Valores humanos, volumen IV

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    A. Ortega Gaisn

    Valores humanosVolumen IV (y ltimo)

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    A la santa memoria de mis padres, que meayudaron a hacerme hombre.

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    NDICE

    PRLOGO DE UN MDICO AL LIBRO DE UN SACERDOTE........................5

    UNAS PALABRAS......................................................................................................7

    COMPLEJOS (I).........................................................................................................9

    COMPLEJOS (II)......................................................................................................27

    LA VERDAD..............................................................................................................48

    EL TRABAJO (1)......................................................................................................73

    EL TRABAJO (II).....................................................................................................95

    EL TRABAJO (III).................................................................................................116

    EL TIEMPO.............................................................................................................133

    SER AMIGOS (1)....................................................................................................156

    SER AMIGOS (II)...................................................................................................174

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    Prlogo de un mdico al libro de un Sacerdote

    Aparece el IV tomo de VALORESHUMANOS con un nuevo signo y unnuevo contenido. El problema de los complejos. Este intrincado y difcilproblema es tratado en toda su extensin y profundidad con la mano maestray el rigor cientfico a que ya nos tiene acostumbrados el P. Ortega. Sumaestra procede del conocimiento de la estructura humana, de la prctica

    diaria en contacto con todos los problemas que esta estructura plantea y deese amor a lo humano que rebosan sus anteriores publicaciones. El rigorcientfico lo ha ido adquiriendo a travs de las diferentes disciplinas,primero como alumno y despus como profesor, que han llenado tantashoras de su vida.

    Es corriente, entre los cultivadores de las ciencias del espritu,lamentar, sin aspavientos, que la moral se reseque all en las regiones de laspuras abstracciones, sin contacto con la vida real. En el presente libro se ha

    superado esta dificultad y el autor ha sabido, prescindiendo dedisquisiciones caracterolgicas y de la personalidad, y sin apartarse delrbol de la ciencia, ofrecernos el fruto maduro de su recia personalidad alservicio de la humanidad doliente. Slo el sacerdote puede mostrar alenfermo que lo que crea un infierno es slo un purgatorio, una puertaabierta a la esperanza. En suma y expresado con metfora mdica,nicamente el sacerdote puede realizar la paradoja y el milagro de curar alincurable.

    No se nos oculta que hemos ledo el libro del Padre Ortega con lacautela y precauciones que debemos tomar frente a toda aportacincientfica. Y decimos aportacin cientfica refirindonos no tanto alplaneamiento del problema de los complejos, como al tratamiento de stos.Es en este punto donde queremos hacer resaltar la maestra del autor y laconformidad del pensamiento cientfico con las soluciones aportadas, que noson una teora ms, sino un verdadero camino real y un prctico seguro parallegar a puerto. Encontraremos en las pginas del libro del P. Ortega, al

    hombre concreto, individual, como autntico protagonista en el drama delvivir; no un mueco mecnicamente sujeto a los hilos del espritu de la

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    poca y movido por fuerzas extraas, ni el puro espritu o al otro ngelarmado de la potente decisin de un albedro, ya sea en un conformismo oen una rebelda (non serviam). Nos encontramos a nosotros mismos all,proyectando hiptesis, anticipando posibilidades, resolviendo ante

    apremiantes alternativas y aclarando en definitiva el problema de laexistencia y de la trascendencia. La persona necesita trascender de la rbitatremenda de su circunstancia. En este esfuerzo por trascender, que es sugran lucha, es donde las pginas del libro del P. Ortega nos van ofreciendo,con evidencia y luz difana, la fuerza que la esperanza de que la salvacindel alma no se consigue a la manera del salvamento de un tesoro, sino comoquien lo pierde, distribuyndola, dispensndola.

    Todos los problemas de vida que plantea el autor y que son una

    realidad que tenemos a nuestro lado uno y otro da, los ataca de frente conun valor y un fervor magnficos.

    La obra del P. Ortega es un signo de los tiempos, de esta necesidad devigorizar a la persona humana, no con una sacudida sentimental o mstica,sino desde el ncleo de la persona, desde el centro de la vida espiritual,centro de libertad y amor.

    Cuantos lean este libro no podrn por menos de felicitar a su autor porhaber puesto al alcance de todo el mundo sus reconfortantes experiencias.

    Es profundamente humano y capaz de conmover a todas las conciencias, yestoy seguro que muchos encontrarn en l el inicio de su curacin, de susosiego y de su paz.

    Dr. Soto Yrritu

    Presidente de la Asociacin Espaola deNeuropsiquiatra

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    Unas palabras

    La inmejorable acogida que han tenido los anteriores volmenes y lasconstantes y amables exigencias de muchos lectores han lanzado a la luzeste nuevo volumen de mi serie Valores humanos.

    Y, ms an, el convencimiento de lo mucho que hay que hacer,siempre, en el campo de la propia personalidad. Cada vez es ms evidenteque no importa el pedazo de tierra, sino el pedazo de hombre que la

    cultiva. El hombre, la calidad de ese hombre, su disposicin personal frentea la vida y las cosas. Eso importa, de veras. Una nueva invitacin, pues, paramirar hacia adentro; que harto inclinados estamos siempre a disculparnuestras quiebras y cargar la culpa a todo y a todos, menos a nuestra falta derecursos personales, humanos.

    Y, por otra parte, demasiado exigimos de los dems y demasiado nosperdonamos a nosotros mismos. Estamos clamando incesantemente contralos dems, reclamndoles un cambio de su actitud personal hacia la vida.

    Pero no aprovechamos la leccin, al comprobar que nosotros mismos somostan difciles al cambio de nuestras posturas habituales, aceptadas ysostenidas, un da y otro, sin haber antes verificado su legitimidad. Deordinario, no est en nuestras manos el poder cambiar a los dems.Probablemente, ni siquiera tenemos razn para ello. Pero, recogiendo unafrase de la Escritura, si es verdad que nosotros podemos llegar a tenernuestra propia alma en nuestras manos.

    * * *La victoria sobre s mismo es siempre posible.

    Y es la ms urgente. Por lo menos, suprimiramos algo malo delmundo: lo que de malo tuviramos nosotros. Probablemente, nos saldra alpaso la agradable sorpresa de que tambin los dems haban cambiado. Ytodo fue, solamente, que habamos cambiad o nosotros y estbamos mejordispuestos para el dialogo que nos impone la vida.

    Necesitamos luz espiritual para vigilar y limpiar nuestro interior. Yojos con capacidad suficiente para la tarea; no solamente para, como en la

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    visin sensorial, vivir vertidos al exterior y descuidando nuestro propiojardn interior.

    Lo haba entendido bien aquel ciego. Haca poco que haba perdido lavista y llovan sobre l las lamentaciones de los amigos; pero l se senta en

    paz. Y deca:Ahora veo ms que antes; porque... toda lo que veo es mo por

    completo.

    Ver lo mo. No para encasillarnos en estpidos egosmos: creo quedeberamos estar ya convencidos de que todo egosmo es, adems deanacrnico, profundamente perjudicial. Ver lo mo, para ajustarlo ms ymejor, para hacerlo servir con ms perfeccin, para ofrecerlo con msgenerosidad y justicia.

    * * *

    Por todo eso, busca la luz este nuevo volumen.

    Para recordar y poner de actualidad ese jardn interior penetradode las ms diversas posibilidades; ese reino de los cielos que est dentrode nosotros, donde Dios ha querido sembrar abundantemente losmaravillosos juegos de la semilla de todo bien y la dicha ms deseable; ese

    sagrario interior, que siempre espera a que el hombre se decida a visitarlopara llenarlo de bienes y limpiarlo de desdichas y amarguras.

    All est la llave que abre el secreto de todo lo que es legtimamentehumano.

    La fuente de una vida ms jugosa y feliz, abundante de contentamientoy alegra.

    El vuelo alto y sereno que nos ayude a acercarnos ms a Dios.

    Alejandro Ortega Gaisn

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    Complejos (I)

    (El fenmeno y sus causas)

    Pero el mundo empieza a estar cansado ya...

    El mundo empieza a sentir hambre de claridad, rigor ysentido comn. Para satisfacerle, habr que desandar el camino

    andado y, dando el mismo rodeo, volver a empezar por laliteratura para llegar a la poltica. Habr que escribir, otra vez,novelas y comedias donde las cosas vuelvan a ser como debenser; donde hagan su reaparicin el anciano venerable y laseora honesta y el hijo obediente. Todas esas eternas soserasfundamentales.

    Habr que legislar para el bien, la verdad y la belleza, sinconfundir, como vena hacindose, con el cuerpo central de la

    ley, el apndice misericordioso para el error o la excepcin.Y cuando todava, como quien siente la mala tentacin de

    ponerse un chaleco de fantasa, sintamos la atraccindecadente de decir que una cosa es magnifica y absurda,desechemos con valor el mal pensamiento.

    Y repitmonos con salvadora terquedad a nosotrosmismos que slo pueden ser magnficos el bien, la belleza y

    la verdad.(J. M. Pemn, OBRAS COMPLETAS, art.Baudelaire o la

    subversin de las cosas)

    * * *

    El seor Martnez es un hombre aparentemente normal. Es verdad quetiene sus manas. Pero... quin no las tiene? Y mientras ellas no seanofensivas... El seor Martnez, en este momento de su vida, tiene su mana:no acierta a caminar por un suelo embaldosado. Por nada del mundo

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    descuidar su paso; porque, por nada del mundo, pisara una raya de lasmuchas que llenan el suelo embaldosado. Sus amigos lo toman a broma.Slo l, el seor Martnez, sabe que ello es una tirana para s mismo. Y nopuede romper sus cadenas, aunque de veras lo desea y lo intenta con todas

    sus fuerzas.A sor Luca de Jess le altera todo lo blanco. No es que le haga dao laluz; sus ojos disfrutan de una prodigiosa nitidez y de una visin perfecta. Esen el interior del alma, en zonas indefinibles, donde se produce una extraasacudida con la consiguiente alteracin nerviosa. Todo lo cual anubla susideas y le hace imposible toda reaccin discreta y toda coherencia.

    De manera semejante, la seorita Laura, cuando an apenas haempezado a asomarse al balconaje de la vida, se siente extraa a s misma y

    lo sospecha, porque s a todos los que convienen o alternan con ella.Hay algo indefinible que la hace retrada, aunque se halla en la hermosaedad del estudio y de la Universidad. Piensa, subjetivamente convencida yobsesionada, que todo el mundo es falso e hipcrita. Y las almas, todas,vacas. No sabe por qu, no podra dar razones de su convencimiento. Locierto es que rehye el trato de las gentes, incluso de sus compaeros dejuventud y de estudios. Y no slo eso; sino que, adems, se ve incapaz deadoptar una postura contraria y saludable.

