Via Crucis paulino

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Via crucis paulino

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Diócesis de JaénDDDiiiiiióóóóóóóóó iiiiii dddddddddddd éééééééDió i d JJ é

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Diócesis de Jaén

Año Paulino 2008-2009

ViaCrucis conSanPablo

«Ante vuestros ojos presentamos la � gura de Jesucristo en la cruz» (Gal 3,1).

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2 ViaCrucis conSanPablo

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3Diócesis deJaén

L a cruz revela “el poder de Dios” (1 Cor

1,24), que es diferente del poder humano,

pues revela su amor: “La necedad divina es

más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad di-

vina, más fuerte que la fuerza de los hombres” (1 Cor 1,25).

Nosotros, a siglos de distancia de san Pablo, vemos que en

la historia ha vencido la cruz y no la sabiduría que se opo-

ne a la cruz. El Cruci� cado es sabiduría, porque mani� esta

de verdad quién es Dios, es decir, poder de amor que llega

hasta la cruz para salvar al hombre. Dios se sirve de modos

e instrumentos que a nosotros, a primera vista, nos parecen

sólo debilidad.

El Cruci� cado desvela, por una parte, la debilidad del

hombre; y, por otra, el verdadero poder de Dios, es decir,

la gratuidad del amor: precisamente esta gratuidad total del

amor es la verdadera sabiduría. San Pablo lo experimentó

incluso en su carne, como lo testimonia en varios pasajes de

su itinerario espiritual, que se han convertido en puntos de

referencia precisos para todo discípulo de Jesús: “Él me dijo:

Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la

� aqueza” (2 Cor 12,9); y también: “Ha escogido Dios lo débil

del mundo para confundir lo fuerte” (1 Cor 1,28)”.

BENEDICTO XVI. AUDIENCIA DEL 28 DE OCTUBRE DE 2008.

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5Diócesis deJaénCarta Pastoral del Sr. Obispo de Jaén

para la Cuaresma de 2009

Jaén, 10 de febrero de 2009

Muy queridos � eles diocesanos:

El próximo día 25, “Miércoles de Ceniza”, comenzamos un

tiempo privilegiado, de cuarenta días de gracia. La Iglesia nos

invita como bautizados a profundizar en la obra redentora de

Cristo en nuestras vidas, a recorrer la historia de la creación

y de la redención humana, obra del amor de Dios.

Con los cristianos de todo el mundo caminaremos espi-

ritualmente hacia el Calvario, meditando los misterios cen-

trales de nuestra fe para desde la Cruz de Cristo llegar a la

alegría de su Resurrección.

Tres son los principales medios que la Iglesia pone a nuestra disposición y nos exhorta

para este recorrido:

La escucha asidua de la Palabra de Dios.

La práctica más intensa del ayuno penitencial y la limosna, como ayuda generosa al pró-

jimo necesitado, y La oración, sobre todo eucarística.

1. La escucha de la Palabra

a) Ésta transforma siempre nuestro interior y nos comunica la verdad para vivirla y tes-

timoniarla. Por esta Palabra conocemos quiénes somos, de dónde venimos, qué debemos

hacer en esta vida, y la eternidad a la que caminamos. Nos ayuda para abrir nuestro interior

al amor misericordioso de Dios y a convertirnos a Él, más y más, al comprobar nuestras

pobrezas.

b) Esta Cuaresma será una buena ocasión, en medio del Año Paulino, para releer sus

Cartas, conocer su vida y el desarrollo de las primeras comunidades cristianas.

Las trece Cartas que le atribuye la Tradición, son los primeros escritos del Nuevo Tes-

tamento y la correspondencia más importante de todas las épocas para los cristianos. San

Pablo trata de animar y orientar en todos ellas a las comunidades que surgían en diversas

ciudades fuera de Palestina, o a personas concretas, conocidas por su ministerio. Son todo

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6 ViaCrucis conSanPabloun ejemplo de teología viva. En ellas, Cristo se convierte en referencia y motivo de esperan-

za para aquellos primeros cristianos y, hoy, para nosotros.

2. El ayuno penitencial y la limosna

a) El Mensaje del Santo Padre, Benedicto XVI, para la Cuaresma de este año, centra su

atención sobre el valor y el sentido del ayuno. Sus palabras sencillas y profundas, a que nos

tiene ya acostumbrados, presentan al pueblo cristiano el sentido que debe tener “privarse

de algo”,con sentido penitencial.

Los sacerdotes pondrán al alcance de los � eles encomendados este Mensaje y, por ello,

me limito a destacar únicamente estas palabras del Papa:

“Para los creyentes -el ayuno- es en primer lugar una terapia para curar todo lo que impide

conformarse a la voluntad de Dios.” “Puesto que el pecado y sus consecuencias nos apremian

a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor.” “El

verdadero ayuno… tiene como � nalidad comer el alimento verdadero que es hacer la volun-

tad del Padre.”

Pertenecemos a una civilización sobresaturada de bienes y estaría bien plantearnos se-

riamente si para encontrarnos con Dios necesitamos de tantas cosas, o si más bien, por el

contrario, nos lo impiden o di� cultan. Es ocasión para distanciarnos de lo innecesario, in-

cluido el tiempo perdido, y buscar la verdadera riqueza: abrirnos al Señor y crear espacios

para escucharle con mayor dedicación y sosiego.

b) La limosna penitencial tiene también sentido de respuesta a nuestra cercanía a Dios.

Desde Él, miramos de modo nuevo a nuestros hermanos y a sus necesidades. Quien mira

el rostro de Cristo desde su interior, descubre lo que es amar al prójimo en su verdadera

profundidad.

Con la limosna y haciendo el bien a los demás, compartimos los dones recibidos con

quienes se encuentran en cualquier necesidad y nos mostramos solícitos con sus pobrezas,

como respuesta al amor que Dios nos tiene.

“Jesús, al ver la multitud, se compadeció de ella” (Mt 9, 36). La Iglesia, consciente de su mi-

sión, continúa con Cristo dirigiendo su mirada conmovida hacia toda persona necesitada.

La situación de carencia de bienes, de trabajo, de salud, de soledad… de quienes viven

cerca y lejos de nosotros, son manos en espera de nuestra respuesta personal y organizada,

a través de Cáritas y Manos Unidas principalmente.

