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    FIN DE SIGLO

    (El sesgo clsico en la ltima poesa espaola)

    ANTOLOGA

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    LUIS ANTONIO DE VILLENA

    FIN DE SIGLO

    (El sesgo clsico en la ltima poesa espaola)

    ANTOLOGA

    VISOR MADRID 1992

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    Volumen CCXCIII de la coleccin visor de poesa

    Luis Antonio de Villena VISOR LIBROS

    Isaac Peral, 18-28015 Madrid

    ISBN: 84-7522-293-5Depsito Legal: M-37 903-1992

    Impreso en Espaa - Printed in SpainGrficas Muriel. C/ Buhigas, s/n. Getafe (Madrid)

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    PRLOGO

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    LA RESPUESTA CLSICA(El sesgo por la tradicin en la ltima poesa espaola)

    Cuando un contemporneo especialmente si l mismo es escritor opoeta, pero muy a menudo tambin crtico escribe sobre otros contemporneos,es casi inevitable que tome partido1. Teniendo este axioma en cuenta (la dificultad

    de acercarse objetivamente a lo cronolgicamente cercano) es evidente que lasmayores posibilidades de acierto crtico vendrn de la cercana estilstica oanimolgica entre el crtico y lo estudiado. No me importa, por ello, empezardeclarando que lo que voy a denominar (muy genricamente) tradicin clsica es,en la mayora de sus vertientes la poesa que yo prefiero como lector, quiz la queen buena medida, me cuadre como autor, asimismo. Pero decir que esta poesa esla que ms me gusta, y reconfirmar es bien sabido que tal lnea potica hasido la predominante y ms seguida en los aos ochenta y entre la generacin ms

    joven, no excluye reconocer (verdad de perogrullo que muchos opinantes yactuantes evitan) que existen hoy otras varias lneas en el quehacer potico minamalismo, metafsica, irracionalismo y que en todas ellas se han dadologros notables. Que no me refiera a ellas en este texto que quiere seguir unaespecfica senda no equivale a que las ignore ni las repudie.

    Qu puede entenderse por tradicin clsica?

    Si tenemos en cuenta el an clebre libro de Gilbert Highet, The ClassicalTradition. Greek and Romn influences on Western literature (1949), reseado yampliado, para el mbito hispnico, por Mara Rosa Lida de Malkiel 2 tradicinclsica sera la pervivencia histrica de temas, actitudes y modos de los escritores

    grecolatinos a travs de las literaturas occidentales, desde la Edad Media hastaahora mismo. Lo que supondra naturalmente varias tradiciones clsicas:Dramtica, pica, lrica, y an estas subdividibles en gneros como epopeya,1 Lo toma incluso adoptando y ello es peor aires de toga universitaria y de supuesto discursocientfico Tal es caso del prlogo verbigracia de Jenaro Talens a la antologa de LeopoldoMara Panero Agujero llamado Nevermore (Ctedra, Madrid, 1992). En el Talens (poeta enejercicio de la Generacin del 70) apuesta por una lnea esttica de esa generacin, hoy ya plural,en detrimento de otra a la que considera oficial o institucionalizada Interesante prologo parapolemizar, sentir y discutir, el texto de Talens De poesa y su (b) versin debe entendersemenos como un ensayo acadmico que como una toma de postura. O sea, como texto de combate.2 Gilbert Highet:La tradicin clsica. (Influencias griegas y romanas en la literatura occidental.)

    Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1954. La resea de M.R. Lida de Malkiel La tradicinclsica en Espaa est recogida en el tomo al que da ttulo, con artculos de similar orientacin,La tradicin clsica en Espaa, Ariel, Barcelona, 1975.

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    comedia, stira o elega... Claro es que voy slo a referirme a la tradicin lrica,que partiendo de la griega arcaica (Safo, Alceo, Anacreonte, Mimnermo)alcanzara a los elegiacos latinos (Propercio, Tbulo u Ovidio) y se remansara enla impresionante tradicin del epigrama griego, que entra en el mundo bizantino, oen poetas como Catulo, Horacio, el Virgilio de Las Buclicas, el Estacio de lasSilvas o an el Ausonio de los Idilios... Si algo comn se desprende(sucintamente) de esos y otros autores es un concepto humanista del poema. Untexto que rico y fiel a las reglas de la retrica mezcla vida y mitologa, sabery experiencia, y se demora y vara en los temas de amor desdichado o ardiente, lamelancola del paso del tiempo, el regusto ntimo del retiro del mundo, lacelebracin de los amigos, el paisaje o el bienestar de un vivir que pese a las

    sombras del Hades se quiere hedonista siempre. Con lo que (aunque prensado)no me parece inexacto decir que la tradicin clsica (lrica) es (aparte de latransmisin de topoi, de citas o referencias directas) un poema elegiaco,experiencial y de fabricacin culta, sea en el mismo utillaje retrico, sea en lasalusiones mitolgicas o librescas. Cuantos han seguido la tradicin clsica (lricay satrica) no han renegado de estas premisas, aunque lgicamente las hayanllevado a su tiempo, y hayan ido viendo crecer el acervo posible de la cultura.(Con lo que un poeta de tradicin clsica, terminara siendo, tambin, no sloquien se refiera explcitamente a la grecolatinidad, sino a cualquier autor anterior,que no contradiga de manera expresa, la frmula general citada.) Pensemos enEzra Pound un libro tan hermoso como Personae, pensemos en Auden, enCernuda... Lo que les une (son tambin muchas las diferencias) es evidentementesu asentimiento a esa tradicin clsica.

    La tradicin clsica y la poesa de la Generacin del 70

    Se ha dicho ya varias veces que los primeros aos de la generacin del 70(entre 1966 y 1972, el perodo novsimo o veneciano) fue una suerte dealucinacin de falsa vanguardia. Aquella poesa se comport y epat desde un

    afn de modernidad y ruptura que analizados muchos de aquellos poemasacaso no posean del todo. Lo que pudiramos llamarpoema veneciano (desde Arde el mar, As se fund Carnaby Street o el inicial Museo de cera) eraesencialmente una mezcolanza, un totum revolutum, cuyos ingredientes singularizados no eran nuevos (surrealismo, escritura automtica, culturalismo,elipsis escritural, simbolismo, referencias cinematogrficas o a la cultura demasas) pero cuyo conglomerado o cocktails era novedoso y como tal fue sentido.En ese poema veneciano que aspiraba a romper y que de alguna manera lo hizo

    se cruzaban, en convivencia, mltiples tradiciones, pero como se creaesencialmente un texto renovador, la tradicin clsica cuando exista no eraen l sino un ingrediente ms en la mezcla, esencialmente un factor cultista u

    ornamental (por ejemplo en el ttulo del segundo libro 1970 de Flix deAza,El velo en el rostro de Agamenn). Citas o referencias en el contexto de un

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    concepto variar enseguida) y siempre tambin busca de temas clsicos, que irnde lo cotidiano a lo melanclico de visos metafsicos. Aunque el referente estar

    para unos en autores lejanos y para otros en la tradicin ms cercana (AntonioMachado, Juan Ramn, Manuel Machado, los modernistas menores, los poetas del50) lo que en nada perturban, aunque s distingue, el concepto de tradicinclsica. As, si el primer libro de Francisco Bejarano, Transparencia indebida(1977) es fundamentalmente elegiaco y experiencial dentro del tono vitalistay prcticamente carece de referencias culturales obvias; el primer libro deAbelardo Linares, Mitos (1979), melanclico tambin y teido de amor a los das,est, por el contrario, lleno de homenajes cultos (una seccin se titula

    Dedicatorias y homenajes y las referencias clsicas abundan: Dionisios,

    Anacrentica, Orfeo, Hcate, Epitafio de Agemarco, Abderita, Anank... y melimito a citar ttulos. Sin embargo, pese a la diferencia exterior, son libros de unaliento comn. Sintase la comunidad (hablo de tono, no de influencias) de estosversos:

    Estn ah. La tarde recorta sus siluetas.Amadas sombras muertas, figuras en reposo,s que estaris conmigo como un sol invisible.

    (Bejarano)

    Porque nada es la sombra de la muerte,su presencia terrible, si en el pechoalienta confitada la esperanzade arrebatarle todo lo que amamos.

    (Linares)

    La tradicin clsica y el cultismo grecista

    Para algunos los referentes grecolatinos son la mdula de la tradicin

    misma, que desde la Edad Media (el Libro de Alexandre o la Historia Troyana)hasta hoy, expresaran una nostalgia por la plenitud de una cultura perdida, y lanecesidad de renovar el ahora actitud humanista buscando el apoyo de unmundo pasado que, comprendido, nos permitir avanzar y asumir mejor laactualidad absoluta. Hallaramos vergeles clasicistas en el Renacimiento o elBarroco, pero tal como podemos interpretar ahora la tradicin clsica, nos remiteal romanticismo. Fueron los poetas (y eruditos) romnticos del Norte verdaderos descubridores del Mediterrneo los que sintieron en las alusionesclsicas y especialmente en el mundo griego, no slo un modo de ensancharculturalmente la connotacin del poema (eso estaba ya en el Renacimiento) sinocierta comunin mtica con nuestra propia vida. En Keats, en Shelley, enHlderlin, en Von Platen, al hablar de Grecia, sus mitos y sus jornadas, se ponemscara de prestigio, a lo que (entre otras cosas) estn sintiendo los poetas

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    Martnez Sarrin) por acercarse a un modo potico entonces finales de 1982encumbrado...

    Hasta aqu he nombrado a poetas (en un momento u otro) pertenecientes ala generacin del 70. Da la sensacin de que el regusto culturalista, que vena deltiempo novsimo, hizo ms apetecible esta poesa de la experiencia, teida dehelenismo ntimo o externo, para los poetas de ese grupo, ya que en los poetasnuevos, la tendencia se encuentra en menor medida. Podramos citarAlma deltiempo (1978) de Luis Martnez de Merlo (que combinar esta forma, al principiosin agudizar la esttica, con otros acercamientos a la tradicin clsica en Fbulade Faetone, 1982 y Orphenica lyra, 1985) el inicial El Sur(1980) de SerafnSenosiain Erro, Hiperinida (1982) de Aurora Luque, Las Bacantes (1984) de

    Mercedes Escolano, En el banquete (1987) de Andrea Luca o Tras sus doradashuellas (1986) de Alberto Montaner Frutos, que algo debe tambin a la estticaveneciana. Entre los autores hoy ms conocidos o estimados de la generacin del80, podramos hallar an seales de grecismo en el primer libro de Felipe BentezReyes,Paraso manuscrito (1982).

    Pero, considerando que esta forma, en general ms aparente, de latradicin clsica slo de manera tangencial (o inicial) interesa a los poetas delochenta, cabra ver qu elementos constituyen esta esttica, quedando acaso, comosuelo de fondo, para la continuidad en otro modo de la tradicin. Considerando adems que esa lnea grecista alcanz tal xito y fructific tanto en epgonosmenores (a partir sobre todo, de 1983) que, despus, Juan Goytisolo pudo hablar,en chiste atinado e injusto, de los cien mil hijos de Cavafis5 frmula en la queGoytisolo tan puntilloso en lo que le afecta no separaba las voces de los ecos,ni tan siquiera influencias como la de Cernuda o Gil de Biedma, tan distintas ens, de la estrictamente cavafiana.

