El arte medieval es un gran período
de la historia del arte que cubre un
prolongado espacio de tiempo para
una enorme extensión espacial. La
Edad Media -del siglo V al siglo XV
supone más de mil años de arte en
Europa, el Oriente Medio y África del
Norte. Incluye varios movimientos
artísticos que los historiadores
clasifican en: arte paleocristiano, arte
prerrománico, románico, gótico (en
Europa Occidental), arte bizantino
(en el Imperio bizantino) y arte
islámico (en el mundo islámico), con
influencias mutuas. Además cada
"nación" o cultura en la Edad Media
desarrollaron estilos propios
diferenciados, como el arte visigodo,
Historia del Arte Medieval
Primer cuatrimestre
Sara Rodríguez Mata
Historia del Arte Medieval — Primer cuatrimestre Sara Rodríguez Mata
19 de Septiembre, Miércoles (Clase 2)
Hoy comenzamos el tema primero: el arte paleocristiano (características generales
de la arquitectura). Este período puede subdividirse en dos etapas: antes de la
promulgación del Edicto de Milán (en el 313 d.C.) y después de la promulgación del mismo.
La arquitectura cristiana antes de
Constantino
Antes del 313 d.C.
Entre 50-150 d.C. Entre 150-313 d.C.
(Siglos I-II) (Siglos II-III)
Después del 313 d.C.
Durante los tres primeros siglos
después de la era, la organización de la
cristiandad, sus necesidades e incluso sus
conflictos con Roma estuvieron determinados
por su conformidad u oposición al marco social,
político y religioso del Bajo Imperio. Es por ello
que su arquitectura ha de contemplarse dentro
del contexto de este mismo mundo romano-
helenístico en que se desarrolló su fe.
ENTRE 50-150 d.C. La religión en la Roma Imperial se había escindido en dos
esferas: el culto público de los dioses que garantizaban el bien estar del Imperio y cuya
veneración era obligatoria para quienes ostentaban cargos públicos; y el culto privado a
divinidades escogidas personalmente para satisfacer las necesidades espirituales propias
y garantizar la salvación tras la muerte. No tenía por qué surgir ningún conflicto mientras
el culto del emperador y los cultos de salvación personal no fueran mutuamente
excluyentes.
Dentro del ámbito de las religiones de salvación del Bajo Imperio,
el cristianismo creció sin ser notado durante una generación después de
la muerte de Cristo. De hecho, de no ser por San Pablo, quién cortó los
lazos del cristianismo con el judaísmo y el nacionalismo judío, las
primeras congregaciones cristianas seguramente habrían seguido siendo
pequeños grupos heréticos dentro de las comunidades judías de
Palestina.
Los primeros cristianos pertenecían en su mayoría al proletariado metropolitano,
con algún que otro miembro de la clase media. Hacia 100 d.C. dentro de las congregaciones
se desarrolló una organización poco estricta: un grupo de administradores voluntarios que
se ocupaba de los negocios, los gobernadores u obispos y los intendentes o diáconos.
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El ritual estaba también poco organizado, aún a comienzos del siglo II. La
congregación se reunía al alba para rezar, y a la caída de la tarde para una comida (ágape).
Este ritual de tarde se abría con una bendición con la partición del pan y terminaba con
una segunda bendición de un cáliz de vino. Se hacían plegarias, se cantaban himnos, y a
veces tenía lugar un discurso de contenido espiritual.
Fresco de un ágape en la catacumba de San Pedro y
Marcelino (ambos mártires cristianos del año 304),
localizada en Via Labicana, Roma.
Estos primeros creyentes no tenían los medios, ni la organización, ni el menor
interés por desarrollar una arquitectura eclesiástica. Para ganar adeptos, se reunían en
cualquier lugar que se prestara a la ocasión, dado que, rara vez podían permitirse alquilar
un local público. En cambio, las asambleas regulares se celebraban necesariamente en
privado, en la casa de alguno de los fieles.