    Y ah tenemos a Mary, una chica que podra ser perfectamente normal.Tiene, naturalmente, un terreno bien abonado: tiene salud, tiene belleza,tiene un buen puesto laboral. Pero, desde hace mucho tiempo, se recrea conmales imaginarios. Ha pasado por la vista de varios y buenos mdicos, lahan auscultado a conciencia, no slo con la garanta de sus deberesprofesionales para con el cliente sino adems con su leal inters porparentesco o amistad. El dictamen de los mdicos coincide: Mary no tienenada, no padece enfermedad y su organismo est esplndidamente

    constituido. Sin embargo, Mary no es feliz. Se envuelve en lamentacionescontinuas, llora sin ton ni son, consume muchas horas del da y de la nocheen una queja incesante. Nadie quiere, claro, estar con ella; porque llega acansar de aburrimiento a todos. Egosmo? Afn de mimo? Deseo desobresalir y distinguirse?

    Lo cierto es que Mary se est forjando su propia desgracia..., y noacierta con su remedio. Ni, acaso, puede acertar.

    Muchos hombres y mujeres, en toda edad y condicin, manifiestanalgunos rasgos extraos en el panorama de su personalidad. El cambio declima, del paisaje o de la habitacin, altera la normalidad de muchas vidas,

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    muy profundamente. Motivos objetivamente vanos traen consecuenciasprofundas y prolongadas. Hay quien se aterra ante la idea de verse solo, aunen soledad de unos instantes, porque una especie de Vaco interior le asustay le descentra. Ms habitual es la inconstancia del carcter de muchas

    personas, los cambios bruscos y los saltos de polo a polo, inexplicables porrazones serias, provocados por causas nimias o sin causa ninguna y, a veces,desconocidas por los mismos que padecen sus consecuencias. Hay miedostotalmente irrazonables, miedos a no s qu, pero hondamentedesmoralizadores y adversamente eficaces. Tristezas y nuseas espirituales,que aparecen y se van y vuelven a aparecer sin motivo aparente, que nopueden explicarse simplemente por un temperamento pesimista y, muchomenos, por una causa externa, real, concreta. La misma tendencia alpesimismo que se observa en muchas personas que, por otra parte, tienenmotivos sobrados y seguros para descansar sosegadamente en un mayorbienestar, en una vida ms jugosa y mejor saboreada...

    Muchos, pequeos o grandes, fenmenos extraos, indefinibles, queturban la vida.

    Gentes prcticamente inutilizadas por fuerzas solapadas, vigorosas,que se enrazan dentro del propio individuo, sin l y a pesar de l y en contrade l. Y sin que l acierte a controlarlas, definirlas, destruirlas.

    A veces, ni puede hacerlo, aunque lo quiera.Son como aquel ciego que acert a llamar la atencin sobre su

    desgracia con aquel rtulo de su cartel: La primavera ha llegado; pero yono podr verla.

    La dicha ha llegado, la felicidad est ah, la vida reclama con todos susencantos; pero ellos no pueden disfrutarla, no aciertan. Se dice que la paz yla alegra son tambin de este mundo y Dios quiere que las disfrutemos; queel manantial de todo lo bueno no est tan soterrado como parece; que,cuando aparentemente se toca fondo en los abismos y se apagan lasposibilidades, puede el nufrago, con un golpe de pie, recobrar impulso parasubir a la superficie; que no se dicen vanas palabras cuando se afirma que lavida se eleva o se hace rastrera, segn el poder creador de nuestro espritu;que, en fin, en nuestras manos est, en su mayor parte, el resorte que pone aldescubierto las mayores y ms enteras realizaciones humanas...

    Pero ellos... no pueden ver la primavera!

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    SITUACIN

    Tericamente, est perfectamente el plano de una personalidadnormal. La vida humana, tan varia y tan una, supone la perfecta trabazn demuchas fuerzas en el hombre. Trabazn tan perfecta, que todas esas fuerzasquedasen debidamente eslabonadas, subordinadas debidamente, en serviciomutuo de todas para todas, y cada una en su lugar correspondiente y sininvadir campos extraos.

    Indudablemente, el hombre se levanta sobre una zona animal, cruzadapor todo el misterioso conjunto de las leyes instintivas, del peso de lamateria, del latido de la vida, del juego asombroso de los reductos celulares,de la maravilla multiplicada del sistema nervioso, de la variedad de muchosotros sistemas y fuerzas y reacciones, muchas de las cuales an noconocemos suficientemente...

    Tampoco puede olvidarse el mundo afectivo, la zona de penumbraentre lo espiritual y lo material si puede determinarse alguna separacinlocalizada, la fuente de sentimientos y pasiones que dan calor, modifican,colorean, la vida del hombre...

    Sobre todo ello, se asienta la realeza de las facultades superiores. Elhombre es, sobre todo, un ser racional, un ser asomado a los espacios del

    espritu y del pensamiento y del amor. No es, simplemente, el ser mscompleto de la creacin visible: es un ser nico, una creacin especial, unaobra expresamente delicada dentro de los planes del Dios Creador. Por esepsiquismo superior (1) el hombre, desde su altura racional, debe ser dueo yseor de s mismo, debe dominar y dirigir el resto de su vida en todos losrestantes planos... Y todas las otras fuerzas deberan estarle sumisas yservirle de auxiliares entregadas, sin rebeldas.

    Pero, de pronto, este plano de la personalidad normal queda alterado.

    Aparecen en la persona zonas oscuras que no pueden delimitarse nidefinirse. Unas fuerzas han saltado sobre otras y no puede precisarse dndese produjo el asalto que rompi la normalidad. Difcilmente se mantienealgn tiempo el equilibrio ideal en el vasto campo del compuesto humanoque, siendo formidablemente uno, es, a la vez, tan vario. De pronto, seobservan deficiencias en la marcha general del conjunto. Hay algo quemarcha mal y se escapa a todo control, que funciona por su cuenta, muchasveces a costa de la normalidad individual; algo que ha salido de su campo

    propio, que acta cuando no debe o como no debe, que se toma atribuciones1 VALORES HUMANOS, II volumen.

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    que no le pertenecen. Pero no puede precisarse: es oscuro, indefinible... Escomplejo. Es enmaraado, escondido en la oscuridad, enredado. No se sabede qu campo ha surgido. No se sabe si es cosa puramente somtica, unsimple malestar corporal; no se sabe si es un estado afectivo solapado, es-

    condido en alguna buhardilla del individuo, alguna pasin cuya presencia,sin embargo, no es acusada por la conciencia vigilante; no se sabe si es unaidea que resbal para clavarse en la mente, o la voluntad fallida o indecisaque, sin embargo, no confiesa su fracaso o su ansia...

    La normalidad humana puede compararse a un palacio. Todo est enorden... tericamente. Debe estarlo en la realidad. Es la meta de todaeducacin personal. En el castillo debe mandar el hombre, a travs de aque-llas facultades que le hacen verdaderamente hombre: la razn, apoyada en la

    inteligencia y en la voluntad, diestras y enriquecidas. El hombre llega acreer que, de veras, es l quien se gobierna a s mismo. Pero, de pronto,observa que en el palacio de su personalidad hay otros seres que no son l,hay otros que van y vienen, abren y cierran, hablan y callan. Se ha roto laarmona y el equilibrio que supone el mando nico del que deba ser elnico seor.

    Pero no pueden localizarse esos otros usurpadores del mando. Soncomplejos: Son complejos: algo oscuro, indefinible, deficiente, impreciso,

    enmaraado...Se produce una desbandada de las fuerzas espirituales y morales, y el

    hombre est a la merced de ese algo complejo que juega con l.

    Ha aparecido el complejo. Y es difcil ahora predecir susconsecuencias y fijar tope a sus andanzas. La personalidad ha perdido sumayor poder: su unidad racional.

    UNAMODAPELIGROSA

    El hecho cierto es que los complejos estn de moda. Apenas hay unaproduccin literaria, en cualquiera de sus campos, que no recoja comoargumento interesante los innumerables conflictos ocasionados por laspersonas enfermas de complejos. En los ltimos aos, se han multiplicadolos sanatorios mentales, las casas de salud, las casas de reposo... Y todas lasplazas estn, normalmente, ocupadas. Se dira que la misteriosa enfermedaddel espritu se ha constituido en la enfermedad de los hombres y mujeres

    modernos. Justamente, cuando pareca que alboreaba una vida mejor. Losadelantos de la ciencia moderna, un ms alto nivel de vida, un mayor

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    nmero de comensales en el festn de los bienes, una mayor cultura, unosmejores y ms abundantes medios de relacin entre pueblos y grupossociales..., todo debera haber trado un mayor bienestar real y entraable.

    Aun fuera de los Centros de Salud, la vida social se ve estrellada de

    individuos que padecen bajo el efecto del complejo ms inoportuno.Padecen y hacen que los dems padezcan, soportando su proximidad, sutrato, su convivencia. No discurre la vida de relacin con el ritmo desuavidad apetecible.

    Se sufre mucho, ms de lo que es debido, y sesufre muchas veces sin mrito alguno y sinfecundidad, por culpa de las tristes manas

    provocadas por la presencia de los complejos.

    La enfermedad no es, al parecer, suficiente para exigir ningunareclusin del enfermo. La vida, objetivamente normal, sigue su curso; perose vive de una manera no normal. Y no se sabe por qu.

    Evidentemente, existe en muchos positivamente la insuficienciaenfermiza en el espritu. Son casos tpicamente clnicos, en los que slopodemos desear un diagnstico acertado de un mdico competente, y la

    medicacin o tratamiento correspondiente al diagnstico.Pero lo alarmante es el gran nmero de complejos que podramos

    llamar elaborados. La mana de manas, el afn de rarezas, laextravagancia de moda: todo un complicado sistema de vivencias afectadasque se van adoptando, como un juego o una estpida originalidad, con unafalta impresionante de la responsabilidad que se contrae en orden a la propianormalidad vital.

    Se ha apuntado antes una constante literaria. Da la impresin de queya nada puede resultar interesante, fuera de los argumentos extraos y lospersonajes llenos de recovecos y de procedimientos espirituales absurdos.Lo normalha llegado ya a no interesar a nadie. Y esto es siempre grave;porque la vida, la vida verdadera, feliz y jugosa, es siempre la vida quese desenvuelve en los planos quietos y riqusimos de lo normal. Se premiancintas cinematogrficas... por su estridencia, por su desenvoltura en airearlos temas ms abstrusos, bajo ms la disculpa de temas psicolgicos. Como

    si slo fuese psicolgico lo que se esconde o puede esconderse en los milrecovecos oscuros de la personalidad humana. La novela y el teatrodiscurren por los mismos caminos: disonancias sentimentales, reacciones

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    absurdas e inesperadas, convirtiendo lo que es un caso en algo que pareceley generalya desde el momento en que, roto el velo de la ms elementalvergenza social, se lanzan a la comidilla pblica las cosas quenormalmente slo se dicen al confesor, al mdico o al abogado... y bajo las

    garantas del mayor secreto. Se pregona como realismo lo ms sucio y loms vulgar, como si lo noble, lo verdadero, lo limpio, no fuese tambinrealismo. Y, gracias a Dios, un realismo ms extenso y profundo de lo queparece.

