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Centro de Derechos Humanos de Nuremberg, 2004 “La venganza es mía” Una familia cosaca y las catástrofes políticas del siglo XX Autor: Friedrich Paul Heller y Claudio Velasco

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“La venganza es mía”, Friedrich Paul Heller y Claudio Velasco

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Centro de Derechos Humanos de Nuremberg, 2004

“La venganza es mía”

Una familia cosaca y las catástrofespolíticas del siglo XX

Autor: Friedrich Paul Hellery Claudio Velasco

Centro de Derechos Humanos de Nuremberg

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Copyright © Friedrich Paul Heller, Abril 2004Edición y diagramación: William BastidasTodos los derechos reservadosPágina Web: http://www.menschenrechte.orgCorreo electrónico: [email protected] de Derechos Humanos de Nuremberg

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ÍNDICE

Prólogo

1. Parte: Desde el brillo del imperio del Zar hasta el exilio

I. Perfume de vainilla, sonrojoII. Krasnow y la historia de los cosacosIII. La revolución rusa – Piotr Krasnow y TrotzkiIV. “El odio eterno” – las novelas de Piotr Krasnow

2. Parte: Los cosacos en la Segunda Guerra Mundial

I. Los cosacos en la 2ª Guerra MundialII. Los cosacos y la Waffen-SSIII. CosaciaIV. La huidaV. Los cosacos son entregados a la Unión Soviética

3. Parte: Desmayo

I. Nikolaj Krasnow en la LubjankaII. Siberia: trabajo como castigo

4. Parte: El ángel de la venganza

I. Un combate en Santiago de ChileII. La dictadura militar chilena y el servicio secreto DINAIII. Dos mujeres recuerdan: Marcia Merino y Luz ArceIV. Miguel Krassnoff y la dirección psicológica de la guerraV. Los presos políticos desaparecidos

El proceso

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Prólogo

Conocer antecedentes de los principales dirigentes de la represión, ayuda a conocer mejor lascausas y características de la política de exterminio puesta en práctica en Chile. Krassnoff,alias el “Capitán Miguel” es, junto a Contreras, Espinoza, Moren Brito, Otayza, Schäfer,

Hopp, Antal Liptay, Berrios, Arancibia, Caballos Jones, Olavarría, Corvalán, Pinochet, Hubert,Miranda y algunos otros; un representante muy especial de los personajes que escogió la derechapara ejecutar su política de exterminio.

Krassnoff era un oficial de baja graduación, que fue conquistando grados y condecoraciones por susactividades represivas. Llamó la atención de sus víctimas por su pulcritud al vestir, sus alardes deintelectual y, por sobre todo, sus increíbles intentos de convencer a las víctimas de que era unhombre justo.

Extraño esfuerzo el de Krassnoff, quien es el más directo creador de personajes abyectos comoRomo, Zapata o Rosa La Humilde; cuyas perversiones dejaron huellas profundas entre sus víctimas yen la historia del terror en Chile.

Krassnoff no es chileno, nació en Austria a fines de la guerra. Su madre falsificó sus papeles al huirde Europa. Llegado a Chile tuvo una infancia similar a otros niños migrantes, pero se fuesocializando en la terrible historia de los Krasnow. Nadie imaginaría en aquellos años de infancia, elnivel de odio y violencia que desarrollaría con los años. Irónicamente, fue profesor de ética en laEscuela Militar, y de allí pasó a los aparatos represivos, manteniéndose en ellos hasta hoy, cuandocumple tareas administrativas en un Hotel de Providencia.

Conocemos varias caras del Capitán Miguel: la de satisfacción cuando participó en la muerte deMiguel Enríquez; la de susto y sorpresa cuando enfrentó al Flaco Luis, al que creyó armado enGrimaldi; el asombrado frente al coraje de Gladys Díaz; el paternal y “crítico” a la derecha, queconversaba con Carmen Castillo en el Hospital tras la muerte del Secretario General del MIR.

De la historia de la familia Krasnow, primero conocimos a su abuelo, un militar ultrarreaccionario,con clara adhesión por el Zar, orgulloso de ser cosaco, pero dispuesto a poner sus armas al servicioya del Zar, ya de Alemania. El paso de las tropas del viejo Krasnow por el Don, por Croacia, porTolmezzo (en Italia, allí adaptaron su apellido a la ortografía italiana), fue el paso de la muerte y elterror. En Tolmezzo intentó crear el país cosaco.

El abuelo y el padre de Krassnoff sirvieron a los ejércitos blancos y estuvieron al lado de Hitler en laSegunda Guerra Mundial, destacándose en ese período por su crueldad. Terminada la guerra ydespués de rendirse a instancias del General Krasnow al ejército inglés, fueron entregados a lastropas de Stalin y trasladados a la siniestra lubjanka, donde murió el General, y desde donde logrósalir con vida el padre del Capitán Miguel.

El texto tiene 3 partes, en la primera hemos dejado hablar al viejo Krasnow (quien escribió variasnovelas) sin censura, sin filtraciones. Allí aparece el rostro abominable del terror de Stalin, que haservido de excusa para millones de crímenes de la CIA y los miles de crímenes de Pinochet.

En la segunda parte hablan las víctimas de Krassnoff, y en la tercera establecemos el papel deKrassnoff en la política de exterminio de la cual fue una importante pieza.Los lectores irán descubriendo con nosotros el rol de varios extranjeros en la represión chilena, y

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cómo Contreras convirtió estas redes, muchas veces informales del fascimo, en instrumentos de laDINA.

Los casos de Krassnoff, Olderok, von Answaldt, Mertins, los nombrados Schaefer y Hopp, el“rumano”, Kast y varios otros; nos entregan mucha claridad para encontrar las claves de losdesaparecimientos.

Este texto fue escrito en alemán y traducido al español. En la versión alemana se encuentran másnotas que en la versión española. Se refieren a fuentes históricas y a los libros de Krasnow. Lectoresque quieren profundizar sobre el tema pueden recurrir a al versión alemana que también seencuentra publicada en www.menschenrechte.org.

“La venganza es mía, dijo el Señor”- una familia cosaca y las catástrofes políticas del siglo 20 (Citaoriginal de la Biblia: Dt. 32, 35)

Friedrich Paul Hellery Claudio Velasco

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PARTE 1: Desde el brillo del imperio del Zar hasta el exiloI. Perfume de vainilla, sonrojo

“Es la semana antes de Pascua de Resurrección ... Un dulce perfume de vainilla ... flota por eldepartamento, huele a quesillo, a pintura de huevos, a pisos recién encerados y frescas flores delsauce ...”. Así comienza la novela “Hojas en descenso”, escrita por el general de los cosacos PiotrNikolaj Krasnow en su exilio en Berlín. Krasnow presiente en sus novelas su propio final. El mundode sus novelas nace en el perfume de la Pascua de Resurrección, en la primavera, la esperanza y lavida, y termina en sangre y tortura. Un tema reiterado del viejo general son las sólidas familiasburguesas destruidas por la revolución.

Krasnow irá a compartir el destino de sus personajes de novela. Desde su retirada como escritorvuelve a la política y con ochenta años es tomado preso y ejecutado. Sus hijos deberán soportartrabajo forzado y muerte, y su nieto como oficial chileno se vengará de los sufrimientos padecidospor su familia. Así cerrará el círculo diabólico y se convertirá él mismo en el odiado torturador.

Piotr Krasnow nació el 10 de septiembre de 1869 en San Petersburgo. Su padre fue general de loscosacos del Don. En 1888 finalizó la Escuela Militar Pavel y entró al servicio de la guardia del Zarintegrada por cosacos, llamada “Atamán”. (Así eran denominados los dirigentes políticos y militaresde los cosacos). Por orden del Zar viajó a Etiopia. Otros viajes lo llevaron a la Mandschurai, a Japón,China e India. Durante la Primera Guerra Mundial fue comandante de una brigada cosaca, despuésde una división y de agosto a octubre 1917 del Tercer Cuerpo de Caballería. En el prólogo de su másconocido libro se menciona su participación en 82 batallas y combates y en 5 ataques a caballo.

La Revolución Rusa convierte a Krasnow en una figura histórica, y aquí le daremos la palabra porintermedio de sus propios documentos y los de sus contemporáneos.

II. Krasnow y la historia de los cosacos

Con los Krasnows finaliza la larga historia de los cosacos. En su historia se alternan las guerras deliberación con la opresión a los otros. El rápido cambio de oprimido a opresor y de opresor aoprimido se refleja en la historia familiar de los Krasnows. Actores se convierten en víctimas yvíctimas en actores y en algunos momentos estos dos roles se cubren como sombras en el muro.

La palabra “cosaco” no es una denominación étnica. Originalmente eran comandos turktataros devigilancia, robo y saqueo que vivían al finalizar la Edad Media a orillas de los ríos Don y Dnjepre.Con el tiempo se les unieron cada vez más rusos, que huyeron de la esclavitud y de la opresiónreligiosa desde los bosques de Rusia a la libre estepa para poder vivir una vida democrática yautónoma. También el catolicismo forzado en Polonia, obligó a mucha gente a huir hacia el sur y aunírseles.

Los stanizas (campamentos) de los cosacos estaban compuestos mayoritariamente por hombres (Lahistoria de los cosacos es desde el comienzo una historia de hombres y lo sigue siendo,- el nieto dePiotr Krasnow, todavía vivo, es un ferviente adherente a esta tradición masculina). Sus campamentosacogían más y más refugiados; incluso, cuando les fue prohibido por los zares de Moscú paraimpedir la huida de su servidumbre. Los cosacos vivían de la pesca, servicios mercenarios, robo ytributos. Poco a poco se fue sumando la cría de ganado. Por largo tiempo fue mal vista la agricultura,dado que era relacionada con la vida dependiente de la servidumbre. También desarrollaron un ricofolclore pero no utilizaron la escritura.

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Llevaban siempre armas y estaban ejercitados en ataques rápidos y sorpresivos. Con sus resistentes yágiles caballos realizaban amplias expediciones. Si escaseaban sus fuerzas, construían barreras decarros a las que defendían hasta la última bala. Cruzaban los ríos con botes planos de fabricaciónpropia y eran temidos piratas de los mares sureños. Cuando marchaban a la guerra en nombre de unZar u otro soberano debían poner su propio caballo y equipo. El botín compartido de estascampañas militares y su bajo sueldo debían alcanzar para comprar lo de primera necesidad. Fuera desus territorios originales eran crueles. Cuanto más lejos viajaban más incontrolables se convertían,incluso para sus comandantes. Si venía el tiempo de la cosecha en sus tierras, estas mismas armadascosacas victoriosas durante expediciones militares y durante sus propias rebeliones, divergían.

Los cosacos pelearon para el Zar Iván IV ( El Terrible, 1530-1584) y extendieron su reino hacia eleste. Defendieron el reino moscowita hacia el sur. Como mercenarios peleaban por los que lepagaban. Así ocurría que peleaban contra el Zar de Moscú e incluso contra cosacos fieles al Zar.Luchaban una vez contra, otra vez a favor de los tataros y otros pueblos de la estepa del sur y delKaukaso. Constreñidos entre los poderosos reinos del Sultán Osmánico, del Rey de Polonia, entreVenecia y los moscowitas, eran mercenarios incansables al servicio de intereses que pocas veces eranlos suyos.

El intento de crear en el siglo XVII algo como un estado cosaco propio fracasó. Después de unaderrota contra el Rey Católico de Polonia, se sometieron al Zar de Moscú, con el que tenían encomún el idioma y la religión rusa-ortodoxa.

Durante sus expediciones militares por Polonia, Galicia y la Ucraína asaltaron a los ghettos judíos allíresidentes. El odio antisemita de los cosacos, que en las novelas de Krasnow se extiende todavíacomo un hilo rojo, se alimentaba del tradicional antijudaismo cristiano. Puede que en los comienzosde la toma de conciencia nacional halla sido fortalecido debido a que los cosacos, que vivían sinestado propio en dispersos asentamientos, querían resarcirse de los judíos, que personificaban unacomunidad sin estado. La envidia de los soldados campesinos cosacos a los comerciantes urbanos,entre ellos muchos judíos, incitaba siempre de nuevo al tradicional antisemitismo.

En el siglo XVIII el Zar Pedro El Grande unificó a Rusia y a los pueblos dominados por su trono enun estado unitario y cortó las tradicionales libertades cosacas. Para imponer su poder, realizó

General Krasnov. En: Krasnov, Peter Nikolai: “Vom Zaranadler zur Roten Fahne” (DelÀgila de los Zares a la Bandera Roja). Novela histórica. Berlín, ca. 1932

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expediciones despiadadas en contra de ellos. Los cosacos estaban acostumbrados a elegir sus propiosatamánes entre sus filas. Pedro El Grande consiguió que solamente candidatos propuestos por elgobierno de San Petersburgo podrían ser elegidos. El Zar Pedro entregaba con el látigo el pan deazúcar y ofrecía a los cosacos una cantidad de privilegios. La propiedad cosaca fue poco a pocodividida en pequeñas parcelas y repartida individualmente. La ganadería y el cultivo de trigo, vino yfruta quedó en manos de los campesinos inmigrantes, ante los cuales, los cosacos se sentían comouna elite establecida. Los cosacos criaban caballos y supervisaban a los jornaleros en sus granjas. Eltradicional amor a la libertad de los cosacos se descargaba en diversas revoluciones contra el Zar queterminaban en derrotas.

El más conocido jefe de una de las rebeliones cosacas, Stenka Rasin, fue capturado, llevado a Moscú,torturado en los calabozos del Kremlin y ejecutado en la Plaza Roja el 6 de junio de 1671. El lídercosaco Jemeljan Iwanowitsch Pugatschew, nacido en 1742, fue desalojado de su granja y torturadodespués de una detención rutinaria. Mas tarde se hizo pasar por el fallecido Zar Pedro III. Tambiénél lideró un ejercito cosaco contra Moscú, el cual fue derrotado. Pugatschew fue torturado yejecutado en la Plaza Roja. La Plaza Roja es ideal para la presentación pública de una muerte bajotortura. Con 700 mts. de largo y 120 mts. de ancho, tiene de más la amplitud para acoger a diez milespectadores, y en su centro se ubica en altura, el lugar de ejecución. El cercano muro del Kremlinsimboliza el poder del Zar y permite a él y a su séquito observar la ejecución de largas horas, sinestar al mismo nivel con el pueblo. La Plaza es flanqueada por la Catedral de San Basilio, cuyas ochocapillas, con sus enroscadas y bulbiformes torres, representan a cada una de las victorias de Iván ElTerrible.

En el siglo XIX los cosacos se asentaron en la región del Don, en minoría por la inmigración decampesinos y trabajadores industriales. Dado que el Don ya no era una región fronteriza, los cosacosse hicieron innecesarios como milicias campesinas. Se convirtieron en soldados profesionales, que ensu tiempo libre trabajaban la tierra. En su mayoría, se aislaron del desarrollo social del comienzo dela era de la industrialización y vivían, cuando no estaban en servicio, generalmente, comocampesinos acomodados sin noción de escritura y lectura.

Con una ideología conservadora campesina, una tradición de soldado y una posición privilegiada, loscosacos se convirtieron en los soldados de más confianza del Zar. Sus ejercicios eran tandespiadados como sólo lo son en las elites militares. “Nos entregaban borrachos, ladrones ocriminales - y con varilla, correr baquetas y castigos tremendamente severos, creamos de ellos alsoldado ruso, al héroe ruso”, escribe Krasnow.

Los cosacos eran muy experimentados en la ciencia bélica, pero no entendían nada de política ni dediplomacia. Uno de los más conocidos documentos cosacos es una carta escrita en el siglo XVII porlos cosacos de Saporo al Sultán Turco, que consistía en una colección de insultos.

Los cosacos ya no entendían el mundo: se acercaban a la victoria y recibían órdenes de tregua o deentrega de una de sus conquistadas fortalezas, a cambio de un tratado de paz. Ellos solamenteaceptaban o la victoria total o la propia derrota total. En 1637 cercaron y ocuparon el fuerte turcoAsow, su tributo de sangre fue alto. Dado que la restauración y mantención del fuerte les pareciómuy caro, el Zar negoció y Asow se convirtió nuevamente en propiedad turca. Durante la guerraruso – turca en 1877/1878 los cosacos conquistaron, a costa de tremendas pérdidas, la fortalezaPlewna, y las tropas rusas marcharon en un durísimo invierno por los Balcanes hacia Constantinopla.Pero Inglaterra logró a través de un movimiento amenazador de su marina, que el Zar cediera; loscosacos se sintieron traicionados; sus compañeros se habían desangrado, congelado y fuerondestrozados por granadas, y ahora los diplomáticos vendían su victoria! Krasnow escribe sobre ésto:“Oh, que odio hacia Inglaterra fue sembrado en los corazones rusos en estos días! ... Un judío inglés,

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Beaconsfield, puso con sus gruesos dedos término al vuelo de nuestra águila al Bósforo y a losDardanelos. Un judío! Entienden, un judío! Nada más que un judío!”.

A fines del siglo XIX la autocracia del Zar se encuentra con una cada vez más creciente oposición.Los anarquistas y socialistas se organizaban en la clandestinidad. El Zar necesitaba una tropa leal ycombativa, que no se dejara influenciar por los cambios políticos. Esta tropa eran los cosacos. En losterritorios polacos ocupados por los rusos, disparaban a procesiones católicas, golpeaban con látigosa manifestantes estudiantiles rusos, y disolvían con sus sables reuniones de socialistas y de sindicatos.La palabra “cosac” se convirtió en un insulto ruso. El intento de la revolución rusa en 1905 fuederrotado principalmente por los cosacos. En algunas ocasiones, los cosacos no pudieron resistirse alos cambios sociales en Rusia; ocurría que unidades de cosacos se negaban a actuar contrahuelguistas, y amenazaban con matar a los soldados rusos si estos atacaban a la masa demanifestantes.

La importancia militar de la caballería conllevó al estatus privilegiado de los cosacos en el reino delzar. Pero las trincheras de la Primera Guerra Mundial convirtieron a la caballería en insignificante.Los cosacos todavía montaban algunas ofensivas al fuego de barrera de las ametralladoras ygranadas, para conquistar las posiciones de artillería del enemigo. Aquellos, que por la ley deprobabilidad lograban pasar, se encontraban como emisarios de antiguos combates en medio de lossoldados alemanes y austríacos, y repartían golpes con sables y culatas del fusil gritando el grito deguerra cosaco “Hurra”. Krasnow narra algunos de estos ataques.

Pero la mayoría de estas operaciones fueron derrotadas con muchas pérdidas, la fuerza cosacaconsistía en el ataque. En los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, la defensa estaba enventaja por sus trincheras, artillería y sus barreras de alambres de púa. Los caballos eran inútiles eneste terreno colmado de trincheras y cráteres de granadas. Los cosacos se convirtieron más y más ensoldados de infantería, pero no era propio de su naturaleza y tampoco habían sido instruidos paraello. Los camiones convirtieron en innecesarios a los caballos como medio de transporte. Lacaballería cosaca se convirtió en una reliquia histórica.

III. La Revolución Rusa- Piotr Krasnow y Trotzki

Durante la Revolución Rusa en febrero de 1917, el Zar terminó de confiar en sus tropas cosacas.Regimientos de cosacos detenidos en San Petrogrado (hoy San Petersburgo) desertaron hacia losrevolucionarios, otros se negaron a disparar a la masa. “La revolución en la armada se manifestó, porasí decirlo, ante todo por los cosacos, los eternos pilares del orden y ejecutores de castigos”, escribeTrotzki en su autobiografia. El tradicional amor a la libertad de los cosacos renació nuevamente.Incluso las tropas cosacas del frente se dejaron entusiasmar por la revolución, como describeKrasnow con resignación. “Comenzaron mitines, se tomaron las resoluciones más salvajes ... Loscosacos terminaron de cepillar y alimentar regularmente a sus caballos. Era imposible pensar encualquier ejercicio. Los cosacos se decoraban con lazos púrpuras, se vestían con cintas rojas y noquerían escuchar nada sobre el respeto a los oficiales”. Los cosacos se reunieron en el Don y enotros territorios cosacos, eligieron atamánes y establecieron administraciones autónomas.

La revolución de febrero, que fue marcada por políticos parlamentarios – burgueses, posibilitó a loscosacos a recuperar su autonomía cultural y reanudar sus tradiciones democráticas perdidas. Pero larevolución del octubre 1917 fue incomprensible para la mayoría. Kerenski, que fue nombradoprimero Ministro y más tarde Presidente del Consejo Ministerial por la Revolución de Febrero, esderrotado por los bolcheviques de Lenin. En vista de ello, Kerenski pide ayuda al general Krasnow, yhuye desde Petrogrado a su Tercer cuerpo de caballería cercano, pero que constaba de sólo 700cosacos. “General, yo lo designo para el cargo de Comandante de la Armada que se marchará a

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Petrograd. Lo felicito, General”, dice Kerenski a Krasnow. Krasnow era lo bastante realista comopara tener solo un sentimiento de ironía para esta arrogancia. Krasnow siempre estuvo dispuesto acombatir contra el bolchevismo, pero de que él, el ferviente secuaz del Zar, debiera salvar alvencedor del Zar después de la Revolución de Febrero, lo llevaba a una posición ambigua. “Un jefede ejército más adecuado no pudo encontrarse para la defensa de la democracia”, ridiculiza Trotzki.Krasnow puede haber pensado que podría acceder a una unión con un mal menor, siendo contra elbolchevismo. Tres décadas más tarde una alianza anticomunista todavía más problemática llegaría aser su perdición.

El 9 de noviembre de 1917 Krasnow llama a loscosacos “a liberar a Petrogrado de la anarquía,de la violencia y del hambre y de limpiar a Rusiadel estigma imborrable con el cual fueensuciado por un grupo sombrío de ignorantesque se dejaron guíar por la voluntad y dinerodel emperador Wilhelm. El frente combatientemira a los enemigos y traidores, es decir a lossoviéticos, con inexpresable espanto y despreciototal. Sus robos, asesinatos y atrocidades, susexcesos típico alemanes contra los vencidos,que no se entregaban, han estremecido dehorror a toda Rusia”. Esta orden se debía arumores existentes de que la revolución rusa eradiigida por el enemigo de guerra, Alemania.

Krasnow solo podía imaginarse una revolucióncomo una conspiración dirigida desde elexterior – en este caso de los odiados alemanes– con los que una tropa decidida y disciplinadaacabaría rápidamente. “Todo esto es solo unpaseo”, prometió. El paseo se convirtió en unaguerra civil de años. Después de éxitos iniciales,el montón de Krasnow se topó con unaresistencia superior y decidida, y quedó paradopoco antes de Petrogrado. Además, una huelgaferroviaria le causó problemas.

La contraparte histórica de Krasnow durante laRevolución en Octubre fue Trotzki, elComandante Supremo de las tropasbolcheviques. Trotzki escribe en sus memorias,que en ese entonces el destino de Petrogradocolgaba de un pelo y una de las principalestareas de la revolución de octubre fue repeler el

ataque de Krasnow. Si hubieran ganado Krasnow y sus cosacos la historia hubiera tomado otrorumbo. Trotzki entendía algo de la revolución, pero nada de lo militar al hacerse cargo del ComandoSupremo de la Armada Roja. El viejo y experimentado general cosaco, con su larga tabla genealógicade oficiales de zares, estaba frente a un novato militar que comandaba tropas revolucionarias, quehasta hace pocas semanas no existían o estaban en formación. Krasnow apostaba a la ideologíaconservadora de los cosacos, Totzki se valía de la propaganda revolucionaria. Finalmente, ganó laestrategia política de Trotzki a la militar de Krasnow. En las estaciones de tren, los agitadores de

Imagen tomada de la edición rusa del libro: NikolajKrasnow: “Verborgenes Russland” (La Rusiaescondida), Diez años de trabajo forzado en loscampos de concentración soviéticos

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Trotzki envolvían a los cosacos en discusiones. Influenciados por esta propaganda y por el repliegueordenado por Krasnow, los cosacos se disolvieron. Así de valientes que eran para defender suspropios campamentos, así de fácil eran de desmoralizar al pelear por intereses ajenos. El sistemaantiguo había perdido sus últimos pilares. Krasnow, que sospechaba del provecho militar de laagitación, atribuyó su derrota a los pocos hombres de su tropa: “En vez de golpear con el puño segolpeó con un dedito”. Krasnow fue tomado preso el 15 de noviembre de 1917 y liberadoposteriormente por Trotzki bajo su promesa de honor de no pelear contra la revolución bolchevique

Krasnow rompió su palabra de honor y partió hacia el sur. La mayor resistencia se daba en el sur delex reino zarista. La batalla de los “blancos” contra la Armada Roja (los “rojos”), dirigida por Trotzki,duró hasta 1920. Por los dos lados combatían cosacos, pero por cierto que la participación de loscosacos entre los “blancos” era más alta que entre los “rojos”. Los “blancos” estaban unidos por suantibolchevismo, pero fuera de ello no tenían una meta homogénea e idea política. Algunos líderescosacos apoyaban a Kerenski, otros jugaban con la idea de separar tierras cosacas de la recién creadaUnión Soviética. Krasnow soñaba con reconstruir el imperio del Zar. Creía que sus cosacos eran “lamejor perla en la corona del Zar”, y si dependiera de su voluntad, esto seguiría así. La posicióntotalitaria rusa- zarista de Krasnow era tan reaccionaria, que puede ser denominada con todaconfianza de irracional. La familia del Zar se desacreditó en la opinión del pueblo por el lío amorosodel fanático monje Rasputín con la zarina, descendiente de alemanes. El único hijo del Zar estabaincurablemente enfermo. El mismo Zar era un hombre irresoluto y gozaba de poca simpatía porparte del pueblo ruso, antes de su destitución por la Revolución Rusa. Apostar al Zar ya significabaantes de su asesinato, apostar a una cosa perdida.

Por algunos meses en 1918 pudo conservarse en el Don un estado cosaco apoyado por Alemania. El11 de mayo de 1918 el Consejo (ruso: Krug) nombró un gobierno provisorio “para salvar al Don”.El 16 de mayo fue nombrado Krasnow, atamán de los cosacos del Don, y dotado de poderesdictatoriales. El 5 de junio Krasnow declaró la república del Don.

Con ayuda alemana y de aliados (especialmente ingleses), es decir, con el apoyo mutuo de estados,que se combatían entre ellos, Krasnow formó una armada que ahuyentó a las tropas rojas de lastierras del Don. Por un momento histórico se vislumbraba la posibilidad de un estado nacionalcosaco y de Krasnow como su creador y seguramente también su dictador militar.

Como atamán de la República del Don, Krasnow fue un pionero del terror masivo que impregnó elsiglo XX europeo desde la Primera Guerra Mundial. Los dos frentes usaban en la guerra civil rusa elterror. Una orden diaria del comisario soviético para asuntos interiores del 4 de agosto de 1918 dice:“Sobre todo no titubear o dudar en el uso del terror masivo”. Las tropas rojas tomaban rehenes ypracticaban ejecuciones secretas. El “terror blanco” no le cede en nada al “terror rojo”. Los presosbolcheviques eran considerados rehenes y asesinados por venganza. Uno de los más importantescolaboradores de Krasnow en el territorio del Don, general Denisow, escribe: “Era necesarioexterminar sin piedad a las personas que colaboraban con los bolchevique”. El mismo Krasnowlideraba ejecuciones masivas. En una parte de su novela “Desde el águila del Zar hacia la banderaroja”, Krasnow da una impresión de la mentalidad de los blancos: “Por la estepa venía hacia laimpedimenta un joven doncosaco galopando en un caballo bufeante y gritando ya desde lejos conalegría: “Los nuestros han tomado el pueblo. Han asesinado a montones, entre 500 y 600 yacensolamente en el pueblo. No fueron capturados muchos presos, y también ¿para qué?, si son todosbribones que tienen que ser asesinados”. En otra novela Krasnow describe a un capitán de caballeríablanco que pasa revista a una tropa roja prisionera: “A la derecha ... a la izquierda ... a la derecha ...un buen soldado, ¿por qué te dejastes encaprichar, por qué peleastes contra nosotros? ... ¿comisario?... ¿oficial rojo? ... ¿comunista? ... a la derecha ... a la izquierda ... a la izquierda ... y entonces ... seescuchaban los tiros, y las balas destrozaban los occipucios”, y el capitán ordena: “Encárguense deretirar la carroña para no apestar el aire”.

