ZAQUEO, EL HOMBRE DE NEGOCIOS · hacer que la gente comience a orar, y esté en expectativa del...

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ZAQUEO, EL HOMBRE DE NEGOCIOS 21 de enero de 1963 Tucson, Arizona, EE.UU. 1 Todos han estado testificando esta noche, hablando de tan grandes experiencias. Y yo ciertamente disfruto esas cosas. Y parecía como que todos tenían un poco sentido del humor en cuanto a sus testimonios. 2 Y yo pudiera añadir esto al mío. Como la señora de color que quería testificar no hace mucho; ella dijo: “Anciano, ¿pudiera testificar?”. Yo dije: “Adelante”. 3 Y ella dijo: “Yo–yo–yo no soy lo que yo–lo que yo debiera ser, y–y yo–y yo no soy lo que quiero ser”, dijo ella, “pero también no soy lo que yo solía ser”. 4 Así que entonces de esa manera me siento entre tal grupo. No soy lo que debiera ser, o lo que quiero ser, pero sé una cosa, no soy lo que solía ser. Y prosigo a la meta del supremo Llamamiento. 5 Es tan bueno estar aquí. Hemos tenido uno de los tiempos más finos de compañerismo con nuestros hermanos, allá en el Valle Maricopa, estas últimas dos semanas. Yo estoy un poco ronco. Y hemos visto a nuestro Padre Celestial hacer grandes cosas por nosotros. Y sólo estamos haciendo esto más bien para hacer que la gente comience a orar, y esté en expectativa del gran clímax venidero durante esta convención. Cuando... 6 Oí que iba a tener el privilegio de venir a esta sucursal, con mi buen amigo, el Hermano Tony. Y yo he preguntado tres veces esta noche ¿cómo pronuncian ese nombre? Y yo–yo simplemente no lo puedo retener. Y así que sólo “Tony”, si eso está bien. Pienso que no somos demasiado formales aquí de todos modos, ¿lo somos? Uds. saben, eso es algo piadoso. Uds. saben, la Biblia dice: “Dios es sin forma”. Así que nosotros no tenemos forma alguna.

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ZAQUEO, EL HOMBRE DE NEGOCIOS

21 de enero de 1963

Tucson, Arizona, EE.UU.

1 Todos han estado testificando esta noche, hablando de tan

grandes experiencias. Y yo ciertamente disfruto esas cosas. Y

parecía como que todos tenían un poco sentido del humor en

cuanto a sus testimonios.

2 Y yo pudiera añadir esto al mío. Como la señora de color que

quería testificar no hace mucho; ella dijo: “Anciano, ¿pudiera

testificar?”.

Yo dije: “Adelante”.

3 Y ella dijo: “Yo–yo–yo no soy lo que yo–lo que yo debiera ser,

y–y yo–y yo no soy lo que quiero ser”, dijo ella, “pero también no

soy lo que yo solía ser”.

4 Así que entonces de esa manera me siento entre tal grupo.

No soy lo que debiera ser, o lo que quiero ser, pero sé una cosa,

no soy lo que solía ser. Y prosigo a la meta del supremo

Llamamiento.

5 Es tan bueno estar aquí. Hemos tenido uno de los tiempos

más finos de compañerismo con nuestros hermanos, allá en el

Valle Maricopa, estas últimas dos semanas. Yo estoy un poco

ronco. Y hemos visto a nuestro Padre Celestial hacer grandes

cosas por nosotros. Y sólo estamos haciendo esto más bien para

hacer que la gente comience a orar, y esté en expectativa del

gran clímax venidero durante esta convención. Cuando...

6 Oí que iba a tener el privilegio de venir a esta sucursal, con

mi buen amigo, el Hermano Tony. Y yo he preguntado tres veces

esta noche ¿cómo pronuncian ese nombre? Y yo–yo simplemente

no lo puedo retener. Y así que sólo “Tony”, si eso está bien.

Pienso que no somos demasiado formales aquí de todos modos,

¿lo somos? Uds. saben, eso es algo piadoso. Uds. saben, la Biblia

dice: “Dios es sin forma”. Así que nosotros no tenemos forma

alguna.

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7 Viendo las grandes cosas que nuestro Padre Celestial ha hecho por nosotros esta semana, estamos felices de venir aquí y compartir estas bendiciones en esta sucursal, y llegar a conocer a algunos hermanos, y a Uds. de aquí en esta parte de–de Arizona. Lo cual, todos sabemos aquí, que esta es la capital. Yo les he dicho toda la semana que Phoenix sólo era las afueras de Tucson, siempre. ¿Ven? Ellos no lo creen, que, los hacemos bienvenidos a nuestro compañerismo. Esto es porque estamos mucho más alto. Ellos tienen que mirarnos hacia arriba, ¿ven?, aquí arriba en Tucson. Y así que todos vengan, e iremos y visitaremos Phoenix ahora, la próxima semana, o al fin de esta semana, para este tiempo de compañerismo allá. 8 Tuvimos una gran cosa que nos sucedió justo antes de salir para este viaje. Sólo me gustaría tomar tan sólo unos momentos porque creo que valdría la pena. Yo... 9 Al viajar todos estos años y tratando de pararme entre la brecha, de diferentes organizaciones y gente, los Hombres Cristianos de Negocios fue como un pequeño oasis para mí, el creer que Dios hizo de una sola sangre todas las naciones. Y yo–yo creo eso. Yo creo que Su pueblo está en todas las iglesias. Si Él es Dios en lo absoluto, Él es Dios de toda la raza humana, el Dios de la creación. Y Él ciertamente puede... Miren allá a los desiertos y las montañas, Uds. pueden ver lo que le gusta a Él, porque Él mismo se expresa en Su creación. Y podemos ver que hay un Dios. Y estas personas, los Hombres de Negocios del Evangelio Completo, al ir a sus sucursales, hablando para ellos, entonces eso me da una oportunidad de poder hablarles a todos los diferentes grupos juntos. 10 Yo fui llamado a, lo que nosotros llamaríamos como en una expresión mundana, para sustituir de emergencia a Demos Shakarian. Uds. saben que–qué tarea es esa. Pero yo estaba en Cincinnati hace unos días, y la Hermana Shakarian, según lo entiendo, pasó por una operación. El Hermano Miner Arganbright, uno de los oficiales, vino y dijo: “Vaya conmigo en mi automóvil a Cincinnati”. 11 Yo dije: “Tengo cientos de personas aquí yaciendo, de todo el mundo, yaciendo en estos hospitales y cuartos, esperándome para que ore por ellos. Han estado esperando entrevistas, quizás algunos tanto como dos o tres años, esperando, y ellos finalmente llegaron aquí”.

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Y él dijo: “Bueno, sólo venga conmigo por unos minutos”. 12 Yo dije: “Bueno, ¿a qué hora es el desayuno?”. Está como a ciento veinte millas [193.2 km–Trad.], supongo, de donde yo vivo. Y él dijo: “Bueno, comienza como a las ocho”. 13 Yo dije: “Bueno, déjeme decirle. Iremos allá entonces como a las cuatro, y llegaremos allá para el desayuno. Me regresaré de inmediato”. 14 Y cuando llegué allá, el Hermano Shakarian no estaba allí. Y yo entré. Dijo: “¡Exactamente lo que andábamos buscando!”. Y así que esa noche, a una cierta hora, logré regresar a casa. 15 Durante ese tiempo, había habido un ministro Bautista que simplemente había acudido a Billy, mi hijo, y dijo: “Ud. no entiende, señor”. Él dijo: “Mi esposa se está muriendo”. 16 Y él dijo: “Bueno, señor, cuando mi papá regrese”. Dijo: “Tenemos un compromiso con estas personas para ir”. 17 Uds. saben, en la fila de oración, muchas veces, pasando y quizás ofreciendo una oración. Pero Uds... Y algunas veces un caso es más profundo que eso. ¿Ven?, Dios sana bajo condición, y pudiera haber algo en la vida de esa persona. Y no me importa cuánta medicina el doctor les diera, ellos nunca sanarán hasta que se aclare esa cosa. 18 Si Uds. fueran al consultorio de un doctor y le dijeran que estaban enfermos, y le dijeran sus síntomas, y él estuviera de prisa, él probablemente les daría una pequeña receta con algún anestésico en ella, de algún tipo, alguna aspirina. El doctor sólo está tratando de deshacerse de Uds., precisamente en ese momento, porque él no tiene tiempo. Un verdadero doctor, antes que él les dé una medicina, diagnosticaría ese caso a fondo, hasta encontrar dónde estaba el mal; entonces les daría la medicina. 19 Y algunas veces hallamos personas pasando por estas filas de oración, por todas las naciones, y ellas sólo vienen apresuradas y piensan que el Señor debería sanarlas en ese

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instante. Pero hay algo tal vez por ahí, y nos quedamos ante el Señor hasta que Él revela eso, lo que eso es. Hay algo que... Hay una–hay una razón para todo. Y Uds. tienen que encontrar la razón primero, y entonces pueden encontrar con qué trabajar. 20 Y este muchacho simplemente siguió siendo persistente. Y yo llegué la mañana siguiente como a las dos. Y como a las cinco, mi hijo me llamó, y dijo: “¿Conoces a una muchacha llamada Jean Dyer?”. Yo dije: “Jean Dyer, me suena conocida”. Él dijo: “Ella dijo que solía tocar el piano para ti”. 21 “Oh”, dije yo, “¿qué no es ese el Dr. Dyer, el cirujano aquí, un cirujano famoso en Louisville?”. 22 Dijo: “Ese–ese es. Bueno, su hija Jean se está muriendo allá en el Hospital San Eduardo en... o en el Hospital San Antonio, mejor dicho, en Louisville”. Y dijo: “Su esposo ha estado allí en los escalones todo el día”. “Bueno”, yo dije, “bueno, trataré de hacer espacio hoy”. 23 Dijo: “Mire, ella no sabe que tiene cáncer. No le diga”. 24 Así que finalmente, ese día, cuando llegué al cuarto; una fina jovencita”. 25 Ella en verdad había tocado el piano para mí, en la... cuando estuve en el auditorio, cuando vi a la gente del Hermano Allen, aquí esta noche. El Hermano Allen se acaba de ir de ese mismo auditorio en Louisville. Ese es el Auditorio Memorial. Y Jean Dyer fue la pianista en la iglesia de La Puerta Abierta, la antigua sinagoga. Y así que ella había visto algunas grandes cosas que el Señor Dios había hecho. Ella le dijo a su padre. 26 Él sólo dijo: “Eso es pura psicología. El hombre sólo está leyendo la mente de la gente. Hay... Él sólo adivinó eso”. 27 Ella dijo: “Papi, no puede ser una adivinación cada vez”. ¿Ven? Dijo: “Simplemente no puede ser”. “Bueno”, él dijo, “Jean, olvídate de esas cosas”.

