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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES FLACSO SEDE-ACADÉMICA GUATEMALA No. 2 Tercera época Guatemala, mayo de 2009 Foto cortesía de Thelma Cienfuegos Zapatería High Life, circa 1920 ciudad de Guatemala El PRIMERO DE MAYO Y EL MOVIMIENTO DE LOS TRABAJADORES GUATEMALTECOS

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FACULTADLATINOAMERICANADE CIENCIAS SOCIALESFLACSOSEDE-ACADÉMICAGUATEMALA

No. 2 Tercera época Guatemala, mayo de 2009

Foto cortesía de Thelma CienfuegosZapatería High Life, circa 1920ciudad de Guatemala

El PRIMERO DE MAYO Y EL MOVIMIENTO DE LOS

TRABAJADORES GUATEMALTECOS

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2 No. 2 /mayo 2009

El primero de mayo los trabajadores y el movimiento de los trabajadores guatemaltecos

Clemente Espinoza*

El domingo 20 de julio del 2009 se cumplen 120 años desde que, en la

sala Pétrelle en Paris, Francia, el Con-greso Socialista Obrero (que tuvo lugar del domingo 14 al sábado 20 de julio 1889) al filo de las 20:30 ó 21 horas del sábado, votó por unanimidad, que se de-cretaba que una manifestación pondría de pie el mismo día a la élite obrera de ambos mundos. He aquí el texto de esta resolución capital:

“Se organizará una gran manifes-tación internacional con fecha fija de manera que, en todos los países y ciudades a la vez, el mismo día convenido, los trabajadores intimen a los poderes públicos a reducir le-galmente a ocho horas la jornada de trabajo y a aplicar las otras resolu-ciones del congreso internacional de París.Visto que una manifestación se-mejante ya ha sido decidida por la American Federación of Labor para

el 1º de mayo de 1890, en su congreso de diciembre de 1888 en Saint Louis, se adopta esta fecha para la manifestación in-ternacional. Los trabajadores de las distin-tas naciones llevarán a cabo esta manifestación en las con-diciones impuestas por la es-pecial situación de su país.”

Pero, ¿qué ha pasado en el mundo y en particular en Gua-temala a partir de esta decisión trascendental, que en la primera década del siglo XXI, involucra a los trabajadores organizados del mundo?

Responder someramente a esta interrogante, es la intención de este ensayo, para refrescar en la mente de los trabajadores gua-temaltecos uno de los episodios más significativos de la historia social internacional de los trabajadores, ras-treando para el propósito, algunas gene-ralidades de origen, ulterior desarrollo, manifestaciones presentes y reflexiones a futuro.

Curiosidades en la prehistoria del primero de mayo¿Tiene el primero de mayo antecedentes remotos, que en la evolución humana, racional o fortuitamente lo vinculen con la decisión obrera de constituirlo en el día internacional de los trabajadores?

Como es natural, la pregunta an-terior ha movido la imaginación de más de un historiador, quiénes han dado res-puestas diferenciadas, dependiendo de la profundidad con que han penetrado en la historia humana, para tratar de encontrar en ella, desde los primeros tiempos, raí-ces de los diversos patrones culturales y sociales que expliquen el anclaje terrenal de este evento de la historia social con-temporánea.

En la prehistoria del primero de mayo, como en otros temas, que evolu-cionan y desarrollan dentro de la com-pleja cultura sociopolítica y económica occidental, se trata de encontrar una rela-ción, lógica o fortuita, que la vincule con mitos y leyendas ancestrales cosmogóni-cos y/o al naturalismo grecorromano, y a las celebraciones cristiano religiosos, que desde la Edad Media evolucionan en contraposición y/o sustitución de aque-llas, justificadas en supuestos paganos.

Poéticamente, al mes de mayo se le adjudica la juventud del año, la expan-sión de la primavera y da la solución de la eterna resurrección; este mes ejerció siempre poderoso atractivo sobre la ima-ginación popular.

El historiador francés Maurice Dommanget (1,976) ilustra que:

Entre los romanos, el 1o. de mayo se celebraba como la fiesta de los cereales y de las flores. Maya, origi-nariamente diosa del crecimiento y de la savia, reinaba en los cortejos floridos. Se la evocaba para que las cosechas fueran mejores. Luego, los romanos unieron en un mismo cul-to a Flora y a Maya. Las floralias se festejaban del 30 de abril al 3 de mayo.

