Unificación Un error fatal-- Adolph L.
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Transcript of Unificación Un error fatal-- Adolph L.
Unificación, Un error
fatal.
Por. Adolph Lippe M. D.
(The Homoeopathic Physician Vol. 02 No. 01, 1882)
Traducción. Lic. Hom. Francisco Navarro Rincón.
Guadalajara Jalisco.
Es un error fatal el suponer que las paredes divisorias, que separan
las dos escuelas médicas han de ser derribadas. Siguiendo el método
inductivo de Hahnemann, encontramos desde el principio como ha
expuesto las locuras, las diversas hipótesis, y la falta de éxito, de la
entonces vigente escuela médica. Esta base, para su argumento
posterior era una necesidad lógica, y el argumento que sigue a estas
exposiciones declarativas de la condición de la escuela predominante
de medicina, construyen una pared divisoria infranqueable, separando
por siempre el arte de curar, promulgado por Samuel Hahnemann,
incluyendo su exclusiva terapéutica, de la escuela médica
prevaleciente.
Las paredes divisorias seguramente no se podrán caer jamás, hasta
que algún sabio químico, haya descubierto el método exacto para
mezclar el agua y el aceite. Cualquier persona, que comprenda las
diferencias absolutas e irreconciliables existentes entre las dos
escuelas, no soñara más en la posibilidad de mezclar el agua con
el aceite.
Como estas escuelas, diferentes no pueden unirse, el derribar las
paredes divisorias implicaría, el “rendirse” ya sea de un lado o el otro;
esto también parece un problema, ya que los homeópatas
“progresistas” que son un gran número, llegan aun mas lejos y fuera
de la influencia nefasta de la escuela médica predominante.
Algunos miembros de la escuela ordinaria ya están adoptando
inocentemente las diversas doctrinas enseñadas por Hahnemann. Es
una necesidad lógica, que en el transcurso del tiempo, en un futuro no
muy lejano, estos materialistas, que rehúyen a la luz y al progreso,
abandonen su amada tierra. Así poco a poco, sin ningún tipo de ayuda
de nuestra parte, removerán por medio de sus propios esfuerzos
bloque tras bloque de esas paredes, y mientras lo hacen, más luz los
golpeara, y cuanto más iluminados por la luz creciente, más rápida
avanzara la nivelación, hasta que no haya más tabiques. Los signos
de los tiempos revelan el hecho de que un destello ocasional de luz,
llega mas allá de la pared, sin embargo, es evidente que el
conservacionismo de los siglos aun impregna a la escuela común de
medicina.
Ellos son, han sido, seguirán, y por algún tiempo seguirán siendo,
conservadores en su materialismo, el progreso que hacen es muy
lento, y se encuentra bajo presión de la opinión pública.
Para hacer valido nuestro argumento, debemos mostrar la posición
que la escuela común de medicina tiene en la actualidad e ilustrar su
persistente conservatismo. El Prof. Pasteur, leyó ante la asamblea de
un congreso médico, en Londres durante el verano pasado, este
famoso papel sobre, “La medicina preventiva” el famoso Pasteur es un
químico, y como tal, se ocupa exclusivamente de la materia orgánica,
sus observaciones son de interés para todo hombre de ciencia.
Pasteur se dirige a los médicos alópatas que aun se ocupan en buscar
las causas materiales en las enfermedades; ellos entienden muy
bien que los homeópatas, aceptan con la ley de los semejantes
también la ley de la dinámica, como dos doctrinas inseparables y
homogéneas, promulgadas por Hahnemann y aceptadas por sus
seguidores, (Londres, Junio 1881 pagina 553) rechazadas por su
puesto por la vieja escuela que se adhiere al materialismo.
Pasteur afirma haber sentado las bases de un sistema completamente
nuevo y el método de investigar a la naturaleza, y las causas de una
gran clase de enfermedades en el hombre y en animales superiores;
proclama que una gran clase de enfermedades es curable, bajo la
máxima; “aequalia aequalibus curantur,” y el, sin adherirse a un
estricto método inductivo de razonamiento, basa su experimento
en el descubrimiento del inmortal Jenner; pero Jenner, vacuno a la
humanidad con un virus “Similar” obtenido de un animal inferior, y
por lo tanto, -- siendo solo similar, -- el previno que los hombres se
infectaran por la viruela. Jenner, no clamo que la linfa tomada de un
paciente virulento podría prevenir o curar la enfermedad en otras
personas. “La profesión en general no podría aceptar la ley de
curación recién descubierta por Pasteur, porque son observadores y
hombres prácticos.”
Desde tiempos inmemorables, han buscado, hombres de saber
indudable, en vano remedios específicos para enfermedades
especificas. No podría ser de otra forma por su primera proposición,
“la existencia de enfermedades específicas”, es un error fatal, un error
primario y final. Desde tiempos inmemorables las enfermedades han
cambiado su naturaleza y formas. Lo que en la actualidad parece
corresponder con el genio epidémico, los diversos fenómenos, que
parecen ser fuertemente expresados en todas las formas de las
enfermedades ahora prevalecientes, no serán acompañamientos
característicos de esta misma enfermedad, probablemente dentro de
tres meses.
Desde tiempos inmemorables, las personas que sufren, en un mismo
lugar y al mismo tiempo de enfermedades epidémicas son todas
afligidas de una manera similar, pero no igual; mientras que existe
una gran similitud aparente entre los afligidos, el observador atento
discierne fácilmente una gran diferencia entre los síntomas de un
enfermo similar.
Estos observadores atentos fueron; Hahnemann y sus estudiantes, y a
manera de ilustrar se me puede permitir hacer referencia a algunos
remedios muy frecuentemente indicados en el cólera asiático.
