Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS · encima del abismo, y el viento de Dios aleteaba por encima de las...

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... Y HABITÓ ... Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS ENTRE NOSOTROS REFLEXIONES PARA EL TIEMPO DE NAVIDAD MATILDE EUGENIA PÉREZ TAMAYO

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... Y HABITÓ ... Y HABITÓ ENTRE NOSOTROSENTRE NOSOTROS

REFLEXIONES PARA EL TIEMPO DE NAVIDAD

MATILDE EUGENIA PÉREZ TAMAYO

CONTENIDO

Presentación

1. Una promesa cumplida2. Isaías, el profeta del Mesías3. Juan Bautista, el Precursor4. Prólogo del Evangelio de San Juan5. María, la mujer elegida6. Llena de gracia7. El Espíritu Santo y María8. A Nuestra Señora de la Encarnación9. Nazaret, un pueblo escondido10. María y su prima Isabel11. Bendita entre las mujeres12. Se parecen a María...13. Ain karim, la patria del Bautista14. José, hombre de fe15. El silencio de José16. Se parecen a José...17. Fidelísimo José18. El gran acontecimiento19. Humilde y pobre20. Jesús, Dios-con-nosotros21. A Jesús en el pesebre22. Navidad es...

23. Si Jesús volviera a nacer...24. Plegaria de Navidad25. El pesebre y la cruz26. Belén, la ciudad de David27. Los pastores de Belén28. Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz...29. Navidad es la fiesta...30. Santa María de Belén31. El campo de los pastores32. Historia del pesebre33. La profecía de Simeón34. Jesús, señal de contradicción35. Jerusalén, la Ciudad Santa36. Los magos de oriente 37. Luz de las naciones38. Niño del pesebre39. La estrella de Belén40. Desplazados a Egipto41. Jesús, misionero del Padre42. Plegaria a la Virgen madre43. De regreso a Nazaret44. La vida ordinaria en Nazaret45. Jesús entre los doctores46. Carta abierta a Jesús de Nazaret

PRESENTACIÓN

La Navidad es un tiempo especial, un tiemposiempre nuevo; un tiempo de gozo y de alegríaprofundos; un tiempo de fe y de esperanza; untiempo de paz.

La Navidad es un tiempo para “vivir con elcorazón”, para “gustar”, para “sentir a Dios” pordentro y por fuera; un tiempo para renovarse.

La Navidad es un tiempo para "revivir" una yotra vez, con insistencia y devoción, elacontecimiento más maravilloso de la historiahumana: la llegada a nuestro mundo, de Jesús,el Hijo de Dios, nacido en nuestra carne ysangre, para ser nuestro Salvador.

La Navidad es un tiempo especial para orar,para meditar, para contemplar en el pesebre aJesús niño, dulce y tierno como todos los niñosdel mundo, y su misterio de amor.

Un tiempo para mirar a María y a José, fielesservidores de Dios, y aprender de ellos suentrega total y sin condiciones, a los planes delSeñor.

Un tiempo para agradecer el don de la vida y lagracia del perdón.

Un tiempo para pensar en serio en ser mejores,para hacer propósitos, para empezar a cambiarlo que haya que cambiar, para convertirse deverdad.

La Navidad es un tiempo para llenar el alma decánticos celestiales, de glorias y aleluyas, deplegarias y silencios.

La Navidad es un tiempo para abrir el corazónal inmenso amor que Dios siente por cada unode nosotros.

A realizar todo esto quiere ayudar este libro.

1. UNA PROMESA CUMPLIDA

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad porencima del abismo, y el viento de Dios aleteaba por encima de lasaguas” (Génesis 1, 1-2).

Así comienza la Historia de nuestra Salvación,que es la historia del amor de Dios pornosotros, los seres humanos de todos lostiempos y de todos los lugares.

Un amor gratuito y personal, profundo y tierno,misericordioso y clemente, sin cálculos nicondiciones.

“Dijo Dios: “Haya luz” y hubo luz...Dijo Dios: “Haya un firmamento por medio de

las aguas, que las separe unas de otras”. Ehizo Dios el firmamento...Dijo Dios: “Acumúlense las aguas por debajodel firmamento en un solo conjunto, y déjesever lo seco...”Dijo Dios: “Produzca la tierra vegetación...” Yasí fue...Dijo Dios: “Haya luceros en el firmamentoceleste, para apartar el día de la noche...” Hizo Dios los dos luceros mayores: el lucerogrande para el dominio del día, y el luceropequeño para el dominio de la noche, y lasestrellas...Dijo Dios: “Bullan las aguas de animalesvivientes, y aves revoloteen sobre la tierracontra el firmamento celeste”...Dijo Dios: “Produzca la tierra animalesvivientes de cada especie...” Y así fue...Y Dijo Dios: “Hagamos al ser humano a nuestraimagen, como semejanza nuestra...”Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,a imagen de Dios lo creó, macho y hembra loscreó. Y los bendijo diciéndoles: “Seanfecundos, multiplíquense y llenen la tierra ysométanla...”Vio Dios cuanto había hecho y todo estabamuy bien...”(Génesis 1, 3.6.9.11.14.16.20.24.26.28.31).

Dios amaba intensa y profundamente alhombre a quien había creado como hijo suyo,“a su imagen y semejanza”, pero el hombre nofue fiel al amor de Dios y pecó.

El libro del Génesis nos habla con un lenguaje simbólico, de esta primera traición del hombre al amor infinito de Dios:“La serpiente era el más astuto de los animalesdel campo que Yahvé Dios había hecho. Y dijoa la mujer: “¿Cómo es que Dios les ha dicho:No coman de ninguno de los ángeles deljardín?”Respondió la mujer: “Podemos comer del frutode los árboles... Pero del fruto del árbol queestá en medio, ha dicho Dios: No coman de él,ni lo toquen, so pena de muerte”.Replicó la serpiente a la mujer: “De ningunamanera morirán. Es que Dios sabe muy bienque el día en que coman de él se les abriránlos ojos y serán como dioses, conocedores delbien y del mal”Y como vio la mujer que el árbol era buenopara comer, apetecible a la vista y excelentepara lograr la sabiduría, tomó de su fruto ycomió, y dio también a su marido que tambiéncomió. Entonces se les abrieron los ojos y sedieron cuenta de que estaban desnudos; ycosiendo hojas de higuera se hicieron unos

ceñidores” (Génesis 3, 1-7).

Pero Dios no se dejó derrotar por el pecado delhombre. Su amor era más fuerte que todo lomalo que el ser humano pudiera hacer. Movidopor su amor que permanece, Dios insistió enprotegerlo y guiarlo por el camino del bien, y lehizo una promesa...

“Entonces Yahvé Dios dijo a la serpiente...“Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tulinaje y su linaje: él te pisará la cabezamientras acechas tú su calcañar” (Génesis 3,14-15).

Para cumplir su palabra, Dios eligió entre todoslos hombres de la tierra a Abrahán, que vivía enUr, ciudad de Caldea, selló con él un pacto yde él nació el pueblo de Israel, a quien Diosconstituyó como "su pueblo", el pueblo de supropiedad.

“Yahvé llamó desde el monte a Moisés y le dijo:“Así dirás a los hijos de Israel:... Si de verasescuchan mi voz y guardan mi alianza, ustedesserán mi propiedad personal entre todos lospueblos , porque mía es la tierra; serán para míun pueblo de sacerdotes y una nación santa”(Éxodo 19, 3.5-36).

Los israelitas aceptaron ser el pueblo de Yahvé,su Dios, y seguir en todo sus indicaciones.Muchas veces fallaron, olvidaron los cuidadosque Dios tenía con ellos y el amor que lesmanifestaba, pero Dios permaneció fiel a sualianza y a su amor, preparándolo todo para elcumplimiento definitivo de su promesa.

“He aquí que vienen días, oráculo del Señor,en que Yo pactaré con la casa de Israel (y conla casa de Judá) una nueva alianza... Pondrémi Ley en su interior y sobre sus corazones laescribiré, y Yo seré su Dios y ellos serán mipueblo” (Jeremías 31, 31.34).

Así pasaron los días, los meses, los años, lossiglos... Los acontecimientos se sucedían unosa otros y los profetas anunciaban la proximidaddel tiempo señalado desde el comienzo.

“Miren que vienen días - oráculo del Señor - enque suscitaré a David un descendiente justo,reinará con sabiduría, practicará el derecho y lajusticia en la tierra.En sus días estará a salvo Judá, e Israel vivirá en seguro.Y este es el nombre con el que le llamarán:“Yahvé, justicia nuestra” “ (Jeremías 23, 5-6).

Llegado el tiempo propicio, nació Jesús, enquien se cumplieron plenamente las profecías.

Jesús es el Salvador prometido en el paraíso,el Mesías anunciado a Israel. No hay ningunaduda. Con Él comienza una nueva etapa en lahistoria de la humanidad, la etapa definitiva.

“Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Diosa su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley,para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley,y para que recibiéramos la filiación adoptiva”(Gálatas 4, 4-5).

2. ISAÍAS, EL PROFETA DEL MESÍAS

En el año 740 antes de Cristo, Isaías, hijo deAmós, recibió de Yahvé Dios, la misión deanunciar a Israel, su pueblo, la inminentellegada del Mesías, el Salvador prometido en elparaíso para toda la humanidad.

Isaías cumplió la tarea encomendada, y movidopor el Espíritu de Dios que hablaba por suboca, anunció a Jesús con extraordinariaclaridad.

“En aquellos días, dijo el Señor a Acaz :“Pideuna señal al Señor, tu Dios, en lo hondo delabismo o en lo alto del cielo”.Respondió Acaz :“No la pido, no quiero tentaral Señor”.Entonces dijo Dios: Escucha casa de David:¿No les basta cansar a los hombres, sino quecansan incluso a Dios? Pues el Señor, por sucuenta les dará una señal: Miren, la virgen estáencinta y da a luz un hijo, y le pone por nombreEmmanuel, que significa Dios-con-nosotros”(Isaías 7, 10-14).

El Mesías, el Salvador, Jesús, será el Príncipede la Paz, porque hará reinar en la tierra la

verdadera paz y la verdadera justicia, que sondones de Dios.

“En aquel día: Brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz.Sobre Él se posará el espíritu del Señor: espíritu de ciencia y discernimiento,espíritu de consejo y valor,espíritu de piedad y temor del Señor.Le inspirará el temor del Señor.No juzgará por apariencias,ni sentenciará de oídas;defenderá con justicia al desamparado,con equidad dará sentencia al pobre.Herirá al violento con el látigo de su boca,con el soplo de sus labios matará al impío.Será la justicia ceñidor de sus lomos,la fidelidad, ceñidor de su cintura.Habitará el lobo con el cordero,la pantera se tumbará con el cabrito,el novillo y el león pacerán juntos:un muchacho pequeño los pastorea.La vaca pastará con el oso,sus crías se tumbarán juntas;el león comerá paja con el buey.El niño jugará con la hura del áspid,la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.

No hará daño ni estrago por todo mi monte santo:porque está lleno el país de la ciencia del Señor,como las aguas colman el mar.Aquel día la raíz de Jesése erguirá como enseña de los pueblos:la buscarán los gentilesy será gloriosa su morada” (Isaías 11, 1-10).

El Mesías prometido, el Salvador, Jesús, serála luz que ilumine a todos los hombres ymujeres del mundo, derrotando la oscuridad delpecado y de la muerte. Luz que es presenciaviva de Dios entre nosotros.

“El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande.Los que vivían en tierra de sombras, una luz brillo sobre ellos.Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría...Porque una criatura nos ha nacido,un hijo se nos ha dado.Estará el señorío sobre sus hombrosy se llamará su nombre“Maravilla de Consejero”,“Dios fuerte”,

“Siempre Padre”,“Príncipe de Paz”.Grande es su señorío y la paz no tendrá finsobre el trono de David y sobre su reino,para restaurarlo y consolidarlopor la equidad y la justicia.Desde ahora y hasta siempre,el celo de Yahvé Sebaot hará eso” (Isaías 9, 1-2a.5-6).

El Mesías, el Salvador, Jesús, llenará el mundode alegría y esperanza, porque con Él viene lasalvación, el perdón de nuestras infidelidades ypecados.

“El desierto y el yermo se regocijaránse alegrarán el páramo y la estepa,florecerá como flor de narciso,se alegrará con gozo y alegría.Tiene la gloria del Líbano,la belleza del Carmelo y del Sarón.Ellos verán la gloria del Señor,la belleza del monte de Dios.Fortalezcan las manos débiles,robustezcan las rodillas vacilantes,digan a los cobardes de corazón:sean fuertes, no teman.Miren su Dios que trae el desquite;viene en persona, resarcirá y los salvará.

Se despegarán los ojos del ciego,los oídos del sordo se abrirán,saltará como un siervo el cojo,la lengua del mudo cantará.Y volverán los rescatados del Señor.Vendrán a Sión con cánticos:en cabeza, alegría perpetua;siguiéndolos, gozo y alegría.Pena y aflicción se alejarán” (Isaías 35, 1-6a.10).

El Mesías, el Salvador, Jesús, recibirá elEspíritu del Señor que lo iluminará para quecumpla con fidelidad su misión: difundir elconocimiento de Dios que supera todo otroconocimiento.

“El Espíritu del Señor está sobre mí,porque el Señor me ha ungido.Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren,para vendar los corazones desgarrados,para proclamar la amnistía a los cautivosy a los prisioneros, la libertad,para proclamar el año de gracia del Señor.Desbordo de gozo con el Señor,y me alegro con mi Dios:porque me ha vestido un traje de galay me ha envuelto en un manto de triunfo,

como novio que se pone la corona,o novia que se adorna con sus joyas.Como el suelo echa sus brotes,como un jardín hace brotar sus semillas,así el Señor hará brotar la justiciay los himnos ante todos los pueblos” (Isaías 61,1-2.10-11).

Isaías, el profeta del Mesías, nos invita hoy • a poner nuestra esperanza en Dios que

nos ama, • y a acoger a Jesús, su Enviado, con

corazón alegre.

Jesús viene a traernos los grandes dones de suPadre, especialmente el don de la paz quetanto necesitamos y buscamos, y que sólopodremos alcanzar cuando nuestra mente ynuestro corazón estén unidos vitalmente a Él.

3. JUAN BAUTISTA, EL PRECURSOR

El profeta Isaías también anunció que elMesías, el Salvador prometido, tendría unPrecursor, que prepararía su llegada. EsePrecursor es Juan, el hijo de Zacarías,sacerdote del Templo, y de Isabel, pariente deMaría.

Juan nació unos seis meses antes que Jesús,según el relato del Evangelio de San Lucas(Lucas 1, 5-23; 57-58), y su nombre, el que elángel Gabriel le dio al anunciar su nacimiento aZacarías, significa “Yahvé es favorable”.

“Una voz grita:En el desierto prepárenle un camino al Señor;allanen en la estepa una calzada para nuestro Dios;que los valles se levanten,que los montes y colinas se abajen,que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale.Se revelará la gloria del Señor,y la verán todos los hombres juntos- ha hablado la boca del Señor -.Súbete a lo alto de un monte, heraldo de Sión,alza con fuerza la voz, heraldo de Jerusalén,álzala, no temas,

di a las ciudades de Judá: aquí está su Dios.Miren: Dios, el Señor, llega con fuerza,su brazo domina.Miren: le acompaña el salario,la recompensa lo precede.Como un pastor apacienta el rebaño,su mano los reúne.Lleva en brazos los corderos,cuida de las madres” (Isaías 40, 1-5.9-11).

Juan fue educado como “nazir de Dios”,“propiedad de Dios”, tal como había dicho elángel Gabriel a Zacarías, mientras estaba en eltemplo de Jerusalén, ofreciendo el sacrificio:

“No temas, Zacarías, porque tu petición ha sidoescuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz unhijo a quien pondrás por nombre Juan; serápara ti gozo y alegría, y muchos se gozarán ensu nacimiento, porque será grande ante elSeñor; no beberá vino ni licor; estará lleno deEspíritu Santo ya desde el seno de su madre, ya muchos de los hijos de Israel los convertirá alSeñor su Dios, e irá delante de él con elespíritu y el poder de Elías...” (Lucas 1, 13-17).

A su tiempo, Juan cumplió la misión para la quehabía sido enviado:

“En el año quince del reinado del emperadorTiberio, siendo Poncio Pilato gobernador deJudea, y Herodes virrey de Galilea, y suhermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, yLisanio virrey de Abilene, bajo el sumosacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabrade Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en eldesierto.Y recorrió toda la comarca del Jordánpredicando un bautismo de conversión paraperdón de los pecados, como está escrito en ellibro de los oráculos del profeta Isaías “Una vozgrita en el desierto: preparen el camino delSeñor; allanen sus senderos, elévense losvalles, desciendan los montes y colinas; que lotorcido se enderece, lo escabroso se iguale. Ytodos verán la salvación de Dios” “ (Lucas 3, 1-6).

“Juan iba vestido de piel de camello, con unacorrea de cuero en la cintura y se alimentabade saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:“Detrás de mí viene el que puede más que yo,y yo no merezco agacharme para desatarle lassandalias. Yo los he bautizado con agua peroÉl los bautizará con Espíritu Santo” (Marcos 1,6-8).

Juan Bautista fue el último profeta de Israel, y

el más grande entre los hijos de los hombres,según palabras del mismo Jesús:

“Cuando los mensajeros de Juan se alejaron,Jesús se puso a hablar de Juan a la gente.“¿Qué salieron a ver en el desierto? ¿Una cañaagitada por el viento? ¿Qué salieron a ver sino? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No!Los que visten magníficamente y viven conmolicie están en los palacios.Entonces, ¿que salieron a ver? ¿Un profeta?Sí, les digo, y más que un profeta. Este es dequien está escrito: He aquí que envío mimensajero delante de ti, que preparará pordelante tu camino. Les digo: Entre los nacidosde mujer no hay ninguno mayor que Juan” ”(Lucas 7, 24-28).

Juan Bautista nos invita hoy, como lo hizo en sutiempo,

• a dejar atrás lo que hemos sido hastaahora para empezar a ser “hombresnuevos”,

• a luchar contra el mal y el pecado entodas sus formas, para hacernos“dignos” de Jesús, y de su entrega pornosotros.

4. PRÓLOGODEL EVANGELIO DE SAN JUAN

“En el principio existía la Palabray la Palabra estaba con Diosy la Palabra era Dios...En ella estaba la viday la vida era la luz de los hombresy la luz brilla en las tinieblasy las tinieblas no la vencieron...Y la Palabra se hizo carney puso su morada entre nosotros,y hemos contemplado su gloria,gloria que recibe del Padre como Hijo único,lleno de gracia y de verdad...” (Juan 1, 1.4.14.).

Desde el principio existía la Palabra, Jesús, el Hijo de Dios.Y la Palabra, Jesús, estaba con Dios.

Y la Palabra, Jesús, era Dios.

Desde el principio, es decir, desde siempre... y por siempre.En ella, en la Palabra, en Jesús, estaba la Vida.Él mismo era la Vida.La Vida y la Luz.Vida que vivifica,Luz que ilumina.

Y la Palabra, Jesús, se encarnó,se hizo carne de nuestra carne y sangre denuestra sangre;hombre como tú y como yo.Se metió en el tiempo y en el espacio y se vinoa vivir a nuestro mundo, entre nosotros, connosotros, para nosotros, por nosotros.

Jesús, la Palabra del Padre, no es un hombrecualquiera.Jesús es el Dios-hombre.El Dios que se hizo hombre para salvarnos.Verdadero Dios como su Padre.Verdadero hombre como nosotros.

Dios en plenitud y hombre en plenitud.Santo, poderoso, grande.

Frágil, limitado, humilde.Fiel, misericordioso, compasivo.

Pobre, sencillo, pequeño.Señor de todo, Maestro, Modelo, Salvador.

Amigo, hermano, servidor.

Camino, Verdad y Vida.Luz, justicia y paz.

Hay que pensarlo mucho para “comprenderlo”,para “sentirlo”, para “vivirlo”.

Hay que pensarlo mucho para que esta verdadmaravillosa, única, sea lo que dé sentido plenoa nuestra vida de cada día, a todas nuestrasobras, a todos nuestros pensamientos, a todasnuestras palabras.

Hay que pensarlo mucho para que esta verdadllegue a ser lo que tiene que ser: verdad delcorazón, luz de la vida.

5. MARÍA, LA MUJER ELEGIDA

“Al sexto mes (de la concepción de Juan) fueenviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudadde Galilea llamada Nazaret, a una virgendesposada con un hombre llamado José, de lacasa de David; el nombre de la virgen eraMaría. Y entrando le dijo: “Alégrate, llena degracia, el Señor está contigo”.Ella se asustó por estas palabras y discurríaqué significaría aquel saludo. El ángel le dijo:“No temas María, porque has hallado graciadelante de Dios; vas a concebir en el seno yvas a dar a luz un hijo, a quien pondrás pornombre Jesús. Él será grande y será llamado

Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará eltrono de David, su padre; reinará sobre la casade Jacob por los siglos, y su reino no tendráfin”.María respondió al ángel: “¿Cómo podrá seresto, puesto que no conozco varón?” El ángelle dijo: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti, yel poder del Altísimo te cubrirá con su sombra;por eso el que ha de nacer será santo y serállamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tuparienta, ha concebido un hijo en su vejez, yeste es ya el sexto mes de la que llamabanestéril, porque ninguna cosa es imposible paraDios”.Dijo María: “He aquí la esclava del Señor;hágase en mí según tu palabra”. Y el ángel,dejándola se fue” (Lucas 1, 26-38)..

