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ANA LOURDES DE HÉRIZ RAMÓN Università di Genova Viaje por el sueño en la lexicografía española ' Como es bien sabido, la palabra sueño en español es polisémica porque se refiere tanto al acto o estado del que duerme como a las imágenes o a las historias que "vemos" mientras dormimos, a las ganas de dormir, a las ilu- siones imposibles, etc. Es por esto que consideramos interesante viajar por una serie de diccionarios para analizar a nivel diacrònico y a través de las analogías las decisiones que los lexicógrafos españoles han adoptado en la realización de sus obras frente a esta polisemia. No se trata de una investiga- ción etimológica. Tomamos como segura y bien documentada la informa- ción que nos da Joan Coromines a propósito de la etimología de sueño así como, por otro lado, han venido haciendo todos los diccionarios españoles posteriores a éste: SUEÑO, del lat. SOMNUS 'acto de dormir', con el cual vino a confundirse en castellano el lat. SOMNIUM 'representación de sucesos imaginados dur- miendo' Lo que nos interesa es estudiar el criterio lexicográfico que se ha segui- do en el orden de las acepciones de la entrada sueño en los diccionarios de la Real Academia y en otros más específicos o diferentes como el del Uso del español de María Moliner o los ideológicos. Las tres dudas que nos plantea- 1 La elección de este estudio, aparentemente muy específico, tiene su origen en el tema principal del Congreso anual de la Asociación AISPI de 1996 sobre "Sogno e scrittu- ra nelle culture iberiche". Nos pareció que el sueño nos brindaba una interesante ocasión para analizar en la práctica algunas cuestiones lexicográficas que se vienen discutiendo desde hace tiempo y que indudablemente se podrían controlar también en las acepciones de otros sustantivos polisémicos.

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ANA LOURDES DE HÉRIZ RAMÓN

Università di Genova

Viaje por el sueño en la lexicografía española '

Como es bien sabido, la palabra sueño en español es polisémica porquese refiere tanto al acto o estado del que duerme como a las imágenes o a lashistorias que "vemos" mientras dormimos, a las ganas de dormir, a las ilu-siones imposibles, etc. Es por esto que consideramos interesante viajar poruna serie de diccionarios para analizar — a nivel diacrònico y a través de lasanalogías — las decisiones que los lexicógrafos españoles han adoptado en larealización de sus obras frente a esta polisemia. No se trata de una investiga-ción etimológica. Tomamos como segura y bien documentada la informa-ción que nos da Joan Coromines a propósito de la etimología de sueño asícomo, por otro lado, han venido haciendo todos los diccionarios españolesposteriores a éste:

SUEÑO, del lat. SOMNUS 'acto de dormir', con el cual vino a confundirseen castellano el lat. SOMNIUM 'representación de sucesos imaginados dur-miendo'

Lo que nos interesa es estudiar el criterio lexicográfico que se ha segui-do en el orden de las acepciones de la entrada sueño en los diccionarios de laReal Academia y en otros más específicos o diferentes como el del Uso delespañol de María Moliner o los ideológicos. Las tres dudas que nos plantea-

1 La elección de este estudio, aparentemente muy específico, tiene su origen en eltema principal del Congreso anual de la Asociación AISPI de 1996 sobre "Sogno e scrittu-ra nelle culture iberiche". Nos pareció que el sueño nos brindaba una interesante ocasiónpara analizar en la práctica algunas cuestiones lexicográficas que se vienen discutiendo desdehace tiempo y que indudablemente se podrían controlar también en las acepciones de otrossustantivos polisémicos.

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mos estriban en que si ya desde temprana edad la palabra sueño tenía tantouna acepción "fisiológica" como "onírica", por qué la Real Academia decidióabrir las definiciones con el primer campo y no con el segundo, qué criteriose sigue para el orden de las diferentes acepciones y, por último, cómo orga-nizan la sección analógica los dos diccionarios ideológicos que hasta ahoratenemos a disposición, visto que éstos recogen los «campos de ideas» y elsueño se refiere al menos a dos.