Puesto que el núcleo de la ceremonia era una comida, el lugar obligado de reunión
era el comedor. Y como las congregaciones se reclutaban aquí y allá entre las clases bajas y
medias, sus casas eran bastante modestas. En las provincias orientales eran viviendas
unifamiliares de hasta cuatro pisos. El comedor, en el último, era la única habitación
grande y se le conocía como anageion1. El mobiliario consistía sencillamente en una mesa
y tres divanes a su alrededor (un triclinium). En Roma, donde eran normales las casas de
vecindad de varios pisos, no siempre provistas de comedor, cualquier habitación amplia
servía para estas reuniones. Las congregaciones no necesitaban otras habitaciones, puesto
que los postulantes (aspirantes a conversos) y los catecúmenos (conversos aún no
bautizados) no eran admitidos en la ‹partición del pan› y dejaban la estancia antes de que
esta comenzara. El bautismo, que desde principios del siglo II se celebraba ya en agua
estancada, tendría lugar en alguna fuente, pozo o cuarto de baño de la casa.
Características del período (siglos I-II):
- Ausencia de conflictos entre religiones.
- Las congregaciones son llevadas a cabo por pequeños grupos, en su mayoría
proletarios de las zonas metropolitanas.
- La organización eclesiástica es poco estricta: administradores, obispos y diáconos.
- El ritual está poco organizado y se celebra en los comedores o habitaciones
amplias de casas privadas.
- Además del comedor o anageion, no son necesarias más habitaciones: los
postulantes y catecúmenos abandonan la sala al llegar la ‹partición del pan› y el
bautismo se realiza en la fuente, pozo o cuarto de baño que se preste en el lugar de
congregación.
1 ¿Se llama anageion al comedor tanto en oriente como Roma? ¿O hace alusión al último piso de esas construcciones unifamiliares y sólo se usa en las provincias en que se encuentran?
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ENTRE 150-313 d.C. La posición y miras del cristianismo cambiaron radicalmente
en la segunda mitad del siglo II. Para entonces, el sesenta por ciento de Asia Menor era
cristiana, la congregación de Roma tenía unos cincuenta mil miembros y entre estos ya
habían aparecido altos funcionarios y cortesanos.
Las congregaciones estaban cada vez mejor organizadas y ampliaron sus
actividades de culto a la divinidad y cuidado de almas, a la caridad, la atención a los
cementerios y el aleccionamiento de los prosélitos. Los obispos (gobernadores de la
congregación), presbíteros (sacerdotes) y diáconos se convirtieron en la jerarquía de un
clero profesional ordenado, a cada uno de cuyos grados competían diferentes funciones
espirituales y administrativas.
La nueva fuerza del cristianismo iba forzosamente a desembocar en conflictos con
el Estado. La autosegregación de los cristianos y su voluntaria exclusión del culto oficial y
de los cargos públicos llevó a esporádicos acosos, aunque en general las autoridades
tendían a considerar a los cristianos inofensivos. Exceptuando dos breves intervalos de
sangrientas persecuciones (en 250 y 257-60) los cristianos fueron tolerados si no en la ley,
al menos en la práctica. Por ello, las grandes congregaciones cristianas del Imperio, hacia
250, no vivían a escondidas. Hacían proselitismo, bautizaban, enterraban a sus muertos y
ayudaban a los necesitados.
Debido al aumento de fieles y a la mejor organización de sus actividades, fue
necesaria la construcción de las primeras edificaciones cristianas. Estas debían servir a
dos propósitos: las necesidades espirituales y el bienestar social de los vivos y el culto de
los muertos. Fuera de las ciudades, había que fundar y mantener cementerios donde los
muertos pudieran descansar sin ser profanados por los paganos, donde las tumbas de los
mártires estuvieran señaladas por monumentos y donde los vivos pudieran congregarse
para los funerales y banquetes de exequias. Dentro de las ciudades, las congregaciones
necesitaban edificios adecuados para la asamblea de los fieles, el reparto de limosnas, etc.
