Universitat Autònoma de Barcelona
Facultad de Medicina
Departamento de Cirugía
Análisis de la participación ycumplimiento de la prueba de cribado enun programa de detección precoz de laneoplasia colorrectal. Influencia de la
forma de contacto con la población diana.
Ricardo Courtier Bonafont
Director: Prof. José Manuel Sánchez Ortega
Universitat Autònoma de Barcelona
Barcelona, 2001.
Agradecimientos.
Ésta tesis, por su ámbito y objetivos es un estudio que se aparta en muchos
aspectos de lo que es puramente el terreno de la Cirugía General y Digestiva, entrando
en íntima relación con otros campos como son la Epidemiología, la Medicina
Preventiva o la Salud Pública. En éste sentido quiero agradecer a todas las personas que
de una u otra forma me han ayudado a la realización de la misma aportando sus mayores
conocimientos en éstas disciplinas, a la consecución de uno de los objetivos básicos de
toda tesis doctoral, como es que el doctorando concluya con un mayor nivel de
conocimientos con respecto al inicio de la tesis. A todos ellos, gracias; especialmente a:
Al Profesor José Manuel Sánchez Ortega, que fue quién me dio la idea inicial de
éste estudio, y me impulsó con la dirección de la tesis. Tampoco puedo olvidar la labor
de docencia que desde su cargo de Jefe de Servicio de Cirugía General realizó y sigue
realizando. Por todo ello mi más sincero agradecimento
A la Dra. Montserrat Casamitjana y al Dr. Francesc Macià, que aportaron sus
conocimientos epidemiológicos y su amplia experiencia en el terreno de los cribados
poblacionales, sin cuya ayuda ésta tesis no hubiera sido posible (puedo asegurar que
ésta frase nunca ha sido más cierta que en éste caso). Muy especialmente gracias, por
haber encontrado en ellos no solamente la ayuda científica necesaria, sino también y
sobre todo, a unos amigos.
Al Dr. Xavier Castells, al cuál hago extensivo lo dicho en el párrafo anterior, por
su orientación metodológica, siempre precisa y acertada.
A todos los componentes de la sección de Endoscopia Digestiva del Hospital del
Mar, por su profesionalidad en la realización de su labor. Sin olvidar al Dr. Miguel
Nieto, quiero expresar mi especial agradecimiento al Dr. Agustí Panadés por la
realización personal de la mayoría de las exploraciones endoscópicas efectuadas.
A todos los miembros del Servicio de Cirugía General del Hospital del Mar, y
del Hospital de L’Esperança, excelentes profesionales, compañeros y amigos, con
especial mención a la Dra. Mª José Gil y al Dr. Salvador Navarro, que con la lectura
crítica de la tesis me han ayudado a la redacción final de la misma.
Al Dr.José Manuel Hidalgo, por su inestimable ayuda, a veces en aspectos no
precisamente gratos de éste estudio (espero que no se cumpla en éste caso la asociación
de los olores, con situaciones y personas). Gracias Jóse.
Al Dr. Josep Mª Picas y al Dr. Josep Farrés, que en representación del Patronato
de Asistencia de Empleados Municipales (PAMEM), autorizaron y colaboraron
administrativamente para la realización de éste estúdio en el ámbito de sus afiliados.
A Joan Vila, al que le debo el aporte estadístico de éste estudio.
A Cristina Hernández, Silvia Rodriguez y Eduard
A los Profesores Domingo Ruano y Antonio Tejedo, que hace más de veinte
años pusieron todo de su parte ( lamentablemente yo no), para haber optado entonces al
grado de doctor.
A todos ellos muchas gracias.
Éste trabajo ha sido financiado en parte por una Beca FIS 98/1429. , con el
título: “Análisis de la participación y cumplimiento de la prueba de cribado en un
programa de detección precoz del cáncer colorrectal. Influencia de la forma de
contacto con la población diana”.
Así mismo, se ha contado con la ayuda del IMIM para la finalización
reprográfica de esta tesis.
Índice de texto. I
1. INTRODUCCIÓN
Patología y biología de la Neoplasia Colorrectal …………………………….1.
Defecto de campo ……………………………………………………1Displasia ……………………………………………………………2Criptas aberrantes. Microadenomas …………………………………....3Adenomas …………………………………..………………………..3Lesiones malignas ……………………………………………………4
Carcinogénesis. Iniciación y promoción del Cáncer Colorrectal …….8
Cambios genéticos asociados a la tumorogénesis Colorrectal …….8Alteraciones somáticas en los oncogenes ……………………….9Alteraciones somaticas de los genes supresores tumorales …………..12Inestabilidad de microsatélites en el cromosoma-2 …………………..14Proteinquinasa-C
Magnitud del Problema …………………………………………………..16
Pronóstico del CCR …………………………………………………..16-Diferenciación celular …………………………………...17-Infiltración tumoral. Afectación ganglionar Clasificación en Estadios …………………………………...18
Grado de invasión en el momento del diagnóstico …………………...20
Etiología y factores de riesgo …………………….……………..22
El medio intestinal …………………………………………………..23-Fecapentanos …………………………………………..23-3-cetosteroides …………………………………………..24-Productos de la pirolísis. Aminas heterocíclicas …………...24-Ácidos biliares …………………………………………..25-Otras sustancias …………………………………………..25
Factores dietéticos …………………………………………………..26-Ingesta de grasa …………………………………………..26-Fibra …………………………………………………………..26-Calorías …………………………………………………..28-Proteinas …………………………………………………..28-Calcio …………………………………………………..28-Agentes antioxidantes ………………………………….. 29
Factores Genéticos …………………………………………………..32-CCR Hereditario asociado a la poliposis …………………...33-Síndrome de Gardner y CCR …………………………...34-Síndrome de Peutz-Jeghers y CCR …………………………...34
Índice de texto. II
-Poliposis familiar juvenil y CCR …………………………...34-CCHNP …………………………………………………..35-Familiares en primer grado con neoplasia colorrectal …...35
Enfermedad inflamatoria y CCR …………………………….……..36-Colitis ulcerosa …………………………………………..36-Enfermedad de Crohn …………………………………...36
Factores personales …………………………………………………..36
Prevención del CCR. Conducta a adoptar por la sociedad …………...40
Prevención Primaria …………………………………………………..41-Dieta y prevención del CCR…………………………………...41-Quimioprofiláxis del CCR …………………………………...43
Prevención Secundaria. Diagnóstico precoz …………………...46
Antecedentes del Cribaje Poblacional …………………………………..51
Métodos de cribado para el CCR ……………………………….…..51-Examen digital (tacto rectal) ……………………….…..51-Fibrocolonoscopia total …………………………………...51-Rectosigmoidoscopia …………………………………...52-Enema baritada de doble contraste …………………………...53-Detección de sangre oculta en heces …………………...53-Métodos biogenéticos …………………………………...59
Cribado poblacional basado en la detección de sangre oculta en heces ……………………………………………….….61
-Ensayo de Minnesota ……………………………….…..62-Ensayo de Göteborg ……………………………….…..64-Ensayo de Nottingham ……………………………….…..65-Ensayo de Funen …………………………………………..67-Estudios no randomizados controlados ……………….…..69
Revisión de los resultados conjuntos de los estudioscontrolados de detección precoz del CCR basados enla detección de sangre oculta en heces mediantemétodos químicos ……………………………………………….….70
Métodos de intervención en la participación de lapoblación general en los cribados del CCR basadosen la detección de la sangre oculta en heces ……………..……73
-Factores asociados con la participación ……………..……79-Razones de no-participación. ……………………..……82
Índice de texto. III
Estado actual del papel del cribado poblacionalbasado en la detección de sangre oculta en heces …………………...84
-Tendencia Internacional sobre el cribado poblacional …………………………………………………..84-Antecedentes en España. Estado actual en nuestro país. …………………………………………..85
2.HIPÓTESIS Y OBJETIVOS.
Bases previas de la hipótesis …………………………………………..88
Hipótesis de trabajo …………………………………………………..89
Objetivos …………………………………………………………..90
3.PACIENTES Y MÉTODO.
Pacientes …………………………………………………………….…….92
Criterios de inclusión. …………………………………….…….92
Criterios de exclusión. …………………………………….…….93
Método …………………………………………………………………..94
Randomización. Constitución de los grupos. …………………...94
Llamada telefónica de refuerzo …………………………………...95
Prueba de cribado …………………………………………………..95
Actitud ante los casos negativos …………………………………...97
Actitud ante los casos positivos …………………………………...98
Actitud ante los resultados nulos …………………………………...99
Encuesta telefónica sobre causas de no-participación …………...99
Cálculo del tamaño de la muestra ………………………………….101
Análisis estadístico de los resultados ………………………….101
Aprobación de la metodología ………………………………….101
Financiación ……………………………………………………101
Índice de texto. IV
4. RESULTADOS.
Características de los grupos a la entrada al estudio …………………….…103
Participación global de ambos grupos (Grupo total). ………………….103
Correcta recogida de las muestras. Grupo total ………………………….107
Participación según grupo de aleatorización ………………………….108
Correcta recogida de la muestra. Grupo total ………………………….109
Efecto de la llamada de refuerzo según grupo de aleatorización ………….110
Resultados de la prueba de cribado ………………………………….111-Pruebas con resultado positivo ………………………………….111-Exploraciones derivadas de éstas pruebas ………………………….112-Resultados de la FCS …………………………………………113-Patología detectada …………………………………………………113
Resultados de la encuesta autoadministrada ………………………….119
Resultados de la encuesta telefónica sobre causas de no-participación ….123
5. DISCUSIÓN
Características de los grupos a la entrada al estudio …………………………126
Participación sobre el grupo total …………………………………………126
Participación. Resultados del grupo estándar o control ………………….127
Participación. Resultados del grupo de contacto directo o Estudio ………….130
Acción de la llamada de refuerzo. Comentarios ………………………….132
Correcta recogida de las muestras (Cumplimentación).Comentarios …………………………………………………………133
Comentarios sobre los resultados de la prueba de cribado ………………….134-Adenocarcinomas detectados ………………………………….135-Adenomas detectados …………………………………………136-Valoración de la endoscopia digestiva baja total ………………….136
Comentarios sobre el resultado de la encuesta autoadministrada ………….138
Comentarios sobre el resultado de la encuesta telefónica.Causas de no-participación …………………………………………………139
Índice de texto. V
6. CONCLUSIONES.
Conclusiones …………………………………………………………141
7. BIBLIOGRAFÍA.
Bibliografía …………………………………………………………143
8.ANEXOS
Anexos ………………………………………………………………………..162
Índice de Tablas y Figuras. VI
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla-1: Pronóstico del CCR en función de su estadío……………………………….20Tabla-2: Estadios del CCR en el momento del diagnóstico.
Tabla de frecuencia ……………………...………………...………………...21Tabla-3: Comparación entre métodos químicos e inmunológicos ………………...….59Tabla-4: Porcentaje de participación y adherencia entre los principales cribados … 75Tabla-5: Principales estrategias de intervención en la participación ……...………...78Tabla-6: Carcterísticas del grupo control y del grupo estudio ……………...………..95Tabla-7: Composición de los grupos ……………………...……...…………………101Tabla-8: Participación del grupo Control+Estudio ……………………………...….108Tabla-9: Participación por grupo de aleatorización.
Riesgo relativo de participación ………………………………...………….109Tabla-10:Patología detectada en la fibrocolonoscopia ……………………………...113Tabla-11:Estadiaje de los cánceres detectados ………………………………………114Tabla-12:Localización de los adenomas ………………….………………………… 116Tabla-13:Localización de los adenomas en cada paciente …………………………..117Tabla-14:Causas de no participación. Resultados de la encuesta telefónica ………..124
ÍNDICE DE FIGURAS
Fig. 1: Inducción de los cambios en el epitelio colónico …………………………….. 22Fig. 2: Circuito del Estudio. Diagrama de actuación ………………………………..101Fig. 3: Participación en 1ª convocatoria y llamada de refuerzo ….…………….……104Fig. 4: Efecto de la llamada de refuerzo sobre la participación ……………….…….105Fig. 5: Respuesta de la llamada de refuerzo. Grupo total ………………….………...106Fig. 6: Porcentaje de correcta cumplimentación ………………………………….…108Fig. 7: Efecto de la llamada de refuerzo por grupo de aleatorización ………………111Fig. 8: Porcentaje de aceptación/rechazo de la fibrocolonoscopia ………………….112Fig. 9: Frecuencia de sangre en heces. Resultados de la encuesta …………………..119Fig.10:Frecuencia del antecedente de sangrado entre las personas con prueba positiva ………………………………………………………...…120Fig.11:Incidencia del antecedente de sangrado en el grupo de personas
con prueba negativa ………………………………………………………….121
INTRODUCCIÓN
Introducción. Patología y Biología de la Neoplasia Colorectal. 1
PATOLOGIA Y BIOLOGIA DE LA NEOPLASIA COLORRECTAL.
El cáncer colorrectal (CCR), se desarrolla a partir de una serie de cambios morfológicos
que tienen lugar en el epitelio y en sus glándulas anejas.
La alteración con que se inicia el proceso es sutil, no siendo evidente en las
observaciones histopatológicas pero sí detectable por medio de cambios en varios marcadores
de la proliferación epitelial, diferenciación y muerte celular programada. Con la progresión de
los cambios, las lesiones precursoras del adenocarcinoma se hacen evidentes en forma de
criptas aberrantes (microadenomas) así como diminutos pólipos que protuyen hacia la luz
sobresaliendo de la superficie de la mucosa circundante. Finalmente las lesiones premalignas y
malignas se hacen evidentes microscópicamente como tales pólipos, masas tumorales o
lesiones planas.
El hecho fundamental en el desarrollo del CCR es la secuencia displasia epitelial-
adenocarcinoma, más frecuentemente teniendo lugar como secuencia adenoma-
adenocarcinoma1.
Defecto de campo:
Numerosos estudios utilizando variedad de técnicas han investigado la anatomía
macroscópica y microscópica de la mucosa colorrectal normal de pacientes afectos de
neoplasia colorrectal. Los hallazgos han sugerido la presencia de anomalías comunes a todo el
epitelio colorrectal (defecto de campo), el cual puede representar un precursor de las lesiones
displásicas2 El marcador más comúnmente estudiado ha sido el incremento de la proliferación
epitelial3-4. Sin embargo, también han sido descritos aumentos en varios parámetros de
proliferación y una anormal expansión de la zona de proliferación de la parte basal de las
criptas colorrectales.
Las alteraciones bioquímicas relacionadas con la proliferación que se han descrito,
hacen referencia a los niveles de poliaminas y enzimas relacionadas con su síntesis5. Así
Introducción. Patología y Biología de la Neoplasia Colorectal. 2
mismo, se han descrito alteraciones en la diferenciación6, metilación de varios genes7 y
resistencia a la apoptosis8.
Estos hallazgos parecen reflejar una generalización de anomalías epigenéticas en el
epitelio colorectal que pueden relacionarse con el desarrollo posterior de mutaciones
genéticas específicas que conduzcan finalmente a la aparición de la neoplasia colorectal.
Displasia.
Es el término comúnmente utilizado para definir la proliferación neoplásica epitelial del
colon y otros epitelios9.
El epitelio displásico se caracteriza por un aumento de celularidad y una anormal
morfología incluyendo el desarrollo de núcleos fusiformes con hipercromasia, estratificación
nuclear y pérdida de la polaridad de los núcleos.
La alteración citoplasmática en el epitelio displásico se manifiesta típicamente por una
disminución en el contenido de mucina y la transformación del patrón mucoso de las células
caliciformes hacia una apariencia de células columnares. La heterogeneidad es evidente en
forma de un epitelio hipermucinoso displásico, con células caliciformes con la vacuola
mucoide orientada basalmente y una anormal localización del núcleo en posición lateral o por
encima del citoplasma10.
El término "displasia" se usa a veces como un término genérico que describe
alteraciones histopatológicas que pueden ser secundarias a fenómenos de regeneración
epitelial formando parte del proceso de reparación subsiguiente a una lesión fuese cual fuese
el origen de ésta última. Este uso erróneo ocurre en parte porque las características
histopatológicas de la displasia pueden ser idénticas a los cambios reactivos del epitelio.
Además el uso histórico del término "displasia" incluye una gran variedad de lesiones
patológicas no relacionadas con las neoplasias
El término de “neoplasia intraepitelial” es más preciso, siendo preferible al de displasia a
Introducción. Patología y Biología de la Neoplasia Colorectal. 3
pesar de lo cuál no se ha generalizado su uso en la descripción histopatológica. La
connotación tanto de displasia como de “neoplasia intraepitelial” es de benignidad de la
lesión pero éstas anomalías pueden ser vistas también en asociación con el carcinoma ya sea
en la misma lesión o en otra zona.
Criptas aberrantes. Microadenomas.
Se caracterizan11 por estar formadas por grupos de criptas con aumento del diámetro,
adelgazamiento del epitelio, hipercelularidad y alteración del patrón mucoso, hechos que
pueden ser visibles tras la tinción de la mucosa colorectal con azul de metileno.
La histopatología de los microadenomas es sin embargo variable. La mayoría de éstas
lesiones identificadas en seres humanos no están compuestas de epitelio displásico sino que se
parecen a un pólipo hiperplásico (metaplásico) con sus características glándulas dentadas y el
epitelio con glándulas caliciformes distendidas.
Adenomas.
Las características tanto macroscópicas como microscópicas de los adenomas son
altamente heterogéneas, pudiendo variar en tamaño desde el microscópico de los
microadenomas hasta alcanzar en ciertos casos tamaños enormes. En cuanto a su forma
también pueden adoptar tanto la apariencia esférica a menudo pediculada, como constituir
lesiones sesiles, planas o deprimidas.
Su arquitectura puede oscilar desde una configuración tubular en la que las glándulas
neoplásicas imitan criptas, hasta la estructura vellosa con digitaciones del estroma recubiertas
por epitelio displásico. La coexistencia de estos dos modelos de arquitectonía conduce a la
clasificación de adenomas tubulo-vellosos con proporciones variables de ambos patrones.
La importancia o grado de la displasia puede variar desde muy leve hasta un alto grado
con las características morfológicas del adenocarcinoma aunque sin evidencia de infiltración.
Introducción. Patología y Biología de la Neoplasia Colorectal. 4
Hay cuatro características principales de los adenomas que hacen que se asocien con mayor
frecuencia al adenocarcinoma:
1.Tamaño
2.Predominio del componente velloso
3.Severidad de la displasia
4.Número de adenomas presentes
El adenocarcinoma puede encontrarse en pequeños adenomas tubulares con bajo grado
de displasia, pero esto es muy poco frecuente. La asociación con el cáncer es mucho mayor en
adenomas de gran tamaño, de estructura vellosa y con una displasia severa1. Estas mismas
características así como la existencia de adenomas múltiples ha sido reconocido como un factor
que aumenta la probabilidad de lesiones metacrónicas en el seguimiento de estos pacientes.
La implicación que se infiere de estos hechos es que los factores responsables de la
aparición y crecimiento de los adenomas, son también responsables de la tumorogénesis o bien
concurren con los factores iniciadores.
Los adenomas son monoclonales y derivan de una sola "stem cell". La alteración
molecular que constituye la raíz de la formación del adenoma esporádico, es una mutación
genética adquirida posiblemente en el "locus" PAF del brazo largo del cromosoma 5. Los
cambios morfológicos se inician con el reemplazamiento total o parcial de una cripta, por parte
del epitelio adenomatoso. Entre esta lesión de una sola cripta (microscópica) y la lesión de 1-2
mm. ya visible por el endoscopista, se situarían los microadenomas ya descritos anteriormente.
Lesiones malignas.
La terminología empleada para las lesiones malignas es objeto de diferencias en el
momento de su interpretación.
Introducción. Patología y Biología de la Neoplasia Colorectal. 5
Adenocarcinoma: El prefijo "adeno" hace referencia a la formación de glándulas en el
tumor o bien a la presencia de células malignas con las características de epitelio glandular
(producción de moco en los carcinomas de células en anillo de sello). El término "carcinoma"
implica que se trata de una neoplasia epitelial maligna caracterizada por su capacidad de
infiltración, posibilidad de metástasis, y por tanto de ocasionar la muerte del paciente.
Adenocarcinoma "in situ": Se aplica a lesiones con las características
histopatológicas de malignidad a nivel del epitelio, pero sin evidencia de invasión por debajo
de la membrana basal de las criptas (un criterio que puede ser difícil de aplicar
anatomopatológicamente).
Adenocarcinoma intramucoso: Se refiere a una lesión maligna que muestra invasión
por debajo de la membrana basal pero no sobrepasa la "muscularis mucosae", lo que hace que
el carcinoma permanezca confinado a la mucosa, no habiendo alcanzado la submucosa.
Las células del adenocarcinoma intramucoso tienen las características propias de las
células cancerosas, no obstante, por factores que no están completamente explicados (la
ausencia de linfáticos en la submucosa no es determinante), no poseen virtualmente la
capacidad de metastatizar, al contrario de lo que ocurre en otras localizaciones cómo el
estómago.
Aúnque los términos de adenocarcinoma "in situ" y adenocarcinoma intramucoso
colorectal están perfectamente definidos histopatológicamente, la World Health Organization
recomienda no sean usados en dictámenes anatomopatológicos debido a su componente
emotivo: los términos implican un diagnóstico de cáncer para el paciente a pesar de que la
lesión no tiene riesgo de metástasis y está completamente extirpada13.
Adenoma con presencia de adenocarcinoma: Con la generalización de la
polipectomía endoscópica, el hallazgo de focos de adenocarcinoma en el especimen extirpado
se observa con una frecuencia de alrededor del 3% de los pacientes14. Estos casos son el
ejemplo paradigmático de la secuencia adenoma-adenocarcinoma, pero también tiene un
Introducción. Patología y Biología de la Neoplasia Colorectal. 6
importante impacto clínico: ¿Cómo y cuándo definir que la exéresis endoscópica ha sido
suficiente? ¿En que casos será necesario indicar una resección quirúrgica?
La selección de pacientes es problemática ya que los riesgos y ventajas de la cirugía
deben ser valorados en relación a la probabilidad de persistencia de la enfermedad y el
desarrollo de metástasis ganglionares.
Un gran número de estudios ha reconducido ésta situación15 habiéndose acordado
atender a cinco criterios patológicos y endoscópicos para identificar a aquellos pacientes
que van a beneficiarse de una resección. Estos criterios son: mala diferenciación del
carcinoma, transección del carcinoma con el asa de polipectomía (exéresis incompleta),
presencia de vasos sanguíneos invadidos por el tumor (permeación vascular), configuración
sesil de la lesión (lo que acortaría el camino del cáncer a la pared del colon), Presencia de
características infiltrantes (en éste caso se considera que es un adenocarcinoma polipoideo).
Estos cinco criterios tienen una alta sensibilidad para sospechar la presencia de
metástasis en los ganglios regionales y un alto valor predictivo negativo, pero tiene por el
contrario una baja especificidad y también un bajo valor predictivo positivo. Incluso en los
casos con afectación del borde de sección de la polipectomía, es posible encontrar el espécimen
quirúrgico sin rastro del proceso canceroso, probablemente debido a la cauterización realizada
por el asa de polipectomía.
Como consecuencia, la morbilidad y mortalidad del procedimiento quirúrgico debe ser
individualmente planteado ante el bajo porcentaje de metástasis linfáticas encontradas cuándo
se ha indicado la intervención (5-15%).
Adenocarcinoma “de novo”: El concepto que sostiene que el adenocarcinoma no
siempre se origina a través de la secuencia adenoma-adenocarcinoma permanece bajo la
controversia16-17. En parte la discusión es debida a las definiciones confusas de términos y
criterios morfológicos.
Introducción. Patología y Biología de la Neoplasia Colorectal. 7
"De novo" se utiliza habitualmente para expresar que el carcinoma crece en ausencia de
una adenoma identificable, pero su ausencia no implica que pueda estar presente una displasia
epitelial. La biología del proceso neoplásico interviene en la explicación ya que a veces puede
ser difícil de distinguir la displasia de una diseminación intraepitelial de células malignas en la
periferia de un carcinoma.
La displasia en forma de adenoma parece ser el habitual precursor del CCR. Sin
embargo, es evidente que la displasia sin adenoma, también representa una lesión precursora
del carcinoma. El ejemplo más común de displasia no asociada al adenoma tiene lugar en el
contexto de la enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn y
esquistosomiasis). También puede ser invocada la displasia que aparece en los pólipos
hamartomatosos, síndromes de la poliposis juvenil y el síndrome de Peutz-Jeghers.
Introducción. Carcinogénesis 8
CARCINOGENESIS. INICIACION Y PROMOCION DEL CANCER COLORECTAL.
El desarrollo del CCR es un proceso complejo que probablemente engloba dos tipos de
factores determinantes: 1)Genéticos, y 2)Ambientales. Aunque se había progresado en el
conocimiento y comprensión de los factores dietéticos y ambientales relacionados con éste
proceso, éstos avances han sido eclipsados por los recientes progresos en el conocimiento de
los cambios somáticos (esporádicos) y heredados que se hallan involucrados en el desarrollo
del CCR.
Esta base genética del CCR tiene un doble interés ya que no sólo ha permitido
adentrarnos en el camino, comprensión e incluso prevención de los individuos afectos de CCR
hereditario (Poliposis Adenomatosa Familiar ó PAF y Cáncer de Colon Hereditario No
asociado a la Poliposis ó CCHNP), sino que se han comprobado mutaciones somáticas en éstos
mismos genes de los individuos afectos de CCR esporádico.
Mediante el estudio de lesiones en varios estadios de la progresión tumoral, algunos
investigadores han podido identificar muchas de las alteraciones genéticas responsables de la
tumorogénesis colorectal así como la sucesión en tiempo de éstos fenómenos, lo que ha
permitido determinar aproximadamente el orden y secuencia de los cambios genéticos que
típicamente tienen lugar en el desarrollo de las lesiones malignas.
Esquemáticamente podemos decir que las alteraciones genéticas que están presentes e
involucradas activamente en el proceso de carcinogénesis, pueden ser heredadas (PAF y
CCHNP) o bien adquiridas habiéndose favorecido su aparición por acción de factores
dietéticos y medioambientales.