Me gusta meditar en este pasaje del Evangeliode Lucas. Produce en mí una secreta emoción,me sobrecoge, me conmueve interiormente. Esun pasaje intenso, profundo, mucho más de loque a simple vista podemos captar.

Hace palpable el inmenso amor que Dios nostiene, tanto, “que envió a su Hijo al mundo paraque todo el que crea en Él no perezca, sinoque tenga la vida eterna” (Juan 3, 16).

Hace palpable el amor y la humildad de Jesús,el Hijo, que “siendo de condición divina, noretuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino quese despojó de sí mismo tomando condición desiervo, haciéndose semejante a los hombres yapareciendo en su porte como hombre...”(Filipenses 2, 6-7).

Y hace palpable la bondad de María, la “llenade gracia”, su entrega incondicional a Dios, sugran sencillez y su profunda humildad.

Pienso en María como una joven alegre,amable, buena, sencilla y piadosa. Una jovencomo todas las jóvenes de su tiempo, y a la vezdistinta; más madura, más consciente, másatenta a las cosas de Dios, más creyente.

La imagino yendo a la fuente por el agua,corriendo por el campo con sus amigas,ayudándole a Ana en los quehaceres de lacasa, hilando en la rueca, mirando el atardecer,conversando con José su enamorado, ytambién orando en un rinconcito escondido desu casa, y en el solar mirando las estrellas.

¿Qué estaría haciendo María cuando el ángella visitó? Los pintores siempre hanrepresentado la escena como si María

estuviera sumida en una profunda meditación,más parecida a una religiosa contemplativa quea una joven de su edad y de su tiempo.

En Nazaret hay una tradición proveniente de laIglesia Ortodoxa que señala la fuente del lugar,donde las mujeres iban por el agua, como elsitio donde estaba María cuando el ángelGabriel le dio la gran noticia de su maternidad.

Y Zeffirelli en su bella película “Jesús deNazaret”, sitúa el hecho en la noche; Maríadespierta de repente, sorprendida por una granluz que la ilumina, y asustada escucha la vozdel ángel que le comunica el mensaje.

Personalmente creo que un acontecimiento tanmaravilloso tuvo que haber ocurrido en unmomento muy especial; un momento en el queMaría vivía una particular unión con Dios, unmomento en el que el corazón de María“sentía” la cercanía de Dios de un modosingular; un momento en el que María era“consciente de Dios”, de su amor y su bondad,de una manera distinta; un momento deprofunda intimidad entre la creatura y suCreador, y por eso pienso que debió haberocurrido mientras María oraba, aunqueconociendo a María sabemos que ella se

mantenía “en sintonía con Dios”,espiritualmente unida a Él, en todas lascircunstancias de su vida: lavando en laquebrada, amasando el pan, arreglando lacasa, yendo a la fuente por el agua, ocaminando por el campo.

De todos modos, y haya sido como haya sido,sí estoy segura de que María estaba en eseinstante “a solas con Dios”, en profundacomunicación con Él, sumida en su intimidad,porque Dios se “siente mejor” en la soledad, enel silencio, cuando cerramos nuestros sentidosa los estímulos del mundo y ponemos todonuestro ser a su disposición.

El Evangelio nos dice que María se turbó, seasustó con las palabras del ángel. ¡Claro! Esque ella no había “oído” nunca algo parecido...La llamaba “llena de gracia” y le decía que Diosestaba con ella... No sabía qué querían deciresas palabras...

Pero no fue un susto de miedo, fue un susto desorpresa, de admiración, porque ella en suhumildad no había pensado nunca que fuera“alguien especial” para Dios, ¡y lo era!

Sin embargo, María se repuso rápidamente.

Comprendió que la cosa venía de Dios, y a ellatodo lo que venía de Dios o tenía relación conÉl, la llenaba de dicha. Amaba a Dios porencima de todo, con todo su corazón y queríaservirle, y parecía que había llegado elmomento de hacerlo; por eso se dispuso aescuchar con atención lo que el ángel venía acomunicarle, con el corazón abierto ydisponible.

En silencio, sobrecogida, María se hizo “todaoídos”, y oyó el anuncio: Iba a tener un hijo, unhijo al que llamaría Jesús, un hijo que seríagrande, importante en su pueblo, y reinaríacomo descendiente del gran Rey David. ¡Erauna noticia maravillosa! ¡Qué mujer no querríatener un hijo, y un hijo que fuera rey, rey de supueblo, que era el pueblo de Dios! ¡Un hijodescendiente del Rey David! Se decía que deDavid debía venir el Salvador, el Mesíasprometido por Dios y anunciado por losprofetas.

Pero en su mente y en su corazón, surgió unapregunta: “¿Cómo podrá ser esto, puesto queno conozco varón?”. No era que no creyera, noera que dudara de las palabras del ángel, esque ella no podía tener hijos todavía porque eravirgen y aún no se había casado, apenas

estaba comprometida con José.

Entonces el ángel le respondió dándole todoslos detalles: su hijo no sería hijo de hombrealguno, sería hijo del mismo Dios, y estabadestinado a ser el Salvador del mundo, por esosu nombre “Jesús”, que quiere decir “Diossalva”; su hijo, el Hijo de Dios era el Mesíasprometido en el paraíso y anunciado por losprofetas de Israel durante siglos, como elSalvador de su pueblo. ¡Nadie más ni nadiemenos!

¡Qué no daría por conocer los sentimientos deMaría cuando oyó esta explicación. Debióhaber sido como un gran amanecer en suinterior; una alegría profunda debió haberinundado su alma; algo sublime, indescriptible.Ella tan pobre, tan pequeña, tan corriente, ¡yser la madre del Hijo de Dios! Nunca lo habríaimaginado. Era como para quedarse sin aliento.¿Por qué ella? ¿Qué había hecho paramerecerlo? ¡Nada! Sólo era como era, como sucorazón le decía que fuera. Amabaintensamente a Dios, pero esto se salía de suscálculos, no lo esperaba, ni siquiera loimaginaba. Era bondad de Dios, gratuidad.

No se le ocurrieron más palabras... ¿Qué podía

decir ella?... “He aquí la esclava del Señor;hágase en mí según tu palabra”.

La respuesta de María fue inmediata, sincera,salida de lo más profundo de su ser. Era ciertoque el acontecimiento era inusitado, extraño,sorpresivo, que cambiaba sus planes, que nosabía qué diría José, que podía traerconsecuencias dolorosas, sufrimientos..., peroella estaba dispuesta a todo, siempre estabadispuesta a todo por Dios, no quería negarlenunca nada, y esta era una situaciónparticularmente importante, por eso no vaciló nise detuvo a pensar; si Dios lo quería, ella notenía nada que objetar, era la sierva del Señor,su esclava...

Me imagino que cuando María dio surespuesta, todas las campanas del cielotocaron a vuelo y que Dios sonrió lleno dealegría... Entonces el Espíritu Santo descendiósobre ella y por su poder de Dios, Jesúsempezó a formarse en el seno virginal deMaría... De ella tomó su carne y su sangre, enella se encarnó y se hizo hombre comonosotros. Fue un milagro sin igual, unacontecimiento extraordinario, absolutamentemaravilloso, algo como para “vivir de rodillas”;el suceso más grande de la historia humana...

¡Admirable! ¡Sorprendente!. Las palabras noalcanzan para describirlo. Es un misterio quesólo se puede “entender” con el corazón puestoen Dios.

Y el Evangelio termina: “Y el ángel, dejándola,se fue”. La vida de María volvió a lanormalidad, a la rutina... Nadie se dio cuenta denada. Ella siguió yendo a la fuente, amasandoel pan, charlando con sus amigas, ayudando asu mamá en los oficios de la casa, paseandopor el campo, conversando con José, orandoen su casa y en la sinagoga todos lossábados...

Aparentemente no sucedía nada, pero en elinterior de María ocurría un milagro, un milagroque la unía a Dios de una manera nueva,distinta, mucho más profunda que antes, másíntima, más vital.... María guardaba unmaravilloso secreto en su corazón y unahermosa realidad en sus entrañas... Diosmismo se había venido a vivir entre loshombres y con los hombres, y crecía en suseno...

María prefirió guardar silencio y no decir nada anadie, ni siquiera a José. Sólo Dios mismopodía revelar su plan y estaba segura de que lo

haría en el momento apropiado. Ella era su“esclava” y estaba para servirle, para cumplirsus deseos, para hacer su voluntad; su corazóny su vida eran de Él, ya ella no tenía más quédecir, quería que su “sí” se prolongara a lolargo de toda su vida.

En el silencio de María, Jesús fue formándose y creciendo como un niño cualquiera.

María se mantenía unida a Dios y lo “sentíavivir” en su interior... Era una experienciaincomparable... Algo que nosotros no podemosimaginar siquiera... Algo sublime, indescriptible,innombrable. Sólo ella, la llena de gracia,estaba capacitada para vivirlo, como un don delinmenso amor de Dios.

María nos invita hoy: • a acoger a Jesús en nuestro corazón y

en nuestra vida, • a mantenernos unidos a Él, • y a amarlo con intensidad, sin límites,

sin cálculos, sin excusas.

6. LLENA DE GRACIA

“Alégrate, llena de gracia, el Señor estácontigo” (Lucas 1, 28).

Llena de gracia, inmaculada, limpia, sinmancha de pecado, así es María, la madre deJesús.

Dios la preservó del pecado original. Ella fuefiel a su amor y no cometió ningún pecadopersonal.

No se dejó llevar nunca por el orgullo, ni por lavanidad, ni por el egoísmo, ni por la codicia, nipor la envidia.

Fue siempre humilde, sencilla, generosa, desprendida de todo, solidaria.

No se dejó llevar nunca por el odio, ni por laviolencia, ni por la mentira, ni por la injusticia.

Fue siempre amable, comprensiva, colaboradora, pacífica, sincera, honestay justa.

No se dejó llevar nunca por el ansia de poder,ni del placer, ni del tener.

Fue siempre obediente a la Voluntad deDios, pura de cuerpo y alma, pobre en el espíritu.

Creyó con una fe firme, profunda, sin límites,aún en las circunstancias más difíciles.

Esperó siempre; la esperanza fue la clave desu vida.

Amó con todo el corazón y con toda el alma.

Amó a Dios sobre todas las cosas, e hizo de suamor la luz que iluminó su vida, y todas susacciones y palabras.

Amó al prójimo como a sí misma, e hizorealidad su amor dándonos a Jesús.

María, la virgen de Nazaret, la madre de Jesús,mujer de carne y hueso como tú y como yo:modelo para imitar, camino para seguir.

7. EL ESPÍRITU SANTO Y MARÍA

“El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y elpoder del Altísimo te cubrirá con su sombra;por eso el que ha de nacer será santo y serállamado Hijo de Dios” (Lucas 1, 35).

Las palabras del ángel Gabriel son bien claras,no admiten dudas, no dan espacio a laselucubraciones personales: Jesús, el hijo deMaría, es el Hijo de Dios, por el poder delEspíritu Santo que lo engendra en las entrañasvirginales de María.

No hay intervención humana. Sólo actúa Dios,como al principio de los tiempos, en lacreación.

El Espíritu Santo, Espíritu de Dios Creador,hace a María, la dulce virgen de Nazaret, suesposa. Toma posesión de su alma y de sucuerpo, y pone en ella su semilla de vida.Entonces, por su poder infinito, Jesús empiezaa existir como hombre.

¡Es un milagro!¡Un milagro del amor de Dios más que de supoder!¡Un milagro de su bondad y de su voluntad desalvación!

¡Misterio de fe único! ¡Indescriptible!¡Indescifrable! No hay palabras... Sólo esposible contemplarlo, admirarse, extasiarse,dar gracias...

El Espíritu Santo, Espíritu vivificador, da vida ala humanidad de Jesús en la humanidad deMaría, y hace de él un ser único, un hombreúnico, el hombre-Dios, el Dios que se hacehombre para llevarnos a los seres humanos -hombres y mujeres de toda clase y condición -a consolidar nuestra semejanza con Dios.

María es templo del Espíritu de Dios de unmodo especialísimo. Dios habita en ella de unamanera singular; habita espiritualmente en su

alma sin pecado y habita corporalmente,físicamente, en su cuerpo, “haciéndose cuerpoy sangre”, formándose como ser humano.

No es fácil explicar.No es fácil comprender.Es una verdad para “creer”.Una verdad para “sentir en el corazón”.

Una verdad que transforma la vida,que llena el corazón de esperanza,que alegra profundamente,que da sentido a todo.

Una verdad que fundamenta lo que somos,lo que creemos,lo que esperamos.

El Espíritu Santo, Espíritu de Dios Creador,Espíritu de vida...

María, la dulce virgen de Nazaret, la sierva delSeñor...

JESÚS... EL HIJO ETERNO DE DIOS,VERDADERO DIOS COMO SU PADRE,VERDADERO HOMBRE COMO NOSOTROS.

8. A NUESTRA SEÑORADE LA ENCARNACIÓN

Virgencita preñada,Madre de la esperanza,Señora del Misteriode un Dios que se hace hombresin dejar de ser Dios.

El alma se me llena de dichay el corazón me salta de alegríaal pensar en el Hijoque crece en tus entrañaspor obra del Espíritu Creador.

Virgencita preñada,Madre de la esperanza,Señora del Misterio insondable de Dios,de rodillas te pido,muéstrame a tu Jesús.

Quiero, Virgen y Madre,adorarlo contigo,en el Misterio íntimode tu seno fecundopor gracia del Amor.

9. NAZARET,UN PUEBLO ESCONDIDO

En la Encarnación, Dios da comienzo a suaventura humana y hace posible que el hombreempiece también su aventura divina, que loconduce a Él.

La Encarnación de Jesús tuvo lugar enNazaret, donde vivían María y José.

¿Cómo era Nazaret en aquella época ?¿Cómo vivían en Nazaret María y José?

Las excavaciones arqueológicas que se hanrealizado, permiten afirmar que Nazaret existedesde el siglo 18 ó 17 antes de Cristo. Sinembargo, el Antiguo Testamento no lomenciona, y tampoco aparece en los mapasantiguos de Israel. En el evangelio se lenombra unas cuantas veces, y una de ellas ensentido despectivo: “¿Y es que de Nazaretpuede salir algo bueno?” (Juan 1, 46), diceNatanael a Felipe, cuando Felipe le habla deJesús.

Nazaret está situada en la región de Galilea, enla zona norte de Israel, una región fértil y

hermosa, recostada en una pequeña colina queda paso a la gran llanura de Esdrelón.

En tiempos de María y de José, Nazaret erauna aldea pequeña con muy pocos habitantes,todos miembros de un mismo clan. La mayoríade ellos estaban dedicados a la agricultura yalgunos cuantos eran artesanos, como José.

Actualmente, Nazaret es una ciudad importanteen la que diversas construcciones religiosasnos recuerdan el maravilloso Misterio de laEncarnación, y los treinta años de vida ocultade Jesús.

El lugar más importante de Nazaret hoy, es laBasílica de la Anunciación, una iglesia deconstrucción moderna y muy hermosa, de dospisos, que cobija en su interior, en la parteinferior, la que la tradición señala como la casade María, donde el ángel Gabriel la visitó.

Es una casita pequeña, excavada en la roca,de una sola habitación y con piso de tierra,como todas las de entonces. Una estrella deplata colocada en el piso y con una inscripciónen latin, nos recuerda el gran acontecimientoque aquí tuvo lugar: “Aquí, el Verbo de Dios sehizo carne”.

No lejos de la Basílica de la Anunciaciónencontramos la Iglesia de San José, que fueconstruida sobre lo que se cree que son lasruinas de la casa y el taller de José, donde vivióla Sagrada Familia cuando María, José y elniño regresaron de Egipto, después de lamuerte de Herodes.

También encontramos la antigua Sinagoga deNazaret, a la que asistió Jesús cada sábado,como era costumbre, para orar y escuchar lalectura de las Escrituras y las enseñanzas delos maestros. En esta Sinagoga, nos dice elevangelio de san Lucas, Jesús leyó en el librode Isaías, la profecía que anunciaba supersona y su misión:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque meha ungido,me ha enviado a anunciar la Buena Nueva alos pobres,a proclamar la libertad a los cautivos y la vistaa los ciegos,para dar la libertad a los oprimidos y proclamarel año de gracia del Señor” (Lucas 4, 18-19).

Después de esto, sus paisanos quisieronmatarlo, arrojándolo a un abismo cercano (cf

Lucas 4, 2).

Los evangelios no nos refieren milagros deJesús obrados en Nazaret.

Finalmente, cerca de la carretera que va aTiberíades, encontramos la Fuente de laVirgen, donde, según los evangelios apócrifos - que no son considerados como revelados, ypor lo tanto no han sido aprobados por laIglesia como "verdaderos" -, adornados deleyendas fabulosas, se apareció el ángelGabriel a María en diversas ocasiones. En estelugar hay una iglesia dedicada a san GabrielArcángel.

10. MARÍA Y SU PRIMA ISABEL

“En aquellos días, María se puso en camino yfue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá;entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Encuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó lacriatura en su vientre. Se llenó Isabel delEspíritu Santo, y dijo a voz en grito:¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el frutode tu vientre! ¿Quién soy yo para que venga avisitarme la madre de mi Señor? En cuanto tusaludo llegó a mis oídos, la criatura saltó dealegría en mi vientre. ¡Dichosa tú que has

creído!, porque se cumplirá lo que te ha dichoel Señor.Y dijo María:Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu sealegra en Dios mi Salvador,porque ha puesto los ojos en la humildad de suesclava,por eso desde ahora todas las generacionesme llamarán bienaventurada,porque ha hecho en mi favor maravillas elPoderoso, Santo es su nombrey su misericordia alcanza de generación engeneración a los que le temen.Desplegó la fuerza de su brazo,dispersó a los que son soberbios en su propiocorazón.Derribó a los potentados de sus tronos y exaltóa los humildes.A los hambrientos colmó de bienes y despidió alos ricos sin nada.Acogió a Israel, su siervo, acordándose de lamisericordia,como había anunciado a nuestros padres - enfavor de Abrahán y su linaje por los siglos.María permaneció con Isabel unos tres mesesy se volvió a su casa” (Lucas 1, 39-56).

Muchas veces me he preguntado por quéMaría, después de recibir el anuncio del ángel y

haber aceptado ser la madre del Mesíasesperado, salió presurosa a visitar a suparienta Isabel, que según las palabras deGabriel, también esperaba un hijo, aunque eraya anciana. ¿Sería que María queríacomprobar con sus propios ojos lo que el ángelle había dicho sobre su prima, y de paso, tenerla certeza de su propio embarazo? ¡No! ¡No locreo! Las palabras de Gabriel habían sido bienclaras y no dejaban lugar a dudas en elcorazón de María; además la respuesta deMaría había sido también contundente ymostraba a las claras que creía firmemente enlo que el ángel le había dicho. ¿Entonces?

La respuesta sólo puede ser una. Si ella, Maríahabía recibido la noticia de la próximamaternidad de Isabel y de su carácterexcepcional por su edad, era posible quetambién Isabel hubiera recibido la noticia de lamaternidad de María, y en este caso era Isabella única persona con quien María podíacompartir su secreto, ese maravilloso secretoque la hacía tan feliz y que la unía de un modotan particular a Dios, a quien “sentía” cada vezmás profundamente “vivir en su interior”.

Y María no se equivocó... El Evangelio nos diceque tan pronto Isabel vio a María, fue iluminada

por el Espíritu Santo y conoció el milagro queen ella se realizaba. Por eso exclamóentusiasmada: “¡Bendita tú entre las mujeres ybendito el fruto de tu vientre!”. Dios mismo lereveló en un instante el Misterio de laEncarnación de Jesús. “¡Dichosa tú que hascreído!, porque se cumplirá lo que te ha dichoel Señor”.

Isabel alabó la fe de María y su disponibilidadpara realizar el deseo de Dios, y le confirmó elcumplimiento de todo cuanto le habíaanunciado el ángel Gabriel. Su fe firme, suconfianza total en Dios, su entregaincondicional a su Voluntad, habían permitido elmilagro: Jesús, el Hijo de Dios, crecía en susentrañas y sería el Salvador de Israel, elMesías prometido, el Enviado de Dios,encargado de restaurar de una vez y parasiempre las relaciones de los hombres conDios.

