Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
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“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Verde Cafetal:
Relatos, versos, café, andares y amores
Alicia Colot Villarreal
2020
“Verde Cafetal: Relatos, versos, andares y amores”
Primera Edición 2020
D.R. Alicia Colot Villarreal /Bruja Cafetalera
ISBN: En Trámite
Edición y Diseño: Alicia Colot Villarreal
2020, Ediciones Villarreal
Portada: “Mujer de Café”, óleo/ tela Medidas: 180x120. De Lorena Bonilla.
Indios Verdes 204, Col. Metropolitana 2da. Secc.
Cd. Nezahualcoyotl, Edo. De México. C.P. 57740
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Hecho e Impreso en México.
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Dedicatoria:
A mis padres por este rincón de sueños, por la libertad y el amor infinito.
A mi hermano.
A mis amigos, que me han salvado de todos los modos posibles.
A todos mis lectores, por su voz a mis letras.
A los ojos bellos que inspiraron los mejores versos de esta historia.
A Lorena Bonilla por la hermosa portada “Mujer de Café”.
Al café, por ser mi eterno acompañante, a esta tierra cafetalera…
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Bienvenidos, han llegado por gusto o por tormentas, por el viento que
nos ha encontrado, por la distancia que nos mantiene algo lejanos,
quizá porque el destino lo tenía preparado, quizá porque de algún
hechizo hemos sido atrapados.
Me importa poco si el miedo está guardado en sus maletas, si la
soledad rasguña cada noche a mi puerta, me tiene sin cuidado
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alguno si te parece mi falda corta o mi blusa pequeña, para sincerarme
completamente te amo, aunque para ti sea algo insignificante.
Bienvenidos sean amigos míos, extraños lectores que su voz
arriesgaran para caminar conmigo, para aprender el silencio que
susurra secretos del corazón, para dejarse conquistar, para olvidar todo
aquello que lastima y deja herido el amor.
Deben saber que no son las heridas las que duelen sino cuando
cicatrizan y se quedan marcadas, cuando parecen abismos y en
realidad son pilares que nos sostienen, puentes que nos ayudarán a
seguir, cuando el amor se hiere, cuando nos abraza la incertidumbre,
cuando el sol quema la piel castaña, yo camino entre los cafetales, entre
los árboles que rechinan y se balancean, con las aves que conversan,
siempre llevo el recuerdo de tus besos en los escalofríos de mi piel y tu
ausencia asistiendo para recordarme tu olvido.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Amenaza la tormenta, ya su aviso retumbó en el barranco, el de la
zurda derecha de mi país, escondido como viejo tesoro bien guardado,
se encuentra mi paraíso adorado. Suele pintarse de naranja muy
temprano a la mañana, de nieve blanca sus montañas azules, de grietas
y barrancos, conozco cada uno de tus árboles, ya reconozco los zurcos
de la luna y los reflejos del sol al despertar.
Mi piel empieza a avejentarse, mi cintura ya no es tan pequeña y mi
rostro tiene historias de sonrisas y carcajadas, de desvelos y noches
apasionadas, de sueños cumplidos, de desesperanzadas despedidas, de
ser olvido y vergüenza, de no adaptarme, de quedarme nunca quieta.
De mi salud que se defiende, del cuerpo frágil, de mis huesos notorios
de mis pies perfectos y mis ideas solitarias…
Bienvenidos amigos míos, extraños lectores. Caminemos por los verdes
cafetales y dejemos los zapatos en la puerta, por si el destino quisiera
interrumpirnos.
En el fatídico junio del a2020, Alicia Colot Villarreal, “Bruja Cafetalera”
No llevamos índice ni orden, es el destino que nos lleva a un viaje entre
el Verde Cafetal… si Usted se aleja o se pierde de vista, si sigue las
risas de pequeños juguetones, si abandona la vereda, si se agacha
demasiado o si se olvida de mirar al cielo, Usted querido amigo estará
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perdido.
Gitana viajera, bruja cafetalera en tu mano el incierto declaro, el andar
ha comenzado.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
*Niebla
*Animas
*Duendes
*Café sonrojado
*Floripondios
*Amor con abrazo de café
*Colibrí
*Águila entre zopilotes
*Alegato enverdecido
*Luciérnaga de luna
* Café, andares y amores…
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Niebla de Media noche...
"Deseo atrapar las sonrisas que escapan cuando conversamos, brillar en tu mirada, la luna
oculta entre la niebla, deseo que sujetes mi cintura y quedarme aferrada de tu espalda, deseo
despertar la madrugada, resplandeciente sonrojar de la montaña deseo del café olvidado a
media sala... mientras silencioso secreto te beso."
Dichos de la Bruja Cafetalera
Un abrazo brumoso, húmedo, silencioso como el
escalofrío que eriza la piel cuando el miedo
recorre la sangre o tus besos acarician mis labios
callados y deseosos de tu firmeza.
Mis encuentros contigo ocurren desde hace
tiempo, no por casualidad sino por acuerdo
mutuo, sin escalas, sin barreras, así como son los
amores que se esconden abrumados entre mis letras, de todos los que
mis besos han probado ninguno había la magia encontrado.
Del corazón enamorado previo a las pieles conversando, ya de la luna
te he contado, negra ausente olvido siquiera cuando no estás presente,
roja de sangre cuando los ciclos auguran vida y sólo es el tiempo que
dejamos que pase, rosa como los versos cursis que te he contado nunca
con la delicadeza de mis labios sino con mis dedos aferrados al tronco
vigoroso que recorre mi voz.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Aquí estoy yo, con mis años y mis andares, con las heridas cicatrices
que cuentan verdades, sola entre los árboles me siguen seis gatos, de
su amor y su cuidado he temblado de frío y de terrible hastío, la
desesperanza que se dibuja asustada emprende camino cuando el
ronroneo sobre mi regazo un suspiro al tiempo invoca.
He disfrutado la niebla de media noche por curvas en mi auto favorito,
sin conocer el camino he viajado a 240 kilómetros por hora y el tiempo
me parece tan breve y tan efímero, en realidad estoy hablando de mí.
Me acompañó, en la cima del Cofre, aquel que cuida mi Pueblo de los
huracanes y de los ajenos, existe agrietado porque estalló hace años,
de cuatro puntas del tesoro nadie habla pues se ubica en toda la ladera
de la montaña, con sus verdes pastizales, con el frío que deja la nariz y
los labios congelados, el viento que corta como cuchillas y rebana las
costillas, al lado de las nubes porque la niebla no sabe de buenas
costumbres, oculta cómplice todo lo que ella quiere, deja espacio para
los amantes, para los bandidos, para los usurpadores, para la brujas y
los gitanos, para perder el camino, para viajar un poco más lento, para
vivir pausado el tiempo.
Café humeante, niebla fría y espesa, un alma se escucha entre los
cafetales, camina sigilosa, puedes escucharla pasada la lluvia o de
madrugada hablando con los árboles, dicen que es una bruja, nuestra
Bruja Cafetalera.
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Animas
"Amar inevitablemente,
cómo cuando el aroma del café abraza el alma
en el suspiro de la mañana."
Cuentan que las ánimas, tienen aroma de
nube en flor, que se enroscan y suben
tranquilas por las ramas, se arraigan en
capullos entre las hojas de los viejos
naranjos que aún quedan de aquellos días
en que los cafetales no eran los verdes
obscuros escondrijos de todos tus pecados.