Cambios geneticos asociados a la tumorogenesis colorrectal.
Los tumores colorectales constituyen un excelente modelo de estudio de los cambios
genéticos asociados con el inicio y progresión de los tumores humanos.
Introducción. Carcinogénesis 9
El CCR se origina en parte a partir de mutaciones de dos clases de genes:
1)Oncogenes: Son genes reguladores positivos del crecimiento celular, que resultan
activados por la mutación somática de un sólo alelo.
2)Genes supresores tumorales: Genes recesivos que precisan la pérdida o inactivación
de ambos alelos para dar lugar a un fenotipo.
Mientras la mucosa normal del colon se origina de numerosas "stem cells" y es por
tanto policlonal, la del CCR tiene una composición monoclonal18. Incluso los más pequeños
adenomas y cánceres intramucosos son monoclonales lo que sugiere su origen a partir de la
expansión clonal de una sola "stem cell". Serán precisamente las sucesivas alteraciones
genéticas las que podrán incidir sobre los dos tipos citados de genes (oncogenes y genes
supresores tumorales), y actuando sobre éstas poblaciones celulares conducirán al CCR.
A continuación citaremos las alteraciones moleculares más frecuentemente observadas
en CCR esporádico.
Alteraciones somáticas en los oncogenes.
1.Ras: El primer oncogen humano "ras", fue aislado a partir de un carcinoma de vejiga en
198219. A continuación tres miembros de ésta familia de genes (H-ras, K-ras y N-ras), se han
encontrado mutados en tumores humanos20. Su implicación en la síntesis del DNA se deduce
por el hecho que los anticuerpos que bloquean el p21"ras", inhiben la síntesis del DNA21.
En 1987, estudios de transferencia demostraron que las mutaciones específicas del "ras"
detectadas en tumores colorectales conferían propiedades neoplásicas a las células
receptoras22. Poco después otros estudios detectaron mutaciones de alelos "ras" en alrededor
del 50% de CCR23 y en una similar proporción entre los adenomas24.
Introducción. Carcinogénesis 10
En el CCR, el 90% de las mutaciones "ras" se encuentran en el K-"ras" y sólo en el
10% en el N-"ras". Las mutaciones tienen lugar en un punto determinado de los codones 12,
13,y 61. Las proteínas mutantes p21"ras" son intrínsecamente activas ya que ellas ligan el GTP
(guanina trifosfato) y resiste su hidrólisis a GDP (guanina difosfato). Por otro lado los genes
"ras" mutados conducen a la activación de las alteraciones patológicas "ras"-dependientes. Un
fenómeno parecido ocurre con las alteraciones de p21"ras". Clínicamente se evidencia por la
frecuente alteración de las proteínas "ras" en el CCR y adenomas.
En los pólipos adenomatosos la presencia de mutaciones "ras" se correlacionan con el
predominio del componente velloso y con el mayor grado de displasia24.
Mutaciones del "ras" han sido identificadas en aproximadamente el 50% de los CCR y
en similar proporción en los adenomas mayores de un centímetro de diámetro, sin embargo su
presencia baja a menos del 10% en adenomas más pequeños25. Por el contrario en los CCR con
componente mucinoso la presencia de mutaciones K-"ras" aumenta hasta el 83%26.
Las mutaciones del K-"ras" también se encuentran en los microadenomas (criptas
aberrantes) aunque en una proporción del 13 al 70% según los autores27-29. A diferencia de los
pólipos adenomatosos los microadenomas no paracen representar un precursor del carcinoma
excepto una minoría de casos en que la displasia es evidente29. Por lo tanto mientras las
mutaciones del K-"ras" puede representar un acontecimiento importante en el desarrollo de los
microadenomas, la relación entre éstos hechos y su posterior progresión a adenoma y cáncer no
ésta del todo clara.
2.C-myc: El oncogen "myc" fue originalmente identificado como el homólogo celular del
retrovirus MC29, responsable de enfermedades en las aves. La familia "myc" está formada por
numerosos miembros incluyendo N-myc, L-myc, y C-myc.
En cuánto a su función, se cree que la proteina C-myc es esencial para la proliferación
celular30. Dicha proteina llamada P62Cmyc, es una fosfoproteina nuclear involucrada en la
regulación del proceso de transcripción. Cuándo su presencia está incrementada es capaz de
Introducción. Carcinogénesis 11
transformar cultivos celulares e inducir tumores en animales31.
Un reciente estudio ha demostrado que el péptido "PuF", relacionado con el "C-myc"
humano, tiene una secuencia de nucleótidos virtualmente idéntica al gen de la kinasa humana
(nm23-H2 nucleósido-difosfato), que es un regulador negativo de las metástasis. Esto sugiere
que al menos "in vitro", la proteina nm-23 puede regular la expresión transcripcional del C-
myc32.
En el colon normal, la localización inmunohistoquímica de la proteina "myc tiene lugar
en la zona proliferativa basal, sin embargo en los adenomas la tinción positiva se encuentra en
todos los niveles de las criptas33, sugiriendo qu el aumento de la presencia de C-myc en los
adenomas está ligada a la replicación celular y a la extensión de la zona proliferativa. Sin
embargo en algunos carcinomas, la presencia de C-myc puede estar desligada de la
proliferación celular34.
Así mismo también se han descrito aumentos de la presencia de N-myc y L-myc en el
CCR. Sin embargo, no hay datos suficientes que demuestren una relación causa efecto entre el
aumento de la producción del RNA C-myc y el desarrollo del CCR.
3.C-src: El gen C-src es el homólogo celular del gen transformado del virus del "sarcoma de
Rous" (v-src).
La proteina producida por éste gen es la "pp60-src", cuya función reside en la señal de
transducción mitogénica, y cuya producción se encuentra aumentada (de 5 a 10 veces) en 70%
de los CCR y también en los adenomas35,36. Estos hallazgos han sido corroborados por muchos
investigadores y puede ser un dato importante en la progresión neoplásica.
Entre los adenomas, la activación de pp60-src es mayor en los pólipos con diámetro
superior a dos centímetros , en los cuáles el grado de activación enzimático se correlaciona con
la presencia de componente velloso y el grado de displasia35. El mecanismo de activación de la
enzima pp60-scr se desconoce.
Introducción. Carcinogénesis 12
Alteraciones somáticas de los genes supresores tumorales.
La pérdida de regiones cromosómicas específicas codificadas para genes concretos, es
un hecho detectado frecuentemente en muchas enfermedades incluyendo el CCR. Estas
pérdidas habitualmente sólo afectan a uno de los dos cromosomas del par, y pueden ser
detectadas citogeneticamente o mediante técnicas moleculares, mediante las cuales pueden
identificarse las pérdidas de alelos o pérdida de la heterozigosidad tumoral en relación a los
tejidos normales, aunque debe tenerse en cuenta que dicha pérdida no será fenotípicamente
evidente. En virtud de la teoría de Knudson (o teoría de los dos golpes), serán precisas dos
mutaciones (una en cada alelo) para evidenciarse fenotípicamente.
Así para que se origine un proceso canceroso a través de un cambio somático (CCR
esporádico), serán precisas dos mutaciones. La primera originará una lesión precancerosa y la
segunda originará el carcinoma. En cambio en los cánceres familiares (heredados) el primer
cambio ya se ha transmitido genéticamente y solo es precisa una mutación para que se
desarrolle el CCR.
FEARON y VOLGESTEIN25, han postulado que las pérdidas de heterozigosidad en los
cromosomas 17p y 18q percibidas frecuentemente en el CCR, evidencian las mutaciones
ocurridas en genes supresores tumorales concretos. Vamos a citar cuatro de ellos que son: p53,
DCC, MCC, y APC.
1.p-53: En más del 75% de los CCR, se evidencia una pérdida de heterozigosidad del
cromosoma 17p, siendo el lugar común de pérdida del alelo, el gen p53.
El producto del gen p53 es una fosfoproteína nucléica llamada "53-K-Da", la cual liga
el DNA y se vincula en la transcripción de múltiples genes , pareciendo regular la progresión
del ciclo celular haciéndolo progresar desde la fase final de G1 hasta entrar en la fase S.
La adquisición de una mutación puntual en un alelo se piensa que es el paso
definitivo a la inactivación de p53 y de aquí a la expansión clonal.
Introducción. Carcinogénesis 13
En general la inactivación de p53 es detectada con muy poca frecuencia antes de la
formación del carcinoma. De hecho menos del 10% de los adenomas revelan ésta
transformación37.
Parece poco probable que las mutaciones de p53 juegen un papel importante en la
formación de los adenomas. Sin embargo es probable que adquieran ésta importancia en los
últimos pasos de la progresión del CCR. Varios trabajos han demostrado que la pérdida de
heterozigosidad de 17p38 o el aumento de la proteina nuclear de p53 se correlaciona con una
peor supervivencia de los pacientes39.
2.DCC: Las pérdidas del alelo del cromosoma 18q, se observan en más del 70% de los CCR y
en cerca del 50% de adenomas avanzados. Por el contrario sólo se hallan presentes en el 10%
de los estadíos iniciales de los adenomas24.
Se conoce como DCC (Deleted in Colorectal Carcinoma), a un presunto gen supresor
tumoral identificado en la región de pérdida de heterozigosidad del cromosoma 18q. A pesar
de que la función normal del DCC permanece desconocida, múltiples indicios sugieren la
hipótesis de que es un gen supresor tumoral en el CCR. Así es posible demostrar su reducción
o ausencia en las lineas celulares estudiadas a partir de la mayoría de CCR40.
3.APC y MCC: La mutación o pérdida de genes en el "locus" FAP, en el brazo largo del
cromosoma 5, confiere susceptibilidad para los tumores colónicos a pacientes afectos de
poliposis hereditaria así cómo a personas con adenomas esporádicos. Se cree que éstas
alteraciones genéticas producen el primer paso en la génesis tumoral, es decir, el epitelio
proliferativo.
En éste "locus" del cromosoma 5 se encuentran dos genes cercanos:
a)El gen MCC (Mutated in Colorectal Cancer). Hasta ahora su mutación sólo se ha
relacionado con cáncer de colon esporádico pero no en los relacionados con poliposis.
b)El gen APC (Adenomatous Polyposis Coli), que es un "locus" de susceptibilidad para
Introducción. Carcinogénesis 14
los síndromes de poliposis.
Los pacientes con poliposis tienen mutaciones de la linea germinal del gen APC
mientras que aquellos con cáncer de colon esporádico, adquieren mutaciones somáticas del
APC y MCC41.
Inestabilidad de microsatelites en el cromosoma 2.
Si bien los datos anteriores podrían sugerir que la mayoría de los CCR se originan
como resultado de la acumulación en las células de la activación de oncogenes y de la pérdida
de genes supresores tumorales, un reciente descubrimiento ha proporcionado la excitante
evidencia de la presencia de un fenotipo "mutador" en aproximadamente el 1% de los CCR.
Este fenotipo "mutador" se caracteriza por una inestabilidad del genoma en secuencias del
DNA42.
El mecanismo parece corresponder a una alteración de las cadenas del DNA durante la
replicación, siendo consecuencia de una mutación del gen o genes responsables de la
replicación y/o replicación del DNA. Las células que presentan el fenotipo "mutador",
acumulan introducciones y delecciones en la repetición de secuencias. Este proceso dinámico
genera millones de mutaciones en las células tumorales.
Si bien las características clínicas de los pacientes con CCR que poseen un fenotipo
mutador son similares a los afectados por el síndrome de Lynch, también se encuentran casos
correspondientes a CCR esporádicos predominantemente relacionados con la presentación en
individuosa jóvenes y de localización proximal. Está abierta una puerta a que mediante la
clonación del gen mutador del síndrome de Lynch, se puedan llegar a conseguir las bases
precisas para la obtención de un "test" genético no sólo para el síndrome de Lynch, sino con el
tiempo también para los casos de CCR esporádico.
Proteinquinasa C.
La proteinquinasa C (PKC), es miembro de una familia de proteínas codificada por
Introducción. Carcinogénesis 15
determinados oncogenes, las cuales comprenden todo el espectro incluidas tirosinquinasas
receptor y no receptor y quinasas citoplasmáticas serina/treonina.
La PKC se encuentra involucrada en el curso de la señal de transducción.
El activador endógeno de la PKC es el 1,2-diacilglicerol (DAG), el cuál es a su vez un
segundo mensajero intracelular.
Dependiendo del tipo celular, la activación de la PKC conduce a varios cambios,
incluyendo la modulación de la expresión de genes, cambios morfológicos y la estimulación o
la supresión de la proliferación celular. La PKC ha sido inmiscuida en la carcinogénesis43.
En CCR y adenomas humanos así cómo en CCR inducido en ratas se ha apreciado una
disminución de la actividad de la PKC lo cuál constituiría un hecho precoz en la carcinogénesis
colónica. Así mismo se encuentran también disminuidos los niveles de DAG intracelular. Se
sugiere que en el CCR ya establecido, la PKC ejerce una influencia negativa en el crecimiento
tumoral, pero que en la mucosa normal puede favorecer la carcinogénesis por medio de la
acción de los ácidos biliares44.
Introducción. Epidemiología. Magnitud del problema 16
MAGNITUD DEL PROBLEMA.
El CCR es actualmente el segundo cáncer por orden de frecuencia en nuestro país
detrás del de pulmón, afectando por igual a ambos sexos.
A pesar del factor protector que la dieta mediterránea nos ofrece, la reciente
tendencia a adoptar hábitos alimentarios con comidas ricas en grasas y pobres en fibra hace
que se vaya observando una creciente tendencia al alza de éste tipo de neoplasia. De hecho
en los últimos años, se ha observado un aumento en la incidencia llegando en España a más
de 11.000 casos nuevos diagnosticados cada año y con una mortalidad de 4.800 personas en
el mismo período45.
En Estados Unidos las cifras ascienden a 155.000 nuevos casos por año (en 1992),
con 60.000 muertes anuales46 y representando para su Nación un coste anual de tres billones
de dólares (en 1989) sólo en el tratamiento, sin incluir las pérdidas secundarias a las bajas
laborales, ni las pérdidas por disminución en expectativa de vida47.
La probabilidad de desarrollar un CCR se ha estimado en un 6,0% en las mujeres y
6,2% para los hombres. A efecto comparativo diremos que la probabilidad de desarrollar
cualquier tipo de cáncer a lo largo de la vida es del 39,2% para las mujeres y del 42,5%
para los hombres48.
Pronóstico del CCR.
Sabemos que en términos generales el CCR determina una mortalidad cercana al
50% a los cinco años.
Evidentemente, hay una serie de factores que pueden condicionar la modificación en
uno u otro sentido de éste porcentaje. Los principales de éstos factores son:
Introducción. Epidemiología. Magnitud del problema 17
1.Diferenciación Celular.
La clasificación de BRODERS mide el grado de diferenciación histológica del
tumor y se basa en que el crecimiento tumoral está determinado por el grado de
diferenciación celular49. Los tumores bien diferenciados tienen un crecimiento lento
mientras que los mal diferenciados crecen con rapidez.
Las características microscópicas del carcinoma bien diferenciado, incluyen la
invasión de formaciones glandulares por debajo de la membrana basal por dentro de la
lámina propia, submucosa muscular propia y además existe una evidencia de displasia
celular.
Los criterios básicos para establecer la clasificación de la diferenciación celular son:
Grado I: Lesiones Bien Diferenciadas.
Grado II: Mayor invasión del tumor dentro de los elementos glandulares, infiltrando
por debajo la muscularis mucosa con figuras mitósicas más numerosas y con formas más
irregulares.
Grado III: Éstos tumores menos diferenciados presentan amontonamiento de células
dentro de los elementos glandulares confiriéndole una arquitectura irregular a dichas
glándulas.
Grado IV: Son tumores anaplásicos sin estructura glandular y con infiltración de
capas celulares a través de la pared del colon. La linitis plástica, representa la forma extrema
de la indiferenciación.
Los tumores coloides se asocian con lagos de secreción de mucina alrededor de las
células tumorales, y cuándo se localizan en el recto pueden manifestarse como abscesos
perirectales. Dado que su diferenciación histológica varía mucho, éstos tumores se clasifican
por separado50.
Introducción. Epidemiología. Magnitud del problema 18
A pesar de la excelente correlación existente en cuánto al pronóstico conferido por la
clasificación de BRODRERS, en la práctica clínica su utilidad es limitada dado que la gran
mayoría de los tumores pertenecen al Grado II, por lo que no se puede establecer diferencias
entre ellos.
2.Infiltración Tumoral. Afectación Ganglionar. Clasificación en Estadios.
El propósito de la estadiación del CCR obedece a varios motivos como son el ayudar
a definir los protocolos de tratamiento, facilitar la comunicación entre la clase médica, y el
permitir una estratificación y análisis de los resultados del tratamiento así cómo la
posibilidad de facilitar un pronóstico para el paciente y sus familiares.
Habitualmente la mayoría de clasificaciones en Estadíos, hacen referencia al nivel de
infiltración, afectación ganglionar, metástasis a distancia etc., pero otros factores
histológicos y/o clínicos de gran importancia en la evolución del cáncer no están
debidamente representados lo que supone una limitación del valor de éstas clasificaciones.
Clasificación de DUKES: El primer intento de clasificar el CCR se debe al cirujano
londinense J.P. LOCKARTH-MUMMERY en 192751. Éste autor propuso dividir los
tumores rectales en tres categorías A, B y C según la profundidad de la infiltración tumoral
en la pared rectal. Los porcentajes de supervivencia a los cinco años eran del 74% en el tipo
A , 44% en el B y 44% en el C.
En 1930, C.E. DUKES ofrece la primera modificación del sistema de LOCHART-
MUMMERY. En su trabajo original52, ofrece los resultados del tratamiento de 100 cánceres
de recto e incluye el concepto de afectación ganglionar en la clasificación.
Clasificación de Dukes: 1930
Tipo A: Limitado a la pared del recto. No afectación
ganglionar
Tipo B: Afectación del tejido perirectal. No afectación
ganglionar
Introducción. Epidemiología. Magnitud del problema 19
En 193653 el mismo autor propone añadir una subdivisión de la categoría C,
quedando de la siguiente forma:
El propósito de subdividir la categoría C, obedece a la habitual secuencia de
progresíon de la invasión linfática en el cáncer de recto, ya que primero se produce la
afectación de los ganglios pericólicos y sólo más tarde avanza hacia el origen del tronco de
los vasos mesentéricos. Ello justifica la mayor supervivencia cuándo se encuentran libres de
enfermedad los ganglios proximales.
Un importante paso en ésta clasificación tiene lugar en 1967 con la introducción de
la categoría D por TURNBULL54 dónde se indica la incurabilidad por la presencia de
metástasis a distancia.
Sistema TNM (Tumor, Node, Metastasis): Paralelamente a éstos hechos, DENOIX
presenta en 1954 su clasificación de tumores basado en la extensión de la enfermedad,
utilizando información tanto clínica cómo patológica55.
La principal ventaja de éste método es que cada columna de la clasificación TNM,
no presupone acerca del estado de las otras partes. En otras palabras, permite un adecuado
encuadre de los casos excepcionales que “se saltan” el camino normal de progresión
tumoral.
De todas maneras, éste sistema TNM, cuándo se agrupa en Estadíos (0-IV) presenta
una gran similitud con el sistema de DUKES (Tabla-1).
Modificación Dukes 1936:
C1: Afectación ganglionar distal al punto de
ligadura
C2: Afectación de los ganglios en el punto de
ligadura
Introducción. Epidemiología. Magnitud del problema 20
Tabla-1. Pronóstico del CCR en función de su estadio.
Estadío TNM Supervivencia 5ª Dukes
Estadío-0 pTis pN0 pM0 100% A
Estadío-I pT1 pN0 pM0
pT2 pN0 pM0
100%
85%
A
Estadío-II pT3 pN0 pM0
pT4 pN0 pM0
70%
30%
B
Estadío-III CualquierpT pN1-2 pM0
CualquierpT pN3 pM0
60%
30%
C
Estadío-IV CualquierpT
CualquierpN pM1
3% D
Grado de invasión en el momento del diagnóstico.
Hemos visto cómo las tasas de supervivencia a cinco años se acercan al 100%
cuándo el tumor ha sido diagnosticado y tratado en las fases más precoces de la enfermedad.
Inmediatamente se puede deducir que en gran parte la magnitud del problema que para la
sociedad representa el CCR, vendrá determinada por cuál sea la proporción entre los
tumores diagnosticados en fases potencialmente curables y aquellos descubiertos en fases
avanzadas y por tanto gravados con una bajísima supervivencia a los cinco años.
Desdichadamente la contemplación de las estadísticas nos demuestran el porqué de
Introducción. Epidemiología. Magnitud del problema 21
la mortalidad del CCR ya que según la importante revisión efectuada por CRISSMAN y
colaboradores56, se evidencia como en los estadíos A y B sólo se diagnostican el 43,9% de
los pacientes, mientras que la mayoría (56,1%) se diagnostican en presencia de metástasis
ganglionares y/o viscerales (tabla-2).
tabla-2. Estadios del CCR en el momento del diagnóstico. Tabla de frecuencia.
Nº
Pacientes
Dukes-A Superv. 5a Dukes-B Suoerv. 5a Dukes-C Superv. 5a Dukes-D Superv. 5a
4855 656 (13,5%) 84% 1477 (30,4%) 72% 1648 (34%) 38,8% 1074 (22,1%) 9,9%
Es precisamente en éste punto dónde ya empezamos a poder deducir la gran
rentabilidad de los esfuerzos destinados a conseguir un diagnóstico precoz del CCR, ya que
se nos aparece como el método más adecuado para conseguir una disminución de la
mortalidad por dicha neoplasia.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 22
ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO.
La carcinogénesis colorectal es un proceso cuyo desarrollo implica años de
duración, teniendo lugar durante el mismo modificaciones a múltiples niveles biológicos,
desde la molécula a la célula, tejido, órgano y al organismo en su conjunto.
El complejo y dinámico proceso que comprende la génesis del CCR puede
expresarse esquemáticamente como en la figura-1, pudiendo observarse como los
factores medioambientales y del propio huésped inciden sobre el epitelio intestinal hasta
determinar la formación del cáncer. En el esquema se observa como éstos factores van a
determinar los cambios morfológicos del epitelio que culminarán con la formación del
CCR. Sin embargo debe destacarse como en éste proceso de transformación tumoral,
existe un paso intermedio que está representado por las alteraciones que tienen lugar en
el medio intestinal. En otras palabras, éstos factores etiológicos exógenos y/o endógenos
provocan en primer lugar unos cambios en el medio intestinal que preceden a los
cambios morfológicos ya conocidos de la secuencia displasia adenoma cáncer.
Fig.1. Inducción de los cambios en el epitelio colónico.
Cambios en elMedioInte+stinalInInnnnintestinal
Alteraciones en
el Epitelio
Medio ambiente
Huésped
Cáncer
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 23
El Medio Intestinal.
La importancia del medio colónico en la carcinogénesis fue inicialmente aducido
por la obvia asociación existente entre la dieta y el CCR57, 58. No se ha demostrado
irrefutablemente la existencia de carcinógenos en la dieta, pero sí se ha elaborado la
hipótesis que la dieta es una fuente de sustancias en principio inócuas pero que pueden
ser metabolizadas “in situ” por las bacterias del colon convirtiéndolas en agentes
mutágenos /carcinógenos59.
Que el CCR sea causado por un factor luminal no es un hecho evidente en sí
mismo pero hay un conjunto de hecho que van claramente a favor de ésta teoría.
El flujo de heces es importante en la carcinogénesis colorectal, y la derivación de
la misma determina un cierto grado de regresión tumoral de la zona excluida60. Así
mismo, en modelos animales el uso de ratones libres de gérmenes o la supresión de la
flora intestinal determina una considerable disminución del número de tumores
comparado con los de los animales convencionales61.
La distribución del cáncer a lo largo del colon es congruente con la existencia de
unos factores formados por la acción de las bacterias intestinales los cuáles se irán
concentrando a lo largo del tránsito colónico. Éstos factores son principalmente los
fecapentanos, los 3-Cetosteroides, aminas heterocíclicas (productos de la pirolísis), los
ácidos biliares, y otras sustancias que se forman por acción bacteriana a expensas de un
pH favorable especialmente en el ciego62.
1.Fecapentanos.
Descritos por BRUCE y colaboradores en 1977 como mutágenos presentes en
heces de personas sanas63. Éste autor demostró que su actividad mutágena disminuye con
la dieta rica en fibra y se incrementa con las comidas grasas, a pesar de que estudios más
recientes no encuentran dicha asociación64.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 24
La producción de fecapentano es el resultado de la acción de la flora anaerobia
aunque se desconoce con exactitud el sustratato de dónde se origina si bien parece
pudiera tratarse de glicéridos.
2.3-Cetosteroides.
Desde hace tiempo existen evidencias que sugieren que en ciertas circunstancias
el colesterol puede ser un agente carcinogénico65, siendo especialmente demostrativo el
que para ejercer su acción carcinógena, sea precisa la actuación de tres enzimas dos de
los cuales se hallan habitualmente presentes en las bacterias intestinales y el tercero se ha
encontrado en proporciones relativamente altas en pacientes afectos de CCR59, 66.
3.Productos de la Pirolísis. Aminas Heterocíclicas.
La presencia de mutágenos en el pescado y la carne asadas fue descrita por
SUGIMURA67 y COMMONER68 respectivamente. Desde la pimera información en 1977
hasta ahora, se han ido añadiendo nuevos mutágenos (Piridoimidazol, Quinolina,
Piridina, Benzoxacina ), originados a partir de la pirolísis de las proteínas o los
aminoácidos durante la cocción de los alimentos.
La actividad mutagénica procedente de la pirolísis está presente en la mayoría de
fuentes proteicas de la dieta que hayan sido cocinadas tipo “bien hecho”, aunque no
hayan llegado hasta la carbonización, si bien el pescado suele contener menor
concentración que la carne roja. Así mismo deberá tenerse en cuenta los residuos de las
cacerolas u otros utensilios de cocina, e incluso los humos de la coción. En realidad las
aminas heterocíclicas son pro-mutágenos que necesitan ser activados por la acción de los
enzimas microsomales presentes en la mucosa intestinal.
