Usos y abusos de la cafeína

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Editorial FMC. 2013;20(7):381-2 381 M ás allá de la broma o la ironía, la definición “bebedor excesivo es aquel paciente que bebe más que su médi- co” contiene una enseñanza útil en la práctica clínica. La frase nos advierte contra el peligro de considerar “normales” las conductas que se asemejan a las propias y “patológicas” aquellas que no lo son. El consejo viene al caso al conside- rar los usos y abusos de la cafeína, droga sobre la que no existen estigmas y prejuicios sociales o morales. Esta nor- malización social puede llevarnos a olvidar en ocasiones que la cafeína es un psicoactivo con propiedades farmacológicas y efectos biológicos bien definidos. Teniendo en cuenta que el 80% de la población adulta española tiene un consumo de entre 200-300 mg diarios de cafeína 1 , convendrá repasar al- gunos aspectos sobre esta droga y su posible influencia en situaciones frecuentes en la práctica clínica. La cafeína (1,3,7-trimetilxantina) es un fármaco estimu- lante que actúa sobre los receptores A1 y A2a de adenosina, potenciando la actividad dopaminérgica en las neuronas del estriado. Tiene un efecto estimulante sobre el sistema ner- vioso central, que reduce la sensación de cansancio y facili- ta el esfuerzo intelectual a pesar del sueño. Además, presen- ta efectos sobre muchos sistemas del organismo. Entre otros, estimula el centro respiratorio, produce broncodilata- ción, incrementa la presión arterial, posee efectos cronotró- picos e inotrópicos positivos, estimula la secreción ácida gástrica y estimula la diuresis 1 . El Manual CIE-10 de la Or- ganización Mundial de la Salud explicita claramente los “trastornos mentales y del comportamiento debidos al con- sumo de otros estimulantes (incluyendo la cafeína)”, mientras que el DSM-IV-TR solo incluye el trastorno por intoxica- ción, dejando como trastorno en investigación la abstinencia. En cualquier caso, las propiedades reforzadoras de la cafeína están demostradas en animales de experimentación y en hu- manos, y los datos para considerar el trastorno por depen- dencia parecen suficientes 2 . En adultos, el café constituye la principal fuente de aporte de cafeína en la dieta. Pero no es este el único alimento que contiene cantidades significativas de esta sustancia (tabla 1), que también se encuentra en dosis elevadas en algunos pro- ductos adelgazantes y suplementos deportivos para muscula- ción. En adultos sanos, no se ha demostrado que dosis infe- riores a 300-400 mg diarios tengan efectos nocivos para la salud. Como fármaco de prescripción, se ha empleado en el tratamiento de la migraña y es un componente habitual de preparados antigripales. Existe un fármaco comercializado con la indicación “alivio sintomático y ocasional de los esta- dos pasajeros de astenia” que contiene 300 mg de cafeína por cápsula y que puede obtenerse sin receta médica. Los efectos psicoactivos de la cafeína pueden ser un fac- tor que se ha de considerar en algunos de los motivos de consulta más frecuentes en atención primaria. Existe una gran variabilidad individual en sus efectos biológicos, en la que se implican factores muy distintos como los polimorfis- mos genéticos, inducción e inhibición metabólica del cito- cromo p-450 y factores individuales como el peso y el sexo 3 . En estudios experimentales, las cantidades de cafeína que contienen un par de tazas de café consumidas por la mañana son suficientes para producir alteraciones electroencefalo- gráficas y en el patrón de sueño en humanos 4 . La hipersensi- bilidad a la cafeína en ciertos pacientes se ha señalado como uno de los posibles factores que pueden desencadenar tras- tornos de ansiedad, y existen series de casos en los que la Usos y abusos de la cafeína Fernando Caudevilla Gálligo Centro de Salud Puerta Bonita I. Servicio Madrileño de Salud. Madrid. España. Correo electrónico: [email protected] TABLA 1. Contenido estimado de cafeína en algunos alimentos y bebidas Alimento Unidad de medida Cantidad de cafeína (rango aproximado) Café 1 taza (50 ml) 40-150 mg 1 taza (100 ml) 10-40 mg0 Cacao 1 taza (100 ml) 6-40 mg Chocolate negro 1 porción (30 g) 5-10 mg Bebidas de cola 1 vaso (200 ml) 20-50 mg0 Bebidas energéticas 1 vaso (100-200 ml) 50-200 mg