3. La oración cuaresmal

a) Escuchábamos hace tres domingos que Jesús de Nazaret, después de una intensa jor-

nada en Cafarnaúm, “se levantó de madrugada, se marchó a un descampado y allí se puso a

orar.” (Mc 1, 35).

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7Diócesis deJaén¡Qué grande es poder entrar en contacto con el Señor del mundo, que Él nos escuche y

nosotros podamos escucharle!

Busquemos tiempo en el recorrido cuaresmal, “ayunemos” de ocupaciones innecesarias

para estar con el Señor y escucharle sin prisas. Hablemos con Él de todo, desde el silencio

del corazón. Insistamos, en comunión, que envíe obreros a su mies y nos ayude a ser bue-

nos obreros en su viña. Desde la intimidad personal, descubramos sus dones en nuestras

vidas y en el desierto de nuestras pobrezas, encontremos su presencia amorosa.

b) En el Plan Pastoral diocesano, para este curso, destacábamos el cuidado especial de la

celebración eucarística dominical. El pan y la copa que compartimos nos une en la aspi-

ración de unidad con todos y con todo. La Eucaristía es el hogar del amor, el gran tesoro de

nuestra Iglesia, la más valiosa herencia que el Señor nos ha regalado. “Es el tesoro escondi-

do en el campo”. Quien lo encuentra, ya nunca lo abandonará. Será lo primero en su vida.

La Eucaristía dominical y diaria, vivida “desde dentro”, con Cristo y la comunidad, la

prolongación de esta � esta de nuestra fe en la adoración eucarística, señalan a los cre-

yentes el camino para entrar en la historia de nuestros hermanos, y unirnos, con toda la

humanidad, al canto eterno del amor trinitario con Cristo, por Él y en Él.

c) Otras prácticas tan arraigadas en las comunidades cristianas de Jaén, como el vía

crucis, ayudan también a descubrir el amor y el poder de Dios y la debilidad humana. La

Diócesis ofrece un texto de esta piadosa práctica basado en los textos del Apóstol San Pa-

blo, pero conviene también y así vienen haciéndolo de forma progresiva buen número de

parroquias, orar asimismo con la Iglesia mediante la liturgia de las Horas.

4. Catecumenado

a) La cuaresma pretende ser un catecumenado anual para seguir descubriendo y disfru-

tar de la realidad gozosa de nuestro bautismo; para revisar serenamente y en profundidad

sus exigencias.

Caminantes con Cristo Jesús por el desierto cuaresmal, alimentados por sus Palabras y

Sacramentos, Penitencia y Eucaristía, Él toma la iniciativa para que descubramos su rostro

con mayor cercanía y nitidez.

“Ven y sígueme” (Lc 18, 22), nos susurra con su mirada amorosa al inicio de la Cuaresma

y nos anima a subir con Él hasta Jerusalén para celebrar el misterio de la Pascua.

b) Los niños y niñas en edad escolar, y los adultos no bautizados, inician este año,

como importante novedad diocesana, su catecumenado que � nalizará en la Noche de Pas-

cua del 2010.

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8 ViaCrucis conSanPabloSe ha creado un servicio diocesano, que preside el Delegado Episcopal de liturgia, y se-

guimiento del itinerario catecumenal aprobado para la Diócesis de Jaén de acuerdo a las

“Orientaciones pastorales para la Iniciación Cristiana de niños no bautizados en su

infancia”, de la Conferencia Episcopal Española del año 2004.

Informen los sacerdotes a sus respectivas Comunidades encomendadas, sobre este servi-

cio que iniciamos con esperanza, seguros de sus frutos.

“Reconciliarnos con Dios”. Ésta es la exhortación del Apóstol San Pablo, la misma que

hace veinte siglos escribía para los cristianos de Corinto. Que no recibamos en vano la

gracia de Dios, porque es tiempo de salvación.

Pedimos que en este itinerario nos acompañe María, la Madre del Redentor. Que nos

ayude a llegar puri� cados y renovados a las celebraciones del Misterio Pascual de Jesucris-

to.

Os bendice con todo afecto en el Señor,

RAMÓN DEL HOYO LÓPEZ. OBISPO DE JAÉN.

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9Diócesis deJaénIntroducciónS iguiendo el sentir de la Iglesia Católica que mira a Jesucristo de la mano de

San Pablo en este Año Jubilar, hemos compuesto el presente VIA CRUCIS

basado en los textos del apóstol de Tarso.

La Diócesis de Jaén en su Plan de Pastoral, durante el presente año, quiere profundizar en la

vivencia de comunión eclesial como dimensión imprescindible para la fe cristiana.

Uniendo estas dos coordenadas, diocesana y universal, da como resultado este VIA CRU-

CIS PAULINO.

Está pensado para poder ser rezado en distintos lugares y momentos de la cuaresma, y en

las diversas comunidades locales que forman nuestra diócesis.

Los autores son variados. Re� ejan la riqueza de nuestra Iglesia Particular del Santo Reino

en sus personas, carismas y ministerios, todos encabezados por su pastor y obispo D. Ramón

del Hoyo López. Desde cada uno de los arciprestazgos se aporta el comentario de una estación,

así se hacen presentes todos y cada uno de los rincones de esta vasta y hermosa tierra jiennen-

se, y va a� orando su fe cristiana que tiene orígenes centenarios.

Tienes en tus manos una propuesta de oración, con san Pablo, para acompañar a Jesús en

el camino de la cruz. La riqueza y variedad de sus re� exiones re� eja precisamente el modo

de orar de nuestra gente. Es el resultado de una experiencia orante.

Para que su lectura pueda ser llevada a cabo no sólo en forma privada, sino también en

comunidad, se han propuesto en cada paso unos comentarios no demasiado extensos, y que

se expresan con un lenguaje directo y existencial, fáciles de entender, al menos en la intención

� nal de cada estación, incluso por los niños.