Aún a falta de estudios epidemiológicos más completos, no debe olvidarse el
trabajo de GERDHARDSON y colaboradores69 llevado a cabo sobre 559 casos y 505
controles en que confirmó la asociación de CCR con el consumo de carne asada y
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 25
correlacionó el grado de riesgo de enfermedad con el grado de cocción, estableciendo el
riesgo relativo para el cáncer de recto y de colon en 6,0 y 2,8 respectivamente para
aquellos consumidores habituales de carne más “pasada” de cocción.
4.Ácidos Biliares.
El primer mecanismo propuesto para explicar la relación entre la comida rica en
grasas y el CCR todavía sigue vigente y se basa en el metabolismo de los ácidos biliares
como eje central en la etiología del cáncer colónico70; éste punto ha sido más
recientemente desarrollado y se basa en que el incremento en la ingesta de grasas da
lugar al aumento de la producción de ácidos biliares resultando un aumento de la
concentración en el colon de ácidos biliares conjugados, los cuales son desconjugados y
los ácidos biliares primarios se convierten por deshidroxilación en las forma secundarias
de los ácidos biliares, (ácido desoxicólico y ácido litocólico) los cuales actuan sobre las
células induciendo su proliferación71.
5.Otras Sustancias.
Existen pocos datos acerca de otros agentes genotóxicos involucrados en la
carcinogénesis colónica. Sin embargo un grupo de sustancias es digno de mención. Se
trata de las antraquinonas, que son sustancias integrantes de muchos de los laxantes
habitualmente utilizados. Las antraquinonas han demostrado “In vitro” tener acción
genotóxica y mutágena72 siendo capaz de desarrollar neoplasias en ratas.
En humanos, la “melanosis coli” se produce como consecuencia del abuso de
laxantes que contienen éstas sustancias. En éstos pacientes se ha descrito un aumento de
la incidencia de neoplasias colorectales, tanto de adenomas como de cáncer73
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 26
Factores Dietéticos.
1.Ingesta de Grasa.
Los datos epidemiológicos, indican que el consumo de grasas en la dieta se asocia
con un incremento de la presencia del CCR, existiendo una correlación lineal entre la
grasa consumida y la mortalidad por éste tumor en diferentes paises74.
Las dietas ricas en grasa han provocado un incremento de la incidencia del CCR
en animales de laboratorio75, aunque no se ha conseguido demostrar la relación entre
niveles séricos de colesterol y el aumento del CCR a pesar de haberse estudiado éste
punto por diversos autores en varios paises76.
Los mecanismos bioquímicos propuestos para explicar la acción de las grasas en
la carcinogénesis no han sido bien establecidos aunque se han propuesto varias teorías
que van desde la mediación de los esteroles biliares en la hiperproliferación del epitelio
colónico, hasta cambios de la flora intestinal inducidos por las grasas. Recientemente se
ha iniciado un estudio multicéntrico auspiciado por el National Cancer Institute (EEUU),
para determinar si una dieta baja en grasas (20% de las calorías) y rica en frutas y
vegetales es capaz de reducir la incidencia de adenomas de colon77.
Deberemos tener en cuenta que el riesgo de aparición de cáncer de colon depende
no sólo del total de grasas consumidas sino también del tipo de grasa, ya que se ha
demostrado que grasas de pescado y el aceite de oliva puede incluso disminuir la
incidencia de ésta neoplasia78.
2.Fibra.
La hipótesis que una dieta rica en fibra puede proteger frente al CCR fue
propuesta por BURKITT y TROWELL79 que observaron como los negros africanos que
consumían una dieta rica en fibras, presentaban una incidencia mucho más baja que los
blancos que consumían una dieta más escasa en fibras.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 27
Desde entonces muchos han sido los trabajos publicados bajo éste concepto si
bien no todos han podido demostrar ésta relación. Una circunstancia que dificulta la
consistencia de éstos estudios, radica en que la fibra no es una entidad química específica
sino que está constituida por un grupo de diversos componentes cuyo único nexo de
unión es su origen vegetal y que son resistentes a la ación de los enzimas digestivos
humanos.
Distintos tipos de fibras tienen diferentes propiedades fisicoquímicas y pueden
incidir en el medio colónico y en su epitelio de distintas maneras.
El mecanismo por el cual la fibra protege a la mucosa colónica del CCR no ha
sido bien dilucidado. Las probabilidades incluyen: 1) disminución del tiempo de tránsito
colónico reduciendo la exposición de la mucosa a los carcinógenos intraluminales, 2)
fijación y dilución de los carcinógenos en la luz del colon neutralizando sus efectos, 3)
cambios en la flora bacteriana condicionando alteraciones en el metabolismo de los
ácidos biliares, y 4) disminución del pH colónico determinando a desionización del
potencial dañino de los ácidos grasos libres y ácidos biliares.
Un reciente estudio epidemiológico que analiza la correlación entre el peso de las
heces y la incidencia del cáncer colorrectal en doce países, revela una fuerte vinculación
negativa entre ambos factores (a mayor volumen de heces, menor incidencia del CCR)80.
Acerca de cuál es el componente de la fibra más efectivo en su papel protector,
GRAF y EATON81 propusieron que éste papel le correspondería al inositol hexafosfato
(ácido fítico), el cuál es un potente inhibidor de la producción de radicales hidroxilo
interviniendo en éste proceso el hierro como mediador, El fitato es capaz de quelar una
serie de metales y entre ellos y de manera especial el hierro, suprimiendo de manera casi
total la generación de radicales hidroxilo así como la peroxidación lipídica. De ésta
forma el quelato constituido por fitato y hierro es inocuo incluso en presencia de formas
reducidas de oxígeno. Aunque el contenido de fibra y fitato está estrechamente
relacionado, existen alimentos con importantes variaciones en ésta proporción, lo que
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 28
explicaría las diferencias observadas en la incidencia del CCR entre países consumidores
de parecida cantidad global de fibra, pero con diferencias en la constitución de la misma.
3.Calorias.
Ya en 1940, TENNENBAUB82 afirmó que existe una relación entre la obesidad y
el aumento de incidencia del cáncer de diversos órganos y entre ellos del colon y recto.
Estudios más recientes han demostrado que el sobrepeso puede llegar a duplicar el riesgo
de desarrollar un CCR83.
4.Proteinas.
Además de las grasas, el contenido proteico de la dieta también se ha relacionado
con un incremento del riesgo al CCR. Esta relación se ha establecido especialmente con
la carne roja. El mecanismo por el cual una dieta rica en proteínas puede aumentar el
riesgo de CCR no está claro. Ya se ha mencionado con anterioridad la acción de
mutágenos producidos durante la cocción de los productos proteicos animales, pero a
parte de ellos también se debe mencionar la aparición de sustancias citolíticas originadas
por una transformación de las hemoporfirinas cárnicas llevada a cabo por las bacterias
del colon84.
5.Calcio.
El calcio ha sido citado como un posible inhibidor de la acción
inductora/promotora de las grasas. El calcio puede unirse a los ácidos y sales biliares del
intestino y bloquear su ación citotóxica al convertirlo en una sustancia insoluble85. Esta
atractiva teoría ha promovido numerosos estudios la mayoría de los cuáles en sus
resultados han dado soporte a la misma86.
A pesar de todo ello son necesarios estudios más concluyentes ya que se han
publicado resultados discordantes sobre la acción inhibitoria que al calcio puede
determinar a nivel del epitelio colónico y sobre los adenomas87.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 29
6.Agentes Anti-Oxidantes.
Un campo excitante de investigación durante los últimos 25 años ha sido el
estudio de de la acción perjudicial de las sustancias oxidantes y por extensión la acción
protectora ejercida por los agentes anti-oxidantes.
Se ha considerado que la acción nociva se basa en los radicales libres producto de
las reacciones oxidativas, las cuales serían capaces de actuar a través de metabolitos
generados en reacciones intermedias, afectando a los ácidos nucléicos, proteínas y
membranas lipídicas88.
Se han descrito diversas sustancias contenidas en los alimentos, y dotadas de
acción anti-oxidante en base a los cuál han sido propuestas como protectores frente a la
aparición del CCR.
Vitamina A: Es un grupo de sustancias que tienen como característica común su
actividad retinol. Las hortalizas y las frutas son las fuentes principales de carotenoides
(precursores de la provitamina A), y aportan el 25% de la vitamina A presente en la dieta
de los países occidentales.
Los estudios para demostrar una relación directa entre la ingesta de vitamina A y
la prevención de adenomas y/o CCR, han dado resultados dispares tanto en estudios
epidemiológicos como en los experimentales89, 90.
Hay datos a favor del uso de ciertos retinoides en la prevención o tratamiento de
algunos cánceres. Sin embargo en el caso del CCR, hacen falta más evidencias para
justificar una acción en éste sentido.
Vitamina C: Se trata de una vitamina hidrosoluble entre cuyas propiedades está
la de ser capaz de estimular el sistema inmunitario y actuar como anti-oxidante. Así
mismo también es capaz de bloquear el paso de nitritos y nitratos a nitrosaminas.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 30
El conjunto de resultados obtenidos de estudios epidemiológicos, sugieren un
papel de esta vitamina en la prevención del CCR especialmente en su localización
rectal91. A pesar de ello no existe evidencia de que la administración suplementaria de
vitamina C pueda disminuir la incidencia de CCR.
Vitamina E: Es una vitamina liposoluble, que actúa como “depredador” de los
radicales libres y también como anti-oxidante lipídico, habiéndose postulado que estas
propiedades podrían ser origen de una acción antitumoral.
Los estudios experimentales y epidemiológicos han presentado resultados
dispares si bien existen datos que avalan ésta teoría.
Vitamina D y Calcio: Dado el papel de la vitamina D en la homeostasis del
calcio, los posibles efectos de éstos micronutrientes siempre han sido valorados en su
conjunto. GARLAND y colaboradores92, encontraron que el índice calcio/vitamina D
poseía una correlación significativa inversa al riesgo de CCR durante los 19 años de
seguimiento del estudio.
Así mismo también se ha demostrado que el calcio y la vitamina D poseen efectos
antiproliferativos sobre el epitelio colónico tanto cuándo se trata de mucosa normal como
adenomatosa93.
Selenio: El selenio es un oligoelemento esencial que se integra en el sistema de la
glutation peroxidasa, actuando como cofactor de ésta en la destrucción de las
hidroxiperoxidasas lipídicas, pudiendo también intervenir en la síntesis de
prostaglandinas y anticuerpos94, así como ha demostrado ser tóxico para las células que
han entrado en división rápida durante el proceso carcinogenético95.
Hierro: El hierro en su condición de catión bivalente, contribuye a la síntesis de
radicales hidroxilo y otros oxidantes a partir de los superóxidos y peróxidos96.
Los humanos absorbemos menos del 10% del hierro ingerido. El resto del hierro
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 31
de la dieta permanece en la luz del colon junto con los lípidos, durante un largo período
de tiempo. Las concentraciones en el medio colónico son pues muy superiores a los de
ninguna otra parte del organismo.
Experimentalmente se ha demostrado que altas cantidades de éste mineral,
administrado tanto por vía oral como parenteral, aumenta el riesgo de CCR97.
Prostaglandinas: Como ya se ha mencionado, ciertos tipos de grasas pueden
tener un efecto protector frente al CCR, especialmente el aceite de pescado que contiene
una alta proporción de ácidos grasos polinsaturados n-3 (omega.-3). Cuando éstos se han
administrado a voluntarios sanos y a pacientes con antecedentes de pólipos
adenomatosos, se ha hecho evidente una disminución de la actividad proliferativa del
epitelio rectal, siendo la opinión más aceptada que ello ocurre a través de una
disminución en la síntesis de prostaglandinas98.
Éste mecanismo podría explicar la probable acción protectora de la
aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos frente al CCR basándose en su acción
inhibitoria de las prostaglandinas-E2.
Alcohol: Existen factores ya conocidos que pueden hacer pensar que el consumo
de alcohol puede incrementar el riesgo de CCR. Dichos factores serían tanto generales
(inmunosupresión, alteración de la capacidad enzimática del hígado, cambios en la
composición de la bilis, efecto de las nitrosaminas), como locales a nivel del medio
colónico (estimulación de la proliferación de la mucosa, activación de pro-carcinógenos
intestinales, acción química de los asbestos),
Apoyándose en ésta presunción se han elaborado multitud de trabajos que han
estudiado la relación entre consumo de alcohol y CCR. En 1992 KUNE99 analizó los
resultados de las principales investigaciones que sobre ésta relación se desarrollaron en
los 35 años previos, y concluye tras este análisis que el consumo de alcohol es un factor
de riesgo para el CCR, si bien éste efecto predisponente es débil (alrededor de dos veces
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 32
en relación con el individuo abstemio).
Tabaco: Mientras si que se ha citado una relación positiva entre el tabaquismo y
los adenomas colorectales100, no podemos decir lo mismo sobre el CCR. Los estudios en
éste sentido no son concluyentes, y los más atrevidos asocian el hábito tabáquico de más
de 35 años de evolución con un riesgo de 1,47.
Factores Genéticos.
La herencia juega un papel muy importante en la patogénesis del CCR y de los
adenomas . Con los conocimientos actuales, se supone que los factores genéticos pueden
determinar una susceptibilidad mayor a desarrollar CCR y/o adenomas, por lo que los
factores medioambientales especialmente la dieta al actuar sobre estos individuos
predispuestos consigue con mayor facilidad el inicio de la tumorogénesis en la mucosa
colorrectal. Cuanto mayor sea la predisposición genética, menos intensa deberá ser la
actuación de los factores exógenos medioambientales para que se inicie éste proceso de
paso de la mucosa normal a microadenomas, adenomas y cáncer.
Ésta susceptibilidad genética heredada, la podemos clasificar según esté ligada a
síndromes de poliposis (Poliposis Adenomatosa Familiar, síndrome de Gardner,
Poliposis Familiar Juvenil), y le llamaremos Cáncer Colorrectal Hereditario Asociado a
la Poliposis (1% de los casos). Sin embargo también puede presentarse en ausencia de
éstos síndromes de poliposis y entonces se denomina Cáncer Colorrectal Hereditario No
Asociado a la Poliposis (4% de los casos). El restante 95% de los casos de CCR es
atribuido al denominado Cáncer Colorrectal Esporádico, a pesar que existe evidencia de
familias mucho más afectadas por ésta enfermedad de lo que la estadística pueda prever,
ya que se ha comprobado como los familiares de primer grado tienen de dos a tres veces
más probabilidades de desarrollar un CCR.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 33
CCR Hereditario Asociado a la Poliposis.
Aquí se incluyen aquellos cánceres colorectales originados a partir de la
degeneración de una Poliposis Adenomatosa Familiar (PAF) o de un Síndrome de
Gardner. Aunque con menos representación por su frecuencia también deben ser así
considerados los derivados de los síndromes de Peutz-Jeghers y el de la Poliposis
Juvenil.
Cáncer Colorrectal Hereditario Asociado a la PAF.
La PAF es una enfermedad familiar heredada como un gen autosómico dominante
localizado en el cromosoma 5q. Se caracteriza por el desarrollo progresivo de cientos a
miles de pólipos adenomatosos en el intestino grueso. Si el colon y el recto no se extirpan
preventivamente, la aparición de un cáncer en ésta localización es prácticamente
inevitable. El paciente que hereda el gen de la PAF está generalmente asintomático hasta
la pubertad, momento en que empiezan a aparecer los pólipos. En una serie histórica de
casos de PAF, la edad promedio de aparición de los pólipos fue de 25 años pero los
síntomas no comenzaron hasta los 33 años. La edad promedio de diagnóstico de los
pólipos fue de 36 años apareciendo el cáncer a los 39 años y la muerte por ésta
enfermedad a los 42 años. El 90% de los casos de PAF se identifican hacia los 50 años,
sin embargo, un estudio reciente centrado en el diagnóstico precoz informó que un 50%
de los portadores del gen de la PAF (detectados por medio de nuevas técnicas genéticas),
pueden tener pólipos hacia los 15 años102.
El CCR debe considerarse una consecuencia inevitable de la historia natural de la
PAF. El desarrollo de los marcadores genéticos y las técnicas moleculares (Restriction
Fragment Lenght Polymorphisms –RFLP-), pueden ayudar en la identificación de los
portadores del gen que todavía no hayan desarrollado los pólipos102. Los cánceres tienen
el mismo grado de malignidad y patrón de distribución que los observados en la
población general, sí bien tienden a ser sincrónicos con mayor frecuencia (48% de los
casos)101.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 34
Síndrome de Gardner y CCR.
El Síndrome de Gardner es una variante de la PAF que se caracteriza por la
asociación con osteomas en mandíbula, cráneo y huesos largos así como una variedad de
tumores benignos (quistes epidermoides) en tejidos blandos y otras manifestaciones
extraintestinales. La PAF y el Síndrome de Gardner son manifestaciones variables de una
enfermedad que se rastrea en un solo “locus” genético y no se diferencian apenas en
cuanto a su progresión hacia el CCR.
Síndrome de Peutz-Jeghers y CCR.
Se trata de un síndrome familiar descrito por PEUTZ en 1921 y por JEGHERS en
1949, caracterizado por la asociación de pigmentación mucocutánea y poliposis
gastrointestinal (preferentemente en intestino delgado aunque también frecuente en otras
localizaciones). El gen responsable de éste síndrome todavía no ha sido identificado ni
mapeado, si bien parece tratarse de un gen autosómico dominante pleiotrópico con
penetrancia variable e incompleta.
Poliposis Familiar Juvenil y CCR.
Éste raro síndrome familiar, se caracteriza por la presencia de pólipos
hamartomatosos habitualmente en número entre cinco y diez aunque no es rara la
presencia de un pólipo único en el recto. La herencia es probablemente autosómica
dominante, aunque se han observado casos esporádicos. Los pólipos se caracterizan por
tener un estrecho y largo pedículo que cuándo se localizan en el recto pueden llegar a
prolapsar y en ocasiones llegar a expulsarse si se rompe dicho pedículo103.
Se acepta que el riesgo de desarrollar un cáncer gastrointestinal es del 13% y en el
caso de otras neoplasias es del 9%.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 35
Cáncer Colorrectal Hereditario No Asociado a la Poliposis (CCHNP).
Éste tipo de CCR está constituido por los denominados Síndromes de LYNCH
tipo I y tipo II. Se trata de una susceptibilidad hereditaria autosómica dominante al cáncer
colorrectal, de aparición temprana (alrededor de los 44 años). La localización
predominante es en colon proximal (70%), y posee gran tendencia al sincronismo y
metacronismo. El síndrome de LYNCH tipo II, se caracteriza además por la
predisposición a otras neoplasias como son las de endometrio, estómago y aparato
urinario.
Los criterios de diagnóstico para éste CCHNP fueron establecidos en 1991 por el
International Collaborative Group on Hereditary Non Polyposis Colorrectal Cancer y son
conocidos como “criterios de Amsterdam104” y son los siguientes:
1.Tres o más familiares afectos de CCR, uno de los cuales sea familiar de primer
grado de los otros dos.
2.CCR que afecte como mínimo a dos generaciones.
3.Uno de los casos de CCR haya sido diagnosticado antes de los 50 años
La frecuencia de éstos síndromes está alrededor del 4% de todos los casos de
CCR105, aunque si atendemos a su frecuencia entre los pacientes jóvenes afectos de CCR,
la cifra aumenta hasta el 30%106.
Familiares en Primer Grado con Neoplasia Colorrectal.
Aún en ausencia de síndromes polipoideos o del síndrome de LYNCH, se
ha demostrado que los familiares de pacientes afectos de CCR tienen un riesgo más
elevado que la población general a padecer ésta neoplasia (de tres a cinco veces)107.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 36
Enfermedad Inflamatoria Intestinal y CCR
Colitis Ulcerosa.
Aunque históricamente se había atribuido una alta incidencia de CCR en el
contexto de la Colitis Ulcerosa, en la actualidad éste criterio no puede ser refrendado en
toda su amplitud, puesto que los datos objetivos de que disponemos hablan sólo de una
probabilidad acumulada a los 25 años del 9%, siendo más alto el riesgo para los casos de
más de diez años de evolución, y siempre que se trate de una afectación extensa
(pancolitis)108. En los individuos que podríamos considerar de bajo riesgo, la
probabilidad sólo sería el doble de la población general109.
Enfermedad de Crohn.
Se ha informado que el riesgo de CCR en pacientes con enfermedad de Crohn es
de cuatro a veinte veces mayor que en la población general. En éste sentido abogan los
trabajos de HAMILTON110 y de EKBOM111, encontrándose no solo ésta asociación, sino
también una elevada frecuencia de carcinomas mucinosos (50%) frente a los que se
presentan en el grupo control (9%). Así mismo se apreció una disminución en la edad de
presentación del CCR.
Factores personales.
Se ha hecho ya referencia en apartados anteriores a la influencia que sobre la
aparición del CCR puede suponer tanto la dieta como otros factores no dietéticos como el
tabaco.
Sin embargo a parte de éstos factores, existen otros factores personales que han de
ser invocados en mayor o menor medida en la etiología en la etiología del CCR.
Colecistectomía.
A partir de que en 1978, CHAPRON112, evidenció que la práctica de la
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 37
colecistectomía predisponía al CCR, se postularon teorías para justificar éste hecho. La
colecistectomía, provocaría una secreción continua de bilis al tracto digestivo, lo que
provocaría un aumento en la circulación enterohepática. La bilis vertida sería degradada a
ácidos biliares secundarios por la flora colónica.
Sin embargo los últimos trabajos publicados al respecto no parecen confirmar la
existencia de una relación CCR/Colecistectomía. Especialmente demostrativo es el
trabajo de FRIEDMAN113 que en un estudio de casos (5898) y controles (27687) no
encuentran datos que permitan afirmar la existencia de esta relación.
Peso Corporal.
En EEUU dónde abundan más las grandes obesidades, se ha estudiado ésta
relación mediante ensayos epidemiológicos muy importantes por el número de
individuos estudiados y controles. A pesar de ello los resultados no son concluyentes
aunque parece existir una tendencia que sugiere un aumento de la incidencia del cáncer
de colon en las personas con un Índice de Masa Corporal más elevado aunque ello no se
cumple para el cáncer de recto dónde el riesgo es mayor para la persona de menor
estatura y peso114,115.
Actividad Física.
Se ha extrapolado el factor del ejercicio físico intentando separarlo del peso
corporal a pesar de sus evidentes imbrincaciones.
Así parece existir una disminución del riesgo de CCR para aquellas personas con
hábitos más deportistas en detrimento de aquellas más sedentarias. Parece muy
determinante que el hábito no sea de reciente adquisición pues entonces su influencia no
tiene relevancia. El mecanismo de actuación puede ser múltiple, desde el aumento del
peristaltismo, secreciones hormonales, e incluso el impacto sobre el sistema inmunitario116.
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 38
Antecedentes personales de otros cánceres.
El poseer antecedentes de otros tipos de cánceres como son los de mama, ovarios
y útero, ha sido considerado como un factor predisponente para el CCR. Una posible
explicación para éste hecho ha sido el considerar que todos éstos tipos de cánceres tienen
factores de riesgo comunes como son la dieta y los factores hormonales. Sin embargo las
cifras o índices de éste riesgo no están a menudo claramente definidos.
Cáncer de mama: En una revisión llevada a cabo por el “Connecticut Tumor
Registry”117, al analizar el Riesgo Relativo (RR) después de un cáncer de mama,
encuentra cifras del 1,5 para el colon y 0,9 para el recto, aunque parece que también
debería tomarse en cuenta el tiempo transcurrido desde el diagnóstico del cáncer de
mama. Otros estudios más recientes no han podido modificar sensiblemente éstas cifras,
si bien un estudio caso-control118 ha encontrado un RR de 2,48 para el adenoma
colorrectal.
Cáncer de ovario: A propósito de los datos obtenidos por el antes citado “Connecticut
Tumor Registry”, se realizaron estudios centrados en el cáncer de ovario119 obteniéndose
unas cifras de RR de 1,3 para el colon y de 1,1 para el recto (sin significación
estadística. Sin embargo, éstas cifras sí alcanzaron la significación cuando se analizaron
pacientes que habían sido irradiados (RR=2,8.)
Cáncer de útero: Los estudios epidemiológicos acerca de la relación cáncer de
“útero/CCR”, han demostrado unos resultados similares a los del cáncer de ovario,
aunque con un RR algo más elevado (1,4-1,9 para el colon y 0,9-2,4 para el recto),
apreciando los valores más altos cuándo se ha practicado radioterapia pélvica.
Antecedentes de radioterapia pélvica.
Ya hemos adelantado en el apartado anterior la sospecha que la irradiación
Introducción. Etiología y Factores de Riesgo. 39
pelviana supone un incremento del Riesgo Relativo para el CCR117-119, y aunque se ha
visto como la práctica totalidad de CCRs asociados a irradiación previa nacían de una
mucosa afectada histológicamente por la radioterapia, también se ha comprobado como
la mayoría de éstos pacientes estaban asintomáticos de su afectación rádica. Así mismo
hasta ahora no se ha podido correlacionar la dosis administrada con el incremento del RR
para el CCR.
Introducción. Prevención del CCR. 40
PREVENCIÓN DEL CÁNCER COLORECTAL. CONDUCTAS A ADOPTAR POR
LA SOCIEDAD.
“Si la gente está cayendo por el borde de un acantilado, ocasionándose
gravísimas y mortales heridas, podemos enfrentarnos al problema de dos formas;
estacionando ambulancias al pié del precipicio o colocando vallas en la cima. Por
desgracia nos estamos esforzando mucho en la provisión de ambulancias y muy poco en
construir barandillas.”
Pensamos que ésta frase del cirujano irlandés Denis Burkitt, resume a la
perfección la postura de nuestra Sociedad para enfrentarse a un problema tan grave como
es el CCR.
Mientras que los costos para adecuar el tratamiento del CCR no hacen sino
aumentar (en vidas, tiempo y dinero), el porcentaje de esfuerzos destinados su
prevención y/o diagnóstico precoz es ridículo. Ello es especialmente grave ya que el
CCR es una neoplasia susceptible de prevención tanto primaria como secundaria debido
a una serie de características como son:
1-Existencia de “precursores” del CCR (adenomas), susceptibles de diagnóstico
(FCS) y fácil tratamiento (polipectomía endoscópica). Se conseguiría romper la
secuencia Adenoma-Cáncer.
