versión de Ángela Valpuesta Romero

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versión de Ángela Valpuesta Romero 750 Incidente camino de Constantina Incidente camino de Constantina 751 Yo no llevaba una mochila pequeña, porque se me olvidó en mi casa. Mi desayuno estaba en la mochila grande, que se encontraba en el interior del maletero del autobús. Yo le dije a Rocío, mi monitora, que el desayuno se me había quedado en la mochila grande, ella me dijo que fuéramos a cogerla con mi hermana. Mi monitora le dijo a la conductora del autobús que abriera la puerta del maletero para poder coger nuestro desayuno. Cuando lo abrió y estábamos buscando el desayuno, mi hermana observó cómo las puertas se estaban cerrando con nosotras en el Mi monitora colocó la mano en la puerta del autobús, porque creía que tenía “medida de seguridad”, pero la puerta continuó cerrándose. La monitora intentó meterse dentro y lo consiguió, pero no del todo: media pierna se le quedó fuera impidiendo que pudiera cerrarse la puerta. El autobús empezó a moverse con nosotros dentro. Cuando paramos a echar gasolina, una mujer oyó los gritos tan fuertes de Rocío, se asomó y me vio a mí por la rejilla que se quedó sin cerrar por culpa de la pierna de Rocío. La mujer se quedó asombrada y con la boca abierta. Intentaron abrir la puerta pero ésta, imagino que de los golpes, se estropeó y tuvieron que abrir las El día 18 de diciembre del 2010, cuando fuimos a Constantina, en el camino paramos a desayunar.

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Yo no llevaba una mochila pequeña, porque se me olvidó en mi casa. Mi desayuno estaba en la mochila grande, que se encontraba en el interior del maletero del autobús. Yo le dije a Rocío, mi monitora, que el desayuno se me había quedado en la mochila grande, ella me dijo que fuéramos a cogerla con mi hermana. Mi monitora le dijo a la conductora del autobús que abriera la puerta del maletero para poder coger nuestro desayuno. Cuando lo abrió y estábamos buscando el desayuno, mi hermana observó cómo las puertas se estaban cerrando con nosotras en el interior del maletero. La monitora nos dijo que nos metiéramos más adentro, porque ya no nos daba tiempo de salir.

Mi monitora colocó la mano en la puerta del autobús, porque creía que tenía “medida de seguridad”, pero la puerta continuó cerrándose. La monitora intentó meterse dentro y lo consiguió, pero no del todo: media pierna se le quedó fuera impidiendo que pudiera cerrarse la puerta.

El autobús empezó a moverse con nosotros dentro. Cuando paramos a echar gasolina, una mujer oyó los gritos tan fuertes de Rocío, se asomó y me vio a mí por la rejilla que se quedó sin cerrar por culpa de la pierna de Rocío. La mujer se quedó asombrada y con la boca abierta. Intentaron abrir la puerta pero ésta, imagino que de los golpes, se estropeó y tuvieron que abrir las puertas los monitores.

Cuando me consolaron después de un buen rato con llantos, mis amigos me dijeron que ellos veían un pie asomando. Por eso, ya no me monto en el maletero, sino que el desayuno me lo cogen los monitores.

El día 18 de diciembre del 2010, cuando fuimos a Constantina, en el camino paramos a desayunar.

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Nosotras llevábamos el desayuno en la mochila grande que estaba en el maletero del autobús. La conductora abrió las puertas. Nuestra monitora estaba de pie buscando dentro del maletero. Yo me di cuenta que las puertas se estaban cerrando y se lo dije a nuestra monitora. Ella nos dijo que nos metiéramos dentro del maletero y nosotras le hicimos caso. Ella también intentó meterse, pero las puertas se cerraron rápidamente y no consiguió meterse del todo, pillándole parte del pie.

El autobús dio marcha atrás con nosotras dentro. Creo que los monitores se dieron cuenta de que faltábamos mi monitora y nosotras dos, por lo tanto se lo dijeron a la conductora para que parara y ella paró. Y al fin nos sacaron del maletero pero a mi monitora las puertas le dejaron una cicatriz. Creo que le duele un poco, pero espero que se recupere pronto.

El día 18 de diciembre del 2010, cuando fuimos a Constantina, en el camino paramos a desayunar.