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De la cabeza En qué piensan los bebés FACUNDO MANES NEUROLOGO. NEUROCIENTIFICO. RECTOR DE LA UNIVERSIDAD FAVALORO [email protected] 14 V I VA 23.11.2014 POR FACUNDO MANES satisfechas. Sólo así alcan- zará el tiempo para ser los grandes científicos de la hu- manidad mientras los bebés se arrastran en cuatro patas: exploran el mundo buscan- do sus sistemas y regulari- dades, ponen a prueba hipó- tesis sobre cómo actúan las personas de acuerdo a cómo actuamos nosotros mismos, entre tantos otros desafíos. A la vez, los bebés son “ver- daderos genios” en adquirir nuevos lenguajes, ya que antes del primer año de vida pueden discriminar dife- rentes sonidos de cualquier idioma (cosa que los adultos no podemos hacer). Esta ha- bilidad disminuye dramáti- camente luego de ese primer año de vida. Varios grupos de investigadores han encontra- do que durante los primeros seis meses los niños son ex- tremadamente buenos para discriminar un amplio ran- go de contrastes fonéticos, incluyendo los sonidos del habla no natales. Tales ha- llazgos han sugerido que las categorías manifestadas en la discriminación del habla infantil son precursoras de las categorías que serán com- pletamente establecidas más tarde y que los niños pierden gradualmente su habilidad inicial para discriminar los sonidos del habla no natales. Acústicamente, es probable que el cuerpo de las mamás actúe como un filtro al dejar pasar bajas frecuencias y ate- El aprendizaje en los recién nacidos es un proceso tan sofisticado como el que llevan adelante grandes científicos. nnumerables veces, como pa- dres, nos pusi- mos enfrente de nuestros bebés para hacerles gracias, jugarles y hablar. Y, mientras tanto, nos pregun- tábamos en qué estarían pen- sando al vernos a nosotros, al percibir el hogar y el paisaje que los rodea, el mundo que les ha tocado. Muchos investiga- dores llegaron a la conclusión de que el cerebro de los bebés funciona como el de un gran científico. Los seres humanos recién nacidos son dependientes de sus padres durante mucho más tiempo que cualquier otro “cachorro” en el rei- no animal. ¿Por qué? Jus- tamente, aunque parezca contradictorio, por las ap- titudes más desarrolladas y complejas de nuestra espe- cie con respecto a las otras: la sorprendente capacidad de aprendizaje. A diferencia de los animales que cuando nacen ya dominan toda una serie de funciones que son específicas de su especie, los humanos tenemos una alta variabilidad de las cosas que podemos aprender a lo largo de nuestra vida. Es así que, durante los primeros años, cuando todo está por aprender, es necesario que la energía esté concentrada en descubrir cómo funciona el mundo que nos rodea. Y para ello se necesita que todas las necesidades básicas estén nuar altas frecuencias. La gran velocidad en el de- sarrollo del lenguaje que se observa hacia los dos años de edad se ha relacionado con cambios en la estructura de las neuronas con aumento en el proceso de conectividad y mielinización en el cerebro en general, permitiendo a esta edad una conducción nervio- sa más rápida y eficiente. El recién nacido cuenta con ape- nas unas pocas conexiones neuronales que con el tiempo se hacen no sólo más numero- sas sino que forman circuitos mucho más complejos. Ese proceso de aprendizaje “enérgico” requiere la optimi- zación de otro elemento fun- damental en este proceso: la memoria (y el olvido). Se sabe que las memorias muy tem- pranas de los niños pequeños son frágiles y vulnerables, y pueden borrarse fácilmente. De hecho, es extraordinario que recordemos algo de nues- tra infancia más allá de los cua- tro años aproximadamente. Podemos comprobar así que el aprendizaje para los bebés es un proceso tan sofis- ticado como aquel que llevan adelante grandes y laureados científicos, cuyas investiga- ciones están centradas en lograr conocer y entender algo específico del universo. Aunque, pensándolo bien, el de los bebés es infinitamente mayor: ellos quieren conocer y entender de una vez todo el universo. I