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El régimen de Krasnow conservaba sin escrúpulos el castigo corporal y la pena de muerte, lo quecontribuía altamente a la impopularidad del zarismo. Un cosaco desertor de la armada roja a lablanca del Don fue públicamente azotado por los patriarcas del pueblo, y después de confesar suculpa con las palabras: “mi cabeza estuvo chueca y mi poto fue castigado por ello”, y de brincosbonachones del pueblo, fue aceptado en la comunidad.

En las tierras de los blancos reinaba la anarquía. Los dirigentes blancos del lugar estaban ocupadoscon la dirección bélica y no eran capaces de instalar una funcional administración estatal. Los judíossufrían intensamente con este caos. Ucrania es un país originario de los pogromos judíos. Ya entiempos del Zar la policía y los cosacos cerraron más de un ojo ante los asaltos del populacho a losghettos. En el año 1919, mientras las autoridades antiguas desaparecían y todavía no habíansustitutos, gentes empobrecidas y abandonadas asaltaron los gettos judíos y asesinaron a más de diezmil en Ucrania y en otras tierras ocupadas por los blancos. “Todos los judíos son comunistas”, erauna consigna común. El gobierno soviético prohibió los pogromos bajo castigo de muerte. Noobstante los cosacos de la caballería roja, bajo Budennyjs lo seguían cometiendo y equiparaban a losjudíos con los comunistas. Su grito de guerra era: “Derroten a los judíos, derroten a los comunistas,salven a Rusia!”.

Krasnow gobernaba con tanto egocentrismo, que incluso su propia administración le volvió laespalda y un Consejo (Krug) quiso disminuir su poder a través de una constitución. Fiel a sutradición elitista de los tiempos del Pedro El Grande, la autonomía administrativa de los cosacospadecía desde los comienzos de no haber tomado en cuenta la población mayoritaria no cosaca delterritorio del Don (los “externos”).Muchos tomaron a mal que Krasnow dependiera de la ayuda de los alemanes, es decir del enemigode guerra hasta 1918. Krasnow ciertamente tenía un ideal: el Zar, y un alto sentido de honor, perono tenía principios políticos; él representaba las antiguas características de la vehemencia, de lasalianzas al azar con la única finalidad de servir a la propia meta y la incapacidad para la diplomacia.Ya a fines de octubre de 1917, es decir cuatro meses previo al tratado de paz ruso - alemán en Brest-Litowsk, Krasnow mandó un telegrama al mando supremo alemán de la agrupación de ejército enKiew: “Con asombro y admiración, mis cosacos y yo miramos a la incomparable batalla heroica dedefensa a su patria del ejército alemán en la frontera occidental”. El 28 de junio de 1918, Krasnowescribe al Emperador alemán una amable carta pidiendo entregas militares y la aceptación de suestado doncosaco; al mismo emperador que algunos meses antes había denominado instigador de larevolución de octubre. Como contraparte, ofrece víveres y materias primas, cosas que escaseaban enlos tiempos confusos de revolución; éste no sería en último ejemplo de los gestos políticos pocohábiles y la falta de sentido de la realidad.

Las tropas de Krasnow lograron interrumpir la conexión ferroviaria entre Moscú y Zarizyn. EnMoscú comenzaron a escasear el petróleo y los víveres. Los rojos lograron retener a Zarizyn y liberarla comunicación ferroviaria. Dado que Stalin jugaba en este conflicto un papelpolíticoadministrativo, Zarizyn fue cambiado de nombre a Stalingrado. Krasnow y Stalin no erancontrapartes directos, pues el papel de Stalin en esos tiempos era demasiado modesto. Pero puedeque el odio que se tuvieron en el futuro, haya nacido de las experiencias mutuas de esos añosrevolucionarios.

Al palparse la derrota, las tropas alemanas se retiraron de Ucrania y dejaron al descubierto el flancode las fuerzas armadas de los cosacos del Don, que ahora debía pelear con menos de 50.000soldados en dos frentes. La presión militar de las fuerzas armadas rojas fue creciendo. Unidadesenteras de las fuerzas armadas de Krasnow pasaban al enemigo, otros capitulaban y muchos cosacosdesertaban. El 14 de febrero de 1919, Krasnow renunció como atamán de los doncosacos y traspasóel resto de sus fuerzas armadas al general blanco Denikin.

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Finalmente los blancos tuvieron que retirarse a Krim y en 1920 fueron evacuados con barcosfranceses e ingleses. Alrededor de 30.000 cosacos huyeron, llevando en el cuello pequeños sacos detierra de su patria. En las novelas de Krasnow resuena la amargura después de esta derrota. “TodaRusia muere, podrida y degenerada..”.

Krasnow y su familia vivieron un tiempo en el exilio en Batum, Mar Negro, en donde Krasnowcomienza la primera parte de su libro ”Desde el águila del Zar hasta la bandera roja”. Desde allí seexiliaron en Francia y Krasnow se convierte en Consejero de Asuntos Cosacos del Gran DuqueNicolás, el hermano del Zar.

Después de la toma del poder de Hitler, Krasnow se muda a Berlín y ocupa el puesto de jefe de la“Oficina Central de los Cosacos” y de la “Administración Central de los Ejércitos Cosacos”. Las dosinstituciones no tenían reales atribuciones. Podían ser interpretados a gusto propio como el núcleode un gobierno cosaco en exilio o como parte del caos administrativo en el estado de Hitler. Detodas maneras, en marzo de 1944 Krasnow designó a tres ministros en exilio, uno de Propaganda,otro de Interior y otro de Exterior. En el mismo mes llegó el viejo rival de Krasnow, WiatscheslawNaumenko a Berlín huyendo del ejército rojo. Naumenko había sido atamán de los cosacos deKuban en la guerra civil rusa. Ya en esos tiempos era visto como traidor. Mas tarde se dijo quenunca había estado en el frente y que en su huida al barco llevaba consigo su piano y otros enseres.Fue por él que muchos cosacos no encontraron lugar en el barco y cayeron en manos de lossoviéticos.

En 1920 en la isla griega Lemnos, Naumenko fue elegido por cosacos exiliados como atamán detodos los cosacos, pero Krasnow no aceptó esta elección por fraudulenta. No obstante, Krasnow ysus cosacos elogiaron a Naumenko en su ingreso a Berlín en 1944: ”El se ocupará de todas vuestraspeticiones” dicen en el saludo de bienvenida. Para los cosacos sólo existe un camino y este es eltomar las armas contra “el mal mundial del comunismo judío”. En adelante Naumenko perteneciójunto a Krasnow y Sergej Pawlow a la dirección de la “Administración Central de los EjércitosCosacos”. Palow murió el 17 de junio 1944 durante un asalto de partisanos en Novogrudok en RusiaBlanca. Aparentemente fue asesinado por su propia gente. A raíz de ello Naumenko ordenó unprocedimiento acelerado, encontró culpable y mandó quemar vivo a su ayudante Bogatschew y sufamilia.

En Berlin Krasnow no perdía oportunidad para adaptarse a las estructuras de poder del estado deHitler. El trató de demostrar que los cosacos no eran simplemente rusos, sino “por investigacionesúltimas ..., descendientes de la raza nórdica y dinaria”. Escritores aislados estaban de acuerdo yopinaban que en los siglos IV y V después de Jesucristo, existió un país llamado “Kosakia”. Sinrazón justificada dicen “por su descendencia de sangre los habitantes eran de origen gótico-tscherkessico”. Krasnow apoyaba la construcción de un partido nacional cosaco en Praga y eraaceptado por Hitler como dictador de la nación cosaca. Por mucho tiempo sin embargo fue suprincipal ocupación el escribir novelas. Fueron traducidas en 17 idiomas y alcanzaron varias 100.000ejemplares.

IV. “El odio eterno” – las novelas de Piotr Krasnow

Dejemos presentarse a Krasnow mismo a través de algunas muestras literarias suyas. Las novelasescritas en 1920 después de su fuga de la Unión Soviética muestran una vida idílica con olor avainilla y Pascua de Resurección, la cual es destruida por los comunistas y los judíos (o más bien porlos comunistas judíos). Cuánto más desarrolla y colorea sus bosquejos, más se le deforma, hasta quefinalmente cae incluso sobre sus héroes la sombra fatal, la que había reservado para los malévolos

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comunistas. El viejo espadachín, experto en todos los ardides y trucos militares pero inepto en lasgalantes mentiras literarias, sucumbe ante la sinceridad involuntaria de las novelas rosadas. Sus textosse convierten en un campo de instrucción de deseos y angustias escondidas bajo cuerda.

El oficial ruso de la vieja escuela, Krasnow, cumple con honra y dotes de mando, mientras escribe nose confunde en la orden de marcha. Un héroe en una de sus novelas, un oficial arrestadoinjustamente, se siente humillado por ser vigilado por un simple soldado. Otro oficial decidesuicidarse por haber sido humillado -él, un oficial-, por un soldado sin rango. Sólo donde hay unjefe, se logra la victoria. Krasnow describe un ataque a Plewna en Bulgaria, ocupada por los turcosdurante la guerra ruso-turca del siglo XIX. “Tenemos el 11 de septiembre, día del santo del zar. Congrandes pérdidas logran los cosacos quebrar las líneas de defensa de los turcos, en primera plana elcomandante. En otros lugares queda el ataque detenido, pues “allí no hubo jefe, ...que se hubieratirado al parapeto”.

Permanentemente las novelas de Krasnow tratan de la lucha del bien contra el mal, de lo bello contralo feo. No existen matices. La juventud de las familias de los oficiales es “entusiasta”, “pura”,“fuerte”, “sana”, tiene un rostro “abierto, honesto” y “ojos nítidos y claros”. La postura de losoficiales es descrita por Krasnow como una permanente erección masculina. Los oficiales tienen uncuerpo “como esculpido de piedra” y en incontables lugares en sus novelas “se mantenían derechoscomo un huso”. Esta imagen de dura rigidez la traspasa Krasnow a Rusia, a la cual ama igual que alos jóvenes oficiales: Es un pilar “artísticamente redondeado” puesto en una roca.

Los adversarios de Krasnow son pequeños, “feos y enfermizos” y tienen “limitaciones corporales”.Acumulan “odio en su alma”, alimentan “odio contra todo el mundo, pero en especial contra Rusia,que le ha dado hospedaje y alimentación”. En una conspiración contra el zar, participó una “jovenvellosa, deformada, judía, con ojos angostos y estrábicos, de piernas cortas y torpe”. Cuando uno delos héroes de su novela ve al adversario histórico de Krasnow durante la revolución de Octubre,Trotzki, piensa “encontrar en su cara restos de anormalidad en los momentos que sonríeestúpidamente”. El judío Trotzki es para Krasnow un “pequeño, flaco hombrecito con ( ...) narizencorvada, que mira con desprecio a la multitud, deformado y con piernas chuecas”. Lenin tiene“ojos delgados, torcidos, una cara amarilla” y tiene igualmente piernas cortas.

Las mujeres tienen sus roles claramente determinados en la sociedad, “Ella cosía y zurcía para él,cosía nuevas bandas a sus pantalones, lo esperaba hasta que regresara de sus ejercicios y tiritaba porsu vida cuando el regimiento salía a reprimir agitaciones en cualquier lugar”, escribe Krasnow sobrela esposa de un “oficial gallardo”. A la madre de un oficial, cuyo hijo muere en un combatevictorioso, deja decir: “Así es que no ha sido en vano mi servicio al emperador, de parir y criarlefieles servidores”. Las figuras femeninas positivas son esposas y madres devotas. No tienen cabezas,sino cabecitas que se amoldan al pecho de los hombres.

Los hombres representan el poder: “Mi voluntad fue la voluntad de más de 100 personas”, hacedecir Krasnow a un oficial que guía a su tropa contra una demostración. El hombre soldado sededica plenamente al colectivo. La voluntad de toda la tropa se fusiona con la del jefe, el cual por ellose convierte en invencible. “Rusia necesita hombres”, podría ser el título del bosquejo blanco-negrode Krasnow.

Pero cuando se trata de relaciones entre hombres y mujeres, se encuentran grietas y trisuras detrás dela superficie intacta del perfume a vainilla, de mujeres zurciendo y de hijos de oficiales esculpidoscomo en piedra. El amor, la relación interhumana más intensiva, no pertenece a la vida intacta queexistía todavía, según Krasnow, antes de la revolución. “Antes, las mujeres eran mas púdicas ycastas”, pero hoy en día, excepto algunas mujeres cosacas estables, o cometen adulterio o son putas

“La venganza es mía”, Friedrich Paul Heller y Claudio Velasco

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cien por ciento”. En las novelas de Krasnow la sexualidad es abismantemente demoniaca. Krasnowmurmura sobre “cosas ..., que pueden asustarlo a uno” La noche de boda es el paso al infierno: “Laprimera noche parecía una violación. Dejó para siempre asco, horror, ...”. Krasnow guarnece a lasrelaciones heterosexuales con un rasgo de destrucción y sadismo. A uno de sus héroes de novela,con altos rasgos autobiográficos, lo deja recordarse una escena con su amante: “Ella había lloradocon pudor de niña, pero él la había obligado a pararse frente a él desnuda y con los brazos en alto ymientras el sintió un inmenso goze, el rojo del pudor se derramaba por su cuello, sus senos, sucuerpo. Ella sufría, mientras el gozaba ...”.

Con Krasnow las relaciones entre hombre y mujer terminan en catástrofes,- excepto desde luego elamor asexuado entre madre e hijo, que en inocencia total intercambian “besos ardientes”.

En las obras de Krasnow las alianzas entre hombres eran invulnerables a tanta decadencia. Hasta lasaciedad describe Krasnow a los bellos, “con caras rebosantes de salud sin excepción” de losjóvenes, gallardos soldados. En ocasiones sale a la superficie el oculto homoerotismo de estasdescripciones. Un cadete está tendido en la escalinata del palacio de invierno en Petersburgo,ocupado por las tropas soviéticas en 1917, “bonito joven con cuerpo esbelto como una niña”. Unjoven oficial tiene “facciones tan delicadas y lindas ..., que podría pensarse en una niña disfrazada”.Los soldados están “enamorados” de su general. En la protegida sociedad de hombres en la casernaocurren escenas como estas: “En otra mesita Fedja y el guatón Boismann se esforzaban porconquistar al bonito, parecido en su aspecto exterior a una niña, Starzew, un aristócrata de la terceracompañía. “Starzew, mi corazoncito, no quisiera comer otro queque?”, lo persuadía Boismann ...”.

La sexualidad femenina no tiene espacio en el mundo masculino de Krasnow. Uno de los jóveneshéroes de Krasnow está “encantado de su regimiento, como solamente lo pueden estar jóvenespulcros, que no han conocido todavía el amor femenino”. A las mujeres de su entorno las desprecia;sólo ama a su madre y a la Zarina

En el hospital militar se enamora de una hija del zar, que es enfermera y “a la cual ningúnpensamiento pecaminoso osa acercarse”. El joven pulcro muere en la Primera Guerra Mundial en

Imagen tomada de la edición rusa del libro: Nikolaj Krasnow: “Verborgenes Russland” (La Rusiaescondida), Diez años de trabajo forzado en los campos de concentración soviéticos

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uno de esos ataques a las trincheras, en las que se hundían las viejas virtudes cosacas como coraje,amor a la patria y honor, entre alambrados y fuego de ametralladoras.

El título “El eterno odio”, que eligió Krasnow para uno de sus libros, podría resaltar sobre todas susobras, incluso es el presagio de su vida y de la vida de sus hijos y nietos. Ante todo, también aquí lobueno y lo malo está pulcramente separado. Las figuras positivas, los pastores y creyentes, anuncianel amor. A sus enemigos, los judíos y comunistas, los acusa de predicar el odio. En “El odio eterno”describe como dos miembros del Servicio Secreto Soviético asesinan a un alto miembro del partido,atormentado de dudas, roban la caja del partido y viajan con el dinero a un hotel de divisas en dondefrecuentan prostitutas. Uno le dice al otro: “Me gusta tomarme las mujeres de aquí ... Tienen unencanto especial! Sabes, si en el momento del éxtasis les miras a los grandes oscuros ojos, no esamor lo que ves, sino odio! Y cómo! Esto si que es genial! Esto te cosquillea la pasión”. El odio queKrasnow deja extender al lado contrario, se derrama finalmente sobre la barricada. En la últimaescena de la novela un oficial cosaco exiliado en París se declara partidario del odio: Si el extranjero,en vez de invadir la Unión Soviética, le cree a sus mentiras, “entonces ... el amor ... se convierte enodio”, -dice- y baja repentinamente su mirada obscurecida. Krasnow vivía en el exilio en París,- esmuy factible, que el mismo se retrató en esta escena. Krasnow hizo suyo ese odio, que estimula elorgasmo a su comunista imaginado.

La novela más conocida es “Del águila del Zar a la bandera roja”. En la traducción alemana sevendieron varias ediciones de 100.000 ejemplares y en 1953 fue reeditada a pesar de sus pasajesantisemitas. También está traducida al español. El héroe Sascha Slabin tiene claros rasgos deKrasnow, él es un oficial ruso que vive la caída del imperio zarista. Sascha Slabin es una creación deKrasnow de pie a cabeza, es noble, un “oficial joven y delgado”, es “la imagen de un joven dios ...sin temor ...” y “con todas sus fibras consagradas al emperador y a la patria”. Él tiene “una carafresca, ojos relucientes” y pertenece a un “regimiento famoso, lindo”. Casi innecesario decir, quesiempre se mantenía erguido y que al comienzo de la acción, ya siendo oficial, no se había acostadocon ninguna mujer.

La novela comienza en el imperio zarista. La familia del Zar llega a una parada de tropas. A pesar desu incapacidad literaria, Krasnow logra con la descripción de esta parada, un resumen sociológico delas tantas miles de hojas escritas por él. Al llegar el zar, sale reluciente el sol del, hasta ese momento,cielo cubierto. “Se hizo el milagro. El Ungido del Señor, el Zar, aparece en todo su esplendor ymajestuosidad, fabulosamente bello en su noble corcel”. Las “masas oscuras” de la infantería seformaron en bloques. A la orden de “presenten armas” pareciera “como si un inmenso erizo salierarepentinamente de las praderas pantanosas: la infantería levanta los fusiles con sus bayonetas”.

Un cuadro opuesto dibuja Krasnow del grupo que rodea a la “joven y hermosa emperatriz” (es decirla zarina) : “Un gran ramo de flores de mujeres bonitas y niñas jóvenes bajo sombrillas multicolores...”.

Los hombres como masa gris de erizos y tierra con los atributos masculinos de fusil, bayoneta ycaballo, unidos por el entusiasmo al soberano; las mujeres lindas y coloridas, con sombrillas, másbien hermanas que amantes,- también aquí Krasnow conserva la distribución beata de los rolessexuales de su vida intacta.

Krasnow no deja faltar en esta descripción el reflejo al que sucumben infaliblemente los individuosfijados en el jefe en medio de la masa, igual que visitantes inexpertos de un concierto sucumben alimpulso de aplaudir entre los movimientos de una sinfonía: “A Slabin le parece que el emperador loestá mirando solo a él”. El jefe dispone en esta descripción de la capacidad de dar a cada individuoen la masa la sensación de ser alguien importante. “Una señal de tu mano, y yo me muero, sucumbo

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en el mar de la dicha de la muerte, pues morir por ti es la dicha”, siente Slabin después de estamirada.

La caballería cosaca no pertenece a la “masa oscura” de la infantería, ella tiene regimientos propios.También en otras novelas de Krasnow son ellos los mejores soldados, “tan diferentes a los otrossoldados” y resaltan de la masa. Ellos atacan, cuando la infantería, mucho más numerosa –elhundimiento ruso- retrocede. “Nosotros los cosacos estamos ... siempre al frente”. Los cosacos deKrasnow son la garantía para la vida intacta – son soldados cristianos y contrarevolucionarios. “Nopuedo imaginarme otra vida que la militar ... Las primeras palabras que hablé fueron comandos y laprimera canción que canté fue una canción cosaca”. “Del más joven cosaco hasta el oficial másantiguo vivían únicamente para el servicio, no se preocupaban de la política y obedecíanpuntualmente las órdenes. Los cosacos eran educados en la moral cristiana y en el amorincondicional hacia el Zar y la patria”; “( ...) y no creo en ninguna revolución. Nosotros los cosacosno dejaremos que ocurra”.

Así como los cosacos se sienten superiores al soldado común, así se sienten los soldados en relaciónal “pueblo”. El pueblo forma el trasfondo de la escena, adora al zar, pero, fuera de esto, Krasnowsabe decir algo poco positivo sobre él: es bonachón y tonto y necesita de un jefe fuerte.Característico de las ideas de Krasnow sobre el orden social es su descripción de un pánico colectivoen la cercanía de Moscú , del cual fue testigo Slabin y que se podría haber evitado si se hubieramantenido el orden tradicional. El contacto entre Zar y población era severamente graduado por elviejo protocolo. Para una fiesta de coronación, el Zar había ordenado “que ningún policía debieramolestar al pueblo”. El viejo orden protocolar es alzado y la desgracia no puede ser detenida. Elpueblo va a recibir antes de la fiesta “confites viejos y malos” y cerveza. Mientras se reparten, todosempujan hacia delante. Como la muchedumbre no está separada ni en rango ni en sexo, ni formadaen bloques, cae en pánico. “Es que el pueblo es una bestia”, “la masa rabiaba y rugía, delante de lapareja del Zar”; “la masa borracha estaba fuera de sí”. La gente se pisaba y se mataba por cientos.Después de haberse llevado los cadáveres, Krasnow deja comentar a un pasante, cómo él se imaginala relación entre dominador y dominado: “La policía debería haber estado más alerta, el emperadorno conoce tan bien a su pueblo como su policía”. Un príncipe ruso, que había observado el pánico,lo dice más claro: “Deberían haber traído a los cosacos, la fuerza montada hubiera logrado dispersara la masa”.

Volvamos a la novela. Slabin tenía un hijo ilegítimo llamado Viktor. El “partido”, es decir los futurosbolcheviques, ordenaron a la madre de Viktor comenzar una relación con Slabin, la que se convirtiócon el tiempo en amor.

A causa de esta experiencia ella se convierte en creyente y deja de obedecer las órdenes de supartido. Slabin la abandona para salvar su honor de oficial, pues fue ofendido por el hermano de ella.La mujer se casa, ya embarazada de Slabin, con el anarquista Korshikow, del cual Krasnow opina quees un completo asco. La mujer muere en el parto. Korshikow emigra con Viktor, el hijo de Slabin, aSuiza y lo utiliza como experimento de educación. Viktor debe «absorber con la leche materna elodio hacia las clases superiores», debe convertirse en algo así como una máquina de odio, un antiMessias anarco, herramienta de una conspiración mundial judía. El experimento educativo tiene taléxito, que incluso Korshikow mismo tiene terror a la inescrupulosidad de Viktor. Viktor corta laspatas a los gatos y arruina a las mujeres. Viktor, que no desciende de judíos, se convierte en el judíomás judío de esta novela antisemita.

En Suiza trabajan conspiradores rusos (la alusión a Lenin y Trotzki, que también estaban en el exiliosuizo, es obvia). La figura que representa a Lenin es un emigrante reservado, Nikolai IllitschBurjanow con su nombre de partido «Bronin», un hombre con «cráneo pelado, cara pequeña, ojos

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rasgados y estrábicos y figura anormal, piernas torcidas ... una monstruosidad». Éste encuentra en unpaseo a un «judío flaco y viejo con barba gris hasta el pecho», que pertenece a una logia secreta.«Nosotros somos una fuerza poderosa», dice el judío, que no quiere ser identificado. «Nosotrossometemos al mundo. Los seres humanos son animales con aspecto humano para servir a Israel amás alto honor». El misterioso judío le manda a su profesor de la logia, un hombre llamado LeoDavidowitsch Stotzki. Krasnow se refiere con esta figura a Leon Trotzki, su adversario durante larevolución y guerra civil. Strotzki era un judío vivo y gracioso con pelo rojo, bueno para comer,beber y flirtear. Era extraordinariamente sensual hasta con excesos sádicos y arrogante sin límites.

Stotzki explica su plan a Burjanow: El socialismo es sólo un pretexto, “pues nosotros (la logia) nosencargaremos de todo y seremos todopoderosos ... terror sangriento, nunca antes visto, compañero,así comenzaremos”. “Llegará el día, en que usted y yo, compañero, gobernaremos el mundo ...mujeres de las clases altas vendrán hacia mí a entregarse y yo torturaré y martirizaré a sus hermanosy prometidos delante de sus ojos ... Usted ya lo verá, compañero! Ahora sabe quien soy. Soy el Zarde los judíos! Yo sé como mostrarle a los Gojim (no judíos) qué es lo que significa la dominaciónjudía. ¿Usted quiere saber quién me mandó? Esto no se lo puedo decir. Él es uno de los treinta y tresviejos sabios que gobiernan la tierra.. Él es la cabeza del socialismo, que entiende como rebajar atodos a esclavos, como llevar a todos a un estado animal.”. Burjanow acepta la proposición.Krasnow pone en su boca todos las palabras incitantes del repertorio del antisemitismo como “sedde venganza” y “ríos de sangre”.

El modelo para esta escena son los “Protocolos de los sabios de Sion”, una falsificación elaboradapor la policía secreta del Zar. Son los protocolos de una presunta reunión de conspiradores judíos enSuiza, que querían, como así dice, implementar un gobierno mundial, cuyos instigadores serían ellosmismos. Este gobierno mundial se compondría, según se dice, de masones, dirigidos por los judíos,igual que detrás del socialismo estarían los judíos.

El antiguo seguidor de Hitler, Alfred Rosenberg, trajo los “protocolos” después de la revoluciónrusa desde Moscú, su lugar de estudio, a Alemania. Su idea fundamental y muy a menudo también sutexto circulan todavía hoy en escritos de ultraderecha, en revistas de sectas y en mailboxes deextrema derecha. Los “protocolos” encajan tan bien en la visión del mundo antisemita, que sonimunes a cualquier desmentido, - incluso Hitler ve en el comprobante de la falsificación el “mejortestimonio de su veracidad”.

Al comienzo de la 1ª Guerra Mundial, Viktor sale de Suiza, se introduce de incógnito en las líneasrusas y se convierte allí en ayudante de Estado Mayor. Su tarea en el partido es demoralizar las tropasrusas y “matar al mejor de los Gojims”, una orden que se convierte en leitmotiv de la novela. Lasnovelas de Krasnow están impregnadas con este odio a los judíos, su antisemitismo se da como algoevidente, garantizado por la tradición, y se encuentra más bien en escenas secundarias. Krasnow amenudo traza una paralela entre la crucificación de Jesús de Nazareth y los crímenes de loscomunistas por él descritos. El pertenece al antijudaísmo cristiano ya establecido en la tradición delEvangelio de San Juan. La tradición dice, que después de haber asesinado al hijo de Dios, los judíosson culpables de todo lo otro. Los judíos agitan a los revolucionarios rusos de 1905. Los judíos sonespeculadores y espías. Los revolucionarios rusos son “judíos descarados sinverguenzas” y “unpaquete de judíos”.