Progresivamente, entre los roma-nos el 1º de mayo llegó a ser un día de licencia, ya que en Roma las cortesanas mezcladas con la multitud se despojaban de sus vestiduras y se entregaban a las actitudes más lascivas. En las campañas,

los jóvenes y las muchachas cantaban himnos a Maya y plantaban árboles en su honor.

En la antigüedad romana encontra-mos, empero, una fiesta que de manera muy vaga anunciaba en uno de sus as-pectos la fiesta del trabajo. Es la de los lares, genios que protegían los campos y los hogares. Eran objeto de un culto do-méstico, y el 1o. de mayo, en el curso de los compitales figuraban en primer lu-gar los esclavos, los trabajadores de ese entonces. Ese día holgaban, gozaban de una efímera libertad, se divertían, eran respetados y recibían raciones suple-mentarias.

En las aldeas francesas, refiere Dommanget, también se ligaba al 1o. de mayo con la idea de la virtud bien-hechora, de valor mágico, de “mascota”. Algo de la antigua fiesta de las flores y de la “carrera de las rosas” ha subsistido y subsiste, por cierto, en las fiestas pro-venzales de Mayo o Bello de Mai, en la fiesta de los pastores, del muguete, de las rosas, o celebrando a las doncellas.

Sin ninguna relación con la lucha posterior por las ocho horas, curiosa-mente el 1o. de mayo de 1531, los obre-ros de la seda de la ciudad italiana de Lucca hicieron una manifestación por un salario mínimo y otras reivindicaciones. Además, históricamente se registran los edictos de Felipe II que tratan el tema; se podría hacer una lista de los reglamentos y estatutos de la edad media y aún de la antigüedad.

Pero el autor citado se preocupa en aclarar, en respuesta a los puritanos, que la anterioridad de estos primeros de mayo alegres y bienhechores, de estos primeros de mayo humanos, no implica parentesco con el 1o. de mayo proletario y la Fiesta del Trabajo. Y resulta atrevi-do escribir, como S. Spins, que el 1o. de mayo debe un poco a estas tradiciones ceremoniales el ser la fiesta de los tra-bajadores.

*Licenciado en economía por la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autó-noma de México (UNAM); maestro en co-operación internacional sanitaria por la Uni-versidad Internacional de Andalucía, Sevilla, España

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Son hechos muy curiosos el paro, aunque decidido por los amos, y este paso de los trabajadores al primer plano en la misma fecha del 1º de mayo. Pero indudablemente con el paro voluntario de los proletarios modernos en la misma fecha.

Acerca de la “fi esta para el Trabajo”Desde el origen mismo de la instaura-ción internacional del primero de mayo, como el día de los trabajadores, dio lugar al debate: sí este día era un “día de fiesta para el trabajo o un día de lucha eman-cipadora”.

Debate que no es casual, pues se aferra a los antecedentes inmediatos que confieren a esta fecha la calidad de una fiesta del trabajo o el de una jornada de lucha y de reivindicación, dependiendo del estímulo inmediato que precede a una u otra connotación.

Lo cierto es que fiesta o día de lucha emancipadora, tienen el común denominador que les vincula, directa o indirectamente, con la reivindicación obrera de la reducción de la jornada de trabajo y, en consecuencia, con las con-tradicciones emanadas de la revolución industrial y de las relaciones de produc-ción y acumulación que ésta desarrolla.

Originariamente, el 1o. de mayo, los términos que vienen a su pluma

son los de manifestaciones, puesta en movimiento, intimación, ya que se tra-ta de hace triunfar la reivindicación de las ocho horas y, al mismo tiempo, las otras reivindicaciones formuladas en el Congreso de 1889. No es con una fiesta como se obtienen reivindicaciones o re-formas. Por lo demás, tampoco en el 1o. de mayo proyectado por el movimiento americano se trataba de fiesta, sino sim-plemente de presión obrera. Dommanget (1976).

Probablemente fue la influencia de la Revolución Francesa, la que introdujo por primera vez, la cuestión acerca de un día de fiesta para el trabajo e hizo di-versa alegoría con respecto del primero de mayo: El 1o. de mayo es “la fiesta de la naturaleza visible”. El 1o. de mayo, como la “Fiesta de los Derechos del hombre y de la Fraternidad del Género Humano”. El 1º. de mayo como la “Fies-ta de la Libertad”.

