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L ESCRITUR DE VI JES
DE
JU N
GOYTISOLO
NIEVES P R DEL LONSO
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LA
ESCRITURA
DE
VIAJES DE JUAN
COYTISOLO
Pudiera parecer que dentro de la ya dilatada obra del novelista
Juan
Goyti
solo -mas de
2
ttu los publicados, adems de sus colaboraciones en la prensa
diaria
y e n revistas especializadas- sus escritos de viajes ocupan u n lugar menor, que seran
unos libros-parntesis, desgajados del tono general
de
su literatura y escasamente
representativos de su faceta crea dora , es decir, la narrativa.
Si los he elegido com o motivo de este artculo, ha sido por d a causas
princi-
palmente: primero, por un inters person al hacia la literatura de viajes -como tema
y fo nn a literarios- y segundo, porq ue considero que una de las s interesantes
vas de aproximacin a la literatura es lo que podramos denominar un acercamiento
lateral o esquinado hacia elia.
Hoy en dia,
seguir
preguntndon os qu es novela ya n o tiene ningn valor, pe-
ro, por el contrario, reflexionar sobre cm o u n autor concreto
o
una generacin, se
acercan al gnero, lo aceptan o lo rechazan, lo modifkan, lo mixtificari ensayan
nuevas formas de escritura y , e n algn caso, lo destruyen, es la dnica manera de se-
guir interesados por la literatura, n o y a com o simples lectores, sino como estudiosos
o criticos de la m isma.
Tal vez una de las caractersticas de las vanguardias, en u inquietud renova-
dora, en
su
afn
de romper esquemas dados
priari
y
vistos com o absolutos, sea en
buena medida un regreso al inicio, a un momento en el que todo estaba mezclado
y no estaban a n fijados los lmites e ntre los gneros literarios.
Tomemos como ejemplo la novela, en u denominacin europea,
rman,
b a
sabemos que en castellano se prefxib
novela
para designar a la narracin larga pues-
to que el trmino romance, desde el 4glo XV defia una composicin potica de
estilo tradicional)
La palabra roman italiano romanzo, espaol romance) procede
del adverbio latino romanice, que designaba el uso de una lengua
romnica, en la conversacion O la escritura, por opasicin ai latn.
...) Enromancier, romanzare, romongar significan poner par es-
crito en una lengua romance un texto, o traducido del latn. Mettre
en roman, se dice tambin. Es significativa esta relacin del roman-
cear con el traducir en los comienzos de la literatura europea de
filiacin latina. Roman tiene en principio un sentido
uy
amplio,
que puede convenir cualquier tipo de narracin pica,
histdrica
o hagiografica, sin distinci6n. Slo despus, por oposicin
tr s
trminos ms concretos par ejemplo changon de geste, conte, fa-
bliau, lai, novelle, etc) va restringiendo su sentido hasta designar
un g6nero literario.
1)
G.rRCIA
GUAL
Carlos Pri>?ieras
novelas europeas .
Madrid Ed Istmo
1974 pp. 88-89.
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En principio, novela era slo un texto escrito en lengua vulgar. No se trata-
ba por tanto de una forma,
ni
de un estilo, era simplemente una lengua. Tampoco
se caracteriz e n sus ori'genes por la utilizacin de
la
prosa:
La novela corts em pi eza par estar escrita en verso, slo des-
pus, en el siglo XI II, tien e lugar la prosificacibn
del
ciclo noveles-
c o artririco 2
No se estar hoy volviendo a esta primera in d e te m a c ib n del gnero, en las
obras de los narradores m s interesan tes, en los novelistas de ahora mismo?
Goytisolo lo expres claramente:
Las otras ms significativas del siglo X X son las que se sustraen a
la tirania conceptual de
los
gneros: son a la vez poesia, critica,
narrativa, teatro, etc .
Es igualmente significativo que Umberto Eco haya recumdo a la novela para
po der incluir en ella tod os los temas y estilos que precisaba para configurar el ambien-
te del siglo X i V En
El nom br e d e la rosa
hay de todo: novela gtica, crnica medieval,
novela policiaca, relato ideolgico en clave y alegora narrativa (segn se dice en
las tapas).
