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Arqueología de la Puna Argentina: Perspectivas actuales en el estudio de la diversidad y el cambio cultural 33 CAPÍTULO 3 EL USO DE CUEVAS POR PASTORES A%DI%OS: EL CASO DE CUEVA QUISPE (SUSQUES, PU%A DE JUJUY) Hugo D. YACOBACCIO (1) , María Paz CATÁ (2) , Marcelo R. MORALES. (1) , Patricia SOLÁ (1) , María Susana ALONSO (3) , Mariana ROSENBUSCH (4) , Cristina VÁZQUEZ (5) , Celeste T. SAMEC (2) , Brenda I. OXMAN (2) y Melisa CÁCERES (2) (1) Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA y CONICET. 25 de Mayo 217 5 3º piso (C1002ABE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ARGENTINA. [email protected] (2) Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. 25 de Mayo 217 5 3º piso (C1002ABE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ARGENTINA. (3) Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Ciencias Geológicas 5 UBA) y CONICET. Ciudad Universitaria, Pabellón II (1428), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ARGENTINA. (4) Comisión Nacional de Energía Atómica (Gerencia de Química, Centro Atómico Constituyentes) y CONICET, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ARGENTINA. (5) Comisión Nacional de Energía Atómica (Unidad de Actividad Química, Centro Atómico Constituyentes) y Facultad de Ingeniería (UBA), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ARGENTINA. : En este trabajo presentamos evidencias arqueológicas provenientes de un nuevo sitio, Cueva Quispe, con ocupaciones desde 2500 AP hasta la actualidad. Se trata de una cueva de amplias dimensiones utilizada hoy en día por los pastores y emplazada en un paredón ignimbrítico a 4091 msnm. El análisis de los restos líticos, óseos y cerámicos así como los estudios de isótopos estables (δ 13 C y δ 15 ,) y de pinturas y pigmentos aportaron información sobre el uso del espacio, las tecnologías desarrolladas y el aprovechamiento de los diferentes recursos. Estos datos denotan, a lo largo de la secuencia de ocupación, que las actividades llevadas a cabo en el sitio estuvieron principalmente relacionadas con el manejo de rebaños de llamas, sin embargo, las primeras ocupaciones evidencian un mayor énfasis en la caza de animales silvestres. Esta información, sumada a la que aportan otros sitios de la región, permitió establecer que la cueva habría sido utilizada de manera temporaria y formando parte de un patrón de movilidad1 asentamiento comparable con el de los actuales pastores andinos. : pastores andinos, movilidad, cuevas, Puna Seca. : We present archaeological evidence from a new site, Cueva Quispe which has occupations from 2500 BP to present time. This is a wide sized cave used today by shepherds, located at 4091 meters. The analysis of lithic artefacts and debris, bone and ceramic as well as stable isotope studies (δ 13 C and δ 15 ,) and rock paintings and pigments provided information on the use of technologies developed and the use of different resources. This evidence point along the sequence of occupation, that the activities carried out at the site were mainly related to the management of herds of llamas, although, the first occupations had a greater emphasis on the hunting of wild animals. This information, coupled with that provided by other sites in the region, established that the cave had been used temporarily as part of a mobility1settlement pattern comparable with that of current Andean shepherds. : Andean herders, mobility, caves, Dry Puna. INTRODUCCIÓN Los trabajos realizados en la zona de Susques permiten delinear el proceso de poblamiento del área a partir del Holoceno Temprano, desde hace unos 9700 años AP aproximadamente. En el análisis de una serie de variables se aprecian las características de estas ocupaciones a través del tiempo (Tabla 1). El ordenamiento temporal a partir de la estrategia económica predominante muestra cambios temporales significativos en el uso de los recursos y la ocupación del espacio. La Cueva Quispe, junto con Huirunpure y Morro del Ciénego Chico, forma parte de un momento en el cual el pastoreo comienza a constituirse como actividad económica predominante. Avala esta afirmación un conjunto de evidencias tales como el registro arqueofaunístico (especímenes óseos del tamaño llama), material textil y cordelería y otras evidencias contextuales (dieta humana) pero con un importante aporte de la caza dada la abundancia de restos óseos asignados a vicuñas y la utilización de su fibra (Reigadas 1992; Yacobaccio et al. 1997598) y otros productos como metales y cultivos importados de otras regiones como el maíz y la calabaza. Además, a partir de los 1100 años AP se pone de manifiesto la existencia de un paisaje rural con sitios residenciales a la manera de las casas 1 de hoy en día y de 1 Las casas son residencias con estructuras complejas con muchas habitaciones (cocinas, dormitorios, depósitos, etc.) y están ocupadas durante 758 meses, principalmente durante la estación húmeda, aunque uno o más miembros del grupo familiar que no están directamente ligados al cuidado de los rebaños, viven allí de forma permanente.

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En este trabajo presentamos evidencias arqueológicas provenientes de un nuevo sitio, Cueva Quispe, conocupaciones desde 2500 AP hasta la actualidad. Se trata de una cueva de amplias dimensiones utilizada hoy en día porlos pastores y emplazada en un paredón ignimbrítico a 4091 msnm. El análisis de los restos líticos, óseos y cerámicosasí como los estudios de isótopos estables (δ13C y δ15,) y de pinturas y pigmentos aportaron información sobre el usodel espacio, las tecnologías desarrolladas y el aprovechamiento de los diferentes recursos. Estos datos denotan, a lolargo de la secuencia de ocupación, que las actividades llevadas a cabo en el sitio estuvieron principalmenterelacionadas con el manejo de rebaños de llamas, sin embargo, las primeras ocupaciones evidencian un mayor énfasisen la caza de animales silvestres. Esta información, sumada a la que aportan otros sitios de la región, permitióestablecer que la cueva habría sido utilizada de manera temporaria y formando parte de un patrón de movilidad1asentamiento comparable con el de los actuales pastores andinos.