Algunas están aferradas a no marcharse nunca más y entre los
paredones de piedra enraizados se les puede escuchar arrastrar los
amores que dejaron destrozados, cerca de la barranca son diferentes,
ahí se guardan en la tierra, en la base de los árboles que se sostienen la
ladera de noventa grados y que suelen caer hacia arriba.
En la desgastada Matlacobatl, llegados los primeros días de mayo con
sus lluvias torrenciales, los ríos aparecen y las cascadas llenas de
recuerdos y nostalgias algunas ánimas su camino ayudan a continuar,
las que no lo logran, aguardan, por años, silenciosas y agusanadas, se
quedan retorciendo sus rencores, sanan las
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grietas, ningún alma puede volar si carece de alas. Pasados más de
quince años, emergen de la tierra, son de verde cafetal, de oro y
transparentes, estiran sus alas y gritan, gritan como nunca lo hicieron
antes, como el esclavo que gana su libertad, como el empresario que
logra el negocio de su vida, como el primer beso de dos amantes,
gritan para volver a la tierra, cambiar y ser vida una y mil veces más,
sabias chicharras, escandalosas que pueden dejarte aturdida, en esa
zona del “El Encanto” ahí en esos puentes de piedra redonda, gris y
tapizada de musgo y alguna flor silvestre, de luces que resguardan la
pintura de quienes en algún tiempo habitaron alegremente, con
entrepisos de madera, con canales de agua con naranjos protegidos por
piedras rodeándolos.
En los andares de los cuerpos de vida plena, las almas se encuentran
quietas, curiosa su existencia pues cuando está herida sanará
lentamente, sus cicatrices no suelen dolor, son ligamentos de fortaleza,
de elasticidad, de valor, son capaces de amar sin retener…
El alma, queridos amigos, es el secreto en el sombrero del mago, las
nubes que dan sombras y hacen del amanecer un sonrojo digno de
contemplar, el alma es el secreto de la vida y se prepara cada día, con
cada herida y con cada sonrisa para cuando deba emprender el
vuelo…
Pero algunas se quedan rotas, ahogadas en el egoísmo y en el
desgarrado intento de seguir entre nosotros, otras quieren irse ,
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largarse, pero están amarradas por lazos de amor de aquellos que no
pueden dejar de recordar con el deseo de permanecer.
Aquí entre estos arbustos de ramas elásticas, pesadas cuando la lluvia
deja sus frutos llenos y pesados, cuando los cortadores llegan por las
veredas, ellas brincan entre las gotas de agua, mecidas por el viento de
los árboles y viejos jinicuiles, dejando en cada grano, un suspiro de
vida, ese que quedará libre cuando el humo haga sonreír tus mañanas
tristes. Así se liberan las ánimas de los cafetales.
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Duendes
Juguetonas risas, si las sigues entre los cafetales no podrás volver
Si regresas el tiempo habrá pasado ya y un extraño serás.
Algunos que han logrado atrapar el tiempo,
ser un instante travieso, al lado de esta
calzada de piedra, custodia nuestro querido
Acamalín, imaginación de propios y
extraños, tiene veredas que lo rodean, es
mágico subir en la madrugada, pero debemos
hacerlo con cuidado, pues los habitantes del cerro
son celosos, juguetones y maldosos.
Desnivelados son sus caminos y en alguno tendrás que trepar, si eres
un poco más aventurero puedes subir en línea recta por cualquiera de
sus costados, el café que crece de manera horizontal es cosechado
misteriosamente es. Sin duda alguno rodará.
Ellos son pequeños, burbujas de segundos en la carcajada inocente de
un niño pequeño, habitan en su cueva, a la mitad del cerro, juegan con
los que sus andares andan perdidos o buscando la vuelta al destino.
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El indeciso, el cobarde, el ingenuo, el traicionero, el despistado, el
solitario, el triste, el apesantado son sus favoritos.
Hacen ruido con las hojas y corren pidiendo que tras ellos andes sin
tiempo para voltear atrás, justo como la vida que sucederá sin pedirnos
permiso, si los escuchas pausadamente el silencio recorrerá tus huesos,
ya te has quedado solo, ya nadie te sigue, te apoya o te mira, nadie
escucha tu enmudecida voz, corres y las nubes asoman entre los
plátanos siendo niebla, dejando tu ropa mojada, un escalofrío en el
alma, ¿estás muerto, estás perdido, estás quieto, estás en el olvido? Yo
no lo sé, me parece que le llaman soledad y duele.
Pocos logran escapar, entres los cafetales desaparecen, dicen que se
convierten en duendes y después de andar y perderse, de pasar frío u
hambre, de olvidarse de todos y de todo, entonces ríen, ríen porque no
envejecen, porque nada les preocupa, porque nada necesitan y nada
buscan, ríen porque son niños porque juegan para librar a otros de sus
penas, y así en el Acamalín debes andar con cuidado… Si risas
escuchar, sonríe y disfruta, no los sigas, llega a la cima y respira la
grandeza de todo lo demás y disfruta que el tiempo tiene gracia al
pasar.
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Café Sonrojado
"Nubes de grano amargo, dulce corteza del amanecer, nubes de grano amargo, que dan vida
a la tierra del café... Florecen ya del sonrojo al obscuro secreto del tostado ... De aquellas
noches en que sin dudas ni prejuicios nos hemos amado...
Son nubes de grano amargo, de sus deseos y los míos guardianas secretas, de su nombre mi
bella luna ha sido testigo de mis besos un suspiro."
Bruja Cafetalera
Soy una mujer con estrías en las
piernas y la espalda, no uso cremas ni
cuido mi piel bajo el sol, el viento o la
lluvia, a veces por costumbre otras por
simple descuido, he tenido la piel
ardiente por quedarme mucho tiempo
desnuda en la arena de alguna playa
solitaria, he temblado de frío en la cima
de la montaña y me he desmayado a mitad de la tormenta en plena
ciudad de los imposibles.
He recorrido este hermoso país casi en su totalidad, me falta algún café
en Chiapas y una playa en Nayarit, otros rincones que algún día sin
duda andaré.
Mis pasos han agrietado mis pies, tengo un librero lleno de recuerdos,
cientos de fotografías con cielos de otros ojos, historias pendientes que
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curiosa la vida del viajero deja el corazón en todos lados y siempre se
marcha.
Viaje miles de kilómetros para darle un abrazo a mi madre, para mirar
a quien lleva mi corazón en sus manos, me perdí, y me enamoré vaya
que me enamoré…
De un músico, de un poeta, de un loco, de un genio, ellos con
tradiciones y buenas costumbres, con barrios y lugares para quedarse,
yo con la maleta siempre lista, con el viaje ya preparado, nuestras vidas
sólo eran encuentros de amantes que caminan en direcciones opuestas
y se entrecruzan en algún sitio para sonreírse y no volver jamás.
Y sufrí las terribles decepciones del desamor, de la mentira, del
engaño, de la burla, de ser pasado soñando con ser futuro, de la
traición y la falta de lealtad, entre otras desgracias que acompañan
estos temibles acontecimientos.
Entre la arquitectura más hermosa, llena de museos y palacios, de todo
lo que siempre busqué, ahí en mi ciudad de los imposibles, siempre
ocurre. Así que ante la terrible decepción y con las piernas un poco
agotadas, regrese al refugio del abrazo de mamá…
Seis meses de tristeza, de llanto interminable, era una joven mujer con
el corazón quebrado apenas 25 años, y aprendí que la idolatría del que
ama por el amado oculta miedos infundados de un cobarde que te
aniquila y hace que te olvides, afortunadamente me fui y me salvé de
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su terrible saco gris y su corbata siempre desarreglada, de sus mentiras
y sus agresiones, del odio y el rencor alguna estupidez habré cometido.
