UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR FACULTAD DE CIENCIAS … · 2018. 9. 27. · comunes que viven...
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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
CARRERA DE POLÍTICA
Fantasmagoría, patrimonio y espectáculo: análisis de las políticas
públicas sobre turismo y patrimonio en el Centro Histórico de
Quito. Periodo 2014-2017.
Proyecto de Investigación previo a la obtención del título de
Politólogo.
AUTOR: Espinosa Páez Pedro Amaru
TUTOR: Mgs. Omar Adrián Bonilla Martínez
Quito, 2018
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DERECHOS DE AUTOR
Yo, Pedro Amaru Espinosa Páez, en calidad de autor y titular de los derechos morales y
patrimoniales del trabajo de investigación Fantasmagoría, patrimonio y espectáculo:
Análisis de las políticas públicas sobre turismo y patrimonio en el centro histórico de
quito. Periodo 2014-2017, modalidad Proyecto de Investigación, de conformidad con el
Art. 114 del CÓDIGO ORGÁNICO DE LA ECONOMÍA SOCIAL DE LOS
CONOCIMIENTOS, CREATIVIDAD E INNOVACIÓN, concedo a favor de la
Universidad Central del Ecuador una licencia gratuita, intransferible y no exclusiva para
el uso no comercial de la obra, con fines estrictamente académicos. Conservo a mi favor
todos los derechos de autor sobre la obra, establecidos en la normativa citada.
También autorizo a la Universidad Central del Ecuador para que realice la digitalización
y publicación de este trabajo en su repositorio virtual, de acuerdo a lo dispuesto en el Art.
144 de la LEY ORGÁNICA DE EDUCACIÓN SUPERIOR.
El autor declara que la obra objeto de la presente autorización es original en su forma de
expresión y no infringe el derecho de autor de terceros, asumiendo la responsabilidad por
cualquier reclamación que pudiera presentarse por esta causa y liberando a la Universidad
de toda responsabilidad.
______________________________
Pedro Amaru Espinosa Páez
C.C. 1720448230
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APROBACIÓN DEL TUTOR
Yo, Omar Adrián Bonilla Martínez, en mi calidad de Tutor del Trabajo de Titulación,
presentado por PEDRO AMARU ESPINOSA PAEZ, para optar por el Grado de
Politólogo, cuyo título es: FANTASMAGORÍA, PATRIMONIO Y
ESPECTÁCULO: ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS SOBRE
TURISMO Y PATRIMONIO EN EL CENTRO HISTÓRICO DE QUITO.
PERIODO 2014-2017, considero que dicho trabajo reúne los requisitos y méritos
suficientes para ser sometido a la presentación pública y evaluación por parte del tribunal
examinador que se designe.
En la ciudad de Quito, a los 22 días del mes de febrero del 2018.
___________________________
Mgs. Omar Adrián Bonilla Martínez
TUTOR- DOCENTE
C.C. 1716166234
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DEDICATORIA
Para quienes luchan por cada centímetro de su espacio de vida. Para quienes resisten la
injerencia del capital en la cultura y en la naturaleza. Para quienes defienden la ciudad
como su derecho
Para Luis, amigo del alma y sujeto apasionado del turismo y las teorías críticas
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AGRADECIMIENTOS
Este trabajo ha sido realizado gracias a la inspiración de muchos personajes. De personas
comunes que viven todos los días enfrentado a las injusticias y sobreviviendo a ellas a
pesar de todo. De pensadora/es valiosos y sus letras que ha impregnado en mí, el amor al
conocimiento y la crítica al poder. De amigos y familiares que me han enseñado la
importancia de la constancia y la felicidad
Agradezco a todxs mis profesores quienes han sido de vital importancia en mi formación
y me han salvado de uno que otro lio. Especialmente a Omar Bonilla quien me involucro
en la geografía crítica y me soportó en el laborioso periodo de realización de tesis. A
Napoleón Saltos, por sus grandiosas conversaciones que motivaron el tema de este trabajo
Agradezco a mi madre y a mi padre por nunca dejarme de contar historias y estar siempre
a mi lado. A mi hermano y hermana por todas las alegrías que aliviaron los momentos de
estrés.
Agradezco a mis amiga/os, a todos ella/os con los que he compartido las mejores
bohemias y aventuras. Especialmente a lxs que conformamos el colectivo Walter
Benjamin, a la asociación de repartidores y la “santa trinidad”. Sin ellxs caminar no
tendría sentido.
Mis agradecimientos fraternos también para la Unidad Educativa “Pensionado
Universitario Nelson León Vizcarra”, sus autoridades y profesores del plantel. En
especial a Ramiro Jaramillo por la confianza, el apoyo y los consejos, y a las colegas
profesoras del Área de Sociales: Marianita, Marthita, Blanquita y Anita Maria, por el
cariño y la fuerza para terminar este trabajo.
La información que posee este trabajo ha sido conseguida gracias a la predisposición de
lxs vecinos del Centro Histórico y de algunas instituciones y autoridades municipales,
como Instituto de la Ciudad y su director Julio Echeverría, al Instituto de Patrimonio y su
directora Angélica Arias, y a la concejala Susana Castañeda y al concejal Mario
Guayasamín. A todxs ellxs, un especial agradecimiento.
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ÍNDICE DE CONTENIDOS
DERECHOS DE AUTOR ............................................................................................................. ii
APROBACIÓN DEL TUTOR ..................................................................................................... iii
DEDICATORIA .......................................................................................................................... iv
AGRADECIMIENTOS ................................................................................................................ v
ÍNDICE DE CONTENIDOS ....................................................................................................... vi
LISTA DE GRÁFICOS ............................................................................................................. viii
LISTA DE TABLAS .................................................................................................................... ix
RESUMEN .................................................................................................................................... x
ABSTRACT ................................................................................................................................. xi
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................ 1
Capítulo 1 ...................................................................................................................................... 5
La fantasmagoría y el Centro Histórico de Quito ...................................................................... 5
La irrupción de la modernidad en Paris................................................................................. 5
La Fantasmagoría de los pasajes ........................................................................................... 8
El turismo como fantasmagoría ........................................................................................... 11
Centralidad y Patrimonio del Centro Histórico de Quito .................................................... 17
Capítulo 2 .................................................................................................................................... 21
La conformación de la política pública de patrimonio y turismo para el Centro Histórico de
Quito ........................................................................................................................................ 21
La metodología de la investigación sobre política pública ................................................. 21
Las premisas de la declaratoria ........................................................................................... 22
La construcción de la fantasmagoría ................................................................................... 25
Los 2000. Renovación y propuesta ..................................................................................... 29
Capítulo 3 .................................................................................................................................... 34
Centro Histórico: Zona Especial Turística .............................................................................. 34
Para pensar una segunda fase .............................................................................................. 34
La Zona Especial Turística .................................................................................................. 38
Plan de Gestión Para la Zona Especial Turísticas del Centro Histórico ............................. 40
Reglamentaciones y proyectos para la ZET del Centro Histórico ...................................... 49
Programas y proyectos de la planificación .......................................................................... 53
Capítulo 4 .................................................................................................................................... 58
Políticas públicas de turismo y patrimonio sobre el centro histórico durante el periodo 2014-
2017 ......................................................................................................................................... 58
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vii
Políticas de Turismo ................................................................................................................ 60
Certificación y gestión para actividades turísticas .............................................................. 60
El turismo sustentable en la ZET del Centro Histórico y sus alrededores .......................... 65
Políticas sobre Patrimonio ....................................................................................................... 71
Capítulo 5 .................................................................................................................................... 77
A manera de conclusión .......................................................................................................... 77
Bibliografía ................................................................................................................................. 82
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viii
LISTA DE GRÁFICOS
Gráfico 1. Sectores ZET del Centro Histórico. 43
Gráfico 2. Mapa de ocio. Recreación turística del Centro Histórico. 46
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LISTA DE TABLAS
Tabla 1. Planificaciones urbanas del Centro Histórico. 33
Tabla 2. Negocios catalogados como turísticos 50
Tabla 3. Programas y proyectos de planificación 53
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Título: Fantasmagoría, patrimonio y espectáculo: Análisis de las políticas públicas
sobre turismo y patrimonio en el Centro Histórico de Quito. Periodo 2014-2017
Autor: Pedro Amaru Espinosa Páez
Tutor: Omar Adrián Bonilla Martínez
RESUMEN
A partir de la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad, el Centro Histórico
de Quito fue protagonista de múltiples intervenciones destinadas a mantener y recuperar
su legado histórico reflejado en sus edificaciones arquitectónicas. La atención prioritaria
tuvieron los monumentos coloniales, los que se presentaban como posibles atractivos del
significado histórico que visitantes locales y extranjeros podrían admirar. El turismo del
centro nace en el escenario de actividad que justificaba la rentabilidad de las inversiones
hechas sobre la recuperación de bienes patrimoniales, pero también, se mostraba como
solución a los problemas urbanos del entorno. La presente investigación es un esfuerzo
por problematizar las consecuencias de cómo se ha pensado el turismo en el Centro
Histórico de Quito, a través de las políticas públicas del periodo 2014-2017, para lo cual
se analiza como las actividades turísticas reconfiguran el espacio y provocan su
alejamiento de las necesidades de quienes lo habitan y benefician a quienes lo utilizan
con fines lucrativos. Mostrando, entonces, un problema de cómo se entiende el espacio
bajo las dinámicas del capital, y en el caso específico, como sus bienes patrimoniales son
mercancías de espectáculo que justifica el vaciamiento de habitantes y vanaglorian el
recurso fantasmagórico de su elitización.