Para ello comenzaron a mantenerse, en el siglo III, edificaciones propias cuyo aspecto, a
pesar de estar adaptadas a los requerimientos de los rituales cristianos, era el tradicional
romano-heleno: las domus ecclesiae o tituli.
En estos centros comunales de permanente reunión podía llevarse a cabo con total
comodidad la rica y clara liturgia que se desarrolló en el siglo III d.C. Allí podían celebrarse
las comidas comunitarias y, por supuesto, las misas. La ceremonia habitual constaba de
dos partes. A la primera asistían fieles y catecúmenos por igual, y comprendía la lectura de
las Escrituras, el sermón y el rezo común (misa de los catecúmenos). La segunda parte
(misa de los fieles) estaba reservada a miembros de pleno derecho. Esta comprendía tres
partes: la procesión de los fieles que llevaban ofrendas para el sacrificio y aportaciones
para el mantenimiento de la Iglesia, el sacrificio propiamente dicho: la Eucaristía; y la
comunión. Las amplias salas de reunión se dividían entre el clero y los laicos. El obispo,
flanqueado por sus presbíteros, presidía la asamblea desde el estrado (tribunal o solium).
La congregación se sentaba fuera de este presbiterio, supervisada por los diáconos y
separados hombres de mujeres. El mobiliario era sencillo: la cátedra del obispo, una mesa
(mensa) para la Eucaristía y una segunda mesa para las ofrendas (la primera dentro del
presbiterio o delante de él, la segunda a un lado). Una barandilla baja de madera separaba
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al clero de los laicos. Los catecúmenos, retirados después de la primera parte de la misa,
escuchaban el resto en una antesala llamada vestibulum.
Las domus ecclesiae contaban también con un baptisterio, una sala para la
confirmación (consignatorium) y diversas salas auxiliares como un comedor para la
celebración de los ágapes, un vestuario donde guardar los vasos del altar, un aula donde
instruir a los neófitos e incluso a veces una biblioteca.
La mayor parte de estos edificios están datados entre el 230 y 400 d.C., siendo el de
Dura-Europos (Siria) el más antiguo que se conoce. Situado cerca de la frontera oriental
del Imperio, está fechada con seguridad entre 200-230 d.C. Fue destruida junto con la
sinagoga judía contigua cuando se reformó la muralla de la ciudad en 257. Como el resto
de tituli, era una casa corriente que se mimetizaba con el ambiente, del habitual tipo
peristilo. La estancia acogería a una congregación de 50 o 60 miembros y contaba con un
divan (sala de recepción rodeada de bancos por tres lados), un vestuario con nichos en las
paredes, una sala de reunión, una antesala para que hasta 30 catecúmenos oyeran pero no
oyeran la Misa de los Fieles y recibieran instrucción, un patio y un baptisterio rectangular
con una pila bautismal y un ciborio2 encima. Esta última habitación está decorada con
murales centrados en las ideas del pecado original, la salvación y la resurrección.
El río Éufrates junto a la domus ecclesiae Vista aérea de la ruinas
2 Ciborio es sinónimo de baldaquino, aunque generalmente el primero es usado para referirse a la arquitectura paleocristiana, bizantina y románica; y el segundo para el arte del renacimiento y posterior. Para la arquitectura gótica se utilizan indistintamente ambos términos.
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Reconstrucción de la domus ecclesiae de Dura-Europos
Localización del baptisterio dentro de la casa. En la fotografía: un arcosolio3
3 Arcosolio: hueco en la pared con forma abovedada utilizado a modo de tumba para a personajes notables (como santos y mártires) en catacumbas paleocristianas.
