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¿Nunca te enamoraste de alguien más loco que vos?

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Vanessa Conoc a Vanessa en uno de tantos bares del centro, de esos que suelo frecuentar por recomendacin, y de los que suelen echarme bastante seguido. No recuerdo muy bien cul haba sido la razn esa vez, probablemente fuese por algo que dije o por haber provocado a alguien, no suelo soportar demasiado el ambiente nocturno-urbano que suele rodear esos antros. La cuestin es que antes de que me diera cuenta me tomaron del cuello y me dejaron en la calle, sin squiera tomarse la molestia de golpearme. Cuando me levant me encontr con un par de ojos tristes que me miraban con melancola. Desde ese da fuimos solo Vanessa y yo. Solamos andar juntos todo el tiempo, no porque nos amsemos con locura ni nada por el estilo, solamente no tenamos nadie mejor con quin estar. Vanessa no tena amigas, y los mos solan no extraarme demasiado. Nuestra rutina diaria era comer, ver pelculas y dormir juntos. El sexo era divertido, y la relacin tambin, ella me gustaba. Sin embargo, sus ojos nunca perdieron ese dejo de tristeza de la primera vez. Era algo en lo que sola pensar seguido cuando no estaba con ella. Nunca encontr una verdadera respuesta al tema, aunque quiz se debiera a que nunca plante una pregunta propiamente. Luego de un par de aos de estar juntos, la relacin comenz a cambiar. Dejamos de vernos diariamente, para vernos solo una vez por semana. Nuestra rutina de comida, cine y sexo, pas a ser solo comida y cine. A la hora de dormir juntos ella sola darme las buenas noches y acurrucarse en su costado de la cama, era algo que me daba mala espina. Fue entonces cuando lleg Manuel, no recuerdo muy bien si eran compaeros de trabajo, o se haban conocido por intermedio de un tercero. Manuel tena dinero, es lo nico que recuerdo ciertamente de l, y era unos aos mayor que yo. Una noche, luego de comer, Vanessa me dijo que pasara la noche con l en vez de conmigo. No fue una ruptura, fue un aviso. Recuerdo haber quedado con un mal sabor en la boca. A partir de entonces nuestra vida cambi un poco. Vanessa segua pasando casi todo su tiempo conmigo, solamos salir a comer y ver pelculas, como siempre. Ella pasaba todas las noches con Manuel, y los das conmigo. Vanessa y Manuel no eran pareja. Eran amantes, pues Manuel era casado desde haca un par de aos. Nunca supe nada su mujer, ni me preocup en averiguarlo, despus de todo, no era ella mi problema. Recuerdo que un da me cans. Haba pasado toda la tarde con Vanessa, y ella me haba contado que haba discutido con Manuel. El se haba puesto realmente furioso. Sin embargo, me dijo que haba sabido como calmarlo. Cundo le pregunt cmo lo haba hecho, me respondi con una mirada que no dejaba dudas. Fue lo mximo que pude soportar. Volv a mi apartamento ese da y revolv todo el lugar buscando algo que pudiese utilizar. Un martillo me dio inspiracin y decid que me sera de ayuda. Luego fui hasta el apartamento donde ella y Manuel solan encontrarse. La haba llevado all un par de veces luego de nuestros encuentros. Forc la cerradura, entr y me dediqu a esperar. Uno de los dos habra de llegar en algn momento. Tuve suerte, el primero fue Manuel. Lo o abrir la puerta y colgar la llave. Por el ruido de sus pasos deduje que era l, los pequeos pies de Vanessa no hubieran causado tanto estruendo. Esper a que pasara frente a m, y cuando lo hizo, salt sobre l. No le di tiempo, y no creo que haya llegado a saber lo que suceda. Mi primer golpe fue a su nuca y lo dej tendido en el suelo. Los otros fueron ms catarsis personal que ataques. Mis manos y cara estaban llenas de su sangre, pero mis golpes no cesaron. Era mucho lo que haba aguantado y deseaba descargarme. Estaba tan metido en mi faena, que no o cuando la puerta se abri, ni los ligeros pasos que vinieron despus. No supe que Vanessa haba llegado hasta que la tuve frente mo. Mirndome con sus ojos tristes. Pens que gritara al verme sobre el hombre que amaba, con la cara y la camisa llenas de sangre, sin embargo, no hizo el ms mnimo gesto. Como si lo hubiese esperado. Lentamente dej el martillo en el suelo y me levant. Ella sigui todos mis movimientos con la mirada. De repente, comenz a caminar hacia m, me abraz y me mir con sus ojos, los cuales tenan el mismo dejo de tristeza de siempre. Me bes. Recuerdo haberla besado tambin. Luego, nuestra vida de pareja cambi un poco. Ya no andbamos tanto juntos, a pesar de que ella sola insistir para que nos veamos ms seguido. Ya no comamos ni mirbamos pelculas, aunque solamos tener sexo muy seguido. Su mirada triste, sin embargo, nunca cambi. Aunque no era algo que me preocupase, despus de todo, ella me amaba y yo lo saba.