PALABRAS CLAVE: ESPACIO / PATRIMONIO / MERCANCIA /ESPECTACULO
/ FANTASMAGORIA / POLÍTICAS PUBLICAS
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xi
Title: Phantasmagoria, heritage and show: Analysis of public policies on tourism
and heritage in the Historical Center of Quito. Period 2014-2017
Author: Pedro Amaru Espinosa Paez
Tutor: Omar Adrian Bonilla Martinez
ABSTRACT
Since its designation as a Cultural Heritage of Humanity, the Historical Center of Quito
was the protagonist of multiple interventions intended to maintain and recover its
historical legacy reflected on its architectural structures. Priority attention was focused on
colonial monuments, which were considered as possible attractions of historical
significance for the enjoyment of local and foreign visitors. Tourism to the city center
was born as an activity to justify the profitability of the investments made in the recovery
of heritage assets, but also, it was shown as a solution to the urban problems of the city.
This research is an effort to open a debate on the consequences of how tourism has been
approached in the Historical Center of Quito, through the public policies of the period
2014-2017; to this effect, it has been analyzed how tourist activities reconfigure the space
and provoke the dissatisfaction of the needs of those who inhabit it, and benefit those who
use it for profit purposes. Establishing in this way, the issue of how space is understood
under the dynamics of capital, and in this specific case, how their patrimonial assets
become merchandise of amusement that justifies the emigration of people and boast the
phantasmagorical resource of their gentrification.
KEY WORDS: SPACE / HERITAGE / MERCHANDISE / SHOW /
PHANTASMAGORIA / PUBLIC POLICIES
I certify that I am fluent in both English and Spanish and that I have prepared the detached translation
from the original in Spanish to the best of my knowledge and belief.
Martha Rivadeneira
C.I. 170361292-7
Date of Translation: September 10, 2018
Address: Figueroa & Machala C. 29
Quito-Ecuador
Mobile: 0997161982
Translator authorised by the British Embassy
M&R Translation Services
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INTRODUCCIÓN
Los Centros Históricos son los espacios más conflictivos para su acoplamiento completo
a las dinámicas y necesidades del urbanismo contemporáneo. Su estructura física,
simbólica y social, ha contemplado barreras para su incorporación plena a las dinámicas
del capital a diferencia del resto de territorios que conforman las metrópolis. En el caso
del Centro Histórico de Quito, las barreras han provocado que las medidas para su
intervención sean aplazadas en el tiempo o que su formulación se plasme como proyectos
a largo plazo.
Quito ha crecido longitudinalmente, su condición de capital lo ha llevado a que sea uno
de los centros productivos y administrativos más importantes del país. Desde la segunda
mitad del siglo XX, los esfuerzos de la administración pública estuvieron concentrados
en proyectos modernizadores de la urbe. El Centro Histórico bajo sus limitaciones de
estructura propia, en muchos casos, era espectador de las intervenciones a lo largo de la
ciudad. Retazos de grandes proyectos de transporte como de ordenamiento territorial se
llegaban en ciertas ocasiones, bien porque su territorio era vital para el funcionamiento
total de las obras o porque los problemas a resolver, también ocurrían con cierta
preocupación en el Centro Histórico.
La falta de interés sobre los problemas que presentaba, como las complicaciones que
posee el espacio, provocó que en un momento dado, exista una política de olvido. Esto
generó que varios de los conflictos que padecía fueran agudizándose y por ende, las
condiciones del espacio y de la habitabilidad para sus residentes como para quienes
transitan el lugar, se vayan degradando.
La declaratoria de patrimonio mundial, inauguró un momento interesante para el Centro
Histórico desde 1978. Por fuera de su importancia como centro administrativo de
instituciones estatales, su legado patrimonial reflejado en sus edificaciones históricas le
haría adquirir una importancia especial frente a la administración pública. El
reconocimiento internacional mencionado, daba ciertas garantías para que el Centro sea
un espacio que pueda generar valor a través de la promoción de sus recursos
patrimoniales.
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Los rasgos de identidad de la quiteñidad, se encuentran reflejados en mucho de lo que es
el Centro Histórico, no solo en los sentidos que generan su infraestructura, sino y
sobretodo, por las tradiciones y costumbres que preservan sus habitantes. Leyendas, mitos
y demás relatos sucedían entres calles, plazas y casas. Algunas fiestas tradicionales del
país, en especial de la sierra, alegorizaban la vida residencial en el efecto cultural de las
migraciones que llegaban al centro. Oficios de larga data e indicios de cómo era la ciudad
antes de los españoles estaban vigentes. El centro era el lugar de residencia de una buena
parte del patrimonio inmaterial.
La noción material e inmaterial del patrimonio era evidente de resaltar en un proyecto de
recuperación o fortalecimiento de los baluartes históricos del centro. Más no obstante el
inicio de los trabajos estuvo concentrado en destacar la imagen que comúnmente, y a
veces burdamente, se piensa en los proyectos urbanos. La imagen de los monumentos y
edificaciones como cara visible de lo que podía convertirse el centro histórico de Quito a
partir de su declaración como patrimonio mundial. La imagen icónica del turismo en la
ciudad.
La declaratoria permitió el inicio de todo un proceso de inversión de recursos económicos
para la intervención de bienes patrimoniales. Fundaciones españolas e instituciones
internacionales aportaron para la creación de un fondo que administre los recursos y
ejecute obras de rehabilitación. La capacidad económica de inversión, llegó a cifras tales
que permitió la intervención de forma completa sobre edificaciones patrimoniales y la
realización de obras en los alrededores del patrimonio material, solucionando “posibles”
amenazas a la estética de la monumentalidad.
La preocupación sobre la funcionalidad de los monumentos ya rehabilitados,
correspondería a un segundo momento de accionar en el Centro Histórico. Tras treinta
años (desde la declaratoria hasta el 2008) de intervención y recuperación patrimonial, era
momento de cumplir la funcionalidad con la cual se invirtió en este tema. El turismo se
presentó como alternativa de actividad económica, que permitía entrar a funcionar o
potenciar los usos de las edificaciones monumentales, con el fin de generar riquezas y
justificar las inversiones hechas.
El turismo, bajo su noción de espectáculo, es uno de los mecanismos por los cuales el
capital ha logrado apoderarse de espacios complicados para su reconfiguración urbana.
Su enmascaramiento de actividad recreativa, permite que su entrada sea recibida con
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beneplácito, como alternativa que alegoriza lugares y que genera recursos importantes
para agentes del mercado. La composición del turismo en la estructura capitalista creará
fantasmagorías, ilusiones donde el ejercicio de la actividad oculta y enmascara los rasgos
materiales y culturales, de quienes han invertido su fuerza de trabajo como su relación de
sentido con los monumentos y las prácticas, que el turismo mostrara como atractivos.
La aprobación del Plan de Zonas Especiales Turísticas y la adherencia del Centro
Histórico a este Plan, como espacio identificado para la realización de prácticas turísticas,
nos muestran el horizonte de garantizar programas de sustentabilidad de los bienes
intervenidos en el centro bajo esta actividad, pero también la importancia superlativa que
adquirirá el turismo en este espacio.
La investigación que a continuación se presenta, es un esfuerzo por analizar cómo, a partir
de las políticas públicas sobre turismo y patrimonio desde la Alcaldía de Quito, el espacio
del Centro Histórico se ha venido reconfigurando. Reflexionando qué actores han
promulgado dichas medidas, quiénes se han beneficiado, quiénes han resultado
perjudicados y bajo que enfoque se han planificado las acciones estatales.
Hacemos énfasis en el periodo 2014-2017, debido a que en esta temporalidad, uno de los
planes que define la política pública sobre turismo en la ciudad, empezará a aplicarse
dentro de uno de los espacios catalogados como ideales para esta actividad, el Centro
Histórico de Quito.
Partiremos del marco teórico de algunos postulados de la geografía y teoría crítica y el
derecho a la ciudad, que nos permitirán problematizar la actividad del turismo, en el
contexto de su funcionalidad como mecanismo para la apropiación del espacio por parte
de las lógicas del capital. El concepto de fantasmagoría, será tratado para reflexionar
sobre cómo las prácticas de consumo en la admiración del espectáculo patrimonial,
legitiman la apropiación del espacio y a la vez, cómo estas prácticas provocan conflictos
para los/las habitantes, que llegan a generar situaciones de expulsión de su lugar de
realización material.
La metodología con la que hemos trabajado se incrusta en las formas de estudio y análisis
de políticas públicas, donde la revisión de la documentación oficial creada por la
municipalidad como los puntos de vistas y discurso de las autoridades, son un punto de
partida para entender el enfoque de las acciones del cabildo como sus objetivos. Dentro
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de las metas propuestas, nos hemos planteado analizar la posición de los habitantes frente
a las medidas creadas, por lo que un segundo punto de nuestra metodología consiste en
investigar los puntos de vista y las demandas de las personas que habitan y trabajan en el
Centro Histórico de Quito.