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CAPÍTULO 3

EL USO DE CUEVAS POR PASTORES A%DI%OS: EL CASO DE CUEVA QUISPE (SUSQUES, PU%A DE JUJUY)

Hugo D. YACOBACCIO (1), María Paz CATÁ (2), Marcelo R. MORALES. (1), Patricia SOLÁ (1),

María Susana ALONSO (3), Mariana ROSENBUSCH (4), Cristina VÁZQUEZ (5), Celeste T. SAMEC (2), Brenda I. OXMAN (2) y Melisa CÁCERES (2)

(1) Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA y CONICET. 25 de Mayo 217 5 3º piso (C1002ABE) Ciudad

Autónoma de Buenos Aires, ARGENTINA. [email protected] (2) Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. 25 de Mayo 217 5 3º piso (C1002ABE) Ciudad Autónoma de

Buenos Aires, ARGENTINA. (3) Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Ciencias Geológicas 5 UBA) y CONICET. Ciudad Universitaria, Pabellón II (1428),

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ARGENTINA. (4) Comisión Nacional de Energía Atómica (Gerencia de Química, Centro Atómico Constituyentes) y CONICET, Ciudad Autónoma

de Buenos Aires, ARGENTINA. (5) Comisión Nacional de Energía Atómica (Unidad de Actividad Química, Centro Atómico Constituyentes) y Facultad de Ingeniería

(UBA), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ARGENTINA. �������: En este trabajo presentamos evidencias arqueológicas provenientes de un nuevo sitio, Cueva Quispe, con ocupaciones desde 2500 AP hasta la actualidad. Se trata de una cueva de amplias dimensiones utilizada hoy en día por los pastores y emplazada en un paredón ignimbrítico a 4091 msnm. El análisis de los restos líticos, óseos y cerámicos así como los estudios de isótopos estables (δ13C y δ15,) y de pinturas y pigmentos aportaron información sobre el uso del espacio, las tecnologías desarrolladas y el aprovechamiento de los diferentes recursos. Estos datos denotan, a lo largo de la secuencia de ocupación, que las actividades llevadas a cabo en el sitio estuvieron principalmente relacionadas con el manejo de rebaños de llamas, sin embargo, las primeras ocupaciones evidencian un mayor énfasis en la caza de animales silvestres. Esta información, sumada a la que aportan otros sitios de la región, permitió establecer que la cueva habría sido utilizada de manera temporaria y formando parte de un patrón de movilidad1asentamiento comparable con el de los actuales pastores andinos. ������� ���: pastores andinos, movilidad, cuevas, Puna Seca. ����� �: We present archaeological evidence from a new site, Cueva Quispe which has occupations from 2500 BP to present time. This is a wide sized cave used today by shepherds, located at 4091 meters. The analysis of lithic artefacts and debris, bone and ceramic as well as stable isotope studies (δ13C and δ15,) and rock paintings and pigments provided information on the use of technologies developed and the use of different resources. This evidence point along the sequence of occupation, that the activities carried out at the site were mainly related to the management of herds of llamas, although, the first occupations had a greater emphasis on the hunting of wild animals. This information, coupled with that provided by other sites in the region, established that the cave had been used temporarily as part of a mobility1settlement pattern comparable with that of current Andean shepherds. ��������: Andean herders, mobility, caves, Dry Puna. INTRODUCCIÓN

Los trabajos realizados en la zona de Susques permiten delinear el proceso de poblamiento del área a partir del Holoceno Temprano, desde hace unos 9700 años AP aproximadamente. En el análisis de una serie de variables se aprecian las características de estas ocupaciones a través del tiempo (Tabla 1). El ordenamiento temporal a partir de la estrategia económica predominante muestra cambios temporales significativos en el uso de los recursos y la ocupación del espacio. La Cueva Quispe, junto con Huirunpure y Morro del Ciénego Chico, forma parte de un momento en el cual el pastoreo comienza a constituirse como actividad económica predominante. Avala esta afirmación un conjunto de evidencias tales como el registro

arqueofaunístico (especímenes óseos del tamaño llama), material textil y cordelería y otras evidencias contextuales (dieta humana) pero con un importante aporte de la caza dada la abundancia de restos óseos asignados a vicuñas y la utilización de su fibra (Reigadas 1992; Yacobaccio et al. 1997598) y otros productos como metales y cultivos importados de otras regiones como el maíz y la calabaza. Además, a partir de los 1100 años AP se pone de manifiesto la existencia de un paisaje rural con sitios residenciales a la manera de las casas1 de hoy en día y de

1 Las casas son residencias con estructuras complejas con muchas habitaciones (cocinas, dormitorios, depósitos, etc.) y están ocupadas durante 758 meses, principalmente durante la estación húmeda, aunque uno o más miembros del grupo familiar que no están directamente ligados al cuidado de los rebaños, viven allí de forma permanente.

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Tabla 1. Caracterización de las ocupaciones humanas en el área de Susques. pequeños sitios llamados estancias2 por los pastores actuales. Dentro de esta clase de sitios están, en general, incluidas las cuevas y aleros. En este trabajo, presentaremos las evidencias provenientes de las excavaciones realizadas en Cueva Quispe. Se trata de una cueva de amplias dimensiones emplazada en lo alto de un paredón ignimbrítico a 4091 msnm (Figura 1). Hemos constatado que el uso actual de la cueva, como hace más de 100 años, está relacionado, principalmente, con la ceremonia de celebración anual del Rodeo de burros. El lugar es empleado como posta de arreo y pernocte dentro del circuito regional en el que se incluyen otros aleros y cuevas como también puestos residenciales de pastores (Catá 2006). El análisis de los restos líticos, óseos y cerámicos, así como el estudio de isótopos estables y pinturas y pigmentos, aportan información sobre el uso del espacio, las tecnologías desarrolladas y el aprovechamiento de los diferentes recursos. Estos datos permiten discutir las estrategias locales, tales como el uso temporario de cuevas y aleros, la complementación del pastoreo con la caza de animales silvestres y la introducción de cambios en las armas de caza. Asimismo, se presentan evidencias

2 Las estancias son sitios temporarios, normalmente compuestas por una estructura estacional y un corral, ubicados por encima de los 3900 m y utilizados durante 3 ó 4 meses en la estación seca. Para su construcción, a veces, se aprovechan cuevas o aleros rocosos.

acerca de las redes de interacción que muestran relaciones con poblaciones de tierras bajas y de la costa del Océano Pacífico. CARACTERÍSTICAS DEL SITIO Y USO ACTUAL La Cueva Quispe, ubicada a los 23° 16’ 25’’ S y 66° 27’ 39’’ O, está emplazada en un farallón de la Formación Zapaleri en un ambiente desértico con vegetación de transición entre el tolar y el pajonal (Cabrera 1976) (Figura 2). La cueva mide 14,5 m de ancho y 8 m de profundidad y presenta, en superficie, construcciones actuales tales como una pared simple de pirca seca en forma de L ubicada sobre el fondo de la cueva (Figura 1b). En el centro, se ubica un gran fogón formatizado de 1,2 m de diámetro y hacia el exterior hay dos hileras de piedras bajas que no cubren el ancho total de la cueva. El sitio se encuentra en el campo de una familia de pastores de Susques al cual ellos llaman “Cueva”. En la región, la mayoría de los pastores tiene, además de una casa en el pueblo, otros asentamientos en el campo vinculados con actividades económicas como ser la cría de llamas y caprinos. Entre ellos se destacan cuevas y aleros que son empleados como estancias y para el almacenamiento de víveres o el pernocte durante una jornada. Hemos constatado, además, que el uso puede estar relacionado con el desarrollo de actividades ceremoniales como es el caso de la cueva Quispe. Uno de los datos obtenidos durante las entrevistas con los

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Figura 1. La Cueva Quispe: a) vista general del ingreso a la cueva; b) detalle del interior de la cueva donde pueden observarse la profundidad, la altura y la distribución de las estructuras.

