«Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por...

16
«Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría Quizá uno de los campos en que la filosofía de Wittgenstein ha sido más fructífera es en eh de la filosofía de lo mental. Y sin embargo, los estudios sobre la filosofía de lo mental de Wittgenstein son comparativamente me- nos numerosos que los consagrados a estudiar otros aspectos de su pensa- miento. Dentro de ha filosofía de lo mental, uno de los temas más impor- tantes y con más tradición en la historia de la filosofía moderna es sin duda el del yo. ¿Qué puede interesarnos más a cada uno de nosotros que nues- tra más íntima realidad, nuestro «auténtico» yo? Ahora bien, así formula- do, el problema del yo, tan característico de la filosofía moderna y tan lla- mativamente ausente en ha clásica, envuelve formidables problemas filosóficos. Porque ese yo. cuya última naturaleza se cuestiona, no se iden- tifica con el ser humano que está hablando. Cuando en la filosofía moder- na posteartesiana se interroga por la esencia del yo no se está cuestionan- do por ha naturaleza del ser humano. Como ha escrito Anthony Kenny, el yo es en ha filosofía moderna «algo distinto del ser humano del que es un yo’> 2. Para la modernidad, hay una distinción real entre el ser humano y su yo. En este trabajo, quisiera desarrollar una doble consideración. En pri- mer lugar, quiero exponer aunque sea brevemente la doble tesis wittgen- steiniana en torno al pronombre de primera persona, pues por una parte admite que hay usos genuinos de la palabra «yo» en que no refiere al ser humano que se es, y por otra parte sostiene que en tales casos el pronom- bre de primera persona no tiene referente. En segundo lugar, quisiera mos- trar la profunda asimetría entre las proposiciones aparentemente simila- res «yo pienso» y «yo quiero» manteniendo que la primera proposición es lJna primera versión de este trabajo fue discutida ea el symposium «Aspectos del peo- sarnientu, de Wittgenstein’> que tuvo lugar en la Universidad de Oviedo. 2 A. Kenny, Set f’ and se/f-knowíedge en The mnetaphy.s’u’s of mmnd, Ciarendon Press, Ox- ford. 989, p. 92. Anales <te! Stouin”rio <te ¡ttc’tafts’ica. n.” 28-u 994. Editorial con>pltttcn>c. Madrid

Transcript of «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por...

Page 1: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

«Yopienso»y «yo quiero».Razonesdeunaasimetría

Quizáuno deloscamposenque la filosofía deWittgensteinhasidomásfructífera esen eh de la filosofía de lo mental. Y sinembargo,los estudiossobrela filosofía de lo mentalde Wittgensteinsoncomparativamenteme-nosnumerososque los consagradosa estudiarotros aspectosde supensa-miento. Dentrode ha filosofía de lo mental,uno de los temasmás impor-tantesy conmástradiciónenla historia de la filosofía modernaessin dudael del yo. ¿Quépuedeinteresarnosmása cadauno de nosotrosque nues-tra más íntima realidad,nuestro«auténtico»yo? Ahora bien,asíformula-do, el problemadel yo, tan característicode la filosofía modernay tan lla-mativamenteausenteen ha clásica, envuelve formidables problemasfilosóficos. Porqueeseyo. cuyaúltima naturalezasecuestiona,no se iden-tifica con el serhumanoqueestáhablando.Cuandoen la filosofía moder-na posteartesianase interrogapor la esenciadel yo no seestácuestionan-do por ha naturalezadel serhumano.Comoha escrito Anthony Kenny, elyo es en ha filosofía moderna«algo distinto del serhumanodel que es unyo’>2. Parala modernidad,hayunadistinción realentreel serhumanoy suyo.

En estetrabajo,quisieradesarrollaruna doble consideración.En pri-mer lugar, quieroexponeraunqueseabrevementela doble tesiswittgen-steinianaen torno al pronombrede primerapersona,puespor una parteadmiteque hay usosgenuinosde la palabra«yo» en queno refiere al serhumanoquese es,y por otra partesostienequeen talescasosel pronom-bredeprimerapersonano tienereferente.En segundolugar,quisieramos-trar la profundaasimetríaentre las proposicionesaparentementesimila-res«yo pienso»y «yo quiero» manteniendoque la primera proposiciónes

lJnaprimeraversióndeestetrabajofue discutidaeael symposium«Aspectosdelpeo-sarnientu,de Wittgenstein’>quetuvo lugaren la Universidadde Oviedo.

2 A. Kenny, Set f’ and se/f-knowíedge en The mnetaphy.s’u’sofmmnd,CiarendonPress,Ox-ford. 989,p. 92.

Anales <te! Stouin”rio <te ¡ttc’tafts’ica. n.” 28-u 994.Editorial con>pltttcn>c.Madrid

Page 2: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

2 i 2 Jorge V. Arreguí

sustituible, como Wittgenstein indica reiteradaníente.por «hay pensa-miento»,uzíientrasque la segundano puedereenípiazarseen modoalgunopor ha expresiótí«hay voluntad». La relación del sujeto, por tanto, con elpensamientoy co>n la voluntad es radicainíentedistinta.El sujeto>essuje-to del pensamiento,perono de ha vo>huntad,porquees ha voluntad.

LA NO REFERENCIALIDAD DEL USO ASIMETRICO DE «YO»

Los estudiososde Wittgensteinhan subrayado)suficientementela ini-portanciade sucontribuciónah probieníafiloisófico del yo. Adeniás,cabese-naharunarad cal co>n ti n uidad no exentacíein flexioínesen sutratamiento)delyo, puesa lo largo> de to>da su obramantienequeel pr>rn>mbredc priníeraperso>nanc> puedeasimiharseni a un nombre,ni a unadescripcióndefinidareferidaa una personaparticular.ni a ningunaotra entidad.Dicho breve-mente,«yo» no es ehnombrede ningunapersonani de ningúnobjeto.Esde-cir, tío> hay tal co>saconio> elyo. Si eneh Trt¡ctatusse llega a la co>ncepcióndelyo no> co>mo> un o>bjeto sino>eciunoun límite del mundoten hasInvestígt¡cionesesecarácterespecialdel yo como algo que oc> puedeidentificarsecon nin-gúntipo deobjeto>sobrevive.Peroestaíndole especialdel yo apareceahoracotííc>derivada,dice Kripke, de unapeculiaridadgramatical,y no de un es-pecial níisteriometafísico’.Ahorabien,que«yo>» no seael no>mbreni de utíserhuníanoni de un misteriosoobjeto—eh yo>— vinculado>ah serhumanonopareceunaníerapeculiaridadiingulistica,unacaracterísticalingúisticao gra-niatícal co>ntiíígeuíte.sitio) que iiiás bietí pareceser u ti hecho> Ii ngúistico>es—peeialníenterevelado>rde nuestraidentidadcomo sereshunianos.Lis sereshumaiiosusamoscii ocasionesutí pronombre,eh pronotí>bre«yo».quetío> re-fiere a la persoinao ahser Ii unianoquesomníos. Pocastesistietíetí tatita rele—vanciaparala antropoilogiafihoisófica como>ésta.