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Capítulo 1
La fantasmagoría y el Centro Histórico de Quito
La irrupción de la modernidad en Paris
La ciudad y su condición moderna constituyeron el escenario idóneo para el desarrollo
del capital. Por supuesto, se constituyó en un proceso donde todos los actores de todas las
clases intervinieron. El estado y la sociedad, los empresarios y los trabajadores, los poetas
y los arquitectos. Unos pensaron la ciudad como proyecto, la percibieron y se encantaron,
y otros se resistieron. Pero la construcción del espacio tomaba una nueva dinámica: en el
discurso, prometía satisfacer las necesidades de sus pobladores; en la práctica, los
despojaba de su material de representación simbólica en el concreto.
Las ciudades desde su nacimiento fueron el germen del desarrollo de las civilizaciones
antiguas. El factor de la vida en conjunto de individuos lograba que estos encuentren
formas inéditas de cooperación, de donde crearían estilos de vida propios e instrumentos,
grandes y pequeños, que permitían la realización de una forma de convivencia (Watson,
2013, pág. 118). En esta construcción, se logró precautelar los procesos de desarrollo
humano. La dominación de la naturaleza salvaje fue lograda a través de la idea de ciudad.
El periodo de industrialización, a partir del siglo XVII en Europa, construyó un modelo
de ciudad, donde se priorizó dos ideas: la supremacía y negación de lo urbano a lo rural
y la ciudad como espacio de inversión del capital para la generación de ganancia, es decir
la urbe como mercancía. Estas ideas no están jerarquizadas sino interrelacionadas. No
solo suceden al mismo tiempo sino que no existen independientemente una de la otra.
“La ciudad y lo urbano corren el riesgo de
convertirse en la riqueza suprema de los
privilegiados, en el bien superior de consumo
que confiere un cierto sentido a este
consumo” (Lefebvre, 1972, pág. 99)
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6
El campo y la ciudad han mantenido ideas distintas de la conformación de sus lógicas de
funcionamiento, pero entre sí se respaldaban y posibilitaban la existencia del otro.
Aunque cada uno tuvo momentos de dominio en la historia. El campo proveía de
alimentos y de riqueza a través de la renta de la tierra, mientras la ciudad administraba las
ganancias y se convertía en el centro del funcionamiento del estado y la religión. Esto se
refleja en los tipos de ciudad anteriores al momento de industrialización.
La modernidad replanteó esta relación. Las grandes ciudades “se prolongan hacia el
campo e intenta deponerlo de su antigua dignidad, doblegarlo finalmente y reducirlo a la
condición de prolongación de la periferia industrial” (Echeverria, 2013, pág. 76). El
campo se niega como espacio colindante, no posee autonomía para determinar sus
funciones, ni satisface sus necesidades propias; la ciudad lo absorbe y lo transforma a
dinámicas que comprenden su lógica de funcionamiento económica. La agricultura no es
funcional si su producción no es masiva o a corto plazo. La dinámica industrial invade
todo a su paso.
Una dominación totalitaria de las ciudades que asume tamaños gigantescos, a partir de
este momento, no solo lo hace bajo mecanismos productivos y de división del trabajo,
sino también bajo modelos de vida que se implantan y que determina la relación de los
habitantes en su entorno. Los ritmos de vida, necesidades y anhelos urbanos, tipos de
construcciones, etc. Es decir, el tipo de urbanización del capital se apodera del campo. La
negación sucede en términos objetivos y subjetivos.
La modernidad trajo consigo no solo un nuevo tipo de organizar la vida económica y
social para las sociedades que se habían hastiado y revelado frente al dominio del
feudalismo, sino también toda una ola de expresiones artísticas y literarias, que
encontrarían el espacio de las urbes como lugares para desarrollarse. París es un claro
ejemplo de aquello, pues era el escenario de los grandes conflictos, donde las promesas
de libertad e igualdad, se pensaban y planteaban el sentido propio de la condición de lo
moderno; y por lo tanto, era el campo de inspiración perfecto para encontrar algunos
relatos o figuras exquisitas.
Sin duda pensar este momento en París es distinto que pensarla en cualquier parte del
mundo, en especial de ciudades como Londres, donde el desarrollo del capital tuvo
especial protagonismo, y que determinó bajo las condiciones de los conflictos propios, la
realidad de su constitución urbana moderna.
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Con la revolución de 1848, la conflictividad parisina salía de los límites del control del
Estado, que teniendo su problema propio de definición como república, con serios rasgos
nostálgicos de la época imperial, tenía que apaciguar u organizar la disputa en la sociedad.
El fin, construir un momento posible para la realización del proyecto político del Estado-
Nación.
La configuración urbana estuvo en la mira. La clase de insurgencia permanente, el
proletariado, ocupaba barrios y calles aledañas a los monumentos y palacios del estado
nación en construcción. Su ocupación era un constante peligro, tanto en los beneficios
geográficos que tenían para levantar grandes insurgencias o bien para denotar en la
cotidianidad, las contradicciones y la lucha entre quienes no eran iguales. La
transformación de tal escenario posibilitaba que el espacio pueda ser moldeado para los
beneficios del poder, que si bien, en un principio, aparecen como preocupaciones de orden
y control, luego se revelan como preocupaciones de un modo de producción en sí.
Haussman es el hombre designado por el bonapartismo para la transformación urbana en
1853. Emprende todo un proyecto de reorganización de barrios enteros, se expropian y se
demuelen edificaciones antiguas, se ensanchan calles y veredas, y se readecuan espacios
públicos. Los trabajadores son desalojados de sus casas y se trasladan a los espacios por
fuera del accionar de las readecuaciones urbanas, la periferia. Los pasajes, exposiciones
universales, restaurantes y cafeterías, pueblan el espacio vaciado. “Los centros del
dominio mundano y espiritual de la burguesía, engastados en el marco de las calles
principales, encontrarán allí su apoteosis” (Benjamin, 2012, págs. 59-60).
Sin duda, la obra de Haussman no es una invención personal, que responde a un
imaginario individual, sino a un proyecto mayor. Capitales excedentes encontraron
lugares de inversión y con ello “no sólo la transformación de las infraestructuras urbanas,
sino también la construcción de un nuevo modo de vida y de persona urbana” (Harvey,
El derecho a la ciudad, 2008, pág. 26). Todo esto en el proyecto industrializador francés,
que tras haber tenido insurgencias importantes, que pusieron límites momentáneos al
ritmo de acumulación de capitales, encontraría, en el espacio urbano, una instancia para
potenciar estos procesos.
Anterior a esto, los pasajes eran espacios que iban adquiriendo importancia en la ciudad
de París. Entre edificios y pequeñas calles, tiendas de diversos tipos, vestidos con estéticas
propias que adornan las mercancías, se forman espacios que transforman la dinámica del
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paseo y el consumo en la ciudad. Se forman templos de la mercancía donde la adoración
como tal, se realiza en el acto y en el deseo de la adquisición. Crea sujetos propios para
la idolatría. Crea toda una ilusión que determina la vida cotidiana. A esto, Walter
Benjamin referiría el concepto de Fantasmagoría.
La Fantasmagoría de los pasajes
Los centros comerciales que hoy pueblan las ciudades vieron una de las semillas para su
constitución en los pasajes parisinos, lugares donde se juntaban varios tipos de tiendas
con una gran gama de mercancías para la venta. Restaurantes, cafeterías y bares también
rondaban a sus alrededores y alegorizaban la dinámica de consumo. Poco a poco los
pasajes se convirtieron en el espacio ideal para el disfrute del paseo por la ciudad, el
entretenimiento y el placer, todo alrededor de relaciones mercantiles que establecían los
asistentes entre sí y por su puesto con los bienes y servicios que adquirían.
Estos lugares no establecieron nada más que un reducto de tiendas, sino dieron una nueva
dinámica al consumo, acción que planteaba una lógica distinta de la significación de la
mercancía en la sociedad, y por ende, una forma inédita del dominio del capital.
El fetichismo de la mercancía es el mecanismo que cristaliza la enajenación del trabajo,
y que permite que un bien disfrace el proceso social de su conformación, para la
generación de riqueza de quien asume su propiedad, el dueño del capital. Para Marx, esta
condición es la supremacía del valor de cambio por sobre el valor de uso y que determina
la existencia de un objeto, fruto de un proceso de trabajo, como mercancía. El entorno
ideológico que enmascara la contradicción entre estos tipos de valor y que enaltece a la
mercancía, Benjamin lo denomina como fantasmagoría.
“La devaluación del mundo de las cosas
en la alegoría es sobrepujado dentro del
mundo de las cosas mismo por la
mercancía” (Benjamin, 2012, pág. 249).
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Las “imágenes engañosas que enmascaran las relaciones de producción y las estructuras
de dominio de la sociedad” (Zamora, 1999, pág. 136), como se podría definir, en un
principio, la fantasmagoría en la modernidad, tiene su primera revelación mostrando en
el espacio de los pasajes la idea de protohistoria. Esta idea muestra a la sociedad vacía de
contradicciones y por ende, vacía de clases sociales. Siguiendo el planteamiento de
Benjamin, esta formulación se desarrolla en la imagen ambivalente alrededor de estos
lugares, donde la sociedad “busca tanto superar como transfigurar lo inacabado del
producto social así como las carencias del orden social de producción” (Benjamin, 2012,
pág. 47).