pastores reveló que la cueva era utilizada como un lugar de asentamiento dentro del circuito ritual que establece la ceremonia colectiva y anual llamada Rodeo de burros. El propósito de este ritual celebrado cada mes de marzo es la búsqueda, en amplias extensiones de campo, de los burros pertenecientes a distintas familias de pastores. A diferencia de lo que sucede con el resto de los animales que componen la hacienda de un pastor (llamas, ovejas, cabras), los burros no son pastoreados por sus dueños así como tampoco controlan su reproducción. Es por ello que, una vez al año, durante una semana completa varias familias realizan el Rodeo para buscar, arrear y marcar cada una a sus propios animales. Antiguamente, los rodeos tenían, además, la finalidad de reunir a los burros 5utilizados como animal de carga5 para poder emprender viajes de intercambio de productos a lugares distantes como Abra Pampa y la quebrada de Humahuaca. Por encima de la cueva Quispe se encuentra un corral, construido unos 100 años atrás, que se hizo con el propósito de encerrar a los animales como paso previo a la preparación del viaje. Actualmente, la pastora heredera del campo donde está la cueva la utiliza como corral para chivos especialmente durante el invierno y recuerda de esta manera el uso histórico que tuvo y aún conserva: “Adentro de la pirquita de la cueva dormían y hay un fogón para calentarse, para hacer mate, para cocinar y el otro lo hicieron los que hacen los rodeos, toditos ahí, de toda la gente que viene con burros...” Recientemente, la cueva también se utilizó como lugar de vivienda durante gran parte del año especialmente en invierno (Catá 2006). De esta manera, la denominada capa 1 constituye una mezcla de elementos subactuales y arqueológicos en una matriz arenosa con abundante guano. Los huesos presentes en esta capa incluyen algunos asignados a la familia Caprinae, por lo tanto, no fueron considerados en el análisis zooarqueológico que se presenta más adelante. La excavación, que se vio dificultada por el desplome de rocas y bloques del techo, cubre una superficie de 5,81 m²

(Figura 3) y, en la cuadrícula 8, alcanzó la máxima profundidad de niveles arqueológicos a los 0,85 m. En el sector donde se realizó el sondeo 2 (Figura 3), la capa de guano tiene un espesor de aproximadamente 1 metro. A continuación se describen las cinco capas detectadas: 1. Superficie actual con fogones, ceniza, guano y restos de ocupación actual y materiales arqueológicos. 2. Guano consolidado o suelto según el sector, de color marrón amarillento. Contiene material arqueológico en su base. 3. Capa arenosa de color marrón con carbones. 4. Capa arenosa marrón con abundantes excrementos de vizcacha y macrorrestos vegetales sueltos, incluye algunos restos óseos. 5. Capa arenosa que contiene una lente de fogón con ceniza y base carbonosa (sólo detectada en la cuadrícula 8, microsector b). En la Tabla 2, se indica la distribución de los cuatro fechados radiocarbónicos obtenidos a partir de material carbonoso y óseo hallado en capa.

Tabla 2. Fechados radiocarbónicos de Cueva Quispe. (*) Fecha corregida por 13C 17.4‰ a partir de una

datación de 1389 ± 45 AP. Los fechados radiocarbónicos indican ocupaciones en momentos tempranos que revelan la antigüedad de la actividad pastoril de camélidos en el área. Como ya se ha dicho, la capa 1 resulta ser un palimpsesto producto del uso actual que recibe la cueva y de elementos correspondientes a ocupaciones más antiguas.

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Figura 2. Ubicación de Cueva Quispe en la Puna argentina.

Figura 3. Planta de Cueva Quispe.

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EL REGISTRO ARQUEOLÓGICO

Zooarqueología El total del material zooarqueológico recuperado comprende 3.874 restos óseos. Esta población fue analizada con los criterios corrientes empleados en arqueología para estudios faunísticos (Binford 1984, Davis 1987, Mengoni Goñalons 1988, Wheeler 1982). De los mismos, el 32 % corresponde al Número de Especímenes Óseos Identificados por taxón (NISP) de las capas 2, 3, 4 y 5 (N = 1.239). Las condiciones de conservación son buenas con relación a la meteorización y la fragmentación para tres de las capas (2, 3 y 4). La muestra de capa 5 proviene de un fogón de capa por lo que el material se encuentra muy fragmentado, así como sus estadios de termoalteración muy avanzados. La mayoría de los huesos están carbonizados (70 %) y, en algunos casos, calcinados (20 %). Entre las especies representadas predominan los camélidos, silvestres y domesticados, seguidos de los chinchíllidos y, por último, con frecuencias que no superan el 5 % se encuentran los especímenes asignados a pequeños roedores (Ctenomys sp.), uno asignado a ave, nueve a Chaetophractus vellerosus, algunos al orden de carnívoros y otros a mamíferos pequeños indeterminados. La Figura 4 muestra la distribución por capa de las frecuencias relativas del NISP de Camelidae y Chinchillidae (en ambos grupos se incluyen, respectivamente los especímenes identificados como Vicugna vicugna y Lagidium viscascia) y el resto de las especies identificadas. Se destaca que la muestra de la capa 3 resultó ser la más diversa, mientras que la de capa 4 presenta la mayor abundancia de chinchíllidos. Las frecuencias relativas correspondientes a estos últimos disminuyen hacia los momentos tardíos de la ocupación del sitio, aunque el valor de la capa 5 es algo menor que el de la capa 4.

Figura 4. Representación taxonómica. Los valores del Número Mínimo de Individuos (MNI) de chinchíllidos consisten en 3 individuos para las capas 5 y 4, 2 para la capa 3 y 1 para la capa 2. El cálculo del MNI de camélidos arroja valores tales como: 4 individuos en la

capa 5, 9 individuos en la capa 4 (de los cuales tres son vicuñas), 6 en la capa 3 y 5 en la capa 2. Si se considera el estado de fusión de los huesos (Yacobaccio 2007), la capa 2 presenta mayormente restos asignados a individuos adultos. Por el contrario, en las capas 3 y 4 hay una mayor presencia de individuos juveniles y la capa 5 es la que presenta mayor proporción de especímenes asignados a neonatos. En la Figura 5, están expresados en valores porcentuales los resultados del cálculo del Número Mínimo de Elementos (MNE) para los camélidos de cada capa. De la figura se desprende que, para todas las capas, los valores generales más altos corresponden al costillar con una representación similar de fémures en todas las capas. La capa 2 muestra una mayor abundancia de tibias y metapodios y la capa 5 una mayor abundancia de vértebras que el resto de las capas. En la Tabla 3, se han agrupado los huesos según su aporte diferencial de carne y médula (Binford 1978), observándose que en todas las capas predominan, en primer lugar, aquellos elementos que concentran mayor cantidad de proteína cárnica y escasa grasa medular (las costillas). En segundo lugar, en las capas 2, 3 y 4, están representados los huesos con alto contenido de carne y de médula (fémur); en la 5, en cambio, vuelven a estar presentes los huesos del esqueleto axial (en este caso, predominan las vértebras). El tercer lugar lo ocupan, para las capas 2 y 5, los elementos que aportan más grasa medular y escasa carne, en cambio, en la capa 4 y 3 aquéllos pertenecientes al grupo de huesos con alto contenido en carne y bajo en médula. Si atendemos a la representación del esqueleto axial versus el apendicular podemos decir que la abundancia relativa de partes axiales es preponderante en todas las capas, especialmente en la capa 5.