Eh proiblema fil os~fico> mo>dcm o del yo nacecíe u tía iii alconíprensiónrací¡cal cíe la asimetríaentrebis proííonibresde la primeray’1 a terceraper—soma.Coníoessabido,la tesisde Wittgensteinaesterespecto>esdoble.Po>rutía parte,mantieneque hay usosgenuino>sde ha palabra«yo>» que tío> re—ul tan sustituiblespc>r eh ncímbrepropio. o> dicho> cíe otra níatíera.q tic hay

usosge ti u i no>s deha «yo» eti queéstatío> refiere al serhuníano> con—

creto que yo ‘o>y. Pero> por otra parteafirma que en talescasosha palabra«yo» no tiene referente.En efecto>,en las leccionesreeo>gidaspor Moo>redel curso 1932—33, Wittgeuísteinplanteacon nitidez algo> queya habíasu—geridoantesen los Ph~losph~calRen,ttrk.s(Cfr. PR.66) y quedesarroll aríadespuéscuí íííúhtipíes oícasiones:la asimetríagraníatical entre los p ronouiíí—híres«yo» y «él».

(‘ir, 5, Kripke, Wít/gemms’/ci¡m omu rules <att! pr¡vt¡/e Itinguoge. Blackwell. Oxl’o,rd, 1982.pp. 144-5.

Page 3: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

‘<Yo pienso» y «‘t, quiero». Razones’de ant> asimetría 213

Wittgensteincomienzapor distinguir dos usosde ha palabra«yo». Enel primerode ellos,«yo» puedesustituirsepor «estecuerpo»,peroen el se-gundo. tal recambiono esposible. En el primercaso,los pronombresdeprimera y tercerapersona,«yo» y «él» estánah mismo nivel, peroen eh se-gundo apareceunaasimetría.«Yo tengounacaja de cerillas»o «yo tengoun diente picado>»sonproposicionessimétricasa «él tieneunacaja de ce-rillas» o «él tieneun dientepicado».Sin embargo,en el segundouso,en loscasosen que«yo» no puedesustituirsepor «estecuerpo»,la asimetríaen-tre «yo» y «él» se rompe.Así, por ejemplo.«yo tengo dolor de muelas»y«él tienedolor de muelas»no estánal mismo nivel, no sondosvaloresdis-tintos de una función general«x tiene dolor de muelas».Eh sentidode lasdosexpresionesesdistinto, puesmientrasqueno tieneningúnsentidove-ri ficar ha proiposiciólí «yo teíígoídolor demuelas»sítienesentidoverificarla proposición«él tienedolor de muelas».En favor de estaasimetría,Witt-gensteinaducetambiénen eselugarotrasrazones:«noscsi tengodolor demuelas»carecedesentido,mientrasque«nosé si él tienedolor demuelas»lo tiene. Lo mismo ocurrecon «me parecequeyo tengo dolor de níuelas»y «nie pareceque él tienedolor demuelas».

La razónde la asimetríaentreel usorelevantede «yo» en queno pue-de sustituirsepor «estecuerpo» y el pronombre«él» radica en quemien-trasque yo usosuconductacomo> criterio para sabersi él tiene dolor demuelas,no> uso> mi conductaparasabersi yo lo tengo;o si seprefiere,míen-trasque necesitoalgún criterioparadecirqueél tienedolor demuelas,notengonecesidaddecriterio algunoparaafirmarqueyo lo tengo.Es más:hanoción decriterio no tienesentidoen el último caso,puesno> cabeafirmarqueyo tengo>critericís, o buenasrazones,para sabero creerquetengodo-br de niuclas.No hacefalta indicar aquíde quémaneraestadiferencia,elhechode que ycí no> necesitoobservarmi conductapara sabersi padezcoalgún dolor níientrasquesínecesitoobservarla suyaparasabersi él lo pa-dece.hacesurgir el fantasmade unaobservacióninternainfalible. Perosíconvienesubrayaralgo que eh propio Moore advierte.La diferencia,o laasimetría, entre «yo» y «él» no estriba en que ha expresión«dolor de mue-las» tengautí sentidodistinto en cadacaso,no consisteen queel dolo>r deniuchasseadistinto en ¡‘ni casoy ensu caso;sinoen quemientrasquehapro-posición «él tienedolor de muelas»implica un cuerpofísico, un ser huma-no, porqueel serhumanoquees él padeceun dolor, en «yo tengodolor demuelas»no se implica tal cuerpoo tal serhumano.«Yo tengodolor demue-las» no significa lo níismo que «esteser humano,o sea,estacarney estoshuesos,padeceun dolor de muelas».

Estaprimera tesiswittgensteinianasegúnla cual hay usosgenuinosdelpronombrede primerapersonaenlos queno rel’iere ah serhumanoque lo uti-liza es sin dudaunaafirmaciónpolémica,y de hechono hasido admitidaporalgunosestudiososdeWittgenstein.Merecela penaen estesentidollamarlaatenciónsobrela polémicaen estepunto entreElizabethAnseombey An-

Page 4: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

214 Jorge V. Arregui

tho>nyKenny, aunqueesteúltimo parezcahabercambiadosuposiciónen muybuenamedida,puesen el capítulodedicadoah yo en Themetaphysicsofmindpareceaceptaralgo queno aceptabaensu artículo Thefirstperson

4.En el texto citado de las leccionesrecogidaspor Moore, Wittgenstein

sostienequeen suusoasimétrico,tal como apareceen «yo tengodolor demuelas»o «yo veo unamancharoja», el pronombrepersonal«yo» no re-fiere ah serhumano,o seaal cuerpohumanovivo, que lo pronunciaporquentngunadescripcióndela personaentraen ha descripcióndel dolor, del mis-mo modoque la descripcióndel ojo no> entraen ha descripciónde lo queesvisto. «Unadescripciónde la sensación,sentenciaWittgenstein,no contie-ne unadescripcióndel órganocoirrespondiente,ni por tanto de la perso-na». Ya en el mismo sentido,habíadefendidoen f’hilosophical Grammarqueel fenómenodedolor quesedescribecuandose afirma «meduelenlasmuelas»no presuponeun cuerpo físico, porquese podríatenerdolor demuelassin tenermuelas(cfr. PG, 64). Y en Philosophical Re,narkssen-tencia:«la experienciadesentir dolor no es la dequeunapersona‘yo’ ten-ga algo. Yo distingo una intensidad,una lo>cahización.etc., eneh dolor, pe-ro no un propietario»(PR, 65).

Como essabido.Wittgensteinvuelve sobreestepuntounay (itra vez.En El cuadernoazul afirma que«la ideade queeh yo real vive en mi cuer-po estáconectadaconhagramáticapeculiarde la palabra‘yo’» (BR, p. 66),y acudeparaexplicarlo a la diferenciaentrelos dosusosde estepronom-bre, que llama ahorausocomo sujetoy uso comoobjeto. a ha parque re-cuerdaqueen suusocomo sujeto«yo» no refiere a ha persona.Por tanto,en eseuso,«yo», dice, no significa L. Wittgenstein,aunqueseaL. Witt-gensteinquien lo utihize, ni significa tampoco«estapersonaque estáha-blando».Pero>esto no implica para él que«yo» y «Ludwig Wittgenstein»signifiquencosasdistintas,sinoqueson instrumentosdistintosdel lengua-

je. La razónqueWittgensteinaduceparaníantenerque«yo» ensuusoasí-níétrico no refiere ah ser humanoqueyo soyvuelvea consistirenqueno scusa nortiuie ~e rec.nr~n7caaunapersonaflor sus caractoríÑtiea~ nreuli-Aroc

Ahora bien,continúaWittgenstein, «est(>crea la ilusión de quenosotrosutilizamosesta palabraparareferirnosa algo incorporeoque,sin eníbar-go, tienesu sedeen nuestrocuerpo.De hechoéstepareceserel ego real,aqueldel quedijo>: ‘Cogito, ergosum’» (BR, p. 69).

