villancico de alberto

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EN LAS VALLAS DE MADERA En las vallas de madera convergían, como acometidos que agrandaban la marea principal, los estudiantes que al final de las clases surgían de todos los sectores. Algunos salían por la izquierda, otros por la derecha. La joven multitud, con infernal ruido, se agolpaba en la rampa gritando con desenfado y euforia por la alegría que produce el final de las clases. En la memoria de Álvaro se unían las voces de la salida con los cánticos recién coreados en la clase. Pensó que aún estaban muy vivos, pero pronto se olvidarían con la rutina diaria. En el amplio hall de la entrada en que confluyen todas las escaleras se veía llegar a todos los niños, y antes de salir definitivamente a la calle, todos se mezclaban. Las sudaderas sin marca abundaban más, pero también había alguna de adidas destacándose entre la muchedumbre de jóvenes cansados.

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EN LAS VALLAS DE MADERAEn las vallas de madera convergían, como acometidos que agrandaban la marea principal, los

estudiantes que al final de las clases surgían de todos los sectores. Algunos salían por la izquierda, otros por la derecha. La joven multitud, con infernal ruido, se agolpaba en la rampa gritando con desenfado y euforia por la alegría que produce el final de las clases. En la memoria de Álvaro se

unían las voces de la salida con los cánticos recién coreados en la clase. Pensó que aún estaban muy vivos, pero pronto se olvidarían con la rutina diaria. En el amplio hall de la entrada en que

confluyen todas las escaleras se veía llegar a todos los niños, y antes de salir definitivamente a la calle, todos se mezclaban. Las sudaderas sin marca abundaban más, pero también había alguna de

adidas destacándose entre la muchedumbre de jóvenes cansados.