UNIVERSIDAD POLITÉCNICA SALESIANA SEDE...
Transcript of UNIVERSIDAD POLITÉCNICA SALESIANA SEDE...
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA SALESIANA SEDE QUITO
CARRERA: TEOLOGÍA PASTORAL
Trabajo de titulación previo a la obtención del título de: LICENCIADA EN
TEOLOGÍA PASTORAL
TEMA:
PROPUESTA DE ACOMPAÑAMIENTO PARA LA FORMACIÓN INICIAL DE
COMUNIDADES CRISTIANAS EN EL BARRIO LA FLORITA DE LA CIUDAD
DE MANTA
AUTORA:
ESPERANZA MARISOL GUAMÁN MAZA
DIRECTOR:
EDISON FRANCISCO HIGUERA AGUIRRE
Quito, septiembre del 2014
DECLARATORIA DE RESPONSABILIDAD Y AUTORIZACION DE USO
DEL TRABAJO DE TITULACIÓN
Yo, autorizo a la Universidad Politécnica Salesiana la publicación total o parcial de este
trabajo de titulación, y su reproducción sin fines de lucro.
Además, declaro que los conceptos, análisis desarrollados y las conclusiones del
presente trabajo son de exclusiva responsabilidad de la autora.
Quito, septiembre del 2014
_______________________________
Esperanza Marisol Guamán Maza
CI1103681548
DEDICATORIA
Este trabajo lo dedico especialmente:
A Dios uno y trino quién me ha guiado e inspirado este trabajo.
A las comunidades cristianas: personas movidas por la fe, que la constituyen grupos,
movimientos, compuesto por familias, como también a las pequeñas comunidades
cristianas que viven en actitud de búsqueda de Jesucristo. Quiénes han sido mi principal
motivación para la elaboración de este producto. Sus alegrías y problemas han dado
significado a mi vida, y se ven reflejados en este producto final.
A mi Congregación de Hermanas Misioneras Sociales de la Iglesia, que trabajan
constantemente en el acompañamiento espiritual a las comunidades cristianas; a mis
padres, amigas y amigos más cercanos quiénes me han ayudado con la oración y han
sido mi soporte y fiel compañía en el desempeño de la misma.
AGRADECIMIENTO
Agradezco a la Universidad Politécnica Salesiana, por brindarme los conocimientos
necesarios para el crecimiento científico e intelectual.
Mi gratitud a los profesores Edison Higuera y José Guerra, por su abnegada dedicación
para asesorarme y orientarme efectivamente en el presente trabajo.
Y en general a todos los docentes que de una u otra manera, han corroborado en mi
crecimiento humano y espiritual.
Dios les bendiga a todos.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 1
CAPÍTULO 1
REALIDAD SOCIO-HISTÓRICA DEL BARRIO LA FLORITA
1.1 Origen del barrio “La Florita”
1.2 Realidad socio-histórica del Barrio “La Florita”
1.2.1 La población
1.2.2 Los recursos
1.2.3 Las viviendas y su infraestructura
1.2.4 La Educación
1.3 Realidad cultural, social y religiosa
1.3.1 Aspecto cultural
1.3.2 Aspecto social
1.3.3 Aspecto religioso
1.3.4 Historia de la evangelización del barrio “La Florita”
1.4 Organización y estructura del barrio “La Florita”
1.4.1 Aspectos políticos
1.4.2 Aspectos familiares
CAPÍTULO 2
APORTES BIBLICO-TEOLÓGICOS A LAS COMUNIDADES
CRISTIANAS
2.1 Origen de las comunidades cristianas
2.2 El camino hacia la fe cristiana
2.2.1 El camino de la comunidad apostólica hacia la fe cristiana
2.2.2 Resurrección de Jesús y experiencia pascual de los discípulos
2.2.3 La experiencia fundante de Pentecostés
2.2.4 La experiencia de la hermandad
2.3 Práctica del seguimiento y la misión
2.3.1 Nuestros caminos personales de acceso a la fe
2.3.2 La Lectio divina
2.3.3 La comunidad
5
5
7
7
8
9
10
10
10
12
12
15
16
16
17
19
20
23
26
28
30
31
32
32
35
38
2.3.4 El seguimiento discipular
2.4 Las Comunidades cristianas en los documentos del CELAM
2.4.1 La II Conferencia de Medellín
2.4.2 La III Conferencia de Puebla
2.4.3 La IV Conferencia de Santo Domingo
2.4.4 El V Conferencia de Aparecida
2.6 Metodología aplicada
2.5.1La metodología aplicada
2.5.2.El método de Revisión de Vida
2.5.3 Lo que no es Revisión de Vida
2.5.4 El objeto de la Revisión de Vida
2.5.5 Pasos de la Revisión de Vida
CONCLUSIONES
LISTA DE REFERENCIAS
ANEXOS
41
42
42
43
44
46
47
47
47
48
48
49
50
52
55
ÍNDICE DE FIGURAS
Figura 1 : Participación en la misa dominical
Figura 2: Matrimonio
Figura 3: Familia Álvarez García
Figura 4: Población barrio la Florita
Figura 5: Actividades laborales
Figura 6: Confesión religiosa
2
3
7
8
9
13
RESUMEN
En la investigación presentamos la realidad de las comunidades cristianas del barrio la
Florita de la ciudad de Manta, su historia socio-histórica, cultural y religiosa. La misma
que nos permitirá conocer su realidad e iluminarla con la palabra de Dios y los
documentos de la conferencia Latinoamericana.
Descubrimos el ser y hacer de la primera comunidad cristiana, cuya fundamentación
bíblica-teológica nos ayuda a comprender cuál fue el camino de la primera comunidad
cristiana para acceder a la fe. Puesto que la historia de Jesús no termina con su muerte,
su memoria permanece viva entre nosotros a través de una comunidad viva que es la
Iglesia.
Además proponemos algunos elementos para nuestra práctica de seguimiento discipular
como comunidad creyente.
Conscientes de que nuestra vida es un camino y que en ese caminar Dios sale a nuestro
encuentro. Proponemos 15 temas para la formación inicial de comunidades cristianas.
Los mismos que pretende motivar a vivir con seriedad y hondura, la fe y compromiso
cristianos a las siete comunidades del barrio “La Florita” de la ciudad de Manta.
Cada comunidad y cada época han hecho una experiencia original del encuentro con el
resucitado y han intentado expresarla de una forma significativa para sus
contemporáneos.
Hoy también nos corresponde a nosotros realizar esta tarea; y quizás con más urgencia y
dedicación que nunca, porque estamos ante un nuevo mundo que nace y al que hemos de
anunciar que sólo podrá alcanzar su plenitud, si descubre y acepta a Cristo como su
centro y Señor.
ABSTRACT
In this research we present the reality of the Christian communities of the Florita
neighborhood in the city of Manta. As well as. Its socio-historical, cultural and religious
history. It will allow us to know their reality and illuminate the Word of God and the
documents of the Latin American Episcopal Conference.
We discover the being and the doing of the first Christian community. The biblical-
theological foundation helps us to understand what was the path of the early Christian
community to enter to faith. Since the story of Jesus does not end with his death, his
memory remains alive among us through a living community of the Church.
We also propose some elements to follow our practice of discipline as bealieving
community.
Aware that our life is a road, and walkingon it that is the way Almighty God comes to
us, we propose 15 topics for the initial formation of Christian communities. They
intended to motivate to live seriously and deepty, and to live the Christian faith in the
seven communities of “La Florita” neighborhood in the city of Manta.
Every community and every age have made the original experience of the encounter
with the risen and have attempted to express it in a meaningful way for his
contemporaries.
Today we are also up to accomplish this task; and perhaps with more urgency and
dedication than ever, because we are in a new world that borns and Which we have to
announce that we can only find fulfillment if it discovers and accepts Christ as its center
and Lord.
1
INTRODUCCIÓN
El Problema
Un análisis serio y propositivo nos ha llevado a constatar que las comunidades cristianas
del barrio “La Florita” no son constantes en su compromiso cristiano, lo que se visualiza
en la poca participación en las actividades propias de las Comunidades Eclesiales de
Base (CEBs), como es compartir la Palabra de Dios, vivir la hermandad, prestar ayuda a
los necesitados, etc.
Frente a esta realidad, es imperativo adentrarse en las motivaciones y compromisos que
asumen cada uno de los miembros de estas CEBs; y hay que hacerlo desde una
perspectiva lo más crítica posible si se quiere dar alternativas que cambien, si fuese el
caso bruscamente, el rumbo de estas pequeñas comunidades.
El Plan Global de Pastoral de la Arquidiócesis de Portoviejo da un primer acercamiento
a esta realidad cuando sostiene:
“Nuestro pueblo manabita está fuertemente marcado por la superstición y
la incoherencia, que lo lleva a un débil compromiso de fe y a un
sincretismo religioso y moral, que hace que su fe se mantenga más por
tradición, costumbre y folclore; esto propicia una insuficiente conciencia
eclesial, un débil liderazgo laical y una mentalidad sacramentalista con
escaso nivel de pertenencia a la Iglesia” (Arquidiócesis de Portoviejo,
2013, pág. 81).
El agua bendita es usada para toda actividad: para las enfermedades, para ahuyentar “al
malo”, para proteger la casa de los espíritus, etc. (Arquidiócesis de Portoviejo, 1994, pág.
10).
El espíritu del finado sigue viviendo y es preciso rezarle porque quizá esté
necesitando de descanso, llegar a su destino. Los familiares y amigos
2
celebran el novenario luego de la sepultura durante nueve noches. En el
centro de la sala hacen una especie de tumba adornada con velas y flores;
la rezadora hace tres rezos del rosario con múltiples oraciones: al
comenzar la noche, a media noche y a la madrugada. Destaca, sobre todo,
el velorio de la última noche, el cabo del mes y el cabo del año.
(Arquidiócesis de Portoviejo, 1994, pág. 12)
Para el presente trabajo se hizo una rápida encuesta para confirmar ideas e hipótesis que
se habían planteado al inicio de la investigación. De ellas se llegó a colegir que apenas el
22% de los habitantes del barrio “La Florita” participa asiduamente de las Eucaristías
dominicales, el 14% no asiste y un 64% lo hace sólo por motivos “compromiso social”.
Cuyos porcentajes los podemos visualizar en el siguiente cuadro estadístico:
Figura 1.Participación a la eucaristia Dominical.
Fuente: Encuesta al barrio la Florita, por: Esperanza Marisol Guamán, 2014
0%
Siempre 22%
A veces 64%
Nunca 14%
Participación a la Eucaristia Dominical
3
Civil 28%
Unión libre 48%
Eclesiastico 23%
Divorciados 1%
Matrimonio
En el barrio “La Florita” viven 455 familias. El 23% han recibido el sacramento del
matrimonio; un 28% está casado sólo por el civil y el 48% vive en unión libre. De
acuerdo a estos datos se puede incidir que un 80% de parejas no estarían en capacidad de
acceder a los sacramentos de la Reconciliación y de la Eucaristía estos datos los
podemos visualizar en el siguiente cuadro estadístico:
Figura 2.Matrimonio
Fuente: Encuesta al barrio la Florita, por: Esperanza Marisol Guamán, 2014
El 40% expresa su fe participando en las fiestas patronales propias del barrio “La
Florita”, a saber: celebración del Niño Jesús y la fiesta de María Inmaculada. Éstas son
manifestaciones de religiosidad, unidas a expresiones culturales de características
particulares: pregones, procesiones, novenas, etc. Otras fiestas litúrgicas no convocan al
espíritu de devoción propio del cristiano, por ejemplo Semana Santa se ha convertido en
tiempo de descanso, viajes de placer o momentos de recreación. Apenas un 40% de
familias participa de la liturgia de la Semana Mayor.
4
A la pregunta del porque son católicos, el 90% responden porque sus padres les
bautizaron en la Iglesia católica (Guamán Maza, 2013). Incluso algunos encuestados
manifestaron no saber a qué religión pertenecían. Esta realidad hace pensar el barrio y
las CEBs del barrio “La Florita” necesitan entrar en un proceso de re-evangelización.
El Capítulo 1 se titula “Aproximación a la realidad socio-histórica del barrio “La
Florita”. El objetivo es adentrarse en su realidad socio-histórica (población, recursos,
infraestructura y educación), cultural y religiosa, y conocer su organización y estructuras
barriales.
El Capítulo 2 lleva por título “Aportes de la Sagrada Escritura y de los documentos de
la Conferencia Latinoamericana para las Comunidades Cristianas”. En este apartado se
define lo que son las CEBs y cuál es la fundamentación bíblica-teológica que orienta su
ser y hacer.