Veamos entonces diacrònicamente cómo se fue definiendo la palabraque nos interesa. Sebastián de Covarrubias recoge sólo la etimología latina desomnus, i y se pregunta cómo algunos llegan a ésta a partir del griego hipnos.Pasa a contarnos después la historia mitológica del Dios llamado Sueño y lapesadilla de Nabucodonosor2. Si, en cambio, controlamos las definiciones deSoñar, vemos que ahí se recoge la acepción de la etimología no mencionadaen Sueño y que un verbo se define como si fuera un sustantivo: son ciertas fan-tasías que el sentido común rebuelve cuando dormimos. Actualmente, este cam-bio de categoría gramatical no se aceptaría3 pero sería anacrónico criticar elTesoro por estos errores. La Real Academia, en su primer diccionario, el deAutoridades, recupera en la entrada Sueño la omisión etimológica y concep-tual de Covarrubias respecto a somnium introduciendo como primera defini-ción para Sueño la de "acto de dormir (del lat. somnus)" y como segunda lade "suceso o especies que en sueños se representan en la imaginación (del lat.somnium)". Sigue luego con una tercera acepción que es la de "gana o incli-nación a dormir", una cuarta para "la brevedad y la ligereza con que cual-quiera cosa fenece y pasa", una quinta para "cosa fantástica y sin fundamen-to o razón", acabando con los sintagmas trabados y las lociones a sueño suel-to, en sueños o entre sueños, ni por sueño, y volvérsele el sueño del perro4.

2 S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o española, ed. de Martín deRiquer, Barcelona, Altafulla, 1989.

3 Sobre las condiciones que ha de cumplir la definición lexicográfica, consúltese lavoz definición lingüística y las indicaciones bibliográficas en J. Martínez de Sousa,Diccionario de lexicografía práctica, Barcelona, Biliograf, 1995. Sobre el caso que nos intere-sa, las normas actualmente en vigor proponen que un verbo se defina por otro verbo o pormedio de una perífrasis verbal, que los transitivos se definan mediante otro verbo transitivoy los intransitivos con un intransitivo o con un transitivo y un complemento directo.

4 Real Academia Española, Diccionario de Autoridades, (ed. facsímil), Madrid,Gredos, 1964, voi. III.

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Observamos que ya desde el principio de su labor lexicográfica, la RAEmezcló en el orden de las acepciones los campos semánticos del sueño, elfisiológico y el onírico. Y los otros diccionarios no académicos no hicieronmás que copiar lo que nació desordenado, sin efectuar nigún cambio.Damos sólo dos ejemplos como botón de muestra, porque son muchísimoslos diccionarios que vivieron de renta de la labor académica:

SUEÑO: 1. El acto de dormir. 2. El suceso o especies que en sueños se pre-senta en la imaginación. 3. La inclinación a dormir, y así se dice: tengo sueño,me estoy cayendo de sueño. 4. Cosa fantástica y sin fundamento o razón.{Diccionario enciclopédico de la lengua española, Madrid, Gaspar-Roig edito-res, 1855)

SUEÑO: 1. El acto de dormir. 2. El acto de representarse en la fantasía dealguno, mientras duerme, sucesos o especies, y estos mismos sucesos o espe-cies que se representan. 3. La gana de dormir y así se dice: Tengo sueño, meestoy cayendo de sueño. 4. Cosa fantástica y sin fundamento o razón. (D.Roque Barcia, Primer diccionario general etimológico de la lengua española,Barcelona, Seix, 1879)

Visto que no hay diferencias evidentes nos dedicaremos a controlar sola-mente las que si acaso hubo en las varias ediciones lexicográficas académicas,excluyendo las lexías o suben tradas {sueño dorado, sueño pesado), la fraseologíay las locuciones. El primer cambio apareció en la XII edición de 1884, cuan-do después de haberse suprimido las etimologías se volvieron a recoger en esaedición. Ahí, como hacía Covarrubias, se indica sólo que sueño viene del latínSomnus y ya no se indica que la etimología de sueño es un híbrido de somnusy de somnium. Las ediciones que siguen no cambian hasta que en la XVIII(1956) se presentan ambas etimologías juntas antes de abrir las diferentesdefiniciones de sueño. En la última edición de 1992, desaparece otra vez elorigen latino en somnium y se habla sólo de somnus. Cabe preguntarse porqué se ha decidido de nuevo esta omisión. Visto que la primera acepción quepresenta el diccionario académico (1. Acto de dormir) es la que tiene su ori-gen en somnus se podría deducir que se ha optado por ordenar las acepcionessegún su proximidad a la etimología5 y entonces se puede aceptar que la pri-

5 Este es el criterio en el orden de las acepciones que propone María Moliner: "Encuanto a la ordenación de acepciones, no se ha vacilado en adoptar la siguiente: conceder la

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mera definición sea la de "Acto de dormir". Sin embargo, la RAE — en lospliegos de principios de su Diccionario - propone otro criterio para el ordende las acepciones:

"Dentro de cada artículo van colocadas por este orden las diversas acepcionesde los vocablos: primero las de uso corriente; después las anticuadas, las fami-liares, las figuradas, las provinciales e hispanoamericanas, y, por último, lastécnicas y de gemianía"6.