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  • De la cabeza

    En qu piensanlos bebs

    FACUNDO MANESneurologo. neurocientifico. rector de la universidad favaloro [email protected]

    14 viva 23.11.2014

    pOr FACUNDO MANES

    satisfechas. Slo as alcan-zar el tiempo para ser los grandes cientficos de la hu-manidad mientras los bebs se arrastran en cuatro patas: exploran el mundo buscan-do sus sistemas y regulari-dades, ponen a prueba hip-tesis sobre cmo actan las personas de acuerdo a cmo actuamos nosotros mismos, entre tantos otros desafos.

    A la vez, los bebs son ver-daderos genios en adquirir nuevos lenguajes, ya que antes del primer ao de vida pueden discriminar dife-rentes sonidos de cualquier idioma (cosa que los adultos no podemos hacer). Esta ha-bilidad disminuye dramti-camente luego de ese primer ao de vida. Varios grupos de investigadores han encontra-do que durante los primeros seis meses los nios son ex-tremadamente buenos para discriminar un amplio ran-go de contrastes fonticos, incluyendo los sonidos del habla no natales. Tales ha-llazgos han sugerido que las categoras manifestadas en la discriminacin del habla infantil son precursoras de las categoras que sern com-pletamente establecidas ms tarde y que los nios pierden gradualmente su habilidad inicial para discriminar los sonidos del habla no natales.Acsticamente, es probable que el cuerpo de las mams acte como un filtro al dejar pasar bajas frecuencias y ate-

    El aprendizaje en los recin nacidos es un proceso tansofisticado como el que llevan adelante grandescientficos.

    n n u m e r a b l e s veces, como pa-dres, nos pusi-mos enfrente de

    nuestros bebs para hacerles gracias, jugarles y hablar. Y, mientras tanto, nos pregun-tbamos en qu estaran pen-sando al vernos a nosotros, al percibir el hogar y el paisaje que los rodea, el mundo que les ha tocado. Muchos investiga-dores llegaron a la conclusin de que el cerebro de los bebs funciona como el de un gran cientfico.

    Los seres humanos recin nacidos son dependientes de sus padres durante mucho ms tiempo que cualquier otro cachorro en el rei-no animal. Por qu? Jus-tamente, aunque parezca contradictorio, por las ap-titudes ms desarrolladas y complejas de nuestra espe-cie con respecto a las otras: la sorprendente capacidad de aprendizaje. A diferencia de los animales que cuando nacen ya dominan toda una serie de funciones que son especficas de su especie, los humanos tenemos una alta variabilidad de las cosas que podemos aprender a lo largo de nuestra vida. Es as que, durante los primeros aos, cuando todo est por aprender, es necesario que la energa est concentrada en descubrir cmo funciona el mundo que nos rodea. Y para ello se necesita que todas las necesidades bsicas estn

    nuar altas frecuencias. La gran velocidad en el de-

    sarrollo del lenguaje que se observa hacia los dos aos de edad se ha relacionado con cambios en la estructura de las neuronas con aumento en el proceso de conectividad y mielinizacin en el cerebro en general, permitiendo a esta edad una conduccin nervio-sa ms rpida y eficiente. El recin nacido cuenta con ape-nas unas pocas conexiones neuronales que con el tiempo se hacen no slo ms numero-sas sino que forman circuitos mucho ms complejos.

    Ese proceso de aprendizaje enrgico requiere la optimi-zacin de otro elemento fun-damental en este proceso: la memoria (y el olvido). Se sabe que las memorias muy tem-pranas de los nios pequeos son frgiles y vulnerables, y pueden borrarse fcilmente. De hecho, es extraordinario que recordemos algo de nues-tra infancia ms all de los cua-tro aos aproximadamente.