2-Etiología relacionada claramente con hábitos dietéticos susceptibles de
modificación.
3-La biología del CCR con su largo período de evolución hace posible la
detección precoz.
4-Existencia de una prueba de cribado fácilmente aceptable por la población y por
los profesionales, capaz de detectar adenomas y CCR en estadíos precoces.
Introducción. Prevención del CCR. 41
5-El tratamiento de los CCRs en fase precoz, se corresponde con un aumento de
la supervivencia.
6-La alta incidencia de neoplasia colorectal (adenomas y cáncer), junto con su
elevado costo social, justifica absolutamente el uso de todos los medios posibles para
conseguir disminuir sus efectos.
A la vista de todo ello pensamos que es el momento de empezar a colocar vallas
en la cima del precipicio, con la seguridad de que ello redundará en que sean necesarias
muchas menos ambulancias aguardando al pie del abismo.
Existen dos líneas de actuación preventiva contra el CCR:
1-Prevención Primaria: Intenta conseguir la disminución de la incidencia de
la neoplasia colorectal.
2.Prevención Secundaria: Procura el diagnóstico precoz de la neoplasia
colorectal.
Prevención primaria.
La prevención primaria puede conseguirse ya sea evitando la actuación de los
factores etiológicos conocidos, adecuando la dieta, y recurriendo a la acción protectora
de determinadas sustancias.
Dieta y prevención del CCR.
Desde 1982, diversos grupos de trabajo y organizaciones de salud, han emitido
recomendaciones dietéticas destinadas a disminuir la incidencia del cáncer digestivo en
general. Todas las recomendaciones son parecidas y confluyen en una serie de puntos
bastante conocidos120.
-Reducir el consumo de grasas saturadas e insaturadas del 40% al 30%.
Introducción. Prevención del CCR. 42
-Incluir la fruta, verduras y cereales integrales en la dieta diaria.
-Disminuir al máximo la ingesta de alimentos conservados en salazón, ahumados
y en escabeche.
-Evitar la presencia de carcinógenos conocidos (conservantes, colorantes) en la
dieta.
-Usar alimentos frescos siempre que sea posible.
-Utilizar la cocción por asado, horno o al vapor antes que los fritos.
-Consumo moderado del alcohol.
Así mismo la Comunidad Europea a través de su “Programa Europeo Contra el
Cáncer”, ha formulado un código conocido popularmente como el “Decálogo” o “Los
Diez Mandamientos”, que en su apartado de la dieta recomienda121; 1)disminuir la
ingesta de grasa, 2)incrementar la ingesta de fibras y alimentos completos y
3)incrementar la ingesta de frutas y vegetales.
A pesar de todo ello, las recomendaciones que se han efectuado hasta ahora son
de tipo general contra el cáncer. Encontramos a faltar una guía específica para el CCR.
Así mismo las recomendaciones son muy genéricas sobre grupos de alimentos, lo que
puede ser de difícil interpretación para mucha gente. Haría falta una mayor precisión
sobre cada uno de los alimentos en concreto. En éste sentido es algo más concreta la
conocida “Pirámide de la Correcta Alimentación” elaborada por el “U.S. Department of
Agriculture”, que especifica las recomendaciones diarias y semanales de los diversos
alimentos.
La gran pregunta a responder sería: ¿Es posible con la dieta prevenir el CCR?
Existen muchas líneas de evidencia que sugieren que circunstancias ambientales
(entendiendo por ambiental como opuesto a congénito o genético), son factores muy
Introducción. Prevención del CCR. 43
importantes en la etiología del CCR (aquí se incluirían factores dietéticos,
obesidad, actividad física etc.)
-Variaciones geográficas en la incidencia del CCR. La incidencia puede ser más
de diez veces mayor de un país a otro.
-Cambios de tendencia. En muchos paises, la incidencia del CCR ha
experimentado un crecimiento muy importante. En Japón la mortalidad ha aumentado
más del 40% desde 1969 a 1981 y en Shanghai, China, el aumento ha sido del 75%122.
-Migración. Numerosos estudios migratorios demuestran que cuando se produce
un desplazamiento de población desde un lugar de baja incidencia a otro de alta
incidencia o viceversa, los niveles de presentación tienden a adaptarse a los del país de
destinación123.
Quimioprofilaxis del CCR.
La quimioprofiláxis del cáncer se define como el uso de compuestos químicos
con el objetivo de prevenir, inhibir o reducir los fenómenos de la carcinogénesis.
La acción de la quimioprofiláxis puede tener lugar desde el momento inicial en
que las células aún poseen su morfología normal hasta la aparición del cáncer invasor.
En apartados anteriores hemos discutido la acción preventiva de la dieta. En su
sentido más amplio, la quimioprofiláxis abarca la acción preventiva de la dieta, sin
embargo, en forma estricta la quimioprofiláxis se define más apropiadamente como el
uso de determinadas sustancias más específicas y no presentes habitualmente en la dieta;
es decir sustancias desarrolladas para uso clínico como son los fármacos en general. Esta
definición descarta las vitaminas, oligoelementos y otros antioxidantes naturales
presentes en la dieta y que ya han sido citados.
Muchos mecanismos han sido propuestos para justificar la acción preventiva
Introducción. Prevención del CCR. 44
sobre la carcinogénesis.
*Modificación de la interacción de los carcinógenos a través de inhibir la
activación, facilitando la desactivación e interfiriendo con el mecanismo celular alterado.
*Modulación del proceso biológico que contribuye a la proliferación y progresión
de las células precancerosas. Inhibición de la señal aberrante de transducción induciendo
la diferenciación terminal y apoptosis o facilitando la vigilancia inmunitaria
restableciendo la función de supresión tumoral. Especialmente aclaratorios son los
trabajos de VOLGENSTEIN Y FEARON ya mencionados en otro capítulo23-25.
La verdadera importancia de la quimioprofiláxis queda reflejada en el interés que
organizaciones como el “National Cancer Institute-NCI-“ y el “U.S. Food and Drug
Administration” han demostrado al desarrollar un programa que regula y conduce los
esfuerzos científicos que tienen lugar sobre éste campo (Ensayos controlados en fase I,II
y III).
Sería prolijo enumerar todas las sustancias conocidas que actualmente se
consideran potencialmente preventivas del CCR. Enumeraremos sucintamente las más
importantes.
*Sustancias presentes en la Dieta:
-Calcio85, 86
-Vitamina A89, 90
-Vitamina C91
-Vitamina E124
*Fármacos:
-Antiinflamatorios No Esteroideos (AINEs).
Introducción. Prevención del CCR. 45
-Aspirina125
-Ibuprofeno126
-Piroxicam126
-Sulindaco126
-DFMO (2-Difluorometilornitina)127
-Oltipraz128
-Ácido Ursodesoxicólico129
-Inhibidores de la HGM-CoA reductasa130
El futuro próximo de la quimioprevención de la carcinogénesis del CCR, precisa
de estudios controlados actualmente en fase II que demuestren la eficacia de las
sustancias antes mencionadas. Como es evidente tres aspectos críticos determinan el
éxito de éstos ensayos, por un lado el uso de agentes de mecanismo de acción bien
conocido, cohortes bien constituidas, y biomarcadores fiables que permitan medir la
eficacia. Estas sustancias prometedoras requieren datos experimentales y
epidemiológicos que demuestren su eficacia en la quimioprevención del CCR, así como
su inocuidad cuando sean administradas crónicamente. En el CCR, los adenomas son el
éstandar en el que los biomarcadores precoces deben ser evaluados.
Introducción. Prevención del CCR. 46
Prevención secundaria. Diagnóstico precoz.
El cribado consiste en la aplicación de pruebas en sujetos procedentes de
la población general y por tanto teóricamente sanos, que se prestan voluntariamente a
ello con el objetivo de separarlos en grupos de alta y baja probabilidad de padecer la
enfermedad; en éste caso el CCR
En el campo de la prevención lo que llamamos cribado debe diferenciarse de la
“detección temprana” o también llamado “búsqueda de casos”. El cribado habitualmente
se refiere a Programas de Salud Pública dónde el objetivo es la modificación de la
frecuencia de una enfermedad o muerte, es decir está dirigido a la población como unidad
de acción, mientras que a la detección temprana tiene por objeto el individuo.
Éstos términos pueden a veces confundirse si se utiliza una terminología distinta.
Al Cribado se le apellida Universal o masivo al aplicarse a todo un grupo poblacional
(población diana), mientras que a la detcción temprana o búsqueda de casos a menudo se
le asocia con el término de cribado oportunístico.
Otro aspecto que se presta a confusión en el caso del CCR, es la actuación sobre
los pólipos. De hecho en el sentido estricto de los términos cuando en un programa de
cribado diagnosticamos la existencia de adenomas y se procede a la polipectomía, en
realidad estamos aplicando una prevención primaria del CCR, ya que al eliminar los
precursores, evitamos su progresión y en consecuencia en el grupo de población así
tratado disminuye la incidencia del CCR131. Sin embargo, nosotros hemos tenido en
cuenta que todos los programas de cribado van dirigidos tanto al CCR como a sus
precursores y en consecuencia deberíamos hablar de Programas de Cribado de la
Neoplasia Colorectal, englobando en éste concepto tanto los adenomas cómo los
cánceres, sin embargo en la práctica, y para evitar confusiones y hacer más claro el
mensaje a la Sociedad, se prefiere utilizar el término de “Programa de Detección Precoz
del Cáncer Colorectal” ya que éste es el fin último perseguido. Así nosotros lo hemos
Introducción. Prevención del CCR. 47
utilizado aún y sabiendo que no somos exactos desde el punto de vista terminológico.
Para justificar un programa de cribado deben cumplirse una serie de condiciones
como son:
1.Debe de tratarse de un problema de salud relevante.
No creemos que esté en duda la importancia social del CCR y ya en apartados
anteriores hemos expuesto las cifras de incidencia y mortalidad por ésta patología.
2.Debe de conocerse la historia natural de la enfermedad.
De hecho la historia natural del CCR es frecuentemente empleada para ilustrar la
evolución de los procesos malignos, ya que es de las mejor conocidas.
La mayoría de los CCRs se piensa que asientan en un pólipo adenomatoso. El
95% de éstos pólipos permanecen en éste estado sin crear mayores problemas, pero en el
5% restante progresan a un grado severo de displasia y posterior malignización. Ésta
estrechísima relación entre cáncer y pólipo es parte fundamental del éxito de los
programas de cribado.
3.Debe de existir un estadío temprano reconocible.
En el caso del colon, los pólipos son reconocibles por endoscopia y en menor
medida por la sangre oculta en heces. Ya se ha discutido el grado de eficacia de éstos
métodos.
4.El tratamiento del cáncer en estadíos tempranos debe ser más eficaz que en
estadíos más avanzados.
Prácticamente en todos los cánceres, la detección precoz mejora la supervivencia,
pero debe tenerse en cuenta que el beneficio observado es posible que no se deba
solamente a éste hecho sino que son susceptibles de presentarse sesgos importantes que
Introducción. Prevención del CCR. 48
deben ser tenidos en cuenta a la hora de valorar los resultados de los programas de
cribado.
*”Sesgo del adelantamiento”: Sólo con diagnosticar el cáncer antes de su fase
clínica, aunque no modifiquemos su evolución natural, ya implica un cierto grado de
aumento de supervivencia. Por ésta razón no es suficiente con observar la supervivencia
para aconsejar el cribado, pues éstas diferencias pueden estar segadas por el
adelantamiento en el diagnóstico.
Para evitar éste sesgo se han debido realizar ensayos clínicos aleatorios,
comparando la mortalidad y no la supervivencia entre las personas que realizaron la
prueba de cribado (adelanto diagnóstico) y un grupo control que no se practicó la prueba.
*”Sesgo de la evolución lenta” o “duración”: En teoría puede argüirse que en los
cribados tienden a diagnosticarse casos precoces que en realidad son procesos de
evolución lenta y por tanto menos agresivos, puesto que los que tienen una evolución
más rápida podrían aparecer clínicamente en la fase intercribado. Es esperable que los
primeros cánceres tengan mejor pronóstico, falseando los beneficios del cribado. Ésta es
otra razón por la que para evaluar la eficacia del cribado se debe comparar la mortalidad
en la totalidad del grupo al que se ha ofrecido el cribado, independientemente de su
aceptación o no, y la del grupo control.
Todo ello se cumple favorablemente en el caso del CCR132.
5.Debe de existir una prueba adecuada.
Una prueba de cribado es adecuada cuando tiene un buen rendimiento, es decir,
a)clasifica bien a la población estudiada, en potencialmente sanos y enfermos y b)es fácil
de aplicar y de interpretar.
Más adelante cuando hablemos de cribado discutiremos con detalle éste apartado,
pero la utilidad de la fibrocolonoscópia está fuera de toda duda, y la detección de sangre
Introducción. Prevención del CCR. 49
oculta en heces, ha demostrado últimamente su eficacia132.
6.La prueba debe de ser aceptable por la población.
La aceptabilidad de la prueba depende en gran parte de factores como la
accesibilidad geográfica, económica y cultural. En el caso del CCR, la detección de
sangre oculta en heces por los métodos químicos clásicos, que obligan a una dieta previa
de tres días, podría haber representado un obstáculo; a pesar de ello, también está
demostrado que ha sido posible conseguir unos buenos índices de aceptación132.
El uso de los más recientes métodos inmunológicos, que no precisan de la dieta
previa, pueden hacer esperar de ellos una mejoría en la aceptación y cumplimiento de la
prueba de la sangre oculta en heces132.
7.Deberían de existir recursos adecuados para la confirmación diagnóstica y para
el tratamiento.
Un programa de cribado o diagnóstico precoz, sólo es admisible si como parte
integrante de él se han organizado todos los dispositivos asistenciales necesarios para
evaluar a los pacientes que han resultado positivos al practicarse la prueba. Es evidente
que no puede aceptarse un retraso diagnóstico por culpa de una mala planificación,
cuándo lo que se pretende con éstos programas es justamente lo contrario. Así mismo
debe ofrecerse el tratamiento con un estándar de calidad y adecuación en el tiempo.
8.En enfermedades de comienzo insidioso, el cribado se debe repetir
periódicamente al ritmo que determine su historia natural.
Éste es uno de los criterios más difíciles de establecer. Afortunadamente en el
CCR, MANDEL132 ha demostrado que el máximo beneficio del cribado basado en la
sangre oculta en heces, se obtiene cuándo la prueba se ofrece anualmente, si lo
comparamos con la realización bianual de la misma.
Introducción. Prevención del CCR. 50
9.El riesgo de producir un daño a la persona cribada, debe ser menor que su
posible beneficio.
En el caso del CCR, dado que los positivos deben de ser estudiados mediante
fibrocolonoscópia total, el riesgo está presente ya que existe una incidencia de
perforación que en algunos centros ha llegado al 5 por mil.
Sin embargo hoy en día los resultados han mejorado con la estandarización de la
técnica y la mayor preparación de los endoscopistas. De hecho en el ensayo clínico citado
llevado a cabo por MANDEL, de un total de 12.246 colonoscopias, no ocurrió ninguna
muerte aunque sí cuatro perforaciones (0,3 por mil) y 11 sangrados severos (0,8 por
mil)132.
Introducción. Prevención del CCR. 51
ANTECEDENTES DEL CRIBAJE POBLACIONAL.
Métodos de Cribado para el CCR.
La "World Health Organization" ha establecido unas directrices que deben
seguir los métodos de screening. Siguiendo sus criterios, un procedimiento adecuado,
debe cumplir las siguientes condiciones:
1.Debe mejorar los índices de mortalidad así como mejorar la calidad de vida
2.Debe ser sencillo y barato así como fácil de realizar por la población a estudiar.
3.Amplia aceptación por parte del grupo estudio.
4.Los beneficios a largo plazo deben superar a los inconvenientes.
5.Certeza de que el grupo estudiado va a gozar de estos beneficios.
6.La relación costo/beneficios y costo/eficacia debe ser conocida.
Examen digital (tacto rectal).
Aproximadamente el 10% de los CCRs, se presentan en la zona rectal accesible a
la exploración digital133. La práctica del tacto rectal en las personas mayores de 50 años
es una medida adecuada dentro del contexto de una exploración física de tipo general.
Sin embargo la escasa sensibilidad para el diagnóstico del CCR, ha sido determinante
para que como medida aislada no haya sido usada nunca como prueba de cribado.
Fibrocolonoscopia total.
Parece evidente que el mejor método de que disponemos en la actualidad para el
diagnóstico del cáncer colorectal es la fibrocolonoscopia pués no sólo permite un
diagnóstico de certeza mediante la toma de biopsias, sino que además hace posible la
exéresis de pequeños adenomas. Sin embargo muchas son las razones que dificultan su
Introducción. Prevención del CCR. 52
utilización "en masa" como método de screening. La necesidad de una engorrosa
preparación mecánica del colon, la dificultad para completar una pancolonoscopia, el
tiempo empleado y las molestias que frecuentemente sufre el paciente, sin olvidar la
posibilidad de infrecuentes pero graves complicaciones, hacen poco indicado el uso
indiscriminado de la colonoscopia como método de screening. Parece en éste sentido
haber un consenso para reservar su uso a aquellos casos en que haya una sospecha de
existencia de patología colorectal (presencia de síntomas o segunda línea del screening).
Rectosigmoidoscopia.
La rectosigmoidoscopia flexible (6Ocm.) es más fácil y rápida de realizar y
menos molesta para el paciente, pero por la longuitud del instrumento, sólo nos va a
permitir el diagnóstico del 5O-7O% de las posibles neoplasias. El resto quedará más allá
de su alcance133. Además tiene los inconvenientes del costo de la prueba (es un método
caro), y de la necesidad de la preparación mecánica del colon.
A pesar de éstas limitaciones, la sigmoidoscopia como método de "screening" se
introdujo sobre todo en USA basándose en dos estudios que luego resultaron poseer
importantes fallos en sus diseños134,135. Sin embargo, se han publicado recientemente dos
estudios "caso-control", que constituyen la totalidad de estudios publicados de tipo
observacional sobre la sigmoidoscopia cómo método de "screening", que suguieren su
utilidad. El primero de éstos estudios133, fué bastante reducido e incluyó sólo 21 casos de
cáncer rectosigmoideo. Entre éstos 21 casos y sus correspondientes controles, se cita una
"odds ratio" de 0,23 sugiriendo una reducción de la mortalidad por CCR del 77% en el
grupo sometido a rectosigmoidoscopia.
En el otro estudio "caso-control"136, llevado a cabo en el contexto del
"Kaiser Permanente Medical Care Program", se comparó el grupo de casos (n=261)
frente al correspondiente grupo control (n=868), encontrándose una reducción de la
mortalidad entre el 59 y el 75% para los cánceres localizados en la zona de alcance del
sigmoidoscopio.
Introducción. Prevención del CCR. 53
No se dispone de ningún estudio controlado randomizado sobre la
sigmoidoscopia. Actualmente, el National Cancer Institute está iniciando un estudio de
éstas características que aparte de la sigmoidoscopia periódica incluye el "screening" de
cánceres de otras localizaciones (pulmón, próstata y ovario). Este estudio pretende
englobar a 148.000 personas mayores de 50 años y seguirlas durante 16 años, lo cual
concederá un poder estadístico suficiente para ser capaz de demostrar una reducción de la
mortalidad por CCR a partir del 20% en el grupo objeto del "screening". Sin embargo, la
realidad es que en éste momento no disponemos de ningún estudio randomizado y que no
tendremos resultados de ninguno como mínimo hasta el año 2008.
Enema baritado de doble contraste.
El uso del enema de bario cada 3-5 años ha sido considerada como una estrategia
posible en el "screening" de la neoplasia colorectal. Mediante el uso del doble contraste
realizado por personal con alta experiencia ha sido posible conseguir la detección del
90% de CCR y el 80% de adenomas mayores de 1cm137.
Sin embargo, es un método tan caro y molesto para el paciente como la
sigmoidoscopia, sin las ventajas de ésta última. Todo ello hace que el enema de bario con
doble contraste no sea considerado por sí sólo como un método homologable para un
programa de screening y su papel se circunscribiría a completar el estudio de aquellos
casos positivos en que no ha sido posible completar una pancolonoscopia..
Deteccion de sangre oculta en heces.
El volumen de sangre perdido con las heces en sujetos normales es de 0,5+0,4
ml/dia. Esta cifra aumenta significativamente en casos de cáncer colorectal y en
adenomas, en razón de localización, tamaño, y estadio138.
El sangrado suele ser el signo más inicial y constante de las neoplasias
colorectales y es el motivo principal por el que el enfermo acude al médico. Sin embargo
Introducción. Prevención del CCR. 54
ya sabemos que si esperamos a hacer el diagnóstico en esta fase de evidencia clínica, los
resultados serán poco satisfactorios. Lo ideal sería poder evidenciar las pérdidas
hemáticas por las heces cuando éstas fuesen mínimas, es decir cuando aún el paciente no
puede percibir este hecho.
En la actualidad, se dispone de dos tipos de métodos para la detección de la
sangre oculta en las heces.
1.Métodos químicos
2.Métodos inmunológicos.
1.METODOS QUIMICOS
Estos métodos se basan a su vez en dos posibles tipos de reacciones:
a)Prueba del Guayaco (Hemoccult):
Se basa en la detección de peroxidasas, reaccionando con el grupo hemo
ya sea en su forma libre o ligado a sus apoproteinas (globina, mioglobina, o citocromos).
Evidentemente los "tests" del guayaco, reaccionan con cualquier
peroxidasa presente en las heces incluyendo aquellas procedentes de la dieta.
La primera comunicación en que se cita el uso de tiras reactivas
impregnadas en guayaco como método de diagóstico precoz del cáncer colorectal data de
1967139. Desde entonces múltiples son los trabajos en los que se intenta demostrar la
utilidad de éste sistema (HemoccultR), existiendo cinco estudios controlados a largo
plazo en los que se ha aplicado el "test" a una gran masa de población asintomática a fin
de demostrar que es posible conseguir una disminución significativa de la mortalidad por
cáncer colorectal131,140-143. De los resultados que éstos estudios han reportado, se extraen
Introducción. Prevención del CCR. 55
las siguientes conclusiones:
1.El screening basado en la detección de sangre oculta en heces es posible aplicarlo
en amplios programas consiguiendo un amplio grado de aceptación ( 50%-75%).
2.El valor predictivo de los tests positivos para las neoplasias colorectales se situa
entre el 22% y el 58%.
3.Los cánceres detectados en la población estudiada corresponden a estadios más
iniciales que los encontrados en la población general.
4.Los estudios de sobrevida, indican una mayor supervivencia para los cánceres
diagnosticados en el grupo estudiado.
Sin embargo éste método químico de detección de sangre oculta, presenta una
serie de inconvenientes basados en su mecanismo de acción, que deriva en una
proporción importante de falsos positivos. Así pueden aparecer falsos positivos
determinados por la existencia de sustancias parecidas a las peroxidasas y presentes en la
dieta como son ciertas legumbres y vegetales, medicación con hierro, o reccionar con la
hemoglobina y miohemoglobina animal procedente de carnes rojas (no especificidad). A
pesar de una engorrosa dieta previa, la elevada proporción de estos resultados que la
literatura cifra entre el 17% y el 81% encarecen y disminuyen de forma muy importante
el rendimiento de los screenings.
Así mismo los falsos negativos, oscilan entre el 4O% y el 6O%; la consecuencia
de ello es una importante dificultada para alcanzar los objetivos propuestos y en
consecuencia un retraso sensible en el diagnóstico de la enfermedad.
Todo ello ha determinado la existencia de criterios divergentes acerca la utilidad
del diagnóstico precoz mediante los tests de sangre oculta en heces ya que junto a los
resultados favorables, otros dudan de su utilidad debido a las muchas exploraciones
colonoscópicas derivadas de los falsos positivos así como del poco número de cánceres
Introducción. Prevención del CCR. 56
diagnosticados en fase realmente inicial.
Afortunadamente, los resultados recientemente publicados de tres grandes
estudios prospectivos randomizados demuestran que el "screening" del cáncer colorectal
basado en la detección de sangre oculta con pruebas del guayaco, es un método efectivo
que consigue una reducción de la mortalidad derivada del cáncer colorectal entre el 15%
y el 33%132, 140-143.
Fuera de toda duda la utilidad del "screening" del cáncer colorectal, es
evidente que la prueba del guayaco presenta unas limitaciones que implican la existencia
de una proporción importante de falsos positivos y falsos negativos lo que impide unos
mejores resultados en la detección precoz del cáncer colorectal. Esta evidencia ha
impulsado la búsqueda nuevos métodos de detección de sangre oculta, así se ha
desasarrollado el HemoccultSENSA, que se basa en la misma reacción de las peroxidas,
con una mayor sensibilidad pero que en la practica no ha mejorado los resultados144,
poseyendo además los mismos inconvenientes derivados de la necesidad de dieta previa.
b)Prueba de la Hemo-Porfirina (HemoQuant):
Esta prueba es específica para las porfirinas dicarboxílicas y detecta no
sólo el grupo hemo (libre o como hemoproteina), sino también sus productos de
degradación145.
Su valoración cuándo ha sido comparada su eficacia frente al hemoccult y
a los métodos inmunológicos no ha sido favorable144.
2.METODOS INMUNOLOGICOS.
Para intentar resolver los problemas anteriores, desde 1983 se vienen
publicando diversos trabajos basados en la detección de la sangre oculta en heces
mediante métodos inmunológicos basados en distintas reacciones que pretenden detectar
la hemoglobina específica humana en bajas concentraciones, con ello se consigue obviar
Introducción. Prevención del CCR. 57
el problema de falsos positivos motivados por la dieta y la sangre animal, siendo posible
conseguir menos exploraciones endoscópicas inútiles y al mismo tiempo detectar
pérdidas hemáticas más pequeñas y por tanto diagnosticar más precozmente las lesiones.