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239 Tú dijiste: “Ninguno puede venir a Mí, si mi Padre no le trajere primero. Y todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí”. Tú prometiste eso. 240 Y ahora, Señor Dios, éstos son dados como trofeos de gracia y amor. Ellos están en Tus manos, y nadie puede arrebatarlos. Con honesta sinceridad en su corazón, una confesión honesta que ellos han hecho, que ellos quieren volverse de los caminos del mundo a los caminos de Dios para su vida. 241 Recíbelos, oh Señor, pido mientras intercedo por ellos, parado ante Tu gran Trono Blanco. Por medio de la fe, nos paramos allí, mirando sobre el Trono de Dios de marfil, con un Sacrificio Sangriento puesto allí delante de Él, intercediendo sobre nuestra profesión. Ayúdalos, Padre. Te los presento como regalos de amor, en el Nombre de Jesucristo. Amén. Amén. 242 Ahora, cada uno de Uds. que levantaron su mano, yo quiero pedirles que hagan algo para mí. Quiero que se encuentren con algunos de estos ministros aquí, y les digan que Uds. han aceptado a Cristo como su Salvador, y Uds. quieren ser bautizados, y Uds. quieren ser llenos con el Espíritu Santo. Y Dios les concederá eso a Uds. 243 Miren, yo estaba pensando de algo más, pero no tendremos el tiempo, porque sólo son–son cerca de cinco minutos antes de la hora que debemos cerrar el lugar, pero nosotros–nosotros apreciamos su paciencia. 244 Y todas sus manos que se levantaron, miren, yo no sé exactamente en dónde estaban, sólo por todas partes. Pero cuando Uds. levantaron su mano, seguramente hicieron eso en serio. Uds. no levantarían su mano sólo por hacerlo. Si lo hicieron, eso es hipocresía. Levantar su mano. Nunca hagan algo a menos que Uds. verdadera y sinceramente lo están haciendo. Y al tomar esa decisión, y allí en lo profundo de su corazón Uds. hicieron en serio lo que han hecho, entonces anden sinceramente con eso. Dios los honrará. 245 Oigan, a propósito, ¿sabían Uds. qué le sucedió a Zaqueo? ¿Quisieran saber qué le sucedió a Él? Él llegó a ser un miembro de la Asociación de los Hombres Cristianos de Negocios del Evangelio Completo de Jericó. ¿No quisieran unirse Uds. también?�

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234 ¿Ven Uds.?, la ciencia les dice a Uds. que no pueden realmente levantar su mano. ¿Debido a qué? La gravitación de la Tierra mantendría su mano hacia abajo. Pero Uds. tienen un espíritu de vida en Uds. Y esa vida que está en Uds., otra Vida vino a ella y dijo: “Tú estás mal”. 235 Y Uds. que quebrantaron las reglas de la ciencia, y levantaron esa mano hacia el Creador y dijeron: “Recuérdeme”. Él lo hará. Si Uds. realmente dijeron eso en serio, Él los tomará en su palabra. Dios lo bendiga allá atrás. ¿Alguien más antes de que terminemos? Sólo voy a hacer una pequeña oración, orar sólo en un momento. Dios lo bendiga, señor. Dios lo bendiga. ¿Alguien más? 236 [Una hermana en la congregación cita algunas Escrituras–Ed.]. Amén. De las misericordias, esta pequeña sierva levantándose bajo el Espíritu, hablando una promesa. 237 ¿Levantarían–levantarían su mano si no lo han hecho? Y digan: “Sólo...”. Eso es todo lo que les voy a pedir que hagan. Sólo levanten su mano, reconózcanse que están mal y que Uds. quieren misericordia. La Casa está abierta. “Hay un Manantial [Fuente, Biblia en inglés–Trad.] abierto en la casa de David, para la purificación del pecado y la inmundicia”. ¿Lo aceptarán esta noche, alguien más, antes de que terminemos ahora? Ha habido cuarenta, cincuenta manos levantadas en el edificio, de hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, levantaron sus manos. Muy bien. Dios lo bendiga, señor. Muy bien. Oremos. 238 Señor Jesús, yo creo que estas manos fueron levantadas en lo más profundo de la sinceridad. Tú sabes su objetivo. Tú sabes su motivo al hacerlo así. Y pido, Padre Celestial, que Tu Divina misericordia repose sobre cada uno de ellos. Que esta noche sea un tiempo de cambiar. Que ellos se bajen del árbol del fariseismo de su estilo propio. Que ellos se bajen del árbol ante Jesucristo, y digan: “Señor, si yo hice mal, estoy dispuesto a enmendarlo”. Y desde este pequeño local para banquetes esta noche, Padre, Tú te irás a casa con ellos, también, y cenarás con ellos, y permanecerás para siempre con ellos a través de la vida y toda la Eternidad. ¿No concederás esto, mientras ofrezco mi oración a Ti a favor de ellos?

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28 Y ella estaba comprometida con un muchacho fino que estaba asistiendo al seminario Bautista en ese tiempo. Ella se casó y se mudó a Rockford, Illinois, en donde estaba la casa de este muchacho. Y de alguna manera u otra ella trató de aferrarse a su testimonio. Pero el muchacho se metió en el trabajo secular, y después de un tiempo casi se apartó del Señor. 29 La muchacha tenía una–una dolencia femenina. Ella regresó a casa a su padre. Él sabía que ella necesitaba una operación. Él encontró en ella lo que se llama... Y no sé el término médico de eso, pero porque yo sé que hay un par de doctores sentados aquí ahora. Así que, fue llamado como el tumor chocolate. Y es un... Por dentro, cuando él lo extirpó, él debió haber derramado algo de eso. Y las células eran malignas. Y ellos la volvieron a coser, le dieron un poco de rayos X y terapia. 30 Así que cuando ella regresó a casa, ella continuó teniendo dolor y problemas. 31 Un año después, ella regresó para una completa histerectomía. Y cuando ellos le removieron los órganos, se dieron cuenta de que el cáncer había subido al colon y lo había envuelto. No había nada que se pudiera hacer. Ellos intentaron los rayos X otra vez. No funcionó. Así que sólo la llevaron al hospital y le dijeron que ella sólo tenía un problema femenino severo, y que estaban tratando de curarlo. Y la muchacha se estaba muriendo. 32 Su esposo lo sabía. Así que él vino y había conseguido unos libros míos, que Jean había leído. Y así que él empezó a venir al hospital, leyéndoselos a ella. 33 Y cuando entramos a orar por ella, ella me estaba diciendo al respecto. Yo dije: “Jean, él es un muchacho fino”. Y yo no quería dejarla... Guardé el secreto, porque sabía que–que él... Ella no sabía que tenía cáncer. Y así que, dos días después, ellos iban a llevar a cabo una–una colostomía. Así que tomando... 34 Antes de llevar a la muchacha, bueno, ellos me permitieron venir y orar con ella. Y al estar con ella en el cuarto. Y tan pronto como yo... Allí estaba una enfermera incrédula de guardia; tenía tres enfermeras, turnos de tres horas. Y tan pronto como nos pudimos deshacer de la enfermera, y sacarla

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del cuarto, para que una visión pudiera suceder, y oramos con ella un ratito allí, y yo la vi. Ella es de cabello oscuro. Ella sólo tiene como treinta y seis años de edad. El cabello oscuro se le había vuelto canoso. Ella estaba de pie en la visión. 35 Yo dije: “Jean, ahora mira. Yo voy a ser muy honesto contigo”. Yo dije: “Tú has estado en las reuniones lo suficiente como para saber que yo no te diría nada en el Nombre del Señor a menos que fuera así”. Yo dije: “Mira, Jean, tú tienes cáncer”. Ella dijo: “Yo lo sospechaba, Hermano Branham”. 36 Y yo dije: “Esa operación, pasado mañana, es una colostomía. Pero no te preocupes. Yo he visto, de parte del Señor, tú vas a estar bien”. Y ella sólo se regocijó. Así que yo me fui a casa. 37 Y el próximo día ellos iban a, el día después, mejor dicho, ellos iban a llevarla a la colostomía esa mañana, y ellos tuvieron que–ellos tuvieron que esperar unos minutos después que la habían preparado, y demás, y estaba lista para la operación. Y allí estaba... Ella tuvo el sentir regular que los seres humanos deben tener en ese momento, y la llevaron al baño, y ella tuvo una evacuación completa y normal. El doctor estaba tan asombrado. Él la volvió a examinar. La mañana siguiente... Ellos la suspendieron, cancelaron la operación. El Dr. Hume, un especialista muy fino, un cirujano, amigo mío, iba a llevar a cabo la operación. 38 Y a la mañana siguiente ella tuvo una evacuación completa y normal otra vez. Y su padre, el Dr. Dyer, me llamó por teléfono. Y entre sollozos, dijo: “Hermano Branham, yo he sido un crítico de lo que Ud. está hablando”. Él dijo: “Pero yo soy un creyente ahora, que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob todavía vive”. 39 Si Él alguna vez era Dios, Él sigue siendo Dios. Y sabemos que Él es tan grande aquí en Tucson como lo es en todas partes, porque Él es omnipresente, omnipotente e infinito, y sabemos que Él puede hacer todas las cosas. 40 Ahora bien, para no retenerlos mucho tiempo... Por lo general, yo en rara ocasión, cuando yo... Si yo iba a predicar, oh, yo seguramente los despediría dentro de seis horas. Ese es un sermón corto. Pero yo no voy a hacer eso esta noche. Yo tengo

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y no hablamos nada malo en contra de eso. Pero ellos nunca han nacido de nuevo. Ellos no saben realmente lo que es. 227 Y sabemos que ni una tilde ni una jota en ninguna manera pasará de Tu Palabra. Tú dijiste: “Los Cielos y la Tierra pasarán, pero Mi Palabra no”. Y Tú dijiste: “El que no naciere de nuevo de agua y del Espíritu, en ninguna manera entrará en el Reino”. Pido, Padre, que Tú hables a los corazones esta noche en este mismo momento. Permite que hombres y mujeres piensen seriamente, justo en este momento, sabiendo que estamos viviendo en las horas finales. 228 Israel está en su tierra natal, el gran calendario de Dios. Está regresando, mirando: “¿En dónde está el Mesías?”. 229 Sabemos que cuando José se dio a conocer a sus hermanos, que él despidió a los gentiles de los atrios. Su esposa e hijos estaban en el palacio. Debe haber un arrebatamiento del gentil, para que se dé a conocer a Israel. Entonces vendrá un tiempo de lamentar y clamar y llorar: “¿En dónde obtuviste esas cicatrices?”. 230 Él dijo: “En las manos de Mi amigo. De Mis amigos Yo he recibido estas cicatrices en Mi mano”, en la casa donde Él realmente debería ser aceptado, cuando Él mismo se dé a conocer a Israel otra vez. 231 Dios, mientras los gentiles tienen una oportunidad, que ellos rápidamente se arrepientan y vengan a Ti. 232 Mientras tenemos nuestros rostros inclinados, Zaqueo, yo quiero que seas muy honesto sólo por un momento, y Rebecas también. En este Mensajito entrecortado, si ha habido algo que les ha hablado a su corazón y dicho: “Yo nunca he recibido esa experiencia del–del Espíritu Santo, el Evangelio completo, pero a mí me gustaría recibirlo. Quiero que me recuerde en oración, Hermano Branham. Yo sólo voy a levantar mi mano, no a Ud. sino a Dios”. Y digan: “Ore por mí”. Y terminaré la oración, recordándolos a Uds. Dios lo bendiga. Dios lo bendiga a Ud., a Ud., a Ud., a Ud., docenas de manos. 233 Uds. dicen: “¿Servirá eso de algo, Hermano Branham?”. Ciertamente. “¿Por qué es así?”.