María, llena del Espíritu Santo, entonó sucántico de acción de gracias a Dios. Conhumildad reconoció su pequeñez y las grandesmaravillas que Dios estaba realizando en ella,movido por su bondad y su amor a loshombres, y confirmó una vez más que era “laesclava del Señor” y estaba dispuesta a todo

por Él.

Y san Lucas concluye: “María permaneció conIsabel unos tres meses y se volvió a su casa”.

Es de suponer que María se quedó con suparienta para ayudarle y servirle en las últimassemanas de su embarazo, que para ella debíanser especialmente difíciles por su edad, yparticularmente en el momento del parto.María, la madre del Señor, se hace sierva de suprima, la madre del Precursor.

Cuando medito en este pasaje del Evangelio,me gusta detenerme en dos puntos: lossentimientos de María en este tiempo en queJesús, su hijo y el Hijo de Dios, crece en susentrañas, y su profunda humildad.

El tiempo del embarazo debió ser para María,un tiempo privilegiado, un tiempo en el queDios se le dio a conocer, se le reveló de unmodo especial; su intimidad con Él, nacida enla oración constante, debió crecer hasta límitesque nosotros no alcanzamos a conocer. Jesús,su hijo, llenó su corazón de amor, de fe y deesperanza, y una alegría profunda,indescriptible, invadió todo su ser e iluminótodas sus acciones. La presencia de Jesús en

su vientre la hizo cada vez más humilde, másbuena, más sencilla, más generosa, másamable, más comprensiva, más servicial. ElEspíritu Santo la llenó de sus dones y susgracias.

Imagino el diálogo interior de María con DiosPadre y con Jesús; un diálogo permanente,cada vez más profundo, más íntimo, más cálidoy tierno, más sublime y sobrecogedor.

En este diálogo María experimentó el amorinfinito de Dios y aprendió a amar, y enriquecióy fortaleció su personalidad, haciéndose capazde enfrentar con paz y con confianza, losmomentos difíciles que tuvo que vivir a lo largode su vida.

¡Qué maravilloso sería poder penetrar con elcorazón y con el pensamiento en lossentimientos más íntimos de María en estaetapa de su vida, y compartirlos, vivirlos conella, “sentir” como ella la presencia de Dios ensu interior!

En cuanto a la humildad de María tengo quedecir que sólo pensar en ella produce en míalgo especial. Ser la madre del Hijo de Dios,del Mesías prometido como Salvador de Israel,

no significó para María dejar de ser como era,pretender honores y reconocimientos,alabanzas y beneficios.

Ella siguió siendo la muchacha de siempre,sencilla, amable, buena. Una actitudcompletamente diferente a la nuestra, quebuscamos con ansiedad ser admirados yconsiderados, tenidos en cuenta y honrados,por cualquier cosa que hagamos.

María no dio cabida en su corazón ni en suvida, ni por un instante, a la vanidad. Lahumildad de María, su sentimiento de criaturafrente a Dios, su conciencia de ser la sierva delSeñor, es algo realmente maravilloso, algo quesobrecoge, algo que hace pensar que las cosasde Dios son bien distintas a las de los hombres,y que nosotros solemos ir por el caminoequivocado, porque Dios desde siempre hamostrado su predilección por lo pequeño, por losencillo, por lo pobre, y rechaza el orgullo, lavanidad, la búsqueda de privilegios, las ansiasde poder. María sabe esto y por ello se alegrade su humildad, de su pequeñez, de supobreza y su debilidad que la acercan a Dios.Es precisamente este el sentido de su cántico.

María nos invita hoy:

• a creer con todo el corazón,• a poner nuestra confianza en Dios,

seguros de que no nos defraudará,• a anunciar sin reparos, por todas

partes, su bondad y su amor,• a hacernos humildes y sencillos como

ella,• a no pretender grandezas sin sentido ni

valor,• a vivir siempre con nuestra mirada

puesta en Dios• a servir con amor y delicadeza a quien

nos necesita.

11. BENDITA ENTRE LAS MUJERES

Virgen María,Madre y Señora del Advientoy de la Navidad.En este tiempo de esperayo vengo a saludartecon las palabras de tu prima Isabel:

“Bendita tú entre las mujeresy bendito el fruto de tu vientre.¿De dónde a mí que la madre de mi Señorvenga a visitarme?¡Feliz la que ha creídoque se cumplirían las cosasque le fueron dichasde parte del Señor!”

Yo quiero que me ayudes, Virgen Madre,ahora que vivimos este tiempo,a preparar mi corazón íntimamente,para que Jesús, Hijo del Padrenazca en él en esta Navidad,como nació en Belén aquella noche,hace ya más de 2.000 años.

12. SE PARECEN A MARÍA...

Se parecen a María todas las jóvenes de corazón sencillo y tierno; las jóvenes amables y cariñosas, comprensivas y bondadosas; las jóvenes alegres y simpáticas, que saben reír y cantar, y también las jóvenes que aceptan con paciencia los sufrimientos y dolores queles trae la vida;las jóvenes de mirada limpia, las jóvenes puras que saben amar y sercastas.

Se parecen a María todas las jóvenes sinceras, que obran siempre con honestidad, que dicen la verdad a costa de lo que sea,que no tienen dobleces; las jóvenes responsables y trabajadoras que saben lo que quieren y luchan por conseguirlo, sin sacrificar sus principios; las jóvenes sensibles y comprensivas, colaboradoras y solidarias, que hacen todo lo que está a su alcance por

ayudar a los que sufren por cualquier causa.

Se parecen a María todas las madres que aman con devoción a sus hijos, los cuidan y protegen, y les enseñan a obrar el bien.Las madres que enseñan a sus hijos que es más importante ser que tener, y respaldan sus palabras con el ejemplo. Las madres que saben apoyar y estimular a sus hijos, complacerlos cuando es posible y también exigirles. Las madres que hablan a sus hijos de Dios, les enseñan a amarlo con todo el corazón y a mostrarle su amor en las obras de cada día. Las madres que oran con sus hijos, en los momentos felices para dar gracias, y en los momentos tristes para pedir ayuda.

Se parecen a María todas las esposas fieles y cariñosas;

las esposas que respetan a sus esposos y los apoyan; las esposas comprensivas y atentas; las esposas amables y buenas, serviciales, cálidas, acogedoras.

Se parecen a María las mujeres humildes, vacías de sí mismas, capaces de darse, de entregarse, de servir a todos los que secruzan en su camino. Las mujeres que viven la vida con esperanza, que tienen ilusiones, que aman, que creen, que confían, que sonríen en los momentos difíciles. Las mujeres que se sienten felices de ser lo que son, mujeres, y tratan de ser cada día mejores.

No importa su apariencia física, no importa sucondición social, no importa la cultura quetengan, ni lo poco o mucho que hayanestudiado; no importa que sean pobres o quesean ricas, no importa en qué barrio vivan, noimporta que trabajen o que esténdesempleadas, no importa que sean ejecutivaso simples amas de casa.

Lo único que importa es su interior, su alma, sucorazón... cómo sienten, cómo piensan, cómoviven.

13. AIN KARIM,LA PATRIA DEL BAUTISTA

El Evangelio de San Lucas nos cuenta quedespués de que María recibió la visita del ángelGabriel, salió aprisa para una ciudad de Judea,para visitar a su prima Isabel, quien, según lehabía dicho el ángel, también esperaba un hijo.Esta ciudad es, según la tradición y losdescubrimientos arqueológicos, Ain Karim.

Ain Karim está situada en las montañas deJudea, muy cerca de Jerusalén, a unos 7kilómetros de distancia.

En Ain Karim encontramos hoy la Iglesia de sanJuan Bautista, y la Iglesia de la Visitaciónllamada también Iglesia del Magníficat.

La Iglesia de san Juan Bautista está construidasobre la gruta que una tradición del siglo I denuestra era, señala como la casa de Zacarías eIsabel, donde nació su hijo, según el anuncioque Zacarías recibió mientras desempeñaba susacerdocio en el gran Templo de Jerusalén.Una estrella de mármol colocada en el piso ycon una inscripción en latín, nos recuerda elacontecimiento: “Aquí nació el Precursor del

Señor”.

La Iglesia de la Visitación o Iglesia delMagníficat fue construida para celebrar elencuentro de María y su prima Isabel. En laparte inferior de la iglesia hay una gruta que losevangelios apócrifos señalan como el lugar enel que fue escondido el niño Juan para salvarlode la persecución de Herodes cuando ordenóla matanza de los inocentes. En las paredes dela fachada de esta bella iglesia está escrito elMagníficat, cántico de María, en 41 idiomas.

A una hora de camino hacia el occidente de AinKarim está el llamado Desierto de san Juan,donde, según la tradición, se retiró el niño Juanhasta el día en que salió a predicar lainminencia de la llegada del Mesías.

14. JOSÉ, HOMBRE DE FE

"La generación de Jesucristo fue de estamanera: Su madre, María, estaba desposadacon José y, antes de empezar a estar juntosellos, se encontró encinta por obra del EspírituSanto. Su marido José, como era justo y noquería ponerla en evidencia, resolvió repudiarlaen secreto. Así lo tenía planeado, cuando elángel del Señor se le apareció en sueños y ledijo: José, hijo de David, no temas tomarcontigo a María, tu mujer, porque loengendrado en ella es del Espíritu Santo. Daráa luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús,porque él salvará a su pueblo de suspecados...

Despertado José del sueño, hizo como el ángeldel Señor le había mandado, y tomó consigo asu mujer "(Mateo 1, 18-21.24).

Me parece que los cristianos hablamos poco onada de José; que lo tenemos en el olvido,lejos de la mente y del corazón; y José es unpersonaje clave en la vida de Jesús, y de unmodo especial, un personaje clave en lacelebración de la Navidad.

No dudo que del mismo modo que Diosescogió a María para ser la madre de su Hijoencarnado, también escogió a José para quefuera su padre legal, y que como a María, lopreparó con dones y gracias especiales que élsupo recibir y hacer fructificar.

La imaginería religiosa presenta condemasiada frecuencia a José como un anciano,que más que el “padre” de Jesús parece suabuelo o su bisabuelo. ¡Protesto contra estaidea! José tuvo que haber sido un hombrejoven, fuerte, en la plenitud de sus capacidadesfísicas y mentales. La tarea que tenía quecumplir como esposo de María y padre deJesús, lo exigía. Además el Evangelio nos diceclaramente que María estaba comprometidapara casarse con él, y lo normal, lo natural es

que las jóvenes se casen con jóvenes comoellas.

José y María se amaban. No lo dudo ni uninstante. Se amaban con un amor tierno,profundo, amor de enamorados. Se amaban yquerían formar una familia; por eso estabancomprometidos en matrimonio; querían tenerhijos y vivir juntos hasta el final de sus días. Eraun deseo legítimo. Sin embargo, Dios cambiósus planes radicalmente. Él mismo tomó aMaría por esposa y por el poder del EspírituSanto engendró en ella a Jesús, sin ningunaintervención humana, e hizo a José padre legalde Jesús, según la Ley de Moisés quemandaba que cuando una mujer tenía un hijoese hijo era también el hijo de su esposoaunque éste no lo hubiera engendradofísicamente.

En un comienzo todo fue secreto entre Dios yMaría, pero luego Dios mismo reveló a José elsentido de la maternidad de María, y José,lleno de fe, asumió con amor su lugar y sumisión.

¿Qué sintió José cuando se dio cuenta de queMaría, su prometida, en quien había puestotoda su confianza, esperaba un hijo que no era

suyo?

Indudablemente, la maternidad inesperada deMaría, fue un golpe duro para José, tanto queMateo nos dice que pensó repudiarla, rompersu compromiso con ella, y él sabía lo que estosignificaba: nada más ni nada menos quedeclararla infiel, adúltera, y someterla a la penade lapidación, según ordenaba la Ley deMoisés. Su amor lo hizo pensar “repudiarla ensecreto”, es decir, irse, abandonarla, yentonces, aparecer él como el infiel, elirresponsable que deja a su novia embarazaday huye. Pero Dios le salió al paso y aclaró susdudas. El hijo de María no era hijo de ningúnhombre, ella seguía siendo virgen, pura, fiel; elhijo que esperaba María era su Hijo, el Hijo deDios, el Salvador prometido y esperado.

José creyó con una fe firme, profunda, ardiente,sin dudas ni temores; puso su vida en manosde Dios y se llevó a María a su casa, despuésde haberse casado con ella, según lascostumbres de su pueblo, conforme a loestablecido por Moisés. De esta manera Joséasumió libremente su paternidad; protegió aMaría y cuidó de ella como esposo fiel yprudente, y recibió a Jesús como padreamoroso, lo cuidó, lo protegió y le enseñó todo

lo que un padre enseña a un hijo. Cumplió acabalidad la misión que Dios Padre le confió.

La Tradición de la Iglesia nos enseña queMaría y José, por acuerdo mutuo, y teniendo encuenta a quién tenían como hijo, decidieron notener relaciones conyugales. Esta decisión librey voluntaria hizo crecer su amor y lo fortaleció,permitiéndoles superar juntos las situacionesdifíciles que tuvieron que enfrentar a lo largo desu vida.

José es para nosotros hoy, modelo de fe y deconfianza en Dios, y modelo de entregaamorosa a su servicio.

José nos enseña • a estar siempre atentos para descubrir

qué es lo que Dios quiere de nosotrosen cada circunstancia de nuestra vida,

• a poner siempre los deseos de Diospor encima de nuestros propiosdeseos,

• a hacernos disponibles para Dios,porque todo lo que viene de Dios esbueno para nosotros.

15. EL SILENCIO DE JOSÉ

“Su marido José, como era justo, no queríaponerla en evidencia” (Mateo 1, 19).

“Justicia” en el lenguaje bíblico significa“santidad”, una característica propia de Dios;Dios es el Santo, el Perfecto, el Justo porexcelencia.

José era justo, es decir, bueno, santo; susacciones emulaban de algún modo, en lamedida de sus posibilidades como humano, lasacciones de Dios, la bondad de Dios, lasantidad de Dios.

La justicia, la santidad de José, estaba dada,de un modo especial por su fe; José era unhombre de fe firme, un creyente a toda prueba,y como tal, era un hombre humilde, sencillo, sinpretensiones de grandeza; un hombre sinavaricia, pobre en el espíritu; un hombre desilencio...

El Evangelio no trae ni una sola palabrapronunciada por José, y tampoco habla de éldirectamente; sólo lo menciona con referenciaa Jesús o a María, y además, no aparece en la

vida pública de Jesús, sólo en su infancia.

José no es nunca protagonista, siempre ocupaun lugar secundario, retirado de la escenaprincipal, pero su presencia silenciosa es vital,insustituible, irremplazable.

El silencio de José no es un silencio pasivo,despreocupado, indiferente, triste.

El silencio de José es un silencio activo,consciente; un silencio amoroso, lleno dedisponibilidad, de entrega; un silencio deaceptación, de acatamiento de la voluntad deDios; un silencio alegre y acogedor.

El silencio de José es un silencio que revelauna fe profunda; una humildad a toda prueba;un corazón lleno de paz, de amor y deesperanza.

16. SE PARECEN A JOSÉ...

Se parecen a José todos los jóvenes alegres, amables, acogedores; los jóvenes entusiastas y decididos, capaces de enfrentar los retos que la vida les presenta; los jóvenes sencillos, los jóvenes quesin importar su condición social ni sucapacidad económica, tratan a losdemás con respeto yconsideración.

Se parecen a José todos los jóvenes sensibles, capacesde ver a Dios en todas partes y deasumir y realizar su Voluntad en suvida; los jóvenes que saben amar a lasmujeres y respetarlas como tales;los jóvenes responsables, que midenlas consecuencias de sus acciones.

Se parecen a José todos los esposos cariñosos y fieles;los esposos respetuosos de la dignidadpersonal de sus esposas.

Se parecen a José todos los padres que asumen con amorsus responsabilidades para con sus hijos, tanto en el plano físico como en el plano espiritual;los padres amorosos y tiernos;los padres que respetan la dignidad desus hijos, y saben darles sus espaciosde libertad;los padres que dan a sus hijos ejemplode honestidad y rectitud; los padres que enseñan a sus hijos,con su conducta, a amar a Dios sobretodas las cosas, y a amar y servir alprójimo.

Se parecen a José todos los hombres sinceros en sus obras y en sus palabras;los hombres trabajadores, honestos y justos.

17. FIDELÍSIMO JOSÉ

Querido San José,tú que fuiste el esposo fiel de Maríay el padre a quien Dios mismo encomendóel cuidado de su Hijo Jesús,escucha mi oración.

Alcánzame de Dios, buen José,la virtud de la feque te permitió creer y esperaren los momentos difícilesen los que no entendíaslo que estaba sucediendo.

Alcánzame de Dios, buen José,la virtud de la humildadque te permitió permanecer en silencio,al lado de María y de Jesús,cumpliendo tus deberes de esposoy de padre.

Alcánzame de Dios, buen José,la virtud de la castidad,que tú viviste con generosidad,meditando en tu corazónel Misterio de la Virgen Madre.

Alcánzame de Dios, buen José,la virtud de la fidelidadque te llevó a mantener tu confianza en Maríapor encima de toda sospecha.

Alcánzame de Dios, buen José,la virtud de la esperanzaque te llevó a enfrentar las dificultadescon tu seguridad puesta en Dios que no falla.

Alcánzame de Dios, buen José,poder vivir como tú viviste toda tu vidacumpliendo en todo la voluntad de Dios quenos amay siempre quiere nuestro bien.

18. EL GRAN ACONTECIMIENTO

“Sucedió que por aquellos días salió un edictode César Augusto, ordenando que seempadronara todo el mundo. Este primerempadronamiento tuvo lugar siendo Cirinogobernador de Siria. Iban todos aempadronarse cada uno a su ciudad.Subió también José desde Galilea, de la ciudadde Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, quese llama Belén, por ser él de la casa y familiade David, para empadronarse con María, suesposa, que estaba encinta.Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se lecumplieron los días del alumbramiento, y dio aluz a su hijo primogénito, lo envolvió en

pañales y lo acostó en un pesebre, porque notenían sitio en el alojamiento” (Lucas 2, 1-7).

El censo que Cesar Augusto ordenó, fue elacontecimiento que sirvió como motivo paraque María y José salieran de Nazaret donde sehabían establecido, y fueran a Belén, la ciudadde David, antepasado de José, donde según laprofecía de Miqueas, había de nacer elSalvador prometido:

“Esto dice el Señor:Pero tú, Belén de Efrata,pequeña entre las aldeas de Judá,de ti saldrá el jefe de Israel.Su origen es desde lo antiguo,de tiempo inmemorial.Los entrega hasta el tiempoen que la madre dé a luz,y el resto de sus hermanosretornarán a los hijos de Israel.En pie pastoreará con la fuerza del Señor,por el nombre glorioso del Señor su Dios.Habitarán tranquilos porque se mostrará grandehasta los confines de la tierra,y esta es nuestra paz” (Miqueas 5, 2-5a).

Dios utiliza los acontecimientos normales de la

historia humana, para realizar su plan desalvación.

Con total disponibilidad, María y José seentregaron al cumplimiento de la Voluntad deDios, manifestada para ellos en este caso porla orden del Emperador que debían cumplir,aunque sus circunstancias particulares nofueran las mejores.

Pensemos en la incomodidad y el riesgo querepresentaba para María hacer un viaje tanlargo en su situación: un embarazo avanzado ycon los medios de transporte de su época.

¿Qué pensarían María y José de la ordendada? ¿Qué sentirían frente a la necesidad de dejarsu casita y lo poco que tenían, en un momentotan especial para ellos? ¿Conocerían la profecía que anunciaba elnacimiento del Mesías en Belén?

No es fácil responder a estas preguntas. Loúnico que podemos decir a ciencia cierta, esque Dios mismo acudió en su ayuda con susdones y gracias, y ellos entendieron lo quedebían hacer, aunque sin duda implicabadificultades y problemas.

Así, llevados por la mano de Dios,emprendieron el camino a Belén, confiados ensu protección y en su ayuda. Su fe profunda ysu confianza sin límites en la bondad infinita deDios y en su Providencia amorosa, los mantuvofirmes y seguros.

Ya en Belén, como es natural, María y Josédebieron buscar alojamiento, primero entre susparientes y conocidos, y luego entre las familiasdel lugar. La situación especial de María exigíacierta privacidad; la posada común, donde losperegrinos y los animales compartían un mismoespacio, no era apropiada para ellos. Entoncesdebieron salir del pueblo, al campo, dondehabía algunas grutas naturales que lospastores de la región empleaban para guardarsus rebaños en las noches de lluvia o de fríointenso.

En una de aquellas grutas nació Jesús, y María“lo envolvió en pañales y lo acostó en elpesebre”.

Me imagino la preocupación de José porqueMaría se hallaba en aquellas condiciones enun momento tan especial de su vida.Ciertamente él quería otra cosa muy distinta

para ella; deseaba haberla podido llevar a unlugar decente y cómodo, para que tuviera a suhijo en una mejor situación, pero Dios habíadispuesto esto, y lo que Dios disponía habíaque aceptarlo con paz.