Si es éste el criterio aplicado, lo que no llegamos a comprender es por quéempezar primero con una acepción y no con otra — visto que todas son deuso corriente - y por qué a la primera definición de un acto fisiológico, nole sigue la que está en cuarto lugar, del mismo campo semántico, gana dedormir. Bien es verdad que no son exactamente lo mismo estas dos defini-ciones; pero se refieren a la misma idea o situación. A estas dos acepcionespodrían seguir las que tienen que ver con el aspecto onírico: el acto de repre-sentarse en la fantasía de uno, mientras duerme, sucesos o especies y estos mismossucesos o especies que se representan.

Estas incongruencias nacieron en el Diccionario de Autoridades y luegose heredaron de edición en edición. Sin embargo, en la última, la Academiaha revisado las definiciones de esta palabra. Vemos que en la segunda y ter-cera acepción se ha optado por un cambio:

2. Acto de representarse en la fantasía de uno, mientras duerme, sucesos oespecies. || 3. Estos mismos sucesos o especies que se representan. (RAE,Diccionario de la lengua española, XX ed., 1984)

2. Acto de representarse en la fantasía de uno, mientras duerme, sucesos oimágenes. || 3. Estos mismos sucesos o imágenes que se representan. (RAE,Diccionario de la lengua española, XXI ed., 1992)

prioridad a la más próxima a la etimología, aunque no sea lo más usual ni siquiera usual, ycolocar las demás a continuación, en orden de proximidad conceptual a ella, de modo quecada una se justifique lo más posible por la anterior hasta llegar a las que, acaso, sin estemétodo, podrían parecer completamente desligadas de la etimológica", en Diccionario de usodel español, Madrid, Gredos, 1983, p. XXVIII.

6 En "Advertencias para el uso de este diccionario" del Diccionario de la lenguaespañola de la RAE, XXI Ed., Madrid, Espasa Calpe, Ed. de bolsillo, 1992, p. XXV.

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Los académicos han sustituido especies - que en su segunda acepción signifi-ca imagen o idea de un objeto, que se representa en el alma, por un término(imagen), que indudablemente es más actual y usual que el anterior. Sinembargo, la ficha de enmienda de la palabra sueño no ha recogido la aplica-ción de algunas normas de la definición lingüística que actualmente se inten-tan seguir bastante a rajatabla en la lexicografía española:

a) Por un lado, como indica Martínez de Sousa, "el número del descrip-tor debe coincidir, en general, con el del término definido"7. En cambio,Sueño se define en la tercera acepción con sustantivos sinónimos en plural:sucesos o imágenes. La forma correcta de la tercera acepción podría ser:

SUEÑO: Serie (o conjunto) de sucesos o imágenes que...

b) por otro lado, la tercera acepción no se puede someter a la ley desinonimia o prueba de sustituibilidad, según la cual el definido se ha depoder sustituir con la definición en los contextos en que ése se usa8. Si con-

7 J. Martínez de Sousa, Diccionario..., cit., p. 79.8 Para Manuel Seco la sustituibilidad del definido por el descriptor es "el banco de

pruebas de la definición" y defiende esta norma lexicográfica aunque le reconozca toda la difi-cultad en su aplicación {Problemas formales de la definición, en Estudios de lexicografía españo-

la, Madrid, Paraninfo, 1987, pp. 15-34). Este es un tema largamente discutido por lingüistasy lexicógrafos: J. Rey-Debove, Étude linguistique et sémiotique des dictionnaires frangais con-

temporains, La Haya-París, Mouton, 1971; J. y C. Dubois, Introduction à la lexicographie: le