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221 Pero cuando una abeja alguna vez ancla su aguijón lo suficientemente profundo, le saca su aguijón. 222 Y cuando esa abeja de muerte podía anclar su aguijón en un hombre como yo y Uds., él podía salirse con la suya. Pero allí había un–un cuerpo preparado; pero cuando él ancló ese aguijón en Jehová, la carne de Dios, creada, no algún deseo sexual. Cuando él se ancló en esa carne, él perdió su aguijón. Entonces él ya no tiene aguijón. 223 Con razón ese gran San Pablo podía permanecer firme cuando ellos estaban construyendo un lugar allí para cortarle su cabeza. Él dijo: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria? Mas gracias sean dadas a Dios, quien nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Sí. 224 Oh, cuando un hombre capta una vez esa visión, todo lo demás es secundario. Su negocio es secundario, todo lo demás. No, no importa mucho. Uno sólo va a quedarse aquí por un corto tiempo, pero Eso es primero. “¿Qué aprovechará al hombre si perdiere... ganare todo el mundo, y perdiere su alma?”. 225 ¡Zaqueo! ¡Oh Zaqueo! Quizás no sea Rebeca en casa orando, pero quizás una madre que ya se ha ido más allá del velo. Sus oraciones todavía están puestas sobre el altar de Dios. Si es así, Zaqueo, sal de detrás esas hojas de sicómoro esta noche, esa corona de ese credo denominacional a la cual Ud. se está aferrando, sin el Nuevo Nacimiento, ese algo a lo cual Ud. se está aferrando, y Ud. nunca ha tenido alguna evidencia que Dios estaba en eso. Él sabe exactamente en donde Ud. está sentado. ¿Por qué no lo hace? Inclinemos nuestros rostros sólo un momento. 226 Dios Todopoderoso, el gran y terrible Jehová que rugió desde el monte de Sinaí, al grado que aun el pueblo dijo: “Que Moisés hable y no Dios, o moriremos”, habla esta noche, nuestro Padre Celestial, en misericordia y perdón, al corazón de la gente que no te conoce. Y permíteles saber que este es el tiempo. Que, ellos quizás se están escondiendo detrás de su negocio. Puede que haya muchos hombres de negocios aquí, Padre, que–que realmente no te conocen. Quizás ellos pertenezcan a una iglesia,

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servicios mañana en la noche, la noche siguiente, y demás. Trataremos... Estoy a punto de ir a ultramar otra vez, Dios mediante, en seguida. 41 Quiero decirles a todas las personas aquí, amigos, que quizás yo me he encontrado con algunos de Uds. antes, y quizás hay muchos aquí con los cuales yo no me he encontrado. Los saludo en el Nombre de nuestro Señor Jesús, el Hijo de Dios. Que Su paz siempre esté con Uds. 42 Y hablando a veces en estas sucursales, como que causa que la gente... como para mis hermanos ministros aquí, al decir... 43 Alguien me dijo en una ocasión, dijo: “Billy, bueno, ¿por qué–por qué te juntas con ese montón de hombres de negocios?”. Dijo: “Pensaba que eras un predicador”. “Oh”, dije yo, “yo–yo soy un hombre de negocios”. Él dijo: “¿Un hombre de negocios?”. Yo dije: “Seguro”. Dijo: “Yo–yo–yo no sabía eso”. Yo dije: “Sí, yo soy un hombre de negocios”. Dijo: “¿A qué tipo de negocio te dedicas tú?”. 44 Yo lo dije rápido, así que él... Yo dije: “Estoy en la seguridad de Vida”. Él dijo: “¿Qué?”. Yo dije: “La seguridad de Vida”. Él dijo: “¿Qué quieres decir?”. Yo dije: “La seguridad de Vida Eterna”.

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45 Miren, si cualquiera de Uds. quisieran hablar conmigo de una póliza, estaré contento de verlos inmediatamente después del servicio. Yo estoy–yo estoy aquí para el negocio. 46 Recuerdo a un amigo mío, Snyder era su nombre. Fuimos a la escuela juntos. Y ahora, los seguros, yo tengo un amigo que se dedica al negocio de seguros. Tengo un hermano en el negocio de seguros, pero yo–yo realmente no tengo ningún seguro. Así que este Wilmer Snyder, un amigo mío, un amigo de mi niñez, se me acercó no hace mucho, y él dijo: “Oye, Billy”, dijo, “me gustaría hablar contigo acerca de algún seguro”. 47 Yo dije: “Mira, Wilmer”. Dije: “Qué te parece. Hablemos de cacería”. Él dijo: “No. Yo quiero hablar de seguros”. 48 Bueno, yo tuve que decírselo rápido también. Yo dije: “Yo tengo seguridad”. No seguro, seguridad, ¿ven? 49 Y mi esposa se volvió y me miró, como diciendo: “Pues, pequeño cuentista”. Ella sabiendo que no tenía ningún seguro. 50 Y él dijo: “Oh, discúlpame, Billy”. Dijo: “Eso es correcto. Tu hermano es un agente. Yo conozco a Jesse”. Y yo dije: “Bueno”, dije, “no es con él exactamente”. Él dijo: “¿Qué tipo de seguro tienes tú?”. Y yo dije–yo dije: “Tengo Vida Eterna”. Él dijo: “¿La qué?”. Y yo dije: “La Vida Eterna”. 51 “Bueno”, él dijo, “no creo que haya oído hablar de esa compañía alguna vez”. Dijo: “No, suena rara”. 52 Y yo dije: “Aquí está lo que es, Wilmer”. Yo dije:

Bendita seguridad, mío es Jesús.

¡Qué anticipo de gloria Divina!

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213 El diablo dijo: “Ese no puede ser Dios. Ese ni siquiera puede ser un profeta. Él es un engañador”. No sabiendo que las Escrituras tienen que ser cumplidas. 214 Entonces cuando lo vemos a Él subiendo al Calvario, mírenlo. Yo quiero que esta audiencia capte una visión de Él. Regresemos a mil novecientos años, por un momento, y denme su atención. Está oscuro sobre Jerusalén. ¿Por qué? Los sacrificios son rehusados por Jehová. Algo está a punto de suceder. Mientras la sangre es quemada en el altar, Dios la rehusó. El verdadero Sacrificio va subiendo por la calle. Puedo oír el golpeteo de algo. Miren allá abajo, allí va esa vieja y áspera cruz, bajo la pena capital romana, de un Hombre que no había hecho nada. 215 Y puedo ver a una mujercita salir corriendo al frente, y decir: “¿Qué ha hecho Él sino sanar a sus enfermos y levantar a los muertos?”. 216 Alguien le dio una bofetada en la cara y dijo: “¿Le creerán a esa mujer antes de creerle a su sacerdote? ¡Fuera con un Hombre como ese!”. 217 Miren Su manto. Hay manchitas rojas por todas partes, en la espalda. Mientras Él va subiendo el monte, esas manchas se hacen más grandes y más grandes. Después de un rato, todas se hacen una. Hay algo salpicando contra Él. ¿Qué es? Es Su Sangre. Y la cruz va arrastrando las pisadas del que la lleva. 218 Puedo ver esa abeja de la muerte acercarse allí, zumbando a Su alrededor. “Yo lo atraparé ahora. Si Él fuera profeta, Él hubiera–Él hubiera hecho algo allá cuando ellos le escupieron Su rostro. Si Él fuera profeta, Él no pudiera hacer lo que está haciendo ahora. Yo sé que lo atraparé”. 219 Uds. saben toda abeja, todo insecto, tiene un aguijón en él, y ese aguijón es una cosa mala. 220 Y la muerte tiene un aguijón en él. Pero Dios se tuvo que hacer carne. Él podía aguijonear a un profeta y lo retuvo. Él podía aguijonear a un hombre justo y lo retuvo. Él aguijoneó a David y lo retuvo. Pero aquí está Dios, y él no lo sabe. Esta abeja se levanta del infierno, zumba a Su alrededor. “Yo lo atraparé”.

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Zoe, que significa “la propia Vida de Dios”, y la misma Vida que estaba en Cristo, quien era Dios... 207 El cuerpo era un Hombre, por supuesto. ¡Pero Dios, el Creador, que hizo al primer hombre...! ¿De dónde provino él si Él no lo hizo? Dios, el Creador, sin la ayuda de nada, creó a Adán. Dios, el Creador, hizo al Hombre, Cristo Jesús, Su Hijo, en el vientre de María. Y Él era Emanuel. Y cuando el pecado... 208 No porque Él tuvo que morir; Él la puso. Pero por cuanto el pecado hirió, la lanza que rompió Su corazón, entonces algo aconteció. La Vida regresa sobre el adorador. Y ¿qué es? “Entonces ya no tenemos más conciencia de pecado”, dice el escritor de Hebreos. “El deseo de pecar se ha ido”. Entonces ahora ya somos libres. 209 Zaqueo... Cuando ellos vieron a Jesús subiendo el Gólgota para ser crucificado... 210 Sin duda que el diablo siempre había dudado de Él. El diablo dudó de Él cuando primero lo vio, cuando Él se fue al desierto, después de que el Espíritu Santo vino sobre Él. Él dijo: “Si eres Hijo de Dios, muéstranos un milagro. Convierte estas piedras en pan”. Ese diablo no ha muerto todavía. “Muéstrame un milagro”. Jesús dijo: “Escrito está, que ‘no sólo de pan vivirá el hombre’”. 211 Cuando ellos lo atraparon a Él allá en el patio, el grupo del diablo, esos soldados romanos, le ataron Sus manos detrás de Él, y lo golpearon, lo golpearon en la espalda con varas y azotes de nueve ramales, para que se cumpliera la profecía de los profetas. “Porque Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados”. Y mientras Él se estaba inclinando... 212 Y los soldados ataron un trapo alrededor de Su cabeza, y lo golpearon en la cabeza con una vara. Y se la pasaban uno al otro, y decían: “Si eres Profeta, dinos quién te golpeó. Te creeremos”. ¡Esa burla, y los escupitajos de soldados borrachos en Su rostro!