Mientras que algunos casos corresponden con las propiedades
decisivas y características (comprobadas por experimentaciones en el
hombre sano) de Camphor, otros casos corresponden con Veratrum, o
Cuprum, Arsenicum etc. Cada uno de estos remedios tiene sus
características, y se convierten de esta manera y por lo tanto en
un agente curativo bajo la ley de los semejantes. Pasteur, así como
Koch, y otros, profesan haber encontrado los gérmenes en las
enfermedades infecciosas y creyendo que han encontrado estos
gérmenes llegan a la conclusión, después de su método deductivo
de razonamiento, que también saben cómo acabar con estas
enfermedades. Cuando hasta ahora una enfermedad infecciosa estalla
en una determinada localidad, habría necesariamente varias
condiciones presentes, permitiendo que los gérmenes desarrollen
ellos mismos su carácter infeccioso. Después de un cierto tiempo los
gérmenes, habiéndose rápidamente multiplicado, se encuentra que se
han vuelto inofensivos, a personas expuestas por largo tiempo a sus
influencias y permanecen bien, al no tener susceptibilidad a ese
veneno especifico; entonces, ¿Qué pasa con estos gérmenes que se
han multiplicado?
¿Puede explicarlo la química o cualquier otra ciencia exacta?
No más de lo que pueden explicar, porque A, B y C se enferman
cuando se exponen a estos gérmenes venenosos, y porque D, E y F
no fueron afectados en lo absoluto por las mismas influencias. Si
después de un largo lapso de tiempo, una epidemia se desata donde
antiguamente hizo estragos, ¿Acaso esta nueva epidemia no es
invariablemente diferente de la primera?
Si estamos acostumbrados a individualizar, es difícil esperar que
incluso debamos aceptar tales generalizaciones ofrecidas a nosotros
por estos científicos, ciertamente no debemos aceptarlas como
guías terapéuticas. Los alópatas no la han aceptado como un cuerpo,
ni un número considerable de ellos, la nueva ley descubierta de
curación promulgada por Pasteur --- que el producto de una
enfermedad puede curar la enfermedad en sí, o que si otros son
inoculados con este producto, servirá como preventivo para esa
forma de enfermedad. Esta fórmula “aequalia aequalibus curantur,”
fue rechazada ¿y como podría haber sido de otra manera? Pasteur es
un científico, pero no un hombre práctico, ni siquiera fue el primer
hombre en ofrecer esta fórmula.
Hace más de 50 años, el Sr. M Lux publico un panfleto, declarando la
ley “aequalia aequalibus curantur,” como superior a la ley de los
semejantes. El Sr. Lux, era un cirujano veterinario. Los hombres con
esa profesión no estaban obligados a demostrar que eran graduados
de una universidad clásica como los matriculados en las
universidades, que se adentran en el estudio de la medicina. Por lo
tanto no era de esperarse que el Sr. Lux tomara el método inductivo
de Hahnemann y comprendiera totalmente o apreciara el Organon,
cuando, muchos o más bien dicho la mayoría de los bien educados en
medicina, lo rechazaron a priori porque no estaban dispuestos a hacer
experimentos. El Sr. Lux era un entusiasta, unos cuantos lo siguieron y
entre ellos el Dr. Gross un verdadero homeópata.
Existía una gran pared divisoria erguida entre los homeópatas y los
isopatas, pero Hahnemann en su sabiduría lo hizo aun más imposible
cuando escribe una larga nota al pie de página en la clausura de su
introducción a la quinta edición del Organon. El Dr. Gross reconoció su
error y renuncio a él, y desde ese momento hasta ahora, la isopatia
fue recordada solo como una locura médica.
Es un hecho histórico que Hahnemann el fundador del arte médico
homeopático, rechazó la isopatia en 1830. Es también un hecho
histórico que la isopatia se le ofreció a la escuela alopática en 1881
por el Prof. Pasteur, y que no fue aceptada.
Es también un hecho histórico que los hombres que nunca
adoptaron plenamente la homeopatía, y solo fingían pertenecer a
la escuela por razones que solo ellos conocían, pero no deben ser
cuestionadas públicamente, han declarado de vez en cuando, un
fuerte deseo de derribar las paredes divisorias que mantienen a
las dos grandes escuelas médicas separadas.
La suposición de que tal acontecimiento podría tener lugar, se ha
discutido anteriormente, pero una revista médica muy ingeniosa,
[United States Medical Investigator, Nov. 1ero y 15, 1881.]
(Ostensiblemente homeopática) hizo en los últimos tiempos una
propuesta muy inteligente, que permite el soporte de la pared y la
monta, llevando en la mano una rama de olivo con el lema; “Una base
científica para la isopatia.” Este artículo está escrito en un estilo
verdaderamente alopático (materialista).
La Individualización, la prerrogativa de la verdadera homeopatía, se
aparta por completo. Productos de enfermedades (así llamados)
pueden y van a convertirse en agentes curativos después de que
hayan sido probados en los hombres sanos; pueden y serán
aplicados para la curación de los enfermos bajo la ley
fundamental homeopática de los semejantes; el remedio único y la
dosis mínima se aplicaran no aisladamente sino en conjunto. Las
mismas decisivas curaciones que desde ahora ya obtenemos tratando
a los enfermos con los venenos más conocidos y con las sustancias
anteriormente consideradas inertes seguirán. Si la rama de olivo
ingeniosamente ofrecida es aceptada por una pequeña minoría de
alópatas insatisfechos, y si es así, si una nueva escuela de medicina
es el resultado de esta novela de exposiciones, una escuela que
aboga por el principio “aequalia aequalibus curantur,” nombrada
Isopatia, el tiempo lo dirá. “Pero que el muro entre nosotros no se
eliminara por medio de esta novela ofrecida, es una certeza.”
Adolph Lippe. M. D.