La primera noción de una Fiesta del Trabajo, figura en el informe de Fa-bre, sobre el calendario leído a la con-vención el 24 de octubre de 1793. Donde los días complementarios del año están consagrados “a la industria y a la acti-vidad laboriosa”, a los “actos de cons-tancia en el trabajo”, a “todo lo bueno, bello y grande que se haya hecho en las operaciones manuales o mecánicas y de lo cual la sociedad pueda obtener venta-jas”. Esta fiesta pública, celebrada “con pompa nacional”, se llama Fiesta del Trabajo.

Dommanget (1976) comparte tam-

bién que, la idea más reciente viene de Australia, lo que es bien comprensible, ya que este país fue el primero en con-quistar las ocho horas de jornada labora. Así, nueve cuerpos de oficios, que agru-paban a 700 obreros de la provincia de Victoria, que habían logrado las ochos horas, consideraron que debían desfilar en Melbourne el 21 de abril de 1857, para conmemorar el contrato firmado el año anterior. Desde entonces esta fecha, fue consagrada por los obreros australia-nos al recuerdo de la victoria obtenida, como una Fiesta del Trabajo.

Pero como enfatiza Dommanget, al asentarse sobre una victoria no revista carácter sedicioso y difiere profunda-mente de la jornada decidida en París en 1889. Le faltan todos los elementos de fuerza, todos los factores dinámicos de esta última; su sentido de clase, su tenor en combatividad, su carácter internacio-nal.

En Estados Unidos, el Labor Day, complementa Dommanget, es otra fiesta menos inofensiva, menos confucionista, no más internacionalista por cierto, pero igualmente ligada con las ocho horas y del mismo modo surgida de la iniciati-va obrera. El origen del Labor Day se remonta a una moción representada en un mitin de la “Central Labor Union” de New York, el 8 de mayo de 1882.

El primer Labor Day tuvo lugar el 5 de septiembre de 1882 en Nueva York.

A partir de allí, de 1891 a fines de 1893, más de 21 estados crearon el Labor Dayy, el 28 de junio de 1894, fue adoptado por aclamación en el Congreso. Después de 1900 se le reconoció oficialmente por muchos estados y fue ratificado en 1923 por los 48 que en ese entonces integra-ban la nación del Norte. Hoy, el mundo obrero norteamericano celebra siempre el Labor Day.

Los antecedentes contemporáneosLa limitación del tiempo de trabajo, más concretamente, la jornada de ocho horas y el principio de los tres ochos: ocho ho-ras de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas de sueño, están en el origen de la manifestación del 1º de Mayo; primero en su forma nacional, luego en su forma internacional, Dommanget (1976).

Con el objeto de comprender bien el alcance histórico, hay que tener en cuenta, que en la Revolución Industrial de fines del siglo XVIII, la explotación del trabajo, particularmente en los niños, se había intensificado hasta tal punto que la justicia había debido legislarla. Jorna-das extenuantes de entre 14 y 16 horas,

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incluyendo horarios nocturnos, los esta-ba aniquilando junto a mujeres. Existían casas de bolsa que vendían a los niños a los productores. Es en Inglaterra, cuna de la Revolución Industrial, donde aflo-ran las primeras reacciones.

Históricamente, la primicia se le adjudica al también padre del coopera-tivismo, Roberto Owen, quién en agosto de 1817, como parte del sistema comu-nitario que proponía, sugirió por prime-ra vez fijar en ocho horas la jornada de trabajo. En su fábrica de New Lanark, Roberto Owen había anticipado de 1816 a 1828 lo que se llamará luego la “legis-lación obrera”, reduciendo a diez horas y media la jornada de trabajo y protegien-do a la infancia.

Son los hilanderos de algodón de Nottingham, los que desde 1825 abren camino a las huelgas para obtener las ocho horas. Así, la lucha por las ocho horas está ligada en forma manifiesta con la idea de huelga general, en un día determinado, y la clase obrera británica se impregna de esta noción. La agitación por la reducción del tiempo de trabajo al-canzó su punto culminante en Inglaterra en 1846-1847. Una ley impuesta por las movilizaciones obreras establece para los adolescentes mayores de trece años y para las obreras, las once horas en espera de su reducción a diez. Esta Ley entra en vigor –curiosa coincidencia– el 1o. de

mayo de 1848. No es casual que la primera batalla reivin-dicativa por las ocho horas y la primera legislación que disminuye progresivamente las horas de trabajo hayan nacido en Inglaterra.