De todos modos, y ante la imposibilidad detener otra cosa, José se empeñó en darle allugar un aspecto limpio y medianamentecómodo para María y el bebé.

Me parece “verlo” correr de aquí para allábarriendo un poco y haciendo con la paja queencontró, un lugar donde María pudierarecostarse y descansar, y preparar unrinconcito caliente y resguardado para colocaren él al niño cuando naciera. Y me parece“ver” también a María, tranquila, ante lainminencia del nacimiento de su hijo,haciéndole bromas a José por su nerviosismo ysu “corre corre”.

Al fin llegó el momento, y Jesús nació comonacen todos los niños. Su concepción fuemilagrosa, pero a partir de ella su desarrollo fuenormal, y normal fue también su nacimiento,porque todo ello se realizó dentro del plan desalvación, en el cual, Jesús asumió lanaturaleza humana con todas sus

consecuencias: cada acontecimiento de la vidade Jesús fue salvador. Sin embargo, y porbondad de Dios que todo lo puede, elnacimiento natural de Jesús, no afectó paranada la dignidad virginal de su madre.

¡Qué sentimientos maravillosos embargarían elalma de María y de José cuando vieron a Jesúsy pudieron tocarlo, acariciarlo, besarlo, yestrecharlo entre sus brazos!

Si antes sus corazones estaban llenos de amory de paz; si la fe y la esperanza los guiaban; sila alegría constante iluminaba su vida, ¡qué nosería ahora que Jesús estaba con ellos! Laespera había terminado y la promesa de Diosera una realidad maravillosa. Jesús, el Hijo deDios, y ¡su hijo!; hijo de María por naturaleza,hijo de José por derecho legal, estaba conellos, y era un niño precioso, débil, indefenso,pequeño, necesitado de su amor y suscuidados.

Sobrecogidos por la solemnidad del momento,María y José debieron sumirse un buen rato enuna profunda contemplación... ¡Ese niño quetenían en sus brazos era el Hijo eterno de Dios,el Salvador de los hombres! ... Misterioinmenso que su mente no alcanzaba a

comprender, pero que su corazón sencillo“gustaba” amorosamente por gracia del mismoDios.

¡Qué bello sería poder conocer un día, cuandoya estemos en Dios y gocemos de Él, losdetalles de este dulce acontecimiento! OjaláDios lo tenga entre sus planes y nos loconceda.

María y José, en la gruta de Belén, nos invitanhoy:

• a amar a Jesús con todo el corazón y aacogerlo con fe,

• a acercarnos con frecuencia alSacramento de la Eucaristía, pararecibirlo con su cuerpo, su sangre, sualma y su divinidad,

• y a entregarnos a él totalmente,poniendo nuestro ser y nuestra vida asu servicio y tratando de seguir en todosus enseñanzas.

Y Jesús recién nacido en el pesebre de Belén, nos invita hoy:

• a ser sencillos y humildes como él,• y a entregarnos con total disponibilidad

a la Voluntad de Dios Padre para concada uno de nosotros.

19. HUMILDE Y POBRE

Lo que más me llama la atención, lo que másme impresiona cuando medito en el nacimientode Jesús en Belén, es lo que es más evidente yclaro: su humildad, su pobreza, su pequeñez,su condición de creatura desvalida, a pesar deser el Hijo eterno de Dios.

Siendo el Hijo de Dios, Jesús nació como elmás miserable de los hijos de los hombres: enel silencio y la soledad del campo, en el frío dela noche, en una gruta húmeda y oscura, lejos

de familiares y amigos y carente de todacomodidad.

Jesús en Belén, acostado entre pajas, es elmás pobre de los pobres, un niño débil,indefenso; un niño que necesita protección yayuda, cuidados y desvelos.

Jesús en Belén, acostado entre pajas, sufretodas las limitaciones derivadas de sucondición de niño y de la pobreza y sencillez desus padres.

Jesús en Belén, acostado entre pajas, padecetodas las carencias propias de su situación deperegrino en tierra extraña, sin familia, sinamigos, sin casa.

Jesús en el pesebre, acostado entre pajas,pequeño, débil, indefenso, pobre, humilde...nos enseña que para Dios no tienen valor ni eldinero, ni las comodidades que con él seadquieran, ni la condición social, o el poder quese tenga.

Lo único importante, lo único que realmentevale es: lo que somos por dentro, lo que hay ennuestro corazón, nuestra capacidad de amar,

de servir, de compartir lo que somos y lo quetenemos, la honestidad con la que obramos, lafe que nos impulsa, la esperanza que nosanima.

Jesús en el pesebre de Belén, acostado entrepajas, humilde y pobre, nos enseña que loúnico que vale es ser de Dios y para Dios,entregarnos a Él, amarlo, servirlo, amando ysirviendo a los otros seres humanos, nuestroshermanos.

Jesús en el pesebre de Belén, acostado entrepajas, pobre y humilde, nos enseña que loúnico que vale de verdad es hacer realidad enla vida el deseo de Dios, su Voluntad, que essiempre Voluntad de amor y salvación paratodos los seres humanos, de todos los tiemposy de todos los lugares.

20. JESÚS, DIOS-CON-NOSOTROS

Jesús, el Niño de Belén, el Hijo de María, esDios-con-nosotros,

en nuestra carne y sangre,en nuestro mundo,en nuestra historia.

Jesús es Dios-con-nosotros para amarnos,para llenar nuestro corazón de esperanza,para iluminar nuestra vida,para perdonar nuestras culpas y pecados,para señalarnos el camino que nos lleva al Padre,para salvarnos.

Jesús es Dios-con-nosotros, para enseñarnosel valor de la humildad,

de la pobreza de espíritu,de la pequeñez.

Jesús es Dios con nosotros para enseñarnosa amarnos,a servirnos unos a otros,a ayudarnos desinteresadamente,a comprendernos,

a respetarnos,a tolerarnos,a compartir lo que somos y tenemos,a convivir en paz y armonía,a perdonarnos mutuamente y de corazón.

Jesús es Dios con nosotros para enseñarnos aser justos,

a ser honestos,a decir siempre la verdad.

Jesús es Dios-con-nosotros para comunicarnosel don de la paz,

la verdadera,la que nace de dentro,la que se lleva en el corazón,la que se construye en las obras de cada día.

Jesús, Dios-con-nosotros, es el Príncipe de lapaz.

21. A JESÚS EN EL PESEBRE

Dulce Niño de Belén,presencia viva de Dios en nuestro mundo,me postro de rodillas ante Ti, para adorarte.

Qué bello es, Jesús, pensar que por amortomaste nuestra carne y nuestra sangre,y viniste a vivir a nuestro lado una vida sencilla y pobre.

Qué bello es, Jesús,mirarte entre las pajas del pesebre,pequeño e indefenso,y saber que eres nuestro Dios, y nuestroSalvador.

Qué bello es, Jesús,mirar tus ojos, verte sonreír,oírte llorar, sentir tu calor,y tener la certeza de que todo lo hicistepara nuestro bien.

Qué bello es, Jesús,saber que nos amascon un amor grande, inmenso, profundo,que nada ni nadie lo puede apagar.

22. NAVIDAD ES...

Navidad no son las luces de colores,ni las guirnaldas que adornan las puertas y ventanas de nuestras casas,ni las avenidas engalanadas con fuentes y lámparas,ni los árboles decorados con cintas y bolas brillantes,ni la pólvora que ilumina y truena.

Navidad no son los almacenes en oferta.Navidad no son los regalos que damos y que recibimos,

ni las tarjetas que enviamos a los amigos,ni las fiestas que celebramos.

Navidad no son Papá Noel, ni Santa Claus, ni los Reyes Magos que traen regalos.

Navidad no son las comidas especiales.Navidad no es ni siquiera el pesebre queconstruimos,

ni la novena que rezamos,ni los villancicos que cantamos alegres.

Navidad es Dios que se hace hombre comonosotros porque nos ama.Navidad es una joven virgen que da a luz alHijo de Dios.Navidad es un niño pequeño recostado en unpesebre.

Navidad es ternura, bondad, sencillez,humildad,

luz en medio de la oscuridad,esperanza para los que no tienen esperanza;entrega, don, generosidad,

Navidad es alegría para los tristes.Navidad es paz aunque haya guerra.

Navidad es fe para los que tienen miedo de creer,

es solidaridad con los pobres y débiles,es reconciliación,es misericordia y perdón.

Navidad es amor para todos.

23. SI JESÚS VOLVIERA A NACER...

Si Jesús volviera a nacer hoy, seguramente nonacería en ningún país rico de Europa, de Asia,o de América del Norte.

Nacería en un país pobre de América Latina, de África o de Oceanía.

Si Jesús volviera a nacer hoy, seguramente nonacería en el hogar de un empresario, de ungobernante, o de un comerciante próspero.

Nacería en el hogar de un obrero o de un campesino sin tierra, un inmigrante, o un refugiado.

Si Jesús volviera a nacer hoy, seguramente notendría por madre a una alta ejecutiva, ni a unareina de belleza, ni a una dama de la alta

sociedad.Nacería de una joven sencilla y tierna sin mayores estudios, trabajadora y honesta.

Si Jesús volviera a nacer hoy, seguramente nonacería en una clínica privada con tecnologíade punta.

Nacería en la sala de partos de un hospital público, en el único cuarto de una casa campesina, en el hogar de unobrero humilde y pobre, o en un campo de refugiados, de los tantos que hay endiversos países del mundo

Si Jesús volviera a nacer hoy, seguramente notendría un costoso y completo ajuar elaboradopor costureras expertas con letines y bordados,o comprado en almacenes de lujo..

Sólo tendría unas cuantas prendas, las indispensables, compradas en un almacén popular, tejidas por su mamá, sus tías y sus abuelas, o hechas con trapos viejos bien lavados.

Si Jesús volviera a nacer hoy, seguramente lanoticia de su nacimiento no sería dada en latelevisión, ni en las páginas sociales de losperiódicos, ni en las redes sociales de

comunicación instantánea.Sería un acontecimiento narrado porlos vecinos y vecinas de su barrio deestrato 1, 2 ó 3, o anunciado voz a vozen cualquier lugar apartado, habitadopor los más pobres entre los pobres.

Si Jesús volviera a nacer hoy, volvería a serpobre, humilde y sencillo;

su madre se parecería a María y su padre a José;volvería a llorar de frío;volvería a ser perseguido y desplazado de su tierra;volvería a alegrar el corazón de los pobres;volvería a pasar desapercibido para los ricos;volvería a ser señal de contradicción.

24. PLEGARIA DE NAVIDAD

Niño de Belén,en esta noche de Navidadme pongo de rodillas ante Ti,en la humildad y la pobreza del pesebre,para adorarte como mi Dios y Salvador,y para hacerte mi súplica confiada.

Te quiero pedir, Jesús,que en esta noche, la noche de la salvación,el mundo se dé una tregua,las armas callen su voz,y todos los hombres y mujeresunamos nuestro canto al canto de los ángeles:“Gloria a Dios en las alturasy en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor”.

Te quiero pedir, Jesús,que en esta noche, la noche del amor y de la fe,todos los niños del mundo se vayan a dormircon el corazón alegre y el estómago lleno;todos los ancianos sientan renacer susesperanzas;y todos los jóvenes comprendan que la vida es

bellay merece vivirse a plenitud en el amor.

Te quiero pedir, Jesús,que en esta noche, la noche de la alegría y la esperanza,todos los padres y madres tomen conciencia de su misión,y todos los esposos y esposas experimenten la necesidad de vivir suamor en la fidelidad.

Te quiero pedir Jesús,que en esta noche, la noche de la solidaridad y de la paz,todos los gobernantes y dirigentes del mundo,hagan el propósito de trabajar por el desarrollode sus pueblos,todos los empresarios decidan hacer de lajusticia social su bandera,y todos los ricos se den cuenta de quecompartir sus bienes los hace más humanos.

Te quiero pedir, Jesús,que en esta noche, la noche del Dios que se hace pobre y humilde,todos los desposeídos sientan que Tú compartes su vida y los dignificas,

y los tristes y deprimidos puedan encontrar un corazón que los comprenda y anime.

Te quiero pedir, Jesús,que en esta noche, tu noche,todos los hombres y mujeres del mundosintamos la fuerza de tu amor que nos da lavida,el valor de tu entrega que nos anima,la grandeza de tu sacrificio que nos salva,y la profundidad de tu perdón que nos devuelvela alegría.

25. EL PESEBRE Y LA CRUZ

El pesebre de Belén y la cruz del Calvarioestán íntimamente relacionados,profundamente unidos entre sí. El pesebreanuncia la cruz y la cruz es “resultado”,“producto”, fruto, consecuencia del pesebre.

Jesús nace en el pesebre de Belén para moriren la cruz del Calvario.

El niño débil e indefenso del pesebre de Belén, es el hombre débil e indefenso que muere clavado en la cruz.El niño que nace en el pesebre de Belén, en medio de la más absoluta pobreza, en el silencio y la soledad del campo, en la humildad de un sitio destinado para los animales, es el

hombre que muere crucificado como unblasfemo, como un criminal, en la cruz destinada para los esclavos, acompañado por dos malhechores.

En su nacimiento en el pesebre, Jesús aceptade una vez y para siempre la Voluntad de Dios,el proyecto que el Padre tiene para él, y esteproyecto se consuma, se realiza plenamente,en la cruz del Calvario.

En Belén Jesús se entrega al Padre ycomienza a desarrollar su misión en el plan desalvación, da el primer paso. En el Calvarioesta entrega llega a su punto máximo cuandoJesús pone su vida en manos del Padre yexhala su último aliento.

El pesebre es humildad; la cruz es humillación.

El pesebre es pobreza; la cruz es desprendimiento de todo, vaciamiento de sí mismo.

El pesebre es aceptación de la Voluntad delPadre;

la cruz es abandono en las manos del Padre.

El pesebre es silencio y soledad; la cruz es silencio de Dios, soledad interior, abandono de los amigos.

El pesebre es fragilidad, pequeñez, desamparo;la cruz es sacrificio, don de sí mismo, entrega, dolor, sufrimiento.

Jesús en el pesebre de Belén, pequeño, débil eindefenso, pobre y humilde, nos invita hoy a:

• alegrarnos con su nacimiento pero sinolvidar su cruz,

• tener presente siempre que elsufrimiento tiene un valor redentor,

• unir todos nuestros dolores a los suyospara salvar con él al mundo.

26. BELÉN, LA CIUDAD DE DAVID

El evangelista san Lucas nos dice que María yJosé fueron de Nazaret a Belén, la ciudad deDavid, para empadronarse, y cumplir así laorden dada por el Emperador romano. Estandoallí, en Belén, se le cumplió el tiempo a María ynació Jesús. Así se realizó la Profecía deMiqueas quien lo había anunciado: “Y tú,Belén, tierra de Judá, no eres la menor entrelos principales clanes de Israel, porque de tisaldrá un caudillo que apacentará a mi puebloIsrael” (Miqueas 5, 1).

Belén está situada en la región de Judea, al surde Galilea y Samaría. Judea es una zonarocosa y desértica. En Judea están también laciudad de Jerusalén, el desierto de Judeadonde predicaba Juan Bautista, y el MarMuerto, en el cual desemboca el río Jordán.

A Belén se le llama Belén de Judá, porque lecorrespondió en el reparto de la TierraPrometida, a la tribu de Judá. Y Ciudad deDavid, porque en ella nació el Rey David, unos1.000 años antes de Jesús.

Belén significa en idioma hebreo “Casa del

pan”, y en árabe, “Casa de la carne”. En eltiempo en que nació Jesús, Belén era unpueblo pequeño pero importante, porque porallí pasaban las caravanas que iban a Egipto yque regresaban de él.

El viaje de María y José, de Nazaret hastaBelén, debió durar unos 8 días, teniendo encuenta que la distancia entre las dos ciudadeses de 145 kilómetros, y María estaba ya en losúltimos días del embarazo, lo cual dificultaba sudesplazamiento.

Es posible que María y José se hubieran unidoa alguna caravana, para viajar con másseguridad. De Nazaret, en Galilea, irían aNablus, en Samaría, de allí a Jerusalén, enJudea, y de Jerusalén a Belén, lugar de sudestino.

Cuando María y José llegaron a Belén, laciudad estaba colmada de peregrinos que ibana inscribirse en la ciudad de sus antepasados,de mercaderes que iban y venían de Egipto,con sus grandes caravanas, y de autoridadesromanas desplazadas allí con motivo delcenso. Por esta razón, “no encontraron lugaren el alojamiento”, ni en ningún otro lugar.

Actualmente, Belén es una ciudad importantehabitada especialmente por árabes, ypertenece políticamente a los palestinos. Enella encontramos la gran Basílica de laNatividad, construida sobre la que la tradiciónseñala como la gruta en la que nació Jesús, yel pesebre en el que lo colocó María. En ellugar hay una estrella de plata con unainscripción en latín: ”Aquí, de María virgen,nació Jesucristo”. Visitar este lugar produce enel alma una gran emoción.

La tradición de considerar éste como el lugardel nacimiento de Jesús, es muy antigua y porlo mismo, segura. En el año 135 de nuestraera, el Emperador Adriano mandó cubrirlo conun bosque dedicado a Adonis, para tratar dehacer olvidar la fe en Jesús, pero no loconsiguió. Más adelante, en el siglo IV, elEmperador Constantino, que ya era cristiano,construyó la primera basílica, y sobre susruinas fue levantada la Basílica actual.

Una curiosidad interesante de la Basílica de laNatividad, es su puerta pequeñísima, en la quees preciso agacharse para poder entrar. Lapuerta original – de altura y anchura normalespara una construcción de este tipo -, fue tapadahacia el año 1500 para que no entraran en ella

personas montadas en sus caballos, comoacostumbraban hacerlo los turcos.

La fiesta de la Navidad se celebra en Belén congran esplendor, aunque la ciudad no esoficialmente cristiana. Todo comienza el 24 dediciembre al medio día, cuando llega elPatriarca Latino de Jerusalén, que es elrepresentante del Papa en la Tierra Santa. Serealiza un gran desfile que incluye a lasautoridades civiles de la ciudad, a losrepresentantes de todas las Iglesias cristianas,y un buen número de peregrinos de losdiversos rincones del mundo, y es animado conbandas marciales de diferentes clases ygrupos.

Durante todo el día los peregrinos visitan laBasílica de la Natividad y especialmente laGruta del nacimiento, haciendo oración ycantando villancicos.

A la media noche se celebra en la Iglesia deSanta Catalina (vecina a la Basílica de laNatividad), la tradicional Misa del Gallo, y deallí se lleva en procesión la imagen del NiñoJesús hasta la Basílica de la Natividad, endonde se coloca en el sitio donde estuvo elpesebre, para la adoración de los fieles.

Debajo de la Basílica de la Natividad hay otraserie de grutas que se comunican entre sí. Unade estas grutas es llamada la Gruta de sanJerónimo, porque en ella vivió este santo, comoeremita, en el siglo IV, mientras se dedicaba ala traducción de la Biblia al Latín. Estatraducción de la Biblia la conocemos con elnombre de Vulgata; de ella nacen todas lasdemás traducciones en los distintos idiomas,que se han hecho hasta hoy.

27. LOS PASTORES DE BELÉN

“Había en la misma comarca algunos pastoresque dormían al raso y vigilaban por turnosdurante la noche su rebaño. Se les presentó elángel del Señor y la gloria del Señor losenvolvió en su luz, y se llenaron de temor; elángel les dijo: - No teman, pues les anunciouna gran alegría que lo será para todo elpueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad deDavid, un Salvador, que es el Cristo Señor:esto les servirá de señal: encontrarán un niñoenvuelto en pañales y acostado en un pesebre.De pronto se juntó con el ángel una multituddel ejército celestial, que alababa a Diosdiciendo: - Gloria a Dios en las alturas y en latierra paz a los hombres en quienes Él secomplace.

Y sucedió que cuando los ángeles, dejándolos,se fueron al cielo, los pastores se decían unosa otros: Vamos, pues, hasta Belén y veamos loque ha sucedido y el Señor nos lo hamanifestado.Y fueron a toda prisa y encontraron a María y aJosé, y al niño acostado en el pesebre. Al verlodieron a conocer lo que les habían dichoacerca de aquel niño, y todos los que losoyeron se maravillaban de lo que los pastoresdecían.María, por su parte, guardaba todas estascosas y las meditaba en su corazón. Lospastores se volvieron glorificando y alabando aDios por todo lo que habían oído y visto,conforme a lo que se les había dicho” (Lucas 2,8- 20).

Los primeros en conocer el nacimiento deJesús en Belén, fueron unos pobres y sencillospastores; un ángel del Señor les anunció elgran acontecimiento, y ellos fueron de aprisa aconstatar el hecho. Otra vez la pobreza y lahumildad ocupan el primer lugar. Dios se revelaa los pobres y humildes que tienen su corazónabierto para Él. Es un hecho constante en laHistoria de la Salvación.