    El uso de la tradicin clsica bajo esta forma grecista, supuso el cortedefinitivo con la esttica veneciana, guardando el afn culturalista. Trajo o volvia traer (pero bajo mscaras cultas) la poesa de la experiencia, y un apetito decotidianeidad, nuevamente disimulado por homenajes y nombres ilustres. Su

    preocupacin formal mayoritariamente no iba hacia la mtrica ni menoshacia las estrofas clsicas espaolas, sino que prefera el verso libre y sus

    combinaciones, aunque la atencin rtmica a los poemas es mayor, en renovacin,que la que suele atribursele. Redescubre en esa bsqueda de las fuentes latinas,Catulo, Marcial la stira bajo su frmula epigramtica, y siguiendo el

    5 Dice literalmente Juan Goytisolo: la cfila o rebao elegiaco de los cien mil hijos de Cavafis , enNotas sobre la poesa de Jaime Gil de Biedma, Revista Litoral (Homenaje a Gil de Biedma),Mlaga, 1986. Juan Goytisolo a quien evidentemente seduce poco el modo potico de latradicin clsica hizo el juego, acaso sin saberlo, a quienes, por aquellos aos, se referan aautores diversos agrupndolos (como malicia doble) bajo el rtulo ridculo de poesacernudiano-cavafiana, unin de dos poetas muy diversos, dentro de la tradicin clsica, a los que une ssu condicin homosexual. Como si, por opuesto motivo, cometiramos el disparate de mencionaruna poesa nerudano-saliniana, porque ambos celebran mujeres. Bien que, refutado el disparate y

    la maldad (a los que se agreg Goytisolo) verdad es que, la esttica grecista, e incluso cierta modaefbica, produjo (mediando los 80) cansancio, epigonismo y repeticin. Lo que como siemprenada tena que ver con los mejores.

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    planteamiento inaugurado bajo los romnticos nrdicos, asistimos en general a unproceso en el que el poema busca poderosamente acercarse a la vida real ycontempornea sobre la que reflexiona o se refleja, bien que el poeta precise engeneral mscaras y adornos clsicos que adems de ensanchar la significacin oconnotacin del poema ofrecen una ptina de cultura, que se desea comoocultamiento y como prestigio. Los temas sern, pues, del mundo cercano, pero

    propendiendo a abstracciones ilustres, marcadas por la tradicin. No slo eltiempo que huye o la caducidad de las cosas, sino la perfeccin celeste de la

    belleza, y a menudo, su encarnacin en cuerpos juveniles.Vaya de ejemplo un poema de Jos Mara lvarez, fechado en 1985.

    LA BELLEZA DE HELENA '

    Pensad en Troya.La historia esconocida. El vientode la destruccin arrasando

    sus murallas, el hierro griego que traspasala carne de sus hijos, la peste de la muerte,los alaridos bestiales de Casandra.Y recordad entonces algo.

    Ni en la ltima horapudieron los troyanoscondenar a la mujer que les trajera

    su aniquilacin.

    Culpaban a los dioses.Y en el abismo del horror an conservaronel sueo que los haba deslumbradoante Helena.Y perecieronY pereci su estirpe.Sin que ninguno se atrevieraa condenar a la Belleza.

    La tradicin clsica en cercana

    Si en principio tradicin clsica es la bsqueda (con intencin renovadora)del mundo grecolatino; yendo ms adelante, tradicin clsica puede ser adems la

    bsqueda de los autores que, remitindose en ltima instancia al concepto lrico osatrico de la poesa helnicoromana, resulten histricamente ms cercanos al que

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    escribe, incluso preferentemente hispanos. Y as cuando la tradicin clsica sevuelve cuestin de sentimientos, temas y tono, puede prescindir de las referenciasexteriores clasicizantes que, finalmente, acaban por resultar retricas.

    A mediados de los aos ochenta el sesgo grecista empachaba de epgonosy fingido tono latino (que afect tambin a autores de generaciones maduras,

    pinsese en Tsalas para un mosaico 1985 de Vicente Nez) y claramentelos poetas nuevos, la ya actuante generacin del 80, haba abominado (dijimos quenunca fueron devotos) de esa tendencia. Los nuevos poetas buscaban las formasms cercanas de la tradicin clsica, autores del siglo, y sus preferidoscompaeros de ruta fueron los poetas de la Generacin del 50, a los quereivindican y exaltan (pero sobre todo a Gil de Biedma, Brines y a ngel

    Gonzlez) y los poetas de la generacin anterior que, abandonando el culturalismoy el verso libre, reclaman una poesa de la experiencia, ms cotidiana y msmedida. Ah estarn Juan Luis Panero (versolibrista y cultista, s, pero de autores ymundos muy cercanos), Francisco Bejarano, especialmente a partir de Recintomurado (1981), que posee an algn rasgo grecista, y sobre todo en Las tardes(1988); pero muy especialmente, Jon Juaristi, Luis Alberto de Cuenca, AndrsTrapiello y acaso (ha tenido menos eco) Lorenzo Martn del Burgo o AbelardoLinares. Juaristi con Diario del poeta recin cansado (1985) y Suma de variaintencin (1987) une cotidianeidad, irona y vuelta ocasional a la mtrica clsica.Cuenca, esencialmente con La caja de plata (1985), reincide en otro modo de locotidiano, y utilizando tambin versos tradicionales, hace entrar el sueo (como lohar Martn del Burgo en Raro 1982 y Jarvis1987) en esa mismacotidianeidad que no teme los nombres cercanos de novias, ni los de las calles del

    barrio favorito. Abelardo Linares a partir de Sombras (1986) y de su ltimo libro,Espejos (1991), abandonado el afn cultista de su primer texto, entra tambin enel mbito del amor cercano, de los sueos como parte de la vida, y de ese hacermtrico, que une la poesa con sus medidas ms habituales. Todos ellos son poetasde voz propia aunque cuenten (se han unido estticamente a la generacin ms

    joven) con rasgos comunes. Quiz el ms sintomtico de los aludidos por ellado buscadamente provocador de sus ttulos sea Andrs Trapiello. Su segundolibro se llama Las tradiciones (1982) ttulo que usar para la reunin de su

    poesa en 1991 y su ltimo, hasta hoy,El mismo libro (1989).Las tradiciones aque alude Trapiello, ese no importar volver a lo de siempre, son autores cercanos alos que aludir enseguida (en su caso Unamuno, Antonio Machado y el JuanRamn ms lrico, esencialmente) pero sobre todo, sus temas. Cuando Trapiellohabla de tradiciones est aludiendo a asuntos que la poesa novsima porejemplo hubiese juzgado periclitados, pero de los que nuestro autor (menosformalista mtricamente, al inicio, que sus compaeros) presume: La vida delcampo, los paisajes, la vida de las cosas, la melancola de las tardes, noviembretriste, las viejas ciudades provincianas, el crepsculo, los libros viejos... DiceTrapiello (en el poema Unos soportables de La vida fcil (1985): Mi vida sonciudades sombras, de otro tiempo. Y titula otro poema del mismo libro: Belleza

    de las cosas marchitas. La tradicin es, aqu, crepuscularmente, lo cercanoanterior, entendiendo como mejor vida. El mundo provinciano sentido como

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    paraso y correlato de un alma. Por lo dems si ese mundo y esos temas estn yaen Las tradiciones, sus libros siguientes que no varan de cosmovisin sonformal y poticamente ms logrados. Si con estos autores a los que podramosaadir a Javier Salvago, Miguel d'Ors o Eloy Snchez Rosillo estamos ya en elumbral de la tradicin clsica en la estricta generacin del 80, de la que losreferidos segn ya dije se consideran compaeros de viaje, hora es de ver, losingredientes que para esta generacin tiene este uso tradicional. (Naturalmente lascaractersticas que voy a enumerar no se cumplen todas en todos los autores, perosiempre se halla en ellos alguna).

    1. Reivindicacin de la Generacin del 50. Quiz Jaime Gil de Biedma seael poeta-emblema. Tambin Francisco Brines.

    2. Reivindicacin del tono coloquial o nostlgico de los modernistasmenores (Fernando Fortn) o el lirismo elegiaco temporal de Antonio Machado.

    3. Reivindicacin de Manuel Machado de El mal poema: Poesa de labohemia y de la noche.

    4. Acercamiento al onirismo cercano. Maestra de Borges. Quevedo.5. Acercamiento a poetas extranjeros prximos a lo anterior: Auden y an

    ms, Philip Larkin (traducido varias veces por lvaro Garca). Tambin lossimbolistas ltimos: Francis Jammes. Las teoras de Eliot y Auden. QuizUmberto Saba y los crepuscolari italianos. De fuera o de nuestro idioma poetas o

    prximos: De este siglo o finales del pasado. Los clsicos como tales quedan deteln de fondo.

    6. Poesa de la experiencia: Cotidianeidad, claridad, temas prximos, seanurbanos, amatorios o nostlgicos. Evocaciones del pasado. Fuerte presencia de latemporalidad. Elega. Paisajismo.

    7. Retorno al verso clsico blanco (endecaslabo y alejandrino sobre todo,heptaslabo a veces) y otras a la mtrica clsica: Soneto, pero tambin laalambicada sextina. Usada modernamente por Pound y Auden, pero tambin porGil de Biedma. Casi siempre se prefiere el verso tradicional al libre (que existeasimismo) aunque sin llegar a los amaneramientos amerengados de los discpulosandaluces de Antonio Carvajal poeta de mrito supuestos reivindica-doresdel Siglo de Oro. Otra estrofa no rara muy machadiana ser el serventesio o

    el cuarteto de rimas cruzadas en alejandrinos.8. Voluntad (hacia el lector) de conmover, lejos del intelectualismo fro odel culturalismo exhibidor. El poeta como el lector es un hombre normal, detodos los das. Que el poema parezca la vida, recree la vida. Experienciascomunes y una base (coloquial) de lenguaje colectivo. El poeta no es un chamn,ni un brujo, ni un esteta excepcional. En su prlogo a la poesa de Felipe BentezReyes, Luis Garca Montero habla de una poesa que le sea til al lector6.

    9. Actitud sentimental, alusiones familiares, vitalismo hedonista. Bsquedade la intensidad. (La del instante y la que el poema busca salvar en s mismo).Tradicin clsica: Experiencia, elega, hechura culta.

    6 Luis Garca Montero, Felipe Bentez Reyes, la poesa despus de la poesa (Pg. 18). En FelipeBentez Reyes.Poesa (1979-1987), Hiperin, Madrid, 1992.