Era tiempo de largarse, de recordarse, de rehacerse, hilarse e
hilvanarse, de ser arte. Hoy no recuerdo su nombre, pero me alejaría
de cualquiera que se le pareciese.
Una leyenda de un hilo rojo que une a dos almas es
un souvenir de Liverpool que me había atado a
mi mano izquierda, con la compañía certera de
mi madre bella dejamos que el río rompiera
aquella terrible separación, que dejase nada,
arrojé al río el hilo rojo de nuestro amor, que fue
sólo mío.
Y caminamos jugando entre las veredas húmedas, los saltos que la
asustaban y caminamos por la calzada de piedra con el pasto rodeando
aferradose a volver a crecer, y respiré, y lloré, y todo fue más verde, las
flores más bellas, escuché el canto de las aves, y reímos porque no era
para tanto, ya no.
Y los viajes siguieron, más frecuentes y todo era perfecto, llegó mayo,
terrible mayo, no dejó nada, Ella se marchó dejando esta tierra que la
enamoró y de la que ni muerta quiso abandonar, ahora está en su casa,
ya sólo cenizas quedan y un árbol que me abraza con su sombra y sus
trasluces cuando necesito pensar, reír o llorar, amar la tierra, ser suya y
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saber que estoy en casa.
Tengo grandes ventanas relativas a mi casa pequeña, porque veo
hermosos paisajes todo el día cambiar, la luna que recorre con su luz
cada rincón de mis recuerdos, mágico lugar escogieron mis padres
para mí. Por si la vida se desquebrajaba, por si el desamor me volvía a
debilitar, por si “la cosa” como decimos en México, se pone “fea”.
Ya mi padre está al costado de Ella, aquí entre este rincón que rodean
los cafetales que no me pertenecen pero que conozco cada hoja que he
visto crecer.
Ahora que les he contado cómo es que viajera de la vida estoy en
pausa, que muertos mis padres estoy en casa, que mis gatos envejecen
y me cuidan, que lloraré su partida.
Es el amor, por esta tierra, por la montaña azulada que se sonroja todas
la mañanas que reverdece con la lluvia y que cuida del pueblo que en
su regazo habita, es el amor por el volcán que cubierto de blanco
porteño suele amanecer pasada la fría noche de hielo, del mágico
Acamalín y su cascada y todo lo que habita.
He visto un tucán, pericos que me cotorrean al pasar, cientos de
zopilotes el vuelo disfrutar cuando está a punto de llover, carpinteros,
y los de pecho amarillo, rojos cardenales, hermoso canto del colibrí que
en mi mano ha descansado.
Andante sin raíces ni costumbres, con valores y una voluntad
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férrea, he llegado a casa, ya con más de treinta años, y escritora que soy
aquí me tienen a mitad de una pandemia, en la soledad de los que
extrañan todo lo que yo ya he disfrutado.
Era pequeña cuando llegué a esta hermosa tierra, crecí en la casa del
abuelo, con sus hermosos pinos, con vacas, gansos, gallinas, cerdos,
conejos, perros, gatos… campo suficiente y de sobra para correr y ser
perseguida por un enjambre de abejas, las tardes eran siempre iguales
en un detalle, llegaba el abuelo, pedía café y pan, él amaba ser
panadero aunque siempre fue comerciante y aguerrido. Orgulloso de
su vida justificado estaba, contaba a sus dos nietos las aventuras que
había pasado para llegar a ese lugar en el que se encontraba.
Café, la constante en mi vida, el equilibrio del alma mía al despertar y
para dormir, al crecer, al viajar, al reír, para festejar, para olvidar, para
renacer, para despedir, para brindar, para esperar, para quejarse, para
murmurar, para planear, para negociar, para detenerse, para escribir.
Escribana, porque escribo las historias que se quedan sin voz, porque
algunas noches son difíciles, el cuerpo se toma muy en serio su
ingenuidad y cae sórdidamente, rendido en el engaño del absurdo
ataque y se defiende como si de política en redes sociales se tratase…
tan ingenuo mi cuerpo, frágil y cafetero, se recupera de apoco, con
ojeras remarcadas, adolorido, quejoso, sin fuerza y de andar lento, pero
se levanta, porque quiere, porque “se le da la gana”.
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Con el paso de los años que ya no parecen tan pocos y que cuando lo
pienso creo que debí hacer todo lo que llevo contado cuando tuviera
ochenta y tantos, pero me gusta aprovechar el tiempo, Séneca se refería
a que lo importante de una obra no es si es corta o extensa sino a qué
este bien contada, yo prefiero la brevedad así que por si acaso he
soñado tanto, he logrado algunas cosas pero he dormido poco.
Les recuerdo tengo ojeras y las arrugas en la comisura de los ojos
empiezan a remarcarse, amenazan volverse surcos y que en un tiempo
no tenga que contar más esta historia porque cualquiera podrá leer en
mi rostro que he vivido sonriendo y que poco he fruncido el ceño
afortunadamente aprendí a argumentar.
Con el paso del tiempo hemos aprendido a querernos, y amo tanto mi
cuerpo que cuido sus heridas provocadas y las que no, ha sido tan
bueno y me ha dejado vivir, andar, sentir y amar.
A veces en verdad duele, grita y se agrieta, pero se defiende ya a la
madrugada tiene ánimos para seguir andando. Casi siempre se
desvela, se duerme de la realidad, escribe con ansia y sin parar, se
susurra y se confiesa, y ya ha muerto un par de veces.
Eventualmente duerme, como debería hacer la mayoría y sueña y viaja
entre sus recuerdos y sus anhelos, entre las lunas y sus versos, son
noches comunes, en las que casi nunca suele habitar.
Cómplices de la magia, llegan las noches apasionadamente
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inolvidables, en las que las palabras sobran y los silencios hablan
indivisible deseo de encontrarse, de perderse y fusionarse, de ir y
venir, de llegar sin marcharse, instante destello brillante, luciérnaga de
las noches de mi vida, magia de tu mirada abrazada a la mía estrella de
los verdes cafetales, aguardan las noches de esta Bruja con café a medio
tomar y la niebla el incierto tratando de ocultar…
Son noches de intentos incansables, son las noches que cuentan lo que
somos, cuando en silencio y obscuridad, sin sombras el brillo de la
luna apaga los engaños y las máscaras, cuando sólo importa la magia
del silencio.
Amar todas mis noches, lo mejor que puedo, por si alguna ya no
despierto.
Entre tanto desvelo buscado, rebuscado y encontrado los rayos del sol
anuncian que es tiempo de descansar y dedicarme a lo mundano, la
magia de la noche ha terminado, se dice esta escribana, entre una
danza de árboles de verdes hojas y de ondulantes racimos que
mágicamente se sostienen.
Ya son las seis de la mañana, y estoy por terminar este viaje que por mi
vida han dejado que la soledad no me acompañara.
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Este equilibro cafetalero de viento, lluvia y aves de paso me ha
enseñado que el amor debe disfrutarse siempre
por si acaso fuese un ánima a punto de
marcharse, un duende travieso o el
destello fugaz de una estrella que ya no
existe… el amor es parecido al café:
Es dulce cuando sonroja, blanco si
florece, delicioso aroma al abrazo del
calor ardiente…
Vicio cafetalero de esta bruja dulce sonrojada a
tu encuentro de madrugada, flor blanca a medio día, piel tostada al
fuego ardiente de tus besos, sincronía perfecta, magia de un instante
nuestro en el tiempo, deja pues que pase la tormenta, que caigan las
nubes con toda su fuerza, deja que la niebla te abrace, que los cafetales
brillen y las aves canten, deja que mis besos te acompañen y luego, si lo
decides… puedes marcarte.