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Soy heredero de salvación, comprado por Dios,

Nacido de Su Espíritu, lavado en Su Sangre. 53 Él dijo: “Eso está muy bien, Billy, pero eso no te meterá aquí en el cementerio”. 54 Yo dije: “Pero me sacará. Yo no estoy–no estoy tan preocupado de entrar. Es de salir de lo que yo estoy pensando”. 55 Miren, si Uds. tienen alguna preocupación, yo hablaré con Uds. al respecto. Sólo para una–para una pequeña plática de la Escritura, aunque sean hombres de negocios. Pero yo mismo me he identificado como un hombre de negocios junto con Uds. 56 Y muchos de mis hermanos ministros allá, los vi levantarse hace unos cuantos momentos. Y así que quizás en alguna ocasión, Dios mediante, me gustaría juntarme con el grupo y venir a tener una buena reunión con los ministros aquí. Yo conozco a un hermanito aquí. Yo me encontré con él. Whittle, creo que era su nombre. Salimos juntos en una ocasión, Miren, yo pronuncié mal eso también. Él me hizo saber que eso estaba bien. 57 Y así que mi nombre es Bran-ham, Uds. saben. Alguien me dijo–dijo: “¿Es... Hermano Bran-ham, es Ud. un pariente de Abraham?”. Yo dije: “Su hijo”. 58 “‘Padre de naciones’. Estando muertos en Cristo, linaje de Abraham somos, y un heredero junto con él según la promesa”. Esa es la Escritura. 59 Miren, no tengo el tiempo para retenerlos aquí para predicar, porque el Ramada nunca les permitirá tenerlo otra vez. 60 Así que recuerdo cuando primero vine entre el pueblo Pentecostal hace años, yo estuve en Mishawaka. Había dos grupos de ellos. Uno se llamaba las P.A. de W [Asambleas Pentecostales del Mundo, por sus siglas en inglés–Trad.]; el otro, las P.A. de J.C. [Asambleas Pentecostales de Jesucristo], creo. Y ellos tenían su–su convención en los terrenos del norte, porque había segregación, y así que los hermanos de color

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podían asistir a la reunión. Yo los observé todo el día, qué tan peculiares, sin modales religiosos. ¡Oh! Yo estaba sentado allí, y nosotros los Bautistas, Uds. saben, como que tratamos de actuar un poco religiosos en la iglesia. Pero estos individuos no tenían modales Bautistas en lo absoluto, o ningún modal religioso. Ellos corrían, gritaban, aclamaban, se les ponía la cara azul. Y yo pensé: “¡Qué cosa, qué cosa!”. Y así que empecé a fijarme en la manera que ellos se estaban comportando. 61 Y así que él dijo: “Todos los ministros suban a la plataforma. Todo ministro, no importa de qué denominación, suba a la plataforma para esta tarde”. Éramos como quinientos de nosotros sentados en la plataforma. Así que él dijo: “Sólo levántense y digan su nombre, y siéntense”. Yo–yo pasé, di el mío. Yo–yo dije mi nombre; me senté, y así sucesivamente. Después de un rato, ellos tenían un hombre... Habían tenido algunos finos predicadores ese día. Oh, ellos eran verdaderos eruditos y verdaderos hombres. Y yo sabía que no tenía por qué estar allá arriba con mi educación de séptimo grado, parado ante esos hombres, cuando ellos iban a hablar sobre teología. 62 Pero yo pensé: “Bueno, para la reunión de esta tarde, ellos ciertamente van a tener el orador más ilustre de ellos para la tarde”. 63 Y así que, después de un rato, dijeron que un tal anciano iba a hablar. Era un anciano de color que salió. Y parecía ser como de ochenta y cinco años de edad. Y él tenía puesto uno de esos antiguos y largos, los que solíamos llamarles allá en el sur, abrigos de predicador, Uds. saben, como un levita [vestidura parecida al frac–Trad.], Uds. saben, con las tiras de arriba abajo. Un arito de cabello blanco alrededor de su cabeza. Y tuvieron que guiar al anciano: él estaba tan anciano. 64 Y se puso allí y tomó su texto por ahí de Job. Él dijo: “‘¿Dónde estabas tú cuando Yo fundaba el mundo? Hazme saber sobre que está fundado’”. Dijo: “‘Cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban los hijos de Dios’”, dijo, “‘¿dónde estabas tú?’, Dios hablándole a Job”. 65 Bueno, todos los hermanos aquel día habían estado predicando acerca de la Vida de Cristo, y de la venida de Juan, preparando un puente, y demás, con mucha erudición.

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sólo supo que él estaba en el árbol, pero supo cuál era su nombre. 200 La Biblia dice: “La Palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el tuétano del hueso, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. “En el principio era el Verbo [Palabra–Trad.], y el Verbo [Palabra] era con Dios, y el Verbo [Palabra] era Dios. Y aquel Verbo [Palabra] fue hecho carne, y habitó entre nosotros. Y lo vimos a Él, el Unigénito del Padre”. 201 Allí estaba Él, la Palabra de Dios, manifestada a este Zaqueo. Se bajó del árbol rápidamente para arrepentirse. 202 Zaqueo, hombre de negocios aquí esta noche, recuerde, Ud. no puede esconderse debajo de hojas de higuera. Él sabe exactamente en donde Ud. está sentado. Él lo conoce a Ud. Él sabe quién es Ud. Él sabe su nombre. Él sabe por qué Ud. está aquí. Él sabe todo al respecto. Eso es correcto. 203 Y nosotros que lo hemos encontrado a Él, y lo conocemos, y llegamos a ser Sus discípulos, sabemos lo que es Él y lo que Él hace por el pueblo. Nosotros sabemos que Él permanece el mismo. 204 Zaqueo descendió en una actitud penitente. Él dijo: “Si... Señor, si en algo he defraudado a alguno, le devolveré el dinero. Tomaré mi dinero; daré a los pobres”. ¿Ven?, él ya había hallado esa Perla de gran precio. Él halló algo que era más que su negocio. Él había hallado algo, ese Algo. 205 Y todos los hombres tratan de lograr algo. Pero si Uds. pierden la Vida Eterna, ¿qué han hecho para Uds. todos sus logros? El tesoro más grande que un hombre puede hallar es hallar liberación. 206 Como yo dije, en el Antiguo Testamento, cuando la célula de sangre del cordero era rota, no podía regresar sobre el adorador; por lo tanto, él se iba con el mismo deseo de pecar. Pero en este caso, cuando, por fe nosotros ponemos nuestras manos sobre la Célula de Sangre que fue rota en el Calvario, no judía, tampoco fue la célula de sangre de un gentil. Fue la Sangre de Dios, y cuando esa Vida que salió de allí, nos trae la Vida de Dios a nosotros, la cual es Vida Eterna. La palabra griega usada allí es

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el padre parado allí, con sus manos en el aire, creyendo. Y Él pone Su dedo sobre el bebé, y la fiebre lo dejó. El pequeñito saltó de los brazos de su madre y se fue por la calle. 193 Zaqueo cambió de parecer. “Debe haber algo real acerca de este Hombre. Pero es mejor que tenga cuidado. Es mejor que mantenga mi hoja abajo, para que Él no me vea. Él viene en esta dirección”. 194 Uno nunca puede verdaderamente mirar a Jesucristo y alguna vez seguir siendo el mismo. Hay algo acerca de Él que es diferente de todos los otros hombres. Cuando uno alguna vez lo escucha a Él hablar, uno será como los soldados romanos: “Jamás hombre alguno ha hablado así”. 195 Los sacerdotes hablaron de algo. El hombre todavía tiene la misma naturaleza. La tenemos hoy. El hombre siempre está alabando a Dios por lo que Él hizo, y esperando con expectativa lo que Él hará, e ignorando lo que Él está haciendo. Simplemente esa es la naturaleza del hombre. Siempre ha existido esa naturaleza. 196 Pero una vez que un hombre mira a Jesucristo, él nunca será el mismo, lo puede ver a Él manifestado. 197 Por esa razón, cuando uno es sellado con el Espíritu Santo, el sello está en ambos lados del papel, ambos viniendo y yendo. Ellos pueden ver el caminar, el hablar, la Vida de Cristo reflejándose en eso, en Su pueblo. Ese fue Su propósito de morir, para que la Iglesia pudiera continuar Su obra. Pero nos hemos conglomerado en un montón de todo. 198 Ahora nos fijamos que, mientras Él comenzaba a caminar, yendo por la calle, Zaqueo levanta su hoja un poco más alto; quiere alcanzar a darle una buena mirada mientras pasa. Ahora él está todo cubierto, camuflado muy bien. Y después de un rato, él tiene que levantar así, para mirar. Jesús estaba pasando directamente debajo de él. 199 Precisamente mientras Él pasaba por allí, Jesús se detuvo, miró hacia arriba, dijo: “Zaqueo, date prisa. Desciende del árbol. Voy a ir a casa contigo a comer hoy”. ¡Qué diferencia! Él sabía que Ese era el Profeta que el Señor Dios había levantado. No

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66 Pero este anciano no predicó acerca de nada de lo que estaba aconteciendo aquí en la Tierra. Él lo llevó allá como a diez millones de años antes que el mundo fuera alguna vez formado. Y lo trajo, lo que estaba aconteciendo en el Cielo, luego lo trajo al arco iris horizontal. Él hizo todo eso como en cinco minutos, y en un solo respiro, parecía. Cuando él terminó, él saltó en el aire como tres pies [.91 m–Trad.], así me pareció a mí, y juntó sus tobillos. Allí venía golpeando sus tacones entre sí. Y él tenía el doble del espacio que yo tengo. Él dijo: “Uds. simplemente no tienen suficiente espacio aquí arriba para que yo predique”, y él se sentó. 67 Yo pensé: “Eso es lo que yo necesito. Si eso hará que un anciano se sienta así, ¿qué me hará a mí si yo alguna vez encuentro esa fuente de juventud?”. 68 ¡Un anciano de ochenta y cinco años de edad, y podía actuar así! Bueno, qué cosa, él salió allí, él como que iba agarrándose. Pero me fijé cuando el Espíritu vino sobre él, él renovó su juventud como el águila, Uds. saben. 69 Ahora ahí en el Libro de San Lucas me gustaría leer sólo un pequeño versículo o dos, sólo para unas Palabras aquí, para que armonicen con algo que ha sido dicho, y todo junto, y los himnos que han sido cantados. Y el Señor añada sus bendiciones a la lectura de San Lucas 19.

Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la

ciudad. ... sucedió que un llamado... varón llamado Zaqueo,

que era jefe de los publicanos, y rico,

procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa

de la multitud,... era pequeño de estatura.

Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para

verle; porque había de pasar por allí.

Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia

arriba, le vio, y... dijo: Zaqueo, date prisa, desciende,

porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 70 Debió haber sido una noche muy horrible. El hombrecito no había dormido nada en lo absoluto. Él sólo se meneó y se dio

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vueltas en la cama toda la noche. Todos estamos familiarizados con esos tipos de noches; sin poder descansar, sin poder dormir. Y toda la noche se meneó y se dio vueltas en la cama. 71 Uds. saben, su esposa, Rebeca, era una creyente, y ella estaba interesada en su esposo que tenía un negocio en Jericó. Y él pertenecía a muchas sociedades de ese día, sin duda. Y Rebeca había llegado a conocer a un–un Profeta llamado Jesús de Nazaret, quien ellos afirmaban que era el Hijo de Dios. Y ella estaba interesada en que su esposo conociera a este Hombre. 72 Porque ella sabía que el pueblo judío había sido enseñado, que: “Si un hombre era un profeta, que lo que él decía acontecería. Pero si lo que él decía no acontecía, entonces no lo oigan”. Dios les había dado esa Palabra a ellos por medio de Sus profetas. Así es cómo un profeta era identificado. 73 Y el gran dador de la ley, Moisés, él también había dado el mandamiento: “Profeta como yo, te levantará Jehová tu Dios. Mas cualquiera que no oyere a este Profeta, será cortado de entre el pueblo”. 74 Y Rebeca estaba plenamente convencida cuando ella vio que Jesús de Nazaret podía pararse y decirle a las personas las cosas que estaban en su corazón, predecir cosas que iban a acontecer, sucedían exactamente de la manera que Él lo dijo, nunca falló ni una sola vez. Y Él estaba correctamente en la Palabra de Dios. Ella lo creyó. 75 Pero Zaqueo, su esposo, se había confundido. Y, bueno, la verdad real de ello era que él nunca había visto a Jesús. 76 Y verdaderamente eso es algo malo: el tratar de juzgar a un hombre antes de oírle. Nunca se debería hacer eso. Muchas veces todavía seguimos siendo culpables de eso en este día. Oímos de un hombre, y, aun antes de hablar con él, nosotros–nosotros aún... ya hemos dado nuestra opinión sobre él, por la opinión de alguien más. Y no es una cosa buena. Debemos ir y ver por nosotros mismos. 77 Como fue dicho en una ocasión: “¿De Nazaret pudiera salir algo de bueno?”.

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187 Aquí está Él. Y cuando Zaqueo, nuestro pequeño hombre de negocios de Jericó, cuando él miró por primera vez a Jesús, Él se miraba diferente de cualquier hombre que él alguna vez haya visto. 188 Coloquemos una pequeña inserción aquí. Una señora pudiera haberse acercado con un bebito. Zaqueo mira hacia acá en esta dirección para ver quién es. “Oh, yo recuerdo cuando el doctor estaba en la casa el otro día. Yo estaba parado allí cuando el sacerdote estaba parado allí también. El doctor dice: ‘El niño no puede vivir. Pónganlo en el cuarto y cierren todas las puertas. Que no entre el aire’. Y aquí esa familia fanática ha oído de este Hombre falso, que se llama a Sí mismo un Profeta de Galilea. Viniendo aquí, y trayendo ese bebé, pues, esto, la ley de la ciudad lo debe arrestar. Me aseguraré de eso, cuando nos reunamos con la mesa directiva. Nos daremos cuenta de que si un hombre, quien siga un fanático de algo así, lo pondremos en orden. Él está mentalmente mal de la mente”. 189 Y yo veo al hombre salir corriendo y decir: “Tengo un niño moribundo aquí, señor. ¿Le permitirían tan sólo que el Profeta lo toque? Creo que Él es el Profeta de Dios. Yo lo he visto en otras reuniones, y he oído de Él, y yo sé...”. “No. Lo siento. Hay tantos”. 190 Pero, después de un rato, la mujercita sale, cargando al bebé, y el bebé sin vida. “Sólo permitan que Él lo toque. Eso es todo lo que yo quiero. Yo le creo. ¡Yo creo que si Él toca a mi bebé...!”. 191 “Simplemente no lo podemos hacer, señora”. Él, muy lejos de ellos, sin embargo, se detiene en Su camino. Y luego puedo ver a Zaqueo hacer hacia atrás su hoja y observar. Dijo: “Traigan aquí al bebé”. 192 Cuando ellos trajeron al bebé allí, sólo un cuerpecito sudando de tan caliente. Ellos hicieron hacia atrás las cobijas. Pone Sus dedos sobre él. La madre parada allí, con sus hermosos ojos judíos. Las lágrimas rodándole por sus mejillas. Y

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Uds. dicen: “Bueno, el–el óvulo proviene de la mujer”. 180 Pero el óvulo no provino de María. Si el óvulo provino de María, entonces tenía que haber una sensación. Miren en dónde ponen a Dios. Dios creó ambos el óvulo y la célula de sangre. 181 Él no fue ni judío ni gentil. Él era Dios, nada menos. Él era Dios manifestado en carne. ¿Qué no dijo Él, lo leemos en las Escrituras, que “Dios estaba en Cristo reconciliando Consigo al mundo”? Él era Emanuel. Él dijo: “A Mí, que...”. 182 Él dijo en las Escrituras aquí, mejor dicho: “¿Quién me puede acusar de pecado? ¿En dónde he fallado Yo en hacer exactamente lo que fue escrito de Mí? Escudriñad las Escrituras. Os parece que tenéis la Vida Eterna, al escudriñarlas, y Ellas son las que dan testimonio de Mí. Y si no hago las obras de Mi Padre, entonces no me creáis. Más si hago las obras, aunque no podáis creerme, creed a las obras que Yo hago, porque ellas testifican quién soy Yo”. 183 ¡Oh, cuán escaso se queda el Cristiano hoy en día del privilegio que Dios le dio, y de las cosas en la Biblia! ¡Cómo me gustaría tomar un texto de allí! El tiempo no lo permitiría. 184 Él oyó el ruido. Él se levantó. Él dijo: “Bueno, esos deben ser los santos rodadores viniendo”. Dejó caer la hoja, esperó un minuto. Después de un rato, él se fijó que allí venía doblando la esquina. 185 Debió haber sido un gran hombre corpulento allí enfrente. Lo puedo ver, como un hombre de apariencia alta, grande, de hombros erguidos, como de sesenta y cinco años, caminando con una vara en su mano. Ése debe haber sido el que nosotros llamamos, que Él llamó “Simón”, y le dio otro nombre de Pedro, que quiere decir “confesión”, o “piedrecita”. 186 Detrás, doce hombres alrededor de Él. La gente corriendo a tocar al–al Rabí mientras Él pasaba. Yo puedo oírlos decir: “No toquen al Rabí. Él ha estado cansado. Él ha predicado toda la noche. Poder ha salido de Él. Él está ronco por hablar. No toquen a nuestro Maestro. Él debe ir allá ahora. Él debe tener su almuerzo. Es hora que Él coma. Y por favor, no lo toquen. Háganse a un lado, ¿lo harían, por favor?, y permitan que pase el Rabí”.

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78 Cuando Felipe había ido a ver a Natanael y lo había hallado debajo de un árbol, y él dijo: “Venid, ved a quién hemos hallado, a Jesús de Nazaret, el hijo de José”. 79 Él dijo: “Mira, ¿de Nazaret pudiera salir algo de bueno?”. 80 Él le dio una de las mejores palabras que él podía haberle dado: “Ven y ve”. No se queden en casa y critiquen. Vengan, vean por Uds. mismos. 81 Y cuando él vino, Jesús lo vio a él venir. Él dijo: “He aquí un verdadero Israelita, en quien no hay engaño”. 82 Dijo: “Rabí, que significa ‘Maestro’, ¿cuándo me conociste?”. 83 Él dijo: “Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo del árbol, te vi”. 84 Eso fue suficiente. Dijo: “Rabí, Tú eres el Hijo de Dios; Tú eres el Rey de Israel”, porque él vio la misma Palabra que–que Cristo... Moisés había dicho que acontecería. Ellos no habían tenido un profeta por cuatrocientos años, y aquí estaba un Hombre exactamente en la Palabra. 85 ¡Cómo esa mujercita junto al pozo de Samaria debió haberse sentido cuando ella vino a sacar agua un día, y allí estaba sentado un Hombre, un Judío! Él debió haberse parecido de cincuenta años de edad, aunque sólo tenía treinta. Su trabajo debe haberlo agotado a Él. 86 Cuando ellos estaban teniendo la fiesta de–de los tabernáculos, todos estaban regocijándose. Y Jesús clamó, como fue citado hace un rato: “Venid a Mí”. Así que Él empezó a dar Su gran sermón. 87 Y los–y los judíos le dijeron: “¿Me quieres decir que Tú has visto a Abraham? Y Tú eres un Hombre que no tiene más de cincuenta años de edad, dices que has visto a Abraham? Ahora sabemos que Tú estás fuera de sí”. Y la frase fuera de sí allí significa “loco”. “Sabemos que Tú estás loco. Tú tienes un demonio”. 88 Él dijo: “Antes que Abraham fuese, Yo soy”. Ese fue el YO SOY que habló con Moisés en la zarza ardiendo.