Tanto la superación como la transfiguración son finalidades bajo el pretexto de que la
imagen de los pasajes es una imagen que se construye tanto en el deseo de la aplicación
de las promesas del capital, obnubilando sus contradicciones de clase, como en el deseo
de que tales promesas se radicalicen, y alcancen nuevas dimensiones en el tiempo. Esta
es la condición de que la imagen de la fantasmagoría se presenta como imagen onírica
(Benjamin, 2012, pág. 58)
La fantasmagoría ya no se vuelve en el entorno que solo construyen los dueños de los
medios de producción sino la sociedad en sí, pues ella se representa en el mundo de la
mercancía, en su fetiche, por su condición de productora de las mismas (Zamora, 1999,
pág. 138) y por lo tanto, acepta su condición enajenada.
Sin embargo, la realidad de los pasajes, que hoy lo podemos percibir con mucha más
fuerza en los centros comerciales, radicaliza el concepto de fetichismo de la mercancía.
En parte porque todo el espectro de la cultura de la sociedad moderna está inserta en la
dinámica de la mercancía, pero sobretodo porque la supremacía del valor de cambio
adquiere una nueva dimensión. El valor de uso ya no queda replegado nada más que por
la alienación que se da en el proceso productivo del trabajo y por la obnubilación de este
proceso en el acto de consumo por las necesidades a satisfacer, sino que ahora, el
transcurso para el acto de consumo es deleitado. Por lo tanto, el disfrute del ritual del acto
de consumo, convierte también en mercancía para quien lo realiza.
Al igual que las exposiciones universales1 “el hombre se abandona a estas manipulaciones
de la enajenación respecto de sí mismo y de los otros” (Benjamin, 2012, pág. 52) y se
1 Asi se les denomina a las ferias del siglo XIX
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constituye como un sujeto putativo de la fantasmagoría de la modernidad. El flâneur,
personaje que se caracteriza por el deleite del transcurrir por los pasajes de Paris, los
pasajes para él son casa y calle, lugares para su producción y reproducción, donde se
constituye como sujeto y donde se place de aquello (Benjamin, 2012, pág. 57).
La radicalización del fetiche de la mercancía se plasma en la acción deleitosa del acto de
consumo, que no implica necesariamente el consumo concreto de las mercancías en los
pasajes, sino también la idolatría a estas como el deseo próximo de su adquisición; y,
claro, esto sucede en todo un ambiente que fomenta la diversión de otros tipos pero que
tienen el mismo fin. Esto lo vemos en los cines, patinajes de hielo, teatros, iglesias, y
demás, que pueblan los centros comerciales.
El espacio bajo el presupuesto del espectro fantasmagórico se vacía de relaciones sociales
por fuera de la dinámica del consumo, y prima a que el mismo tenga proyectos que
fomenten dinámicas mercantiles a favor del capital. En la posmodernidad los espacio
vacíos, en su totalidad, de cualquier interacción por fuera de las dinámicas de compra y
venta (Bauman, 2002, pág. 105) se han denominado como no lugares; y aunque estos
hacen referencia a espacios de transición con cierta espontaneidad en su visita, dan
muestra de que el marco que la modernidad inauguró, y que creó una lógica de espacio;
hoy no se desarrolla en pequeños ni recónditos lugares, sino que llegan abarcar partes
importantes del casco urbano con tamaños gigantescos.
La negación de la condición social de un espacio, fruto de la dominación de las relaciones
de mercado, da origen al sentido del concepto no lugar, que con simplicidad arguye a un
proceso histórico complejo y de varios años. La enajenación del espacio.
La existencia y el fortalecimiento de relaciones enajenantes entre propietarios de los
medios de producción y los sujetos que producen valor, ha generado que el fenómeno de
la enajenación no solo se desarrolle a nivel de los individuos en sí mismos, sino, en todo
los otros lugares de realización de la materialidad de los individuos, como la cultura y el
espacio social.
Esta pauta marca el escenario de una contradicción, donde, en términos de Marc Augé,
los lugares no antropológicos, al ser espacios abordados por la lógica de acumulación y
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consumo pueden desarrollar riegos que afecten a la existencia misma del espacio físico,
al igual que lo que sucede en la contradicción capital/trabajo2
El turismo como fantasmagoría
La transformación urbana de París dio paso a que los pasajes, bulevares y actividades
económicas recreativas empiecen tomarse el espacio del actual centro de París. Poco a
poco estas actividades irían adquiriendo fama y poder con lo que lograrían convertir la
dinámica clásica del centro de la capital francesa, de un barrio residencial y funcional por
compartir el espacio con instituciones del Estado y mercados de víveres, a un espacio de
recreación y turismo de consumo. El centro de París empezaría a convertirse en el centro
de modas, arte y chic más popular de Europa y del mundo.
El flujo de personas extranjeras en el centro de la ciudad configuraba la condición turística
de París. Los pasajes eran lugares que acogían galerías de arte, restaurantes, tiendas de
ropa y cafeterías. Estos eran visitados tanto por su condición de ofertar un servicio como
también por considerarse atractivos en sí mismo. A la par, los monumentos de la historia
francesa y los espacios de acontecimientos especiales dentro del discurso de la nación
bonapartista eran lugares destacados que complementaban el tour de los sitios turísticos
que visitar.
Para el caso y momento histórico que analizamos, la actividad turística nace alrededor de
los espacios fantasmagóricos de la mercancía, los pasajes, que aparecieron en la vida
moderna tras una intervención urbana propicia para el aparecimiento de esta dinámica.
Sin embargo, la condición de fantasmagoría que puede tener el turismo no es en tanto
parte de un espacio ya enajenado como podría sugerir la referencia histórica en cuestión,
sino que en el desarrollo de este contexto, la actividad turística simulará la lógica y el
escenario de los templos de la mercancía para desenvolverse hasta la actualidad y será
una de las causas de la enajenación.
La reforma de Haussman en París planteo la posibilidad real y exponencial de la conquista
del espacio por el capital. El turismo, en este momento, construyó las bases de su
2 Contradicción que denota que el proceso de incremento de valor para el aumento de la acumulación de capitales requiere empeorar las condiciones del trabajo humano, acción que puede llevar al deterioro y muerte dela fuerza laboral. Con ello, el fin de la capacidad de producción y riqueza. En la posmodernidad, la contradicción se plasma en escenarios más complejos, con mecanismo más sofisticados, que tienen como resultado el mismo fin, pero que son más llevaderos al disfrazar las formas de explotación clásicas.
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condición de mecanismo para expropiar el carácter social del espacio para llevarlo a las
lógicas de pleno consumo. Se trata de un acto legitimado por la sociedad en tanto la
actividad se constituye en fantasmagoría.
El turismo, en el escenario del capitalismo, se regirá como una actividad económica que
busca generar ganancias a través de la visita y consumo de servicios alrededor de objetos
o espacios para su contemplación y admiración de visitantes. Bajo esta definición, el
primer paso que el turismo debe emprender para su funcionamiento es el hallazgo de un
posible atractivo público, que pueda ser transformado para convertirse de un espacio
creado en el escenario de una colectividad o en la naturaleza, a un lugar que pueda ser
consumido y genere ganancias en el acto, en la dinámica de una mercancía.
Guy Debord se referirá al turismo en estos términos
“Subproducto de la circulación de las mercancías, la circulación humana considerada
como un consumo, el turismo, se reduce fundamentalmente al entretenimiento de ir a ver
lo que ha llegado a ser banal. El acondicionamiento económico de la frecuentación de los
lugares diferentes es ya por sí mismo la garantía de su equivalencia. La misma
modernización que ha extirpado del viaje el tiempo, le ha también retirado la realidad del
espacio” (Debord, 1967, pág. 102)
La condición de banalidad a la que Debord se referirá sobre los atractivos que visitan los
turistas está dada en tanto estos lugares provienen de una condición enajenante, que al
igual que los pasajes entenderá el aspecto de subordinación del valor de uso por el valor
de cambio y la imagen de disfrute que causa la admiración del atractivo por parte de sus
creadores que se han visto desposeídos de él. Sin embargo, la condición especial de la
banalidad, basa en que los atractivos se mueven dentro de un escenario turístico
mercantilizado, pues la dinámica turística tiende a crear espacios completos a la actividad,
donde entran en juego atractivos conexos como servicios que complementan la dinámica,
por lo que el acto de deseo de consumo mismo, en el espacio turistificado, como el
consumo del atractivo, son parte de esta condición.
La banalidad entiende la transformación del sentido de un espacio a un atractivo turístico.