El Capítulo 3 lleva por título “Propuesta de 15 temas para la formación inicial de
comunidades cristianas”. El objetivo es animar a vivir, con seriedad y hondura, la fe y
compromiso cristianos a las siete comunidades del barrio “La Florita” de la ciudad de
Manta. Este material deberá ser ejecutado en la tercera etapa del Plan Global
Arquidiocesano, a partir del año 2018.
5
CAPÍTULO 1
REALIDAD SOCIO-HISTORICA DEL BARRIO LA FLORITA
Recuperar la historia de una población es una buena forma para entender su situación
social, cultural y religiosa actual, pues lo que son las personas hoy no es otra cosa que el
resultado de lo que se ha venido construyendo con anterioridad.
Esto obliga a cualquier persona que investigue a abrirse a todas las fuentes existentes,
tanto orales como bibliográficas, para obtener las mayores y mejores informaciones
posibles que ayuden en una investigación. Entre otras técnicas posibles se destacan
documentos, recuerdos familiares, material audiovisual, etc.
La recuperación de la historia del barrio “La Florita” nos exige un trabajo conjunto
donde se integran distintas áreas del conocimiento: las ciencias sociales para recuperar la
historia y hacer el análisis crítico de la situación; el ciencias humanas para valorar la
producción oral y escrita que se ha ido suscitando en este barrio; las ciencias teológicas
para clarificar desde la fe, los rasgos de historia de salvación presentes en las CEBs.
Una comunidad, difícilmente podrá sobrevivir si le da la espalda a su historia. En este
primer capítulo el objetivo es recuperar la mayor parte de la historia del barrio “La
Florita”, a partir de las experiencias de sus diferentes líderes comunitarios y del sentido
de "comunitariedad" que se ha ido construyendo.
1.1 Origen del barrio “La Florita”
El barrio “La Florita” pertenece a la parroquia “Los Esteros”, ciudad de Manta,
provincia de Manabí. Es un asiento ancestral propio del pueblo cholo, aunque
actualmente habitan allí también bastantes mestizos. Su mayor característica es su fuerte
vocación pesquera. Los habitantes del Barrio “La Florita” son personas que se
identifican como acogedoras, hospitalarias, solidarias en todo momento, en especial
6
cuando arrecian situaciones difíciles; tienen una profunda pertenencia a su tierra.
“Nuestro pueblo manabita tiene una frágil memoria histórica; las identidades ancestrales
no forman parte del imaginario simbólico que le definen en su identidad cultural. Sin
embargo, se ha ido configurando una identidad mestiza, no definida totalmente”.
(Arquidiócesis de Portoviejo, 2013, pág. 78)
Ramón María Alvares Cedeño y Perfecta García Rivas fueron los primeros propietarios
de los terrenos donde se asienta hoy el Barrio “La Florita”. Ellos procrearon diecisiete
hijos: seis varones y once mujeres. Ramón Álvarez, a más de ejercer su profesión de
policía, se dedicaba a la agricultura, mientras que su esposa se dedicaba al cuidado de
sus hijos y el cultivo de la tierra. Fue precisamente por estas once hijas que el barrio
lleva este nombre de “La Florita: “Los moradores, amigos y galanes de sus señoritas
hijas se referían con los mejores elogios al hablar del sector de las Flores como La
Florita” (Escuela Ramón Alvarez Cedeño, 2007, pág. 7)
Con respecto a la educación escolar, los hijos de Ramón Álvarez y Perfecta García
estudiaron sólo hasta el tercer grado de educación básica, excepto su última hija que
realizó sus estudios primarios y secundarios completos.
A la pregunta porque no terminaron la educación básica, los hijos responden: “Nuestra
parroquia, los Esteros no contaba con centros educativos, y nuestros padres debían pagar
profesores particulares para educarnos… el número de hijos e hijas era demasiado…
había poco apoyo de mi padre para la economía del hogar… Estos fueron algunos de los
principales impedimentos para no terminar de estudiar la primaria.” (Alvarez, Alvarez,
& Alvarez , 2013)
7
Familia Álvarez García
Figura 3. Familia Álvarez García. Fuente: Fotografía tomada en el barrio la Florita. Por. E. Marisol
Guamán, 2014.
Para el año 1979, Ramón Álvarez y Perfecta García Rivas, dueños de los terrenos donde
se asiente hoy el barrio La Florita, hicieron la donación de un terreno de 2040 m2
para la
construcción de una escuela para el sector, la cual, por paradoja de la vida, no fue
disfrutada por sus propios hijos e hijas; la mayor parte de los cuales se casaron y se
quedaron a vivir en el mismo sitio, formando así el barrio “La Florita”.
En el año de 1993, un 10 de marzo, murió Ramón Álvarez, a los 90 años de edad.
1.2.1 Realidad socio-histórica del Barrio “La Florita”
1.2.1.1 La población
En el barrio “La Florita” viven en la actualidad 455 familias, cuya distribución
poblacional por edad se ve reflejada en el siguiente cuadro estadístico:
8
Figura 4.Población barrio “La Florita”. Fuente: Encuesta aplicada a los habitantes del barrio la Florita. Por.
E. Marisol Guamán, 2014.
1.2.1.2 Los recursos
Las familias del barrio “La Florita” son en su inmensa mayoría personas obreras que
trabajan en fábricas alrededor, que procesan frutos del mar. La mayoría de estas fábricas
están ubicadas en la parroquia “Los Esteros”, por lo que su vida cotidiana se desarrolla
en un radio reducido, lo que conlleva mucha cercanía entre ellos. A más de esto, se
desarrollan otras actividades para el sustento como son la pesca artesanal, la albañilería,
el comercio y las tareas domésticas remunerada.
Una distribución de las actividades laborales que se desarrollan en el barrio “La Florita”
la podemos visualizar en el siguiente cuadro estadístico:
Niños 0-12
años
29%
Jovenes 12-18
años
20%
Adultos 18-64
años
45%
Mayores 65
años
6%
Población barrio "La Florita"
9
Figura 5. Actividades laborales en el barrio “La Florita”Fuente: Encuesta aplicada a los habitantes del
barrio la Florita. Por. E. Marisol Guamán, 2014.
1.2.1.3 Las viviendas y su infraestructura
La mayoría de las viviendas de este barrio están construidas con ladrillo, hormigón y
caña. Generalmente, en cada vivienda habitan entre dos y tres familias relacionadas por
lazos de parentesco, que pueden ser padres, hijos, nietos y/o sobrinos. Todos ellos,
muchas veces, llegan a compartir espacios muy reducidos dentro de una casa, lo que
suele suscitar, de vez en cuando, algunas tensiones que se resuelven con la intervención
de quien ejerce una suerte de autoridad familiar.
El barrio “La Florita”, en la actualidad, cuenta con todos los servicios básicos: luz, agua,
teléfono, alcantarillado y recolección de basuras. Además cuenta con dos espacios para
la recreación y diversión: una cancha deportiva de usos múltiples y cancha para fútbol.
37%
27%
8%
8%
6%
4% 3%
3% 2% 1% 1%
Actividades laborales
Obreros Haceres domesticos Pescadores
Comerciantes Trabajo informal Mecánicos
Choferes Guardias de seguridad Albañiles
Profesores Enfermeras
10
Todo ello ha implicado un estilo de vida honroso, dentro de lo que cabe en justicia
social.
1.2.1.4 La Educación
Los habitantes del barrio “La Florita” cuentan con un centro educativo destinado para
los niños y niñas del sector: la escuela “Ramón Álvarez”. Hoy, la mayor parte de niños,
niñas y jóvenes de este sector estudian, no sólo la educación básica o media, sino incluso
la educación superior universitaria.
Parte del acceso a la educación se debe a la facilidad que hay hoy para trasladarse a
diferentes centros educativos, incluso fuera del barrio “La Florita”, puesto que hay un
buen sistema de servicio de buses y de taxis, durante el día y parte de la noche.
Por ello es que hoy ya se puede contar con algunos profesionales surgidos de este barrio,
que están ejerciendo sus actividades profesionales. Todo ello redunda en una mejora
sustancial en las condiciones de vida de esta población.
Sólo una parte de los adultos mayores carecen de educación primaria y esto, por los
factores ambientales antes mencionados (carencia de escuela, falta de incentivo,
limitaciones económicas, etc.).
1.3.1 Realidad cultural, social y religiosa
1.3.1.1 Aspecto cultural
Los habitantes del barrio “La Florita”, como todos los pueblos manabitas, tienen sus
propias expresiones culturales donde se destaca una rica simbología que se plasma en
numerosos eventos sociales, que van desde las fiestas (nacimientos, quinceañeras, etc.) y
aniversarios, hasta los velorios, que no dejan de ser motivo para reuniones sociales. En
estos eventos, los alimentos ocupan un lugar central en la pirámide social, pues es una
forma concreta de expresar acogida.
11
Entre los alimentos que comúnmente se comparten en encuentros sociales de cualquier
tipo se destacan las tortas de pescado, fritada, corviches, empanadas de verde, entre otros
platos típicos preparados en la provincia de Manabí.
Valga la pena decir que entre los valores sobresalientes de los habitantes del barrio “La
Florita” se destacan la solidaridad y la hospitalidad. Prueba de ello, fehaciente, es que
cuando algún vecino muere, todos se reúnen para acompañar a los familiares del difunto
y prestar cualquier tipo de ayuda que haga falta.
El pueblo está marcado por la influencia del secularismo y consumismo
en general por la cultura postmoderna, que ha ido introduciéndose, poco a
poco, en la vida de la gente, alentada por la más media y las tecnologías
de la información, generando individualismo, grupos cerrados y una
ruptura entre fe y cultura. Muchos de estos elementos ya están en nuestra
cultura manabita y resaltan en el momento presente al igual que la
dependencia a todos los niveles, unida a la cultura de lo fácil
(Arquidiócesis de Portoviejo, 2013, pág. 78)
Desgraciadamente, la cultura tradicional del pueblo manabita hoy está en peligro, pues
hay un preocupante choque con los influjos de una cultura occidentalizada que está
erosionando lentamente estos valores, haciendo creer que la comunitariedad, la
solidaridad y otros valores son cosas “del pasado” y que la única preocupación debe ser
por el bienestar individual. De allí que un primer desafío que se nos presenta en
proponer audaces alternativas para mantener los valores de la cultura manabita, para
reafirmar la vigencia de las culturas ancestrales y para asegurar la identidad de este
pueblo.
12
1.3.1.2 Aspecto social
Los moradores del barrio “La Florita”, podemos decirlo como fruto de la observación
crítica de sus diarias vivencias, se caracterizan por ser personas amables, respetuosas,
sencillas y acogedores.
Las críticas morales a supuestas formas permisivas de convivir deberían ser
reflexionadas de manera más concienzuda. Por ejemplo, vivir en parejas de unión libre
es visto como algo natural por estas personas, que ven en la palabra dada y en el
compromiso adquirido su mayor firma de compromiso; en ese mismo sentido, la
sexualidad es tenida como un valor muy importante en la vida de las personas, que
sienten que su práctica es sana y saludable. Más aún, se concibe como algo negativo,
que una persona no quiera casarse o formar un hogar.
Con respecto a las relaciones sociales, podemos decir que la mayor parte de los
habitantes del barrio “La Florita” tienen relaciones cercanas; son personas que se
conocen, al punto que es común que todas las tardes, los jóvenes se reúnan en las
canchas para hacer deporte, y los adultos a la sombra de un árbol para jugar naipes. Y
esta es una práctica tanto para varones como para mujeres.
1.3.1.3 Aspecto religioso
Al realizar las encuestas en el barrio “La Florita” se logró constatar que la mayor parte
de familias de este sector se declara católica, aunque muchas veces no saben definir lo
que ello conlleva. Veamos la correlación existente en el siguiente cuadro estadístico:
13
Figura 6. Confesión religiosa. Fuente: Encuesta realizada al Barrio la Florita, por: E. Marisol Guamán, 2104.
A este respecto, debemos consignar que en la actualidad el barrio cuenta con una capilla
de construcción mixta que es usado habitualmente para los servicios sacramentales, y de
manera puntual para otras celebraciones con cierta orientación religiosa. Por lo general,
estas fiestas son manifestaciones comunitarias de una religiosidad popular muy
arraigada en medio del pueblo.
Entre estas fiestas, mezcla de religiosidad y folclore se destacan los encuentros para
bautizar a los recién nacidos y, sobre todo, las procesiones en honor a la Virgen María,
bajo la advocación de Madre Inmaculada y uno que otro santo.
Sin embargo, existe un verdadero sincretismo que mezcla este espíritu religioso con
otras experiencias más mundanas y hasta de corte secularizante. Dicho en otras palabras,
91%
4%
3% 2% 0%
Confesión religiosa
Católicos Evangelicos Testigos de jehová Sin denominación Centi
14
muchas fiestas litúrgico-sacramentales, carecen del espíritu propio de la religiosidad. A
manera de ejemplos podemos citar varias situaciones que se dan en este barrio:
Semana Santa, que para la Iglesia Católica es tiempo de oración, conversión y
recogimiento, pero que se ha convertido en un pretexto para hacer un tiempo
familiar de descanso y diversión. Muchos habitantes del barrio “La Florita”
aprovechan estos días para ir a la playa.
