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Tema: Ciudades Inclusivas Elkin Velásquez, director regional de ONU-Habitat para América Latina y el Caribe, fue el encargado de introducir y resumir las aportaciones de los diferentes grupos para la mesa “Ciudad Inclusiva”. Una vez concluido el trabajo por mesas, expuso en plenario las principales conclusiones de los diálogos: Velásquez habló en primer lugar de las diferentes “puertas de entrada” desde las que se puede abarcar la inclusión en las ciudades: la juventud, el acceso a la educación, la paridad de género, etc. Acto seguido, destacó que el grueso de los grupos centró el debate en la desigualdad y en la segregación socioespacial que se da en los conglomerados urbanos de la región. En este sentido, los tres grupos repasaron, según el experto, las principales herramientas de la política pública para mitigar este aspecto (la gestión del suelo, la colaboración público-privada o la planificación de la expansión urbana) y para prevenir comportamientos anómalos y segregadores. A continuación, hizo un repaso pormenorizado de cada uno de los grupos: El primer grupo priorizó en la conversación la regulación del uso del suelo y el reto de la informalidad de las viviendas, así como la aplicación de subsidios y otras herramientas financieras, normativas y regulatorias para incentivar una mejor localización de la vivienda social, dentro de las urbes y no en la periferia. Se consensuó la idea del acceso a la vivienda como un principio básico de la inclusión urbana y se abordaron los eventuales mecanismos financieros para concretar ese desafío y para conseguir incentivar al mercado a integrar en sus proyectos inmobiliarios los componentes de la vivienda social. La seguridad en las calles, la regularización de las áreas informales y el acceso a la educación de los jóvenes fueron algunos de los principales asuntos que trataron los integrantes del segundo grupo, compuesto por los representantes de los países caribeños de habla no hispana. De acuerdo con Velásquez, este grupo aportó una mirada diferente de la del resto de países y aportó preocupaciones genuinas que enriquecieron aún más el debate. Plantearon la posible contradicción que existe entre la eficiencia del terreno y su regularización por parte de los Gobiernos y mostraron una especial preocupación por el acceso a los servicios básicos de las poblaciones más vulnerables. El tercer grupo se sumó a las preocupaciones y propuestas de los anteriores y aportó algunos casos de éxito en términos de inclusión como las experiencias cooperativistas de Uruguay o las ‘ciudades de las mujeres’ en México, espacios que cuentan con servicios y programas de apoyo especializado para familias matriarcales. Por último, incidieron en la necesidad de aumentar y mejorar los mecanismos de financiamiento para implementar este tipo de políticas inclusivas. Finalmente, se complementaron las palabras del experto puntualizando el trabajo de Chile para XXVI Asamblea de Ministros y Autoridades Máximas en Vivienda y Desarrollo Urbano de Latinoamérica y el Caribe (MINURVI) Diálogo Regional de Política en Desarrollo Urbano y Vivienda Jueves 22 de Junio 2017, Buenos Aires, Argentina Resumen de las principales conclusiones de las mesas de diálogo XXVI ASAMBLEA GENERAL

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Tema: Ciudades Inclusivas

Elkin Velásquez, director regional de ONU-Habitat para América Latina y el Caribe, fue el encargado de introducir y resumir las aportaciones de los diferentes grupos para la mesa “Ciudad Inclusiva”. Una vez concluido el trabajo por mesas, expuso en plenario las principales conclusiones de los diálogos:

Velásquez habló en primer lugar de las diferentes “puertas de entrada” desde las que se puede abarcar la inclusión en las ciudades: la juventud, el acceso a la educación, la paridad de género, etc. Acto seguido, destacó que el grueso de los grupos centró el debate en la desigualdad y en la segregación socioespacial que se da en los conglomerados urbanos de la región. En este sentido, los tres grupos repasaron, según el experto, las principales herramientas de la política pública para mitigar este aspecto (la gestión del suelo, la colaboración público-privada o la planificación de la expansión urbana) y para prevenir comportamientos anómalos y segregadores.

A continuación, hizo un repaso pormenorizado de cada uno de los grupos:

El primer grupo priorizó en la conversación la regulación del uso del suelo y el reto de la informalidad de las viviendas, así como la aplicación de subsidios y otras herramientas financieras, normativas y regulatorias para incentivar una mejor localización de la vivienda social, dentro de las urbes y no en la periferia. Se consensuó la idea del acceso a la vivienda como un principio básico de la inclusión urbana y se abordaron los eventuales mecanismos financieros para concretar ese desafío y para conseguir incentivar al mercado a integrar en sus proyectos inmobiliarios los componentes de la vivienda social.