El 1o. de Mayo en América

Hemos visto que en Inglaterra el movimiento por las ocho horas ésta li-gado con la huelga general, pero no a la fecha del 1º de mayo. En Estados Unidos, país de emigración ingle-sa, lo encontraremos ligado con huelgas generalizadas y, esta vez, a la fecha del 1o. de mayo. Así, se efectuará una progresión nueva y muy se-ria en la génesis de la gran manifestación internacional de la clase trabajadora.

Fueron los emigrantes ingleses los que llevaron a América y Australia la as-piración a las ocho horas y con ella la huelga general como tema y recurso vin-

culante. Lo hizo también Owen, al inten-tar fundar en Estados Unidos la fabrica New Harmony, el 1º de mayo de 1825.

La agitación inició en Estados Unidos en 1827 con la huelga de carpin-teros de Filadelfia. Al respecto escribe Dommanget (1976):

Después de 42 años caracterizados por infinidad de huelgas en distintos estados y sectores de la producción, los esfuerzos obreros terminaron por la institución de la jornada de ocho horas en todos los establecimientos del gobierno de la República ameri-cana y para todos los trabajos direc-tamente ejecutados o licitados por el Estado.

La lucha por la jornada de ocho horas se retoma con fuerza en el IV Con-greso de la AFL, celebrado en Chicago en 1884. En el curso de su intervención en el Congreso, Frank K. Foster, secreta-rio del Comité Legislativo, había sugeri-do que todos los sindicatos manifestaran su voluntad unánime, apoyados por la organización entera, haciendo una huel-ga general por la jornada de ocho o nue-ve horas. Gabriel Edmonston, sometió entonces al congreso una resolución por la cual, a partir del 1o. de Mayo de 1886, la jornada normal de trabajo se fijaría en ocho horas por todas las organizaciones obreras.

Es pues, en el Congreso de Chi-cago, donde apareció por primera vez la idea de hacer del 1o. de mayo una jor-nada de reivindicación obrera en torno de las ocho horas. Un solo frente para alcanzar una reivindicación única y pre-cisa.

Por fin llegó el 1o. de mayo de 1886. Miles de trabajadores abandona-ron sus faenas y proclamaron la jornada

de ocho horas. La Unión Central Obrera de Chicago convocó a un mitin, al que asistieron 25 mil personas. Dirigieron la palabra a la concurrencia Spies, Parsons, Fielden y Shcwab. En unos cuantos días, los huelguistas habían llegado a más de 50 mil. Las reuniones se multiplicaron. De allí en adelante, los sucesos son bas-tantes conocidos, en tanto experiencia emblemática, que sintetiza la historia que conduce al 1o. de mayo, como el día internacional de los trabajadores.

El día 3 de mayo se celebró un importante mitin cerca de Mc. Cormic-ks. Spies, que era conocido como buen orador, fue invitado a hablar. El pueblo empezó a arrojar piedras a la factoría, pidiendo la paralización de los trabajos. Entonces, se avisó por teléfono a la po-licía, que acudió presurosa. Fue acogida su presencia con grandes muestras de desagrado y acometió por ello a la multi-tud, disparando algunos tiros. Los obre-ros se defendieron a pedradas y a tiros de revólver. La policía hizo entonces un fuego vivo y continuo sobre la muche-dumbre, no respetando ni a los niños ni las mujeres ni a los ancianos, dejando tras de sí seis muertos y un gran número de heridos.

El 4 de mayo, “Cuando era inmi-nente el ataque de la policía, cruzó el es-pacio un cuerpo luminoso que, cayendo entre la primera y segunda compañía, produjo un estruendo formidable. Ca-yeron al suelo más de sesenta policías heridos y muerto uno de ellos, llamado Degan. Esta situación fue aprovechada y en un juicio viciado, los principales lí-deres fueron condenados a la horca y a cadena perpetua.”

