rayos solares reflejados hacia laciudadparamantenercalienteellago.
Siteníarazón,ellibroperdíainterés.Ysinolotenía…Lecostabacadavezmásencontrarbuenasnovelasdecienciaficciónyfantasía.No estaba de humor para aguantar novelas idiotas, así que buscó el final
directamente,arriesgándosesegúnsuinstinto.Notardóenhallarlafrase:«Graciasalmonumental espejoconstruidoen lacimadePicodeGash, losmireianospudieronsalvarsey…»
—Siesque estaba chupado—cerró el libro,mitadorgulloso,mitad cansado,yagregó—:¿Porquénopuedoverlasmatestanclarocomoveotodolodemás?
Lavidadeunestudianteeraunasco.Alguienllamóalapuertadesuhabitaciónysepusoenpiedeunsaltosentándose
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ensumesadetrabajo,enlaquehabíaunlibroescolarabierto.—¿Sí?Supadreentró.—¿Quétalelexamendematemáticas?—lepreguntósinambages.—Nosé.Justito,comosiempre.Puedepasarcualquiercosa.Elhombreplególoslabios.—¡Ay,Señor,Señor!—abatiósushombros.Cerrólapuertadenuevo,sinmás,ylodejósolo.LucpensóenAdelayenNico.PrecisamenteNico estaba jugando con un videojuego que le había prestado su
vecino.Erabastantesencillo,pero,comonoloconocía,todavíaandabaluchandoconlosesqueletosdelmundodeultratumbaparaconseguiralmacenararmasytalismanesconlosqueavanzarhastaelfinal.Yalehabíanmatadounavez.
En ese instante aparecieron dos esqueletos por la derecha, dio un salto atrás,chocóconlapared…yéstaseloengullósindejarrastro.
Eraotratrampa.Estabamuerto.Vueltaaempezar.Unaoportunidadmás.Siempre.RecordóaFelipeRomero.—Vaisaver,sacosdehuesos—seenfadóconsupropia inexperiencia teniendo
encuentalosimplequeeraeljuego.Peroseguíapensandoenelexamendematemáticasyenlaposibilidaddequeel
Fepelesdieraunasegundaoportunidad.Talvezesolocambiaratodo.¿Quiéndijoaquellodequeenlavidaloúltimoquesepierdeeslaesperanza?
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Capitulo(15/3+1/3+1/3+1/3)
6
Sereunieronmuynerviososenelpatiotraslasdosprimerashorasdeclase.NirastrodelFepe.Laprimerareunióndeprofesoresparacomentarlasdistintasnotasycotejarresultados alumnopor alumnoya teníaquehaberse celebrado.Ahoramantenían lasecretailusióndequefueraposibleenmendarsuserrores.
—Nocreoquenoshagaunnuevoexamen—dijoLuc.—No,esono,peroalomejornosmontaunaspruebasrápidasaquímismo,como
hizoayer—consideróNico.—Parecesdemejorhumor—sonrióAdela—.¿Sabéisunacosa?Ayerleshicelo
deadivinarelnúmeroamispadres,¡ynofalléniunavez!Sequedaronpasmados.—Yohicelodelnúmerodemonedasparoimpar—lasecundóNico—.También
mesaliódefábula.—Yo le puse ami hermana lamultiplicación del cero yme quedé con ella—
recordóLuc.Parecíansatisfechosdesuspequeñasvictorias.—¿Porquénonoscontóesascosasenclase?—lamentóAdela—.¿Porquéen
clase todo sonproblemas, fórmulasycosasasí?Si enseñaranmatemáticas jugandoseríadiferente,seguro.
LucyNicoasintieronconlacabeza.Estabandeacuerdo.FelipeRomeroapareciódeprontocaminandoabuenpaso,conelrostroanimado
ymucho nervio en susmovimientos. Parecía buscarles también a ellos, porque alverles levantó una mano y fue en su dirección. Los tres se quedaron sin alientoviéndoleavanzarconsulargopeloondeandoalvientoysuaspectodesmadejado.
—Lasuerteestáechada—proclamóAdela,repitiendounafrasedelprotagonistadeunadesusnovelaspoliciacasfavoritas.
FelipeRomerosedetuvofrenteaellos.Nodejódeexhibirsusonrisadetriunfo.Mantuvoelsuspensetodavíaunossegundos.
—¿Qué,qué?—lealentóAdela,muynerviosa.—Voyadarosesasegundaoportunidad—proclamó.—¿Enserio?—sequedópálidoNico.—¿Hemosaprobadotodolodemás?—abriólabocaLuc.—Sí,peroestoesunsecretoentreloscuatro,¿deacuerdo?Oficialmenteyonoos
hedichonada.Nopuedohacerlo.—¿Y qué les ha dicho usted cuando le han preguntado por nuestras notas en
matemáticas?—quisosaberAdela.—Puesqueanocheestabaenfermoynopudecorregirlosexámenes—seresignó
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—.Niquedecirtienequemehanpuestoacaldo.—Selahajugadopornosotros—exclamóAdelaemocionada.—¿Valelapenaono?—lainterrogóelmaestro.—Desdeluegoesuntíolegal—dijoNico.—Nadiehahechonuncaalgoasípormí—atestiguóLuc.—Puesahoradependedevosotrosquelajugadamesalgabienono.¿Queréisla
segundaoportunidad?—Sí—manifestaronlostressindilación.—Osadviertoquenoseráfácil—lesprevino—,perotambiénosdigoqueserálo
queosdijeayer:unjuego.—¿Nonosharáunexamen?—No,Adela.Losexámenesosbloquean,¿no?Puesnadadeexámenes.Estovaa
serdistinto,aunquetambiénhabráunlímitedetiempoyosjuroqueosharésudarlagotagorda.Nadadecincoproblemas.Vanaserquince.
—¿Quince?—casigritaronalunísono.—Habráochopruebasmatemáticasysietedeingenio,deaprenderapensarya
razonar.Sinoresolvéisunapruebadeingenio,nopodréisllegaralasiguientepistayal siguiente problema. Ése es el truco. Pero, desde luego, para una experta encriminales—miróaAdela—,unexpertoenmáquinasybatallasgalácticas—miróaLuc—yunresolutivoyrápidojugadordevideojuegos—miróaNico—,estodeberíaserpancomido.Coserycantar.
Alucinaban.Primeroporlodelasegundaoportunidad,despuésporelentusiasmodelFepeyterceroporlodelasquincepruebas.
Osehabíavueltoloco…ohablabaenserio.Ydabatodalaimpresióndeserestoúltimo.—¿Cuándoloharemos?—preguntóAdela.—Mañanasábadonosveremoseneldescampadoalasnuevedelamañanayos
llevaré la primerapista y el primerproblema.Hedeponer el resto en las distintaspartesdelagymkhanamatemáticaquevaisallevaracabo.
—¡Ay,Dios!—gimióNico.—¿Nopuedeadelantarnosalgo?—propusoLuc.—Estábien—seresignóelprofesor—.Venidaquí.Fueronaunrincóndelpatio.Habíademasiadaanimaciónentodaspartesporel
findelosexámenes,lainminenciadelfindesemanaqueempezabaporlatardeylaaúnmásfuertedelasvacacionesdeveranoalavueltadelaesquina.
Cuando estuvieron tranquilos y apartados de todo el mundo, Felipe Romerocomenzósuexposición:
—Imaginaos quemematan—dijo con una sonrisa irónica—. ¿Qué se hace enestoscasos?
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—Seinterrogaalossospechosos—fuerápidaAdela.—¿Por qué no resolver el caso con matemáticas? A fin de cuentas todo es
cuestióndeellas,ademásdefísicayquímica.Sóloelasesinohaestadoalamismahorayenelmismolugarqueelasesinado.Hayunmotivo,unaemoción,unaenergía.Loqueospropongoessimple:meinventaréaalguienquequieramatarme,locualnoesdifícilteniendoencuentaladegentequemetienemanía.
—Yquelodiga—apostillóNico.Adelalediouncodazo.—No,notepreocupes,Adela.Nicotienerazón—seencogiódehombros—.No
podemosgustar a todoelmundopor igual,ni caerlesbiena losdemásal cienporcien.Esleydevida—recuperóelhilodesuexplicación—.Asípues,unapersonameasesina.Yoosdejarépistasendiversaspartesqueconozcáisparadarcon losochoproblemasmatemáticosqueosdaránlasochorespuestasdecuyacombinaciónsaldráelnombredemiasesino.Esmuysencillo.
—¿Sencillo?—pusocaradeespantoNico.—Sifallamosenunapistanodaremosconelsiguienteproblema.Osea,quesino
resolvemoslaprimerayanivamosallegaralsegundopunto—dejósentadoLuc.—Éseeselreto—dijoFelipeRomero.—Peroseránsencillas,¿no?—manifestóinseguraAdela.—Creo que sí, pero todo depende de vosotros. Hemos pasado un curso entero
haciendo esas cosasmás omenos igual—insistió el maestro—. En este caso, sinembargo, no perdáis de vista lo esencial: jugad.No penséis en problemas, sino enacertijosyadivinanzas.
Laspistasparadarconlosproblemassondepuradeducción,nodematemáticas.—Peroentonces…—Lasreglassonmías—recordóél—.¿Ocreéisqueporquemecaéissimpáticos
voyaponéroslofácil?¿A cuántos conocéis que hayan tenido una segunda oportunidad para aprobar
matemáticasenjunio?Esosíeradeunalógicaaplastante.Eratodoonada.Jugaro…suspender.—Usteddisfrutaconesto,¿vale?—dijoAdelaconlosojosbrillantes.—Comounenano—reconocióFelipeRomero.—Lapersonaquelehabrámatado,¿laconoceremos?Lodigoporquealopeorno
sabemosquiénesypensamosquenoshemosequivocadoy…—vacilóLuc.—Noospreocupéisporello.Noesimportante,pero…sí,voyaponeraalguien
queconozcáisparadarlemásemociónalasunto.—ElPalmiroosuex—aventuróNico.Adelavolvióadarleuncodazo.
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—¡Valeya,tía!—seenfadósuamigo—.¿Quéhedicho?Sonóel timbredel finaldel recreo.Elprofesordematemáticas se separóde su
lado.—¿Deacuerdoentonces?—Deacuerdo—aceptóLuc.FelipeRomerolesenseñótodossusdientes,deabiertaquefuesusonrisafinal.
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Capítulo(Mitadde12ennúmerosromanos)
7
Sereunieronenelsolarinmediatamentedespuésdecomer.Eraviernes,cercadelastresdelatarde.Nosabíansiiraestudiaroponerseajugarparabajarlatensiónylosnervios.Nohabíanadieporallí,estabansolos.
—¿Quéhacemos?LapreguntadeLucnotuvorespuesta inmediataporpartedeAdelayNico.No
teníanniidea.Estudiarenviernesporlatardedespuésdeacabadoslosexámenesharíaquesus
padressepreguntaransiestabanenfermos,olocos,olasdoscosasalavez.Peroperdereltiempocuandoaldíasiguientesejugabanelseronoserenaquella
extrañacompeticióndepruebasmatemáticasylógicas…—¿Quénosestarápreparando?—musitónerviosaAdela.—Ya visteis los juegos de ayer —dijo Nico—. Eso del cero en una
multiplicación,lodeltercioymedio,lodelosladosquesumanquince…Seguroquesesabeunmontóndetrucosasí.
—Puescomosenoscrucenloscables,vamoslistos—recordóLuc.—¿Creesquenosvamosabloquearlostres?—dudóAdela.—Por lomenos estaremos juntos, tendremos tres cabezas para pensar, nada de
estar sentados y con la tensión de un examen normal, y además podemos hablar,inclusoiracasa,cogerellibro,losapuntesyresolvercadaproblemaconcalma—seanimóNico.
—Hadichoalgodeunlímitedetiempo—insistióenseragoreroLuc.—Vamos a ser optimistas, ¿vale?—protestó Adela—. No será sencillo, habrá
trampas,peroelFepehademostradoqueestádenuestraparteyqueesuntíolegal.Sisuspendemos será porque somos burros y ya está. Pero algome dice que vamos aconseguirlo.¡Esunjuego!—abriólosbrazostratandodeinsuflarlesánimo.
LucyNicolamiraronconpocoentusiasmo.—No,sijugar,jugaremos—reconocióelsegundo—.Peroganar…Sesentaronensusrespectivaspiedras.—Bueno,venga,¿quéhacemos?—repitiólapreguntainicialLuc.Elsilenciofuelarespuesta.Porlomenosdurantelossiguientescincosegundos.Ni siquiera podían imaginar que iban a ser los últimos segundos de paz en las
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horassiguientes.Porqueentoncesaparecióél.FelipeRomero.Ycomenzótodo.—¿Quéhaceahíelprofe?—seextrañóAdela.—¿Quélepasa?—seextrañóLuc.—¿Porquéandadeesaforma?—seextrañóNico.Elprofesordematemáticasavanzabahaciaellosmediodobladohaciaadelante,
conelcabelloaúnmásalborotadodelonormal,trastabillandoporentreelirregularsuelodelsolar,conlamanoderechaenelpecho.
Parecíaunmonigote,unmuñecomovidoporloshilosdeunamanoinexperta.Ibade lado, tropezaba, se enderezaba, volvía a avanzar… Llegó a caerse una vez derodillas,aunqueselevantócasideinmediato.
—¡Profesor!—gritóAdela.—¿Seencuentrabien?—seasustóNico.—¿Leduelealgo?—comenzóapreocuparseLuc.Yaestabacerca,aunosmetros,peroellosestabanparalizados.Deprontovieron
lasangre,laenormemancharojayoscuraquemojabaelpecho,elvientreylapartesuperiordelospantalonesdeFelipeRomero.Tambiénvieronsurostrodemacrado,suexpresión de agonía, el dolor que lo inundaba como una marea dispuesta aengullírselo.
—¡Ahíva!—¡Jo!—¿Peroqué…?FelipeRomerosedesplomóasuspies.Entoncessíreaccionaron,saltaronhaciaélylorodearon.Elmaestroestababoca
abajo,respirandofatigosamente.FueLucelquelediolavuelta,ayudadoalfinalporNico. Cuando consiguieron dejarlo boca arriba, los tres se quedaronmudos por elespanto.
El profesor de matemáticas tenía tres disparos muy evidentes. Uno sobre elcorazón,otroenmitaddelpechoyel terceroenelestómago.Lasangremanabaenabundanciaconcadalatido.
Seencontraronconsusojos.—Hola…chicos…—hablódeformamuydébil.Ellossiguieronmudos.Estabanpetrificados.—Teníaqueser…un…juego…—tratódesonreírelhombre—,yya…veis…Tosió, y el dolor tuvo que ser tan agudo que se dobló sobre sí mismo en un
estertoragónico.Unhilodesangreaparecióahoraporlacomisuradesuslabios.—¿Quéleha…pasado?—balbuceóenunsoploAdela.—Meha…dis…parado.
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—¿Quién?—Miase…sino.—¿Peroquién?FelipeRomerovolvióaesbozarunasonrisa.—Chicos…chicos…—gimió—,esvuestra…oportu…nidad…—¿Dequéestáhablando?—seestremecióLuc.Elmalheridotratódereencontrarunpocodecalmaporentresuescasavida.—He preparado las…pruebas…—dijo—.Ya está todo… listo y a… a punto.
Veníaadecírosloyentonces…—¿Qué?¿Qué?—loapremióNicoalverquecerraba losojos comosi fuera a
morirse.—Haaparecidoymehadisparadoy…Dios,esextraño…Habíaelegidoa…a
esapersonaalazar…yresultaquehasido…hasido…ella.Preci…sa…mente…ella.
—¿Peroquiénesesapersona?—gritóLuc.FelipeRomeromoviólacabezahorizontalmente.—Tendréisque…averi…guarlo…vosotros.—¡Nofastidie,profe!—¡Estoesuncasodeasesinato!—¡Yanoesunjuego!Elprofesorseencogiódehombros.—Lavida,lamuerte…Todoesunjuego,chicos.Puesto que… puesto que ya está todo hecho, las… prue… bas, las… pistas…
todo…¿Porquénolohacéis?Pormí,porvoso…tros…—¿Qué?¿Estáloco?—Lucsenegóadarcréditoaloqueoía.—Hecon…seguido…huir,pero…Tenedcui…dado…¡Cuidado!Sime…ha
seguido…hastaaquí…—¡Profe,profe!—Adelalozarandeóalverqueperdíaelconocimiento.—Tenéishasta…lasseisde…lasseisdelatar…de—balbuceóFelipeRomero
—.Alas…seis…esaper…sona…seirá.Susojosbizquearonalnopoderfijarlosenningunaparte.—¡Nonoshagaesamalapasada!—¿Cómo quiere que nos pongamos a buscar a un asesino resolviendo pruebas
matemáticasyproblemasdelógicaconustedmuerto?—¿Quiénhasido?¿Quién?—Jugad…yganad…Nomefalléis…Séquepodéis…y…yconfíoenvoso…
tros—exhalóelprofesor—.Miraden…mibol…sillo.Demostradque…Esofuetodo.Ladeólacabezaydesuslabiosfluyóelúltimosuspiro.