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Frescos en el interior del arcosolio del baptisterio. Jesús como Buen Pastor y Adán y Eva
Reconstrucción con la distribución de las salas
Las casas de comunidad de las grandes ciudades del Imperio diferían de las de los
pueblo por la mayor riqueza y tamaño de sus congregaciones; sin embargo, como sus
parientes rurales, las domus ecclesiae de los centros metropolitanos del Imperio tenían su
raíz en la arquitectura domestica y conservarían su recatada presencia entre las casas
normales de una gran ciudad pues, si bien el ambiente general no era hostil, no había por
qué llamar la atención de los ajenos mediante una edificación notoriamente diferente.
La arquitectura metropolitana, a principios del siglo III, había evolucionado en dos
tipos distintos, cada uno con cierto número de variantes. Las casas particulares de los ricos,
las domus, seguían el patrón de la antigua casa con peristilo italo-helenísca. Mucho más
numerosos eran los edificios concebidos para las masas ingentes de la población urbana:
las casas de vecindad de hasta cinco o más plantas. Las comunidades cristianas de Roma
instalaron su domus ecclesiae justamente en este tipo de casas. Su parecido con las
viviendas corrientes haría estos tituli difíciles de identificar.
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Muchos de estos tituli son hoy en día iglesias normales, construidas entre los siglos
IV y IX y a menudo remodeladas después. Sin embargo, incorporados a sus muros o
conservados bajo el suelo están, casi sin excepción los restos de grandes casa de vecindad
que datan de los siglos II o III, o al menos del período anterior a Constantino. El más
importante y que mejor se conserva se encuentra bajo la basílica de San Martino ai Monti.
Reconstrucción del Titulus Equtius El titulus actualmente
Fachada de San Martino ai Monti Interior del titulus
A su vez, las construcciones funerarias de las congregaciones cristianas de
principios del siglo III fueron también de concepción utilitaria, desarrolladas a partir de la
arquitectura funeraria romana más sencilla. El ritual funerario cristiano, como el pagano,
requería un lugar de enterramiento y un sitio para las ceremonias de exequias. Estas
consistían en un banquete en el que la familia y las amistades se reunían en torno al
sepulcro, celebrando y vertiendo libaciones sobre la tumba a través de una abertura, la
cataract.
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La usanza cristiana de la época (al contrario que la tradición romana, que prefería
la inhumación por grupos familiares sin prejuicio de las creencias religiosas personales)
exigía que el lugar de entierro de los fieles no estuviera contaminado por vecinos paganos.
Además, el cristianismo aborrecía la cremación, que seguía siendo la regla para los pobres
en Roma, dado que creían en la resurrección de la carne. Sin embargo, a pesar de la
relativa riqueza de las congregaciones cristianas, la mayoría de sus miembros eran pobres
y, dado que los gastos del funeral eran particulares, los arreglos para el entierro debían ser
no solo sencillos, sino hechos en serie.
Se encontró una solución construyendo grandes cementerios comunitarios, a cielo
abierto o subterráneos. Los cementerios subterráneos —catacumbas— tenían ventajas en
ciertos casos: cuando el valor del suelo era muy alto, o cuando el terreno de roca blanda
garantizaba el bajo costo de las obras. La infrecuente coincidencia de tales condiciones
limitó las catacumbas a unas pocas localidades cristianas en Sicilia, el norte de África,
Nápoles y Roma. Sus comienzos se remontan al último cuarto del siglo II y primeros del III
(150-2??) y quedaron en desuso durante la última parte del siglo V, a consecuencia de la
catástrofe política y económica, con la resultante disminución de la fuerza de trabajo y el
hundimiento del valor del suelo4.
Las diferencias regionales entre catacumbas eran muy marcadas. En Siracusa,
amplias galerías formaban una tela de araña con angostos ramales atestados de sepulcros
en el suelo, y algún que otro nicho en la pared. En Nápoles y el norte de África, una galería
amplia y recta constituye el núcleo de la catacumba, de vez en cuando ensanchada en una
plaza sobre pilares de roca que sostienen el techo y forman un baldaquino exento.