Nunca antes había dejado que mis besos contaran sus deseos, que libre
de arrebatos y condiciones amaran como si el mundo fuese a colapsar,
como si nunca más te volviese a encontrar pero con el sueño de mirarte
mil noches más, atado a mi cintura, extasiado del arqueo de mi
espalda, de los gemidos que no se guardan, de la fuerza infinita que
despierta con la danza de mis caderas, de nuestra libertad en riesgo, de
los miedos que llegan después, de lo incierto de no decir, de no juzgar,
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pero dígame usted ¿No es el amor una aventura desmesurada?
Ha llegado a nuestras vidas un desbarajuste
Desquiciada locura de tocarte, de sentirte
Deseo apasionado de hablarte
De susurrar con mi lengua cada vértice, cada resquicio de tu piel
ardiente
Sonrisa placentera de mirarme,
Entregada en ti,
Descubriendo tu mirada aferrada en el vaivén de mis caderas.
Desbarajuste de toda buena costumbre,
Sin flores ni acuerdos de socialité
A mí me derriten sus manos,
El abrazo que sostiene mi cintura
y acaricia con curiosidad las curvas de mi figura
De tus labios en mis senos
El arqueo de mi espalda sólo de tenerte de recuerdo
Desbarajuste de mis vestidos y sus manos
De mis botas largas y mis piernas flacas
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Dialogando en el deseo de la humedad de nuestros cuerpos
Feliz intento de amor…
Desbarajuste en la libertad de los dos
De los miedos y mis heridas
De sus silencios y las noches frías con la cama vacía
Desbarajuste mi viajero de los ojos bellos
Mi vicio predilecto, mi cómplice perfecto
Deja que te converse la madrugada, dame la magia de vida que ha
despertado mi pasión por ti encendida, deja que te reserve la mirada y
la sonrisas, que tus manos enmarquen la cintura mía en la danza de los
amantes hasta que la luna se esconda acalorada y una lluvia de
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estrellas ilumine tus ojos verde cafetal deseo de todos mis antojos,
aunque luego debamos estar lejos siempre podremos encontrarnos de
nuevo, desordenarnos la vida, la noche y la madrugada exclusivas,
despacio amarte con la delicadeza de mis labios y tusa besos de mi
pecho acariciando, desoladas tus tristezas, borrar un instante el mundo
y entregada en tu dureza gemir hasta verte sonreír.
Quiero desordenarte la vida, descargar toda tu pasión dentro de mí,
energía mágica de vida, del inmenso amor de encontrarte a ti,
descarado mi deseo sin prejuicios ni cadenas…
Fisgonear con la voz de mis besos de arriba abajo, de la humedad
arriesgada, de hacerte llover, de ser tu tormenta y reverdecer en tu
sonrisa, escurrirme de ti, con las piernas temblorosas y el placer
desbordado, de la gema de mi otra voz, de mis otros labios, de mi otra
yo que se aferra a ti…
Entrar y salir, quedarse ahí, ¡ya estoy tocando el deseo de tenerte aquí!
Dicen que el corazón no sabe de mesuras ni buenos modales, dicen que
el corazón es puro vicio de la razón, infinito es el alcance de la pasión,
del amor, la voz callada del corazón, que cuando ha pasado ya el
primer encuentro y los años y la vida, ahí se queda. Encantado vicio
razonable de figuras serias y calladas.
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Yo quiero un loco que baile bajo la lluvia, que posponga todo por un
sueño, que me parezca perfecto, que tenga los ojos bellos y pueda
siempre brillar en ellos.
Dicen que no se esconde porque se olvida, se vive por si se pierde, se
ama porque apasiona y se deja libre para que
vuele.
Aquí en esta tierra de verdes cafetales
habita una escribana que al legar la
noche es una bruja que dichos tiene
para repartir, aconsejar e invitar a
soñar, no cualquiera le conoce pues
su magia nace del verde cafetal y del
brillo de cierta mirada, ella es una
locura en pleno incierto, una tormenta
que rompe el silencio, tiene corazón
guerrero y de poeta sólo algunos versos, quisiera
quedarse quieta ´pero aún no está muerta… ahora que sus días están
en pausa traza la nueva ruta parece que alguien ha dejado un abismo…
Verde cafetal de sonrojos y nubes en flor, abraza a tu bruja para que
pueda renacer una y mil veces más…
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Campanas de sueño de amor
Que el amor que apasiona tus noches nunca sea un descafeinado
Imagina que la magia está contenida en las
campanas delicadas de las flores que hechizarán
tu piel, te olvidarás de lo que parecía importante,
de lo que es sensato, de las buenas costumbres, de
lo que debería caminar a tu lado.
Colorida situación cuando se presentan enormes y
aromáticas, son un engaño, tan bellas y efímeras, de eso se tratan las
pieles jóvenes y tersas, ya sea dicho por las que cerca de los cuarenta la
piel “estriosa” nuestra historia ya cuenta.
No existe palabra correcta, ni camino acertado, en estas veredas del
amor, la pasión confunde las delicadas curvas, la fuerza la vida
contenida en tu dureza, con el deseo incipiente de volverse loco al
gemido unísono de dos almas que se han fusionado.
No engañas más allá de la piel, sin el brillo de un encuentro esperado,
con el espíritu animal completamente desbordado entrarías en
cualquier hueco, vacío del corazón, un engaño te tiene ofuscado, es el
truco de los que jaulas ponen a las aves que vuelan en libertad…
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Comida de sobra y barrotes escondidos, así es el engaño del
floripondio, que tu pasión tiene atontada, que tu deseo ha limitado a
un sólo cuerpo que no es el tuyo más, has dejado de lado el amor. Que
te has olvidado que las relaciones son de dos.
No es culpa tuya que de mis desencantos seas el tema predilecto, que
lo que parecía perfecto dejase de serlo, que el tiempo se llevará un par
de kilos menos y la vida nos volviera a encontrar, no es culpa mía si
me vuelva a enamorar.
Ya pasado el ausente olvido de tu recuerdo, ya superado todo el
infierno, del vicio desacostumbrar esta piel mía al sudor de tus caricias,
el escalofrío de la espalda, y las ansías de tus dedos en mis vértices
despertando toda la pasión que las noches compartimos…
Enredo de la vida es esto de andar enamorado, de aquel que de la
libertad no ha escuchado ni media leyenda, que busca y no sabe lo que
encuentra, que se pierde entre una cadera abierta dejando heridas que
no sanarán en una noche incierta.
Yo sin trucos de hiervas ofuscadoras, sin la juventud desperdiciada, de
todas esas cosas que nunca aprendí, sin jaulas para atraparte, sin ganas
de cortarte las alas, sin esperar que por mí te quedaras, del miedo que
nunca gana mis batallas, de mis besos que a tu alma no llegaron, del
silencio absurdo en el que me tienes escondida, de aquello que la vida
nunca fue nuestra… he decido marchar, no me habrás de extrañar, ni si
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
quiera mi ausencia notarás, es el amor lo que me hace brillar y no
tengo tiempo de jugar.
Vicio cafetalero de mis andares, un beso y una luna para ti, el abrazo
perfecto del efímero encuentro, de tus caminos en mi piel y la
humedad que dice, siempre quise que te encontraras aquí.