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89 Y nos damos cuenta de que cuando Él estaba sentado... Le era necesario pasar por Samaria. Por cuanto Israel ya había escuchado el Mensaje, y Él ahora estaba viniendo a las tres razas: los judíos, los gentiles y los samaritanos: el pueblo de Cam, Sem y Jafet. Y Él es... El Evangelio debe ser introducido a ellos. Y Él vino a la ciudad llamada Sicar, y allí sentado junto al pozo. Y envió a Sus discípulos a la ciudad para comprar alimentos. 90 Una mujercita salió. Nosotros la llamaríamos hoy, bueno, quizás “de la luz roja”, algún nombre vil. Uds. saben lo que quiero decir. Y así que ella vio a Jesús... quiero decir que ella nunca vio a Jesús allí sentado, sólo a un Hombre judío ordinario sentado contra la pared. Del pequeño pozo, allá al final de la calle, de la... en donde la ciudad venía a sacar su agua. Este Hombrecito sentado allí, desapercibido. Ella vino como cerca de las once del día, para sacar agua, el agua de la familia para el día. Y ella bajó el balde para sacarla, y antes de que pudiera sacarlo, ella oyó a Alguien decir: “Dame de beber”. 91 Ella miró y vio que era un judío. Y ella pudiera haber dicho algo así: “Señor, no se acostumbra que digas tal cosa. Yo soy una samaritana. Tú eres un judío. Y no tenemos... Hay una segregación aquí. No nos tratamos así entre nosotros”. 92 Y Él empezó a hablar. La conversación continuó, de que si ella adoraba en Jerusalén. Él dijo: “Nosotros los judíos sabemos lo que adoramos, porque la salvación viene de los judíos”. Y la conversación continuó por un rato. Y después de un rato, Él le dijo a ella: “Ve, trae a tu marido, y ven acá”. Ella dijo: “No tengo marido”. 93 Dijo: “Tú has dicho la verdad, porque has tenido cinco maridos, y con el que ahora estás viviendo no es tu marido”. 94 Ella dijo: “Señor, me parece que eres profeta”. Miren, ¿ven?, ellos no habían tenido un profeta por cuatrocientos años, desde Malaquías. Dijo: “Me parece que Tú eres profeta. Sabemos que cuando el Mesías venga, Él nos declarará estas cosas. Esa será la señal de un profeta. Cuando el Mesías venga, Él nos declarará estas cosas”.

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saben, una hoja que podía bajarla y decir: “Lo veré cuando Él venga, pero nunca me verá a mí. Él nunca sabrá que yo estoy aquí arriba”. 173 Así que mientras él estaba sentado allí, después de un rato, pensando al respecto, allí venía un ruido al doblar la esquina. 174 Es una cosa extraña, pero en dondequiera que Dios está, parece haber mucho ruido. Es extraño, pero así es. 175 Uds. saben, Isaías, en el templo, después de la muerte de Uzías, él estaba allá. Y él oyó un ruido, y todo el templo se estaba meciendo. Los postes se movieron de sus lugares. Y había ángeles, serafines allí, que son los querubines, los quemadores del sacrificio, para darle al arrepentido el derecho al altar. Esos grandes seres, superiores que los ángeles, con sus alas sobre sus rostros, y alas sobre sus pies, y volando con dos alas, clamando: “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso”. 176 Si un ángel cubre su rostro santo para encontrarse con Dios, ¿cómo vamos a tomar un credo y cubrir el de nosotros con eso? Se va a requerir la Sangre de Jesucristo que nos cubra, entonces somos hijos. No una apariencia de esto, o una apariencia de eso, sino la Sangre. Dios siempre ha... Su único lugar para encontrarse con el hombre para compañerismo es bajo la Sangre derramada, en donde el germen de Vida... 177 En el antiguo sacrificio bajo la–la ley Mosaica, ellos traían un animal. Y cuando ellos rompían la célula de sangre de este animal, el cordero, el adorador adoraba. Pero la vida que estaba en el animal no podía regresar sobre el adorador, porque era una vida de un animal sin alma. Y no podía regresar sobre el adorador. Por lo tanto, fue sólo una–una cubierta. Sólo era un lugar que duraría hasta cierto tiempo. 178 Pero entonces cuando la vena de Emanuel fue rota... Jesús no era ni judío ni gentil. ¿Ven? El sexo masculino produce el germen por medio de la hemoglobina, y la célula sanguínea es del varón. La hembra... 179 Y Uds., gente Católica, no para estar en desacuerdo con Uds., pero la llaman: “María, la madre de Dios”, ¿cómo podía Dios tener una madre? Ella fue una incubadora.

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166 “Voy allá a Egipto para conquistar”. Era una invasión de un solo hombre, ¡pero él lo logró! ¿Por qué? Dios le dijo que lo hiciera. Ese es el porqué. ¿Ven?, parecía–parecía ridículo. Adonde, el hombre había huido del lugar, ahora él está regresando directamente allí. 167 De esa manera son las personas que encuentran a Dios: están decididas a verlo a Él. 168 Aquí está él. Después de un rato, él comenzó a pensar: “Sabes, Rebeca me dijo que este Hombre era un Profeta. Yo estoy dudando eso mucho. Yo no lo creo. Yo no creo que haya profetas de este día. Si así fuera, mi sacerdote me hubiera dicho al respecto. Mi sacerdote es uno de los siervos de Dios, así que él me hubiera dicho al respecto”. Eso está bien. 169 Pero, ¿ven?, nunca la religión organizada del mundo ha aceptado un mensajero de Dios, en ninguna ocasión; nunca lo hizo. ¿Qué no les dijo Jesús a ellos: “Uds. fariseos ciegos, Uds. adornan los sepulcros de los profetas, y Uds. son los que los pusieron allí. ¿A cuál de los profetas les envió el Padre, que Uds. no mataron y pusieron en el sepulcro, por cuanto él anunció la Venida del Justo?”. ¿Ven? 170 Allí entonces, encontramos que aquí está él, sentado allá arriba. ¿Saben qué? Espero que este drama no suene ridículo, pero yo voy a pensar que él dijo: “Mira, espera un momento, ¡si ese Hombre me llegara a ver sentado aquí arriba en esta rama!”. Y él se sentó en donde dos ramas se cruzaban. Y estaba sentado allí, pensándolo. 171 Ese es un buen lugar para sentarse, en donde los caminos de Uds. y los caminos de Dios se encuentran. Ese es un buen lugar para pensarlo. Y espero que toda persona aquí, que nunca se ha encontrado con Él, y que realmente sepa que ha nacido de nuevo del Espíritu de Dios, que Ud. esté sentada en esa rama esta noche. Pero, Uds. Hombres de Negocios, espero que estén sentados en donde estamos tratando de decir que se sentó Zaqueo, allá arriba en el sicómoro, con las ramas, en donde dos caminos se encontraron: los de Uds. y los de Dios. 172 Y él dijo: “¿Sabes qué creo que haré? Yo simplemente me acercaré estas hojas aquí y me camuflaré”. Él mismo se envolvió todo. Él se dejó una ventanita por la cual él pudiera ver, Uds.

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Jesús dijo: “Yo soy, el que habla contigo”. 95 Ella corrió a la ciudad y dijo: “Venid, ved a un Hombre que me ha dicho lo que he hecho. ¿No será Éste el mismísimo Mesías?”. ¡Cómo esa Luz primero prorrumpió sobre una mujercita en esa condición! 96 ¡Qué–qué reprensión fue esa para esos sacerdotes del templo de aquel día, quienes lo habían visto a Él hacer esa misma cosa, y lo llamaron: “Beelzebú [belcebú–Trad.], un demonio, un espíritu inmundo haciendo estas obras”! Cuando la Escritura tan claramente vindicando que sería el Mesías. Miren, nosotros... 97 Rebeca había visto todo esto, y ella estaba ansiosa que su esposo pudiera alguna vez sentarse en donde Jesús de Nazaret estuviera. Y ella se enteró que Él iba a estar en Jericó, la ciudad de ella, aquel día. Y ella comenzó a orar por él. Espero que haya muchas Rebecas aquí esta noche que orarán por su esposo, que alguna vez Jesús pase por donde ellos estén. Y ella oró toda la noche, mientras lo hacemos un drama. 98 Y Uds. saben, cuando alguien comienza a orar por Uds. sinceramente, Uds.–Uds. no logran descansar nada. Uds. pueden saber que hay algo que está aconteciendo. 99 Y luego cerca de la mañana, diríamos... Zaqueo tenía un hábito de levantarse algo tarde, porque, quizás digamos, él tenía un restaurante, y él dejaba que el... su–su encargado, y los demás, se encargaran de este negocio. Pero esa mañana, él se levantó muy temprano, se arregló muy bien, y se puso su mejor ropa. Y Rebeca, después de orar durante la noche, y viendo que él estaba muy inquieto... 100 Y escuche, Rebeca, cuando Ud. vea su Zaqueo inquietándose un poco, sólo recuerde, Dios está contestando la oración, ¿ven Uds.? De esa manera sucede. Cuando Ud. lo ve llegando al grado que él no puede decirle una buena palabra, sólo recuerde, siga aferrándose. No pasará mucho tiempo para que Dios lo pase a él por ese camino.

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101 Él se puso muy inquieto. Cuando se levantó, se puso su mejor ropa. Y puedo ver a Rebeca volverse y decir: “Zaqueo, tú te levantaste muy temprano esta mañana, mi cariño”. 102 “Oh, sí. Yo–yo sólo... jm, jm, jm”, tú sabes. Yo–yo sólo pensé que saldría por un poco de aire fresco”. 103 Pero, él tenía en su mente: “Yo no podía quitarme a ese Hombre de mi mente. ¿Sabes qué voy a hacer? Yo voy a ir allá a la puerta por dónde Él entra. Y cuando Él entre por esa puerta, yo le voy a decir unas cuantas verdades por hacer que mi esposa vaya allá a estas reuniones, y se comporte de esta manera. Yo le voy a decir mi opinión acerca de Él”. Uds. saben, por lo general la gente se crea ese tipo de complejo, Uds. saben, sólo por oír algo. 104 Así que él se arregló del todo. Él se escabulló. Él miró hacia atrás, la casa, y vio si había alguien mirando, y parecía que nadie estaba mirando. Pero Rebeca estaba mirando por la rendija de la ventana, viendo lo que él hacía. Y en vez de doblar hacia su restaurante, él se fue allá hacia la Calle Derecha. 105 Uds. saben, por lo general uno encuentra a Jesús en la Calle Derecha. Eso es correcto. ¡Rectos en sus negocios! Quieren encontrarlo a Él, sean honestos, sean sinceros, sean rectos con Dios y con los hombres, sean rectos con su vecino. 106 Así que él se escabulle por la calle, porque él sabía que Él iba a entrar por esta cierta puerta. Él se había tardado un poco esa mañana, porque dos hombres ciegos necesitaban sanidad, como la Escritura nos dice, y Él los había sanado a ésos. Y cuando él llegó a la puerta en donde se suponía que Jesús iba a entrar... Uds. saben, la Biblia dice: “Él era algo pequeño de estatura”. Y cuando él llegó allí, algunas de esas personas muy altas estaban allí paradas, y él ni siquiera podía encontrar un lugar y subirse para poder verlo a Él. Ellos estaban trepados en los muros y por todas partes. 107 Uds. saben, hay algo al respecto, que, cuando Jesús se acerca, siempre atrae una atención de alguna manera. Ellos estaban allí listos para cantar: “¡Hosanna!”. Y ellos... 108 Él dijo: “Mira, nunca se fijarán en mí aquí. Y no podré verlo a Él, porque Él tal vez caminará por en medio de la calle, con un