Otro ejemplo es Navidad, que según manda la Iglesia debe ser tiempo para en
familia reflexionar el misterio de la encarnación de Dios, pero que se ha
terminado por volverla tiempo de consumo, de abuso de alcohol, muchas veces
en medio de una “velorio al niño Jesús” (rezo de la novena).
En el caso del agua bendita, esta es parte de un sacramental que la Iglesia anima
como una forma de fortalecer la fe y confianza en el poder de Dios, pero que ha
terminado siendo una especie de práctica mágica, pues muchísimos creyentes de
este barrio usan el agua bendita para todo tipo de actividad: “curar”
enfermedades, ahuyentar “al malo”, proteger la casa de los malos espíritus, etc.
Finalmente, tenemos el caso del sepelio, que es el tratamiento de respeto que la
Iglesia pide que se le dé a un difunto, como manifestación de fe en la muerte
como camino para la salvación. Sin embargo, se ha instalado en el corazón de la
gente que el espíritu del finado sigue viviendo y es preciso rezarle, porque
necesita de ello para el perdón de sus pecados, para descansar y para llegar a su
destino. Caso contrario, se queda “penando”. Por ello, familiares y amigos deben
celebran el novenario, las noches siguientes a su sepultura; en el centro de la sala
hacen una especie de tumba adornada con velas y flores y la rezadora ofrece el
rezos del tres santos rosario, adornado con múltiples oraciones, uno al comenzar
la noche, otro a la media noche y el tercero a la madrugada. Se destaca, sobre
todo, el velorio de la última noche, el “cabo” del mes y el “cabo” del año.
(Arquidiócesis de Portoviejo, 1994, pág. 6)
15
Esta es la realidad religiosa de este barrio, realidad que es compartida por todo el pueblo
manabita y que ha sido preocupación para la Iglesia Católica su evangelización.
1.3.4 Historia de la evangelización del barrio “La Florita”
A partir de los años 2001 y 2002, tanto los religiosos Salesianos como las hermanas
Misioneras Sociales de la Iglesia, empezaron a hacer presencia directa en el barrio “La
Florita”. A partir de esos años se empezaron a celebrar las Eucaristías en “La Sede” cada
quince días. Y ese ritmo se mantuvo por el lapso de tres años.
Ya para el año 2004, hubo un acontecimiento que daría un giro en el proceso
evangelizador del barrio La Florita; este sector quedó físicamente dividido, dada la
apertura de una vía vehicular de cuatro carriles, que significó que muchas familias sean
reubicadas en nuevos asentamientos. Igual suerte corrió la Escuela “Ramón Álvarez”,
debido a que una buena parte del terreno que pertenecía a la escuela tuvo que ser
entregado por parte del Municipio de Manta a los moradores de “La Florita” como
compensación. Una parte de este terreno fue luego entregado por la comunidad para la
construcción de una capilla, y otra parte del terreno fue donado para la construcción de
una brigada de la Policía.
En el año 2005 la comunidad empezó con la construcción de una pequeña cabaña en el
terreno destinado para la capilla, con el fin de ocuparlo oficialmente. Allí se comenzaron
a celebrar Eucaristías de manera más asidua. Dicha cabaña fue bendecida el 31 de Enero
del 2006. Ese mismo año, con la colaboración de los estudiantes del colegio San José y
con la participación de los moradores del Barrio “La Florita”, se empezó y se terminó de
erigir una capilla de construcción mixta, la misma que permanece en funciones hasta el
día de hoy (Consejo de Pastoral, 2013)
16
En ese mismo año se empezó a impartir la catequesis para niños de Primera Comunión.
Esto, pese a que aún el párroco celebraba la Eucaristía de vez en cuando. Esta tarea fue
iniciativa llevada adelante por las hermanas Misionera Sociales de la Iglesia, quienes, la
mayor parte del tiempo, eran las encargadas de hacer celebraciones de la Palabra para la
comunidad del barrio “La Florita”.
El 2 de Febrero del año 2013, la hasta entonces parroquia “Nuestra Madre del Rosario”
se tuvo que dividir, y el barrio “La Florita” pasó a ser parte de la nueva parroquia de
“María Auxiliadora de Los Esteros”. Este fue un aliciente para la comunidad, debido a
que ahora todos los domingos se celebraba la Eucaristía, aunque la presencia de los
fieles no dejó de ser mínima.
Actualmente, podemos decir que sólo en tiempos de catequesis y celebraciones de
Primera Comunión y Confirmación se ve una asistencia más consistente, tanto de
catequistas, de niños y niñas, como de padres y madres de familia. Luego de estas
ocasiones especiales, la mayoría de creyentes desaparece.
1.3.5 Organización y estructura del barrio “La Florita”
1.3.5.1 Aspectos políticos
Actualmente, el barrio “La Florita” no cuenta con un comité barrial. Lo que existe es una
organización sin estatus ni reconocimiento legal, que trata de organizar las diversas
actividades barriales. Desde hace dos años, esta seudo organización política está
encabezada por la Licenciada Dorali Intriago, quien representa al barrio como
presidenta, pero sin tener un directorio que la respalde.
En el año 2008 se conformó un comité pro-mejoras. Los miembros de dicha directiva,
entre otras actividades hicieron las respectivas gestiones con el Municipio de Manta para
la donación de un terreno para la construcción de una Unidad de Policía Comunitaria y
17
para que se haga el asfaltado de las calles del barrio. A más de ello crearon la
“Asociación Mortuoria para ayuda mutua”.
En el 2010 se eligió un comité barrial, el mismo que estuvo formado por los socios de la
asociación antes mencionada. Pero los miembros de dicha asociación no se interesaron
mucho por el desarrollo y el progreso del barrio, sino que se dedicaron a unas gestiones
y trabajos aislados que más bien trajeron como consecuencia tensiones y rehuidas a las
responsabilidades. Estas dificultades hasta hoy traen consecuencias que se materializan
en la falta de organización en el barrio.
Finalmente, el 7 de diciembre del 2013, los integrantes de la “Asociación Mortuoria y
ayuda mutua la Florita”, decidieron identificarse como Asociación, desligándose
totalmente de toda organización barrial. En la actualidad la Licenciada Dorali Intriago
representa al barrio como presidenta, y es una persona cercana al alcalde, lo que le ha
permitido gestionar algunas obras para el barrio, por ejemplo la construcción de una
cancha de uso múltiple, que fue inaugurada el año 2014. (Ruiz, 2104)
1.3.5.2 Aspectos familiares
Las familias de este barrio son numerosas y están compuestas por diversa figuras
familiares: hijos, entenados, nietos, “niños regalados”, etc. Las familias que habitan en el
barrio “La Florita” basan la autoridad en el liderazgo de los padres sobre los hijos, y del
varón sobre la mujer.
Es reconocido el puesto importante que juegan los ancianos dentro de la convivencia
familiar, y el papel de la mujer en la educación de los hijos.
Por otro lado, las parejas formadas en unión libre son consideradas parte
de un estatus normal entre las personas que habitan en este sector. La
manera socialmente aceptada de formar la pareja implica el compromiso
que asume el joven varón cuando “se lleva” a la chica para convivir con
ella. En ocasiones, los familiares y vecinos contribuyen a esa “fuga”.
18
Ante las evidencias manifiestas, los padres no tienen otra alternativa que
aceptar el compromiso con resignación. Con el tiempo perdonan a la hija
por lo que han hecho y ésta puede regresar al hogar, después de recibir su
correspondiente castigo y luego la bendición para que se vaya a su nueva
casa.
Pero, también se han dado casos en que algún joven va a casa de los
padres de la chica para “pedirla” y así formalizar un compromiso del
matrimonio. Pero estos casos son esporádicos aún.
Si se llega a romper el compromiso de una pareja, se espera que la mujer
se quede a cargo de los hijos, mientras que el varón, por lo general, tiene
libertad de buscar otra mujer para un nuevo compromiso conyugal. Pero,
si la pareja que termina el compromiso es aún joven y no hay hijos de por
medio, cada uno regresa a su hogar, donde siempre son acogidos; allí
esperan hasta que se dé una nueva oportunidad (Arquidiócesis de
Portoviejo, 1994, pág. 3).
Esta es una breve visión de la realidad de los moradores del barrio “La Florita”. Allí está
el contexto donde, como Iglesia, se pretende hacer un proceso de evangelización para la
toma de compromiso cristiano. ¿Cómo hacerlo? Antes de ofrecer un producto para la
formación, es necesario tener claras las pistas bíblico-teológicas que iluminan esta y
otras realidades históricas donde ejercemos nuestro ministerio eclesial.
Esto será materia del siguiente capítulo que haremos inmediatamente, teniendo siempre
presente la realidad brevemente aquí descrita, del barrio “La Florita”.
19
CAPÍTULO 2
APORTES BIBLICO-TEOLÓGICOS A LAS COMUNIDADES CRISTIANAS
Estudiar la historia de las primeras comunidades cristianas es estudiar la historia de una
familia. ¿A quién no le interesa conocer la historia de su propia familia? La Iglesia es la
obra que nos dejó Jesús para que le conozcamos, le amemos y extendamos su Nombre
por toda la tierra. En la Iglesia es donde nace la fe de nuestras comunidades. La Iglesia
alimenta nuestra fe a través de la liturgia y los sacramentos y nos protege con brazos
maternales.
La Iglesia tiene un origen divino. El Padre la planeó y el Hijo la fundó, desde el
momento que eligió a sus discípulos, a quienes formó y les dio la orden de celebrar el
memorial de su muerte y resurrección. Con la fuerza del Espíritu, estas comunidades
deben predicar el Reino, haciendo que “Cristo sea prolongado”. A eso llamamos
‘apostolado’.
Jesús, para hacernos entender lo que es la Iglesia, usó varias imágenes: redil, rebaño,
campo, viña, edificio. Allí, Jesucristo es pastor, piedra angular y puerta de entrada. Uno
de los más hermosos nombres dados a la Iglesia es “comunión”, pues expresa el
conjunto de cualidades que tiene la Iglesia: comunidad, congregación, asociación,
fraternidad, asamblea, sociedad, familia. La Iglesia es comunión de hombres y mujeres
vinculados a Cristo. “porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros y
no todos los miembros, tienen una misma función, así también nosotros, aunque somos
muchos, formamos un solo cuerpo al quedar unidos a Cristo” (Biblia de América, 1994)
(Rom 12,4-5)
Para entender a fondo la misión de la Iglesia es necesario conocer algunas claves que
nos permitan comprenderla mejor. A saber:
La misión de la Iglesia se entiende desde su tarea evangelizadora: El Vaticano II
define a la Iglesia como “sacramento universal de salvación” (Concilio Vaticano
20
II, 1965, pág. 64), “enviada por Dios para anunciar el Evangelio a todos los
hombres” (Concilio Vaticano II, 1965, pág. 221). La fidelidad a esta misión da
pautas para valorar las acciones de los ministros y los fieles.
La fragilidad humana explica muchos de sus episodios negativos: las herejías, la
intromisión de algunos eclesiásticos en cuestiones temporales, así como vidas
poco edificantes, son hechos tristes que recoge la historia, pero que no afectan la
misión de la Iglesia. Es más, ponen de manifiesto que ella es de origen divino,
porque pese a sus miembros, su doctrina se ha mantenido firme desde que Cristo
la fundó.
La Iglesia, manteniendo la fe en Cristo, evoluciona con la historia: a la hora de
interpretar hechos, hay que considerar el contexto histórico que explica muchas
decisiones y obras. No hacerlo así, es pecar de anacronismo o juicio subjetivo.
La Iglesia es experta en humanismo: iluminada por la revelación de Jesucristo y
enriquecida por su larga historia, conoce las miserias humanas y quiere ofrecer la
salvación de Cristo. Esto explica que en 21 siglos haya sabido enjuiciar con
libertad y equidad muchas situaciones de pecado.
2.1 Origen de las comunidades cristianas
Desde un punto de visa teológico, “las primeras comunidades de seguidores de Jesús
surgieron ya en Galilea”, (Martinez, 2005, pág. 582) lugar donde Jesús llama a sus
primeros discípulos. A estas personas las conocemos como discípulos. Podemos decir
que ellos formaron un grupo relativamente numeroso, compuesto por varones y mujeres
de diferentes procedencias y ocupaciones, todas profundamente “tocadas” por la
experiencia de misericordia que Jesús, su Maestro, vivía y les trasmitía de parte de su
Padre.