    Se pretende paliar este fenmeno con la disculpa de que la gente,excesivamente amargada por tantas catstrofes vividas en los ltimostiempos, necesita manjares fuertes para que su paladar pueda sentirsetocado; que hacen falta las disonancias, los absurdos, los temas que

    desbordan todas las medidas normales... Lo cierto es que se juegademasiado con todos los extremismos y se ha llegado a establecer, comonormal, la ms anormal excepcin; y, como habitual, la situacin msenfermiza. El teatro, la novela, el cine, el arte, la msica... Todo ello,desconociendo un elemental sentido de responsabilidad, se han montadosobre la lnea de las estridencias, y los efectos se producen en las gentes que,al fin y al cabo, beben en esas fuentes.

    Hay, sin duda, tambin espritus aquejados de extraas deficiencias.

    Ha transcurrido su vida de un modo altamente parcial: asomados a un solopanorama social, interesados por un solo aspecto... Suelen decir que la rectaformacin del espritu se apoya en la visin de conjunto de las tres grandesrealidades: Dios, mundo, hombre. Cuando cualquiera de esas tres realidadesinmensas se captan por un solo costado y se descuida la visin de conjunto,el espritu est pronto para enfermar y apuntan ya muchas deficiencias. Elespritu se hace parcial, interesado, de horizontes cortos y cerrados, a faltade la necesaria amplitud. Luego, esos espritus, lanzados al torbellino de la

    vida, expuestos al choque con los varios contornos y facetas de las cosas, lasgentes y los sucesos, se encuentran de pronto sin freno firme bajo sus pies.Es el miedo a la hora que va a venir, la indecisin y la desconfianza, elespritu aislado por recelos y, a la vez, incapaz de soledad, la envidia y loscelos, el disgusto, la aspereza interior, la murmuracin estril...

    Esa inaccin, ese aplanamiento de espritu, esa anemiapsquica, esa abulia imbcil tan de moda hoy, pueden provenir,es cierto, de causas naturales, temperamento, herencia, etc...;

    pero es indudable, amigo mo, que la frivolidad, esa frivolidadabsurda que constituye el fondo de nuestra sociedad moderna,

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    lo menguado de los caracteres, lo mezquino de lasaspiraciones..., y luego la prisa, la sobreexcitacin, el ajetreo,el abuso de las emociones fuertes, esa tensin de nerviosextremada, ese vivir en expreso son, en la mayora de los

    casos, las verdaderas causas que originan y promueven yacrecientan esas enfermedades.

    (L. Aravio Torre, CARTASAUNAMIGOSEMINARISTA).

    El alma experimenta los ardores de todos los desiertos. Por otro lado,muchas gentes se van acostumbrando, desde los primeros aos, a todas lasestridencias. No toda la responsabilidad recae sobre la juventud; que, al fin,la juventud es siempre dirigida, aunque ella misma no lo crea. Cadageneracin va preparando el porvenir a la siguiente y hereda lo que le dejla anterior. Pero, a veces, falta madurez en los mayores, falta equilibrio enlos dirigentes; y los jvenes, sin tiempo an para la ms elementalexperiencia de la vida, se dejan caer por los cauces fciles cuyos resultadosno pueden prever.

    Pero conviene apuntar este dato: es peligrosa toda estridencia encualquier plano de la vida, todo aquello que rompe la discrecin de lanormalidad, todo aquello que es grito y disonancia, alboroto o barullo,

    sacudida inelegante, es peligroso.De diversin en diversin caminan sin pensar en nada y

    sin experimentar otra impresin que la visin perpetua de unainfernal algaraba. El perfeccionamiento de los medios delocomocin y de transporte ha acelerado el movimientovertiginoso de nuestras farndulas y de nuestras zarabandas.

    Observad en nuestras calles, en nuestros bulevares, ennuestras avenidas, a muchedumbres que, llegada la noche y

    cerrados talleres y oficinas, se lanzan, como un torbellino,hacia todos los lugares de recreo...

    Al resplandor de la luz elctrica que centellea en millaresde focos, pueden leerse innumerables y multicolores cartelesanunciadores de todas las peripecias de la fiesta, todos losatractivos de la incesante feria, en que se ofrecen a lostrasnochadores las innumerables sorpresas del paraso deMahoma. Una batahola indescriptible exalta y enloquece lascabezas...

    (F. A. Vuillermet, SED HOMBRES).16

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    * * *

    CAUSAS

    El ambiente. He ah un factor de influencia decisiva, a veces, en laconformacin de los espritus. El tiempo que vivimos es tiempo de unpracticismo radical, que busca ganancias claras y xitos indiscutibles yrpidos, sin parar la atencin en los procedimientos que se emplean para suconsecucin. Tiempos de propaganda para todo, por los procedimientos msconvincentes y rpidos y penetrantes, buscando la sacudida sensorial oafectiva, que luego, mueva al hombre, casi inconsciente, a realizardeterminados actos, a elegir determinados productos, a asistir a

    determinadas escenas, a leer determinados libros... Pero sin que ello quieradecir siempre que aquello fue lo mejor y lo ms sano.

    Hemos citado un campo: la literatura. Podra elegirse otro campocualquiera de la actividad humana; pero se es uno de los ms populares.Cuando serenamente se relean despus muchas producciones literariasactuales, los hombres comprendern que se vieron envueltos en un ambientepropagandstico queforz sus preferencias. Muchospremios no pasan de serdiscretamente vulgares; pero son estridentes. Y a fuerza de escndalo

    propagandstico, se abrieron paso hasta los primeros puestos y preferencias.No fue el valor intrnseco de la obra producida: fueron otros factoresdiferentes los que llamaron a las puertas de la curiosidad malsana,morbosa, aunque fuese inconsciente a veces y arrastraron a un numerosopblico.

    Se observa algo parecido en el campo del arte. Y ha llegado unmomento en que es difcil ya determinar las mismas normas bsicas de unarte elemental. A veces parecera que los hombres, incapaces de poner en

    sus obras artsticas el tiempo y el alma que pusieron en sus obras los artistasinolvidables, han preferido despreciar desenfadadamente toda norma y segozan con descaro en presentar las ms absurdas estridencias ycomposiciones en sus lienzos o en las maderas y las piedras.

    Es verdad que el arte es una evolucin constante. Porque el arte, al fin,pretende servir a la belleza y la belleza es uno de esos conceptos de msdifcil precisin y definicin. Juega mucho la apreciacin subjetiva; porque,al fin, la cosa es bella en la apreciacin de cada hombre, de cada poca, decada grupo humano. De manera diferente interpreta la belleza un africano yun europeo; de manera diferente, en una poca y en otra.

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    Pero siempre ha de ser verdad que la bellezasupone, como base, un elemental principio de

    armona y de equilibrio, de sentido perfectamentecomn, de races entraablemente humanas.

    Lo ms triste es que no se piensa en las repercusiones que puedenalcanzar al hombre mismo. La elaboracin de una obra absurda en lnea,color y proporcin, la confusin plasmada exteriormente en una obra,termina por traducir su confusin al espritu que la concibi y la fabric y alespritu que la contempla. Mucho ms cuando las estridencias se prodigan yse convierten, por su multitud repetida, en una visin alucinante deautnticos problemas de lnea y color. El espritu humano est hecho para la

    claridad, para el sentido comn, para la lgica ms elemental. No se lepuede forzar. No se le puede retorcer. Su perfeccin se va adquiriendo por laprogresin normal, de una a otra verdad, de una a otra adquisicin, sin lossaltos brutales que ofrece a veces el ambiente que nos rodea.

    Hay una ley psicolgica que constantemente acta y se desarrolla: elambiente cala, se deja meter en los espritus y los va conformando segn unestilo determinado. Es impresionante la influencia que ejerce en nuestrointerior todo lo exterior: lo que se nos dice, lo que vemos, lo que leemos. El

    cerebro es formidablemente receptivo, sobre todo cuando por su cuenta noha desarrollado sus fuerzas de resistencia que puedan enfrentarle con lo quese le sirve del exterior, a la vez que se hace fuerte y libre para admitir yrechazar lo que cree razonablemente conveniente.

    Pinsese, entonces, en la influencia demoledora de tantas estridenciasen las mentes no cultivadas que, por desgracia, son mayora, son masa.Pinsese en la influencia deformadora de tantas estridencias en las mentesan jvenes o infantiles, obligadas retorcidamente por la impresin de tantas

    cosas desaforadas y sin sentido... Y se hallar ah una fuente abundante decomplejos y barullos mentales que ejercern su peso sobre los espritus a lolargo de la vida.

    A veces, por razones idnticas, se juega demasiado alegremente con laexhibicin de gustos extraos. Se quiere dar la impresin de originalidad afuerza de violencia interior. Lo complicado complejo sustituye, pormana, a lo normal y sencillo. Aunque sea menos convincente; pero queparezca ms elegante, por ser ms extrao. Sin caer en la cuenta, la gente seacostumbra as a no sentirse en su sitio sino cuando se encuentra envuelta enlo estridente y anormal. Lo anormal pasa a ser, sin querer, lo ordinario. Y lo

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    normal... llega a asustar por la fuerza de su misma diafanidad y sencillez.

    Y esto es grave.

    Es grave, porque siempre es de grave responsabilidad el crecimientode la personalidad futura; porque, en los aos jvenes, el espritu no tiene

    capacidad suficiente para eliminar los elementos txicos; porque la masa es,por s misma, impersonalizada y desprovista de poder de seleccin. El hechocierto es que muchos espritus van creciendo retorcidos en moldes deanormalidad ambiental.

    * * *

    Esto nos lleva de la mano a un tema de trascendencia impresionante:los problemas de la educacin.

    Es cierto que nosotros recibimos de nuestros antepasadosunos determinados trazos fsicos, determinadas disposicionesdel carcter o de la inteligencia. Todo ello compone, en sumanuestra materia prima. Pero en nosotros est el trabajar esamateria prima, como buenos artistas, y disponer de ella. Taldebera ser el papel del educador, durante la primera infancia,en lugar considerar como fatal la evolucin de esas

    condiciones nativas hasta sus peores consecuencias...(Marcelle Auclair, LE BONHEURESTENVOS)

    Porque muchos complejos futuros han venido incubndose en loslargos procesos, lentos y penetrantes, de la educacin de la persona humana.No es que vayamos a agotar aqu todo cuanto puede y debe advertirse encuanto a la educacin de la niez y juventud; pero muy frecuentemente se hahecho notar la grave responsabilidad que tienen los educadores, los padres y

    todos aquellos que ocupan puestos de gobierno y direccin. Todaimprovisacin es peligrosa; pero lo es ms cuando la improvisacin es elnico instrumento empleado en la configuracin de los caracteres futuros.Cuenta cl ambiente, cuenta la disposicin personal orgnica y mental,cuenta, sobre todo, la influencia de los educadores en las mentes juveniles.

