Quiero compartir con ustedes una de mis mayores pasiones: el fútbol Este deporte me ha ayudado mucho, tanto personal como profesionalmente. A nivel personal, me permitió desarrollar disciplina para con la vida; de forma tal que pese a ya no entrenar fútbol de manera competitiva, continuo realizando actividades que hacía por aquel entonces, tales como ir al gimnasio 5 veces a la semana, correr 5 kilómetros diarios, cuidarme con la comida, evitar el alcohol en exceso y reunirme con mi familia todos los domingos.

A nivel profesional también contribuyó enormemente al hacerme una persona muy competitiva: el hecho de haber enfrentado a buenos equipos me permitió reconocer que existen muchas personas que son muy buenas en lo que hacen, y esa idea me motivó para querer ser cada día mejor en lo que hago. Es así que me obligó a seguir capacitándome y buscar los mejores lugares para hacerlo. Además, el fútbol me enseñó lo importante que es trabajar en equipo. Hay que aprender a delegar responsabilidades y a confiar en los compañeros de equipo (trabajo),

porque es en equipo la mejor forma de conseguir victorias.

El hecho de haber jugado este maravilloso deporte toda mi vida me ha enseñado también que la victoria no es sino un indicador de que los objetivos van por buen camino, y que la manera de conservarlos es seguir entrenando y preparándose de manera ardua y constante, ya que si uno se deja estar y se relaja, la caída puede ser más dolorosa. Por su parte, el fracaso no es malo si lo sabes enfocar deportivamente; ya que una derrota te permite ver el error y/o la equivocación y te brinda una oportunidad de mejora para ser aprovechada.

Asimismo, el hecho de haber tenido la oportunidad de ser jefe de un equipo, me permitió entender bastante mejor los valiosos consejos de los entrenadores: El mejor entrenador que tuve decía lo siguiente: “Cuando gana el equipo, ganan ustedes; cuando pierde el equipo, pierdo yo”. Esa fue una de las mayores enseñanzas que me sirvió al ser jefe; ya que si bien soy de la opinión que cuando se gana, todos ganan, y cuando se pierde, todos pierden; el hecho que mi entrenador actuara así consolidaba su posición como líder y referente del equipo (que todos los equipos deben tener) y le permitía a uno mismo considerarse parte importante del triunfo del equipo, y en contraparte, le permitía saber que existía el respaldo en la derrota del equipo, aun cuando uno mismo fuera el responsable, sabías que el “jefe” iba a dar la cara.

El fútbol le ha dado a mi vida personal disciplina, lealtad y confianza; y a mi vida profesional le ha dado pasión, constancia y competitividad. Gracias a él, es que soy una persona con objetivos, que sabe que es lo que quiere y que es lo que debe hacer para conseguirlo; que sabe también que para conseguir el éxito es necesario realizar ciertos sacrificios, pero que éstos valdrán la pena al obtener los resultados esperados; y que pese a los inconvenientes que se presenten en el camino, uno no debe renunciar y debe ser perseverante en los objetivos.

Por su parte, el fútbol me ayudo como profesional, a confiar en mi equipo de trabajo, a delegar funciones y responsabilidades, a inspirar lealtad y transmitir respeto, y a motivar a mis compañeros a ser cada día mejores. Y finalmente me dio, la que

considero la mejor de todas las enseñanzas: hacer las cosas con pasión. Al hacer las cosas con pasión, le adquieres gusto a lo que haces, y pienso que si te gusta, deja de ser trabajo y se convierte en una pasión.