Tabla 3. Porcentaje MNE y promedios para cada elemento y grupo de elementos óseos de camélido.

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Figura 5. Representación anatómica de Camelidae. El estudio de las marcas de origen antrópico, presentes en el 17 % de los huesos de camélido, pone en evidencia la presencia de patrones de descarne, desarticulación y extracción de médula relacionados con el procesamiento para el consumo. Las marcas identificadas son de percusión, machacado y raspado (éstas ausentes en la capa 5) y de corte (presentes en todas las capas). Todas las marcas tienen una distribución similar, aunque las de percusión, machacado y raspado sólo están presentes en el esqueleto apendicular, especialmente en los huesos largos. Las de corte se observan tanto en huesos del esqueleto apendicular como del axial, principalmente en las costillas. En la Tabla 4, se presentan las frecuencias relativas por capa de cada una de las huellas identificadas. Las marcas observadas evidencian tareas de descarne y las de percusión 5que incluyen negativos de impacto, hoyos de percusión y lascados5 estarían relacionadas con la tarea de extracción de médula, algo que seguramente ocurrió in situ. Según puede observarse en la Tabla 4, la incidencia del procesamiento de camélidos se incrementa en las capas 3 y 2.

Tabla 4. Marcas de procesamiento y consumo en huesos

de camélido (en porcentajes, N = 207). Isótopos Estables Los isótopos estables constituyen una línea de investigación que permite, entre otras cosas, obtener información sobre la subsistencia humana en el pasado e identificar cambios en las estrategias de obtención de

recursos (Schoeninger 1995). Diversos autores destacan la importancia de realizar mediciones isotópicas en tejidos de origen animal con el objetivo de precisar las interpretaciones de aquellos valores obtenidos sobre restos humanos (Schwarcz 1991). Por esta razón, se realizó un análisis isotópico de una muestra de las arqueofaunas del sitio, apuntando a establecer la dieta de los camélidos con el fin de inferir estrategias de pastoreo. En la Tabla 5, se presentan valores de δ13C y de δ15N sobre colágeno óseo, los cuales se obtienen a través de técnicas de medición de la proporción de 12C/13C y 14N/15N respectivamente y reflejan la composición isotópica de la ingesta (Pate 1994). Es importante destacar que la información isotópica aportada por el registro arqueológico debe ser interpretada considerando las condiciones ambientales propias de la región de estudio, siendo necesaria la previa construcción de un marco de referencia constituido sobre la base de información actual producida en el campo de la ecología isotópica (Ambrose y De Niro 1986). Por ello, los resultados de este estudio se discuten en relación con los datos isotópicos obtenidos de poblaciones de camélidos actuales (Fernández et al. 1991, Fernández y Panarello 199952001a y 199952001b, Yacobaccio et al. 2009, Yacobaccio et al. 2010). Estudios previos realizados sobre estas poblaciones (Fernández y Panarello 199952001a, Yacobaccio et al. 2009, Yacobaccio et al. 2010) mostraron una correlación negativa entre la altitud y los valores de δ13C, de tal forma que éstos se empobrecen a medida que se incrementa la altitud, revelando una mayor contribución de especies C3 en la dieta; mientras que las poblaciones que pastan a menor altura presentan valores más enriquecidos debido a que poseen una alimentación en la que cobran mayor importancia los vegetales C4. Esta tendencia se explica en

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función de la distribución diferencial de las especies C3 y C4 en relación con la altitud que fuera postulada por Fernández y Panarello para la Puna Jujeña (Fernández et al. 1991, Fernández y Panarello 199952001a y 199952001b). Desde esta perspectiva, la información isotópica de los especímenes arqueológicos permite inferir la composición vegetal de la dieta de los grupos de camélidos (llamas y vicuñas) con el fin de discutir el área en la que se habrían alimentado, considerando la relación entre la altitud y la estructura de la vegetación del ambiente explotado. Debemos aclarar que la muestra seleccionada para los análisis isotópicos fue elegida en función de la variedad de especies de camélidos presentes en el sitio, por lo que se prestó especial atención a su determinación taxonómica a través de técnicas osteométricas y consideraciones sobre el tamaño de los especímenes. La preparación de las muestras para realizar las mediciones isotópicas de δ13C en colágeno llevadas a cabo en el INGEIS3 siguió los procedimientos descriptos por Tykot (2004) con algunas modificaciones (para detalles del método, ver Yacobaccio et al. 2009 y Yacobaccio et al. 2010). Al mismo tiempo, las muestras fueron enviadas al Laboratory of Enviromental Isotopes de la Universidad de Waterloo en Canadá a fin de replicar las mediciones de δ13C obtenidas en INGEIS y efectuar el análisis de δ15N para observar cómo se correlacionan con las anteriores (para aclaración del método, ver Cormie et al. 1994; Cormie y Schwarcz 1996, para la discusión de ambos métodos, ver Yacobaccio et al. 2010). Como puede observarse en la Tabla 5, los valores de δ13C medidos en el INGEIS sobre los especímenes arqueofaunísticos se asemejan notablemente a aquéllos obtenidos en el laboratorio de Waterloo, no existiendo diferencias estadísticas significativas entre ambos grupos de valores. Si se considera la información isotópica actual generada sobre colágeno óseo (Fernández y Panarello 199952001a, Yacobaccio et al. 2009) podemos afirmar que los valores de δ13C obtenidos en arqueofaunas del sitio Cueva Quispe resultan coherentes en relación con aquéllos obtenidos en el presente para la misma cota altitudinal. Sin embargo, como se observa en la Tabla 5, dos especímenes de Lama glama muestran valores más positivos que estarían asociados con pasturas de menor altura, caracterizadas por mayor presencia de especies C4. En la actualidad, sabemos que los pastores utilizan unidades de vegetación en diferentes altitudes durante el ciclo anual (Yacobaccio 2007). Esta estrategia de uso del espacio pudo haber operado en el pasado, tal como sugieren los resultados de la medición del δ13C en los especímenes de Lama glama del sitio, explicando de esta manera aquellos valores más

3 Instituto Nacional de Geocronología y Geología Isotópica (CONICET 5 UBA) 5 Pabellón INGEIS 5 Ciudad Universitaria 5 Ciudad Autónoma de Buenos Aires 5 República Argentina.