21
Hechos de los Apóstoles narra la actividad misionera de los discípulos y
la conformación de la iglesia en los años que siguieron a la muerte y
resurrección de Jesús. Es interesante descubrir el fervor misionero que
trasmiten este texto. Animados por la presencia y la fuerza del Espíritu
Santo, la comunidad de apóstoles va a extender el mensaje de Jesús,
primero en Jerusalén, luego en Judea y Samaria, y después hasta los
confines del mundo, es decir a todos los pueblos. Entre los primeros
testimonios que encontramos en el libro se hallan los pasajes que nos
hablan de la vida de la primera comunidad cristiana. Estos tres textos,
ubicados al comienzo del libro, son importantes porque nos transmiten el
testimonio de la vida nueva que despierta el mensaje de Jesús en aquellos
que creen y se convierten. La adhesión a la causa de Jesús provoca un
cambio de vida que se expresa no sólo en la esfera religiosa, sino en las
relaciones nuevas entre los miembros de la comunidad. Los textos ponen
el acento en la unidad de vida que produce pertenecer a la comunidad
(Murúa, 2002).
En este sentido, decimos que Jesús congregó a su alrededor a un grupo de personas que
apostaron por vivir con Él y como Él. Este grupo va siempre con Él, aprendiendo todo lo
que el Maestro les enseña ( (Biblia de América, 1994) (Mt 4,18-25; Mc 1,16-20; Lc 5,1-
11).“Esta comunidad de seguidores de Jesús se convirtió en una comunidad cristiana
después de la Pascua” (Martinez, 2005, pág. 582).
El encuentro con Jesús Resucitado, más el acontecimiento de Pentecostés, son decisivos
en la vida de las nacientes comunidades cristianas, dado que Jesucristo, por el don del
Espíritu Santo, los va a “constituir en nueva comunidad fraternal” (Concilio Vaticano II,
1965, pág. 160), comunidad de discípulos que retoman su seguimiento al Maestro de
forma radical. El Espíritu Santo los reúne en comunidad y los convierte en testigos del
Reino de Dios, al punto de estar dispuestos a entregar sus propias vidas por la causa de
Jesús.
22
Con todo esto, podemos definir a la comunidad cristiana como Iglesia “nuevo pueblo de
Dios” constituido de un modo nuevo por obra de Cristo y en virtud del Espíritu Santo
(Concilio Vaticano II, 1965, pág. 24). En la introducción de la Encíclica Gaudium et
Spes se usa también la imagen de Iglesia-Pueblo de Dios que peregrina en la historia
hacia la plenitud, es decir hacia la plena glorificación en Cristo. Este Pueblo de Dios
debe convocar a todos los pueblos para que formen una sola comunidad, no por la carne,
sino por agua y por Espíritu.
Por el bautismo somos regenerados como creaturas nuevas y nos convertimos en
santuario del Dios vivo. Como dice la Palabra: "Habitaré en medio de ellos y andaré
entre ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Biblia de América, 1994) (Lev
26,12). El pueblo de Dios se constituye, así, de una forma nueva, porque forman parte de
él todos los creyentes en Cristo, sin ninguna discriminación entre judíos y no judíos
(Biblia de América, 1994) (Hch 15,9).
Los discípulos de Jesús utilizan el nombre de Iglesia para designar a las comunidades
cristianas, tanto a las comunidades locales, como a la comunidad universal (Concilio
Vaticano II, 1965, pág. 24). Y para expresar su origen y pertenencia, con frecuencia se
especifica que ella es “la Iglesia de Dios”, “la Iglesia de Cristo”.
Acentuando la identidad de la comunidad cristiana, los obispos en el encuentro de
Aparecida confiesan que la vida cristiana se debe vivir en espíritu eclesial, con sentido
de discipulado del Señor (CELAM, 2007, pág. 175), a ejemplo de las primeras
comunidades cristianas.
En este sentido se define a la Iglesia que camina en Manabí como “una
comunidad de fieles y pastores, porción del pueblo de Dios e Iglesia
particular, en el cual se hace presente la única iglesia de Cristo con todos
sus medios salvíficos” (Arquidiócesis de Portoviejo, 2013, pág. 23).
23
2.2 El camino hacia la fe cristiana
Hablar de camino hacia la fe cristiana es hablar de diferentes maneras de llegar a ser
discípulos de Jesucristo, puesto que cada uno tiene su propia historia de fe. El camino de
acceso a la fe para las primeras comunidades cristianas fue el encuentro personal con
Jesucristo Resucitado. Los discípulos lo pueden ver, pues para ellos es un hecho real e
inolvidable. Sus miedos, dudas y temores desparecen. A partir de ese encuentro con
Jesucristo y con la venida del Espíritu Santo, los discípulos de Jesús confirman su fe. La
resurrección de Jesucristo da “origen a la fe cristiana, y también es el núcleo y el origen
de la comunidad cristiana” (Martinez, 2005, pág. 116).
San Pablo nos da a conocer su experiencia de encuentro con el Resucitado, aquello que
ocurrió en su vida, y que para él era una “gracia” (Biblia de América, 1994)1Cor 15,8-
11, un regalo que el atribuía a la iniciativa de Dios. Él dice que ha sido alcanzado por
Cristo Jesús, el Resucitado se ha apoderado de él y lo ha hecho suyo. El impacto ha sido
tan poderoso, que provoca una reorientación total de su vida. El encuentro con el
Resucitado le hace comprender el misterio de Dios y la realidad de su vida radicalmente
nueva (Biblia de América, 1994) (Flp 3,5-14). Pablo, en definitiva, desde su propia
experiencia puede proclamar a todos: “ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (Biblia
de América, 1994) (Gal 2,20).
Ahora bien, ¿cuál debe ser hoy el camino de fe de las comunidades cristianas? El papa
Francisco, en su Encíclica Lumen Fidei, nos dice:
La fe nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su
amor. Transformados por su amor, recibimos ojos nuevos, se presenta
como luz que orienta nuestro camino en el tiempo. La convicción de una
fe que hace grande y plena la vida, centrada en Cristo y en la fuerza de su
gracia, animaba la misión de los primeros cristianos. Para aquellos
cristianos, la fe, en cuanto encuentro con el Dios vivo manifestado en
24
Cristo, era una “madre” porque los daba a luz, engendraba en ellos la vida
divina (Papa Francisco, 2013, págs. 7,9).
¿Qué hacer para obtener ese encuentro vivo con Jesucristo? Aparecida nos dice que la
mediación pedagógica para recorrer ese camino es el discipulado misionero. Es decir, si
un creyente, mujer o varón, quiere recorrer ese camino debe convertirse en un discípulo
y discípula de Jesucristo.
Los Obispos, en el documento de Aparecida señalan con nitidez que “el encuentro con
Jesucristo es posible por la acción invisible e inescrutable del Espíritu Santo y se realiza
en la fe recibida y vivida en la Iglesia” (CELAM, 2007, pág. 137). Lo que los Obispos
están diciendo es que los lugares de encuentro con Jesucristo vivo son: “La Sagrada
escritura, la liturgia –especialmente-la Eucaristía, el sacramento de la reconciliación, la
oración personal y comunitaria, los pobres, la familia cristiana, la devoción a la Virgen
María y a los santos y la piedad popular”.
No podemos olvidar que el camino para acceder a la fe cristiana es, en último término,
una obra de Dios que puede darse de diferentes maneras, dado que la naturaleza del
cristiano es “reconocer la presencia de Cristo y seguirlo” (CELAM, 2007, pág. 136).
El camino de acceso a la fe cristiana puede tener características distintas
del camino recorrido por los primeros discípulos, pero supone una misma
experiencia de encuentro con el Señor, para ello propone: un
catecumenado cuyos objetivos fundamentales sean, la iniciación en la
experiencia cristiana que se desarrolla mediante ejercicios de escucha de
la palabra, de la oración, de celebración. Y la segunda la iniciación en la
praxis cristiana, que se desarrolla mediante el ejercicio o las practicas que
constituyen el auténtico seguimiento de Jesús (Martinez, 2005, pág. 136).
Los contenidos son abundantes, pero hace falta actuar. No podemos pensar que la fe es
dada de forma mágica, necesitamos cultivarla. El Papa Benedicto XVI convocó al “Año
25
de la fe” como una ocasión para tomar conciencia de la “profunda crisis de fe que afecta
a muchas personas” (Papa Benedicto XVI, 2011, pág. 2) y asumir, por ello, “la exigencia
de redescubrir el camino de la fe, para iluminar de manera cada vez más clara la alegría
y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo”.
La tarea es emprender un nuevo camino que nos lleve a la conversión. Volver a Galilea
fue para los discípulos retomar el camino de seguimiento a Jesucristo. Esa experiencia
de encuentro con Jesucristo confirmó su fe y les hizo testigos de su resurrección hasta
las últimas consecuencias.
¿Es posible para nosotros hacer este camino? El papa Francisco, en la homilía de la
Vigilia pascual 2014 dijo: “Volver a la Galilea es volver al primer amor, para recibir el
fuego que Jesús ha encendido en el mundo y llevarlo a los confines de la tierra. “Galilea
de los gentiles” (Biblia de América, 1994) (Mt 4,15); (Is 8, 23), horizonte del
Resucitado, horizonte de la Iglesia, deseo intenso de encuentro…¡Pongámonos en
camino!” (Papa Francisco, 2014, pág. 10).
En la actualidad, es urgente que los cristianos retomemos el camino de encuentro
personal con Jesucristo, puesto que Jesucristo sigue pasando por la vida de cada uno de
los cristianos. Es necesario dejarnos encontrar por Él, que es la fuente de la alegría.
Para Luciano Manicardi, esta historia comprende tres aspectos:
Se trata de una historia personal que involucra la totalidad de nuestro ser.
Se cree con el corazón (Rom10,9-10); se trata de una historia comunitaria
y de una historia no terminada, puesto que debe ser custodiada (Rom
14,22; 1Tim 3,9) consolidada (Hch16,5), buscada ( 2Tim 2,22), porque en
ella se nos invita a caminar (Municardi, 2013, pág. 62).
Jesucristo declaraba que Él era “el camino, la verdad y la vida” y que nadie podía ir al
Padre sino por Él (Biblia de América, 1994) (Jn 14,6). Realmente en Él se nos ha
26
revelado el verdadero rostro de Dios amoroso, tierno, cercano, misericordioso (Biblia de
América, 1994) (Jn 14,9) en él se nos ha mostrado el camino de retorno a Dios (Biblia
de América, 1994) (Jn 13,1), y sólo en esa experiencia de encuentro se puede ser
verdadero discípulo de Él.
2.2.1 El camino de la comunidad apostólica hacia la fe cristiana
Hablar del camino de la comunidad cristiana hacia la fe, es volver la mirada hacia el
recorrido que realizaron los primeros seguidores de Jesús. Es importante hacer una
distinción entre estos seguidores, pues allí podemos distinguir dos grupos de discípulos:
uno más íntimo y otro más amplio (Schillebeeck, 2002, pág. 199).
En el grupo discipular más amplio podemos incluir a las personas que simpatizaron
fuertemente con Jesús a causa de su enseñanza y de sus obras. Entre ellos podemos
mencionar a los enfermos, los pecadores, los recaudadores de impuestos, las personas
marginadas, etc. (Biblia de América, 1994) (Mc 2,17), quienes manifiestan con
humildad su fe y su confianza en Él.
En Mateo 9,18 llama la atención el dialogo de Jesús con dos personajes: una mujer
enferma y un hombre llamado Jairo. En ambos casos se subraya la fe de ellos, que se
manifiesta en una señal de adoración: se “postró” (Biblia de América, 1994) (Mt 9,18) y
“mostró” una confianza plena: “con solo tocar su vestido quedaré sana” (Biblia de
América, 1994) (Mt 9,21).
De entre estos simpatizantes del grupo más amplio, hubo un grupo de amigos más
cercano, en cuyas casas se alojaban Jesús y sus discípulos más cercanos. Entre estas
personas se destacan Zaqueo, Marta, María y Lázaro, discípulos que aceptaban el
mensaje de Jesús y colaboraban con Él, pero sin integrarse completamente al grupo más
íntimo, que lo seguía físicamente a todas partes. Todos estos acontecimientos muestran
27
que Jesús era visto como un enviado de Dios; su presencia suscitó la fe en muchos
hombres y mujeres que salían a su encuentro.
El grupo de discípulos que acompañan a Jesús de forma permanente y que forman el
grupo más íntimo, está compuesto por más de setenta discípulos, de donde luego
escogerá a Doce apóstoles para que cumplan una misión específica, para la cual los
invistió de autoridad (Biblia de América, 1994) (Mc 3,13-19). A más de un buen número
de varones, a este grupo pertenecieron algunas mujeres: María Magdalena. Salomé,
madre de Santiago y Juan, María, madre de Santiago y José, etc. El cometido de estas
mujeres era asistir a Jesús, y lo hicieron desde Galilea hasta Jerusalén. Este grupo íntimo
de discípulos fue enviado por Jesús, en número de 72, para que cumplan la misión de
proclamar la Buena Noticia con palabras y obras, a los pueblos de Galilea (Biblia de
América, 1994) (Lc 10,1-2).