Cada una de las estaciones de este VIA CRUCIS arranca de un texto paulino que pretende

iluminar, desde la experiencia vivida por el apóstol de Tarso, el escándalo de la cruz. Pablo,

siempre maestro, llegó a escribir aquello de: “sólo sé una cosa, a Cristo, y a éste cruci� cado” (I

Cor 1,17). Es el mismo apóstol que hoy nos ayuda a comprender y a celebrar ese misterio de

amor tan grande que consiste en dar la vida. Misterio que cuando se comienza a saborear, es

capaz de hacer brotar del corazón expresiones propiamente paulinas como: “Sé de quien me

he � ado” (2 Tim 1,12).

Como los miembros de un mismo cuerpo, variados pero unidos, los cristianos de la Diócesis

de Jaén, nos congregamos en oración en torno al cruci� cado, “necedad para unos…, pero para

nosotros, la fuerza de Dios” (I Cor 1,18).

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El Hijo de Dios, paradójicamente, se presentó ante la máxima institución judía, el sane-

drín, revestido con los harapos de un malhechor. Los setenta y un miembros, reunidos en

semicírculo en torno a Jesús, son como una fría cortina de hostilidad y descon� anza. Jesús

lo ve pero no sucumbe.

“¿Eres tú el Cristo?... ¿Eres tú el Hijo de Dios?”, le preguntan y, lleno de serenidad y amor,

les dijo: “Yo soy”. Este era el nombre y apelativo de Dios (cf. Ex 3, 14). Soy el Mesías a quien

esperáis y “el hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios”. Pero no les interesaba

un Mesías así. No lo necesitaban.

El sol del Viernes Santo ya se asomaba en Jerusalén tras el monte de los Olivos. Aun esta-

ban muy recientes sus palabras, pronunciadas en el Cenáculo, sobre el amor, mandamiento

“nuevo” para sus discípulos. Seguro que Jesús paseó su mirada amorosa por aquel semicír-

culo de los miembros del Sanedrín y no lo condenó. Por todos caminaba hasta la cruz.

“Amaos como yo os he amado”, debía repetir una y otra vez entre los contrastes y escar-

nios de aquellas horas.

Pablo de Tarso hizo tan suyo este mandamiento “nuevo” signo y señal de los discípulos

de Cristo, que escribe a los � eles de Corinto: “Cuanto hagáis, hacedlo por amor”.

1ª Estación

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Elaborado por D. Ramón del Hoyo López.

Obispo de Jaén.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Estad alerta, manteneos en la fe,…todo lo que hagáis que sea con amor”

(1 Cor 16, 13-14)

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ORACIÓN:

Señor Jesús condenado a muerte por amor a la humanidad, atado a la cruz sin salvarte a ti

mismo. Tu que nos has salvado a tantos, dirige tu mirada ahora sobre nosotros. Ten piedad, y

perdónanos haberte echado de nuestras vidas por no interesarnos, como el Sanedrín. Ayúda-

nos a escucharte por que Tú eres el Hijo de Dios.

Que, como el apóstol Pablo, tengamos el � rme propósito de hacerlo todo por amor.

Que los cristianos de esta Iglesia de Jaén decidamos amar a Dios sobre todas las cosas y a

nuestros hermanos como a nosotros mismos, como Él nos amó. Amén.

PADRE NUESTRO.

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Poniendo el belén en la iglesia, aunque parecía estar pasiva y nerviosa, re� exionaba y me

decía: “Hace dos mil años viniste a los tuyos y no te recibieron, no había sitio para ti. Y hoy,

¿te hacemos hueco? Muchos fueron los llamados para este trabajo, poca es la respuesta.

Tú, Cristo, nos diriges la pregunta que hiciste a tus discípulos: para vosotros ¿quién soy

yo? Un rosario de respuestas bellísimas y verdades hermosas podemos decir, pero al � nal

de los misterios está la Cruz que besamos con nuestros labios, pero a veces no llega al co-

razón. Tú, Cristo Resucitado, amor de mi vida, eres entre tantas cosas el gran desconocido

al que tengo que conocer para que te conozcan.

¡Hay tanto que hacer! Cuanto más te acercas invisiblemente a la agonía de Cristo, más

llevamos en nosotros un re� ejo del Resucitado. Cuando paso por los barrios y las casas

y hablo con la gente, siento la necesidad de que cada uno haga en mi mano la señal de la

Cruz, el signo del perdón de Dios, porque yo, cristiano comprometido, no he llevado la

alegría del Resucitado al mundo que nos espera, privándolo de esa gracia y felicidad.

Da alegría cuando te acercas al mundo del dolor, con qué sencillez te reciben y esperan,

Señor; pero aún así sigues siendo el gran desconocido por la masa de la gente.

Salgamos de nuestra comodidad. Nuestro mundo está lleno de hombres y mujeres que

esperan, ponte en camino y enjuga lágrimas, ponte en camino y escucha a la gente, deja la

prisa y atiene esa soledad, consuela al triste, libera con tu palabra, tu consuelo, tu ayuda y tu

servicio al que está encadenado. Sonríe al que viene de fuera y tiéndele tu mano. No pases

2ª ESTACIÓN

JESÚS CARGA CON LA CRUZ

Elaborado por miembros de un equipo de visitadores de enfermos.

Arciprestazgo de Alcalá la Real.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.“Me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo,

sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia”.

(Col 1,24)

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de largo, no anules tu corazón, y carga con su cruz. Aprende a decir con san Pablo aquello

de: “me alegro de sufrir por vosotros…, así completo los dolores de Cristo”.

Ayúdanos, Señor, a terminar tu obra redentora. Ayúdanos a construir tu Reino: reino

de paz, de justicia y de amor. Ayúdanos, Señor, a descubrirte en cada persona, por feo que

parezca su disfraz. Ayúdanos a encontrarte en cada acontecimiento o circunstancia. Ayú-

danos a descubrirte en el canto, en las rosas y las espinas, en la risa de un niño, en el llanto

del anciano. Ayúdanos a besar tu Cruz hasta que se inunde el alma de gratitud. Ayúdanos,

Señor, a salir de nosotros para que entres Tú.

ORACIÓN:

Vamos a rezar especialmente por los enfermos, los que sufren en el cuerpo o en el alma. Y

por los que se dedican a su servicio, por profesión o por vocación. Que en nuestras comunida-

des parroquiales sean acogidos los llantos y dolores de nuestros hermanos sufrientes.