dictionnaire, París, Larousse, 1971 y muchos más - véase nuestra nota 3, a propósito de ladefinición lingüística —. Ignacio Bosque advierte que una definición a la que no se le puedeaplicar la ley de sustituibilidad es en todo caso sólo "menos rigurosa porque la sinonimiaabsoluta no existe" (en Sobre la teoría de la definición lexicográfica, "Verba", 9, 1982, pp. 105-23). Conviene recoger aquí, aunque sea algo extensa la opinión de C. Castillo Peña al respec-to: "Es necesario dejar claramente contestadas algunas preguntas previas, especialmenteaquellas que hacen referencia al ámbito en el que se sitúa respectivamente el problema de lasinonimia y el problema del diccionario (...) Algunas afirmaciones ignoran, o quieren igno-rar, que la sinonimia es un concepto de la semántica, entendida como disciplina de la lin-güística que se ocupa de analizar todo lo referente al significado; mientras que la definiciónes el procedimiento del que se vale otra disciplina (la lexicografía) para elaborar discursosmetalingüísticos sobre los signos de una lengua dada. Afirmar que la definición sinonímicano es aceptable porque la sinonimia absoluta no existe vale tanto como desestimar las cuali-

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trotáramos esta norma en un enunciado como "He tenido un sueño horrible",sustituyendo sueño con la tercera acepción, nuestra frase se transformaría en:"He tenido estos mismos sucesos o imágenes que se representan'. Es evidente quela definición no es aceptable. El error está en la referencia anafórica que latercera acepción hace a la segunda. Julio Casares justificaba este error porque"para no repetirse, el diccionario define algunas acepciones con referencia ala que inmediatamente precede"9. Nos atrevemos a sugerir que la terceradefinición de sueño sea, por ejemplo, "serie de imágenes o sucesos soñados",donde la única dificultad que podría presentarse es la de remitir a través deun participio a otra voz del mismo campo semántico, el verbo soñar.

María Moliner ya tomó algunas decisiones a este respecto en suDiccionario de uso del español:

SUEÑO: 1. Estado del que duerme. || 2 (Tener) ganas de dormir. Tendenciafisiológica a quedarse dormido. || 3. Acción de imaginar sucesos y escenasmientras se duerme. || 4 Conjunto de sucesos y escenas que alguien se repre-senta mientras duerme.

Las acepciones se ordenan en relación semántica y el número del definidocoincide con el del descriptor. No obstante, la tercera y la cuarta definiciónse resisten a la prueba de sustituibilidad:

3. "El congreso se ocupa del sueño" —> "?El congreso se ocupa de la acción de ima-ginar sucesos y escenas mientras se duerme"

4. "He tenido un sueño horrible" —> "*He tenido un conjunto de sucesos y esce-nas que alguien se representa mientras duerme"™

dades de un reloj analógico de cuerda porque el tiempo como parámetro físico no existe", deLa definición sinonímica y los círculos viciosos, en "BRAIF, Voi. 72, 1992, p. 511.

9 J. Casares, Introducción a la lexicografía moderna, en "R.F.E.", Anejo LII, Madrid,1969, p. 7.

10 Marcamos con un asterisco (*) las secuencias que nos parecen agramaticales y conun signo de interrogación el grado de inaceptabilidad de un enunciado, según la convenciónde uso común en lingüística. Nada tiene que ver con esto, en cambio, el asterisco que J.Casares adopta para remitir a las listas de palabras de la sección analógica de su Diccionarioideológico de la lengua española, Barcelona, Gustavo Gili, 1982, del cual hablaremos másabajo.

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Para la cuarta acepción hemos propuesto una solución pocas líneas más arri-ba. Y en el caso de la tercera proponemos, también al Diccionario académi-co, si no se puede de alguna manera enmendar con una síntesis la terceraacepción actual y definir sueño así:

SUEÑO: 3. Acción de soñar.

Sería la entrada SONAR la que nos definiría más detalladamente esta acción.Y quizás habría que volver a controlar la definición de este verbo en elDiccionario de la Real Academia dado que remite a otras voces a su vez defi-nidas sin tener en cuenta lo que la más elemental psiquiatría ya ha admitidoy otros diccionarios han recogido hace tiempo. La RAE define así:

SOÑAR: 1. Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras seduerme.

FANTASIA: 1. Facultad que tiene el ánimo de reproducir por medio de imá-genes las cosas pasadas o lejanas, de representar las ideales en forma sensibleo de idealizar las reales.