Amor para ti café para mí.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Colibrí
Entre mis dedos tu magia regalaste por instantes fascinantes, de todos
tu colores mis ojos no entienden, no descifran, no comprenden eres un
Alefh del universo contenido en el vuelo eterno.
Tu cantar es susurro del tiempo, eternidad de un guerrero, entre las
flores eliges sólo la correcta, tu no entrarás en cualquiera, la dulce miel
qué habita en todas ellas no atrae a las alas equivocadas aunque a
veces lo parezca.
Te he visto rezumbar entre las hojas y las rendijas del sol, despedirte
suspendido en el aire antes de marchar, juegos de luz infinitos de tus
plumas colocadas en perfecta sincronía.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Esponjado pasada la lluvia entre tus primeros vuelos, también en mis
manos refugio encontraste más de una vez, tierna historia de tu
libertad posada en mí.
Eres un descanso para el infinito que despliega el tiempo, un verso de
poemas inefables, un destello a la tarde y por las mañanas entre las
flores cantar…
Colibrí de mis andares, no te quedes quieto, no dejes que calmen tu
canto, no permitas que te atrapen, sé libre y vuelve cuando refugio
necesites, quizá sea yo quien canté para ti.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Águila entre los zopilotes
De lienzo tienen el Cofre de Perote, de nuestro lado, y con toda la
presunción que puedo tener, está la mejor parte, comienza en esa vieja
antena que gusta de besar a la luna llegado el amanecer y se sonroja
cuando el Sol, los mira sin recato, pues cada uno debe seguir girando,
uno se queda quieto por ser una roca incrustada en le recuerdo, Ella se
marcha llegada la madrugada con la promesa de volver otra noche
cercana.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Un poco más abajo, luego de las rocas acantiladas cortadas por navajas
de viento, parece que bajamos al inframundo, será que la vida es un
una bajada y no tremenda subida para una memorable caída. Verdes
pastizales, sembradíos de maíz, neblinas que abrazan las primeras
casas humeantes de tablas y macetas con flores en la entrada, caminos
de piedra traída de los ríos nacientes que llegarán al océano, mira
atento el Acamalín ya está despierto, ni pirámide ni volcán, es la casa
de los duendes de los que les he contado ya.
Sigue, sigue bajando como el beso apasionado del primer encuentro,
cuando no conoces todos sus secretos, cuando la curiosidad hace
temblar la voz y las piernas, cuando te quedaras sin sueño y soñando
despierta.
Los caminos rodean cerros que guardan historias de amores con diez
hijos que se han vuelto guardianes de la montaña. Preparan mole con
guajolote para adular al viajante que llega, cansado y con el frío hasta
los huesos, en el fogonero de leña con la olla de barro ennegrecida por
los años, un café hirviendo se sirve en jarro sentados a la mesa, el
esposo y los viajeros, ríen y cuentan anécdotas como si de amigos que
se reencuentran se tratara y seguramente no se volverán a mirar.
Invitados a explorar, de los recovecos de nuestro guardián hermosas
vistas que a la muerte he de mostrar aquel día en que decida que con
ella debo marchar.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Más abajo, sigue bajando, la algarabía del pueblo con sus iglesias de
colores en cal pintadas de su devoción en cada cuadra, de sus calles
empedradas y sus danzantes de payasos y el negro separado, colores
en las puertas y las calles, risas, vino y carcajadas, mole y chiles
rellenos, un torito con sus cencerreos, ya llega baila grita y gira con
fuerza, de luces brillará por la noche cuando en el atrio sea incendiado
con la furia de los que saben que la fe ha ganado.
Mas abajo, sigue bajando, aquí me encuentro yo, desde aquí te cuento
esta historia, a la altura de los arboles mis ojos se deleitan por la
mañanas cuando la vida está cansada, cuando las palabras están
calladas, cuando no tengo más que mis recuerdos desgarrando el alma,
miro el tesoro que aguarda nuestro cofre…
Vuelan, vuelan de la cima hasta mi tierra, tocan mis pies, mis dedos
que son perfectos escribanos de mis sentimientos, de lo que veo y de lo
que se ha quedado callado. Vuelan con majestuosidad.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
De negro plumaje, el cuello arrugado rojo o negro, vuelan y revuelan,
disfrutan buscando lo que habrá de alimentarles, son mudos
carroñeros que habitan en los barrancos y dibujan en el cielo sus
palabras de los que aunque son aves canto no les dieron.
Entre ellos se distingue, entre carroñeros vuela y canta, grita y se nota,
ella no quería que la mirasen pero su vuelo la delató, ella sabe mirar y
cantar, ella tiene voz y belleza, ella no es
carroñera, pero sabe compartir el cielo, ella
es una ave en pleno vuelo, puede que la
mires pase y no te percates de ello…
No te olvides que en este mundo
incierto, no todos tenemos jaulas de
plata y oro, no tenemos comida
asegurada, ni un abrazo a la madrugada,
estamos solos, volando majestuosamente,
entre carroñeros.
Nada cambiara la libertad de vuelo, adornando la mirada desde la
tierra en su mar azul de tu cielo, verde cafetal espera tu regreso, vuelva
vuela alto aunque tengas que volar entre carroñeros.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Alegato Enverdecido
Gustan de atravesar el cielo, de recato les interesa muy poco, pasan
gritando con sus verdes plumas de rojo y amarillo, en un tiempo eran
una nube verde entre la montaña azulada, ahora son un par, apenas se
distinguen entre los árboles, pero al emprender el vuelo son tan
vistosos que de su belleza conocen y sólo sorprenden con la fugacidad
de pasar.
Quedarse quieto, mirar sin juzgar, sin saber, sin preguntar, disfrutar el
pasar, el movimiento lento y pausado de un suspiro que grita
silenciosamente que es tiempo de correr.
Mesura para los arrebatos, de quedarse, de no querer irse, de soltar y
dejar ir, de seguir siendo aquello que más me gusta de mí, de
perderme y encontrarme, de sembrar en el fondo de las heridas un
enorme árbol de frágil semilla para que su raíz me sostenga,
experiencia le llaman, para mí es pasar…
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Y entre su verde pasar de alegatos enverdecidos grito y caigo de
rodillas con el café a media taza, sin que quede distancia entre la tierra
y mi piel, la guerra ha sido cruel y ha destruido la fuerza que quedaba,
el amor desmedido se ha quedado abandonado, llora como niño
huérfano y desamparado… Anuncia ya la tormenta resueno en la
barranca, un golpe de luz azul que atraviesa mi cama, ya no queda
nada, ya nada, todo se fue, todo ha muerto, ceniza y soledad, no espero
más allá de nada, estoy quieta escuchando su alegato enverdecido.
Mi jarro se ha quedado quebrado en el suelo y los pedazos sangran mis
manos en lágrimas de letras que dictan estas líneas… mis rizos
despeinados tienen hojas secas y algo de tierra, mis rodillas quedaron
raspadas y mi costilla derecha me recuerda
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
que traigo la muerte encapsulada, que acabará conmigo alguna
mañana, que dolerá, que será tiempo de no tener más lágrimas para
llorar…
Me he quedado acá, entre mis escalones de piedra y los pedazos de mi
alma, entre la soledad acostumbrada y el silencio que anuda mi
garganta, me he quedado acá y te he regalado la poca luz que queda en
esta mirada inundada, de tus manos traviesas y tu pasión ilusionada
alguna sonrisa ha dado fuerza a mi alma, sin saberlo dibujaste la
belleza en mi vientre, en las sinuosas líneas que tus manos tibias
sanaron del frío que las congelaba, por ti habré hecho nada y quería
darte la alegría de sanar con mis besos todas tus heridas. Aves de
verde plumaje, avisen, que aún no he muerto.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Luciérnaga de Luna
Quédate ahora, cuando la luna brilla
Entre los sueños de una escribana
Entre los rizos y la humedad de mis piernas
Quédate antes de que me olvides.