enriquecidos. Esta evidencia, sumada a los datos zooarqueológicos, parece apuntar a un ingreso a la cueva de elementos esqueletales de camélidos domesticados pastoreados en comunidades vegetales de tolar situadas por debajo de los 3900 msnm. A su vez, los valores de las llamas representadas en el sitio se encuentran más dispersos que aquéllos que exhiben las vicuñas, lo cual puede explicarse en función de la intervención humana en la alimentación y movilidad de las primeras y del comportamiento más territorial y sedentario practicado por las últimas. La señal isotópica de las vicuñas resulta coherente con los datos actuales al considerar la altitud del sitio. Estas evidencias permiten pensar que aquéllas fueron cazadas en sus cercanías y procesadas en el lugar, revelando una estrategia diferente respecto de la empleada en el manejo de los camélidos domesticados. Los valores de δ15N (Tabla 5) resultan más difíciles de interpretar dada la poca información con la que se cuenta para el área de estudio, aunque éstos se ajustan a lo esperado en ambientes áridos (Sillen et al. 1989). Se advierte que aquellos mamíferos más tolerantes a la sequía (Lama glama) tienen valores más positivos que los bebedores obligados (excepto un espécimen de Vicugna vicugna que escapa a este patrón). Los datos climáticos muestran que para momentos de ocupación de la capa 2 (1100 AP) imperaban condiciones secas y áridas, como indica la evidencia de Laguna Pululos (Lupo et al. 2007). Es nuestra hipótesis que aquellos valores de δ15N que se alejan del promedio son producto del estrés fruto de las condiciones de extrema aridez que debió enfrentar el animal en su vida o bien pueden ser consecuencia de alimentarse en áreas donde los suelos son salobres, resultando en valores más enriquecidos (Pate 1994). Materiales Líticos El análisis preliminar del material lítico fue realizado sobre una muestra compuesta por 1.788 desechos de talla y 53 artefactos. La distribución de los desechos según las capas está constituida por 411 desechos en la capa 1, 1.132 en la capa 2, 152 en la capa 3, 63 en la capa 4 y 30 en la capa 5. Por otro lado, la muestra de artefactos está conformada por 48 puntas de proyectil enteras y fragmentadas, un fragmento de cuchillo, un filo natural con rastros complementarios, dos manos de moler y un fragmento de percutor. Entre las tendencias observadas hasta el momento, se destaca en primer lugar la diferencia notable en las frecuencias relativas de las materias primas utilizadas entre las capas del sitio (Figura 6). En este sentido, en la capa 1, domina la sílice gris (71,5 %) seguida por las obsidianas (17,8 %). Las capas 2 y 3 presentan mayor similitud en cuanto a la representación de materias primas a pesar de las diferencias observadas en los

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Tabla 5. Resultados isotópicos para los especímenes de camélidos del sitio Cueva Quispe. tamaños de las muestras. Al respecto, en ambas dominan las obsidianas (50,7 % y 41,4 %, capas 2 y 3 respectivamente) y la sílice gris tiene abundancias similares (38,8 % y 34,2 % respectivamente), aunque la capa 3, en general, presenta mayor diversidad con cantidades considerables de desechos de cuarcitas (15,1 %) y de otras materias primas como ópalo o calcedonia (7,9 %). La capa 4 resulta la más heterogénea con frecuencias considerables de cuarcitas (49,2 %), obsidianas (25,4 %), sílice gris (9,5 %) y otras materias primas (15,9 %). Finalmente, la capa 5 es la única en la que dominan las materias primas asignadas a la categoría “otras” (70 %) e incluye calcedonia/ópalo y cuarzo, mientras que las materias primas más representadas en el resto de las capas se encuentran en bajas proporciones: cuarcitas (20 %), obsidianas (6 %) y sílice gris (3 %).

Figura 6. Abundancias relativas de desechos de talla según materia prima por capa.

En cuanto a las puntas de proyectil (Tabla 6), la capa 1 presenta 9 puntas, de las cuales 5 son de sílice gris (55,6 %) y 4 de obsidiana (44,4 %), evidenciándose un mayor uso de obsidianas en la confección de estos artefactos que lo esperable a partir de los desechos. Las puntas de proyectil de la capa 2 siguen en buena medida las proporciones observadas en los desechos de talla de esta capa, donde de sus 27 puntas, 15 son de obsidiana (55,6 %), 10 son de sílice gris (37,4 %) y 2 de otras materias primas (7,4 %). En cambio, la capa 3 muestra una situación comparable con la de la capa 2 en cuanto a su sesgo a favor de las obsidianas en la confección de

puntas, donde de sus 9 puntas, 4 son de obsidiana (44,4 %), 2 de sílice gris (22,2 %) y 3 andesíticas (33,3 %). En el caso de la capa 4, se recuperaron dos puntas, una de andesita y una de sílice gris, mientras que en la capa 5 sólo una de cuarzo (Tabla 6).

Tabla 6. Abundancia de puntas de proyectil enteras y fragmentadas según las diversas materias primas por

capa. Los mencionados cabezales líticos presentan la siguiente morfología: la capa 1 tiene seis puntas de proyectil con pedúnculo diferenciado y aletas entrantes y tres fragmentos de limbo. La capa 2 presenta 15 puntas con pedúnculo diferenciado y aletas entrantes, 10 fragmentos de limbo, una preforma de punta apedunculada y un fragmento no diferenciado. Cabe destacar que uno de los fragmentos de punta pedunculada contiene restos de pegamento y del astil en el que se encontraba enmangada. La capa 3, aportó sólo dos puntas con pedúnculo diferenciado y aletas entrantes, cinco fragmentos de limbo, una preforma de punta apedunculada y un fragmento no diferenciado. Finalmente, de la capa 4 se recuperaron una punta de proyectil de pedúnculo esbozado y un fragmento de limbo y, de la capa 5, una preforma de punta con pedúnculo esbozado (Figura 7). Los dos instrumentos sobre lascas procedentes de la capa 3 fueron confeccionados sobre materias primas distintas, uno sobre una materia prima silícea microcristalina y el otro sobre obsidiana. El artefacto de obsidiana es una lasca indiferenciada con microlascados derivados del uso sobre un filo natural agudo. El instrumento de sílice, un posible fragmento de cuchillo, fue realizado sobre una

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lasca angular con talón rebajado y presenta un microrretoque marginal a ultra5marginal irregular.

Figura 7. Ejemplos de las morfologías de cabezales líticos de Cueva Quispe. Materiales Cerámicos

Se recuperaron 57 tiestos provenientes de las capas 1, 2 y 3, siendo la capa 2 la que contenía la mayor cantidad de fragmentos (hasta el presente, las capas 4 y 5 no han aportado cerámica)4. La muestra está compuesta por fragmentos pequeños de bordes y cuerpos de vasijas (el 90 % tienen menos de 10 cm2 de superficie), en su mayoría, de forma indeterminada (Tabla 7). No obstante, basados sobre la curvatura y forma de algunos bordes se pudieron realizar algunas estimaciones sobre posibles formas y tamaños reconociéndose pucos chicos y medianos y ollas chicas y medianas, todos de forma abierta5.

