UN VIAJE A LA MEMORIA -...

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1 UN VIAJE A LA MEMORIA Durante todos los seis años de mis estudios de bachillerato en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en tres días consecutivos de una semana cualquiera se llevaban a cabo los retiros espirituales. En esos tres días, dos o tres sacerdotes nos daban conferencias sobre varios temas del dogma de la religión católica, de acuerdo con los horarios de la jornada única y de sus descansos o recreos. La jornada única estaba dividida en dos sesiones: en la de la mañana las clases se iniciaban a las 8, un recreo entre las 10 y 10 y 30, con final a las 12 m. La de la tarde se iniciaba a las 2, con el recreo entre las 3 y 30 y las 4, y el final de la jornada a las 5 p.m. Cuando llegamos al último año, el curso sexto, los directivos del colegio decidieron realizar los retiros en una hacienda de nombre Belchite, que dos sacerdotes hermanos, Ángel María y Josué Olarte, recibieron de herencia de sus padres, y en ella adecuaron una zona como casa de convivencias, para adelantar seminarios, cursos y retiros espirituales. Esta hacienda está ubicada en una vereda del municipio de Moniquirá (Boyacá), pero más cercana al casco urbano del municipio de Barbosa (Santander), a unos tres kilómetros. En la Imagen 1, tomada del programa Google Earth, se encuentra una posible ubicación, dado que los cambios introducidos por el ser humano en el transcurso de 50 años no permiten identificar plenamente el lugar. Para llegar a Belchite desde Barbosa se debía cruzar un puente sobre el río Suárez y luego ascender por una carretera veredal durante cerca de 30 minutos. Las viviendas de la finca estaban ubicadas en la cima de una colina, dispuestas formando aproximadamente un semicírculo, en el centro del cual se tenía una hondonada con un pequeño estanque, rodeado por flores. Alrededor de éstas se alzaban árboles frutales que mantenían un ambiente fresco. El salón del comedor también se utilizaba para impartir las conferencias. Los cuartos de dormitorio eran múltiples, para cuatro o seis personas.

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UN VIAJE A LA MEMORIA

Durante todos los seis años de mis estudios de bachillerato en el Colegio Mayor

de Nuestra Señora del Rosario en tres días consecutivos de una semana

cualquiera se llevaban a cabo los retiros espirituales. En esos tres días, dos o

tres sacerdotes nos daban conferencias sobre varios temas del dogma de la

religión católica, de acuerdo con los horarios de la jornada única y de sus

descansos o recreos. La jornada única estaba dividida en dos sesiones: en la de

la mañana las clases se iniciaban a las 8, un recreo entre las 10 y 10 y 30, con

final a las 12 m. La de la tarde se iniciaba a las 2, con el recreo entre las 3 y 30

y las 4, y el final de la jornada a las 5 p.m.

Cuando llegamos al último año, el curso sexto, los directivos del colegio

decidieron realizar los retiros en una hacienda de nombre Belchite, que dos

sacerdotes hermanos, Ángel María y Josué Olarte, recibieron de herencia de

sus padres, y en ella adecuaron una zona como casa de convivencias, para

adelantar seminarios, cursos y retiros espirituales. Esta hacienda está ubicada

en una vereda del municipio de Moniquirá (Boyacá), pero más cercana al casco

urbano del municipio de Barbosa (Santander), a unos tres kilómetros. En la

Imagen 1, tomada del programa Google Earth, se encuentra una posible

ubicación, dado que los cambios introducidos por el ser humano en el

transcurso de 50 años no permiten identificar plenamente el lugar.

Para llegar a Belchite desde Barbosa se debía cruzar un puente sobre el río

Suárez y luego ascender por una carretera veredal durante cerca de 30

minutos. Las viviendas de la finca estaban ubicadas en la cima de una colina,

dispuestas formando aproximadamente un semicírculo, en el centro del cual

se tenía una hondonada con un pequeño estanque, rodeado por flores.