Quédate como la noche obscura
Sin sombras, sin brillos y sin máscaras
Entre la sinceridad de nuestros besos
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
En la ausencia de los que se entregan
Y ya no pueden marcharse
Quédate, aunque no quieras escuchar mis palabras
Quédate, como si fuese a morir
Bésame para que puedas despedirte.
Ya cuando mi mano no te sienta
Y habites lejos de mi cuerpo
De mis peticiones mudas y tus oídos sordos
Distancia infinita abraza mis noches
Luciérnaga de luna
Qué brillas como si fueras cielo
Qué pareces infinito y estás tan cerca del suelo
He sembrado amor sincero, una helada…
He sido olvidada.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
El humo del crematorio
Surte del incierto no saber que te aproximas y cuando tu sombra te
delata, pueda sin duda estar preparada.
Que de tu ultima parranda, carcajadas hasta la madrugada. Que se te
desborde la vida, que se agote, que se canse, que no llegue con ganas
de quedarse.
Que la cobardía nunca toque tus huesos, que no te falte una caricia de
tu amor que se marcha al sonrojar la montaña.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Que te queden fuerzas para sonreir en medio de la desgracia, que no
extrañes la nostalgia de lo que te faltó por hacer, que todo llegue y que
todo cambie, deja que tus huesos descansen… deja que tu corazón se
relaje, déjalo que se marche.
Siempre ganamos, tú con tu terquedad de soñador incansable y yo con
mi orgullo y alegría infinita de nunca solo dejarte.
Fue muy temprano, cuando la receta número 2000 intentaba preparar,
con la intención de poderte alimentar, yo sabía que te perdía, así entre
la falta de vista, cada día más ausente, tres camisas y cansado era
incluso vestirlas. Cuarentena obligada, miedo de abrazarte, de ver el
amarillo llenar tu piel y creer que todo, pronto estaría mejor, nadie
sabe lo bueno que puede ser dejar de persistir.
Ante las dudas incansables de preguntas que nadie quería responder,
un intento más, pánico y enojo, a otro sitio nos enviaron.
Cinco de la mañana, un jugo porque se nos dio la gana, ni medio
segundo y todo terminaba, caminamos en la mañana fresca, yo con
camisa a cuadros, tú en ayuno obligado, horas de espera y todo
empeoró…
En el camino, hablamos de una fiesta, de comida y de toda tu familia,
de cómo lo dirías, de que lo peor los traíamos entre las manos frías,
cierto que era la despedida.
Despertamos en una camilla, tu sobre ella yo en el suelo ya con
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
la respuesta medio entretejida, ya no recuerdo los días ni las noches,
deje de distinguir entre el suelo y mis huesos, sólo me importaba
mantener el brillo de tus ojos y sacarte de ahí…
Y nos fuimos, los tres, felices como si la vida siguiera, nos marchamos
casi cantando, si no fuese porque traías una herida de 40 puntos
“sanando”
Increíble es la lucha por existir, llegamos a casa, 50 escalones y tu
fuerza del auto te levantó, con ayuda llegamos a la cima, ya estás en
casa, ya café voy a preparar, entre vendas y las ideas enredadas, tu
casa, tus hijos y la cenizas de tu esposa, tu perro y tus seis gatos, ya
todo está agotado.
Pasaron días y noches de infierno desgarrado, de sangrienta batalla,
del dolor que amenaza, de los amores que abrazan en el recuerdo de
una mente que se marcha, voy a morir, ojalá que sea pronto. Solía decir
con la garganta destrozada… ya no quedaba nada, huesos inservibles y
unos ojos amarillos que pedían mi voz para estar, no había miedo,
sino un profundo agradecimiento por la vida que ha transcurrido y
que su final ha decidido…
Acompañar es ayudar con el equipaje pesado, es brindar la mano y
romperse el brazo con la sonrisa de verlo la paz alcanzar.
Ya prolongada era la despedida, ya no tenías deseo de seguir en esta
vida, y sólo podía tus pies apretar...
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
En nuestro abrazo te marchaste, con el relato de cada detalle, con un
los quiero hasta siempre mis pequeños.
El amor de tu vida, ya te esperaba, un abrazo me prometiste para ella,
un par de meses para extrañarte, pero me haces falta la vida entera.
Dos hora, es lo que aplican para “el proceso” sin zapatos, ya todo
preparado, te regalan 10 minutos para despedirse, como si ahí
encerrado te hubieras quedado.
Un crematorio, para guardarte en una cajita, para abrazarte cuando
duela el alma, sentados esperando, los ruidos que se escuchan, las
charolas, como si fuese pan, y el fuego ardiente, frío para un infierno
que te habitaba.
Ojalá me olvides, ojalá nada recuerdes, ojalá seas luz para las noches
obscuras, ojalá, seas humo…
Ahí a la mitad del cementerio, entre las flores de plástico desgastadas
por el sol y los rehiletes girando infnitos por la caricia del viento,
saldar las deudas por el servicio. Una extraña máquina de galletas y
refrescos, hace tantos días que no pruebo alimento, he perdido diez
kilos y a mi padre.
Y te marchaste, como lo hizo mi madre, se marcharon por la chimenea
de un crematorio, el fin de un mundo perdido entre ambiciones y
honestidad, entre errores humanos y negligencia, entre la muerte
esperando a la puerta y el café recién tostado.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Fuiste humo, abrazo, fuerza, amor, terquedad, orgullo, el primer hijo
de papá, el qué siempre sabía una historia para contar, ¿sabes? hoy el
mundo está encerrado, y tú ya vuelas siendo humo entre las estrellas y
las galaxias, ya no hace falta que respires ni que te alimentes, Ya no
hace falta que me recuerdes, dejaste, dejaron todo arreglado.
Paso los días en casa, entre las piedras que no me estorban porque una
bella escalera forman, entre mis intentos de hortaliza que el viento y las
tormentas suelen retorcer, sigo desempleada, la reforma fue derrocada,
quitaron sus puntos y sus comas, ahora todos estudian en línea o por lo
menos les dicen que están aprendiendo, sigo escribiendo, aunque los
libros se venden poco aún no descubro si es por mi pésima estrategia
de venta, por la nueva pandemia o por otra razón, pero seguiré
intentado.
Los arboles de casa parecen estar de buenas y mucha fruta habrá esta
temporada, tengo flores de cempasúchil, parece que si alejan a las
arrieras, ahora tomo licuado por la mañanas sin queja alguna, y trato
de ser más ordenada, por cierto con pésimos resultados.
Reparo una cosa por diez que lo requieren, y los gatos me acompañan
a todos lados.
En dos horas el humo del crematorio deja libre algo de ti, me dejan el
polvo, que yo abrazo con fuerza, pregunto si va completo, si no se ha
quedado alguna moronita de papá.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Es una vida entera, consumida deshidratada, seca, reducida,
compactada, para los huecos que habitan desde ahora en todos
aquellos que le aman.