La seguridad en las calles, la regularización de las áreas informales y el acceso a la educación de los jóvenes fueron algunos de los principales asuntos que trataron los integrantes del segundo grupo, compuesto por los representantes de los países caribeños de habla no hispana. De acuerdo con Velásquez, este grupo aportó una mirada diferente de la del resto de países y aportó preocupaciones genuinas que enriquecieron aún más el debate. Plantearon la posible contradicción que existe entre la eficiencia del terreno y su regularización por parte de los Gobiernos y mostraron una especial preocupación por el acceso a los servicios básicos de las poblaciones más vulnerables.

El tercer grupo se sumó a las preocupaciones y propuestas de los anteriores y aportó algunos casos de éxito en términos de inclusión como las experiencias cooperativistas de Uruguay o las ‘ciudades de las mujeres’ en México, espacios que cuentan con servicios y programas de apoyo especializado para familias matriarcales. Por último, incidieron en la necesidad de aumentar y mejorar los mecanismos de financiamiento para implementar este tipo de políticas inclusivas.

Finalmente, se complementaron las palabras del experto puntualizando el trabajo de Chile para

XXVI Asamblea de Ministros y Autoridades Máximas en Vivienda y Desarrollo Urbano de Latinoamérica y el Caribe (MINURVI)Diálogo Regional de Política en Desarrollo Urbano y Vivienda

Jueves 22 de Junio 2017, Buenos Aires, ArgentinaResumen de las principales conclusiones de las mesas de diálogo

XXVIASAMBLEA GENERAL

incentivar proyectos habitacionales que puedan revertir la segregación social, incorporando requisitos como la mixtura de perfiles sociales y tipos de vivienda, y la localización dentro del ejido urbano. Asimismo, se mencionó que se ha aprobado recientemente en dicho país un programa para que los proyectos inmobiliarios ubicados dentro de las ciudades destinen parte de su presupuesto en acciones de mitigación de la contaminación ambiental, la mejora de la infraestructura y el espacio público del área.

Tema: Ciudades Resilientes

Ricardo Jordán, jefe de la Unidad de Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), fue el encargado de introducir y resumir las aportaciones de los diferentes grupos para la mesa “Ciudades Resilientes”. Una vez concluído el trabajo por mesas, expuso en plenario las principales conclusiones de los diálogos.

En primer lugar, Jordán mencionó que la región enfrenta un doble desafío: la consolidación de la urbanización y el incremento de la vulnerabilidad frente al cambio climático. Estos procesos no se desarrollan en forma separada, sino que están embebidos en la gestión urbana, señalando además que el cambio climático intensifica las presiones ambientales, sociales y económicas en la gestión de las ciudades. En ese sentido, planteó un escenario de gestión compartida entre la construcción de resiliencia como parte del proceso de construcción de la ciudad. A continuación, hizo referencia a los diez aspectos esenciales enunciados por la United Nations Office for Disaster Risk Reduction (UNIDSR, 2015) para lograr ciudades resilientes:

Organizarse para la resiliencia ante desastres. Identificar, comprender y utilizar los escenarios de riesgo actuales y a futuro Fortalecer la capacidad financiera para mejorar la resiliencia Promover un desarrollo y un diseño urbano resiliente Proteger las zonas naturales de amortiguamiento para mejorar la función de protección proporcionada por los ecosistemas naturales. Fortalecer la capacidad institucional para mejorar la resiliencia. Comprender y fortalecer la capacidad societal para mejorar la resiliencia. Incrementar la resiliencia de la infraestructura. Asegurar la efectividad de la preparación y la respuesta a los desastres. Acelerar la recuperación y una mejor reconstrucción.

Por último, mencionó la oportunidad que existe para recalibrar políticas de vivienda social que incluyan desde su concepción temas de resiliencia. Destacó la amplia experiencia que existe hoy en el tema en toda la región, que se hace visible en momentos de diálogo como el de la presente jornada. Finalmente, se complementaron las palabras del experto mencionando la necesidad de restringir la construcción en zonas vulnerables a las amenazas naturales y de inundación. Asimismo, se destacó el trabajo realizado en los paises asiáticos para el mapeo sistemático y a escala nacional de las amenazas naturales. Por último, se reconoció que existen instrumentos específicos para abordar de manera eficiente distintos tipos de amenazas, ejemplificando el caso de los terremotos (código de construcción) e inundaciones (leyes de ordenamiento territorial).