Los monumentos o los sitios de patrimonio material, construidos en un momento histórico
para responder a creencias, formas de organización, conquistas sociales y demás, se
desprenden de su significado en relación a los sujetos que lo crean y que lo conforman,
para convertirse en lugares de admiración que restringen su uso público y cultural, y lo
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llevan a ser mercancías comercializadas para quienes se deleita de observar las huellas
del pasado en el presente. Se convierten en elementos de toda una imagen que presenta a
los sitios históricos como espectáculo de la vida pasada de una ciudad
El espectáculo denota la imagen de los residuos históricos de una sociedad, y los muestra
como eso, residuos recuperados que existen para que el mundo pueda apreciar lo que
queda. La nostalgia de revivir o admirar los factores tradicionales de la vida en los
espacios antiguos de la ciudad, justifica que el acceso a la experiencia tenga un precio y
por lo tanto una ganancia para quien la permite (Hiernaux, 2010, pág. 38).
Tomando en cuenta nuestro caso de estudio, un ejemplo claro es lo que sucede con los
monumentos católicos del periodo colonial que han sido declarados bienes patrimoniales.
El acceso a ellas se encuentra restringido, es necesario comprar boletos para entrar y
observar la edificación misma como de algún lugar especial que ella guarda3. Rituales
religiosos de rutina se realizan en horas donde no existe flujo turístico para no interrumpir
la jornada de visitas, como para no cobrar la entrada a feligreses que asisten a los ritos.
Ritos religiosos especiales tienen altos precios y limitaciones para su realización.
Por fuera de lo monumental, los atractivos en torno al patrimonio inmaterial, costumbres,
festividades o tradiciones, en la dinámica del turismo, no suceden bajo las reglas o
espontaneidad de las poblaciones que habitan el espacio. Estas se realizan de forma
planificada con agrupaciones artísticas, artesanos y pobladores contratados para mostrar
la parte cultural de las poblaciones y dar una experiencia más viva del espectáculo sobre
los recursos de lo tradicional o del tiempo pasado4. Esto son los mecanismos folclóricos
de la valorización de la cultura.
La fantasmagoría del espacio turístico se presenta como espectáculo, como la imagen
creada en torno a edificaciones, tradiciones y personas que muestra su condición de
objetos que generan valor y a la vez, de espacio bellos que ocultan problemas y
contradicciones que son enaltecidos por propios y extraños. Espacios que pueden
desarrollar toda una dinámica de consumo desprovista de relaciones sociales, en tanto
3 Catacumbas, altares, cuartos de oficios y penitencias, salas de arte o de reuniones, claustros y conventos son algunos de los sitios que acompañan el atractivo mismo del monumento eclesiástico. 4Las tradiciones culturales de las festividades por los solsticios y equinoccios de los andes son representadas en cualquier época del año en las plazas principales de los centro históricos de países como Ecuador, Perú y Bolivia .
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estas relaciones se incorporan como mercancías turísticas o se retiran del espacio por la
falta de condiciones para desarrollar habitabilidad.
Los centros históricos en las ciudades de Latinoamérica son los espacios en donde la
dinámica turística puede apoderarse de todo un lugar y establecer nexos entre atractivos
físicos como culturales. Sin embargo, el momento de posibilidad para pensar un proyecto
de estas dimensiones, donde el espacio todo de un centro histórico, es tomado bajo los
intereses del capital, es el momento de inserción del neoliberalismo. La modernidad
capitalista dio una pauta de lo que significaba reconfigurar el espacio y aprovechar sus
circunstancias para generar ganancias, pero no llegó al punto de monopolizar las
dinámicas del urbanismo a favor de estas prácticas. Esto para el caso de América Latina5.
El neoliberalismo como doctrina económica radicaliza los formulados de liberalismo y
plantea al mercado como máxima institución que debe regir la vida social, incluso, por
encima del Estado. En el urbanismo la doctrina se presenta como el mecanismo que
intensifica las prácticas de “ajustar el espacio a las exigencias del sistema de
acumulación” (Franquesa, 2007, pág. 7) donde todo tipo de cambio en la urbanidad debe
pensarse en beneficio de la acumulación de capitales y por ende dela ganancia económica.
Parte de las prácticas para lograr el objetivo neoliberal es dotar a los espacios de nuevas
dinámicas productivas, reconfigurándolo para que cada parte de un territorio brinde
condiciones ideales para dinámicas de inversión de capitales. Se desmantela la situación
que el espacio ha ido configurando a partir de sus dinámicas productivas, sociales y
culturales, y se lo reconfigura. Acontece una situación de destrucción creativa del espacio
(Harvey, 2004)
Harvey6 expone que la condición de destrucciones creativas sucede en el marco de las
necesidades del sistema por encontrar espacios de inversión de capitales excedentes en
territorios. Proyectos de desplazamiento temporal a largo plazo con fines sociales o
5 En el caso de Europa, la modernidad si logro hacer grandes transformaciones urbanas para el apoderamiento del espacio social bajo las lógicas del capital. Lo sucedido en París, con los pasajes es una muestra de ello. En América Latina la modernidad no logo plasmarse en los mismos lineamientos ni con las mismas posibilidades que Europa. Las razones han provocado un gran debate en nuestra región, pero nosotros nos alineamos a la línea de tesis que refieren a una condición periférica del desarrollo del capitalismo, que originó condiciones particulares para nuestra modernidad, y claro, puso barreras para que su proyecto se plasmen como tal. 6 David Harvey filósofo, geógrafo y catedrático universitario británico. Es autor de vario obras como “Ciudades Rebeldes”, “La condición de la posmodernidad”, “17 contradicciones y el fin del capitalismo”, etc.
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proyectos de expansión geográfica para alcanzar nuevos escenarios dentro de espacios
reconfigurados, son las alternativas que el excedente encuentra para incrustarse (Harvey,
2004, pág. 101). El neoliberalismo para el autor entra bajo las determinaciones de nuevo
imperialismo, momento en donde el capitalismo debe encontrar nuevos y potentes
mecanismo de inversión, para depositar capitales ya acumulados, y continúe en la
dinámica de acumulación en otros ámbitos económicos. Logra así evitar crisis de
sobreacumulación de plusvalor.
La reconfiguración de espacios ya desarrollados dentro de procesos históricos es factible
en tanto la economía presenta recursos sobrantes, que antes de ser mal gastados sirvan
como recursos de inversión para generar nuevos escenarios para el crecimiento
económico. El desarrollo de actividades turísticas es un ejemplo de lo antes dicho. El
turismo se presenta como una actividad que parte de las condiciones del espacio para
desarrollarse, requiere atractivos que puedan atraer a visitantes como facilidades que
preste el lugar para satisfacer las necesidades de estos. Se plasma como ejemplo de
expansión geográfica a partir del reordenamiento de las lógicas de un espacio, pero
también se presenta como desplazamiento temporal en tanto oferta mejoras sociales a
partir de los beneficios de la actividad.
El cumplimiento de la subordinación del Estado al mercado debe darse para plasmar
cambios en la lógica del espacio. El ente debe garantizar intervención pública sobre sus
competencias para generar un contexto favorable a las inversiones de excedente y al
mismo tiempo debe facilitar, desde los mecanismos legales de control, libertades para que
las inversiones puedan constituirse según sus propios mecanismos para garantizar su
rentabilidad.
La subordinación de la entidad Estatal al mercado conlleva a que las demandas sociales
de los habitantes queden relegadas radicalmente frente a los requerimientos de los agentes
empresariales, lo que puede generar conflictos en el pleno desarrollo de la vida de los
pobladores, puesto que el espacio que habitan, deja de responder a las necesidades de
quienes lo han constituido.
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La intervención en el espacio bajo las lógicas planteadas presenta dos características para
su implementación según la autora Jaume Franquesa7. La primera que hará referencia a
justificar la reconfiguración del espacio para recuperar o resaltas cualidades histórico
culturales del lugar, y, como segundo, la implementación de medidas que garanticen y
fomenten el involucramiento de los distintos sujetos del mercado a la dinámica que
ocupará el espacio (Franquesa, 2007, pág. 130). Siguiendo a la autora, estas características
son evidentes al momento de pensar las reconfiguraciones urbanas en centros históricos
para fomentar el turismo.
La posibilidad que todo un espacio se involucre dentro de la dinámica de consumo ha
sucedido en tanto el escenario del desarrollo capitalista, hasta el momento, ha demando
conquistar nuevos lugares para solucionar sus crisis económicas y saciar sus lógicas de
expansión y acumulación. El turismo se presenta como una de las dinámicas que hace
posible invadir el espacio y reconfigurarlo para apropiarse de la totalidad de los valores
cambio que puede generar. Los centros históricos, al ser lugares que presentan ciertas
facilidades por las edificaciones o monumentos que poseen, que pueden ser atractivos de
visita, son escenarios posibles para que el turismo y la reconfiguración que requiere sobre
el territorio puedan darse. Pero sucederán, tras encontrar soluciones frente a los
pobladores que se resistirán por defender su derecho al espacio.
La fantasmagoría entonces logrará constituirse a plenitud en el escenario neoliberal de la
expansión capitalista, sobre todo, porque tal condición, al inmiscuirse en el espacio y
proveerlo de toda una dinámica de consumo en él, garantiza la radicalización de la ilusión
de las mercancías tanto en el acto de compra de ellas como en el trascurso deleitoso de la
admiración de su posible adquisición. Así los centros comerciales como los centros
históricos apropiados por las lógicas del turismo de masas, pueden establecer una relación
en tanto son espacios destinados al consumo de mercancías que generan ganancias en
cada centímetro del deleite de sus atractivos.