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Jesús. Le dijo a Él: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como Maestro; porque nadie puede hacer estas señales, a menos que Dios esté con él”. Ellos lo reconocieron. Pero por causa del prestigio social, ellos tenían vergüenza de admitirlo. 159 Ellos debían haber sido como el ciego que Jesús sanó. Ellos dijeron: “Este Hombre es pecador”. 160 Él dijo: “Es algo extraño. Uds., líderes del día, ¿y no saben de dónde vino este Hombre?”. Dijo: “Si es pecador o no, yo no sé. Pero esta cosa sé, que habiendo sido ciego, ahora puedo ver”. Eso es. Eso era algo que él sí sabía. 161 A mí me gusta el testimonio positivo de hombres que se paran entre la gente y dicen: “Yo sé que hay algo. Algo me sucedió a mí”. 162 Como traté de decir acerca de la hermana de color: “Yo no soy lo que quiero ser, o no lo que debiera ser, pero, sin embargo, yo sé que no soy lo que solía ser”. Algo había echado mano de ella. 163 Zaqueo, sentado allá arriba, ¡en qué lío se metió sentado allá arriba! Y Uds. saben... 164 Escúchenme. Los hombres que creen en Dios se meten en líos de todos modos. Ellos hacen cosas que son absolutamente contrarias a la tendencia del día. 165 Escuchen a Moisés. Un día era un pastor. En Egipto era un gran guerrero para librar a su pueblo, y había fallado. Luego él llegó a ser un pastor por cuarenta años. Era un buen hombre anciano, se había establecido, un buen hombre, tenía una esposa y un bebé: Séfora, Gersón. Ahora nos damos cuenta de que, después que Dios lo encontró, y él vio a Dios en la zarza ardiendo, al día siguiente él tenía a su esposa sentada en una mula y un niño en su cadera. La barba blanca le volaba. Una vara torcida en su mano, guiando a esta mula; el viento soplando. Su cabeza calva brillando en el sol caliente, yendo allá a Egipto. Alguien diría: “Moisés, ¿qué estás haciendo?”.

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150 Yo no quise decir eso. Esa es una expresión sureña, eso de “treparse”. ¿Cuántos saben qué es “treparse a un árbol”? Bueno, ¿cuántos de Uds. kentukianos están aquí de todos modos? 151 Él se tenía que trepar al árbol, subir al árbol. Y aquí está él, sentado allá arriba en el árbol, quitándose la basura de su manto nuevo; sacándose las astillas de sus rodillas y manos, por haberse subido al árbol. Pero no importó qué había acontecido, él estaba determinado a ver a Jesús. Y si Uds. realmente... 152 Óiganme. Si Uds. realmente están determinados a verlo a Él, a Uds. no les importa por lo que tengan que pasar, cuánta crítica, qué diga la otra gente. Uds. quieren ver a Jesús; Uds. harán todo para verlo a Él. Uds. esperarán por su turno. Uds. harán lo que sea que deben hacer, sólo para lograr verlo a Él. 153 El problema de eso es, hoy en día, que ellos no están bastante sedientos. No hay suficiente sed ni hambre para la gente. Creo que la iglesia debe ser un poquito más salada que lo que es. 154 La sal crea una sed. Sal es el sabor si hace contacto. “Pero si la sal se desvaneciere [ha perdido su sabor, Biblia en inglés–Trad.], no sirve más para nada”, sino llega a ser una organización. Eso es correcto. Pero Uds. tienen que tener el sabor en ello. El sabor es la sal, la fuerza. 155 Si un hombre ve a Cristo viviendo en Uds., lo hará tener sed para ser como Uds. Hará que él vea a Jesús en Uds.; lo hará ver a Dios. 156 ¿Cómo sabían ellos que Moisés era de Dios? [Espacio en blanco en la cinta–Ed.]. Y ellos sabían que Dios estaba con él. 157 Ahora nos damos cuenta de que, como Pedro dijo en el Día de Pentecostés acerca de: “Varones israelitas, cómo vosotros...”, acusó a esa generación por crucificar al Hijo de Dios. Dijo: “Vosotros... Jesús nazareno, Varón que fue aprobado por Dios entre vosotros, vindicado de Dios, por señales y prodigios que Dios hizo por medio de Él; prendisteis al Autor de la Vida, con manos de inicuos, y lo crucificasteis”. 158 ¿Qué no Nicodemo expresó bien todos sus sentimientos? Era un prestigio social de pertenecer a algo, que les impidió ver a

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guardaespaldas, y no podré ver a este Hombre. Pero yo no creo que Él es profeta, porque yo he sido enseñado que los días de la profecía y los días de los milagros ya pasaron”. Uds. saben, el tiempo no ha cambiado mucho desde entonces. 109 Si Dios alguna vez era Dios, Él todavía es Dios. Si Él no lo es, entonces Él nunca era Dios. Uno simplemente no puede decir que Él es Dios una vez, y no es Dios la próxima vez. Él no envejece. Él no cambia de parecer. Él tiene que permanecer con Sus decisiones. Por lo tanto, Uds. pueden tenerlo por seguro que lo que Él dijo, eso Él hará. Eso es lo que... 110 “Abraham creyó a Dios, llamó las cosas que eran contrarias como si fueran–si no fueran. Las cosas que parecían verdaderas, lo que sus ojos podían ver, pero eran contrarias a la Palabra de Dios, y él–él para... él no... ni siquiera las consideró. Él las llamó como si no fueran. Él creyó a Dios”. Él no sólo se mantuvo por un día. Él continuó por toda la vida, veinticinco años, antes que Isaac aun naciera. Y él se fortaleció todo el tiempo. 111 Hoy afirmamos ser, por medio de la gracia, y por medio de la misericordia y la adopción de Cristo, que llegamos a ser la Simiente de Abraham, y nosotros no podemos confiar en Dios por veinticuatro horas. Pero la verdadera Simiente de Abraham se aferra a la Palabra de Dios y nada la va a mover de Eso. 112 Dios le dijo a Abraham, cuando él tenía setenta y cinco años de edad, y Sara tenía sesenta y cinco, que ellos iban a tener un bebé. Pues, ellos fueron y compraron todos los alfileres y los pañales, y se prepararon para eso. Eso es correcto. Nada los iba a detener. Ellos lo sabían. 113 Los primeros veintiocho días pasaron. Él dijo: “¿Cómo te sientes, Sara?”. “Nada diferente”. “¡Gloria a Dios! Vamos a tenerlo de todos modos”. “¿Cómo sabes?”. “Dios así lo dijo. Eso lo concluye”. “El siguiente mes: ‘¿Cómo te sientes?’”.

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“No hay nada diferente”. 114 “Bueno, es un milagro mayor que nunca ahora. Son dos meses de retraso”. ¿Ven? Veinticinco años: “¿Cómo te sientes, Sara?”. “Nada diferente”. “¡Gloria a Dios! Lo tendremos de todos modos. Dios así lo dijo”. 115 Y luego nos llamamos a sí mismos la Simiente de Abraham. Lo que Dios dice, Dios lo puede hacer: hacer lo que Él dijo que haría. Yo no puedo cumplir mi palabra todo el tiempo. Uds. tampoco. Pero Él tiene que, para ser Dios. 116 Así que nos damos cuenta de que este hombre no creía eso, este pequeño hombre de negocios de la ciudad de Jericó. Él tenía un gran negocio. Él pensaba que él estaba bien. Él tenía favor con los sacerdotes y con la sinagoga. Él tenía favor con las iglesias, y con los Kiwanis, y–y muchas de las organizaciones de ese día, como nosotros diríamos. Sin embargo, aún eso no significa que sea Dios. 117 La prosperidad nunca significa que sea Dios, no siempre. A veces es al contrario. 118 Dios dijo: “Cuando estabas en el campo”, le dijo a Israel, “en su propia sangre, entonces ella estaba dispuesta a servirle. Pero cuando ella se sintió suficiente, ella pensó que lo era, entonces no quiso tener nada más que ver con Él; le dio la espalda”. 119 Isaías obtuvo ese ejemplo de Uzías el rey, porque Uzías era un gran hombre mientras él se mantuvo humilde delante de Dios. Él nunca actuó políticamente. Él se quedó con Dios, y Dios lo bendijo. Su reino le siguió al de Salomón. ¡Pero cuando él llegó a ser egocéntrico! 120 Ese es el problema con la gente hoy en día. Nunca permitan que eso le suceda a esta organización de Hombres de Negocios, o Uds. irán a parar en el polvo como el resto de ellos. Cada vez que personas llegan a un lugar al grado–al grado que la

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¿de qué les habla a Uds. Hombres de Negocios? ¿Desistirían? ¿Sacarían todo el dinero del banco y lo echarían al–al río porque encontraron un dólar falso? Ese dólar falso sólo significa que hay un dólar verdadero del cual ese está hecho. Y Pentecostés está lleno de imitaciones carnales. Pero ¿qué significa eso? Hay uno verdadero allí en alguna parte. Es alguien tratando de imitar algo que alguien más verdaderamente tiene. Sólo es un vale de comida. Sólo es de Algo que es genuino, detrás de la cosa, que alguien está tratando de imitar. 144 Así que nos damos cuenta de que Zaqueo coge su bote de basura. Y sus competidores van caminando por la calle riéndose de él. Pero eso no importaba. Él estaba determinado a ver a Jesús. Entonces él tendría una opinión de Él. 145 Si tan sólo pudiéramos obtener ese sentir entre nosotros, si tan sólo pudiéramos estar determinados que nos vamos a dar cuenta de qué se trata todo Esto, si es la Verdad. “Si Dios es Dios, sírvanle”. Elías el profeta dijo eso en la cima del monte Carmelo. “Si Dios es Dios, sírvanle. Si él... Baal es Dios, sírvanle”. Si Jesucristo no puede declararse Él mismo como siempre fue, entonces Él no resucitó de los muertos. 146 Si sólo tratamos hacer que la gente entre por un atractivo psicoló–psicológico, si sólo podemos cambiarlos de Metodista a Bautista, o de Bautista a Pentecostales, ¿qué es? Es un montón de psicología. Eso es correcto. 147 Un Dios Viviente que creó los Cielos y la Tierra todavía es el mismo Creador. Él todavía es, en principio, el mismo Dios que Él siempre era. Estoy contento que yo vi a Dios antes que la iglesia echara mano de mí, saber que había tal Cosa. 148 Yo veo sus disputas y los resentimientos y las quejas. Siempre ha sido de esa manera, todo. Ellos tuvieron la misma cosa por toda la Escritura. 149 Pero este hombrecito quería ver a Jesús, y él estaba determinado a hacerlo. Él era un hombre de negocios, y él quería negociar correctamente. Así que él, cuando se determinó... Su esposa en casa orando, y la oración de Rebeca lo seguía. Y el hombrecito se tuvo que subir al árbol. Él se tuvo que trepar al...