Como ya dijimos, de este grupo íntimo, Jesús eligió a un grupo más especial, que forma
el círculo más íntimo en torno a Él. Son los Doce. Ellos tuvieron que enfrentar varias
dificultades en el seguimiento a Jesús, la mayor de ellas fue la muerte del Maestro, luego
de un injusto juicio por parte de las autoridades judías y romanas.
Hay que entender que ellos habían depositado toda su esperanza en Jesús, y ahora no
podían entender ni conformarse con un final tan decepcionante y escandaloso. El miedo
y la inseguridad se apoderaron de ellos y los llevó a huir. Mateo y Marcos señalan el
momento del prendimiento de Jesús como el momento de ese abandono (Biblia de
América, 1994) (Mt 26,56; Mc 14,50).
Ante esta realidad podemos afirmar que la fe de la naciente comunidad apostólica era
bastante débil y vacilante, incluso algunos teólogos piensan que la fe de los apóstoles
quedó al borde de la apostasía (Martinez, 2005, pág. 111). Sin embargo, era necesaria
que esa fe sea purificada para que se vuelva más fuerte. Según Espeja, en el encuentro
de los primeros discípulos con el Resucitado existe algo singular: “Si el Resucitado no
28
hubiera irrumpido en la vida de los primeros discípulos de Jesús, éstos no hubieran
tenido acceso al acontecimiento de la resurrección” (Espeja, 2001, pág. 219).
Yo diría que tampoco hubieran tenido acceso a la madurez en la fe. Este encuentro con
el Resucitado no sólo les devuelve la esperanza, sino también que les reúne y hace
posible la constitución en comunidad. Y a partir de este hecho:
… Identifican a Jesús y se identifican a si mismo de manera nueva,
hablarán del Jesús al que habían conocido, pero es en el reconocimiento
del resucitado donde tendrán la impresión de conocerle por primera vez y
de saber quién era (González, 2006, pág. 200).
Esta fe pascual es una fe definitiva, capaz de superar las pruebas a las que se verán
sometidos en su vida y misión.
2.2.2 La resurrección de Jesús y la experiencia pascual de los discípulos
“¡Jesús vive!”. Ese es el grito asombrado de los discípulos; así lo proclaman a los cuatro
vientos, en todas las ocasiones, en todo tiempo y en todo lugar: “¿Por qué buscan entre
los muertos al que está vivo?” (Biblia de América, 1994) (Lc 24,5). Lucas así lo
consigna cuando escribe: “después de su pasión, Jesús se les apareció con muchas
evidencias de que estaba vivo” (Biblia de América, 1994) (Hch 1,3).
Todos coinciden con la afirmación de que Jesús había sido crucificado y había muerto
en la cruz, pero que ahora estaba vivo. Todo lo que vino después, todas las palabras que
estos hombres pudieron decir, arrancaron de esta primigenia afirmación: ¡Jesús vive! Y
lo que pase después con sus vidas estará siempre en referencia a esta proclamación.
Pablo hace una lista de esos testigos: “Se apareció a Pedro y luego a los doce. Después
se apareció a más de quinientos hermanos a la vez de los que la mayor parte viven
29
todavía, aunque algunos ya han muerto. Luego se apareció a Santiago, y más tarde a
todos los apóstoles (Biblia de América, 1994) (1Cor 15,5-7).
Con los cuatro evangelios podemos completar la lista de los que fueron testigos de que
Jesús estaba vivo, gracias a diversas apariciones que el Resucitado dispensó a varias
personas que no pertenecían al grupo de discípulos, como María Magdalena y las otras
mujeres. Cada uno de ellos expresa con diversos lenguajes su encuentro con el Señor.
“Verle” es una experiencia que todos relatan con la misma intensidad: se han encontrado
con Jesús de Nazaret, que aunque fue crucificado, está ahora vivo y les ha salido al
camino, en un encuentro que “ha generado un cambio real en su forma de vivir” (Espeja,
2001, pág. 223).
El que había muerto en la cruz, vive para siempre. A ese encuentro con el Resucitado
es al que llamamos Experiencia Pascual. ¡Jesús, el crucificado ha resucitado! (Biblia de
América, 1994) (Mt 28,5-6). Este acontecimiento es, pues, la base de nuestra fe y
esperanza. Por eso es que confesamos que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados,
pero Dios Padre lo ha resucitado y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte; Él
está ya en la plenitud de vida y no morirá más. La muerte ha sido vencida. (Biblia de
América, 1994) (Rom 6,9).
Por otro lado, debemos ser enfáticos al decir que la resurrección de Jesús no fue una
invención de los primeros cristianos. Cualquiera que lea con imparcialidad el relato
pascual se dará cuenta de que los evangelistas se refieren a un acontecimiento objetivo,
lo que no significa que sea demostrable racionalmente, con argumentos históricos, sino
que es una experiencia que se puede verificar en el cambio de actitud existencial, no de
dos o tres, sino de cientos de personas que empiezan a vivir esta experiencia de
resurrección, animados por la convicción que va nutriendo la presencia del Espíritu
Santo, experiencia de hermandad, de firmeza en la fe para mantener indeleble el
seguimiento al Maestro y la puesta en práctica de la misión de anunciar el Reino de
Dios.
30
2.2.3 La experiencia fundante de Pentecostés
“La palabra griega Pentecostés significa una fiesta celebrada cincuenta días después de
la pascua. Para los judíos esta es la fiesta de la recolección, día de regocijo y acción de
gracias (Biblia de América, 1994) (Ex 23,16); fiesta de aniversario de la alianza, que
había concluido unos cincuenta días después de la salida de Egipto (Dufour, 1977, pág.
679).
El Pentecostés cristiano es la fiesta de la esperanza, porque gracias a la efusión del
Espíritu Santo los discípulos y discípulas de Jesucristo son liberados de sus miedos, sus
dudas y de la incredulidad, y retoman su seguimiento a Jesucristo y la misión de
anunciar el Reino de Dios.
De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento
impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les
aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron
sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo (Biblia
de América, 1994) (Hch 2,2-3).
El libro de Hechos de los Apóstoles nos relata que luego de esta experiencia Pedro tomó
la palabra y tuvo la capacidad de dirigir un discurso kerigmático a más de tres mil
personas allí reunidas. El Espíritu Santo permitió que Pedro interpretara las Escrituras a
la luz de Jesucristo e hizo que su palabra fuese capaz de convertir a muchos que luego
pidieron el bautismo en nombre de Jesucristo.
A la luz de esta experiencia de Pentecostés es que la Iglesia se convierte en una
comunidad de creyentes reunidas en torno a la experiencia del Resucitado, animada por
la fuerza del Espíritu y orientada a anunciar el Reino del Padre. La Iglesia es:
Una comunidad de personas animadas por la acción del Espíritu Santo,
que ha vivido y vive la maravilla del encuentro con Jesucristo y desea
31
compartir esta experiencia de profunda alegría, compartir el mensaje de
salvación que el Señor le ha dado. Es el Espíritu Santo quien guía a la
Iglesia en este camino (Papa Francisco, 2013).
El día de Pentecostés es el día del nacimiento de la Iglesia, de la comunidad de los que
creen en Jesús, de todos los que andan por el camino de la vida, tratando de imitar el
estilo de vida misericordioso de Jesucristo, de los que saben que nada es imposible,
porque el Espíritu de Jesús es la fuerza que guía a la Iglesia peregrina, de los que
apuestan por vivir como hermanos y hermanas, sabiendo que allí radica la fuerza que
anima el itinerario a la santidad a la que hemos sido llamados.
2.2.4 La experiencia de la hermandad
Los discípulos que se dirigen a Emaús reconocen a Jesús en la fracción del pan:
“Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron” (Biblia de América, 1994) (Lc24,
30-31). Estos discípulos, después de encontrarse con Jesucristo de manera personal,
regresan a Jerusalén en busca de sus hermanos, y se encuentran con la sorpresa de que
ellos también han visto al Señor: “es verdad, el Señor ha resucitado” (Biblia de América,
1994) (Lc 24,34). Es en el compartir comunitario donde las experiencias de fe se
afianzan y se hace posible experimentar y expresar la presencia viva de Jesucristo.
Esta experiencia de hermandad perdurará para siempre, pues “el gesto de la fracción del
pan es definitivo, fundamental en la vida de las primeras comunidades cristianas”
(Martinez, 2005, pág. 190). Esta vivencia hace que la fraternidad cristiana sea realmente
un auténtico estilo de vida alternativo. Por eso, la liturgia cristiana es una auténtica fiesta
en la que vivenciamos el misterio de la vida de Cristo, presente en medio de sus
comunidades.
32
2.3 Práctica del seguimiento y la misión
El discipulado de los primeros seguidores de Jesucristo está marcado por una profunda
experiencia con el Resucitado y “no pueden dejar de hablar de lo que han visto y oído”
(Biblia de América, 1994) (Hch 4, 20). Este testimonio de los apóstoles y discípulos se
basa en sus vivencias y experiencias, dado que son los testigos oculares de la Verdad
que trae esta experiencia existencial con Jesucristo; por eso animan a toda la comunidad
cristiana para que lleve a la práctica la misión encomendada por el Señor (Biblia de
América, 1994) (2Pe 1,16-18), sin tener miedo a las dificultades que les esperan. Así se
forman varias comunidades cristianas que comienzan la aventura de la misión, yendo
por caminos diferentes, pero que siempre les conduce hacia todos los rincones de la
tierra, donde debe llegar la Buena Noticia.
2.3.1 Nuestros caminos personales de acceso a la fe
El Papa emérito Benedicto XVI convocó al “Año de la fe”, como una ocasión para que
todos, conscientes de la “profunda crisis de fe que afecta a muchas personas”,
asumiéramos “la exigencia de redescubrir el camino de la fe”, con el fin de mostrar
mejor “la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo” (Papa Benedicto
XVI, 2011).
Nos preguntamos hoy: ¿Qué medios estamos facilitando a los bautizados para que
puedan acceder a su fe cristiana? ¿Es suficiente administrar los sacramentos del
bautismo, comunión y confirmación, a veces desde una catequesis insuficiente que no
alcanza a iniciar a los creyentes en su experiencia de fe con el Resucitado y, por lo
mismo, no lo incentiva a la práctica del seguimiento cristiano? ¿Cuál es el camino para
que los cristianos puedan encontrarse personalmente con Cristo y seguirle, “contra
viento y marea”?
33
Una vez más, es el Papa emérito Benedicto XVI quien nos propone el “anuncio de la
palabra de Dios y la aceptación del mismo” como camino de acceso a la fe cristiana.
(Papa Benedicto XVI, 2011).
En ese mismo andarivel, Felicísimo Martínez nos propone tres grandes experiencias
como caminos para acceder a la fe cristiana, las mismas que están asociadas con la
experiencia pascual de la comunidad apostólica primitiva:
En primer lugar la experiencia del Espíritu de Jesús, que han recibido y
está actuando en medio de ellos. En segundo lugar la experiencia de
fraternidad. En tercer lugar la práctica de la misión y el seguimiento de
Jesús (Martinez, 2005, pág. 136).
Con lo que nos dicen estos dos autores, tenemos suficientes elementos para ahondar en
el seguimiento discipular en comunidad creyente. Ahondemos en estas ideas.
En el Evangelio de Lucas (24,13-35) encontramos un pasaje que describe este caminar
personal y comunitario de acceso a la fe. Se trata del pasaje de los discípulos de Emaús,
del cual ya hemos dicho algo antes. El evangelista nos narra cómo estos discípulos
caminan, primero alejándose de Jerusalén y luego regresando, llenos de gozo, a la
misma Jerusalén donde están reunidos los demás discípulos. El camino de Emaús se
hace así símbolo del caminar de cada uno de los cristianos como creyentes. Puede
ocurrir que la actitud de estos discípulos, entristecidos y sin esperanza, refleje las
actitudes de muchos creyentes hoy, quienes en su vida cotidiana, dudan se sueltan de la
mano de Jesucristo.
Sin embargo, en el transitar de la vida creyente, Jesús siempre es el compañero, aunque
no seamos conscientes de su presencia salvadora.
34
Proponemos tres caminos para que nuestras comunidades cristianas puedan retomar su
fe en Jesucristo y adquirir ese encuentro personal con Dios, el mismo que no deja de ser
un don de Dios para cada criatura creada por él.
El primer camino para reconocerlo es entrar en contacto con Él y con su Palabra,
dejando que esa misma Palabra nos interpele y nos conduzca hacia el encuentro personal
con Él. “Volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscan? Ellos le
dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde vives? Les dijo: Vengan y lo verán.