    Pinsese en ese factor, tan contundente siempre en la historia futura dela persona.

    Muchas veces hemos odo lamentarse a muchos psiquiatras y mdicos

    del espritu: El gran inconveniente que encontramos es que nos llega elenfermo demasiado tarde. Esto mismo se puede decir de la direccin

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    espiritual. Y de tantos otros aspectos de la vida en los que el triunfo depen-dera de que el individuo dispusiera de una educacin correcta, que ahora yano puede improvisarse.

    El enfermo llega tarde a su mdico, el alma llega tarde a la direccin

    espiritual, el hombre llega tarde a su confidente..., porque se han malgastadomuchos aos, los ms valiosos. Se han malgastado por una educacinanormal, descuidada, sin directriz, sin enfoque. Aunque aparentemente nohaya habido grandes abusos; pero la improvisacin de muchos padres yeducadores, hace que ese hombre haya crecido de manera anormal, sincomprensin, sin una direccin saludable hacia una finalidad racional ycorrecta.

    Con la madurez de la vida, vienen a pagarse las deudas de aquella

    deficiente educacin.Mdase, en lo posible, esa responsabilidad. Piensen los padres y

    educadores que Dios les ha entregado, en el nio an pequeo, una futurapersonalidad completa y correctamente entallada, normal y fecunda.

    Y cudese una mejor preparacin para que las tareas educativas logrende mejor manera su finalidad natural: hacer del nio un hombre perfecto encuanto sea posible.

    Se evitaran muchos complejos que, ms tarde, asustan porqueparecan imposibles.

    * * *

    Las causas no son solamente circunstancias extraas a la persona.

    Todos somos, en mayor o menor parte, creadores de nuestro propiodestino y de nuestra suerte. Por esto, tambin el hombre puede abrir en smismo la causa de muchos desarreglos mentales.

    a) En el plano psicolgico. Hay que recordar insistentemente que lapsicologa obedece a unas leyes determinadas. Y es triste que el hombre estatento a las leyes fsicas y descuide, en cambio, estas otras leyes por las quese gobierna el espritu; que trabaje ahincadamente en la consecucin demuchos bienes materiales o cientficos o culturales y descuide la conquistade su propia perfeccin y equilibrio personal e interior.

    La cultura de s mismo: he ah una tarea al alcance de todos.

    La propia superacin y excelencia: he ah la primera actividad delhombre. Llegar a ser, a ser con toda plenitud; llegar a encontrarseperfectamente ajustado en s mismo, a plena luz de su mundo interior,

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    inmerso en la sensacin gozosa de la propia posesin.

    Una radiante riqueza espiritual, de ideas y sentimientos, perfectamenteacordados y escalonados, abundantes, luminosos y en orden acabado. Latarea que tantas veces se ha descrito como labor habitual de la persona

    humana (2

    ).b) En el plano social. Vitalmente dueo de s, pero inmerso en la

    sociedad concreta en la que desarrolla su vida, ensanchado el espritu por unmovimiento amigable hacia todos y hacia todo. Ni quijote soador ysolitario, incomprendido batallador de quimeras fallidas; ni solitarioquejumbroso y amargado, incompatible con el orden normal y con la vida;ni tampoco pobre cscara de nuez, vaca e impersonalizada, a merced deloleaje de las opiniones y movimientos de la masa.

    La perfecta educacin de la personalidad debe llevar consigo esteresultado final: que el hombre llegue a situarse debidamente en la granfamilia humana. Situarse debidamente, encajar sin holgura y sin estrechezocupar debidamente un puesto y llenarlo de una sana fecundidad.

    Tambin se ha hablado mucho de este punto (3).

    Es muy triste que un hombre se encuentre reducido, por su mismatorpeza, a un nmero muy pequeo de posibles circunstancias y vivenciassociales. Porque fcilmente puede comprenderse que la vida social, con losinnumerables elementos que la integran, ha de presentar necesariamenteinnumerables combinaciones de esos elementos. En todos los estratossociales. En todos los ms variados acontecimientos. En el choque de tantasideas, maneras de pensar, sentimientos, pareceres y gustos. En la ofertaincesante de posiciones y motivos siempre nuevos o innovados.

    El espritu del hombre deber adquirir una mayor flexibilidad, sinquebranto ni merma de la estabilidad personal y del equilibrio interior. No

    quiere decir que deber sumergirse en el ro de la vida, para ser arrastradopor la vorgine de las aguas alborotadas y cambiantes; sino que, asentado yseguro en la orilla estable del carcter bien formado, deber el hombrecontemplar el ro y sus movimientos, conocer e interesarse por la vida, entodas sus variadsimas manifestaciones, sin encastillarse en modos nicos...cuando puede haber tantos otros modos vlidos tambin.

    Capacidad de contacto, de sintona con los dems y con lo dems...sin, por ello, dejarse arrastrar y zarandear y vencer por nada que no sea

    2 VALORES HUMANOS, Vol. I y II.3 VALORES HUMANOS, Vol. III.

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    justo.

    c) En el plano religioso. Acaso parezca sorprendente o exagerado; peroes aqu donde el descuido o la falta de formacin o la estridencia del hombrepuede abrir el origen de innumerables conflictos psicolgicos.

    De alguna manera, el espritu vibra en toda enfermedad.(Paul Matussek)

    Puede parecer sorprendente o exagerado, porque muchas veces sepiensa que la religin y la vida, la religin y la perfeccin psicolgicanatural, la religin y la existencia normal, son planos separados y distantes,sin salpicaduras del uno en el otro. Y cuando algunas personas caminan lossenderos de lo religioso, no alcanzan a proyectar su caminar hasta las zonas

    de la existencia misma. Y cuando otros cultivan la perfeccin de supersonalidad, no ven que la religin tenga algo que ver con tal materia. Ypiensan otros que, entonces, hay que exagerar y desmesurar lo que elloscreen sentido religioso de la vida. Y otros, acaso, no llegan a darle a lareligin todo el contenido existencial que tiene.

    La humanidad parece haber perdido la seguridad de la fe.Y sta es tal vez la crisis de nuestro tiempo, la causa de la

    inconsistencia general, que hace la psicoterapia ms necesariaque nunca...

    El problema que nos ocupa es un problema filosfico-religioso de extrema importancia y seriedad, que de estamanera se convierte en el problema central de todaPsicoterapia...

    ...Cuando lo relativo se hace absoluto y lo supremo sehace nfimo, el mundo tiene que desquiciarse...

    ...Lo que corresponde al ser humano es estar centrado enlos valores trascendentes...

    (Igor A. Caruso, ANLISIS PSQUICOY SNTESIS EXISTENCIAL)

    Porque una recta formacin religiosa esnecesaria-

    mente la base y como el alma de una recta

    formacin psicolgica.

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    No son dos planos diferentes: es todo un conjunto armonioso y muyapretado de realidades y creencias, de ideas y servicios a esas ideas, unaverdadera filosofa de la existencia en la que est comprometido elhombre entero y en la que la realidad religiosa ocupa los planos ms

    elevados.En el terreno de las ideas, porque los contenidos ideolgicos religiososencauzan y encuadran la visin ajustada del misterio de la existenciahumana y de su destino, de su razn de ser y de su gloria, y el misterio detodas las existencias.

    No, las realidades religiosas no son un aadido embellecedor; son laexplicacin de todo lo existente y la llave de toda noble y alta curiosidadhumana proyectada siempre ms all de lo visible e inmediato.

    En el terreno de los actos, como ordenamiento, explicacin y finalidadde la conducta humana. Tanto ms humana y noble, cuanto msrazonablemente proyectada en toda su actividad hacia un destino.

    Grave, la pobreza mental del hombre en materia religiosa. Cmovivir con normalidad, cuando no se sabe qu es la misma vida, ni por qu esni para qu es? Cmo llevar esa vida hasta su mejor plenitud y fecundidad,cuando no hay explicacin a los innumerables aspectos y guios que la vidanos hace y nos har? Cmo gozarla y gozarse en ella, cuando el resto de lo

    existente permanece inexpresivo para el hombre porque el hombre nocomprende su lenguaje? Y el dolor y la muerte? Y el amor y la fecundidadmisteriosa que perpeta las vidas? Qu es todo ello, y por qu, y qu Menteprodigiosa y qu Mano fuerte y delicada proyectan y miden y dirigentodo...?

    Porque las explicaciones meramente cientficas quedan siempre en elprtico: nunca pasan, ni pueden, a lo interior de las razones profundas ydefinitivas.

    Grave, el desequilibrio en lo moral. Porque

    siempre es grave caminar por la vida conalgn conflicto moral a cuestas.

    No. la religin el sentido religioso de la existencia no puedeconsiderarse como simple aadido a la vida humana, por muy valioso que

    ese aadido suponga. No es algo que el hombre puede tomar o dejar, segnle plazca, con lo cual o sin lo cual la existencia del hombre discurrira igual

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    como tal existencia. Esto es algo que debera verse con rotunda claridad: laReligin el sentido religioso de la existenciapenetra y entraa laexistencia misma. Existir es ya, necesariamente, ser religioso. Porque todaexistencia llega a ser tal precisamente porreligarse indudablemente al Autor

    de toda existencia. Existir es venir de, ir a, y, entretanto, disponer de untiempo y de unos latidos... que siempre nos vienen de Dios y que nos hacendependientes necesariamente de l. Porque de l brota toda existenciacreada y en l tiene su razn de ser. Y nada tiene sentido sin l, principio yfin de todas las cosas, las pobres cosas...

    Quirase o no, la existencia es eso.

    Naturalmente, las dems criaturas desconocen esta visin de laexistencia. Slo el hombre, dotado de razn y capaz de libre confesin de

    sus ideas, puede recoger el dato: la Creacin gira en torno al Creador, y del viene todo ser y toda vida, y l ha sealado a las cosas el nmero, peso ymedida de la ms maravillosa exactitud. Slo el hombre puede recoger en smismo la pasmosa sensacin de su origen y de su destino y encontrarsevoluntariamente con Dios en cada recodo de la existencia.

    Y ah empieza ya el ser religioso, el sentirse religado con Aquel que esla causa de todo. Y no, como estpidamente se ha dicho, echado al mundosin objeto ni finalidad. Aun ah habra que preguntarse: Echado al mundo;

    pero... por Quin he sido echado al mundo, y para qu?Cuando se niega esto, se llega a comprometer la normalidad misma de

    la existencia humana. Queda borrado el punto de apoyo de todo y conviertea la existencia humana en una serie de afanes y luchas sobre el vaco.

