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Papel del lector en la significacin de la obra Pese a las diferencias de matiz en las diversas teoras de interpretacin semiolgica, y a la aceptacin de la existencia de un limite en la apertura del texto, se coincide en consderar al lector como colaborador de su vida polismica. Para los tericos de la lectura literaria, la obra comienza a existir slo cuando es leda, y es el lector quen extrae los significados y los sentidos de los signos del texto. En efecto, segn Borges, 11el hecho esttico requiere la conjuncin del lector y del texto y slo entonces existe. Es absurdo suponer que un volumen sea mucho ms que un volumen. Empieza a existir cuando un lector lo abre".6 Umberto Eco, por ejemplo, afirma que el lector es un sujeto activo en la interpretacin del texto y de sus relaciones ron el eDsor; y agrega, dada la aparente contradicci6n entre los estrictos lmites formales que condicionan la lectura y la libertad interpretativa frente a una obra, que los lmites de un texto literario son formales yno semnticos y, por tanto, se concretan en el significante y no en el significado. El texto, entonces, segn l, denota, mediante unos trminos lingsticos, pero adems, connota, implica o sugiere otros sentidos diferentes, en un doble juego que se resume en la definicin de la obra como "mensaje abierto bajo formas cerradas"? El lector activa el contenido del texto, sin aadir nada, ni alterar los lmites formales del mismo, lo cual no significa que su papel sea pasivo. Su libertad de interpretacin va tan lejos como lo permita el texto, y las referencias contenidas se ofrecen como indicios a SU competencia lingfstica y cultural. Todas las lecturas son posibles, excluyendo ]a arbitrarla, si encuentran apoyo en el texto: las asociacones semnticas, las relaciones con otros Semitica y liIeraturll/149 sistemas culturales, con otros textos del mismo autor o de otros, dependen de la competencia del lector. Partiendo, entonces, del respeto a los lmites del texto, de acuerdo con los presupuestos estructuralistas, Eco analiz el proceso de la comunicacin literaria, detenindose en los indicios que pueden identificarse en el texto y que sirven como reguladores a la interpretacin del lector. El contenido de la obra no aparece explcito en la superficie significante de) texto y, por esto, el lector es postulado como un principio activo de la interpretacin. Su trabajo de cooperacin es fundamental para extraer aquello no dicho, pero implicado; para llenar los espacios vacos y conectar lo que aparece en la obra con el tejido de la intertextualidad. El autor estimula en el texto asociaciones semnticas, quere que el lector intente una serie de elecciones interpretativas, calcula y solicita su cooperacin para llenar espacios de lo no dicho y extraer las sigruficaciones de la obra, haciendo pasar al acto los contenidos que han sido dejados en estado vrtuaL Para Eco, el texto funciona como un mecanismo perezoso o econmico y, slo en casos de extrema meticulosidad, se complica en redundancias y especificaciones ulteriores. Por esto se presenta entretejido por espacios en blanco, por intersticios que deben ser cubiertos por el lector. Si la suerte interpretativa de una obra debe hacer parte del propio mecanismo generativo, escribir significa poner en prctica una estrategia que prevea anticipadamente los movimientos del otro. El texto viene emitido para que alguien lo actualice, y el autor debe asegurarse de que el conjunto de competencias al cual se refiere sea el mismo al cual pueda remitirse el lector. Por tanto, postula un lector modelo capaz de cooperar en la actualizacin textual como l pensaba, y de moverse interpretativamente como l lo hizo generativamente. La produccin del texto es considerada, entonces, como una estrategia que, como todas, prev los movimientos del otro. Ese otro-lector es postulado, segn esto, como un principio activo en la decodificacin del texto y su trabajo de interpretacin est previsto por el autor. Para confonnar esta estrategia, el autor configura la imagen de un lector 5 Roland Barthes. MitologlS. Madrid, Siglo XXI, 1980. 6 Jorge Luis Borges. DEI cuento policial." Borges oral. Barcelona, Bruguera, 1983. p. 72. '1 Un:lberto Eco. Ltctor in fRl7ulA. Barcelona, Lurnen" 1981.