Unas Palabras en Honra de Miguel Ángel Chueca, exequias en París 2014 Chueca

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  • 7/21/2019 Unas Palabras en Honra de Miguel ngel Chueca, exequias en Pars 2014 Chueca

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    UNAS PALABRAS EN HONRA DE MIGUEL NGEL CHUECA

    Hablar, tomando la voz por mis hermanos y mi primo, como sobrino de Miguel ngel Chueca.Ya glos el Padre Arturo el peculiar sentido geogrfico de nuestro to, que nunca dud en

    sentir como casa propia esta misin de la rue de la Pompe, y que conceba a Pars como unaespecie de extenso consulado hispnico, o a Espaa como una cordial provincia parisina. Alhacer recuento de su figura, concurren varias preciadas cualidades. De un primer rasgo esindicio el que todos sus sobrinos sin excepcin estemos aqu presentes: el to Miguel era muyquerido para nosotros, y lo fue durante largos aos, atajando vacaciones y encuentros por unpuente no interrumpido de cartas y llamadas, comentarios de libros y msicas, incitaciones aconversar y leer. La duracin de los afectos destila en ellos algo luminoso, destilacin preciosaque una vida larga como la de nuestro to ha sabido completar.

    Otro elemento fascinador en la figura de nuestro to era su capacidad de causarnos inters. Ensu propia ascendencia haba elementos de insondable sabor. De padre aragons y madre

    griega, reuna firmeza e imaginacin en una frmula magistral que ya no sabremos preparar.Su facilidad para experimentar asombro lo converta en un magnfico administrador delmisterio, ese don que ensancha el mundo. A pesar de sus repentes, de sus franquezas yocurrencias, para nosotros siempre hubo algo sacro e indescifrable en su figura, y algo de arcade los tesoros en su maleta de viaje. Su llegada a Salamanca para pasar con nosotros el mesdel veraneo tea de rojo festivo, ao tras ao, el corazn de los almanaques.

    Nuestro to preserv una potente alegra de vivir, que mantena aun en sus ltimos aos.Instintivamente ignoraba lo desagradable e hiriente. Sobre ese permanente fondo alegre yabierto, brotaban rpidas punzadas de humor que nunca dejaban de hacernos gracia. Sucuriosidad universal era la base de su tolerancia, que saboreaba con igual apetito lo clsico y loextravagante.

    De su partida ejemplar, de su muerte dulce, ya ha predicado elocuentemente el Padre Arturo.Aadir que, cuando en vsperas de navidad sinti que el final llegaba, insisti, muy a sumanera, sin melindres ni falsas opciones, en que sus sobrinos desfilramos por Pars, con unencargo firme y clido: despedirnos uno a uno. Y as fue: todos llegamos a verle vivo y lcido, ytodos recibimos el tambin simple abrazo del adis.

    Al mismo tiempo que lo recordamos, agradecemos hondamente el buen cuidado y los cariosque han envuelto su breve enfermedad final. Adornada por la plenitud grave de quien mira elmundo en una visin abarcadora, su marcha adquiere ahora las enseanzas de la buenamuerte, en el sentido clsico de la expresin. Tambin de ese legado le quedamosagradecidos.

    11 de enero de 2014, Pars