Catacumba de Siracusa Catacumba napolitana
En Roma, las estrechas galerías forman un enrejado compacto, a partir
frecuentemente de un grupo de hipogeos más antiguos. Se superponen dos, tres o incluso
cuatro pisos, y se conectan mediante angostas rampas o escaleras. En las paredes están
excavadas las estrechas tumbas en forma de nichos horizontales (loculi). De los corredores
salen cámaras cuadradas o poligonales (cubicula), previstos para los individuos o familias
visitantes, pues tenían en sus muros arcosolios y nichos para lámparas; y los techos y
paredes estaban decorados con frescos.
4 Haciendo más frecuente aún el uso de arae.
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El primer cementerio subterráneo de la congregación romana fue San Calixto,
fundado antes de 217 por Calixto y ampliado a lo largo de los siglos III y IV. Tiene cuatro
pisos que se comunican a través de escalinatas y es bastante alta, pero muy estrecha. En la
primera planta se encuentra la Capilla de los Papas que contiene las tumbas de nueve
papas y ocho obispos del siglo III.
Interior de la catacumba de San Calixto Capilla de los Papas
En la Capilla de Santa Cecilia se encuentra expuesta una réplica de la famosa
escultura de Stefano Maderno, pues se dice que fue en estas catacumbas donde su cuerpo
fue encontrado.
Réplica en la capilla de Santa Cecilia Hipogeos en la catacumba de San Sebastián
Otras catacumbas destacables son la de Domitilla, Santa Priscila y San Sebastián.
Esta última alberga un pórtico con hipogeos y no es tan claustrofóbica como la de San
Calixto, puesto que, aunque no es tan alta, es mucho más ancha.
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Dado que las catacumbas eran húmedas, oscuras, enrevesadas y el más grande de
los cubículos no podía albergar siquiera a cincuenta personas; en general, los cristianos
del siglo III prefirieron enterrar a sus muertos al aire libre, en los llamados arae. Se sabe
que existieron esos cementerios desde 200 d.C. aproximadamente. Estos eran espacios en
superficie con simples tumbas, remadas a veces con mesas para el banquete (mensae), y
alternadas con sarcófagos exentos y pequeños mausoleos (cellae). Las salas para el
banquete funerario, de diversos tamaños, eran a veces construcciones cerradas; otras
ocasiones no estaban cubiertas o bien consistían en pórticos situados al lado del recinto
que albergaban varias mensae.
Estas instalaciones puramente prácticas dejaban paso a proyectos de cierta mayor
monumentalidad cuando la construcción tenía más usos que el de los servicios fúnebres
particulares: por ejemplo, el culto público de un martyrium, la tumba de un mártir que
había dado testimonio de Cristo y de la fe, o un lugar que hubiera sido testigo de los
sufrimientos de este. La veneración de estos lugares y las construcciones allí levantadas
están estrechamente ligadas a sus antecedentes de la antigüedad pagana: los heroa. Estos
eran una especie de templetes que mezclaban la función de los templos y santuarios con
las de los mausoleos. En ellos y el culto a los héroes se encuentra la raíz de donde
surgieron los martyria cristianos y el culto a los mártires, al parecer ya en la temprana
fecha del siglo II.
Como hemos podido comprobar, las formas monumentales penetraron con mayor
facilidad en la construcción funeraria que en los otros ámbitos de la arquitectura cristiana.
La arquitectura funeraria pagana era en general de dominio privado y carecía por tanto de
los matices religiosos inherentes a toda construcción monumental. Debido a esto las
formas de la arquitectura clásica se deslizarán con facilidad a la construcción funeraria
cristiana; ya fueran mausoleos particulares, salas de banquete o martyria.
Por otra parte, los edificios donde se reunían las congregaciones para las
ceremonias regulares y para la administración de sus asuntos mantuvieron mucho más
tiempo su dependencia respecto a los conceptos de arquitectura puramente utilitaria;
pues en Roma se compraron y remodelaron domus ecclesiae hasta bien entrado el siglo IV.