    Es el vaco ms insondable, porque deja sin fondo a la existenciamisma. Y el vaco llama con el vrtigo ms espantoso, aunqueaparentemente no se produzca de momento ninguna estridencia, ningunaanormalidad. Pero...se existe mal. Se ha planteado falsamente la existencia.Se falla en los mismos cimientos. No podr ganarse altura ni seguridad.

    Si pretendis conocer mejor el mundo de los complejos, si los padecisy queris salvaros y salvar vuestra vida y hacerla ms feliz..., observad enesa direccin.

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    ENCUESTAsobre

    Complejos (I)

    VER:

    Recuerda algn caso que t conozcas de manas o comportamientosextraos.

    Tienes t alguna de esas manas, cambios de carcter sinjustificacin?

    Depresiones y pesimismos, fatigas espirituales sin motivo?

    Crees que tu vida es amarga... o amargas la vida de los dems?

    JUZGAR:

    Crees que eres dueo de ti mismo?

    Disfrutas de una personalidad estable, que te permite estar a lo queests?

    Te gustan los gestos disparatados? Los esnobismos extraos?

    Las rarezas?Cmo te enfrentas a lo anormal: en el cine, teatro, literatura?

    Eres hombre de un solo punto de vista, parcial, inflexible?

    Te gusta lo estridente?

    ACTUAR:

    Sabes desprenderte del ambiente, de la propaganda, de la moda para

    dar tus juicios con independencia y sinceridad?Examnate sobre el impacto que ejerce en ti la literatura, el arte la vida,en sus diversas manifestaciones desprovistas de normalidad.

    Cuidas la claridad de tu mente, en tu formacin, lecturas,pensamientos?

    Te haces violencia interior por afn de originalidad?

    Normas para la accin

    Claridad mental: lee algunas obras sin conocer a su autor y elabora en-

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    tonces tus juicios. Raznalos.Haz positivos ejercidos de sinceridad, almenos contigo mismo.Reserva algn momento del da, cuantos mspuedas, a disfrutar con las cosas normales y sencillas.Dedica algntiempo, todos los das, a la cultura de ti mismo: saber ms, ser mejor,

    afianzar una visin real e ideal de la vida.Examina seriamente elcontenido vital de tus ideas religiosas: si no las empleas para la vida, sernpoca cosa.Descarga cuanto antes, sin inquietud pero con entereza,cualquier conflicto moral que tengas.

    * * *

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    Complejos (II)

    (Prevencin y remedio)

    Si quieres alcanzar los conocimientos indispensablespara hacer reinar la alegra en tu propia existencia y en toda latierra, tienes que hacer tabla rasa de todos tus prejuicios,

    aunque te parezcan avalados por la evidencia.La base del estudio de las leyes de la dicha es un acto dehumildad: por sabios que nos creamos en las cienciashumanas, por mucho que podamos presumir del poder denuestro cerebro, debemos admitir que no conocemos nada delconjunto de leyes grandiosas que haran de nuestro mundo unmundo armonioso, si todos las aplicasen...

    ...los seres perfectamente felices sobre la tierra son pocos,

    y esos privilegiados conocen y aplican las leyes de la dicha.Para llegar a ello, han comenzado por admitir que tenan queaprender todo, se han olvidado de s mismos, han tendido lamano a la Sabidura ofrecindole una copa vaca y el Espritules ha llenado la copa

    (Marcelle Auclair, LE BONHEURESTENVOUS)

    * * *

    No hablamos aqu de los casos clnicos. Para ellos ya se ha indicadoantes slo puede desearse un diagnstico acertado y una medicacinconsiguiente. Aun as, las cosas siempre irn lentas, cuando se trata deenfrentarse a la terrible enfermedad de los complejos, la enfermedad demoda. Porque, al fin, siempre habr que suponer una larga y difcil tarea dereeducacin del enfermo: recambio de ideas, de modos de pensar, demedidas de estimacin de la vida y de sus accidentes.

    Pero hablemos principalmente del enfermo mental que sigue andando

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    por la calle. No es un caso de reclusin; porque aparentemente tampocoofrece peligro especial. Simplemente, l vive infeliz y amargado, con elespritu turbio y el corazn intranquilo y le salta en pedazos la vida a fuerzade su propia inestabilidad. Y amarga a los que viven junto a l. Es una

    existencia mal ensamblada, mal ajustada. Y las consecuencias se suceden encadena, interminables. Porque en tales casos todo es inseguridad.

    * * *

    Lo primero es... querer.

    Es difcil, de acuerdo. Es difcil porque tambin se ha dichoparece que el enfermo no puede querer. Quisiera, pero no puede querer. Sinembargo, se ha de empezar por querer. Se ha de actualizar todo eso, que

    parece pura ilusin, y que plantea, sin embargo, el reconocimiento de lasleyes del espritu. No todo es materia en el mundo. La materia es lo quemenos supone, aunque sea lo que ms abulta.

    El espritu tiene sus leyes propias. No las hemos inventado loshombres. Estn ah, en la ms ntima estructura del misterioso ser humano.Como tiene sus leyes el agua y el fuego y el aire. As, el espritu del hombre.Y son tan viejas como l. Los hombres que han tenido calma para detenersey pensar, los que ms han amado al otro hombre, han tenido ante los ojosesas leyes del espritu que otros olvidan con calamitosa frecuencia. Ymuchos no las tuvieron jams, ni se preocuparon de ellas.

    Saltaron a los libros santos de muchas religiones, con mayor o menorexactitud. Y ah estn, en el Evangelio y en la Ciencia del Espritu,buscando siempre entrar en nosotros y educarnos, realizar una tarea deverdadera pedagoga, y de reforma, y de conversin.

    Son leyes que hablan del rgimen de nuestros pensamientos,

    principalmente; porque todo arranca de ah. Ya se ha indicado muchasveces: el hombre necesita frecuentemente una reeducacin de s mismo,hacer balance de sus creencias y opiniones y de sus puntos de vista y de lasmedidas que ha puesto a las cosas, revisar la escala de valores vigente en suinterior...

    LEYFUNDAMENTAL

    Cuando se trata de construir correctamente la personalidad, es precisorecordar las leyes fundamentales en que se basa el equilibrio del esprituhumano. Y es bueno volver a ella frecuentemente, como se vuelve al rincn

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    amigo y preferido. Y considerarlas despacio, una y otra vez.

    A lo largo y a lo ancho de la vida, es bueno mantener fidelidad a esasleyes fundamentales. Podr haber errores, claro. Quin no los tuvo? Pero almal debe concedrsele el menor espacio posible, el menor tiempo, la menor

    oportunidad.Muchas de esas leyes coinciden con los ms elementales avisos

    evanglicos. Tena que ser as. Porque se trata de perfeccionar el espritu delhombre el valor ms preciado en toda la creacin visible y el Evangeliotasa y mide esa perfeccin, y la valora. He ah algo que no pensamos: elsentido profundamente humano del Evangelio y su tendencia a lareeducacin del hombre entero, en busca de la mayor perfeccin humana.

    Es que la formacin religiosa y la formacin humana son una misma

    cosa. Ms an: no puede haber una recta formacin humana sino cuando elhombre vea que los postulados religiosos coinciden con las exigencias de larecta razn. Y la perfeccionan y la elevan.

    La Religin no es extravial. Es la vida misma,levantada a los planos ms hermosos y de ms

    rico ysaludable contenido.

    Una ley fundamental de la reeducacin del espritu nos llevara acoincidir con esta advertencia. Alguna vez la he escuchado de labios de unmdico mental:

    Ganaramos mucho ms, si tuvisemos el valor de actualizar enpleno siglo XX aquello que se dijo ya hace veinte siglos: Hgase el hombrecomo nio y Niguese el hombre a s mismo.

    S, ganaramos todos mucho. Esas normas no son simples consejos quese dejan caer, pero como sin intencin ni deseo de que lleguen a germinar enresultados prcticos. Si se meditan sosegadamente, buscan una renovacininterina y radical del hombre.

    Porque en el fondo de todo complejo hay algo contrario a eso, algoopuesto diametralmente a esas viejas consignas saludables. Hay explosionessolapadas de todas las concupiscencias del hombre, encubiertas ydisimuladas de mil maneras diferentes. Hay vanidad y soberbia y egosmo,

    sensualidad y afn desbordado de muchas cosas, descontento y rebelda porsolapadas situaciones espirituales en desacuerdo y desajustadas. Hay

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    demasiada afirmacin de s mismo. Y mil apetencias injustas einconfesables.

    Todo lo opuesto al espritu suelto y desprendido del nio y al olvido des.

    * * *

    La mejor prevencin, y en lo posible, el mejor remedio del complejoestara en:

    a) Culto a lo normal.

    Si consideramos despacio la vida en cualquiera de sus grados, veremosque se caracteriza por la normalidad. La naturaleza no acta a saltos. No es

    jams estridente. Tiene su ritmo y su marcha discreta, en constante yprogresivo desarrollo; pero jams marcha a galopadas. En la marcha de losseres por los espacios, en la encrucijada de las ms grandiosas leyes de lanaturaleza, podr descubrirse siempre un sentido de suavidad y armonaacompasadas.

    La normalidad preside los giros de los cielos, los cambios de lasestaciones, la fecundidad de la tierra, la multicolor difusin de la luz, laprofusin maravillosa de las flores gentiles y quietas, la vida de los

    animales, las aparentes sorpresas maravillosas del instinto de los insectos, lavida y la muerte y el renacer constante de las cosas... La normalidad sirve dealfombra discreta y mullida al desarrollo de la vida de cada instante, y loordinario ocupa la mayor parte casi la totalidad de toda existencia.

    El mismo Cristo, Dios hecho hombre, tuvo en sus manos los rayos deDamasco y el poder de tocar la entraa de las cosas; en sus labios, la palabraque remueve las losas y calma tempestades; en sus ojos, la mirada querebusca en lo profundo del hombre los mejores sentimientos y los saca, con

    dulce violencia, a la superficie del alma por la fe y el amor. Pero no fue sesu estilo habitual. Quiso esperar en su Pueblo y en todos los hombres lamarcha de una vida normal, y esperarlos y esperarnos siempre; dej suGracia como el mejor Don y la maravilla ms valiosa, pero para que elhombre la aceptara y se sumara a ella con el juego de su adhesin personal yel trabajo lento y normal por el que la Redencin le vaya calando; ech arodar la gran jornada apostlica, que ya no terminar hasta el fin de lostiempos, hasta que su Iglesia llegue al nmero cumplido de los elegidos, y

    en sus manos estaba lograr todo en un instante, como una aparicincegadora e inconfundible que rindiera a los hombres para siempre y que

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    lograra, de una vez y para siempre y para todos, la Redencin sinposibilidad de resistencia en nadie..., pero quiso que la historia discurriesepor los cauces de la normalidad, en una tarea incesante y lenta depenetracin evanglica en las almas y en los pueblos, esperando siempre la

    respuesta del hombre, tan lento, tan terco, tan pobre en sus reacciones paratodo lo que es espiritual... Y as, ir haciendo la redencin del mundo, delhombre y de las cosas. Y as, ir aplicando, gota a gota, el tesoro de suSangre a cada hora del mundo.