ANIMO: 1. Alma o espíritu en cuanto es principio de la vida humana.

¿No es acaso mucho más clara y con menos connotaciones filosóficas y espi-rituales la definición que nos da el Diccionario de uso del español?:

SOÑAR: Imaginar mientras se duerme sucesos o escenas que se percibencomo reales.

Abandonemos ahora el recorrido diacrònico y comparativo para analizar ladefinición de sueño en la última edición del Diccionario de la lengua españo-la de la RAE. Para ello, copiaremos aquí las acepciones de la entrada que nosinteresan:

sueño: (del lat. somnus) Acto de dormir. || 2. Acto de representarse en la fan-tasía de uno, mientras duerme, sucesos o imágenes. || 3. Estos mismos suce-sos o imágenes que se representan.

Como se puede ver, ambos campos semánticos se definen con el sustantivoacto, derivado de acción, del que tantas veces la Academia echa mano.

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Controlamos entonces la definición que de acto se nos propone y observa-mos que se entra en uno de aquellos vericuetos sin salida que nos son pococlarificadores:

acto: 1. Hecho o acción.hecho: 1. p.p. irreg. de hacer. || (...) || 8. Acción u obra.acción: 1. Ejercicio de una potencia. || 2. Efecto de hacer.efecto: 1. Lo que sigue por virtud de una causa. || 3. Fin para que se hace unacosa.

Mucho se ha escrito sobre el abuso de fórmulas definitorias con acto, accióny efecto por parte de la Academia n . En el caso que nos interesa, nos pregun-tamos si el sueño es efectivamente el acto de dormir y por qué no el estado dequien duerme, como propone M. Moliner. Por lo que se refiere a la segun-da acepción, el sueño ¿es un acto o simplemente ese conjunto de sucesos o imá-genesi Será la sintaxis la que nos dará una mano esta vez para analizar mejorlas definiciones. La segunda y la tercera acepción de sueño no se comportansintácticamente de igual manera. Así como podemos decir:

— El sueño relaja los músculos (el acto de dormir relaja los músculos)

el mismo sustantivo en ese contexto no admite un artículo indeterminado ano ser que se determine más el núcleo nominal:

— * Un sueño relaja los músculos— Un [buen] sueño {profundo] relaja los músculos (aunque el acto de dormirbien o profundamente ya no es simplemente el acto de dormir).

Por lo que se refiere al sustantivo sueño de la tercera acepción — la del con-texto onírico —, observamos que admite cualquier determinante:

11 Esta forma de definir fue ya denunciada por J. Ribera en 1918, Los nombres de

acción en el Diccionario actual de la Academia, en "BRAE", V, pp. 281-97, M. Moliner,Diccionario..., cit, p. XVIII y Alvar Ezquerra en el prólogo al Diccionario general ilustrado de

la lengua española, Barcelona, Vox, Bibliograf, 19733, por lo que se refiere a la combinaciónen una misma acepción de los sustantivos acción y efecto de significado diferente.

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- Mi psiquiatra está interpretando uni eli aquel sueño (un sueño cualquiera/elque le acabo de explicar/el de la semana pasada)

y que, además, se puede presentar el sintagma en plural, lo cual resulta agra-matical con el sustantivo sueño de la primera acepción:

- Mi psiquiatra está interpretando unos/los/aquellos sueños- *Los sueños relajan los músculos (*Los actos de dormir relajan los músculos).

Indudablemente es muy simple comparar el comportamiento sintáctico dela primera y de la tercera acepción porque las reglas sintácticas se amoldan ados contextos pragmáticos muy diferentes: un sustantivo derivado verbal (elsueño fisiológico) que recoge sólo la acción o el acto de dormir y un sustan-tivo que define realidades más o menos tangibles y experimentadas por todos(el sueño onírico). Lo que es vivido como objeto de experiencia y deja hue-llas se puede determinar, mientras que los actos se reconocen por lo que deactivo tienen y por tanto, sólo en su efecto o resultado. ¿Qué decir entoncesde la segunda acepción si nos basamos en el análisis aplicado a las otras dos?Conseguimos con dificultad determinar sintácticamente el núcleo nominalsueño (acto de representarse en la fantasía de uno, mientras duerme, sucesoso imágenes) y únicamente en el caso de que contextualmente nos imagine-mos los efectos o el resultado del acto, pasando así al campo de la voz soñaro al de la tercera acepción (en este caso con resultados que rayan en lo agra-matical)

- Dicen que el sueño es bueno para la salud {soñar es bueno)- *Les preocupa el mal sueño (a los psiquiatras les preocupa la pesadilla).