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    Poetas de esta tradicin clsica (Algunas notas)

    Quiz sea Juan Lamillar uno de los poetas de esta lnea con mayorpropensin metafsica. Su poesa parte de la experiencia y se recrea en imgenes.Suele ser una poesa sensorial no en balde es uno de los nuevos que ms sereclama de un poeta redescubierto por la generacin anterior, Pablo Garca Baena

    pero el final no es una constatacin moral o personal, sino cierta abstraccinque quiere superar la ancdota. Todo lo cual es bien visible en su ltimo libro

    publicado, El paisaje infinito (1992) en el que parte de temas dados temasqueridos y frecuentemente familiares para buscar una visin global (a veces con

    toques borgianos) esencialista. Quiz sea la de Lamillar la poesa ms literariadesde la orilla de la experiencia y el poema habitable.La poesa de Luis Garca Montero un tiempo el ms cercano al tono de

    Gil de Biedma es quiz la que cumple ms rigurosamente y al fin con mspersonalidad, los postulados de una renovada potica de la experiencia. Poesaque habla y medita sobre la vida ms cercana, Garca Montero ha sabido hacerguios a los gustos de su generacin por la estrofa y la rima (Rimado de Ciudad,

    gloga de los dos rascacielos) pero es uno de los poetas que se ha mantenido mscercano a una poesa de ritmo propio, esto es (como quera la modernidad) quecada poema crease su ritmo interior. Reflexiva y tierna (Garca Montero, con ungrupo granadino de amigos, reivindic una nueva sentimentalidad) su poesa

    busca desesperadamente la cotidianeidad en su aspecto ms coloquial y hasta mshumilde. Su ltimo libro, Las flores del fro (1991) que ser uno de los librosemblemticos de la generacin, bajo esta mirada de tradicin se acerca en sus

    poemas ms logrados y originales (vase Tienda de muebles) a lo que he llamadonueva poesa social. Una salida (como veremos adelante) a la posible cerrazn deuna potica este uso de la tradicin clsica a punto de cumplirse. GarcaMontero es uno de los poetas del haz generacional para quien ms ntidamenteuna poesa clara, racional o experiencial, deba suponer, al tiempo, modernidad,entendiendo por tal (entre otras cosas) cercana a las formas de vivir mscontemporneas. Dira yo que en esto (y hablo de poetas de calidad) Las flores delfro es la antpoda de El mismo libro de Trapiello. Sin embargo otro signo

    generacional el coloquialismo de Garca Montero, su cercana a la escenadirecta, la entrada en el texto de lo que algunos llamaran antipotico (losreiterados mensajes de las azafatas en el avin) no supone jams dejacin de unverso cuidado y pulido que debe conmover. Y en literatura sabemos es laforma la que emociona.

    Inicindose con un libro que como dije algo deba an a la vetacultista y helnica de la tradicin clsica (pienso en poemas como Murmullos enescuela neoplatnica otica a Julio en Paraso manuscrito) a partir deLos vanosmundos (1985) Felipe Bentez Reyes pas a ser uno de los poetas mscaractersticos de esta generacin. Su tono, su decir, la claridad del verso (quesiempre ha defendido en sus poticas) hacen de l uno de los poetas ms clsicosdel grupo. Ha usado a Manuel Machado y a Borges, pero tambin a poetas delSiglo ureo a quienes, naturalmente, no ha imitado. Gustoso de la estrofa y

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    sobretodo del verso clsico, ha conseguido frecuentemente que el sonido delpoema no est lastrado por lo sabido y sonoro de los ritmos. Su poesa de laexperiencia siempre de impecable hacer se ha decantado habitualmente por elmundo de la bohemia juvenil nocturna o por temas literarios que alcanzan (desdeel sentimiento del yo) elfugit irreparabile, la juventud y an la adolescencia

    perdidas, y la melancola que resulta de ambas cosas (tiempo y juventud). Poeta amenudo citado por sus coetneos (vase el poema de Lamillar La palabraimposible) viene a ser uno de los paradigmas del grupo, en especial, conLa malacompaa (1989): Elegante, razonador, melanclico, bohemio, literario,experiencial, moderadamente coloquialista (coloquialismo de buen fingidor)Bentez Reyes es uno de los ms puros representantes de este tono que comento

    de la tradicin clsica: Ya nos lleva la vida por senda entenebrada, /solos ante ladestruccin de cuantos amamos.

    Si podemos decir de un poeta que es cercano a otro, salvando bien sussingularidades y diferencias, nada ms natural que acercar a Carlos Marzal conFelipe Bentez. Marzal, con su primer libro El ltimo de la fiesta, 1987 nosllevaba a un mundo de mala vida, de pasiones oscuras, de nocturnidad urbana,digmoslo, con menos literaturidad que Bentez Reyes, aunque en cercana.Marzal es tambin un poeta de verso ntido, meridiano, pero en l la poesa de laexperiencia se va (tambin eso es clsico) hacia lo sentencioso. De pocos poetasse podrn sacar, fcilmente, tantos versos lapidarios, y sobre todo en La vida de

    frontera (1991) hay ms all ahora del nocturnero un talante meditator,filosfico de filosofa moral y eudaimomista que es quiz en el verso bienhecho, en lo clsico asumido, incluso a veces queridamente pulido su tono ms

    propio: Parnasiano y vitalista. Poeta aficionado a los toros, Carlos Marzal haciendo ntido lo que muchos de su generacin asumen ms privadamente haencarado el miura de las influencias. (Vase su poema Media vernica para donManuel Machado.) Al aceptar ser nieto de Don Manuel no es el nico o

    podra haber dicho, asimismo, sobrino de Francisco Brines, est aceptando unmagisterio e incluso una imitatio, que es consustancial a la tradicin clsica(todos somos, necesariamente, hijos o nietos de alguien que nos informa) peroest proclamando y demostrando, tambin, que tal hacer no es jams bice para la

    existencia de voz propia y an de propio hacer. Al apoyarnos sabiamente en unmaestro, le asumimos y le modificamos, y tras esa elaboracin ntima, surge otravoz que es, claramente, la nuestra. Este procedimiento, naturalmente frecuente enla generacin que comento (e insisto, en cuantas buscan el paraguas de lo clsico)Carlos Marzal lo ha desvelado en un atinado poema.

    Leopoldo Alas se abri a la poesa con un libro desigual y lleno de chispasoriginales:Los palcos (1988), quiz uno de los textos del grupo generacional quecontena ms embriones de singularidad: Delirios de adolescente divertido quevea el mundo con un punto de asombro, que inclua dentro la locura de laracionalidad.En La condicin y el tiempo (1992), Alas se ha acercado ms al tonohabitual de su generacin: Poesa de experiencia y meditacin, el lado ldico ha

    desaparecido bajo el manto de la reflexin, o mejor del dao, La poesa ltima deAlas, ms clsica, ms reposada y honda, es formalmente una de las menos

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    cercanas del grupo al ideal (no seguido por todos) de los metros clsicos. En estoLeopoldo Alas se acerca ms a los poetas de la generacin anterior pese a susltimos intentos de normalizacin que, como he dicho, crean ms en loshallazgos del versolibrismo que en los esperables repiques del alejandrino.Cotidianeidad y discurso sobre lo vivido repensado en la tranquilidad, diraWordsworth siguen constituyendo la base, a la par que un lenguaje habitualsuavemente literaturizado. (Menos en el caso de Alas, que en Lamillar o BentezReyes.)

    Esperanza Lpez Parada es, hasta hoy, el nico poeta de los aqu recogidosan indito en libro. Su cercana a la tradicin clsica (en lo que he podidoconocer) es meditativa. Busca una poesa donde el factor experiencia quede

    sometido a una reflexin que le acercara a lo abstracto. Ello es evidente en ellibro titulado Los tres das, pero se vuelve ms luminoso, ms cercano a unaexperiencia de un yo colectivo, en lo avanzado de Las causas transparentes que

    parece un intento inconcreto en su concepcin de rehacer a su modo laclebreAntologa de Spoon Riverde Edgar Lee Masters, naturalmente deudora desde su ttulo de los epitafios de laAntologa Palatina.

    Uno de los grandes temas de la poesa de la experiencia, y por ende de latradicin clsica, es la rememoracin, revisitar el pasado, modo perfecto deamalgamar experiencia, nostalgia ligada al tiempo y meditacin sobre lavida. Eso es lo que ha conseguido el libro ms logrado de Jos Antonio MesaTor: El amigo imaginario (1991). Pasando de la mtrica clsica (sonetos noestruendosos, no esperables) a un verso libre asilvado, asistimos en todo el libro alrepaso de una vida joven que (porque es tiempo) puede sentir pesadumbre ynostalgia. Al rehacer una biografa los temas experienciales aparecen en su

    plenitud: Familia, amigos, vivencias sexuales, recuerdos veraniegos de ocio... Sinembargo toda esta temtica hallar su ms hondo sentido potico al sentirseembarcada en el tiempo, fluyendo, escapndose... Muchos lectores y desdeluego los menos afectos a esta potica suelen extraarse de la prontitud con queuna tenaz melancola aparece en poetas que apenas han cumplido (o no hancumplido) treinta aos. Se puede hablar de moda? Epigonalmente s, porqueentonces el poeta vive en el modelo de otro. Pero en los poetas genuinos, la

    melancola es autntica: No es sino la sensacin archiclsica del pasar deltiempo. Pensemos que Jorge Manrique gran melanclico muri con treinta ynueve aos. La melancola es una forma (dira Machado) de la propia palabra enel tiempo.

    Empezando en una poesa bien hecha que deba algunos timbres a LuisRosales (Santuario), Vicente Gallego ha llegado con su ltimo libro Los ojosdel extrao, 1990 a uno de los textos bsicos del tono generacional. En un versolibremente clsico, Gallego (el ms amatorio, sino el ms ertico de todos estos

    poetas, el ms inspirado por la pasin del cuerpo) alcanza el equilibrio que buscala poesa ms clsica: Simbiosis entre temas vitales, lengua coloquial (noconfundir con coloquialismo) y un andamiaje de ingredientes cultos que, ms o

    menos explcitos, conforman la estructura del poema. La nostalgia se contrastasiempre con el arrebato, y la vida se centra en la carne y en los libros. Por lo

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    dems frente a poemas que parecen en los peores poetas de esta senda noenfocados, no ntidos, neblinosos (lo que en poesa de la experiencia es undefecto) los poemas de Gallego son siempre textos ntidos, melanclicamenteracionalistas, sin que ello les merme un pice de misterio. En la tradicin clsicala vibracin potica (misteriosa) del poema empieza despus de la luz, la claridado el deslumbramiento. Lo que tampoco le impide a Vicente Gallego aunque nolo ostente una propensin metafsica, aprendida quizs en su paisano FranciscoBrines.

    Tras unos inicios titubeantes, lvaro Garca, con su libro La noche juntoal lbum (1989), ha acertado con el tono propio. Ha elegido como luego sucoterrneo Mesa Tor el repaso de lo vivido.