¿Por qué no escogió Dios para revelarles el

cumplimiento de su promesa y el nacimiento desu Hijo Jesús a los Sumos Sacerdotes deIsrael, a los Doctores de la Ley, o a los Escribasy Fariseos?... ¿Acaso no eran ellos los másindicados?... ¿Por qué eligió a unos humildes ysencillos pastores que incluso eran tenidos porignorantes y pecadores?...

La respuesta es sólo una. Para conocer a Dios,para encontrarnos con Él, para “sentirlo”, parapercibirlo, es necesario, imprescindible, serpobres en el espíritu, sencillos, humildes, tenerel corazón desprendido de las riquezas, vacíode nosotros mismos, y abierto y disponible pararecibirlo. El apego a los bienes materiales y laconsideración exagerada del propio yo, sonobstáculos que nos impiden tener lasensibilidad necesaria para descubrir a Dios enel mundo, en nuestra vida personal, y paraacogerlo en nuestro corazón.

Los Sacerdotes, los Doctores de la Ley, losEscribas y Fariseos estaban seguros de “suverdad”, encerrados en ella, no les interesabanada más, ya sabían lo que había que saber,ya conocían de Dios lo que se podía conocer,no esperaban más, no creían que pudierahaber más; habían creado un Dios a su mediday ese Dios no podía salirse de los cánones que

ellos mismos le habían señalado; todo estabadado, todo estaba ya dicho, sólo había queesperar que las cosas sucederían como su“razón” les indicaba que debían suceder; elMesías, el Salvador prometido y anunciadosería seguro un gran Rey, un hombreimportante nacido de una madre y un padreigualmente importantes. Lo que había sucedidoen Belén estaba por fuera de toda lógica.

Pero Dios es siempre nuevo, siempre distinto,no se agota a sí mismo, no se puede encerraren leyes ni presupuestos, no se puede ponerlenormas, no se puede señalarle caminos, Élsabe lo que hace y por qué lo hace, sabe loque hace y cómo lo hace, sabe lo que hace ycon quién lo hace; Él sabe a ciencia ciertaquien lo ama de verdad, quien lo busca consincero corazón, quién lo desea y necesita,quién reconoce su pequeñez frente a sumajestad; por eso escogió a los pastores,primero para nacer entre ellos, a su manera, yluego para dárseles a conocer, para que ellosfueran los primeros en saber la gran noticia.

Los pastores, hombres pobres y humildes,escucharon el mensaje del ángel, lo aceptaron,y se pusieron en camino hacia el lugar que leshabía señalado, porque nada les impedía creer

en lo que les había dicho. Tenían su corazónlibre, sin ataduras, abierto y disponible pararecibir el mensaje de Dios y para acoger a suMesías; lo esperaban, estaban ansiosos de quellegara, sabían que con él vendría a Israel lasalvación prometida tantas veces y anunciadapor los profetas.

Fueron al lugar indicado y encontraron al niñotal y como les había sido anunciado, entoncesle ofrecieron sus dones, que en verdad eranbien pocos, porque eran pobres, contaron aMaría y a José la visión que habían tenidosobre su hijo, y lo adoraron como su Salvador.Después regresaron al campo “alabando yglorificando a Dios por lo que habían oído yvisto” y quienes los oían se maravillaban de loque decían.

San Lucas no nos dice nada al respecto, peroes de suponer que los pastores que recibieronel mensaje del ángel y fueron a adorar a Jesús,comunicaron la buena nueva de su nacimientoa todos sus amigos y conocidos, convirtiéndoseasí en los primeros evangelizadores. Y es quecuando uno toma conciencia de Dios, cuandoDios se le hace presente, se le da a conocer decualquier manera que sea, uno no se puedequedar callado, sino que tiene que decirlo, tiene

que anunciarlo a los demás, tiene queproclamarlo para que sea conocido, amado yglorificado por todos. Dios es un regalo que serecibe y que se da, se comparte, se comunica.

El Evangelio termina diciendo que María“guardaba todas estas cosas y las meditaba ensu corazón”, y yo me atrevo a asegurar queJosé hacía lo mismo. Estos acontecimientosaparentemente sin importancia, eran para ellosla confirmación del mensaje que cada unohabía recibido de Dios en su momento y en suscircunstancias particulares, la confirmación delmaravilloso secreto que compartían con Dios.

Alegres y fortalecidos en su fe y en suesperanza, María y José se entregaron al amorde Jesús y se dispusieron a desempeñar conlujo de detalles, la misión que Dios Padre leshabía confiado.

Los pastores de Belén nos invitan hoy:• a abrir nuestro corazón a las

manifestaciones que Dios nos hace desí mismo, en las diversascircunstancias de nuestra vida,

• a hacernos humildes y sencillos paradescubrirlo con mayor facilidad yescuchar su mensaje con más

disponibilidad,• y a llevar por el mundo la buena noticia

de la presencia de Jesús en nuestromundo, como nuestro Salvador.

28. GLORIA A DIOS EN EL CIELO,Y EN LA TIERRA PAZ...

“De pronto se juntó con el ángel una multituddel ejército celestial, que alababa a Diosdiciendo: Gloria a Dios en las alturas y en latierra paz a los hombres en quienes Él secomplace” (Lucas 2, 13-14).

El canto de los ángeles en los campos deBelén, nos dice quién es Jesús y qué vino atraer a la tierra:

Jesús es el Príncipe de la Paz, como lo anuncióel Profeta Isaías, y viene a traernos laverdadera paz que es un don, un regalo deDios que nos ama; paz del corazón y de lavida, paz del interior y del exterior.

Jesús nos trae la paz que es orden, armonía,tranquilidad.Jesús nos trae la paz que es bondad delcorazón, amabilidad, cariño.Jesús nos trae la paz que es amor para todos,servicio desinteresado, solidaridad.

Jesús nos trae la paz que es respeto,tolerancia, aceptación del otro tal y como es.

Jesús nos trae la paz que es reconciliacióntotal, perdón de todo y para todos, misericordia.

Jesús nos trae la paz que es realización plenadel plan que Dios tiene para cada uno denosotros.Jesús nos trae la paz que es calma, serenidad,sosiego, silencio interior, humildad.

Jesús nos trae la paz que es pobreza deespíritu, desapego del mundo, limpieza decorazón, tranquilidad de conciencia.

Jesús nos trae la paz que es alegría profunda,fe, confianza sin límites, esperanza de un futuromejor.

Jesús nos trae la paz que es justicia paratodos, igualdad de derechos, respeto de ladignidad personal.

Jesús nos trae la paz que es amor a la vida.

Jesús, Príncipe de la Paz, nos trae la paz quees él mismo dándosenos, para que volvamos aser amigos de Dios; para que realicemos aplenitud lo que somos; para que seamosfelices; para que consigamos la vida eterna.

29. NAVIDAD ES LA FIESTA...

Navidad es la fiesta de los pobres en elespíritu, de los humildes, de los sencillos.

Navidad es la fiesta de los misericordiosos, delos compasivos, de los limpios de corazón.

Navidad es la fiesta de los que trabajan por lapaz, de los que luchan por la justicia, de losque aman la verdad.

Navidad es la fiesta de los que creen, de losque esperan, de los que buscan.

Navidad es la fiesta de los que saben perdonar,de los que saben comprender, de los que sonsolidarios.

Navidad es la fiesta de los que tienen uncorazón de carne, y aman con él.

Navidad es la fiesta de los que son como niños.

Navidad es la fiesta de los que sienten a Diospor dentro.

Navidad es la fiesta de los que conocen laalegría de darse.

Navidad es la fiesta de los que saben apreciarla ternura.

Navidad es la fiesta de los que son capaces dereconocer la bondad donde la encuentran.

Navidad es la fiesta de Dios-con-nosotros ypara nosotros.

30. SANTA MARÍA DE BELÉN

Santa María,Virgen de Nazaret,Señora de Belén,el tiempo se ha cumplido,la promesa del Padre es ya una realidad,Dios está entre nosotroscomo un niño pequeñonacido en un portal.

Qué linda que te ves, Virgen María,con tu rostro sonrientey tu mirada limpia,sosteniendo en tus brazosa tu Niño Jesús, el Emmanuel.

Qué linda que te ves, Madre de Dios,ofreciendo tu Niño a los pastoresque alegres y gozosos salieron a buscarlocuando oyeron a los ángeles cantarel gloria de Belén.

Qué linda que te ves, Virgen y Madre,rodeada de reyes y de sabiosque guiados por la estrellallegaron a Belén entusiasmadosporque en el mundo había nacido un nuevo rey.

Santa María, Virgen de Nazaret,yo vengo a unirme a tien este día de gozo y esperanza,para cantar contigoal Dios que da la vida,la gracia y el perdón.

31. EL CAMPO DE LOS PASTORES

Muy cerca de Belén, hacia el oriente, está elllamado Campo de los pastores, donde lanoche en la que Jesús nació, muchos pastorescuidaban sus rebaños.

La tradición llama también a este campo, “Loscampos de Rut y de Booz”, porque en laantigüedad pertenecieron a Booz, el abuelo deDavid y a Rut su esposa.

Actualmente encontramos en el Campo de lospastores un santuario conmemorativo. Es unahermosa capilla construida en forma de tiendade nómadas.

También se pueden visitar en el lugar algunasgrutas naturales que servían de refugio a lospastores en las noches de lluvia.

La noche de Navidad se realiza en este Campode los pastores, una celebración especial ymuy bella, promovida y dirigida por la IglesiaAnglicana, amenizada con cantos devillancicos, y en la que participan diversosgrupos cristianos.

32. HISTORIA DEL PESEBRE

Entre los símbolos de la Navidad, se destacade una manera especial, por su claridad, elpesebre.

El origen histórico del pesebre se remonta alsiglo XIII, en el año 1223. Su “inventor” fuenada menos que san Francisco de Asís, elsanto de la humildad y la pobreza. La historiaes la siguiente:

Sabiendo que ya estaba cercana su muerte,san Francisco quiso vivir aquella Navidad de1223, de un modo especial, y hacer que con él,otros cristianos la vivieran también de unamanera tal que marcara sus vidasdefinitivamente.

Hacía poco san Francisco había viajado aTierra Santa y allí había conocido el pueblito deBelén, y en él, el lugar que la tradición señalacomo el lugar del nacimiento de Jesús: unagruta en las afueras del pueblo.

Movido por su inmenso amor a Jesús, sanFrancisco pensó que en aquella Navidad quebien podría ser su última Navidad en la tierra,

él, ayudado de algunas personas, podría“reconstruir” lo que había sucedido hacía yatrece siglos, la primera Navidad, y “disfrutarmísticamente” aquel momento maravilloso de lahistoria del mundo, que todos quisiéramoshaber vivido directamente, pero que, porvoluntad expresa de Dios, fue para muy pocos:María, José y los pastores.

Por aquellos días san Francisco estaba en elpueblecito de Greccio en Italia, y allí tenía unamigo que se llamaba Juan Velita. Juan Velitaera dueño de un pequeño bosque en unamontaña cercana, y en aquella montaña habíauna gruta que a san Francisco se le pareció ala gruta de Belén donde nació Jesús. Fueentonces cuando a san Francisco se le ocurrióla genial idea: representar allí, en aquel sitio, elNacimiento de Jesús de una manera viva, detal modo que todos los que lo vieran sesintieran como participando en este granacontecimiento de nuestra salvación.

San Francisco tenía un amor especial alMisterio de la Encarnación de Jesús yexperimentaba muy vivamente la humildad delDios que se hace hombre, por eso queríaparticipar este sentimiento suyo a la gente deGreccio.

San Francisco llamó a su amigo Juan Velita y lecomunicó su deseo. Juan se entusiasmó tantocomo él, y juntos se pusieron manos a la obra.Limpiaron la gruta de la montaña, prepararon elpesebre y lo llenaron de paja, y consiguieron unbuey y un asno, como lo enseña la tradición,siguiendo las profecías de Habacuc y de Isaías.

El profeta Habacuc dice: “En medio de dosanimales te manifestarás; cuando esténpróximos los años; cuando haya llegado eltiempo aparecerás” (Habacuc 3, 2).

Y el profeta Isaías aclara: “Conoce el buey a sudueño y el asno el pesebre de su amo” (Isaías1, 3).

Colocaron unas cuantas antorchas parailuminar el lugar, y Juan Velita consiguió unapareja de esposos jóvenes, para querepresentaran a María y a José.

La noche de Navidad, las campanas deGreccio sonaron con especial vigor y alegría, ylos habitantes del pueblo y sus alrededores sedirigieron a la gruta de la montaña, tal como leshabían dicho. Allí, en la gruta bien iluminada,vieron lo que nunca habían pensado ver: era

como si hubiera retrocedido el tiempo y seencontraran en Belén, y ellos mismos fueranlos pastores que aquella primera Navidadvisitaron a Jesús, avisados por los ángeles.Hasta les parecía escuchar el canto que veníadel cielo: “Gloria a Dios en las alturas y en latierra paz a los hombres en quienes Él secomplace” (Lucas 2, 14).

El Niño Jesús era una figura de cera de tamañonatural, pero como la celebración central deaquella noche era la Celebración de laEucaristía, en verdad el Niño de Belén, Cristoel Señor, descendería allí de forma invisiblepero real, en el Pan y el Vino consagrados. Lasantorchas esparcían su luz en medio de lanoche, y Jesús, “Luz del mundo”, llenó loscorazones de cuantos estaban allí.

San Francisco, con su ternura y su profundidadmística, contó a todos los presentes lamaravillosa historia de la Navidad y ellospudieron sentir en su corazón el amor y labondad de Dios que “Tanto amó al mundo quele dio a su Hijo único para que todo el que creaen él no perezca” (Juan 3, 16).

Después, un sacerdote celebró la Eucaristía, yel Misterio del Nacimiento de Jesús se hizo de

nuevo realidad en toda su profundidad, comoocurre cada año, en la celebración litúrgica deesta fiesta. Porque la Navidad no es un simplerecordar lo que pasó hace ya más de 2.000años, sino un volver a vivir este acontecimientocentral de la Historia de la Salvación, que es laHistoria del Amor de Dios por todos y cada unode nosotros.

Tres años después de esta celebración, sanFrancisco de Asís murió, dejándonos estatradición del pesebre que los franciscanos seempeñaron en divulgar, como una forma muyespecial y muy bella de hacer presente entrenosotros el Nacimiento de Jesús, que se hizoEmmanuel, Dios-con-nosotros.

Poco a poco, las representaciones delacontecimiento de Navidad se fueronextendiendo por todas partes, y en el siglo XVIse hicieron las primeras imágenes, que llegarona convertirse en verdaderas obras de arte en elsiglo XVII. Son muy famosos los pesebresfabricados en Nápoles, Italia, en el siglo XVII, ylos pesebres españoles con figuras cargadasde adornos y detalles.

Muy pronto, el pesebre se constituyó en unelemento esencial de la Navidad, y se difundió

por toda Europa y luego por América. El ReyCarlos III fue un entusiasta de los pesebres yen el Palacio Real de Nápoles construyó unasala especial para pesebres, que podía servisitada por todo el pueblo.

Entre nosotros, la costumbre del pesebre nosviene de España, y según los escritoresantiguos, los primeros pesebres se hicieron enla “Ermita de Egipto”, llamada también “Portalde Egipto”, en Bogotá. Pero esta costumbre searraigó tanto, que se hacían pesebres hasta enlos vagones del tren, para que los viajerospudieran verlos. Además, los pesebrescolombianos de esta época tenían unaparticularidad: eran hechos reproduciendo lospaisajes de las montañas de nuestro país, yrepresentando todas nuestras riquezasnaturales, rindiendo con ello un homenaje aJesús recién nacido.

En cuanto a la celebración misma de laNavidad, encontramos muchas semejanzasentre nuestra celebración de la Novena, quecomienza el 16 de diciembre y se prolongahasta el 24 de diciembre, la víspera de laNavidad, y las “jornaditas” que se celebran enla región de Andalucía, en España, donde lagente se reúne por las tardes alrededor de un

altar, para orar, en conmemoración del viaje deMaría y José de Nazaret a Belén, y para cantarvillancicos.

Actualmente, la costumbre del pesebre se haextendido por todo el mundo, y así, han variadotambién las figuras que se colocan en él. Enmuchas partes, Jesús, María, José y lospastores, tienen los rasgos físicos de laspersonas del lugar, y en otras, los vestidos quellevan son los vestidos típicos de la región.También hay pesebres que representandiferentes grupos sociales como los niños, losobreros, los campesinos, etc.

El pesebre es un elemento importante de lasfiestas de Navidad, porque pone ante nuestrosojos y descubre para nuestro corazón, el másmaravilloso acontecimiento de la historia de lahumanidad: Dios hecho hombre en la personade un niño pobre y humilde, pero rico en amor ybondad.

Construir el pesebre en familia es una formamuy especial de vivir el amor y la unidadfamiliar, y una experiencia importante en laeducación en la fe de los niños.

33. LA PROFECÍA DE SIMEÓN

“Cuando se llegó el tiempo de la purificación deMaría, según la ley de Moisés (cuarenta díasdespués del nacimiento de Jesús), llevaron aJesús a Jerusalén para presentarlo al Señor ypara ofrecer un sacrificio, conforme a lo que sedice en la Ley del Señor.Vivía entonces en Jerusalén un hombrellamado Simeón, hombre honrado y piadoso,que aguardaba el consuelo de Israel; y elEspíritu Santo moraba en él. Había recibido unoráculo del Espíritu Santo: que no vería lamuerte antes de ver al Mesías del Señor.

Impulsado por el Espíritu Santo, fue al Templo.Cuando entraban con el Niño Jesús suspadres, Simeón lo tomó en brazos y bendijo aDios diciendo:Ahora, Señor, según tu promesa,puedes dejar a tu siervo irse en paz;porque mis ojos han visto a tu Salvador,a quien has presentado ante todos los pueblos,luz para alumbrar a las naciones,y gloria de tu pueblo, Israel.José y María, la madre de Jesús, estabanadmirados por lo que se decía del niño.Simeón los bendijo, diciendo a María, sumadre: Mira: este está puesto para quemuchos en Israel caigan y se levanten; serácomo una bandera discutida: así quedará clarala actitud de muchos corazones. Y a ti unaespada te traspasará el alma.Había también una profetisa, Ana, hija deFanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada;después de casarse había vivido siete añoscon su marido, y permaneció viuda hasta losochenta y cuatro años; no se apartaba del;Templo, sirviendo a Dios día y noche enayunos y oraciones. Como se presentase enaquella misma hora, alababa a Dios y hablabadel niño a todos los que esperaban laredención de Jerusalén” (Lucas 2, 22-38).

Como lo mandaba la Ley de Moisés y eracostumbre establecida, Jesús fue circuncidadoa los ocho días de su nacimiento; entonces lefue impuesto el nombre de “Yeshúa”, Jesús,que significa “Yahvé es la salvación” o “Yahvéda la salvación”, tal como les había dicho elángel a María y a José (cf Lucas 1, 31; Mateo1, 21). La circuncisión era la señal depertenencia al pueblo de Israel, el pueblo deDios.

Después, a los cuarenta días, y siguiendotambién el mandato de la Ley, Jesús fuellevado al Templo de Jerusalén para serpresentado a Dios, por ser hijo varónprimogénito, y para la purificación ritual deMaría. La presentación o consagración delprimogénito está mandada en el libro delÉxodo, capítulo 13, versículo 32, y lapurificación ritual de la madre en el Levítico,capítulo 12, versículo 28.

La consagración a Dios de los hijosprimogénitos varones, se hacía como unreconocimiento de la soberanía de Dios sobreel mundo y el hombre, y como agradecimientopor la liberación de Egipto. Para el “rescate” sedaba una ofrenda correspondiente a cincosiclos del santuario.

Para su purificación, la madre debía ofrecer ensacrificio un cordero de un año y una tórtola ouna paloma, pero si era pobre, el cordero podíaser sustituido por otra tórtola. María, nos dicesan Lucas en su evangelio, llevó la ofrenda delas mujeres pobres, dos tórtolas.

Estando allí, en el Templo, María y José con elniño, se presentó ante ellos Simeón, unanciano “justo y piadoso” que esperaba conansia la venida del Mesías, el Salvador deIsrael. Sin dudarlo, iluminado por el EspírituSanto que habitaba en él, Simeón reconoció enJesús al Mesías prometido por Dios yanunciado por los profetas, y tomándolo en susbrazos alabó a Dios por haber cumplido supromesa. Entonces profetizó que Jesús no sóloera la salvación para Israel, el pueblo de Dios,sino también para todos los hombres y mujeresdel mundo.

Después, dirigiéndose a María, Simeón lehabló de los muchos sufrimientos que tendría acausa de su hijo y de la misión que le habíasido encomendada. Como madre, María sufriríacomo “en carne propia”, todo lo que sufriera suhijo, particularmente el hecho de que Jesússería causa de división en Israel, porque unos

lo aceptarían y otros lo combatirían.

