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UNA PULGA MUY

DORMILONA

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Llegamos a la muy contentos al ver que Ana y

Juan nos recibían con tanta alegría. Yo era ese tan

esperado, el que siempre soñaron.

Desde siempre Margarita y yo éramos amigos inseparables. Hacíamos

todo juntos, era la mejor que un podía

tener.

Lo que menos nos gustaba hacer, era bañarnos. Margarita tenía que

sujetarse bien fuerte de mí para no caerse.

Una mañana soleada, Ana y Juan decidieron que era un hermoso día

para bañarme y dejarme bien lindo.

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El problema fue que mi querida todavía dormía. Hice

de todo para despertarla, me sacudí de acá para allá, pero no hubo caso.

Cuando me di cuenta ella ya no estaba conmigo. Quise buscarla pero los

chicos no me dejaron, estaban muy ansiosos por salir a pasear.

Cuando regrese de esa larga caminata corrí al a

buscar a Margarita.

La busque por todos lados, en el , sobre

el , sobre las , debajo de

la , pero no la encontraba. Ya estaba muy cansado,

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así que me fui a acostar a mí , cuando de repente a lo

lejos sobre una vi algo que se movía y saltaba para todos

lados. Fui corriendo, era Margarita tratando de llamar mi atención.

Después de este largo y trágico día nos fuimos a dormir, como siempre,

juntos.