Alrededor de éstas se alzaban árboles frutales que mantenían un ambiente

fresco. El salón del comedor también se utilizaba para impartir las

conferencias. Los cuartos de dormitorio eran múltiples, para cuatro o seis

personas.

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Imagen 1. Posible ubicación de la casa de retiros espirituales de Belchite. Imagen de satélite tomada del programa Google Earth.

El clima en Belchite es templado y húmedo, típico de los valles de la Región

Andina en los que se cultivan árboles de naranjos, guayabos y caña de azúcar;

en la zona abundan los trapiches, en donde se produce la panela, y en

pequeñas industrias familiares se elaboran el bocadillo, las panelitas de leche,

los arequipes, los encocados, y muchas otras dulzuras típicas.

La hora de salida del colegio el día establecido para el viaje fue las 6 a.m. En el

bus conducido por el Sr. Agustín Pulido nos llevaron a la Estación de La Sabana,

en donde abordamos un tren con locomotora de vapor que nos debía llevar

hasta la población de Barbosa. En la Foto 1, que fue suministrada por

Hernando Afanador, se ve una parte de los integrantes de nuestro curso

instantes antes de la partida del tren.

El convoy estaba conformado por unos cinco o seis vagones y a nuestra

excursión la empresa de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia (FNC) le

asignó el último vagón. En el primero de los vagones, el cual estaba antecedido

por los vagones del agua y el carbón, con el que los fogoneros tenían a su cargo

revivir el fuego que calentaba el agua de la caldera cada vez que la locomotora

perdía fuerza, se encontraba el vagón del restaurante, en el que los viajeros

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podían degustar de una agua de panela caliente, acompañada de una tajada

de queso campesino y una mogolla, un caldo papas con costilla, unos huevos

pericos, un café con leche, un chocolate con queso y almojábana.

Foto 1. Compañeros del curso 6°A en la escalinata del vagón en la Estación de La Sabana.

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Los siguientes vagones estaban destinados a los viajeros hacia las poblaciones

y estaciones ubicadas en el camino: La Caro, Cajicá, Zipaquirá, Nemocón,

Lenguazaque, Chiquinquirá, y Barbosa, entre otras. En el Anexo 1 se encuentra

el listado de todas las estaciones del Ferrocarril del Norte, que hallé en el

siguiente enlace:

https://es.wikipedia.org/wiki/Ferrocarriles_de_la_Sabana_de_Bogot%C3%A1

Debido a limitaciones de alojamiento en la casa de convivencias de Belchite los

retiros espirituales de los dos cursos de sexto de bachillerato se efectuaron por

separado; el primer turno le correspondió al 6°A, el de los estudiante internos,

que tenía como director de curso al profesor Jesús María Sánchez, natural de

Baraya (Huila), a quien por su baja estatura desde muchas generaciones

anteriores se le conocía con el apodo de “pichigüey”.

Aunque la mañana en que emprendimos el viaje era fría y brumosa, y el sol

solo se dejó ver después de llegar a Chiquinquirá, el ambiente en el grupo se

fue haciendo cada vez más cálido a medida que avanzaba el tren, debido en

buena parte a la presencia de nuestros compañeros originarios de la Costa

Atlántica: Yesid García (samario), Moisés García (cordobés), Hernán Cortés

(barranquillero), y Luis Murgas (sucreño), quienes rápidamente organizaron un

conjunto vallenato, integrado de la siguiente manera: Hernán Cortés con el

acordeón, Luis Murgas con la clave, Hernando Cediel con los timbales, y Yesid

García con las guacharacas, acompañados en el canto por quienes se sabían

las canciones más conocidas del folclor costeño. En la Foto 2, también

suministrada por Hernando Afanador, se aprecian los miembros de nuestro

conjunto.