Características del período (siglos II-III):
- Tienen lugar dos sangrientas persecuciones (en 250 y 257-60), aunque el clima
general hacia los cristianos sigue siendo tolerante si no en la ley, en práctica.
- El número de fieles aumenta copiosamente y entre ellos aparecen altos
funcionarios y cortesanos.
- La organización eclesiástica está mejor organizada y amplía sus actividades.
Obispos, presbíteros y diáconos se convirtieron en la jerarquía de un clero
profesional ordenado.
- Se desarrolla una liturgia rica y clara que exige nuevos espacios en los que llevarse
a cabo.
- Surgen las primeras edificaciones cristianas: las domus ecclesiae, para las
asambleas; y las catacumbas, los arae y los martyria, para enterrar a los muertos.
- No se expresan conceptos propiamente cristianos en el lenguaje de la arquitectura.
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26 de Septiembre, miércoles (Clase 5)
Pinturas más antiguas son las del baptisterio de Dura Europos y La Sinagoga judía
en oriente, primera mitad del siglo III. Los judíos son anicónicos y aún así tratatá. Ciclos de
imágenes que si bien respondían a una necesidad estética con el tiempo acaban siendo
pinturas didácticas. No les importa la estética. Utilizan los mismos motivos y figuraciones,
únicamente le cambian el significado. Comentar Adán y Eva. Jesús como taumaturgo,
haciendo milagros con su varita y curando a un paralitico.
Pinturas de las catacumbas zona arte popular contemporáneo y son así tanto para
los paganos como los cristianos. No solo el estilo sino los motivos, aunque Las pinturas al
fresco de los principios del siglo III, son de fondo blanco o crema, llena de trazos
geométricos en rojo o verde, formando un denso tejido
regular, decorado con animales o vegetales, incluso
pequeñas figuras como el buen pastor. Las catacumbas
surgen a finales del siglo II, desarrollo en el III y acaban a
principios del IV. Sus pinturas no tienen, volumen, ni
profundidad, ni contraste de colores. No buscan
proporciones ni les importan estos temas. Desde los últimos
años del siglo II aparecen los putis cortan uvas, amor y
psyche, Orfeo… Aparecen flores, pájaros, guirnaldas de
frutas que aluden a la inmortalidad. La paloma también, que
simboliza la paz. El pez alude a la resurrección, de modo que
una sesta con peces y panes simbolizan a Jesucristo, su
resurrección y su carne. Los pájaros, perdices, codornices o
pavos reales picoteando fruta suelen decorar las casas paganas. Los cristianos toman este
motivo como símbolo de la eucaristía. Fruto de uva (sangre de Cristo). Ha de desarrollarse
el siglo III que aparezcan escenas del Antiguo y luego también nuevo testamento. Arca de
Noé. Resurrección de lázaro, de la hija de Jairo. Nunca se representan ni martirios, ni
calvarios, ni crucifixiones. Si aparece una cruz, es una cruz triunfante que aparece sola y
hace referencia a la victoria del bien sobre el mal y la resurrección. El pavo real estando
solo y con colores vivos hace referencia al paraíso.
Pastor verde y rojo. Detalle y Sala.
Sala de cabeza de medusa. Jesús a lomos de un asno.
Catacumba de Domitila es la más interesante iconográficamente. Amorcillos recolectando
uvas. Aluden a la eucaristía. Otro buen pastor y Orfeo con flauta de pan y animales
tranquilos. Alude a la imagen de Jesús, rodeado de sus fieles.
Catacumba de San Sebastián. Decoración de loculi.
Cripta san Genaro. Pajaritos picoteando granadas. La granada alude al paraíso y la vida
eterna.
Catacumba de San Calixto. Capilla de los Sacramentos (denominación moderna). Bautismo
a la izquierda. En medio el sacramento de la eucaristía. Aparece figura de un orante a la
derecha y decoración en el techo con la descripción de arriba.