4 Los tiestos de superficie no fueron incluidos en este análisis a excepción de la muestra CQ1 (características exóticas). 5 El 88 % de los tiestos tienen paredes finas a medianas con espesores comprendidos entre 4 y 7 mm indicando la utilización de vasijas chicas a medianas, aunque el hallazgo de un fragmento de cuerpo de vasija de 11 mm de sección sugiere el empleo de piezas grandes.

La cerámica es lisa, de tipo utilitaria y posiblemente de producción doméstica, cuyas funciones más probables debieron ser cocinar (el 81 % de los fragmentos tienen superficies fuliginosas) y almacenar. Por lo general, se trata de fragmentos de variados colores (rojo claro y oscuro, marrón en sus diversas tonalidades, gris y negro), con acabados superficiales que incluyen alisados, engobes (pulidos o no) y 5en un solo caso5 inciso (capa 3). Un fragmento de borde decorado (CQ47) denota la presencia de cerámica exótica en la capa 2 (Figura 8, tiesto a). Corresponde a una vasija abierta con borde plano con engrosamiento interno y externo y decoración pintada en negro desleído sobre engobe marrón rojizo claro 5pulido5 en la superficie externa. La decoración se extiende hasta el borde y representa áreas “triangulares” con relleno de líneas paralelas opuestas. A pesar de que el tiesto es pequeño, se estima que podría derivar de una escudilla de unos 15 cm de diámetro6.

6 En superficie, se halló otro fragmento de puco con decoración externa que también difiere de la alfarería local (CQ1, ver composición en la Tabla 8). Está pintado con negro (desleído) sobre engobe marrón y la decoración se extiende desde el sector

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Figura 8. Fragmentos de cerámica exótica: a) borde de vasija con decoración pintada externa (CQ47, capa 2); b)

borde de puco pintado en superficie externa (CQ1, superficie).

Tabla 7. Caracterización de la muestra cerámica. A: alisado, E: engobe, Ep: engobe pulido, I: inciso, P: pintado sobre engobe pulido, R: rojo ladrillo y rojo

oscuro, C: castaños (ante, marrón, marrón rojizo y marrón verdoso) y N: negro a gris.

La caracterización de la muestra cerámica se complementó con el análisis petrográfico de las pastas de 16 fragmentos que incluyen los dos tiestos considerados exóticos (CQ1 y CQ47) (Tabla 8). Las pastas procedentes de las capas 2 y 3 contienen antiplásticos derivados de las metasedimentitas regionales (“pirca” o lutita ordovícica regional y esquistos cuarzosos finos) y las pastas cerámicas procedentes de la capa 1 tienen los mismos litoclastos o arenas cuarzo5feldespato5líticas derivadas de las ignimbritas dacíticas locales y de otras litologías aflorantes en el área7. Estas dos formas de preparar pastas fueron registradas para la producción cerámica en sitios tardíos del área (Solá 2007). Las texturas observadas, por lo general, son finas y medianas, aunque se registró una

visible del cuerpo al borde. A los 1,8 cm del borde, tiene pintada una línea horizontal que divide la superficie decorada en dos partes. La superior tiene un área triangular reticulada fina y 2 líneas paralelas y externas al triángulo; la inferior, muestra áreas alternadas negras con otras con relleno de líneas finas verticales paralelas (Figura 8, tiesto b). Si bien los diseños y las formas de ambas vasijas representadas son diferentes, el tratamiento superficial, las técnicas decorativas y el análisis petrográfico de las pastas muestran grandes similitudes entre ambas cerámicas consideradas de producción exótica. 7 El análisis macroscópico realizado sobre el total de la muestra indica que el 67 % de los fragmentos provenientes de las capas 2 y 3 incluye en sus pastas clastos o fragmentos de material lítico 5litoclastos5, mientras que el 50 % de los fragmentos de capa 1 contiene arenas cuarzosas o mixtas como antiplásticos.

tendencia creciente desde las capas inferiores a las superiores (ver tamaños máximos y modas en la Tabla 8). El Motivo Rupestre �

Sobre la pared SO que constituye el fondo de la cueva (Figura 3), hay un motivo pintado que representa una figura de camélido de color ocre (7,5 YR 6/6 Reddish yellow) y cuatro “manchas” aproximadamente circulares de color ocre (5 YR 6/6 Reddish yellow); también hay dos manchas del mismo color sobre la pared contigua que mira al SE. La representación está muy deteriorada pero se distingue la figura de un camélido visto de perfil (Figura 9). Se considera que la figura representa una llama por la prolongación delineada debajo del cuello que se asemeja a un “faldón”8 (largo de cuerpo: 17 cm, altura 5oreja/pata5: 19,5 cm). Es posible que este motivo pintado estuviera acompañado de otras figuras que, en conjunto, abarcaban una superficie mucho mayor, actualmente, sólo se aprecian grandes manchones irregulares de color rojo intenso.

Figura 9. Reconstrucción del motivo pintado sobre la pared de Cueva Quispe. La flecha señala el “faldón” y el círculo (patas traseras) indica el lugar de extracción de la

muestra de pintura analizada (PIN5CQ1). Pigmentos y Pinturas

En el sitio, se recuperaron 69 fragmentos de colores desde amarillo a marrón rojizo con propiedades pigmentantes y se tomaron, in situ, dos muestras de pintura de color “ocre”. Se seleccionaron 13 de los pigmentos de capa y las dos muestras de pintura sobre pared para efectuar las determinaciones mineralógicas mediante Difracción de Rayos X9 y se hicieron estudios complementarios con análisis EDS10 (Tablas 9 y 10).

8 Faldón: “pollerita” colocada, durante la señalada, a los camélidos que “se casan” (Catá 2006). 9 La Difracción de Rayos X se realizó en el Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón, Campinas, Brasil. 10 Espectrometría de rayos x dispersiva en energía (Energy Dispersive Spectrometry). Equipo EDAX Falcon 8200 adosado a un SEM Philips 515. Comisión Nacional de Energía Atómica (Gerencia de Química, Centro Atómico Constituyentes), Argentina.

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Tabla 8. Composición y textura de 16 pastas cerámicas. Referencias: Tamaño máx = máximo tamaño medido en corte

delgado, tr = trazas, < = menor que.

Tabla 9. Características y proveniencia de los pigmentos de capa y las pinturas analizadas.