L a novela en estos creadores recupera sus orgenes, recobre su caracterstica
ms definitoria, e s decir, la de su indeterminaci6n formal y tem tica.
Y
algo parecido sucede con las artes plsticas -la pintura que regresa al dibu-
jo y
al
color bsico- y con la arqu itectura que huye del barroquismo y la decoracin
y disea espacios de lneas simples y esquemticas, que desnuda la estructura y la
muestra a l exterior.
Volvamos ahora a la literatura de Juan Goytisolo. Para tratar de sealar al-
gunos p un tos de interds dentro d el apartado ''marginal de su narrativa y tambin
para m ost rar cm o sus escritos de viajes prefiguraban la inflexin que posteriormen-
te llevar a cabo (iniciada en Seas de Identidad y Reivindicacion del Conde
D.
ju l in he manejado los siguientes libros:
C am pos de N h r
Seix
Barral, Biblioteca Breve de Bolsilio, Barcelona, 1979,
desde ahora citado como Campos
...
La Chanca
(Seix Barral, Biblioteca Breve, Barcelona, 1981, citada como
Chan-
ca...
De su otra obra de viaje, Pueblo en Marcha, slo har brevsimas referencias.
Sern , po r t an to , sus viajes por Esp aa los que cen tren este artculo.
Jua n Goytisolo emp ez su andadura literaria en 19 54 con el libro juegos de
manos, en 1982 apareci Paisajes despus de la batalla y en 1985 vea la luz Coto
vedado, primera parte de una serie autobiogrfica que debe completarse en el futuro.
2 )
GARCIA
GUAL,
o
c p .
56
3 )
O R T E G A ,
Julio Entrevista a
Juan
Goytisolo , en Disidencias p. 292.
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En
estos 3 aos ha publicado 17 obras narrativas, entre novelas y colecciones de
cuentos.
Sin embargo, la obra tot al del escritor n o queda reflejada en estos incmodos
datos num6ricos. travs de todo eilo
existe un proceso creador, u n mecanismo de
bsqueda y abandono, de exigencias temticas y de estilo que concluyen ahora en ese
ltim o libro aparecido.
Podemos agrupar esta extensa actividad creativa en dos grandes apartados.
La
primera etapa englobara su obra primera -desde ju gos de m nos hasta
em
de
identidad- calificable u n tan to groseram ente com o de realismo social y de estiio na-
rrativo tradicional, y una segunda eta pa que se inicia con ese itimo libro y se con-
cluye con Coto vedado, en la que el es tl o avanza en complejidad y diversificacin.
Sus lii ro s de viaje ocupan u n pu nto intermedio entre ambas etapas, revelan
caractersticas que los ligan a la primera y adelantan puntos que encontramos en la
segunda.
Una rapida enumeracisn nos aclarar 10s puntos de contacto y anticipacin
a que aluda:
a) la preocupacin por los desposedos, una contenida y a ratos explosiva
critica social, la utilizacin de un tiempo tradicional del relato (tiempo que avanza
continuam ente y n o retrocede o se proyecta), el emp leo de la primera persona y la
no-mezcla de sujetos son, entre otros, motivos que, presentes en sus primeros liros,
se con tinan en su ob ra de viajes.
b) el desplazamiento del pun to de inters hacia el sur es quiz la novedad m&
sobresaliente de Campos...
y
Chanca... Goytisolo marcha a tierras que se sitan en la
periferia de su pais de origen o, c om o en algn mo me nto dice acerbamente, fuera
de
Espaa :
Hubiera dado cualquier cosa par concentrarm e aclarar
la
r zn
de tanto dolor intil, de tanto s aos sacrificados por nada; por
agarrar el manual de geografa que estudi en
el
colegio
r y r
con u n cuch illo la frase ''Aimeria es
una
provincia espatiola .
Chan-
ca, p . 86)
Amerfa se convierte as en la puerta de Africa de Marruecos, que, como
es sabido, ser el interes principal del a uto r en su segunda etapa.
En resumen, parcialmente el tema y totalmente el estilo miran hacia atrs,
mientras que la escenografa y la arnbientacin preludian lo posterior.
Y casi de la mano se nos viene la po siba dad de tomar y dinamizar los rasgos
sumn ticos de la plabra
Alrneria para seguir insistiendo en este punto .