PADRE NUESTRO.

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3ª ESTACIÓN

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

Elaborado por un joven.

Arciprestazgo de Martos-Torredonjimeno.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no

proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desespe-

rados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes

llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se mani� este en nuestro cuerpo”

(2 Cor 4, 7-10).

Al pensar en la caída del Señor me viene a la mente un accidente que tuvo mi hermana.

Fue muy aparatoso, ella quedó inconsciente, y en ese momento mis padres y yo nos vini-

mos abajo, pero al verla despertar nos vinieron todas las fuerzas y esperanzas.

Viendo a Jesús caído, también perdemos la fe y la ilusión de seguir adelante. Nos senti-

mos tristes de que el peso de nuestros pecados lo derribe. Sin embargo Jesús se levanta tras

caer y, al levantarse, nos hace recuperar la esperanza.

Nosotros caemos en el pecado, y nos derribamos a nosotros mismos, pero con Jesús

podemos levantarnos y seguir adelante.

Los cristianos tenemos al Señor como modelo, y en Él encontramos el camino para sal-

varnos del pecado, nuestra mayor caída. Seguir su ejemplo es levantarnos siempre que

caemos. Junto a él, la caída es tan sólo un pequeño rasguño que nos hace más fuertes para

levantarnos.

Sáname Jesús, líbrame del mal, dame tu valor, porque sin ti no hay salvación. Jesús, que

nuestras caídas nos ayuden a darnos cuenta que sólo tú puedes sanarnos. Señor, te agrade-

cemos tus caídas porque en ellas encontramos el perdón y la fuerza para levantarnos.

Al mirarte, con san Pablo queremos decir mil veces aquello de: “nos derriban, pero no nos

rematan”; porque, “estamos apurados, pero no desesperados”.

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ORACIÓN:

En la oración de esta tercera estación vamos a tener presentes a los jóvenes de nuestra Dió-

cesis: los que comparten nuestra fe cristiana, y los que van buscando una luz para sus vidas.

Le pedimos al Señor que detrás de sus caídas, tengan fuerza para levantarse.

PADRE NUESTRO.

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4ª Estación

JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

Elaborado por un sacerdote.

Arciprestazgo de Arjona.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“De este Evangelio me han nombrado heraldo, apóstol y maestro, y ésta es la razón de mi penosa situación

presente; pero no me siento derrotado, pues sé de quien me he � ado y estoy � rmemente persuadido de que

tiene poder para asegurar hasta el último día el encargo que me dio”.

(2 Tim 1, 11-12).

La segunda carta a Timoteo fue escrita por Pablo cuando llegaba al � nal de su vida apos-

tólica y las di� cultades se agudizaban. La predicación encuentra serios obstáculos por parte

de las autoridades del Imperio Romano. Timoteo, desalentado por la grave situación, reci-

be algunos consejos de Pablo. Éste, para infundir la fortaleza necesaria, lo anima para que

reavive la gracia de la imposición de las manos, de su ordenación, y así pueda completar su

misión: el encargo que recibió.

El contexto de su conversación es la propia imposición de las manos que transmite los

“carismas”, los dones para utilidad de la comunidad. Estos carismas son la fortaleza, la

caridad y la templanza. La fortaleza sirve para dar energías y no avergonzarse de los sufri-

mientos que se padecen por anunciar el Evangelio con prudencia y caridad.

Pablo sabe en quién ha puesto su con� anza, y tiene seguridad absoluta de que no se verá

defraudado, a pesar de las di� cultades por las que está pasando.

Nos dice la tradición que cuando Cristo se dirigía al Calvario, se encontró con su Madre.

El pueblo cristiano ha visto en ella, en medio de esa situación de dolor, a la Madre de la

Con� anza, la que supo decir “sí” a Dios, y mantenerlo hasta el � nal. María, en la calle de

la Amargura, anima a su Hijo Jesús a abandonarse en las manos del Padre. Hoy también

a nosotros, que somos sus hijos, nos recuerda el valor de tener la seguridad absoluta y de

� arse plenamente, ya que nada ni nadie nos separará del amor de Dios.

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17Diócesis deJaén

ORACIÓN:

Rezamos en esta estación por todos los sacerdotes de nuestra Diócesis. Que, cuando el ca-

mino se haga difícil, sepan encontrar a María, Madre de la Con� anza. Que Ella siga interce-

diendo por los pastores de la Iglesia para que, en las di� cultades de su ministerio, sepan decir

como Pablo: “sé de quien me he � ado”. Para que sean sacerdotes según el corazón de Cristo.

PADRE NUESTRO.

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18 ViaCrucis conSanPablo

5ª ESTACIÓN

JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO A LLEVAR LA CRUZ

Elaborado por un miembro de Cáritas.

Arciprestazgo de Andujar.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y así cumpliréis la ley de Cristo. Porque si alguno se

imagina ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Examine cada cual su propia conducta y entonces

encontrará en sí mismo, y no en otro, el motivo de sentirse satisfecho; pues cada uno tiene que llevar su

propia carga.”

(Gal 6, 2 – 5)

Jesús mismo desea dejarse ayudar en su propio Calvario. Acepta la ayuda de Simón de

Cirene, un campesino al que complicaron la vida, pero que la ganó al abrazar la cruz del

Señor. Desde entonces “cireneo” es sinónimo de todo ser humano caritativo y sacri� cado

que ayuda a su prójimo.

Con Simón de Cirene Jesús nos envía un claro mensaje: el Creador quiere colaboradores,

el Redentor busca corredentores. Dios nos deja que le echemos una mano, así nosotros cre-

cemos en dignidad, y Dios mismo se complace en sus hijos que se esfuerzan por ayudarle

y que comparten como hermanos la carga.

También nosotros podemos hacernos cirineos del cuerpo místico, que es la Iglesia, entre-

gándonos generosamente a su servicio, gastándonos del todo por el Evangelio. El auténtico

cireneo no lo es de fachada, no es un sepulcro blanqueado al servicio de su protagonismo o

imagen social, es un ser que se compromete voluntaria y gratuitamente ante la llamada que

Cristo nos hace en aras al crecimiento del Reino de Dios a favor de los más desfavorecidos,

de los más pequeños y desvalidos. Bien había comprendido esto Pablo de Tarso cuando es

capaz de escribir a los cristianos de Galacia con estos palabras: “Ayudaos mutuamente a

llevar vuestras cargas”. En esto resume toda la Ley de Cristo.