Indudablemente, las palabras de Simeóndebieron sorprender profundamente a María ya José. Ellos sabían lo que el ángel Gabriel leshabía comunicado a cada uno en particular,pero seguramente no habían alcanzado acomprender plenamente el Misterio de Jesús.Las cosas de Dios siempre llevan su ritmo, yeste ritmo a veces es lento; además, Dios noes para “entenderlo” sino para creer en Él, paraconfiarse a Él, para amarlo, y ellos creían,confiaban y lo amaban.

Muchas ideas debieron cruzarse por su mente.¿Quién era realmente Jesús? ¿A qué estaballamado? ¿Cuál era su lugar en esta historia?¿Por qué habían sido elegidos ellosprecisamente? ¿Qué debían hacer ahora?¿Qué significaría eso de la “espada” queatravesaría el alma de María?¿Por qué decíaSimeón que Jesús sería señal decontradicción? Definitivamente no era fácilentender. Además, ¡ellos eran tan sencillos, tanpobres, tan poca cosa!

En estos momentos de oscuridad es cuando lafe ocupa su lugar y juega su papel. María yJosé no pidieron explicaciones, escucharon las

palabras de Simeón, “las guardaron en sucorazón” y siguieron adelante, con su miradapuesta siempre en Dios. No los acosó el miedo,no los desconcertó lo anunciado. Ellos creíanen Dios, confiaban en Él, y tenían plena certezade que Él sabe lo que hace, cuándo lo hace ycon quién lo hace. Ellos querían seguir siendofieles al llamado que Dios les había hecho apesar de su humildad, y colaborar con Él; notenían por qué inquietarse, eran instrumentosen las manos de Dios.

¿Sorprendidos? Claro que sí, pero nuncadesconcertados ni temerosos. Había queconfiar y esperar; Dios les mostraría todo a sutiempo; Él lo tiene todo perfectamentecalculado, pensado, decidido, no obra porimpulsos ni improvisadamente; todo lo suyocorresponde a un plan, un plan de amor para elhombre, el plan de salvación del hombre.Somos nosotros los que muchas veces nosoponemos de diversas maneras a ese plan deDios; pero María y José habían decididocolaborar con él y así lo hicieron siempre.

Después vino Ana; la profetisa confirmó laspalabras de Simeón. También ella “vio” enJesús al esperado de los tiempos, glorificó aDios y se dedicó a hablar de aquel niño a todos

los que la escuchaban.

María y José regresaron a su casa, en Belén,donde se habían establecido después delnacimiento de Jesús, porque posiblemente eraun buen luigar para el trabajo de José. La vidasiguió su curso normal. Humildad, sencillez,pobreza, silencio, trabajo. Ningúnacontecimiento extraordinario, ningún hechomilagroso.

Jesús continuaba siendo un misterio, unsecreto para el mundo. Era necesario seguiresperando ¿Hasta cuándo? Dios lo diría en losacontecimientos que fueran ocurriendo. Diossuele hablar en la historia.

María y José, creyentes fieles, y Simeón y Ana,profetas de Jesús, nos invitan hoy

• a creer y esperar en Dios en todas lascircunstancias de nuestra vida, pordifíciles que parezcan, seguros de queÉl está siempre con nosotros;

• a abrir nuestro corazón a Jesús, parareconocerlo y a aceptarlo como nuestroDios y Salvador;

• y a anunciar por todas partes que Diosnos ama y ha enviado a su Hijoalmundo para el perdón de los pecados.

34. JESÚS,SEÑAL DE CONTRADICCIÓN

“Este está puesto para caída y elevación demuchos en Israel, y para ser señal decontradicción” (Lucas 2, 34).

Jesús es señal de contradicción• para los que piensan que el poder es lo

más importante en la vida,• para los que creen que con la fuerza se

consigue todo,• para los que admiten la violencia,• para los que no aman ni respetan la

vida como el más grande valor. Jesús es señal de contradicción

• para los que ponen su confianza en eldinero,

• para los que buscan el placer a comodé lugar,

• para los que tienen miedo a la verdad,• para los que no saben defender sus

principios.

Jesús es señal de contradicción• para los que no reconocen la bondad

donde la encuentran,

• para los que tienen el corazónendurecido,

• para los que no saben amar,• para los que desconocen la

importancia del servicio.

Jesús es señal de contradicción• para los cobardes,• para los hipócritas,• para los apáticos,• para los soberbios,• para los vanidosos,• para los autosuficientes,• para los materialistas,• para los injustos,• para los mentirosos,• para los impuros,• para los egoístas,• para los avaros,• para los rencorosos,• para los intolerantes.

Jesús es señal de contradicción para todos ycada uno de nosotros

• cuando preferimos la comodidadpersonal al servicio,

• cuando somos incapaces de luchar porla justicia,

• cuando nos hacemos jueces de losdemás,

• cuando imponemos nuestros criterios acomo dé lugar.

Jesús es señal de contradicción• cuando con nuestro modo de ser y de

actuar nos declaramos enemigos de lapaz.

Jesús es señal de contradicción• para los que viven alejados de Dios.

35. JERUSALÉN, LA CIUDAD SANTA

Cuando se cumplieron los cuarenta días delnacimiento de Jesús, María y José lo llevaronal Templo de Jerusalén, para presentarlo alSeñor, como ordenaba la Ley de Moisés, y parala purificación ritual de María.

Jerusalén, la capital de Israel, está situada aunos 8 kilómetros de Belén, en la misma regiónde Judea. Se le llama la Ciudad Santa, porqueen ella está el gran Templo, centro de la vidareligiosa de Israel, lugar donde “habita” la gloriade Dios y donde se le rinde culto.

El primer gran Templo de Jerusalén fueconstruido por Salomón, el hijo de David, en elaño 955 antes de Cristo, con derroche debelleza y majestad. Este Templo fue profanadoy destruido cuando Israel fue invadido por lospersas y los israelitas llevados cautivos aBabilonia.

En el año 516, el Templo fue reconstruido porZorobabel, pero volvió a ser destruido en unanueva invasión.

La tercera reconstrucción del Templo la realizó

Herodes el Grande, a partir del año 20 antes deCristo y hasta el año 64 de nuestra era. Fueprecisamente esta tercera reconstrucción laque conoció Jesús, y a la que fue, primerollevado por sus padres para cumplir con elofrecimiento a Dios por ser hijo primogénito,luego, cuando tenía 12 años, para celebrar laPascua, y a partir de aquí, cada año para laPascua, como mandaba la Ley.

El Templo de Jerusalén fue definitivamentedestruido en el año 70 de nuestra era, cuandoJerusalén fue saqueada y destruida por losromanos. Así se cumplió el anuncio de Jesúsde que “no quedaría piedra sobre piedra”.

Actualmente sólo queda de este antiguo templode Jerusalén, un muro, que los judíos llaman elMuro de las Lamentaciones, y frente al cual sereúnen para orar, particularmente los sábados,porque el sábado es para ellos, el Día delSeñor.

En la gran explanada del Templo se levantandos grandes Mezquitas: la Mezquita de la Rocao Mezquita de Omar, construida sobre la rocaen la que, según la tradición, Abrahán iba asacrificar a su hijo Isaac, y desde la cualMahoma “ascendió al cielo”, y la Mezquita El

Aksa. Ambas mezquitas son dos lugaresprivilegiados de oración, para los musulmanes,solamente superados por la gran mezquita deLa Meca en Arabia.

En el Templo, María y José hicieron la ofrendade los pobres; ofrecieron dos tórtolas, unacomo holocausto, es decir, como ofrenda aDios, y otra como sacrificio de expiación, parala purificación de María, según lo ordena la Leyde Moisés (Levítico 12, 8).

36. LOS MAGOS DE ORIENTE

“Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempodel rey Herodes, unos magos que venían delOriente se presentaron en Jerusalén, diciendo:¿Dónde está el rey de los judíos que hanacido? Pues vimos su estrella en el Oriente yhemos venido a adorarlo.Oyéndolos, el rey Herodes se sobresaltó y conél toda Jerusalén. Convocó a todos los sumossacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos seestuvo informando del lugar donde debía nacer

el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea,porque así está escrito por el profeta. Entonces Herodes llamó aparte a los magos, ypor sus datos precisó el tiempo de la apariciónde la estrella. Después, enviándolos a Belén,les dijo: Vayan e indaguen cuidadosamentesobre ese niño y cuando lo encuentrencomuníquenmelo, para ir también yo aadorarlo.Ellos, después de oír al rey, se pusieron encamino y he aquí que la estrella que habíanvisto en el Oriente iba delante de ellos hastaque llegó y se detuvo encima del lugar dondeestaba el niño. Al ver la estrella se llenaron deinmensa alegría. Entraron en la casa, vieron alniño con María, su madre, y, postrándose, loadoraron: abrieron luego sus cofres y leofrecieron dones de oro, incienso y mirra.Y avisados en sueños que no volvieran dondeHerodes, se retiraron a su país por otrocamino” (Mateo 2, 1-5.7-12).

La visita de los magos de Oriente a Jesús enBelén, es un hecho histórico que no se puedenegar. El evangelio de san Mateo da cuentaclara y detallada de ella y la Tradición de laIglesia la confirma. Sin embargo, surgenalgunas preguntas que es importante aclarar:¿Quiénes eran estos personajes? ¿De dónde

venían? ¿Cuántos eran? ¿Cuánto tiempo pasóentre el nacimiento del niño y su visita?

Empecemos por decir quiénes eran.

El evangelista los llama “magos” y la tradiciónhabla de “reyes magos”. Entre los persas, losmedos y los caldeos, los magos eran una clasesacerdotal que cultivaba las ciencias ocultas, laastrología y la medicina, y aparecían confrecuencia como consultores y consejeros delos reyes y gobernantes. En el contexto delpasaje evangélico se deduce que eran sabiosdedicados al estudio del movimiento de losastros.

¿De dónde venían?

Venían del “Oriente”, es decir, de los paísessituados al oriente de Israel: Persia, Caldea oArabia. Los vestidos y adornos con los la queaparecen representados en las pinturasantiguas de las catacumbas, y la tradiciónescrita, así como los regalos que llevaron aJesús, indican que lo más probable es queprocedieran de Persia, el actual Irán.

¿Cuántos eran? ¿Cuáles eran sus nombres?

El evangelio no dicen cuántos eran ni cómo sellamaban. La tradición habla de tres, teniendoen cuenta los dones que obsequiaron al niño:oro, incienso y mirra. También sus nombres sondesconocidos, y los que solemos darles:Melchor, Gaspar y Baltasar, provienen de unatradición del siglo VIII.

¿Cómo supieron de Jesús?

La pregunta que los magos hicieron al llegar aJerusalén, supone que tenían alguna noticia delnacimiento de un nuevo rey para los judíos.Este hecho no es extraño, pues los judíos,esparcidos por el mundo de entonces, habíandado a conocer sus libros sagrados, traducidosa la lengua griega, que en aquel tiempo sehablaba en todo el Imperio Romano. La lecturade las profecías comunicó a los paganos laesperanza de Israel en la proximidad deladvenimiento de su Mesías-Salvador, y a estopuede añadirse también el hecho de que Diosmismo iluminó el corazón de estos personajesy los condujo en su búsqueda.

Aparte de esto, como astrólogos que eran, elfenómeno de la estrella brillante que vieron enel cielo, fue para ellos la señal de que un

acontecimiento importante estaba sucediendo.

Cuánto tiempo transcurrió entre el nacimientodel niño y la visita de los magos, no lo sabemoscon seguridad; sin embargo, pensando en queHerodes mandó matar a los niños menores dedos años, y teniendo en cuenta la lejanía de loslugares de donde los magos venían y lasdificultades de los viajes en aquella época,podemos concluir que al menos habíantranscurrido varios meses, tal vez un añocompleto, seguramente algo más.

La visita de los magos conmovióprofundamente a Herodes. La inminencia de lallegada de un nuevo rey a Israel ponía enpeligro su estabilidad como gobernante, y él nopodía permitirlo. Esto fue precisamente, lo quelo motivó a maquinar su plan. Tenía quedeshacerse de aquel niño que no era más queun intruso, fuera como fuera; por eso pidió a losmagos que lo buscaran y que cuando loencontraran, volvieran a contarle, para “irtambién él a rendirle homenaje”.

El dato de las profecías que señalaba a Beléncomo el lugar del nacimiento del Mesíasesperado, y la estrella que habían visto,condujo finalmente a los magos hasta Belén, y

una vez allí fue fácil ubicar a Jesús con María yJosé; y el evangelio nos dice que al verlo,“cayendo de rodillas se postraron ante él, yabriendo sus tesoros, le ofrecieron dones deoro, incienso y mirra” (Mateo 2, 11). Después,avisados en sueños de las intenciones deHerodes, regresaron a su país por otro camino.

La visita de los magos a Jesús es un hechoimportante, un acontecimiento que tiene paranosotros gran significación. Es la primeramanifestación de la salvación a los gentiles, dequienes había hablado ya Simeón en el Templode Jerusalén. Jesús no vino a nuestro mundopara salvar a un pequeño grupo de hombres, aun sólo pueblo, a una raza. Jesús vino anuestro mundo, enviado por el Padre, parasalvarnos a todos los hombres y mujeres,cualquiera sea nuestra raza, nuestra condiciónsocial, nuestra condición económica, nuestrasideas políticas, nuestro modo de ser y depensar. Jesús vino para todos porque Dios nosama a todos, a pesar de nuestras diferencias ycon ellas.

Jesús es el Salvador de toda la humanidad, noimporta donde vivamos, no importa lo quehagamos, no importa como seamos; lo únicoque importa es que todos somos hijos de Dios,

muy queridos para Él.

Aunque no conocían al Dios de Israel, losmagos sintieron en su corazón su luz y sullamada, y fueron en su busca. Tuvierondificultades, afrontaron peligros, sufrieroncansancio, pero no desfallecieron porque “lavoz que sentían por dentro” era más fuerte quetodo eso, y encontrar a aquel niño anunciadode una manera tan especial, se convirtió paraellos en un reto que los hacía ir siempre másallá, sin miedo al riesgo que eso implicaba.

Y cuando lo encontraron, su corazón se llenóde alegría, de esperanza y de paz; sintieronque su esfuerzo no había sido en vano, quehabía valido la pena enfrentar lo que habíanenfrentado, sufrir lo que habían sufrido,arriesgar lo que habían arriesgado.

Ese niño lo merecía todo porquedefinitivamente era alguien distinto, alguienverdaderamente importante para el mundo,aunque las apariencias dijeran lo contrario. Loadoraron, le dieron sus regalos, y regresaron asu país renovados, regenerados, con nuevasilusiones, con nuevos proyectos, con deseos deser mejores, con fuerzas para luchar contra elmal.

Aquel niño había sido su gran regalo, el másgrande don que habían recibido jamás. Suvisita los había llenado de paz, de amor, de fe.Les había mostrado caminos nuevos. Leshabía señalado nuevas rutas. Había abiertopara ellos un horizonte de posibilidades.

No sabemos qué fue de ellos. El evangelio novuelve a mencionarlos. Pero estamos segurosde que su vida dio un giro de ciento ochentagrados, y que desde entonces escudriñaron elcielo con muchas más ganas, con másentusiasmo, pensando siempre encontrar denuevo en él a Dios.

Los reyes magos nos invitan hoy:• a buscar a Jesús con entusiasmo,• a no desfallecer en su búsqueda

aunque tropecemos con obstáculos ydificultades que en algunas ocasionespueden sacarnos del camino,

• y cuando lo encontremos, cuando lotengamos enfrente, entregarnos a éltotalmente, sin reservas, sin miedo, conalegría profunda, porque él es nuestrasalvación.

37. LUZ DE LAS NACIONES

“Yo, Yahvé, te he llamado en justicia, yte he destinado a ser alianza delpueblo y luz de las gentes” (Isaías 42,9).

Así anunció a Jesús el profeta Isaías, siglosantes de su venida.

“Luz para iluminar a las naciones ygloria de tu pueblo Israel” (Lucas 2,32).

Así hablo de Él el anciano Simeón cuando lovio con María y José en el Templo deJerusalén.

“Yo soy la luz del mundo, el que mesigue no caminará en la oscuridad,sino que tendrá la luz de la vida” (Juan8, 12).

Así habló Jesús de sí mismo a quienes loescuchaban.

Jesús, nuestra luz, ilumina nuestra vida y

nuestras circunstancias particulares, lasenriquece y les da un nuevo sentido.

Jesús, nuestra luz, llena nuestro corazón deamor, de fe y de confianza en Dios nuestroPadre, y nos muestra el camino para llegar aÉl.

Jesús, nuestra luz, nos comunica su paz y suesperanza, que fortalecen nuestra debilidad ynos animan en la tristeza.

Jesús, nuestra luz, destruye las tinieblas delpecado que nos acosa y no nos deja ser lo quetenemos que ser.

Jesús, nuestra luz, nos enseña a hacer realidadel bien y la bondad en todos los actos denuestra vida.

Jesús, nuestra luz, aclara todas nuestras dudasy nuestras inseguridades y nos impulsa aactuar con decisión.

Jesús, nuestra luz, disipa nuestros miedos ytemores, y nos libra de la angustia.

Jesús, nuestra luz, es para nosotros

regeneración, vida nueva, principio de vidaeterna.

Iluminados por la luz de Jesús, nosotrosestamos llamados a ser luz para los demás:

“Ustedes sean la luz del mundo. Nopuede ocultarse una ciudad situada enla cima de un monte. Ni tampoco seenciende una lámpara y la ponendebajo del celemín, sino sobre elcandelero, para que alumbre a todoslos que están en la casa. Brille así suluz delante de los hombres, para quevean sus buenas obras y alaben a suPadre que está en los cielos” (Mateo 5,14-16).

37. NIÑO DEL PESEBRE

Niño del pesebre,pequeño Niño Dios, hermano de los hombres.El alma se me llena de ternuray el corazón de dicha,cuando te veo así,pequeño,pobre y humilde,débil e indefenso,recostado en las pajas del pesebre.

Enséñame Jesús,a apreciar en lo que valetu dulce encarnación.Ayúdame, Jesús, a comprender,el profundo sentidode tu presencia entre nosotros.

Haz que mi corazón sientala grandeza de tu generosidad,la profundidad de tu humildad,la maravilla de tu bondady de tu amor salvador.

38. LA ESTRELLA DE BELÉN

¿Qué estrella guió a los magos de orientehasta Belén?

Hay muchas hipótesis al respecto. Algunospiensan en un cometa. Existen datos queseñalan que por aquella época aparecieronvarios de ellos en el cielo, incluyendo al célebrecometa Halley; sin embargo, los cometas eranconsiderados entonces como anunciadores degrandes desastres y nunca de acontecimientosventurosos.

Otros piensan en las llamadas “supernovas”,que son astros que explotan y brillan en el cielocon una intensidad de mil estrellas. Sinembargo, los chinos y los babilonios, que

registraban minuciosamente los fenómenoscelestes, no señalan la aparición de unasupernova en los años cercanos al nacimientode Jesús en Belén.

La hipótesis que tiene más fuerza en laactualidad, es la que enunció Johannes Kepler,astrónomo y matemático alemán del siglo XVII.Según Kepler, los magos divisiaron en eloriente la conjunción de los planetas Júpiter ySaturno en la constelación de Piscis, queocurrió, según los estudios realizados, en elaño 747 de la fundación de Roma, año en elque nació Jesús.

¿Por qué hablamos del año 747 de lafundación de Roma?

Antiguamente, en el Imperio Romano, a cuyosdominios pertenecía Palestina, el tiempo semedía partiendo de la fundación de la ciudadde Roma, su capital.

Dionisio el Exiguo (el pequeño), un monjecristiano que vivió en el siglo VI, y quepertenecía a la curia romana, quiso ordenar elcalendario de un modo nuevo, teniendo comoacontecimiento central el nacimiento de Jesús.

Dionisio hizo cálculos históricos y precisó queJesús había nacido en el año 753 de lafundación de Roma, y a este año denominóentonces como año 1 de la era cristiana.

Posteriormente se hicieron nuevos estudios yse descubrió que Dionisio el Exiguo se habíaequivocado en 6 años, es decir, que Jesús nohabía nacido en el año 753, sino 6 años antesde esa fecha, en el año 747 de la fundación deRoma. Esta nueva fecha coincide precisamentecon la conjunción de los planetas Saturno yJúpiter en la constelación de Piscis, de la quehabló Kepler.

Aquí hay dos cosas que debemos resaltarporque pueden tener un significado importante:

1. En primer lugar, en la mitología griega,de la cual tomaron sus nombres losplanetas, Júpiter es el dios de losdioses del Olimpo, y Saturno es elpadre de Júpiter.

2. En segundo lugar, Piscis es laconstelación de “los peces”, y el pezera precisamente, el símbolo de Israel,y fue el símbolo de los primeros

cristianos, antes de la cruz. Ambossignos hacen relación de maneravelada “al nacimiento de un nuevo reypara los judíos”, tal como lo señalaronlos magos a Herodes

¿Qué es una conjunción de planetas?