Estos se convierten así en los lla-mados “Mártires de Chicago”, son ellos los que inspiran y reviven el deseo den-

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tro del moviendo obrero y sindical inter-nacional, para dedicar un día específico, como jornada mundial, con carácter de huelga general, desde su autonomía e independencia de clase, para lograr la jornada de ocho horas.

De Chicago 1886 a París 1889La historia da un salto cualitativo entre los sucesos de Chicago de 1886 y la re-solución del congreso socialista de 1889, de tal manera, que a partir de 1890 se generaliza progresivamente la implanta-ción en el mundo del primero de mayo, como el día más representativo de lucha y emancipación de la clase trabajado-ra. Desde Europa Central, se extiende a América y otros continentes. Su empu-je lleva, entre otros acontecimientos de trascendencia mundial, la publicación el 15 de mayo de 1891, de la encíclica pa-pal “Rerum Novarum”, por León XIII, que inaugura la emergencia del catolicis-mo social.

Los primero sesenta años se desa-rrollan en medio de las fuertes contradic-ciones ideológicas, que en lo que resta del siglo XIX, reconfiguran y delimitan las estructuras políticas de clase, de las estructuras reivindicativas profesionales, sin lograr superar la simbiosisque marca su nacimiento, de tal manera que lo que acontece en lo político trasciende y afec-ta lo social.

Con sus altas y bajas, sorpren-de la entrada del siglo XX. La primera gran crisis de la economía capitalista, de manera temprana, afecta profundamente al mundo laboral. En medio de las dos

guerras mundiales se acumulan derrotas y victorias, nacionales e internacionales, que reditúan en el triunfo formal de la im-plantación de la jornada de ocho horas en la mayoría de países, en el desarrollo al de-recho al trabajo y al fortaleci-miento de las estructuras sindi-cales y políticas de clase.

Sin embargo, es inevi-table que surja una y otra vez, como en su momento se pre-guntó el italiano Armelani, si el 1o. de mayo es una demos-tración, una conmemoración, una fiesta o una afirmación, y como responde Dommanget: “Al término de esta historia, nos vemos obligados a con-cluir que, en realidad, el 1o. de mayo ha llegado a ser todo esto a la vez.

Como parte de sus debi-lidades, se le atribuye al 1o. de Mayo que, progresivamente, ha transita-do de la acción simultánea, sincronizada, impregnada de ánimo de clase y dirigida por una internacional, en que fieles al llamamiento de sus organizaciones, los trabajadores se liberaban un día ente-ro de la servidumbre y se ponían más o menos a soñar en su futuro de libertad, a convertirse en la práctica, tenga o no reconocimiento legal, en los países gran-des o chicos, en una fiesta vulgar, que en poco se diferencia de otras fiestas y feriados del calendario. En suma, que la organización de los trabajadores dado a factores de degradación, ha perdido en profundidad, lo que ha ganado en exten-sión.

Pero, como al final asienta el au-tor, la verdad es que, como el 1o. de mayo se halla tan fuertemente arraigado en la conciencia de los trabajadores, está como preservado a un descrédito total. A título de contraprueba, toda jornada obrera que de algún modo quiere dispu-tarle el puesto se ve condenada al fra-caso, a despecho de los puntos débiles, de su tendencia a manifestaciones esté-riles, convencionales e infecundas, por una parte, y a manifestaciones ruidosas, espectaculares y sectarias, por otra, así como a deformaciones que, esclerotizán-dolo, lo alejan de su principio original.

El 1o. de Mayo en el pasado del movimiento de los trabajadores GuatemaltecosDespojado de su objetivo original, el 1o. de Mayo llegó a Guatemala después de 42 años de iniciada la gesta internacio-nal, con la intervención mediática del dictador Jorge Ubico. En sus memorias, Antonio Obando Sánchez (1978) apun-ta:

Salimos de la prisión a petición que hicieran los trabajadores al propio ubico y nos puso en libertad porque esa vez los señores de la Federación para la Protección Legal del Trabajo (oficial) se cercó a ofrecerle como homenaje, el desfile del primero de mayo de 1931. Condicionó nuestra libertad para ese día, ordenando que el desfile pasara por la 6ª Avenida y se disolviera en el Templo Minerva (Hipódromo del Norte). A partir de allí el 1o. de Mayo quedó proscrito durante los siguientes años de dicta-dura.