Fueron, y vieron donde vivía, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora
décima” (Biblia de América, 1994) (Jn 1,38-39).
El segundo camino es compartir el pan, porque es en la fracción del pan donde los
discípulos reconocen a Jesucristo y experimentar su presencia viva. Compartir el pan es
vivir en comunidad solidaria, justa, de mutua preocupación. Podemos decir que no es
punto de partida, sino de llegada, donde nos reunimos para dar gracias y recuperar
fuerzas luego de haber trabajado para construir una familia universal, reunida en torno al
Maestro.
El gesto de romper el pan simboliza la unidad de los comulgantes que
forman con el Señor un solo cuerpo. El gesto no consiste, como algunos
han imaginado, en comer el pan eucarístico todos al mismo tiempo a la
manera como pueden hacerlo los concelebrantes... resulta un gesto
forzado y ridículo; lo propio del rito sacramental consiste en comer en
una misma celebración y de un mismo pan partido o compartido. El gesto
cristiano -fracción y participación de un mismo pan roto- se deriva de los
usos judíos entre los que la acción de romper el pan y repartirlo era
privilegio del jefe de familia; este gesto comunitario lo realizó, pues, el
Señor en la Cena como jefe de su grupo y hoy lo repite el mismo Señor
representado por el obispo o presbítero que preside la eucaristía: “Tomó
el pan, dijo al bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos”. En este rito
los apóstoles vieron desde el principio el signo comunitario por
35
excelencia de la unidad de la familia eclesial: “El pan que partimos nos
une a todos en el Cuerpo de Cristo” (1Cor 10,17) (Farnés, 1994).
Finalmente, el tercer aspecto clave en el seguimiento discipular es vivir en comunidad.
Los discípulos de Emaús regresan a Jerusalén para compartir su experiencia del
encuentro con Jesucristo, pues tan grande evento no puede quedarse en secreto, debe ser
anunciado a todos. Y es cuando lo comparten en comunidad, cuando reciben el Espíritu
Santo prometido por Jesucristo que nos llena de fuerzas para seguir por ese camino
misionero. Este acontecimiento los convierte en verdaderos discípulos, testigos de
Jesucristo hasta las últimas consecuencias.
La identidad de la comunidad misionera requiere hoy, de parte de todos,
un redescubrimiento de la misma, una conciencia y aprobación personal y
comunitaria. Preguntarse por la identidad de la misión es actualizar la
constante búsqueda de la historia de la Iglesia, iniciada ya en la época
apostólica. Tenemos confianza en que hoy también la acción del Espíritu
Santo que va dando configuración y vitalidad a los esfuerzos de la Iglesia
para la misión (VV.AA., 2009).
Ahora bien, ¿cómo asegurar que estos tres aspectos descritos puedan ser llevados a la
práctica? La tarea no es de fácil respuesta. A manera de orientación y orientados por el
objetivo del producto que estamos elaborando, queremos proponer algunas prácticas
creyentes que nos ayuden en este sentido.
2.3.2 La Lectio divina
La expresión “Lectio Divina” es tomada del latín y se puede traducir por “lectura divina
o lectura orante” (Medina, 2008, pág. 14). “Es, esencialmente, una forma específica de
leer la Palabra de Dios, contenida en la Sagrada Escritura a la luz del Espíritu Santo”
(García, 1992, pág. 12-17).
36
La Lectio Divina es una forma de tener un encuentro con Dios a través de la Sagrada
Escritura, y se hace normalmente tomando un pasaje determinado de la Biblia para hacer
la oración. Por lo tanto, podemos decir que, más que un método de lectura, la Lectio
Divina es, sobre todo, la fuente de vida nueva a través del cual podemos saciar la sed de
Dios, puesto que el contacto diario, personal, íntimo con el Padre, con el Hijo y con el
Espíritu Santo debe realizarse siempre a través de la Sagrada Escritura, que “es capaz de
abrirnos no sólo al tesoro de la Palabra de Dios sino también crear el encuentro con
Cristo, Palabra divina y viviente” (Papa Benedicto XVI, 2010, pág. 87).
La Lectio Divina es conocida también como lectura orante de la biblia, debido a que nos
permite entablar un dialogo con Dios, porque “a Él hablamos cuando oramos, y a Él
oímos cuando leemos las palabras divinas” (Concilio Vaticano II, Constitución Dei
Verbum, 1965, pág. 93). En ese mismo sentido, la Constitución Dogmática Dei Verbum
quiere promover la lectura asidua de la Palabra de Dios, dado que ella es “sustento y
vigor” para la vida de la Iglesia (Concilio Vaticano II, Constitución Dei Verbum, 1965,
pág. 93). Ciertamente, la Sagrada Escritura es mediadora del encuentro con Jesucristo
vivo, cuando se la acoge como Palabra “salvífica y reveladora del misterio de Dios y de
su voluntad” (CELAM, 2007, pág. 172)
San Jerónimo decía que “desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo”. La
Palabra, por lo tanto, deja ver y conocer a Dios mismo. Así, el Directorio General de la
Catequesis propone como fundamento de la catequesis permanente “la lectura y
meditación de la Palabra de Dios, para que el pueblo conozca a fondo a Cristo y lo siga
fielmente” (CELAM, 2007, pág. 160). Y continúa en documento de Aparecida: “hay
que educar al pueblo en la lectura y meditación de la Palabra; que ella se convierta en
alimento para que, por propia experiencia, vea que las palabras de Jesús son espíritu y
vida (Biblia de América, 1994) ( Jn 6,36).
Guigo, el cartujo superior del monasterio fundado por san Bruno, estableció los pasos
básicos de la Lectio Divina para ser usada como método de lectura bíblica. Lo hizo en su
obra titulada Scala claustralium es decir “La escalera de los monjes”. Esa escalera
37
constaba de cuatro peldaños “que hacen “subir [a los monjes] desde la tierra hasta el
cielo: Lectio (lectura), Meditatio (meditación), Oratio (oración) y Contemplatio
(contemplación) (García, 1992, pág. 12-17).
Paso 1. Leer: ¿Qué dice el texto? En primer lugar se lee el texto. Al nivel
más básico, uno se pregunta: ¿Qué sucede en este pasaje bíblico? A veces
conviene usar un comentario bíblico o leer la explicación de la propia
Biblia para entender mejor el contexto.
Paso 2. Meditar: ¿Qué me dice Dios en este texto? En este punto se ve si
hay algo que Dios quiere darme a conocer. Casi siempre se puede
relacionar con algún suceso o experiencia de vida, por ejemplo, ¿ha
habido situaciones en los que he sentido el llamado a hablar en nombre de
Dios? ¿Hay algo que me impide tomar una postura firme en la fe?
Paso 3.Orar: ¿Qué quiero decirle a Dios sobre el texto? Después de
meditar el texto, quizá se sienta temor por lo que el Señor pide hacer
(defender a alguien, denunciar injusticias, cambiar de vida etc.), aunque
también se puede ser confianza para cumplir la misión propuesta. La
oración es para decirle al Señor cómo nos sentimos; se debe ser honesto
¡A Dios no le sorprende ninguna emoción!
Paso 4. Contemplar: ¿Qué hacer como resultado de la oración? Eso
significa actuar. La oración debe movernos a actuar, aunque esto
solamente signifique ser más compasivos y fieles (Guerra, 2014).
Benedicto XVI nos recuerda que “hemos de fundamentar nuestro compromiso misionero
y toda nuestra vida en la roca de la Palabra de Dios” (Papa Benedicto XVI, 2010, pág.
247).
38
2.3.4 La comunidad
La vida de comunidad es esencial para la vocación cristiana (CELAM, 2007, pág. 105).
En las primeras páginas del Génesis se dice: “No es bueno que el hombre esté sólo,
hagámosle una compañía” (Biblia de América, 1994) (Gen2, 18). Este texto nos enseña
que no podemos realizarnos plenamente, sino con relación a otras personas. Hemos sido
creados para vivir en comunidad. Nuestro Dios, que es comunidad de amor, nos pide
entrar en sintonía con Él y con los hermanos y hermanas. Esa es la identidad de los
seguidores de Jesús.
En ese mismo sentido va la reflexión del Concilio Vaticano II: “El hombre es, por su
íntima naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades o sin
relacionarse con los demás” (Concilio Vaticano II, 1965, pág. 144).
La Santísima Trinidad llama al hombre y a la mujer a vivir la comunión. La unidad
eclesial nace en el corazón de Dios que es comunidad de amor y se extiende a toda la
humanidad y en todas las direcciones. No nos cansamos de decirlo: Nuestro Dios es
comunidad de amor, y por eso mismo nos pide testimoniar nuestro ser creyente viendo
en comunión con Él y con los hermanos.
Nuestro Dios nos llama a vivir no solamente en grupo, sino en comunidades, y no en
simples comunidades que se reúnen por afinidad, sino en verdaderas comunidades
cristianas unidas por la fe y confianza de que el Reino de Dios es una realidad que hay
que acabar de construir.
Una comunidad cristiana es, de suyo, una comunidad en la cual el elemento principal
que une a sus integrantes es Jesucristo. Esa sería razón suficiente para mantenernos
unidos, más allá de cualquier diferencia humana, sea política, ideológica, económica o
racial. El modelo de comunidad cristiana podemos encontrarlo en la experiencia que nos
39
narra Lucas respecto a las primitivas comunidades: “Perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Sobrevino temor a toda persona, y muchas maravillas y señales eran hechas por los
apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos y tenían en común todas las cosas:
vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada
uno. Perseveraban unánimes cada día en el Templo y partiendo el pan en las casas
comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (Biblia de América, 1994) (He 2,42-
46).
La fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial; esto
significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es
la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una
experiencia permanente de discipulado y de comunión (CELAM, 2007,
pág. 106).
Los cristianos somos llamados a vivir en comunión con Cristo, a través de la comunidad
eclesial que es la Iglesia. Ante la tentación de ser cristiano sin Iglesia, el documento de
Aparecida reafirma el origen de nuestra fe que es la comunidad cristiana. El encuentro
con Cristo se da gracias a la acción invisible del Espíritu Santo y se realiza en la fe
recibida y vivida en la Iglesia” (CELAM, 2007, pág. 137). La fe sólo puede arraigarse en
un hombre o mujer cuando forma parte de una comunidad cristiana, porque la fe no es
asunto privado, sino comunitario. Es en comunidad donde se recibe la revelación de
Dios y le da una respuesta de fe: “¿Cómo creerán si nada oyeron de Él? ¿Cómo oirán si
nadie les predica?” (Rom 10,14).
La primitiva comunidad cristiana tiene su origen en la comunidad reunida para el
acontecimiento de Pentecostés, cuando reafirman su encuentro con Jesús Resucitado,
consolidan su confianza en Él y renuevan su compromiso misioneros, como discípulos
unidos en comunidad.
40
Hoy, también nosotros cristianos y cristianas tenemos la oportunidad de vivir ese
encuentro con Jesucristo a través de las comunidades cristianas donde nos reunimos para
leer la Palabra de Dios, meditarla, orarla y contemplarla; donde podemos partir y
compartir el Pan eucarístico, y donde podemos poner en práctica las obras de caridad y
solidaridad. Todo esto teniendo presente el ejemplo de las primeras comunidades
cristianas.
A la vez que nos enriquecemos dentro de la comunidad cristiana, esa misma comunidad
se ve enriquecida con los aportes personales que cada uno podemos hacer. Por ello,
podemos decir con firmeza que el crecimiento es recíproco; la comunidad crece
espiritualmente a medida que nos hace crecer a nosotros, y viceversa. Por eso es tan
importante vivir la fe personal en comunidad y vivir la fe comunitaria personalmente. Es
un error pensar que una persona sola puede bastarse para alabar a Dios. Tal actitud lo
único que traeré es un estancamiento en la fe, una parálisis en la misión.
La fe cristiana se vive en el compromiso de ser discípulo de Jesucristo.
Como discípulos, mediante el poder del Espíritu Santo, nuestra vida se
centra más y mejor en Jesús y en el Reino que Él proclama. Al dedicarnos
a Él formamos comunidad con todos los discípulos fieles; y por su
ejemplo llegamos a conocer a Jesús más íntimamente, así aprendemos a
ser discípulos cristianos en nuestro propio tiempo, lugar y circunstancias.
Las comunidades eclesiales de base son signo de vitalidad de la Iglesia
(CELAM, 2007, pág. 115).
En estas comunidades, los discípulos de Cristo se reúnen para una atenta escucha de la
Palabra de Dios, para la búsqueda de unas relaciones más fraternas, para celebrar desde
la propia vida los misterios cristianos y para asumir el compromiso de transformar la
sociedad. Junto a estas dimensiones específicamente cristianas, emergen también
importantes valores humanos: la amistad y el reconocimiento personal, el espíritu de
corresponsabilidad, la creatividad, la respuesta vocacional, el interés por los problemas
del mundo. Puede resultar de ello una rica experiencia comunitaria. Iglesia es comunión.