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Luc,NicoyAdelasemiraronasombrados,aterrados,paralizados.—¡Ay,laleche!—dijoNico.—¡Esto es una pesadilla, no puede estar pasando!—exclamóLuc con la boca
seca.—¡SeñorRomero…,porfavor!—comenzóallorarAdela.Estabamuerto.Deltodo.Ylocohastaelfinal.—¿Quéhacemos?—apenassipudohablarLuc.—Aquí está el sobre —Nico señaló un rectángulo blanco que sobresalía del
bolsillodelpantalón.Adelaseguíallorando.—Hayqueavisara lapolicía.Vamos,¿aquéesperamos?—hipóalbordede la
histeria.Lucsepusoenpie.Adelalesecundódeinmediato.—¡Rápido,rápido!—instaronaNico.Lesobedeció,peroantes,casienunactoreflejo,alargólamanoyextrajoelsobre
delbolsillodelmuerto.Despuéssí,lostresecharonacorrerenbuscadelaley.
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Capítulo(132–122–42–1)
8
Salierondelsolarymiraronaderechaeizquierda.Elbarrioestabatanvacíocomosiempre,ymásaaquellahora.Noteníanniidea
de dónde encontrar un coche patrulla de la policía, ni tampoco a quién llamar porteléfono.En las películas todo eramuy fácil, pero en la vida real jamás se habíanencontrado con nada igual. Estabanmuy impresionados, pero tambiénmuertos demiedo.Ateridos.
—¿Qué,empezamosacorrersinmáspegandogritos?—vacilóLuc.—Nostomaránporlocos.Hayquedarconlapolicia—apuntóNico.—¿Ysinosseparamosy…?—comenzóadecirAdela.Secalló.Noqueríansepararse.Nicoaúnllevabaelsobreenlamano.—¿Quieresguardarteeso?—seestremecióAdelanegándoseaverlo.Elchicodoblóelsobreyselointrodujoenelbolsilloposteriordelpantalón.Seguíanenlasmismas.—¡Hayquehaceralgo!—insistióLuc.—Vamoshacialaavenida—propusoAdela.Eraunaideaylaaceptarondebuengrado.Echaronaandarhacialaavenida,dos
callesmásallá.Teníanlavistafijaenelsuelo.Ningunohablóhastaquedivisaronlaarteriaurbanaysutráfico.
—PobreFepe—semordióellabioinferiorAdela.—Quéfuerte,¿no?—jadeóNicoporelesfuerzoyelsustoqueaúnimpregnaba
suvoz.—¿Peroquiénquerría…?—dejólapreguntasinterminarLuc.—¡Lehamatadolamismapersonaquenoshabíapuestoderesultadofinalparala
prueba!¡Esosignificaqueenelfondoélsospechabaalgo!—afirmóAdela.—¿Peroporquénodecírnoslo?¿Porquépretenderquedescubramosnosotrosal
asesino?—apretólospuñosNico.—No, lo que quería era que aprobáramos. Ha sido profe hasta las últimas
consecuencias—dijo Luc—. Puesto que se había tomado la molestia de preparartodasesaspruebas,haqueridodarnoslaoportunidadde…
—¿Dequé?¿Deserunoshéroes?Porqueotracosa…—insistióNico.—¡Miradallí!—gritóAdela.Enlaesquinadelaavenidaconlacalledelaizquierdavieronuncochepatrulla
delaurbana.Paraelcasoeralomismo.Agentesdelaley.—¡Vamos!—echóacorrerLuc.
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Hicieronloscienmetrosentiempoderécordmundial,cosaqueaNicolesirviópara recordar que correr no era lo suyo. Cuando asaltaron el coche patrulla, losnervioshabíanhechodenuevopresaenellos.Empezaronahablar todosalmismotiempo.
—¡Hanmatadoaunhombre!—¡Allí,enelsolar!—¡Rápido,vengan!—¡Eranuestroprofedemates!—¡Felipe,FelipeRomero!—¡Nosabemosquiénhasido,peroleodiabamuchagente!—¡Suexnovia,elPalmiro,losdelaescuela,eldirector,algúnprofesor…!—¡Trestirosenelpecho!—¡Hasidoterrible!Dejaron de hablar,más bien de gritar, y de dar saltos frente a la ventanilla del
cochedelaurbana,cuandovieronquelosdosagentesnomovíanunsolomúsculodesuscaras.
Sólo les miraban como si fueran un atajo de dementes recién escapados delmanicomio.
—Oigan,¿estánsordos?—seenfadóLuc.—Nosotrosoímosperfectamente.Lapreguntaessivosotrosestáisdeguasaoqué
—leendilgóentonopocoamigableunodelosagentes.—Hahabidounasesinato.Handisparadoaunhombretresveces.Yestáallí,en
elsolardedetrásdeesascasas—Adelaseñalóladireccióntrasdeciraquelloconunainsospechadacalma—.Ahora,¿vanavenirconnosotrosono?
Elagentedelvolantemiróasucompañero.—Adelante—seencogiódehombroséste.—Subid—lesordenóelconductor.Obedecieron.Subieronatrásy sequedaronmuy impresionadospor estardonde
estaban. Lo malo era que si algún conocido los veía y le iba con el cuento acualquieradesusmadres,pensaríanqueleshabíandetenidoaellos.
Menudagracia.LaimagendelFepemuertoleshizorecobrarelpesoabrumadordelarealidad.—¿Pordónde?—quisosaberelconductordelcochepatrulla.—Poraquí—señalóLuc.—¿Yahora?—Alaizquierda.Noconducíaconexcesivaprisa.Nisiquierahabíapuestolasirena.Nicoestuvoa
puntoderecordárselo,peroprefiriónocomplicar lascosas.AcabaríanencomisaríaprestandodeclaraciónhastaDiossabíacuándo.
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—Allá—dijoLuc.—Yonoquieroverlootravez—empezóatemblarAdela.—Venga,vamos—lepidióNico—.Estamosjuntosenesto,¿no?Elcochepatrullasedetuvofrentealsolar.—¿Dóndeestáelfiambre?—preguntóconmuymalgustoelconductor.—Nosevedesdeaquí—volvióaconducirlaoperaciónLuc.Fueronlosprimerosenbajar.Losdosagenteslesimitaron.Loscincoecharona
andardespacio,ellostresporqueibanrecuperandoelmiedodelaescenaanteriorylaimagen destrozada de su profesor, omejor decir ya ex profesor, y los dos agentesporquenoteníanmásremedioqueseguirles.
Elavancesehizomásymáslento.Sobretodoalllegaralaspiedrasyver,amedidaqueseaproximaban,lanuevae
insólitarealidad.Queallínohabíanadie.—Ay…Dios—musitóenvozmuybajaAdela.—Ha…desaparecido—susurróenigualtonoNico.—¡Noestabamuerto,seguro,ysehaarrastrado…!—empezóLucabuscaruna
respuestalógica.Llegaronhasta laspiedras.Los tresbuscaron lomismo:el rastrodesangreque
teníaquehaberdejadoelprofesoralarrastrarsehaciaalgunaparte.Peroallínohabíanilamenorgotadesangre.—¿Dóndeestáelfiambre?—repitiólapreguntaelconductor.—Estabaaquí—señalóAdela.—Lohanlimpiado,fijaos—leshizonotarLuc.—Esosignificaque…—balbuceóNico.—¡Significaquenoshabéistomadoelpeloyqueseosvaacaeravosotros!—
empezóagritarelotroagente.Ibanaecharleslaszarpasencima.Lucfueelprimeroenreaccionar.—¡Larguémonos!Adela también lo hizo, casi en una fracción de segundo. Luc ya estaba a una
zancadacuandoiniciósucarrera.Nicoestuvomástorpe.—¡Yatetengo!—cantótriunfalelconductoralsujetarleporelcuello.—¡Nico!—gritóLuc.Elapresadopasóunmomentodepánico.Sólouno.Se recuperó al oír la voz de su amigo. Fue como si recibiera una orden o una
descarga eléctrica. Se volvió, le dio una soberana patada en la espinilla al de laurbana y, justo cuando éste empezaba a dar saltos sobre la otra pierna, aún sinsoltarlo,lepropinóunsegundopuntapiéenella.
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Lazarpaseabrió.YNicoyanoperdióniunmomento.EnsuaceleradacarreracasiatrapóaLucyaAdela,que le llevabanunabuena
ventaja,mientraspordetráslosgritosdelosdosagentesdelaurbanaseelevabanenunparoxismodefuriaporencimadesuscabezas.
Esosí,nolesdispararoncomollegaronapensar.
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Capítulo(26dejuliode1947)
9(26+7+1947=8+7+21=36=9)
Agotados,derrengados,asustados,consternadosymuchos«ados»más,nodejarondecorrer hasta haber puesto abundante tierra de pormedio entre ellos y sus posiblesperseguidores, aunquealgo lesdecíaqueaquelpardegandulesnoerande losquecorríandemasiado.Porsilasmoscas,además,lohicieronenzig-zag,demostrandounperfectoconocimientodelbarrio.
Acabaron metidos en un portal que siempre estaba vacío y que usaban comopuntodereunióncuandollovía.
Cuandolograronacompasarsusrespiraciones,semiraronunosaotros,esperandoquealguienrompieraaquellaespeciedecatarsis.
Ycomocasisiempreenesascircunstancias,fueAdelalaquelohizo.—Noestaba—dijo—.¡Noestaba!—Nosotroslevimosbienmuerto,¿verdad?—consideróNico.—Sisehubieraarrastrado,habríaunrastrodesangre—dejósentadalaevidencia
Luc.—Esosólopuedesignificar…—Adelanoterminólafrase.LohizoelmismoLuc.—Nos lodijo, ¿recordáis?—sucara estaba revestidadegrave seriedad—.Nos
dijoquehabíaescapado,peroquetalvezelasesinolehubieraseguido.—¡Sehallevadoelcadávermientrasestábamosfuera,yhalimpiadolasangre,las
huellasdesucrimen,laspruebas!—gritóNico.—PerocuandolagenteveaqueelFepehadesaparecido…—vacilóAdela.—Hadichoalgomásantesdemorir:quealasseiselasesinoseiba—lesrecordó
Luc.—¡Vaaescapar!—Adelaabriólaboca.—Sonlastrespasadas.Apenassiquedaalgomenosdetreshoras,¡malditasea!
—expresósurabiaLuc.—¿Cómopretendíaquenosotrosdiéramosconélenese tiempo?—sepreguntó
Nico.Recordarondeprontoeljuego,laprueba,elexamen,elmotivodequeestuvieran
metidosenaquello.—¿Nomediréisque…vamosahacerlo?—temblóNicoalverlascarasderabia
ydeterminacióndesusdosamigos.—Escucha,colega—Luclepasóunamanoporencimade loshombros—:Hay
algotodavíapeor.
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—¿Quées?—Nicoestabapálido.—Queelasesinovayaapornosotrosantesdeescaparse.—¿Porqué?—seasustóaúnmásNico.—PorquesihaseguidoalFepeynoshavistohablandoconél,lomásseguroes
quepiensequenoshareveladosuidentidad—leaclarócontundenteAdela—.Noesseguro,peronopodemosignorarlo.Nicosedejócaersobresusposaderasalnopodersostenerlesuspiernas.—Estoesdemasiado—farfulló.—Esunlíodemildemonios,sí—reconocióLuc.—Peroélconfiabaennosotros—dijoAdela.Eraotraincuestionableverdad.Lasopesaronensilencio.—¿Creéisquepodemos?—manifestóinseguroNico.—¿Porquéno?—dijoAdela.—Élcreíaquesí—asintióLuc.—Sí,supongoque…selodebemos—Nicobajólacabezaapesadumbrado.NoseacostumbrabanalaideadequeFelipeRomero,elFepe,elprofe,estuviera
muerto.Asesinado.Yellospodíanresolverelcrimen.Teníanlaclaveensusmanos.—Hastenidobuenosreflejos—ledijoLucaNico—.Denohabersidoporti…—Abreelsobre—confirmóloqueyaparecíainevitableAdela.Nicosellevólamanoalbolsillodelpantalón.Elsobreestabaunpocoarrugado.
Tenía el número 1 primorosamente escrito a mano en su superficie. Él mismo loabrió.Dentrohabíaunasimplehojadepapelcuadriculado,delibreta,tambiénescritaamano.
—¿Quédice?—loapremióAdela.—Dice: «Jugad limpio. No pretendáis ir de pista en pista recogiendo los
problemas para resolverlos al final todos, porque entonces no os dará tiempo.Resolvedcadaproblemayluegoseguidlapistahastaelsiguientepunto,dondehabráotrosobrecomoéste.Entotalhayochoproblemas.Silosresolvéisadecuadamente,conlascifrasobtenidastendréislaclave,elnombredelasesinoqueheseleccionadoalazaryqueconocéis».
—Alazar—temblóAdela—.¡Pobre!—Silohapuestoseráporalgo.Igualsetemíaunacosaasí—vaticinóLuc.—Dicequeloconocemos—aprecióeldetalleAdela.—Yélanosotros—sepreocupóLuc.—¿Leo ya el primer problemay la primera pista para dar con el siguiente?—
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preguntóNico.—Vale—aceptaronelenvitefinalAdelayLuc.Lasuerteestabaechada.Nicoleyó:
PROBLEMA 1: Un comerciante guarda cajas en una habitación con un huecocentralylohacedelaformaqueseveenelcuadro.
Elcomerciantetieneunamanía.Legustaquelascajassumen16enhorizontalyenverticalporlosextremos.Asíque,cadavezquesellevacajas,lohacede4en4,paraquelasumaenhorizontalyenverticalsigasiendo16.¿Cómolohace?Yloqueesmás importante,¿cuántasvecespodrá llevarse4cajaspara lograrque siemprepueda sumar 16 horizontal y verticalmente en los extremos y sin dejar ningúnespaciosincajas?
PISTA PARA DAR CON EL SIGUIENTE SOBRE: Resolved el jeroglífico ysabréisdóndeseencuentra.
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LucyAdelasehabíansentadounoacadaladodeNicoparaestudiarelcuadrodelproblema.
—Yaempezamos—dijoelchico—.¡Estonoesunproblemademates,esotradeesasmalditasadivinanzascontruco!¿Cómovamosaresolverestegalimatías?
—Pues anda que el acertijo, jeroglífico o lo que sea eso de abajo…—pareciódispuestaarendirsedebuenasaprimerasella.
Nicomirabafijamentelosnúmeros3y10delascasillas.—Separeceunpocoaloquenospusodel15,¿recordáis?—Estoesdistinto—protestóLuc—.Allíhabíaquedistribuirlosnúmerosdel1al
9paraquesumaran15portodaspartes.Peroaquí…Sinosllevamos4cajas,¿cómo
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vamos a conseguir que sigan sumando 16 las restantes? ¡Hay 4menos!, ¿no? ¡Esimposible!
—Puessegúnelenunciado,porlovistopuedesrealizarlaoperaciónvariasveces,porquelapreguntaesésa:¿cuántasvecespodrállevarse4cajasmanteniendolasumade16?—indicóAdela.
—Siesposible,seráuna—rezongóLucmolesto.—Nopodemos arriesgarnos—dijoAdela—.Si un resultado estámal, supongo
quealfinalfallarátodo.Losresultadosdelasochopruebasdebenestarinterrelacionadosentresí.—¡Andaquecuandohablasenplanfino!—seburlóLuc.—¡Bueno,notemetasconmigo,sólointentoayudar,serpositiva!—¿Tú?Siestásmásdesanimadaqueyo,ynohemoshechomásqueempezar.—¡Miraquiénhabla!—¿Queréiscallaros?—protestóNico,queseguíamirandofijamenteelcuadro.—¿Porqué,cerebrito?¿Acasosabesresolverlo?—leretóLuc.—Puesyaves,creoquesí.Losdejóhelados.—¿Ah,sí?—mostrósuincredulidadAdela.—Enunvideojuegohabíaalgoparecido,aunquenorecuerdomuybien…La posibilidad de resolver el primer problema hizo que los nervios, la tensión
desaparecierandesuentorno.Eraelmomentodelaverdad.Osalíandelatolladeroorenunciaban.Yelasesinodelprofesordematemáticasescaparía.—Hayquequitarcajas—continuóNico—.Sisacamos1decadamontónde10…
quedan 9, pero sumadas a las 6 restantes…, eso da 15. Y si quitamos 1 de cadacuadro…,nosllevamos8entotalytampocosuman16.
—En lo del 15 había que repartir los números, ¿recordáis?—frunció el ceñoAdela.
—Noeslomismo—dijoLuc.—Estamospensandoenquitar,sóloenquitar—advirtióNico—.Enaqueljuego
elhéroesacabadeunladounosladrillos,peroluegoponíapartedeellosenotrolado.—¿Quitaryponer?—noloentendióLuc.—¡Claro!—losojosdeNicoseagrandaron—.¡Quitaryponer!—¿Cómo?—seanimóAdela.—¿Dónde hay más? —preguntó Nico. Y se respondió a sí mismo—: En los
centros.¿Ydóndehaymenos?Enlosángulos.¡Hayquequitardedondehayamásyponerdondehayamenos!¿Tenéisunboli?
Nollevabannadaparaescribir.Nicolohizoenelpolvorientosuelo.
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Primeroquitóunacajadeloscuatrodieces.Noeraposible.Despuésquitódosdecadaunoypusounademásencadaextremo.