Las novelas publicadas por Krasnow después de 1933 en su exilio en Berlín, tienen el mismo tenorque “Del águila del Zar a la bandera roja”. Se repiten muchas escenas, incluso pasajes escritos. Peroen la novela “El Imperio en Cadenas” se convierte el odio antijudío, hasta entonces más bienconvencional y ocasional, en el agresivo tema central. Krasnow inventa en esta novela un asesinatoritual judío a un niño cristiano. Este asesinato se presenta como principio de construcción de la

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novela en su totalidad de 416 páginas. La acusación de un asesinato ritual de niños cristianos porparte de judíos es una componente fija del antijudaismo cristiano. Durante el esclarecimiento perdiósin embargo toda credibilidad. Krasnow lo utiliza incansablemente como patrón para su novelahistórica al umbral del siglo veinte. En “El Imperio en Cadenas” Krasnow reparte ampliamente losatributos antisemitas, que hasta ahí había guardado para sus enemigos más nobles como Trotzki. Losjudíos son “peludos, deformados, de patas cortas y torpes”, tienen “ojos angostos y estrábicos”, son“monos de pelo negro y largos brazos”, de “pelo rojo, gordos, mugrientos, hinchados, sucios”,“quimeras judías - masonas” y “reconocen a un solo Dios, el capital”. Le enseñan al proletariadoruso a “dinamitar a toda Rusia”. Ellos mismos son los culpables de los pogromos, sí, ellos mismosquieren realizar un pogrom contra Rusia. Incluso Krasnow data a la esvástica, que proviene de sectaspanalemanas - esotéricas de la Austria de Hitler, a la acción en Rusia de “El Imperio en Cadenas”.

Volvamos nuevamente a Slabin, el héroe de la novela “Del águila del Zar a la bandera roja”. Él saleairoso de varias batallas y se convierte en general. Además, participa en la conspiración en la cual esasesinado Rasputín, el monje oscuro que hechizó a la Zarina. La consigna de esta conspiración es“venganza”. El hijo de Slabin muere en un ataque de caballería en contra de una posición de artilleríaalemana y Slabin resulta herido. En el hospital militar un sacerdote le regala el Nuevo Testamento yaquí es testigo de como los otros pacientes hablan sin respeto de Dios y del Zar, de como suscolegas oficiales coquetean con la revolución y no se preocupan de sus tropas. A Slabin le comienzana asaltar dudas.

Abre su nuevo testamento y “las primeras palabras que se le aparecen son: “La venganza es mía, yoquiero desquite”. Esta parte de la Biblia aparece en las novelas de Krasnow a menudo. Es la palabrarecogida por San Pablo, con la cual el Dios del Viejo Testamento finaliza los círculos diabólicos de lavenganza de la sangre y se reserva la revancha. El texto no describe, como lo quisiera una lecturaantijudía, a un Dios vengador, más bien rompe con la lógica de la venganza y declara nulas laspromesas de venganza dictadas por el jefe de familia a las generaciones posteriores. Dios mismo notiene que convertirse en vengador, no se reserva la venganza para practicarla más poderosamenteque el humano. Pero Krasnow explica la reserva vengadora de Dios en el sentido de la lógica deldesquite. Su novela “Entender significa perdonar” termina con una promesa de venganza a loscomunistas: “el ángel de la venganza se desliza con aleteo silencioso por los aires, ahí sobre la tierragrande, rusa. Y con angustia y tiriteo, los corazones sienten el venir incontenible de esa venganza,que estará sobre cualquier humano: la venganza de Dios!!! ...”.

Una vez recuperdo de sus heridas, Slabin asume el mando de un cuerpo militar desastrado y en pocotiempo lo convierte en un ejército ejemplar, de tal manera que la victoria en esta guerra (y estamosen el año 1917, en que todos hablaban de la victoria total) se ve cerca. Pero pocas horas antes delataque crucial, llega la orden del cuartel general de interrumpir la ofensiva. En Petrogrado habíaestallado la revolución y se extendía a las tropas del frente. Los cosacos son la única esperanza de losfieles del Zar, pero finalmente ellos también acaban rebelándose. Slabin, que representa a Krasnow,debe observar como sus soldados marchan frente a él con banderas rojas,- el nieto de Krasnowobservará medio siglo después con sentimientos parecidos a las banderas rojas en las calles de Chile.

Slabin se traslada a Petrogrado, al bastión de la revolución, es reconocido y arrestado pòr Korshikow,el padre adoptivo de su hijo Viktor. Con otros presos importantes, una “sociedad de olvidados” esllevado al Instituto Smolny, de donde algunos son llevados a la fortaleza de Pedro y Pablo y otros aun “destino sin regreso”. El interrogatorio de Slabin.se convierte en una discusión política durante lacual los interregoadores le insinuan la posibilidad de pasarse a su lado y dirigir a la armada roja,- elnieto de Krasnow dirigirá interrogatorios parecidos, en los cuales exijirá “colaboración” y prometerácomo contraprestación la libertad. Slabin se niega y es llevado a la fortaleza de Pedro y Pablo.Durante la noche escucha el venir de camiones, los insultos, gritos y gemidos en el pasillo y en el día

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siguiente los comentarios de los vigilantes “Ayer nuevamente se llevaron “para siempre” a veinte ysiete hombres”. Un miembro de la policía secreta Tsheka, con ganas de charlar, cuenta a Slabin quela pena de muerte está anticuada, que ahora los presos son “apartados” y utiliza la formulaciónde.”simplemente hacer desaparecer a la gente para siempre”. Después del golpe militar en 1973 lapalabra “desaparecer” se convierte en la máxima del terror del servicio secreto en el Chile dePinochet. El Tshekista describe a Slabin como los presos son asesinados en un garaje, como chinosdescuartizan al cadáver y se lo dan de comer a las bestias en el zoológico. “Es fantástico. Sóloconsidere: esto significa la aniquilación de la existencia en el sentido real de la palabra”. Losfamiliares que reclaman los cadáveres son despachados por la policía. “ Quiere que les extraiga loscuerpos de sus mártires de las guatas de las panteras y hienas”, dice el Tshekist.

Después de un largo período de prisión, Slabin es llevado a su casa. Nuevamente niega unacolaboración con los soviets cuando un antiguo amigo general en los tiempos del Zar y ahoraservidor de la armada roja, le ofrece colaborar con los soviéticos, dado que la derrota de los blancoses inevitable.

Su hijo Viktor, la bestia resultante del experimento educativo de los comunistas, lo visita, le ofreceun cigarro y trata de convencerlo. Como Slabin se niega, lo desnudan y torturan bajo el mando deViktor. Krasnow deja también aquí tomar el rol de torturador a los “sucios” chinos. Este trabajosucio no lo quiere atribuir a los rusos. Uno de los chinos quema los brazos de Slabin y le quita la pielen cuerpo vivo. Lo llevan a un garaje subterráneo donde un camión tapa la vista y el ruido del motortapa los gritos y los disparos. Antes de amanecer se deshacen del cadáver de Slabin.

La novela finaliza con la decisión de un fiel del Zar, que después de su huida al sur decide volver aPetrogrado y salvar a Tanja, la hija legítima de Slabin, de las manos de los Tsheka y al mismo tiempoespiar los puntos débiles de los soviets.” ¿Se han ganado sólo la horca o habrá que quemarloslentamente sobre el fuego?” dice a su compañero de armas antes de partir. Logra rescatar a Tanjapoco antes de su fusilamiento en un centro de prisión secreto y huyen a Petrogrado. En la últimanoche antes de la huida por el Mar Báltico cae “la cabecita de Tanja al pecho del amante” y el cierra“con un ardiente beso esta boca pulcra virgen”.

En el sur mientras tanto, el cuerpo de voluntarios cosacos huye de la armada roja. Consiste en “nomás de alrededor de 1500 hombres ...esto fue todo lo que el pueblo de cinco millones de cosacos delDon pudo reunir para su defensa. Los 1500 hombres llevan consigo familiares, heridos, moribundosy enseres. No es una expedición militar sino un flujo de refugiados que finalmente es evacuado,como lo fuera también el mismo Krasnow, por barcos ingleses y franceses. Un cosaco deja subirprimero a su familia al barco, fusila después a sus caballos por falta de espacio allí y finalmente sesuicida. Como le corresponde a un oficial, Krasnow informa de su derrota. Su explicación delporqué de la revolución rusa es simple: Dios se apartó de Rusia. La conspiración mundial judíaocupó su patria, pero “el bolchevismo es ajeno a la tierra, no puede hechizar al ruso verdadero”,pues Rusia vive todavía y resucitará. Esto guarda un parecido asombroso con el nacionalsocialismo,pero hay que tener en cuenta que los prejuicios de Krasnow eran en general tradicionales y sin elingrediente biológico racista de los de Hitler. Para Krasnow, Rusia es igual a Dios, Zar y patria. Ladescendencia biológica no determina el carácter; el hijo de Slabin sigue siendo, a pesar de su origennoble ruso, el canalla para el cual fue educado.

El conservadurismo monárquico de Krasnow no sirve para los combates ideológicos del siglo XX,igual que un uniforme de parada no sirve en el campo de batalla moderno. Incluso suanticomunismo es apolítico en su desamparo. Como un hilo conductor se extiende por sus libros laincapacidad de entender las temerosas modernizaciones de la sociedad rusa en el comienzo del sigloXX. Para Krasnow es una “época nueva y desconocida”. En el libro “El odio eterno” un viejocosaco quiere apalear a su hijo porque este elige ser ingeniero y no oficial La capacidad de

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comprensión política de Krasnow ya fue superior a sus fuerzas en el primer intento revolucionarioen 1905. “Nos tomamos en ese tiempo, 1905, la cosa demasiado a la ligera, no exterminamos el maldesde la raíz”, le deja decir a un veterano cosaco, que salió en contra de obreros en huelga. Despuésde la revolución en febrero de 1917 Krasnow hubiera preferido al atamán cosaco Kornilow comodictador en Moscú.

En la misma novela Krasnow describe un episodio que deja sacar conclusiones sobre su propiaincapacidad de aprendizaje político: un profesor se extraña de que en una reunión de su escuela reineun tono distinto y que se tomen decisiones radicales como suprimir las clases de religión, exigir laeducación mixta o aumentar el sueldo de las mujeres de aseo. Al alejarse de la escuela se acuerda dehaber guardado un panfleto sin haberlo leído. Era la proclamación de la revolución de octubre!. Elprofesor estaba indignado por el tono subversivo de los estudiantes. La revolución misma habíasucedido sin que él se diera cuenta.

Krasnow sólo pudo imaginarse la salvación rusa -así como anteriormente su ocaso- a través de unaintervención extranjera. “Si una vez por todas viniera una intervención ... aunque fuera del diablo.Da igual” Los fieles del Zar que habían permanecido en Rusia esperan “que afuera en el extranjerohayan puesto una armada”. Un oficial del Zar exiliado espera “que finalmente se declare una cruzadacontra los comunistas, así como lo declaró Hitler en Alemania. La heroína en “El odio eterno” sueñacon la armada blanca en el extranjero. El sueño se convertiría en realidad, pero en forma depesadilla.

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2 PARTE: Los cosacos en la Segunda Guera Mundial

I. Los cosacos y las Fuerzas Armadas alemanas

Lema: “Si una vez por todas viniera una intervención ... aunque fuera del diablo. Da igual.”(P.N.Krasnow, El odio eterno, p.432)

En 1941 la Alemania de Hitler atacó a la Unión Soviética. Muchos de los cosacos que huyeron en1920 esperaron, después del rápido avance de las fuerzas armadas alemanas, que los pueblosoprimidos por Stalin pelearan contra el comunismo, uniéndose al lado alemán. Pero la mayoría de loshabitantes de las aldeas cosacas en Ucrania y en las regiones de los ríos Don, Kubán y Terek, no losrecibieron como libertadores; sólo una fracción de cosacos trabajó junto a los alemanes o peleó a sulado. Mientras muchos de los cosacos exiliados desde 1920 volcaban todas sus esperanzas haciaHitler, aquellos criados en la Unión Soviética sentían repudio a la brutalidad de los ocupantesalemanes.

Hitler no estaba dispuesto a entregar derechos autónomos a las minorías nacionales en los territoriosocupados del Europa Oriental. Recién en noviembre de 1943, es decir meses después de la derrotadecisiva alemana en Stalingrad, Alfred Rosenberg (Ministro del Reich de las tierras ocupadas deloriente) y Wilhelm Keitel (jefe del comando mayor de las fuerzas armadas) prometieron a loscosacos su vuelta a sus territorios originarios y la recuperación de sus antiguos derechos, arrebatadospor la revolución de Octubre. En señal de agradecimiento, los dos fueron nombrados cosacos dehonor: Rosenberg se convirtió en von Rosenberg.

El prometido estado imaginario “Kosakia”, cuyo jefe de gobierno debía ser Krasnow, debía motivara los cosacos a pelear con los alemanes. Ahora la Alemania de Hitler movilizaba también esas fuerzasque, hasta hace poco, miraba con arrogancia y desprecio. Pero mientras los dirigentes alemanesprometían a los cosacos un estado autónomo, sus fuerzas armadas tenían que retirarse de susterrenos. Los cosacos que habían colaborado con los alemanes y temían la venganza de Stalinhuyeron hacia el oeste, bajo la custodia de las decadentes fuerzas armadas alemanas. Sin saberlocabalgaban hacia la trampa.

Durante la 2da. Guerra Mundial combatieron por el lado alemán muchos cientos de miles desoldados no alemanes. A fines de la guerra, la Waffen–SS había crecido a alrededor de 90.000hombres, de los cuales casi la mitad no eran alemanes. Los cosacos pertenecían a tres asociaciones,además de la Waffen-SS:

*Las fuerzas armadas del General Andrej Wlassows. Wlassow, siendo preso de guerra alemán, seofreció como aliado a la dictadura de Hitler, convencido de que Stalin era el mal mayor. Sus fuerzasarmadas se componían mayoritariamente de rusos dispuestos a escapar de los campos deconcentración y de trabajos forzados, que se alistaron al servicio militar alemán (“asociacionesvoluntarias”). Estos “voluntarios” eran empleados generalmente en la economía de guerra. De factoWlassow continuaba siendo prisionero de guerra.

La propaganda nacionalsocialista usó su prestigio para convencer a los soldados de la armada roja deque desertaran. Los cosacos de Wlassow no estaban unidos en unidades propias, la mayoría se habíacriado en la Unión Soviética. Recién fines de 1944, cuando la derrota alemana era evidente, Wlassowobtuvo el permiso para formar tres (en vez de las diez pedidas) divisiones. Estas divisiones estabanen la retaguardia del frente oriental alemán en retroceso.

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*Una división cosaca, bajo la orden del general von Pannwitz. Esta división, que más tarde fueampliada al 15º cuerpo cosaco de caballería, estaba formada mayoritariamente por cosacos quehabían vivido en territorios de la Unión Soviética ocupados por los alemanes.

*La división de cosacos General Timofei Domanow, que formaban gran parte de los fugados de laguerra civil rusa y de sus familias. Su atamán fue por algún tiempo Krasnow. Esta división noparticipó en batallas importantes.

Krasnow y von Pannwitz no pasaron mucho tiempo juntos, pero sus carreras se cruzaron enmomentos decisivos. Los dos tenían visiones parecidas sobre un estado cosaco independiente.Krasnow visitó en varias ocasiones las tropas de Pannwitz. Los dos se entregaron en Austria a losingleses, fueron extraditados a la Unión Soviética y a la central del servicio secreto Lubjanka enMoscú, donde fueron ejecutados casi al mismo tiempo.

Helmuth von Pannwitz nació el 14 de octubre de 1898 en Botzanowitz (Alta Silecia). Durante la 1ªGuerra Mundial (1914-1918) fue subteniente en diferentes frentes. En 1919 combatió en diversoscuerpos de voluntarios en Silecia, donde fue herido. Después de su despedida del servicio militar,peleó en 1921 en un cuerpo de voluntarios en Alta Silecia y fue condecorado con la Orden de Águilade 1er grado por sus “Servicios a la Defensa de Alta Silecia”. De ahí se convirtió en administradorde fundo en Polonia y volvió en el verano de 1933 a una práctica de reserva a Alemania. En 1935entró como capitán de caballería a la Reichswehr, y participó en 1939 como mayor, en la ocupaciónde Polonia y Francia. En 1940 participó en la guerra contra la Unión Soviética pero tuvo que dejar sucomando por enfermedad.

Desde niño, Pannwitz sentía una gran admiración romántica por los cosacos y en el transcurso de suvida se identificó con ellos hasta la total entrega personal. Los soldados y oficiales alemanes quecombatieron con él y escribieron más tarde sus memorias, describen sus cualidades castrenses. Casitodo lo escrito sobre Pannwitz está localizado en la literatura derechista y en las novelas anacrónicas.A Pannwitz le corresponde mayor justicia histórica. Detrás de las descripciones fraternales de suscompañeros de armas, trasluce la figura de un hombre que (un Don Quijote moderno en el mejor delos sentidos) peleó en el tiempo equivocado, en el lugar equivocado y con los medios equivocados,bajo el comando de Hitler, por un mundo más justo.

Pannwitz quería entregar la libertad a los cosacos. Siendo general del ejército alemán, creyó quepodía conseguir esta meta con argumentos contra el nacionalsocialismo y con armas contra elcomunismo. Pannwitz es descrito como caballeroso, noble, diplomático, de paternal camaradería,cristiano creyente e idealista, que se comportaba humanamente con los presos enemigos. En cartas yconversaciones se volvía contra la obsesión de Hitler y de la SS, que los eslavos fueran subhumanos.El soñaba con un “nuevo orden humano”, en el cual también los cosacos tuvieran su espacio, yencontraba que el saqueo alemán de los territorios orientales ocupados, era una “política paranoica”.Aparentemente, Pannwitz no sacó conclusiones políticas de su crítica; él fue, como dice un bosquejobiográfico, un “antipolítico”.

Los cosacos lo adoraban. En marzo de 1945 lo designaron cosaco de honor y atamán de campaña detodas las armadas cosacas, la primera y única vez que un no cosaco recibiera esta distinción, un gestotierno, desvalido, de una tropa derrotada poco antes de su hundimiento.

Pannwitz debió superar fuertes resistencias antes de obtener sus propias tropas cosacas autónomas;cualquier forma de independencia de los países europeos orientales no estaba previsto en los planesde Hitler. Pannwitz en persona tuvo que convencer a Hitler de su propósito. Según parece, Hitlerterminó la conversación con un: “Inténtelo entonces”.

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En noviembre de 1942, Pannwitz obtuvo el mando supremo sobre las unidades cosacas emplazadasen el bando alemán, y en abril de 1943 ya había organizado en Mielau (Prusia Oriental, la actualMlawa) la 1ª División de Caballería Cosaca, que se encontraba bajo el mando de la armada alemana yera dirigida por oficiales alemanes. Pero Hitler no permitió que cosacos, que para él pertenecían auna raza humana inferior, lucharan en el frente oriental. En 1943 todas las “formaciones autóctonasantisoviéticas” recibieron la orden de retirarse del frente oriental y regresar hacia Europa Occidental.Pannwitz, sin embargo, logró obtener la orden de marcha hacia los Balcanes, donde debía instalar sutropa para luchar contra los partisanos de Tito. No obstante, los cosacos estaban disgustados, puesellos querían pelear contra Stalin. Para elevar su ánimo, Pannwitz invitó a Krasnow -de 74 años-desde Berlín a Mielau. Después de un cuarto de siglo estaba nuevamente entre las tropas cosacas!.Pannwitz le había otorgado para esta visita, guardaespaldas propio. La llegada de Pannwitz yKrasnow al campamento enardeció los ánimos de los cosacos, que los recibieron con gritos deentusiasmo. Durante esa noche, Krasnow paseó de fogata en fogata saludando a viejos compañerosde combate o a hijos de éstos, mientras “las lágrimas caían por sus viejas y surcadas mejillas”. En lamañana siguiente celebró la última fuerza armada montada de la historia mundial un desfile militar.El “clero en su conjunto” participó, un cuerpo de trompetas tocó la marcha cosaca de guardia, loscosacos dieron el saludo de Hitler, -aparentemente para satisfacer a los “espías” presentes delcomisario de defensa del Reich para Prusia Oriental Erich Koch (Pannwitz prefería el saludo militartradicional al “Heil Hitler”). Tras el desfile comieron buey asado, bebieron aguardiente y finalmentese entretuvieron con la justa alemana y juegos cosacos a caballo. Se tocó el himno del Zar. Al llegarla noche hubo que apagar las fogatas, pues en el verano de 1943 los aviones de los aliados yadominaban el cielo de Alemania.

La visita de Krasnow a Mielau fue un acto de estrategia militar psicológica. Los cosacos estabandivididos por generaciones y por zonas de origen; existían panrusos y separatistas, refugiados de laguerra civil de 1920 y partidarios de Wlassow criados en la Unión Soviética, anticomunistasmilitantes y presos de guerra que ingresaron a la tropa para escapar del campo de concentración. Elodio a Stalin mantenía más o menos unida a esta fracción pero, al enterarse de que no irían a lucharcontra él, esta operación que tanto le había costado a Pannwitz imponer ante Hitler empezó atambalearse. En medio de esta situación de inestabilidad interna, Krasnow supo encontrar laspalabras clave: “se trata del combate en conjunto contra el bolchevismo y no tiene importancia enque lugar ustedes estén designados”. Gracias a esta locución, las tropas cosacas emprendieron sinproblemas la marcha el 25 de septiembre. La orden del día de Pannwitz era: “Ha llegado nuestrahora. Nuestra lucha debe conducirnos al aniquilamiento del bolchevismo! Libertad a los cosacos!”.En las cabezas de Pannwitz y sus cosacos se confundieron los objetivos bélicos de aniquilamiento ylibertad, a pesar de ser éstos tan distintos.

Los libros en los que aparece Pannwitz y la lucha de los cosacos en Yugoslavia toman claramentepartido por Hitler o por lo menos tienden a paliarlo. Nikolai Tolstoi escribe sobre los cosacos dePannwitz que éstos “tenían cada vez más experiencia en gasear a grupos de partisanos”. Un informede noviembre de 1943 es más preciso: los cosacos, que como cristianos ortodoxos no querían lucharcontra serbios ortodoxos, se comportaban en la Croacia católica, aliada del Reich alemán, como sifuera ésta un país ocupado. Se emborrachaban, robaban y violaban; muchos se pasaron al bando delos partisanos de Tito. El ataque contra los partisanos “raramente ocurría ... En todos lados matabanbestialmente a quienes encontraban y hubo violaciones de cientos de mujeres y jóvenes menores deedad ... En Kamenicki Paragov fueron arrestados 20 trabajadores (5 croatas), amarrados a un almiary quemados vivos sin ser interrogados previamente”. El informe propone: “liquidar lo mas rápidoposible a experimentos como los de los cosacos”, si Alemania no quiere perder a su últimopartidario en Croacia. Pannwitz tuvo que presentarse personalmente en Berlín.

Aparentemente Pannwitz logró con “medidas draconianas” disciplinar a sus tropas. Las fuentes,todas partidarias, no precisan las medidas de Pannwitz, pues así se ahorran tener que hablar de los

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crímenes de los cosacos. En esta guerra brutalizada por todos los lados, en la que no existían frentesclaros, pero si una cantidad de controversias étnicas, religiosas y políticas, Pannwitz no dejó pasaratrocidades, -en ello coinciden las fuentes- siempre que pudiera controlar directamente la situación.

II. Los cosacos y la Waffen-SS

La SS fue creada como élite de raza. Sólo hombres de “descendencia aria” con característicascorporales especiales (tamaño, forma del cráneo etc.) podían pertenecer a ella. Pero en 1944 laWaffen–SS (la SS en armas, es decir, las formaciones militares de la SS), después de numerosaspérdidas, aceptaba, dejando de lado sus antiguas consideraciones, a grupos enteros de no germanos.Para los cosacos, fue ésta la ocasión tan esperada de salir de su posición militar inferior. La acta deuna reunión con el líder de la SS Reichsführer-SS Heinrich Himmler del 15 de julio de 1944menciona que éste “pedirá al Führer en el momento adecuado la integración de la división cosaca dePannwitz a la SS”. El 26 de agosto de 1944 Himmler y Pannwitz determinaron que los 13.000cosacos y los 4.850 alemanes de la división de Pannwitz, las “unidades de reserva de los cosacos debuen material humano”, los cosacos en campos de trabajo alemanes y un regimiento de cosacosestacionado en Warschau, deberían ser reorganizados a un cuerpo de cosacos bajo el mando de laWaffen-SS. En el punto 11 del apunte se lee: “La unificación de los cosacos a la Waffen-SS no debeser hecho público. El general von Pannwitz tiene primero el encargo de explicarles y familiarizarloscon la idea de la Waffen-SS en forma propagandista inteligente”. Aparentemente, Himmler preguntóa Pannwitz en esta conversación si él quería entrar a la SS, a lo que Pannwitz se negó.

En la tropa no hubo muchos cambios después de la decisión de ingresar a la Waffen-SS, fuera decambiar al 15º cuerpo cosaco de caballería el 1º de febrero de 1945, pues con la llegada de refugiadosagregados la división se había quedado demasiado estrecha. Pannwitz seguía usando el uniforme delos cosacos, pero ornamentado por insignias de honor alemanas (sin las de las SS). No se conoce sicumplió con “la orden propagandista” de Himmler. El cuerpo recibió armamento pesado de la SSpero no alcanzó a ser incorporado debido al término de la guerra en mayo de 1945.

III. Cosacia

El 20 de julio de 1944, el día del atentado contra Hitler, comenzaron los alrededor de 10.000 cosacosbajo el mando de Domanows, y 8.000 caucasios, que se habían fugado al oeste con sus familias,rebaños y carros, su odisea a Tolmezzo en el norte de Italia. Se dice que Krasnow comentó enBerlin: “Allí parten hacia Italia, la cuna de la cultura europea, hacia una nación que entiende latragedia de los cosacos”. En los Alpes del norte de Italia se encontraba una de las pocas tierras noalemanas, ocupada todavía por el ejército alemán y en donde los cosacos construirían finalmente supropio estado. Esta ocupación cosaca era una operación militar con la finalidad de separar lospartisanos yugoslavos de los italianos y de cubrir la retirada alemana al norte. La Waffen-SS estaba acargo del financiamiento de estas aldeas. Los cosacos en Tolmezzo usaban uniformes alemanes yeran una división de hombres mayores con sus familias, enseres y con un mal armamento. Lapequeña ciudad italiana ni los pueblos cercanos estaban en condiciones de alojar ni de alimentar a loscosacos.

Los cosacos dejaban pastar a sus miles de caballos, vacunos, ovejas y cabras y una docena decamellos hasta que los prados del alrededor quedaron pelados, echaban los pobladores de pueblosenteros, consideraban la propiedad como propia y asesinaban a los nativos como represalia a losasaltos de los partisanos.

En febrero de 1945 viajaron Krasnow y su esposa Lydia a Tolmezzo, acompañados de una escolta de“48 jinetes en uniforme con botones brillantes y amplios abrigos azules”. Los cosacos le dieron una

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“triunfal bienvenida”. El matrimonio se alojó en el pueblo Villa di Verzegnis en el Palais Sevoia yocupó la planta baja con sus 5 piezas llenas de muebles lujosos y alfombras orientales. Una pieza erala oficina de Krasnow y su comida preferida era Kuchen, servido en valiosa porcelana con serviciode plata. En el segundo piso vivían las ordenanzas y algunas mujeres de Europa Oriental, traídas porla Gestapo para entretener a los hombres.

Krasnow era atamán de la aldea (Stan) y Domanow atamán del campo de división. De facto,Krasnow era el jefe civil y Domanow el jefe militar de un mismo campamento de fugitivos, quedisponía de una tropa auxiliar militar. Krasnow se entendía como la cabeza de un gobierno exiliadocosaco, y sabiendo detrás suyo la autoridad de una parte de la dirección nacionalsocialista, debehaber pensado que podría sobrevivir la catástrofe europea de 1944/45 en una isla de normalidad.Comenzó a planificar su Kosakia: convocó a periodistas y editó un diario en letras cirílicas llamado“País de cosacos”. Como si no hubiera pasado el tiempo desde su breve estado cosaco, Krasnowreemplazó el Don por los Alpes y habló ahora de un estado con “los pueblos minúsculos entreVenecia y Austria” y “nómades altamente desarrollados, así como lo son los cosacos”.