La conjunción de planetas es un fenómeno deperspectiva, en el cual, desde la tierra vemosque dos o más planetas se juntan casi hastatocarse, y al hacerlo unen sus luces de talmodo que se ven como una sola gran luz. Fueesta gran luz en la constelación de Piscis, loque los magos de Oriente vieron en el cielo, yque les anunció el nacimiento del nuevo rey delos judíos.

¿Pero qué fue lo que vieron los magosconcretamente?

Los magos vieron cómo Saturno avanzabahacia oriente y cómo Júpiter iba detrás a mayorvelocidad, de modo que cada vez estaban máscerca. El 27 de mayo, Júpiter “dio caza” aSaturno, pero siguió adelante y se alejó. Hastaese momento, la conjunción que había tenidolugar y que había sido bastante corta, no teníamayor significado para los magos, pues era un

fenómeno común.

A principios de junio se produjo un fenómenodistinto, especial: el día 6, Saturno se detuvo, yen los días siguientes realizó un retrocesohacia occidente. Este fenómeno lo llaman losastrónomos “retrogradación”. Entonces Júpiterlo imitó, el día 20 empezó a retroceder y aprincipios de octubre volvió a coincidir conSaturno. Después, Júpiter y Saturnoreemprendieron juntos su camino, y lo hicieronsin separarse, durante un mes y medio,siempre hacia el occidente.

Todo este tiempo, los magos veían la estrella alamanecer, al atardecer, y en la noche, y estoles daba la sensación de que los precedía.

A mediados de noviembre , los dos planetas sedetuvieron casi al mismo tiempo: Júpiter el 12de noviembre y Saturno el 17. Luego volvierona moverse hacia el oriente, y Júpiter seadelantó el 8 de diciembre y siguió su curso.Aquí terminó su mensaje. Cada uno volvió aser el astro que era; sin embargo, Melchor,Gaspar y Baltasar, ya iban en busca del niñoque había nacido en Belén de Judá.

Según el astrónomo inglés David Hughes, la

fecha exacta del nacimiento de Jesús fue el 15ó 16 de septiembre, del año 747 de lafundación de Roma.

La estrella de Belén nos enseña cómo Diosaprovecha los fenómenos naturales y losacontecimientos históricos, para su planes;este fenómeno desconocido en aquel tiempo,señaló a los magos - ajenos a la revelación deDios a Israel y su promesa del Mesías - unsuceso milagroso, extraordinario, elacontecimiento más maravilloso de la historiahumana, el nacimiento de Jesús, el Hijo deDios, el Mesías prometido y esperado.

El fenómeno de la estrella de Belén, puedereproducirse actualmente en cualquierplanetario del mundo, con la ayuda de unprograma de computadora.

39. DESPLAZADOS A EGIPTO

“Después que los magos se retiraron, el ángeldel Señor se apareció en sueños a José y ledijo: Levántate, toma contigo al niño y a sumadre y huye a Egipto; y estate allí hasta queyo te diga. Porque Herodes va a buscar al niñopara matarlo. Él se levantó, tomó de noche alniño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvoallí hasta la muerte de Herodes.Entonces Herodes, al ver que había sidoburlado por los magos, se enfurecióterriblemente y envió a matar a todos los niños

de Belén y de toda su comarca, de dos añospara abajo, según el tiempo que habíaprecisado por los magos” (Mateo 2, 13-16).

Herodes odiaba a Jesús. Era sólo un niño, y loodiaba; no lo conocía, pero lo odiaba con todosu corazón, porque los magos de Oriente lehabían dicho que sería el nuevo rey de Israel, ylas Escrituras lo confirmaban. Entonces,movido por su orgullo y su afán de poder,decidió deshacerse de él.

Pero Dios Padre, amoroso y providente,protegió la vida de Jesús. Lo había enviado almundo con una misión en favor de loshombres, y era necesario que esa misión secumpliera a cabalidad.

El sueño de José del que nos habla elevangelista, ocurrió muy posiblemente lamisma noche de la visita de los magos. Belénestaba bastante cerca de Jerusalén y lapresencia de estos personajes y su encuentrocon María, José y el niño, no pudo pasardesapercibido para nadie; al contrario, debiócausar curiosidad y revuelo entre los habitantesdel pequeño pueblo, y los rumores sobre losucedido seguramente llegaron a oídos deHerodes en Jerusalén.

José, obediente al aviso del ángel, emprendió,con María y el niño, viaje hacia Egipto. DeBelén fueron a Gaza, y de allí, por la región deldesierto del Negueb, en cuatro o cinco díasllegaron a la frontera. Después se unieron aalguna de las muchas caravanas que iban yvenían y que hacían el camino seguro, yviajaron otros siete u ocho días hasta entrar enEgipto. En total, el viaje duró unos catorce oquince días.

¿Dónde se establecieron María, José y Jesúsen Egipto? No lo sabemos. Una tradición delsiglo XIII habla del pueblo de Matarieh, cercade Hielópolis, a unos 8 kilómetros de El Cairo.En Egipto había numerosas colonias de judíos,pues desde hacía mucho tiempo era el lugarhacia donde se dirigían los desterrados deIsrael.

¿Cuánto tiempo permaneció la Sagrada Familiaen Egipto? Tampoco lo conocemos. ElEvangelio no lo dice. Sin embargo, teniendo encuenta que Herodes murrio unos dos añosdespués, podemos concluir que María, José yel niño, vivieron en Egipto unos dos años yalgunos meses, y después, cuando habíapasado el peligro, regresaron a Israel.

La huida a Egipto fue un acontecimientoincómodo, difícil de enfrentar y también difícilde entender, para María y José. Unacontecimiento, que sin lugar a dudas, puso aprueba su fe, una vez más. En el corazón deMaría debieron resonar una y otra vez laspalabras de Simeón que todavía recordaba conexactitud: “Este está puesto para caída yelevación de muchos en Israel, y para serseñal de contradicción - ¡y a ti misma unaespada te atravesará el alma! - a fin de quequeden al descubierto las intenciones demuchos corazones” (Lucas 2, 34-35).

La profecía empezaba a realizarse. ¿Qué mássucedería? ¡Quién sabe! En todo caso Diosdiría.

Establecerse en Egipto no fue fácil para Maríay José. Nunca es fácil dejar la propia tierra, lafamilia, los amigos, el hogar, y salir aenfrentarse con lo desconocido, ir donde unono es nadie, donde no tiene nada, donde lo quepueda sucederle no le duele a otros, donde nohay amigos a quienes acudir, en quienesapoyarse. Que lo digan si no, los millones deinmigrantes y refugiados que hay hoy en elmundo a causa de las guerras, de la pobreza,

de la violencia que destruye la vida.

Sin embargo, la fe de María y de José fue másfuerte que la situación que vivían, y resistió laprueba. Permanecieron fieles a Dios, confiadosy seguros en medio del dolor y de lascircunstancias difíciles, sin miedo, sinvacilaciones. Dios sabía lo que hacía, cómo lohacía y por qué lo hacía, y ellos estaban paraservirle, para colaborar con Él, para realizar suvoluntad, siempre y en todo.

Es que la fe cuando es verdadera y profunda,como la fe de María y de José, comunicafuerzas especiales que nos permiten soportarlos sufrimientos y enfrentar las adversidadescon generosidad y valentía. La fe, cuando esverdadera, no deja que la angustia y el miedonos agobien; no nos deja sentir derrotados nideprimidos; hace posible lo imposible, es luzque ilumina la oscuridad.

La fe, la esperanza y el amor, sostuvieron aMaría y a José en aquel destierro que nocomprendían pero que aceptaban en silencio,con humildad y paciencia, con confianza y paz,y con la mirada puesta en Dios, seguros de suamor y sus cuidados.

La matanza de los niños inocentes,seguramente fue conocida por María y José, ydebió ser para ellos motivo de un nuevo yprofundo dolor. No entendían cómo un hombrepoderoso podía llevar su odio tan lejos yasesinar a niños inocentes que nada sabían desus pretensiones ni de sus ambiciones.

¿Cuántos niños murieron en aquella ocasión?

Los estudios realizados concluyen queconsiderando que la población que había enBelén en aquella época, no era mayor de 2.000personas, y teniendo en cuenta que la mitad delos nacimientos debió ser de niñas, los niñossacrificados por Herodes fueron unos 20. Unaverdadera matanza, un acto criminal que notiene ninguna justificación.

Estos niños de Belén, sacrificados por Herodescon verdadera crueldad, fueron los primerosmártires de la fe en Jesús; dieron su vida - sinsaberlo - por él, para salvar la suya; y susangre derramada fue la primera semilla delEvangelio, la primera semilla de la buenanoticia de la salvación que Jesús vino atraernos. Con su muerte violenta anunciaron lamuerte violenta de Jesús a manos de susenemigos.

María y José, refugiados en Egipto, nos invitanhoy:

• a pensar en los cientos de miles decompatriotas que hoy se encuentran ensituación de extrema pobreza yabandono, desplazados de los camposy de los pueblos a la ciudad, por estaviolencia que nos acosa, y hacer algoconcreto en su favor;

• y nos invitan también a enfrentar con fey con esperanza las situacionesdifíciles que se nos presenten, segurosde que Dios está siempre ahí paraayudarnos, aunque a veces nos seadifícil descubrirlo.

Los niños inocentes sacrificados nos invitan• a dar testimonio de Jesús siempre y en

todas partes, aunque ese testimonionos traiga problemas y dificultadesgraves.

41. JESÚS, MISIONERO DEL PADRE

Ser misionero es ser enviado a otras tierras,para realizar allí una tarea concreta, un trabajodeterminado, una misión; para entregar unmensaje, para dar una buena noticia.

Jesús vino a nuestro mundo como misionerodel Padre, enviado por Él mismo, con elencargo de traernos un mensaje, una buenanoticia, la buena noticia del amor que Diossiente por cada uno de nosotros; con la misiónde conseguir para nosotros la salvación.

Como buen misionero, Jesús se insertó ennuestro mundo y en nuestra historia; se hizohombre como nosotros, de nuestra carne ysangre, y vivió nuestra misma vida:

Nació como uno de nosotros, creció comonosotros, maduró como nosotros, padeciónuestras angustias y dolores, sufrió nuestrasdificultades, compartió nuestros fracasos, gozócon nuestras alegrías, participó de nuestrostriunfos, y experimentó nuestras esperanzas, ynos comunicó con su vida y su palabra elmensaje que Dios nos quería dar, nos dijo demil formas:

• que Dios nos ama y que quiere lomejor para nosotros,

• que se compadece de nuestra miseria,• que perdona nuestras culpas y

pecados,• y que desea vivamente que un día, al

final de nuestra vida en la tierra,compartamos su felicidad.

Jesús cumplió su tarea misionera con lujo decompetencia, fue un misionero a carta cabal,un misionero ejemplar, desde el primer instantede su vida en el mundo, hasta su últimosuspiro; no se dejó llevar por el miedo, ni sederrumbó ante los fracasos, no se dejó vencerpor las dudas, no vaciló en los momentosdefinitivos; miró siempre hacia adelante, a lameta propuesta por el Padre, a la culminaciónde su tarea misionera.

Y llevó su misión “hasta el extremo”. Hizo todolo que ella le exigía y en el momento en que selo exigía. Se entregó a ella plenamente... y notemió dar su vida en su cumplimiento.

Jesús, misionero del Padre, cerró con brochede oro su misión en nuestro mundo, confirmósus obras y sus palabras, con el acto de amormás grande que un hombre puede realizar:

vaciarse totalmente de sí mismo, renunciar atodo, olvidar sus propios intereses, sus deseosmás legítimos, y entregarse, darse en sacrificiopor los otros.

Jesús, misionero del Padre, entregó su vida,sus esperanzas, su sangre, por nosotros:

• para mostrarnos su amor,• para conseguirnos el perdón,• para salvarnos de la muerte definitiva,• para hacer posible para nosotros la

resurrección y la vida eterna.

Jesús, misionero del Padre, nos invita hoy,cuando celebramos su Navidad, a ser tambiénnosotros sus misioneros en el mundo, en lascircunstancias que vivimos, en nuestra historia,y llevar a todos el mensaje de su amor y de susalvación.

Jesús, misionero del Padre, ¡qué maravillosoes tenerte con nosotros, en nuestro mundo, ennuestra historia, y poder contar contigosiempre!

42. PLEGARIA A LA VIRGEN MADRE

Virgen María,Madre de Jesús, mi Señor y mi Dios.Imagino la alegría que sientesal poder estrechar entre tus brazosa tu Niño pequeño, dulce y tierno,el Emmanuel prometido y anunciado.

Contemplándote así,pienso en tantas mujeresque frente a la noticia de su maternidad, sedesesperan,y sienten que el niño que crece en sus entrañases una carga que no pueden llevar.

Y pienso también en tantos niñosque viven su infancia en medio de la miseriafísica y moral,sin amor ni cuidados,sin caricias ni besos,sometidos, muchas veces, a maltratos yabusos.

Y en tantos otros niñosque tienen satisfechas sus necesidadesbásicas,pero carecen de lo fundamental: una familia,

el amor de sus padres,la compañía y el cariño de sus hermanos.

Pero sobre todo, María,me estremezco al pensaren tantos niños y niñas que no llegan a nacerporque su padre y su madre los rechazandesde el momento mismo que saben de suexistencia,y los asesinan sin clemenciaprovocando el aborto.

En esta Navidad,fiesta de la vida y del amor,yo quiero poner entre tus brazos,junto a Jesús,a todos los niños del mundo que sufreny a aquellos que nunca podrán reír ni cantar.

Acógelos con tu bondad y tu ternura,apriétalos contra tu corazón,bendícelos,y pide a tu Jesúsque haya entre nosotrospersonas capaces y decididasque luchen con amorpor los derechos de todos los niños y niñas del mundo,incluyendo los no nacidos..

43. DE REGRESO A NAZARET

“Muerto Herodes, el ángel del Señor seapareció en sueños a José en Egipto, y le dijo:Levántate, toma contigo al niño y a su madre, yponte en camino de la tierra de Israel; pues yahan muerto los que buscaban la vida del niño.Él se levantó, tomó consigo al niño y a sumadre, y entró en tierra de Israel. Pero alenterarse de que Arquelao reinaba en Judeaen lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de irallí; y avisado en sueños se retiró a la regiónde Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamadaNazaret” (Mateo 2, 19-23).

Herodes murió por el mes de abril del año 750de la fundación de Roma, a los setenta años deedad. Su muerte fue ignominiosa y horrible,como había sido su extrema crueldad y susgrandes crímenes.

Herodes dejó como heredero suyo en el tronode Judea, a su hijo Arquelao, quien gobernódurante nueve años como etnarca de Judea,Samaría e Idumea. Arquelao fue tan cruel comosu padre, y por esta causa y susarbitrariedades en contra de los judíos, fuedestituido por el Emperador Augusto ydesterrado a la región de las Galias.

A la muerte de Herodes, José recibió de nuevola visita del ángel, que en un sueño le ordenóregresar a Israel. Obediente al mandato deDios, tomó a Jesús y a María y emprendió elviaje de regreso por la ruta de las caravanas.Muy probablemente, al llegar a Gaza, recibió lanoticia de que Arquelao gobernaba en Judea, ytemiendo por la seguridad del niño, decidió novolver a Belén, de donde habían salido y comotenían previsto, sino que se dirigió por la costahacia el norte, a la región de Galilea, paraestablecerse en Nazaret, donde vivían él yMaría antes del nacimiento de Jesús, y de

donde habían salido para inscribirse en elcenso.

Nazaret era un pueblito pequeño, una aldeahumilde que ni siquiera figuraba en los mapas.Su población era de unas cien personas, talvez un poco más, todas pertenecientes a unmismo clan. Agricultores la mayoría y otrosartesanos como José. Allí, en aquel lugardesconocido, vivió Jesús la mayor parte de suvida en el mundo

El regreso a Nazaret fue para María y José unacontecimiento feliz; volvían a su tierra, a sufamilia, a lo suyo. Nada había cambiado en suvida desde que habían salido de allí, solamentehabía ocurrido el nacimiento de Jesús que yaesperaban. Continuaban siendo pobres,sencillos, humildes, como los demás habitantesde Nazaret.

José era el mismo carpintero de antes, con unpoco más de experiencia y algunosconocimientos nuevos, adquiridos en elcontacto con los egipcios, pero era tan amabley cariñoso como siempre. María continuabasiendo la joven sencilla y trabajadora, laesposa fiel y cariñosa, aunque ahora eratambién madre y como tal se desempeñaba

maravillosamente. Y Jesús, su hijo, era un niñocomo todos los demás, alegre, juguetón,inteligente, simpático, un niño que prometía serun joven bueno y un adulto responsable ytrabajador como José.

Rápidamente, María, José y Jesús, retomaronel ritmo de la vida en Nazaret, una vidarutinaria, sin mayores altibajos, sin grandessorpresas, en medio de la pobreza y lahumildad, que eran sus notas características.

José estaba todos los días en su antiguo taller,atendiendo las necesidades de sus vecinos yparientes; María desempeñaba las labores dela casa; y Jesús, como todos los niños, crecía yse desarrollaba física, intelectual yespiritualmente, compartía con los otros niños yaprendía cosas nuevas. El evangelio de sanLucas nos dice que Jesús “crecía y sefortalecía, llenándose de sabiduría, y la graciade Dios estaba sobre él” (Lucas 2, 40).

Trabajo, rutina, silencio, humildad, pobreza,oscuridad, oración, servicio. Así era la vida deJesús, María y José en Nazaret. Nada especial,nada distinto, nada que dijera quién era Jesús ya qué había venido a nuestro mundo. Nada quepresagiara el futuro. Nada que llamara la

atención.

Ningún acontecimiento extraordinario, ningúnhecho milagroso. La obra de Dios se realizageneralmente en el silencio, en lo escondido,sin alardes, sin ruido, sin aspavientos.

¿Qué pensarían María y José?... ¿Quésentirían?... ¿Qué hablarían entre ellos?...Sería muy bonito saberlo con claridad, peropodemos suponer que todo lo suyo girabaalrededor de Jesús. Tal vez no comprendíanqué pasaba, por qué todo estaba tan “callado”,por qué no sucedía nada especial, por quéJesús no manifestaba quién era y cuál era sumisión, pero su actitud era paciente, humilde,una actitud de espera, de fe, de confianza, deseguridad en Dios que lo sabe todo, que lodispone todo, que lo hace todo como mejorconviene.

La oración en familia, como era costumbre, y laoración personal era muy importante para ellosy ocupaba parte de su tiempo. Su relacióníntima y profunda con Dios y su “sí” constante asu Voluntad, los sostenía y ayudaba en estosmomentos en los que Dios “callaba”.

Así pasaron los días, los meses, los años...

Nada particular ocurrió hasta aquella fiesta dePascua, cuando Jesús tenía ya doce años...Entonces hubo una nueva revelación, unanueva manifestación de los planes de Dios.

Jesús, María y José, en su casita de Nazaret,nos invitan hoy:

• a vivir una vida de familia, tranquila,sencilla, armoniosa,

• a amarnos profundamente,• a realizar las tareas que nos

corresponden con amor yresponsabilidad,

• a servir a los que nos necesitan condedicación, sin cálculos ni interesescreados,

• a darle a Dios lo mejor de nosotros,• y a sacar todos los días un tiempo

especial para dedicárselo a Élexclusivamente, en la oración, segurosde que es nuestra mayor riqueza.

44. LA VIDA COTIDIANAEN NAZARET

Los pocos datos evangélicos que tenemos ylos descubrimientos realizados por laArqueología bíblica, nos permiten de algunamanera, reconstruir el modo como vivíanJesús, María y José, en Nazaret, su vida diaria.

Nazaret, situada en la fértil región de Galilea,ofrecía a María, a José y a Jesús, un ambienteacogedor y familiar, un buen clima, y la lejaníade Jerusalén y de Arquelao, tan cruel como supadre Herodes. Por eso, José lo escogió comolugar de residencia cuando regresaron deEgipto.

Nazaret era un pueblito muy pequeño, unaaldea; estaba formado por unas cuantas casasconstruidas sobre la ladera de una leve colina,una sinagoga sencilla de una sola planta, y unapequeña plaza que hacía de mercado, dondese desarrollaba la vida social.

Tan pronto llegaron a Nazaret, José, María y elniño, fueron acogidos con cariño por susvecinos y parientes; todavía los recordaban, yvolver a verlos ahora con su hijo, fue paratodos una gran alegría. José y María gozabandel cariño y el respeto de todos.

Rápidamente, María y José se establecieron ensu antigua casita y en el taller que quedaba ahímismo; y muy pronto también, se acomodarona su nueva rutina. La vida sencilla y pobresuele ser simple y descomplicada, sin grandesexigencias, fácil de retomar una y otra vezcuando las circunstancias lo piden.

Mientras José trabajaba en el taller, Maríarealizaba las labores de la casa, y Jesúspermanecía a su lado, ayudando en las tareasmás sencillas.

La casa era pequeña, como todas, de una solahabitación, en la que se realizaban as diversas

actividades de la familia; cuadrada, hecha depiedra, con el techo plano; por fuera estabacubierta con cal y por dentro tenía el colorpardo natural de la roca; una puerta quepermanecía abierta, cubierta por una ligeracortina de tela que impedía la entrada delpolvo, la comunicaba directamente con elexterior.