—¡Bingo!—cantófeliz.Elcuadroquedóasí:
—¡Quépasada!—reconocióLucadmirado.—¡Bien,Nico!—Adelalediounbesomuyfuerteenlamejilla.—Hemosquitado8cajas,perohemosañadido4,asíquenoshemosllevado4en
realidad.—¡Unavez!—cantóAdelaexcitada.—Sigue,sigue—leempujóLuc.Nicorepitiólaoperación:
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—¡Dosveces!—dijoAdela.—¡Increíble!¡Nosestamosllevandocajasysiguensumando16!—pusocarade
pasmoLuc.—Yanosdijoelprofequetodoeracomounjuego.¡Esuntrucolamardesimple!—mostrósufelicidadAdela.—Ya,perohayqueverlo—se jactóNicoconaplastante fuerzadesuperioridad
porsudeducción.Elsiguientecuadroquedóasí:
—¡Yavantres!—¿Puedesllevartedenuevo4cajasmás?
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—¡Vamosallá!—sefrotólasmanosNico.Yconeldedoyasucio,volvióaescribirlosnúmerosenelpolvo:
—¡Cuatroveces!—Puesyaestá.Nohaymás—dijoNico—.Simevuelvoallevar2cajasdelos
centros, se queda en 0 y, aunque entonces en los extremos habría 8 y seguiríasumando16,elenunciadodicequehadehabercajasencadasitio.
—¡Esverdad!—dijoAdela—.Yanomeacordabadeeso.Yohabríaquitadootras4.¡Bienhecho,Nico!
—¡Muybien!¡Seguroqueésaeralatrampafinal!—lepalmeólaespaldaLuc—.¡Nohemoscaídoenella,profe!
Elrecuerdodelprofesordematemáticasmuertolesenfrióelánimo.Aunquesuéxito,suprimeréxito,eratodounhomenajeaél.—Eljeroglífico,vamos—tratódenovolveracaerenelabatimientoAdela,que
eralamássensibleenestecaso.Loestudiaronafondoporprimeravez.—Noentiendonada—reconocióeltriunfadordelaprimeraprueba.—Estodeaquíabajoeselcolegio,esoestáclaro—señalóAdela.—Perolodearriba…¿quées?Pareceunamadera.—Esunamadera—indicóella—.Unatablaoalgoasí.—¿Yestodelmedio?—
preguntóNico.—Sonanuncios,¿no?«Sebuscatal»,«Senecesitacual»…—tanteóLuc.—Unatablademadera,unosanuncios,eledificiodelcolé…—repitióAdela.Comenzaronasentirvibraciones,unpicorcilloinquietante.—Colegio,anuncios,tabla—dijoNico—.Colegio,anuncios,tabla.—Tabla,anuncios,colegio—lorepitióensucorrectoordenLuc.
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—¡Tablóndeanunciosdelcolegio!—gritóAdela.Teníarazón.Asídesimple.—¡Vamos,atodaprisa!—fueelprimeroenecharacorrerLuc.
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Capítulo(10–8+6–4+2–4+6–8+10)
10
¿Cuántotiempohemosempleadoenlaprimeraprueba?—Es mejor no mirar el reloj o acabaremos tan nerviosos que no lo
conseguiremos.—Sí, en los exámenes nos pasa eso. El reloj parece correr y correr y correr y
nosotrosnosquedamosmuertos.—Nohasidotandifícil,¿verdad?—Hombre…—No,sivistoahora,parecechupado.—Ya,perocuandohemosleídolapreguntayhemosvistoeljeroglífico…—¿Aqueparecíaimposible?—¡Total!—Yoesquemesientolamardebien.—SinofueraporlodelFepe.—Vamos,¡vamos!Hayquedarconesecerdo.—Ocerda.—¿Nopuedescorrermás,Nico?Corríanyhablaban.Hablabanycorrían.Elcolegionoestabalejos,peroahora,en
su carrera contra el tiempo, cada segundo contaba y podía ser la diferencia entrecogeralasesinoopermitirqueescapara.
Esotambiénleshacíareflexionar.—¿Yporquésevaaescaparalasseis?—Sí,escierto,¿porqué?—Alomejorelaviónenqueselargasaleaesahora.—Oelbarco.—O…—Quedansieteproblemas,novendamoslapieldelosoantesdecazarla.Adela y Lucmiraron aNico con cara de enfado por enfriarles de tal forma el
ánimodespuésdehabersuperadotanbienlaprimeraprueba.Elchicocorríaallímitedesusfuerzasy,dadoqueeraelmásredondito,estabacongestionadoyrojocomountomate.
—¡Yallegamos!—dijoLuc.—¿Estarácerrado?—sealarmóAdela.—No,noloestá,seguro—lostranquilizóNico.Nomenguaronsualocadacarreranial llegaralcentroenelquepasabantantas
horasaldíatratandodeaprendercosas.Entraronporlapuertaexteriorycruzaronel
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patiocomoposesos.Ahora,AdelayLucyanoesperaronaNico.Seadelantaroncongrandeszancadashastameterseeneledificioporlapuertaprincipal.Allísídejarondecorrer,no fueraaverlesalguieny se lacargaran.Aldirectorno legustaban lascarrerasporlaszonascomunes.
Eltablónestabaallímismo,enlaentrada,aladerecha.Seacercaronaél,buscando…—¡Aquíestá!—cantóvictoriaAdela.En efecto, un sobre señalizado con el número 2 destacaba por encima de las
ofertas, las peticiones, los prospectos y demás flora y fauna escrita que poblaba eltablóndeanuncios.Sehallabaclavadoconunalfilerdecabezagordayverdeenelángulosuperiorizquierdo.
Luclocogió.—¿Loabrimosaquío…?—No—dijoAdela—.Vamonos.Seestremeciócomosi…Salieron de allí los tres, con el sobre quemándoles en el alma, ansiosos por
enfrentarsea la segundaprueba.No fueronmuy lejos.Nadamásdoblar la esquinamás próxima en la calle de enfrente, se sentaron en el suelo. Luc abrió el sobre.Dentrohabíaotrahojadepapelcuadriculadocomolaprimera.Yleyó:PROBLEMA 2: De los 60 alumnos que practican deporte en un colegio, el 55%practica el fútbol, el 24%practica el baloncesto y el 6% se dedica a la natación.¿Cuántosalumnosjueganaltenis?
PISTA PARA DAR CON EL SIGUIENTE SOBRE: Un hombre quiere dejar defumar y toma la determinación de hacerlo. Mira sus reservas y ve que tiene 27cigarrillos.Sedice:«Melosterminoylodejo».
Perocuandosehafumadolos27cigarrillosvequeconcadatrescolillaspuedehaceruncigarrillomás,asíquesiguefumandohastaquesólolequedaunacolilla.¿Cuántoscigarrilloshabráfumadoentotal?
Fumaresmalo,asíquenoosaconsejoresolverelproblemahaciéndolo,¿OK?
—Éstosparecenfáciles—exclamó,boquiabierta,Adela.—Sí,¿verdad?—seanimóLuc.—Tendrán truco, seguro—siguió pesimistaNico pese a su éxito con el primer
problema.—Noshacefaltaunboliounlápizoloquesea—protestóLuc.—Yavoyyo.Esperadme—seofrecióAdela.Selevantóyvolvióacorrerhaciaelcolegio.LucyNicosequedaronsolos.—¿Laesperamos?—quisosaberelsegundo,impaciente.—Para el problema necesitamos escribir, pero para lo de los cigarrillos no.
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Veamos…Tútomanotamentalmente.—Vale.—Si se fuma los 27 cigarrillos tiene 27 colillas y, como de cada 3 hace otro
cigarrillo,resultaque…,27divididopor3…,consigueliar9cigarrillosmás.—Esoson36cigarrillos—sumóNico.—Conlas9colillasrestantes,haceotros3cigarrillos.—Quesumadosalos36primerosnosdan39.—Peroconestostrescigarrillos,haceunomás,elúltimo.—¡Oseaquesefuma40ylesobralacolillafinal!—brincóenelsueloNico.—Chupado,¿no?—sehizoelchuletaLuc.Adelayaregresabaalacarrera.Llevabaunbolienlamano.Cuandoaterrizóasu
ladoleindicaronelprogresodesuspesquisas.—¡Yahemosresueltolapistaparadarconelsiguientesobre!—dijoNico.—¿Ynomehabéisesperado?—Adela,enlugardealegrarse,seenfadó—.¡Pues
miraquémorro!—Caray,nosabíamosqueteinteresaranlasmates—sedefendióLuc.—Lohacíamosparaganartiempo—hizolopropioNico.CuandoAdelaseenfadaba,seenfadabadeverdad.—A ver, contádmelo. Sólo para estar segura de que lo habéis hecho bien —
continuópicadaella.Leexplicaronlodelos27cigarrillosylascolillas.Elresultadoerabueno.40cigarrillos.—¿Yesoesunapista?—seextrañólachica.Cierto.40noeraelresultadodeunadelaspruebasdelcaso,sinounapistapara
encontrareltercersobre.—¿Aalguno le suena algoque tengaquever conel 40?—sealarmóLucante
aquellainsólitapista.—¿Nodicenadamáselenunciado?—Nicolecogióelpapeldelasmanosasu
compañeroyloleyódespacio.—Nada.Semiraronlostres,preocupados.—Yasabíayoque…—comenzóadesanimarseNico.—¡Eh,eh!—lodetuvoAdela—.Concentrémonos.Si lapistaesésa,elnúmero40,esporqueelFepesabíaqueunode los tres lo
entendería.—Yovivoenelnúmero52demicalle.—Yoenel79.—Yo…—lapropiaAdelasequedópálidadegolpe.—¿Qué?—laalentóLucalverlelacara.
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—¡Mitaquilladelcolé!—gritóella—.¡Eslanúmero40!—¡Bien!—fueaponerseenpieNico.—Espera,espera—lecogióporelpantalónLucyleobligóasentarsedegolpe—.
Hayqueresolverelproblema.—¡Vamosaporelsobreyresolvemoslosdosproblemasalavez!—No,nosliaremos—semantuvofirmeAdela—.El mismo Fepe nos dijo que actuáramos correctamente y paso a paso. De
momentovamosbien,peroseguimossinsergeniosmatemáticos.¿Deacuerdo?Nicoloaceptóaregañadientes.—Deacuerdo—volvióasentarse.—Veamoselproblema—retomóelhilodelmomentoLuc.Adelateníaelbolígrafo,asíquecogiólahojadepapel.—Estoestáchupado—afirmó.Empezó a hacer cálculos en silencio, garabateando en el papel. Nico y Luc
tratarondeseguirsusoperaciones.—Dinosquéhaces,¿no?—seinteresóelprimero.—Veréis—Adelalorepitiótodoenvozaltaparaestarseguradesuscálculos—.
Siel55%juegaalfútbol,el24%juegaalbaloncestoyel6%hacenatación…,esonosdaun85%del total.Osea,quelosquejueganal tenissonun15%deesos60alumnos.
¿Vale?—Vale—asintieron.—Asíquetenemos…Adelahizolaoperaciónaritmética:
—Conlocualtenemosquex…—continuó:
—¡Yyaestá!—sonriódeorejaaoreja trashacer lamultiplicaciónde15x60ydividirlapor100—.Elresultadoes…¡9!
Semiraronentresí,emocionadísimos.—Tenemosdos—dijoLuc.—Dosdedos—quisodejadobienclaroNico.—Somosunosgenios—entonócomoquitándoleimportanciaAdela.—Esquehacerloaquíenlugardeunexamen…—Ylostres…
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—Bueno,¿qué?Esperamosquenosechenfloreso…¡Laterceraprueba!¡Lataquillanúmero40!Selevantaronycorrierondenuevoendirecciónalcolegio.
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Capítulo(√121)11
Sedetuvieronenlapuerta.—Serámejorquevayayosola—advirtióAdela—.Nohabiendoclasesestatarde
sería sospechoso que nos vieran a todos, mientras que, si alguien me pregunta,diciéndolequevoyaporalgunacosaenmitaquilla,listos.
—Vale,teesperamosenlapuerta—convinoLuc.Adelaentróeneledificiodelcolegio.Habíaunextrañosilencio.Erainquietante.
Aulasvacías, losprofesoresrepasandoexámenes,reuniéndoseparahablardenotas.Por no estar, ni siquiera estaba el bedel, el señor José, que hacía de celador, seencargabadelorden,deabrirycerrarlaspuertas,dearreglarestoyaquelloylodemásallá.Ladiferenciaconlashoraslectivas,enlasqueaquelloeracomounenormeestallidodeenergía,sehacíapatente.
Casituvomiedo.Sinsaberporqué.Subióasupiso.Erabastanteinusualtenertaquillas,porqueenlosdoscolegiosen
losqueyahabíaestadoanteriormente,no las tenían.Peroallíeradistinto.Noerancomo las de las películas americanas, demetal, llenando los pasillos, pero servíanigual,aunquelamaderaeraviejaycualquierapodíadescerrajarunasirealmenteloquería.Entróensuaulayfuealfondo.Ensutaquilla,lanúmero40,teníauncandadoconcombinacióndenúmeros.Insertólaclave,7-5-9,yloabrió.
Contuvolarespiración.Elsobre,conun3escritoamanobienvisible,estabaallí.Elprofesordematemáticasdebíahaberlopuestoatravésdelaranurasuperioro
inferior.Lotomó,cerrólataquilla,volvióaponerelcandado,hizocorrerlasruedascon
losnúmerosysedispusoamarcharse.Nohabíadadonimediadocenadepasosyaenelpasillo,preparadaparabajarlasescaleras,cuandounavozladetuvo.
—¡Eh,tú!Sequedóparalizadaalreconocerlavoz.Girólacabeza.Eldirectordelcolegio,MarianoFernández,caminabahaciaella.—¿Quéhacesaquí?—¿Yo?—sepusonerviosa,muynerviosa—.Nada.—¿Quéeseso?—eldirectorseñalóelsobrequesosteníatodavíaenlamano.—Unos…apuntesqueteníaenmitaquilla—tratódeserlomásnaturalposible.Silepedíaelsobreyloabría…
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Bueno,¿qué?Sóloseríaunproblemadematemáticasyunanuevaclaveparadarconelsobrenúmero4.
¿Dequéseasustaba?¿Delaautoridad?¿Delacarademalaspulgasdeldirector?¿Dequeseloquitaraoperdieranuntiempovaliosísimo?
Elhombreseguíamirándoladehitoenhito.—Cuandoosveoconesapintadenohaberrotounplatojamás…—pusocarade
nocreerselamitaddelascosasdelavida—.Anda,vete.Adela no le dio lamenor oportunidad de cambiar de idea. Le sonrió cauta, le
lanzóuncomedido«Gracias»yuneducado«Buenastardes»,ybajólasescalerasconaplomohastaque,alperderdevistalasombradeldirector,echóacorrerdenuevo.LucyNicolaesperabanansiosos.
—¿Porquéhastardadotanto?—¿Norecordabastucombinaciónoqué?—Notenemostodoeltiempodelmundo,¿sabes?—¡Cadaminutocuenta!Adelalosmiróenfadada.—Mehapilladoeldiré—lesinformó.—¡No!—¿Yqué…?—Nada—lespusoelsobreenlasnarices—.Peromehadadounsustodemuerte,
mehapreguntadoquéeraestoylehedichoquesetratabadeapuntes.¿Quéqueríaisquehiciera,queecharaacorrer?—Bueno,loimportanteesquelotenemos—suspiróNico.—Bienporti—Luclediouncodazocariñosoasucompañera.—Volvamosdondeantes—seolvidóelladelosnerviospasados.Lohicieronysesentaronenelsuelo,enelmismositiodondehabíanresueltoel
segundoproblemayadivinadolapistadelsobrequeahoraestabaensupoder.Esta vez fue Adela la que lo abrió, extrajo la correspondiente hoja y leyó su
contenido:PROBLEMA 3: En una clase hay más de 40 alumnos, pero menos de 50. Si losagrupamos de 3 en 3, sobra 1. Si los agrupamos de 4 en 4, sobran 2. ¿Cuántosalumnossonchicossi27sonchicas?
PISTA PARADAR CON EL SIGUIENTE SOBRE: Id a este lugar teniendo encuentalasiniciales:5/.319879°D.
Elproblemaparecíasencillo,sobretodoteniendoencuentaqueestabanlostres.Pero la pista, de nuevo, les pareció un galimatías. Se quedaron pendientes de elladuranteunossegundos.
—¿Quevayamosdónde?—exclamóperplejoNico.
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—Laclaveestáenesodelasiniciales,seguro—señalóLuc.—¿Resolvemosprimeroelproblema?—propusoAdela.—No,espera—ladetuvoLucalverqueellayateníaelbolígrafoenlamano.—Como nos quedemos pendientes de una cosa y nos pongamos tozudos…—
advirtiólamuchacha.—Fijaos—siguióLuc—.Estopareceunadirección.Sefijaron.—Sí,hayun5,unarayaendiagonalyunpunto,comocuandoponemoscalleen
unacarta—manifestóNico.—Y al final, en lugar de número tal, escrito con la ene minúscula y el cerito
pequeñoarriba,hayunnúmeroyunaletra.—Dameelboli—lepidióLucaAdela.Ellaselopasó,yelchicoanotóenlahojadepapel:CUDTCCSSON—¿Esoquées?—quedópasmadoNico.—Lasinicialesdelosnúmerosdel0al9.—Entoncessilascambiamosporlosnúmeros…—empezóacomprenderAdela.Luchizolaspermutas.—El5empiezaporce.AsíqueyatenemosC/.—sumanovolórápidasobreel
papel—.El3este,el1esu,el9esene,el8eso,yel7esese.Encuantoalode9°D,esjustoalcontrario.Elnueveeseneyladefinalsólopuedeserun2,yaqueeselúniconúmeroqueempiezaporesaletra.Esonosda…
C/.TUN0SN.°2
—¡Esladireccióndelprofe!—saltóAdela.—¿Cómolosabes?—preguntóLuc.—¡Porqueundíahacíamosbromassobremúsica,yyoledijequenomegustaban
las tunas,quemeparecíanalgoanacrónico,yélnoscomentóquevivíaen lacalleTunos!
