Las recientes revisiones de la figura de Mies van der Rohe ponen de relie-ve cunta riqueza de este siglo nos ha sido velada y desfigurada por estamiopa crtica e historiogrfica. Lo mismo encontraremos si nos remitimosa la forma en la que la casa se ha estudiado en la modem idad, a lamanualstica rr cdema sob re la vivienda, a la forma en la que generacio -nes enteras de arquitec tos han sido entrenadas en la ficc in de unos pro-blemas objetivos que haba que resolver.La visita inicial en este texto a la casa -patio de Mies no es un mero acci-dente sino el punto de arranque con el que aprender a olvidar esa formade entender la casa y adoptar otra predispos icin, Su testimonio nos per-mitir identificar los momentos c lave, las preguntas que nos debe remoshacer si queremos avanzar de forma fructfera, Es a su travs como se harevelado til esta taxonoma, una clasificacin que interroga al pensa-miento contemporneo sobre sus idealizac iones de la casa; una clasifi-cac in que reduce la casa positivista a una entre muchas opc iones,enmarcada dentro de la pluralidad radical del siglo.
Heidegger en su refugio: la casa existencialista
La cote'a de Hedogga' en Todtnauherg. en la Selva Negra.
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bajo la acvocecn a una virgen o un santo-. nena y cie lo, divinos y rror-tales quedan unidos por el puente, componiendo la cu aterded en la que cuaternidadhabi ta el ser existencial:"La tierra es la servicial portadora. la floredente tructlfic.:Jdora. que seeaecae en piedra y at;}.JiI, ascerdendo a Jo que crece ya lo arima/. Sidedroos tierra pensarnos ya las O/ras tres pero m consideraroos la urV-dad de los cuatro. B ciclo es la wrvanIe marchadel sol.el carr1Jiante gUade la .una, el viajero btiIIo de las estrellas. las estaciones del ao y sussoIstidos. luz y crepsculo del da, oscuridad y claridad de la noche. lofrtil Y lo estril del clima, la marcha de las nubes y el azuk'}{Jo abismo delter. Si decimos cielo pensamos ya las otras Ires pero no consideramosla unidad (ie los cuatro. Los divinos son los mensajeros dadores de pis-tas de la divinidad. /\ tmvs de su obrar &l gmrJo aparece el dios en supresencl~1 o se encubre en SlJ ocultacin. Si nomlJrarnos los divinos pen -samos ya las otms Ires pero no considerarnos J;J unidad cte los cuatro. tccmortales son los hombres. So donomn.11l /portales, porque pveden rron:Morir significa ser Cc1[k17 (le (1 rnverte en cuanlo muerto. Slo el hombremucre continuamente mientras pcrrnanecc sobre la tcxm. bajo el cielo,ante los dMnos. Si ncmbramos a los mortales pensamos ya k1S otms tresceo no considerarros la unidad de los cua.tro. Esta unidad la nombramosla cuaterrVdad. Los ircaccs estn en la a;atemidad rrientras hbitafl. Brasgo fundamental del habitar es el cuidar. Los mcxtafes habitan en laITlr1Jlef8 en que ellos OJkian a fa cuatcrridad en su esencia. As pues elCUtdtvjltlllitando es w."kJrupJe".8 espacio tal Y COITO kJ en lifflden los modernos no es ms Que exten-sin matentca y algebraica. la ros extensa cortesana que no es pro-piarrente el objeto ni la actividad de constnn ni la de habitar. La co-sIruccifl de lugares 00 erige en Al rasgo propio del ser existencial : tugmoscono el puente en os que quodaria ligado el destino de los rnotalcs alde lo. torra y el c ielo.Med iante esta lrerreroa cha r la que IlNieron que or, scquarnonte atoi-tos, lrquitoctos que estaban listos para cosploqar todo 01potenc ial dAIrnovirnienlo moderno, justo cuando k1 sil! a cn histrica haca casi inevi -tabo Sil pu esta en prctica a !JrHn esCt11H, Heidoggcr inl lexiujo un dos-cezencuo de intereses y un lxico que lentarrento lIegarfl a tener unagran repcrcusn. El 'Especo-Tempo' CE SiglriAd c eceo. C111 11 ciado en
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lugar, mem oria .natura leza