A veces aun te escucho entre mis sueños, y despierto a mitad de la
noche, y entonces escribo estos cuentos, para decirte que te quiero, y
que ha sido una dicha caminar el infierno contigo, para extender los
brazos mientras te miro volar, para dejarte ir… pare decirte papá, tu
hija está bien, mientras el humo del crematorio empieza a prepararse
otra vez…
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Agobiante realidad
"Puede que algunos días en que se me desgarra la vida y se hace
pequeñas tiritas y toman forma de gotas en mis ojos, se niegan atadas
en la garganta, diciendo que no deben, que no tienen motivo ni
pretexto, y el aire se detiene, y el mundo se hace borroso, miope de la
realidad, de lo que se debe y lo que no, de aquello que yo no
encuentro, que no busco, de aquello que muchos tienen y que yo, yo no
deseo, pero a veces pasa por mi mente…
Y si me quedase quieta, si guardara en el cajón todos los lápices y las
libretas, si la cámara dejara de atrapar los atardeceres que sólo a mi me
importan, si el auto fuese menos importante, si viajar no me fuese
necesario, si buscara quedarme quieta, en medio de la rutina,
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
clavándome en el engranaje de la vida y hacer que todo funcione,
quedarme callada, asentir sin preguntar, quedarme dependiente,
olvidarme de mi sonrisa a solas, dejar de ser etérea…"
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
“Café, Andares y Amores…”
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"Soy una nube de tormenta, que reverdecerá los verdes
cafetales, se posará sobre las hojas ente la luna y la
tierra y brillara incluso en la noche más obscura."
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"No te necesito, pero daría mi vida entera por tejer un
instante de mi vida entre tu sueños".
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Fuerza
Tengo el andar lento y desarreglado, la lluvia avisa que las nubes
acarician los verdes cafetales entre la danza del viento en lo alto de los
árboles.
Tengo la destreza de resolver problemas, de anunciar soluciones
cuando todo parece estar en quiebra... Hoy tengo la sonrisa quieta y la
nostalgia entre las letras...
Música para tararear con voz desafinada, café para abrazar el alma...
Hoy tengo el andar lento y desarreglado... la noche de infinita
obscuridad, papel y lápiz para pelear... Y mi pasión esperando volverlo
a encontrar...
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Lo mejor que puedo...
Algunas noches son difíciles, el cuerpo se toma muy enserio su
ingenuidad y cae rendido en el engaño del absurdo ataque, y se
defiende como si de política en redes se tratase... tan ingenuo, mi
cuerpo, frágil y guerrero, se recupera de apoco, con ojeras remarcadas,
adolorido, quejoso, sin fuerza y de andar lento, pero se levanta.
Con el paso del tiempo hemos aprendido a querernos, lo cierto es que
yo lo amo infinitamente y le agradezco tanto que me ha dejado andar,
vivir, sentir y amar...
Algunas "otras" noches en verdad duele y grita, y se agrieta. Pero se
defiende, ya a la madrugada tiene ánimos para seguir andando...
Algunas noches "mas" se desvela, se duerme de la realidad, escribe con
ansia y sin parar, se susurra y se confiesa, se ríe y ha muerto un par de
veces...
Eventualmente, duerme como debería hacer la mayoría, sueña, viaja
entre sus recuerdos y sus anhelos, entre la luna y sus versos, son
noches comunes, en las que casi nunca suele habitar.
Cómplices de la magia, llegan las noches apasionadamente
inolvidables, en las que las palabras sobran y los silencios hablan,
indivisible deseo de encontrarse, de perderse y fusionarse, de ir y
venir, de llegar sin marcharse, instante destello brillante, luciérnaga de
las noches de mi vida, magia de tu mirada
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
abrazada a la mía, estrella de los verdes cafetales, aguardan las noches
de esta Bruja, con café a medio tomar, y la niebla el incierto tratando de
ocultar...
Son noches de intentos incansables, son las noches, las que cuentan lo
que somos, cuando en silencio y obscuridad, sin sombras, el brillo de la
luna apaga los engaños y las máscaras, cuando sólo importa la magia
del silencio.
Amar todas mis noches, lo mejor que puedo, por si alguna no
despierto.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"Somos un descanso para el tiempo, un instante, una
pausa, un destello de luz en el universo, un grano de
arena que se besa con el mar azul de tu cielo y el verde
de tus eternos cafetales"
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Bruja cafetalera, una mujer en el pueblo...
La magia de esta tierra se encuentra entre las piedras de sus calles y el
andar de sus habitantes, entre las danzas, los payasos y su fé; suele
jugar entre los cafetales y se disfraza de blanca nube para sonrojarse a
la madurez, se sirve humeante y aromática en algún jarro mientras
disfrutas la caricia de la lluvia a sus cerros y montañas, puedes
escuchar destellos de su caminar entre los cantares de chicharras y los
pasos de aquellos que regresan y los que se marchan... así se dibujan
los días en mi pueblo... Así nos hechiza su magia... Así sueña la bruja
Cafetalera...
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"Es dulce cuando sonroja, blanco si florece, delicioso
aroma al abrazo del calor ardiente....
Vicio cafetalero de está bruja dulce sonrojada a tu
encuentro de madrugada, flor blanca a medio día, piel
tostada al calor ardiente de tus besos, sincronía
perfecta, magia de un instante nuestro en el tiempo"
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"Sabes bien qué en mi corazón siempre serás libre, de
mis besos la conversación predilecta, de mi cintura tus
manos sincronía perfecta...
Pero el mundo está allá afuera... Y está bruja es sólo
una bruja cafetalera...
Si al andar te olvidaras de Ella, quizá la magia habite
en otras tierras y de sus embrujos sólo quedé alguna
leyenda..."
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Suspiro
"Un suspiro del infinito es mi vida entera, efímera escribana de las
coincidencias compartidas...
De esas madrugadas intranquilas que incendian el desvelo
Aquellas distancias perdidas
Y los sueños muy a ras de suelo
Un gemido en medio de los cafetales...
Perdido te has encontrado entre mis rizos y la danza de mis caderas..
Ya se queda la luna inquieta, no sabe la locura que habita en estas
tierras...
No es sólo la magia, sino los hechizos de la Bruja, la Bruja Cafetalera...
Un suspiro del infinito es mi vida entera y tu magia mi sonrisa eterna.
Dichos, de la Bruja Cafetalera...
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Fuego
Esta noche que parece tarde, de siluetas de montañas, de viejos
volcanes que han estallado, de pueblos dormidos y sueños que serán
olvidados... Aquí estamos, los desvelados, escribiendo, con la espalda
adolorida, con el café a medio jarro...
Contando aquello que solo contemplan los que el día se les hace breve
y la noche inmensa, ese mar obscuro de cielos sin sombras, de
máscaras inútiles, de pijamas ridículas, de maquillaje tipo mapache...
Con la música a todo volumen, y bailando sin miedo, tarareando un
estribillo de la sonrisa del recuerdo...
Aquí estamos los solitarios, amante bruja de tus noches, en la magia de
tus besos mis versos más hermosos, la vida entera por tu sonrisa en mi
cintura dibujar...
Escucha el susurro de la noche, confiesa sigiloso que te quiero en esta y
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
las noches sin luna, las de tarde y las ausentes... Aquí está la Bruja
Cafetalera... Alma viajera de tu mirada destino, de tu encuentro su
vuelo madrugado...
Esta noche que parece tarde, siluetas de tus manos dibujado en versos
inefables que sólo al llegar de tu abrazo mis besos te habrán contado...