—¡Escierto,sí!—estuvodeacuerdoNico.—Puesyonorecuerdonada—seextrañóLuc.—Puedequeesedíaestuvierasenfermo.Tuvistelagripeenenero.Eralodemenos.Teníanlapistaparadarconelcuartoproblema.Aunquetodavíalesfaltabaresolvereltercero.—Venga,venga—lesdiomarchaNico—.Averquépasaconesodeloschicosy
laschicasdelaclase.—¿Hayalgunafórmulamatemáticaparaplantearesto?—Luclosmiróalosdos.—Déjame —Adela recuperó el bolígrafo—. Debe ser un cálculo de
probabilidadesoalgoasí.
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—Ah—NicoyLucsemiraronsinentendermuybiendequéibalacosa.—Veamos—empezó su amiga—.Enprimer lugarhayquebuscar los números
comprendidosentre40y50queseanmúltiplosde3ysumarles1,queeselquesobrasegúnelenunciado.Elprimerosería…aver…—hizoelcálculomentalmente—.12por3,36…no.13por3,39…no.14por3,42…Sí,éseeselprimero.
42+1=4345+1=4648+1=49
Yanotóésteylossiguientesquecumplíantalescondiciones.—Yanohaymás—dijo.LucyNicoseguíanatentamentesusoperaciones,tratandodepillarla.Sucarase
lesiluminóalentenderloqueestabahaciendo.—Ahorahayquebuscar todoslosnúmerosentreel40yel50múltiplosde4y
sumarles2.Elquecoincida…El primero que escribió, después de multiplicar por 4 dos o tres veces
mentalmente,fueel40:
40+2=4244+2=4648+2=50
—¡Coincideel46!—hizonotarNico.—Pues ése es el número que buscamos—expresó su satisfacciónAdela—. El
únicoquecoincideenambosplanteamientos.Siagrupamosalosalumnosde3en3,formamos 15 grupos de 3 y sobra 1, el alumno 46. Si los agrupamos de 4 en 4,podemosformar11gruposde4,ysobran2hastael46.
—Entonceslarespuestafinales…—Luchizolarápidaresta—.Si27sonchicasyhay46alumnos,¡elnúmerodechicoses19!
—¡Yatenemosotro!—apretólospuñosNico.—¡Sí!—gritóAdela.TeníanyaunacitaenlacalleTunosnúmero2,asíqueniselopensaron.
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Capítulo(1x11x111x1.111x11.111–15.072.415.929)
12
¿Dóndeestáesacalle?—preguntóLucalverqueAdelatomabaelmandodelgrupo.—Cerca.Yolaconozco—dijoella—.Miprimaviveallado.—¿Nopodemoscogeruntaxi?—protestóNico.—¿Tienesdinero?—alzólascejasLuc.—¿Yo?¡Sí,hombre!—Puesentonces…—seresignóLuc.—TomaremoseltranvíadeSanFernando—dijoAdela.—¿Quétranvíaesése?Yademás,aquínohaytranvías—fruncióelceñoNico.—EltranvíadeSanFernandoeselquevaunratoapieyotroratoandando—se
echóareírAdela.—¡Ja,quégraciosa!—hizounamuecaelburlado.—¿Dedóndehassacadoeso?—lasecundóensurisaLuc.—Miabuelo.Esunpozodefrases,dichosyrefranes.Meencantaescucharle.—Quésuertetienes—Lucbajólacabeza—.Miabuelopaternomuriósiendoyo
uncrío,yelpadredemimadreviveenelotroextremodeEspaña,asíque…unosdíasenveranoypocomás.
—Amímeencantanmisabuelos—confesóAdela.—Yamílosmíos,sobretodoelmaterno—seapuntóalaconversaciónNicoya
recuperado—.Como fuemúsico en su juventud, cuenta cada batallita que es paramearse.
—Fino—rezongóella.—Ustedperdone—pusocaradeextremaexquisitezNico.—Eh—losdetuvoLuc—.¿Creéisquetodoslosproblemasylaspistasserántan
sencilloscomohastaahora?—¿Sencillos?—ledemostrónoestarnadadeacuerdoNico—.¡Ahoramedirás
quelodelascajasdelcomienzoerasencillo!—Puesandaquelodeljeroglífico…—asintióAdela—.Ylapistadelacalledel
profe…—Paraloburrosquesomosnosotrosenmates,haberresueltoyatresproblemas
esmucho,asíquedebensersencillos—justificósucomentarioLuc.—Tranquilo,queyahabráalgunajugarreta—sentencióAdela.—¿Túcrees?—seinquietóNico—.ElFepeparecíaquererayudarnos.—Perononosloibaaponerfácil,seguro—insistióAdela.—Bueno, ¿y si dejamos de hablar y corremos un poco?Porque a este paso no
llegamos—propusoLuc.
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InclusoNico,queeraenemigodelascarreras,comprendióquesuamigollevabarazón.Forzaronlamáquinaysepusieronatrotar,igualquesihicieranfooting.Yanohablaronhastaque,menosdediezminutosdespués,Adelaseñalólacallealaqueseaproximaban.
Nicoestabarojo,congestionado,sinaliento,apuntodedesfallecer.—Pues…me…nos…mal…—estallóallímitedesusfuerzas.Elnúmero2delacalleTunoseralaprimeracasa.Sedetuvieronenelportalylacontemplarondándosecuentadequenosabíanqué
máshacer.Lapistasólodecíaeso:calleTunosnúmero2.Miraronlahojadepapelporsihabíaalgomás.—Nodicenada.Sólo«Idaeselugar»—mencionóAdela.—¿Dóndedejaríastúunsobre?—razonóenvozaltaLuc.—Enelpiso,seguro—sentencióNico—.Ycomonohaynadie…—Nopuedehaberlodejadoenelpiso—dijoconmásesperanzaque seguridad
Adela—Puesaquínohaytablóndeanuncios—suspiróLuc.—¡Perohaybuzones!—exclamódeprontoNico.Seprecipitarondentro.Losbuzonesestabanenlapartedeladerecha.Buscaronel
delprofesorFelipeRomeroycuandoloencontraronvolvieroncasiagritardealegría:lapartesuperiordeunsobreasomabaporlabocadelreceptáculometálico.
—¡Sobrenúmero4,tachán!—loextrajoAdela.—Vamonos,rápido—pidióNico.Lo comprendieron al verle la cara. Seguían olvidando que su maestro estaba
muerto,cruelmenteasesinado,yqueahoraestabanensupropiacasa.Salierondeellay se alejaron lo justo para no verla. Fue en una nueva esquina. Se sentaron en elbordillo,entredoscochesaparcados.Adelafuelaqueabrióelsobreyextrajolahojadepapelcuadriculado.Lostrescasicontuvieronlarespiraciónmientrasleían:PROBLEMA4:Un hombre tiene 70 años y su hijo 20. ¿Cuántos años habrán detranscurrirparaqueelpadretripliqueenedadalhijo?
PISTA PARA DAR CON EL SIGUIENTE SOBRE: Buscad en la esquina el[(37.624.806–19.592.905)x2+9.594.198]/200–226.289.
NOTA:Chupado,¿vale?(¡Ja,ja,ja!)
—¿Quéclasedepistaesésta?—pusocaradeascoNico.—Sumas,restas,multiplicacionesydivisiones,hombre.Pancomido—lehizover
Adela.—Pues el problema es bastante sencillo. Como que fue el único que resolví
rápidoenelexamen—dijoLuc.—Yyo—afirmóNico.
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—Yyo—seapuntóalcarrodeléxitoAdela.Semiraronalarmados.—Demasiadofácil,¿noosparece?—Bueno,demomento.—Faltancuatroproblemasytrespistasmás.Volvieronaleerelenunciadodespacio,porsihabíaalgunatrampaenelproblema
oenlapista.Todosiguiópareciendolamardesencillo.Talycomodecíalanotaalpiedelahoja.—Encimadecachondeo—moviólacabezahorizontalmenteLuc.—Eraunpasota—reconocióNico.—Venga,vamos—seestremecióAdela—.¿Quiéntieneelboli?—¡Tú!—ledijeronsusdosamigosalunísono.Ellamismaprocedióaresolverlasencillaecuación,aunqueenestaocasiónLucy
Nico le fueronsoplando también losnúmeros, sóloparaquequedaraconstanciadequesabíanhacerlo.Primeroseplanteólaincógnita:
Despuésiniciaronlasoperaciones.Primero:
Segundo:
Acontinuación:
Encuartolugar,porqueibanpasoapaso,paranoequivocarse:
Lapenúltimaoperación:
Yporúltimo:
DedondeseobteníaqueXeraiguala5.—5años—asintióLuc.—Cuando el viejo tenga 75, el hijo tendrá 25, exacto—demostró su habilidad
mentalNico.—Cuatrodecuatro.Estamosalamitad—dijoAdela.—Ahoralapista—laapremiaron.
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—¿Por qué no sumáis, restáis, multiplicáis y dividís vosotros? —protestó lachica.
—Dame—seofrecióNico.—¡Gracias,generoso!—adornósuspalabrasellaconvozdevicetiple.Nicosituólasprimerascifrasunaencimadeotraeinicióloscálculos.Losotros
doslecontrolaronparaquenoseequivocaracontantonúmero.
—¡AndaquenoesretorcidoninadaelFepe!—resoplóNicoalllegaralfinaldelasoperaciones,incluidaladivisiónpor200,quehabíahechoaparte.
—Pues tenemos otro numerito que yame diréis—se quedó perpleja Adela—.
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¿Quées2.001yenquéesquinahayquebuscarlo?Se encontró con las sonrisas medio burlonas, medio suficientes de sus dos
colegas.—Venga,listos,soltadlo—suspiró.—¿Notedicenadaesodel2.001?—entonómelosoNico.—¿Peronadadenadadenada?—sepusocarganteLuc.—Puesno…—lacaradeAdelacambiódegolpealhacerselaluzensumente.
Delantemismoteníalamatrículadeuncocheconunaletraalcomienzo,dosalfinalyunnúmerodecuatrocifrasenmedio—.¡Elcochedelprofe!
ElGaláctico,elOdisea.Nimásnimenos.Sepusieronenpieymiraronlascuatroesquinasdelacalle.Elviejoarmatostede
FelipeRomeroestabaenlaquehacíadiagonalconlasuya.Seplantaronasuladoendossaltosymiraronelinterior.
Elsobreseñalizadoconelnúmero5seencontrabaenelasientodelconductor.—¿Yquéhacemosahora?—dejócaerloshombrosAdela.—Orompemosunaventanillao…—cavilóinseguroLuc.—Noseasbestia,hombre—leespetólachica.—Aélyadebedarleigual—dijoconunmuchodetristezayunpocodeangustia
elmuchacho—.Ynecesitamos…AhoraelquelosobservabasobradoeraNico.Dejarondediscutiralnotarlo.—¿Pero creéis que iba a poner el sobre ahí dentro para que no pudiéramos
cogerlooqué?—sepusochuloél.Yabriólapuertadelcoche.Talcual.—¡Estabaabierta!—sesorprendióAdela.—¿Quiénibaaquererrobarestetrasto?—lojustificóLuc.Nicoyateníaelsobre.Cerraronlapuerta.Luegovolvieronalbordilloparacomenzarconsuquintoproblema.
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Capítulo(¿Cómoseescribe13concuatrounos?)
13(11+1+1)
Queseacomoéste,porfa,queseacomoéste!—Adela juntósusmanosycerró losojos,muynerviosa.
—¡Ylomismolapista,vamos,vamos!—lehizodecoroLuc.Niconohabló.—¡Léelo!—lediouncodazoporsuladoAdela.—¡Venga,hombre!—lediootroporelsuyoLuc.—¡Vale, dejad de darme codazos, caramba!—gritó el que estaba enmedio.Y
leyó:PROBLEMA 5: Voy a proponeros tres pruebas rápidas de cálculo mental eINTELIGENCIA (sabéisquéeseso,¿no?).Dosde los resultados serán iguales.Elresultadoválidoeseltercero,eldiferente.
Perocuidado.¿Preparados?PruebaA:Siarrancamoslaspáginas29,52,77,78y95deunlibro,¿cuántashojashabremosarrancado?PruebaB:¿Cuáleslamitadderechade8?Prueba C: ¿Qué tienen en común la raíz cuadrada de 16, los Cuatro Jinetes delApocalipsisy197menos193?
PISTA PARA DAR CON EL SIGUIENTE SOBRE: En el parque, el árbol queobtendréis si resolvéis este problema:Dospersonas van enbicicleta, unahacia laotra,ytienen20kilómetrosdedistanciaentresí.Enelmomentodesalir,unamoscaque está en el volante de una de las bicicletas, empieza a volar hacia la otra.Encuanto llega al segundo volante, damedia vuelta y regresa al primero. Lamoscavuelaidayvueltadevolanteavolantehastaquelasdosbicicletassereúnen.Sicadabicicleta iba a una velocidad constante de 10 kilómetros por hora y la mosca havoladoaunavelocidadtambiénconstantede15kilómetrosalahora,¿quédistanciahabrávoladolamoscaentotal?
NOTA:Notratéisderesolverloconfórmulasporqueosdaríaunaserieinfinitadesumas.Sedelementales.Sedmoscas.¡Adivertirsel
—¡Hala,sehapasado!—Yencimadice:«¡Adivertirse!».—¿YesodelaINTELIGENCIAconmayúsculas?—Sevequeseibaanimandoamedidaqueselasinventabamáscomplicadas.
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—¿Esoesunapista?¡Esosíesunproblemadematemáticas!Dejaronde protestar cuando comprendieronque así noganabannada, sinoque
másbien,alcontrario,estabanperdiendountiempoprecioso.Ningunoqueríamirarlahorapormiedoaponersenerviosos.
—¿Qué,vamosallá?—seresignóLuc.—Sí—Adelateníaunnudoenlagarganta.—Cuandoéldicequeelproblema tiene trucoynosavisadequevayamoscon
cuidado…—hundiólabarbillaentrelasmanosNico.Nadieparecíadispuestoaempezar.—Tútieneselboli—lerecordóLucaNico.—¿Ah,sí?—sepusoblanco.—Dalomismo,hemosderesolverlopensandolostres—reconocióAdela.—Laprimerapruebadice:«Siarrancamoslaspáginas29,52,77,78y95deun
libro,¿cuántashojashabremosarrancado?»—repitióLuc.—Estáclaro,5—dijoAdela.—Lasegundadice:«¿Cuáleslamitadderechade8?».—Cuatro—respondióNico.—No, esperad—Adela frunció el ceño—.Dice lamitad derecha, no lamitad.
¿Recordáiselejemploquenospusoelotrodíaconlodelamitadsuperiordeocho?—¡Claro, lamitad superiorde8 era0, porquepartía el 8por lamitadconuna
rayahorizontal!—exclamóLuc.—¡Pueslamitadderechade8es…3!—cantóNico.Ylodemostró:
—¡Yatenemosdos!—Nicoapretólospuños,denuevoanimado.—Laterceraprueba—siguióleyendoLuc—dice:«¿Quétienenencomúnlaraízcuadradade16,losCuatroJinetesdelApocalipsis
y197menos193?».—Laraízcuadradade16es4—aportóelprimerindicioAdela.—LosCuatroJinetesdelApocalipsis tambiénson4—manifestóconaplastante
evidenciaNico.—Y197menos193…son4—concluyóLuc.—Puesyaestá—Adelaresumiólaconclusiónfinal—.Laprimerapruebada5,la
segundada3ylatercera4.
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—Entoncesdedar,nadadenada—arqueólascejasNico—.Aquídicequedosdelosresultadoshandeseriguales,yqueelválidoeseltercero,eldiferente.
Volvieronamirarlastrespruebas.—Es el 8, seguro—dijo Luc—. El truco ha de estar ahí.—No puede ser—
insistióNico,queeraelquehabíahecholarayaverticalseparandolasdosmitadesdelnúmero—.Esoes3.
—Y loúltimo…—Adela repasó lode la raízcuadradade16, lode losCuatroJinetesylaresta—.Esotambiénestábien.
—Pueslodelaspáginasdellibronopuedeestarmásclaro—expusoLuc—.Son5números,asíqueson5páginas.
Cadapruebadabaunresultadodistinto,oloqueeraigual:unaestabaequivocadasielplanteamientodelprofesordematemáticaseracorrecto.Yno tenían lamenordudadequeloera.