    Pero desde esa cercana los resultados son obviamente distintos. Como ensu potica declara, lvaro Garca busca lo sencillo, lo til (palabra muygeneracional) y lo esencial. Sin ninguna necesidad de volverse abstracta pese asu concentracin la poesa de lvaro busca la intimidad, mejor, el corazn de laintimidad. Frente a los poetas cercanos a lo narrativo, l apuesta por una poesaminimalista, aunque experiencial y surgida de una reflexin (quintaesenciada)sobre su propio vivir. Poesa, pues, biogrfica que se siente tentada por unamanera concentrada que habitualmente suele ser ms propia de poetasintelectualistas o cercanos a la poesa pura. La singularidad de lvaro Garcaradica en dar un tono moral y vital a unos poemas que parecen destinados a locristalino. Al poliedro fro.

    Tambin Luis Muoz que se inaugur como poeta muy joven hainiciado su tono con Septiembre (1991). Libro (como el mes que evoca) sobre la

    prdida de la adolescencia o la primera juventud. Aunque la tendencia de Muozsea meditativa, volvemos a encontrar aqu (con otra voz) los ingredientes quehemos visto como definitorios del uso experiencial de la tradicin clsica:Vitalismo, elega, reflexin de cercano aire moral, bienhechura formal, que buscamenos en el caso de este poeta, los referentes clsicos. Una poesa esencialmentede la prdida. Porque es imposible encarar el amor a la vida (que toda poesaelegiaca alberga) sin esa sensacin de transitoriedad y ocaso. Advirtase en elmejor poema me parece de Luis Muoz:Fbula del tiempo. Todos los poetas

    resumen (con voces propias, diferenciadas, logradas o esperanzadas) una poticaesencial y unitaria. Una potica del humanismo.

    * * *

    Naturalmente la tradicin comentada no se acaba (dentro de los poetas dela generacin del 80) en los que he escogido y citado. Me parece justo agregarotros ttulos y nombres: De la renuncia (1989) de Jos Gutirrez, La tumbaetrusca (1992) de Jos Carlos Llop, algo tentado por el culturalismo al modo de lageneracin anterior,Europa (1986) de Julio Martnez Mesanza, Sortilegio (1983)

    de Jos ngel Cilleruelo, Un verano de los 80 (1991) de Antonio RodrguezJimnez, Lugares comunes (1991) de Leopoldo Snchez Torre, Crcel de amor

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    (1988) de Amalia Bautista, Vidas ajenas (1991) de Rafael Inglada o todos lospoetas que aparecen en la antologa de Francisco Bejarano, La poesa ms joven.Una antologa de la nueva poesa andaluza (1991). Pero acabar con un libroreciente, Vuelta de hoja (1992) de Antonio Cceres, que es un verdadero eptomede todos los caracteres apuntados en esta manera de la tradicin clsica: Laestrofa se muestra del soneto a la sextina (incluso hay un soneto dedicado alsoneto), la melancola se mezcla con la temporalidad, el amor sereno con el cultoa los amigos y un cultismo no ostentoso (las alusiones a Ariosto, por ejemplo) conlos viajes. Libro transparente, meditativo, experiencial y de versos que propendena la luz (sin olvidar a Borges o a Manuel Machado) Vuelta de hoja es uncompendio, el punto de madurez (de inflexin?) de una trayectoria esttica.

    Quiz un poema de este libro pueda ser cifra de esta tendencia:

    IMAGEN CONOCIDA

    de soslayo los miras y en sus ojosburlones cuando pasas te reflejascomo guiol de hurao gesto.Te sientes observado y los rechazas.Quizs porque no entiendes al muchachoque con ellos ira cada noche

    por los bares, tratando de encontrarse.As se van, si no los ms dichososlos aos cuyo paso es ms ligero:

    sin sospechar que son una corrienteque nunca se detiene, irreparable

    Espejismo de ti, si la desdeas,tambin sientes nostalgia de esa imagen.

    Consideraciones ltimas

    Toda antologa como ha quedado claro es una opcin. Yo he hecho lama. Me parece prudente, realista y tambin esperanzada. Sin embargo es tanto elepigonismo que empieza ya a surgir en esta esttica que tan atractiva haresultado a los ms jvenes que no me parece muy difcil advertir que esta noes una antologa de inicio sino de cierre. O en otras palabras, los poetas que

    pretendan perseverar en alguna forma de la tradicin clsica se vern, muypronto, forzados a un giro. Los ms perspicaces y alerta ya lo saben. Siempre esdifcil adivinar hacia dnde vaya ese giro, pero presumiblemente (dentro de los

    baremos de esta tradicin) deber ir hacia una intensificacin del realismo y elcoloquialismo, lo que llamo nueva poesa social (que desde luego no debe

    implicar descuido formal) acaso una poesa del realismo sucio (los aspectos msdegrados o srdi-cos de la vida urbana) o una poesa de mirada ms colectiva.

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    Una poesa que se plantee la renovacin de los topoi literarios: Hablar de latristeza o de la angustia, sin las imgenes del mar otoal o de la lluvia tras loscristales. O desde otra perspectiva, que conecta con lo ltimo apuntado unaindagacin en la plural e inquietante condicin psquica del hombre, que abranuevos caminos a la expresin razonada, brillante, comunicable de lainterioridad.

    Apuntar que el uso que recojo de la tradicin clsica ha tenido enAndaluca aunque en absoluto de manera exclusiva un campo de mayorcultivo, pero tambin de peores excesos. (El sonetismo repetitivo, o el usomimtico y anacrnico de los grandes poetas del XVII), y en la coleccin

    Renacimiento de Sevilla (dirigida por Abelardo Linares) uno de sus sitiales, casi

    dira aunque nuevamente haya excepciones, dentro y fuera el paradigma.El sesgo clsico siempre ha sido (ya ha vuelto a ser)?ui gozne clave en

    nuestra poesa.Concluir diciendo que si responsabilidad ma es el nombre de los

    antologados, los poemas incluidos han sido bsicamente eleccin de cadaautor. A todos les ped un poema como potica, para evitar aclaraciones en prosaya hechas (y an varias veces) por casi todos. Finalmente recordar que el origende esta antologa est en las jornadas sobre Poesa ltima que se celebraron enMadrid, en el Crculo de Bellas Artes, en Noviembre de 1991, organizadas por my auspiciadas por la Fundacin Loewe. Dar gracias a Enrique Loewe, y a JessGarca Snchez que mostr inters inmediato por el proyecto editable me

    parece un buen fin. A los antologados les gustar, creo, este eplogo latino. DiceQuintiliano: Prima est eloquentiae virtusperspicuitas, que se podra traducir: La

    primera virtud de la elocuencia es la claridad.Que siga sindolo.

    Luis Antonio de VillenaMadrid-agosto-1992

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    JUAN LAMILLAR(Sevilla, 1957)

    Libros publicados (poesa):

    Muro contra la muerte (1982)

    Interiores (1986)Msica oscura (1989)El arte de las sombras (1991)El paisaje infinito (1992)

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    POTICA

    Para alcanzar qu voz,qu cuerpo presentido,qu noche de amistad,qu playa embelleciendo la memoria,escribo este poema?

    Alguien deca unos versos,y una msica oscura perdurabams que el mar esa noche.

    Cmo trazar tu risa en el recuerdo,y aquel fulgor vencido de la hoguera?Qu rescoldo brillante me quema ahora las manos?

    Frente a otro mar ms misterioso escribo.Frente a otra playa an ms intangible.

    (De Msica Oscura)

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    CIUDAD DEL SUR

    Este claro sosiego de luz mediterrneaen la ciudad celeste, invadida de sol.Aqu, no conoce la sombra ms senderoque el de la huida, para seguirlo siempre,y el blancor incendiado de los murosno tarda en contagiarse si caminas despacio

    por callejas de fieltro.Porque este sol es gozo aunque te hiera,y tan oscuro el mar desde la noche en calma,y tan hondo el silencio mientras lo ests mirando,que nada es tan difcil como querer marcharteen busca de otros sitios donde acabar tus das.

    Ciudad que en la ceniza tata sus ceremoniasy con el mar las unge y con el sol las alzaa vivir cotidiano, en ti, contigo, siempre.

    (De Muro contra la muerte)

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    PARA VENCER AL TIEMPO

    El que logre disolver la mirraen la sangre, vencer al Tiempo.

    Canciller Bacon

    Mirra en la sangre para vencer aL Tiempo.Mirra disuelta en sangre, y oscuros pasadizos

    para llegar a lluvias. Hermosos samuriscombaten entre juncos. Para vencer al Tiempoy saber esta noche nuevos itinerarios,viajes imposibles.Mirra en la sangre contra lo que corrompe.Aquellas ciudadelas en eclipse,o la ermita en ruinas junto a la laguna,la enorme soledad de las montaas,senderos que bordean un monasterio.

    Detente en los brocados, renacentistas joyas,tempestades en calma del Giorgione.Para entrar en el Tiempo, las puertas de Ghiberti,el solo resplandor de su equilibrio.

    Mirra en la sangre: ser tu esclavo el Tiempo,y recorres ahora Lisboa revisitada,

    bajas de los tranvas, mirador frente al Tajo,y aquel cuadro del Bosco en el Museo,msica de Bontempo, la tumba de Camoens,la sombra dividida de Pessoa.

    Esos muros azules corrompindose: ventanas a la noche.Para vencer al Tiempo, mirra en la sangre.En oscuras ciudades te seguira buscando,recordando jardines donde estuvimos juntos,la msica y los besos compartidos.

    Saturis en derrota, hermosos centuriones,abandonan batallas, pasadizos de lluvia.La brisa entre los juncos. Mirra en la sangre.

    Para vencer al Tiempo, este poema.

    (DeInteriores)

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    EN SOMBRA, LOS AMIGOS

    Si esta eternidad fuese tan slo msica.

    En sombra, los amigos. Charlie Parkercreciendo oscuramente en la penumbra.Salgo al balcn, y me adentro en la noche:me miente la ciudad su madrugada.Otra vez los amigos,el resto de ginebra en las conversaciones,los estantes, las fotos, este momento nicode irona y juventud.

    Si esta eternidad tan engaosa,tan desoladamente plcida,fuera tan slo humo,cancin triste apagndose.Charlie Parker nos vence, aunque esta piezaya la toc maana.

    (DeInteriores)

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    LA PALABRA IMPOSIBLE

    Alguien est escribiendo un ltimo poema,lcida ceremonia, incierta despedida,

    pues no hay muros de cal contra la muerte,y s jazmines pstumos, y sombras.Recuerda ahora su primera entrega,los mitos que forj cuando era joven,

    sus lejanos poemas de naufragio,la luz dejndose abrazar por un ngel en llamas.Contempla un paraso manuscrito,los vanos mundos que persigui un da,aquel cuadro del fauno que se burla,desde lo azul, de todo. Siente levela trgica conciencia del instante,y pasin y paisaje dan fe de su existencia.En interiores calmos, su soledad conformeva trazando viajes imposibles,y abre junio, junto al portn oscuro,simblicos museos, reconstruye teselasde un mosaico que representa el mundo.Para aplazar la muerte, est jugando ahoracon viejos epitafios de suicidas,con la caja de plata de amores ya extinguidos.Escucha el contrapunto de las horasmientras traza la rbrica, la fecha.Vuelve a leer el raro sortilegio,variaciones sobre un tema que no puedeextinguirse.