En éste sentido se ha recurrido a varios procedimientos como son el
inmunoensayo enzimático (EIA), la hemoaglutinación, y la inmunodifusión para la
hemoglobina y albúmina humanas. Con todos éstos procedimientos se ha demostrado una
sensibilidad para el cáncer colorectal alrededor del 94% y del 60% para adenomas
mayores de un centímetro, datos estadisticamente mejores que los obtenidos por métodos
químicos (88% y 31% respectivamente). Así mismo la especificidad de los
procedimientos inmunológicos son mejores si los comparamos a los métodos químicos
(98% y 96% respectivamente)144,145.
Sin embargo éstos métodos inmunológicos, presentan el inconveniente de precisar
una técnica de laboratorio individual, que si bien se adapta para un número corto de
determinaciones lo convierte en dificultoso y caro para un estudio "en masa".
En 1985 se cita una técnica descrita en 1983 que parece reunir las ventajas sin los
inconvenientes antes citados. Se trata de la detección de la hemoglobina humana
mediante la reacción de aglutinación del látex. y ha sido ya comprobada su eficacia en
diversos trabajos publicados, aunque no se disponga aún de un ensayo a gran escala.
El test de aglutinación del látex al igual que el resto de métodos inmunológicos,
permite no sólo evitar la dieta restrictiva los dias anteriores a la prueba sino que además
es muy selectiva para las hemorragias colorectales.
A pesar de las ventajas de éstos métodos todavía perisisten algunos
inconvenientes que justificarían en parte los falsos negativos a pesar de la alta
sensibilidad de éstas técnicas.
Varias son las razones aducidas:
Introducción. Prevención del CCR. 58
a.-Pérdida de la capacidad antigénica de la hemoglobina por acción de las
enterobacterias144. Estas determinan el cambio de hemoglobina a globina.
b.-Degradación de la hemoglobina por acción de las proteasas de las
heces145.
c.-Pérdida de la capacidad antigénica de la hemoglobina debido a su
contacto con la mucina y otros elementos viscosos de las heces145.
d.-Efecto prozona de los métodos basados en la aglutinación por el látex,
por lo que concentraciones muy altas de hemoglobina pueden dar resultados falsamente
negativos145.
La mayoría de las condiciones anteriores pueden presentarse de forma más
marcada cuándo el tumor asienta en ciego-colon ascendente, por lo que es en ésta
localización dónde pueden presentarse mayor número de falsos negativos.
Para intentar solventar éstos inconvenientes, se han publicado varios trabajos en
los cuales se procede a detectar no sólo la hemoglobina humana, sino que se determina
también de forma conjunta la transferrina, usando a ésta como otro marcador de
sangrado.
La transferrina es una glicoproteina que tiene la propiedad de ser altamente
resistente tanto a la degradación bacteriana cómo a la digestión por los enzimas,
conservando así mismo su capacidad antigénica a pesar del contacto con la mucina
fecal145.
Comparacion entre los tests de sangre oculta.
Diversos estudios comparan diferentes tipos de tests de sangre oculta en heces
observando su rendimiento frente a casos de neoplasia ya conocidos.
Introducción. Prevención del CCR. 59
Un único estudio, compara los tres distintos tipos de test (guayaco, detección de
hemo-porfirinas, y métodos inmunológicos146 (ver tabla-3).
El resto compara dos de estos "tests" entre sí. Principalmente compara los
métodos clásicos del guayaco, con los métodos inmunológicos147-150,, y en todos ellos
destaca la superioridad de los métodos inmunológicos, tanto para el diagnóstico de
cáncer, cómo de adenoma.
Nakayama146, estudia y compara la sensibilidad y especificidad de ambos
métodos encontrando diferencias estadísticamente significativas a favor de los tests
inmunológicos.
Tabla-3. Comparación entre métodos químicos e inmunológicos.
Test
Inmunológico
Test
Químico
Sensibilidad(%) 66,5# 53,0
Cáncer Precoz 44,0# 32,0
Cáncer Avanzado 89,0# 74,0
Especificidad(%) 96,0## 86,0
*de Nakayama y cols146. #p<0,001, ##p<0,00
Metodos biogenéticos.
La posibilidad de tests en heces que detecten mutaciones de los genes
(especialmente el "ras", "p53"), es un interesante y prometedor campo de investigación
Introducción. Prevención del CCR. 60
actual en el campo del diagnóstico precoz de adenomas y cáncer colorectal. Sin embargo
hoy en día las importantes limitaciones derivadas de la falta de universalidad de los
cambios genéticos (no más del 75% de los cánceres presentan alteraciones del "ras"151),
hacen que sea éste todavía un método en fase de experimentación.
Otra línea de investigación es la detección en heces del DAF (decay-
accelerating factor). El DAF es una glicoproteina de membrana, que interviene en el
metabolismo del complemento, inhibiendo la formación y promoviendo el catabolismo
de las convertasas C3 y C5. El DAF se encuentra en lágrimas, orina y plasma y
esporádicamente en el epitelio colónico. Se vió que su presencia en el epitelio afectado
por un CCR, presentaba un fuerte incremento. Se ha asumido que su detección por
métodos inmunológicos a partir de muestras de heces, podría ser un buen marcador de
CCR. Sin embargo, los estudios en éste campo no han sobrepasado las fases
experimentales152.
Introducción. Prevención del CCR. 61
CRIBADO POBLACIONAL BASADO EN LA DETECCIÓN DE SANGRE
OCULTA EN HECES.
El uso y generalización de los “tests” para determinar la presencia de sangre
oculta en heces, con el fín de diagnosticar precozmente el CCR, fue estimulado por
GREEGOR153 en 1967. Desde entonces se abrió un interesante y enconado debate entre
los partidarios del “screening” o cribado del CCR y sus detractores. Los primeros
observaban como al realizar la determinación de la sangre oculta en heces, conseguían
diagnosticar un número determinado de CCRs que en general presentaban un estadiaje
más favorable que el promedio habitual que se daba en el contexto hospitalario habitual.
Sin embargo a los detractores, hasta hace relativamente poco no les ha faltado
argumentos, así se ponía en duda la relación costo/beneficio, se opinaba que los cánceres
que se diagnosticaban eran los de una evolución más lenta y por lo tanto de pronóstico
más favorable, se decía que los cánceres detectados no se debían a la utilidad de la
prueba diagnóstica sino que era debido al azar, o al alto número de colonoscopias que se
generaban en éstos programas, en definitiva se afirmaba que no existía evidencia de que
el cribado poblacional consiguiera su fin último que debe ser conseguir disminuir la
mortalidad secundaria al CCR en la poblacion cribada. En esto último es en lo único en
que no se equivocaban ya que efectivamente dadas las características biológicas de
crecimiento de las neoplasias colorrectales, para demostrar científicamente este hecho,
era preciso desarrollar un estudio de cohortes con dos grupos randomizados uno control y
otro estudio y demostrar que en el grupo estudio se producia una disminución de la
incidencia y mortalidad del CCR. Además el número de personas participantes en éstos
estudios deberían ser decenas de miles para una adecuada potencia estadística y además
esperar más de diez años para conocer los verdaderos falsos positivos. En resumen debía
diseñarse un estudio cuyos resultados definitivos tardarían quince años en conocerse.
¿Cuál es la veradera sensibilidad y especificidad de los tests de sangre oculta y
cuál es el valor predictivo positivo para el CCR y el adenoma?
Introducción. Prevención del CCR. 62
¿Qué porcentaje de CCR se diagnosticarían por éste procedimiento en la
población asíntomatica?
¿Cuál sería el grado de participación de la población en un estudio de éstas
características?
¿Cuál sería el costo de éstos programas? ¿Cuál la relación costo/beneficio?
¿Sería económica y organizativamente asumible por la Sociedad?
Éstas y muchas otras preguntas parecidas durante mucho tiempo flotaron en el
aire de los ambientes y revistas científicas. Pero sobre todo la gran y definitiva pregunta
era:
“¿Es capaz el cribado poblacional basado en la detección de la sangre oculta en
heces, de disminuir la incidencia y mortalidad del CCR en la población objeto del
cribado”.
Para contestar a éstas preguntas se pusieron en marcha entre 1975 y 1985 cuatro
grandes estudios controlados (Minnesota, Göteborg, Nottingham y Funen).
Ensayo de Minnesota132.
El primero de éstos ensayos controlados132 se inició en Minnesota en 1975. Un
total de 46.551 participantes de edad comprendida entre 50 y 80 años fueron reclutados
entre 1975 y 1977 siendo randomizadamente asignados a un programa de cribado anual,
bianual o a un grupo control. Los asignados a los grupos anual y bianual, recibieron seis
tiras impregnadas de guayaco (HemoccultR), preparadas para la toma de dos muestras de
heces diarias durante tres dias consecutivos. Los participantes fueron advertidos de la
necesidad de guardar dieta previa absteniéndose de la ingesta de carnes rojas, pollo,
pescado y determinadas frutas y vegetales así como aspirina y vitamina C al menos
desde las 24 horas previas al inicio de la toma de las muestras. El proceso de las
muestras fue modificado durante el estudio de forma que a poco de iniciado éste se
Introducción. Prevención del CCR. 63
procedió a la rehidratación de las muestras con una gota de agua desionizada a fín de
reestablecer la sensibilidad que podría haberse alterado debido a la deshidratación. Los
participantes que presentaron al menos una de las muestras con reacción positiva fueron
invitados a un proceso diagnóstico que incluía una colonoscopia.
Los participantes de los tres grupo recibieron un cuestionario por correo cada año
con el propósito de conocer 1) el estado de salud, 2) La presentación de pólipos o CCR
en el grupo control,y 3) lesiones colorectales diagnosticadas en los grupos estudio así
como el resultado de las pruebas efectuadas en las personas que habían presentado alguna
reacción positiva en la prueba de cribado.
Los casos de muertes ocurridas durante el estudio fueron revisadas por un comité
especial que se creó a tal efecto. Además un nosologista independiente al estudio
codificó las causas de muerte de acuerdo con los datos oficiales.
El seguimiento se prolongó durante 14 años con un cumplimiento del 100%. La
mortalidad acumulada por CCR en la población fue un 33% menor en el grupo de
cribado anual comparado con el grupo control, alcanzando significación estadística. La
mortalidad por CCR en el grupo de cribado bianual fue un 10% menor que el grupo
control. Ésta menor reducción de la mortalidad en el grupo bianual fue atribuida a en
parte a un incremento del número de muertes ocurridas en los primeros años del estudio
lo que se relacionó únicamente al azar. Cuando los datos fueron analizados con el
seguimiento iniciado al sexto año del estudio, la reducción de la mortalidad fue del 30%
en el grupo bianual, comparado con el control. Para el grupo anual, la reducción ascendió
del 33% al 40%.
Se detectó una reducción del 48% y del 35% de los CCRs estadío D de Dukes en
los grupos anual y bianual respectivamente en relación con el grupo control. Este dato es
especialmente notable dado que la presencia de éstos cánceres contribuyen
sustancialmente a la mortalidad debido a su mal pronóstico, especialmente si tenemos en
cuenta que que la supervivencia a los cinco años de los estadios D fue solo del 2,5%. Un
Introducción. Prevención del CCR. 64
total del 75% y 66% de los grupos anual y bianual de cribado fueron respectivamente
Dukes A y B comparados al 59% del grupo control. Los cánceres de intervalo fueron
parecidos en los grupos estudio y control (59% y 55%).
Los autores razonan que probablemente el 33% de reducción de la mortalidad
observado en grupo de cribado anual es una subestimación de la verdadera reducción
debido a que sólo el 46% de los participantes del grupo anual completaron todas las
pruebas, así como al hecho de que durante un periodo de tres años se detuvo el programa.
A éstos resultados se opusieron algunas críticas como las de LANG et al154 , que
opinan que éste tipo de estudios debido a lo que ellos consideran un alto grado de
positividad (10%), lo único que realmente hacen es seleccionar al azar la práctica de la
colonoscopia. Estas manifestaciones fueron convenientemente contestadas por
MANDEL et al154 descartando el factor “suerte” en la selección de la indicación de
colonoscopia. Posteriormente el mismo autor en colaboración con EDERER et al156
publica un importante y complejo estudio bioestadístico en que demuestran que la
“suerte” juega um papel menor en la detección de lesiones, siempre inferior al 25% de las
lesiones detectadas.
Ensayo de Göteborg143.
Todos los 68.308 habitantes de Göteborg nacidos entre 1918 y 1931 fueron
enrolados y de forma randomizada se asignaron al grupo estudio o al grupo control. Tres
tiras reactivas impregnadas de guayaco (Hemoccult II), fueron enviadas por correo a los
participantes del grupo estudio, quienes recogieron dos muestras diarias en tres dias
consecutivos que fueron devueltas por correo. Los participantes fueron advertidos de la
necesidad de evitar la ingesta de alimentos ricos en peroxidasas en los dos dias previos al
inicio de la recogida de las muestras, así como carnes rojas, medicación con hierro, y
vitamina C. Un nuevo cribado fue llevado a cabo entre 16 y 24 meses después (20 meses
de promedio), después del cribado inicial. La mitad de las muestras del primer cribado
así como la totalidad de las pertenecientes al segundo, fueron rehidratadas. Debido al
Introducción. Prevención del CCR. 65
gran número de pruebas positivas y el consecuente incremento de exploraciones
generadas, los participantes en el último grupo que tuvieron una prueba positiva, fueron
nuevamente valorados con hemoccult II y sólo los que dieron nuevamente positivo
fueron examinados. Las exploraciones protocolizadas fueron un tacto rectal, una
proctoscopia, una sigmoidoscopia (60 cm.) y una enema de doble contraste. Todas las
neoplasias detectadas fueron extirpadas endoscópica o quirúrgicamente.
La tasa de participación fue del 63% en el primer cribado y del 60% en el
segundo. Igual que ocurría en el ensayo de Minnesota, el porcentaje de positividad fue
más alta en las pruebas rehidratadas que en las no rehidratadas (6% versus 1,9%)La
sensibilidad para las muestras rehidratadas fue un 83% mayor que en las no rehidratas.
Desde el inicio del primer cribado hasta el final del segundo se encontraron 117
CCRs y 419 adenomas en el grupo estudio, mientras que en el grupo control y durante el
mismo período se diagnosticaron 44 CCRs y 51 adenomas. La distribución de los
estadíos de los cánceres detectados clasificados según DUKES, fue significativamente
mejor en el grupo estudio que en control. De forma significativa, se diagnosticaron más
cánceres Dukes-A y menos Dukes-D en el grupo estudio. Durante el período de
seguimiento, se diagnosticaron también menos cánceres y adenomas en el grupo estudio.
Ensayo de Nottingham140.
El Ensayo de Nottingham sobre el Cribado de cáncer colorrectal, empezó en
1984, fue designado para enrolar a 156.000 personas asintomáticas con edades
comprendidas entre 50 y 74 años, las cuales fueron randomizadas y asignadas a un grupo
control o a un grupo estudio. Los participantes en el estudio, fueron extraidos de las listas
de pacientes de los médicos de cabecera y fueron sorteados por domicilios (a fín de
englobar en el mismo grupo a los miembros de una misma familia), y entonces fueron
estratificados según el número de miembros eligibles, sexo y edad (se estratificó en cinco
grupos de edad). Aquellos paciente de los que se conocían antecedentes de patología
colorrectal, fueron excluidos del estudio.
Introducción. Prevención del CCR. 66
Los participantes en el primer cribado, fueron nuevamente cribados cada dos años
mediante una prueba de sangre oculta en heces (Hemoccult). Las prubas iniciales fueron
llevadas a cabo en tres dias consecutivos sin restricción de la dieta y sin rehidratación.
Desde 1985, los participantes con una prueba positiva, fueron invitados a repetir la
prueba durante un período de seis dias ahora sí con dieta restrictiva para las peroxidas. Al
principio del estudio, el protocolo de exploración comprendía un tacto rectal, una
proctoscópia, una sigmoidoscópia (60 cm.), y un enema de doble contraste. Más tarde
aquellos con una segunda prueba positiva, se les practicó una colonoscópia y en aquellos
que ésta no era completa, se les indicó una enema de doble contraste.
En Noviembre de 1996 se publicaron los resultados definitivos de éste estudio140,
obteniendo una participación del 59,6%. Esta cifra se deglosa en un 38,2% de la
población que completó todos los “tests” solicitados y un 21,4% que completó alguna
pero no todas las muestras solicitadas. Un 40,4% de la población no participó en el
programa. El porcentaje de positividad fue del 2,1%.
Durante el estudio, se detectaron 236 casos de CCR en el grupo de cribado a
través de la prueba de sangre oculta en heces, mientras que en el mismo grupo se
detectaron 249 casos de intervalo, así como 400 casos entre las personas de éste grupo
que rechazaron la realización de la prueba de cribado. En el grupo control y en el mismo
período se diagnosticaron 856 casos de CCR.
La proporción de tumores en estadío A fue significativamente más alta en el
grupo de cribado que en el grupo control (20% versus 11%), mientras que la proporción
de tumores en estadíos avanzados fue significativamente más baja en el grupo estudio de
cribado que en control (46% versus 52%).
El dato más importante de éste estudio, al igual que el de Minnesota es que se
encontró un aumento de la supervivencia específica para el CCR en el grupo estudio en
relación con el grupo control (15% de reducción, p= 0,026).
Introducción. Prevención del CCR. 67
Ensayo de Funen.143
En 1985, 30.970 residentes de Funen de edades comprendidas entre los 45 a 75
años de edad, fueron asignados de forma randomizada a un grupo de cribado bianual con
HemoccultR y 30.968 fueron asignados de la misma forma como grupo control.
El ámbito de éste estudio fueron personas obtenidas a partir del Censo de la
ciudad de Funen. Para descartar personas con antecedentes de cáncer colorectal y/o
adenomas, se utilizaron los archivos médicos de la misma localidad.Sin embargo. Dos
muestras iguales fueron randomizadamente seleccionadas entre las exclusiones para
comparar la prevalencia de éstas patologías en la población.
Seis tiras de Hemoccult II fueron obtenidas en tres dias consecutivos de las heces
de los pacientes, a los que previamente se les había advertido de la necesidad de observar
el regimen dietético típico de las peroxidasas.
Se desarrollaron tres fases de cribado entre 1985 y 1990 con un intervalo de dos
años. Sólo aquellas personas que habían completado el cribado previo recibieron la
nueva invitación para participar en los sucesivos, a pesar de que para mantener la
integridad del grupo randomizado todas las personas integrantes deberían haber recibido
la invitación en cada cribado.
Las personas con algún "test" positivo, fueron exploradas mediante colonoscopia.
Se practicó una enema opaca de doble contraste cuando la colonoscopia fue incompleta
o fue rechazada por el interesado.
Las causas de muerte fueron evaluadas por profesionales que desconocían el
grupo de randomización, según criterios debidamente preestablecidos. Un comité
determinó cuándo la causa de muerte fue debida al CCR.
La proporción de muertes debidas al CCR fue del 0,17% en el grupo control,
Introducción. Prevención del CCR. 68
0,34% entre los no participantes y 0,30% en el grupo control.
Hubo un mayor porcentaje de Dukes A en el grupo de cribado que en el control
(23% vs 12%). La suma de Dukes A y B fue del 55% en el grupo de cribado y del 45 %
en el grupo control. El porcentaje de Dukes D fue similar en los dos grupos (alrededor
del 25%).
Los resultados definitivos de éste estudio demuestran una reducción de la
mortalidad por CCR en el grupo de cribado del 18% (RR de 0,82, CI de 0,68-0,69).
La participación fue del 67% en la primera ronda . El 46% completaron las cinco
rondas del estudio.
Hubo un mayor porcentje de casos diagnosticados en fase Dukes A en el grupo
cribado que en el control (25% vs 9%). Los casos Dukes A+B sumaron 55% en el grupo
estudio frente al 45% en el control. Los cánceres Dukes D alcanzaron alredor del 25% en
ambos grupos.
Así mismo se detectó una más favorable distrubución de los cánceres
diagnosticados durante el cribado (51% Dukes A, 6% Dukes D), con respecto a los
cánceres de intervalo (18% Dukes A, 22% Dukes D), cánceres en los no participantes
(11% Dukes A, 41% Dukes D), y cáncers en los no participantes (9% Dukes A, 24%
Dukes D).
Los resultados definitivos de éste estudio demuestran una reducción de la
mortalidad del 18% (RR 0,82, IC:0,68-0,99) secundaria al cáncer colorrectal, en el grupo
estudio (cribado bianual), y una más favorable distribución de los estadiajes en el grupo
de cribado frente al grupo control y los no participantes.
Introducción. Prevención del CCR. 69
Estudios No Randomizados Controlados.
Estudio de Borgoña (Francia).
Un estudio en Borgoña (Francia), fue iniciado en 1988 y los resultados sobre
participación han visto la luz en 1997157.
Entre 1988 y 1996, fueron realizadas cinco rondas de cribado entre una población
de 45 a 74 años. La prueba de cribado fue ofrecida gratuitamente por los médicos de
atención primaria. En cada campaña, se invitó a participar a toda lo población incluida en
los grupos de edades antes citados. La participación en cada uno de los períodos de
cribado, fue del 52,8%, 54,0%, 57,3% 58,3% y 56,2% respectivamente. Fue más alta en
las mujeres que en los hombres, así como también fue mayor en el grupo de edad entre
50-69 años y en las personas que habitaban en ciudades con respecto a las zonas rurales.
Un 68,7% cumplimentó al menos una ronda y el 37,2% realizaron las cinco.
La participación fue mayor cuando la invitación la realizó directamente el médico
de cabecera (85,2%-94%) en relación a cuando la invitación fue hecha por carta (26%-
33,7%).
Los resultados definitivos en cuanto a mortalidad no han sido aún publicados,
aunque un estudio caso-control, anidado en el citado ensayo ha dado unos resultados de
disminución de la mortalidad del orden del 33%157.
Estudio de New York.
Este estudio controlado no randomizado159, se desarrolló entre 1975 y 1984 y
tuvo el objetivo de evaluar la efectividad de la prueba de sangre oculta en heces en
combinación con la sigmoidoscopia.
Los resultados definitivos publicados en 1993, evidencian una participación inicial del
80% y del 70% respectivamente en los dos grupos del estudio aunque fue disminuyendo
Introducción. Prevención del CCR. 70
rápidamente a lo largo del mismo.
En uno de los grupos la reducción de la mortalidad fue del orden del 43%
(p=0,053).
Revisión de los resultados conjuntos de los Estudios controlados de
detección precoz del CCR basados en la detección de sangre oculta en
heces mediante métodos químicos.
En este resumen basado en el trabajo de Towler y cols.159, hemos utilizado los
datos de los cuatro estudios randomizados controlados y los dos no randomizados que
anteriormente hemos descrito.
Los ensayos randomizados, engloban 330.000 personas en Dinamarca, Inglaterra,
Suecia y Estados Unidos, y los no randomizados hacen lo propio con 113.000 personas
en Francia y Estados Unidos. El estudio no randomizado de New York, evalua el
Hemoccult junto con la sigmoidoscoipia que fue ofrecida a todos los participantes.
Las edades de los participantes varía en cada estudio aunque en todos se inicia
como mínimo a los 40 años.
En los seis estudios, los participantes recibieron instrucciones para restringir su
dieta o medicaciones durante el período de recogida de las muestras a fín de reducir las
posibilidades de un falso positivo. La mayoría de las muestras no fueron rehidratadas
dando como reultado un bajo índice de positividad (0,8%-2,4%), y un alto valor
predictivo para el CCR (5,6%-17,7%) comparado con la rehidratación del test, para el
cual el índice de positividad fue del 4,8%-9,8% y el valor predictivo fue del 2,2%-4,2%.
La randomización fue bien realizada en cuatro de los estudios dando como resultado
unos grupos de estudio comparables. El estudio de New York fue no randomizado y por
Introducción. Prevención del CCR. 71
lo tanto los grupos no comparables. El número de participantes por grupo no fue
proporcional al tiempo de reclutamiento y hubieron diferencias entre los grupos respecto
a edad, sexo, y síntomas, sugiriendo un sesgo en la ubicación de los participantes en un
grupo u otro del estudio.
En el estudio de Borgoña, todos los residentes en determinadas áreas o distritos,
fueron invitados a participar en el cribado. Los controles fueron residentes de áreas de
similares características de un departamento vecino. El criterio de selección de ciudades
y distritos no ha sido explicado. Los datos acerca de la homogeneidad de los grupos no
está aún disponible para éste estudio.
La sensibilidad estimada para el Hemoccult para el CCR varía desde el 46%
(muestras sin rehidratación en el estudio de Funen), hasta el 92% (muestras rehidratadas
en el estudio de Minnesota). La sensibilidad fue definida como la proporción de todos los
CCRs que fueron detectados por el cribado, con todos los CCRs, siendo la suma de los
cánceres detectados (verdaderos positivos) y los cánceres de intervalo (falsos negativos).
El porcentaje de personas incluidas en el grupo de cribado que completaron al
menos un prueba varía dede el 60% en el estudio de Nottingham, hasta el 90% en el de
Minnesota. La participación fue en todo caso mayor en los estudios norteamericanos que
en los europeos.
Debido a la acción de diagnóstico precoz del cáncer atribuida al cribado, son
esperables un aumento de los cánceres detectados en el período inicial. Éste fue el caso
de cuatro de los cinco estudios de los que disponemos de este dato. No está claro por qué
no sucedió esto en el estudio de Minnesota. Es posible que algunos cánceres fueran
detectados "por suerte" y esto asociado con una subestimación de la mortalidad por CCR
pudiera ser la explicación.
Era esperable también como resultado del cribado, un cambio favorable en el
porcentaje de cánceres detectados en estadios más precoces. Los cinco estudios han
Introducción. Prevención del CCR. 72
referido una mayor proporción de cáncers Dukes A y una menor proporción de Dukes C
y D en los grupos de cribado en relación con los grupos control. Esto ocurre a pesar de
que solo el 25%-50% de los CCRs del grupo estudio fueron detectados por el cribado.