Almera es una palabra de origen rabe que proviene del trmino al-maraya
y que significa espejo. El viaje por tierras alm erienses es, efectivamente, eso, un espejo
que refleja y refracta, al que Goytisolo atraviesa -qu fciimente se instala aq u la
imagen de la Alicia del reverendo Carroll, personaje ste tan querido a l protagonista
de los Paisajes... para pasar e internarse en
la cultura y la sociedad del otro lado
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del Mediterrneo.
[
11
El
trm ino 'lit er atur a de viajes es el que se utiliza comnmente para desig-
nar un gnero literario cuyo tema de arranque es un viaje, una salida
a l
exterior, pero
poca informacin suplementaria no s proporciona ta l denominacin; sabemos, s, el
tema, pero nada indica e l c6m o se plasma esa narracin en el texto.
La literatura de viajes , el relato de viaje , la escritura de viajes , que son
algunas de las maneras que podemos emplear para sealar a este tipo de escritos,
parece constituirse en una especie de
archigbnero que englobara multitud de formas
particulares de expresion litera ria, periodstica , ensayistica, filosfica o cientfica,
dependiendo de momentos cronolgicos, motivaciones e incluso modas detectables
en un a poca concreta.
Una rpida ojeada a la historia de los viajes nos permitir agruparlos en ci-
clos.
Qu
es lo que tienen en comn las crdnicas de la conquista espaola de las
Indias (Las Casas, Sahagiln, Bernal
Daz ... ,
las robinsonadas y tod o el gran apartado
de los viajes fantsticos (Defoe, Stevenson, Swift... , las expediciones cientficas Lin-
neo, Bougainviile,
DaM... ,
os relatos romnticos del
XIX
(Borrow, Ford, Flau-
bert, IXimas, Loti, Gide
... ,
los escritos modernistas (Gomez Carrillo
...
y los moder-
nos reportajes de carcter costum brista (Daz Plaja) o poltico (Porcel)?
primera vista nada absolutamente nos sugiere el relacionar unos y otros.
Algunos entran de lleno en lo que podriamos
llamar
mbito literario, otros se proyec-
tan hacia el texto fdos6fico o el periodstico; en cualquier caso todos revelan una po-
sicin lateral con respecto a u na consideracin estrictamente literaria.
Otra caracteristica com partida por la literatura de viajes es la de aparecer com o
un ti po de tex to muy ideologizado, ya po rque ste fuera el propsito inicial del autor,
ya por las controversias polftico-culturales que siguieron a
su
publicacin. Recudrdense
las polemicas que motiv -y an motiva- la figura de Bartolom de
Las
Casas.
Tampoco el, en apariencia, ms ingenuo e inocente grupo de la literatura fan-
tstica escapa a e sta volun tad de crtica social y po ltica. Recordemos los viajes de Gu-
&ver y sus descripciones de las lejanas sociedades de enanos y gigantes.
Los viajes, reales esta vez, de los siglos XVII XVIII produ jeron la con tro-
versia filosfica ent re el hombre na tura l y el civilizado. El afn clasificatorio de la Dus-
tracin se extendi a las razas humanas y traz un camino de perfeccionamiento del
gnero humano que, inicihdose en los pueblos salvajes e incivilizados, conclua en
el hom bre europeo considerndole com o cumbre de este devenir genticocultural.
esta visi6n ilustrada del ser humano y la cultura se
ligan,
por una parte, la
teoria darwinista de la selecci6n natural y, por otra, el nacimiento de un pensamien-
to pre-colonial que alcanzar sus ms altas cotas en el siglo siguiente.