—Miraquelodicebienclaro,¿eh?«Cuidado.»—Esqueesimposible…—sealarmóAdela.—Deltodo—laapoyóLuc.Niconodijonada.Yconocíande sobraaquellamiradadeconcentración, igual
quesisortearaobstáculosypeligrosenunvideojuego.—¿Nico?—musitólachica.—Parecementiraqueleáistantoslibros—suspiróél.Volvíaasonarsobradísimo.LucyAdelanosupieronsialegrarseporquedabalaimpresióndequeacababade
resolverelentuertoopicarseporaquel tonodevoz.Pero inclusoNicocomprendíamásymásqueeranunequipo.Lostres.
Nohuboningunasatisfacciónpersonalensuvoz,sóloelaliviodehaberdadoconeltruco,cuandoanunció:—¡Laspáginasdellibronoson5,sino4!
—¿Quédices?—¡Perosiestáclaroqueson5!—¿Ah,sí?—Nicoseñalólascifrasdelaprueba—.¡Siarrancamosla77yla78,
noarrancamos2,sino1!AdelayNicosequedarondeunapieza.Hastaquelocomprendieron.¡Lapágina77era la frontaly la78 ladelotro lado,peroambasocupabanuna
mismahoja!¡5números,perosólo4hojas!—¡Páginas,hojas!—¡Noeslomismo!—¡Yaunquelosea…!—¡Hemoscaídoenlatrampa!—¡Peroquédiabólico…!
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—¡Yretorcido!—¡Y…!Recordaronqueestabanhablandodeunmuertoyserefrenaron.Loqueimportaba
alapostreeraquedenuevohabíanresueltoelproblema.—Ahora tenemos dos pruebas que dan como resultado 4 y una que da como
resultado3—dijoAdela.—Luego3eselnúmeroválido—asintióLuc.—¡Buf!—resoplóNico—.¡Porlospelos!—Ésta ha sido difícil, y no lo parecía—convinoAdela—.Menosmal que los
resultadoserandistintos,onolohabríamosnotado.—Esastutoelprofe—dijoNico—.Lohahechoparaquenosdiéramoscuentasi
metíamoslapata.—Juegalimpio—aseguróLuc—,perosillegamosadecirquelamitadde8es4,
teniendo en cuenta que la prueba C es la más clara y también da 4, habríamosobtenidounresultadoequívocoalconsiderarel5delapruebaAcomoválido.
—Esohabríasignificadometerlapataendospruebas—aclaróAdela.—Y si la hubiéramos metido, nos habríamos merecido fallar—fue categórico
Nico.—Nopodemosdarnadaporsentado,porevidentequeparezca—propusoLuc.Serecuperaronunmomentodelsusto.Aúnquedabalapistaparadarconelsobrenúmero6.Yesosíeraunverdadero
problemóndematemáticas.—¿Qué,vamosallá?—volvióalacargaAdela.—Vamosallá.Leyeronellargoenunciadodelapista.Lamásdifícildetodashastaelmomento.
Matemáticaspuras.Ynoteníannilamenorideadecómoempezar,nidecómoplantearunaposible
ecuación,ni…—Dicequenotratemosdeemplearfórmulas.—Porquenosdaríaunaserieinfinitadesumas.—Imaginaos.Siyanosadvierteeso…—¿Cómoquierequeseamoselementales?—Moscas.Dicequeseamosmoscas.—Ya,porqueacabaremosenlamierda.Volvieronlosmásfunestospresagios.—Cuandolamoscallegaalvolantedelasegundabici,harecorrido…—Adelale
cogióelbolígrafoaNicoyempezóasumaryrestar—.Sitenemosencuentaquelasdosbicissehanacercado…Perocontandoconloquelasdosbicishanrecorridomáslaidayvueltadelamisma…
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—¿Ysiprimeromiramosloquehahecholamosca?—quisometerbazaLuc.—No,mejorloquehancorridolasbicis—lointentóNico.Adeladejódeescribir.—Vamosaserracionales,¿deacuerdo?Ninguno de los dos teníamuy claro cómo ser racional con algo como aquello,
perolevieronlacarademalaspulgasasuamigayprefirieronnoprovocarla.Adelapasócercadeunminutohaciendooperaciones.—Nada—serindió.—Averyo—lequitóelbolígrafoLuc.Fueotrominutolargo,muylargo.Nicoyanilointentó.—¿Cómopodemosserelementales?—protestóLucgolpeandolahojadepapel.—¿Ymoscas?¿Cómopodemossermoscas?—resoplóAdela.—Elprofelohabrápuestoporalgo—hizohincapiéeneltemaNico—.Laclave
hadeserlamosca.Eraelprimerindiciointeligente.«Sedmoscas.»—Estodebesercomoaquelejemplode la liebre, la tortugayel caracol—dijo
Adela.—Veamos, ¿cuándo se encontrarán las dos bicis? —comenzó a tranquilizarse
Luc.—A10kilómetrosporhorayseparadasporunadistanciade20,sereuniránen
unahora—dijoAdela.Algolesdijoqueestabanenelbuencamino.Eranmoscas.—Osea,quehayquecontarcuántorecorrelamoscaenunahora,prescindiendo
dedistanciasoviajesdeidayvuelta—dijoNico.—Perosiyanosdiceelenunciadoquelamoscavuelaa15kilómetrosporhora…
—empezóadecirLuc.Semiraronunosaotros.—Nopuedesertansencillo.—Tanelemental.—Tan…Loera.Locomprendieronalmomento.¡Loera!—Estoes…¡demasiado!—alucinóNico.—Larespuestaes15—asintióAdela.—¡Lotenemos!—apretóelpuñoizquierdoLucmientrasseguardabaelbolígrafo
—.Eselárbolnúmero15delparque.
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Capítulo(Ivántiene20lupasyda6,
¿cuántaslequedan?)14
Llegaronalparqueaúnmáscansadosquecuandolacarrerahacia lacasadeFelipeRomero,porqueelparqueseencontrabaaunosveinteminutos.
Seguíansinquerermirarelreloj.Aúnfaltabalosuficiente,perolesquedabantresproblemasyademás,alfinal,conjuntarlosresultados,algoquenoteníannilamenorideadecómollevaracabo.FueNicoelquelorecordó.
—Elprimerproblemahadado4,elsegundo9,el tercero19,elcuarto5…¿Leveisalgunalógicaaeso?
—Ninguna—reconocióAdela.—Puedeserunaclave,unodeesosacertijosdecalcularelsistemanumérico,otal
vezsumándolostodos…—consideróLuc.—Pasemospor ahora.A lomejor conelúltimoproblemanosdaun indicio—
quisotranquilizarlosNico.—Esoespero—dijoAdela.—Hay algo peor —Luc puso cara de circunstancias—: Que nos hayamos
equivocadoenunresultado,peseatodo,ytengamosunejerciciomalresuelto.—Sí,¿cómosabemossilohemoshechobien?—preguntóNico.—No lo sabemos—manifestó Adela encogiéndose de hombros—. Ahí está la
dichosacosa.—Entonces…—Hemosdearriesgarnos.Talvezal final,con losochoresultados,veamosque
algofallao…—Venga,concentrémonosenlabúsquedadeeseárbol.Peroerafácil.Justoalaentradadelparquehabíaunafiladeárbolesenlaparte
izquierdadelcamino.Losárbolesconducíandirectamentealpequeñoestanquecentral.Contarondesde
elprimero.—Uno,dos,tres…—Siete,ocho,nueve…—Doce,trece,catorcey…Elárbolnúmero15eradelosmáshermosos,conungruesotroncoyunasraíces
que sobresalían a ras de suelo anudándose entre sí.Buscaronprimeropor ellas sinencontrarnada.
—¿Ysiunniñohaencontradoelsobreyselohallevado?LapreguntafatalistadeNicoloshizoestremecer.
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—NocreoqueelFepehubierasidotantonto.Seguroquepensóenesoytambiénenlaposibilidaddequefueseallover—dijoAdela.
Esoúltimoeramásdifícil,porquelucíaunsolradiantepeseaquelatardeyaseinclinabahaciaelfinal.
No había nada en el suelo, así que levantaron las cabezas y rodearon el árbolbuscandoeneltroncoyenlasramas.
—¡Ahí!—señalóNico.En un hueco, a una altura de unos dos metros y medio, asomaba el sobre,
protegidodentrodeunabolsadeplástico.—¿Loveis?—lacaradeAdelafuetriunfal.—¿Cómolocogemos?—Esimposibletreparporesetroncotangrueso.—Habráqueponerseunoencimadelotro.Semiraronparadecidirquiénseponíaabajo,quiénsesubíayquiénsujetaba.Ni
AdelaniLucqueríansoportarelexcesodepesodeNico,quesinembargoerafuerteyrobusto.
—Tú te pones abajo, yome subo encima de ti y queAdelame sujete por laspiernasporsinosfallaelequilibrio—propusoLuc.
Eralomáslógico,asíquelohicieron.Nico se arrodilló, Luc se le subió encima ayudado porAdela.Apoyados en el
árbolrecuperaronlaverticalconcuidado.—¡Cómopesas,tío!—protestóNico.—Esmicabeza—bromeóLuc—.Todocerebro.—¡Entoncesserátuculo!—seechóareírNico.—Concentraos,quecomooscaigáis…—advirtióAdela.—Yacasi…lotengo…—Lucalargólamano.—Venga,quemehacesdaño.Meestásclavandola…—Ya,ya…Nicosemovió.PormásqueAdelaquisosujetaraLuc,éstesevinoabajo.Para
queno lecayeraencima,Nicoseechóaun lado,quecasualmentefueelmismoalquesevinoAdelaconLuccasiencima.
Acabaron los tres convertidos en un amasijo de brazos y piernas tratando derecomponerse.
—¡Huy,huy!—¡Bestia!—¿Peroquéhashecho?—¡Quédaño!—¡Serástonto!—¿Lotienes?
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Lo tenía. Luc mostró orgulloso el sobre protegido en una bolsita de plásticotransparente.Eraelnúmero6.
—¡Vamosallá!Gatearonhastaeltroncoyapoyaronsusespaldasenél,protegidosaamboslados
por lasgruesas raíces, asíqueera comoestar encajonadosypegadosunos aotros.Lucabrióel sobreyextrajo lanuevahoja.Suscorazones temblabandespuésde locomplicadoquehabíasidoresolverelproblemaylapistaanteriores.
Leyó:PROBLEMA6:Doscorreosvanporelmismocamino.ElprimerosaliódelpuntoAyanda5kilómetrosporhora.ElsegundopartiódelpuntoByanda3kilómetrosalahora.ElcorreodelpuntoAemprendiólamarcha6horasantesqueéldelpuntoB.LadistanciadelpuntoAalpuntoBesde60kilómetros,¿Enquélugardelcaminovanajuntarse?¿CuántohabrárecorridoelcorreoA?¿CuántoelB?¿QuétiempohabráempleadoelA?¿Qué tiempoelB?De todas las respuestas, laquedeberéisutilizaresprecisamentelapenúltima:«¿QuétiempohaempleadoelcorreoA?».
PISTAPARADARCONELSIGUIENTESOBRE:Deberéisresolveresteejerciciodededucción:
1. Elespíanaranjavivealaderechadelespíarojo.2. Pedroviveenlacasamarrón.3. ElespíaquetienelapistaMviveadoscasasdelespíaamarillo.4. Lacasagrisylacasavioletasonlasdelosextremos.5. Jorgeviveenlacasavioleta.6. ElespíaazulviveentreelquetienelapistaMyelquetienelapistaX-9.7. JuantienelapistaA.8. Elespíaamarilloyelespíaazulsonvecinos.9. Lacasaverdeestáaladerechadelacasamarrón.10. Joséesvecinodelquetienelacasavioleta.
Pregunta:¿Dóndeestálapista7?
NOTA:Tomáosloconcalma,chicos.
Se quedaron como si les hubiera caído encima un barreño de agua helada,especialmenteporlapistaparadarconelsiguientesobre.
—El problema no es difícil —reconoció Adela—. Lo hemos dado no hacemucho.Perolapista…
—¿Quenoesdifícilelproblema?—seestremecióLuc—.¡Puesyamedirás!—Pero, ¿quées todoestode lascasas, losespías, laspistasy losnombres?—
balbuceó Nico impresionadísimo—. ¿Cómo demonios quiere que sepamos lo que
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preguntaconsóloesosdiezindicios?¡Estoesungalimatías!—Dice: «Tomáoslo con calma». Eso significa que es cuestión de paciencia—
hizohincapiéeneldetalleAdela.—¿Calma?¿Calma?—Nicoestaba enfadado—. ¡Yono resuelvoesoni aunque
vivacienaños!—Bueno,vamosaintentarlo,¿no?—Luctratódeapaciguarasuamigo.—¡Siesqueestoyaesdemasiado!—continuóél.—¿Seguroque sabes resolverelproblema?—LucsedirigióaAdeladejandoa
Nicoconsuenfado.—Ytútambién,yaloverás.Dameelbolígrafo.Adelaempezóaescribir,estavezenelsobre.—Mira,noessolamenteunproblemaconunasolución—explicó—.Comoves,
soncuatroproblemasconcuatrosoluciones.Vamosaponerlesuna letrapara sabercuálescadaunadelasincógnitas,¿deacuerdo?
X=caminorecorridoporelcorreoA.Y=caminorecorridoporelcorreoB.Z=tiempoinvertidoporelcorreoA.W=tiempoinvertidoporelcorreoB.
—La respuesta que nos interesa es la Z, pero habrá que resolverlo todoigualmente—siguióAdela—.Laecuación,sinorecuerdomalloquenosexplicóelFepe,deberíaser…ésta:
BR=AR–AB—¿QuéeslaR?—preguntóLuc.—Eselpuntodeencuentro.Mira.Ylomarcóenunasimplelíneahorizontal:
—Creo que lo recuerdo, sí —se animó Luc—. Nos lo explicó con palomasmensajerasoalgoasí,loquepasaesquemepareciótancomplicadoque…
—Pasaste—leayudóacompletarlafraseAdela.—Sí—reconocióLuc.—Yotambiénlorecuerdo—serecuperódesuenfadomomentáneoNico.—Bienvenido—sonrióAdela.—Venga,sigue—laapremióLuc.—Bien…Pues…PuededecirsequeeltrayectorecorridoporelcorreoBesigual
al recorridoporelA,menosel tiempoquemediaentreambospuntosdepartida,o
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seaquelaprimeraecuación…
—ComoelcorreoAvaa5kilómetrosporhora—Adela hablaba muy despacio, concentrándose en la exposición del tema—,
conseguiremossaberelnúmerodehorasquehamarchadodividiendopor5eltotaldekilómetros.Yésaserálasegundaecuación:
—Ahorabien,elcorreoBsólovaa3kilómetrosporhora,luegoeltiempoquehaempleadohadeser…
—HadeserXmenos60partidopor3—loempezóaverclaroLuc.—¡Jo!—exclamóNicoempleandolaexpresiónfavoritadeAdela.Lachicaanotólaterceraecuación:
—SielcorreoApartió6horasantesqueelotro,hadebidoemplear6horasmásenllegarallugardereunión,asípues…
—Con esto tenemos las cuatro preguntas esenciales que nos formula elenunciado,caminorecorridoporlosdosytiempoempleadoporcadauno.
—Exacto.Adela empezó a garabatear las resoluciones más fáciles, para agrupar los
enunciados. Lo primero que hizo fue sustituir las incógnitas Z y W en la cuartaecuaciónporsusvalores,obtenidosdelasecuacionessegundaytercera.
—Yyaestá—exhibióunasonrisadeorejaaoreja.—¿Cómoqueyaestá?—seabalanzósobreelpapelNico.—UnavezresueltaestaecuaciónysabiendocuántodaX,notenemosmásqueir
sustituyendoeseresultadoporlasXdelasrestantesecuacionesysabercuántodanY,ZyW.
Selodemostróresolviendolaecuación,yamuyelemental.—Xes105—anunció.Luctomósurelevo.—SiXes105,segúnlaprimeraecuaciónYes105menos60…¡45!YZseráde
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acuerdoconlasegunda105divididopor5…¡21!AsíquefinalmenteWes…¡15!—Loquenosinteresaesel21,queeseltiempoinvertidoporelcorreoA.Seapoyaronenelárbolagotados.InclusoNico.—¡Porlospelos!—reconocióLuc—.Sinollegasaacordarte…—No sé si voy a acabar odiando aún más las mates o si van a terminar por
gustarme—suspiróella.NicoyLuclamiraronconcaradeespanto.—¿Hablasenserio?—¿Noosgustaresolvertodoesto?—indicólasoperaciones—.Laverdadesque
amísemequedaelcuerpomuybien.—Sí,sisabeshacerlo,sí,peroesoeslomalo,quenadiesabe,yacabasiendouna
torturachina—pusoeldedoenlallagaNico.—¿Intentamoslapista?—¡Quéremedio!Pero era lo que más temían, porque así, de buenas a primeras, no habían
entendidonada.Ysinpistanúmero7noencontraríanelproblemanúmero7.
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Capítulo(1+2+3+4+5)
15
Leyeronmentalmentelasdiezpreguntasconloscorrespondientesindicios.Ningunodijonada.Volvieronaleerlas.Lomismo.