Catacumba de Priscila. Virgen amamantando un niño, antecedente de la virgen de la leche.
Finales del II y principios del tercero son figuras paganas, ya luego AT y después AT y NT.
Historia del Arte Medieval — Primer cuatrimestre Sara Rodríguez Mata
El arte cristiano no reemplaza al arte Antiguo, si que se suma como una rama de él.
No rompe sino que decoraciones son las mismas, heroa = martyria… pero aun así sientan
las bases del posterior arte medieval (Virgen de la leche, iconografía que ellos crean).
Ocaso del arte antiguo pero no son elementales ni inferiores. Son iguales que las paganas,
lo único que las hace diferentes es la religión. Los cristianos son romanos. Fórmulas
artísticas son las mismas que las romanas del momento. Eclosión de los cristianos después
del 313. Extensión geográfica es muy grande. Éufrates–atlántico, Islas británicas-Nubia.
Características generales sin importar localización pero dentro de cada país hay escuelas
locales sobre todo en la arquitectura.
¿Basílica de 11 naves? Arte paleocristiano es el primer arte universal.
Arquitectura cristiana tras la firma del Edicto de Milán (313 d.C.) La arquitectura
cristiana creció en este momento con la unión de los elementos funcionales con los
ideológicos.
El carácter oficial de la iglesia necesitó de una nueva distribución de plantas, de una
división entre seglares y clero. Por primera vez, los edificios religiosos deben destacar de
las construcciones ordinarias, y su lenguaje arquitecttonico debe corresponderse con la
categoría de los grandes edificion públicos: palacios y templos.
La estructa organización de la nueva liturgia permitió la diferenciación de los distintos
edificios de carácter eclesiásticos y dentro de ellos sss diferentes partes.
Se debía distin guir entre baptisterios rito del bautismo
Basiclicas lugar de asamblea de los fieles
Martyria (mausoleo) culto y enterramiento
Los domus ecclesiae se siguieron utilizando, pero cada vez menos.
La arquitectura paleocristiana
Por razones practicas e ideologicas la arquitectura religiosa cristiana no se podía
desarrollar a partir de la pagana
Para los cristianos representaba la antítesis de sus convicciones
No se utilizaron los solares paganos hasta entreado el siglo VI.
Ningún edificionn religioso pagano se podía adaptar a las necesidades de culto de los
cristianos, pues los templos clásico estaban hechos para recibir una imagen pero nbo una
congregación de fieles
Hubo de buscarse un modelo, adoptando el de la arquitectura publica y oficial: la básica.
27 de Septiembre, miércoles (Clase 3)
¿En estos centros comunales de permanente reunión podía llevarse a cabo con
total comodidad la rica y clara liturgia que se desarrolló en el siglo III d.C. Las amplias
salas de reunión se dividían entre el clero y los laicos? ¿Todas las domus ecclesiae eran
subterráneas?
La basílica romana. Eran grandes salones de plata rectangular que cerraban un
único espacio separado por columnas y pilares en naves. Iluminación era indistinta, podía
venir tanto desde las plantas bajas como desde la parte superior. El ábside podía estar en
la nave en el lado largo o en el corto. Cubierta podía ser abovedada (cañón y arista) o de
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madera (a dos aguas o plana). A pesar de ello el término basílica era el lugar donde se
administraba la justicia humana, como un “juzgado”.
Teniendo en cuanta lo planteado. El origen de la basílica paleocristiana estaría en
la basílica pagana, uno de sus puntos de apoyo, el resto serían…
La basílica cristiana estaría en las sucesivas adaptaciones y modificaciones de estas
estructuras paganas. Sin embargo, pese que hay estudiosos que la defienden a vida cuenta
de que no hay un prototipo que se repita en todos los países.