Los viajeros decirnonnicos -franceses, ingleses y , en menor medida, espano-
les- enviados por sociedades geogrficas o por los gobernadores directamente, actua-
ron como avanzadilla de la penetracin colonial subsiguiente, pero sus escritos tuvie-
ron, adems, otros efectos. No se limitaron a informar de lo que vean, intuan o les
1 2
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con taban, sino que in-formaron dieron form a) una imagen de lo visitado que subsis-
te en nuestros dias 4
a literatura de viajes en sus manifestaciones contemporneas, sobre todo, se
alza co m o u na prolfica generadora de imgenes-tpicos. Espaa, desde luego, no se
vio libre de los suyos cara
al
exterior: el espaol caballero, generoso e indomable,
quijote de causas perdidas, ajen o al progreso, visceral en sus reacciones
y
la espao-
la de sangre caliente, peineta al pelo
y
navaja en la liga, son algunas de las formas en
que fuimos reflejados por los viajeros franceses e ingleses del pasado siglo que, ade-
ms curiosamente, reprod ucan -sobre to do en sus aspectos ms negativos- las
irnigenes qu e los espaoles de en tonces se traan del mundo del Islam.
Go ytiso lo n o se -ha visto libre de crticas ideologizadas a sus libros de viaje,
ms bien dirigidas
al tema y al to n o de sus escritos y no a la ca lidadlitem ia del texto.
La Chanca. El m s pintoresco barrio de pescadores del mun do .
-Me gusta La Chanca. N o ha visto el periodista l o que vio
algn
ho mb re de mala fe -que m o j la pluma en el tintero del desprecio-
en este barrio, una lacra social. NO he visto par ningn lado esa cas-
ta
infrahumana que dicen que vive haradando la montaa. ...)
Mucha mala literatura es o que tiene
La
Chanca. Mucho Goyti-
solo. D nde est la man cha de la rosa? Chanca,
pp. 124-128
Lo que sucede e n este caso es que G oytisolo ha sopesado muy bien las posi-
bilidades que le deparaba este artculo aparecido en el diario
Pueblo
y
en una acti-
tud
mu y literaria lo incluy com o apndice a su libro
Lo Chanca.
La litera tura de viajes es, por su a sun to, una literatura de relacin que involucra
un A q u con un All, que liga dos h b i t o s diferentes, a los penonas distintas: el Yo o
el Nosotros con el Otro. Porque paradjicamente este tipo de escritura que toma
como pretex to o m otivo lo e xterior, termina constituyndose en textos cuyo destina-
tario principal es la propia comun ida d de la que sale el viajero. Se sale por descubrir
o conocer gentes y situaciones nuevas, pero lo que se pretende en muchos casos es
au
todescubrkse y reconocerse e n lo nuevo
y
en lo-distinto:
Aque l qu e sale a descubrir, se lleva s m ism o consigo. N o es una
ficticia obje tividad ne u tral lo que hace que el viajero sea recep tivo a
lo ex trao;
sblo la conciencia de la propia parcialidad da lugar a
que el contacto sea in telectualmen
te
fructfero. ...) Slo mediante
el contacto constantemente renovado
con
lo heterogneo, slo a
travs de u n tener presente -casa que va unida a dicho conta cto-
aqueilo que separa
y
a partir de la tensin que entraa t l
dispari
4)
Goytisolo ha tratado este t ema en diferentes artculos periodsticos er especialmente los
captulos Cara y
niz
del moro en nuestra literatura , Sensualidad y fanatismo: l crea-
cin de una imagen y hliradas al arabismo espaol de n obra
rnicas
smrncinas
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dad, puede llegarse a una elemental ccununi6n y una armona de
fondo
.
Observamos h oy en dfa u n nucvo intertis hacia la lteratura de viajes. Ree-
diciones de viejas obras, estudios, ciclos universitarios han puesto otra vez de moda
este antiguo atractivo que siempre ha ten ido el Hombre por conocer sitios y perso-
nas de u espacio exterio r, pero tambiCn detectamos cierta curiosidad por ver cmo
hem os sido reflejados por viajeros extranjeros. Varias causas coinciden en esta revita-
lizacin: razones de hdole cultural por supuesto, aunque tampoco cae fuera de esta
&bita reflexion ar sobre e l auge de la literatu ra de evasihn, de aventuras, novela poli-
ciaca, de ciencia-ficcin, que s plantea en ocasiones como alternativa liidica a una li-
teratura ms seria .
Goytisolo se ha interesado tambin por los viajes que hicieron otros: a su pro-
pia actividad creadora
h
aadido la preocupacin terica por el viajar, sus causas y
consecuencias.
Esta faceta interpretativa la inici con la publicacin de la Obra inglesa de
Blanco White en 1972 . Podemos en tender ahora el atractivo que despertaba en nues-
tro autor la fgura del perseguido y exiliado escritor andaluz.