La característica propia de este escenario en los centro históricos es que la mercancía se
presenta como patrimonio y su consumo se desarrolla en tanto es espectáculo.
7 Franquesa posee un doctorado en Antropología por la Universidad de Barcelona y un Pos doctorado en geografía en la Universidad de Toronto. Profesor de la Universidad de Buffalo/New York y es autor de libros de geografía crítica como “Urbanismo neoliberal, negocio inmobiliario y vida vecinal”.
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Centralidad y Patrimonio del Centro Histórico de Quito
Los centros históricos en América Latina no se han constituido en espacios donde las
dinámicas del capital se desarrollen de igual manera que sucedió en Europa o en los
Estados Unidos, tampoco las ciudades en general de nuestro continente. No obstante los
centros históricos han sido espacios que ha sufrido un sin número de configuraciones
debido a diversas y malas planificaciones del entorno. En el caso de la ciudad de Quito,
históricamente el centro se ha configurado por ser un espacio donde se concentran
importantes actividades económicas, políticas y religiosas de la ciudad y del país.
El centro histórico de Quito, como sus semejantes en toda Latinoamérica, constituyeron
el germen de las urbanidades metropolitanas, lo que les permitía constituir la idea de
centralidad como eje organizador de la ciudad. Este factor entra en crisis desde el hecho
que los “centros históricos dejan de ser la ciudad toda y como tal, comienzan a perder la
propia diversidad de cada urbe” (Carrión, 2005, pág. 92). Además, que surgen nuevas
centralidades en toda la ciudad según las demandas de la industria, comercio o transporte.
La ausencia de la función de centralidad de los centros históricos hace pensar para autores
como Ciro Caraballo que el concepto de centro no tiene vigencia teórica y lo correcto es
referirnos aquellos como espacios con valor histórico (Caraballo Perichi, 2000, pág. 108)
pues las políticas urbanas han hecho acento sobre la importancia de lo histórico, reflejado
especialmente en los monumentos que en él se hallan.
El proceso de vaciamiento de la condición de centralidad conlleva a pensar las posibles
funciones que este espacio puede ir adquiriendo a futuro, pero que necesariamente deberá
partir de una idea de renovación. La idea de renovación del factor fundacional de todo
centro histórico, que incide a pensar a este espacio más allá de cierta centralidad o bajo
una nueva idea de este concepto, partiría de pensar diversos proyectos urbanos que
aprovechen ciertas condiciones propias de su configuración histórica, sobre todo para
darle un sentido.
Carrión refiere a que una posibilidad de aparecimiento de “nuevas y novedosas formas de
centralidad histórica” es en la integración de diversas formas de centralidad, que permite
tener un lazo de interrelación entre lo que ofrece cada uno de estos espacios, como es el
caso del centro histórico con el barrio de la Mariscal en la ciudad de Quito (Carrión, 2005,
pág. 93). Dentro de esta afirmación hay que resaltar, que son los servicios y atractivos
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turísticos, que ofrecen estos dos lugares mencionados, que permite constituir una
centralidad continua, y por lo tanto es el turismo el eje articulador que posibilita el acto
de renovación de ciertos espacios
Ahora, el acento sobre el concepto histórico dentro de los antiguos centros de las ciudades
coloniales, tomó relevancia en la década de los 50s en América Latina, en el momento
“cuando la imagen urbana construida fue convertida en símbolo de las identidades
colectivas, al asumirse el patrimonio edificado como ícono y representación del espíritu
de una nación o una comunidad” (Caraballo Perichi, 2000, pág. 95) al cual figuraba la
idea de congelarlo en el tiempo, y sea recurso de admiración y muestra de los espíritus de
la nación y la patria hacia los extraños. Esto empoderando a los centros históricos en
espacios monumentalizados de atracción turística internacional.
La declaratoria del centro histórico como Patrimonio Cultural de la Humanidad generó
que la administración municipal tome mayor énfasis sobre la temática de conservación
de monumentos, pero también posibilitó a que se piense sobre qué realmente constituye
el patrimonio intangible. Para esto han existido dos visiones: la monumentalista y la
funcional simbólica. La primera atribuye a características de forma, estilo, tipo de
construcción, tiempo de trabajo invertido y que datan del periodo colonial; mientras la
segunda refiere a los lugares donde han acontecido eventos importantes para la
construcción de identidades referidas sobre el Estado-nación ecuatoriano, como también
eventos de concentración y simbología religiosa (Amézquita Ochoa, 2011, pág. 134)
Como todo parámetro se delimita que es y que no es, y en este caso, hablando sobre el
patrimonio, se establece qué es considerado patrimonio y qué no. Las consideraciones
para identificar los baluartes principales del centro histórico están ajenos a cualquier tipo
de visión de patrimonio “popular”, entendido esto como los objetos o lugares que no
necesariamente han sido construidos (de forma material o simbólica) por una
institucionalidad o que representa alguna de ellas, sino que han sido creados en la
ejecución de tradiciones y costumbres de los pueblos.
La visión de exaltación de monumentos, transforma al espacio entorno a los
requerimientos que permiten que tales monumentos sean conservados y sobretodo
admirados. La población es excluida y es marginalizada de este proyecto, pues no importa
la relación que ella mantiene con las edificaciones sino la edificación aislada y en sí
misma. Esta admiración o contemplación pasa necesariamente por sujetos ajenos al
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sentido de las dinámicas de la cotidianidad que pueden brindar los monumentos. El
espacio se transforma en un museo, que preserva, de lo histórico, cierto legado material
y no la riqueza, que dentro del legado material habita: la cultura y la cosmovisión que dan
sentido de ser de la edificación. Nos referiríamos entonces, a que la propia forma de
construcción del espacio, que no se da en un hecho físico de ingeniería o arquitectura,
sino en un proceso social, está enajenado.
“El patrimonio, concebido en términos espaciales antes que sociales, ha pasado a
constituirse en signo identitario a la vez que en escaparate o postal destinado al mercado
internacional de “oportunidades”. (Kingman Garcés, 2004, pág. 26). Lo formulado por
Kingman enmarca el objetivo del discurso y las políticas públicas sobre el patrimonio en
la ciudad, con lo cual aludirá a la alienación de los monumentos y edificaciones de las
múltiples relaciones culturales y sociales, que libremente puede construir la sociedad con
ellos, para la construcción de una identidad desde el poder y a su vez para empoderar el
espacio para fines turísticos.
La visión de museo que adquiere el espacio, transforma a los valores histórico-culturales
en mercancías, que al igual que el resto de sus semejantes en el mundo capitalista, pierde
las determinaciones y su importancia de su valor de uso frente a su valor de cambio. En
esta idea podríamos plantear algunos debates sobre el patrimonio, sobre todo para
interrogarnos hasta qué medida las regulaciones internacionales sobre el cuidado de tales,
expresan políticas que fomentarían más su conversión a atractivos turísticos antes que a
vestigios, que deben ser cuidados, como evidencia que datan la vida de las poblaciones
en el tiempo. Junto a esto hay que pensar qué tipo de patrimonio se está fomentando y
cuidando, en espera de difundir modelos coloniales que den vigencia a la identidad blanca
mestiza por sobre la identidad indígena prehispánica.
La dimensión que permite determinar a las políticas de patrimonio por sobre políticas que
atiendan las necesidades de la población, está marcado por los réditos económicos que se
generan a través del turismo. La condición de ganancia desplaza a la satisfacción de
necesidades de la población en todos sus sentidos, pues la visión de turismo y de
patrimonio que se ha fomentado no ha priorizado a los habitantes como principales
actores para su divulgación, tanto como ofertantes de servicios turísticos como sujetos
que dan vida al patrimonio en relación con sus actividades culturales. Para este caso, el
despojo sucede en dos vías: material y simbólico.
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La importancia de hacer la relación entre las necesidades de los habitantes del centro
histórico con las políticas municipales sobre patrimonio y turismo, permite delimitar el
marco de disputa que existe entre cómo piensan el espacio los pobladores frente a la
noción del espacio que tiene el poder. Delimitar como se genera la disputa entre la
satisfacción de necesidades y la adquisición de ganancias, marca el escenario de conflicto
entre capital y sociedad en el espacio histórico del centro de Quito.
Partir del hecho de cómo los actores se interrelacionan, habitantes, poder y empresas, nos
eleva a plantear discusiones sobre qué tipo de turismo se fomenta en espacios con
patrimonio histórico, cómo se determina a este patrimonio, y a la vez, en cómo estamos
pensando las ciudades desde los grandes proyectos urbanos o la planificación urbana que
mira lo local.
Plantear la centralidad del análisis sobre el turismo también logra que problematicemos
en qué condiciones se desarrolla este, y por lo tanto cómo las actividades de
entretenimiento que atraen a propios y a extraños, denotando todo lo que puede ser una
cultura, mostrando una fantasmagoría en torno a lo que puede reflejar nuestro patrimonio
frente a las medidas de despojo que han sucedido sobre los actores principales de ese
patrimonio.
La forma en cómo construye el espacio la actividad turística no es una forma aislada. Está
basada en el mecanismo en como el capitalismo, tanto en la modernidad y
posmodernidad, construye un lugar con base en las lógicas de acumulación; y, por lo
tanto, esta forma de configuración del espacio, donde este se convierte en una mercancía,
determina un tipo de vida y de habitante alrededor de este.