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ORACIÓN:

Señor Jesús, que tuviste la experiencia de sentirte aliviado por el Cireneo en el camino del

Gólgota, y notaste la mano amiga que se acercaba hasta ti para ayudarte a llevar el peso de la

cruz, anima Tú nuestros corazones creyentes para que aprendan a amar, amando; para que

aprendan a servir, sirviendo; para que aprendan a ayudar, ayudando. Fortalece especialmen-

te a los que dedican su tiempo y sus energías por trabajar en las distintas cáritas de nuestra

diócesis de Jaén.

PADRE NUESTRO.

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6ª ESTACIÓN

EL ENCUENTRO CON LA VERÓNICA

Elaborado por un miembro de Vida Ascendente.

Arciprestazgo de La Carolina-Bailén.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“¿Quién enferma sin que yo enferme?, ¿quién cae sin que a mí me dé � ebre?”.

(2 Cor 11,29).

Una mujer se abre paso, con fuerza, entre la multitud cuando ve a Jesús cargado con la

cruz camino del Calvario y con el rostro des� gurado por los golpes, el sudor y la sangre.

La Verónica lo consuela, le ayuda y le transmite su amor al limpiarle la cara de todo lo

que nuestros pecados han depositado en ella y, con ese gesto valiente, consigue dejar al

descubierto el verdadero rostro de Cristo.

Señor, hoy tu rostro también está des� gurado y oculto por la pobreza, la injusticia, la

soledad, la violencia, la enfermedad y todos los males existentes en el mundo. Ayúdanos

a vencer la cobardía y el miedo al qué dirán para que, con diligencia y amor, actuemos

como verdaderas verónicas. Enséñanos a encontrarte en los hermanos más pobres, en to-

dos aquellos que el mundo desprecia y abandona. Haznos capaces de estar cerca de los que

sufren y descubrir el valor redentor del sufrimiento. Impúlsanos a trabajar por un mundo

mejor en el que podamos limpiar tu rostro, de nuevo, y consolarte en los hermanos más

necesitados.

Que seamos capaces de asumir las palabras de San Pablo a la comunidad de Corinto:

“¿quién enferma sin que yo enferme?”.

Alienta, Jesús, a las mujeres para que la sociedad no consiga desposeerlas de su capacidad

de ternura y entrega a los demás; protégelas para que dejen de ser víctima de la violencia

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cobarde que hoy se ejerce sobre ellas, e impulsa su afán por paliar el sufrimiento de este

mundo, injusto, en el que la pobreza tiene rostro femenino.

Señor, haznos entender que necesitas nuestro arrojo y compromiso, nuestras manos de

verónicas y una gran dedicación para que los hombres recuperen la esperanza y te descu-

bran como Padre amoroso.

ORACIÓN:

Vamos a orar de forma especial por la mujer en nuestra sociedad. Para que siga siendo

valiente al dar ternura y ayuda femenina al que anda necesitado. Para que no sea víctima de

la violencia por razón de su sexo.

PADRE NUESTRO.

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22 ViaCrucis conSanPablo

7ª Estación

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

Elaborado por un anciano.

Arciprestazgo de Linares.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Siempre tenemos con� anza, aunque sabemos que, mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos des-

terrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra con� anza, que preferimos

desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor”.

(2 Cor 5, 6-8).

Jesús ha recibido la ayuda del Cireneo para llevar la cruz, y sin embargo cae por segunda

vez.

La Divinidad se esconde tras el peso del madero ignominioso. La Divinidad se va ocul-

tando a medida que se acerca a la muerte, hasta el punto de tener que gritar: “¡Padre, ¿por

qué me has abandonado?”.

Tú, Jesús, en esos momentos en que la cruz te oprime sobre tu cuerpo en la tierra, has

sacado fuerzas mirando al pasado; has recordado aquello de tu Bautismo, y lo de tu Trans-

� guración: “Tú eres mi Hijo amado, el predilecto”. Mirando al cielo te pusiste de pie, abra-

zaste tu cruz, y seguiste adelante hacia el Calvario.

Para nosotros, los jubilados, esta estación tiene un signi� cado paralelo. ¡Cuantas caídas

y tropiezos llevamos sobre nuestro cuerpo!

También el jubilado esconde su experiencia, su saber y su ser, tras el hecho de no ser pro-

ductivo, de no ser necesario, de ser incomprendido, de estar solo. Esta inutilidad aparente

es nuestra cruz. Nos cuesta trabajo aceptar la nueva situación del anuncio de una nueva

enfermedad y del peligro de la muerte cercana.

Nosotros jubilados, como san Pablo, caminamos sin ver casi nada, solamente “guia-dos por la fe”. Sabemos que la Iglesia nos quiere, nos respeta, nos admira, y por supues-

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to, nos necesita, esa es parte de nuestra fe. Esa fe que nos guía nos hace ver todo de otro modo. Nos hace comprender que somos ricos en tiempo, con posibilidades para educar a las nuevas generaciones, con oportunidades para orar y para escuchar en tiempos de prisas.

Nosotros, conservamos la fe, cuando vienen las caídas, y sabemos que la vida es un don de Dios, por eso perseveramos dando afecto y ternura, sin interés a cambio, aunque a veces, como san Pablo, “preferimos desterrarnos del cuerpo, y vivir junto al Señor”.

ORACIÓN:

En esta estación vamos a orar especialmente por los ancianos que, ante los fracasos y caídas,

sienten la tentación de la desesperación. Para que comprendan que se puede caminar por la

vida, “guiados por la fe”.

PADRE NUESTRO.

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24 ViaCrucis conSanPablo

8ª ESTACIÓN

JESUS CONSUELA A LAS MUJERES

Elaborado por una catequista.

Arciprestazgo de la Sierra de Segura.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que

lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al

nivel de la gente humilde”.

(Rom 12, 14-15).