Asim ismo en sus Crnicas sarracinas hay captulos que analizan diversas ma-
nifestaciones de la literatura de viajes.
Nos seguirnos pregun tando por las razones que llevaron a Goytisolo a empren-
der los viajes (uno a la isla de Cuba y dos a la provincia de Almera) Nada ms lejos
de su inquietud que presentar una imagen romntica, simptica y amable de lo
visitado (especialmente en Campos... y Chanca...), pero s i busca conscientem ente lu-
gares y gente poco
y
mal conocidos, zonas de la geografa espaola que han sufri-
d o ms intensam ente que otras toda la verborrea oficialista de gobiernos pasados y
que han sido presentados al exterior como la quintaesencia de lo espaol mientras
s
desatendan sus aspiraciones ms elementales.
Tampoco busca prestar servicios a la ideologa dominante, sino justamente
to d o lo contrario: pretende rom per la falacia del desarroiismo, desintegrar el dis-
curso triun falis ta de 1; derecha espaola sobre el bienvivir de Andaluca, su felici-
dad en la pobreza, su innata alegra que la hacan ponerse a cantar en cualquier mo-
m en to , a despecho de su desgracia.
[
Empezamos esta ltima parte del artculo con unos apuntes cronolgicos en
los que situar las obras que comentamos. Para un mayor detalle deben consultarse
las ltimas pginas de Disidencias y, naturalmente, su libro autobiogrfico Coto
vedado.
E n 19 56 , fecha de su servicio
d t a r
y a la edad de veinticinco aos, viaja por
primera vez a
Almeria.
l
ao siguiente viaja con
su
compaera Monique por Anda-
luca.'
5 )
B m E R L I
Urs: L o s sa2vajes los civilizados . El enc uentr o
e
Europa
y
Ultramar.
Mjico F.c.E.'
1982 ,
p. 89
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En 196 aparece Campos
e
Nljar. En
1961
se prepara un documental de Pao-
lo Brunatto y Jacinto Esteba Grewe para la edicin italiana de dicha obra. Durante
la proyeccin un grupo de fascistas lanza una bomba de humo,
...
y aprovechando
la confusin reinante en la sala donde tiene lugar el acto, se adueiia dela nica copia
de la pelf cul a, la cual es presentada das despus,
en
una ver4611adlt era da, con aa-
didos, cortes
y
dif ere nte banda sonora en u n programa d e la televisibn espaiiola en
el que
se
le atribuye la paternidad del
film.
La prensa entonces le insulta calificxlndole como gnster
de
la pluma o gi-
gold internacional .
En ese mismo ao viaja a Cuba invitado por la Casa de las Amricas y el diario
Revolucibn.
En 1962 recorre toda la isla. Aparece La Chanca Librairie des Editions Espag-
noles, Pars). Vuelve de nuevo a Cuba y publica en
Revolucidn
el repoltaje
e -
blo en marcha .
Los viajes que emprende el autor tienen una intencionalidad polftico-social
muy clara Cuba, en los primeros aos del gobierno socialista presidido por Fidel
Castro vive la euforia revolucionaria. Aimeria, en Espaa, sufre con ms virulencia que
otras zonas del pas un subdesarrollo econmico con sus secuelas de pobreza, enfer-
medad, incultura, etc.), pero al mismo tiempo podemos detectar una motivacin ms
personal del escritor a la hora de elegir los momentos y los lugares de sus salidas. Las
tres obras -desde esta dltirna consideracin- vendran a ser un proceso interior de re-
cuperacin de sus races.
Con ueblo
n
marcha inicia el reconocimiento de sus races perdidas: u bi-
sabuelo Agustn emigr6 a Cuba y
ll
se estableci iiegando a convertirse en dueo de
una central azucarera. Cuando se vi obligado a emancipar a sus esclavos negros les
di su apellido.
Goytisolo comienza a investigar las huellas de sus antepasados en la isla, le se
ducen las fotos que conservaba la familia: el bisabuelo junto a los criados, e incluso
un tren que llevaba grabado
su
apellido. Posteriormente, ya en la isla, tiene ocasin
de conversar con cubanos con quienes comparte, entre otras cosas, el nombre fami-
liar.