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Capítulo 2
La conformación de la política pública de patrimonio y turismo para el Centro
Histórico de Quito
La metodología de la investigación sobre política pública
La política pública es uno de los temas de mayor discusión dentro de la ciencia política,
lo demuestra la basta cantidad de definiciones que se ha dado sobre este concepto y el
marco del debate alrededor de la forma de su análisis. Pero la tendencia de su
comprensión conceptual está dedicada a la funcionalidad técnica que puede dar la
categoría para su implementación en la burocracia del estado.
Sin embargo, podríamos mencionar que la concordancia entre todas las definiciones de
política pública y que es útil para una discusión teórica del tema, señala que hay cuatro
líneas para caracterizar la categoría, según André Roth: “implicación del gobierno,
percepción del problema, definiciones de objetivos y proceso” (Roth Deubel, 2002, pág.
27). Lo que en otras palabras y, alterando un poco el orden, podríamos decir:
identificación de una problemática por parte de actores políticos, sociales y el Estado8,
afirmación del compromiso del Estado para resolver el conflicto, delimitación de los
logros que se quiera alcanzar y mencionar el procedimiento de acción desde los distintos
participantes en las medidas a realizar.
Un problema vital que nace de esta caracterización es: ¿cuándo una problemática adquiere
la dimensión de pública? y ¿cuándo un problema entra en la agenda pública del estado?
Para algunos autores como Pierre Muller, las dos preguntas podrían ser redundantes, pero
la respuesta estaría marcada por tres características, donde se destaca: la capacidad de
lucha de los actores políticos y la difusión de la problemática para que llega a ser de
interés del Estado (Muller, 1998, pág. 70).
Para esta idea, es importante pensar también el marco ideológico por el cual el Estado
entiende la demanda y direcciona su actuación en ella, y cómo esta se une o confronta
con el marco ideológico del resto de actores políticos y sociales. Así, el análisis traspasa
8 Esto sería una de las bases para entender la dimensión de público que puede adquirir determinadas circunstancias dentro de un estado
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del elemento técnico de cómo se formula y se aplica la política pública bajo el trámite del
Estado, y llega a cómo se piensa y hacia donde se plantea llegar la política pública.
Ahora, no toda política pública nace desde las demandas de la sociedad, sino también,
nace desde los enfoques de quienes están a cargo de la administración pública, y en este
caso, el reto consistirá en qué las problemáticas, como las medidas para resolverla, sean
legitimadas por la sociedad, en consecuencia de que esta considere a tal evento como un
problema público, que afecta al conjunto de la sociedad.
Para el caso de nuestra investigación, analizaremos el enfoque teórico-ideológico desde
el cual son pensadas las políticas públicas, la participación de los actores políticos y
sociales en su elaboración y ejecución. Cómo se define los problemas públicos alrededor
de nuestro tema en el centro histórico y cuáles son las reacciones de los pobladores frente
a ellas. Los planes y programas se convierten en el documento técnico que interpela la
visión sobre el espacio con las medidas a realizar y del cual podemos partir para tener una
relación sobre el trabajo del Estado frente a las demandas de la población.
Las premisas de la declaratoria
En el año 1978 el centro histórico de Quito fue declarado, por parte de la UNESCO,
patrimonio cultural de la humanidad, hito que marco relevancia tanto por ser la primera
ciudad que recibió este reconocimiento en América Latina como también porque significó
la consolidación e inicio de un conjunto de medidas destinadas a la recuperación,
mantenimiento y difusión del patrimonio.
Antes de este momento, en Quito, el patrimonio no era considerado como un menester de
intervención por parte del estado a nivel de política pública, los cuidados que se daban a
edificaciones monumentales y casas antiguas correspondían a propietarios privados de
los bienes inmuebles, que actuaban por voluntad propia, sin ningún tipo de lineamiento
técnico para su regulación. Sin embargo, antes de la declaratoria, ocurrieron medidas que
dejan precedentes sobre el accionar del Estado en temas de patrimonio.
En la década de los 1940s, bajo la alcaldía de Jijón y Caamaño, se crea el Plan Regulador
de la Ciudad o Plan Odriozola, nombrado así por el apellido de su creador9, el cual
establece parámetros para el crecimiento y la administración de la urbanidad. En el tema
del centro histórico se resalta la importancia de este sector en tanto su sentido funcional
9 Juan Odrizola arquitecto uruguayo
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urbanístico de centralidad como su valor histórico (Granja Vizcaino, 2010, págs. 40-41).
Se toma una visión de realce patrimonial dedicada para “construcciones y monumentos
que resaltaban la influencia española en la conquista” (Granja Vizcaino, 2010, pág. 41)
Iglesias y claustros, casas y plazas coloniales son algunos ejemplos. Son hitos que
reflejaban la identidad que se quería fomentar.
El Plan Odriozola, tras algunos ajustes, marca el precedente para que en la década de los
1960s se cree el “Plan del Centro Histórico de Quito” y el “Plan Piloto de Preservación
Monumental de Quito”, los cuales definen el marco de acción sobre la recuperación y
utilización del patrimonio. Por fuera de la imagen simbólica de identidad, el patrimonio
monumental empezaría a pensarse dentro de una actividad económica. En las normas de
Quito, documento del cual parte los planes nombrados aborda lo siguiente referente al
uso del patrimonio:
“Poner en valor un bien histórico o artístico equivale a habitarlo en las condiciones
objetivas y ambientales que, sin desvirtuar su naturaleza, resalten sus características y
permitan su óptimo aprovechamiento. La puesta en valor debe entenderse que se realiza
en función de un fin trascendente que en el caso de Iberoamérica sería contribuir al
desarrollo económico de la región” (Municipio de Quito, pág. 4)
La puesta en valor del patrimonio tiene como objetivo generar recursos económicos para
el territorio en el que se encuentra, que llegue alcanzar tales condiciones que su
aprovechamiento sirva para la economía de la región. El turismo se piensa ya como el
incentivo que las políticas sobre patrimonio debían llegar a cumplir y donde capitales
extranjeros puedan invertir (Cifuentes, 2008, pág. 103)
En la década de los 1970s, la recuperación del patrimonio monumental en general
adquiere interés internacional. Se aprueba por parte de la UNESCO la convención sobre
la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, y se realiza el proceso para
identificar y señalar los lugares que llevarían la categoría de Patrimonio Cultural o Natural
de la humanidad. Este proceso lograría que los espacios nombrados bajo estas categorías
tengan legitimidad internacional de su valor histórico, cultural y natural, y con ello exista
una presión constante sobre el mantenimiento del patrimonio catalogado.
Las consecuencias alrededor de la declaratoria fue que el municipio empiece a elaborar
un sistema de políticas públicas que en principio proteja el patrimonio monumental y lo
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ponga apto para su deleite. Se tramitan préstamos de instituciones internacionales para
desarrollar estudios, planificación y ejecución de obras. Sin embargo, hasta el año de
1987, tras un terremoto que vivió la ciudad, se crea el Fondo de Salvamento del
Patrimonio de Quito (FONSAL), institución que estaría a cargo de liderar iniciativas de
recuperación arquitectónica y de administrar los recursos económicos para este fin (Del
Pino, 2009, pág. 27)
La segunda mitad del siglo XX, donde la discusión sobre el patrimonio aflora, el centro
histórico está pasando por algunas transformaciones en su configuración urbana. Los
ciclos de auge y crisis de la economía ecuatoriana afectaban a las ciudades principales
como Quito, que experimentaba los beneficios de la dualidad de la riqueza. Se moderniza
la ciudad, se fomenta el desarrollo de la producción, pero a la vez, tales proyectos
encuentran barreras en la ausencia de inversión en situaciones de declives de la economía.
En este contexto, las migraciones del campo a la ciudad, dadas por problemas en el agro
como por las promesas del desarrollo urbanístico de la capital, contempló uno de los
fenómenos determinantes para la reconfiguración del espacio.
La condición de centralidad que tiene el centro histórico lo convierte en un lugar propicio
para el desarrollo de actividades económicas. Una de ellas fue el comercio, que desde
tiempos prehispánicos logro asentarse. Pero consolido también una fuerte disputa entre
quienes habitaban el lugar. Los lugares donde se concentraban los mercados eran vistos,
para las élites, como los puntos de infección donde sujetos no higiénicos, las clases
populares, se realizaban (Kingman, 2006, pág. 273). La delimitación de estas áreas y su
continua separación del espacio habitacional de las élites era la continua demanda que
este estrato peleaba. El Plan Odriozola logró cumplir estas ambiciones al fomentar
categorías para los barrios de la ciudad, etiquetándolos tanto de primera, segunda y tercera
clase según su composición social, diferenciándolos y estableciendo fundamentos de
segregación (Espinosa Apolo, 2012, pág. 66).
El centro histórico contemplaba un escenario micro donde tal segregación se reflejaba
hasta la década de los 1950s. El casco principal que llega desde el norte con la calle
Manabí, hasta el sur con la calle Rocafuerte, y al este con la calle Flores y al oeste con la
calle Cuenca (Espinosa Apolo, 2012, pág. 65) era el sector donde los poderes del país y
las élites habitaban, las lomas a los alrededores eran la periferia donde residían las clases
populares y donde se les permitía que realicen sus actividades económicas.