    Ms all de la noche, en lo oscuro,los silenciosos acogen la palabra imposible.

    (De Msica Oscura)

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    LISBOA: UN RECUERDO

    Puede que sea Lisboa tu voluntad perdida,la ciudad entre salmos que contina llamndote.Aunque volver sera peregrinar en vano,s que regresars, solitario y vencido,

    perdindote en Alfama, como si nuncahubieses transitado su laberinto humilde.

    Recuerdas, adems de azulejos y tranvas,el acorden suplicante de aquel ciego,sorpresa hiriente en los pasillos grisesdel metro, all en la Baixa?Arrasaba su msica el silencio de esto,y la cancin vulgar sonaba por solas galeras,transformada en lamento.

    Subir hacia la luz signific aquel da abandonara Orfeo en su doble tiniebla.

    (De Msica Oscura)

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    EL MILAGRO DE LA LUZ

    Si detienes el tiempo, la msica y la noche,todo lo que es posible que detenga el amorsegn las tradiciones, segn las fantasas:el curso de los astros, el rumbo de los ros,el cauteloso proceder de la Historia y sus gestos,detn la luz tambin en este instante:

    se har el milagro de la luz,que exalta a medioda la grandeza del mundo,la infinitud del mar que nos contempla.Haz que esta luz nos acompae siempre,gozosamente inmvil, en todos los exilios

    posibles de la vida, en todos los infiernostan oscuros sin ti que nos prometen.Haz que la luz sea mar, y tiempo, y laberinto,y compartida soledad contigo.

    (DeEl arte de las sombras)

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    ILUMINADO MAR DESNUDO

    Tras meses de interior, de nuevo el mar.Ensombrecido, iluminado mar desnudo.

    Nos sigue interrogando como entonces.Desde siempre pregunta y acompaa.Es tema en la ciudad y aqu presencia.Su eternidad es falsa: ha aprendido a fingirla.

    Es falso que se deje surcar por los navos.Nunca sucedi ningn naufragio.Nadie habit jams sus jardines inciertos.Puede ser sueo el mar? Puede ser rosa?Caballos en la orilla definen su inconstancia.Es un tiempo distinto el que lo rige,y una misma belleza lo hace mito.

    (DeEl arte de las sombras)

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    LA DESPEDIDA DEL FANTASMA

    Ya no vendr ms a molestaros.Ya no ms en la noche los extraos ruidos,las luces que se encienden a solas, inseguras.Adis al tintineo de la cermicay a la risa sorpresa de los cuadros.Adis a los cuidados y amorosos desveloscon que cerrabais puertas y ventanas

    y mirabais los muebles con lenta incertidumbre.Ya no veris mis huellas imprevistasleves huellas, de acuerdo sobre el silln,a un lado la ginebra y el suplemento semanal.Am vuestras costumbres, que siempre interrumpa.Goc las desnudeces que a veces me obsequiabais,cuando al salir del bao os quedabais atentos,escuchando mi risa apenas perceptible.Yo correga poemas olvidadosy aada precisin a los artculosinterrumpidos en la noche.

    Deslic alguna vez algunas fechas falsas,algn dato espectral e inexacto:ni siquiera cobraba mis disfraces.Jams tuve la idea de aparecermeen sbana interior: casto y sencillovagaba en ese limbo que son las casas cultas:drama en la bibliotecaal no encontrar elLibro de los Muertos(me entretuve leyendoPedro Pramo).Para no despertaros, me puse auricularescuando quise escuchar la coleccin deRquiems(la versin del de Mozart, excesiva y romntica).

    No tengo tiempo ya de ordenaros el lbumde las fotografas: amigos y viajes.Dejo ya de inquietaros:conozco demasiado de vosotros,y ahora que acaba junio debo vagar por playasy otros sitios propicios a las apariciones.Adis, adis, amantes

    para los que fui invisible:espero saludaros en cualquier otra vida.

    (DeEl arte de las sombras)

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    LOS AUTMATAS

    Este noble inters por los autmatas,sus arduas convicciones, sus secretos,sus mecanismos plidos de amor y complacencia,sus fugaces horscopos, su inenarrable afnde burla hacia lo eterno.Acaban en s mismos sus geomtricos goces,

    sus oscuros designios infalibles.Su alma es un conjunto de resortesde mgica y efmera influencia.Una sonrisa azul de maylica amargaaparenta la vida entresondose.Autmatas de Innsbruck, de Yuste o San Lorenzo,espejos contrariados de Csares y prncipes,fatuos divertimentos de fiestas cortesanas.Advertimos en ellos el desdn, el presagio.Su msica es metlica y niega el sentimiento.Sorprendemos sus manos anunciando la nada,trivial desolacin y la costumbre impuestade repetirse siempre, de alzar su eternidadmientras construyen simulacros, triunfos, ceremonias.

    (DeEl Paisaje infinito)

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    SOBRE ALTARES Y SMBOLOS

    La amable negligencia de tu vozen tan distintos mbitos, tus gestoscontenidos, la aurora de tus ojos,dan al instante toques de lujuria.La refuerzan el oro adormecidoy salomnico, letras de incienso

    escribiendo en la noche,y sones de azabache despertandolas fieras escondidas en las tumbas:los leones herldicos, las guilascon sus alas de muerte,acaso el unicornio en un blasnque custodia un olvido, unas cenizas.Dime si no es verdad que ahora t reinassobre altares y smbolos,en la luz claururada de vidrieras solemnes,mientras yo soy tu esclavo, atado a la columna.

    (DeImagen del veranoIndito)

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    EL PACTO CON LA SERPIENTE

    Me salv Mario Praz de la catstrofe.T tan lejana, creando incertidumbrecon llamadas escasas de telfono.Los celos, su fantasma, paseando

    por mi mente, mi cuarto, por mi vida.Y escribe Mario Praz sobre fantasmas

    esta vez culturales, sobre el dobley D'Annunzio, sobre Proust y Kokoschka,sobre la ms hermosa de las tumbas,y vas desvanecindote, y ya erestan t que la otredad no me lastimacon el mismo rigor, con su insistencia.Pero paso la pgina y, de nuevo,tras la imaginacin prerrafaelista,aparecen tus gestos, tus palabras de duda,el laberinto que querras salvar,una frase que duele porque no aclara nada.Vuelvo al liberty y a los Nazarenos:de nuevo eres un nombre y un perfume,una confusa situacin, tan leve.Pact con la serpiente tu secreto.

    (DeImagen del veranoIndito

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    LUIS GARCA MONTERO(Granada, 1958)

    Libros publicados (poesa):

    Y ahora ya eres dueo del puente de Brooklyn (1980)

    Tristiaen colaboracin con lvaro Salvador (1982)El jardn extranjero (1983) Rimado de ciudad(1984) gloga de los dos rascacielos (1984) Diario cmplice (1987) Las flores del fro (1991)

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    POTICA

    Ro seco, silencioque bordea la puerta de mi casa.

    En el cauce de piedras estancadasse levanta la hierba,aparecen objetos sorprendidos,

    mundos sin nombre,vida que se confunde con la muerte.Pero hay tardes que llevan mis dos ojoshasta el cauce del ro,y entre las piedras fluyeel agua imaginada de la luzdeshacindose.

    Quizs...,tal vez por eso,alguien plant los rboles enfrente,

    vinieron labios jvenes,bancos humanizados por la sombra.Y sobre el cauce vuelan muchas tardes

    pjaros y miradas, solitariosrostros que se persiguen en el agua,

    buscando un tiempo vivo y detenido,una memoriaen la que sujetarse.Yo no le debo besos,

    pero quise deberle este poema.

    (Indito)

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    SONATA TRISTE PARA LA LUNA DE GRANADA

    A Marga

    Le ciel est par-dessus le toit.Paul Verlaine

    Esta ciudad me mira con tus ojos,parpadea,porque ahora despus de tanto tiempoveo otra vez el piano que sale de la casay me llega de forma diferente,huyendo del saln,abordando las callesde esta ciudad antigua y tan hermosaque sigue solitaria como t la dejaste,cargando con sus plazas,entre el cauce perdido del anhelo

    y al abrigo del mar.

    Si estuvieras aqunada hubiese cambiado sino el tiempo,el cadver extrao de sus rosque siguen sumergidoscomo t los dejaste.Ahora

    siento otra vez mi cuerpo poblarse de veletasy lo veo extendido

    sobre generaciones de ventanas antiguasmientras la noche avanza solitaria y perfecta.

    Somos de una ciudadcargada de paciencia,que no conoce el sueo de los invernaderos,ni ha vivido la extraa presencia del amor.Como pequeas venaslos comercios esperan para abrirse maanay el deseo no existems all de la luna de los escaparates.

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    omos la posguerra por la radio,y lejos,

    bajo las cruces fras de las plazas,ancianas sombras negras paseabansosteniendo en las manosnuestra supervivencia.

    Esta ciudad es ntima, hermosamente obscena,y tus manos son plidaslatiendo sobre ellay tu piel amarilla, quemada en el tabaco,

    que me recuerda ahorala luz artificial del alumbrado.

    Vuelvo hacia ti. Mi corazn de bholo reciben sus piernas.Como testigos mudos de la historiaacaricio las cpulas perdidas,

    palacios en ruina,fuentes viejasque recogen la lunadonde van a esconderse los ltimos abrazos.

    Verdes en el cansanciode todas las esquinasesta ciudad me mira con tus ojos de musgo,me sorprende tranquilade amor y me provoca.

    Amanecemoradamente un daque las calles comparten con la lluvia.La soledad respira ms all

    de las grasy mi cuerpo se extiende

    por una luz en celo que adivinalos labios de la sierra,la ropa por las torres de Granada.

    La madrugada dejarastros de oscuridad entre las manos.Oigouna voz que clarea. Lentamentelos tejados sonren cada vez ms extensos,

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    y as,como una ola,entre la nube abierta de todos los suburbios,esta ciudad se rompe sobre las alamedas,

    bajo los picos ltimosdonde la nieve aguardaque suba el mar, que nazca la marea.

    (DeEl jardn extranjero)

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    RECUERDO DE UNA TARDE DE VERANO

    Aquel temblor del musloy el diminuto encajerozado por la yema de los dedos,son el mejor recuerdo de unos dasconocidos sin prisa, sin hacerse notar,igual que amigos tmidos.

    Fue la tarde anterior a la tormenta,con truenos en el cielo.T apareciste en el jardn, secreta,vestida de otro tiempo,con una extravagante manera de quererme,

    jugando a ser el viento de un armario,la luz en seda negray medias de cristal,tan abrazadasa tus muslos con fuerza,con esa oscura fuerza que tuvieronsus dueos en la vida.

    Bajo el color confuso de las flores salvajes,inesperadamente me ofrecastu memoria de labios entreabiertos,unas ropas difciles, y el rayoapenas vislumbrado de la carne,como fuego luntico,como llama de almendro donde pusela mano sin dudarlo.Por el jardn, el ruido de los ltimos pjaros,de las primeras gotas en los rboles.