Las cifras de mortalidad fueron publicadas en los estudios de Minnesota,
Nottingham, Funen y New York. El ensayo de Minnesota, refiere un reducción de la
mortalidad del 33% para el CCR en el grupo de cribado anual(RR de 0,67(IC 95%
intervalo 0,51 a 0,89)), y un 5% de reducción con el cribado bianual (RR de 0,95(o,74-
1,23)). Los estudios de Nottingham y Funen refieren reducciones en la mortalidad con un
cribado bianual del 14% (RR 0,86(0,74-0,99)) y 18% (0,82 (0,68-0,99)) respectivamente.
Los ensayos de Göteborg y Borgoña, no han publicado todavía sus resultados
sobre la mortalidad. Datos no publicados indican para el estudio de Göteborg, una
disminución de la mortalidad del 12% con el cribado bianual (RR 0,88 (0,69-1,12)).
En el meta-análisis realizado por Towler y cols159, se deduce que a partir de los
resultados de Minnesota (33% de reducción de mortalidad para el cribado anual y 5%
con el bianual), resulta una reducción global del 19% (RR, 0,81(0,65-1,02)).
Los resultados de la mortalidad de los cuatro ensayos randomizados y
controlados, no parecen ser heterogéneos y una comprobación formal para la
heterogeneidad, lo confirma (Test del chi cuadrado para la heterogeneidad 0,37, df=4,
P>0,5). Si combinamos los resultados de mortalidad de éstos cuatro ensayos, el meta-
análisis demuestra una significativa reducción de la mortalidad del 16% (RR 0,84 (0,77-
0,93)). Cuando se ajusta el RR de participación en los cribados, la cifra global de
reducción de la mortalidad fue del 23% (RR 0,77 (0,57-0,89)). Si se incluyen los
resultados del estudio no randomizado de New York en el meta-análisis, los resultados
no sufren ningún cambio.
Si se ofrece el cribado a 10.000 personas, 8,5 (IC 95%, 3,6-13,5) muertes por
CCR serían prevenidas por un período de 10 años, en otras palabras el número de
Introducción. Prevención del CCR. 73
personas invitadas para prevenir una muerte por CCR por 10 años es de 1173 (741-
2807).
La evidencia derivada de la combinación de datos de los estudios randomizados,
sugieren que el cribado es efectivo en cuanto a reducir la mortalidad derivada del CCR.
La reducción estimada es del 16%, aunque pudiera llegar a ser del 23%
Un importante tema a considerar es la fiabilidad de la prueba de cribado. El
Hemoccult, tiene un bajo valor predictivo para el cáncer. Desde que éstos estudios fueron
iniciados, otras pruebas de sangre oculta en heces, han sido desarrolladas con unos
valores de sensibilidad y especificidad que superan claramente al Hemoccult, lo cual
debería de disminuir los falsos positivos y por tanto disminuiría el número de
colonoscopias y por tanto mejoraría el rendimiento de éstos programas de cribado.
Métodos de intervención en la participación de la población general en los
cribados del cáncer colorrectal basados en la detección de la sangre
oculta en heces.
Ha quedado antes expresada la enorme importancia que posee el conseguir un
nivel de participación alto a fín de alcanzar el objetivo de disminuir la mortalidad por
CCR en un programa de detección precoz de éste tipo de cáncer. Por lo tanto es lógico
que a partir de la constatación de la verdadera efectividad de la detección de sangre
oculta en heces en la población asintomática, el segundo paso a efectuar, sea el intentar
aumentar la participación.
De todos los estudios efectuados y cuyos resultados se conocen, el más ilustrativo
es probablemente el que aún se está desarrollando en Borgoña (Francia), y del que si bien
no dispone de sus resultados definitivos si que se han ido publicando resultados
preliminares siendo especialmente completos los referentes a participación.
Introducción. Prevención del CCR. 74
El interés especial de éste estudio, reside en primer lugar en la proximidad
geográfica con respecto a nuestro país, así como también en el aspecto cultural. Esto es
especialmente cierto si tenemos en cuenta que en el momento de extrapolar resultados,
las cifras alcanzadas en Inglaterra, Norte de Europa (Dinamarca, Suecia) o EEUU, sean
difíciles de conseguir hoy por hoy en España mediante el método estándar empleado de
invitación y envio de los "tests" por correo. Además en éste estudio francés, se han
empleado diversas formas de contacto e invitación para conseguir la participación final,
lo que permite evaluar éstos distintos procedimientos.
En éste estudio157,160, al inicio de la campaña, se remitió una carta y un díptico
informativo a los integrantes de la población diana, a fín de transmitir información sobre
cuatro puntos básicos: (1) el CCR es una grave y frecuente enfermedad, (2) puede curarse
si se diagnostica precozmente, (3) un pólipo es un precursor del cáncer (4) La
determinación de sangre oculta en heces es capaz de detectar precozmente el cáncer y a
los pólipos de un mayor tamaño. Al mismo tiempo, se puso en marcha un esquema de
información y anuncios en la prensa, radio y televisión locales. También se colocaron
posters informativos en las consultas de los médicos de cabecera y en lugares oficiales.
Éste punto es importante de conocer ya que como veremos, el grado de información
previa es un factor que condiciona la participación. No sabemos cuál era el grado de
información-sensibilización antes de iniciarse la campaña y cuál hubiera sido la
participación basal en éste caso.
Previamente al inicio de la campaña, los profesionales médicos fueron
informados de los detalles de la misma. Fueron organizados reuniones informativas y se
efectuó también de persona a persona cuándo fue necesario.
La participación ya hemos visto que fue del 54,0% en el primer cribado y del
55,5% en el segundo. La prueba a realizar era entregada por los médicos de cabecera (se
compararon dos métodos) y los que no acudían lo recibían en su domicilio así como dos
cartas recordatorias si no se recibía el "test" cumplimentado.
Introducción. Prevención del CCR. 75
Cuándo el test lo ofreció directamente el médico de cabecera, la participación fue
del 81,4% en el primer cribado y 82,9% en el segundo. A través del correo la
participación fue mucho más baja (33,8%, y 28,5% respectivamente).
La participación conjunta en los dos cribados fue más baja en los hombres
(43,3%) que en las mujeres (48,7%), y en los grupos de edad más jovenes y ancianos
(39,3%), que en los otros (48,8%).
De los datos ofrecidos por un estudio muy parecido desarrollado en Calvados
(Francia)161, se observa como la participación está en función también de las
características de la zona. Así la participación fue del 65,5% en medio urbano, y del
27,7% en medio rural. Aquí también ña participación fue más alta entre las mujeres
(57%) que entre los hombres (45%), y entre los mayores de 60 años (53,9%) que entre
los menores de ésta edad (49,2%).
Tabla-4. Porcentaje de participación y adherencias en los principales cribados
Estudio Minnesota Göteborg Nottingham Fünen New York Borgoña Calvados
Participantes 46.551 63.308 144.103 61.938 22.000 91.000 170.000
Participación
Adherencia
85% inicial
75% adh.
63% inicial
77% adh.
53% inicial
77% adh.
67% inicial
93% adh.
74% inicial
86% adh.
54% inicial
84% adh
51% inicial
No citado
En el programa desarrollado en la región de Florencia (Italia)162, y en un estudio
caso-control efectuado en su marco, se obtuvo una participación inicial de 36,7% y una
adherencia a posteriores fases del 29,2%. Pensamos que éstas cifras deben acercarse má a
las esperadas en nuestro país y pueden ser tomadas como referencia especialmente si
tenemos en cuenta la escasez de estudios parecidos desarrrollados en el sur de Europa.
Introducción. Prevención del CCR. 76
A partir de los datos de participación obtenidos en los principales programas de
cribado (tabla-4), muchos son los estudios en que se ha intentado modificar la forma de
contacto con la población diana a fin de observar la acción que la forma de invitación
puede determinar en la participación en éste tipo de programas.
La tabla–5, resume la información más relevante de los ocho estudios más
importantes, que comparan diversas estrategias de intervención con el fín de aumentar la
participación en los programas de cribado de CCR baso en la detección de sangre oculta
en heces163-170.
Algunos de éstos estudios presentan características de cribados
oportunísticos169,170, lo que limita su extrapolación a cribados poblacionales, pero el resto
de estudios163-168, están efectuados en población general siendo perfectamente válidos a
efectos comparativos.
La mayoría de estudios, usaron randomización o sistemática asignación de
individuos, domicilios, médicos de cabecera u otras estrategias de grupos de
intervención. En algunos estudios, no aparece excesivamente clara la forma de
invitación165,169.
La mayoría de estrategias de intervención dirigidas a la población general,
raramente sobrepasan una participación del 50% (tabla-5). En los estudios en que se
emplearon estrategias mínimas o impersonales sobre el grupo control, la participación
osciló entre el 10%-30%163,164. En general la participación y adherencia, fue menor
cuando los participantes, debían acudir a recoger la prueba de cribado (“test”), o cuando
para recibirla en su domicilio, debía remitir previamente una solicitud. Estrategias en que
se usó una carta firmada por el propio médico de cabecera164, consiguieron aumentar la
participación en un 50% comparado con el grupo control. En éstos casos se adjuntaban
los “tests” de sangre oculta, y se realizaban llamadas telefónicas de refuerzo.
Introducción. Prevención del CCR. 77
Nichols et al167, evaluaron el efecto de la inclusión de un folleto educacional en
relación con cinco diferentes formas de contacto y no encontraron un efecto positivo
aplicable a la acción de la información extra (tabla-5).
El uso de una segunda carta de recuerdo incrementó la participación en todos los
casos165.
Myers et al171, estudiaron población no-voluntaria y no encontraron efecto
positivo del uso de información escrita en términos de beneficio-perjuicio para el
invitado según participara o no en el estudio. Sin embargo si que se encontró un efecto
positivo en la participación cuando se recurrió a un contacto directo para la invitación.
Las mayores cifras de participación obtenidas por Weinrich et al172,
probablemente es el resultado de que se utilizaron voluntarios, lo que les permitió
alcanzar un 61%.
Muchos investigadores163,173, han evaluado el efecto que tiene la necesidad de
efectuar dieta, para una correcta realización de los tests de sangre oculta , en las cifras de
participacióin y adherencia. Y si bien algunos encuentran solo una modesta repercusión,
otros173, encuentran un efecto muy sustancial. Así mismo éstos mismos autores,
evaluaron la influencia de la duración del período de recogida de las muestras (3 dias
versus 6 dias), no encontraron diferencias, pero sí que las hubo cuando se valoró la
posibilidad de usar un método inmunológico de un solo dia. El tipo de test utilizado no
ha parecido tener influencia en la participación174.
Un solo estudio examinó los efectos de una intervención en la adherencia a un
screening continuado. Myers et al175, ofrecieron un segundo ciclo de screening con test de
sangre oculta un año después del primero, a la misma población de miembros de una
organización de promoción de la salud. La participación inicial fue del 23% y el
porcentaje de repetición del test fue del 56%. Cuatro diversas estrategias de contacto
fueron estudiadas pero no se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas.
Introducción. Prevención del CCR. 78
Tabla-5. Principales estrategias de intervención en la participación.
Autor Localización Intervención Participación % NúmeroElwood163 U.S. 1)Envio Información +Test
2)Información previa por correo3)Envio Información. Recogida del test siestaban interesados4)Reuniones informativas5)Visitas al domicilio
1513
92920
20072032
410017511225
Hardcastle164 U.K 1)Carta del Departamento de Salud2)Carta del Médico Cabecera3)Carta Educacional previa4)Entrevista personal
26
384752
1260
9492415756
Lallemand165 U.K. 1)Carta+test+llamada2)Carta+Charla informativa para recogidatest+llamada
36/4410/19/37
3361927
Lee166 U.K 1)Contacto directo enfermeras en revisiónlaboral2)Carta para recogida del test
45
22
989
1431Nichols167 U.K. 1)Carta Médico +test
2)Carta+cita3)Carta+invitación para cita4)Carta+invitación recogida a domicilio deltest5)Consulta médica (Habitual)
3848/5026/2919/15
57/58
813636982142421
3427Pye168 U.K. 1)Carta Médico+test
2)Carta+test+Información3)Carta+test+Cuestionario4)Información previa+Carta+test5)Cuestionario previo a carta
5546485148
385385387
388385
Slater169 Israel 1)Carta+Invitación a recogida personal deltest2)Información durante visita médicahabitual
19
42
2640
324
Sontag170 U.S. 1)Contacto directo Enfermeras duranteconsulta2)Folleto entregado en Admisiones sinexplicación3)Información en el Admisiones4)Contacto Directo de enfermera queexplica cómo realizar el test5)Grupos de reunión informativa+test
30
18
2793
43
2650
8497
237575
3400
Introducción. Prevención del CCR. 79
Otros estudios poseen como población diana a grupos muy específicos que
limitan la generalización de los resultados. Es el caso de Tilley et al176, que lleva a cabo
un programa de prevención y detección precoz del CCR para trabajadores de la industria
del automóvil. A pesar de todo las conclusiones que éste utiliza, son coherentes en el
sentido de sugerir que una adecuada estrategia basada en aumentar la información,
determinará un aumento de la participación y/o adherencia en éstos programas de
cribado.
Factores asociados con la participación.
Es realmente difícil conocer cuál es el porcentaje de participación de la población
general a través de los datos de la bibliografía. Ello es debido a varios factores. En primer
lugar a la naturaleza de los trabajos “per se” ya que en cada uno de ellos se utiliza un
ámbito distinto para reclutar a los participantes en los programas de cribado. Unas veces
el cribado es en realidad un cribado oportunístico (realizado en la consulta médica
cuándo el paciente acude por otros motivos), y otras es entre voluntarios. Otras veces se
realiza entre trabajadores de una empresa (en el contexto de una revisión laboral), u otras
entre miembros de una mutua sanitaria. .Además, cada uno de los trabajos está efectuado
en paises y continentes distintos y ya hemos visto en apartados anteriores como el grado
de participación es distinto de un país a otro. Incluso dentro de un mismo país, no es lo
mismo realizar la invitación entre individuos con domicilio urbano o si viven en el
campo.
Todo ello es cierto, precisamente por que existen una gran cantidad de factores
que determinan una predisposición individual y colectiva a participar o a no participar en
éste tipo de programas de cribado. En última instancia, todos conocemos que existen
personas muy interesadas en su propia salud y otras que no desean conocer ningún dato
sobre ella.
Cuando el investigador, ya previamente convencido de la utilidad del cribado para
el CCR desea hallar una estrategia para aumentar su efectividad consiguiendo una mayor
Introducción. Prevención del CCR. 80
participación, se encuentra en la necesidad de conocer cuáles son los múltiples factores
que determinan ésta participación.
1.Grado de Percepción del Riesgo frente al CCR.
Las personas que piensan que son más susceptibles a desarrollar una enfermedad,
se cree que son también más predispuestas a adoptar conductas tendentes a prevenir o
diagnosticar precozmente la enfermedad sobre la que piensan tienen una mayor
predisposición. Éste principio es común a todas las teorías de conducta sanitaria y
justifica las intervenciones destinadas a promover campañas de salud en base a aumentar
la percepción y sensibilidad177. Sin embargo, estudios realizados, demostraron que las
personas a menudo fallan en reconocer su propia susceptibilidad a la enfermedad,
llegando a veces a obrar de acuerdo a una creencia de propia invulnerabilidad178. De
hecho muchas conductas pueden explicarse por éste erróneo optimismo, ya que se ha
visto como las personas muchas veces son capaces de reconocer los factores que hacen
disminuir sus posibilidades de contrer una enfermedad, pero en cambio fallan en
reconocer los factores que le hacen más susceptible a la misma179.
1.1.Relación con el entorno del CCR.
Especialmente ilustrativo, es el trabajo de Blalock et al.180, en el cual se
compararon el grado de percepción del riesgo y la participación en un programa de
cribado, entre dos grupos de personas, uno de riesgo promedio frente a otro de familiares
en primer grado de pacientes afectos de CCR (grupo de alto riesgo). A pesar de que se
informó que el parentesco confiere una mayor susceptibilidad a desarrollar la
enfermedad, el grupo de riesgo, sólo alcanzó a reconocer su status en un 20% de los
casos. Sin embargo ello fue suficiente para aumentar ligeramente su participación en el
cribado. Las mínimas diferencias que se encontraron entre los grupos de riesgo alto y
promedio, pone de manifiesto la precaución con que se han de tomar los intentos de
aumentar la sensibilización frente a los problemas de salud en base a un amento de la
información sobre el tema.
Introducción. Prevención del CCR. 81
1.2. Grado de información previa del CCR y del cribado.
Varias han sido las intervenciones efectuadas para demostrar que el aumento de
información previo sobre el CCR y las posibilidades y beneficios del cribado, son
capaces de aumentar la participación en éstos programas. A pesar de que existen estudios
con resultados no concluyentes, la mayoría parecen estar de acuerdo en éste punto181,
aunque no ha existido consenso sobre la estrategia a utilizar, y ello determina que hayan
sido ensayadas tantas modalidades como estudios se han efectuado163-170.
2.Características Demográficas.
Han sido comunicados patrones de participación y adherencia a los programas de
cribado basados en edad y sexo161,182,183 del grupo poblacional estudiado. Las categorias
de edades, varian según cada estudio, lo que dificultan las comparaciones, sin embargo
en los cribados basados en la detección de sangre oculta en heces, en general la
participación fue más baja en las personas mayores de 70 años183, sin embargo, esto no
ha sido uniformemente observado ya que otros estudios encuentran otras diferencias o
bien no se alcanza significación estadística161.
Respecto del sexo, podríamos hacer las mismas consideraciones, pués si bien
suele haber una mayor tendencia a la participación entre las mujeres140,141,156,160,161, ésta
no suele ser determinante y depende en todo caso del ámbito del estudio. En estudios
experimentales sobre intervenciones para incrementar la participación y adherencia, no se
ha encontrado relación consistente entre sexo y participación140.
Los resultados de éstos mismos estudios sobre la participación por raza, tampoco
son concluyentes y están sujetos a múltiples factores condicionantes.
Los diferencias basadas en la localización de la población (Urbana/ Rural), ha
sido ya discutida anteriormente y parece bastante clara una mayor participación en las
zonas urbanas161.
Introducción. Prevención del CCR. 82
3.Características Sociales.
La asociación entre participación y nivel socioeconómico, ha sido estudiada con
menos frecuencia.. Sin embargo en uno de éstos trabajos184, en que se tomaron en cuenta
el nivel ocupacional, y el nivel educacional, se asocia una mayor participación entre los
grupos socioeconómicos más favorecidos.
Así mismo, pocos son los estudios que entran a valorar la sociación entre
participación y estado marital y mientras unos encuentran correlación positiva en la
participación del grupo de personas casadas184,185, otros no encuentran dicha
asociación186.
4.Estrategia de Invitación.
Hemos visto con anterioridad (Tabla-5), como la forma de invitación es
fundamental y determinante en la consecución de un nivel u otro de participación. En
todos los estudios de intervención sobre la participación, aquellos que emplean una
forma u otra de contacto directo suelen presentar unos porcentajes participativos más
elevados163-170.
Razones de no participación.
En el programa de detección precoz del CCR que se lleva a cabo en Borgoña
(Francia)187, se remitió a los no-participantes un cuestionario para determinar cuáles
fueron las razones que le indujeron no participar en el cribado. El cuestionario, contenía
13 razones de no-participación y la frecuencia con que fueron aducidas fue la siguiente:
-No deseo conocer nada más sobre mi salud (34,3%)
-No me interesa por qué me encuentro muy bien (29,1%)
Introducción. Prevención del CCR. 83
-Es desagradable para mí manipular las heces (29,1%)
-El test es demasiado complicado para que pueda hacerlo (21,9%)
-Me es imposible hacerlo ahora por problemas de tiempo, trabajo, viaje, etc
(14,3%)
-No se lo que se pretende con la realización del test (13,8%)
-No quiero hacerlo por que es una violación de mi intimidad (12,4%)
-No estaba en mi domicilio cuando se llevó a cabo la campaña (11,4%)
-Pienso que todo esto es inútil (10,5%)
-Estaba enfermo cuando debía realizar el test (10,0%)
-No tengo confianza en la seguridad del test (9,5%)
-Me recomendaron que no me hiciera el test (2,3%)
-Las explicaciones anexas no estaban claras (1,4%)
En éste estudio se recogieron también las razones que hicieron a lo participantes,
decidirse a realizar el test, y se observa una gran influencia en la recomendación del
médico de cabecera, así como en la publicidad a través de los folletos enviados por
correo, y la opinión oida en televisión, radio y prensa.
En la totalidad de estudios semejentes consultados173,181,188,189, las razones
esgrimidas pueden ser encuadradas en uno de los apartados anteriores y con unas
proporciones semejantes.
Parece evidente que la participación y adherencia, es un punto fundamental, a fín
Introducción. Prevención del CCR. 84
de conseguir los mejores resultados posibles en los cribados para el CCR, y es por ello
que pensamos que uno de los puntos importantes de investigación en éste campo es hallar
la metodología que permita obtener los mayores índices de participación en la población
general, a un coste asumible.
Estado actual del papel del cribado poblacional basado en detección de
sangre oculta en heces.
Tendencia Internacional sobre el cribado poblacional.
Los métodos adecuados de cribado, pueden hacer posible prevenir la mayoría de
muertes debidas a CCR.
La mayoría de CCRs, nacen a partir de un pólipo adenomatoso que se desarrolla
durante un período de varios años. Durante éste tiempo, éstos pólipos pueden ser
detectados y extirpados mediante polipectomía endoscópica131.
La U.S. Preventive Services Task Force, la American Cancer Society, y un panel
de expertos multidisciplinarios reunidos por la Agency for Health Care Policy and
Research y la American Gastroenterological Association, así como otros grupos, han
recomendado todos ellos el cribado del CCR190-194. Las recomendaciones estándar
incluyen la realización de una prueba para sangre oculta una vez al año y una
sigmoidoscopia periódica (¿cinco años?) a partir de los 50 años en la población con
riesgo promedio para el CCR.
Dada la utilidad del cribado y su financiación por las instituciones médicas, ¿por
qué tanta gente sigue muriendo por CCR? Ésta pregunta se realiza Podolsky195 en su
editorial aparecida en The New England Journal of Medicine. Una posible respuesta
apuntada por éste autor reside en el número de posibles neoplasias no diagnosticadas
solamente por la sigmoidoscopia196,197, pero precisamente ésta es la razón de la necesidad
Introducción. Prevención del CCR. 85
de la detección de la sangre oculta en heces que no puede ser sustituida únicamente por la
sigmoidoscopia.
Éste autor termina su editorial diciendo: “Los obstáculos para reducir el número
de muertes a consecuencia del CCR, no es un fracaso científico, sino un fracaso de la
organización económica de la Sociedad.”
Antecedentes en España. Estado actual en nuestro país.
En España, los antecedentes sobre éste tema son muy escasos. Los trabajos que se
han publicado hacen referencia a estudios puntuales sobre éste tema pero en ningún caso
han existido programas equiparables a los que previamente hemos mencionado.
Bién es cierto que en 1988, LLEDÓ MATOSÉS198, publica un trabajo basado en
el Hemoccult y una encuesta clínica.(120 ítems). En éste estudio se efectuó una entrevista
personal a cargo de un médico que transmitió la información y efectuó la invitación. Ésta
encuesta se realizó al 3,6% del total de la población y de los 1141 entrevistados,
respondieron el 88,3%.
Más tarde CORTÉS UGALDE199, presenta los resultados de un estudio de
detección precoz del CCR, aunque se trata de un cribado opotunístico y con la realización
de charlas informativas previas a las personas a las que se invitaba a participar,
obteniendo una participación de 72%.
En 1999, TÁRRAGA y cols.200, comunican los resultados de su estudio, que si
bién se trata de un cribado poblacional, la estrategia de invitación es muy agresiva
realizando charlas informativas previas a la población, y después nuevas reuniones con
grupos reducidos de 25-30 personas. A los que no respondían, se les efectuaba llamadas
telefónicas e incluso reinvitaciones personales a domicilio. Así se consiguió una
participación del 56,25%.
Introducción. Prevención del CCR. 86
Debe mencionarse que en todos éstos estudios nacionales, la estrategia de
invitación utilizada se basó en la utilización del contacto directo a través de médicos que
realizaban las charlas informativas y sensibilizaban a la población a fín de aumentar la
participación. Sin embargo ésta metodología es muy dificilmente aplicable a un cribado
poblacional extenso, ya que los costos serían dificilmente asumibles por las instituciones
sanitarias.
En resumen podemos decir que en España, no ha habido ningún programa
establecido de detección precoz del CCR. Así mismo los trabajos publicados llevados a
cabo en nuestro país han utilizado una metodología distinta a la estándar que se ha
venido utilizando en los grandes estudios controlados132,140-143. Así pués, dado que la
cifra de participación es muy dependiente de la zona geográfica cribada, en realidad no
disponemos de una cifra orientativa que nos haga presuponer cuál sería la participación
de nuestra población en un programa de cribado basado en la detección de sangre oculta
en heces, en el que se utilizara la metodología estándar de invitación por correo y
llamada telefónica de refuerzo.
En enero 2000, en Catalunya y promovido por el Servei Català de la Salut, delegó
en el “Servei de Prevenció i Control del Càncer”, la puesta en marcha de un programa
piloto de detección precoz del CCR basado en el Hemoccult. Éste programa que se
desarrolla en L’Hospitalet, se encuentra en sus inicios y no se dispone de ningún dato al
respecto.
Hemos empezado éste capítulo con la frase de Denis Burkit que decía: “Si la
gente está cayendo por el borde de un acantilado, ocasionándose gravísimas y mortales
heridas, podemos enfrentarnos al problema de dos formas; estacionando ambulancias
al pié del precipicio o colocando vallas en la cima. Por desgracia nos estamos
esforzando mucho en la provisión de ambulancias y muy poco en construir barandillas.”
Pensamos que ante la evidencia científica y las necesidades sanitarias de nuestra
sociedad, las instituciones responsables de ello, deben marcarse unos objetivos
Introducción. Prevención del CCR. 87
prioritarios a fín de que la mayor parte de nuestra población pueda conocer las
posibilidades reales de prevención y diagnóstico precoz que tiene el CCR, y hacerlas
efectivas acercándolas a todos los individuos de riesgo promedio.