La apertura democrática que inau-gura la Revolución de octubre de 1944, hace posible que los trabajadores se manifiesten nuevamente. Sin referencia para 1945, el 1o. de mayo se celebra con un solo desfile en 1946, en el que par-ticipan las tres centrales existentes. No destacan reivindicaciones de contenido, y el movimiento de los trabajadores se debate en fuertes contradicciones de ca-rácter ideológico y restricciones guber-namentales.

El 1o. de mayo de 1947 coincide con la entrada en vigor del Primer Có-digo de Trabajo guatemalteco (Decreto

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30 del 8 de febrero de 1947), que aun-que avanzado para su época, en mate-ria de sindicatos contiene restricciones, fundamentalmente para la organización de los campesinos, Larrave (2003). La que, además, refiere el historiador, entre 1947-1949 distrae la atención del tema de la unidad sindical.

Aún cuando no se especifica en detalle, es de suponer que dado a las bondades del régimen democrático re-volucionario, las manifestaciones del 1o. de mayo se sucedieron en los años siguientes de 1949-1950.

El 1o. de mayo de 1951-1952, apunta Larrave (2003), el contenido de algunos documentos del Congreso que crea a la CGTG y los pliegos de peti-ciones que la Central única dirige al go-bierno en los primeros de Mayo de 1951 y 1952, demuestran la madurez política del movimiento obrero guatemalteco.

Tampoco hay referencia explícita para 1953 y 1954. Para 1953, la CGTG y la CNCG, pasan a formar parte del Frente Democrático nacional (FDN), algo más orgánico, que pretende hacer frente a la presión internacional y a la reacción in-terna e impulsar el desarrollo progresista del país. Frente que integran también to-dos los partidos que hacen gobierno.

Ya para 1954, todo el esfuerzo de unidad y accionar sindical es concentra-do en la lucha contra la eventual inter-vención extrajera y por la defensa de las conquistas democráticas sindicales.

No se manifiesta el 1o. de mayo de 1955. Para el 1o. de Mayo de 1956 (La-rrave, 2003), la FASGUA y el Consejo Sindical participan en un desfile conjun-to. Castillo Armas lo ha financiado para ir mejorando su imagen. En el transcurso del desfile, universitarios y trabajado-res arrebatan los cartelones oficialistas

y los sustituyen por otros combativos. En el mitin que se realiza en el Parque Centenario, el ministro de Trabajo del régimen, Manuel Villacorta Vielman, es acallado a gritos y silbidos y se adueñan del mismo improvisados dirigentes anti-gobiernistas. Constituye esta la primera manifestación de repulsa del movimien-to obrero organizado al régimen de Cas-tillo Armas.

Entre 1957 y 1960 no se reportan acciones para el primero de mayo, la si-tuación general del movimiento de los trabajadores es de estancamiento. Para 1961, durante el régimen del general Idí-goras Fuentes, la actitud predominante

para con el movimiento obrero fue de co-rrupción más que de represión, ello hasta 1962, en el que el movimiento de pro-testa contra el régimen se amplía, hasta desembocar en las históricas “Jornadas cívicas de marzo y abril de 1962”, que culmina con el estado de sitio, muertos, heridos y encarcelados.

A partir de 1962 y hasta 1970, no obstante, predomina una creciente orga-nización de sindicatos y centrales. Tam-poco se refieren acciones para el 1o. de mayo. Cuando asume el gobierno el ge-neral Carlos Arana Osorio, desde princi-pios de 1971 decreta el estado de sitio y, durante tres años paralizó totalmente las

actividades sindicales. En el último año de su gobier-no reautoriza el desfile con un itinerario antojadizo. Cuando los trabajadores pretendían dirigirse hacia el parque Centenario, al pasar por la 6ª Avenida y 18 calle, el Pelotón Mode-lo de la Policía Nacional arremete contra los obre-ros con el saldo trágico de cinco muertos, más de veinte heridos y muchas detenciones.

Pese a lo anterior, el empuje de la organización de los trabajadores no se detiene y se concentran en los esfuerzos de uni-dad que desde el Consejo Nacional de Consulta Sin-dical (CNCS) maduran la conformación del Comité Nacional de Unidad Sindi-

cal CNUS, que en adelante enarbola en históricas jornadas emancipadoras del 1 de mayo, demandas sustanciales y de clase, que dan contenido a su platafor-mas de lucha.