El evangelista Lucas nos recuerda que un grupo de mujeres, siguiendo a Jesús en su ca-

mino de cruz, lloraban y se lamentaban por Él. Jesús agradece el gesto, pero les indica que

miren a su alrededor, a sus propios hijos, y mani� esten esos sentimientos por ellos.

La comunidad cristiana, desde el principio, no olvidó esa escena, y supo recoger la ense-

ñanza, así la viene recordando en la octava estación del Vía Crucis.

San Pablo profundiza en el mensaje, y nos recuerda que somos un solo cuerpo, y en esa

unidad debe reinar el amor, un Amor Nuevo: el amor de hermanos, que perdona, que es

perseverante, que es humilde y paciente, que se esfuerza sólo en hacer el bien, que es ge-

neroso y alegre, atento a las necesidades de los que nos rodean, y dispuesto a actuar con

prontitud en su consuelo. Amor que sabe llorar con el que llora, y reír con el que ríe.

Nuestra tarea, siguiendo al apóstol, es por tanto hacer el bien. Aliviando el llanto de los

que lloran, estaremos derrochando el Amor; alegándonos con los que se alegran, estaremos

igualmente derrochando ese mismo Amor. Y así nuestro amor no será una farsa, ni una

actuación teatral para quedar bien.

La mejor manera de seguir al Cristo de la cruz es no ser indiferentes ante al sufrimiento

ajeno.

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25Diócesis deJaén

ORACIÓN:

Pedimos por todos los catequistas de nuestras parroquias, para que con valentía, sepamos

enseñar a los niños, a los jóvenes y a los adultos que el Amor a Cristo no es algo abstracto sino

comprometido seriamente, y quien lo vive, ha de saber ponerse al nivel de la gente sencilla,

compartiendo tristezas y gozos, esperanzas y fracasos.

PADRE NUESTRO.

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26 ViaCrucis conSanPablo

9ª Estación

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Elaborado por un cofrade.

Arciprestazgo del Condado-Las Villas.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo

contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las di� cultades

sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.

(2 Cor 12, 1-10).

Tan extremada era su debilidad y tan excesiva la crueldad de los verdugos, que querían

hacerle apresurar el paso cuando apenas le quedaba aliento para moverse.

Tú, Señor, no te quejabas. Una y otra vez, y ésta es la tercera, en que te levantabas con la

mirada � ja en el Calvario. Sabías que ése era el único camino que nos llevaba a la salva-

ción.

Con tu propia obediencia y con tu propia humillación, nos enseñas que nada podemos

ganar cuando buscamos la gloria con las artimañas que nos ofrece este mundo. Sólo desde

la debilidad vivida en ti, y desde la seguridad puesta en el Amor del Padre, seremos capaces

de levantarnos cada día de nuestros sufrimientos y caídas, y así dar testimonio a los débiles,

a los marginados, a los enfermos y a los despreciados de este mundo.

Pero todavía nos queda mucho por madurar para poder decir con san Pablo: “cuando

soy débil, entonces soy fuerte”, porque hemos colgado en tu cruz nuestra vida, y la hemos

gastado en comunión con los hermanos.

Vendrán muchas caídas y fracasos, pero los viviremos contentos en medio de las di� cul-

tades sufridas por Cristo nuestro Señor.

Oh Padre, que has querido redimirnos desde la debilidad de tu Hijo Jesús, enséñanos a

optar por su estilo de vida basado en el Amor desde la humildad y desde la obediencia a tu

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proyecto, sin desistir ante las di� cultades. Haz que sepamos estar contentos en medio de los

insultos y privaciones sufridos por seguir sus mismos pasos.

ORACIÓN:

Oramos en esta novena estación de forma especial por todas las cofradías de nuestra Dióce-

sis, por todos nuestros hermanos cofrades que las componen, para que sigan luchando incan-

sables desde el esfuerzo y el trabajo en comunión, a pesar de las caídas, por sembrar la Buena

Noticia de Jesucristo en medio del mundo.

PADRE NUESTRO.

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28 ViaCrucis conSanPablo

10ª ESTACIÓN

JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Elaborado por una niña.

Arciprestazgo de Cazorla.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“(Jesús), a pesar de su condición divina,

no se aferró a su categoría de Dios;

al contrario, se despojó de su rango

y tomó la condición de esclavo,

pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,

Se rebajo, obedeciendo hasta la muerte,

Y una muerte de cruz”.

(Fil 2, 6-8).

En humildad, nadie te gana Señor; en esa asignatura tú eres el mejor, y nos la enseñas

con tu vida.

Viéndote despojado de tus vestiduras me enseñas a ser humilde, y a estar siempre cerca

de mis padres , de mis compañeros y de los que me necesitan.

Te arrancan tus vestidos pegados a ti por la sangre de tus heridas. Aunque lejos del dolor

que tú sentiste en el Calvario, a veces nosotros también sentimos cómo nos arrancan algo

por dentro, en los momentos difíciles de nuestra vida, sobre todo cuando perdemos a un

ser querido.

Por eso te pido que sepamos siempre ofrecerte el recuerdo de los momentos difíciles

y las separaciones que nos desgarran, uniéndonos a tu dolor, a tu pasión y esforzándonos

por consolar a nuestros padres, a nuestros amigos, a los compañeros de clase, y a todos los

que sufren. Que nos olvidemos un poco de nosotros mismos, y que no seamos a veces tan

egoístas.

Quisiera convertirme para siempre a ti, Señor, para que me enseñes a ser austera y des-

prendida de tantas cosas que tengo que no me hacen falta. Y que todos aprendamos a

acercarnos cada día más a lo que tú nos pides en tu Evangelio. Que entendamos, como

lo entendió san Pablo, que tu verdadera desnudez fue rebajarte y ponerte a nuestra altura

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humana, para que también nosotros, en medio de tanto orgullo, estemos dispuestos a des-

pojarnos y estar cerca de los humildes.

ORACIÓN:

Pedimos por todos los niños y niñas que creen que la felicidad está en tener muchas cosas.

Para que viendo a Cristo desnudo, vayamos comprendiendo que para amar de verdad, hay

que saber prescindir de muchas de ellas.

PADRE NUESTRO.

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11ª estación

JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ

Elaborado por una religiosa de vida activa.