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Tema: Ciudades Inclusivas

Elkin Velásquez, director regional de ONU-Habitat para América Latina y el Caribe, fue el encargado de introducir y resumir las aportaciones de los diferentes grupos para la mesa “Ciudad Inclusiva”. Una vez concluido el trabajo por mesas, expuso en plenario las principales conclusiones de los diálogos:

Velásquez habló en primer lugar de las diferentes “puertas de entrada” desde las que se puede abarcar la inclusión en las ciudades: la juventud, el acceso a la educación, la paridad de género, etc. Acto seguido, destacó que el grueso de los grupos centró el debate en la desigualdad y en la segregación socioespacial que se da en los conglomerados urbanos de la región. En este sentido, los tres grupos repasaron, según el experto, las principales herramientas de la política pública para mitigar este aspecto (la gestión del suelo, la colaboración público-privada o la planificación de la expansión urbana) y para prevenir comportamientos anómalos y segregadores.

A continuación, hizo un repaso pormenorizado de cada uno de los grupos:

El primer grupo priorizó en la conversación la regulación del uso del suelo y el reto de la informalidad de las viviendas, así como la aplicación de subsidios y otras herramientas financieras, normativas y regulatorias para incentivar una mejor localización de la vivienda social, dentro de las urbes y no en la periferia. Se consensuó la idea del acceso a la vivienda como un principio básico de la inclusión urbana y se abordaron los eventuales mecanismos financieros para concretar ese desafío y para conseguir incentivar al mercado a integrar en sus proyectos inmobiliarios los componentes de la vivienda social.

La seguridad en las calles, la regularización de las áreas informales y el acceso a la educación de los jóvenes fueron algunos de los principales asuntos que trataron los integrantes del segundo grupo, compuesto por los representantes de los países caribeños de habla no hispana. De acuerdo con Velásquez, este grupo aportó una mirada diferente de la del resto de países y aportó preocupaciones genuinas que enriquecieron aún más el debate. Plantearon la posible contradicción que existe entre la eficiencia del terreno y su regularización por parte de los Gobiernos y mostraron una especial preocupación por el acceso a los servicios básicos de las poblaciones más vulnerables.

El tercer grupo se sumó a las preocupaciones y propuestas de los anteriores y aportó algunos casos de éxito en términos de inclusión como las experiencias cooperativistas de Uruguay o las ‘ciudades de las mujeres’ en México, espacios que cuentan con servicios y programas de apoyo especializado para familias matriarcales. Por último, incidieron en la necesidad de aumentar y mejorar los mecanismos de financiamiento para implementar este tipo de políticas inclusivas.

Finalmente, se complementaron las palabras del experto puntualizando el trabajo de Chile para

incentivar proyectos habitacionales que puedan revertir la segregación social, incorporando requisitos como la mixtura de perfiles sociales y tipos de vivienda, y la localización dentro del ejido urbano. Asimismo, se mencionó que se ha aprobado recientemente en dicho país un programa para que los proyectos inmobiliarios ubicados dentro de las ciudades destinen parte de su presupuesto en acciones de mitigación de la contaminación ambiental, la mejora de la infraestructura y el espacio público del área.

Tema: Ciudades Resilientes

Ricardo Jordán, jefe de la Unidad de Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), fue el encargado de introducir y resumir las aportaciones de los diferentes grupos para la mesa “Ciudades Resilientes”. Una vez concluído el trabajo por mesas, expuso en plenario las principales conclusiones de los diálogos.

En primer lugar, Jordán mencionó que la región enfrenta un doble desafío: la consolidación de la urbanización y el incremento de la vulnerabilidad frente al cambio climático. Estos procesos no se desarrollan en forma separada, sino que están embebidos en la gestión urbana, señalando además que el cambio climático intensifica las presiones ambientales, sociales y económicas en la gestión de las ciudades. En ese sentido, planteó un escenario de gestión compartida entre la construcción de resiliencia como parte del proceso de construcción de la ciudad. A continuación, hizo referencia a los diez aspectos esenciales enunciados por la United Nations Office for Disaster Risk Reduction (UNIDSR, 2015) para lograr ciudades resilientes:

Organizarse para la resiliencia ante desastres. Identificar, comprender y utilizar los escenarios de riesgo actuales y a futuro Fortalecer la capacidad financiera para mejorar la resiliencia Promover un desarrollo y un diseño urbano resiliente Proteger las zonas naturales de amortiguamiento para mejorar la función de protección proporcionada por los ecosistemas naturales. Fortalecer la capacidad institucional para mejorar la resiliencia. Comprender y fortalecer la capacidad societal para mejorar la resiliencia. Incrementar la resiliencia de la infraestructura. Asegurar la efectividad de la preparación y la respuesta a los desastres. Acelerar la recuperación y una mejor reconstrucción.