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Los resultados de la difracción indican que la mayoría de los pigmentos de capa son de base arcillosa 5micas, illitas y clorita5 (muestras PIG5CQ 15 2 5 3 5 4 5 5 5 6 5 7 5 8 5 12 5 13 5 27 5 28) con proporciones variables de cuarzo y feldespatos (s.l.) y trazas de hematita 5el componente cromógeno del color ocre5 (Tabla 10). No obstante, una de las muestras de color “amarillo anaranjado” (PIG5CQ 11) se compone de cuarzo, rejalgar (AsS) y anhidrita (SO4Ca)11. Por otro lado, la composición de las dos pinturas sobre pared (PIN5CQ1 y 2) indica yeso como elemento dominante, además de plagioclasa y cuarzo (los componentes mayoritarios de la roca soporte) y vestigios de hematita de dificultosa determinación (Tabla 10). Esta limitación en la determinación del tipo de óxido de hierro presente nos condujo a investigar 5de manera complementaria y expeditiva mediante análisis EDS5 si el hierro fue el elemento cromóforo que proporcionó las tonalidades rojizas a los pigmentos de capa y a las dos pinturas sobre pared analizadas. Los datos EDS corroboran la presencia de hierro en cantidades variables (Fe: 3,19 a 14,75 % at.) en todos los pigmentos de tonalidades rojizas y en ambas pinturas de color ocre sobre pared (Fe: 2,84 y 6,97 % at.). Asimismo, se constató que el color amarillo anaranjado de la muestra PIG5CQ11 se debe al sulfuro de arsénico 5rejalgar5 identificado mediante difracción. Las trazas de hematita detectadas en los difractogramas y las bajas proporciones de hierro determinadas en los pigmentos y pinturas explican el alto poder pigmentante del componente rojizo analizado12. La diferencia composicional observada entre los pigmentos (de base arcillosa) y las pinturas sobre pared (óxido de hierro) permite concluir que las pinturas color ocre fueron preparadas mediante la molienda y mezcla de, por lo menos, dos componentes inorgánicos, el óxido de hierro 5hematita5 (el pigmento ocre) y el yeso (la carga). Asimismo, las diferencias observadas entre los difractogramas de las pinturas sobre pared 5la llama y las manchas5 sugieren que las materias primas utilizadas en ambas representaciones pudieron ser diferentes debido a que contienen proporciones variables de hematita y de hierro (PIN5CQ1: 2,84 % de Fe; PIN5CQ2: 6,97 % de Fe). En ambas pinturas, también difieren los porcentajes de calcio y azufre que, en parte, representan el contenido de yeso utilizado como carga en las pinturas (PIN5CQ1: 25,57 % Ca y 13,39 % S; PIN5CQ2: 16,96 % Ca y 8,35 % S). Estas variaciones sugieren dos momentos diferentes de ejecución de las pinturas.

11 La asociación mineralógica rejalgar / anhidrita es común en evaporitas de la Puna (Alonso et al. 1988). 12 Estudios previos de EDS (Yacobaccio et al. 2008) mostraron que la roca de caja (la ignimbrita regional) presenta ca. un 5,5 % de hierro, valor que tomamos como patrón de referencia regional para evaluar los tenores de hierro en los pigmentos.

Asimismo, en la Tabla 10, se pueden distinguir claramente las diferencias composicionales entre los pigmentos de capa y las pinturas sobre pared. Los primeros no contienen sulfatos, indicando que son materias primas descartadas in situ, mientras que las pinturas se caracterizan por el abundante contenido de yeso, implicando el agregado de carga al material pigmentante, todo finamente molido13 y, probablemente, mezclado con un material ligante (aún bajo análisis).

Tabla 10. Caracterización mineralógica de pigmentos y pinturas (tr: trazas).

Otros Artefactos �

De las capas 1 y 2 fueron recuperados diversos artefactos, algunos de ellos en materias primas perecibles. Como ya se dijo, la capa 1 es un palimpsesto de materiales modernos o subactuales y arqueológicos. Entre los primeros se registran un carretel de madera para hilo de coser, hojas de coca y un fragmento de sal mineral; entre los segundos, 3 cordeles de fibra de vicuña y de llama de color negro. Hay vellones (5 en total) de vicuña y de llama. También se recuperó un fragmento de caña hueca. De la misma capa, se recuperaron una diminuta cuenta de sección circular de un mineral “verde azulado” (5 BG 6/6 Light blue green) (Figura 10, a) y una pequeña esquirla de este material (capa 1, sondeos 1 y 3 respectivamente). La cuenta es de delicada manufactura (diámetro: 3,55 mm) y el fragmento tiene forma triangular (3 x 4 mm). El mineral de ambos objetos fue clasificado macroscópicamente como crisocola14 (Nora Rubinstein, com. pers. 2007). El análisis EDS efectuado sobre la

13 Lo más probable es que las materias primas pigmentantes de coloración rojiza (óxidos de hierro) y el yeso sean de obtención local por cuanto esos materiales son de amplia distribución regional (tanto en superficie como en niveles estratigráficos) (Alonso 2006, Nullo 1988). 14 La crisocola es un silicato de cobre hidratado de origen secundario y de composición variable debido a las numerosas impurezas que puede contener. Se considera que este silicato cristaliza como un gel mineral por lo que suele constituir un mineral amorfo o mal cristalizado.

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esquirla dio los siguientes elementos y porcentajes: 60,60 % Si; 9,91 % Al; 4,03 % Cu; 4,84 % Fe; 6,99 % Mg, 6,68 % Ca; 1,73 % Na; 2,22 % K; 1,43 % Cl; 0,45 % P y 1,12 % S. Estos resultados indican que el mineral es un silicato con bajas proporciones de cobre además de otros elementos (aluminio, hierro, magnesio, calcio, sodio, potasio, cloro, fósforo y azufre). Los tenores relativos medidos en la esquirla no alcanzan para clasificar químicamente al mineral como crisocola, sin embargo, no contradicen la determinación macroscópica, por lo que asumimos que se corresponde con alguna variedad impura de dicho mineral.

Figura 10. Artefactos de diversas materias primas: a. cuenta de mineral verde; b. cuenta de valva marina; c.

artefacto bipunta de madera.