Aquí Wittgensteinparecemantenerque su ensuusocomo sujeto,«yo»tuviera referente.esereferenteno podría serotro queel egocartesiano,puestoqueno puedeser ni eh cuerponi la persona.De estemodo,en hamedidaen quesuusosimétricono refiere nial cuerponi alapersona.sur-ge ha tentaciónde afirmar que«yo» refiere a un egode naturalezadistin-ta a la corporal, al queadscribiríamosexperienciasmediantela observa-

~Cfr. A. Kenny. ‘Che first person en C. Diamond y it. Teich,nan, Intentianand in/entio-ntutítv. Essuuvslo Ftotnoturofú.E. M. Aoscon’ahe.The[‘tarvester Press.Rrighton,Sussex,t9’79.

Page 5: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

« Ya pienso»y«yo quiero». Razonesde unaasuníetrma 215

ción interna.«El meollode nuestraproposiciónde que aquelloque tienedoloreso ve o piensaes de naturalezamental esúnicamenteque la pala-bra ‘yo’ en ‘yo tengodolor de muelas’no denotaun cuerpoparticular,yaqueno podemossustituir ‘yo’ por unadescripciónde un cuerpo»(BB, p.74). En las Notesfor Meturesmantieneuna tesissimilar, y afirma que ensuusoasimétrico«yo» no designaal serhumanoqueyo soyporque,si pin-to paramí mismo>lo queveo, la imagenno me contiene(cfr. NEL, p. 282)y porquecabeun juego de lenguajeen el quetodo el mundodice lo queve. sun decir «veo,»,o en el que todo el mundo(y yo también)dice lo queyo veo sunmencionarme(cfr. NEL.p. 298).E insistekantianamenteen queese«yo» queaparececuandose dice «siempreque algoes visto realmen-te, soyyo siemprequien lo ve»,no designaa la persona;porquelo comúna todos los casosde visión no es mí aparienciapersonal.«Aquello de loque dije, escribe,que continuabaa lo largo de todas las experienciasdcver no era ningunaentidadparticular ‘yo’, sino la experienciamisma dever» (BB, p. 63). En eseuso de «yo» no hay envueltoningún criterio deidentidad personal.

En las InvestigacionesFilosóficasabordamásexplícitamenteestacues-tión. Cuandodigo«yo tengodolor» no apuntoa unapersonaconcretapor-que en cierto sentidono tengoideade quién es. Porquesaberquién eselque tienedolor significa saber,por ejemplo,queesel hombrequeestásen-tado allí, o el queestáde pie en la esquina.Hay unagrancantidadde cri-terios paraidentificar personas,peroningunode ellosdeterminami decir«yo tengo dolor» (Cfr. PI, 404). Su postura,pues,es neta:ningunode loscriterios paraidentificar personastiene por quéestarpresentecuandodi-go «yo tengo dolor». Decir eso no nombramása unapersonaqueun que-jido (Cfr. Pl, 404).

A mi entender,la clave del pensamientode Wittgensteinestáen negarqueel usoasimétricode «yo» sebaseen unaobservación,y, por tanto,ennegarlaautoadscripción.Paraquepuedarealizarseunaadscripcióndeex-perienciasa unapersonahacenfalta criterios, y seríaposible el error enlaadscripción.Pero,enla proposición«tengodolor» quedaexcluidatodapo-sibilidadde error,por lo quetal proposiciónno puedesercomprendidaco-mounaautoadscripcióndeexperiencias.Con razónha escritoGarcíaSuá-rezque«en‘yo tengodolor’ estamosinmunizadoscontratodo posibleerrorpor identificaciónequivocada,precisamenteporquetal expresiónno in-vohucraeh reconocimientode unapersonadeterminada.De ahíqueseatanimposiblequeyo confundaa otra personaconmigoal decir ‘yo tengodo-br de muelas’,como queme queje por equivocación»>.

Poreso,en ha medidaen quepara Wittgensteinno hay una autoads-cripción en primerapersonaquesebasaraen la observación,toda la críti-

A. GarcíaSuárez,La lógica de la experiencia. Wittgens/einy elproblemadel lenguajeprivado.Tecnos,Madrid, 1976,Pp. t20-1.

Page 6: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

216 Jorge 1”. Arregal

ca de Strawsona Wittgensteinresultadesenfocada».No esque haya unaautoadscripciónbasadaen unaobservacióninterior infalible, esqueno hayadscripciónen primerapersona.En h>s RemarAson tite PlíilosophyofPsy-chologyeh propio Wittgensteinlo explicaec>n claridad.«Esconcebiblequealgunaspersonaspudierantenerun verbocuya tercerapersonafueraexac-taníenteequivalentea nuestro«él estáasustado»;perocuya priníera per-sonano fuera equivalentea nuestro«yo> estoy asustado>».Porqueha aser-cuon que usa la primera personaestaríabasadaen la observaciónde símismo>. No seriaunaexpresiónde níiedo.y habríaun ‘creo> queyo mepareceque yo...»’ (RPP. II. 169). Es decir, si el usode la primerapersonade los verbois psicológicosse fundaraen la observación,cabria la duday.por tanto,se perderíaha asiníetría.Por eso>, no> hayadscripciónen primerapersona,y la adscripciónde mis experienciasa la personao al serhuníanoque yo soy no se realiza en primera,sino en tercerapersona.Etí estesen-tido>, Wittgenstein afi rina taxativaníente:«si ah decir «yo>» señalo>a mi pro-pio cuerpo,modelo eh usode ‘yo’ sobreeh demoistrativo‘esta perscína’o‘él< (1311.p. 68).

Ahora bien,esobvio queafirmar que «yo» en «yo tengo dolor» no re-fiere a ha personano iníphica negarqueha personaseaeh sujetodel dolor.De hecho,Wittgensteinafirma que«el sujetodel dolor es ha personaqueledaexpresión([‘1.302). La tesiswittgensteinianasuponeexclusivamenteque ha adscripcióna eseobjetose realizasiempreen tercerapersona.porlo queen la adscripciónde experienciasa la personaqueyo soy, ya nuí hay

asimetría.En consecuencia,debehabercriterios y es poisibleel erruir.Cabenvariaspoisibihidadesde interpretarla doble tesiswittgensteunía-

na entorno al pronombredeprimerapersona.En una lecturareductivadesupensamiento,cabeafirníar que.comoeh usoasiniétrico>de yo no es re-ferencial, to>daha especulaciónfilcísófica cuí toruíoalt emade el yo es frtítoíde un espejismolingihístico causado>por ha peculiargramáticadeha palabra«yo». To>dala especulaciónfilosóficaen toirno> al yo no> seríamásqueel fru-to de una graveincomprensiónde’ha’graníática;’A’honvbien,’ también‘ca»bría pensarque esapeculiar gramáticade «yo» esprofundauííentesignifi-cativa. «Yo» en su usoasimétricono es reíerencial,por lo> queno hay talcosacomoel yo. Pero>aunqueeso>seaasí,hayun uso de «yo» en queno re-fiere a la personaque yo soy.