Por último, mencionó la oportunidad que existe para recalibrar políticas de vivienda social que incluyan desde su concepción temas de resiliencia. Destacó la amplia experiencia que existe hoy en el tema en toda la región, que se hace visible en momentos de diálogo como el de la presente jornada. Finalmente, se complementaron las palabras del experto mencionando la necesidad de restringir la construcción en zonas vulnerables a las amenazas naturales y de inundación. Asimismo, se destacó el trabajo realizado en los paises asiáticos para el mapeo sistemático y a escala nacional de las amenazas naturales. Por último, se reconoció que existen instrumentos específicos para abordar de manera eficiente distintos tipos de amenazas, ejemplificando el caso de los terremotos (código de construcción) e inundaciones (leyes de ordenamiento territorial).

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Tema: Ciudad Compacta

Verónica Adler, Especialista Senior de la División de Desarrollo Urbana y Vivienda del Banco Interamericano de Desarrollo, fue la encargada de introducir y resumir las contribuciones de los diferentes grupos para la mesa “Ciudad Compacta”. Una vez concluido el trabajo por mesas, expuso en plenario las principales conclusiones de los diálogos. El grupo inició el trabajo abordando las siguientes preguntas: ¿las ciudades implican a Gobiernos subnacionales, a municipios? ¿Cuáles son los mecanismos e incentivos que desde los ministerios nacionales se pueden utilizar para lograr ciudades más compactas? A partir de allí se discutió el concepto de ciudad compacta. Se reconoció que en la región existen países con mayor o menor grado de desarrollo del Ordenamiento Territorial. Algunos países de la región que lideran esta cuestión son Colombia, Chile y México. En general sus abordajes incluyen leyes y normativas de ordenamiento territorial y un conocimiento sobre estrategias para su implementación que puede ser compartido entre países en instancias de colaboración y aprendizaje compartido. La mesa abordó el problema de la informalidad y el acceso a la vivienda, reconociendo que estas problemáticas son prioritarias en la región e implican una gran diversidad de aspectos a considerar. Hubo consenso en que resolver el flagelo de la informalidad urbana es uno de los temas más importantes, y que el acceso a la vivienda y la informalidad están terriblemente vinculadas. Los participantes tuvieron acuerdo en que es necesario generar capacidades a nivel subnacional, ya que es el nivel que se ocupa del día a día del ordenamiento del territorio. Se reconoció que para ello son necesarias la coordinación entre los distintos niveles de gobiernos nacional y subnacionales, y que las agencias o ministerios nacionales tienen injerencia para promover y lograr dicho fortalecimiento y articulación. En la mesa se destacó el caso de México, quienes han aplicado una definición de polígonos para el tratamiento de distintos aspectos del ordenamiento territorial. También se resaltó el Programa “Mi Barrio” de Chile. A partir de estos ejemplos se reconoció que es mucho más costoso otorgar subsidios a la ciudad formal pero que, sin embargo, en términos de costo-beneficio, el otorgamiento y materialización de subsidios también genera beneficios globales para toda la sociedad. En Argentina, el Gobierno Nacional está tratando de aplicar mecanismos de incentivos a las administraciones más pequeñas para gestionar las ciudades de forma más integral. La lógica de esta iniciativa es otorgar recursos a modo de incentivo con la exigencia de que “los deberes estén hechos” a nivel local.

En conclusión, la mesa reconsidera la ciudad compacta, no sólo como una ciudad más densa, sino también con mayor capital social, con mayor acceso a recursos, a los espacios públicos y a los servicios para todos los habitantes, una suerte de ciudad más democrática y eficiente en optimizar el beneficio de la urbanización. Finalmente, se complementaron las palabras del experto destacando que en los países del Caribe la situación es en ciertos aspectos diferente del resto de Latinoamérica. Se puntualizó que dichos países tienen un déficit importante en infraestructura, lo que impone un gran desafío en términos del mantenimiento de la infraestructura existente y el balance entre la urbanización y la densidad de las ciudades. Por último, se reconoció que es muy difícil hacer políticas de cohesión social, mencionando el caso de Haití y su problemática con la propiedad de la tierra.

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