—Bueno,¿qué?—fueelprimeroenhablarNico.—Siesquenosénipordóndeempezar—reconocióAdela.—Estonosonmatesninada—empezóaverlotodonegroLuc—.Estoespara…
para…¡parasuper-cerebros!—Sinoslohapuestoanosotros…—advirtióNico.—¿Perotúteaclarasenalgo?—rezongóLuc.—Hombre,almenoshaydospistasporlasqueempezar.AhorafueronAdelayLuclosquemiraronimpresionadosasuamigo.—¿Ah,si?—Sí—dijoél—.Lacuatroylacinco.Adelalepasóelpapelyelbolígrafo.—Yonohedichoquesepahacerlo—sedefendióNico.—Perosisabescómoempezar…—fueterminanteLuc.—Bueno,nosé…—vaciló.Eraelquemáshabíaprotestadoalverlaprueba.—¡Inténtalo!—lepidióAdela.—Porlomenos—empleósutonomássuplicanteLuc.Nicoserindió.Detodasformaslepicabaungusanilloque…Leyólaspreguntasdenuevo.—Estáclaroquehay4casasdedistintoscolores,4espías tambiéndedistintos
colores,yquecadacualtieneunnombreyposeeunapista.Hayquesituarlapista7enlacasaadecuadayconelnombreyelespíaadecuado.
—¡Jo!—exclamóAdela.—Muybien,tío—loanimóLuc.—Ahora, parameter todo esto de forma adecuada, hay que hacer un cuadro…
así…Ydibujóyescribiólosiguiente:
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—Nico,eresungenio—reconocióLuc.Elchicosehinchólevemente,peronodijonada.Comenzabaametersedelleno
enlaintriga,comocuandoenunvideojuegohabíaquesalirdeunatrampamortalollegaraotronivelcuantoantesparanopalmarla.
—Situemos ahora los indicios seguros, el cuatro y el cinco—dijo Nico—. Elcuatrodicequelacasagrisylavioletasonlasdelosextremos,osea,quehabráunaencadapunta.
—¿Y cómo sabemos que la gris es la de la derecha y la violeta es la de laizquierda?—preguntóAdela.
—Nolosabemos,asíquehabráquehacerdoscuadros,elAyelB.Yrepitióelmismocuadro,traslocualanotóelprimerindicio:
—LapistacincodicequeJorgeviveenlacasavioleta—continuóNico.—¡Entonceslasiguienteválidaeslanueve,quedicequelacasaverdeestáala
derechadelamarrón!—seanimótambiénAdela.—¿Cómovaaserválidasinosabes…?—objetóLuc.—¡Claroquesí!¡Puestoquelasdelosextremossonlavioletaylagris,laverdey
lamarrónestánenelcentro,ysilaverdeestáaladerecha,esquelamarrónestáalaizquierda!
—¡Ladieztambiénsepuedeponer,porquedicequeJoséesvecinodelqueviveenlacasavioleta!—cantóNico.Escribiórápidolosnuevosdatosenlosdoscuadros,AyB:
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—Ahora veamos…—Nico volvió a leer las pistas aún no utilizadas desde elcomienzo—. La una no podemos usarla, la dos… La dos sí, porque ya tenemosubicadalacasamarrónyaquídicequeenellavivePedro.
—Eso elimina el cuadroB—intervino por primera vezLuc—,ya que en elBresultaquequienviveenlamarrónesJosé.
—Fuera el cuadroB—Nico lo tachóy colocó el nombre aportadopor la pistados:Pedroenlacasamarrón.
—ConPedroenlamarrón,¡elquequeda,Juan,hadevivirenlagris!Otronombremás.Yateníanlascasasylosnombres—Miradlasiete—señalóAdela—.DicequeJuantienelapistaA.Trasanotarlotodo,ahoraelcuadropresentabaesteaspecto:
—Tenemosotrodesdoblamientodecuadros—hizonotarNico.—¿Porqué?—Mirad:laseisdicequeelespíaazulviveentreelquetienelapistaMyelque
tienelapistaX-9.Asípues,elespíaazulviveenlacasaverde,cuyodueñoesJosé,pero la pista M y la X-9 pueden estar la primera a la derecha y la segunda a la
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izquierda, o viceversa, así que hay que hacer de nuevo dos cuadros, el A que yateníamosyotroalquellamaremosC—lostrazóycolocólosdatos:
—¡Nosfaltapoquísimo!—nopodíacreerloLuc.—¡Nomedespistes,tú!—protestóNico,concentradísimoeneltema.—Ahora no me aclaro —reconoció Adela—. Habrá que hacer más cuadros
porquesielespíanaranjavivealaderechadelrojo,segúnelindiciouno,yeldelapistaMviveadoscasasdelespíaamarillo,segúneldos,yelamarilloyelazulsonvecinossegúneltres…
—No—dijoNico—.Fíjateenelindiciouno.Dicequeelespíanaranjavivealaderechadelespíarojo.
—Sí,¿yqué?—Puesqueelespíanaranjahadevivirenlacasamarrón,sellamaPedroytiene
lapistaM.—¿Porqué?—Porque vive a la derecha del espía rojo y, siendo así, el espía rojo no puede
vivirnien lacasavioleta,queestáen lapuntaderecha,nien lamarrón,porqueelvecinodeladerechadelamarróneselespíaazul.
Elespíarojosólopuedevivirenlacasagrissihadetenerdevecinoasuderechaalespíanaranja.
—¡Sopla!—dijoLuccomprendiendoqueNicoteníarazón.—Y si el espía rojo vive en la casa gris, el indicio ocho también es evidente:
¡amarilloyazulsonvecinos!Ahoralosdoscuadrosestabanasí:
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—Pues hay dos soluciones —parpadeó Luc—. Los dos cuadros cumplen losrequisitos.
—No,señor—Nicoparecíaflotar—.Elúltimoindicioquenohemosusadoynosqueda,eltres,dicequeelespíaamarilloviveadoscasasdelquetienelapistaM.
Porlotanto…—NopuedeestarenA.¡ElcuadroCeselbueno!—gritóAdela.—¡Ylapista7estáenlacasaverde,delespíaazul,quesellamaJosé!¡Bien!—la
acompañóensugritoLuc.Nicoteníalosojosabiertoscomoplatos.Deprontosedabacuenta.Lomismoqueenelcasodelascajasqueteníanquesumar16.¡Lohabíahecho!—Sopla—dijo—,niyomismosabíaquefuesetanlisto.Ycontemplósuobra:
—¡Estohasidodemasiado!—¿Oshabéisdadocuenta?¡Parecíacomplicadísimo!
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—Yloera,peroconestoquehahechoNicodeloscuadros…Lepalmearonlaespalda.—Buenoyahora…—comenzóadecirAdela.Larealidadseabriócomouncuchilloporsuentusiasmo.—Eso,¿yahoraqué?—Puesquelapista7…Lucdejódehablar.—¿Nohabíanadamásenelenunciado?—seextrañóAdela.—No—locomprobóNico—.Nada.Sólopregunta:«¿Dóndeestálapista7?».—Pues,segúnesto,enunacasaverdepropiedaddealguienllamadoJoséyquees
unespíaazul.Semiraronentresí.—¿AlguienconoceaunapersonallamadaJosé,quevivaenunacasaverdeyque
seaespía…?Adeladejódehablar.Lostresagrandaronsuspupilasallímite,arqueandolascejasyabriendolaboca.—¡José,elceladordelcolé!—gritaronalmismotiempo.
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Capítulo(Mitaddeloscuadrosnegrosdeuntablerodeajedrez)
16
Josévestíasiempredeazul,puesllevabaunabatadeesecolor,unguardapolvosqueeracomosuuniformelaboral.Yvivíaenunacasitadecolorverde,enlapartetraseradelcolegio.Noeraunespía,sinounamuybuenapersona,pero,teniendoquecuidardelordenenuncentro tangrande,avecesseveíaen lanecesidaddeponerseduropara que no le tomaran el pelo y, si había que decir algo al director, lo hacía. Lainmensamayoríaleapreciabamucho.
—¡Vamosaterminarenlasolimpíadas!—¡Nohabíacorridotantoenlavida!—¡Peroyasólonosquedandosproblemas!—¡Nico,notequedesatrás!—¡Yaosalcanzaré!—¡Yunpimiento!¡Corre!—¡Estoesunavenganza!—¡Senosacabaeltiempo!El reloj de la iglesia se lo recordó. Así que hasta Nico redobló sus esfuerzos.
Despuésdetodo,eraelhéroedelaúltimapista.Esoledabaalas.Llegaronalcolegioenotrotiemporécordylorodearonporlapartedeladerecha,
queera lamáscorta.Cuandovieron lacasitadecolorverdedel señor José,con lapuertaylasventanascerradas,sealarmaronunavezmás.Apenassipodíanhablar.
—¿Y…sino…está?—¡Puesestará…enelcolé!—Silapistadecía…casaverde,espíaazul,Joséypista7,esporque…estaráahí,
seguro.ElFepeplaneóesto…muybien.—Sinohubiera sidopor la casualidaddeque lematase elmismoque él tomó
paraeldichosojueguecito…Cadavezquerecordabanqueelartíficedetodoaquelloestabamuerto,suánimo
seenfriabaysesentíanfatal.Peroahoraloquelesempujabaeralaferozdeterminacióndevengarle.Llegaron a la casa. Luc tocó el timbre. Esperaron ansiosos, jadeando por la
carreraquesehabíandado.Prontooyeronunospasosdetrásdelapuertayrespiraronaliviados.Perocuando
lahojademaderaseabrió,laqueaparecióenelquicioeralaesposadelseñorJosé,laseñoraEulalia.
—Hola,¿quéqueréis?—lessonriódulceaunqueextrañada.
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—Verasumarido.—Sí,alseñorJosé.—¿Está?Comolos treshablaronalmismotiempo, lamujer tardóunpardesegundosen
reaccionar.—Voyabuscarle.Esperadaquí.Estáenlapartedeatráshaciendonoséqué.Losdejósolosenlapuerta,nerviosos,inquietos.Luc miraba un edificio en construcción, cerca de donde se encontraban. Las
máquinasechabanhormigónenunosenormesplanchés.Casiporasociación,recordóelcuerpoensangrentadodelprofesordematemáticasysusorprendentedesaparición.
—¿Ysiestáenunlugarasí?—¿Quién?—inquirióAdela.—Elprofedemates.—¿Dónde?—Metidoenhormigón.—¡Ay,calla!—seestremecióAdela.—¿Dóndehabrállevadoelasesinoelcadáver?—Lohabráescondido,fijo—intervinoNico,yamásrecuperado.—Esloquedigoyo—continuóLuc—.Sielasesinovaahuiralasseis,tieneque
procurarquenadieencuentreelcuerponosóloantesdeesahora,sinoinclusoendías.—Lohabráechadoaunvertedero—afirmóNico.—Olohabráquemado—aportóotrateoríaLuc.—Olohabrádescuartizado—siguióNico.—O…—¿Queréiscallaros?—gritóAdelaespantada—.¡Soisunosbestias!—Bueno,sonideas—argumentóLuc.—¿Ytúleesnovelaspoliciacas?—seextrañóNico.—¡Esdistinto,enlasnovelasnoconozcoalapersonamuerta!Lucnoestabadispuestoarenunciarasusdisquisicionesmentales.—Hayalgomás—apuntó—.Estáclaroqueelasesinoesunhombre.—¿Porqué?—quisosaberNico.—Porque no pudo llevárselo unamujer, pesaba demasiado—fue categórico—.
Estábamosenmitaddelsolar.—Ynosólolohizo,sinoqueademáslimpiólasangredelsueloenunosminutos
—intervinoahoraAdelamásinteresada.—¿Ysieraunamujerfuerte?—Notuvotiempo.—¿Ysiteníauncómplice?Fueautomático.Lostresmiraronrecelososeinsegurosmásalládelosmurosdel
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colegio, por si notaban algo raro. Alguien con unos binoculares o cualquier cosaparecida.Talvezunrifledeprecisiónconmiratelescópica.
SellevaronunbuensustocuandooyeronlavozsonorayrotundadelseñorJosé,habituadoagritaryaimponerseconfuerzamediantesutono.
—¡Hola,chicos!Sevolvieronylemiraron.Vestíasuhabitualmonoazul.Ysonreía.—Osestabaesperando—dijoelhombre.—¿Ah,sí?—MedijoelseñorRomeroquevendríaisyqueosentregaraesto.Elsobreseñalizadoconlaúltimapistayelproblema7.—Gracias—Adelaalargólamano.—Unmomento,unmomento—loretuvoenlasuya—.Medijoqueoslodierasi
llegabaisantesdelasseis.—Aúnnosonlasseis—aseguróLuc.—Faltamucho para las seis—dijo vehementeNico, aunque la verdad era que
apenassirestabayaunamediahora.—Entoncesaquíestá—extendiósumanoconelrectángulodepapel.Adelaloatrapó.—Gracias,señorJosé—iniciaronlaretirada.—¿Se puede saber en qué demonios andáismetidos?—ladeó la cabeza con la
cejadelojoizquierdoarqueadaelceladordelcolegio.—Esmuylargodecontar.—PueselprofesorRomeroparecíamuyfelizycontentocuandomedioesesobre.—Esque…Nosupieronquédecirle.Yeltiempoapremiaba.Ahoramuyenserio.—¡Nosveremosellunes!Echaronacorrer,salierondelcolegioyvolvierona laesquinaen laquehabían
resuelto los primeros problemas. Cuando aterrizaron en el suelo, bajo su amparo,Adelayaestabaabriendoelsobreconmanonerviosa.
—Vamos,lee,lee—semuriódenerviosLuc.Yleyó:
PROBLEMA7:¿CuántomideladiagonalA-B?
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PISTAPARADARCONELÚLTIMOSOBRE:El último sobre, queridosmíos,estáenunaestatua.¿Cuál?
Si la encontráis y aún tenéis tiempo, podréis conseguir el sobre y resolver elúltimoproblema.
Si os equivocáis de estatua y vais justos, no lo conseguiréis.Así que atención.Haydosposiblesestatuas,ladelparque,queestáadiezminutosalacarreraenunadirección,yladelaplazaqueestáadiezminutosalacarreraendirecciónopuesta.Seguramente sólo tendréis una oportunidad. ¿Cuál es la estatua buena? Si sabéisresolverlapistafinal,losabréis.
Pista:Unexploradorseencuentracondosindígenaspertenecientesadostribusdistintas. Una tribu es la de los falsos, que siempre mienten, y otra la de losauténticos,quedicensiemprelaverdad.Unodelosindígenasesalto,yelotrobajo.El explorador les pregunta: «¿Dónde está la estatua con el sobre de la últimaprueba?».Elindígenabajoledice:«Enelparque».Yelindígenaaltoleresponde:«Enlaplaza».Pero,¿cuáldelosdosmienteycuáldicelaverdad?Parasaberlo,elexploradorleshacedosnuevaspreguntas.Almásaltolointerrogaasí:«¿Eresdelatribu que siempre dice la verdad?». Y el indígena alto le contesta: «Sí».Entonces
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preguntaalmásbajo:«¿Hadicholaverdad?».Yelmásbajoleresponde:«No».¿Acuálhayquecreer,alaltooalbajo?Silosabéis,sabréisdóndeestáelsobre.
NOTA:Sihabéisllegadohastaaquí,¿vaisafallarahora?¡Animo!
Como otras veces, la complejidad de la pista les desbordó y se olvidaron delproblema.
—¿Peroquétonteríaesesadelaverdadylamentira?—¡Quépasada!—¿Cómovamosasabercuáldicelaverdadycuáldiceunamentira,porDios?—Vamos,vamos,queeslaúltimapista…—Sinosequivocamosdeestatua,yanotendremostiempodeiralaotra,resolver
elproblemaydarconelasesino.¡Hayqueacertarla!—¿Ysiprobamosasuertes?¡Eselcincuentaporciento!—Despuésdeloquenoshacostadollegarhastaaquíusandolacabeza,¿quieres
arriesgartealfinalconlasuerte?Luctratódeponercalma.—¿Yelproblema?—dijo.—Estáchupado,seresuelveconunaecuacióndenada—dijoAdela—.Lasuma
de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa, ¿lo habéisolvidado?
—¿Seguro?—dudóNico.—Seguro.—Aver.Le pasó a su amiga el bolígrafo, que había conservado en su poder. Adela
comenzó a buscar la hipotenusadel triángulo formadoporA,ByC, contando losespaciosexistentesentreAyCporunladoyByCporelotro.
Lucmirófijamenteeldibujoyesbozóunasúbitasonrisa.—Nohacefaltaquemultipliquesnisumesnirestesnada—ledijo.—¿Ah,no?¿Aver?—Elresultadoes16.—¡Sí,hombre!—Tedigoquees16.—¿Cómolosabes?—balbuceóNico.—Es un truco para hacernos perder tiempo. ¿No veis que la línea A-B es
exactamente igualque laquepudiéramos trazardeCaD,yqueenestecasoeselradiodelacircunferencia,quees16?
AdelasediocuentadequeLucteníarazón.—¡Muybien!—sesorprendió.—¡Fantástico!—asintióNico.