Arciprestazgo de Úbeda.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un

metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de la profecía y conocer todos los

secretos y todo el saber; podría tener una fe como para mover montañas; si no tenga amor, no soy nada.

Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me

sirve”.

(1 Cor 13,1-3).

Pablo, en el encuentro con Jesús había comprendido, que había muerto y resucitado por

todos, y por el mismo. En la cruz por tanto, se había manifestado el amor gratuito y miseri-

cordioso de Dios. Pablo experimenta este amor en sí mismo, experimenta la salvación en sí

mismo, día tras día, porque el cruci� cado desvela por una parte la debilidad del hombre, y

por otra, el verdadero poder de Dios, la gratuidad del amor. Esta realidad la vive plenamen-

te en una actitud de servicio en especial, con los más pobres y con los enemigos.

Señor, si yo tuviera amor y entrañas de misericordia....

- Saldría de mí para encontrarme con los necesitados,

- “ de mi patria para ayudar a los que sufren,

- “ de mis caprichos para socorrer a los hambrientos,

- “ de mi actitud crítica para comprender a los que fallan,

- “ de mi insu� ciencia para contar con los que no valen,

- “ de mis prisas para dar un poco de tiempo a tos abandonados,

- “ de mi pereza para socorrer a los que están cansados de gritar,

- “ de mi burguesía para compartir con los pobres.

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ORACIÓN:

Que tu Espíritu, Señor, nos lleve a profundizar cada día más en la conversión del corazón, para poder

ser en medio de los hombres y mujeres de nuestro tiempo presencia signi� cativa y respuesta adecuada a

los grandes desafíos de hoy.

PADRE NUESTRO.

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12ª ESTACIÓN

JESUS MUERE EN LA CRUZ

Elaborado por una religiosa de vida contemplativa.

Arciprestazgo de Baeza.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“ Cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría,

pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste cruci� cado”.

(1 Cor 2,2).

Te miro, Señor, muerto en la cruz por mi amor, y quedo adorándote.

Recuerdo la profecía de Isaías re� riéndose al Siervo de Yavéh: “Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como hombre de dolores acostumbrado a sufrimientos” (Is 53, 3). Podría creer que estas palabras se re� eren al estado lastimoso en que te encuentras, pero no es así, porque sigue la profecía diciendo: “Él soportó nuestros sufrimiento, y aguantó nuestros dolores” ( v 4).

Esta fealdad de Cristo, es mi fealdad, ese desecho de hombre, son mis heridas y mis pecados. Eso es lo que yo contemplo en el cuerpo cruci� cado del Señor. Y si no lo veo, no estoy salvado; y si no lo veo, no estoy reconciliado; y si no lo veo en Él, el pecado permanece en mí, y para mí no sirve de nada la muerte de Jesucristo.

En la cruz de Cristo toda la humanidad dejó su pobreza, su pecado y sus heridas. “Al que no había pecado, Dios lo hizo expiación por nuestro pecado” (2 Cor 5,21). Cristo en la cruz es como el gran pecado del mundo, pero acogido por el amor in� nito del Padre.

Así, el lugar del pecado se ha convertido en lugar de gracia, por eso ahora entiendo lo que dice el apóstol Pablo a la comunidad de Corinto: “Sólo me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste cruci� cado”.

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Señor: danos sed para venir a tu cruz que es como el sacramento precioso de la reconciliación, donde nos das todo lo que eres, y acoges a cambio lo que nosotros somos. Danos con� anza y sencillez para acogerla y buscarla. Danos, Señor, espíritu de niños para acoger tu gratuidad, y dejar que nos envuelvas, nos sustentes y nos cui-des. Aliméntanos con la � or de los granos de trigo y la roja bebida de la uva que es la Eucaristía, y haz de nosotros unas criaturas nuevas que vivan en el gozo de sentirse in� nitamente amadas por ti.

ORACIÓN:

Vamos a orar ahora por las religiosas de vida contemplativa que a lo ancho de nuestra diócesis de

Jaén consagran su vida al Señor. Pidamos para que, con su vocación llena de renuncias, sigan dando

testimonio como san Pablo, de Jesucristo, y éste cruci� cado.

PADRE NUESTRO.

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34 ViaCrucis conSanPablo

13ª ESTACIÓN

BAJADO DE LA CRUZ Y EN MANOS DE SU MADRE

Elaborado por una familia.

Arciprestazgo de Mágina.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos � rmes, y no os sometáis de nuevo al

yugo de la esclavitud”.

(Gal 5,1).

San Pablo en su carta a los cristianos de Galacia exhorta con fuerza a estas comunidades

a no volver a la ley de Moisés y a no abandonar la libertad que Jesucristo les ha otorgado.

Como padres cristianos nos preguntamos muchas veces si estamos educando a nuestros

hijos en una auténtica libertad. Muchos de los problemas que hay en la familia hoy en día

son debidos a una formación que no ha tenido su� cientemente en cuenta que la libertad sin

valores no ayuda a crear relaciones justas y sanas. Muchas veces nos dejamos llevar por la

corriente y no somos capaces de dar a nuestros hijos la educación que sabemos es la mejor

para ellos. Es decir, no somos libres.

Contemplando a María con Jesús muerto en sus brazos seguramente recordando cuando

era pequeño y lo estrechaba contra su pecho, nos preguntamos qué pensaría ella. ¿Estaría

arrepentida de haber enseñado a su Hijo a actuar siempre según lo que le dictara su con-

ciencia, es decir, a ser libre? ¿Pensaría que no había merecido la pena decir sí a la voluntad

del Padre?

No, María siempre � el, y siempre libre, mantuvo su sí hasta el � nal, hasta este momento

de oscuridad y de prueba. La Inmaculada no se dejaría llevar por la tentación de renunciar

a la libertad para refugiarse en las seguridades.

Te damos gracias Padre, por la libertad de María y la de tu Hijo Jesús que nos han hecho

libres a nosotros. Gracias por todos los que siguen siendo libres a veces a costa de muchas

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cosas. Y te pedimos por todas las familias para que sepamos vivir y crecer en la auténtica

libertad.

ORACIÓN:

Tenemos presente ahora en nuestra plegaria a las familias, para que sepan vivir y educar en los valores

que de verdad hacen libres a sus miembros.