41
2.4 El seguimiento discipular
La vida cristiana es un camino de seguimiento de Jesús (Biblia de América, 1994) (Hch
9,2). Esa es nuestra identidad y vocación específica. De los apóstoles se dice que
siguieron a Jesús (Biblia de América, 1994) (Lc 5,11), y ese seguimiento es una llamada
a todo bautizado en la Iglesia, puesto que ser discípulo de Jesús comporta hoy, igual que
ayer, estar con Él, entrar en comunión con Él, participar de su misión y de su destino
(Biblia de América, 1994) (Mc 3,13-14; 10,38-39).
Seguir a Jesús hoy no significa imitar mecánicamente sus gestos, sino escuchar su voz y
seguirle en consecuencia. Seguir a Jesús hoy supone ponerse en camino, dar una
respuesta de amor a quién nos amó primero” (Biblia de América, 1994) (Jn 13, 1). En
ese sentido nos dice el Papa Francisco: “Renovar ahora mismo el encuentro personal con
Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por él” (Papa Francisco,
2013, pág. 9).
Este seguimiento se exterioriza en el conocimiento mutuo y en la comunión vital entre el
Señor y sus discípulos que escuchan su Palabra y comparten su estilo de vida. Seguir a
Jesús equivale a reconocer a Jesús presente en la vida cotidiana; se trata de una realidad
dinámica, de un verdadero camino en fe y amor. (Biblia de América, 1994) (Mc1, 16-
19) presenta a Jesús como el camino, e invita a Leví a recorrer ese camino, esto es estar
con Él y participar de su proyecto. Leví abandonó su estilo de vida y empezó a seguir a
Jesús.
La vida cristiana es respuesta a la llamada por parte de Jesús, la misma que se traduce en
seguimiento, pues discípulo es aquel que lo deja todo como resultado del encuentro con
Él. La relación con Cristo nos identifica con Él y deja que Él viva entre nosotros. Seguir
a Jesús es formar parte de su comunidad, continuar con su proyecto, dejándose
42
conducir por el Espíritu Santo que es la fuerza y el aliento vital que anima, vivifica, guía,
santifica, enriquece y lleva a su plenitud la comunidad de los seguidores de Jesús
(Concilio Vaticano II, 1965, pág. 18).
2.5 Las Comunidades cristianas en los documentos del CELAM
2.5.1 La II Conferencia de Medellín
La Segunda Conferencia de Obispos Latinoamericanos (CELAM), celebrada en
Medellín en1968, resaltó la necesidad de una verdadera experiencia comunitaria, como
expresión y ámbito para vivir la fe. Proponían los obispos una “comunidad cristiana de
base” (CELAM, 1968, pág. 53) como estrategia evangelizadora y ámbito donde los
pobres podrían vivir y profundizar su fe, compartir la fraternidad, tomar conciencia de la
realidad y sus causas, y trabajar organizadamente en la transformación de la realidad
socio-eclesial.
Medellín describe dicha comunidad como una “célula inicial de estructuración eclesial,
y foco para la evangelización, actualmente factor primordial de promoción humana y
desarrollo” (CELAM, 1968, pág. 53). En ese sentido, en la sección octava del
documento de Medellín hace especial énfasis en la dimensión comunitaria de la
catequesis:
No puede, por tanto, la catequesis limitarse a las dimensiones individuales
de la vida. Las comunidades cristianas de base, abiertas al mundo e
insertadas en él, tienen que ser el fruto de la evangelización, así como el
signo que confirma con hechos el Mensaje de Salvación (CELAM, 1968,
pág. 27)
43
2.5.2 La III Conferencia de Puebla
El documento de Puebla no habla directamente de la comunidad cristiana, pero sí de la
“Iglesia como comunidad fraterna” (CELAM, 1979, pág. 155). Esta comunidad es fruto
del encuentro con la Palabra de Dios y con la celebración del misterio pascual de Cristo
salvador. En el numeral 564 pone énfasis en la vivencia de la vida comunitaria, la misma
que debe ser una realidad en cada “Iglesia particular, en las familias, en pequeñas
comunidades cristianas y en las parroquias” (CELAM, 1979, pág. 155).
No obstante, “el cristiano vive en comunidad bajo la acción del Espíritu Santo, principio
invisible de unidad y comunión, como también de la unidad y variedad de estados de
vida, ministerios y carismas” (CELAM, 1979, pág. 166).
Entre los diversos centros de comunión y participación que edifican la Iglesia y llevan
adelante su misión evangelizadora, el documento de Puebla reafirma, en múltiples
contextos, la importancia fundamental de las comunidades de base: “Como pastores,
queremos decididamente promover, orientar y acompañar las Comunidades Eclesiales
de Base, según el espíritu de Medellín y los criterios de la Evangelii Nuntiandi”
(CELAM, 1979, pág. 168).
Los cristianos, unidos en Comunidades Eclesiales de Base, fomentando su adhesión a
Cristo procuran una vida más evangélica en el seno del pueblo, colaboran para interpelar
las raíces egoístas y consumistas de la sociedad y explicitan la vocación de comunión
con Dios y con los hermanos, ofreciendo un valioso punto de partida en la construcción
de una nueva sociedad: la civilización del amor
Las Comunidades Eclesiales de Base son expresión del amor preferente
de la Iglesia por el pueblo sencillo; en ellas se expresa, valora y purifica
su religiosidad y se le da posibilidad concreta de participación en la tarea
eclesial y en el compromiso de transformar el mundo. El compromiso con
44
los pobres y los oprimidos y el surgimiento de las Comunidades de Base,
han ayudado a la Iglesia a descubrir el potencial evangelizador de los
pobres, en cuanto la interpelan constantemente, llamándola a conversión,
y por cuanto muchos de ellos realizan en su vida los valores evangélicos
de solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad para acoger el don de
Dios” (CELAM, 1979, pág. 166).
Como en el documento de Medellín, Puebla destaca también, con referencias al
Concilio, la importancia de la Iglesia particular. En el ministerio del obispo que la
preside, destaca su servicio a la comunión, tanto al interior de la Iglesia diocesana como
con relación a la Iglesia universal, “a través de su comunión con el colegio episcopal, y
de manera especial con el Romano Pontífice”.
Los obispos reunidos en Puebla concluyen este capítulo de su documento
comprometiéndose “para que esta colegialidad (episcopal), de la que Puebla como las
dos Conferencias Generales que la precedieron, constituye un momento privilegiado, sea
el signo más fuerte de credibilidad del anuncio y servicio del Evangelio, en favor de la
comunión fraterna en toda América Latina” (CELAM, 1979, pág. 169).
2.5.3 La IV Conferencia de Santo domingo
El documento de Santo Domingo se concretizó en el año 1992. En la segunda parte de
este documento se desarrolla el tema de la nueva evangelización, que tiene como
objetivo: “Formar comunidades maduras en la fe y dar respuesta a los problemas que
presenta la realidad de un continente en el cual se da un divorcio entre fe y vida hasta
producir clamorosas situaciones de injusticia, desigualdad social y violencia. Tiene así
mismo la tarea de suscitar la adhesión personal a Jesucristo y a la Iglesia de tantos
bautizados que viven sin energía el cristianismo” (CELAM, 1992).
45
Este documento, al hablar de las comunidades cristianas, se refiere en primer lugar a las
Comunidades Eclesiales de Base, aunque allí se incluye también a los movimientos
apostólicos. De ahí se infieren unas líneas de acción pastoral, entre las que se destacan:
Hacer que la Iglesia sea cada vez más comunitaria y participativa y con
comunidades eclesiales, grupos de familia, círculos bíblicos, movimientos
y asociaciones eclesiales, haciendo de la parroquia una comunidad de
comunidades… La parroquia tiene la misión de evangelizar, de celebrar la
liturgia, de impulsar la promoción humana, de adelantar la maduración de
la fe en las familias, en las CEBs, en los grupos y movimientos
apostólicos y, a través de todos ellos, a la sociedad. La parroquia,
comunión orgánica y misionera, es así una red de comunidades (CELAM,
1992, pág. 58).
Consecuentemente, la opción prioritaria de nuestras Iglesias en América Latina es
“promover y ayudar a madurar comunidades eclesiales, vivas, dinámicas y misioneras”.
Según Santo Domingo podemos destacar varias facetas fundamentales:
Las CEBs son lugar de vivencia eclesial-comunitaria, donde se practica la
fe, el culto y el amor (55, 61, 64, 142); su objetivo principal es la
evangelización , con proyección misionera y en referencia a la vida (48,
54, 58, 61, 63); por medio de las CEBs se renueva la estructura de la
iglesia particular y de la parroquia (58, 142); son lugares de participación
de los laicos, varones y mujeres (60, 61, 95, 106); deben estar en
comunión con la Iglesia local y con sus pastores -el obispo y el párroco-
(55, 61, 63, 131); deben tener una clara fundamentación eclesiológica y
buscar sinceramente la comunión eclesial, para evitar la manipulación
ideológica o política (61) (CELAM, 1992).
46
2.5.4 El V Conferencia de Aparecida
El documento de Aparecida presenta la vida comunitaria como vocación propia en la
vida cristiana. Puesto que “el discipulado y la misión siempre suponen la pertenencia a
una comunidad”. Además pone énfasis en la naturaleza propia del cristianismo que
consiste en “reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo” (CELAM, 2007, pág. 108).
El Documento de Aparecida señala que en la Iglesia hay diversos lugares eclesiales para
vivir la comunión: “La Diócesis unida a las otras Iglesias Particulares, es decir a las
demás diócesis, bajo el pastoreo del Papa. Toda diócesis o Iglesia Particular está llamada
a ser, para todos los bautizados, “casa y escuela de comunión, de participación y
solidaridad. La Parroquia como comunidad de comunidades donde los fieles viven su
experiencia de Cristo y de la comunión eclesial. Las parroquias son espacios de
iniciación cristiana, de educación y celebración de la fe y están abiertas a los diferentes
carismas, servicios y ministerios que se organizan de modo comunitario. En la parroquia
se integran los movimientos eclesiales y diferentes tipos de comunidades (CELAM,
2007).
Las pequeñas comunidades, de manera especial las Comunidades Eclesiales de Base,
son escuelas que ayudan a formar cristianos comprometidos, entre los cuales hay
quienes han llegado en su entrega generosa hasta a derramar su sangre por Cristo. Ellas
recogen la experiencia de las primeras comunidades de Hechos de los Apóstoles (Biblia
de América, 1994) (Hch 2,42-47). A través de ellas el pueblo ha llegado a conocer mejor
la Palabra de Dios y a comprometerse socialmente en nombre del Evangelio. En su
seguimiento misionero a Jesucristo tienen a la Palabra de Dios como fuente de
espiritualidad, y desarrollan su compromiso evangelizador entre los más sencillos y
alejados.
Junto con las comunidades eclesiales de base, dicen los obispos en Aparecida, hay otras
formas válidas de pequeñas comunidades e incluso redes de comunidades, movimientos,
grupos de vida, de oración y de reflexión de la Palabra de Dios. Otros lugares donde se
47
pueden formar los discípulos son las familias, las parroquias, las CEBs, los movimientos
eclesiales y nuevas comunidades, los seminarios y casas de formación de religiosos, los
centros educativos católicos, tales como colegios y universidades.
2.6. Metodología aplicada
La presente tesis tiene al Método de Revisión de Vida como eje transversal para la
composición del producto que nos propusimos elaborar. Este Método es importante
porque es el que hemos usado en la Iglesia Latinoamericana como base para la reflexión
de la realidad, discernimiento de la fe y toma se compromiso cristiano.
2.6.1 El Método de Revisión de Vida
La Revisión de Vida es un método que nació en el seno de la Juventud Obrera Católica
(JOC), pero que ha extendido su uso en toda la Iglesia. Es una pedagogía que surgió en
el ámbito obrero, por lo que se destaca por su sencillez y hondura. Este método ha hecho
que entre en la comunidad eclesial un aire fresco y dinámico, signo del Reino de Dios.
Los principios generales de una doctrina social se dinamizan
generalmente en la práctica mediante tres pasos: 1. Análisis objetivo de
la situación; 2. Valoración precisa de esa situación a la luz de los
principios; y 3. Actuación posible y adecuada para aplicar los principios
de acuerdo a las circunstancias de tiempo y lugar. Son tres pasos de un
mismo proceso que suelen expresarse con estas tres palabras: Ver -
Juzgar – Actuar (Papa Juan XXIII, 1961, pág. 236).
La Revisión de vida tiene dos objetivos que cumplir:
Educar personas: Hacerlas conscientes, críticas, protagonistas, reflexivas. Educar
la mirada de fe sobre la vida, la capacidad de escucha y de respuesta.