La mayoríadecomentadoresha aceptadocon muchamás lacilidad latesisde queeh pronombre«yo» no refiere a un egocartesianoqueha afir-maciónsegúnla cual hay usosgenuinosde «yo» enque no refiere a haper-sonaqueyo soy. Porque,¿cómopuedesostenerWittgensteinquehay usos

(‘Ir. 1’. Strawsoti. j’ervt,ns en lntlivitluaL~’. Ao essavan tlesu’riptivemert¡phvsiu’.o Mclh uen.l.ondres, 1964.pp. 87-116.

5. U hati dra. WIngensÑ, jo a nti Strt, wvo mu on títe tuI.»’ criptíomus of’ u:xperíen ces eti » [Miilo —

sophy tuod PhenomenoiogicatResearch»61 (1981),Pp.294-5.

Page 7: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

«Yu> piensos y «yoquiero». RazonestIc ana asimefría 217

de«yo» en queno denotaa la persona?¿Cómo>puedeafirmarsequecuan-do digo «tengodolor» no apuntoa ha personaque tienedolor?

El pronombrepersonal«yo»y mi nombrepropio soninstrumentosdis-tintos del lenguaje,decíaWittgenstein,aunqueno signifiquen cosasdis-tintas. Y esque,como ha advertidoAnseombe,ehusode«yo» envuelveunapeculiarauto>concienciaque no es reducible a un conociníientoacercadeha pers>naque yo soy». La proposición,«tengo>dolor de muelas»implicaunaautoconcienciaqueno puedereducirseal tipo de conocimientoqueyopuedotenerdequepadezcounaarterioesclerosismúltiple. Queyo padez-co unaarterioesclerosis,o quemido 1 .70, es un conocimientoacercade lapersoinaqueyo soy, perono pertenecea la autoconciencia.En cuantoque«yo» implica esapeculiar autoconcienciadistinta del meroconocimientodel ser huníanoque yo soy no puedeentendersecoimo eh nombrepro>pioque utilizo parahablarde la personaque soy. Poreso.Anscombeadmiteque ha dudacartesiana,quees esencialmenteunadudaen primera perso-na, puedetenersentido.«Yo» y «Descartes»no significan lo mismo, puesl)escartespuededudarenprimerapersonade serDescartes,mientrasquenuípuedehacerlode ser«yo», aunquefracaseala horade establecerun re-ferentede «yo>».

Wittgensteinpasaasí entreeh materialismoy el inmaterialismo:no esmaterialistaporqueno hayidentidadentreel usode «yo» y el usodel nom-brepropio de hapersona.el serhumanoo estecuerpohumanovivo queyosoy, como muestraeh tIs(> asimétricodel pronombrepersonal«yo»queapa-rece paradigmáticamenteen la segundade has MeditacionesMetafísicas.Pero.por <itra parte,como en eseuso asimétrico>«yo» no tiene referente.tanípocopuededecirsequeyo no seaha personaquesoy. Eh argumentocar-tesíanopruebaasíha falsedaddel materialismo,puesno hay identidaden-tre «yo>» y eh nombrepropio de la persona.o sea,el cuerpohumanovivoquesoy, aunquefracaseen la deniostracióndel inmaterialismo.puesconioen ese caso) «yo» no> tiene referente,yo no so>y un ego inmaterial, sino uncuerpohumanovivo. De estemodo.conio ha mantenidoElizabeth Ans-c(inibe. «yo soyestapersonahumana»es unaproposiciónverdaderaperono> de identidad.

LA ASIMETRíA ENTRE «YO PIENSO» Y «YO QUIERO»

El segundoobjetivo de este trabajoconsistíaen mostrarla profundaasimetríaentre las propo>sicio>nesaparenteníenteparalelas«yo pienso»y«yo quiero».poniendode relieve la diferenciaen la relación entreel suje-tu> y el pensamientc>,por unaparte.y el sujetoy la voluntad,por otra. tvlien-

Para t ocio esteasuntopuecieverseO. E. M. A nscuín~he. ‘Che jitiot ,oersooen Metaphv-ant!abcph!Losophv ofmiad. Blacl< WC>>, Oxford. 198>,Pp. 21-36.

Page 8: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

218 Jorge Vi Arregui

trasque en el pensamientono comparecesu sujetoo propietario,estesíco>mpareceen la voluntad,por lo quemientrasquepensares unaactividadprofundamenteimperso>nal.unavisión desdeningunaparte, coimo ha ex-phicadorecientementeNagel»,la voluntad es profundamentepersonal,oparasermásexacto>s,es ha persona.De estemodo,cabeponerdemanitiestoquepensary quererno> sondosactividadeso dosfacultadesparalelasy si-métricasdel serhumano.

Ya seha mantenidoqueen suusorelevante,el pronoiiíbre«yo» no re-feria a la persotíaque se es ní a ningún ego cartesiano,por lo que,comoafirma Wittgcnsteinsiguiendoa Lichtenbergen las leccionesrecogidasporMoore, ha afirmación «yo pienso»podría sersustítuudapo>r la afirmación«haypensamiento».Peroahoraconvieneanalizarmásdetenidamentees-ta afirmación y advertir que losejemploswittgensteinianoshacenrefeten-cía a actividadesde índole cognoscitiva,como el pensamiento,la percep-cion etí generaloíl assensacicínesdoloroisas.Incluso>,podríamanteuiersecí ueel dicho de Lichtenbergsecunípletambiénen el ámbito>de losdeseosy ten-dencias,quizás pudieradecirse«¡quésed!»en lugar de «tengosed»o, deun modobastantesimilar, «haydeseo»en lugarde «yo deseo».perodesdeluego no> cabedecir lo mistííoíde «yo quiero>».

Los verbospsicológicossuelencaracterizarsepor su intencionalidad,por poseerun objeto. DesdePlatónsehamantenidoquequien ve, ve algo;quequien desea,deseaalgo;quequien teme,temealgo,quequien quiere,quierealgo y quequien piensa.piensaalgo>. Los verbospisicológicossonverbostransitivosque exigen un compleníent(>directo. Peroa diferenciade cítros verbos,conio matar,taladraro freír, su objeto presentadetermi-nacíascaracterísticasque obligan a hablarde oíbj etois ití tencioiiales. tío> re-duciblesa oíbjetosfísicos, y por ello, los verbospsicológicosson hlamado>sverbosintencionales”.

Sentiry pensarson actividadesintencionalesque versansobre un ob-etcí. La seuisacióuío> el pensamientosoin siempre ha sensacíouí o eh peuísa-

nitento) dealgo. Y eh mo>doí habitualde describiríasesdescribirsu oíbjeto,osea,lo> sentidoo lo pensado.Porello, ha escrito>PeterGeach,estamoisten-tadosa decirque éstees el único modoen queun pensamientoo unasen-saciónpuedenser descritois’’. Cabedescribir una sensacioncomo «unfuerte olor avinagre» o coimo> una «opresióneneh pecho>»,etc.,pero> e ti to—dosloscasoslo quedescriboes lo> sentido.Quizápudieraobjetarsequeca-be afirmar queunauíííradaes inteligente,que unaescuchaes atentao queun pensamient(>es laborioso,que no sonclaramentedescripcionesdel ob-

(7fr. ‘r. N agel. TIte ‘jets’ fi-ant novtlucre, (ix ford 13 ni versit y Press,Oxford, [986.Subrelo> objeto> iuilcticionales.cfr. 04. E. M. Anscounlíe. ‘Che intcntionality of su’nsa—

non en Metapl’tvsiu’.s’ t,¡tt/ tite pltílosopltv oltointí. pp ‘3—li. Y los caiiítulos correspcíiidientesdeA. Kennv.Acrion, cínotion antí ,vill, Routleclgeand KeganPaul. londres [963 e ¡cl.. Tluu’ni etaphvs;c.sal t’t uit], ya citado.