De la capa 2, se recuperaron 6 vellones de fibra de llama color marrón claro, marrón oscuro y negro y dos de fibra de roedor (Lagidium). También dos fragmentos de cuero trabajado, un cordel de fibra vegetal de gramíneas locales y uno de fibra de llama de color negro. Asimismo, fue recuperado un fragmento de calabaza (Lagenaria). También de la capa 2 se recuperó una cuenta de valva marina (de taxa indeterminada) de forma rectangular de 0,80 por 0,70 cm con un orificio excéntrico (Figura 10, b). La sección es plana con un engrosamiento en la parte opuesta al orificio. También fue registrado un artefacto de madera de morfología bipunta de 4,8 cm de largo, con un adelgazamiento regular en la parte medial (Figura 10, c), de función indeterminada, aunque posiblemente ligada a la cordelería o al tejido. DISCUSIÓN

Las líneas de evidencia hasta aquí desarrolladas muestran la complejidad de las ocupaciones, algunos de cuyos componentes variaron de manera significativa a lo largo del tiempo. Del análisis faunístico de las capas 3 y 4, especialmente de esta última, se desprende que la cueva debió haber funcionado, por bastante tiempo, como un sitio de tareas especiales como ser la caza de camélidos silvestres. Esta actividad, si bien temporaria, dejó un patrón de consumo alimenticio relacionado con la recolección de roedores, como las vizcachas propias del lugar, y la selección, dentro de los camélidos cazados, de aquellas partes esqueletales con mayor concentración de

carne que el resto. La ocupación de la capa 2 añade otros elementos a partir de las frecuencias relativas de los huesos de camélido más representativos, como costillas, fémures, tibias y metapodios. Excepto los costillares, los huesos de las patas traseras concentran abundante grasa medular. Estos patrones, sumado a la escasísima presencia de otras especies y a la edad de los camélidos identificados 5adultos en su gran mayoría5, son compatibles con los registrados para el uso temporario que suelen dar los pastores a las cuevas, incluso sólo para el pernocte. Por el contrario, el patrón etario identificado en las capas 3 y 4 concuerda con el de individuos juveniles de vicuñas. Los resultados isotópicos informan que el territorio utilizado a partir de la cueva siempre fue muy amplio y que incluyó zonas más bajas a lo largo de toda la secuencia. Estos sectores más bajos estarían alrededor de los 3700 m y a distancias que pudieron haber variado entre 15 y 20 km dependiendo de las condiciones ambientales (durante las más secas, el tolar habría estado más cercano a la cueva). De esta manera, podemos concluir que los especímenes silvestres del conjunto (Vicugna vicugna) fueron obtenidos por medio de una estrategia de explotación local, mientras que los domesticados (Lama glama) fueron pastoreados en áreas de menor altura. Este panorama establecido por la zooarqueología se ve reforzado por los resultados del análisis lítico. El énfasis en la caza está evidenciado por la alta cantidad de puntas de proyectil a lo largo de toda la secuencia. Las morfologías son todas pedunculadas, inclusive las más tardías. Muchas de ellas están confeccionadas en obsidianas provenientes de fuentes distantes entre 80 y 100 km. Se trata de las fuentes Zapaleri/Laguna Blanca y Caldera Vilama 1 al norte de Susques y del volcán Alto Tocomar ubicado al sur; este eje de aprovisionamiento cubre una elipse de unos 180 km de longitud. El conjunto de cerámica fragmentaria que aparece en los niveles tempranos del sitio es una de las características distintivas que exhibe la Cueva Quispe en la región estudiada. En este sentido, la presencia de cerámica temprana en la capa 3 marca una diferencia con otros sitios coetáneos del área en los cuales no se registró cerámica como sería la estructura 1 de Huirunpure (2040 AP) y Morro de Ciénego Chico (2750 y 2460 AP) (Yacobaccio et al. 1993, 1997598). La cerámica hallada en esta cueva es de tipo utilitaria y presenta ciertos atributos externos, como color y tratamiento superficial que se han mantenido relativamente constantes a lo largo del tiempo. Sin embargo, en las pastas de los tiestos de las diferentes capas, se observa variación textural y composicional debido, principalmente, al tipo de antiplástico utilizado (lutita o esquisto cuarzoso y arenas mixtas). Si se considera además, la somera cantidad de tiestos recuperados, la carencia de evidencias de manufactura cerámica in situ y el tipo de uso que recibió la cueva, podríamos pensar que la manufactura de esta alfarería fue realizada fuera del sitio.

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La textura y composición de las pastas de los tiestos de las capas 2 y 3 muestran diferencias con relación a las de la capa 1 que son más gruesas y variadas. Éstas se asemejan a la alfarería más tardía de la región de San Juan de Quillaques que se encuentra al noreste de la cueva (Solá 2007). En cambio, las pastas cerámicas más tempranas muestran algunas semejanzas con las producidas en sitios tardíos ubicados al sudeste de la cueva en un piso altitudinal más bajo, como Puesto Demetria. No obstante, algunas pastas se caracterizan por contener clastos de fragmentos esquistosos compuestos mayormente por cuarzo, hasta ahora no registrados en otros sitios del área. CONCLUSIONES

La evidencia arqueológica del sitio sugiere que los pastores que utilizaron la Cueva Quispe desarrollaron una estrategia de movilidad que involucraba distintos habitats. Éstos se encontraban en altitudes variables lo que implicó la utilización complementaria de ambientes contiguos en el espacio. Ello pudo deberse dada la productividad y el tipo de comunidad vegetal disponible que, en la Puna, varía según la altitud (Yacobaccio et al. 2009). Según las implicancias del modelo etnoarqueológico descripto y de los resultados del análisis de la evidencia arqueológica, la ocupación prehistórica de la Cueva Quispe puede ser interpretada como un puesto temporario de altura, con actividades restringidas relacionadas con cortas ocupaciones estacionales orientadas, en buena medida, a las prácticas de caza de camélidos silvestres. A lo largo del tiempo, sin embargo, se observa un cambio en el uso de la cueva. La importancia de la caza decrece en tiempos de la ocupación de la capa 2, siendo mayor la representación de los camélidos domesticados que, posiblemente, indiquen un cambio en la orientación de la función del sitio o cambios en los territorios de pasturas, debido a las sequías que afectaron a la región hacia ese momento (Lupo et al. 2007). Hay que destacar también un cambio en las técnicas de manufactura de la cerámica y un aumento del uso de la obsidiana como materia prima. A esto agregamos la presencia de las cañas huecas, la calabaza y los tiestos exóticos. Todos estos datos podrían estar indicando que la cueva participó en mayor medida de circuitos de intercambio a larga distancia a partir de los 1100 AP. AGRADECIMIENTOS Nuestro agradecimiento y reconocimiento por sus aportes y colaboración al INGEIS, al Laboratorio Nacional de Luz Sincrotrón (Campinas, Brasil), a la Comisión Nacional de Energía Atómica (Centro Atómico Constituyentes) y a la Cátedra de Ambientes Sedimentarios del Departamento de Geología (FCEyN 5 UBA). A Héctor Panarello, Augusto Tessone, Nora Rubinstein y Roberto Asta. También queremos expresar nuestro agradecimiento al revisor que contribuyó a mejorar algunos aspectos del texto. Queremos dedicar

este trabajo a los pastores de Susques, especialmente a Benigna V. BIBLIOGRAFÍA ALONSO, R. N. 2006 Ambientes evaporíticos continentales de Argentina. Temas de la Geología Argentina I (2) I,SUGEO, Serie Correlación Geológica 21: 1555170. ALONSO, R. N., C. HELVACI, R. J. SUREDA Y J. G. VIRAMONTE 1988 A new Tertiary borax deposit in the Andes Mineral. Deposita 23:2995305.

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