    Aquel temblor del musloy el diminuto encaje, de vello traspasado,su resistencia elsticavencida con el paso de los aos,vuelven a ser verdad, oleaje en el tacto,arena humedecida entre las manos,cuando otra vez, aqu, de pensamiento,me abandono en la dura solucin de tus inglesy dejo de escribir

    para llamarte.

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    (DeDiario cmplice)

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    CANCIN

    Bajo una lluvia fra de polgono,con un cielo drogado de tormentay nubes de extrarradio.

    Porque este amor de llaves prestadas nos envuelveen una intimidad provisional,

    paredes que no hacen compaay objetos como bhos en la sombra.

    Sonlas sbanas ms tristes de la tierra.Miracmo vive la gente.

    (DeDiario cmplice)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    CANCIN 19 HORAS

    Quin habla del amor?Yo tengo fro y quiero ser diciembre.

    Quiero llegar a un bosque apenas sensitivo,hasta la maquinaria del corazn sin saldo.Yo quiero ser diciembre.

    Dormiren la noche sin vida,en la vida sin sueos,en los tranquilizados sueos que desembocanal ro del olvido.

    Hay ciudades que son fotografasnocturnas de ciudades.Yo quiero ser diciembre.

    Para vivir al norte de un amor sucedido,bajo el beso sin labios de hace ya mucho tiempo,yo quiero ser diciembre.

    Como el cadver blanco de los ros,como los minerales del invierno,yo quiero ser diciembre.

    (DeLas flores del fro)

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    BARRIADA DEL PILAR

    Ellos son diferentes.Lo saben porque el tiempo detiene su mercadoy pasa sin usurasni diezmo de silencio,

    por una extraa conspiracin de vida.

    A las tres de la tarde,en la pequea intimidad de un coche,se apagan los latidos del trabajo,al ritmo lento de la caravana.

    Ellos son diferentes.El universo frena su mecnica,de beso en beso, en nubede piel enrojecida,

    porque el amor los marca todavaal mes de conocerse, los abraza

    como paredes hmedasde pintura reciente.

    Y ya no importa el rumbo de las tresde la tarde, las horascasi envueltas en papel de regalo,entre nombres que salen de su antigua rutina,

    Barriada del Pilar, ocho kilmetrospor una carretera con semforos,coches encadenados, impacienciade gente que se cruza y las afueras

    de una ciudad sin brillo en la cuneta.Ellos son diferentes.

    Pasa el amor y dejasus huellas, es verdad; pero te juroque tambin hay nostalgia de uno mismo,necesidad de abrirse hasta una imagenms piadosa del mundo.

    Si no tenemos prisa, le dice, mientras vuelvea frenar y la besa

    con los ojos cerrados un momento.

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    (DeLas flores del fro)

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    TIENDA DE MUEBLES

    A Silvia y Felipe

    En la tienda de muebleshay mil casas vacas. Los espejos,la perfeccin pulida de las mesasy de los canteranos,el cristo de Dal, las acuarelas,los armarios, las camas, todo duermecon la inquieta nostalgia de sus metros cuadrados.Y campanadas de reloj que saltansin nadie a quien llamar,tambin quisieranvivir en los horarios, ser maanauna versin domstica del tiempo.

    Es mayo en el jardn. Una pareja

    se vigila los labios con mirada de ncar,merodea en las dudas que conducenhasta el beso primero,ese que por la noche se meditay vuelve a repetirse, natural, encendido,como un gesto mecnico.

    Luego sern los meses estampas de almanaque,decorados que corren a la cita.En agosto provoca la distanciacartas de buen amor. Pero septiembre,

    cmplice de los rboles, proponeuna sabidura de plazas y jardines,y la luz del otooes igual que un abrazo detenido,tiembla confusamente,como tiemblan las horas en la casa de Alberto,no habr nadie maana,t ya sabes quin es,mi mejor compaero de trabajo.

    Verte desnuda

    o comprender el hueco de las manos,no tengo miedo, amor, porque te quiero,

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    me gustas con las luces encendidas,an es pronto,llmame cuando llegues,voy a colgar, mi madrenecesita el telfono.

    La luna impertinente de los sbadosse apoya en la guantera del 127y por los hombros caelenta como las luces serenadassobre la discoteca.

    Pero tambin es bello el sol de inviernoen las maanas de domingo.Mis padres quieren conocerte,hace ahora dos aos que salimos,yo puedo trabajar, tal vez nos lleguecon mi sueldo y la rosa de tus labios,ayer encontr piso,amor, verte desnudaes comprender el hueco de mis manos,

    balcones frente a un ro, poco a pocolo iremos amueblando, yo quisiera,cuntas mensualidades,envejecer contigo en esta casa,en esta habitacin, en este beso.

    En la tienda de muebleshay mil besos vacos. Aydame a escoger,mira la cama grande y abrazada,el sof de las tardes infinitas,un armario que puededoblar las estaciones y guardarlas,de cunto los recibos,la mesa familiar, mira el espejoque sabr la estatura de los nios,

    podemos firmar letras,amor, es tu desnudolo que divide el mapa de las sbanas.Seguir, envejecer, soar la vidaen el tanto por ciento de un abrazo.

    Sern felicidad, memoria fuertelos muebles de la casa,

    hasta llegar al sueo ms oculto de un hijo,ese que funda el tiempo

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    y vuelve por las noches,natural, encendido de huellas primitivas,de valores eternosque se compran a plazosy tal vez con un poco de rebaja.

    (DeLas flores del fro)

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    INTENTO, SIN COMPAA, DEREHABITAR UNA CIUDAD

    Pienso en la solucin confusa de este cielo,la lluvia casi a punto en la miradadbil que las muchachas me dirigenacelerando el paso, solitarias,en medio del acento que se escapa

    como un gato pacficode las conversaciones.Y tambin pienso en ti. Es la exigenciade cruzar esta plaza, la tarde, Buenos Airescon nubes y mil cables en el cielo,cinco aos despusde que lo conociramos nosotros.

    Los que vienen de fuera siguen viendoese resumen ancho de todas las ciudades,ros que de tan grandesya no esperan el mar para sentir la muerte,cafs que han encerradola imitacin nostlgica del mundo,con mesas de billar y habitantes que vivenhablando de sus prdidas en alto.

    Mientras corre la gente a refugiarsede la lluvia, empujndome,

    pienso desorientadoen el dolor de este pas incomprensibley recuerdo la nubede tus preguntas y tus profecas,selladas con un beso,en la plaza de Mayo,camino del hotel.

    Testigos invisibles para un sueo,hicimos la promesade regresar al cabo de los aos.Parecas entonceseterna y escogida,como cualquier destino inevitable,y apuntabas el nmero de nuestra habitacin.Ahora,

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    cuando pido la llave de la may el alga de la luz en el vestbuloes lluvia rencorosa,vivo confusamente el desembarcode la melancola,mitad por ti, mitad porque es el tiempoagua que nos fabrica y nos deshace.

    (DeLas flores del fro)

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    LIFE VEST UNDER YOUR SEAT

    A Dionisio y Jos Olivio

    Seores pasajeros buenas tardesy Nueva York al fondo todava,delicadas las torres de Manhattancon la luz sumergida de una muchacha triste,

    buenas tardes seores pasajeros,mantendremos en vuelo doce mil pies de altura,altos como su cuerpo en el pasillode la Universidad, una pregunta,

    podra repetirme el ttulo del libro,cumpliendo normas internacionales,las cuatro ventanillas de emergencia,

    pero habr que cenar, tal vez alguna copa,casi vivir sin vnculo y sin lmites,modos de ver la noche y estar en los cristales

    del alba, regresando,y muchas otras noches regresandobajo edificios de temblor acutico,a una velocidad de novecientoskilmetros, te dijeque nunca resist las despedidas,al aeropuerto no,

    prefiero tu recuerdo por mi casa,apoyado en el piano del Bar Andaluca,

    bajo el cielo violetade los amaneceres en Manhattan,

    igual que dos desnudos en penumbracon Nueva York al fondo, todavaal aeropuerto no;rogamos hagan usodel cinturn, no fumenhasta que despeguemos,cuiden que estn derechos los respaldos,me tienes que llamar, de sus asientos.

    (Indito)

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    FELIPE BENTEZ REYES(Rota-Cdiz, 1960)

    Libros publicados (poesa):

    Estancia en la heredad(1979)

    Paraso manuscrito (1982) Los vanos mundos (1985) Personajes secundarios (1988) Japoneras (1989) Pruebas de autor(1989) La mala compaa (1989)

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    LA DESCONOCIDA

    En aquel tren, camino de Lisboa,en el asiento contiguo, sin hablarte

    luego me arrepent.En Mlaga, en un antro con lucesdel color del crepsculo, y los dos muy fumados,y t no me miraste.

    De nuevo en aquel bar de Malasaa,vestida de blanco, diosa de no squ vicio o qu virtud.En Sevilla, fascinado por tus ojos celestesy tu melena negra, apoyada en la barrade aquel sitio siniestro,mirando fijamente estaras bebida el fondo de tu copa.En Granada tus ojos eran grisesy me pediste fuego, y ya no te vi ms,y te estuve buscando.O a la entrada del cine, en no s dnde,rodeada de gente que rea.Y otra vez en Madrid, muy de noche,cada cual esperando que pasase algn taxisin dirigirte inclusoni una frase corts, un inocente comentario...En Crdoba, camino del hotel, cuando me preguntaste

    por no s qu lugar en yo no s qu idioma,y vi que te alejabas, y maldije a la vida.Innumerables veces, tambin,en la imaginacin, donde caminas

    a veces junto a m, sin saber qu decirnos.Y s, de pronto en algn baro llamando a mi puerta, confundida de piso,apareces fugaz y cada vez distinta,camino de tus mundos, donde yo no podrtener memoria.

    (DeLos vanos mundos)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LAS ILUSIONES

    Si cada cual saliese una maanaolvidado de s, desasistidode todo su pasado, sin memoria,con un rumbo inconcreto y en los labiosuna cancin trivial, alegremente,dispuesto a no volver atrs la vista

    para que nada enturbie esa maana,difana maana que poseeel inquietante brillo de las tentacionesque a veces confundimos con la vida,si salisemos y de prontoqu hermosura perfecta, qu alto vueloel de nuestro cansado corazn,tan luminoso ahora, olvidaramosde veras el dolor que padecimos,el miedo y la tristeza y la locurade creernos por siempre destinadosal mal y la desdicha? No sabemos.Una maana apenas bastara,difana maana de verano, para hacernos

    pensar que an es posible proseguir,vivir, despus de todo, impunemente?

    (DeLos vanos mundos)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    PANTEN FAMILIAR

    Con un dedo en los labios un arcngel ordenasilencio al visitante que os ha trado rosas.Desde qu paraso, desde qu oculto infiernooleris su fragancia funeral y simblica?Ya s que lo hago en vano. El reino de la nadatiene dioses benvolos que anulan la memoria,

    los recuerdos hirientes como un veneno lento?Algn da lo sabr. Y yo oler las rosasque alguien por cortesa extienda sobre el mrmolde luna helada y muerta?