(“Ir. (3. E. M. Auiscomtícy P. 17. (jeací>. Threephitut.sp/ters.Bttuekwell. (>xforct, t958.p. 95.

Page 9: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

«Yapienso»y «yoquiero». Razonesule una asimetría 219

jeto, peropodríareplicarsequetampocosondescripcionesdela sensacióno del pensamiento.Decir de unamiradaquees inteligenteno esdescribirningunavisión, sino un modode mirar, como decir de unaescuchaqueesatentano es describirningunaaudición.Ahora bien,si describirunasen-sacióno un pensamientoesdescribirlo pensadoo lo sentido,el sujetoo elpropietariodela sensaciónsequedafuera. Poreso.Wittgensteininsisteenque la descripciónde la sensaciónno implica ninguna referenciaa la per-sonaquesiente.El sujetoquepiensao sienteno estácontenidoen lo pen-sadoo lo sentido.Porello, Kenny aciertaal mantenerque ha preguntaporquéhacequeun pensamientoseami pensamientoo por quéhay en el pen-samientoque lo conviertaen mío,esunapreguntapertinentenadafácil decontestar’2.¿Porquéel pensamiento«dosy dossoncuatro»esmío? ¿Quédiferenciami pensamiento«dosy dossoncuatro»desu pensamiento«dosy dosson cuatro»?¿Acasoha intersubjetividaddehasmatemáticasno exi-ge queseanexactamenteiguales?¿No tienerazónNagelah sugerirquemipensamientoesabsolutmenteobjetivo, o sea,queno obedecea una pers-pectivasubjetiva,que es un pensamientodesdeningunaparte?

La lesisde queel sujetono compareceen el pensamiento,si no exclu-síva.síesmuy característicadel pensamientode Wittgenstein,quien paraexponerlaacudeen muchasocasionesa la metáforaheredadade Scho-penhauery Kant del ojo y eh campovisual. Eh ojo no perteneceal campovisual y nadaen el campovisual nos permiteconcluir queesvisto pu>r unojo (NR.pp. 73 y SO; T, 5.631 y 5.633). La descripcióndel campovisual nocontieneah ojo. Desdeluego,ya seha dicho,que «yo» en «yo veo» no de-signaa ha personaempíricaqueyo soy, y éstano compareceen ha visión.Ningunade las característicasquehacedemi la personaconeretay parti-cular que yo soy compareceen mi campovisual. Si describierael mundotal y conioyo> lo veo,mi yo no apareceríaen partealguna.Peroeseyo queno refiere ah sujetoempíricotampocodenotaen cl Tractatusa ningúnob-jeto, sino a un límite del mundo, porqueel yo sentenciaWittgensteinno esun o>bjeto.

Frenteala tesiswittgensteinianade queel ojo no> estácontenidoen elcampovisual, podría objetarsequeestepresentacaracterísticastalesquelo conviertenen subjetivo, en campovisual de un sujeto. La perspectiva,por ejemplo,permitesituarel puntodevista. En losPhilosophicalRemarks.Wittgensteinrespondedetenidamentea una objeciónde estegénero.Enprimer lugar. ha idea de que mi campovisuales subjetivosólo puedeapa-receren eh contrasteentremi campovisual real y unaconstruccióninte-lectual que es el espaciofísico objetivo, y que es secundariorespectodelprimario> que es el visual. En estepuntohay un claro acuerdoentreWitt-gensteiny la fenomenología.En segundolugar, queel campovisual tengaunadeterníinadaforma, unadeterminadaperspectiva,etc.,esunapropie-

<2 (‘fr. A. Kcnny. Aquinas.Oxford tJniversityPress,Oxford, [980, pp. 80-1.

Page 10: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

220 Jorge V. Arregui

daddel campovisual,esdecir, esunapropiedadgeométrica,quenosda iii-

formaciónacercadel objeto o de la realidad,perono del sujeto. Comodi-ceel propio Wittgenstein.«sup(>nganíosquetodaslas partesde mi cuerpopudieransuprimirsehastaquequedarasólo un ojo; y ésteestuvierafirnie-mentefijado en cierta posición,manteniendosu vusion.¿Cómo>apareceríael mundo?Yo no seríacapazde percibir ningunaparlede níi misnio. y su-poniendoque mi globo ocular fueratransparente,tampocoseriacapazdeyermeen un espejo.Unapreguntaquesurgeen estepuntoes: ¿seriacapazde lcwahizarmea tui mismo por mediode mi campovisual?‘Locaiizarnie aiii mismo; aquí sólo significa. por supuesto,estableceruna peculiar es-tructura de mi campovisual»(PR, §* 71-73. La cita pertenceal § 72). En elmísmo>sentido> tantocuí El cuaderno tizul como>en hasNotesfrr lecturesafir—ma quedebedistinguirseel ojogeométricoy el físico (Cfr. 118. p. 63 y NEL.p. 299),por lo quepuedesentenciarque«si el mundoes idea,no esidea deningunapersona»(NEL, p. 297).

En una interpretaciónbrillante, Kripke hasugeridoque la cuestióndelsolipsisníohay queentenderlaen relación a ha no compareccnciadel suje-to en el campovisual. Si eh yo, que esen eh Tractatus el verdaderosujeto.íío> c>mparecede ti ingúlí modoen eliii undo tal coimo> lo> encuenlro>, íio> apa-recenadaen eseniundoque lo transiormeenníío, peroentonces,si no haynadaen ha experienciaquejustil’ique que seala experienciadeun yo, en-toncesno> puedo>cnclo>sarhea él, uíía experienciasiníi lar. Y n ci puedo>por-que no> tengopuntode apoyo.Dicho> co>n (>traspalabras,si no> hay nadaenmí experienciaque la conviertaen níia, ¡ni experienciay la experienciasevuelven indiscernibles.Precisauiíentepor eso.el solipsismono puedede-cirse aunqueseacierto. Mi experienciaes la experietícia.y. comosenten-cía cii ho>s Notehooks, «todaex peruencía es mundo~ y no> necesitasujeto».To>do> transetirreatíteel sujetoco>ííío si ésteno existiera. Pc>r eso,el solisismoy cl realismoterminanpor coincidir, porqueel yo del solipsismoscreducea un punto inextensoy quedaha realidadcoordinadacon él (‘/,5.64).

El sujetonc> compareceen lo pensado>.Por ello>, GarcíaSuáreztienera-ion ah níantenerqueel único modode plantearel temadel sujetodel pen-samientoy el lenguajees a travésde ha doctrinade la proyección,queestáen la basede la significatividad del lenguajey eh pensaníiento.Es ha yo>-huntadtrascendental,como ha subrayadoKenny, ha quefunda la intencio-nahidaddel lenguajey del pensamiento’4.En consencuencia,hay en eh pen-saníientoinicial deWittgensteinun desplazamientodel sujetotrascendentaldesdeel pensanítentoa ha voluntad.«El sttjetopensante,escribe,essegu-raníentemcm ilusión. Peroel sujetoquequiereexiste.Si no> existierala vo-luntad, tampccohabríaesecentrodel mundoque lhaiííaníosel yo y queeseh portadorde la ática» (NR, p. 80. Cfr. T, 5.631).