Quédate un rato más, quédate hasta que sonroje la montaña y la vida
te reclame incipiente regreso, me quedaré esperando tu sueño otra
noche casi tarde... mientras escribo otro cuento y bebo el café frío que
dejó el calor de tus manos en la silueta de las montañas y de los
volcanes que has estallado...
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Café en el Puerto
De tu silueta en mis recuerdos
De haberte visto alguna vez...
Sueño cansado de amar sin la sonrisa corresponder...
Así te miré una y otra vez..
Ya la vida de años silencios guardo...
De tus besos ya olvidados entre las tormentas de mi vida
No pensé lo que ese Puerto de historias trajera para mí.
Un café a media plaza, un danzón que la elegancia acompaña
Sonrisa de mirarte, café para el camino brindarte.
Mar y arena, Puerto del viajero que nunca se queda...
Ya pasaron las semanas y los meses
Ya casi se cuentan años
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Mis días que han sido grises, de tu abrazo renace la alegría
Pasión desenfrenada y divertida,
Reglas y buenas costumbres mandadas a la mierda
Sueño cansado de condiciones escuchar...
¡Qué alegría amar en libertad...!
Sueño de un hechizo, que a la bruja conquistó.
Viajera de tus noches, pasión de tus deseos
Bruja, Bruja cafetalera para perdernos al mundo...
Ya de madrugada, sus reglas y sus cuentos
Sus máscaras y sus políticas, sus buenas costumbres...
Carcajada y brillo en la mirada... ya nos volveremos a ver...
Café, café para el alma.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
A mitad de la tormenta.
Yo no soy de las personas que se quejan, soy de las personas que
solucionan.
No soy de las personas que condicionan, sino de las que aman.
No soy de las personas que se quedan calladas o se esconden, no tengo
secretos ni nada que perdonarme.
Por vicio tengo un café a la mañana, seguido por otro al medio día y al
aparecer la tarde, llegada la noche combina bien otro poco, y así las
madrugadas suelen aparecer.
Puede que lo que miras te parezca algo común, puede que te quejes de
mis huesos, o de que no me gusta levantarme temprano, puede que
todo lo que sabes te haga pensar que soy poca cosa y la fuerza para
cambiar el mundo que corre por mis venas y mis sueños habitando en
este pequeño cuerpo se han quedado incógnitos porque no te hechizó
la magia de mis besos.
No soy de las que esperan, sino de las que liberan.
Soy una mujer guerrera, una bruja, una filosofa, una escribana, un
misterio y el sonrojo de la mañana, cambiaré el mundo, como lo he
cambiado antes, retomaré el vuelo, recorreré nuevos andares, si te
marchas, te quedas, o me acompañas, si me
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
esperas o prefieres que sea yo la que me vaya, si compartir un
encuentro la vida te acobarda... ha sido un gusto, ya veremos que
sucede mañana. Café, café para el alma.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
La soledad que grita
Voy a intentar decirlo sin tardanza, sólo tengo café para media taza...
Tengo miedos rondando la casa, rasguñan la puerta, alegan que no les
tengo confianza, yo los ignoro y de vez en cuando les rasco la panza...
Sonrío porque la tristeza suele ser aferrada y yo no la quiero agarrada a
mi espalda...
Pero a veces, entran a hurtadillas, los miedos y las tristezas, por las
rendijas sin que yo los vea y pasadas las horas, como garrapatas
lastimosas, ahí entierran sus mandíbulas... ya con lágrima y suspiro sin
que parezca que tenga motivo... Todo parece perdido.
Y duele, duele tenerlos y arrancarlos, soy un manojo de ideas, de
sueños, de emociones, de vicios, defectos y virtudes, que pelean
constantemente que se aturden y se agobian, que gritan y luego se
esconden...
Pretextos y explicaciones, silencios y callados secretos en los rincones,
incierta de sus intenciones, distancia con el espejo para analizar todo
desde lejos, quisquillosa filósofa, interrogantes pertinentes y
acertadas...
Anda ya, qué duela y que sangre la espalda, que se desgarre, que
revienten satisfechas su coraje, en mi sangre lleva suspiros de alegría,
soy guerrera constante... Viajera de mis andares, quédate callada, por si
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
llegarás a escucharles...
Tienen gritos mediocres, de rencores acumulados, frustraciones de sus
sueños truncados, es el tiempo sabio infinito que la brevedad me ha
regalado...
Sea pues, el destino, quien decida al final, cuál se ha equivocado si
ellos con sus mañas o yo con mis ganas apasionadas y tercas, de
sonreír cada mañana.
Café para el camino y para abrazar el alma.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Efímero
A veces me parece tan breve la vida, tan efímero el instante, tan
absurdo aquellos que no aman, curioso el caso de los que, sigilosos
intentan engañarme... y no tengo mucha paciencia a los cobardes... tan
breve la vida...
Y yo tan aferrada a la sonrisa, tan adicta a mi café, con tanto por
escribir y sin la primera línea para conversar... ya faltan pocos días y
tengo planeado renacer, como lo hice antes, como lo haría mil veces, si
el tiempo me brinda un poco de ventaja estoy cierta que lo volveré a
encontrar...
Quizá al pasar por un café, quizá mientras leo un poco del Zaratustra,
quizá mientras camino o quizá mientras escribo, puede que cuando me
distraiga de este mundo de versos y prosas en-corazonadas la vida no
me parezca breve, ni tan efímero el instante, puede que le diga en
secreto y entre lineas, con la sonrisa y la mirada...todo este tiempo que
lo esperaba.. Pida la cuenta y si usted no dice nada entonces me vaya...
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"El amor es magia, un encuentro, un embrujo y algo de
suerte..."
Café por si acaso...
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"Suelo arrebatar instantes al tiempo, sonrisas a la vida,
amor a tus besos, andante viajera del destino algún café
la noche sirviera, si está bruja en tu camino encuentras
los sueños sencillos parecieran... De luciérnagas la
tierra cielo sería y sus versos el hechizo que a tus
bellos ojos un segundo la dejasen quieta..."
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Haz lo que quieras, voy a perdonarte todo, mi amor por
ti es infinito, hasta el día en qué decidas
Marcharte.
Ése es mi trato con la vida.
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"De ese escalofrío que despierta la madrugada, del
insomnio ansioso que quiere abrazarte con pasión
desenfrenada...
Un verso que se ha quedado a medio escribir en aquella
hoja olvidada y el café demasiado frío para apapachar
el alma..
Ya son las tres de la mañana. "
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
"...Para enamorarte sólo tengo un amor infinito, las
curvas de mi cintura y el hechizo de mis besos... si eso
no te bastara... seamos felices en este encuentro , un
café a salud del incierto que será saber si estaremos
juntos algún instante frío ardiendo entre nuestros
cuerpos,.. de madrugada y en silencio."
Dichos de la Bruja Cafetalera...
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
“Soy de tierra cafetalera
Vivo entre sus sonrojados frutos dulce nube de mis obscuros
deseos de amarte, soy escribana de versos y andares, de la
noche y sus lunas a veces plenas otra sonriente letra por letra
tu mirada y mis besos conversan…
Soy de alma viajera
De caminos de piedra, autopistas y calzadas de piedra
desgastadas, tengo amor por esta tierra, mi bella tierra
cafetalera.”
“Verde Cafetal” de Alicia Colot Villarreal
Queridos lectores, gracias por acompañarme, Alicia es una Bruja, una
bruja Cafetalera, una
“Mujer de Café”
A
ún me quedan muchos andares, café para volver a empezar…