    Pero muchos encuentran que la normalidad es sosa y aburrida. Noaciertan a saborear lo que llama Pemn todas esas soseras fundamentales.Las encuentran vacas y sin valor, sin expresin. Sin sentido. Vivensuspirando siempre por los rayos deslumbrantes o por las sacudidas

    asombrosas.Hay muchas vidas as. En constante inestabilidad, en forzada angustia,en espera impaciente de algo desacostumbrado. Mientras, a su lado, se vaperdiendo la riqueza del normal discurrir de las mejores realidades ysensaciones. Hay muchas cosas as, en las que las nuevas vidas vanaprendiendo desde muy pronto la triste ciencia de una existencia complicadaque no acertar luego a gozar y ser feliz. Hay muchos corazones as, quehambrean siempre algo estridente y violento, algo excitante; porque nada les

    dice la discreta normalidad. As, en lo poltico y en lo social, en lo personaly familiar, en los sentimientos y en la piedad.

    Pero la vida no es eso.

    La vida es normalidad. Con una sencillezmaravillosa y normal, se produce cada da el

    prodigio de cada amanecer...

    Mrese si puede calibrarse aqu la impresionante sensacin de vidavaca en quien no ha aprendido a gozar la fecunda normalidad de todas lascosas y de todos los instantes.

    La normalidad es, acaso ms que otra cosa, fruto de una discretaeducacin. Se ha sealado mil veces la importancia de la madre sobre sushijos, desde muy pronto, para dejar lugar luego a la accin completiva de lainfluencia del padre. Salvando, claro, los diversos planos, lo mismo habra

    que decir de todos aquellos que tienen entre manos una tarea educativa uorientadora de otros. Realmente, nunca se escribir bastante sobre estasmisteriosas influencias, ni se dir todo el contenido de las relaciones

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    profundas que lleve consigo el oficio de engendrar vidas o de educarlas, quees otro modo de engendrarlas. Desde ah comienza eso que se ha dado enllamarla gran aventura de la vida humana.

    Sobre el ser humano, apenas aparecido a la luz de la vida y en

    adelante, llueven innumerables influencias que van modelando ycondicionando su mentalidad, su modo de ser futuro. De momento, lapenas dispone de defensas propias y es casi totalmente receptivo, casitotalmente abierto a los impactos de cuanto le rodea. Podr decirse que yano ser nunca el hombre l solo, sino en frase exacta y ya popularizadael hombre ser l y su circunstancia. Porque esa circunstancia lo que estalrededor habr ido modelando el carcter y, respetando siempre la basefundamental de un temperamento y la futura accin personal, habr

    modificado y cualificado todo un proceder.Muchos complejos futuros se gestan ah, en la ligereza con que setrazan y manosean los primeros aos de la vida.

    Vase la importancia de que la circunstancia se adorne con lasclaridades y bellezas de la viva normalidad; que el nuevo ser viva respirandoy sintiendo normalidad; que la vida vaya en crecimiento constante dentro deun recuadro de desarrollo normal, hacia todo lo que es belleza, verdad ybondad; que no slo quede lejos toda estridencia, sino que la suave direccin

    recta de lo normal sirva de lecho al ro del vivir diario...Y luego, cuando el hombre paladea su vida consciente y, ms an,

    cuando se asienta sobre la lnea de su madurez; cuando dispone del poder dedeterminarse por cuenta propia, con capacidad para aceptar y rechazar, parapreferir y dejar, que el hombre sepa enamorarse de lo normal y cultivarlo, yvivir ardientemente, encariadamente, el profundo encanto de las cosasdiscretas y normales..., y se eduque en un suave espanto ante todaestridencia.

    b) Culto a lo sencillo.Los seres ms perfectos son los ms sencillos. Los seres ganan en

    perfeccin en la medida en que se acercan a la mayor sencillez. LaNaturaleza nos advierte muchas cosas. Por ejemplo, cuando uno ensea quelos seres descienden y se empobrecen en la medida en que estn compuestosy son divisos. Los seres materiales son pura composicin complejsima departculas diminutas. Los vegetales, compuestos y divididos tambin, ganan,

    sin embargo, a la pura materia porque son menos complejos y, sobre todo,menos divididos. El ser animal asciende en la escala hacia la unidad, aunquetambin es compuesto; y gana, por ello, en perfeccin a los otros seres in-

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    feriores. El hombre, tambin compuesto, es ms simple, sin embargo, que elpuro animal y con mayor capacidad de simplicidad por el poder de suinteligencia: capacidad para la idea, capacidad para el proyecto, capacidadde unidad espiritual y personal, consciente, libre y determinada por s

    misma. Por encima de los hombres, los ngeles ganan en simplicidad y, portanto, en perfeccin. Hasta que la mente humana, trabajando con las fuerzasde su razn y ayudada por la Fe, llega a descansar en el formidable misteriode Dios, el Ser sumamente simple, sin composicin ninguna y, por lomismo, maravillosa e infinitamente perfecto.

    La perfeccin aumenta a medida que se afina lasimplicidad, la sencillez.

    Las mentes ms perfectas tienen pocas ideas, pero ms fecundas; sonms simples en su discurso intelectual. Y en pocas ideas, resumen muchas.En un rayo de luz intelectual, descubren muchas verdades. En un raciocinioacertado, hacen brotar conclusiones varias y exactas.

    Todo esto debera prevenimos. Y animarnos a realizar un serio examende nuestra vida y de la vida que nos rodea. Un repaso a nuestras ideas,aficiones, costumbres y preferencias. Porque hay una cierta aficin

    esnobista que desprecia orgullosamente todo lo sencillo, porque cree que esms resonante lo complicado y abstruso: desde la eleccin de un aperitivohasta la admiracin abobada de un objeto o de una pintura vulgares... Y estopuede ser peligroso. Del simple gesto exterior, la complicacin puedepenetrar en el mundo de los sentimientos y deformar, acomplejndolo yatormentndolo, el modo de ser.

    En los diversos modos de expresin, se avisa: Entre dos expresionesque digan la misma cosa, elige siempre la ms corta, la ms simple o

    Entre dos palabras que tengan el mismo significado, elige siempre la msclara, la ms asequible. Sin embargo, siempre hallaris hombresaficionados a complicar y redondear sus expresiones, que no saben ir de-rechamente a las cosas poniendo sencillamente las palabras unas detrs deotras, con su recto significado y su orden normal. Prrafos altisonantes yenrevesados, palabras afectadas y extraas, frases largas y complicadas,parntesis inacabables e inoportunos, expresiones que obligan a cada paso aconsultar un diccionario... El mejor aviso seguir ah:

    Elige siempre el camino ms recto, la expresin

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    ms sencilla. Huye de toda complicacininnecesaria.

    Tradzcase esto a la vida, puesto que el campo de la vida es ms

    importante que el terreno de la expresin. Abrase el alma a la sencillez. Porlo menos, no la desprecie, no deje que la sencillez le produzca escndalo. Yas que vivimos tiempos complicados, que los procedimientos usuales buscanla complejidad. Sin embargo, pinsese que los cauces del xito van siemprepor la sencillez. Las frases ms breves, las ms claras, las ms densas, sernsiempre preferidas en todo grito propagandstico. El prrafo largo espanta.Pocas palabras, colores precisos, ideas claras... y la propaganda est hecha.

    Nos hace falta propaganda para el mejor negocio: para el negocio de

    una vida feliz. Aqu, pues, nos hace falta tambin el aviso fundamental:Huye de toda complicacin innecesaria.

    Pregntese cmo se comporta Vd. en las pequeascircunstancias, en los pequeos sucesos de su trabajoprofesional o domstico; cmo reacciona Vd. ante el incidentems banal... Y de ah podr Vd. deducir las grandes lneas desu destino. No hace falta decir que, si el resultado de ese

    examen es negativo, en sus manos est cambiarlo hacia lopositivo. Vigile en adelante la buena ejecucin de esospequeos actos, vigile sus reacciones y hgalas que seanbuenas ante el ms pequeo incidente.

    (M. Auclair, LE BONHEURESTENVOUS)

    c) Culto a lo pequeo.

    Probablemente, la experiencia ntima nos dice que los momentos ms

    confortables de nuestra vida se han producido por pequeas cosas, pequeosgestos, pequeos rasgos. Es, por ejemplo, el lenguaje del amor. Y cl amor,cuando es verdadero, sabe hablar el mejor lenguaje. No slo el lenguajeuniversal; sino, sobre todo, el lenguaje ms confortador. Probablemente esel ms universal porque es el ms confortador; porque es el que ms cala enla esencia del hombre y, por ello, todos los hombres desean escucharlo yestn capacitados para entenderlo... por lo mucho que lo necesitan.

    Y es el lenguaje de las palabras cortas, de los silencios elocuentes, de

    los gestos breves y cordiales... Que no son los grandes sucesos, sino lospequeos detalles, los que abren en el alma las flores de la esperanza y del

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    gozo. Las ocasiones extraordinarias y ruidosas no estn siempre a nuestroalcance ni son, por s mismas, las ms valiosas. Por definicin, loextraordinario no es ordinario. Y la vida es lo ordinario, lo de todos losdas, lo de siempre sobre este viejo planeta. La flor sobre su tallo, el rayo de

    sol sobre la nube, la sonrisa en los labios sinceros, la cordialidad de unsaludo, la paz de unos ojos claros y limpios, el latido de un recuerdo. Lacasa, con su peso de todos los das, glorioso y fecundo. El abrigo de lalmpara amiga. El libro preferido. Aquel rincn de estar. El ritmo de aquellameloda sugestiva. La tarea diaria, plenitud de la vida del hombre...

    Examnese el hombre sobre esto: Cmo se comporta frente a laspequeas menudencias de la vida diaria, cmo las penetra de admiracinilusionada, cmo las goza con su dedicacin a la manera del artista que,

    mientras trabaja, parece que acaricia, cmo el incidente ms banal encuentraresonancias en su espritu y despierta nuevas y jubilosas vivencias; cmo, enfin, la vida no pasa en vano en su torno y el corazn aprovecha todos suslatidos.

    Y ah hallar el hombre la respuesta a su inquietud por el gozo de lavida.

    De veras, si no hiciereis como nios... El Reino de Dios no entrar envosotros ni vosotros os sumergiris en su luz.