En la estación de Zipaquirá algunos compañeros se bajaron del vagón a

comprar viandas y gaseosas, y en un tramo de ascenso luego de la estación

Crucero, varios descendieron a empujar el convoy porque con los rieles

húmedos la locomotora avanzaba con mucha lentitud a pesar de que el

maquinista la exigía al máximo.

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Foto 2. Integrantes de nuestro conjunto musical. De izquierda a derecha: Hernán Cortés, Luis Murgas, Hernando Cediel, y Yesid García; detrás de ellos están, Pedro Casilimas y Hernando Afanador, y el que está asomado en el muro del kiosko, parece ser Alberto Herrera.

En la estación de Lenguazaque unos pocos compañeros se apearon del vagón

aprovechando la duración de la parada, que en las estaciones precedentes

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había sido superior a los cinco minutos, para buscar una botella de aguardiente

en alguna de las tiendas vecinas, ocasión que aprovechó el maquinista, que

debía hallarse un tanto molesto por la guachafita que habíamos formado, para

emprender un arranque intempestivo y rápido, en el que unos tres

compañeros lograron alcanzar las escalerillas del último vagón luego de una

carrera de varias decenas de metros por la carrilera, mientras que a dos de

ellos, Humberto Gutiérrez y Mario Guevara, los vimos quedarse rezagados de

la acelerada carrera del convoy. Todos los demás nos lamentamos de la

pérdida de los dos compañeros, y aunque pensábamos que no tendrían otra

opción que regresar a Bogotá, los vimos llegar cansados a Belchite para la hora

de la cena, hacia las 7 p.m.

Luego del regaño que recibimos de “pichigüey” el viaje transcurrió sin ninguna

otra novedad, pues no volvimos a descender del vagón en las siguientes

estaciones. En el último tramo del recorrido, el tren avanzó con una marcha

más ágil a través de unos bosques espesos de árboles altos que sólo permitían

visualizar una que otra cabaña ubicada cerca de la carrilera, hasta que en

medio de las aromas de los guayabos y un calor sofocante llegamos a Barbosa;

en la Foto 1 se aprecia el tren en esa estación, tomada en 1974 como se indica

en el siguiente enlace: http://stationsrailroad.blogspot.com.co/

Descendimos con nuestras maletas para emprender a pie el camino hasta

Belchite. Atravesamos el puente sobre el río Suárez e iniciamos un ascenso

suave, guiados por una persona que nos esperaba. Arribamos cerca de las 4

p.m., con mucha hambre. Nos recibieron con una limonada fría endulzada con

panela, enseguida nos instruyeron acerca del alojamiento y los horarios de

comida, y nos enseñaron las instalaciones mientras llegaba la hora de la cena,

después de la cual nos dieron la primera charla.

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Foto 3. El tren del Norte en la estación de Barbosa.

Las sesiones de los dos días siguientes estuvieron a cargo de un sacerdote cuyo

nombre me es difícil recordar, pero para el tercer y último día llegaron los curas

Efraín Rozo y Ángel Olarte, quienes colaboraron con las confesiones y la misa

concelebrada con la que concluyeron los retiros.

Antes de un almuerzo campestre disfrutamos del último baño en la piscina, y

luego de este alistamos nuestros corotos para el viaje de regreso, el cual

hicimos en el mismo bus que llevó a los compañeros del curso 6°B, el de los

alumnos externos, quienes esa misma tarde iniciaron sus retiros espirituales.

Mientras esperábamos la llegada del bus nos tomamos fotos con la cámara de

Roy Maddux; en el Anexo 2 se incluyen las que conservo en mi álbum, que por

supuesto son aquellas en las que estoy, que detrás tienen la firma de cada uno

de los fotografiados. En el Anexo 3 se encuentran tres fotos adicionales que

facilitó Hernando Afanador.

