VALORES ÉTICOS (4º ESO) Dpto. Filosofía

VALORES ÉTICOS (4º ESO)

Buenos días:

Habíamos anticipado este esquema para desarrollar el tema en el que estamos, “La ética y los retos del siglos XXI”:

1. Los nuevos retos de la ética en el siglo XXI. (Nuevos campos de reflexión para la ética)

2. Las amenazas de una globalización sin control.3. El consumismo que nos consume.

Atendamos ahora al punto 2: “Las amenazas de una globalización sin control”.

Reflexionamos sobre lo que implica eso que se ha dado en llamar “globalización”, un proceso iniciado hace décadas, consecuencia directa de muchos de los desarrollos tecnológicos de los que ya hemos hablado, y en el que estamos absolutamente sumidos. Llamamos globalización a un conjunto de procesos interrelacionados que comenzaron a ser visibles después de la Segunda Guerra Mundial pero que transformaron la economía, la política y la cultura en la transición del siglo XX al XXI.

Os recuerdo algunas de las cosas que ya hemos dicho sobre ello:

La globalización viene dada por la apertura de fronteras, la libertad absoluta de mercados y transacciones financieras, y la información y operatividad al instante a través de internet. Se asocia la globalización con la ideología propia del capitalismo, la manera como encubrir nuevos procesos de acumulación de capital, nuevas formas de explotación y distribución desigual de la riqueza y el poder, el mercado total, sin barreras ni controles.

Otros lo asocian a un proceso de “occidentalización” creciente, es el resultado de la actividad incesante de difusión de imágenes, representaciones y prácticas, vinculadas al modo de vida de los países desarrollados. En cualquier caso, no deja de ser el producto de un mundo cada vez más complejo e interconectado, caracterizado por constantes flujos a todos los niveles.

Desde un punto de vista crítico, dijimos, la realidad es que bajo el nombre de globalización se esconde la mundialización de la economía ultraliberal: el capitalismo sin freno ni barreras. La lógica que rige es la del beneficio económico sobre cualquier otra cosa y la prioridad dada a los intereses de las empresas, en detrimento de los derechos de los trabajadores o el respeto al medio ambiente. Estamos refiriéndonos a procesos de interrelación de estados, sociedades y culturas que han generado nuevas formas de desigualdad y de destrucción de los tejidos sociales basados en los mercados más tradicionales.

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Es la nueva economía, a nivel global, basada en la privatización de las empresas públicas y los recursos naturales, el recorte de los gastos sociales, la liberalización del mercado laboral y la eliminación de todas las barreras que se interponen al comercio y al flujo de capitales con la desregulación de la circulación de bienes, capitales y servicios, que ha generado un mundo comercial, financiera y culturalmente interdependiente.

Y en relación a todo esto, si recordáis, planteamos una serie de problemas asociados a los usos y exigencias de esta sociedad digital en la que vivimos. Llegados a este punto, podemos plantearnos problemas de otros o semejante cariz, originados en –o dependiendo de– ese orden global en el que estamos sumidos: la extrema desigualdad, un consumismo desaforado, la crisis medioambiental, etc., etc. Podríamos abordar cualquiera de estas cuestiones desde el punto de vista de la ética, que es siempre por referencia a esos principios que articulan nuestra convivencia.

Considerándolo de una manera igualmente global, cuando el interés económico prevalece por encima de cualquier otra cosa, y ello define nuestro modelo social, cuando las reglas de la economía se imponen a unas mínimas exigencias éticas, cuando prevalece el beneficio particular y el crecimiento económico se convierte en dogma, solo podemos esperar desigualdad, precariedad, indiferencia…

Cumplida cuenta de todo esto en los medios, vamos a darle contenido a estas afirmaciones tan generales que estamos haciendo:

Os voy a pedir que localicéis alguna noticia, historia, suceso, fotografía…, que nos informe de algún hecho que podamos vincular a este proceso global llamado globalización, que implique algún genero de injusticia por violación de alguno de esos principios que deberían articular sociedades justas [os remito de nuevo, en lo que se refiere a estos principios, a las páginas 32 y 33 de nuestro libro de texto], principios sabemos derivados de la dignidad de la persona.

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Quiero que elaboréis vosotros mismos los argumentos que nos permitan entender de qué se trata, cuál es el problema, cuáles son sus causas. [Como siempre, que quede CONSTANCIA DE VUESTRO TRABAJO EN EL CUADERNO.]