Es por esto que insistimos en que una buena solución para la segunda acep-ción sería la que proponíamos más arriba (2. Acción de soñar) o definir sueñode forma extendida como hace M. Moliner (Acción de imaginar sucesos yescenas mientras se duerme)12.

12 Si salimos del campo de los sueños y controlamos otro sustantivo que defina tantouna acción como sus efectos o resultados, por ejemplo trazo, observamos que en este caso laAcademia ha resuelto el problema definiéndolo para la primera acepción con un sinónimode trazar, sustantivo de derivación verbal: "delineaciàn con que se forma el diseño o planta

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Otra cuestión que nos interesa analizar es la disposición taxonómica delos diccionarios ideológicos o analógicos respecto a los campos semánticosdel sueño. Estos diccionarios normalmente tienen varias secciones. En el casodel de J. Casares, se nos presentan tres: una sinóptica, una analógica oideológica y la alfabética. En esta última sección "señalan en la definición laspalabras que en ella representan los elementos lógicos para remitir así al lec-tor al lugar en que está clasificada la cosa definida" 13, generalmente con unasterisco o con un número. En el caso del Diccionario ideológico de Casares,si consultamos la voz sueño veremos dónde tendrá que buscar el usuario deldiccionario todas aquellas palabras afines a ambos significados de sueño:

*SUEÑO: 1. Acto de dormir. || *Ensueño, acción de representarse, en la fan-tasía, estando dormido especies o sucesos. || Estos mismos sucesos o especies.11 Gana de dormir.

Por un lado, la entrada remite con un asterisco a la misma palabra en la sec-ción analógica y, por otro, Casares ha introducido un sinónimo de la segun-da acepción académica {Ensueño) para poder remitir a otra lista. Pero comoambos significados de sueño se recogen en la misma entrada, el primer pasoserá buscar ese lema en la sección analógica. Las pautas de consulta de las"instrucciones para el manejo" del diccionario nos indican:

Pasemos a la parte segunda del DICCIONARIO, formada por la serie de losgrupos de palabras afines, ordenados alfabéticamente por la palabra que lessirve de enunciado o cabeza.

Si atendemos ahora a la estructura interna de los grupos, advertiremos quedifieren entre sí notablemente, aunque a todos se apliquen, si ha lugar, lasnormas siguientes: presentación por separado de las series de nombres, de ver-bos, de adjetivos, de adverbios, etc., y luego, en los grupos que lo requieren,

de cualquier cosa". Es obvio que la misma operación sinonímica no se puede realizar consueño, porque no existen verbos de sinonimia completa para soñar y no existe el sustantivode derivación verbal soñación. Podemos recurrir sólo a las varias realizaciones del sueño, bue-nos o pesadillas que sean. Quizás sería osado proponer aquí que se suprima incluso la segun-da acepción pero habría que estudiar más detenidamente por qué no tiene apenas realiza-ciones contextúales.

13 J. Casares, Diccionario..., cit., p. XX.

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subdivisiones más sutiles dentro de cada categoría gramatical, basadas en laanalogía de conceptos. Así, cuando una serie de nombres, por ejemplo, apa-rezca dividida en secciones mediante espacios en blanco, se ha de entenderque los nombres de cada sección tienen entre sí más afinidad que con losrestantes de la misma serie14.

Seguimos, pues, estas indicaciones y vamos a la parte analógica, donde sedescubre que hay una única palabra cabeza de grupo {Sueño) y que no hayninguna subdivisión entre sueño, letargo, cabezada, siesta, bostezo, etc., y pesa-dilla, aunque no sean de la misma serie. Es verdad que se resalta en negritaensueño para buscar allí, si nos interesa, las palabras afines a la segunda acep-ción 15; sin embargo, alguna subdivisión en el grupo anterior nos pareceríaoportuna. Y si vamos a ensueño tampoco se disponen en subgrupos palabrascomo pesadilla, quimera e imaginación, cuando estas dos últimas son afinesa otra acepción de sueño en el mismo diccionario:

SUEÑO: 6. fig. Cosa fantástica, *inexistente o *irracional.

acepción que, a su vez, remite con los asteriscos a otras cabezas de grupo enla parte analógica. Todos estos vericuetos podrían haberse evitado si las cabe-zas de grupo hubieran sido los verbos dormir y soñar, pero, "para las cabezaso epígrafes se han preferido los nombres substantivos que ofrecen mayorextensión lógica que las restantes partes del discurso"16. Esta decisión ha for-zado al lexicógrafo - que suele respetar las definiciones académicas - a intro-ducir en la segunda acepción el sinónimo ensueño, palabra que, como recuer-da Coraminas en su Diccionario etimológico, "es probablemente una creaciónde los humanistas del siglo XVI, inspirada en el latín, y quizá algo apoyadapor la existencia de ensoñar" y que Cervantes critica en las personas que se

14 J. Casares, Ibidem, p. XVI y XVII.15 J. Casares, Ibidem, p. XVIII: "Importa mucho no cerrar las salidas laterales, sino

señalarlas más bien de manera ostensible. A este fin responden las palabras que figuran inter-caladas, con letra llamativa, entre la serie natural de las voces de cada grupo. Tales palabrasimpresas en negritas, no forman parte propiamente de la serie; su misión se reduce a avisaral lector que el léxico perteneciente al concepto evocado por cada una de esas palabras indi-cadoras se desarrolla con toda la amplitud deseable en el correspondiente lugar alfabético".

16 J. Casares, Ibidem, p. XVI.

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preciaban de "hablar bien". Muchos pliegos de principios de los diccionariosmodernos echan a faltar un diccionario de frecuencias actualizado y, si lohubiera, probablemente ensueño no aparecería como un sinónimo de sueñomuy frecuente. Para Coraminas, es indudable que el español no ha sentido lanecesidad de un sinónimo de sueño ni de una evolución diferente del latínpara las dos ideas principales como ocurrió con las otras lenguas románicas17.Eso no quiere decir que los diccionarios ideológicos no deban individuar unaidea afín para encabezar el grupo de palabras que se relacionan con el sueñoonírico y para el que tiene relación con el aspecto fisiológico, separando asíbajo listas diferentes todas las ideas que se refieran a cada uno de los campossemánticos.

El otro diccionario que se presenta como Diccionario ideológico de lalengua española (Bibliograf 1995), bajo la dirección de Manuel AlvarEzquerra, contiene cuatro secciones: la parte sinóptica, la analógica, un índi-ce alfabético y un diccionario ordenado por abecé. En el índice alfabético senos propone tres grupos para la idea sueño: descanso, deseo e imaginación. SiCasares presentaba dos campos semánticos en sus acepciones {sueño yensueño), nos encontramos aquí, en cambio, ante tres propuestas que ademásno consiguen representar por sinonimia directamente el campo de lo oníri-co. Sueño, pesadilla y alucinación se encuentran - en la parte analógica — enel grupo de la imaginación mientras que dentro del grupo descanso se cobijasubconsciente con una señal de que es a su vez cabeza de grupo aparte. ¿Porqué hay que viajar tanto para recoger las afinidades? ¿Se debe acaso al hechode que si se abriera otro grupo para el campo de lo onírico se recogeríanpocas palabras? Eso no puede ser motivo suficiente. Es probable, en cambio,que la propia polisemia de sueño relacione continuamente varias ideas entresí, porque es evidente que quien no duerme no sueña y que los deseos nosiempre se corresponden con la realidad.

Para esta última cuestión, nuestra propuesta es la de invertir los cami-nos del sueño en los diccionarios ideológicos. Si sólo se admiten sustantivoscomo cabezas de grupo, se pueden presentar tres ideas como descanso, ima-ginación y subconsciente, por ejemplo, para encontrar en cada uno de estosgrupos la palabra sueño y las otras ideas afines de cada serie. Porque, de nohacerse así, se recoge la homonimia de esta palabra, no se respeta, en cam-

En italiano: sonno/sogno; en francés: sommeil/réve; en catalán: son/somni; etc.

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bio, su polisemia y no se recorre el camino que en su día quiso abrir Casares,"de la idea a la palabra y de la palabra a la idea"; ya que en el caso que hemosanalizado se persiguen continuamente las ideas y se diseminan las palabrasperdiéndose.

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