Campos
e
Nl or y La Chanco son el primer paso hacia el conocimiento de sus
races buscadas. Con una actitud libre y personal -ya no haba abuelos que perseguir-
Caytisolo se plantea el buscar y encontrar sus propias rafces con las que identificar-
se, se encamina a una zona en la que puede compartir sentimiento y solidaridad y
que, como ya hemos visto antes, le conducir casi naturalmente
al
otro lado del
Estrecho.
El autor rechaza de esta manera la chata opinin de que uno es hijo de donde
nace y slo
alli
se pertenece absolutamente. Esta idea -fruto quiz de un naciona-
lismo totalitario y expresada por culturas O naciones que llevan muy a mal la posi-
blidad de lo heterogened es combatida por Goytisolo.
Pese mis races vascas
y mi
nacimiento en Catalua n o m e he iden-
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tificado nunca con lo vascn ni lo cata1n;no otstante mi larga resi-
dencia en Francia tampoco he buscado la asimiiacidn lo francs
De esta manera la cultura es tambikn resultado de una opcin personal,
in-
terior
y
libre.
S610
un
rasgo de esta cultura escapa a la voluntariedad del escritor: la lengua.
Mucha abandonan su lengua nativa y orillas del Sena escriben
en francks. Esto en mi caso resultaba imposible: el escritor pien-
so yo no escoge la lengua es sta que le escoge
l
y para el exiiia-
do la lengua
se
convierte en su patria autntica
De cualquier forma y, a pesar de la rotuntidad de la frase, Goytisolo expresa
otras opin iones que parecen desmentir o contrade& esta sumisin a su lengua materna.
cuando escribo simplemente una carta en babe dialectai por el
solo hecho de tener que utilizar un a caracteres distintos delos em-
pleados desde que comenc esaibir siendo nio experimento una
satisfaccidn semejan te imagino la del que tras cuarenta aios de
fidelidad monogmica descubre que puede hacer el amor con otra
persona. En consecuencia ai escribir en
m
arabe rudimentario
llego alcanzar una dicha
tal
vez superior la que pueda sentir
construyendo textos muy elaborados en mi propio idioma. Segu-
ramen te
se
alberga aqu tarn bien una actitud de rechazo ante mi pro-
pia lengua ante una escritura que he practicado durante demasiado
tiempo
De
la aceptacin
al
rechazo, la imbricacin y la ambigedad, aqu podra ini
ciarse una muy atractiva va de interpretacin de la escritura de Goytisolo, sobre
tod o e n sus ltimas novelas.
Pueblo en marcha y La Chanca se inician desde un tiempo exterior y ante-
rior al viaje en s, dndonos cuenta de cmo y por qu el autor comienza su reco-
rrido.
E n el primero de ellos el escritor rem emora sus ideas previas sobre Cuba, so-
bre su bisabuelo, los esclavos, las plantaciones, hasta que decide ponerse en camino.
La Chanca arranca de
su
vida e n Pars, con sus problemas de adaptacin y co-
municacin lingstica, con su aoranza de las tierras y los hombres de Espaa hasta
que , hab lando con Vito rino, decide abandonar Francia y ilegarse a Almera.
Campos de Nl/or nos introduce, un tanto bruscamente, en el relato: el es-
critor ya est en Almera y solamente nos informa de que hubo una estancia anterior
en la ciudad e n la que se encuentra.
Aun siendo estos iibros muy diferentes unos de otros, especialmente en
su
composicin y estructura, existen ciertos rasgos compartidos por los tres: descripci6n
6 )
La
Chanca, veinte aos despus , e n Voces p. 12.
7)
Por qu he escogido v v r en Parls? en Voces p.
10.
8)
ULLAN,
J.
M. Arabesco para
l
transparencia ,
en Votes. p. 17
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del paisaje
y
de los hom bres que, riaturalmente, es caracterstica general a los libros
de viajes.
Cuando el escritor viaja, las primeras impresiones que
recii e le llegan funda-
mentalm ente a travs de la vista
y
el odo.