El suelo era de barro apisonado, mezclado conarcilla y con ceniza, que le daban unaapariencia de cemento, y se cubría con esterasde paja o de cuero.

Los muebles eran escasos: unos cuantosbancos de madera, y una mesa baja paracomer.

En el exterior, una escalera de maderaconducía al tejado, que se componía de unamezcla endurecida de barro, paja y cal,extendida sobre las vigas del techo. Despuésde las lluvias, José tenía que allanar el tejadocon un cilindro pesado hecho de piedra, pararecomponer la superficie y evitar lasfiltraciones. Estos tejados eran muy útiles parasecar ropa y para comer y dormir las nochescálidas del verano.

La jornada de trabajo de María comenzaba alamanecer, con la salida del sol. Después de unligero desayuno con pan y requesón, se iba conJesús a la plaza y allí saludaba a las otrasmujeres que también estaban con sus hijos,llenaba su cántaro con agua fresca del pozocomunal, y regresaba a casa.

Una o dos veces por semana, la plaza sellenaba de mesas, y los agricultores yartesanos vendían sus productos. En esos díasMaría compraba las provisiones para lasemana.

Al volver a casa, María cocía el pan diario.Tomaba la cebada, la molía entre dos piedras,y así fabricaba la harina. Le añadía una porciónde agua fresca, y el fermento que habíatomado de la masa del día anterior; amasabatodo con cuidado y luego colocaba la pasta alsol para que creciera; después hacía con ellavarias piezas en forma de disco plano, y lascocía en el horno; en las fiestas añadía a lamasa hierbabuena, comino o canela, para darleun sabor especial al pan.

Una vez hecho el pan, María barría la casa,lavaba la ropa, organizaba las pocas cosas quetenían, limpiaba los muebles y las esteras,

hacía el requesón con la leche de cabra, y sihabía buen tiempo subía al terrado para hilar,tejero o zurcir, porque allí había más luz y unahermosa vista del campo. Por la tarde entrabade nuevo en la casa para preparar la cena yencender la lámpara de aceite con la que sealumbraban.

Las comidas eran sencillas pero sabrosas.Aparte del pan y del vino, que no podían faltar,algunas veces comían pescado seco y saladodel mar de Galilea, o pollo hervido. Sólo losricos comían carne con regularidad. En lasfiestas comían cordero asado o cabrito.

También comían hortalizas como habichuelas,lentejas, pepinos, puerros y cebollas. Y comopostre, nueces, melones, higos, uvas ygranadas - según la estación -, endulzados conmiel silvestre.

Antes de cenar, todos se lavaban las manos,según el ritual de las purificaciones, y Josébendecía la mesa. Luego ocupaban susasientos alrededor de los grandes recipiente decomida. Se servían con la mano, tomando losalimentos de los platos comunes, utilizando elpan cocido a manera de cuchara.

Durante la comida, según la tradición, Josérepasaba la historia de los antepasados, paraque Jesús la conociera, y también le enseñabalos deberes que tenía como buen judío.

Al oscurecer, José iba a la sinagoga para asistiral servicio vespertino. Muchas veces loacompañaba Jesús, pero María, como todaslas mujeres, permanecía en la casa.

Antes de retirarse a descansar, encendían elfuego en el hornillo, para mantener el calor.Luego se acostaban sobre las esteras en lasque se habían sentado para comer.

El sábado, día del Señor, variaba un poco larutina. Este día, nadie realizaba ningún trabajo,según lo mandaba la Ley de Moisés. El viernespor la tarde, al aparecer la primera estrella, elhazan anunciaba el comienzo del Sabbath enhonor de Yahvé, con tres agudos sones delshofar - una trompeta hecha con el cuerno deun carnero -, desde el tejado de la sinagoga.

A esta hora, María y las demás mujeres deNazaret habían concluido sus tareassemanales, preparado las tres comidas delSabbath y comprobado si las lámparas estabanllenas de aceite y los jarros llenos de agua.

Mientras tanto, José y los demás hombres delpueblo, guardaban sus utensilios de trabajo yprocedían al aseo. Después de las ablucionesrituales se perfumaban con fragancias deaceite de oliva, vestían sus túnicas limpias y sepreparaban para el servicio vespertino en lasinagoga.

La cena del viernes era un acontecimientofestivo y las mujeres cocinaban platosespeciales en honor del Señor. También ellas ylos niños vestían túnicas limpias, y todosalejaban sus pensamientos de las ocupacionesdiarias. Esta alegría se prolongaba hasta el díasiguiente a la puesta del sol, cuando lastrompetas del hazan anunciaban el final delSabbath.

Cuando Jesús cumplió seis años, comenzó a ira la escuela. Las clases se daban regularmenteen la sinagoga, durante seis días a la semana,y todos los niños del pueblo debían asistir aellas.

Por la mañana, Jesús y los demás niños,llevando pan y vino, iban a la sinagoga. Alentrar saludaban al maestro: el rabino. El aulaera el mismo salón que empleaban para la

oración. Las bancas estaban colocadas a loslados, y en el centro, al fondo, estaba el cofre oarca que contenía los pergaminos sagrados delas Escrituras. Delante del cofre ardía unallama de aceite permanentemente.

Los niños se sentaban en semicírculo, en elsuelo, alrededor del rabino, que sacaba delcofre uno de los rollos de las Escrituras, paraleerlo. Todos escuchaban atentamente lalectura pausada que facilitaba la memorización,y poco a poco iban aprendiéndolos. Algunoslograban memorizarlos casi completamente.

Para aprender a escribir, copiaban en unpequeño tablero de madera que cada unotenía, las letras del alfabeto hebreo, y lospasajes cortos, sirviéndose de un perfil dehueso. Cuando sabían hacerlo bien,empezaban a copiar los pasajes largos enpergaminos, empleando una pluma de caña,mojada en tinta negra. En casa todos hablabanarameo, pero la lengua empleada en el estudioera el hebreo.

Después de clase, Jesús y los demás niños,iban al campo o a la plaza. Allí podían observara los agricultores y a los pastores en susdiferentes trabajos y hablar con ellos, o a los

artesanos: tejedores, alfareros, teñidores,carpinteros.

En algunas ocasiones simplemente corrían y sedivertían en el campo o sentados a los pies delos ancianos del pueblo, recordaban lashistorias maravillosas de Israel.

Cuando Jesús cumplió doce años, fue con suspadres a Jerusalén, para la celebración de lafiesta de Pascua. Después, al regreso, Joséempezó a enseñarle el oficio que él habíadesempeñado durante años: la carpintería.

José se encargaba de construir casas enteras;hacía y reparaba los muebles, las puertas, lasventanas, arados, yugos y muchas otras cosasde gran utilidad. Era preciso y urgente queJesús aprendiera el oficio para que le ayudara,y para que en el futuro pudiera vivir del él.

Aunque Jesús no iba ya a la escuela,continuaba leyendo y estudiando las Escrituras,bajo la guía de un maestro, y cuando terminabala jornada, se retiraba al campo a hacer oraciónprolongada. En la oración, Jesús desarrollabasu relación íntima y profunda con Dios supadre, que poco a poco le revelaba su misterio.

45. JESÚS ENTRE LOS DOCTORES

“Los padres de Jesús iban todos los años aJerusalén a la fiesta de la Pascua. CuandoJesús tuvo 12 años, subieron ellos como decostumbre a la fiesta y al volverse, pasados losdías, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sinsaberlo sus padres. Pero creyendo que estabaen la caravana, hicieron un día de camino y lobuscaban entre los parientes y conocidos; peroal no encontrarlo se volvieron a Jerusalén ensu busca.Y sucedió que al cabo de tres días, loencontraron en el Templo sentado en medio delos maestros, escuchándolos y preguntándoles.

Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos, y sumadre le dijo: - Hijo, ¿por qué nos has hechoesto? Mira, tu padre y yo, angustiados teandábamos buscando. Él les dijo: - Y ¿por quéme buscaban? ¿No sabían que yo debía estaren la casa de mi Padre? Pero ellos nocomprendieron la respuesta que les dio.Bajó con ellos a Nazaret y vivía sujeto a ellos.Su madre conservaba cuidadosamente todaslas cosas en su corazón. Jesús progresaba ensabiduría, en estatura, y en gracia ante Dios yante los hombres” (Lucas 2,41-52).

Los judíos celebraban cada año tres fiestas de peregrinación:

• la fiesta de Pascua, en memoria de laliberación de la esclavitud en Egipto,

• la fiesta de los Tabernáculos querecordaba la travesía por el desiertohacia la Tierra Prometida,

• y la fiesta de Pentecostés, en acción degracias por el don de la Ley del Sinaí.

Como eran fiestas de peregrinación, debíansubir a Jerusalén para celebrarlas, todos losjudíos varones; quedaban excluidos los niños,los ancianos, los enfermos y los esclavos. Lasmujeres no tenían obligación de participar enellas, pero era muy común que acompañaran a

sus esposos.

San Lucas nos habla en esta ocasión de lafiesta de Pascua, que se celebraba en el mesde Nisan, correspondiente a los meses demarzo-abril. Jesús tenía ya doce años; muypronto, cuando cumpliera trece, llegaría a la“mayoría de edad”, dejaría de ser niño y seríadeclarado “servidor de la Ley”, lo quesignificaba que tenía que cumplirla hasta elúltimo día de su vida. En esta ocasión, José yMaría llevaron a Jesús este año a Jerusalén,para la celebración pascual.

Como todas las primaveras, José y María,ahora acompañados por Jesús, salieron deNazaret con sus vecinos y amigos, cuatro díasantes de la fiesta, al amanecer; este era eltiempo que necesitaban para llegar a Jerusaléna la ceremonia del sacrificio de los corderos.

Viajaban en caravana por comodidad yseguridad. El camino era largo y difícil, y encompañía se hacía más llevadero. A medidaque avanzaban, otros viajeros salían de lospueblos vecinos, se les unían, y la caravanacrecía. En el camino entonaban sus salmos yplegarias favoritos.

Al atardecer se detenían, instalaban elcampamento, preparaban la comida, ydescansaban hasta la nueva salida del sol,cuando reemprendían la marcha.

Al cuarto día de viaje, como estaba previsto, losperegrinos de Nazaret y sus alrededoresllegaron a la Ciudad Santa, y allí se unieron alos miles de peregrinos de toda Palestina, quehabían llegado para la celebración.

Como era costumbre, José alquiló unapequeña habitación para alojarse, y se fueroncada uno a sus tareas. María debía comprar elvino y las hierbas para la comida de Pascua;José y Jesús debían ir al Templo, paraconseguir el cordero de un año, sin mancha nidefecto, para el sacrificio.

A las tres de la tarde, tres toques de lastrompetas de plata anunciaron el comienzo delos sacrificios pascuales. Una solemneprocesión del Sumo Sacerdote, los sacerdotes,los levitas y los demás ayudantes del Templo,vestidos todos con sus ornamentos rituales,según la ocasión, dio comienzo a la ceremonia.Todos cantaban el Aleluya: “Dad gracias alSeñor, porque es bueno; su amor fiel perdurapor siempre”.

Cuando el Sumo Sacerdote dio la señal, José ylos demás peregrinos, entregaron sus corderosa los sacerdotes para que fueran sacrificados.Los sacerdotes degollaban los corderos, loslevitas recogían la sangre en inmensas vasijasy la derramaban junto al altar. Después cadauno recibía su cordero sacrificado y desollado,y lo llevaba a casa para prepararlo y luegocomerlo asado con toda la familia, en unacomida especial, la solemne comida dePascua.

Jesús, José y María, unidos a unos cuantosvecinos y amigos, celebraron juntos la comidapascual, siguiendo estrictamente el ritualacostumbrado, tal y como lo había indicadoMoisés a los antepasados.

José, como cabeza de familia, levantando lacopa de vino, pronunció la tradicionalbendición, después todos bebieron la primeracopa y comieron el cordero asado acompañadode pan ázimo (sin levadura) y de hierbasamargas. Finalmente bebieron una segundacopa de vino.

Cuando terminaron de comer y beber, Josérelató la milagrosa historia de la liberación de la

esclavitud y la salida de Egipto, y algunas otrascircunstancias especiales de la historia deIsrael. Todo concluyó con una ferviente plegariaal Señor por la pronta liberación de su pueblode la actual opresión de los romanos.

Los siguientes días de la fiesta, José y Jesúsvisitaron el Templo muchas veces. A casi todaslas horas del día, el inmenso Atrio de losGentiles estaba lleno de toda clase de gente.Muchos doctores de la Ley iban allí a enseñar.Más allá de este atrio estaban los atriosinteriores del Templo, alejados de la algarabía yel bullicio, y dentro de ellos el Santuario; sólolos judíos varones podían entrar en el atrio másíntimo, y sólo los sacerdotes en el Santuario.

Jesús se sentía particularmente atraído por losdoctores de la ley en el atrio exterior. Fue allí,con ellos, con quienes se quedó, cuando seseparó de sus padres que regresaban aNazaret.

María y José, pensando que iba en lacaravana, salieron de Jerusalén, pero en lanoche, al reunirse los grupos para comer ydescansar, no lo encontraron, entonces sedevolvieron en su busca, y al cabo de tres díaslo encontraron en el Templo, precisamente con

estos doctores de la Ley, escuchándolos yhaciéndoles preguntas, “y todos los que lo oíanestaban estupefactos por su inteligencia y susrespuestas” (Lucas 2, 47).

La pregunta de María fue inmediata, se la dictóel corazón de madre, afligido por la separacióndel hijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hechoesto? Mira, tu padre y yo, angustiados teandábamos buscando” (Lucas 2, 48), y tambiéninmediata y desconcertante fue la respuesta deJesús: “¿Por qué me buscaban? ¿No sabíanque yo debo estar en la casa de mi Padre?”(Lucas 2, 49).

Jesús era ya un niño mayor. Un niño que teníaconciencia de sí mismo y también concienciade Dios. Precisamente esa conciencia de Diosera lo que le había hecho quedarse enJerusalén, la Ciudad Santa, la ciudad deltemplo, "el lugar donde Dios habitaba", figurade la presencia de Dios en medio de su pueblo.A la vista del Templo, muchas fibras debieronmoverse en el corazón de Jesús.

En sus largos ratos de oración en Nazaret,Jesús había hecho un gran descubrimiento.Dios mismo se le había revelado, se le habíadado a conocer como “su Padre”, y le había

dado a entender que él, Jesús, era “su Hijo”, su“amado”, su “preferido”. Nadie, nunca antes,había sentido a Dios tan cercano; nadie, nuncaantes se había sentido tan particularmenteunido a Dios.

Jesús “sentía” que Dios lo amaba como unpadre ama a su hijo, y él, a su vez, amaba aDios como a su Padre; una corriente de amorintenso y profundo los unía íntimamente.

Junto con esta conciencia de la paternidad deDios, Jesús adquirió también la conciencia de“enviado”. Estaba en el mundo, porque Dios, suPadre, tenía una misión para él, una tarea queconfiarle; lo había enviado al mundo con unpropósito muy concreto; lo había enviado almundo, como hombre, para desarrollar unatarea. Todavía no sabía de qué se tratabaespecíficamente, pero ya lo vislumbraba, lopresentía. Por eso fue que se quedó enJerusalén con los doctores de la Ley, hablandode las cosas de Dios, su Padre.

Guiado directamente por Dios, Jesús fuetomando conciencia, paso a paso, de sucondición de Hijo de Dios y descubriendo sumisión en el mundo, para qué había nacidocomo hombre, qué debía hacer, cuál era su

tarea.

María y José quedaron sorprendidos con larespuesta de Jesús; nunca antes lo habíanoído hablar así; nunca antes se había dirigido aellos en aquellos términos tan claros y directos;no entendían qué pasaba. Sin embargo, nopidieron ninguna explicación, ni hicieron ningúnreclamo. Ellos sabían que en torno a su hijohabía un misterio, un secreto que Dios mismorevelaría a su tiempo, y pensaron que esteacontecimiento era parte de ese misterio.

Y no sucedió nada más, no ocurrió nadaextraño, nada que mereciera ser mencionado.El evangelista sólo dice que Jesús regresó conMaría y José a Nazaret, “y vivía sujeto a ellos.Su madre conservaba cuidadosamente todaslas cosas en su corazón. Jesús progresaba ensabiduría, en estatura y en gracia, ante Dios yante los hombres” (Lucas 2, 51-52).

Todavía no había llegado la hora de lamanifestación definitiva.

Pasado el episodio, Jesús volvió a su vida deantes, a su vida escondida en Nazaret; vida detrabajo, de oración, de familia, de oscuridad, desilencio, vida de pobreza y sencillez, vida de

humildad.

Jesús crecía y se desarrollaba en todos losaspectos, pero era un joven como todos; sólo lodistinguía su amor a Dios, su sed infinita deDios, que él “calmaba” en la oración intensa yprolongada.

Nadie lo sabía, ni siquiera lo sospechaban: conla oración, el trabajo y la vida sencilla, Jesús sepreparaba para asumir su papel, para realizarla tarea que el Padre le había confiado:comunicarnos su mensaje de amor, ysalvarnos, dando su vida en la cruz pornosotros.

Por su parte María, y también José, “guardabantodas estas cosas en su corazón”, laspensaban, las meditaban, y así, poco a poco, alritmo de Dios, iban descubriendo como Diosmismo se los iba dando a conocer, el misterioque se encerraba en Jesús, el misterio que“era” Jesús.

Así transcurrieron dieciocho años más.Dieciocho años al cabo de los cuales, Jesús sedespidió de su madre (la tradición supone quepara ese momento ya había muerto José), desus amigos y vecinos, y de su vida en Nazaret,

y se dirigió al desierto buscando a Juan elBautista que predicaba la conversión ybautizaba a sus seguidores en el Jordán,anunciando que pronto llegaría el Mesías, ycon él el Reino de Dios.

Este fue el comienzo de la vida pública deJesús que duró un poco más de dos años ymedio, y que finalmente lo llevó a la cruz pornosotros.

46. CARTA ABIERTAA JESÚS DE NAZARET

Querido Jesús:

¡Qué alegría poder escribirte esta carta! Hacetiempo deseaba hacerlo, pero no había tenidola oportunidad; al fin hoy se me presenta y aquíestoy.

Primero que todo quiero decirte que me sientofeliz de que estés entre nosotros, de que hayasvenido a nuestro mundo, a vivir una vidasemejante a la nuestra, de que seas uno denosotros. Todos los hombres y mujeres delmundo que sabemos de ti, estamos felices detenerte en nuestra casa y compartir contigo loque somos y lo que tenemos. Y los que no teconocen, aún sin saberlo, te añoran, y deseanconocerte. ¡Qué regalo tan grande nos ha dadoDios Padre al enviarte!

En segundo lugar, te agradezco de todocorazón, haberte ofrecido para venir asalvarnos. Sabemos que vienes a nosotrosporque amas al Padre infinitamente y quiereshacer siempre y en todo su Voluntad, y porque

también nos amas a nosotros a pesar denuestras debilidades y pecados.¡Definitivamente, es maravilloso poder contarcon tu amor!

Contigo, Jesús, el mundo parece más bello,más armonioso, más acogedor; el sol brilla conmás fuerza, el cielo es más azul, la vida crece yse desarrolla con gran esplendor, el murmullodel viento suena a risa, el ruido del agua es unacanción.

Contigo, Jesús, el corazón salta de alegría, degozo espiritual, de esperanza sin límites.

Contigo, Jesús, el deseo de Dios nos invadepor dentro y da a nuestra vida un sentidonuevo, más profundo, más verdadero.

Contigo, Jesús, todo es bueno, agradable,apetecible, aunque a simple vista no loparezca.

Contigo, Jesús, el dolor y el sufrimiento quetantas veces nos dan miedo, se vuelvenmedios para llegar a ti, para hacernos tuyos,para pertenecerte.

Contigo, Jesús, la pobreza, la humildad, lasencillez, el olvido de sí mismo, adquierenvalor.

Contigo, Jesús, dan ganas de ir siempre másallá, de ser mejores, de amar a todos, de servira todos, de perdonar a los que nos hanofendido.

Contigo, Jesús, todo es nuevo, distinto, mejor.

Contigo, Jesús, la paz que añoramos ybuscamos con tanto empeño, se hace posible.

Contigo, Jesús, hay esperanza de ganarle labatalla al mal.

¡Bienvenido Jesús a nuestro mundo!¡Bienvenido a nuestra vida! Esperamos que tesientas en tu casa, que no te falte nada, queseas feliz entre nosotros a pesar de nuestrapobreza, de nuestros límites, de nuestradebilidad.

Saludos a María y a José. Diles que losqueremos mucho; que yo, personalmente, losquiero mucho y que deseo verlos pronto.

Te amamos, Jesús, aunque a veces no loparezca. Yo te amo y mi mayor deseo es sersiempre para ti.

Tuya,

Matilde Eugenia