El viaje de regreso en bus fue más rápido que el de ida en tren, con alguna

parada técnica para reabastecer de combustible. El conjunto musical nos

acompañó con su repertorio durante la mayor parte del viaje. Llegamos al

colegio hacia las 7 p.m., pero unas pocas cuadras antes Yesid García volvió a

animar el adormilado grupo para que todos cantáramos una canción de moda,

que en la radio interpretaban los Corraleros del Majagual, la cual se convirtió

en el himno de nuestro viaje: “La matica de mafafa”.

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Bogotá D.C., octubre 15 de 2015

LISANDRO BELTRÁN MORENO

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ANEXO 1 - Estaciones del Ferrocarril del Norte (1872)

Desde 1871 se había estudiado una ruta que partiendo de Bogotá, llegara al Océano Atlántico

a través de los ríos Carare y Magdalena, proyecto liderado por el después presidente Aquileo

Parra (1825-1900). En 1889 se inició la construcción del tramo Bogotá - Zipaquirá. Para 1894

llegó hasta el Puente del Común; dos años después a Cajicá y en 1898 se extendió hasta

Zipaquirá. En 1906 se contrató su prolongación hasta Bucaramanga que, luego de infinidad de

problemas, se construyó hasta Chiquinquirá en 1926 y hasta Barbosa en 1935. Para 1947 se

intentó retomarlo para extenderlo hasta Bucaramanga, pero en 1951 el Gobierno canceló su

construcción y ordenó el levantamiento de los rieles.2

1. Estación de la Sabana km 0

2. Estación Puente Aranda - Terminal de Carga

3. Estación Usaquén km 15.3

4. Estación Ramal Samper km 18.

5. Estación San Antonio km 23. Construida en el periodo 1930-1940

6. Estación Puente del Común: km 34. Estación M. A. Caro, hoy comúnmente conocida

como "La Caro" inaugurada en 1894

7. Estación Cajicá: inaugurada en 1896

8. Estación Zipaquirá: inaugurada en 1898

9. Estación Nemocón: inaugurada en 1907

10. Estación Mogua

11. Estación La Laguna: inaugurada en 1907

12. Estación El Crucero: inaugurada en 1907

13. Estación El Ruhr: inaugurada en 1907 su nombre proviene de la Región del

Ruhr en Alemania, por la típica producción de carbón en esta zona de Cundinamarca.

La estación, en desuso, muestra vestigios de la infraestructura epecialmente creada

para cargar carbón.

14. Estación Lenguazaque: inaugurada en 1907

15. Estación Guatancuy

16. Estación P. Robles

17. Estación Fúquene: inaugurada en 1907

18. Estación Guachetá

19. Estación Susa

20. Estación Simijaca

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21. Estación Chiquinquirá: Diseñada por el arquitecto Joseph Martens, y dirigida por el

ingeniero constructor Fernando J. Zarate, la Estación comenzó a construirse en 1926

y fue concluida en tiempo record de dos años, se inauguró el 12 de octubre de 1928.4

22. Estación Barbosa: inaugurada en 1946

Anexo 2 – Fotos de mi álbum

Foto 4. Compañeros nadadores.

Foto 5. Firmas detrás de la Foto 4.

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Foto 6. En un jardín interior, con “pichigüey” y el cura Rozo.

Foto 7. Firmas detrás de la Foto 6.

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Foto 8. En el jardín alrededor del estanque.

Foto 9. Firmas detrás de la Foto 8.

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Foto 10. Durante el almuerzo campestre.

Foto 11. Firmas detrás de la Foto 10.

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Foto 12. Con Roy Alejandro Maddux Giraldo y Fabio León Gómez Rocha.

Foto 13. Firmas detrás de la Foto 12.

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Anexo 3. Fotos del álbum de Hernando Afanador

Foto 14. Otros compañeros nadadores.

Foto 15. Hernando Cediel Perilla y Hernando Afanador Quintero.

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Foto 16. El profesor Jesús María Sánchez con Julián Hoyos, Hernando Afanador, Hernando Cediel y Hernando Suárez.

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