PADRE NUESTRO.

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36 ViaCrucis conSanPablo

14ª estación

JESÚS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO

Elaborado por un seminarista.

Arciprestazgo de Ntra. Sra. de la Capilla de Jaén.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?; ¿la a� icción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?. ¿el hambre?, ¿la

desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?... Estoy convencido que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni

presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de

Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

(Rom 8,35. 38-39).

Estas son unas hermosas palabras de San Pablo en las que se expresa la esperanza cristia-

na y la con� anza inquebrantable en el amor que Dios nos tiene. Este es el fundamento de

nuestra seguridad, pues si Dios está con nosotros y nos ama hasta el extremo de darnos a su

propio Hijo, nadie podrá apartarnos de su amor. El amor de Dios, el que Dios nos tiene, se

ha manifestado en el amor de Cristo que se ha desvivido por todos. Este amor es una fuer-

za victoriosa que nos libera del pecado y de la muerte y de cualquier amenaza. Pablo sabe

muy bien que el cristiano está sometido a muchos peligros y necesidades: el sufrimiento,

la angustia, la persecución, el hambre..., pero de todo ello sale victorioso con la ayuda de

aquel que nos ha amado.

Ninguna realidad creada puede separarnos de la omnipotencia del amor. Ante el Señor

Jesús puesto en el sepulcro se hace el silencio, un silencio elocuente que nos ayuda a recor-

dar tantos gestos y palabras de Cristo…Es el gran momento de la esperanza cristiana, pues

lo que se ha sepultado no es la muerte, sino la Vida. Se ha enterrado el Amor, y el Amor es

más fuerte que la muerte; el Amor de Dios cruci� cado y enterrado ha tocado todas nues-

tras muertes y las ha convertido en semillas de resurrección.

Ahora es el tiempo de la verdadera esperanza, el tiempo de encender nuestras lámparas y

salir en busca del Amor, al encuentro de quien ya nos ha encontrado primero.

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ORACIÓN:

Padre bueno: en Cristo tu Hijo nos revelas tu amor, nos abrazas como a hijos y nos ofreces la posi-

bilidad de descubrir tu rostro misericordioso. Señor, abre con tu fuerza las puertas de nuestro corazón,

para que arraigue en él tu amor cruci� cado, y ya nada pueda apartarnos de ti. Que este amor sea la luz

que nos muestre la vocación a la que Tú nos llamas: ser santos como Tú eres santo. Te pedimos también,

que nunca falten a tu Iglesia sacerdotes que, con la palabra y los sacramentos, preparen el camino para

el encuentro contigo.

PADRE NUESTRO.

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38 ViaCrucis conSanPablo

15ª Estación

JESÚS HA RESUCITADO

Elaborado por una maestra.

Arciprestazgo de Ntra. Sra. de El Valle de Jaén.Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

“Es doctrina segura: Si morimos con Él, viviremos con Él. Si perseveramos, reinaremos con Él. Si lo nega-

mos, también Él nos negará. Si somos in� eles, Él permanece � el, porque no puede negarse a sí mismo”.

(2 Tim 2, 11-13).

Señor Jesús: hemos recorrido tu camino de dolor y muerte.

Estamos conmovidos por tan crueles sufrimientos: varón de dolores, despojado de � gura

humana, entregado a la muerte y una muerte de cruz.

Nos espanta la injusticia, la maldad del ser humano, la nuestra, la mía propia.

Pero el mayor asombro es que todo lo contemplado en las estaciones precedentes, suce-

dió por AMOR: por tu amor obediente al designio salvador del Padre, por tu amor genero-

so hacia nosotros, tus hermanos. Gracias por comprarnos con tu sangre; gracias al Padre,

que por medio de su querido Hijo, nos ha elegido, adoptado, liberado.

La carta de S. Pablo –ya próximo su martirio- a uno de sus discípulos (2 Tim. 2, 11-13),

nos anuncia: “Si vivimos con Él, si (a pesar de nuestra pobreza y di� cultades) perseveramos

con Él, si morimos con Él, reinaremos con Él”. A� rmación rotunda: reinaremos, resucitare-

mos, porque Cristo HA RESUCITADO.

Él se abaja, nos toma de la mano y nos dice: despierta tú que duermes, pues no te liberé

para que permanezcas cautivo del mal; levántate pues eres mi obra, creado a semejanza del

Padre; gózate, pues yo he merecido para ti el reino de los cielos. Basta que hayas permane-

cido unido a mí como el sarmiento a la vid.

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39Diócesis deJaén

¡Alabado seas, Señor Jesús!. Tu gloriosa Resurrección hace posible la nuestra. ¿Cabe no-

ticia más feliz?. Tú, Maestro bueno, Pedagogo de la humanidad, ayúdanos a vivir y comu-

nicar tan alegre noticia.

Timoteo, el querido hijo en la fe de S. Pablo, es requerido por éste –repetidas veces- a

enseñar tan saludable doctrina; a proclamar, en todo tiempo, el mensaje; a transmitir con

oraciones, obras y palabras la buena noticia del Evangelio. Hoy, que siguen siendo actuales

y urgentes las recomendaciones de Pablo a Timoteo, necesitamos la acción poderosa del

Espíritu en nuestras vidas: luz y fuego en nuestro interior, ilusión y esfuerzo en nuestra

docencia.

ORACIÓN:

Para que las madres y padres de familia sembremos y cultivemos con ternura la semilla de

la fe en nuestros pequeños.

Para que maestros y profesores orientemos la mente y el corazón de nuestros alumnos hacia

la auténtica Verdad, Belleza y Bondad.

Page 41: Via Crucis paulino

40 ViaCrucis conSanPabloPara que todos nosotros, que con� guramos la actual sociedad, respetemos la dignidad de la

persona y construyamos un mundo justo y fraterno.

Escucha nuestra oración, Jesús Resucitado. En Ti esperamos, pues sabemos de quién nos

hemos � ado. Tú que eres � el y estás sentado a la derecha del Padre, intercediendo siempre por

nosotros. Amén.

PADRE NUESTRO.

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Vicaría de Comunicación

Obispado de Jaén