En un palazzo se reunía el consejo de los cosacos (Krug), debatía sobre cuestiones del estado,formaba un gabinete provisorio, otorgaba títulos y medallas nobiliarias, diseñaba banderas, escudos ypostales y daban a las calles y pueblos, nombres rusos. El pueblo Alesso se llamaba ahoraNovotscherkask; “popes” barbudos colgaban el icono de la madre del Don en la iglesia católica SanNicola y organizaban procesiones a un lago de montaña. Los cosacos se repartían los camposvecinos y elaboraron un “plan de agricultura” para el próximo año. Crearon una escuela para losniños y otra para los candidatos a oficiales, dirigida por el nieto de Krasnow, Nikolaj. Crearon uncoro, una orquesta y un grupo de baile. Los pequeños negocios y mercados italianos se convirtieronen bazares, todo estaba repleto. Los cosacos dormían en carpas o en el desván. Tolmezzo erairreconocible: “Nuestro buen aire de montaña se llenó de indescriptible fetidez. A lo mejor esto eratípico para la patria cosaca perdida, para la estepa rusa: una mezcla de olor a caballo, humo detabaco, comida militar”, escribe el cronista italiano Pier Arrigo Carnier (“L´armata cosacca in Italia”)después de interrogar a testigos de esos tiempos. Carnier sigue: “Las relaciones entre los cosacos ylos italianos nativos eran en general buenas, no en último término gracias a la presencia de Krasnow,una “persona que irradiaba respeto”. Las excursiones de Krasnow eran montadas como visitasoficiales: el general portaba espada y fusil y andaba en una limusina negra “con una lentitudostentosa”. Delante de él montaban 24 cosacos del Mar Negro con su chaqueta azul oscura congalones de oro y dos filas de brillantes botones y detrás de la limosina otros 24 cosacos.

Poco después de la negociación de Pannwitz con Himmler en agosto de 1944, Krasnow trató dehablar desde Italia con el jefe de la SS, pero éste no estaba interesado en hablar con un anciano.Posiblemente pudiera servir la impedimenta de Krasnow (que consistía en veteranos a caballo consus familias) a la SS como retaguardia, pero no como grupo combatiente. Podemos suponer queKrasnow quiso pedir a Himmler el ingreso de sus cosacos a la Waffen-SS.

Siendo atamán, Krasnow tomó partido incondicional por la Alemania de Hitler, mientras que elcomandante militar Domanow y su división, quisieron ponerse bajo el comando del generalWlassow. Vislumbrando la derrota alemana, éste se había distanciado cuidadosamente de la direcciónalemana e incluso peleó en los últimos días de guerra en Praga contra la Waffen-SS. Sergej Froehlich,participante de las reuniones, describe a Krasnow como estrecho de miras y testarudo por vejez, queno quería saber nada de Wlassow, al que creía un “general rojo” camuflado y “vendedor de Rusia alos judíos”. Incluso tuvo un altercado con su hijo, el mayor general Semjon Krasnow y su nietoNikolaj. En febrero de 1945 Krasnow fue destituido como atamán por los cosacos.

A pesar de su destitución, Krasnow sigue siendo “la máxima autoridad de los cosacos en elextranjero” y trata, a su manera, de sacar a la división cosaca de su aprieto. Igual que sus

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antepasados, que, dependiendo de la situación, cambiaban su posición a favor o del Zar ruso o delSultán turco o del Rey polaco, buscó una salida diplomática de esta trampa. Visitó a Pannwitz en sucuartel general, que lo recibió “con un cariño demostrativo”; y él, que usaba uniforme alemán ydependía de las fuerzas alemanas, visitó, sin permiso alemán, al mariscal de campo inglés HaroldAlexander, estacionado en Padua. El mismo Krasnow, que había escrito en una de sus novelas: “oh,que odio a Inglaterra fue sembrado en nuestros corazones” y nombrado a los ingleses traidorestotales, le dirige la palabra como a un aliado en la guerra civil rusa (Alexander había apoyado a losblancos en el frente norte) y apeló a su caballerosidad. Krasnow convenció a sus cosacos deentregarse a los ingleses en vez de a los americanos. Pero antes de que el ejército británico alcanzaraTolmezzo, los cosacos se habían marchado en dirección a Austria. Para los cosacos, Austria era unamezcla de ideas: el territorio del Tercer Reich, en cuyo final no creían; el “Fuerte de los Alpes”, unafantasía de Hitler en la que creía Krasnow, la incierta esperanza de asilo en Suiza o la unificación conlas tropas de Wlassow.

Poco antes, una división ucranina de la Waffen–SS, entre ellos varios criminales de guerra, se entregóen el norte de Italia a los ingleses y fue deportada en 1946 con ayuda de la iglesia católica a Canada,Australia y otros países del Commonwealth. Pero Krasnow y sus cosacos no disponían de efectivasvías de escape como ODESSA (Organisation der ehemaligen SS-Angehörigen, Organisación de losExpartidarios de la SS, una organización de ayuda a la huída de la SS y la iglesia católica). Comohabían peleado contra Stalin, que en sus ojos era simplemente malo, se les había perdido de vista elhaber estado en la parte incorrecta de la frontera. Finalmente confiaron en sus viejos códigos dehonor y tradiciones: definieron al máximo jefe de las tropas extranjeras como un atamán, es decir ungobernante con capacidad decisiva, en vez de un oficial que dependía de órdenes de otro estado. Losmonarquistas, arraigados entre ellos, creyeron en las palabras de los oficiales británicos comorepresentantes de la palabra de la corona inglesa. Creyeron en la amabilidad, y más tarde en lapromesa de estos oficiales; se habían juntado en la esperanza de un futuro unido como cosacos, y enla retirada confiaron en su tradición de barreras de carros. Algunos 100 cosacos tuvieron el coraje desepararse de la masa, pero la mayoría se retiró con la impedimenta en vez de mezclarse en pequeñosgrupos, familias o individualmente entre los 40 millones de personas sin raíces que deambulaban porEuropa. Por lo menos los exiliados de 1920 que, igual que el mismo Krasnow, nunca fueronciudadanos de la Unión Soviética, hubieran escapado de su destino. El jefe de los caucásicosaconsejó a su gente no seguir esperando la liberación del Cáucaso del dominio de Stalin y huir.Algunos de ellos huyeron y los otros compartieron el destino de los cosacos. Los cosacos noabandonaban a sus caballos – sin su manada se podrían haber escondido disimuladamente entre laoleada de gente. Finalmente confían, aunque con reservas, en el “general Krasnow, su jefe más sabioy reconocido”, el veterano de los fogosos ataques a caballo, de las dudosas alianzas políticas ymalogrados intentos diplomáticos.

La ingenuidad política de Krasnow era alimentada por promesas alemanas. Pannwitz parece haberledicho, cuando ya el ejército rojo avanzaba hacia los Balcanes: “todavía no terminó el sueño de unapatria cosaca en el este”. Los cosacos especulaban que después de la derrota alemana, ellos podríanluchar junto a los aliados del occidente contra la Unión soviética. Partían de la base que sus aliadosen la guerra contra el ejército rojo del 1917, también estarían con ellos en 1945 contra el mismoenemigo; ellos se creían luchadores por la libertad siendo sin embargo mercenarios.

Una ceguera anticomunista, la carencia de información sobre la situación bélica y la idea de armaruna revolución detrás de la frontera soviética, se fusionaron a una ilusión que finalmente ayudó a ladestrucción de los cosacos.

Aparentemente fue esta ilusión y no solo la táctica o ideología, lo que motivó a los cosacos acomprometerse –pase lo que pase– a una causa ajena y ya perdida. Las ideologías comunes entre los

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cosacos y el nacionalsocialismo eran menores a lo que aparentaba a primera vista: los cosacos vivíanen una tradición ajena a la soberbia racial nacionalsocialista. En común les era, eso sí, elanticomunismo. El odio antisemita cristiano tradicional de los cosacos y el antisemitismo biológicoracial de Hitler coincidían en la meta, pero este mismo pensamiento racial era el que tambiéndiscriminaba a los eslavos como subhumanos. El régimen nazista les dijo categóricamente lo quepensaba de ellos. El discurso de Rosenberg sobre “el odio de la estepa” (en su “Mito del siglo XX”)no conoce diferencias entre Rusia y Asia, cosacos y mongoles. Así como se puede reconstruir susmedias vueltas, Krasnow se congració con la Alemania de Hitler por oportunismo, sin importarofensa, y por la antigua táctica cosaca de definir al amigo y enemigo por el uso respectivo a la causapropia. Esta táctica no podía ser exitosa en la guerra más grande del ser humano. Para los cosacos deKrasnow, también es válido lo que Solschenizyn escribe en su “Archipiélago Gulag”sobre lossoldados de Wlassow: “Su destino estaba decidido desde el comienzo y en todos los años de laguerra y del extranjero no existió escape alguno para ellos”.

IV. La huida

A fines de abril de 1945 viajaba Krasnow, un anciano de 77 años, con problemas para caminar y ver,a la cabeza de la impedimenta por los pasos de los Alpes. En su limusina, todavía flanqueada por 48caballos, guardaba la correspondencia de su gobierno de exilio, los programas políticos ydocumentos personales. Poco después, el coche se averió y debió ser tirado por un bus detransporte. Los partisanos italianos trataron de bloquear el camino. El 2 de mayo combatieronduramente cosacos e italianos, sin ningún sentido militar. Pocos días antes de la capitulación alemanano eran más que una parodia de los combates de la 2ª Guerra Mundial, llevada a escena por hombresque no lograban desprenderse de su rol oficial de enemigos. Por venganza a un asalto de lospartisanos, los cosacos asesinaron a 26 civiles italianos; en otras ocasiones renunciaron a estavenganza. La lógica de terror y contraterror se había embrollado.

Los cosacos caminaban sin alimento y sueño; a pie, en carreta y en carro tirado por bueyes llenos deenseres, armas y humanos, con carritos de guagua robados de los italianos o montandos a caballopor angostos caminos montañosos en una eterna lluvia que se convertía, a más altura, en ventiscas; yel 3 y 4 de mayo en temporal de nieve. Era su quinta huída desde que el ejército rojo habíareconquistado los terrenos cosacos. Al principio, la impedimenta de fugitivos estaba organizada porel lugar de origen de los cosacos; a la izquierda y derecha de la caravana marchaban o cabalgaban, enigual distancia, oficiales. Los débiles se derrumbaban y quedaban a la orilla del camino, niños morían,el orden de la marcha se disolvía en el caos de animales semihambrientos, carros y seres humanos.En ocasiones se escuchaban tiros de los tristes cosacos que mataban a sus caballos enfermos decólico por el consumo de pasto congelado. Partisanos italianos disparaban a la miserable marchadesatando pánico. “Oh, Señor, ¿por qué eres tan severo con nosotros? ¿Por qué hemos merecidotanto sufrimiento?”, dice una anciana cosaca del Kuban.

Algunas unidades se separaron de la impedimenta con permiso del comandante, otros rechazaron lainvitación de acogida de familias italianas. Domanow estaba ya negociando con los partisanos laentrega de armas y tenía listo el contrato bilingüe, cuando una columna de la SS prohibió el acuerdo.Los hombres de la SS no aceptaron la capitulación de la Wehrmacht alemana estacionada en Italia.Los Georganos, una formación del Caucasus, mandó un mensaje a Krasnow comunicando quedeseaban rendirse a los partisanos. Krasnow se levantó de la mesa y dijo “No”. En otra ocasiónmandó asesinar a un mediador de los partisanos.

Los cuadros de la huida son discrepantes. En el cuartel nocturno de Krasnow “se mezclaba el olor acigarro con el aroma dulce de los tragos, bajo la mesa estaban tirados soldados borrachos, botellasde aguardiente eslavo y grandes pistolas. Sobre las sillas se acumulaban los abrigos. Entre el humo se

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vislumbraban las caras trágicas y cansadas de los oficiales, entre ellos ( ...) una mujer joven, delgada ypálida con ojos oscuros y pelo negro, sus rasgos eran nobles y finos. Vestía pantalón de montar claroy botas negras de cuero blando”, una hermosa princesa cosaca, que sonreía amablemente a un jovenque entraba. Al lado, la desesperación: “Un joven cosaco apoyado en la pared, llorabasilenciosamente. Un oficial logró en último minuto apartarle a un soldado la pistola, con la quequería dispararse en la cabeza, escribe Carnier.”

Informes de este tiempo muestran a Krasnow como un viejo hombre decaído. Desde un hotel en laestación de trenes observa “con una melancólica resignación el fin de sus esperanzas”. “No meimaginé que terminaría así”, escribe Krasnow en una de las novelas de esos tiempos, que eran mitadnovela, mitad documento. “Nosotros perdimos la guerra, excelencia”, dice el ayudante. “Si, laperdimos”, responde Krasnow. Los cosacos, descritos por él en sus novelas como rocas en eldescenso general estaban totalmente agotados y desesperados, muertos de frío y hambrientos, yalgunos de ellos habían botado sus armas para poder seguir marchando. Se convirtieron en esa“masa irregular”, con la cual comenzaban en las novelas de Krasnow el descenso de la Rusia zarista.Tuvo que contemplar como cosacos, en su desesperación, se echaban sobre algunos alemanes quepasaban y comenzaban a robarles. “Ustedes ahí”, debe haber gritado Krasnow “canallas, pegan a unacostado! ¿Le roban a un indefenso? Están deshonrando su uniforme! Animales!”.

El oficial de enlace se puso pálido, se le acercó y tomó posición. El general lo miró con miradaenojada, pesada : “Todavía son nuestros aliados!” La cara del oficial se convirtió en una mueca ytrató de preguntar insolentemente “¿Hasta cuando?” “Cállate! Retírate! Fuera de mis ojos!”. Esta fuela última inspección de tropas en la vida del anciano general.

En la madrugada del 3 de mayo vieron los cosacos, después de 7 meses de estadía italiana y siete díasde marcha, por primera vez las montañas austríacas. Y gritaron llenos de alegría: “Austria, Austria!”.

El 4 de mayo, es decir 4 días antes de la capitulación alemana, los cosacos fueron por última vezacaparados por la propaganda nacionalsocialista. El hasta hacía poco todopoderoso asesino de losjudíos y encargado de la región suroriental de los Alpes, el general de la SS Globocnik, hizo undiscurso a la población de Kötschach, comunicándoles que una gran tropa de la Wehrmacht, de la SSy de cosacos estaban llegando y que la población organizara la resistencia contra los aliados. A lomejor los cosacos ni se enteraron de este episodio.

El nieto de Krasnow, Nikolaj y uno de sus generales cosacos, fueron con la bandera blanca anegociar la capitulación con la armada inglesa. Nikolaj Krasnow había ido con sus padres al finalizarla guerra civil rusa a Yugoslavia y luchó a comienzos de la 2ª Guerra Mundial en la armada yugoslavacontra los alemanes. Fue tomado preso y se integró a uno de los grupos cosacos por parte de losalemanes. Así llegó a la impedimenta de su abuelo. Los ingleses no sabían que hacer con estoscosacos y los trataron amablemente, pero sin compromiso.

En todo caso, los enviados cosacos recibieron la respuesta de que podían instalarse en el valle del ríoDrau y que no serían entregados a los soviéticos. Esto fue el 7 de mayo. Hitler estaba muerto, lacapitulación de las fuerzas armadas alemanas era esperada diariamente, y evidentemente llegó al díasiguiente. Domanow y sus oficiales festejaban lo que creían el final de su situación desesperada.“Todo el Estado Mayor se reunió. Los corchos detonaron”, dice en uno de los recuerdos “Despuésde haber vaciado el primer vaso, gritó uno de los oficiales: “Oh, Dios! ¿Y donde está el generalKrasnow!? ¿Donde está Piotr Nikolajewitsch?”. “¿Cómo pudo ser olvidado en este momento?!”.“Anda para arriba”!. Un oficial subió a la pieza y volvió con el mensaje que Krasnow no se sentíabien, ya estaba acostado. “Que pena! Justo en un momento tan alegre! ...”. Solo atamán Domanowsonrió discretamente ( ...). “No hay nada que hacer, mis señores, a esa edad ...no hay que asombrarse.Después de tanta fatiga. Bien ...” y elevó su vaso.

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La impedimenta cosaca llegó el domingo de Pascua de Resurección a Lienz. En ese tiempo no existíael estado austríaco, y la monarquía de Habsburgo contra la que luchó Krasnow había desaparecidohacía tres décadas. Al momento de salir de Tolmezzo, el estado de los Alpes era todavía la anexada“Ostmark”, y cuando llegaron, estaba integrado por 4 zonas de ocupación que recién algunos mesesdespués se convirtió en la República Federal Austríaca. Los cosacos no eran muy concientes de estedesplazamiento de tiempo y espacio al poner sus carpas en Lienz. En total eran entre 20.000 y30.000 hombres, mujeres y niños. Los británicos asignaron a Krasnow y a su señora una villa en laque vivían de maletas. Se dice que Krasnow comenzó a escribir una obra que debía coronar sucreación literaria, pero antes escribió al mariscal de campo inglés Alexander, recordándole los viejostiempos en que juntos combatieron contra el ejército rojo y pidiéndole apoyo para el asunto de loscosacos. Se dice que la carta fue escrita en “un estilo un poco patriarcal”. Krasnow no recibiórespuesta.

Los días pasaban. Una primavera esperanzadora y engañosa hacia olvidar las tormentas de nieve. “Elsol dejaba caer sus rayos, abejas zumbaban, pájaros gorjeaban. Las tierras altas se veían verdeesmeralda”, comienza un reporte escrito por el nieto de Krasnow, Nikolaj. De su vía crucis nosocuparemos en los próximos capítulos. Los cosacos se instalaron en el valle del río Drau como enuna staniza, construyeron pequeños jardines entre las carpas y barracas. Los soldados británicosvigilaban con poca firmeza a los cosacos, jugaban con los niños entre las ropas tendidas y paseabanentre los cosacos que cantaban y movían a sus caballos. El oficial británico, asignado como mediocuidador, medio intermediario, negociaba chocolate de sus camaradas y los repartía justamente enpequeños trozos a los niños cosacos. Los cosacos rendían homenaje a los ingleses mostrando susarriesgadas acrobacias a caballo y cantando sus melancólicas canciones. Festejaron Pascua deResurección, la fiesta máxima para los cristianos ortodoxos. Pero entonces, después de la fiesta de laresurección y la esperanza, los británicos confiscaron los caballos y cayó la palabra de que loscosacos –que todavía se creían los futuros aliados de los confederados occidentales en la guerracontra el comunismo– eran prisioneros de guerra. Preocupado, Krasnow escribe otra carta aAlexander que tampoco es respondida. Krasnow refunfuña malhumorado cuando en su alrededorsurge el miedo al futuro. Su nieto Nikolaj escribe: “Él creía en una solución cercana a nuestrosproblemas y no toleraba ninguna desviación de su irrevocable absoluta creencia militar a la grandezadel alma y la imparcialidad de los ingleses”. La esposa de Nikolaj Krasnow implora a su maridosacarse el uniforme y huir en ropa civil, con sus pasaportes yugoslavos no hubiera sido problema.Pequeños grupos de cosacos huían, Naumenko huyó, pero Nikolaj Krasnow no quería abandonar asu gente.

V. Los Cosacos son entregados a la Unión Soviética

El acuerdo de Yalta del febrero de 1945 determinó que los presos de guerra, ciudadanos de losestados aliados debían ser devueltos a su respectiva patria. Ahora los ingleses tenían ante sí ladelicada tarea de traspasar los cosacos a los soviéticos. Krasnow siempre había excluido estaposibilidad ante sus hombres. Aunque en 1917 él mismo había quebrado su promesa dada a Trotzki,confió en la palabra de honor de los oficiales británicos de no entregar a los cosacos.

Para efectuar la orden del gobierno de Londres, los británicos recurrieron a un truco de guerra.Comenzaron desarmando a los cosacos y separaron después a los oficiales de la tropa, invitándolos auna conferencia con el mariscal de campo Alexander. Los cosacos sospecharon, pues hubiera sidomás fácil traer una sola persona hacia ellos que 2.000 en dirección opuesta, pero los británicos dieron–esta vez como engaño– su palabra de honor oficial de que los oficiales cosacos volverían en lamisma noche. Un oficial británico se aseguró con Domanow de que Krasnow recibiera la invitaciónoportunamente. Aparentemente los soviéticos dieron gran importancia a la presencia de Krasnow.Domanow tranquiliza al oficial; había mandado una ordenanza especial. Krasnow debe haber

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imaginado que esta invitación era la respuesta a su carta a Alexander: “Él abrazó y besó a su esposa yla tranquilizó. “Volveré entre las 6 y las 8 de la noche”. Otras fuentes suponen un presentimiento,citándolo con las palabras: “Sonríe otra vez, he amado tanto tu sonrisa”. Krasnow y algunos altosoficiales partieron, seguidos por 1.500 oficiales en un convoy de camiones.

Los británicos habían planeado dejar a los oficiales la noche del 28 al 29 de mayo en un campamentoen Spittal y entregarlos a los soviéticos al día siguiente en Judenburg. La alambrada y fuerte vigilanciadel campamento fomentó el presentimiento de los cosacos de una trampa. Pero Krasnow aconsejóno caer en alarmismo. A su nieto le comentó, poniéndole la mano al hombro: “Pues bien, todo seaclarará hoy en la conferencia, y las cosas tomarán forma. ¿No es cierto, Nikolaj?”

Los cosacos se enfurecieron al escuchar que serían extraditados por los británicos y sólo Krasnowpudo hacer callar su tormenta de protesta. “Él explicó con voz serena, que si realmente era ciertoque serían extraditados para ser asesinados por los bolcheviques, deberían asumir por lo menos condignidad su destino”.

Otra vez más los cosacos pusieron su esperanza en Krasnow y le pidieron estar preparado paraconversaciones con un alto oficial británico, al que esperaban hacer venir. Krasnow aparentementeles contestó, sonriendo un poco culpable: “Yo hago lo que ustedes quieran, pero ya tengo muchaedad, no puedo estar parado por mucho tiempo si tengo que esperar al oficial”. Los cosacosconsiguieron una silla y la colocaron cerca del portón del campamento, pero un puesto británico lodestrozó con un puntapié. Entonces pidió pluma y papel y redactó en francés una petición al rey deInglaterra, al mariscal de campo Alexander, al Papa, a la Cruz Roja Internacional y al rey deYugoslavia, ya en ese tiempo un rey sin imperio. Su nieto bosqueja en su recuerdo esta carta nuncarecibida: el viejo general quería testimoniar la culpa e inocencia de los rusos que combatieron bajo labandera alemana. Aquellos que hirieron “mandamientos divinos y humanos”, debían ser juzgadospor un tribunal militar. Él mismo se ofreció para el primer interrogatorio y si fuera condenado,aceptaría el veredicto. Y dio para él y para “todos aquellos que lucharon abiertamente yhonestamente contra el comunismo” su palabra de honor. Era poco realista imaginarse que estacarta, si acaso sería transmitida por el militar británico, tuviera influencia en los acontecimientos delos próximos días. Los discursos y peticiones de Krasnow eran gestos desesperados, una involuntariaestrategia tranquilizadora para los cosacos, de los cuales muchos posiblemente se podrían habersalvado con una táctica más hábil o con una animación a huir. Los cosacos creían en la palabra dehonor de un soldado; pero les pasó inadvertido que este honor fue destruido en los campos debatalla de dos guerras mundiales en donde lo único que valía era el aguantar.

Durante la noche en Spittal se suicidaron algunos oficiales mientras que otros debatían sobre lo quehacer, se acusaban mutuamente y buscaban traidores en sus propias filas. Krasnow estaba sentado enla única mesa, “el mentón apoyado sobre el puño de su bastón. Su poderosa y silenciosa figuraresaltaba de la ventana”, recuerda su nieto. Al día siguiente, el 29 de mayo, los cosacos celebraronuna misa que fue terminada por los británicos. Se negaron a subir a los camiones y se sentaronentrelazados o en el sitio de acampada o en sus barracas. Los soldados británicos disolvieron a losoficiales, entre ellos varios ancianos de 60 años, con culatas de fusil, garrotes y bayonetas y losempujaron a los camiones. Nikolaj Krasnow trató de acercarse al camión en el cual suponía a supadre. Un soldado británico se le plantó delante con su bayoneta y Nikolaj, prefiriendo la muerte a laextradición, se echó sobre la bayoneta. Pero el soldado volteándose golpeó a Krasnow con la culataal hombro con tal fuerza que este perdió el conocimiento. Alguien lo metió al bus.

El viejo Krasnow observaba esta huelga sentada –posiblemente el primer acto de resistencia pasivadespués de finalizar la guerra– desde la ventana de su cabaña. Cuando los soldados británicos iban asacarlo, los cosacos lo impidieron y ellos mismos lo levantaron por la ventana y lo situaron en el

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primer vagón del convoy al lado del chofer. Krasnow se persignó y su nieto lo escuchó susurrar:“Señor, acorta nuestro sufrimiento”.

En Judenburg se encontraba la línea de demarcación entre la parte ocupada británica y soviética deAustria. Allí los oficiales cosacos fueron entregados a la Armada Roja. “¿Está el General Krasnow ensu grupo?, preguntó un oficial soviético al ver a los altos oficiales cosacos bajar del bus. “Yo soy elgeneral Peter Krasnow”. “Por favor, síganos usted y su familia”, ordena el oficial soviético.

Los Krasnow y otros generales cosacos fueron llevados al taller de una ex fábrica de acero deJudenburg. Aquí se encontró, “hondamente emocionado” con el General von Pannwitz, que todavíavestía el tschako caucásico (gorro de soldados). Él estaba separado de su cuerpo y había sidotambién entregado a los soviéticos después de haberse negado a huir. Krasnow, sus dos hijos y sunieto fueron llevados a una pieza vacía, aparentemente una antigua oficina de la fábrica, donde unmayor soviético mandó traer un sofá viejo al anciano.

Ya en la fábrica fueron fusilados grupos de cosacos, pero la mayoría fue deportado a un campo detrabajo de la URSS. Después de algunos días de prisión en la fábrica, Krasnow y otros dirigentescosacos y caucásicos fueron trasladados a la cárcel policial en Graz y desde allí a Baden, cerca deViena. Pannwitz fue separado de los otros pues aparentemente los ingleses habían pedido sudevolución, aunque él quiso quedarse con sus cosacos. Finalmente los Krasnow y algunos otrosoficiales cosacos fueron llevados en avión a Moscú.

La armada británica logró con trampa y fuerza extraditar a la armada soviética también a las mujeres,niños y soldados comunes que se habían quedado en Lienz y al 15º cuerpo de caballería cosacaestacionado en las cercanías de Lienz. Los cosacos de Lienz presentían su futuro y escucharon elconsejo de los sacerdotes ortodoxos, que eran los únicos rangos oficiales rezagados. “Oraríamos enel campo, oraríamos sin pausa, sin cesar. Estabamos convencidos de que los británicos no tocarían apersonas que estén rezando”, se recuerda una sobreviviente. El máximo eclesiástico propuso de nounir a los cosacos en una gran multitud, para dificultar la deportación. Pero la mayoría confió en elpoder de “una misa poderosa”. Cientos de cosacos aprovecharon estos días para huir, pero lamayoría quedó hasta el amargo final unidos “como un tronco”. Incluso detrás de las alambradasinglesas se daban la promesa de no separarse.

El 1 de junio los cosacos comenzaron una procesión que culminó en una misa al aire libre. Losbritánicos ordenaron por parlante finalizar la misa en el transcurso de media hora y dieron otramedia hora más al ver que seguían rezando. Las mujeres y niños estaban sentados alrededor del altary rodeados de un gran círculo de jóvenes hombres tomados fuertemente del brazo. Los británicoscomenzaron a disolver con fuerza a los cosacos que cantaban y rezaban para llevarlos a los camiones.Cuando los soldados lograron romper el círculo de protección, los cosacos cayeron en pánico. Hubomuertos y heridos. Algunas mujeres cosacas se tiraron con sus hijos al impetuoso río Drau. Familiasenteras se suicidaron. Un cementerio y una pequeña capilla son hasta hoy día testigos de estecombate disparejo.