    PREVENCINYREMEDIO

    Hay una dificultad previa. Siempre se ha dicho que un graninconveniente para corregir a muchos espritus acomplejados es que losenfermos llegan demasiado tarde al mdico. Esto no es del todo verdad;porque no es fcil saber y determinar en cada caso cul es el momentooportuno para adelantar y prevenir, o si no hay otra solucin, para remediar

    las extraas desviaciones mentales.Por eso, el primer consejo deber ser sobre la oportunidad de prevenir

    o remediar en el mejor momento: Cuanto antes. Cuanto antes, puedelograrse una prevencin de muchas desviaciones futuras, adelantando unaeducacin normal en un ambiente normal y por procedimientos normales.La personalidad tiene ya su esbozo, su figura presentida. Todo discurrirapor cauces ms suaves y hacia mejor resultado, si la educacin semantuviese fiel al trazado que la naturaleza, la psicologa y la Religin le

    ofrecen con claridad. Cuanto antes, ser siempre lo mejor.Por otra parte, no olvidemos que los actos del hombre crean modos y

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    hbitos, tanto ms enclavados en su entraa y, por lo mismo, msvictoriosos, cuanto ms se les deje adentrarse en la vida. Hay un enormepoder creador en todo lo humano. Las ideas crean, son fuerzasinsospechadas de produccin de estado de nimo y modos de vida. Cuanto

    ms tiempo se le deje a una determinada idea, cuanto ms frecuentementeencuentre ella el camino libre para aparecer y detenerse, cuanto ms elespritu humano se recree con ella, tanto ms la idea ir calando y creandomodos nuevos, de una u otra calificacin segn el contenido de la idea. Soncreadores el gesto y la palabra. Y el hombre piensa poco en este podercreador. Juega con sus pensamientos, y los reitera y mantiene y desarrolla,sin pensar que con ello l mismo va sometiendo su vida interior ainfluencias misteriosas y tenaces. Prodiga gestos y expresiones,movimientos anmicos y afectivos, sin control ninguno; sin pensar que todoello es creador, se abre paso, como rompiendo un surco profundo en lapropia psicologa. Con un resultado o con otro, segn la cualidad y elsentido de esas ideas, gestos y palabras.

    Cuando todo ello ha creado la mana, el complejo, la desviacinmental, se ganar mucho si se empieza cuanto antes a darmarcha atrs y reeducar esos modos de pensar, de actuar yde expresarse. Cuanto menos terreno se le ceda al complejo,

    tanto mejor ser. Hay que romper la cadena, si no se ha podido impedir quese forme. Los complejos hacen cadena, se eslabonan de tal manera que, conla fortaleza del hierro encadenado y eslabonado, irn produciendo losmismos efectos mientras se permita que sigan unidos los eslabones de lacadena. Hay que romper la cadena. Es decir: hay que llegar a interrumpirvalerosamente la seria manitica de actos irrazonables. Y eso... cuanto antes.Mejor hoy que maana.

    Porque no es lo mismo, no, un acto que dos o tres. Es la ms peligrosa

    tentacin cuando el complejo tiene desviaciones hacia el campo moral oreligioso. No es lo mismo un pecado grave, que dos o tres o ms. No es lomismo, aunque por el primer pecado grave se haya perdido ya la Gracia yparezca que no importa perderla por ms o menor nmero de veces. Aun enel campo psicolgico, es importante que el mal ocupe el menor espacioposible. Para bien del hombre y para bien del mundo. El mundo anda malpor las irregularidades que se cometen. Si se piensa bien, puede traducirseesto diciendo que el mundo anda mal por los pecados que se cometen.

    Importa, pues, borrar los pecados de sobre la faz de la tierra. Importa,entonces, por lo menos, no aadir un nuevo mal a los muchos que el mundotiene y padece. No, no es lo mismo un acto que dos, cuando ellos son malos,

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    cuando no son normales.

    Hay que romper la cadena. Porque, adems de lo anteriormente dicho,cada acto se eslabona con su anterior. Y llega a formar esa misteriosacadena tirnica que hace que muchos hombres se hallen, de pronto,

    realizando determinados actos que ellos no quisieran, que no los quieren,contra los que desean luchar, de los que quieren verse libres; pero nopueden. Esos actos que han llegado a hacer cadena esclavizan al hombre, lellevan y le traen y le arrastran. Y el hombre queda a merced de suscomplejos de todo orden.

    Cuanto antes, rmpase la cadena. Cuanto antes, hgase una profundahigiene mental rectificando modos de pensar, contenidos mentales, puntosde vista. Cuanto antes, cudese la palabra y el gesto. Cuanto antes, busque el

    hombre los caminos de la normalidad y prevenga o cure su espritu haciauna feliz realizacin de la vida. Cuanto antes, acte la vieja frmula, sagraday magnficamente humana, salida de labios de Cristo y confrontada con lasleyes fundamentales del espritu: Hgase el hombre como nio. Niguese as mismo.

    Es una postura mental bsica e insustituible.

    Es una llamada a la sencillez y a la simplicidad, hecha con toda laautoridad evanglica y perfectamente acorde con las exigencias y normas de

    la ms elemental psicologa. No es verdad que el nio sea feliz porque,como suele decirse, no ha tenido an tiempo para sufrir desengaos y lefalta experiencia para calibrados. No es esto verdad. El nio tiene susdesengaos y sus sufrimientos que, a la medida de su edad y corta ex-periencia, son para l tan proporcionados como lo son, para los mayores, lossufrimientos y desengaos de los mayores. Sin embargo, se observa que elnio tiene una mayor capacidad de reaccin contra lo doloroso y se reponepronto y vuelve en seguida a respirar esperanza y alegra. Lo que sucede es

    que el nio es ms simple, ms sencillo. Efectivamente, su corta edad y sucasi nula experiencia, le permiten mantenerse sin caer an en lascomplicaciones y complejidades de la vida.

    He ah la escuela que se nos propone a los mayores.

    Tmese de nuevo la frmula: Si no os hiciereis comonios... El Seor est hablando a personas mayores. Sabe perfectamenteque su auditorio de aquel da no est compuesto de nios. Por otra parte,

    sera una tontera decir a los nios que se hagan como nios. Est hablandoa mayores y les est hablando en serio. Me imagino que a nadie se le haocurrido la idea de que el Seor quisiese gastarnos una broma en tal

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    situacin. Ni nunca. Entonces no cabe sino asombrarnos de que los hombresdejen pasar esa frmula sin remediarla jams y sin intentar apropirsela, sintratar de conocerla. La han dejado tal como el evangelista la escribi yparece que todo queda reducido a una bellsima estampa en la cual se ve que

    Jess, tomando de entre ellos a un nio y situndolo en medio de todos,dijera cosas hermosas sobre los nios y el escndalo posible de los mayoresy terminase por hacer del nio, no slo figura, el tipo ideal de una estructuraespiritual humana.

    Y el Seor no quiso eso. No mereca la pena. El Seor quiso dejarnosuna enseanza, y una enseanza profundamente humana. Una enseanza enla que ponemos en juego nuestra paz interior y la entrada en el Reino de lasCielos con todo lo que el Reino de los Cielos supone de dicha, equilibrio,

    gozo inmenso... en esta vida tambin.

    Sencillez, estilo directo frente a la vida, claridadmental, simplicidad interior y exterior. Un coraznincapaz de hiel, abierto al amor y al bien en todaslas direcciones de la voluntad y de la intencin.

    Facilidad para el perdn y para el saludable olvidode las malas jornadas. Gozo incansable de todo.

    Espritu ilusionado por la aventura del vivir y delver, que se abre, siempre renovado, a cada paso y

    ante la cosa ms insignificante...

    Haced un da la prueba. Poneos a la distancia del nio, rebajaos aunfsicamente para que coincidan vuestras miradas, vuestras palabras. Tratadde interesaros por el nio, de ver cmo habla. Intentad emplear sus mismosmodos, sus palabras. Haceos, durante un rato, un nio ms con los nios.

    Interesaos por las mismas cosas que a ellos les interesan. Procurad adivinarla simplicidad de su espritu Y yo os aseguro que, al terminar esaexperiencia, sentiris el alma ms aligerada y el corazn ms humano,levantado y feliz.

    * * *

    Es tambin una llamada a la negacin de los caprichos. Niguese elhombre a s mismo. Es frmula vieja, clsica y feliz. Frmula que,arrancando de los ms claros espritus de la antigedad, amigos de lohumano, alcanza en labios de Cristo la categora de cdigo de la fortaleza

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    interior y de la verdadera libertad del hombre.

    Analizad, una vez ms, cualquiercomplejo. Y veris que en el fondode la complicada enfermedad mental se han ido acumulando incontablescaprichos realizados o frustrados, y el alma cruje por ello; porque ella, en su

    interior, inconfesablemente, sigue apegada a sus propios caprichos yencastillada en su propio egosmo. Pareca que, de pronto, desapareca todoel mundo con el peso imponderable de tantos acontecimientos y que todoqueda reducido a ese tristeyo que no acierta ms que a pensar en s mismo,empeado en ser l la nica medida de todas las cosas.

    Todo egosmo, adems de pecado, es en s mismo insano.

    La sociedad est de tal modo constituida que, si nuestrameta es puramente egosta, de nada nos sirve. Slo nosextenuar.

    Medita bien esta mxima y ahonda en su sentido.Y hazte despus estas preguntas: Cul es tu meta enla vida? El dinero? Tu propia felicidad a cualquierprecio? El placer? La fama? La satisfaccin de lossentidos? La posicin social? El poder? O es hacerque el mundo sea un lugar mejor para vivir? Quieres dar

    algo al mundo, o quieres slo obtener algo de l? Hay en tialguna intencin o idea de luchar de una manera u otra por lapaz, por las mejores condiciones de vida de los menesterosos,o sencillamente para que otra persona sea un poco ms feliz delo que sera sin tu ayuda?

    Piensa que los que dan un sentido puramente personal a suexistencia se sitan en una zona de opinin que nadie jamscompartir con ellos. No te asustan las consecuencias de

    aislamiento?No vaciles en aceptar una norma de vida informada, hastaen los ms pequeos detalles, por el desprendimiento y lagenerosidad.

    (J. W. Ford, MANUALDE MEJORAMIENTO DIARIO).

    Una y otra vez, niguese el hombre a s mismo. Y esto, cuando equivocacin grave muchos siguen creyendo que la vida sera ms feliz

    para ellos cuando ellos pudiesen realizar todos los caprichos de sus ganasantojadizas, de sus ambiciosas ocurrencias; o cuando las cosas y las

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    a) Y la vida es, en su trama ms ntima, un misterioso movimiento detendencia, crecimiento y proyeccin. Todo es un suave comenzar, como enun silencio luminoso y entraado; y seguir luego en un desarrolloprogresivo, como en conquista incesante de nuevos planos, hasta alcanzar

    una madurez en progresin creciente. Biolgicamente, es un hecho deexperiencia inmediata: todo el ser corporal, perfectamente trabado yorganizado, en colaboracin prodigiosa todo l, proyectado desde la ntimavida celular hacia conquistas consecutivas. Se dira que todo el organismovena presidido, desde sus comienzos microscpicos, por lo que se llam lavoluntad de la clula. Como si una extraa voluntad pusiese todo en mo-vimiento y lo lanzase hacia adelante y hacia lo alto, sin admitir un punto deparada. Una voluntad de crecer, un deseo innato de alcanzar la altura, unasavia vital que no descansa y que busca la dulce y fecunda madurez orgnicay viva.