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—Pues hemos ganado unos minutos preciosos —reconoció la chica—. Siadivinamoscuáldelosdosindígenasdicelaverdad…
Seconcentraronenelacertijodelasdostribus.—Sielaltodicelaverdad,elbajo…—comenzóarazonarLuc.—Perosidiceunamentirayelotro…—intentóseguirelhilodeunrazonamiento
lógicoNico.—Supongamos que es el bajo el quemiente—buscó un camino para descifrar
aquelenigmaAdela.Sesintieronperdidos.Yeltiempoyacorríaensucontra.Diezminutoshastaunadelasdosestatuas,másel tiempoderesolverelúltimo
problema,másloquetardaranenatarlotodoyluegoiradondeestuvieseelasesinoparavigilarle,seguirleodenunciarleantesdequeescapara…
—Novamosaconseguirlo—sehundióNico.—Esdemasiadocomplicado,tendremosquearriesgarnos—propusoLuc—.Voto
porquevayamosalaplaza.—No,no…—seaferróasusdeduccionesAdela—.Dejadmepensar.Nodigáis
nada.Secallaron.—Veamos…Cuandoelaltodicequesí…Supongamosqueesdelatribuquedice
laverdad.Esosignificaríaquesí,quedicelaverdad.Perosiesdelosmentirosos…debementiryentonces…¡larespuestaseguiríasiendoquesí!
Estabanblancos.—Luego…—intentócontinuarLucsinconseguirlo.—Luego si el bajo ha dicho que no, que el alto no ha dicho la verdad…, ¡él
tambiénestádiciendolaverdadalasegurarquesucompañeroesunmentiroso!Luc yNico se habían perdido, pero les bastó ver el entusiasmo deAdela para
saberqueellaestabaseguradesusdeduccionesdetectivescas.—¡Elaltomienteyelbajodicelaverdad!¡Elsobreestáenlaestatuadelparque!Devueltaalacarrera.Peroestandotany tancerca,ningunohizooír lamenorprotesta.Cadasegundo
contaba.Y en diez segundos ya no eran más que tres puntitos en el horizonte urbano,
corriendoenloquecidos.
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Capítulo(395x14x9.278.602x7x19.588x0x1+17)
17
Laúltimaprueba.Elúltimoproblema.Podíantocareléxitoconlasmanos.Descubriralodiosoasesinodelpobreprofesordematemáticas.Yaseríatarde,nadaledevolveríalavida,peroalmenosélestaríaorgulloso.Yellos.—¡Yo corromás!—gritóLuc amedio camino al darse cuenta de queAdela y
Nicoleretrasaban.—¡Sí,adelántateporsipuedesirresolviendoelproblema!Aceleróylosdejóatrás.Enunmomentoyaloshabíaperdidodevista.Cruzócalles,sorteócochesymotoscuyosdueñosprotestaronairados,regateóa
cuantospaseantesydemásfaunaurbanasecruzaronensucamino,saltó,patinó,hizolasmilyuna,conlaszapatillastocándoleeltraserodelavelocidadalaquecorría.
Cuandollegóalparqueelcorazónleibaamilporhora.Semetiódecabezaenél.Laestatuaestabaenelcentroyeramuygrande.Esoimplicabatenerquebuscarelsobrey,a lopeor,encaramarseporella.Sólo
faltaríaquealguienlellamaralaatenciónounguardiaseloimpidiera.Conintentarexplicarle de qué iba la cosa, ya se les acabaría el tiempo. Llegó hasta la placitacentral,rodeadadebancosenlosquedescansabanancianosyancianas,y,sobretodo,mamasconsusretoñosapurandoelsoldelatarde,ycomenzóadarvueltasentornoalaestatua,queeraladeungranescritorquehabíanacidoallímismo,enunacalledeallado.Tambiéndiosaltos,buscandoeldichososobre.
Hastaquelodescubrió.Enlospiesdelescritor,bajounapiedraqueimpedíaquevolara.
Saltólacerca,seencaramóalpedestal,alargólamanoyretiróelsobreantesdequenadie levieraopudieraprotestar.Elsobre,ademásdeungrannúmero8entresignosdeadmiración,teníaunaenormecagaditadepalomaenunángulo.
—¡Oh,no!—tembló—.¡Comosehayaborradoeltextoacausadeeso…!ElprofesorRomeronohabíapensadoentodo.Lo abrió temblando y suspiró aliviado.La huella de la defecación palomar era
visible, pero afortunadamente no había corrido la tinta con la que estaba escrito elproblema.
Tratódecalmarselojustoparaleerelenunciado.
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Lohizounavez,tanrápidoque…Peroyanohizofaltamás.Abrumado, desfallecido y sobre todo derrotado, se dejó caer al suelo con unas
enormesganasdellorar,queevitóporpuroorgullo.Sintiórabia.Tancerca…Tanytancerca…Yahoraaquello.—¿Porqué,profe?—lamentó.MiróenladirecciónenqueteníanquellegarAdelayNico.Tardarontodavíaunpardeminutosenaparecerporelpaseocentraldelparquey
casiotroenllegarhastaél.Cuando lo vieron, los dos dejaron de correr automáticamente. Su cara era lo
bastanteexpresiva.—¿Quépasa?—sealarmóAdela.Niconodijonada.Nopodía.—Hemosperdido—seencogiódehombrosLuc.—¡No!¿Porqué?ElmuchacholesentrególahojadepapelparaqueellayNicoleyeranlaúltima
pregunta.Ésta:PROBLEMANÚMERO8YÚLTIMO:Unhombre llenócon la sextapartede suvida su infancia, con la duodécima su adolescencia y juventud. Se casó pasada laséptima parte de esa vida y tuvo un hijo cinco años después de la boda.Lamentablemente,esehijomuriócuandoteníalamitaddelaedaddesupadre.Tristeporlapérdida,elhombremuriócuatroañosdespués.¿Cuáleralaedaddesunieto,sialmorirtenía65añosmásqueél?
Puesyaestá,colegas.Ahoracon losochoresultadosyano tenéismásquedarcon el nombre de mi presunto asesino y resolver El asesinato del profesor dematemáticas. Lo conseguiréis si jugáis a espías y dais con la clave.Ah: sin letrascompuestascomocholl,¿vale?¡Enhorabuena!¡Ypreparaosparalagransorpresa!
—¡Eselproblemaquenosupimosresolverenelexamen!—exhalóAdela.—¡Elmismomalditoproblema!—mascullóentredientesLuc.—¿Porqué?—pudoproferiracaloradísimoNico.—¿Y por qué al final, cuando ya lo teníamos?—las lágrimas sí asomaron al
rostrodeAdela.—Oh,no…¡No!—laideadeladerrotaseapoderódeNico.¡Teníaqueseraquelproblema!Se sentaron uno a cada lado de Luc. O mejor decir que se dejaron caer
derrengados.
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—Noesjusto.—Esmásqueeso,es…—Esunacerdada.Nisiquieracompartiraquelfracasolesservíadeconsuelo.Sesentíancomotres
redomadosinútiles.—Queríaque lo resolviéramos, eso es todo.Yanosdijoque le parecía extraño
quenolohubiéramoshecho—dijoAdela.—Puesyamediréis:yoniloempecé—manifestóNico.—Yolleguéaplantearloenrealidad,aparte,enlodelasoperaciones,perocomo
sinada—admitióLuc.—Yo creí que lo había resuelto, pero los resultados finales no concordaban—
exhalómuytristeAdela.—¿Quéresultadosfinales?—arrugólacaraLucmirándola.—Puesplanteélosquebradosehicelodelmínimocomúndenominador,peroal
finallodearribanoeraigualquelodeabajo,asíqueya…Nipasélasoperacionesalespaciopararesolverelproblema.Noviningunasalida,llególahoray…¡adiós!
—Tú al menos lo planteaste —dijo Nico con admiración—. Eso tendría quecontar.
—Vamos,tampocotecastigueslamoral,hemosdemostradoquesomosbastantebuenos—quisoalentarloAdela.
—Enequipo—lequitóimportanciaNico.—Bueno,enequipo,perolosomos—afirmóella—.Cadaunohaaportadoalgo,
ysinellonoestaríamosaquíahora.—Vencidos—dijofúnebreNico.—Sóloporunapruebay…—Espera,espera—insistióLuc,todavíacolgadodelaspalabrasdesucompañera
yconlamismacaraarrugada—.Plantealaresolucióncomodicesquehiciste.—Novalelapena.Noda.—Hazlo.AlomejorNicoyyo…Adelaseencogiódehombros.Sacó el bolígrafo que había guardado en el bolsillo antes de echar a correr y,
tomandounagranbocanadadeaire,empezóaescribiraldorsode lahojadepapelcuadriculadoconelenunciadodelaúltimapregunta.
—Esehombrehavividolasextapartedesuvidaconla infancia, laduodécimacon la adolescencia y juventud, se casa pasada la séptima parte de su existencia ycuandosuhijotienelamitaddesuedadvaylapalma.
Bueno,puesenteoríahabríaquesumartodasesasfracciones.Así:
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—¿Mezclándolotodo?—preguntóNico.—Yatedigoqueenteoríasí.Peroenlaprácticanosale—volvióadecirAdela.—Aver,sigue—fuetozudoLuc.—Mira,loharépasoapaso,pesado:buscoelcomúndenominador:
—Ahora,elmínimocomúndenominadores2por3por7por2,¿meseguís?—Sí—asintieronLucyNico.—Esoda84—hizolasmultiplicacionesAdela.—Muybien—corroboraronellos.—Ahoralosquebradosquedanasí:
—Porconsiguiente,ysigopasoapasoparaquenoosperdáis,elquebradofinaleséste:
—Puessí—convinoNico.—Esoestábien—asintióLuc.—¿Entoncesporquéarribamesale75yabajo84?—¿Qué?—¿Cómo?—Sumadlodearriba—lespidióAdela.Eracierto.Elresultadofinaldaba:
—¿Vale,listo?—seenfurruñóAdela.—Perosiesoestábien—dijoNico—.¿Cómoesposiblequeno…?—Tienerazón—aseveróLucboquiabierto—.Elproblemaseresuelveasí,ahora
recuerdoquepusoalgoparecido.—Puesaquínohaytrucoquevalga—manifestóNico.Lucsintióunadescargadeenergía.
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Dearribaabajo.—¿Quéhasdicho?—Queaquínohaytrucoquevalga—repitióNico.Lucleyóelenunciado.—¡Seremos…idiotas!—exhaló.—¿Quépasa?—seenvaróAdela.—¡Tiene truco!—sepuso a gritar—.No lo es del todo, pero como somos tres
cabezascuadradas…¡Claroquetienetruco!—¿Dónde?—Perosielenunciadonodicenadamásque…—¡Lodice!¿Noloveis?¡Lodice!¡Esgenial!—Lucestabacomoposeído—.¡Es
tanclaroquelohemospasadoporalto!—¿Quéhemospasadoporalto?—lezarandeóAdela.—¡El4yel5!Abrieronlaboca.Yanohacíafalta,peroLucselodijoconpalabras:—¡Noshemosolvidadodeincluirlos5añosquepasarondesdelabodahastael
nacimientodesuhijo,ylos4transcurridosdesdelamuertedeesehijohastalasuya!¡4y5…suman9!
—¡Y75y9…!—¡…suman84!Lohabíanresuelto.¡Lohabíanresuelto!—¡Ay,Dios!—suspiróAdela,mitad sorprendidamitad rabiosa—.Lo tenía, ¡lo
tenía!,peronosupeveresedichoso…—¡Peroahorayaestá!—sepusoenpiedeunsaltoLuc.—¡Laedaddelhombreera84añosy,sialmorirera65añosmayorquesunieto,
elnietoteníaentonces19años!—leimitóAdela.—¡Elresultadoes19!—hizolopropioolvidándosedesucansancioNico.—¡Tenemoslosochoresultadosdelosochoproblemas!Gritaban tanto que la gente losmiraba como si estuviesen locos. Pero encima,
cuandoempezaronadarsaltosabrazadosentresí,ladesconfianzayafuetotal.Las mamas llamaron rápidamente a sus retoños por si aquellos tres se ponían
peligrosos.Claroqueesodurótansólounossegundos.Dejaron de gritar, abrazarse y dar saltos para plantearse la última pregunta, la
definitiva:—¿Yahoraqué?
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Capítulo(XXV–VII)
18
Puesahora…—Tenemosochoresultadosy…—Eso,ochocifrasque…Suentusiasmoseevaporócomoporartedemagia.—¿Quédicealfinal?—intentótranquilizarseLuc.—Dicequejuguemosaespíasydemosconlaclave—leyóAdela.—Yquenoutilicemosletrascompuestascomocholl—concluyóNico.—¿Yesoquéquieredecir?Noteníanniidea.—¿Túhasjugadoaespíasalgunavez?—preguntóLuc.—No—dijoNico.—¿Perosabéiscómosejuega?—inquirióespantadaAdela.—No—reconocieronellosdos.—Nomelopuedocreer—abriólabocaella—.¿Meestáisdiciendoquelaclave
esalgoquenoconocemos?—PueselFepepensabaquesí.—Oalomejor…—Nomelopuedocreer—repitióAdela—.¿Tenemosochocifrasynosabemos
cómoconvertirlasenunapista?—Aver,nonospongamosnerviosos—Lucbuscóunpocodecalmadondenola
había—.¿Cuálessonlosresultadosdelosochoproblemas?—Elprimerodaba4,elsegundo9,eltercero…—No,no,escribámoslosparaverlos—ledijoaAdela,queaúnteníaelbolígrafo.Ellalohizo:491953211619—Vamosasumarlotodo,averquéda—propusoLuc.—Elresultadoes…96—acabódehacerlasumalamuchacha.—¿Os recuerda algo, como lo del 2.001 la matrícula del Galáctico o el 40 el
númerodelataquilla?—No—respondióAdela.Nicohizomemoria.—No—reconoció.—Vamos,vamos,tienequesignificaralgunacosa—losapremióLuc.—Dicequejuguemosaespías,esodescartaqueelnúmeroseaeldeunadirección
ocualquiercosamás—hizohincapiéeneldetalleAdela.
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—¿Yconlasinicialesdelosnúmeros?Adelalasescribió:CNDCTVDD—Esonodicenada—moviólacabezaNico.—Hadehaberunorden,unapauta—Lucseestabadesesperando.—Miraquesinoshemosequivocadoenunodelosresultadosyporesononos
salenada—manifestóNico.—¿Quiénpodríasaberjugaraespías?—preguntóAdela.—JavierGálvez.Siempreseestáinventandojuegos—dijoLuc.—¿Tenéiselteléfono?—No,yvivelejos.—Nopuedocreerlo,¡siesquenopuedocreerlo!—volvióadesesperarseNico.—Tranquilos,tranquilos,nosestamosdejandollevarporla…—¿Tranquilos? —la detuvo Luc—. ¡Faltan diez minutos para las seis, y ni
siquiera sabemos adonde deberíamos ir en caso de que supiéramos el nombre delasesino!¡Alopeorestáalotroladodelaciudad!
—Espera,¿quéhasdicho?—fruncióelceñoAdela.—¡Quefaltandiezminutosparalasseis!—No,lodelnombredelasesino.—Pueseso,quenosabemoselnombre.Adelamirólasochocifras.—Estohadeequivaleraunnombre,estáclaro—musitóexpectante.—Sicadanúmero fueseuna letra,¿quéclaveutilizaríamos?—siguióelhilode
suspensamientosNico.InclusoLucseabalanzódenuevosobreelpapel.—Espías…—Nousarchnill…—Unnombre…Enestaocasiónnofueronunonidos,sinolostresalunísono.Ungrito.—¡Elalfabeto!La mano de Adela empezó a escribir precipitadamente las letras del alfabeto,
pasando de la duda de si la ch o la ll eran compuestas o no.Después les puso unnúmeroacadaunadebajo.ElnúmerodesuordendelaAalaZ:
—Sí,sí…¡sí!—empezóaverloclaroLuc.—¡Ay,Dios!¡Ay,Dios!—temblóNico.
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—Tienequesereso,porfuerza.¡Hadeserlo!—gritóAdela.Comenzóasustituirlosnúmerosporletras.—El4seríaunaD,el9seríaunaI,el19correspondealaR,el5esunaE,el3…Ella ibaescribiendo las letras a todaprisa,peroLucyNico iban leyendoya la
palabra,ycon las tresprimerasabrieron losojos,con lacuartasedieroncuentadequeeraverdad,conlaquintatragaronsaliva…
—¡Yaestá!—anuncióAdela.Habíaescrito:
DIRECTOR
Sinerrorposible.Tanclarocomoevidente.
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Capítulo(0+19+0)
19
MarioFernández.Directordelcolegioalqueiban.
Nimásnimenos.Sequedaronparalizados.—Heestadoestamisma tarde…conél—seestremecióAdela—.Meha tenido
allí,conelsobreen…enlamanoy…Larealidadseabríapasoporentresusenturbiadasmentes.Yanoles importabahaberlodescubierto,haberresueltolosochoproblemas, las
sietepistas,habercumplidolavoluntaddesuprofesordematemáticas.Lamagnituddeaquelnombreeracomopretenderacusara…
¡Eraeldirectordesucolegio!—¡Nadievaacreernos!—loresumióNico.—¡Notenemospruebas!—fueexplícitoLuc.—¡Nosmatará a nosotros también!—siguiópensando en su encuentro anterior
Adela.Lamiraron.—¿Alostres?—¡Nopuedematarnosalostres!—¿Nopretenderéisquevayamosallíy…?—Adelaestabahechaunflan.—Sivequealguienlosabe,seentregará,seguro—vaticinóLuc.—No,sevaaescapar,comodijoelFepe—pusolaevidenciadecisivaNico.—¡Escapar!—¿Quéhoraes?—¡Faltannueveminutosparalasseis!Nofuepremeditado.Nilohablaron.Sólofueinstintivo.Selevantaronlostresyvolvieronalcolegioamásvelocidadaúnquealaida,lo
cualyaeradeporsídifícil.LaúnicadiferenciaesqueestavezLucnoseadelantó.Noqueríallegarelprimeroysolo.