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PARTE 3: Desmayo

I. Nikolaj Krasnow en la Lubjanka

El 4 de junio de 1945 aterrizó el avión en Moscú, y el viejo Piotr Krasnow fue separado de su hijo, elmayor Nikolaj Krasnow y de su nieto, el subteniente Nikolaj Krasnow. El hijo de Piotr Krasnow,Semjon, partió en otro avión a Moscú. Padre e hijo Nikolaj Krasnow fueron trasladados en un autocerrado con la etiqueta «Pan» a la famosa prisión del servicio secreto Lubjanka.

Nikolaj Krasnow, nieto, es el único Krasnow masculino sobreviviente de la prisión en la UniónSoviética. Su libro «Rusia oculta» da testimonio de este calvario y es el fundamento de los siguientescapítulos.

Nikolaj Krasnow fue llevado a una celda parecida a una cabina de teléfono; era tan baja que sólopodía estar agachado o sentado, con las rodillas flexionadas. Una ampolleta producía una luzcegadora y un calor sofocante. Ningún ruido penetraba esta cabina aislada, pero de vez en cuando seescuchaban gritos desgarradores, sin saber si provenían de un parlante o de una celda vecina.Krasnow perdió el sentido del tiempo. Estaba sometido a los cuatro métodos de tortura sin huellasvisibles practicados por el aparato represivo soviético: silencio, carencia de oxígeno, aislamiento ydestrucción del sentido del tiempo. En algún momento, durante este aislamiento Nikolaj Krasnowfue llevado por largos corredores, a un examen médico, y más tarde al sótano de Lubjanka. Alinstante le vino a la memoria lo escrito por su abuelo sobre el sótano de las prisiones de la Tsheka: elrugido de los motores, los disparos y las salpicaduras de sangre y sesos en los muros. Pero aquíestaba todo limpio, los muros blancos y silencioso. El personal de Lubjanka solo cuchicheaba yhablaba lo mínimo con los presos. Los guardias, que usaban botas de fieltro, llevaron a Krasnow porun laberinto de corredores a una pieza vacía, le revisaron su ropa y su cuerpo, y con la pura manotrataron de sacarle un diente de oro. Le ordenaron agacharse para que un coronel del servicio secretoMWD pudiera meter su dedo en el ano y buscar algo escondido y limpiarse el dedo con el pañuelo.

Después, fue trasladado a uno de los pisos superiores, donde se reencontró con su padre. Padre ehijo fueron llevados a una gran sala elegante, con el cuadro de tamaño natural de Stalin. Detrás delescritorio se encontraba el general Merkulow, jefe del servicio secreto del estado (después de lamuerte de Stalin, Merkulow fue tomado preso y colgado). Nikolaj Krasnow describe en susmemorias esta conversación. Fue uno de esos típicos monólogos políticos de los poderosos, comolos que Piotr Krasnow describía en sus novelas, y su nieto Miguel usaba en Chile con sus prisioneros.Pero el general del servicio secreto no les ofreció colaboración; a estas alturas el poder soviéticotenía su posición asegurada y las contradicciones políticas entre los prisioneros y el hombre delservicio secreto descartaba cualquier comunidad: el general del servicio secreto se adhiere a laconstrucción comunista y los Krasnow a la monarquía extinguida. A petición de Semjon Krasnow dematarlo con un tiro por la espalda, Merkulow se niega: «Ya llegará su hora , su hora para convertirseen abono. Pero primero hará algo para el beneficio de su patria: cortar un camino de leña, trabajar unpoco en las fosas con la cintura en el agua. Pasará un tiempo en el grado 70 de latitud ... Trabajará!De eso se ocupará el hambre.»

Las sienes del joven Nikolaj comenzaron a martillar, sus manos se helaron. Irritado por la réplica delos dos presos, Merkulow gritó furioso: «No recibirás una bala en la frente ... Te obligaremos a vivir.A vivir y a trabajar!»

En el mismo largo día, el 4 de junio de 1945, Nikolaj Krasnow fue llevado a las salas de baño deLubjanka. «Atamán Krasnow va ha ser lavado, el viejito pidió que usted lo lave! Esto fue permitido»,

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le explica un guardia. El viejo Krasnow llega en uniforme, con hombreras y condecoraciones. Elnieto lo ayuda a desvestirse y lava su cuerpo lleno de cicatrices con sentimientos de pudor y ternura.Lograron hablar, protegidos por el ruido de las duchas de ser escuchados por los micrófonosescondidos: «Tú, hijo mío quedarás vivo. Tú eres joven y sano. Mi corazón me dice que volverás y tereencontrarás con la familia. Pero yo tengo ya mis dos pies en la tumba. Aunque no me maten,moriré. Mi hora llegará aún sin la ayuda del verdugo. Si tú sobrevives, debes cumplir mi legado.Describe las cosas como son, no exageres ... sólo escribe la verdad ... Trata de recordarlo todo. Abrebien tus ojos. Aquí, en estas circunstancias, no tendrás la posibilidad de escribir, ni pequeñas notas.Así que usa tu cabeza como agenda, como cámara. Esto es importante. Es sumamente importante.Desde Lienz hasta el fin de tu calvario acuérdate de todo. El mundo debe saber lo que ocurrió, loque ocurre ahora y lo que ocurrirá, desde el engaño y la traición hasta el final». Krasnow prosigueque el pueblo ruso no morirá, que Rusia resucitará. Una vez más se adhiere a la monarquía absoluta,un gesto casi tierno para un preso en el sótano de la prisión de tortura soviética. Al despedirsebendice a su nieto y le dice: «Respeta el nombre Krasnow, no lo deshonres».

Mientras los Krasnow permanecían en la ducha, los guardias habían saqueado todas las hombreras,el orden Georgiano que le había conferido el Zar y los botones de su ropa. La última vez que sevieron fue en el pasillo cuando el joven Krasnow, sujetándose los pantalones, volvió la mirada haciael viejo y este le hace una seña de saludo con la mano afirmado en su bastón.

Nikolaj Krasnow fue pelado al rape y devuelto a su celda, donde nuevamente pierde el sentido deltiempo. Algún día fue llevado por los pasillos, oficinas y de nuevo por pasillos hacia una puertadoble. Por un momento deslumbrante de claridad, se encontró sorprendido en las afueras yempujado a una celda negra y sofocante de un auto policial, que lo trasladó a la cárcel militarLafortowo. También allí había prohibición de hablar entre presos y guardias; se entendían en unlenguaje de señas propio de la cárcel o, si esto no era suficiente, cuchicheando. Un guardia conbanderines de diferentes colores estaba a cargo de guardar la distancia entre los grupos de presosque tenían que pasar por el patio y los que estaban allí. Nuevamente Krasnow volvió a su celdaaislada, casi se asfixia, se quema la cabeza con la ampolleta y pierde el sentido del tiempo. Lascomidas eran entregadas en intervalos irregulares por un hoyo en la puerta, llamado «el hoyo decomida». Como no le permitían hacer sus necesidades, pensaba que reventaría su vejiga y susintestinos. La claridad de la celda le impedía el dormir, no había noche ni día.

El encarcelamiento aislado era interrumpido por el interrogatorio del juez instructor. El juez ofreciócigarrillos y té. Krasnow, un fuerte fumador, escribe que le fue imposible rechazar el cigarrillo: «Lacarne es más fuerte que el intelecto. Lo que exige, en lo que se obstina, no puede ser decidido por unacto de voluntad. Al principio produce el olor a humo de tabaco un fuerte mareo, pero al mismotiempo ejerce un efecto especial al cuerpo languidecido. Al hombre lo convierte en alguien animado–en la fantasía– y causa una cierta alegría –un estado muy agradable. Sólo alguien que nunca hafumado puede rechazar un cigarrillo en esta situación.»

El juez interrogaba en la noche y esto podía durar varias horas. Dado que de día los presos nopodían dormir en sus celdas, estos interrogatorios nocturnos eran una especie de tortura, aunque nose usaba fuerza corporal.

La fase de aislamiento es para quebrar la voluntad del preso. Krasnow estuvo aislado menos tiempoque otros presos, pues sólo por su prominente apellido permaneció en la cárcel de Lubjanka yLefortowo. Finalmente, fue trasladado a una celda con otros dos presos, un oficial de la armada deRumania y un español de la «división azul». Los dos habían peleado en la 2ª Guerra Mundial a favorde los alemanes. En esta celda estuvo desde junio hasta septiembre de 1945. Él y sus doscompañeros de prisión amasaban figuras con pan y saliva y jugaban ajedrez y dama. Esto les

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permitía dormir sentados en sus camas delante de la mesa, pues el tiempo para dormir era corto yestrictamente controlado. Dos dormían mientras el tercero observaba aparentemente el partido, peroen realidad cuidaba que ninguno de los dos apoyara su cabeza, lo que podría ser visto por el guardiaa través de la mirilla.

El compañero español informó a Krasnow de que las sentencias ya eran un hecho y que no teníasentido negar las acusaciones. Pero Krasnow no quería declarase culpable de haber sido instruidocomo saboteador (perteneció solamente al cuerpo de ingenieros). El juez y Krasnow se agarraron enesta cuestión, el juez se asesoró con su jefe, lo amenazó con la muerte instantánea si no confesaba.Pero Krasnow sabía que en esta cárcel había prohibición de matar, y que sólo se practicaría unaparente fusilamiento. Se negó a confesar y fue llevado al sótano, afirmado al muro y los guardiasapuntaron. Uno de los jueces nuevamente le hizo la misma pregunta y Krasnow respondió con«No». Los guardias tiraron; escasos centímetros sobre su cabeza astillaban piedras y revoques. Losdos jueces retaron a Krasnow y a su familia, y lo devolvieron a la oficina para proseguir elinterrogatorio. Duró en total 16 horas.

En sus recuerdos «Rusia oculta» describe frecuentemente sus ansias por los cigarros: «El cigarrillo es elmejor amigo del prisionero, su mejor compañero en la prisión solitaria, el mejor medio para calmar losnervios y anestesiar el corrosivo sentido de hambre». La adicción de Krasnow se convirtió en un«delirio de nicotina»; según un compañero: chupaba el dedo manchado por los cigarrillos que conteníarestos de nicotina. Más tarde, en Siberia, arriesgó varias veces su vida para conseguir tabaco. En lacárcel de Lefortowo una sola vez un guardia se comportó humanamente con él. Krasnow había gritadopor cigarrillos. «De repente se abre el hoyo, pasa un brazo uniformado del servicio secreto MWD ydeja caer un paquete de cigarrillos a mis pies. Se cierra el hoyo. Poco después se abre nuevamente y lamisma mano entra, esta vez con un encendedor. «Ya pues, prende!», dice una voz baja.

Krasnow tuvo que firmar un documento preparado que confirmaba su sentencia a diez años detrabajo forzado y fue trasladado a la cárcel Butyrki en Moscú. En esta misma cárcel, en el sigloXVIII, había estado preso otro cosaco, Jemelian Pugatschow, un dirigente de una de las grandesrevoluciones, que murió durante la tortura en la Plaza Roja. La contraparte de Piotr Krasnow en laguerra civil rusa, León Trotzki, también estuvo preso en el invierno 1898/1899, bajo el régimen delZar, en la misma cárcel. En este lugar también había presos criminales. En la jerarquía carcelaria, los«criminales» y sus «favoritos» eran superiores a los «políticos». En la primera noche, los nuevos erandespojados de sus pertenencias por los «criminales», y la mejor parte le era entregada al guardia, quecomo contraprestación toleraba el robo. Krasnow alcanzó a defender sus botas destrozadas y supantalón roto con golpes de boxeo. Al día siguiente, y por tres días y noches, fue internado a unaminúscula celda. Para hacer sus necesidades debía golpear la puerta y gritar.

El 24 de octubre de 1945, Krasnow debió firmar un papel en que aceptaba que tres dirigentes delservicio secreto, el «Consejo especial», vieran su causa y lo juzgaran. Este tribunal debatía entre sí, nisiquiera el acusado estaba presente. Desde este día Krasnow esperó su sentencia. Cuando finalmentepudo salir de su celda, se encontró con la sorpresa de poder ver y conversar con su padre por unahora. Su padre había adelgazado hasta los huesos; había sido presionado moralmente muy fuerte,pero él había resistido. «Tú nunca tendrás que avergonzarte de tu padre. Nunca doblegaré mi nucaante estos cerdos. No reconocí nada, no incriminé a nadie». Él contó que en los interrogatorios, elviejo Piotr Krasnow siempre asumió que si es que a alguien tiene que tocarle la culpa, sería a él.También Semjon Krasnow mostró valentía. Después de su hora de encuentro, un oficial les leyó sucondena: padre e hijo recibieron diez años en un «Campo de trabajo de mejoramiento».

Ambos Krasnow fueron trasladados a la misma celda, el padre sabía que no resistiría el trabajoforzado, y por ello hacia trampa en la repartición de las «raciones de hambre», para que su hijo

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recibiera más. Trataba de ocultarle sus desmayos. Por otra parte el hijo trataba de traficarsecretamente trozos de pan a la ración de su padre. Las raciones eran tan pequeñas, que Krasnowescribe: el estómago y no el intelecto son «el dueño del ser humano». «Satisfacer el hambre llega a serla meta primordial en la vida carcelaria», y para conseguir una fría sopa de repollo, los presos acabanmatándose a trabajar por la construcción de la odiada Unión Soviética.

Después de algunas semanas, los dos Krasnow fueron transportados junto a un grupo de 60 presosa la cárcel Krasnaja Presnja. Durante el viaje, el padre casi se desmaya y otros presos le robanmientras tanto unos pedazos de pan guardados en su bolsillo. Esta tercera cárcel en Moscú era ellugar de transbordo al campamento de trabajo. El chequeo del médico no permite el viaje del padrea Siberia. «No lo aguantará», dijo el médico y de esta manera los dos Krasnow se separan parasiempre. El padre muere finalmente en algún lugar en Siberia, solo y sin fuerzas, pero «firme yorgulloso hasta el final».

La cárcel de transbordo estaba tan repleta de presos políticos y criminales, que los recién llegadosdebían pasar la o las primeras noches sentados en las malolientas letrinas. Recién, cuando unprisionero era retirado, recibían un lugar para dormir en los camarotes repletos o en el piso. En laprimera noche, Krasnow se quedó dormido en la letrina y alguien le robó de su bolsillo el resto detabaco. Krasnow comenzó a gritar y aunque un «político» trató de persuadirlo, fue al grupo de los«criminales» a pedir la devolución. Los «criminales» sólo se burlaron y le proporcionaron una grangolpiza, arrancándole un diente. Casi inconsciente, fue botado de la celda y llevado por los guardias aotra celda, la Nº 17. Aquí se encontraban oficiales y soldados de la división de Wlassow. Mientras serecuperaba de la golpiza en una camilla, otro prisionero le ordenó sacarse su chaqueta, pues él lahabía ganado en un juego de azar. Kranow se negó y comenzó una pelea masiva entre los «políticos»y los «criminales». Los «políticos» ganaron y recibieron –entre ellos también Krasnow– los mejoreslugares para dormir. En todo el recinto se creó un gran respeto a los «políticos» de la celda 17.Krasnow escribe más tarde: «Aprendí mucho en Krasnaja Presnja; reconocí que el ser humano es unlobo, que hay que pelear en un grupo cerrado, tomar a su adversario con mano dura, nunca soltarloo darle la espalda.»

Algunas semanas más tarde –era el invierno 1945/46– Krasnow es llevado a Siberia. El tren detransporte contaba con 40 vagones. La estación fue construida especialmente para el transporte deprisioneros. Los guardias juntaban a 60 hombres en el vagón, aunque el espacio daba sólo para 40.Al subir a los vagones, cada preso era golpeado por un guardia con un martillo en la cabeza o en laespalda. A cada lado del carro había 3 pisos de tablas, en donde debían dormir los presos. En elcentro se encontraba un horno con 4 leños y en el piso había un pequeño hoyo que servía de retrete.Los excrementos se derramaban por el piso y apestaban.

Continuamente los presos eran contados, y para ello debían pararse a un lado del vagón y porseparado correr hacia el otro lado, mientras el guardia contador repartía a cada pasante un golpe conel martillo.

El tren paró 48 horas en una estación cerca de Moscú. Los soldados vociferaban, perrosamaestrados ladraban. No había nada para comer.

Finalmente el tren partió al círculo polar. Los leños se consumieron en una hora, sin que se hubiesecalentado el interior del vagón. Al amanecer, se había temperado por el aliento de los presos de talmanera, que la capa de hielo en los muros y en el techo comenzó a derretirse. Agua sucia verdosacomenzó a gotear sobre los que se situaban mas arriba. Allí se habían puesto los «criminales», puesabajo apestaba más fuerte a orina y excrementos. Para escapar de la «ducha estalinista», los«criminales» se cambiaron al piso entremedio y obligaron a sus favoritos a subir.

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El viaje duró del 12 al 24 de diciembre de 1945. Recién al segundo día de su viaje, es decir al cuartodía del transbordo, recibieron comida. A cada preso le correspondía 650 gr. de azúcar, un pedazo dearenque y unos granos de azúcar. El «mayor del vagón», un asesino condenado, repartió el total delazúcar entre los suyos. Krasnow describe que el azúcar era una importante fuente de energía para lospresos entumidos (pero sólo por un corto tiempo quita el sentido de hambre) y que su reparticiónera parte de la estrategia de supervivencia que peleaban los presos entre sí. En partes como esta,Krasnow describe cómo la criminalidad se convirtió en un componente fijo del aparato represivosoviético, incluso de la sociedad soviética en su totalidad. Los presos mismos traspasaban la presiónestatal hacia abajo. Los grupos reprimidos eran incitados recíprocamente a raíz de una economíadeficiente y de privilegios graduados. El sistema soviético pudo estabilizarse por esta lucha por laconcurrencia.

Cuando más se acercaban al norte, más insoportable se convertía el frío. Quemaron las tablas dedormir y todos los 60 presos durmieron en el piso. Los guardias, reacios a entregar leña paracalentarse, permitieron que se quemaran los catres: pertenecía a la contradicción del sistemasoviético que en los campos de trabajo se producía gran cantidad de tablas para construir catres perohabía déficit de leña.

Durante el viaje los presos se peleaban eternamente. Solamente un joven, sentenciado por robo,podía tranquilizarlos al comenzar a cantar con su suave tenor: Tu padre desde tiempo ya estáenterrado, Tu hermano desde tiempo desterrado, En el frío Siberia cencerrea con cadenas en manosy pies.

II. Siberia- trabajo como castigo

La Noche Buena del año 1945 llega el tren al pueblo siberiano Mariinsk. Escoltados por soldados delMWD, los prisioneros debían marchar dos kilómetros por una calle larga y nevada, llevando consigoa los enfermos y a aquellos que tenían sus miembros congelados, mientras que los muertos erantransportados en trineos. Su nuevo campo de repartición estaba rodeado de alambre de púas y deuna línea mortal. Durante la primera noche, en una estación de cuarentena, finalmente le fue robadasu chaqueta alemana a Krasnow. Al día siguiente se enfermó, tuvo escalofríos y mareos y le costómantener el pedazo de pan y la sopa aguada que les fue entregada después de 24 horas.

Al tercer día, apareció un preso bien vestido para el criterio carcelario y preguntó si entre ellos habíaalgún «cabeza hueca» (en la jerga del campamento se refiere a un intelectual) capaz de escribir bien.Krasnow levantó la mano y el compañero lo llevó al «departamento cultural-educacional». En eledificio del club, Krasnow tuvo la posibilidad de mirarse al espejo después de largo tiempo. «Vi unsiniestro vagabundo, con una cara flaca y sucia llena de cerdas, el largo pelo semejaba espinas de unpuerco espín, sus ojos hundidos irradiaban locura. «¿Éste soy yo?» preguntó en voz alta. «Éste esusted», respondió su nuevo compañero.

Este compañero lo encargó a una antigua actriz de teatro de San Petersburgo, que en sus tiemposfue cortejeada por su abuelo Krasnow, y aquí tuvo la ocasión de ducharse, afeitarse y comer cuantopodía. Comió de una vez «diez pintas de sopa, una olla de avena mondada y casi seis libras de pan».El se convirtió en «el niño acogido de la gran familia de los artistas deportados».

Krasnow fue designado a trabajar en el departamento textil; diez horas diarias tejía en el telar ydespués trabajaba con el grupo de artistas. Pero a raíz del trabajo, la desnutrición y la falta devitaminas, sufrió un colapso que lo llevó a la enfermería. El grupo artístico lo mandó a trabajar a lalechería, pues en la enfermería escaseaban los medicamentos y allí aprovechó de tomar algo de lechey consumir verduras, como zanahorias y cebollas crudas o papas cocidas secretamente, que lerobaban los compañeros.

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En 1948 la Unión Soviética bloqueó Berlín del Oeste y comenzó la Guerra Fría. El régimenestalinista reorganizó el sistema del campamento por temor a desórdenes internos. Los «políticos»fueron separados de los «criminales» y en 1951 Krasnow fue trasladado a un campamento especialpara presos políticos. «Ahora comenzaron los años más terribles de mi estadía en los campamentos.Los prisioneros hambrientos incomodados por esposas, eran comprimidos en vagones especiales, endepartamentos con un mínimo de aire, sin agua y sin la posibilidad de poder hacer sus necesidades.Vigilados por ametralladoras, por bandidos que eran soldados acompañantes y perros mordedores,viajamos al fondo de Siberia, a Taischet. Doce de nosotros eran empujados hacia un departamentopara seis personas. No podíamos ni voltearnos ni sentarnos. La gente vestida con chaquetas ypantalones acolchados perdía el conocimiento por el amotinamiento y el calor, a pesar de la fuertehelada del exterior. Muchos no aguantaron e hicieron sus necesidades, lo que llevó a tal ediondez,que la gente deseaba morirse. Incluso hasta hoy día, cuando recuerdo este viaje siento malestar y unmiedo salvaje», escribe Krasnow.

Viajaban por un trayecto recién construido que llegaría hasta el Pacífico. En la medida que avanzabala construcción, el campamento era trasladado hacia delante.A lo largo de la vía férrea se situaban campamentos unidos a la vía por un pequeño camino. Raravez se veían vehículos. Los prisioneros eran descargados en el desierto y allí debían construir,generalmente utilizando sólo sus manos, cavidades en la tierra para su propio alojamiento, el caminoa los rieles, las barracas, las cocinas y los baños para los guardias y como último las barracas paraellos mismos.

Krasnow describe en este capítulo de su libro «Rusia oculta» el sistema de campamento soviético,que más tarde es conocido como GULAG. Los campamentos están rodeados por un cerco demadera. Por los dos lados hay una zona de tiro con acceso prohibido. Los puestos pueden tirar acualquiera que se encuentre en esta zona. En el verano, estas fajas son aradas y rastrilladas paraponer de manifiesto cualquier huella; en el invierno, las huellas son vistas en la nieve. Perrosadiestrados, amarrados a largas cadenas andan alrededor del campamento. Al exterior delcampamento en cada cuatro esquinas se encuentran nidos de ametralladoras, en caso de un posiblemotín. Por la noche se prenden focos. El campamento está dividido en zonas de trabajo y vivienda.Cada campamento produce su propia energía. Los campamentos pequeños que no tienengeneradores de reserva prenden por la noche fogatas alrededor del cerco y cada cuantos metros paraun puesto.

Krasnow describe la vida cotidiana del campamento. Al comienzo de la noche los presos debían salirde las barracas para ser contados y después de entrar eran encerrados con llave. Cada barraca teníaun ediondo balde como retrete. Los presos tenían números cosidos en su ropa y por los cuales eranllamados. Algunos tenían un permiso especial y podían escribir y recibir correspondencia dos vecesal año.

Delitos como la posesión de más de la cantidad permitida de tabaco o de un clavo o el fumar uncigarrillo con papel de diario en el cual hay una foto de Stalin, era castigado con incomunicación.

Mientras la Alemania de Hitler aniquilaba sus presos a través del trabajo, la Unión Soviética bajoStalin aplicaba el trabajo como castigo. En invierno con helada y nieve trabajaba Krasnow en la tala;cuando había deshielo, en el fondo del barro y en verano en una nube de mosquitos. Trabajaba comoconductor de tractor, en la construcción y en el torno. Por la noche el comandante que habíadescansado por el día, mandaba a buscar presos singulares para su «entretención» y, borracho ymalhumorado, les gritaba hasta el amanecer. Al día siguiente estos presos debían trabajarsemidormidos. El reiterado recuento y la espera en el portón del campamento podían durar unahora, una hora en que los presos debían estar parado bajo temperaturas de 35 o 40 grados bajo cero.

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El trabajo consistía en acarrear la leña por kilómetros. Ocho hombres eran enganchados a un carro,que transportaba leña. Las correas cortaban en los hombros, el pulmón crepitaba. También el áreade la tala estaba alambrado y vigilado por perros, cadenas de puestos de guardia y ametralladoras.Ocasionalmente huían prisioneros, pero esto era lo mismo que suicidarse. El que alcanzaba a huir delos guardias y los perros, moría inevitablemente en el desierto.También ocurría que presos eran fusilados. Krasnow había entablado una amistad con Franz, unjoven alemán. Franz había sido el mozo de un general alemán y por haber sido encontradopolíticamente importante llegó al campamento de trabajo en vez de ser prisionero de guerra.Krasnow sabía alemán y para Franz, que no dominaba el ruso, era la única persona con la que podíacomunicarse. Un día Krasnow observó a un guardia encarar a Franz y alcanzó a alertarlo. Franzcorrió y el guardia lo mató por detrás, mientras Krasnow logró tirarse al piso. Más tarde se enteróque este guardia deseaba vacaciones extraordinarias y por ello quería «frustrar un intento de huida».Las vacaciones hubieran sido su recompensa.

Continuamente había vejaciones. Krasnow escribe sobre un sargento sádico: «Una vez entróprecipitadamente a nuestra barraca y nos obligó a salir a las zanjas que habíamos levantado para unaletrina. Nos puso con la cara a las zanjas y gritó: «Abajo con los fascistas. Oren a su Dios!. Atención!Focos y ametralladoras en las torres apunten a las zanjas! Fuego a los fascistas y traidores de lapatria!». Las luces prendieron. Sus rayos amarillos alumbraban las caras de los infelices hombres, queestaban sólo con ropa interior y descalzos en el barro pegajoso. «Alto!! Y ahora, ustedes chanchos deHitler, les dio miedo? Ha, ha, ha! Devuelta a la barraca! En marcha! Todos, y el último recibirá unabala en su cabeza!». Es verdad que el último no fue asesinado, pero dos de los prisioneros de másedad murieron de un ataque al corazón.

Stalin murió el 5 de marzo de 1953. El puño de hierro de la MWD comenzó a aflojarse. Krasnowfue transportado con otros prisioneros a Omsk, una cuidad más al sur de Central Siberia. Allí trabajóen la construcción de una refinería de petróleo y en diciembre de 1954 fue llevado a las cuencascarboníferas de Karaganda. Allí ya podía moverse bastante libre y recibía un sueldo. Comoextranjero, obtuvo el derecho de repatriarse, pero Yugoslavia, donde era cuidadano, no lo quería. Endiciembre de 1955 pudo viajar a Moscú. Una de las postales escritas en el campamento logró llegar auna prima en Suecia. Consiguió una visa a Suecia, tomó el tren a Berlín del Este, experimentó en elmomento del milagro económico del centellante Berlín del Oeste sus primeras horas de libertad yvoló a Suecia, en donde se enteró que su esposa vivía en Argentina y su madre en USA. Las dosmujeres habían huido en Austria a las montañas, después de saber de la deportación de los hombres.