Hasta 1980-1981, en medio del ascenso del conflicto armado interno, el movimiento de los trabajadores es some-tido a la más brutal represión, que ani-quila, exilia y desaparece a la mayoría de sus dirigentes y desarticula la totalidad de sus organizaciones.

De 1981 a 1983 se marca por un periodo de reflujo de las organizaciones sindicales, que en intentos fracasados de rearticulación, que cuesta la vida a sus promotores, da pie a proyectos nuevos como la CUSG, en cuya inauguración contó con la presencia del general Efraín Ríos Montt, o el IGEFUS, como iniciati-va social cristina.

El 1 de mayo en 1986. En este año CITGUA (1989) se crearon expectati-vas acerca de la envergadura que tendría el 1 de mayo. Finalmente concurrieron –según diferentes fuentes– entre cinco y diez mil personas de UNSITRAGUA, CGTG Y FESEBS. Según Inforpress centroamericana:

el desfile: “…estuvo partido en dos: Un sector simpatizante del gobierno, aunque plantea algunas demandas muy generales y otro sector indepen-diente –UNSTRAGUA– dopción ‘firme e inmediata’ de un régimen salarial ajustado a la inflación, la moratoria indefinida en el pago de la deuda externa y una demanda al sec-tor empresarial para que ‘reflexione sobre la necesidad histórica de com-partir la riqueza…”

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En síntesis, el 1 de mayo de 1986 evidenció la división en el movimiento sindical, así como su poca capacidad de convocatoria. Sin embargo, al hecho que fuera el primer desfile que se realizaba en seis años, constituyó un paso impor-tante en “el proceso de ganar la calle y perder el miedo aunque fuera paulatina-mente”.

El 1 de mayo en 1987. Tampoco en 1987 se unieron todos los sectores del movimiento sindical para desfilar en forma conjunta. Esta vez fueron los trabajadores del Estado los que optaron por no participar, debido a las amenazas en el sentido de que sectores campesinos iban a enfrentarse a ellos, como reacción gubernamental al reciente movimiento huelguístico. Esta ves desfilaron juntos CGTG, CUSG, FESEBS y UNSITRA-GUA.

A juzgar por crónicas periodísticas el desfile no fue grande; periodistas de Prensa libre estimaron que los manifes-tantes ocuparon apenas ocho cuadras y El Gráfico habló de un ‘triste fracaso a nivel de organizaciones de trabajado-res’.

El 1 de mayo en 1988. A diferen-cia de los años anteriores, en el desfile del 1 de mayo de 1988 se reunieron todas las centrales sindicales: CUSG, CGTG,

UNSITRAGUA, FENASTEG Y FE-SEBS. En esta ocasión también participó el Comité de Unidad Campesina (CUC) –a pesar de las amenazas de muerte que habían recibido– y la Asociación de Es-tudiantes Universitarios (AEU), concen-trando a unas 30 mil personas. También hubo desfiles en las ciudades de Escuin-tla, Quetzaltenango y Flores, Petén. Los diarios publicaron campos pagados y las demandas se concen-traron el exigir “el alto al incremento del costo de vida, a la represión, a la margi-nación y al hambre”. Además, se demandó la libertad de organi-zación, movilización y expresión.

De 1988 hasta la firma de la Paz en 1996, y los años pos-teriores, hasta 2008, las manifestaciones del 1 de Mayo no han variaron en su conte-nido y forma, a veces con un poco más o menos participación,

no carente de las contradicciones de un movimiento de los trabajadores, diverso y fraccionado, donde todos marchan jun-tos, pero cada quién “jala” por su lado.

La Coyuntura y el futuro para el movi-miento de los trabaja-dores guatemaltecosDe hecho, el movimiento de los traba-jadores guatemaltecos, en medio de sus contrariedades y procesos, hasta cierto punto autodestructivos, no ha logrado en cerca de 26 años revertir los enor-mes daños procovados por la violencia institucional, y de debate entre la crisis de liderazgo, la dispersión y el constante debilitamiento institucional.

En los últimos diez o veinte años no ha sido capaz de desplegar acciones unitarias sostenidas, para negociar y conquistar reivindicaciones relevantes que favorezcan a la clase trabajadora, y sus acciones más notorias se concentran en la disputa ínter centrales por acceder a puestos y privilegios de instancias tri-partitas nacionales o internacionales, en las cuáles dé paso sus delgados, ejecutan una gestión más personal y carente de trascendencia, porque no son capaces de representar intereses orgánicos progra-máticos.