    Toda rosa es de sombray es fugaz, y se esparce, y es un mundo imperfectodestinado a morir. Pero queda su aromatestimonial de vida y hermosura pasadas?En ese mundo vuestro, se reordena la formade la rosa deshecha? Y yo oler esa rosa?

    (DeLos vanos mundos)

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    MISERIA DE LA POESA

    La lenta concepcin de una metforao bien ese temblor que a veces quedadespus de haber escrito algunos versosjustifica una vida? S que no.Pero tampoco ignoro que, aun no siendocifra de una existencia, esas palabras

    dirn que quien dispuso su armonasupo ordenar un mundo. Y eso basta?Los aos van pasando y s que no.

    Hay algo de grandeza en esta luchay en cierto modo tengola difusa certeza de que existeun verso que contiene ese secretotrivial y abominable de la rosa:la hermosura es el rostro de la muerte.Si encontrase ese verso, bastara?Tal vez no. Su verdad, sera tantacomo para crear un mundo, para darlecolor nuevo a la noche y a la lunaun anillo de fuego, y unos ojosy un alma a Galatea, y unos maresde nieve a los desiertos? S que no.

    (DeLos vanos mundos)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LAS SOMBRAS DEL VERANO

    Aquel verano, delicado y solemne, fue la vida.Fue la vida el verano, y es ahoracomo una tempestad, atormentandolos barcos fantasmales que cruzan la memoria.

    Alguien retira flores muertas

    del cuarto de los invitadosy hay una luz cansada tendida sobre el suelo,como un dios malherido, y van yndose cochesdonde agitan pauelos unos nios.

    Trae la nocheun viento helado y bronco que es el vientodel pasado, y en la terraza esparcehojas secas y rosas y peridicos, mientras miroel sepulcral avance del mar sobre la arena,llevndose y trayendo troncos viejos,

    hierros llenos de algas, y algn juguete roto.

    Ahora recorrociudades que son una ciudad sola, y siempre oscura,cargado de maletas, sin dinero,

    buscando un hotel sin nombredonde alguien me espera

    para revelarme aquello que no quiero saber,para darme una llave...

    Oigo esta noche

    tu cuerpo desplomarse en la piscina,y las risas festivasde los amigos, encendiendo bengalas.

    Y estoyde pronto en una calle, esperndote

    para acudir al piso de las citas furtivas,olor a tabaco rancio.

    Se muere el mar de otooy hay nios que apualan las estatuas

    y las olas arrastran candelabros, sables rotos.Alguien que no conozco me persigue llorando,

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    pero s que el verano fue la vida.

    Llega un baln rodando hasta mis pies,a la mesa en que escribo.

    Unos nios,con los ojos vacos, me hablany es un eco trasmundanoel que traen sus voces, que resuenanen el jardn, como un disco incesante,cada noche, en la memoria.

    Estoy de nuevoen la ciudad entenebrada que nunca he visitado,

    buscando direccionesque dicta la memoria confusa y un papelcon cifras de telfonos que suenanen salones vacos.

    Me he sentadoen un cafetn del muelle a descansary alguien comenta a gritos no s qu

    de una nia suicida, que encontraron anochecon las muecas abiertas, y una carta a sus padres.

    Se marchaban los coches cuando el sol declinaba,mientras yo recoga los juguetesy el mar iba volvindose ms fro,verde y bronco.

    Oigo pasosy en la casa no hay nadie.

    Mi memoria recorre, descalza, el laberinto.

    (DeLa mala compaa)

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    CATALOGO DE LIBROS RAROS,AGOTADOS Y CURIOSOS

    Quines son estos tipos de apellidos sonoros?De qu tratan sus libros, y quin se fija en ellos?Eruditos locales o duques ilustrados,para qu tanto afn?

    Las artes literariastienen mala memoria, y humillan cuanto puedenal paso de los aos, y pisan la letra muerta.Fatigosas historias y tratados caducos,sermones o alabanzas de linajespara qu?Es desdeoso el arte literario.

    Ahora miro estos nombres: son espectros sombros.Quin leer estos ttulos?, y estn a bajo precio.Si se piensa, cuntas horas

    de entregada labor y cunta altivaconciencia de descubrir para un futuroque fue una nube turbia.

    La vanidad, qu es eso?Todos nos perderemosen el fuego sin llamas del tiempo silencioso.Todos los libros llevanun estigma de olvido. Hay una voz en ellosque enmudece y declina.Cualquier vida es mal cambio, verdaderamente,

    por unas pobres pginas.

    (DeLa mala compaa)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LAS NIAS

    Llegan con los tacones sucios del barro de los parques,con un perfume espeso de flores venenosas.Llegan con gafas negras, radiantes, despeinadas;la noche las recubre con un palio morado.Toman licores densos con aires de tragedia.Tienen nombres de diosa, de colonia o de gato.

    No son invulnerables a las historias tristesy huyen de madrugada, como lunas esquivas.

    (DeLa mala compaa)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    la luna que enloquece el coraznde los atormentados y los dbiles.

    Y aoras su reflejo sin embargo.

    Porque, despus de todo, resultaba inquietanteadivinar el fondo de su enigma trivial,como quien toma en serioir detrs de un tesoro con mapa equivocado,apostar sin tener cartas marcadas:

    esos gestos

    que la juventud se lleva tras de s,a su tumba de oro.

    (DeLa mala compaa)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    NOCHE DE SAN JUAN

    Qu secreta y hermosaes la noche festiva para aquelque no tiene pasado: un tiempo frodentro del corazn.

    Qu exacta nochede fuego y juventud.

    Qu diferenteya de cuando ramosaquellos que en la sombrafurtivos se besaban y rean.

    Las muchachas se obsequian como entoncesy los amigos beben en una copa iguala la que ya apuramos cuando fuimoscomo estos que ahora se aduean de la vida.

    (Indito)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    CARLOS MARZAL(Valencia, 1961)

    Libros publicados (poesa):

    El ltimo de la fiesta (1987)

    La vida de frontera (1991)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    POTICA

    Por las aguas del cuerpo y de la mente,la ciudad fluye hacia ninguna parte.De vivir nos consuela slo el arte,que es estar con la gente, sin la gente.

    (DeLa Vida de frontera)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    EL JUGADOR

    Habitaba un infierno ntimo y clausurado,sin por ello dar muestras de enojo o contricin.En el club le envidiaban el temple de sus nerviosy el supuesto calor de una hermosa muchachacariosa en exceso para ser su sobrina.

    Nunca le vi aplaudir carambolas ajenas

    ni prestar atencin al halago del pblico.No se le conoca un oficio habitual,y a veces lo supuse viviendo en los billares,como una pieza ms imprescindible al juego.Le o decir hastiado un da a la muchacha:Sufra en ocasiones, cuando el juego importaba.

    Ahora no importa el juego. Tampoco el sufrimiento.Pero siento nostalgia de mi antigua desdicha.Al verlo recortado contra la oscuridad,en mangas de camisa, sosteniendo su taco,lo cre en ocasiones cifra de cualquier vida.

    Hoy rechazo, por falsa, la clara asociacin:no siempre la existencia es noble como el juego,y hay siempre jugadores ms nobles que la vida.

    (DeEl ltimo de la fiesta)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LA VIDA AUSENTE

    La vida estaba en otra parte,de esa forma en que ciertas mujeres no estn para nosotros,de esa idntica forma en que nos negamos a estar

    para ciertas mujeres.

    La vida en ocasiones dejaba adivinarse,

    acertaba a sugerirse en su esplendor,nos conceda un poco de esa vida que todos merecemos,donde los das bastan a nuestra ambiciny somos casi justos, animosos,incapaces del llanto o la derrota,donde tanto gustamos de la vida que la vida nos daque creemos colmado el breve afn de gloriaa que todos, sin duda, tenemos derecho.Eso dejaba adivinar la vida en ocasiones,

    pero es tan rara la verdadera vida, y tan efmera,que su misma importancia nada importa,

    pues nos deja sabor de incumplimiento,nos fuerza a desear la vida verdadera.

    Quiz nunca entendimos el libro de la vida,o, entendindolo, nos negamos a admitir su desenlace:que el ocultamiento y la indisposicin sean su esencia.un enigmtico no acudir a las citas.un ntimo estar siempre en otra parte.Porque la vida estuvo siempre en otra parte.

    (DeEl ltimo de la fiesta)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    EL JUEGO DE LA ROSA

    Hay una rosa escrita en esta pgina,y vive aqu, carnal pero intangible.

    Es la rosa ms pura, de la que otros han dichoque es todas las rosas. Tiene un cuerpode amor, mortal y rosa, y su perfume

    arde en la sinrazn de esta alta noche.Es la cbica rosa de los sueos,la rosa del otoo de las rosas.Y esa rosa perdura en la palabrarosa, cien vidas ms all de cuanto durael imposible juego de la vida.

    Hay una rosa escrita en esta pgina,y vive aqu, carnal e inmarcesible.

    (DeLa vida de frontera)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    MEDIA VERNICA PARA DONMANUEL MACHADO

    La crtica, tan crtica, tan lista, me ha indicadoque soy nieto cercano de don Manuel Machado.Y aunque lo puse fcil, lo normal es el hechode que jams los crticos embistan por derecho.Hay que ensear el trapo, embarcarlos muy lento,

    darles tiempo a pensar, lidiar con fundamento.Si se les saca un pase ya es toda una faena;lo normal es que doblen las manos en la arena.Qu le voy a contar, don Manuel.

    He pensadoque usted, en su barrera, me observa con agrado.Me ve cargar la suerte y jugar bien las manos,lo que no es muy frecuente entre nuestros hermanos.Disfruta con los plagios con que le doy salidaa ese toro con guasa del hierro de la vida.Y aunque mi repertorio es corto y sin alardes,

    puedo estar en poeta, al ao, algunas tardes.Por eso le he copiado para usted, don Manuelesta media al gitano, de Paula, Rafael.Venida de muy lejos, mientras me quedo quieto,oscura, lenta y nica. Para usted, de su nieto.

    (DeLa vida de frontera)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    (DeLa vida de frontera)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LA TREGUA

    En la tiniebla urgente de esas casasque uno acaba pidiendo a los amigos;en asientos traseros de los coches,abusando de los malabarismos;en la frecuentacin de los hoteles,tarde o temprano todos parecidos;

    sobre la arena tibia de la playa,pasado ya el peligro de ser vistos;en la cama de la casa, que ya escomo una parte de nosotros mismos,y en los lugares ms insospechadosde donde quiera que haya sucedido,hay una rara tregua de los cuerposque es ms que el decaer del apetito(cuando ella va camino de la duchao busca entre su bolso cigarrillos,mientras coge las ropas esparcidaso se entrega al silencio como a un rito),

    porque desaparecen las distanciasy vuelvo a padecer un espejismo:todas las camas son la misma camay un mismo cuerpo todos los que han sido,todo el tiempo del mundo es ese instantey en ese instante, el mundo, un laberintodel que conozco todas las salidas,

    porque conozco todos sus sentidos.Luego esa lucidez desaparece,

    y se regresa al cauce primitivo;de nuevo el mundo es un rompecabezas,imposible de armar con un principio,y slo nos consuela un cuerpo al ladoque solicita un ltimo capricho.