En las primeras cuatro semanas de su estadía en Suecia Krasnow escribió el libro «Rusia oculto». Eltítulo quiere decir que el pueblo ruso siguió siendo fiel a sí mismo a pesar del régimen comunista.Krasnow distingue severamente entre la Unión Soviética y el pueblo ruso. Él escribe como un «firmeanticomunista de principios». Krasnow desprecia a Hitler, pero nunca cuestiona su participación enel lado alemán. «Peleamos por una idea», la idea de una Rusia anticomunista. También él deseaba unaintervención extranjera. «En esos años hubiera bastado una relativamente pequeña intervencióndesde el aire para desencadenar una revolución de los presos.». Las vías de comunicaciones en laUnión Soviética estaban cortadas y Rusia hubiera sido liberada. Acusa a los ingleses de traición,como si los cosacos hubieran sido sus aliados. El libro de Krasnow es editado en una pequeñaeditorial en New York, primero en ruso y más tarde en inglés y alemán.

Después de terminar su libro, trabaja como leñador para juntar la plata para su pasaje a Argentina.Su esposa vendió un prendedor que había guardado para una emergencia y en diciembre de 1956Krasnow llegó en barco a Argentina para encontrarse con su señora después de 11 años. Los dostrabajaron duramente por un año para poder traer a la madre de Krasnow hacia ellos, pero al logrartener el pasaje y la visa, la madre muere en Nueva York.

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Nikolai Tolstoy escribe que Krasnow muere poco después de la publicación de su libro, y que esbastante seguro que fue asesinado por agentes soviéticos. Sobre el destino de su esposa Lili no sesabe nada. En los múltiples documentos y libros sobre el hundimiento de los cosacos, las mujeressólo juegan un papel secundario y al finalizar este rol, ya no son mencionadas. (La esposa de PiotrKrasnow, Lydia, también huyó y murió en Munich el 23 de julio de 1949, según fuentes italianas).Del corto epílogo del libro de Krasnow sobre su estadía en Argentina no se desprende si elmatrimonio Krasnow tenía información sobre la huida de la esposa de Semjon con su recién nacidobebé Miguel al país vecino, Chile.

El viejo general Piotr Krasnow, su hijo Semjon, von Pannwitz Domanow y algunos altos oficiales,que habían combatido en las «asociaciones voluntarias» de la Armada alemana, fueron condenados amuerte y ejecutados en enero de 1947 en Moscú por un colegio militar del Tribunal Supremo de laURSS. El informe de prensa dice: «Estuvieron activos como agentes del servicio alemán deespionaje, lucharon durante la segunda guerra mundial con unidades de la guardia blanca formadaspor ellos, contra la Unión Soviética y ejercieron activamente acciones de espionaje, diversión y terrorcontra la Unión Soviética. Los acusados se confesaron autores de todos los cargos imputados. Segúnel párrafo 1 del decreto de la Presidencia del Soviet Supremo de la URSS del 19 de abril de 1943 elcolegio del Tribunal Supremo condena a todos los acusados a la muerte por horca. La sentencia yafue ejecutada.»

Piotr Krasnow no fue ahorcado, sino fusilado en el patio de la cárcel de Lefortowo. El 23 de abril de1996 Helmuth von Pannwitz es rehabilitado por la fiscalía general en Moscú. La fiscalía de Moscúexplica esta rehabilitación por la ilegitimidad de la sentencia. Pannwitz no puede ser responsabilizadopor la imputada muerte de 15 partisanos, dado que estos habían sido previamente condenados amuerte por un tribunal croata.

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4 PARTE: El ángel de la venganza

I. Un combate en Santiago de Chile

Santiago, Capital de Chile, el 5 de octubre de 1974: Un año atrás había derrotado el GeneralPinochet por medio de de un sangriento golpe militar al Presidente socialista Salvador Allende.Fotografías del estadio de Santiago repleta de prisoneros políticos, por haberse quedado pequeñaslas prisiones, dieron la vuelta al mundo. En este país sudamericano, la izquierda era peseguida deforma sistemática. Las Fuerzas Armadas estaban decididas a quebrar toda resistencia todavíaexistente por medio de tortura y asesinato.

En especial buscaban a Miguel Enríquez, el líder de la organización clandestina MIR (Movimientode la Izquierda Revolucionaria). Miembros del MIR arrestados y torturados habían revelado algunasinformaciones sobre él. El servicio secreto DINA logró así saber el barrio en que vivía, que en lacasa vivía una mujer embarazada, que los dos manejaban un Renault 4, que la casa tenía una fachadade color azul celeste y la de enfrente de color verde esmeralda ...

Los agentes de la DINA encuentran una casa en la calle Santa Fe con estas características, Se acercancuidadosamente, de la casa salen disparos, los agentes buscan protección y piden refuerzo. Habíanlogrado encontrar el escondite de Miguel Enríquez y su compañera embarazada Carmen Castillo(por razones de seguridad, Carmen Castillo había mandado a sus dos hijas pequeñas al extranjero).

Miguel Enríquez defendió la casa con su ametralladora, mientras otro miembro del MIR, que seencontraba en la casa, logró a escapar por la puerta trasera. Los agentes de la DINA, cada vez enmayor cantidad, rodean el terreno y disparan con ametralladoras y granadas de mano. CarmenCastillo fue herida en el brazo y cayó al piso. Miguel Enríquez dijo: «Te dieron ... despierta!» y laarrastró lejos de la zona de fuego. Él estaba herido en la mejilla por una astilla de granada. Losagentes no sabían que sólo él disparaba, se imaginan muchos guerrilleros y tienen especial cuidado.Recién después de dos horas, finalizan las salvas y detonaciones. Miguel Enríquez estaba muerto. LaDINA había obtenido su máximo logro.

Los hombres pateron entonces la puerta. Uno de ellos tiró a Carmen Castillo del pelo, le rompió losdientes y le escupió. Un segundo hombre se le acercó y comentó: «Está herida y embarazada, hayque transportarla». La llevaron al Hospital Militar, donde fue operada y trasladada más tarde a unpabellón estrictamente vigilado. Ella tenía la suerte de pertenecer a una familia chilena influyente, loque la salvó de la tortura. Los agentes intentaron sacarle información con amenazas y mentiras, peroCarmen Castillo callaba.

Entonces se le acercó un oficial interpretando el papel de bonachón: « Cómo está tu herida? ... Yofuí el que te salvó la vida. Yo dí la orden de sacarte de la casa. Yo fui el que dio la orden de tutransporte. La persona que te abofeteó te hubiera liquidado al instante, si no hubiese aparecido yo».

Ese oficial del servicio secreto es Miguel Krassnoff, nacido el 15 de febrero de 1946 en el hospital deLienz, nieto del general cosaco Piotr Krasnow e hijo de Semjon Krasnow, fallecido en un GULAGsoviético. Su madre hubiera querido alejarle de la carrera de oficial, pero él continuó con la tradiciónmilitar. En 1974 realizó un curso en la estadounidense Escuela de las Américas de Panamá, dondeconsiguió estar entre los 65 mejores participantes. Por su colaboración en el asesinato de Enríquez,Krasnoff fue el primer oficial desde la guerra del Pacífico en recibir de manos de Pinochet la OrdenMedalla al Valor. (El Mercurio, 6.7.03)

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A Krassnoff le gustaba hacer el papel de «bueno» en los interrogatorios. Cuando los otrostorturaban y maldecían, venía Krassnoff y tomaba una actitud comprensiva. «Debemos evitar elderrame de sangre», le dijo también a Carmen Castillo, «es absurdo que los pocos miembros buenosdel MIR se dejen matar por absolutamente nada. Ayúdanos a encontrar a Andrés y Mary Ann, tú lespuedes salvar así la vida». Recién en su exilio en París se enteró Carmen Castillo de que Krassnoffera un anticomunista fanático y uno de los líderes oficiales de la DINA. En sus recuerdos «Santiagode Chile- un día en octubre» describe a Krassnoff como dinámico, ambicioso e inteligente. Es pocollamativo y usa siempre la misma chaqueta deportiva un poco gastada; su pelo es liso y peinado haciael costado. Su expresión la irrita y la impresiona. Krassnoff la interroga frecuentemente. Suprocedimiento es metódico, riguroso, pero nunca apurado.

En uno de sus interrogatorios mandafuera a los guardias, junta su silla a la deella y le ofrece un cigarrillo. Es tiempo decarnaval y los dos observan a la juventudbailar y cantar en las calles. «Ves tú, ellosson felices», le dice Krassnoff, «ya notienen nada más que temer. El paísresucita pues se ha liberado de la amenazatotalitaria» (se refiere al comunismo).«Nosotros estamos aquí en Providencia,en el barrio de los ricos», responde ella,«esto no se puede olvidar. Los ricosfestejan su victoria. Pero allí enfrente, enlos barrios del pueblo, usted noencontrará mas que silencio, odioreprimido, hambre». «Te equivocas, entodas partes están festejando carnaval.Que increíblemente ciegos son ustedes.Yo no estoy ni a favor de los ricos ni delos demócrata cristianos. Hasta lasublevación del 11 de septiembre (serefiere al golpe militar de 1973) dí clasesde ética en la Academia de Guerra. Ahoracumplo solamente mi deber: defiendo elorden y la libertad contra los extremistas.Ustedes son los que me obligan a larepresión- son los métodos de ustedes, losque utilizamos ...».

La presión internacional a la dictadura militar se hace tan poderosa, que tienen que liberar a CarmenCastillo. El jefe de la DINA Manuel Contreras, y Krassnoff la van a buscar personalmente alhospital. «Vas a viajar», le dice Krassnoff a Carmen Castillo. «¿Adónde?», pregunta ella, «alextranjero» responde Contreras, y añade que esto se lo debe a la bondad de Pinochet – si fuera por laDINA, ella no hubiera sido nunca puesta en libertad.

Durante el viaje al aeropuerto, Krassnoff le da algunos consejos paternalistas: «Ocúpate un poco delas dos niñas. Se una buena madre, comienza una nueva vida, conviértete en una mujer como lasotras ..., y no se te ocurra volver a Chile! No habrá un reencuentro ... te esperaremos aquí. Y yaahora te puedo decir, que no te trataremos tan indulgentemente como hasta ahora».

Miguel Krassnoff. En “La Tercera”, periódico chileno,edición del 10 de junio de 1999

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Krassnoff podía ser benévolo cuando tenía éxito. Y su mayor logro personal había sido encontrar aMiguel Enríquez. Todo el aparato militar chileno había estado buscando a Enríquez. La unidadmilitar, el servicio secreto o el soldado que lo encontrara subiría en la jerarquía militar y en la estimade la Junta. Krassnoff lo logró.

Krassnoff era tan brutal como inteligente. Él había recopilado informaciones aisladas extraídas a losprisioneros bajo tortura. Fue él quien en la casa de tortura, desde la que actuaba su unidad, juntó alos presos y comenzó con ellos a cercar el barrio donde suponían a Miguel Enríquez. Élpersonalmente dirigió el asalto a la casa, y fue quien volvió al centro de tortura con la pistola deEnríquez y el dinero encontrado en la casa, que repartió, como recompensa, a cada uno de losagentes involucrados.

En octubre de 1974 la DINA ya había logrado capturar una importante parte de los miembros delMIR, y con la muerte de Enríquez lograron su victoria decisiva. Después de que la cúpula de laorganización fuera derrotada, los miembros existentes no tenían capacidad para mantenerse. Lascárceles se llenaron con mujeres y hombres del MIR.

II. La dictadura militar chilena y el servicio secreto DINA

“ ...Cuando lleves más tiempo trabajando con nosotros, entenderás que todo, entiendes, todo nosestá permitido» (un bolchevique a otro, en: Piotr N. Krasnow, “El odio eterno”, página 124).

La Junta Militar estaba compuesta por los cuatro Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas: laMarina, la Fuerza Aérea, el Ejército y Carabineros. En la punta estaba el General del Ejército,Augusto Pinochet. Pero Pinochet quería ser más que sólo uno entre los cuatro hombres maspoderosos de Chile. Y realmente logró 17 años de autocracia. La creación de la DINA fue decisivapara esta poderosa posición.

Manuel Contreras, el hombre que junto a Krassnoff acompañó a Carmen Castillo al aeropuerto,ocupaba durante el golpe el puesto de Teniente Coronel y Comandante del Cuartel «Tejas Verdes» enSan Antonio, un pueblo al oeste de Santiago.

El 11 de septiembre demostró Contreras su eficacia. En otras partes eran detenidos todos aquellossupuestamente izquierdistas, mientras que Contreras arrestaba sólo a los que tenía encausados y enlistas precisas. Así puso fin a una huelga portuaria invitando a cuatro sindicalistas a su oficina, cuyoscadáveres fueron entregados al día siguiente a sus familiares. Por su perseverancia y su falta total derespeto, Contreras era el hombre indicado para las ambiciones de poder de Pinochet.

Contreras comenzó ya en noviembre de 1973, es decir dos meses después del golpe, con la creaciónde un servicio secreto propio: la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), que fue oficialmentefundada en junio de 1974. La tarea de la DINA era separar a los presos consideradosextremadamente peligrosos del resto de presos. A diferencia de los demás servicios secretosexistentes en las cuatro ramas, la DINA rendía cuentas solamente a Pinochet. Era su base de poder.La DINA se sumó a los ya existentes servicios secretos, entre los que pronto comenzó unacompetición que ocasionalmente llegó incluso a las armas. La DINA salió vencedora.

La DINA se instaló con un poder absoluto en el centro del estado militar y se destacó de este estadoterrorista por un notable y propuesto aumento del terror. Hizo «desaparecer simplemente a lagente», igual como Piotr Krasnow hace decir a un agente de Tsheka en su novela «Del águila del Zarhacia la bandera roja».

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A comienzos de 1974 comenzó la DINA con sus típicos arrestos: agentes de civil sin orden dedetención y en autos sin matrícula sacaban a mujeres y hombres de sus casas, los metían a los autos,les vendaban los ojos y los llevaban a lugares secretos en donde comenzaban inmediatamente atorturarlos. No eran detenciones masivas como en la Unión Soviética de Stalin; la DINA seconcentraba sólo en los cuadros de las organizaciones clandestinas.

El cuartel general de la DINA era una casona en la calle José Arrieta (Nº 8200), la Villa Grimaldi.Éste era al mismo tiempo centro de prisión y de operaciones. Desde allí operaba la «Brigada deInteligencia Metropolitana»(BIM).

A comienzos de 1975, durante el punto culminante de los arrestos, trabajaban en la Villa Grimaldialrededor de 35 oficiales de la DINA, y tres turnos, de entre 30 a 36 soldados cada uno, a cargo de lavigilancia. Desde Villa Grimaldi operaban además, seis «unidades operativas», cada una compuestaspor cinco hombres y de vez en cuando por una mujer. Dependiendo del encargo, una unidadoperativa tenía uno o dos autos, siempre dejando cupos libres para el o los arrestados. Igual que elpersonal restante, estas unidades trabajaban de civil y con las técnicas clandestinas de lasorganizaciones de la resistencia. Los agentes usaban pseudónimos; los prisioneros debían usarvendas y capuchas para no reconocer a sus torturadores.La DINA operaba en casas privadas que habían sido compradas o confiscadas, y en las cuales debíanencontrar espacio cada vez más presos. Pronto apestaba a orina y transpiración.

Mientras el servicio secreto soviético usaba para su transporte de prisioneros, camiones de pan, laDINA usaba camiones frigoríficos confiscados de la empresa pesquera EPECH.

Una de las casas de tortura estaba en la calle Londres No. 38, una de las pocas calles idílicas en plenacentro de Santiago. Hasta el golpe, el edificio perteneció al partido Socialista y desde fines de 1973fue utilizado por la DINA. Igual que todas sus casas en Santiago, era inadecuada como centro deprisión. Los vecinos observaban las entradas y salidas de los agentes, y de los autos que llevaban a losdetenidos. Los gritos nocturnos de los torturados tenían que acallarse con fuerte música. A raíz delas muchas detenciones, se repletó rápidamente el edificio. «Entre 70 y 80 personas estaban en unasala, en la que se contagiaban unos a otros, sin aire, sin luz natural y sin comida. Día y nocheescuchábamos como torturaban a los presos, eso cuando no nos torturaban a nosotros mismos». Enseptiembre de 1974 esta casa fue abandonada y los presos llevados en grupos a otros lados; uno deestos grupos desapareció por siempre.

Dos unidades operativas (Halcón 1 y Halcón 2) trabajaban desde Londres 38 y desde una cárcelsecreta en la calle José Domingo Cañas. Se componían de seis personas y pertenecían a la alianzaoperativa Caupolicán. Su tarea era la destrucción del MIR. El jefe de las dos unidades Halcón, ydesde mayo de 1975, de Caupolicán, fue Miguel Krassnoff.

El MIR era un partido de izquierda, creado igual que otros movimientos guerrilleros enLatinoamérica en la década de los sesenta. Al perfilarse la posibilidad de una victoria de la izquierdachilena por la vía democrática, y tras la elección del socialista Salvador Allende como presidente en1970, el MIR abandonó su enfoque guerrillero y se entregó a una política de «apoyo crítico» a laUnidad Popular de Allende. En comparación con los otros partidos de izquierda, el MIR era unpartido pequeño, pero bien preparado y organizado. La base se componía de células de generalmentecinco militantes con pseudónimos. El partido controlaba el contacto entre cada célula. Muchosmiembros del MIR se conocían sólo bajo su seudónimo.

La DINA torturaba con mas sistematicidad que los otros aparatos represivos. Todo lo que ocurríaen las prisiones secretas de Villa Grimaldi o Londres 38, era en función de la tortura. Un recién

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detenido no era registrado, golpeado o agotado por interrogatorios nocturnos interminables o porincomunicación, así como lo describe Nikolaj Krasnow. Los agentes de la DINA preguntaban por elnombre del detenido y rápidamente lo amarraban a la «parrilla». A través de golpes de corriente lavíctima era torturada hasta «ablandarse», y entonces comenzaba el interrogatorio sistemático. Lasprimeras horas después de la detención eran las más importantes: los compañeros afuera, todavía sesentían seguros, el detenido no había tenido tiempo a inventarse una cohartada y ni se habíacomunicado con sus compañeros en prisión. Como normalmente el detenido era la única fuente deinformación, se le debía estrujar en el mínimo de tiempo lo máximo de información. Para quebrar laresistencia del detenido, los torturadores usaron, al comienzo de la DINA, demasiada violencia ymataron a sus víctimas, contrario a la orden de «los queremos vivos» y liquidando así su fuente deinformación. Habiendo sido reclutados de manera apresurada y en concurrencia con los otrosservicios secretos ya existentes, los torturadores de la DINA debieron aprender durante su trabajo elequilibrio óptimo entre sistematización y brutalidad. Torturadores que únicamente son brutos, sonmalos torturadores. Mientras se desquitan con sus víctimas, éstos refuerzan su resistencia interna. Elo la detenida es una presa valiosa para sacar informaciones que pueden llevar a numerosasdetenciones nuevas, por lo que el propio horario de servicio no importaba. El éxito de detención ytortura de los agentes de la DINA, que trabajaban bajo premura de tiempo y presión competitiva,consistía en lograr una cadena, lo más larga posible, de detenciones sucesivas.La tortura tiene el mayor éxito cuando se acerca en el mínimo tiempo lo más posible del límite de lainconsciencia o de la muerte, y es por ello que la tortura requiere conocimientos previos o de ayudamédica.

La Colonia Dignidad en el sur de Chile, habitada por alemanes, servía a la DINA como centro deaprendizaje. Grupos de 50 a 100 agentes aprendían allí por turnos el método adecuado para que latortura dejara el mínimo de huellas visibles. La opción de entregar los presos a cárceles comunes, deasesinarlos o de liberarlos, debía quedar en el aire el máximo de tiempo posible. La «torturainteligente» reemplazaba al quiebre de huesos, que había logrado sólo mutilaciones, locuras oasesinatos. Recién en 1975 logró la DINA dominar métodos como la fabricación de organigramas delas organizaciones clandestinas, el uso de drogas, hipnosis y presión psicológica.

Un firme componente de la tortura eran las violaciones. Éstas no dejan huellas visibles y en los ojosdel victimario era éste un delito de caballero. Una mujer violada bajo tortura sufre una experienciadoblemente dolorosa e inolvidable para toda su vida. La violación era una de las técnicas de torturadel extremadamente brutal Max Romo, que pertenecía a la unidad de Krassnoff. Romo obtuvo cartablanca para violar después de una indisciplinada violación masiva. Los altos oficiales de la DINAhabían festejado el Año Nuevo 1974/75 en sus casas, dejado alrededor de 150 detenidos en la VillaGrimaldi a merced de los guardias. Estos se emborracharon y comenzaron a violar indistintamente.Pronto estaba la mayoría sin ropa y sin armas. Una de las presas, Luz Arce, colaboradora de laDINA después de haberse quebrado bajo la tortura, sometió al guardia que quería violarla, loamarró, se encerró con él en una oficina y telefoneó a un oficial pidiendo ayuda. Hubiera estado encondiciones de tomar una ametralladora y liberar a los otros prisioneros. El oficial junto a otros tressoldados en uniforme de guerra, llegó rápidamente y controló la situación. Desde esa noche, en quelas violaciones descontroladas se mostraron como un alto riesgo de seguridad, se permitieron lasviolaciones a los rangos menores sólo con el permiso de un superior. De esta forma recibió Romosu permiso en blanco. Krassnoff como su superior, debió haberle dado el permiso o a lo mejordebió habérselo conseguido. Desde esta noche las violaciones no solamente eran de facto, sino queaceptadas formalmente como método de tortura.

Krassnoff tuvo problemas en compatibilizar esto con su honor de oficial. No es que estuviera encontra de la tortura, pero la combinación de tortura y violación no era compatible con su moral. Undía una presa le habló sobre su violación por parte de un agente, y él respondió: “Esto es imposible.

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El Ejército chileno no viola mujeres”. Después de investigar esta acusación, Krassnoff, el superiordirecto del violador notorio Romo, le dice a la mujer: “Esto fue en tu imaginación ”.

Es posible que Romo haya sido el único torturador de la DINA que daba su nombre y mostraba sucara a los detenidos. Ex presos en Chile y en el exilio, dieron a conocer su nombre, y el MIR fabricóun volante con su cara y su nombre. En octubre de 1975 la DINA lo retiró del servicio, entregándolea través de Krassnoff y otro oficial un pasaporte falso y algo de dinero y mandándolo a Brasil a lacasa de un hombre de contacto. Krassnoff le mandó más tarde US$1.000,- y le pidió que tuvierapaciencia. En 1979, Romo enfermó gravemente y el médico le aconsejó volver a Chile. La familiavende todas sus pertenencias y paga con lo recaudado sus pasajes de regreso. Una vez en Chile,Romo pide ayuda a sus antiguos jefes de la DINA, que se la niegan. Romo recuerda: “También ví aKrassnoff, pero todo estaba mal, no me ayudaron”. La familia vendió sus últimas pertenencias enChile, y voló con ese dinero de vuelta a Brasil.

«Aquí no tiene importancia a donde van a ser designados»

«Se trata de la guerra mutua contra el bolchewismo. Y aquí no tiene importancia a donde serándesignados», dijo Piotr Krasnow en 1943, en su visita a la división de Pannwitz.

Su nieto Miguel Krassnoff había encontrado su lugar en esta guerra. Muchos testimonios de presospolíticos sobrevivientes, atestiguan que Krassnoff participó en las detenciones y torturas. Kasnoffen persona conducía el Peugeot 404 o el FIAT 125 que usaba el comando de detenciones. En laDINA era usual que la persona que había detenido a una persona determinada estuviera presente enel primer interrogatorio y la primera sesión de tortura. Hasta qué punto el propio Krasnoff usó losaparatos de tortura es de difícil constatación, pues los presos solían llevar los ojos vendados paraimpedir que reconocieran a su torturador.

Una antigua presa política, Marcia Merino, cuyo nombre volverá a aparecer más adelante, escribió ensus memorias: “Estoy segura de que Krassnoff participó activamente en la tortura de detenidos.Para conseguir las informaciones que quería no tenía piedad. Todavía resuena en mis oídos la fraseque solía repetir: “Dénselo” o “Acaben con él”. Pegaba a los presos durante el interrogatorio”.Maximiliano Ferrer Lima, su superior y rival, lo llamaba “carnicero”. Por su rango de oficial podríahaber dejado el “trabajo sucio” a otros. Muchos testimonios bajo juramento de ex presos que loreconocieron bajo sus vendas o por su voz lo identificaron como partícipe de las torturas ydirigiendo los interrogatorios. En el centro de tortura en la calle José Domingo Cañas, el despachode Krassnoff quedaba justo enfrente de la sala de tortura y éste podía, separado sólo por unpequeño pasillo, dirigir desde su escritorio las torturas. En resumen: Krassnoff fue un torturador.

Krassnoff perteneció a la DINA desde enero de 1974, es decir antes de su fundación oficial.Aparentemente fue él quien construyó la DINA en Santiago, mientras Contreras estaba todavía enTejas Verdes. Nadie fue obligado a entrar de oficial al servicio en la DINA,- personas demasiadohumanas para este servicio no servían a Contreras. Krassnoff era uno de esos jóvenes oficiales,perseverantes, ambiciosos y fanáticamente anticomunistas que tanto gustaban a Contreras. Noconocemos las razones por las cuales Krassnoff se incorporó a la DINA, pero todo lo que su madrele había contado de la historia familiar de los Krasnow, y todo lo que él había leído de y sobre suabuelo Piotr y su primo Nikolaj, debieron haberle influenciado en su odio contra la Unidad Popularde Allende. La imagen de gente rompiendo con la tradición social y tomando el destino en suspropias manos no encaja en su concepto del mundo.

Krassnoff hizo carrera como oficial del servicio secreto. En agosto de 1974 fue ascendido -posiblemente por sus servicios en la construcción de la DINA- a capitán. Krassnoff fue un oficial

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ejemplar. Fue el superior más duro, pero no el más brutal, se recuerda uno de sus subalternos de lostiempos de la DINA: «Cuando los otros terminaban, él seguía».

En uno de los primeros libros sobre la DINA se dice sobre Krassnoff: «En el día del golpe,Krassnoff participó en el asalto a la casa de Salvador Allende y ascendió a capitán. Desde elcomienzo perteneció a la DINA. Es de ascendencia rusa y habla un poco de ruso. Uno tiene lasensación de que vive una situación económica estrecha. Los que lo conocen lo caracterizan comointeligente y absolutamente entregado a su trabajo. Trabaja 12 a 14 horas diarias, tiene graninfluencia sobre sus subalternos y convirtió el grupo «Halcón» en el mejor combatiente contra elMIR , al cual le proporcionó los más duros golpes. Por ello es culpable de muchos asesinatos ... Supersonalidad inestable también se demuestra en su entrega casi mística al trabajo. Él es duro yviolento, aunque trata siempre de ocultar este lado de su personalidad al prisionero e intentamostrarse como enemigo de la tortura. El justifica el uso de la violencia, pues es inevitable para ellogro de su meta. Por ello causa la impresión de ser enérgico y eficaz. Contrario a otros oficiales,Krassnoff no tolera el robo: durante su mando sobre Caupolicán y Halcón castigó con sancionesdisciplinarias a los subalternos pillados en un robo. Es uno de los oficiales mas temidos en la DINApor su intransigencia. Los que lo conocen, informan que odia profundamente a los miembros de lospartidos de izquierda, pues los responsabiliza, de una manera especial, de su propia humillación». Eltexto continúa diciendo que Krassnoff es políticamente inculto, aunque en ocasiones se declara encontra de la burguesía y está convencido de que el régimen militar es totalmente independiente deintereses económicos. Esta apreciación reproduce la posición política de Krassnoff, alcanzada trasun arduo estudio de sí mismo.

“Es de estatura atlética, rubio, de pelo corto peinado hacia un lado, ojos café y un mentón marcado.En general usa ropa deportiva pero sin elegancia. Siempre está armado con dos pistolas, unaBrowning y un Colt 45 y en su auto guarda una ametralladora AKA”. Muchos de los presossobrevivientes describen su sonrisa despectiva, ambigua.