(‘[‘rS. Kripke. o>. e.’ Pp. 122-3.(?fr. A. Kenn’v, EJ legañatít’ W,ny’nNtilo, Siglo XXI, M aclricí. 199

Page 11: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

Yo /ieoso s y «yo tptiero ». RtzzonestIc ana ttslntetrít¿ 221

La diferenciaentre la relación del sujetocon el pensamientoy del su-jeto con ha voluntad quedaoculta en ha falsainterpretaciónhabitualde és-ta. Suelesuponerse,en efecto,quede ha misnía maneraqueen el hombreexisteun principio operativo,quees el pensamiento,cuya operaciónespe-cífica es pensar,existeotro principio operativo—quees la voluntad— si-niétrico ah anterior, cuya operaciónespecíficaes querer.Pensary quererseríande estemodolos actosespiritualesdel hombre, irreductiblesentresíy de losquetodoserhumanotieneunaexperienciapersonal.Todo hom-brepuededistinguir si estápensandoen comprarun cocheo si quierecom-prar uno.Con palabrasde W. James,«anhelar,desear,querer,sonestadosde lamentequetodo el inundo>concicey queningunadefiniciónpuedeha-cermáscharos»~.

En estaperspectiva,la diferenciaentreuna acción voluntaria y unainvoluntaria, o entrehaceralgo adredey sin querervendríadadapor elquerer. Lina acciónesvoluntariacuandosequiere hacerlay no lo escuan-do no se quierehacerla.La diferenciaestriba,pues,en la ocurrenciadelquerer, del acto de voluntad o de la volición, o. como a vecesse dice, taldiferenciavendríadadapor eh «consentimientode la voluntad».Confre-cuencia, también se mantieneque eh acto dc vo>luntadcausahumeana-menteo tio>m(>lógicanientela acciónvo>luntaria.Mi quererlevantareh bra-zo causaqueel brazose leva¡íte.Ahora bien,en estainterpretaciónde lavoluntadse o>cuhtala dilerenciacon respectoah sujetoentreeh pensaníientoy ha voluntad,porquesi ha voluntariedadde unaacción es la ocurrenciaoacaecimientode un eventoníental,o de unaexperiencianíental, llamadavolición, no se ve en virtud de que eh sujetoo el propietariode has expe-rienciasníentahesva a estarniás presenteen lasvo>iicionesqueen los pen-saníiento,s.Si la voluntariedadde lasaccioneses unaexperienciamental.entoncesha voluntad es tan impersonalcomo el pensaníiento.y en co>n-secuencia,la pro>p(>sicio>n«yo quiero»resultasustituiblepor la afirmacío~n«hayvo>huntad».

Precisamente,uno dehc~s puntosmásvaliososdc ha filosofía de lo> men-tal deWittgensteines ha crítica a estainterpretaciónde la voluntad. el re-chazodc la idea dc que la voluntad puedaidetítilicarse con una experIen-cía níental.En eh ‘Iractatus ha voluntad empíricaessustituidapor ha voluntadtrascendental,y en su filo>so>fia po~steriorsedesarrollato~daunacuidadosaarguníetítaciónen c(>t’itra de la idea de queunaacción voluntariaseaunaaccióncausadapor unavo>lición —haexperienciamentalqueun actodevo-luntad es—quemerecela peííarecoger.

Paraempezar,es precisodesenmascararla tesisnuclearde la visiónde ha voluntadque la identifica con la ocurrenciade unavolición. Quererno es unaactividadbásicaparalelaa pensar.En estesentidoWittgenstcin

W.Jauí>cs.Pr¡oc¿ple~» o/pi-veluology en ‘Che vtorl<s of William jaone,»’. Harvard ti n ¡ver—silv Press.(auííbridgeMass..i98i. vol, VII 1/2, p. 1098.

Page 12: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

222 Jorge V. Arregui

afirma que«‘querer’ no es eh nombrede unaacción» (Pl, 613).Querernoes el nombrede una actividad en ha que el hombrepuedaestarocupado.Antes se ha dicho, citandoa James,que todo hombreescapazde distin-guir si estápensandoen comprarun cocheo si quierecompraruno.Aho-ra bien, eh ejemplo resultasignificativo porqueníientrasque cabedecirque alguien estápensandoen comprarun cocheno puedeafirmarsequeestáqueriendocomprar uno. Quererno es algo queuno puedaestarha-ciendo,en lo quese puedaestarocupadoo atareado,en el precisosenti-do en quesisepuedeestaratareadoen pensar.A ha preguntapor quées-tá haciendoEl Pensadorde Rodin,puederesponderse«estápensando»,pero> no «estáqueriendo».Quererno espor tanto, ningunaactividadbá-síca.

Además,querertanípocopuedeidentificarsecon ningunaexperienciamental.No hay ningún eventopsicológico que puedaidentificarsecon havoluntariedaddeunaacción.Desdeluego la voluntariedadno puedeiden-tificarsecon el deseo,porque.como indica Wittgenstein,cuandolevantoelbrazovoluntariamenteno suelo desearque se levante,sino que simple-mente lo levanto (Cfr. Pl, 616).Tampocopuedeidentilicarse con la deci-sión, porquehay accionesvo>luntariasque no he decidido,al níenosen elsentidoen que la decisiónes un procesopsicológico.ni con darseunaor-dena símismo, ni con la experienciadel esfuerzoo del intentar, puesco-mo el propio> Wittgensteinadvierte,cuandolevanto> eh brazo voluntaria-níente.casi nuncaintento>levantarlo(Cfr. PI. 622;RPP,1,51). Así, no hayningunaexperienciapsicológicaqueaparezcasiempre—y exclusivamen-te— quese realizaunaacción voluntaria.Paraverlo, bastacon contrastareh haceralgo «porquetengoganas»y «porqueme da la gana».Ambasac-cRinessonvoluntarias.y sin embargo,las situacionespsicológicasdescri-tas por has dc>sexpresic>nescoho>quialesson muy distintas.

Porotra parte,si ha voluntariedadde unaacciónviniera dadapor ha ocu-rrenciade un acto del mero querer,o de unavolición, seríaineludible lapregunta,ec>mo ya señalóRyle», po>r si tal volición o acto de voluntad esvoluntario o involuntario. Si una acción es voluntariaporquequiero ha-cena,¿mi querer hacerlaes voluntarIo>o involuntario’? Si es involuntas-in.entoncesha acción,contrala hipótesisinicial, resultaserinvoluntaria; y sieh quereres voluntariohabríaquepostularla ocurrenciade unanuevavo-lición, lo queabre un procesoal infinito.

La identificaciónde ha voluntad con ha ocurrenciade unavolición o unactode voluntad,la identificaciónde ha voluntadcon unaexperiencianíen-talo un eventopsicológicoes falsa.Peroademás,Wittgensteincritica tam-bién la ideade queuna acciónvo>luntariaseaunaacción causadanomoló-gícamentepor un act(> de voluntad. Así, Wittgensteinuííantieneya en ehDiario Filosófico, entreotras afirmacionesbastanteoscuras,siguiendoa

O’fr. 03. Ryle, ‘Che cu’nceptt>f nílad, Hutchinson,Londres. 949, Pp. 62-82.