    Podemos comprobar as que el aprendizaje para los bebs es un proceso tan sofis-ticado como aquel que llevan adelante grandes y laureados cientficos, cuyas investiga-ciones estn centradas en lograr conocer y entender algo especfico del universo. Aunque, pensndolo bien, el de los bebs es infinitamente mayor: ellos quieren conocer y entender de una vez todo el universo.

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  • p A Aunque resulta evidente que las emociones forman parte de la naturaleza del ser humano, muchas veces son consideradas como algo ajeno a nosotros, que est fuera de nuestro control. A lo largo de la historia, pensamiento racional y emocin han sido estimados como dos procesos mentales separados y, generalmente, opuestos: la emocin ejerca un efecto negativo sobre el razonamiento y, por lo tanto, deba ser evitada si uno deseaba pensar claramente. Pero las emociones no encierran acaso algn va-lor de verdad, alguna utilidad? Para qu sirven realmente las emociones? Se tratan realmente de algo ingobernable?El estudio cientfico moderno de las emociones solo result posible una vez estas se colocaron en un nivel equilibrado y complementario de los dems procesos cognitivos. Desde este punto de vista, representan el marcador ms bsico, automtico y rpido para guiar la aproximacin a lo que nos gusta y de alejamien-to del peligro, dolor o frustracin. Por tal motivo son consideradas como detectores de relevancia de los estmulos y los eventos en trminos de su significado para el individuo. Las emociones son episodios de cambios afectivos complejos frente a las diferentes circunstancias de la vida. Estas reacciones complejas integran diversos componentes como la activacin neurofisiolgica y el sentimiento subjetivo interno. Podemos reconsiderarlas, entonces, como una va alternativa de pro-cesamiento de informacin al pensamiento consciente ms elaborado que orientan, entre otras reas, el aprendizaje y la toma de decisiones en circunstancias rpidas. Muy lejos de ser un bosquejo desprolijo, desorganizado y espurio de las decisiones racionales, el sistema emocional es un instrumento adaptativo sin el cual nos sera imposible resolver situaciones que exceden las capacidades de anlisis lgico-racio-nal, ya sea por carencia de informacin ms detallada o por la velocidad de las circunstancias para las cua-les la decisin racional puede llegar a ser muy lenta. La emocin y la cognicin no son sistemas separados, y mucho menos opuestos, ya que pueden actuar de forma concertada.Una pregunta que queda por responder es si las emociones siguen resultando un elemento incontrola-ble de nuestra conducta. Las personas influimos en nuestras emociones en diferentes aspectos, como por ejemplo en qu emociones tenemos, cundo las tenemos, o cmo las experimentamos y expresamos. Las emociones pueden ser ms bien automticas y fijas en su patrn de disparo (cuando se produce re-gularmente una misma emocin frente a un mismo estmulo) o bien pueden resultar de un proceso cog-nitivo ms elaborado. En cualquiera de los casos, sin embargo, las personas somos capaces de operar sobre nuestras emociones, aunque ms no sea sobre sus resultados finales. En muchos casos no podemos inhibir su disparo, pero podemos intentar torcer su curso para disimularlas o atenuarlas, puesto que las emociones constituyen un proceso dinmico en el tiempo. Las emociones no nos obligan, en la mayora de los casos, a actuar de un modo especfico, sino que vuelven ms probable un tipo de respuesta. Con un cierto esfuerzo o preparacin es posible bloquear o cambiar la conducta favorecida por la emocin disparada. Por el contrario, en la medida que reconocemos las circunstancias que disparan determina-das emociones negativas, podemos aprender a evitar los contextos o situaciones que se asocian a dichas emociones, de modo tal de disminuir la probabilidad de su aparicin y regular as el episodio emocional desde su origen.Esta transformacin cognitiva de la experiencia emocional se denomina reevaluacin y consiste en la