Krassnoff da mucha importancia a la jerarquía y al tratamiento correcto. Se enojaba cuando expresas convertidas en agentes, se sentaban a la misma mesa o salían con rangos superiores de laDINA. Partiendo de la base que la DINA encabezaba una guerra contra el marxismo, Krassnoffnombraba a los presos que tenían una función de jefatura en su partido “oficiales”. Torturadores ytorturados eran para él oficiales victoriosos u oficiales vencidos. Era capaz de decirle a un prisionero:“Espero una conducta honorable y responsable”.

Tras el golpe, el ejército chileno estaba convencido de llevar a cabo una guerra contra el marxismo.Esta doctrina encajaba perfectamente en la historia familiar de Krassnoff. Su abuelo, su padre y sutío habían sido vencidos, él salió vencedor. Él no se dejó engañar por el ejército británico ni fueinterrogado por los agentes de Stalin: él mismo engañaba e interrogaba. Durante el asalto a laresidencia privada de Allende debió tener la gratificante sensación de ser él, el nieto, quienfinalmente conseguía aquello en lo que su abuelo había fracasado en Petrograd.

Sólo existe un informe sobre un momento débil de Krassnoff en su tiempo en la DINA. Losguardias de uno de los centros secretos de tortura habían mandado a limpiar las armas a un detenido.Obviamente no existían municiones en esa sala. El preso encaró un fusil – no se sabe si pordiversión o para controlarlo – y en este momento entró Krassnoff. Éste levantó las manos y el presoexplicó entonces la situación. Krassnoff desapareció y castigó a los guardias junto con el preso.

La influencia de Krassnoff en la DINA fue superior a lo que uno hubiera podido inicialmenteimaginarse por su rango de oficial. “En realidad Krassnoff Marchenko tenía mayores atribucionesque los otros jefes de departamentos, era superior a lo formal”. Después del asesinato de Miguel

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Enriquez, Krassnoff ascendió cerca del comandante superior de la DINA, el General Contreras.Otros debían pedir una audiencia en la antesala para ver a Conteras; Krassnoff entraba simplemente.

III. Dos mujeres se acuerdan de Krassnoff

Tres mujeres que pertenecieron a la resistencia y que después de su detención se quebraron bajo latortura, se convirtieron en agentes de la DINA. Dos de ellas lograron deshacerse de su pasado yescribieron sobre su vida con la DINA. Sus libros prosiguen la crónica familiar de los Krassnoff.

Marcia Merino

Marcia Merino era miembro del MIR desde sus inicios. Su nombre de pila era «la flaca». En el MIRconoció, se enamoró y convivió una temporada con un estudiante de filosofía, Alfonso Chanfreau.Chanfreau y Krassnoff se encontraron mas tarde como víctima y torturador.

En 1972 Marcia Merino asistió durante dos semanas a un curso de tiro (más bien poco efectivo) enCuba. Durante el golpe en 1973 estuvo a cargo de la infraestructura del MIR en Santiago y en el surde Chile. Ella era responsable del funcionamiento de la organización después de que miembrosimportantes del partido hubieran caído. Debía encontrar departamentos y casas para esconder a loscompañeros de la resistencia. De esta manera conoció a muchos miembros importantes del MIR.

En septiembre de 1973, es decir poco después del golpe, fue detenida y torturada por poco tiempo.Ella resistió la tortura; los agentes de seguridad no la habían reconocido. Pero en mayo de 1974 fuedetenido su jefe del MIR, quien la delató bajo la tortura. Marcia Merino fue detenida por segundavez. Tres meses estuvo en la cárcel de mujeres de una pequeña cuidad, hasta que la DINA, que eramás brutal y perseverante que los otros militares, se enteró de su detención. La sacó de la cárcel demujeres, le vendó los ojos y la trajo a Santiago, a su cárcel secreta en la calle Londres 38, dondeoperaban Krassnoff y su unidad Halcón. Después de una larga noche, en la cual debía escuchar losgritos de tortura de los otros presos, un hombre le sacó la venda y le dijo: “Te recuerdas de mí, FlacaAlejandra? Soy Osvaldo Romo”.

Sí, ella conociá a Romo desde antes del golpe. En aquel entonces él era el dirigente revolucionario delos habitantes de un barrio pobre y había tratado de incorporarse al MIR. Poco después del golpeapareció en la academia de guerra en donde Krassnoff daba clases de ética. Desde allí, Krassnoff loutilizó para identificar a los detenidos durante la fase de construcción de la DINA. De esta manera,Romo se convirtió en agente de la DINA y en la mano derecha de Krassnoff. Romo perteneció a launidad Halcón 1. Se hizo famoso como el más infame torturador de Chile. Fue Romo, el que, comoya dijimos, recibió un visto bueno para las violaciones de detenidas, después de la violación masivaen el Año Nuevo de 1974/75. Su afán por las violaciones llegaba demasiado lejos en opinión delmoralizante Krassnoff , quien, sin embargo, no hizo nada para detenerlo.

Torturaron a Marcia Merino, y debajo de su venda podía ver como el mismo Romo la torturaba y lemanoseaba sus genitales. Más tarde, también se acordó de la participación de Krassnoff en lastorturas. No aguantó el dolor y comenzó a delatar a sus compañeros. Por su posición en el MIR,delató a varios importantes miembros, de los cuales muchos están hasta hoy día «desaparecidos».Marcia Merino pronto se convirtió en la base de datos más importante de la DINA, y de a poco enuna agente regular.

Después de comenzar a delatar a sus compañeros, entraba solamente a la sala de torturas paraconfirmar las declaraciones de los detenidos. Para ella, esto era igual de terrible que la tortura encarne propia. Regularmente Krassnoff la hacía traer a su oficina en la casa de tortura de José

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Domingo Cañas, en donde estaban colocadas unas mesas aparentando una sala de estar o comedor.En el muro, colgaba un esquema organizativo del MIR y Marcia Merino tuvo que fabricar un ficherode los miembros del MIR y ordenar las fotos con los nombres correspondientes. En varias ocasionesdebió identificar, frente a frente, a los detenidos y confirmar informaciones seculares. Algunos deestos detenidos no han aparecido hasta hoy día.

Krassnoff utilizaba a presos como soplones contra los otros detenidos. Al estar seguro de lacooperación de Marcia Merino, le ofreció trasladarla a la prisión de la DINA Cuatro Alamos, en laque no se torturaba, pero «bajo la condición de entregar toda la información sobre lo que hablabanlos detenidos». Ella aceptó, pero les pidió a sus compañeros de celda que no conversaran en supresencia. Después de su vuelta a la prisión José Domingo Cañas, desde la que operaba la unidadHalcón, Marcia Merino tuvo la valentía de decirle a Krassnoff que había prevenido a los presoscontra ella misma. En vez de pegarle o torturarla, como ella se esperaba, Krassnoff cambió suestrategia y trató, durante largas sesiones, de convencerla de la necesidad de la dictadura militar. Enuna pieza contigua le hizo escribir su diario de vida y su posición hacia los militares.

Krassnoff se ganó a Marcia Merino comportándose como su protector. «Siempre sentí miedo deKrassnoff, pero al mismo tiempo me daba la sensación de ser el único en este infierno que me«protegía», escribe Marcia Merino. En su despacho, Krassnoff le ofrecía café y cigarrillos. Ella entróen pánico una vez que Krassnoff tuvo vacaciones y su reemplazante no le simpatizaba.

Después de volver más que satisfecho del combate con Miguel Enríquez (ver Capítulo «Un combateen Santiago), Krassnoff y otros agentes de la DINA celebraron una pequeña fiesta. Marcia Merinose sentía desconsolada por la muerte de Miguel Enríquez, pero a la vez aliviada, porque Krassnoffhabía sobrevivido: «Su presencia me daba por lo menos una cierta seguridad de que no debíaparticipar en las torturas (él la hacía trabajar en el organigrama). Él logró a través de sus maniobrasque yo lo sintiera como una «garantía de seguridad» para mí».

Los sobrevivientes de los centros de tortura de la DINA que conocieron a Krassnoff cuentan deconversaciones entre él y detenidos, solos o en grupo, en su oficina. Eran justamente los monólogosde los poderosos, descritos por su abuelo en «Del águila del Zar hasta la bandera roja», y los cualestuvo que escuchar su primo Nikolaj en la cárcel de Lubjanka. Krassnoff ponía cátedra, otras vecesamenazaba. Una vez les gritó a un grupo de detenidos, que todos ellos eran asesinos y merecíanmorir.

De sus docencias solo se transmitieron fragmentos, en todo caso no eran importantes, recuerdan susforzados auditores. Se trataba de justificaciones de la guerra dirigida por los militares chilenos contrasu propio pueblo (volveremos a este tema en el próximo capítulo). Krassnoff podía caer, por supedantería, en moralizador: un cuadro jefe del MIR, Sergio Pérez, detenido el 21 de septiembre de1974, dio direcciones sin importancia para el MIR para dar tiempo a sus compañeros a esconderse.Los agentes de la DINA fueron tan brutos en sus allanamientos, que incluso una mujer trató desuicidarse. Krassnoff le contó este hecho a Marcia Merino para que ella viera lo perverso que eranlos miembros del MIR, capaces de involucrar por razones personales a gente sin vinculacionpolítica».

¿Tenía moral el profesor de ética Miguel Krassnoff? ¿Comenzaba a dudar de sus actos? Un día sacóa Marcia Merino de su celda y le dijo: «¿Por qué tenemos que torturarlos para que hablen?» Eracomo si hablara consigo mismo, recuerda Marcia Merino. «Lo que era veraz de esta actitud, no lo sé.Puede que formara parte de su manera de dominarme».

Lumi Videla, la compañera de Sergio Pérez, era una buena amiga de Marcia Merino. Un día, elcomando de la DINA -Halcón 1 paseaba con Marcia Merino en el auto por Santiago, para reconocer

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y delatar a miembros del MIR, cuando Marcia Merino vió a Lumi Videla. Comenzó a tiritar; lapresencia de Romo en el auto tenía el mismo efecto que la tortura en la parrilla. Marcia Medino dijohaber visto a Lumi Videla, al mismo tiempo que Romo. Lumi Videla fue detenida y más tardellevaron a Marcia Merino a la sala de tortura para verla. Ella yacía desnuda «como un ovillo» en elpiso. Los hombres permitieron a Marcia Merino abrazar a Lumi Videla.

La detención del matrimonio Videla – Pérez fue uno de los grandes logros de Krassnoff. En lasconversaciones en su oficina, en las que la tortura psicológica seguía a la corporal, disfrutaba de suéxito: mandaba traer en la noche a Luz Arce, Marcia Merino y Lumi Videla. Allí ya estaba SergioPérez, tremendamente torturado. Casi no podía levantar su cabeza ni abrir sus ojos, las manosestaban amarradas con una cuerda gruesa. Sergio Pérez sonrió a Luz Arce y entonces también sonrióKrassnoff y dijo: «Ves, es verdad, se ve bien». Luz Arce se dió cuenta que Krassnoff trataba demotivar a Pérez a colaborar. Krassnoff entregó a Luz Arce una cajetilla de cigarrillos y aceptó queella le diera uno a Pérez. Este inhaló hondamente; Luz Arce sabía demasiado bien el significado deun cigarrillo en esta situación y se alarmó, porque Pérez no tenía los ojos vendados. Detenidos comoPérez, que resistieron la tortura, no podían ver a los agentes para no actuar más tarde contra ellos. Elque estaba sin venda, era un candidato seguro para la ejecución. Mientras a Luz Arce le pasabanestos pensamientos por la cabeza, Krassnoff seguía hablando de lo bien que se veía ella. El juegoque Krassnoff jugaba con sus víctimas, no dejaba lugar a dudas: también él, Pérez, podía estar igualde bien, si colaboraba con la DINA. Pérez no mostró interés, de vez en cuando miraba en silencio aKrassnoff. La DINA torturó a Pérez hasta su muerte.

Krassnoff disfrutaba aprovechando la rivalidad de los detenidos, por ejemplo entre Luz Arce yMarcia Merino. Él trató de ganar la colaboración de Lumi Videla, y ella actuó como si cooperara,pero sólo dio informaciones generales sobre el MIR. Marcia Merino recuerda: “Krassnoff tenía lamisma posición con Lumi que conmigo, una posición de “adueñarse” de la persona que leimportaba. Pienso que quería hacer lo mismo con ella que conmigo”.

Al presentir que la matarían pronto, Lumi Videla se despidió de Luz Arce y le regaló su chaqueta,-un objeto de gran valor en ese lugar, en donde cada uno sólo poseía lo puesto. Segun Luz Arce, leabrochó la chaqueta y le dijo: «Escucha Luz, Krassnoff me preguntó si yo confiaba en ti y en tucolaboración. Le contesté que no me gustaban los del partido socialista , que no te conozco y porello no te tengo confianza. Entonces, que te vaya bien!» Y realmente fue una despedida para siempre,pues algunos días más tarde, la DINA asesinó a Lumi Videla, y Luz Arce pudo observar debajo desu venda, como los guardias jugaban a los dados por la ropa de Lumi. Fue bueno que Lumi Videlahubiera advertido a su compañera, pues poco después Krassnoff llamó a Luz a su oficina y lepreguntó si confiaba en Lumi Videla. Luz Arce contesta: «Señor subteniente, no la conozco,solamente la vi una vez a comienzo del año».

Después de asesinarla, los agentes de la DINA botaron el cadáver de Lumi Videla, desnudo ymarcado por las torturas, al jardín de la embajada italiana. Públicamente denunciaron que la mujerhabía muerto en una orgía sexual de los miembros del MIR. Krassnoff sabía que la detención,tortura y muerte de Lumi Videla había golpeado fuertemente a Marcia Merino. La sacó de su celda yen el pasillo le comentó que él y su esposa lloraron al oir por radio de la muerte de Lumi. «No sé, sile vino algo de humanidad o si quería librarse de la culpa», escribe Marcia Merino. Krassnoff notuvo problemas en combinar sus papeles de torturador y de padre de famila. Krassnoff dejó hablaruna prisionera con su compañero, porque era el dia de sus cumpleaños y al mismo tiempo el de suhija. Una superviviente cuenta que estaba siendo torturada, cuando sonó el telefono en la pieza allado. La llamada era para Krassnoff. Quando Krassnoff contestó la llamada, la tortura fueinterumpida. Krassnoff habló en forma amable con su hija, y, al terminar la conversación, volvió a lasala de tortura. En una ocación llevó sus niños a la Villa Grimaldi.

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Luz Arce

Luz Arce fue miembro del Partido Socialista, el partido del Presidente Allende. Más bien porcasualidad consiguió trabajo en la secretaría de los guardaespaldas de Allende. Después del golpe,vivió y trabajó en la clandestinidad (una clandestinidad errática y mal camuflada) durante meses,hasta que fue delatada y detenida. El servicio secreto la torturó, pero ella se mantuvo firme. Algunassemanas más tarde, fue detenida por segunda vez junto a su hermano. Nuevamente fue torturada -por Krassnoff entre otros. Krassnoff había detectado una incongruencia: ella decía que erasocialista, pero tenía un pasaporte falso, como solamente los miristas eran capaces de falsificar (ellalo obtuvo de un amigo personal del MIR). Su hermano no aguantó la tortura y comenzó a hablar, yconvenció a su hermana de fabricar una lista de los combatientes de la clandestinidad, pero cuidandode anotar sólo a personas que también colaboraban con la DINA, que estuvieran en el extranjero oque tuvieran una posición inferior en la jerarquía del Partido Socialista. A raíz de esta lista fuerontomadas presas algunas personas, de las cuales algunos están «desaparecidos» hasta hoy día. Luz Arcese convirtió con el tiempo en la detenida por el más largo período. Ella sabía mucho sobre la DINAy conocía a muchos agentes. Esto era peligroso, porque con tanta información la DINA no se podíaarriesgar a soltarla. Varias veces tuvo indicios seguros de estar en la lista de los futuros«desaparecidos», pero por contactos personales y un poco de suerte sobrevivió.

Con el tiempo se convirtió en una agente regular del servicio secreto. Por cinco años trabajó para laDINA, y después de su disolución en 1977, con la organización siguiente, la CNI.

«Conocí a Krassnoff cuando él tenía 27 años», narra Luz Arce en su su libro “El Infierno”. «Erasubteniente y un oficial muy joven. Antes de su entrada a la DINA ya era un oficial de gran mérito,calificado y disciplinado. Pienso que como torturador era extremadamente duro, pero antes de estaparte de su carrera, fue un oficial con ciertos valores. Creo que es siempre importante ver la vida y loque hay detrás, antes de opinar sobre una persona. Recién mucho más tarde supe algunos detalles desu vida, por ejemplo cómo murió su padre. En su vida hubo varios acontecimientos que lomarcaron; su herencia, el pasado de su familia fue muy fuerte. Con 14 o 15 años entran los futurosoficiales a la Academia Militar. Pienso que, tras el golpe, – en parte debido a su formación militar –él asumió lo que vino como su propio objetivo y como algo que tenía la obligación de hacer».

«Mientras el jefe de la DINA, Contreras, se creía un rey, Krassnoff se creía el sucesor al trono. Undía me dijo al almorzar: «¿Has visto la compañía del cuartel central [de la DINA] en acción? ». «¿Quéquiere decir? », pregunté yo. «¿Vistes lo que pasa cuando doy la alarma? Te lo muestro!.» Después delalmuerzo me llevó consigo al departamento de telecomunicaciones y apretó algunos botones. Laalarma sonó y los autos salieron con toda velocidad. El portón estaba cerrado y todos partían de labase que todo funcionaría coordinadamente, que con el acelerador apretado se abriría el portón en elmomento correcto. El auto casi rozó el portón. En la esquina entonces avisaron por radio: «Fue unaalarma de prueba, vuelvan!» A la vuelta ocurre lo mismo: casi chocan contra el portón, pregunta yrespuesta, ruidos, luces. Esto lo hacía Krassnoff por las tardes, noches, en las mañanas y siemprecon el reloj al lado. «¿Qué pasa con los segundos?, ¡Pésimo!, ¿Y si llegan los comunistas? Nos matan,nos tiran 10 bombas» Y los jóvenes corrían ... A él esto le gustaba».

Luz Arce describe a Krassnoff en su libro como autoritario, amante del orden y vejatorio. Comodetenida que colaboraba con la DINA, ella tenía privilegios como la ducha y el cigarrillo. La duchaera muy importante para ella, aunque el agua estuviera helada y tuviera que desvestirse ante losaplausos irónicos de los guardias. El comandante del centro, un carabinero, le había otorgadopermiso para ducharse, pero ella debía pedir diariamente permiso a Krassnoff, pues, a pesar de surango inferior, él se sentía superior al carabinero por ser oficial del ejército. Luz Arce debía llamar aun guardia para que avisara a Krassnoff de su deseo de ducharse al día siguiente. Krassnoff

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comenzaba a gritar y la mandaba a buscar con los ojos vendados (Krassnoff era el único que se loexigía). «Yo estaba en la puerta y siempre el diálogo era casi el mismo:

«¿Qué quiere?».«El permiso para ducharme, subteniente».«Se dice, Señor subteniente: ¿Sabe usted con quien habla?».«Si, subteniente».«Sí, Señor subteniente».«Sí, Señor subteniente»«Así está mejor. ¿Sabe cómo me llamo?»«Sí, señor subteniente, yo sé como se llama.»«Aja!, así que usted sabe como me llamo. ¿Y quién le dijo mi nombre?»«Usted, señor subteniente. Usted me dijo que se llamaba subteniente Miguel Krassnoff».«Sí, pedazo de mierda ...Krassnoff. Krassnoff Marchenko ... Un ruso, y uno de los blancos, un rusoblanco, entendistes?»«Sí, señor subteniente»«Que bueno. Entonces entendistes ahora que los comunistas masacraron a mi gente. ¿Y por quéquieres ducharte? ¿A qué hora te duchastes hoy día?«A las cinco de la mañana, señor subteniente»«Otorgado, pero a las 4 horas y cuarenta y cinco minutos ...Sí o no?»«Sí, señor subteniente, está bien»El se reía.

¿Sabía cuánto le significó a su primo Nikolaj la ducha en la prisión soviética?. ¿Sabía que el únicoKrasnow sobreviviente de la prisión en la Unión Soviética, vio al viejo general del Zar PiotrKrasnow por última vez en la sala de ducha de la prisión de Moscú, Lubjanka?

Krassnoff intercambiaba sus actos de poder con compasión auténtica o aparente. En una de lasconversaciones en su oficina con Luz Arce, la envuelve en una discusión sobre la traición a sus ideasy sus compañeros: «¿Sabes que eres una traidora?» ( ...). «Sí, señor subteniente, lo sé. Por ello medecidí en un momento determinado»

«Cuéntame, ¿cómo se siente uno como traidor?». «Señor subteniente, sólo puedo decirle que en estaguerra que usted lleva, yo estoy al lado de los perdedores. Como derrotada le digo al ganador: Ustedsólo me dejó dos alternativas: vivir o morir. Me decidí por la vida ¿Cómo me siento? Ese es miproblema, señor. Si lo quiere saber, entonces piense. Trate de imaginarse la misma guerra de la cualsiempre habla desde el otro lado. Procure cambiarse a mi situación y entonces dígame: ¿Qué hubierahecho usted en mi caso ...? Me puedo imaginar que usted responderá espontáneamente: «¿Yo ...? yonunca me convertiría en un traidor» Esto también lo pensé yo durante mucho tiempo. Y ahora lepregunto nuevamente: ¿Qué hubiera hecho usted?». Krassnoff la miró, se apoyó en su silla, mordiósu lápiz e hizo una mueca. Sus ojos brillaron de rabia, sacó su lápiz, lo miró, se inclinó hacia ella y legritó: «No me hagas reír ... una puta marxista que se compara conmigo?, ¿con un oficial? ¿qué sabestú de lo que es un oficial?» ( ...). «Un hombre que se comprometió con su patria y que encuentra allíel sentido de su vida ...»

Krassnoff la interrumpió con un grito y ordenó a los guardias quitar a «esta puta» de sus ojos. Acausa de la venda en sus ojos, Luz Arce tropieza con tanta fuerza contra el marco de la puerta que veun relámpago y siente que se va a desmayar. Y es entonces cuando escucha la voz de Krassnoffdecirle al guardia: «Sáquenla para afuera, que se acueste en algún lado. Dale un cigarrillo y un café.»Mientras el guardia la lleva, Krassnoff los sigue y le dice: «¿No cierto que no te ha dolido? Nollorastes. No, no llorarás. Eres valiente, yo sé que eres valiente ...!”.

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IV. Miguel Krassnoff y la dirección de la guerra psicológica

En febrero de 1975 la DINA trató de dividir y desmoralizar al MIR. El coronel Pedro Espinoza, elsegundo oficial más importante de la DINA, y Krassnoff trabajaron en la Villa Grimaldi durante dossemanas con siete miembros presos del MIR, quebrados por la tortura, y que fueron apodados porlos otros detenidos con el nombre de «los huevos». Su tarea era pedirle a los miristas, a través de unprograma de televisión, la entrega de sus armas. El momento fue estratégicamente bien elegido, puesalgunos de los miembros y muchos simpatizantes del MIR eran a estas alturas consientes de que noganarían la lucha armada.

Krassnoff supervisó esta campaña de guerra psicológica. Los siete «huevos» tenían su propia piezaen la Villa Grimaldi, en la cual no existían celdas carcelarias en el sentido literal de la palabra, pueshabía sido antes una casa de campo y finalmente un restorante de lujo. En el mismo pasillo a lavuelta de la esquina se encontraba la pieza de las tres prisioneras colaboradoras de la DINA, entreellas Luz Arce y Marcia Merino.

Luz Arce se recuerda de los preparativos para el programa de TV: «Krassnoff junto a Espinoza y losguardias, sacaron primero a los jóvenes encadenados de sus piezas y después a nosotras sin amarras.Nos sentaron juntos en una pieza y nos ordenaron conversar entre nosotros. Allí estaban todos losoficiales y los encadenados para mí desconocidos, nosotras dijimos: «¿Cómo están?» y «Gracias,cómo estás tú?», no mucho más. Fue la idea de Krassnoff, no sé que es lo que pretendía., fué todomuy tenso. Nosotras las mujeres, nos mirábamos, después habló Krassnoff y después los otros, yosolo los conocía de vista.»

La DINA juntaba en ese entonces detenidos que se habían quebrado bajo la tortura y que ya notenían esperanza en la resistencia, con detenidos hasta ese momento firmes, en forma parecido acomo lo describe Luz Arce. Los unos debían convencer a los otros de la falta de sentido de su lucha.Aparentemente la DINA tenía la intención de desmoralizar la resistencia del MIR desde las cárcelesmismas.

«Entonces hubo mucho ajetreo por la conferencia», prosigue Luz Arce «Krassnoff parecía estar muysatisfecho. Si eran detenidos nuevos miembros del MIR o encontrados escondites de armas, senotaba la satisfacción de Krassnoff, algo poco usual en él. Krassnoff entraba en nuestra pieza ypreguntaba «¿Quieren algo?» y nos traía un kilo de pan. El tipo era bien suelto cuando había logradoalgo. Él había aprendido mucho del MIR y entendía mucho. En marzo de 1974, cuando medetuvieron a mí, él no sabía nada. [Más tarde] Krassnoff conocía la estructura organizativa del MIR,sabía como trabajaban y como se relacionaban entre ellos. Conocía al MIR tan bien, como si élmismo fuera uno de sus miembros. Él sabía como pensaban los miristas e incluso podía determinarla función de los recién detenidos en el interior de la organización, lo que al comienzo sólo la Flaca ya veces Carola (la tercera mujer colaboradora de la DINA) podían hacer. Y esto porque Krassnoffera un hombre que estudiaba mucho. Él tenía sus propias informaciones, era capaz e inteligente. Nosé lo que habló con los jóvenes, pues estaban en otra celda. Pero cuando Krassnoff venía a buscar ala Flaca, comentaba que los jóvenes colaboraban con él, que discutían de política. Se mostraba a laaltura de un buen ideólogo del MIR. Tenía algo así como «orgullo profesional», podía discutirpolíticamente con un miembro del Comité Central o de la Comisión Política del MIR, siendo lagente del MIR políticamente más entendidos que los de cualquier otro partido».

Krassnoff preparó su conferencia de prensa políticamente. Hizo sus charlas espontáneas en laoficina y organizó encuentros organizados con los «huevos», en donde se discutían enfoquespolíticos. Uno de los participantes se sentía como si estuviera en un seminario sociológico.Krassnoff había leído «¿Qué hacer?» de Lenin y la «Historia de la Revolución Rusa» de Trotzki, en

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donde se refiere a veces a su abuelo Piotr. Marcia Merino escribe: «Una vez Krassnoff llamó a todoslos del MIR que preparaban la conferencia de prensa y a mí a su oficina. En esta ocasión explicóLlorca Puig, como representante del grupo de presos, la tesis de que en vez del proletariado, tomarala clase media el rol revolucionario, que en cierta manera era representado por las fuerzas armadas.Yo tenía la sensación de que con ello sólo aparentaba colaborar con la DINA. Krassnoff estabaimpresionado por este discurso». Él tenía sus propias ideas sobre el papel que jugaban las fuerzasarmadas en la sociedad. A sus víctimas les explicaba, en las reuniones en su oficina, que él eranacionalista y socialista, y que quería un estado fuerte en el cual las fuerzas armadas fueranautónomas y pudieran agilizar cosas. Él era contrario a que «unos pocos» se enriquecieran. En elsector de la salud estaría a favor de una «revolución». Al terminar la limpieza con los partidos deizquierda y de la Democracia Cristiana, seguiría con los partidos de derecha. Él soñaba con un granpartido de la juventud.

Los presos prepararon un texto que fue aceptado por Pinochet en persona. Colaboradores de laDINA, entre ellos un alemán cuya identidad es desconocida, grabaron una entrevista preparada conlos cuatro detenidos. Debajo de la mesa tenían los detenidos los pies atados. Los «huevos» leyeron sutexto, en el cual pedían al MIR terminar con la guerra. Los presos mencionaron algunos nombres demiristas detenidos, que estarían muertos o en el extranjero. En realidad estaban detenidos y estánhasta hoy día «desaparecidos». Uno de ellos fue Alfonso Chanfreau, que por un tiempo fueconviviente de Marcia Merino, y que fue detenido el 31 de julio de 1974 por los hombres deKrassnoff y llevado a Londres 38. Krassnoff personalmente lo interrogó. El 13 de agosto de 1974fue trasladado, con fuertes señales de torturas, desde allí a la Colonia Dignidad, como afirmantestigos. La DINA prometió a los cuatro presos, como contraprestación de esta puesta en escena, sulibertad.