1941, quedaba competemente en enlredicho: el te-roo se inverta y tamemoria ocupaba el lugar del fululo: el espacio no serva ya para grancosa. Eran estos lugares de la cuarenked los Que podran devolver alhombre cootenoooso LIl8 dignidad Que la tc-nica contrepcesta a lanatuaeza erre-coa Lugar, tv1ernoria y NatlJalcza. so CCXltrapcri.-Tl fron-terrente a Espacio, terreoYTcnica. por prilT'Oa vez. de lI1a torna com-pletamente a10Jada, dardo k.gar a Lfl g iro que prcticanente pedadesaibi todos os cambios de vekxes que han ido sucedindose Ef1 elpanorama arquitectnico desde finales de los sesen ta hasta fechasrecientes .Propuso Martin Heidegger algm modelo, implcito o explcito. a aquellosarquitectos? Frente al inmenso programa de trabajo que stos tenbn enSlJS rneee. Heidegger les invit a considerar atentamente la minsculacabaa en la que l haba torrrmadc de escribir en 1926, Ser y tiempo ,Les dijo : 'PenSAmos por un morncnto en un;] (',F1S
del lema del habitar y la casa con su p opo intento autoexculpatorio detoda part icipacin en el nazisrm. Explica tambin cm c laridad las implicaco-es de estaviolencia de k:> pblico en ma vioIerciade lo privado. laasociacin sistemtica de la casa ecsteocet cm la autolidad paterna ysu constnucn espacial cen trada, transcerdcnte. vertical. LavioIercia dela naturaleza se reproduce en os mbitos de lo pblico y lo privR B pais situado en elcowo. Ambos estn dedicados l combatir la Grosstadt y ensalzar la
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figura del pequeo artesano medio; su casa modesta con jardin. huerto ytaller; su pequea ciudad -li pueti:) ni nlfltr6polis. l.f1a ciujad media-----; sucoscn centrada - AJoo"lani/ilr corno tro.h1~1dor en esaposicin, donde /lOS e-covnuroe cunn io ,mlmonte SOITKJS horntxBs: enel centro do! fTKJndo f. .. /. B espritu artesanal nos mantiene unidos a lacasa. y noshace tener una tierra propia aroe situar casa, palio y jardn,y un talJe coro kJgHr (.."'f'Jf llraJ. Un taller que almacena roesttas fatig..1s y
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preocupaciones y tristezas, pero tambin nuestro orgullo, nueslras n'sas yc arccree. Un fa/ler con miquinasno dornasiado grandes y con no exce-sivos tooe... y todo elJo en 01 cenlro de la pequea ciudad",La prosa ms serlCilla y emotiva de Tessenow nos traslada inmedia ta-mente a lKl modelo de ciudad, h pequea ciudad de provincias, en laque tales formas de habitar alcanzan su plenitLXl. Pero Icx19 su inocenciase desverece cuando, clarividente, vaticina el papel ca trtico de laSegunda Guerra concll.JlU'do as su tratado Trabajo artCS.:)f'k1/ y pequeflaciudad: "En realidad quizs sea rilCUlo reivindicar hoy el trabajo artesa-nal y la pequea dudad o. mejo dicho: eves de que puedan tcrece defUM), quizs soa necesario algo asi como una 'lluvia de azufre', y supr>dmo f1oredrriofllO sea pOSible dentro de un esplendor que tal vezahora slo fJQdemos COfTprender vagamente y que rEqUiere, probable-f1lf!()le, de (JUebIos que hayan transitado a tralt!; del infiemo", La clarivi-dencia de Tesseno.v al conckJir de esta forma aoocetouca es cuaotomenos ascmbrosa: sern los pueblos que "11ayal trmsitado a travs delinfiemo- los qoo dcadas ms tarde reivrdiqJ8n el proyecto existencial,el trabajo artesanal y la. pequea cil.dad como an tkJoto contra la neco-nalidad del siglo.Poro VQlvarnos ahora a In casa existenciat para entrar en ena, para cono-cer su cultm) material, corno si cirClJ)Stancialmente pcdseros habitar -la. Lo perrero que resana en la cabaa de f-edeqoe o en los d ibujos deI esserow es Que no hay espado para la rep resentacin pblica, para lastestas . los invitados y todo aquello que p.Jdiera venir a romper el ordeninteno de la familia y sus estrict os cd igos. La casa es as ms bienpequea, un tamao rTlc1yOf o CualqlJiElf gesto de gramliosidwj respeta-ran recelo en el habi tanto existencial. La casa tiende a estar, por tanto,vuelta hacia dentro, con un esqoerna centrado en torno n cm SAla fami -liar y, a su Cllrodedor, clulas elementales (le reduc ida dimensin, sincomplejidad ni cua lidades "espaciales". Podramos concluir que lo casaexistencia l no tero espacio propiamente pfvaoo. invadido por esa pro-sercia de lo jerrquico , po r el peso de la familia como instituc in, perosera m s cierto aLJIl anrnar que carece de interior idad . do idea de espa-cio, toda ella sustituida por el te rr ee -08 ah esa perpetua r)('Jglcin hei-deggeriana del espaco, su analoqia con el plJente, su idenUficacin de ltlabitAr con el construir- . El espacio interior do la casa existencial no es