48
Encuentro personal con Cristo: No solo con verdades de su mensaje, sino con
compromiso al sentirse llamado por Él; es un encuentro cara a cara con el
Resucitado.
1.2 Lo que no es Revisión de vida
La Revisión de Vida, aunque parte de la realidad, no es en modo alguno una técnica de
análisis sociológico. Lo que pretende es volver a los creyentes en contemplativos en la
acción, es decir educar a los creyentes para que descubran el Reino de Dios. Por lo tanto,
la Revisión de Vida no debe reducirse a una técnica de análisis social, ni a una reflexión
psicológica, ni una reflexión teórica sobre un tema. Todo esto es necesario, pero
reducirla a sólo eso sería una forma de manipulación.
Por lo tanto, Revisión de Vida no es un examen personal o grupal de la vida privada, ni
es una pedagogía de acción-reflexión, sin más, ni más. Tampoco es un pretexto para
hacer acciones sociales o para hacer críticas a cualquier grupo. En una palabra, no es un
estudio de temas sociales o teológicos (economía, droga, esperanza, resurrección),
buscando una aplicación a nuestra vida.
2.6.2 El objeto de la Revisión de Vida
La Revisión de Vida se dirige a las personas, y ellas son objeto de este método. En ellas
no busca su intimidad, sentimiento o estado de ánimo, sino el eco que provoca en ellas
los hechos que acontecen alrededor. Es decir, pretende que las personas se encuentren
consigo mismo, se abran al prójimo y a Dios a partir de los hechos cotidianos.
En síntesis, podemos decir que la Revisión de Vida es fundamentalmente un estilo que
sostiene todas las convicciones básicas del creyente, entre ellas: la cercanía e interés por
las personas y hechos, la escucha y contemplación de la vida y presencia del Reino de
Dios allí, la sensibilidad ante el mal, la injusticia, el sufrimiento y la opción decidida por
la liberación de los que sufren.
49
2.6.3 Pasos de la Revisión de Vida
Son tres momentos bien conocidos son, a saber: Ver, Juzgar y Actuar. Los tres aspectos
son inseparables, es decir no son tres partes de un proceso, sino tres momentos muy
unidos que, de una u otra forma, plantean la opción del creyente frente a la vida y su fe.
Ver. Es el momento de observar, escuchar y analizar la realidad, a las personas y
a uno mismo. Comprender en profundidad, con la razón y el corazón, contemplar
la vida y a Dios presente en ella. ¿Cómo ve Dios esta situación? ¿Cómo se revela
Dios en estos acontecimientos? ¿Cómo reconocemos a Dios en medio de esas
personas?
Juzgar. Es el proceso de reflexión y valoración, de escuchar al otro, de dar
respuesta a la llamada que Dios nos dirige, aquí y ahora. El juzgar evangélico es
el corazón de la Revisión de Vida. ¿Qué pienso de esto? ¿Por qué pienso así?
¿Qué sentimientos y actitudes me brotan? ¿Cómo me gustaría que fuese la
situación?
Actuar. Es la forma de materializar la respuesta a la llamada hecha; es el
momento de concretar el compromiso liberador de los pobres. El compromiso
debe ser concreto y sencillo y debe centrarse en uno de estos ámbitos: cambio
personal (actitudes, formación), transformación social, actividades eclesiales.
50
CONCLUSIONES
Hemos dejado claro que las comunidades cristianas son grupos de creyentes que se
conocen, comparten su vida, celebran su fe y se ayudan mutuamente a vivir su
compromiso en la predicación y construcción del Reino de Dios.
En ese sentido, las CEBs reproducen la estrategia pastoral de la Iglesia primitiva, pues
quieren ser expresión actualizada de las primeras comunidades cristianas:
La multitud de los fieles tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie
consideraba como suyo lo que poseía, sino que todo lo tenían en común.
Dios confirmaba con su poder el testimonio de los apóstoles respecto de
la resurrección del Señor Jesús, y todos ellos vivían algo maravilloso. No
había entre ellos ningún necesitado, porque todo lo que tenían, campos o
casas los vendían y ponían el dinero a los pies de los apóstoles, quienes
repartían a cada uno según sus necesidades” (Biblia de América, 1994)
(Hch 4,32-36; Hch 2,42-46).
En ese afán de fidelidad a la Sagrada Escritura, la Iglesia latinoamericana apunta a creer
que las CEBs son voluntad de Dios que hay que apoyar decididamente, pues así lo
reconoce la Iglesia: “La Iglesia avanza con toda la humanidad, experimenta la suerte del
mundo y su razón de ser es actuar como fermento y alma de la sociedad” (Concilio
Vaticano II, 1965, pág. 166).
(Las CEBs) surgen y se desarrollan en el interior de la Iglesia,
permaneciendo solidarias con su vida, alimentadas con sus enseñanzas,
unidas a sus pastores. Nacen de la necesidad de vivir todavía con más
intensidad la vida de la Iglesia o del deseo de una dimensión más humana
que difícilmente pueden ofrecer la comunidad eclesial, sobre todo en las
51
grandes ciudades contemporáneas que favorecen el anonimato y la
masificación… Se quieren reunir para escuchar la Palabra de Dios, para
los sacramentos, el ágape fraternal de las personas que la vida misma
encuentra ya unidas en la lucha por la justicia, la ayuda fraterna a los
pobres, la promoción humana (Papa Pablo VI, 1975, pág. 58)
En resumen, las CEBs tratan de actualizar las características y el dinamismo de las
primeras comunidades cristianas, tratando de adaptarlas a los tiempos actuales; nacieron
inspiradas por la teología renovada del Concilio Vaticano II y por los documentos de
Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida, y la Iglesia las considera focos de
liberación y el ambiente propicio para el surgimiento de nuevos ministerios laicales.
52
LISTA DE REFERENCIAS
Alvarez, E., Alvarez, R., & Alvarez , M. (10 de Julio de 2013). Historia del barrio la
Florita. (E. M. Guamán Maza, Entrevistador) Manta, Portoviejo, Ecuador.
Arquidiócesis de Portoviejo. (Abril de 1994). Cultura del Pueblo Manabita. 42.
Portoviejo, Manabí, Ecuador.
Arquidiócesis de Portoviejo. (2013). Plan Global de Pastoral. Portoviejo, Manabí,
Ecuador.
Biblia de América. (1994). Biblia de América. Madrid, España: Verbo Divino.
CELAM. (26 de Agosto -07 de septiembre de Agosto-Septiembre de 1968). Medellin.
Medellin. Medellin, Colombia.
CELAM. (23 de Marzo de 1979). Puebla. Puebla. Mexico, Puebla, Puebla.
CELAM. (12-28 de Octubre de 1992). Santo Domingo. Santo Domingo. Santo
Domingo, Republica Dominicana.
CELAM. (13-31 de mayo de 2007). Aparecida. Aparecida, Brasil: Conferencia
Episcopal Ecuatoriana.
Concilio Vaticano II. (1965). Ad Gentes (Cuarta ed.). Roma, Roma.
Concilio Vaticano II. (1965). Constitución Dei Verbum. Roma.
Concilio Vaticano II. (08 de Diciembre de 1965). Constituciòn Gaudium et Spes. Roma,
Roma, Roma.
Concilio Vaticano II. (8 de Diciembre de 1965). Lumen Gentium (Cuarta ed.). Roma,
Roma.
53
Consejo de Pastoral. (10 de Agosto de 2013). Historia Barrio la Florita. (E. M. Guamán
Maza, Entrevistador) Manta, Ecuador.
Dufour, L. (1977). Vocabulario de teología biblica. Vocabullario de teología biblica.
Barcelona, España: Herder.
Escuela Ramón Alvarez Cedeño. (Marzo de 2007). Historia del nombre del barrio la
Florita. Biografía del patrono de la Escuela Ramón Alvarez, 9. (G. Espinal
Benitez, Recopilador) Manta, Protoviejo, Ecuador.
Espeja, J. (2001). Jesucristo la invención del diálogo. España: Verbo Divino.
Farnés, P. (octubre de 1994). La fracción del pan. Recuperado el 28 de junio de 2014, de
http://www.mercaba.org/LITURGIA/la_fraccion_del_pan.htm
García, M. (1992, pág. 12-17). La lectura de Dios.
González, O. (2006). Fundamentos de Cristología II. Madrid.
Guamán Maza, E. M. (30 de Julio de 2013). Encuesta Barrio la Florita. Encuesta Barrio
la Florita. Manta, Manabi, Ecuador.
Guerra, J. (2014). La Lectio Divina para creyentes. Boletín Juan XXIII.
Martinez, F. (2005). Creer en Jesucristo vivir cristiano (primera ed.). Pamplona: Verbo
Divino.
Medina, y. C. (05 de Noviembre de 2008). Diálogos semanales con Jesús. España,
España: Desclée.
Municardi, L. (2013). Por una fe madura (primera ed.). Bogota, Bogotá, Colombia: San
Pablo.
Murúa, M. (2002). La Iglesia, comunidad en marcha hacia el Reino. Recuperado el 27
de junio de 2014, de http://www.biblia/grupos/gruposbiblicos-1.htm
Papa Benedicto XVI. (30 de Septiembre de 2010). Exhortacion Apostolica Postsinodal
Verbum Domini. Verbum Domini. Roma, Roma.
54
Papa Benedicto XVI. (11 de Octubre de 2011). Carta Apostolica Porta Fidei. Porta
Fidei. Roma, Roma.
Papa Benedicto XVI. (11 de Octubre de 2011). Pontificio Consejo para la promoción de
la nueva Evangelización. Recuperado el 13 de Mayo de 2014, de Pontificio
Consejo para la promoción de la nueva Evangelización:
http://www.annusfidei.va/content/novaevangelizatio/es/annus-fidei/lettera-
apostolica--porta-fidei-.html
Papa Francisco. (29 de Junio de 2013). Carta Encíclica Lumen Fidei. Sobre la fe, 20.
Roma, Roma.
Papa Francisco. (24 de Noviembre de 2013). Exhortación Apostolica Evangellii
Gaudium. Exhortación Apostolica Evangellii Gaudium. Roma, Roma, Roma.
Papa Francisco. (25 de Julio de 2013). Jornada Mundial de la Juventud. Saludo de
acogidda JMJ. Rio de Janeiro, Brasil.
Papa Francisco. (24-30 de Abril de 2014). Volver a Galilea. Cristo hoy, pág. 10.
Papa Juan XXIII. (15 de mayo de 1961). Carta Encíclica Mater et Magistra. Carta
Encíclica Mater et Magistra. Roma, Roma.
Papa Pablo VI. (8 de Diciembre de 1975). Exhortacion apostólica Evangelii Nuntiandi.
Exhortacion apostólica post-sinodal Evangelii Nuntiandi. Roma.
Ruiz, R. (13 de Enero de 2104). Actas de sesiones 2013. (E. Guamán Maza,
Entrevistador) Manta, Portoviejo, Ecuador.
Schillebeeck, E. (2002). Jesús la historia de un viviente. Madrid: Trotta.
VV.AA. (2009). Evangelización, comunidad misionera para la humanidad. México:
Vicaría de Pastoral.
55
ANEXOS
ANEXO 1
ENCUESTA BARRIO LA FLORITA
La presente encuesta tiene como finalidad recabar información sobre la realidad:
su historia socio-histórica, cultural y religiosa.
1. ¿Cuántas familias viven en esta casa?
Nómina Número
Niños de 0-12 años
Jóvenes de 14 -18 años
Adultos de 18-64 años
Ancianos de 65-90
2. ¿En que trabaja?
Padre
Madre
Hijos
Ancianos
3. ¿Dónde nació?
…………………………………………………………………………………………
4. ¿A qué religión pertenece?
…………………………………………………………………………………………
56
5. Asiste a misa dominical
6. Estado civil
Soltero ()Civil () Eclesiástico ( ) Unión libre ( ) Divorciado ( )
ANEXO 2
PREGUNTAS PARA LAS ENTREVISTAS
¿Quiénes fueron los primeros habitantes del barrio la Florita?
¿Porque lleva el nombre de florita?
¿Cuántos hijos tuvieron?
¿A qué trabajaba su padre?
¿En que trabajaba su madre?
¿Nivel de educación de los hijos?
¿Cuáles eran sus prácticas religiosas?
¿Desde cuándo fueron acompañados por la presencia del sacerdote y religiosas en el
sector?
¿Cuándo se celebró por primera vez la eucaristía en el sector?
¿Dónde celebraron la primera misa?
¿Quién donó el terrero actual para la construcción de la capilla?
¿Cuándo surgieron las primeras comunidades cristianas?
¿Por qué se desorganizaron?
¿Qué fiestas religiosas celebran en el barrio la Florita?
Siempre A veces Nunca
57