Page 13: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

223Yopienst,»y’» yt, quiero». Razonesde¡¿ría asunetria

Schopenhauerthassiguientestesis: «el actodevoluntadno es la causadela acción,sinola acciónmisma»,«el hechode oíue yo quieraun accióncon-sisteen mi realizar la acción,no en mi haceralgo distinto quecauseha ac-ción» y «cuando>yo realizo unaacción,yo estoyen acción»(MB, pp. 87-88).Estasafirmaciones,aunqueen eh contextodel Diario Filosófico estánmuylejosde resultarciaras—y dchechono se recogenen eh Tractatus—,cons-tituyen eh núcleodela crítica wittgensteinianaala interpretaciónde la vo-luntad expuesta.queserácontinuadaen susobrasposteriores,aunque,ob-viamente,en ellas la voluntad pierdeel caráctermístico con que apareceen lasprimeras.

Una acciónvoluntariano esunaaccióncausadapor un actode volun-tad,sino unaacciónconscientementeoriginadapor mi. Paraadvertir la di-ferenciaentreun actovoluntario y un actocausadonomológicamenteporunavolición resultaútil la consideracióndedosejemplosquemuestranquela cícurrenciade la presuntavoiiición o> acto> de ha voluntad no escondiciónnecesariani suficienteparaquelaacción seavoluntaria.Esposiblequeha-va unaacciónvoluntariasin oíue hayaun actode voluntad y esposiblequeunaacciónseacausadapor un actode voluntad sin queseavoluntaria.

En primer lugar, como los profesoresGeachy Anseombeme hicieronadvertir, tantoWittgensteincomoTomasde Aquino» señalanqueunaomi-sion es vc>luntaria—y po>r tanto,puedeserunatransgresiónculpablede unpreceptc>—sin quemedieun actode voluntad quetengapor objeto haomi-sión. En segundolugar, cabepensarsituacionesenlas quesedeseaalgo,eldeseo>causaun acontecimientoy. sin embargo.no hay acción voluntaria.Porejemplo,podríaocurrir quealguiendesearaquesucasaseincendiarapara cobrar el seguroy poderpagarsusdeudasde juego. y cabetambiénqueun amigosuyo—conociendosudeseoy paraayudarle,perosin queelpropietario de la casalo supiera—le prendierafuego.En estasituación,existe un deseo.eh deseocausaa travésde un amigo>un suceso,y sun em-bargo,el suceso,siendodeseado,no esvoluntario.

Una acción esvoluntaria,no porqueseacausadapor un actode volun-tad,sino porqueesconscientementeoriginadapor mí, porqueeshechapormí de determinadomodo. Como dice Wittgenstein.escribir es habitual-menteuna acción voluntaria, pero esto no significa que níi escrituraseacausadapor un actode voluntad,porquepodríaocurrir quequisieraescri-bir y nie ilenaradeasombrosi, acausadeello, mi manodeprontocomienzaa hacerlo (RU’, II, 267). Seríaverdaderamentesorprendenteque mi de-seo de escribiro mi decisiónde escribircausaraquemi manose pusieraa

Cfr. SCHOPENHAUER. A.. Dic WebaLs Wille unu] Varstellung,EberhardBrodhans,Wiesbadeti. 1949, ti, 18 y r’he foarflttl rou,tofabc principIeofsuffit’ien¿ ret,st,n,(>pen CouruLa Salle Iii. 1974, Pp. 14-5. Sobre la influencia de Schopenhaueren Wittgensleinenestepunto puedeverseCARDINER, P., SchopenhauerPenguinBnoks. London, 1963 y MA-CEE. 8., ihe philosophyof Schopenhauer, ClarendonPress.Oxford, 1983.

(Mr. [<Pl>,1.845:5. ‘Eh., 1-Ii. q. 6, a. 3: q. 71, aS.

Page 14: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

224 .1 t) rge Y. .Arregai

hacerlo.Por tanto, Wittgensteinadviertecerteramentequeno se requiereunavolición o acto de voluntad intermediario>entreyo y mis accionespa-ra que éstasseanvoluntarias.«Cuandoyo levantomi brazo ‘voluntaria-niente’, afirma, yo no utilizo ningúninstrumento>semejante»(PI, 614). Delmisnio unodo,unaaccióndeliberadano esunaaccióncausadapor una de-liberación,sino unaacciónqueyo he realizado>segúnunadecisión.La de-císion no causala acción.La descripcióncorrectade una accioin delibera-da.no es «yo decidotocarla campanaa lascincoy a hascincotui brazohacesu niovímiento>»sino «yo> decido) tocar la canípanaa las cuico> y a las cuicoyo levanto>eh brazo>»(Pl, 627).

La tesiscentralwittgensteiniananíantienequelavoluntariedadno pue-de seridentificadacon la ocurrenciade un «actodel mero>querer»porquetal eventcí seriaalgo> quepasao> sucedetui entrasque una acciónvo>huntariano puedeserde ningunamaneraalgo quesimplementepase.La volunta-ríedadde unaacciónno esalgoque ocurraeneh pianohorizontalde loshe-cho>s:no esqueun acto> devoluntad como>aco>¡ítecimientc>psicculógicocau-se unaacción.La vc>luntariedadde unaacción sesitúa,po>rel contrario,enel planc~perpetídicular de ha originación. Una acciónes volutítari a no porsercausadapor un evento>níental.queessin duda un suceso>,sino po>r serelectivanienteoriginadapor mí de determinadoniodo. 1 haceralgo volun-tariamentees hacerlo>de determinadamanera.Po>r eso.has accionesyo>-luntan asno> sonalgo> quesucedaco>moocurren ho>sacoiitecimien tos. La yo>—1 utítad tío> es un hedío> psiccílógico>. « Eh acto de vol tui tad, escribee ti í osNotehooks.no> es unaexperiencia»(1VB, p. 89).

En un te xto pertenecienteal perío>do iii te rníecli o>, a ha Philosoplí icalGranuníar,discutiendo>supensamiento>anterio>r,Wittgensteinestablecesu

l>oisttlra con nitidez. «Esto>escomo enatíclo deeimos.’~La vo>huntad tío> pue-de serun fenóníenoporquecualquierfenómenoqueconsideresesalgo> questínplemeníeocurre, algo quepadecemos,tío algo> que Ii agamos.La voil un-tací no> es algo queyo vea c>currír.es másbien couíío mu estarenvuelto> enmis accío>nes.mu ser níis accio>nes’.Mira a tu brazo> y muévelo>y experi-tu entarasesto>muy charauííente. ‘l’ú no estástenietído utia experienciano exactaniente tui a experiencia, cuí cuahdíuiercaso>—,tú estásht¡o’íendo al -

go>. Tú puedesdecirte a ti misnio> quetú po>drías i níagin ar taiii biéuí la mismaco>sao>curriéndo>le a Ru mano>, pero uneraníetíteo>bservaclay no> q ucridapc>rti». En el resto del parágrafo,Wittgensteindiscute y matiza estaafirma-ción, perono ha niega. «Tú puedes,concluye,por supuestodecircorrecta-nie tite q tic cuando Li acesalgo.no> Ii ay nadaquete suceda,porc~ue los fenó-menosdcl hacersondiíerentesde~lutfenóníennÑdeho>bservaralgoeon~oun tríovimictíto refhejo. Peroesto>tic> llega asercharo hastaqtue uno> consi-derahas diferentesciasesde co>sasqueha gentellama pro>cesosinintencio-n alese i tívo>] uuít aric>sen ti uesíra vida» (PC 97)