Dicho en otras palabras, pensamos que es el momento de empezar a poner barandillas en
el borde de un precipicio tan peligroso como lo es el cáncer colorrectal. En éste objetivo
la mayoría de los paises Europeos así como EEUU y Japón, nos llevan ya una gran
ventaja, en una carrera para la cuál nosotros aún estamos preguntando a qué dia y hora se
corre.
HIPÓTESIS Y
OBJETIVOS
BASES PREVIAS DE LA HIP”TESISHemos elaborado nuestra hipÛtesis de trabajo, en base a los siguientes hechos constatados en la literatura mÈdica consultada y citada previamente en el anterior capÌtulo de IntroducciÛn.1.El c·ncer colorrectal, es un tipo de c·ncer que se beneficia de un diagnÛstico precoz.Efectivamente, sabemos que el CCR posee un largo perÌodo asintom·tico, durante el cual es posible el diagnÛstico precoz, no sÛlo de Èl mismo sino de sus precursores (adenomas), adem·s es conocido que el pronÛstico est· en funciÛn del grado de invasiÛn tumoral en el momento del tratamiento, pudiendo llegar a ser cercana al 100% la supervivencia a los cinco aÒos en los casos m·s favorables. Estos beneficios individuales de cada paciente, serÌan trasladados a la Sociedad, ya que el diagnÛstico precoz, lleva implÌcito un menor coste en gastos de tratamiento, bajas laborales y un mayor grado de salud de la poblaciÛn.2.Existen las pruebas diagnÛsticas que permiten el diagnÛstico precoz.La utilizaciÛn de diversas pruebas han demostrado su efectividad en poder diagnosticar el CCR a˙n en fases muy iniciales de su desarrollo, como son la rectosigmoidoscopia, la fibrocolonoscopia total, el enema opaco de doble contraste o las pruebas de sangre oculta en heces. De todas ellas sabemos que la que m·s se adapta a su utilizaciÛn en un programa de cribado en poblaciÛn asintom·tica, serÌan las basadas en la determinaciÛn de sangre oculta en las heces.3.El cribado poblacional para la Neoplasia Colorrectal, ha demostrado su eficacia en disminuir la mortalidad secundaria al CCR de la poblaciÛn general con riesgo promedio.Hemos visto en la introducciÛn como en base a los resultados publicados en ensayos
controlados, la reducciÛn de la mortalidad en los grupos estudio es un hecho.4.Importancia fundamental de la participaciÛn en Èste tipo de programas.Para que Èstos programas sean efectivos, precisan de una participaciÛn mÌnima cercana al 50%. Adem·s, los resultados ser·n tanto mejores cuanto mayor sea la participaciÛn.5.Es posible intervenir sobre la participaciÛn.Sabemos que la participaciÛn estar· basada en unos factores previos de car·cter general, difÌciles de intervenir, como son el grado de conocimiento de la patologÌa cribada, la percepciÛn de riesgo frente a Èsta patologÌa, o el nivel socio-cultural. Pero conocemos tambÌen que la participaciÛn estar· tambiÈn directamete ligada a la forma
- 1 -
de contacto con la poblaciÛn diana. AsÌ sabemos que los mÈtodos basados en el contacto directo pueden conseguir mayores cifras de participaciÛn.6.El costo del cribado debe ser asumible econÛmicamente para la Sociedad.Es evidente que para que un programa de cribado sea efectivo, Èste en primer lugar debe ser llevado a cabo, y dados los criterios economicistas que cada dia m·s determinan las decisiones, el obtener una relaciÛn costo-eficacia satisfactoria es un objetivo prioritario.HIP”TESIS DE TRABAJO.Pensamos que mediante el contacto directo es posible conseguir aumentar de forma relevante la participaciÛn de la poblaciÛn general, utilizando para ello el contacto por medio de un profesional no sanitario (un mensajero debidamente entrenado), que llevarÌa a cabo la entrega de la informaciÛn escrita acerca de los objetivos del estudio asÌ como de los recipientes para la recogida de las muestras. Este profesional, concertarÌa tambiÈn el dia de recogida de las muestras en el propio domicilio de la poblaciÛn diana.
Se efectuÛ la hipÛtesis de trabajo de que mediante Èsta intervenciÛn serÌa posible conseguir aumentar en un 10% el Ìndice de participaciÛn en el estudio, con respecto de la participaciÛn que se obtendrÌa mediante la utilizaciÛn del mÈtodo est·ndar de invitaciÛn por carta a travÈs del servicio de correos.Hemos tenido dificultades para establecer la participaciÛn esperada a partir de la metodologÌa est·ndar de invitaciÛn propuesta para el grupo control, ya que en nuestro paÌs, en los escasos trabajos en Èste campo, han utilizado mÈtodos de intervenciÛn agresivos distintos de los usados en los amplios estudios de cohortes llevados a cabo en Europa y Estados Unidos, dÛnde utilizaron la invitaciÛn est·ndar por correo.Partiendo de los porcentajes medios de participaciÛn en Èstos estudio (70%-65%), y aceptando una menor participaciÛn en nuestro caso, se estableciÛ como porcentaje de participaciÛn en el grupo est·ndar o control del 55%, y el incremento esperado en el grupo estudio de contacto directo de un 10% sobre el 55% ((6%).
OBJETIVOS.Generales:Determinar el grado de participaciÛn de la poblaciÛn general en un programa de cribado para el CCR basado en la detecciÛn de sangre oculta en heces, en el que la invitaciÛn se realiza de forma est·ndar (a travÈs de carta por correo).Determinar el grado de participaciÛn en las mismas condiciones anteriores utilizando para la invitaciÛn un sistema de contacto directo por medio de un profesional no sanitario.Determinar el grado de cumplimiento de la prueba de cribado (correcta recogida de las muestras) en los dos grupos anteriores.
Establecer unos criterios y circuitos ˙tiles para el diseÒo y aplicaciÛn m·s generalizada de un programa de detecciÛn precoz del CCR en nuestro medio.EspecÌficos:
- 2 -
1 Analizar el grado de ParticipaciÛn en funciÛn de:1.1 Forma de contacto (Diferencias de participaciÛn por grupo de randomizaciÛn). Sexo. Edad
Analizar el grado de correcta cumplimentaciÛn de la prueba de cribado en funciÛn de los mismos grupos anteriores.Analizar las causas de ì-no participaciÛn-ì , entre las personas que rechacen la invitaciÛn.
PACIENTESY
MÉTODO
Pacientes y Método 92
PACIENTES.
Se escogió para éste estudio a la población perteneciente al Patronato de
Asistencia Médica de los Empleados Municipales (PAMEM), incluidos en el Centro de
Asistencia Primaria (CAP) “Gran Via”. Éste grupo garantiza la validez de la muestra ya
que se trata de una muestra poblacional, donde se encuentran incluidas personas con las
mismas posibles connotaciones socio-laborales que la población general (trabajadores de
todas las posibles cualificaciones, jubilados, “amas de casa” etc.).
La razón principal para escoger ésta población fue el disponer previamente de una
base de datos con la garantia de una correcta actualización.
En ésta base de datos, se incluían nombre, domicilio, número de teléfono, edad,
sexo, estado laboral, y médico de cabecera.
El período de reclutamiento fue de Octubre 1998 a Enero de 1999.
Criterios de inclusión.
Dado que el presente estudio se trata de un programa de diagnóstico precoz en
población general de riesgo promedio, el único criterio de inclusión fue la edad, ya que es
precisamente ella la que determina el riesgo de padecer CCR en la población general.
Así se esogió a la población con edad comprendidad entre 50-74 años cumplidos
o que se cumplieran durante el período de reclutamiento.
La razón de establecer el límite inferior de la muestra a los 50 años viene
determinada por que tal y como es conocido el riesgo de padecer CCR, se duplica con
cada década de la vida, siendo más valorable éste aumento a partir de ésta edad.. Así en
EEUU46, la incidencia anual entre 50-54 años es de 55,1/100.000, mientras en
España201, la incidencia en ésta misma edad estaría entre 18-20/100.000. Ello motiva que
la mayoría de programas132,140 establezcan el límite inferior a los 50 años, aunque
Pacientes y Método 93
algunos lo inicien a los 45 años141.
En cuanto al límite superior, no hay una clara postura uniforme en la literatura. En
la mayoria de estudios140,141, se ha utilizado el límite superior a los 74-75 años y ello
motivado por que en éstos estudios se pretende demostrar un aumento de la
supervivencia de la población estudiada frente al CCR y como sea que es preciso un
seguimiento de al menos cinco años, las expectativas de vida en éstos subgrupos de edad
avanzada dificultan la consecución de éste objetivo propuesto. Así mismo en la
población de EEUU, el CCR disminuye la expectativa de vida en 292 dias en las
personas de 50-54 años, mientras que es solo de 70 dias en el grupo de 70-74,
disminuyendo aún más a partir de ésta edad199, lo cual lógicamente minimiza los
beneficios del cribado.
Establecido pués el período de edad entre 50 y 74 años, resultó que nos
encontramos con una población diana de 2105 personas antes de exclusiones.
Criterios de exclusión.
Aparte de los posibles errores del censo o cambios posteriores que pudieran
haberse producido, el único criterio específico de exclusión fue el antecedente personal
de CCR.
Ésta es la postura adoptada en la totalidad de estudios de éste tipo132,140-14315,157, y
la más aconsejable a efectos prácticos dadas las posibilidades de reconocer subgrupos de
riesgo más elevados que el promedio (enfermedad intestinal inflamatoria, antecedentes
de adenomas colorrectales u otros criterios de riesgo elevado.
Pacientes y Método 94
MÉTODO
El estudio se diseñó como un ensayo aleatorio controlado con dos grupos.
El estudio se llevó a cabo en el Hospital Universitario del Mar-IMAS.
Una vez aplicados los criterios de inclusión y depurada la base de datos,
quedaron un total de 2105 casos que fueron randomizados; 1016 casos al grupo estudio y
1089 al grupo control.
De éstos casos a lo largo del estudio y en aplicación de los criterios de exclusión,
se eliminaron 79; 29 casos en el grupo control y 50 en el grupo estudio. Las causas de
exclusión fueron “defunción” (21 casos; 11 en el grupo estudio y 10 en el control),
“antecedente personal de CCR (cuatro casos; tres en el grupo estudio y 2 en el grupo
control), y “cambio de domicilio” (53 casos; 36 en el grupo estudio y 17 en grupo
control). En total se analizaron 2026 casos (2105-79); 966 en el grupo estudio y 1060 en
el grupo control.
A la población diana después de exclusiones (N=2026), les fue remitida por
correo un carta informativa previa (Anexo-A). En ésta carta se les informaba de la
importancia del CCR, de las posibilidades de diagnóstico precoz del mismo y de la
próxima puesta en marcha de éste estudio advirtiéndoles del próximo envio a su
domicilio de la prueba de cribado junto con una encuesta autoadministrada e información
más detallada.
Randomización e intervención.
A partir de éste momento, ésta población fue randomizada en dos grupos (Tabla-
6).
Pacientes y Método 95
La randomización se hizo de forma centralizada, y por domicilio para conseguir que
los miembros de una misma unidad familiar fueran enrolados en un mismo grupo.
Intervención sobre los grupos:
Ambos grupos recibieron posteriormente a la carta informativa previa, idéntica
documentación conteniendo:
a)Carta de Invitación a participar en el estudio firmada por el médico responsable
(Anexo-B).
b)Hoja Informativa de la recogida y entrega de las muestras (Anexo-C ó D, según
el grupo de aleatorización).
c)Cuestionario autoadministrado de los antecedentes personales de sintomatología
anorectal y antecedentes personales y familiares de CCR y otras neoplasias (Anexo-E).
d)Receptáculos (2) para la recogida de las muestras de la prueba de cribado
(“test” de sangre oculta).
Las diferencias de procedimiento entre los dos grupos consistieron en:
Grupo Estándar (Grupo Control): Recibió la citada documentación a través del
servicio de correos, debiendo entregar las muestras y el cuestionario por sus propios
medios al lugar preestablecido (Centro de Asistencia Primaria).
Tabla-6. Características del Grupo Control y del Grupo Estudio.
Grupo Control Grupo EstudioMétodo Estándar Método EstudioInvitación por Correo Invitación por Contacto DirectoUtilización del Servicio de Correo Utilización de un Mensajero
Pacientes y Método 96
Grupo de Contacto Directo (Grupo Estudio): Recibió la misma documentación
que el grupo anterior pero a través de un profesional no sanitario (“mensajero”),
previamente entrenado, que además de la entrega, concertó la recogida de las muestras y
del cuestionario en el propio domicilio del invitado.
LLamada telefónica de refuerzo
En los dos grupos, se efectuó una llamada telefónica de refuerzo a todas las
personas invitadas que no habían remitido sus muestras en un período de 15 dias.
Prueba de cribado
Consistió en un método inmunológico para la detección de sangre oculta en
heces, en concreto el “Hexagon Obti Test”(Human H.).
Este método se basa en la detección de la hemoglobina humana y por tanto no
reacciona con la hemoglobina animal, y además presenta la ventaja de ser específica para
el sangrado de origen colorrectal, ya que un sangrado digestivo alto supondría la
degradación de la hemoglobina y por tanto la no positividad de la prueba.
Las razones para su empleo en nuestro estudio podemos resumirlas diciendo que a
parte de su ventaja de no precisar dieta previa, el número de muestras es menor (dos dias)
en comparación con los métodos químicos que precisan seis determinaciones (dos
durante tres dias consecutivos). Además recordemos como en el capítulo de Introducción
ya hemos visto como en los estudios comparativos, siempre los métodos inmunológicos
han demostrado una mayor sensibilidad y especificidad y por tanto una evidente
superioridad sobre los métodos químicos203,204.
La prueba de cribado (sangre oculta en heces), se realizó en dos dias
consecutivos, ya que ésta secuencia, había mostrado su superioridad sobre una sóla
determinación (un dia), y ser tan efectiva como la determinación en tres dias205.
Pacientes y Método 97
Modo de toma de la muestra:
Sin ningún tipo de dieta previa, la persona recogió una muestra de heces durante
dos dias consecutivos y guardarlos en dos recipientes (uno por dia) entregados con éste
fin y que en su interior disponían de una solución conservadora. La toma de las muestras
se efectuó simplemente embadurnando con las heces el dispositivo que aporta el
receptáculo e introduciéndolo al tiempo que se enrosca el tapón del recipiente con la
solución tampón la cual permite la viabilidad de las muestras hasta siete dias después de
su recogida a temperatura ambiente.
Procesamiento de las muestras:
Se realizó en el Hospital del Mar directamente por el investigador. Se utilizó la
parte reactiva del propio test de sangre oculta.
Al dispensar dos gotas de la dilución de las heces presentes en el tubo sobre una
placa reactiva, la hemoglobina si está presente reaccionaba con partículas unidas a un
conjugado azul ligado a anticuerpos monoclonales anti-hemoglobina humana. El
inmunocomplejo migraba por cromatografía y era capturado en una zona de la tira
reactiva en la que existía anticuerpos frente a la hemoglobina formando una línea azul.
Las partículas azules que no han reaccionado, era atrapadas en la zona control por
anticuerpos anticonjugado IgG formando una segunda línea.
La aparición de la doble banda azul (control+reactiva) en cualquiera de las dos
muestras entregadas de cada persona, fue considerado un RESULTADO POSITIVO para
la presencia de sangre en heces.
Cuando a pesar de las instrucciones anexas, la concentración de heces era
excesiva, debió procederse a su dilución a fín de obtener una lectura de la prueba válida.
La prueba detecta una concentración límite en el medio de transporte de 0,1 microgramos
de hemoglobina/ml. ; es pués evidente que si se añade una excesiva cantidad de heces al
Pacientes y Método 98
medio de trensporte, es posible una reacción positiva a pesar de que la concentración de
hemoglobina en heces no supere la cifra considerada fisiológica de 0,5 ml/día de pérdida
de sangre con las deposiciones. La defectuosa cumplimentación por éste motivo no
imposibilitó la correcta lectura de la prueba siempre que previamente se procediera como
así fue a la dilución de la muestra utilizando la solución conservadora (medio de
transporte).
Actitud ante los casos negativos.
En aquellos casos en que las dos muestras dieron resultado NEGATIVO, se les
comunicó por carta a los interesados, recomendándoles la práctica anual de la prueba y
remitiéndoles para ello a su médico de cabecera (informado previamente del desarrollo y
objetivos del presente estudio).
Actitud ante los casos positivos.
La aparición de un caso POSITIVO, fue comunicada telefónicamente al
interesado, advirtiéndole de que si bién el origen de la sangre oculta podía ser múltiple y
probablemente la causa podría ser una patología benigna, se le citaba para una primera
visita en el Dispensario Cirugía General llevada a cabo por dos especialistas en Cirugía
General con especial dedicación a la cirugía colorectal (MJG y RC).
En ésta primera visita realizada en CCEE del H. Del Mar se efectuó historia
clínica y exploración anorrectal. Así mismo se recomendó en todos los casos la práctica
de una Endoscopia Digestiva Baja Completa efectuada bajo sedación.
Se estableció que en los casos en que fuera imposible la colonoscopia total, se
complementaría con una enema opaca a baja replección.
La aparición de cualquier patología tras las pruebas diagnósticas puso en marcha
Pacientes y Método 99
los mecanismos terapeúticos adecuados a cada caso.
Cuando la exploración anorectal y la colonoscopia no fue capaz de determinar
con certeza la posible causa de la positividad de la prueba de cribado, se dejó a criterio
del especialista el complementar el estudio o no con una endoscopia digestiva alta. Ello
es debido a que como ya antes hemos dicho, el test utilizado es específico para la
hemorragia digestiva baja y por tanto no tendría que positivizarse aún en el caso de un
orígen alto. Así, Nakayama y cols.146, concluyen su estudio basado en éste aspecto
afirmando que a la vista de los resultados, el estudio del tracto digestivo alto, es
innecesario en los casos dónde el test inmunológico ha sido positivo, pero no se han
hallado signos de patología colorectal.
Así pués, las personas que habiéndose hallado una prueba POSITIVA, no se
encuentra patología que la justifique después de las oportunas exploraciones, fueron
catalogados de FALSOS POSITIVOS, y se les dio las mismas recomendaciones que a los
casos negativos.
Actitud ante los resultados nulos.
Se define resultado nulo aquel caso en que la lectura del test fuera imposible o
bién en la tira reactiva no apareciera la “banda” azul de control del test.. En éstos casos
se contempló el envio de dos nuevos receptáculos para la repetición de la prueba.
Encuesta telefónica sobre causas de no participación.
Después de efectuar la llamada telefónica “de refuerzo”, y tras un período mínimo
de tres semanas, se consideró a la persona invitada que no había participado, como NO
PARTICIPANTE. A éste subgrupo de personas se realizó una llamada teléfonica con el
fín de solicitarles que manifestaran los motivos que les habían inducido a no participar.
Se les dejó hablar libremente y al final su respuesta se enmarcó en una de ésta cuatro
posibles.
Pacientes y Método 100
a-Imposibilidad de contacto con el interesado
b-No le interesa conocer más datos sobre su salud
c-Dificultad técnica de la prueba
d-Quiso evitarse las molestias asistenciales que se derivaran de su participación
Antes de ser enmarcados en el grupo de imposibilidad de contacto, se efectuaron
tres llamadas telefónicas a distintas “horas punta”.
Pacientes y Método 101
Fig.2. Circuito del Estudio. Diagrama de actuación.
Información Resultado
Controles Anuales
Aplicación Exclusiones(79)
RANDOMIZACIÓN (Por Domicilio)
Grupo ControlMétodo EstándarContacto Correo
Grupo Estudio Contacto Directo
Mensajero
Hallazgo Patología
Patología NeoplásicaVERDADERO POSITIVO
Patología Benigna no Neoplásica
Procedimientos Terapeúticos adecuados
FALSO POSITIVO
Prueba Normal
Visita MédicaEndoscopia Baja Completa
PRUEBA POSITIVA PRUEBA NEGATIVA
Procesamiento de muestrasHospital Mar
POBLACIÓN DIANAn=2026
(N=2105)CAP "Gran Via"
Personas ambos sexosEdad: 50-74 años
Pacientes y Método 102
Cálculo del tamaño de muestra.
La bibliografía sugiere que se puede obtener con el método estándar un
55% de respuestas. Con el método de contacto directo se espera que esta cifra se aumente
al menos un 10% (10% de 55%, ≈6%). Con estos datos 1.088 pacientes en cada grupo
son suficientes para detectar, con una potencia estadística del 80%, en un contraste
bilateral, estableciendo el nivel de significación para una a α=0,05, como
estadísticamente significativa una diferencia entre porcentajes de al menos un 6%.
Análisis estadístico de los resultados.
Para el análisis bivariado se utilizó la prueba de “Ji” al cuadrado. Posteriormente se
realizó un modelo de regresión logística para ajustar el efecto del método de recogida de
muestras por las variables potencialmente confusoras (edad, sexo y agrupación
domiciliaria). Los Odd Ratio (OR) obtenidos de un modelo de regresión logística, se
convirtieron en Riesgo Relativo206 (RR), debido a la alta frecuencia del fenómeno
observado. Los resultados se ofrecen con en intervalo de confianza del 95%. El nivel de
significación para todos los contrastes se estableció para una *0,05.
Se utilizó para el análisis estadístico el paquete SPSS/PC+.
Aprobación de la metodología.
Ésta metodología, fue aprobada por el Comité de Ética e Investigación Clínica del
Instituto Municipal de Asistencia Sanitaria. (CEIC-IMAS).
Financiación.
Ésta Tesis ha sido financiada gracias a la beca FIS nº 98/1429.
RESULTADOS
Resultados. 103
Características de los grupos en la entrada en el estudio.
La constitución de los grupos después de la randomización fue homogénea en
cuanto a términos de edad y sexo (Tabla-7), no habiendo diferencias estadísticamente
significativas entre los grupos en cuánto a éstos parámetros.
Tabla-7 Características de los grupos en la entrada en el estudio.
Posteriormente a la obtención de los resultados, se observó que el número de
personas coincidentes en el mismo domicilio, se relacionaba con la participación. Se
comprobó que los grupos no eran homogéneos en relación con el parámetro “Agrupación
domicilio”, lo que motivó la realización de un modelo de regresión logística a fín de
estimar el efecto del método de contacto ajustado por éste parámetro.
Participación global de ambos grupos (Grupo Total).
La participación global, es decir la totalidad de participantes de los dos
grupos (N=2026), fue de 945 personas. Es decir la participación conjunta ya fuera por un
método u otro de convocatoria, fue del 46,6%.
Grupo Estándar Grupo Estudio Total (N=2026)Sexo Hombres Mujeres
621 (58,6%)439 (41,4%)
568 (58,8%)398 (41,2%)
1189 (58,7%) 837 (41,3%)
Edad 50-64 años 65-74 años
598 (56,4%)462 (43,6%)
515 (53,3%)451 (46,7%)
1113 (54,9%) 913 (45,1%)
Agrupación domicilio*
Una persona Dos personas
536 (50,6%)524 (49,4%)
528 (54,7%)438 (45,3%)
962 (47,5%)1064 (52,5%)
p=0,922
p=0,155
p=0,065
Resultados. 104
Del total de participantes (945), la gran mayoría lo hizo después de la primera
convocatoria (881/2026, 43,5%), y sólo respondieron a la llamada telefónica de refuerzo
64 personas (64/2026, 3,1%). Estos datos podemos apreciarlos en las figuras 3 y 4.
Fig.3. Participación en 1ª convocatoria y llamada de refuerzo según grupo dealeatorización.
Participación 2ª Convocatoria
n=46 (4,3%)
Participación Primera Convocatoria
n=341 (32,2%)
Grupo Control Domicilios=747
n=1060
Participación2ª Convocatoria
n=18 (1,9%)
ParticipaciónPrimera Convocatoria
n=540 (55,9%)
Grupo Estudio Domicilios=798
n=966
Total InvitadosDomicilios=1545
N=2026
Resultados. 105
Fig.4. Efecto de la Llamada de refuerzo sobre la participación.
Invitación Por Método EstándarGrupo Control
Invitación por Contacto DirectoGrupo Estudio
Participantes Primera Convocatoria
881
LLamada de Refuerzo
Total Participantes
945
ParticipantesLlamada de Refuerzo
64
No ParticipantesTotalidad Estudio
1081
No-ParticipantesPrimera Convocatoria
1145
Total Invitados
N=2026
Resultados. 106
Dicho de otro modo, del total de participantes (945), el 93,2% (881),
procedían de la primera convocatoria y sólo el 6,8% (64) eran procedentes de la llamada
de refuerzo (Fig.2).
En la respuesta a la llamada de refuerzo, existió una mayor participación
entre los hombres que entre las mujeres (4,2% vs.2,1%), siendo esta diferencia
estadísticamente significativa (p<0,05).
La participación total de los dos grupos (Tabla-8) en cuánto al sexo, ha
evidenciado que si bien ha existido una mayor participación de los hombres (408
participantes de 837 invitados) frente a la de las mujeres (537 participantes de 1189
invitadas), esta diferencia no fue estadísticamente significativa.
Así mismo, al estudiar la participación en función de la edad, se comprobó
como tampoco existieron diferencias estadísticamente significativas tanto al agrupar las
edades por períodos de cinco años, como al establecer un corte a la edad de 65 años
(teórica edad de jubilación), si bien participaron ligeramente más las personas mayores
de 65 años (436/913), con respecto de los menores de ésta edad (508/1112).
Llamada Refuerzo
6,8%
1ª Convocatoria
93,2%
Fig.5. Respuesta a la Llamada de Refuerzo. Gupo Total
Resultados. 107
Otro parámetro que se recogió fue la participación según el número de
personas invitadas por domicilio. Así, se observó que cuando la invitación se realizó a un
domicilio donde concurrian dos personas invitadas, la participación fue del 49,1%
(472/962), mientras que si sólo había una persona invitada en el domicilio, la
participación bajó al 44,5% (473/1064), lo que supone una diferencia estadísticamente
significativa (p<0,038).
Correcta recogida de las muestras. Grupo Total.
De las 945 personas participantes, en 681 casos la muestra estaba recogida
en condiciones acordes a la metodología pudiéndose proceder a su lectura directa (72,1%
de correcta cumplimentación), pero en el resto (264), fue precisa la dilución de la
muestra según lo expresado en el apartado de pacientes y método, lo que significa un
27,9% de inadecuada cumplimentación en la recogida, obligando en éstos casos a la
dilución para validar su lectura.