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En esta época, el norte, bajo las delimitaciones del Plan Odrizola, se convirtió en el nuevo
espacio de poblamiento de las clases medias y altas de la ciudad. Estas empezarían a
desocupar el centro para trasladarse a un nuevo entorno en donde su configuración urbana
estaba por iniciarse y podía moldearse en torno a los requerimientos de sus nuevos
pobladores. Al mismo tiempo, se generaba un vaciamiento del centro. Este empieza a
convertirse en lugar de cabida masiva para pobladores migrantes, pues no solo era uno
de los primeros espacio de la ciudad que pisaban al llegar, sino también era fuente de
posibilidades laborales en tanto el vaciamiento no afectó la condición de centralidad y
desplazó a los sujetos que impedían la población masiva de sujetos populares.
El incremento de la demanda y de las actividades económicas fue generando que las
edificaciones vayan acoplándose a esta realidad. Casas se subdividieron en varios
departamentos, se transformaron en locales comerciales o en bodegas (Granja Vizcaino,
2010, pág. 44) lo que generó que parte del patrimonio edificado se transforme. Se
desarrollaron condiciones de hacinamiento y tugurización en algunos barrios.
Para la década de los 1970s y 1980s el comercio había crecido impresionantemente. Se
había especializado como “centro de provisión de bienes para familias de ingresos medios
y bajos” (Arregui, 2007, pág. 404) lo que significó que tenga un mayor desarrolló frente
a su contrario, el comercio formal, pues la accesibilidad económica de sus bienes permitía
que una gran cantidad de demanda se acerque. La fuerza del comercio logró que el uso
de suelo del centro histórico este destinado a esta actividad, lo que conllevo a procesos
de desplazamiento de los habitantes del centro hacia las altas lomas que rodeaban la
pequeña meseta del centro histórico (Cifuentes, 2008, pág. 104).
Las discusiones sobre el mantenimiento del patrimonio se desarrollaban a la par que el
centro histórico vivía todo un proceso de reconfiguración urbana, generada por las
medidas de organización territorial
La construcción de la fantasmagoría
La creación del FONSAL casi diez años después de la declaratoria de la UNESCO y tras
las secuelas del terremoto de 1987 refleja la incapacidad de la política pública de accionar
en torno a una institucionalización de las demandas a partir de la declaratoria en materia
de patrimonio, sobre todo al no disponer de mecanismos de respuesta y protección frente
a la destrucción parcial o deterioro a causa de un desastre natural. Al mismo tiempo, en
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1980s, los comerciantes no tuvieron mayor impedimento para realizar su trabajo en el
centro y fue la temporalidad donde lograron radicarse en las calles.
El trabajo municipal, junto a organismos internacionales como la Agencia Internacional
para el Desarrollo, estuvo concentrado en la elaboración de estudios para catalogar las
edificaciones patrimoniales (Cifuentes, 2008, pág. 106), mas no en la elaboración de
medidas de acción sobre las edificaciones. Un trabajo parecido se realizó sobre el
comercio informal en los 1980s. Los estudios buscaban cuantificar y mostrar la situación
de la actividad (Granja Vizcaino, 2010, pág. 47). Se partió de una lógica de estudios
técnicos de campo, que si bien mostraban las realidades sobre los temas de investigación,
también tenía el fin de que el ejercicio investigativo mismo sea un parámetro a cumplir
para la acreditación de préstamos y asistencia internacional en temas de patrimonio.
A partir del aparecimiento del FONSAL existe un trazado de las obras a realizar, pero
también existe un vehículo que administra y busca financiamiento que hace factible que
la planificación logre ser ejecutable. Desde 1988 hasta el año 2000, se invirtió en estudios
y obras de rehabilitación de bienes patrimoniales con un monto aproximado de 36,2
millones de dólares (Samaniego Ponce, 2007, pág. 224), dinero proveniente tanto del
presupuesto de la institución, y sobre todo, de donaciones de organismos
internacionales10y de préstamos al Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La superioridad de los aportes de entes internacionales para la recuperación del
patrimonio contemplan que éstas no tengan un rol pasivo en las decisiones sobre la
materia a la que estará destinada la inversión, sino que tengan capacidad de decisión sobre
qué aspectos deben considerarse prioritarios de intervención, pues si bien tienen los
requisitos técnicos como primera forma para tomar postura frente a lo que se puede
aprobar o no, tienen también la capacidad de que solo a través del financiamiento
internacional, las políticas sobre recuperación de patrimonio podían llevarse a cabo.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es uno de los organismos principales de
financiamiento vía deuda que intervino en las obras de patrimonio en el centro histórico
de Quito. Una primera parte del préstamo estuvo enfocado en el mejoramiento de
condiciones de infraestructura monumental patrimonial, mejoramiento del entorno y
alianzas con instituciones público privada, con el objetivo de garantizar un espacio ideal
10 Los organismos que realizaban aportaciones permanentes al FONSAL eran: Junta de Andalucía, Gobierno de Bélgica. Agencia de Cooperación Española y UNESCO (Samaniego Ponce, 2007, pág. 221)
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para inversiones privadas destinadas a la actividad turística de talla internacional (Banco
Interamricano de Desarrollo, 2004, pág. 3). La segunda parte del préstamo estaría pensado
en generar proyectos de sostenibilidad para los bienes intervenidos como también de
financiar obras restantes.
Es a finales del siglo XX que grandes proyectos sobre restauración de edificaciones
monumentales se llevan a cabo como la restauración de la Iglesia de la Compañía,
Convento de San Francisco, recuperación de la Avenida 24 de Mayo, reconstrucción de
la Plaza de Toros Belmonte y demás. Aunque existieron obras sobre iluminación de
calles, mejoramiento de vivienda y habilitación como recuperación de edificaciones de
instituciones públicas, las obras sobre el patrimonio colonial y eclesiástico fueron más y
de mayor presupuesto. Habría que añadir que la mayoría del conjunto de obras sucedieron
en el casco principal del centro histórico, aquel que contempló, hasta la década de los
cuarentas, el espacio habitacional de las clases altas y medias de la ciudad.
Este aspecto no solo refleja el interés sobre la recuperación de edificaciones aptas para el
deleite turístico sino también el interés de exaltar un tipo de legado histórico como
referente de identidad. Por eso la necesidad de entablar una relación entre quienes prestan
el financiamiento y las obras que se benefician de aquello, entendiendo entonces la
participación de instituciones españolas en el financiamiento del FONSAL y luego la
ejecución de obras sobre edificaciones coloniales en nuestra ciudad.
El patrimonio es entendido entonces como monumentalidad colonial, y el cuidado del
mismo no solo entendía su rehabilitación con fines turísticos sino también de protegerlo
de “amenazas” a su deterioro como se afirmaba que era el comercio informal. Es así que
una parte de los planes sobre centro histórico ya en la década de los noventas, estaba
dedicado a resolver esta actividad a través de propuestas como la reubicación de la
dinámica informal. (Granja Vizcaino, 2010, pág. 51)
Otra institución de vital importancia que canalizó parte de los fondos internacionales y
que tenía el fin de generar proyectos de sostenibilidad con la empresa privada sobre las
obras monumentales recuperadas, fue la Empresa del Centro Histórico (ECH), que la
conformaban autoridades municipales y empresarios del centro. Esta institución manejó
el total del préstamo del BID de 41 millones de dólares con un aporte añadido de 10
millones de dólares por parte del municipio, los cuales estuvieron destinados para algunas
inversiones en proyectos de: administración de espacios culturales, comercio informal,
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actividades culturales, centros comerciales, restaurantes, hoteles, vivienda y proyectos
menores en el plano turístico (Samaniego Ponce, 2007, págs. 233-234)
De los temas que adquirió competencia la ECH solo los que tenían relación con la
actividad turística presentaron ganancias en sus actividades, esto nos muestra Samaniego
en su artículo, antes ya citado, en las cifras de gastos e ingresos de los diversos proyectos
a cargo de la ECH en el periodo 2001-2004. Las inversiones en vivienda y comercio
informal, específicamente los proyectos de centros comerciales del ahorro, no tuvieron
márgenes de ganancia importante, incluso solo unos pocos proyectos de estos temas
presentaron cifras positivas. Este dato es interesante pues resalta los espacios en que la
sustentabilidad de proyectos es factible, pero también nos provoca pensar, que tal
sustentabilidad es fruto de una preocupación especial en las dinámicas de relación directa
con el turismo y por ende una despreocupación en otros temas.
El proceso de reubicación de los comerciantes ubicados en las calles del centro histórico
en los nuevo centros comerciales del ahorro tuvo algunos aspectos que denotan una
planificación conflictuada y carente de una visión completa y a largo plazo de estos
espacios. La investigadora Ángela Granja plantea algunas problemáticas alrededor del
tema en su tesis de maestría, donde señala una ausencia de claridad en cómo se iba a
realizar el proceso de ubicación, y muestra la improvisación para la selección de puestos
en los centros comerciales creados, los cuales se designaron según sorteo, al estilo de
bingo, entre los afiliados a las asociaciones beneficiadas d