Como ejemplo de lo que os estoy pidiendo, podemos ilustrar este proceso global con una noticia como esta:

https://elpais.com/internacional/2020-03-13/amenaza-latifundista-sobre-una-gran-reserva-en-brasil.html

La tala de grandes superficies para la extracción de recursos en beneficio de unos pocos, las grandes empresas en un mercado global; un modelo de negocio no sostenible y altamente lesivo para las personas, y desde luego para el medio ambiente. Ningún principio ético a salvo…

*Os dejo aquí, y ya acabo, sugerencias de lectura, y a propósito también de nuestro tema. Dos artículos que pueden aportarnos cierta claridad en estos días de reclusión obligada; reflexiones (entre muchas otras que estamos leyendo estos días) sobre ese orden que define nuestro mundo, y que hoy, quizá más que nunca, sea preciso repensar: [Aquí un extracto de ambos artículos, pincháis en el enlace para leer el artículo completo.]

1) https://elpais.com/cultura/2020/03/21/babelia/1584809233_534841.html

El orden mundial previo al virus era letal (El País, 25 de marzo de 2020)“¿Es el coronavirus una respuesta inmune del planeta a la insolencia del ser humano, que destruye infinitos seres vivos por codicia? El coronavirus pone de manifiesto las debilidades sistémicas de la ideología dominante del siglo XXI. Una de ellas es la creencia errónea de que el progreso científico y tecnológico por sí solo puede impulsar el progreso humano y moral.

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Todos vamos en el mismo barco. Esto, no obstante, no es nada nuevo. El mismo siglo XXI es una pandemia, el resultado de la globalización. Lo único que hace el virus es poner de manifiesto algo que viene de lejos: necesitamos concebir una Ilustración global totalmente nueva.Tenemos que reconocer que la cadena infecciosa del capitalismo global destruye nuestra naturaleza y atonta a los ciudadanos de los Estados nacionales para que nos convirtamos en turistas profesionales y en consumidores de bienes cuya producción causará a la larga más muertes que todos los virus juntos. ¿Por qué la solidaridad se despierta con el conocimiento médico y virológico, pero no con la conciencia filosófica de que la única salida de la globalización suicida es un orden mundial que supere la acumulación de estados nacionales enfrentados entre sí obedeciendo a una estúpida lógica económica cuantitativa?”(Markus Gabriel)

2) https://m.publico.es/columnas/110638346392/otras-miradas-reflexiones-desde-la-filosofia-lo-que-covid-19-puede-ensenarnos/amp

Reflexiones desde la filosofía: lo que COVID-19 puede enseñarnos (Público, 24 de marzo de 2020)“En estos momentos resulta difícil vislumbrar el día en que la pandemia del coronavirus devenga un recuerdo del pasado. Las consecuencias de esta crisis global, que afecta a todos y no entiende de nacionalidades, etnias, convicciones o patrimonios, son difíciles de imaginar. Pero cuando llegue ese día, ¿habremos cambiado sustancialmente? ¿O la sociedad volverá a sus inercias actuales?Cuesta concebir un peligro social potencialmente más instructivo por su carácter igualitario que la incomparable amenaza del Covid19. Se trata de una cuestión global que no puede abordarse con eficacia recurriendo a recetas locales y que precisa de una cooperación universal desde una óptica cosmopolita.[…] esta crisis puede ayudarnos a cambiar nuestra mirada sobre ciertas cuestiones de una enorme importancia. Puede variar por ejemplo la mentalidad hegemónica del sálvese quien pueda, imperante desde la caída del Muro de Berlín y el final de la Guerra Fría.¿Podría esta pandemia global dar lugar a una suerte de revolución social? Una revolución tan inédita como la propia pandemia. Que fuese acometida sin estridencias y se viera consumada mediante reformas de gran calado. Que contemplara unas reglas de juego menos determinadas por los intereses estrictamente económicos. Que generase un contrato social de nuevo cuño, presidido por las prioridades vitales de todos los ciudadanos.Esta crisis carente de precedentes puede hacernos comprender que la actual desigualdad social, cada vez más acusada, no es sostenible a medio y largo plazo. Los beneficios desmesurados de la especulación deben tender a moderarse y no suponer el único modelo social a seguir. Las rentas del trabajo han de apreciarse como merecen, para reactivar un consumo atemperado en el que no se solicite tanto lo superfluo.Puede hacernos revisar nuestro desfallecido aprecio por la moral del esfuerzo. También puede contribuir a que cobremos una mayor conciencia sobre los problemas del cambio climático. ¿Tiene sentido que nuestros aviones colapsen el espacio aéreo y nuestras carreteras no den abasto para un ingente número de automóviles?[…] aprovechar el confinamiento para ver cómo cabría estructurar un futuro común presidido por valores más atentos al ciudadano de a pie, aunque se releguen a un segundo plano los indicadores macroeconómicos.” (Roberto R. Aramayo)

Ánimo con la tarea para esta semana. Ánimo con todo. Hablamos a la vuelta.

Cristina

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