La vo>huntariedadde una acción no> puedeestribaren la o>currenciadetun sttcesome tít al porcínc esto>es algo> cí ue merametiteíu¡st¡ y la vol utíl acítío

Page 15: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

«Yapiensa » y «yt> quieras. Raztmesdeant, asimetría 225

puedeseralgo quepase.Estaconsideraciónllevaa Wittgensteinen el Trac-tatasa establecerunatajantedistinción entrela voluntadempíricay la tras-cendental,que es ha portadorade ha ética (Cfr. T, 6.423). En suobra pos-tenor.Wittgensteincriticaesatajanteseparación.Esciertoquela voluntadno puedeser unaexperienciapsicológica,algo que meramentesucedeenel ámbito> psicológico.pero eso no implica confinar la voluntaden el ám-bito místico. «Eh querer,si no> es unaespeciede desear,debesereh actuartrismo.No puededetenerseantesdel actuar».Anteestaafirmaciónquere-coge muy bien su anterior planteamiento,él mismo comenta:«Si es el ac-tuar, entonceslo es en eh sentido>usualde ha palabra;o sea:hablar,escri-hir, andar,levantaralgo. imaginarsealgo.Perotambién: tratarde,intentar,esforzarsepor hablar,escribir, levantaralgo, iníaginarsealgo, etc.» (PR,615).Ensuúltimo pensamiento.quelavoluntad no seaun sucesopsicoló-gico> paralelo ah movimiento físico, no ha convierte en un puro> hacermex-tensional,sino que la cuestiónde ha voluntad es devueltaa ha praxis hu-manaordinaria. «Los movimientosvoluntariosson ciertosmoviniientoscon suámbito>normal de intención,aprendizaje,intento, acción» (RU>. 1.776). Lo que ha de serconsiderado,pues,es, como sedecíaen el texto an-tes citado de Philosophical Grammar. las muy diferentesciasesde cosasqueha gentellama procesosinvohuntario>sen nuestravida.

La diferenciaentre las accionesvoluntariasy los simplesmovimientosinvoluntariosha sido señaladapor S. Agustínen un textode Las conjesio-nes,que muestraun extraordinario paralelismocon los antescitadosdeWittgenstein.segúnho>s cuales«cuandoyo realizo> unaacción,yo estoyenacción»y «la voluntad no es algo queyo veaocurrir,es más bien,co>momiestarenvueltoen mis acciones».«Y así,escribe5. Agustín,cuandoqueríao> no queríaalgunacosa,estabacertisinio> de que era yo y no otro eh quequería o> no quería(...) Y en cuantoa lo quehaciacontrami voluntad,veíaqueniás era padecerqueobrar»».Una acción voluntariaes,pues,unaac-ción originadacon determinadascondicionespor mí; unaacciónde la que.como dice Aristóteles,yo tengoeh principio2. Estaefectivaoriginacióndela acción,que permite caracterizarlacomo voluntaria, se revela—segúnafirma Wittgenstein— en la ausenciade extrañezao asombroante la ac-ción (Cír. Pl. 628;Z, 92), o, en muchasocasiones,conio mantieneen El cua-dernomarrón, en la peculiar imposibilidad de adoptaruna actitud con-tempialiva o de o>bservaciónante ella (BR, p. 153; Pl, 627). No puedoado>ptaruna actitud pasivaantemis accio>nesvolítntarias:hashago.No con-templocómo los acontecimientosse desarro>llan:losejecuto.La diferenciaentrehas accio>nesvoluntarias,aquéllasde hasque so>y señor,y los moví-niientos invc>luntario>s.seadvierte u’nuy bien enel hechoseñalado>po>r Witt-gensteinde quesólo las accionesvoluntariaspuedenserobjeto> de pres-

5. AtilA S~i N, Confisiones.VII. 3.Gfr . ARISTOT’EI,IfS. LUco o Niconíaco,hL 1: liii a 22—2.3.

Page 16: «Yo pienso» y «yo quiero». Razones de una asimetría‘ asimetría 213 Wittgenstein comienza por distinguir dos usos de

226 Jorge Y. Arregui

cripción. Sólo losverbosquedesignanhabitualmenteaccionesvoluntariastienen imperativo (Cfr. RPP, II, 83). Alguien puedeordenarme«tíratealrío», pero> no «cáeteah río»,porquefrente a tirarme,caermeno es algoquehagosino que me sucede.

La distinción entrelo quehago y lo queme sucede,no estribaen nin-gún sucesomental.Estarazón essuficienteparaadvertir queno sepuedeidentificar la voluntariedadconeh deseo,porquedeseares, o puedeen oca-sío>nesser,algoqueme sucedeo niepasa. A miniepasaqueme entranga-nasde bebermeunaginebra,perobebermela,en condicionesnormales,noesalgo queme pasesino que hago.La diferenciaentre ha acciónvolunta-ríay el movimiento involuntario esla diferenciaentrehacerA y A, y tal di-ferencia no> estáenlo> quesucede,sino> enquehacerA significa queyo o>ri-gino realmente A y que, por tanto>, de ningún modo puedo adoptarunaactitud contemplativao pasiva.No puedoquedarnie«a verlasvenir».

La diferenciaentreunaacciónvoluntariay unainvoluntaria es la dife-renciaentre lo que yo hago y lo que me sucede.Comolo que yo hago noexigeningún mecanismointermedio,segúnseha visto,entreyo y iris ac-ciones,la voluntariedadde unaaccióninvolucramáximamenteah sujeto.yenconsecuencia,mientrasque«yo pienso»puedesustituirsepor «haypen-samiento>».«yo> quiero»no puedesustituirsepor «hayvoluntad»,puesunaaccion es voluntariacuandoyo la hago,cuandoyo me reconozco>en ella.Porello, en eh piano existencial,unaacción no voluntariaesunaacciónenha que yo> no me reconozco,un sucesoanteel queadoptounaactitud con-tetnplativa,algo queobservocómo sucede.

Ahora bien. ¿quiénesesteyo? Obviamenteno esningúnegocartesia-no, ni ningúnyo> trascendental,ni ningún limite del mundo, sino ha perso-na empíricaqueyo soy. Queunaacciónesvoluntaria significaqueyo. JVA.ha he realizadoy me reconozcoen ella. Así, cabriaconcluir quemientrasque«yo» en «yo pienso»no es referencial,«yo» en «yo quiero»silo es,pe-rO en el segundocaso«yo» no denotaa un objeto.eh yo, distinto de la per-somaqueyo soy, sino aésta.La personano> se identiticaasí misma,por suspensamientoso> susopiniones,sino po>r susaccioneslibres. Ya Aristóteleshabíaseñalado>que una personaadquiereun carácterno por opinar, sinopor decidir, porque.como>él mismoafirma, la elección no> es tanto una fa-cultad humana,cuantola clasede principio queel hombrees.

JorgeY’. ARRuoliul(tinive rsidacl de Pamplona)