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bueno, sus competidores venían doblando la esquina, dos o tres de ellos. Dijeron: “Bueno, miren a Zaqueo. Él ha cambiado de puesto. Él trabaja para la ciudad ahora”. Me imagino que su carita se le puso muy roja. 139 Me pregunto esta noche, si el jefe entrara y viera a algunos de Uds. Hombres de Negocios aquí, sentados en una reunión como esta que es llamada santos rodadores [aleluyas–Trad.], me pregunto si su rostro... Bueno, Uds. ya están identificados, así que más les vale quedarse sentados ahora. Zaqueo ya lo tenía en sus brazos; él ya lo había dado a conocer. Y Uds. ya entraron aquí, así que más les vale sólo quedarse sentados, quédense hasta que se acabe, sentados allí. 140 Él tenía abrazado el bote de basura. ¡Qué cosa para un Hombre de Negocios! Aquí viene él, su cara roja. Y ellos diciendo: “Bueno, ¿mira nada más, Zaqueo”. Uds. saben, había estado muy competitivo, el negocio lo estaba; así que se da cuenta. Dicen: “Aquí está. Ahora él está trabajando para la ciudad. Yo sé, yo sé que su negocio va mal; miren, qué tipo de trabajo tiene él”. 141 Él estaba determinado a ver a Jesús, a pesar de todo. Había oído hablar de Él, y él quería saber por sí mismo. 142 Yo quisiera que todo hombre tomara esa actitud. Si Uds. alguna vez han oído de Él, dense cuenta. Él no está muerto. Él está vivo, tanto aquí en este lugar esta noche como Él estuvo en las playas de Galilea. “He aquí, Yo estoy con vosotros siempre, aun hasta el fin del mundo. Las obras que Yo hago, él las hará también”. Si eso no es así, entonces Él era un Mesías falso; Él no era el–el Mesías que Él debe ser. Pero si Él mantiene y cumple Su promesa, Él todavía es Dios que se da a conocer al pueblo. Él tendría que hacer las mismas cosas que Él hizo. Esa es Su manera de hacer las cosas. Él tendría que mostrarse Él mismo cómo lo hizo en ese entonces. Hebreos 13:8, Pablo hablándole a los judíos, dijo: “Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos”. Por lo tanto, Él debe ser el mismo en principio, el mismo en Poder, el mismo en todo lo que Él era. Él debe ser el mismo hoy. 143 A veces vemos las obras de Dios; yo sé que hay hipocresía entremezclada con eso. Cuando Uds. encuentran un dólar falso,

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prosperidad empieza a cegarle sus ojos a la Palabra de Dios, ellas terminarán en bancarrota. 121 Uzías fue un gran hombre, pero él intentó tomar el lugar de un predicador un día, para entrar y quemar incienso. Y el sumo sacerdote, con decenas de otros sacerdotes, vinieron y le dijeron: “Tú no debes hacer eso. Tú eres un laico”. 122 Y Uds. Hombres de Negocios recuerden eso también. Nosotros los predicadores tenemos un tiempo bastante difícil para mantener esta Cosa en orden. No es para laicos. Los laicos tienen su parte, pero el púlpito es para el ministro que ha sido ordenado. “Dios pone en la Iglesia hombres para estas cosas”. 123 Y luego nos damos cuenta de que él cogió el incensario y entró de todos modos. Y Dios lo hirió con lepra, y él murió como un leproso. ¿Ven?, ¡cuando nos enaltecemos! 124 Zaqueo casi estaba en esa condición. Él era próspero. Él era respetado por el rabí. Él era respetado por todas las sociedades. Así que él pensó que si se metía en algún problema, él sería respaldado, el Sanedrín estaba a su favor. Él se para a la puerta. Él va a hacer algo ahora. Él va a ir allá y tomar a este Hombre y decirle en Su misma cara: “Tú eres un falso profeta. Tú no eres nadie. Tú sólo estás utilizando telepatía mental y engañando a la gente”. ¿Ven?, él nunca se detuvo para leer la Palabra. Ahí es donde el error se comete hoy en día. 125 Si Israel hubiera hecho eso en vez de hacer lo que ellos hicieron, ellos estarían en mejor condición hoy en día. Pero ellos tenían que hacerlo de esa manera. Eso tenía que ser cumplido: sus ojos tenían que ser cegados, para que nosotros tuviéramos una oportunidad. Si no hubiera sido por eso, ¿en dónde estaríamos? Fíjense. 126 Pero cuando él llega allí, se da cuenta de que ni siquiera puede ver nada. Él ni siquiera puede ver la calle; simplemente hay tanta gente reunida por todas partes. Así que él piensa: “¿Sabes? Él va allá... Me dicen–Rebeca me dijo que hoy, Él iba a comer en–en Lavinski”. Espero que no haya un Lavinski aquí. Pero en su restaurante, su competidor. Ajá. “Así que él iba a

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comer allá en su restaurante quizás. Así que yo sé, para llegar allá, tendremos que ir allá, doblar en la Calle Derecha aquí, bajar por la Avenida Aleluya”, la llamaremos. 127 Esos son nombres raros, pero sólo hago esto para hacer mi drama. “Y tenemos que doblar la esquina aquí, de la Calle Derecha hacia la Avenida Aleluya”. Sólo quédense en esa calle lo suficiente, y Uds. llegarán a la Avenida Aleluya. Uds. permanecerán rectos. 128 Así que él va allá rápidamente. Él dijo: “Soy pequeño de estatura”. Arregló su personita: se estiró su barba; se aseguró que estuviera bien perfumado, sus uñas bien limpias. Se paró en la esquina, dijo: “Lo veré cuando Él pase por aquí, y le diré lo que yo pienso de Él cuando pase por aquí”. Así que él se para en la esquina. 129 Y él comenzó a pensar: “¿Sabes? Ese mismo grupo lo seguirá a Él. Ellos estarán aquí, y ellos simplemente... Soy tan pequeño, yo nunca podré verlo a Él; así que no me hará bien parándome aquí. No voy a estar mejor aquí que lo que estaba allá. Y, sabes que, creo que lo que–lo que haré: aquí está un sicómoro, que se encuentra aquí; así que yo creo que simplemente me voy a subir a este sicómoro. Y luego yo podré verlo a Él, y verlo mejor cuando Él pase por aquí. Así que Él nunca me verá aquí arriba en ese árbol. Y hay una rama que sale de allí; y yo simplemente me sentaré en esa rama y lo observaré cuando Él esté a la vista, y cuando Él ya no esté a la vista. Yo veré mejor a este Hombre”. 130 Y así que, cuando menos se pensó, él empezó a tratar de ver qué tan alta estaba la primera rama, y estaba un poco fuera de su alcance. 131 Saben, realmente, el primer paso sólo está un poco fuera de nuestro alcance. Tenemos que aceptarlo por fe. Sí. Simplemente es un poco más que lo que la mente humana puede explicar. Uds. no pueden explicar a Dios. Si lo pueden, entonces Él ya no es aceptado por fe. Uds. tienen que creerle. “Es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y Galardonador de los que le buscan”. 132 Así que nos damos cuenta de este hombrecito notable, uno de los Hombres de Negocios de la ciudad, que él dijo: “Ahora bien,

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¿cómo me subiré?”. Y quizás, tal vez el basurero no había pasado esa mañana, y había algunos botes [cubos–Trad.] en la esquina, llenos de–de carroña en la ciudad. Así que ellos... Él dijo: “Si pudiera echar mano de ese bote, yo pudiera extender mi brazo y echar mano de la rama”. 133 Es raro, cómo Dios consigue que los hombres hagan cosas ridículas. Así que, pero, Uds. saben, si uno está determinado a querer ver a Jesús, hará cosas ridículas, si uno está determinado que lo quiere; si uno–si uno realmente es sincero, uno quiere realmente saber de qué se trata todo Eso. 134 Y esa fue la opinión de Zaqueo. Él quería darse cuenta de qué se trataba todo esto que él había estado oyendo. Así que él dice: “Mira, no hay nadie alrededor, así que me escabulliré y cogeré el bote de basura y lo arrastraré hasta aquí, y llegaré aquí al–al árbol. Y luego yo puedo subirme a la primera rama, y me subiré–subiré por encima de la calle cuando Él pase por aquí”. Pero cuando él comenzó a arrastrar el bote, era demasiado pesado para él arrastrarlo. Él era algo así como un hombre pequeño, pequeño de estatura. La única cosa para hacer entonces, él tendría que cargarlo. Ahora bien, él traía puesta su ropa buena. 135 ¿Ven cómo el diablo lo hace? Él sólo trata de poner todo en su camino. Así que él–él moverá todo, toda duda, todo defecto que él pueda para impedirles ver lo que es la Verdad. Él simplemente es bueno para hacer eso. 136 “Así que yo traigo puesta mi mejor ropa”, él pudiera haber dicho. “Y aquí, yo–yo, si yo cojo este bote de basura, yo me ensuciaré”. 137 Uds. saben, hay algunas personas que piensan que el sentarse en una reunión como esta los pudiera ensuciar un poco entre la sociedad o la celebridad de la ciudad. Pero si Uds. están verdaderamente determinados a ver a Jesús, Uds. vendrán de todos modos. Eso es correcto. Así que sólo hay una sola cosa que hacer, si un hombre está determinado a ver a Cristo; no hay nada que lo vaya a detener. 138 Así que él se agacha y coge este bote de basura, y aquí viene él. Justo en el momento en que lo tenía agarrado con sus brazos,