El
paisaje es descrito de un a manera precisa, aunque obligatoriamente de-
tenida:
Ec ha nd o calle abajo por Caadas, el farastero desemboca
n
una
avenida amplia y la vista se despeja. Las chozas faldean la pen-
diente, escalonndose tal
u
colmenar inmenso y, ms arriba, las
cuevas bostezan con las fauces abiertas, como boc s oscuras, pro-
fundas y desdentadas.
Chanca, p.
3 7 )
Pero las voces, las diferentes hablas de la gente, le permiten una escritura -o
un registro- m ucho ms dinmica
y
rica en variantes. Goytisolo presta
su
atencin
no slo
a
lo que d icen los personajes, sino a c m o lo expresan, el escritor revela una
volun tad de transmitir el lenguaje de los alrnenenses de la manera ms fiel posible.
Por ello no entrecomilla
ni
marca con caracteres grficos distintos el hablar andaluz.
El lector agradece esta decisidn porqu e se le hace ver que no es ms verdad
la norma lingstica que adopta Goytisolo en
su
escritura -que todava aq u es la
tradicional y acadmica- que la que emplean los hombres
y
mujeres alrnerienses en
su
lenguaje cotidiano.
Tam poco cae en el error contrario, es decir, en el excesivo prurito ci e n ti f~ ta
que le hubiera llevado a realizar una transcripcin lingistica estricta, que tambin
hubiera alejado a l lector del habla reflejada.
Conserva
baches ,
distingue
b y 'V', j7'y g ,
mantiene pu ntos
y
comas a
la hora de escribir el dialecto:
Habla c o m o diez m eses recibimos carta de
U
Dijo que no s iba en-
va unas fotos de
su
mu j4 y lo s chiquios, pero se le debi6
o
vi
Chanca, p.
45)
En
La Chanca y Campos e NQar encontramos gran nmero de opiniones de
la gente, de discursos sobre los ex tranjeros, las mujeres, los andaluces, los habitantes
de otras tierras de Espaa.
Al
lado de
las
ideas de la derecha sobre Andaluca, los pro-
pios andaluces que repiten el tpico:
En Espaa n o ha y el ad elanto d'otras naciones, pero
se
vive mej
que en ninglin sit io -deca el azacn.
Los extranjeros, en cuanto pun,
s
vienen p'aquf. En An dal uch ,
con el sol
y
u n poq ui to d e n , se las arregla u st y va
tirando
Campos, p.
124)
O, a propsito de los franceses que llegaron un da a fotografiar la
mise
de La Chanca:
Lueg o vienen y n a s rera tan. Me
c p
en sus muertos
Chanca,
P.
67)
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ul
es el estar de Goytisolo en todo esto? Es un escritor que pone
su
plu-
m a
al
servicio de la descripcin y de los problemas de los dems o, por el contrario,
se le descubre en el relato, opina, habla de s mismo?
Aunque
la
figura del au tor est presente a lo largo
e
toda la narracin, (carac-
te rh tic a de los escritos de viaje es el empleo de la prime n persona) no es muy pa rti-
dario de exp oner abiertam ente sus ideas sobre lo que ve o le cuentan. Prefiere dejar ha-
blar a los dems para mantenerse en la sombra. En ocasiones se le interpela &recta-
mente y, aun
asf,
sus respuestas son inexpresivas
y
parcas:
Qu le parece? -pregunta don Ambrosio cuando llegamos
a
la
cima.
Gritando
a
causa del viento digo que me parece bien.
(Campos, p. 98)
Otras veces n o responde siquiera:
Ust que ha estudia y carrio mucho drg~me: er bueno y hon-
rao no basta? La pregunta de la abuela flota unos minutos en
el aire y como nadie la contesta la tension disminuye y al cabo
todos fin gim s ignorarla.
(Chanca, p. 80)
Sin embargo Goytisolo no intenta escapar de las impresiones que le producen
la
miseria,
la resignacibn, el dramatismo de lo que est viendo.
Es en
las pginas fina-
les de los libros cuando, en la noche y ayudado por los efectos del alcohol, rompe
toda contencion previa y se queja por lo que ha visto y le ha dolido:
I
cielo era como un ocano embravecido y en el campo haba
uno de esos silencios expectantes que preceden
a
la explodon de
la tormenta. ...) Todo anunciaba la inminencia del estallido y a
medida que el tiempo transcurra aumentaba tarn
bin
mi necesi-
dad de
desfogame.