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espectacular; los interiores de es ta casa imaginaria tienen ese aspectoconvenc ional, oscuro y de violencia latente. que quizs rnejor que en nn -gt"Jn otro lugrlf poderos observar en los interiores de Heimich TCSSOflOIN.especarrcnte en esos d ibujos de habitaciones que suscitan nuestraadmiracin tanto como una cierta inquietud o perturbacin: un mundohumilde pero tambin. desde nuestra perspecva. doliente, triste, comopetrificado por la cowecco y sus codcaccoes de la rutina ,Lacasa existencial es el reino del interior, pero no del espado interior sinodel hQmtxe interior, apegado a 1Il rTKX1eIo de xofLfldidad en su forma dereelzase. Por ello. carecer prcticamente de ot::~los tcniCos o, en sucotocio. los oeseeosa La ccnua objelual que se despliega en sushabitaciones es minfna y en ella apenas exeteespado para el desarro -llo tcnico o pea la stbjelMdad irdividJaI de otros habitant es (foJa no seanel pater farmas. Los objetos SO"1 de la familia, pertenecen al lna;e, porQ.Jesu vab estriha en la ook1boracin en el esc.erna vertical : no podr haberni secretos rosones ni contradicciones, ni cono t. ni placer ird oouat,Conlemplcrros las salas de este haga'" en los di~ porrnenorizaO:: deTessenow en los que con p 'ecsco calgrica se reg istra tal Cl~h.xa mate -riaL Ni estn esos meces primorosamente conservados, todos ellosactivados por objetos que dan cuenta de la pese-ca del tiempo, el lina -je O la autoridad paterna: el bcmbn y el gabnen el perchero , las zapati-llas o la fotografa del matrimonio, el servicio de t , los guantes ."Tessonow nos te transmitido esta rurtura objetual susmuverdc la presen -cia grosera de la autoridad por su fantasma, de irdcoos las huellas deuna existencia Que quizs algurs vean corno representativa de un ordenperdido, y otros corro la rnaoestacn do la violencia que la tamua impo-ne sobre la prfvecklad .No es dificil entender la ausencia do objetos tecnlcados corno no lo esentender q liB todos los volares que la modernidad hab a de positadosob o los rmtctiales artificiales, produc idos mediante rans for macloindustrializada do las materias primas, quedan eliminados en esta loca decasa ; la casa exeter'cia l estar hecha siempre de materinlos naturales.probablemente de pied ras . ladrillos o mader-a; la misma madera y lasmismas pleo ras resu ltantes do la accin inic ial d o clarear el bosq ue parainstalarse . So intuye que as ocurri en su d a al levantarse la peqoeacabaa de la Selva Negra. Estos materiacs estn ah para sealar el
engrandec idos con recursos cc rrjpositivos que aumentan sus escasasdimensionas reales como corcsponoc D tarrdlas CUYDS casas apenasson habitadas por dos generaciones, un periodo mayor de quince aros,d isminuida su estabilidad tradicional debido a la frecuencia de divorc ios ycambios de parea .En ese interior conviven muebles IrHdiOO 181es y modernos y. si bienhayun vnculo po sibo con los interiores tesseroweros. lambin hay una de-tercia respecto de su obsesivo tradicionDlismo. De hecho, se trata deuno do lOS primeros ejemplos de casas dift.ndidas en las revistas espe-cializadas que apareci. exhibida intemacia1alrnente. con Ll" l mobiliariooclctico. Y quils haya q.J8 recordar el eroscto y la sensacin liberaJizadora frente al do!Jna m:xierno que tal exposicin produjo e-scoces.para ente'"l(H amia ococros a los e o.aeoos de esagffl8l"ocin en la
~aci'ln del moc:IoIo l.J"IJOCO del posi tivismo.CL*memosesla""'a con IafOOlMl y ...-----------------r8'.dildcra iTagen de laneoe de Ven-ILI"i sola. seoteda en la poeta de sucasa. Y ooroaerosa CO"l esas otrasIngenes de habit.:"1rltes que berosdo acuTlJr~-m: a hroo ~tc:.io ynietzsehiano ooe Mescc: Hedog;pcoo sus rrcc-eues rasoos facialesservido por su rrujer en un inteOor casiopaco... Quizs la expresiva imagende una madre sentada en el umbral,con una actitud Que retljn a la VAl orgulloy fragilidad , muestre mejO(queningn texto la permanencia y los limites de la casa existencial, las tor-mas deb ilitadas y si se qu iero irncas en las que an puede pensarsey proyec tarse la casa existencia l, hac ia dnde pued e d irigirse su ofig i-na l consistenc ia, la evocacin de I3s races y la materialidad natural 8S0 'c iada; c mo
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