Ahoraestabanlostresmetidoshastaelcuelloenaquelespantosolío.Lostres.—¡Corre,Nico!—¡Ya,ya!—¡Vamos,Adela!Cruzaron calles, sortearon coches y motos cuyos dueños protestaron airados,
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regatearon a cuantos paseantes y demás fauna urbana se cruzaron en su camino,saltaron,patinaron,hicieron lasmilyuna,con laszapatillas tocándoles los traserosdebido a la velocidad a la que iban.Sólo sedetuvieron enun semáforo,menosdecincosegundos.
—¡Podíahaberpuestolaspistasmáscerca!—¡Claroque…cómoibaasaberélque…!—¡Tresminutos!Otravezalacarrera.Dosminutos.Uno.La imagendelcolegiose recortóensuhorizonte tras laúltimacalle.Entendían
porfinporquéelasesinoseibaaescaparalasseis.Ésaeralahoraenquesalíaeldirectorlosviernesporlatarde.Lomásseguroeraquenopensararegresar.
Loquenoentendíaneraelmotivo.Ybienpensado,tampocolodelahuidaalasseis.NicómoFelipeRomero…Nopodíanpensarycorrer,asíquedejarondepensar.Hicieronlosúltimosmetros
aunavelocidaddeinfarto,sobretodoparaNico,yseprecipitaronsobrelapuertadelcolegio, todavía abierta, en el mismo instante en que en el campanario cercanosonabalaprimeradelasseiscampanadashorarias.
Lapuertadeldespachodedirecciónestabaabierta.Ylacruzaronentropel.Comounabandadesalteadoresdecaminos.Al primero que vieron, de cara, tranquilamente sentado en su butaca, fue a
Mariano Fernández, el director, el asesino, sonriente, con las yemas de los dedosunidasyapoyadasensusextremosbajolabarbilla.Tantranquilocomofeliz.
Peroallíhabíaalguienmás.Unavisita.Deespaldasaellos.—Hola,chicos—lossaludóelasesino.Lavisitavolviólacabeza.Entoncessísequedarondeunapieza.Helados.Blancos.Porqueallí estabael asesinado,omejor llamarloyaelpresuntoasesinado,más
sanoqueunaspascuas,igualmentesonrientesóloqueacentuándolodeorejaaoreja,yconunaspectodefelicidadquecontrastabadetodastodasconelqueleimaginabandespuésdehaberlevistocosidoabalazostreshorasantes.
—¡Profe!—exclamaronalucinados.
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Capítulo(¿Cómoseescribe20concuatronueves?)
20(9+99/9)
Debíantenercaradechiste,porqueFelipeRomeroseechóareír.—¡Hola,chicos!—lossaludó.Adelasepellizcó.Niconopudocerrarlaboca.Lucteníaelceñotanfruncidoque
parecíasufrirunviolentodolordeestomago.—¡Está…vivo!—consiguiódecirAdela.—Deltodo.—Pe-pe-pero…—tartamudeóNico.—¡Nosotroslevimosmuertocontresdisparosen…!—quisoinsistirLuc.—Unotienesuvidaprivada—elprofesordematemáticasseencogiódehombros
—.Hacetresmesesquetengonovia,yesexpertaenefectosespeciales.Trabajaenelmundodelcine.Cuandosemeocurrió la idea,yamedijoque lo
más fácil era eso: imitar disparos y sangre.Unpocodemaquillajemortal y listos.¿Nomesaliómallaescenaverdad?
—¡Profe,casimemueroyodelsusto!—protestóAdela.—Esosí,loreconozco.Cuandoviqueteechabasallorar…—pusocaradeculpa
—,estuveapuntodedejardehacercomedia.—¡Fuimosabuscaralapolicía!—Os estaba observando desde lejos.Menosmal que escapasteis.Naturalmente
tambiénhubierasalidosiosdetienenoalgoasí.—¡Jo,nohayderecho!—Lohiceporvuestrobien.—¿Pornuestrobien?—rezongóLuc.—Vamos,vamos.Calmaos.Lohabéisconseguido.—¿Quéhemosconseguido?—Estáis aquí, ¿no?Ya las seis enpunto.Eso significaquehabéis resuelto las
pruebasydescubiertoal…asesino—señalóaMarianoFernández,quetambiéndabalaimpresióndepasarlobastantebiencontodoaquello.
—¿Ustedsabía…?—balbuceóAdela.—Losabía, sí—admitió el director, que ahora tenía aspectode todomenosde
hombreferoz—.Esmás,apostéconelprofesorRomeroaquenoloconseguiríais.Yonoteníalafequeélsíteníaenvosotros.Yheperdido,delocualmealegro.Siempreesmejoraprobar,aunqueseadeformatanrocambolescacomoésta.
—¿Estamosaprobados?—elcorazóndeNicoempezóalatir.—Oslohabéisganado—admitióelprofesordematemáticas.
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La alegría del aprobado no menguó el desconcierto que aún sentían. Habíanpasadolastrespeoreshorasdesuvida.
¿Ono?—¿Porquétuvoquemontartodoestenúmero?—inquirióAdela.—Porqueteníaquemotivaros—fuedirectoFelipeRomero—.¿Recordáisnuestra
charlaenelpatio?Quesiosbloqueabais,quesinoosentrabanlasmatemáticas,quesilasodiáis,quesinoeslovuestro,quesiestoyquesiaquelloyquesilodemásallá…Tonterías.Yaosdijequeeraunjuego.
—¡Nofueunjuego!¡Fingiósumuerte!¡Lohemospasadofatal!—insistióAdela.—Vaya, creía que a todos los alumnos les gustaba la idea de que alguien se
cargaraalprofedemates—mantuvosufelizcalmaFelipeRomero.—¡Hombre…!—exclamóNico.Sepusorojocuandoelmaestrolemiróconsorna.—Si hubierais sabido que era un juego, no habríais hecho ni la mitad del
esfuerzo. Además, ya que era una segunda oportunidad, pero también un examenencubierto,ellímitedetiempoeraalgodejusticia.Dadoquesoistres…
—¡Noshapuestoquinceproblemas!—gritóLuc.—Poresomismo,porquesois tresy teníais treshoras.De todas formasnohan
sidoquince,sinoocho.Lootroeranpistasdeductivas.Nopodíanmás.Aúnestabandepie,agotadosporlaúltimacarrera.Habíaunsofá
enlaparteizquierda,conunamesitadelante,yAdelafuelaprimeraenderrumbarseenél.Nicolaimitóyeltercero,sóloparanoserelúnicoqueestabadepie,fueLuc.
Aúnnoacababandeverloclaro.—Lesoímospelearsealosdos—musitólachica.—¿Lodelotrodía?Noeraunapelea,eraunadiscusión—intervinoeldirectordel
centro—.Laspersonastienendiferenciasdeopiniónydecriterio,ydadoqueyosoyelquemandayelprofesorRomerotienealgunasideas…peculiares,esnormalqueavecesnoestemosdeacuerdo.Cuandomeexplicóloquepensabahacerconvosotros,tampocoestuvedeacuerdo.Nomeparecióbien.Siestosesupiera,todoslosalumnosquerríanuna segundaoportunidad en junio, no en septiembre.PeroRomero estabaseguro de que vosotros no erais tontos y que lo único que os pasaba era que eserechazoalaasignaturaosperjudicaba.
—Gracias a vosotros he ganado la apuesta quehice y voy a conseguir algunoscambiosymejoras—FelipeRomerolesguiñóunojo.
—Es…increíble—parpadeóLuc.—Oshedemostradoquepodíais,¿no?—¡Jo!—bufóAdela.—Yahabéisoídoal señorFernández—les recordó—.Niunapalabradeestoa
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nadie.Eraalgoentrevosotrosyyo.Mefastidiabaeserechazovuestro.—Novaacreerqueestamoscurados,¿verdad?—dudóLuc.—Másosvale—fuecategóricoFelipeRomero—.Despuésdeesto,elpróximo
cursoosvoyaexigirnotadeentrada.—¡Profe!—¡Sí,hombre,venga!—¡Hala!Parecía tododicho,perono.Aúnquedabaunparde cuestiones.Elprofesorde
matemáticasabordólaprimera.—¿Habéisresueltotodoslosproblemas?—Sí—dijoAdela.Y tenían las pruebas: las hojas con las preguntas, en las que habían escrito las
respuestas.Lashabíanguardadosindarsecuentaenlosbolsillosdesusvaquerosalacabar.
—¿Inclusoeldelamoscaylasdosbicicletas?—Sí,¿porqué?—Porque ese problema es muy difícil, querida. Lo han fallado hasta grandes
matemáticos,empeñadosenbuscar fórmulasohaciendosumas infinitas, cuandoeselemental.
—¿Y si llegamos a fallar una pista como ésa?Un problema demenos hubierasidounaletramenos,perosifallamosunapistaynodamosconelsiguientesobre…—preguntóLuc.
—Bueno, enel casode lamosca, imaginoquehabríais idoalparqueymiradotodos los árboleshasta dar con el adecuado, aunque esooshubiera llevadomuchotiempo.Peoreraeldelascasas,losespíasdecolores,losnombresylaspistas.
—¡Ésehasidocondenadamentedifícil!—reconocióAdela.—LoharesueltoNico—Luclepalmeólaespaldaasuamigo.—Séquetodoshabéisresueltoalguno,porintuición,porsaberlo,pordeducción,
porfórmulasmatemáticas…Ytambiénenequipo.—¡Andaquenotieneimaginaciónninada,profe!—suspiróAdela—.Esedelos
espíaseramuybueno,yeldelascajasquesumaban16también.—Yeldeltablóndeanuncios—agregóNico.—YeldelaspáginasdellibroylosCuatroJinetesdelApocalipsisylamitadno
séquéde8—apuntóasuvezLuc.—Bueno—FelipeRomero hizo entrechocar susmanos dando por finalizada la
reunión—.Yocreoqueahoranoshemosganadotodosunbuenfindesemana.—Oiga—Adelapusoeldedoenlaprincipalllaga—,¿yquénotavaaponernos?Ésaeralasegundacuestión.FelipeRomerovolvióareír.
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—Sihabéisresueltotodoslosproblemasmáslaspistas,sinfallarniuna…—Niuna—letendieronlashojas.—Vale,vale.Esoesundiez.—¡Tope!—abriólosojosNico.—¡Undiezenmates!¡Mipadrenoselovaacreer!—exclamóLuc.—¡Elsueñodemivida!—reconocióAdela.—¡Eh,eh,esperad,nocorráistanto!—losdetuvoelprofesor—.Esediezhayque
promediarloconelcuatrodelprimerexamen,naturalmente.—Diezycuatro,catorce.¡Elpromedioessiete!—continuófelizNico.—¡Unnotable!¡Mipadretampocoselovaacreer!—siguióanimadoLuc.—¡Nuncahetenidounnotableenmatemáticas!—suspiróAdela.—Pero…—losdetuvoporsegundavezelmaestro—,noseríajustoquetuvierais
esasupernotacuandootroscompañerosvuestrossevanaquedarconuncincopeladotrasel examen.Asíqueosquitounpuntoporesa segundaoportunidadquehabéistenido,yotropuntoporhaberpodidotrabajarenequipo.
Sequedaronsinaliento.—Oiga,quecomonosquiteunpuntomásvolvemosaquedarnosconelcuatro
delcomienzo—seasustóNico.—Yparaeso…—seleencogióelcorazónaLuc.—Novoyaquitarosningúnpuntomás.Tenéisuncinco.Lostres.Noeraundiez.Niunsiete.Peroerauncinco.Aprobados.Despuésdeunatardeloca,llenadeemociones,yconlaalegríafinaldesaberque
todohabíasido…unjuegoyqueFelipeRomeroestabavivo.—Venga,marchaosacasa—lesechóMarianoFernández,quehabíapermanecido
silenciosoalolargodelosúltimosminutos—.Esviernesyyoyadeberíaestarconmifamilia.
—Y yo conmi novia—el profesor subió y bajó las cejas tres o cuatro vecesmaliciosamente.
Selevantaronlostres.Primero no supieron qué hacer. Luego Luc se acercó al maestro. Extendió su
mano.—Gracias,profe—dijo.Nicoleimitó.—Esuntíolegal.Esoeralomáximoqueunopodíadecirdeunadulto.Adelafuelaúltima.Peroellanodijonada.Sóloseacercóaélylediounbesoen
lamejilla.Cuando salieron del despacho de Mariano Fernández, dejaron tras de sí un
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silenciollenodesatisfechassensaciones.
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Capítulo
21yúltimo
Salieron fuera aturdidos, conmocionados. Habían pasado más de tres horas locas,alucinantes, desde la aparición del supuesto cadáver. Carreras, nervios, miedo, detodo.
Yahora…Elprofesordematemáticasvivo,ellosaprobados…—Estohasidounapasada—suspiróNico.—Total—moviólacabezadearribaabajoLuc.—Ylohemosconseguido—reconocióAdela,comodándosecuentaporprimera
vezdequeasíera—.Hemosresueltoquince…loqueseadematesyrazonamientoylógicay…
—Esverdad,nosotrossolos—sehinchóNico.—Enelfondonoeratancomplicado—plególoslabiosLuc—.Lopeorhasido
tenerqueresolverlotodobajopresión.—Habíaalgunoqueestabamuybien.—Sí.—Eldelosespíaseraestupendo.—Sí,éseeramuychulo.—Algunosconsólopensarunpoco…—Sí,esverdad.Elenunciadoyalodicecasitodo.Miradeldelamosca,elquehanfalladograndesmatemáticos.—Ysino,conempleardebidamentealgunaformulita…—Eso.Caminabansinrumbofijo,aunqueyaseestabahaciendotarde.Noqueríansepararsetodavía.Habíasidounatardegenial.Cuantomáslorecordabanylopensaban,máscuentasedabandeello.Genialatope.—Estamosaprobados—dijoenvozaltaAdela.—Latontademiprimanomedaráclases—semordióellabioinferiorNico.—Niamímepondrándeprofedeveranoalpedantequebabeapormihermana
—dilatósusojosLuc.—Mispadresnotendránquegastarsedineronimerepetiránlaeternacantinelade
queparezcolista,peronoejerzo—seextasióAdela.
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Aprobados,aprobados,aprobados.Unveranoexcelso,maravilloso,únicoseabríaanteelloscomounparaísosinfin,
colmadodedíasparaleer,bañarse,jugar,bailar,pasarlobien…Yahora,alllegaracasa,elanunciotriunfaldequeenmatemáticas…Elmundoeraperfecto.Nadapodíaenturbiaraquelmomento,estabanseguros.—¡Eh,vosotros!Volvieronlacabeza.Ysequedaronpetrificados.Eranlosdosagentesdelaguardiaurbana.—¡Ay,ay,ay!—seestremecióAdela.—¡No,ésosno!—gimióNico.—¡Pringada!—exclamóLuc.Estabanfueradelcoche.Yunocojeaba.Delasdospiernas.—Venidaquí,diablos—rezongóelprimero.—Jugandoamuertos,¿eh?—rechinósusdienteselsegundo,eldelacojera.Lareacciónfueunánime.Porpartedelostres.—¡Corred!Yvolvieronavolarsobrelascalles,cadaunoenunadirección,sabiendoqueera
inútilexplicarlesnadaalosagentesdelaley.Desaparecieronenunabrirycerrardeojos.
Fin
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Conbuenhumor…
De niño—y adolescente, y mayor—, yo también fui un pésimo estudiante dematemáticas.Lasodiaba.No lasentendía—queríaserescritor,claro—.Encambiomeapasionabanlosjuegos,adivinanzas,acertijos,jeroglíficos.Inclusoloshacíayo.Ahoraséquenoestanfieroelleóncomolopintan,yqueesodelosnúmeroses…unjuego,comodiceelmaravilloso—einventado—profesordeestelibro.
Talvezestahistoriasirvaparaponerunpocodepazenlosextremos.Unpuenteentrelosprofesdematesdurosylosalumnosaúnmásdurosdeentendederasquenopillanniuna.Talvez.Seacomosea,esundivertimento,yesperoqueasíhayasidointerpretado.
No soy ningún geniomatemático, así que los problemas de la novela han sidoextraídosdeloslibrosEntretenimientosmatemáticosdeN.Estévanez,publicadoenParísen1894,yMatemáticasparadivertirsedeMartinGardner.Tambiénhaaportadosu granito de arena un excelente profe: Sebastián Sánchez Cerón de Alhama deMurcia. El resto esmío, incluida la superpista del capítulo 15 o el jeroglífico deltablóndeanuncios.
Si dicen que «la letra con sangre entra»—aunque tampoco sea para tanto—,esperoque«lasmatemáticas conbuenhumor pasenmejor»—queme lo acabodeinventar,peromeparecemuycierto—.Despuésdetodo,2y2puedenser4ó22.
¿Ono?
JordiSIERRAIFABRA
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