    (DeLa vida de frontera)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LA HISTORIA

    Junto a un apeadero de tren, ya fuera de servicio.Bajo el inmisericorde sol, un verano cualquiera,un corro de muchachos apalean a un perroy apuestan por saber cul ser el golpecon que el juego concluya. Cuando desaparecen, aburridos,el perro, que se traga su sangre, an consigue arrastrarse

    hasta la sombra, y all queda tendido, sobre la va muerta.

    En la imposible noche de un pabelln de enfermos,la oscuridad ya slo un dolor cmplice,alguien, sin salir de su asombro, pasa recuento al mundo,imagina la vida fuera de esas paredes, no comprendeque la msica, el amor y la lluvia le hayan acontecidoa su cuerpo de hoy da. Y mientras tanto, fiel,el gotear del suero mide el tiempo.

    Sobre el puente de piedra de una ciudad extraa,

    cuando el alba se acerca desafecta,una mujer invoca sus ntimos fantasmas,que son, uno tras otro, el mapa de la vida.(Entretanto, y hacia ninguna parte, el agua fluye oscura).Supo posible la breve recompensa de la dicha,y hoy pueden ms el tedio y el cansancio.Ms tarde el agua lleva, indiferente, un cuerpo.Y la ciudad lo ignora.

    Todas estas escenas son mis contemporneas.Tal vez alguien advierta una razn final

    que logre atribuirles un sentido.Yo no acierto a encontrarla.Antes bien, me parecen los delirios estrilesde un contumaz borracho que suea nuestras vidas.

    (DeLa vida de frontera)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LAS ENSEANZAS DEL DOLOR

    Una sandez hace ya largo tiempo mantenidaobserva que el dolores una noble escuela para el hombre,un preceptor severo que suele concedernosconocimiento exacto del mundo alrededory certidumbre de la intimidad propia.

    Esa misma sandez, desarrollada,sostiene que el sufrimiento proporcionauna medida con la que ponderaraquello que la vida posee de ms digno.La voluntad, segn dicen, se forjatambin en la desgracia especialmente.

    Es un raro prestigio el que el dolor alcanzay en su propagacin no est libre de culpala tierna secta de los hombres de letras.Por lo que a m respecta, s decirque nada he aprendido en el dolor,salvo que es incapaz de ensear nadaque ya no conocisemos.Cada vez que pretend entenderlo, recorda un idiota asombrado que gesticula y lloraante la luna llena. Y considero ciertoque el dolor acostumbra a dejar testimonios:un rastro de dolor que conduce hasta l mismo.

    No forja voluntades, a no ser que entendamospor ello el someterlas. Nuestro mundo,que es ajeno y confuso de por s-como nosotros, bajo su luz amargaaparece un poco ms confuso,un poco ms ajeno que hasta entonces.He advertido que regresa incesantey que en muchos momentos el dolores el nico lmite del da.

    (DeLa vida de frontera)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LE BOUT DE LA NUIT

    Despus de haber amado (y hasta a veces en serio),y de haber sido amados (incluso de verdad).Despus de haber escrito, pero sin nombrar nuncalo que era necesario. Despus de las ciudades,los cuerpos, los objetos, despus de haber dejadoatrs lo memorable con que hemos coincidido,despus de defraudar, despus de defraudarnos,despus de recorrer el callejn del tiempo,

    despus de la impiedad, despus del fuego,se acaba por llegar al final de la noche.Y all la lluvia cae oscura sobre el mundo,y ya no hay ocasin para decir despus.

    (DeLa vida de frontera)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    PALABRAS

    Meloda de fro, mientras la noche avanza.Unos faros que alumbran en el bosque. Y luego nada.Un juego en donde, lentos, poder quemar el alma.Un fuego que no iluminar tu da de maana.

    Otros se equivocaron antes que t pensaras

    que a ti te salvaran. Una tramacircular, sin principio ni fin. Mar sin rayade ningn horizonte. Si piensas que te aguardala suerte en el final de la escapada,ests listo. Son unas pobres armascon que hacer frente al tiempotodas esas palabras, palabras y palabras.

    (Indito)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LEOPOLDO ALAS(Arnedo, La Rioja, 1962)

    Libros publicados (poesa):

    Los palcos (1988)

    La condicin y el tiempo (1992)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    POTICA

    En los tiempos que corren, salvo si tengo miedo,prefiero estar sin preguntarme nada.No importa dnde quedan los das que han pasadoni entender si es eterna la vida, breve o larga.Lo nico que pido son sentimientos clarosy ver la luz del sol cuando despierto.

    Comprendo que se va estrechando el cercoy que el azar me tiende inesperadas trampas.Los sueos no me alteran porque s que son vanosy olvidar me libera de penosas jornadas.En maanas oscuras, pocas veces al ao,me cubro con la sbana y lloro por los muertos.

    (DeLa condicin y el tiempo)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    RETRATO

    Hay que comprenderlo: en l son transitorias las tormentas,y sabe Dios si en l hay sentimientos verdaderos.

    No tiene fe en los proyectos, y su destino le aburre.Pero es fcil sorprenderle con los prpados cadosy el corazn en la mano por un desengao.

    No fue torero porque no quiso;

    al principio tena desmayos con la sangre,luego la ola, respiraba y se la beba, con un desplante.

    Hay que perdonarle: un sufrimiento de lujo, un tormentoexistencial,ese punto donde cruzan en la noche sus miradasel bien y el mal, con un pronto elegante.

    Pero luego le ves sufriendo. Y no lo entiendes:si estaba llamado a ser feliz, si se le notaba en la risa,si yo respiraba tambin

    el aroma infalible y perdido de su frivolidad.

    Qu ha sido entonces de todo?Y quin puede inventarse un universo?

    (DeLos palcos)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    SIN RETORNO

    Cunta inconsciencia en aquellosaos de fuego, los primeros.El presente era vivir un perodo de pruebay en cualquier momento se poda volver atrs;eso creamos, tan jvenes,tan miserablemente puros

    aun en los gestos peores:el tiempo era un juego fcil de sombras chinescasen nuestras manos,y como en esas pesadillas lentasde las que siempre, al final,en el momento ms terribleuno si quiere se despiertay se incorpora en la cama,as creamos los das reversibles.Como si cada paso no fuera parte de un destino,y cada palabra no tuviera un eco de sentencia,y no fuera el capricho,cualquiera de los tantos,una eleccin definitiva.

    (DeLos palcos)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    MAL DE AURORA

    El taxi frena al ritmo de tu brazo.Son de fuego las ruedas. Y el costado,daado en rojo,est sucio y es blanco.Toda la noche se agota a tus espaldas:hangares de bastardos, aromas vagabundos,

    palabras que hacen sombra al pensamiento.T en el asiento tuerces la cabezacontra el cristal, contra la calle,y en tus dedos se rinde una caricia.Habitan tu memoria y tu sonrisalos semforos negros.Quiera el tiempo que no se repita este cansancio,la desazn de una noche tan larga,la retirada absurda.Quiera la luz acercarse a nosotrosy abandonar las maanas,

    para no perdernos solos,tan oscuros, tan tercos.Si pudiera este taxi devolvermea jardines con grillos!Volver a los olores infinitos,a los senderos secretos de la hierba.Y en cambio, qu gris se respiravolviendo del infierno!

    (DeLos palcos)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    UN MUNDO PRIMITIVO

    Me gusta tenerte a mi ladocomo si pudiera ser normal que estemos juntos.Incluso rozarnos sin que yo sienta miedo. Como amigos.

    No t el hombre y yo la escoria, sino juntos.No yo el raro y t el excelso;buscando el lodo que no es comn para querernos.

    No t las naves y yo las telas,no yo la infamia y t la perfidia.Los dos extraos, desterrados, solos,

    perdidos de su sueo.Abrzame muy fuerte al despedirnos.

    (DeLa condicin y el tiempo)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    EL TIEMPO NOS PERDONA EN BERMEO

    Desde el profundo Euskadi, en una ermitadel siglo doce, romnica y frgilque sigue resistiendo, contra todo,los prfidos embates de los tiempos,llegando ya a Bermeo bajo el cieloms limpio, ms azul, ms infinito

    de cuantos yo recuerdo,me he preguntado, Lzaro y Fernando,qu surtidor de sueos alimentalas piedras centenarias de este templotan diminuto y quieto.

    Si luego, ya en Bermeo,me veis cerrar los ojos en el puerto,no os preguntis si estoy despierto o duermo.

    Ni vivo aqu, ya veis, ni soy el mismoque ayer en mi ciudad se marchitaba

    bajo la sombra rara de unas casasque no tienen historia.

    Estoy con esos brillos que la luzdeja en las bollas negras,las oxidadas cpulas de hierrode fnebres palacios submarinos

    pequeos, despoblados, sin pasillos.Fernando mira y tiembla.Yo encuentro una razn para el olvidode todo lo que a Lzaro le inquieta.

    La muerte pone un sello de justiciay el tiempo, que es sencillo, nos perdona.

    (DeLa condicin y el tiempo)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    LA ALEGRA DE PECAR

    La farsa del amor qu poco dura.Un destello y el gusto de la vida en la boca,como un veneno bueno que mata lentamenteen sucesivas citas.

    Te miraba dormir. Te ped que durmiramos

    y en ti escrut, en tu rostro y en tus labios,la estela de pasinde farsas anteriores ya perdidas.Insomne y asustado, record abrazos clidos,maneras de entregarse ms ligerasy cuerpos ms desnudos.Evoqu besos hmedos, furtivos,caricias inconscientes en rincones,

    posturas impensables.

    En das ya lejanos, pecar no era pecado

    y en el amor no haba ningn riesgosalvo saber que es falso.Anoche, en las tinieblas, el miedo me contuvo:caricias desterradas del deseo,los besos comedidos.Una forma muy triste de amarnos para siempre.

    La farsa del amor era un venenoque hoy mata sin piedad a quien lo bebe.

    (DeLa condicin del tiempo)

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  • 8/3/2019 Villena Luis Antonio de Fin de Siglo A

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    EL TIEMPO EN LOS OJOS

    No es tanto el tiempo lo que me preocupa haber perdidocomo los ojos que tuve, limpios. Y el olor del mar,un rumor de voces, la playa que sin saber por qume represento intensa (aunque s que ya entoncesera incmoda la arena y abrasaba).Y ms lamento an que todo aquello nunca sucediera,

    que tantos das como supongo he vivido no existan,ni siquiera en la memoria. Porque no puedo acordarmede nada. Y es intil evocar la imagen de siempre:arena muy fina que se escapa entre los dedos de la mano.Porque es ms triste que una imagen que se escape el tiempoy que, ahta de demonios, se te apague la mirada.Y el olor del mar, un rumor de voces, la playa...

    (DeLa condicin y e