(Campos, p.
12
1
Vitorino -dije- me oyes?
-S- repuso.
-Almeria ha perdido el sol.
Ha
perdido el aire.
S
No quiero verla nunca ms... Hay que conseguir que el aire
vuel-
va comprendes?
(Chanca, p. 93
La literatura de viajes permite un registro
ms
neutro o ms objetivo de
la realidad que el que podra
llevar a cabo la llamada literatura de creacin. Desde
este punto de vista, y en ciertas Cpocas de represion, las obras de viaje pueden llegar
a actuar como denuncia de algunas situaciones que no es posible expresar de otra-
manera. Sera similar al papel que el cine documental o testimonial cumple en m e
m entos parecidos.
in embargo, y siendo cierto l o que acabamos de sealar, es curioso que este
tip o de escritura utilice mucho m s que ninguna otra -si exceptuamos la poesa-
la primera persona. Es
la
bsqueda de la objetividad a travs de la m b evidente sub-
jetividad.
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13/13
Goytisolo termina identificndose con la tierra con los hombres aimenen-
ses.
l yo
del narrador se convierte en un
nosotros:
Queda decirles que, si ramos pobres, lo mejar que podimos de-
sear era
ser t mhien
feos; que la belleza nos serva de
excus para
cruz rnos de brazos y que para salir de nosotros misnos debimos
resistir la tentacian de sentirnos tajeta postal o pieza de museo.
Campos,
124)
Se
adelantan as posiles sohciones para remediar la postraci6n
y
el subde-
desarrollo andaiuz:
Y o pensaba todava en La Chanca, en la sociedad de hombres des-
posetdos de La Chanca, y el llanto mudo de la abuela me alcanzaba
muy hondo. Habla una fuerza inexplotada en nwtros, acaso un
posibilidad de herosmo. Luciano y el Luiso la haban dcb*ri osin
nombrarla.Se llamaba solidaridad. Chanca, p. 91)
Es este el primer paso en su acercamiento hacia los pueblos que sufren la
in-
justicia de sus propios gobiernos o de otros, lo que le condujo a una toma poshira
-muy personal y controvertida- en la llamada cuesti6n rabe .
Goytisolo no pretende presentamos una h e r a africanizada a toda costa,
pero la imagen del Africa arabe se
ftra
en muchos prrafos de los libros, como un
rasgo muy difuminado en el paisaje:
Almeria es ciudad
nica
medio insular, medio af ricana.
Campos,
P. 10)
Una chica cubierta cano una mora se asoma ver. Campos, p. 93)
Hacia meses que n o ola la
risa
f ~ s c ae las muchachas ni el vocej6n
gutural de los homhres, que
tanto
recuerda al
rabe
Chanca, p. 13)
La Chanca parece el libro ms elaborado de los que comentamos: en
lo que
podra llamarse trama novelesca -bsqueda de Antonio El cartagenero , compli-
cacion del argumento, aparicion de nuevos personajes siempre al hiio de
la
accin
principal- se compagina con la inclusin de textos de carcter histrico (Apdndice
: Aimerfa en algunos viajeros por hpaa), noticias periodsticas sobre el barrio
(ApCndice : Dos testimonios sobre La Chanca y datos de orden econmico-social
(estadsticas de poblacibn, emigracin, enfermedad, etc.)
La obra revela la intencion de fundir el discurso subjetivo del escritor con la
verdad objetiva de cifras y testimonios precedentes, pan llegar a identica conclusi6n:
Aimeraa no fue siempre msera y desgraciada.
La Chanca prefigura as, no solo el escenario de su obra posterior, sino tambin
el estilo: el entremezclamiento o prexntaci6n paralela de escrituras diferentes, hasta
en idiomas diversos, que haba comenzado en Senas de Identidad.
En Paisajes despus de la batalla sigue manteniendo este modelo, aunque don-
de antes habfa confusion hay ahora disgregaci6n: todos los discursos que hasta
Mak
bara
se imbricaban en el texto, se presentan en
su
ltima novela, antes de Coto cerra-
do, de forma atornizada y juxtapuesta.