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Editorial

FMC. 2013;20(7):381-2 381

Más allá de la broma o la ironía, la definición “bebedor excesivo es aquel paciente que bebe más que su médi-

co” contiene una enseñanza útil en la práctica clínica. La frase nos advierte contra el peligro de considerar “normales” las conductas que se asemejan a las propias y “patológicas” aquellas que no lo son. El consejo viene al caso al conside-rar los usos y abusos de la cafeína, droga sobre la que no existen estigmas y prejuicios sociales o morales. Esta nor-malización social puede llevarnos a olvidar en ocasiones que la cafeína es un psicoactivo con propiedades farmacológicas y efectos biológicos bien definidos. Teniendo en cuenta que el 80% de la población adulta española tiene un consumo de entre 200-300 mg diarios de cafeína1, convendrá repasar al-gunos aspectos sobre esta droga y su posible influencia en situaciones frecuentes en la práctica clínica.

La cafeína (1,3,7-trimetilxantina) es un fármaco estimu-lante que actúa sobre los receptores A1 y A2a de adenosina, potenciando la actividad dopaminérgica en las neuronas del estriado. Tiene un efecto estimulante sobre el sistema ner-vioso central, que reduce la sensación de cansancio y facili-ta el esfuerzo intelectual a pesar del sueño. Además, presen-ta efectos sobre muchos sistemas del organismo. Entre otros, estimula el centro respiratorio, produce broncodilata-ción, incrementa la presión arterial, posee efectos cronotró-picos e inotrópicos positivos, estimula la secreción ácida gástrica y estimula la diuresis1. El Manual CIE-10 de la Or-ganización Mundial de la Salud explicita claramente los “trastornos mentales y del comportamiento debidos al con-sumo de otros estimulantes (incluyendo la cafeína)”, mientras que el DSM-IV-TR solo incluye el trastorno por intoxica-ción, dejando como trastorno en investigación la abstinencia. En cualquier caso, las propiedades reforzadoras de la cafeína están demostradas en animales de experimentación y en hu-manos, y los datos para considerar el trastorno por depen-dencia parecen suficientes2.

En adultos, el café constituye la principal fuente de aporte de cafeína en la dieta. Pero no es este el único alimento que contiene cantidades significativas de esta sustancia (tabla 1),

que también se encuentra en dosis elevadas en algunos pro-ductos adelgazantes y suplementos deportivos para muscula-ción. En adultos sanos, no se ha demostrado que dosis infe-riores a 300-400 mg diarios tengan efectos nocivos para la salud. Como fármaco de prescripción, se ha empleado en el tratamiento de la migraña y es un componente habitual de preparados antigripales. Existe un fármaco comercializado con la indicación “alivio sintomático y ocasional de los esta-dos pasajeros de astenia” que contiene 300 mg de cafeína por cápsula y que puede obtenerse sin receta médica.

Los efectos psicoactivos de la cafeína pueden ser un fac-tor que se ha de considerar en algunos de los motivos de consulta más frecuentes en atención primaria. Existe una gran variabilidad individual en sus efectos biológicos, en la que se implican factores muy distintos como los polimorfis-mos genéticos, inducción e inhibición metabólica del cito-cromo p-450 y factores individuales como el peso y el sexo3. En estudios experimentales, las cantidades de cafeína que contienen un par de tazas de café consumidas por la mañana son suficientes para producir alteraciones electroencefalo-gráficas y en el patrón de sueño en humanos4. La hipersensi-bilidad a la cafeína en ciertos pacientes se ha señalado como uno de los posibles factores que pueden desencadenar tras-tornos de ansiedad, y existen series de casos en los que la

Usos y abusos de la cafeína

Fernando Caudevilla Gálligo

Centro de Salud Puerta Bonita I. Servicio Madrileño de Salud. Madrid. España.