La hipótesis anterior no es demasiado valida, ya que los arquitectos cristianos
dieron la misma forma a las basílicas en todas las zonas. Por ello se cree que pudo haber
existido una “directriz imperial”. Pero esta idea también se desecha al observarse que las
diferentes partes del edificio sin son variables: testero, nártex, atrio, crucero…
También se habla de influencia de las “plantas tipo salón” de las sinagogas judías.
Quizás deba ser la forma que se propuso para San Juan de Letra, la primera basílica,
de modo que su planta decidió la “suerte” de los edificios cristianos. Se trata de una planta
rectangular, dividida en naves longitudinales la central más ancha y alta que las
laterales—, iluminada por el cuerpo alto, con ábside. Gracias a la luz se traza el eje
litúrgico, la iluminación destaca la nave central y no hay distracciones en los laterales. No
luz, no imágenes porque la divinidad lo llena todo con su presencia.
Ilustración, ilustración II, ilustración III.
La basílica estructuralmente. Planta rectangular, con la nave central más ancha que
las laterales. Puede tener o no transepto o crucero. Al ábside se accede a través de una
escalinata de dos o tres peldaños. En él se sitúa la cátedra del obispo. Las naves suelen
estar divididas por columnas o pilares. Muchas veces tomados de otros edificios, de modo
que podemos encontrarnos fustes o pilares. El paso de una nave a otro no está marcado
por arcadas, es una arquitectura adintelada. El paso al ábside, por el contrario si posee un
arco de triunfo. En él se encuentra el coro, situado detrás el baldaquino y utilizando la
media luna del ábside. En los pies encontramos el nártex, que puede dividirse a su vez en
dos partes en el endonartex (interior) y exonartex (exterior), es como el vestíbulo que
precede a la sala principal. Antes de este se encuentra un atrio porticado con una fuente de
abluciones en el centro.
Mas tarde de construyen los matronium, para dividir a las mujeres de los hombres.
Antes cada uno a cada lado de la naves laterales.
Significado de las partes. Coro: cielo inteligible. Nave: tierra o universo material.
Imágenes del coro: cumplimiento de la obra de salvación. Naves: etapas que conducen a la
salvación. Elevar todo el ser hacia dios.
En oriente, a pesar de tener un sistema de cubiertas similar, las partes pueden no
ser la mismas y es posible encontrar basílicas con dos ábsides o sin transepto y con ábside
embutido (dando lugar a dos absidiolos llamados diaconicum –donde se colocaban los
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diáconos- y prótesis –para las ofrendas-). Ábside trebolado (con cúpula tipo cítrico) y
embutido dentro del cuerpo de la iglesia, propia de monasterios coptos. Techumbre de par
y nudillo. Las cubiertas originales se han perdido. Excepto Santa María la mayor y otra las
basílicas paleocristianas hoy distan mucho de tener el aspecto que tenían antes.
Los martyria eran una especie de prototipo de tumba monumental para el culto de
personajes notables o lugares de tradición religiosa. San Pedro. San Pablo. Iglesia de la
natividad en Belén; recuerda el lugar de nacimiento de Jesús. Santo Sepulcro.
Mausoleo de Centcelles, Tarragona. Ejemplo español.
Baptisterios. Sobre su origen se plantean varias posibilidades.
1- Salas de las termas, con piscina central para el bautismo del neófito por inmersión
2- Fuentes publicas monumentales
3- Misma tradición arquitectónica
Normalmente las plantas del baptisterio suelen ser octogonales y para la pila bautismal 12.
Las cúpulas de los baptisterios se suelen decorar con mosaicos de tema bautismal.
Algunos de los ejemplos más importante de estas tres tipologías. Arquitectura pre y
coetánea a Constantino (primeras iglesas de las diferentes provincias del imperio)
1- Catedral de Aquilea (314) fundada por obispo de Teodoro. Escuhar.
2- Basílica de Emaús (posterior al 313) Está en palestina. Emaús (después de resurr.)
3- Catedral de Tréveris