Lamentablemente, la coyuntura nacional e internacional, en caso se quie-ra rectificar en interés de los derechos y reivindicaciones de los trabajadores, como la tendencia mundial de recesión y crisis de la economía capitalista no son favorables para un cambio de actitud y menos para hacer viable demandas de carácter económico-reivindicativo.

Lo que evidencia la experiencia histórica mundial es que los índices de sindicalización, la unidad, ya sea de ac-ción u orgánica programática y el éxito, y el incremento de las conquistas laborales y la profundización del derecho al traba-jo, están en relación directa con el cre-cimiento económico y el fortalecimiento de la democracia de las naciones.

Reivindicar y ganar en condiciones de crisis, nunca ha sido factor de éxito para el sindicalismo en ninguna parte del mundo y, aún cuando intermedien fuertes medidas de presión a través del paro, la movilización y la huelga, los desenlaces casi siempre han conducido al fracaso. Para las organizaciones sindicales, y no es atrevido afirmar que, inclusive para organizaciones sindicales otrora fuertes y poderosas, en esta coyuntura, se han visto obligados a ceder, perder fuerza y negociar en detrimento de importantes conquistas y derechos adquiridos. ¿Qué podemos esperar entonces de las organi-zaciones débiles?

Es incuestionable que la clase tra-bajadora guatemalteca está desprotegida y está urgida de una sólida representa-ción y defensa de sus intereses, dado a que sus condiciones materiales y mora-les están expuestas a un constante dete-rioro.

El Informe Nacional de Desarro-llo Humano, 2007/2008, del PNUD, proporciona indicadores nada alentado-res para la población guatemalteca en términos de empleo/desempleo, los ín-dices de pobreza y extrema pobreza, los cuales se agravan por las consecuencias de las deportaciones que entre el 2008 y principios del 2009, ya afecta a cerca de 30 mil compatriotas e igual número de hogares.

Sería recomendable que, las dife-rentes centrales y federaciones, confe-

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La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Guate-mala, inició sus actividades en 1987 y fue reconocida formalmente por el Estado guatemalteco ese mismo año, por medio del Decreto 96-87 del Congreso de la República.

deraciones y uniones sindicales del país, tomen conciencia de esta realidad y en medio de la precariedad que les afecta, hagan esfuerzos por empezar a construir

fortalezas desde sus debilidades, en in-terés, en primer lugar de las bases que representan, y luego, de la mayoría de trabajadores y trabajadoras que no está

organizada, pues en estas ne-cesidades subyace, su razón moral y humana para existir.

Por el momento están en marcha los preparativos para participar en una nueva jornada, la del 1 de mayo del 2009. Es de esperarse que la manifestación trascienda de una simple conmemoración a una gesta de protesta y rei-vindicaciones, que rescate la imagen del movimiento de los trabajadores en Guatemala, del deterioro a que lo exponen espectáculos, como los obser-vados por la ciudadanía el 20 de octubre del 2008.

Fuentes de consulta:CITGUA. 1989-90, El Mo-vimiento Sindical en Gua-temala, México, Ediciones Ciencia y Tecnología para

Guatemala. Serie Formación y Ca-pacitación No. 1,2 y 3.Dommanget, Maurice. 1976, Histo-

ria del primero de Mayo, Barcelona. Editorial LAIA. Segunda Edición.López Larrave, Mario. 2003, Breve Historia del Movimiento Sindical Guatemalteco, Guatemala. Editorial Universitaria, Colección popular. Universidad de San Carlos de Gua-temala.Mella, Ricardo y Dommanget, Mau-rice.1976, 1º de Mayo. ¿Cuáles son los orígenes del 1º de mayo? ¿Quié-nes son los mártires de Chicago? México, D.F. Ediciones Antorcha.Obando Sánchez, Antonio. 1978, Memorias. La Historia del Movi-miento Obrero, Guatemala. Edito-rial Universitaria, Colección popu-lar. Universidad de San Carlos de Guatemala.SNU. Sistema de las Naciones Uni-das, 2009, Informe Nacional de De-sarrollo Humano 2007/2008: Gua-temala: ¿Una Economía al Servicio del Desarrollo Humano? Guatema-la.