Correo electrónico: [email protected]

TABLA 1. Contenido estimado de cafeína en algunos alimentos y bebidas

Alimento Unidad de medida Cantidad de cafeína (rango aproximado)

Café 1 taza (50 ml) 40-150 mg

Té 1 taza (100 ml) 10-40 mg0

Cacao 1 taza (100 ml) 6-40 mg

Chocolate negro 1 porción (30 g) 5-10 mg

Bebidas de cola 1 vaso (200 ml) 20-50 mg0

Bebidas

energéticas

1 vaso (100-200 ml) 50-200 mg

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abstinencia a la sustancia ha producido una mejoría signifi-cativa y mantenida en el tiempo del cuadro5. Es probable que, en el ámbito poblacional, la repercusión de la cafeína sea limitada en este sentido. Pero la estimación del consumo de cafeína diario o semanal (de la misma forma que hace-mos con el alcohol o el tabaco) puede ser útil en el consejo sanitario y diagnóstico diferencial de patologías que cursan con síntomas como el insomnio o la ansiedad. En niños y adolescentes, el consumo excesivo de cafeína puede influir en estos síntomas con mayor frecuencia. Además, no hay que olvidar el elevado contenido calórico de las bebidas car-bonatadas, que son la fuente principal de cafeína en jóvenes.

El diagnóstico diferencial de patologías que cursan con estimulación del sistema nervioso central debe considerar siempre la posibilidad de intoxicación por cafeína, ya que en entornos recreativos es relativamente frecuente la combina-ción de bebidas alcohólicas de alta graduación con bebidas energéticas que contienen dosis elevadas de cafeína. Las in-teracciones farmacológicas son otro punto que se ha de con-siderar. El tabaco induce el metabolismo de la cafeína dismi-nuyendo sus niveles plasmáticos. Los fumadores que consumen café y abandonan el hábito pueden doblar sus concentraciones plasmáticas de cafeína, lo que puede predis-poner a síntomas de intoxicación1. La teofilina, fármaco de la misma familia química que la cafeína y con un estrecho margen terapéutico, puede interactuar con la cafeína de for-ma clínicamente significativa. Se han descrito también inte-racciones con otros fármacos (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, antimicóticos derivados de imi-dazol, clozapina, alopurinol...), aunque su importancia en la práctica es menor. En la práctica clínica conviene recordar además su efecto broncodilatador: se recomienda la absti-nencia de cafeína entre 1 y 4 h antes de realizar pruebas de capacidad funcional pulmonar por la posibilidad de altera-ciones en el resultado6.

Con respecto al riesgo cardiovascular, los incrementos de tensión arterial y frecuencia cardíaca inducidos por el uso de cafeína (cuando se administra en forma de café) son mode-rados. No existen pruebas que sugieran que su uso sea un factor de riesgo para el desarrollo de hipertensión arterial7 ni de que incremente el riesgo cardiovascular en individuos hi-pertensos8. Tampoco hay evidencias de que la abstinencia de cafeína durante el embarazo tenga influencia en el peso al nacimiento ni en otros parámetros del embarazo9. En la práctica clínica, la aplicación de estos resultados de investi-gación debe ser individualizada y tener en cuenta la modera-ción y el sentido común.

Los resultados de un metanálisis sobre los efectos de la cafeína en el rendimiento intelectual10 sugieren un efecto

positivo en trabajadores en turnos rotativos. Pero los estu-dios analizados utilizan sujetos jóvenes en condiciones expe-rimentales y no está claro que los resultados sean generaliza-bles a cualquier población. Los autores no encuentran motivos para recomendar la abstinencia en adultos jóvenes que utilizan cafeína en dosis recomendadas con este fin, a pesar de que no hay resultados concluyentes sobre su reper-cusión real en la prevención de accidentes o errores en el tra-bajo. De nuevo, la evidencia científica debe de complemen-tarse con el sentido común al trasladar estos resultados a la práctica clínica cotidiana.

Advertíamos al principio sobre la inconveniencia de minusvalorar los riesgos de los hábitos considerados “nor-males” en la población. Pero otro peligro, sobre todo en re-lación con los psicoactivos, consiste en considerar aséptica-mente a la luz de la evidencia científica los efectos beneficiosos y perjudiciales de una sustancia determinada. Este es sin duda un parámetro importante, pero las personas no buscamos solo las conductas saludables y evitamos las nocivas. Si olvidamos que las drogas son, además, una fuen-te de placer y que las personas consumimos psicoactivos por sus efectos agradables y deseados, el abordaje será incom-pleto. En este caso, el color, el aroma y el sabor de una oscu-ra, deliciosa, estimulante y humeante taza de café debe ser también un elemento que se ha de tener en cuenta para un abordaje razonable e integral de la cuestión.

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