Luz Arce recuerda: «El día de la transmisión nos trajeron una tele, pusieron guardias y nos dejaronver la entrevista, igual que a otros detenidos. La idea era de quebrar la moral de los detenidos». Un exdetenido que tuvo que ver el programa junto a los guardias, dijo que Krassnoff había estado de unexcelente humor.

La transmisión provocó el shock intencionado. Por primera vez se relacionó el destino incierto delos «desaparecidos» con la muerte, sin que por ello fuera menor la incertidumbre. La entrevista fuetan artificial, que la opinión pública sospechó que los presos habían sido presionados para estadeclaración. Por ello, la DINA presentó a los cuatro, algunos días después, en una conferencia deprensa, en donde repitieron sus estimaciones y la versión de muerte y exilio de otros detenidos. Unode los cuatro tenía puesto el zapato que le había sido destruido por las balas el día de su detención. Aotro le debió poner rápidamente un agente su propia corbata. Krassnoff les había dicho a los cuatroque «hicieran trampas inteligentes» y se mezcló entre los periodistas, llegó a aparecer por unmomento en la mira de una cámara de TV, un detalle que recordaría años más tarde muy molesto.

La DINA dejó libre, como prometió, a los cuatro presos, pero asesinó a dos de ellos al informarseque habían entablado contacto con el MIR para justificar su actitud. Los otros dos partieron al exilio.

El MIR continuo peleando. En julio de 1975 la DINA continuío su campaña. Publicó en Argentina yBrasil una lista de 119 miembros del MIR que aparentemente fueron asesinados en el extranjero porsus compañeros en peleas de fracciones. Todos los 119 nombres pertenecían a detenidos«desaparecidos». Incluso personas que habían sido nombrados por los cuatro presos en la TV, unode ellos Chanfreau. Diarios chilenos del gobierno, entre ellos el entonces famoso diario «ElMercurio», hicieron eco de esta noticia aparentemente extranjera. Titulares como: «Miembros delMIR se matan como ratas» desencadenaron entre los familiares de los «desaparecidos» un derrumbecolectivo.

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V. Los presos políticos «desaparecidos»

«¿Pero no se puede dejar desaparecer a la gente en aras de su convicción?»(Exclamación de un bolchevique después de enterarse que un miembro del partido de pocaconfianza iba a ser asesinado disimuladamente, en: P.N. Krasnow, “El odio eterno”, pag.123)

La DINA es responsable de la muerte de 1.000 a 1.500 de sus 5.000 detenidos. Esta es la mayorparte de los «desaparecidos» presos políticos en Chile. El privilegio de dejar «desaparecer» a losdetenidos fue una especialidad de la DINA y de algunos otros servicios secretos latinoamericanos.Al momento de perderse un compañero, los otros vivían con la angustia de ser delatados o de que,quebrado bajo la tortura, trabajaría en contra de ellos. Los familiares y amigos personales sufrían unainseguridad desmoralizadora, aumentada todavía más, por señales reales o aparentes del detenido.Señales aparentes de vida podían surgir por ejemplo, cuando los torturadores tomaban prestadacomo camuflaje la identidad de «desaparecidos» con un parecido físico o de la misma edad y conello, por ejemplo saqueaban las cuentas bancarias; o cuando los agentes de la DINA manejaban losautos de los «desaparecidos», y le colocaban patentes de autos de demolición de la misma marca, ylos familiares veían estos autos en las calles. La DINA, e incluso el mismo Krassnoff, ordenaba a losdetenidos llamar por teléfono a sus familiares y decir que estaban bien, o los obligaba a citarse conotros compañeros de la clandestinidad en un lugar determinado para así detenerlos. Estas señales devida en un reino de terror paralizan, son señales de un poder siniestro, anónimo.

La DINA no sólo quería derrotar a las organizaciones de resistencia, sino que las quería destruir sindejar rastro. No asesinaba simplemente, sino que se reservaba por meses el poder de decisión sobrela vida o la muerte de los detenidos. Creó un mundo todopoderoso y borró, gracias al poder que lehabía concedido Pinochet, la línea clara entre la vida y la muerte. En este mundo de sombras,«flotaban» los detenidos, «entre la vida y la muerte», como lo describe un sobreviviente argentino. Laexistencia de este reino de sombras debía intimidar, pero al mismo tiempo, nadie debía saber dóndey cómo funcionaba. La DINA construyó un hoyo sin salida que no era ni prisión ni tumba. Lo queocurría en este hoyo no estaba al alcance de la experiencia cotidiana que se aferra a la fecha de lamuerte, a un cadáver, a una tumba. El que era llevado a este hoyo, nacía pero no moría, estaba fuerade espacio y de tiempo. El desaparecer era un aumento de la destrucción por asesinato, significaba la«destrucción de la existencia en el significado más real de la palabra», sin rastro, así como lo explicaun agente del servicio secreto soviético al detenido Slabin en la novela de Piotr Krasnow «Del águiladel Zar hasta la bandera roja».

Los cadáveres de los «desaparecidos» de la DINA nunca fueron encontrados, fuera de algunasexcepciones. Fueron enterrados en algún lugar, fueron cortados en trozos, o botados en bolsas deplástico en algún lugar intransitable, llevado en barcos a alta mar o en helicópteros (los pumasfranceses) y tirados al agua, después de haberles rajado el vientre para prevenir de que se hinchen yfloten en la superficie. Muchos de estos vuelos salieron del aeródromo de Tobalaba o de laresidencia de verano del Presidente en Bucalemo. Bucalemo se encuentra cerca del recinto militarTejas Verdes, donde Contreras fue comandante durante el golpe. A Contreras se le encontrabaseguido en Bucalemo. En Tejas Verdes comenzaron las desapariciones sistemáticas de detenidos en1973. La última huella de otros «desaparecidos» se pierden en la Colonia Dignidad. Otros detenidosmurieron bajo la tortura o fueron asesinados en fingidos combates o intentos de fuga.

El «desaparecer» era para los compañeros y familiares de las víctimas, una arbitrariedad en blanco,pero la DINA lo había organizado como sistema. Los comandantes de las diferentes casas detortura, entre ellos también Krassnoff, revisaban las actas de los detenidos de las unidades operativasy generalmente conocían los casos, pues ellos mismos los habían interrogados. Entonces dabanrecomendaciones en casos particulares. En intervalos regulares – en el peor tiempo del terror de la

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DINA (1974/75), ocurría cada dos a tres semanas – se reunía la directiva de la DINA para unaconferencia y tomaba decisiones según criterios específicos: cuales de los detenidos quedaban en lascárceles secretas, cuales eran asesinados y cuales pasaban a las cárceles oficiales. En 1975, año que«desaparecieron» muchos detenidos, los presos eran llamados al patio de Villa Grimaldi y puestos endos filas separadas. Uno de los dos grupos desaparecía para siempre. Testigos sobrevivientes (p.ej.Carmen Rojas, “Recuerdos de una Mirista”, pag. 67) confirman que Krassnoff estuvo presente enuna de esas selecciones. Como dijimos antes, al disolverse la casa de tortura en Londres 38, tambiénlos detenidos fueron separados por grupos, de los cuales uno «desapareció».

Los detenidos destinados a «desaparecer» eran entregados a uno de los departamentos deaniquilamiento de la DINA, de los que se sabe muy poco , pues algunos de los militares encargadosfueron a su vez asesinados para borrar huellas. Krassnoff debía haber conocido el porqué de laselección de los detenidos, así que no sólo participó en detenciones y torturas, sino también enasesinatos por «desapariciones».

Como Krassnoff había organizado la entrevista en la TV y la conferencia de prensa de los cuatromiristas, en las cuales fueron declarado muertos detenidos de la DINA, pertenece él a esos oficialesde la DINA que personalmente son responsables de detenidos «desaparecidos». También Luz Arceconfirma que muchos de los «desaparecidos» «pasaron como detenidos por sus manos». Romoresponde después de su detención en 1992 a la pregunta, «¿dónde están los «desaparecidos»?»: «Porellos tienen que preguntarle a mi superior Miguel Krassnoff Marchenko».

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El proceso

Lema: «Honra el nombre de Krasnow. No lo deshonres» (General Piotr Krasnow a su nieto Nikolajen la sala de ducha de la prisión de Moscú Lubjanka).

En 1990, después de 17 años de poder, Pinochet deja el sillón presidencial. Muchos chilenosrespiraron y quisieron simplemente olvidar todo lo ocurrido en el peor tiempo de la dictadura. Una«Comisión Nacional para la Verdad y la Reconciliación» creada por el Presidente Patricio Aylwinelabora un informe sobre las violaciones de los derechos humanos de la dictadura. El único oficialen servicio activo que obedece una citación de la Comisión es Krassnoff. Si estuviera otra vez en lamisma situación, actuaría de igual manera, le dice a la Comisión.

Los familiares de los “desaparecidos” cobraron de nuevo la esperanza de descubrir el destino de sushijos e hijas, hermanos y padres. Pero sus esperanzas fueron vanas. La transición de dictadura ademocracia había sido negociada y una de las condiciones había sido la impunidad para losvioladores de derechos humanos. Aunque no se fijó por escrito, todo el mundo lo sabía y losmilitares no dudaban en ponerse en pie de guerra cada vez que las exigencias de castigar a lostorturadores y asesinos se hacían demasiado fuertes.

En los años de la peor represión, los familiares de los «desaparecidos» interpusieron querellas en losjuzgados. Aunque la justicia estaba en manos de la dictadura, los familiares trataron de hacer todo loposible para encontrar a los detenidos. Varios de estos procesos habían sido sobreseídos en tiemposde la dictadura. Pero algunos procesos todavía estaban abiertos o en olvido y fueron activadosnuevamente. Uno de ellos fue el caso de Alfonso Chanfreau, el estudiante de filosofía, detenido porlos hombres de Krassnoff y torturado en Londres 38. El «proceso Chanfreau», llevado por la juezaGloria Olivares, se convirtió en el proceso más importante de los derechos humanos en Chile. A raízde este proceso, el parlamento chileno destituyó en enero de 1993, por primera vez en la historia delpaís, a un juez de la Corte Suprema.

Así como en el último acto de un drama, se encuentran en el «proceso Chanfreau» las másimportantes figuras de este capítulo en Chile. Víctimas y victimarios se encuentran en el pasillo deltribunal y se paran de frente en la sala de audiencia.

Gracias a la jueza Olivares y al abogado Fernando Oyarce, un familiar de Chanfreau, encuentran aOsvaldo Romo en Brasil. En julio de 1992 es detenido cerca de Sao Paulo y extraditado a Chile.Romo, el gordo grandulón, para el cual la violencia al cuerpo femenino se había convertido enrutina, el que tuvo poder absoluto sobre los hombres, vino como un pobre desgraciado: diabético,semiciego y paralizado de un brazo, hablaba en un tono lloricón, medio español, medio portugués. Acausa de los innumerables crímenes que había cometido, estuvo en prisión preventiva hasta 2001.

A comienzos de 1992, Luz Arce volvió de Viena, donde escribió sus memorias en “El Infierno”, aChile y fue testigo en varios procesos de derechos humanos, entre ellos el de Chanfreau. También fuecitada a este proceso como testigo Marcia Merino. Por años, ella se había consumido en ladesesperación sobre el daño que había causado a otros por sus declaraciones. Ahora se encontró conLuz Arce, la que había estado en la misma situación y que había logrado romper su silencio. Tambiénse encontró con Erika Hennings, la esposa de Chanfreau que fue detenida y torturada con él. A raíz deestos encuentros repletos de recuerdos, Marcia Merino decidió presentarse al público, pedir disculpasa los familiares de los «desaparecidos» y escribir igualmente sus memorias «Mi Verdad».

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La jueza Olivares citó a varios agentes de la DINA. Los oficiales de la DINA llegaron con susguardaespaldas, ayudantes y con hasta tres abogados por persona y ocuparon todos los pasillos.Ocuparon oficinas enteras, las que cerraban arbitrariamente. Se comportaban como si estuviesen ensus cuarteles. Las víctimas sobrevivientes citadas para declarar se instalaban, más bienprovisionalmente, en los pasillos y salas de espera. Cigarrillos, café, comidas enteras eransuministrados. Interrogatorios individuales y compariciones duraban horas y a veces hasta días. Conel tiempo se creó entre los testigos, los periodistas de los tribunales y el personal del juzgado unaatmósfera familiar, pues todos debían estar presentes hasta el final de los juicios que duraban hastaaltas horas de la noche.

Los periodistas se instalaban en los pasillos y a veces esperaban 15 horas al día para poder informarsobre los juicios. Para los ex agentes de la DINA que estaban citados como testigos, estasinformaciones eran la peor parte del proceso. No temían a una sentencia, pues la impunidadgarantizada por el Estado les hacía sentir seguros, pero el estar presente en los diarios y en la TVcomo torturadores y asesinos, cuestionaba la normalidad que habían construido al terminar suactividad de agentes. Los torturadores y asesinos estaban más viejos, pero su conducta no habíacambiado mucho. Luz Arce describe en “El Infierno” las reacciones de los agentes de la DINA: lamayoría de veces demostrando un sentimiento de superioridad, a veces toscas y sólo en contadasocasiones arrepentidos. Ofendían a las víctimas y actuaban sumisos frente al tribunal.

Krassnoff se dejó citar siete veces antes de presentarse el 17 de septiembre de 1992 ante la juezaOlivares. Lo acompañaban oficiales en uniforme de gala con su medalla del 11 de septiembre.Krassnoff, el más prominente de los oficiales de la DINA citados, estaba protegido por los «gurkas»,el nombre con el que eran conocidos sus guardaespaldas. Uno de ellos empujó violentamente contraunas rejas de metal a una periodista que deseaba entrevistar a Krassnoff, causándole heridas en lamano. Krassnoff rehuía a las cámaras, las pocas fotos que existen de él durante el proceso sonborrosas y distorsionadas.

Un día después que Krassnoff entrara por primera vez al tribunal, se festejaba el 18 de septiembre,Fiestas Patrias de Chile. Krassnoff dirigió en Valdivia la Parada Militar. Esta vez llevaba Krassnoff,en medio de la música militar, los comandos arrojados y los pasos disciplinados de sus soldados, elestigma del torturador. Lo que hasta ese día se sobreentendía, necesitaba hoy día de una explicación.El obispo Jimenez de Valdivia tuvo que ingeniárselas para justificar su presencia en el desfile.«Bueno», dijo, «él vino por respeto a las Fuerzas Armadas. Individuos llegaron y se fueron, pero lainstitución queda».

«Honra el nombre de Krasnow. No lo deshonres», había dicho en 1945 su abuelo en la sala deduchas de la cárcel de Moscú - Lubjanka - a su otro nieto, Nikolaj. Ahora aparecía en las pantallas deChile la cara de Miguel Krassnoff; la cara de un torturador.

El 8 y 9 de septiembre de 1992, el tribunal realizó una inspección ocular en la calle Londres 38 queduró un total de 15 horas. Krassnoff puso su mejor sonrisa y se comportó como caballero. Trató desaludar a sus antiguas víctimas. Erika Hennings, la esposa de Alfonso Chafreau y que también fuetorturada en Londres 38, se negó a darle la mano. Krassnoff dijo: «Es que soy un caballero» (ungentleman). Erika Hennings recuerda que de esta forma actuaba ya en esos tiempos, mientras lastorturaba en la parrilla, se dirigía a las presas como «señora» y con «usted», lo que no le impedíahumillarlas poco después.

A otra de sus víctimas, Osvaldo Torres, Krassnoff le pidió perdón, por el caso de que hubierahabido «irregularidades» en los interrogatorios. «¿Acaso usted participó en interrogatorios de estetipo?», reaccionó Torres. «Yo fui analista de datos», respondió Krassnoff y se retiró.

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Otro día del juicio, Krassnoff llegó con uniforme y con su séquito de militares y abogados al Palaciode Justicia, que había sido bastante descuidado en tiempos de Pinochet. Luz Arce, que había vueltode Viena, estaba citada para ese día. Ella había pensado mchas veces en Krassnoff. Mientras vivía enViena, Luz Arce tuvo una pesadilla: Krassnoff estaba en la esquina con una ametralladora en lamano. «Allí estaba», recordaba del día de su declaración en el juzgado, «igual que yo, envejecido.Tenía una gran capacidad para dividirse. Muy amable y bien educado hacia la Sra. Olivares,tremendamente sinvergüenza conmigo. Cuando de vez en cuando se inclinaba ante la jueza comoante un superior, sus gestos parecían sumisos, no infundían respeto ni tan siquiera estando vestidode uniforme militar. Pero a mí me mostraba su lado más real, siendo descortés y ruidoso einsultándome». Cuando, por primera vez desde sus tiempos de agente, Luz Arce se encontró cara acara con Krassnoff, ahora de 46 años, sintió su corazón latir con más fuerza, su garganta secarse yadoptó involuntariamente en su silla una posición fetal, igual que en ese entonces, después de latortura.

Al comienzo de su declaración, Krassnoff logró actuar como un caballero, pero al precisarle laspreguntas se ponía nervioso y comenzaba a gritar. Aparentemente también a él le causaba fatiga lasdeclaraciones de largas horas, pues interpuso un recurso de queja argumentando que sólo suformación de hierro como soldado le permitía soportar la carga emocional de declaraciones y careosde días de duración.

La jueza interrogó a Krassnoff acerca de la conferencia de prensa y la entrevista de los cuatromiembros del MIR, organizadas por él en el año 1975. No, de eso no se acordaba, dice Krassnoff.La jueza mostró el vídeo de la entrevista exhibida en la tele. Por un momento se aprecia a Krassnoffen la pantalla, situado entre los periodistas y camuflado como tal. Krassnoff se puso más nervioso.En ese día tomó cinco litros de agua y fumó dos cajetillas de cigarrillos. La taza de té en su manotirita de tal manera que se derrama.

El reencuentro entre víctimas y victimarios tomó proporciones alarmantes. Luz Arce anota después delproceso: «Hay cosas que el señor Krassnoff ni siquiera se imagina. Con toda su presunción yarrogancia, debe saber que fui yo la que le pagué todos los expressos y cafés vieneses (con crema) queconsumió durante el juicio. No por querer comprárselas a él, pues me da lo mismo si él consume algo.Lo hice pensando que la Señora Jueza debería estar cansada y quería darle algo agradable. Estoy seguraque ella, como la dama que era, se hubiera negado a ser la única en consumir algo. Y es por eso quesiempre mandé tres tazas de café: una para la señora Gloria –la jueza–, una para el que redactaba el actay una para el agente de la DINA de ese momento. Más tarde supe que Krassnoff había agradecido aGonzalo, el hijo de la jueza, por los cafés, pues él los había llevado a la sala. No fue así, SeñorKrassnoff, los cafés los pagué yo. Tómelo como un gesto humanitario de una mujer que a pesar detodo lo que usted le ha hecho, ve en usted a una persona como cualquier otra».

«Él tartamudeaba y tenía un tic nervioso, se columpiaba siempre con su pierna derecha» afirmósatisfecha Gladys Díaz después del careo con Krassnoff. También ella fue, 18 años antes,interrogada, torturada y golpeada por la propia mano de Krassnoff. Lo recordaba corporalmentemás grande y superior. «Krassnoff no es ni tan bien educado, ni tan inteligente, ni tan seguro comome parecía en aquellos tiempos», dijo en un reportaje. «No lo odio. Al fin y al cabo merece piedad»,añadió. «¿Por qué piedad?». «Porque todo lo que hizo tiene que cargarlo sobre sus espaldas y notiene la posibilidad de disculparse. Es un gesto espantoso por parte del ejército quitarle estaposibilidad tan humana. Él es un prisionero de su deber hacia el ejército y de su concepto del poder,es todo lo que tiene. Él cree que el mundo está dividido en ganadores y perdedores. Ésta es la lógicade la guerra ... Yo pienso que si pudiera diría lo que sabe». Ganadores y perdedores, a eso se limita elconcepto del mundo de Krassnoff. «Estoy en guerra, y nadie me saca de ahí», dijo en presencia deuno de sus victimas, cruzando la sala con grandes pasos de un lado al otro.

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Después que Gladys Díaz viera a Krassnoff débil, nervioso y torpe, durmió como hacía tiempo queno lo había hecho, 36 horas de un tirón. En la película “La flaca Alejandra” dice:«Como prisionera ve una al torturador como más grande, incluso mas bello, muy fuerte,omnipotente. Una se siente muy pequeña. En el careo me di cuenta que tengo el mismo tamaño queKrassnoff, que él es feo y no bello, que no es rubio sino moreno, que no tiene ojos azules, que hablamuy mal, que no es inteligente, que no se ve atlético».

Los procesos, en los que Krassnoff y otros oficiales de la DINA hubieran podido ser acusadosfueron trasladados al tribunal militar para ser posteriormente sobreseídos. Contreras y Espinozafueron condenados a varios años de arresto en una prisión de lujo por el asesinato de un políticoexiliado en Washington. Krassnoff no llegó a ser procesado en aquel entonces, aunque tuvo quepresentase numerosas ante el juzgado. Mil veces declaró ante la justicia, dijo el mismo Krassnoff enuna entrevista de 2003 (El Mercurio, 6.7.03).

Krassnoff se jubiló en 1998 siendo teniente general. El ejército declaró que así lo deseaba Krassnoffy que este paso nada tuvo que ver con los procesos. El tribunal militar al que habían sido trasladadaslas causas contra Krassnoff, las habían sobreseído.

Tras el fin de la dictadura, el poder político se reparte entre civiles y militares. Chile era consideradocomo un ejemplo, un país que después de vivir un «caos socialista» había podido crear un estadomoderno y una economía eficiente. Incluso en la Rusia postcomunista tiene Pinochet un buennombre. Oficiales rusos llegaron a Chile como miembros de la comisión militar y para superfeccionamiento. Krassnoff era un invitado permanente en los seminarios y banquetes realizadospara estos oficiales. En 1995, Krassnoff intentó hacerse con el puesto de agregado militar de laembajada rusa en Santiago. Cuando el diputado socialista Jaime Naranjo denunció este intento,Krassnoff tuvo que contentarse con el puesto de director de un hotel militar en Santiago. Pero nopor ese motivo se desmoronó su mundo, como les había pasado a su padre y a su abuelo.

En Chile existía un grupo de antiguos presos políticos y sus allegados, que no soportaban la idea deque torturadores y asesinos pudieran seguir viviendo impunemente entre ellos. Se habíanespecializado en funas, pequeñas manifestaciones que pretendían atraer la atención pública en contrade torturadores (la palabra coloquial “funa” significa algo parecido a “piropo”, “ligue”). Dos de estasfunas tuvieron lugar enfrente de la casa de Krassnoff. Pero tampoco la justicia dejaba a Krassnoff enpaz. No fue un ángel vengador, como en la novela de su abuelo, el que planeando por los airesvengaba a las víctimas de la revolución, sino la vacilante justicia chilena, que guardó sus actas en cajasde cartón, cuya correspondencia fue violada y que tenía buenos motivo para no fiarse de su propiocuerpo de guardia. Esta justicia recuperó valor tras el arresto de Pinochet en Londres en 1998 yprosiguió las diligencias contra el nieto el cosaco por la “desaparición” de varios prisionerospolíticos. Krassnoff fue finalmente arrestado en octubre de 2001. Ahora empezaría sui juicio, puesKrassnoff pertenecía a la “organización criminal” que se le imputaba a Pinochet. La justicia españolasolicitó la extradición de Krassnoff por la “desaparición” de dos ciudadanos españoles. La justiciafrancesa quiere juzgarlo –probablemente en ausencia– por el caso Chanfreau.

En abril de 2002, el Ejército chileno repuso a Krassnoff en su cargo de director de hotel, a pesar deque su arresto no le permitía ejercer sus funciones. Los viejos camaradas se mantienen unidos! Laministra de Defensa socialista protestó ante este acto de solidarización. Pero las fuerzas armadas enChile formaban un Estado dentro del Estado y no se preocupaban por la opinión del gobierno civil.En Abril de 2003, la justicia chilena condenó a Miguel Krassnoff a diez años de prisión por haberparticipado en el secuestro y “desaparación” del miembro del MIR Miguel Ángel Sandoval.Contreras fue condenado por el mismo delito a la misma pena de prisión. Ambos presentaron unrecurso de apelación. Los dos compañeros de prisión no se llevan demasiado bien, pues Contrerasincriminó a Krassnoff en sus declaraciones.

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En Julio de 2003, el periódico conservador chileno El Mercurio publicó una entrevista de dospáginas con Krassnoff bajo el título “25 años después”. Estaba amargado, recuperado tan sólo amedias de una operación en la columna vertebral y fumaba mucho. En 2002 había sidodefinitivamente licenciado del servicio militar con una pensión escasa. Se había afeitado sucaracterístico bigote cosaco. “25 años después” de haber concluido sus servicios en la DINA, de 27meses de duración; a eso se refería el título. Ahora se dirigía al público para exponerle los ”ataques yhumillaciones” que venía sufriendo su familia desde entonces. En la DINA había sido analista dedatos; había realizado “entrevistas” con unos 50 prisioneros del MIR. “Entrevistas?”, preguntaba elperiódico. A lo que Krassnoff contestó que a él le había parecido todo “absolutamente normal”, queno sabía que se hubieran cometido torturas dónde él trabajaba y que hoy las condenaba. “Pero nodescarto que en ocasiones puntuales quizás hubieran sido necesarias”. No sabía dónde seencontraban los “desaparecidos”. Él mismo era nieto, sobrino e hijo de “desaparecidos”. Junto altexto aparecía una foto de Krassnoff sosteniendo una fotografía de su padre en uniforme de gala,ahora enterrado en en algún lugar de Siberia. De la saga de los Krassnoff, cuya historia se remonta alsiglo IX, sólo quedaba su reducida familia. Refiriéndose a Luz Arce y Marcia Merino, añadió que eraincomprensible que extremistas que habían colaborado voluntariamente con la DINA, que habíanfacilitado informaciones útiles para neutralizarles (a los extremistas), y que se habían convertido enagentes y habían hecho carrera, hubieran prestado testimonio contra él frente a los tribunales.

La entrevista estaba repleta de excusas y justificaciones (definía el golpe de estado como “víctimatitánica” de los soldados). Cree realmente Krassnoff en lo que dice? En caso afirmativo, su códigode honor habría suplantado a la realidad. Durante las mil citas al juzgado en las que declaró, habríatramado su historia de vida con la misma minuciosidad con que había elaborado el organigrama delMIR allí en la calle Londres y en Villa Grimaldi. ¿En cada comparecencia, una inyección deautorefuerzo; por cada demanda, una impugnación que lo hacía sentir cada vez más como víctima?Todas las confrontaciones con sus víctimas supervivientes, todos los nombres de aquéllos queestuvieron bajo su poder y que hoy siguen “desaparecidos” –¿eran para Krassnoff la continuaciónde la guerra que, desde la DINA, había declarado a la resistencia? Posiblemente fuera esta mentiraobstinada la que incitó a los parientes de las víctimas a atacarlo unas semanas más tarde, en ocasiónde otra comparecencia. Krassnoff huyó.

NOTA FINAL:

Dedicamos este libro a los hijos y nietos de Krassnoff, para que les ayude a romper el círculo viciosode la venganza.

Como el caso Krassnoff está abierto, este texto no puede tener un fin orgánico. En vez determinarlo con una frase conclusiva, invitamos los lectores a contribuir su propia opinión, enviandoun correo a [email protected]

Fuentes bibliográficas y mayor información la encuentra Usted en la versión alemana de este libro,disponible en internet, en la página del Centro de Derechos Humanos de Nuremberg:www.menschenrechte.org