    Pero pinsese esta misma ley en el plano de lo espiritual y psicolgico.La vida no tiene sentido sino en orden a algo, en direccin a un objetivo, aun ideal. Se ha dicho que el ideal es la verdad vista de lejos. Una verdadpresentida y ansiada ya en las entraas de la vida misma. Una verdad queespera, como a lo lejos, la inquietud de un espritu que ha sido creado paraalcanzarla... Sustancialmente, la existencia humana es un discurrir, un fluir y

    pasar de un punto a otro sin que jams pueda definirse un instante quieto enla existencia. Sera la muerte.

    Y esto es en todos los planos de la existencia, en todos los aspectos delser humano; de tal manera que todo l viene determinado por la implacableley del crecimiento. En lo orgnico y en lo espiritual, en lo afectivo y en lointelectual, en las profundidades del alma y en los secretos de lapersonalidad. Todo es crecer, por ley existencial. Todo debe ser crecer, pordecisin de la voluntad y por higiene mental del hombre (5).

    Que tus das no sean cuino las vueltas de una acmilaalrededor de la noria.

    Has visto a la acmila, que da vueltas a la noria, con losojos vendados? Se los han vendado para que no advierta queslo da vueltas siempre alrededor del mismo pozo; cosa que niuna acmila resistira. As, con los ojos vendados, cree queavanza y lo soporta. Hasta las acmilas sienten el deseo naturalde caminar hacia adelante, hacia alguna direccin; de avanzar.

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    Muchos hombres se limitan a dar vueltas alrededor delpozo del que sacan la poca agua de su mezquino placer diario.Y ellos mismos se tapan los ojos con doctrinas falsas y consoluciones absurdas de conformidad, y as resisten ese andar

    sin avance. Pero esa conformidad con el ms o con el menosno supone perfeccionamiento.

    Lo que importa es que no pase un da sin haber mejoradoy adelantado. Ser y saber cada da un poco ms. Esta es lafrmula maestra de todos los que avanzan.

    (J. W. Ford, MANUALDE MEJORAMIENTO DIARIO).

    Y muchos viven como muertos. Se educaron as, sin adiestrarse en el

    arte de la proyeccin hacia nuevos horizontes, fuera de s mismos, volcandoel inters y el afn en tantas posibilidades que la vida ofrece; sinaspiraciones nobles, sin una ilusin verdadera y capaz de poner enmovimiento todas las propias fuerzas del ser; estrechados en s mismos,entre las fras paredes de un egosmo primitivo y terco, romos a toda ilusin,reservados y avaros de su propia pobreza personal.

    Hay, por desgracia para ellos, corazones quietos.Totalmente vueltos hacia s mismos, sin calibrar las con-

    secuencias del formidable pecado de egosmo. No tienen ojosms que para mirar a su interior. Nada de nada ni de nadie lesconmueve, nada les estremece...

    Sin pensarlo, estn traicionando la ley ms fundamentalde la existencia humana: nuestra innata tendencia hacia msall. Y la vida pasa la factura, hoy o maana. Tristeza, aridezespiritual, soledad interior.

    (A. Ortega Gaisn, HOJAS VIVAS)Se habr cometido, con ello, un grave pecado contra la vida.

    Y habr que pagar la penitencia correspondiente: una vidadesarreglada mentalmente, una vida que no ha estado en regla y siente laherida de su propia desarmona.

    b) La vida es tambin equilibrio, acompasamiento. He aqu unarealidad misteriosa e indefinible: la vida. Aquello por lo que un ser es

    viviente. Aquello que, perdido, desmorona y descompone al ser que antesviva. Aquello que preside todo latido y dirige toda la complicadaorganizacin inicial y ulterior de todos los seres vivientes. La vida,

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    simplicsima y escondida y, sin embargo, siempre presente en todos losfenmenos de los seres vivientes, de su fecundidad, de su perfeccin.

    La vida que, repartida por toda la Naturaleza, en tantos y tan diversosgrados, en tantas y tan variadas especies vivientes, pone en todas las partes,

    sin estridencias, pero incesante, los latidos misteriosos de los seres vivos. Ycon ella, la fecundidad, la explosin incesante y gozosa de innumerablesfuerzas nuevas, de innumerables seres nuevos, de innumerables formasnuevas... Pero siempre y en todos los seres, la vida se manifiesta en perfectoequilibrio, casi insensible, como soterrada y profunda; pero activsima yvigilante.

    Dios perdona nuestros pecados; pero el sistema nerviosoes menos clemente y nunca nos perdona nada.

    Toda excitacin repercute en el sistema nervioso y lodebilita. Y la excitacin nunca procede de fuera; es siempre unmovimiento interior. La causa que lo produce puede estarfuera de nosotros, pero la excitacin nace y se hace siempredentro de nosotros mismos. Todos los impulsos negativossatisfechos, causan excitacin. Dominados, producen calma.La ira, la envidia, el rencor, el simple enfado, son continuasfuentes de excitacin nerviosa que este sistema jams nosperdonar. Todas ellas se combaten con fuertes dosis decalma, que nos hemos de suministrar en cualquiermomento.

    ( J. W. Ford, MANUALDE MEJORAMIENTO DIARIO).

    La vida es as. Y es as toda fecundidad. Es as la salud. Y la pazinterior.

    Y por qu, entonces, es el hombre el nico ser amigo de todas lasalteraciones y estridencias, enemigo de la normalidad vital? A veces desdemuy pronto, por defectos de ambiente o por inclinaciones defectuosas nocorregidas a tiempo, muchos se enfrentan diariamente con la vida buscandoen ella las mayores discordancias, los estrpitos afectivos o sensoriales, lapeligrosa rareza..., sin pensar que se juega a cara y cruz, ligeramente, la leysaludable del equilibrio y de la fecundidad. Se mantiene una morbosaaficin a lo oscuro y rebuscado, se presume y se goza falsamente deinestabilidad personal afectiva, se lleva la existencia hacindola saltar depunto a punto extraamente opuestos.

    Por qu esa mana de lo complejo y absurdo, en un juego siempre

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    peligroso que pone en grave riesgo la ley ms fecunda de la vida?

    c) La vida es, en fin y sobre todo, generosidad, ddiva, profusin yregalo de abundancias. Desde que todo comenz, en el inicio sin tiempo delpensamiento divino, todo vendr a la existencia bajo este signo de liberal

    donacin abundante. Todo es como una explosin restallante de todas lasabundancias, como si Dios hubiese borrado todo intento de ahorroegosta para que el hombre aprendiera mejor la generosidad.

    Dios mismo se dio abundantemente. No se escatim a S mismo, niescatim a su Hijo; sino que se dio y lo dio abundantemente, a fondoperdido, en una donacin despilfarradora que maravill siempre al hombrepensador. Dios mismo se dio, y dio sus dones, abundantemente, haciendogala de una elegancia divina que encuentra en su propia donacin y entrega

    su mejor encanto.Y la Creacin toda es as, marcada por la Mano de Dios con el sello de

    la prodigalidad. La luz y el aire y el mar. Y las especies vegetalesvariadsimas y abundantes y densas. Y el mundo animal, siempreemocionante. Y las fuerzas secretas de todas las cosas, tesoros que elhombre va hallando siempre con sorpresa... Todo es abundancia, liberalidad,elegancia en el gesto de donacin y entrega, sin reservas.

    Es mejor dar que recibir.

    Esta hermosa advertencia de Cristo est siempre en vigor. Y estarsiempre de perfecto acuerdo con las leyes ms sanas del espritu. El hombre,se dijo mil veces, es en s mismo un mundo pequeo; porque resume en slos matices y principales maneras de todos los dems seres. Bien. Sea as elhombre, un mundo en pequeo. Pero salo en todo. Tambin para resumiren s ese estilo de la vida, penetrado de toda generosidad y elegantedespilfarro.

    S, es mejor dar que recibir. Aun de tejas abajo, no slo en orden a unaperfeccin cristiana, sino en busca de la perfeccin natural, psicolgica,mental.

    Todo egosmo, adems de ser pecado, es algo antivital.

    Nadie logra la verdadera grandeza, si no est ms omenos convencido de que su vida pertenece a la humanidad yque lo que Dios le da se lo da para sus semejantes.

    (Felipe Brooks).

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    * * *

    Puede encontrarse en seguida una cosa que parece sorprendente: lafelicidad es cuestin de costumbre. La costumbre de ser feliz se ofrece anuestro alcance. Es una costumbre de pensar y obrar y hablar y sentir de

    determinada manera. Porque el espritu tiene sus leyes que siguen su caminoadelante, en busca siempre de mayores profundidades. Y esas leyes nosprevienen sobre el poder creador de todo cuanto realizamos, en elpensamiento o en la accin ms trivial.

    No se puede dejar que el pensamiento o el afecto, la palabra o laaccin, vayan por sus cauces antojadizos; porque habremos de cargarentonces con las consecuencias de lo que hemos producido nosotrosmismos. Si fomentamos lo malo, tendremos lo malo. El hombre no harecogido nunca ms que aquello que sembr.

    Una costumbre de pensar bien: todo lo que es noble y hermoso, todo loque es verdad y luz, todo lo que puede abrir puertas a la alegra constructiva.

    Porque la costumbre de hacer bien en todos los terrenos de lapersonalidad, tiene que producir necesariamente la costumbre de paladearese bien. Esa es la costumbre de ser feliz.

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    ENCUESTAsobre

    Complejos (II)

    VER:Describe algn aspecto manitico, annimo, que t conozcas.

    Encuentras en ti alguna casa parecida?

    Revisa en tu interior tu propio espritu:

    eres manitico, aunque te parezca leve la cosa?

    cmo son tus gustos artsticos, literarios, etc.?

    trabajas seriamente tu perfeccin personal?

    tienes suficiente amplitud de gustos?, de intencin sana?, decomprensin de otros?

    JUZGAR:

    Qu opinas de la relacin religin-existencia?

    Qu supone la Religin para ti? Simples actos piadosos?

    Una serie de preceptos? Desarrollo de solas virtudes humanas?

    De solas virtudes sociales?Cmo ves la relacin Dios-hombre? Y Dios-vida?

    Qu opinas de la relacin caprichos-dicha?

    ACTUAR:

    Cmo crees que puedes ampliar tu capacidad de dicha?

    amplitud de gustos sencillos?

    amplitud de comprensin de otros gustos?huir de todo exclusivismo?, de toda extravagancia?

    Cmo cultivar el saboreo de lo normal?, de lo sencillo?, de lopequeo?

    Normas para la accin

    Ten el valor de confesarte a ti mismo tus propias intenciones.No te

    disculpes a ti mismo ninguna estridencia .Dedica todos las das algn ratoa entenderte con