Tabla-8. Participación grupos Control+Estudio
Participación Grupo Total(N=2026)
Sexo Hombres Mujeres
408/837 (48,7%)537/1189 (45,2%) n.s.
Edad 50-64 años 65-70 años
508/1112 (45,7%)436/913 (47,8%) n.s.
Agrupación DomicilioUna persona
Dos personas473/1064 (44,5%)472/962 (49,1%) p<0,038
Resultados. 108
Participación según grupo de aleatorización.
El objetivo principal del presente estudio, fue comprobar si era posible aumentar
la participación de la población general al modificar la estrategia de invitación. Es por
ello que éste era el aspecto más importante en el momento de conocer los resultados.
Al valorar la participación en función del grupo de aleatorización, (Tabla-9), se
observó como el grupo de participación estándar (invitación por correo), participó en un
36,5% (387 personas participaron de entre 1060 invitados). En cambio, en el grupo
estudio de contacto directo (a través de profesional no sanitario o “mensajero”), la
participación ascendió al 57,8% (participaron 558 personas de 966 invitadas), diferencia
que es estadísticamente significativa (p<0,005).
En un modelo ajustado para edad, sexo y agrupación de domicilio (una o dos
personas invitadas del mismo domicilio), el grupo estudio presentó una Odds Ratio (OR)
de 2,40 para un intervalo de confianza (IC) del 95% entre 2,01-2,88.
Incorrecta Cumplimentación
Correcta Cumplimentación
27,9%
72,1%
Fig.6. Porcentaje de correcta cumplimentación
ParticipaciónTotal Invitaciones
Nº %
Odds ratio(95% IC) Riesgo Relativo (95% IC)
GrupoEstándar
Estudio1060 966
387558
36,5%57,7% 2,40 (2,10-2,88) 1,59 (1,50-1,71)
SexoHombres
Mujeres 8371189
408537
48,7%45,2% 1,15 (0,96-1,38) 1,07 (0,98-1,16)
Edad50-64 años
65-74 años1113 913
509436
45,7%47,8% 1,06 (0,89-1,27) 1,03 (0,94-1,13)
AgrupaciónDomicilio
Una persona Dos personas
1064 962
473472
44,5%49,1% 1,25 (1,04-1,50) 1,12 (1,02-1,23)
Tabla-9. Participación por grupo de aleatorización. Riesgo Relativo de participación
Resultados. 109
Sin embargo, es conocido que la OR sobreestima el Riesgo Relativo (RR) cuándo
el fenómeno estudiado es frecuente (>10%)206; en nuestro caso, y asumiendo una
prevalencia de respuesta en el Grupo Estándar de 36,5%, el RR de obtener una respuesta
positiva (participación), es 1,59 (95% IC 1,50-1,71).
Correcta recogida de la muestra por grupo de aleatorización.
Hemos visto anteriormente como en el grupo Total, hubo un porcentaje de mala
recogida de las muestras del 27,9%, interesaba saber si la forma de contacto con la
población diana, podía influir en el grado de cumplimentación de la prueba.
Se observó como entre los participantes del grupo estándar (grupo control), la
muestra fue recogida correctamente en el 68% de los casos (263/387), e incorrectamente
en el 32% restante (124/387), mientras que en el grupo de contacto directo (grupo
estudio), la adecuada cumplimentación fue del 75,1%. Esta diferencia fue
estadísticamente significativa (p<0,014).
No se detectaron diferencia significativas en cuanto a éste aspecto en términos de
grupos de edad o de sexo.
Efecto de la Llamada de Refuerzo según grupo de aleatorización.
Hemos visto anteriormente que considerando a la totalidad de la población diana
de ambos grupos, la participación se produjo después de la primera convocatoria
(93,2%), ya fuera según un método u otro de invitación según el grupo de aleatorización
a que pertenecieran. Es decir la llamada de refuerzo prevista en la metodología y que se
realizó a los que no habían participado en la primera convocatoria sólo obtuvo una
respuesta del 6,8%.
Interesaba conocer si éste grado de respuesta a la llamada de refuerzo era igual
para ambos grupos.
Resultados. 110
En el grupo Estándar o Control, se produjeron 46 nuevas participaciones tras la
llamada lo que supone un total de incrmento en la participación del 4,3%. En el grupo
Estudio o de Contacto Directo, se produjeron 18 nuevas participaciones por el mismo
concepto, lo que supuso un incremento en la participación del 1,9%. Ésta diferencia entre
grupos en cuanto al incremento de participación por efecto de la llamada, alcanzó
significación estadística (p<0,005). (Ver Fig.5)
Sin embargo cuando en lugar de calcular el incremento que supuso en cada grupo,
se calculó el efecto que tuvo sobre los no participantes de cada uno de los dos grupos, se
vió como en el grupo Control, hubo 718 personas que no respondieron a la primera
convocatoria, y sobre ellos la llamada produjo 45 nuevas participaciones, lo que
corresponde a una acción incrementadora del 6,3%. Si el cálculo se refiere al grupo
estudio, se vió como en éste hubieron 426 personas que no participaron inicialmente y
sobre ellos la llamada consiguió incrementar en 18 el número de participantes, lo que en
porcentaje corresponde al 4,2%, siendo esta diferencia no significativa estadísticamente
(p=0,143).
0100200300400500600
G.Estándar G.Estudio
Fig. 7 Efecto de la Llamada de Refuerzo por Grupo de Aleatorización
Llamada de Refuerzo
4,3% 1,9%
P<0,005
1ª Convocatoria
Resultados. 111
Resultados de las Prueba de Cribado.
Aunque no formó parte de los objetivos de éste estudio el valorar la prueba de
cribado, creemos interesante exponer, los resultados obtenidos a partir de la aplicación de
la misma, especialmente los que hacen referencia al número de pruebas con resultado
positivo, número de exploraciones endoscópicas efectuadas y patología detectada.
Resultados de la Prueba de Cribado. Pruebas con resultado “Positivo”.
De la 945 personas que cumplimentaron la prueba de cribado (dos muestras por
persona), en 111 casos la lectura de la tira reactiva fue considerada como “POSITIVA”.
En 105 casos las dos muestras dieron indicios de presencia de hemoglobina (94,6%), y
sólo en seis casos, fue positiva una sola de las muestras analizadas (5,4%).
Ésta positividad en 111 casos significa que la prueba de cribado dio resultado
positivo en el 11,75% de los casos analizados, mientras que en el resto (89,25%), fue
negativo.
Exploraciones derivadas de éstos resultados.
Las 111 personas cuyas muestras fueron positivas para la presencia de
sangre en heces, fueron contactadas telefónicamente para informarles del resultado y se
les citó para una primera visita en las CCEE del Hospital del Mar. A todos ellos después
de una historia clínica y una exploración anorrectal, se les recomendó la práctica de una
Rechazo de la Fibrocolonoscopia
20,7%
Aceptación de la Fibrocolonoscopia
Fig. 8. Porcentaje Aceptación/Rechazo de la Fibrocolonoscopia
Resultados. 112
endoscopia digestiva baja total con sedación. De ellas, en 13 casos expresaron su
absoluta negativa a someterse bajo ningún concepto a una fibrocolonoscopia, aduyendo
experiencias negativas de amigos o familiares, junto con un autoconvencimiento de su
propia salud. De las 98 personas que inicialmente habían aceptado y habían acordado
fecha y hora para su realización, en diez casos no se presentaron a la exploración, y
cuando fueron interrogados telefónicamente, manifestaron que se habían replanteado su
inicial aceptación y que habían decidido no realizar la fibrocolonoscopia, citando los
mismos argumentos anteriores para justificar su decisión.
En definitiva, de las 111 personas con muestras de heces “positiva”, 23
rechazaron la endoscopia (20,7%). A las restantes 88 personas, sí que les fue practicada,
lo que supone una aceptación de 79,3%.
Resultados de la Endoscopia Digestiva Baja Total (FCS total).
De acuerdo con la metodología propuesta, las fibrocolonoscopias (FCS),
se efectuaron bajo sedación. En un solo caso (1,1%), la FCS no pudo llegar hasta el
ciego. Dado que se trataba de un paciente con enfermedades intercurrentes graves, se
desestimó realizar una FCS bajo anestesia general y se completó el estudio mediante una
enema opaca a baja replección (equivalente al doble contraste).
Patología Detectada.
Por medio de la fibrocolonoscopia, se diagnosticaron las lesiones que se
sumarizan en la tabla-10 y a las cuales se les atribuyó el origen de la positividad de la
prueba de sangre oculta en heces.
Resultados. 113
Tabla.10. Patología detectada en la Fibrocolonoscopia
Adenocarcinomas…………………………..……7
Adenomas (*)
• 0,4-1cm………………………….11
• 1-2 cm…………………………...16
• >2cm……………………………...6
Hemorroides……………………………….....…32
Sin evidencia de Patología………………….......16
Adenocarcinomas.
Se detectaron siete adenocarcinomas, tres localizados en el colon derecho y los
otros cuatro en el izquierdo (sigma).
Los estadiajes post-anatomía patológica fueron en dos casos pTis N0 M0, en tres
casos pT1 N0 M0, en un caso pT2 N0 M0 y en un caso pT3 N2 M1. En éstos casos y a
excepción del último reseñado que corresponde a un Estadio-IV, en los otros seis, las
expectativas de vida después de la cirugía se encuentran más allá del 85%. (tabla –11).
Tabla-11. Estadiaje de los Cánceres detectados.
1. pTis N0 M0………………………..100% supervivencia a 5 años
(*) Se indica el número de pacientes (33) con adenomas señalando el tamaño del pólipo mayor
Resultados. 114
2. pTis N0 M0……………………….100% supervivencia a 5 años
3. pT1 N0 M0………………………..100% supervivencia a 5 años
4. pT1 N0 M0………………………..100% supervivencia a 5 años
5. pT1 N0 M0………………………..100% supervivencia a 5 años
6. pT2 N0 M0…………………………85% supervivencia a 5 años
7. pT3 N2 M1…………………………..3% supervivencia a 5 años
Los tratamientos practicados a éstos seis pacientes fueron:
A)Dos polipectomías endoscópicas (Tis N0 M0). Se trató de un pólipo
localizado en sigma y otro en colon transverso con un carcinoma intramucoso (tallo
libre de infiltración).
B)Dos Sigmoidectomías (T1 N0 M0 y T2 N0 M0) localizados en sigma.
C)Dos hemicolectomías derechas (T1 N0 M0 en ambos casos) localizados
en colon ascendente y ángulo hepático.
D)Una hemicolectomía derecha ampliada+hepatectomía derecha (T3 N2
M1) localizado en colon transverso cerca del ángulo esplénico con tres metástasis en
hígado derecho.
No hubieron complicaciones postoperatorias reseñables en ningún caso y los
pacientes fueron dados de alta con los controles adecuados a su estadiaje.
Adenomas.
Se detectaron 33 personas, con pólipos colorrectales. El número de pólipos por
Resultados. 115
paciente osciló de uno a 14. Se presentaron en diversos tamaños que hemos agrupados en
tres categorias según oscilaran su diámetro entre 0,4cm-1cm, 1cm-2cm. y más de 2cm.
Ha efecto de atribuir al pólipo hallado la razón de la positividad de la prueba de
detección de sangre oculta en heces, no se han tenido en cuenta los menores de 0,4cm.,
ya que parece muy dudoso que un pólipo menor a éste tamaño pueda ser responsable de
dicha positividad.
En éste grupo de 33 personas con pólipos, se detectaron un total de 90 pólipos
cuyas localizaciones se expresen en la tabla-12. Se excluyeron los pólipos detectados en
las siete personas en que les fue diagnosticado un adenocarcinoma.
De las 33 personas en que se diagnosticaron pólipos mayores de 0,4cm de
diámetro (Con exclusión de los casos en que se detectaron los adenocarcinomas), se
comprobó que 31 de ellos tenían pólipos en el colon izquierdo (93,9%), y que sólo dos
pacientes tenían pólipos mayores de 0,4cm. en el colon derecho sin tener alguno en el
izquierdo (6,1%). En cinco más, los pacientes tenían pólipos en el colon derecho y en el
izquierdo (Tabla-13).
Tabla-12. Localización de los adenomas
Localización Número de Pólipos
Ciego 3
Colon Ascendente 8
Ángulo Hepático 4
Colon Transverso 11
Ángulo Esplénico 4
Resultados. 116
Colon Descendente 9
Colon Sigmoide 37
Recto 14
TOTAL 90
Observemos que de los 33 paciente con pólipos (excluidos los que además se les
detectó un CCR), 31 (93,9%), presentaban pólipos en el colon izquierdo (a partir del
ángulo esplénico), y sólo en dos casos (6,1%) se detectaron pólipos únicamente en el
colon derecho. En cinco casos se detectaron pólipos a ambos en colon derecho e
izquierdo (15,1%). En 26 pacientes (78,8%), se detectaron pólipos únicamente en el
colon izquierdo.
Tabla 13. Localización de los adenomas en cada paciente.
Paciente TOTAL Pólipos Colon Derecho Colon Izquierdo
1 1 - 1
2 2 - 2
3 1 - 1
4 8 - 8
5 1 - 1
6 1 - 1
Resultados. 117
7 2 - 2
8 3 2 1
9 2 1 1
10 1 - 1
11 5 - 5
12 1 - 1
13 2 - 2
14 2 - 2
15 3 - 3
16 4 - 4
17 3 - 3
18 2 - 2
19 1 - 1
20 14 6 8
21 6 2 4
22 1 1
23 1 - 1
24 3 - 3
25 2 - 2
26 2 - 2
27 2 - 2
28 1 1
29 3 - 3
Resultados. 118
30 2 - 2
31 2 - 2
32 3 - 3
33 3 2 1
Paciente TOTAL Pólipos Colon Derecho Colon Izquierdo
Total pacientes con pólipos…………………………….……………..33
Pacientes con pólipos en Colon Izquierdo…………………….31
Pacietes con pólipos en Colon Derecho………………………...7
Pacientes con pólipos en Colon Derecho e Izquierdo…………5
Pacientes con localización única en Colon Izquierdo………..26
Pacientes con localización única en Colon Derecho……….… 2
Datos de la encuesta autoadministrada.
De los 945 personas que cumplimentaron la prueba de cribado hubo un solo caso
en que no respondió la encuesta (Anexo-E), por lo que los datos se refieren a las 944
encuestas consideradas válidas.
1) Existencia de antecentes de sangrado en heces.
Resultados. 119
De las 944 personas que responden la encuesta, 13 no responden ésta cuestión
(antecedente desconocido), 221 responden afirmativamente (antecedentes de sangrado), y
710 lo hacen negativamente (sin antecedentes de sangrado). Es decir un 23,4% de las
encuestas responden tener antecedentes de pérdidas hemáticas visibles con las heces
mientras que un 75,2% afirman lo contrario. Un 1,4% no respondieron a ésta
pregunta.(Fig.9).
En ésta encuesta, no se preguntó sobre la duración ni frecuencia de la
sintomatología por lo que solo está reflejada la existencia o no de el antecedente de
pérdidas hemáticas visibles con las heces.
Si observamos la frecuencia de positividad de la prueba de cribado (presencia de
sangre oculta en heces), en el subgrupo de personas que habían manifestado antecedentes
Con antecedentes de sangre en heces
Sin antecedentes de sangre en heces
23,4%
75,2%
Desconocido
1,4%
Fig. 9 Frecuencia sangre en heces. ResultadosEncuesta.
Resultados. 120
de sangrado, vemos que de las 944 encuestas valorables, en el subgrupo de pruebas
positivas (n=111), en 36 casos, sí había antecedentes de sangrado, no los había en 72, y
en tres casos no habían respondido éste punto de la encuesta. Ello determina que en el
subgrupo de pruebas positivas, el 32,4% de las personas sí tenían antecedentes de
sangrado, el 64,9% no los tenían, y el 2,7% no habían respondido (Fig.10)
Cuando se procedió a hacer la misma observación (frecuencia del antecedente de
sangrado), en el subgrupo de participantes, cuya prueba de sangre oculta resultó negativa,
resultó que de las 832 personas con prueba negativa, 185 sí tenían antecedentes de
sangrado (22,2%), mientras que 638 no los tenían (76,7%). En 10 casos (1,1%), no
respondieron a ésta pregunta (Fig.10).
Con Antecedentes de Sangrado
32,4%
Desconocido
2,7%
Sin Antecedentes de Sangrado
64,9%
Fig.10. Frecuencia del Antecedente de Sangrado entre las personas con prueba Positiva
Resultados. 121
Se estudió también la incidencia del antecedente de sangrado por grupo de edad,
observándose que en el subgrupo de personas de 50-64 años, hubo un 26,9% de
antecedentes de sangrado (137/509), mientras que en el subgrupo de personas con edades
entre 65-70 años, los antecedentes de sangrado se referenciaron en un 19,3% (84/344).
2) Antecedentes de patología anorrectal benigna (Hemorroides, Fístula y Fisura).
La pregunta se hizo exponiendo los síntomas para facilitar al máximo la
respuesta. De todas formas fuimos conscientes de la confusión que la población general
tiene sobre éstas patologías ya que a menudo las confunde entre ellas.
De las 944 encuestas válidas, 420 respondieron afirmativamente sobre si tenían
antecedentes hemorroidales, lo que representa un 44,5%. Un 11,3% manifestaron tener
antecentes de fisura anal (107/944). Con respecto a la fístula perianal, hubo un 3,5% de
respuestas afirmativas.
Se agrupó las tres patologías y resultó que de las 944 personas, 462 tenían
antecedentes de patología anorectal benigna lo que representa un 48,9%.
Con Antecedentes de Sangrado
22,2%
Desconocido
1,1%
Sin Antecedentes de Sangrado
76,7%
Fig.11. Incidencia del Antecedente de Sangrado en el grupo de personas con prueba Negativa
Resultados. 122
Se determinó la presencia de ésta patología según el resultado de la prueba de
cribado y resultó que en el grupo de personas con la prueba positiva (n=111), el 59,5%
tenían antecedentes de enfermedad anorrectal benigna (66/111). En el grupo de personas
cuya prueba de cribado había dado resultado negativo, hubo un 47,6% de personas con
éstos mismos antecedentes (396/832). Esta diferencia fue estadísticamente significativa
(p=0,019).
3)Antecedentes de intervención quirúrgica colorrectal.
De las 944 encuestas, 15 no respondieron a éste apartado. De las restantes, en 59
casos (6,3%), manifiestan haber sufrido alguna intervención de éste tipo, aunque en
muchos casos ignoran de que tipo de intervención o de qué patología se trataba.
4) Antecedentes familiares de cancer colorrectal.
En 87 casos contestaron afirmativamente a ésta pregunta lo que representa
que un 9,2% de los encuestados han tenido o tienen algún familiar próximo (primer o
segundo grado) con antecedentes de CCR.
5) Antecedentes familiares con otras neoplasias.
En éste caso fueron 297 personas (31,5%que referenciaron al menos un familiar
en primer o segundo grado con antecedentes de algún tipo de neoplasia aparte del CCR.
Resultados de la encuesta telefónica sobre causas de no
participación.
De acuerdo con la metodología propuesta, en el grupo de personas no-
participantes en el estudio, se efectuó una encuesta telefónica para conocer la causa que
les había inducido a no participar. Se efectuaron las llamadas a las 1081 personas de
ambos grupos de aleatorización que no habían participado ni en primera convocatoria ni
tras la llamada de refuerzo.
Resultados. 123
Las respuestas fueron abiertas y el encuestador orientó su clasificación
definitiva en uno de los siguientes apartados.
1)Imposibilidad de Contactar con el invitado.
Fue la causa más numerosa a la que se atribuyó la no-participación. Se
detectó en un 44% de los casos. Ello fue así a pesar de repetir la llamada en dos
ocasiones en distintas franjas horarias de previsible estancia en el domicilio. En el grupo
estándar o control, el porcentaje fue del 49,6%, mientras que en el grupo estudio fue del
34,8%.
2)No me interesa conocer más datos sobre mi salud.
Las respuestas englobables en éste apartado fueron un 33,4% del total.
Ésta fue la respuesta más frecuente de los encuestados (aparte de la no localización). En
ésta respuesta debe entenderse implícita la existencia de un componente de “miedo” a un
resultado positivo y también de querer evitarse las molestias propias del estudio.
Estudiadas las diferencias por grupo de aleatorización se observó como en
en el grupo estándar (control), el porcentaje de ésta respuesta fue del 29,1%, por el 40,4%
del grupo estudio.
3)Imposibilidad de realizar la prueba por parte del invitado.
En éste apartado se agruparon las respuestas de personas que habían
manifestado dicha imposibilidad por diversas causas como enfermedad grave o limitante,
(2,4%), problemas personales que no deseaban justificar (1,6%), ausencia temporal por
viaje (0,6%), No entendieron las características del estudio y/o las instrucciones (0,2%),
y otras respuestas cuyo sentido general permitía englobarlas en éste apartado.
El porcentaje total hallado fue del 21,6%, con un 20,4% del grupo control
Resultados. 124
y un 23,5% del grupo estudio.
4)Conocimiento previo de la existencia de la sintomatología y control
médico adecuado ya en curso.
Sólo un 1,1% manifestó que no se hacían la prueba por qué estaban ya
bajo control médico en ésta patología.
La distribución de porcentajes de las causas de “no-participación”, entre el grupo
Control o Estándar y el grupo Estudio, fue estadísticamente diferente (p<0,001). Mientras
que en el grupo Control la causa principal fue la imposibilidad de contactar con la
persona invitada, en el grupo Estudio, lo fue la suma de las persona que manifestaron
falta de interés en participar o manifestaron la imposibilidad de hacerlo.
Tabla-14. Causas de no-participación. Resultados de la encuesta telefónica.
Respuestas Afirmativas GrupoControl (n=673)
N %
GrupoEstudio (n=408)
N %
Grupo Total (1081)
N %
Imposibilidad deContactar 334 49,6% 142 34,8% 476 44,0%
No me interesa 196 29,1% 165 40,4% 361 33,4%
Imposibilidad de realizar la
prueba
137 20,4% 96 23,5% 233 21,6%
Ya se controla 6 0,9% 5 1,2% 11 1,0%
DISCUSIÓN
Discusión. 126
Características de los grupos a la entrada en el estudio.
Si bien las diferencia de exclusiones por cambio de domicilio entre los dos grupos
(36 en el grupo estudio por 17 en el grupo control), puede ser debida al hecho que fuera
más fácil de identificar los cambios en el grupo estudio (visita efectuada por el
mensajero), los pocos casos de diferencia y el alto nivel de significación de los
resultados, hace que ésta diferencia sea irrelevante. Así, si se efectua un reanálisis
considerando que el porcentaje de exclusiones en el grupo control, hubiera sido el mismo
que el del grupo estudio, llegamos justo a las mismas conclusiones. El porcentaje de
participación global en el grupo control sólo aumenta un 0,7%, se mantiene más de un
20% de diferencia de participación entre ambos grupos con un nivel de significación
igualmente muy alto (el valor de la χ2, con un grado de libertad, sólo pasa de 91,74 a
83,72.
Participación sobre el Grupo Total (Grupo Estándar o Control +Grupo
Estudio).
Hemos ofrecido los resultados de participación obtenidos en el denominado grupo
total (Grupo Control+Grupo Estudio), por qué nos ha sido necesario para valorar
determinados aspectos del trabajo, pero no pensamos que sea útil ir más allá en la
discusión sobre éste aspecto ya que en realidad, se trata de la suma de las participaciones
obtenidas con dos métodos distintos (estándar y contacto directo), que además como
hemos visto en los resultados, poseen una diferente capacidad de invitación.
Sí que es interesante comprobar como no existieron diferencias estadísticamente
significativas en cuánto a la participación ni entre sexos ni por edades (tabla-5). Ya
vimos en la introducción que si bien en algunos estudios, la participación era más alta en
la mujeres y personas de mayor edad161,182,183, en otros ésta diferencia no se
constataba140. En nuestro estudio, hemos realizado el corte de edad a nivel de los 65 años
Discusión. 127
(teórica edad de jubilación), pero debemos mencionar que se ensayaron otros intervalos y
en ninguno se pudo encontrar diferencias significativas.
Cabe destacar que se detectó una mayor participación entre las personas que
compartían domicilio con otra persona invitada. Esta mayor participación ha sido
también observada en algún otro estudio184,185. Pensamos que se establece un efecto
positivo de sinergia debido al compromiso entre las personas invitadas, que hace que si
una de las dos personas expresa su intención de participar, es más fácil que logre
convencer al otro individuo de las ventajas de aceptar la invitación.
Participación. Resultados del Grupo Estándar o Control.
Al diseñar éste estudio, nuestro objetivo fundamental era observar si en un
programa de detección precoz del CCR basado en la realización de una prueba de sangre
oculta en heces, en nuestro medio, la participación sería significativamente más alta
utilizando un método de contacto directo, en comparación con la metodología estándar
que se viene utilizando en países como Inglaterra, norte de Europa o EEUU. Pero nos
encontramos que en España, no existen antecedentes sobre un programa de éste tipo
sobre la población general198-200, ya que como hemos visto, en los trabajos de LLEDÓS-
MATOSÉS198, CORTÉS UGALDE199, y TÁRRAGA200 y colaboradores, se utilizaron
unas estrategias de invitación distintas a la que se ha utilizado de forma estándar en todos
los cribados poblacionales, y que si bien obtuvieron porcentajes de participación altos, no
nos pueden servir de referencia ya que por su coste económico y logístico son
prácticamente inviables para ser aplicados a grandes estudios poblacionales.
Esto implica que los resultados obtenidos en el grupo control, no solamente nos
han sido indispensables para comprobar las diferencias entre grupos de aleatorización,
sino que en sí mismos nos permiten conocer cuál es la participación de nuestra población
general en un programa de detección precoz del CCR basado en la detección de sangre
oculta en heces, si se emplea la estrategia habitual de invitación a través del correo.
Discusión. 128
La participación que se obtuvo, en éste grupo (36,5%), corresponde a la suma de
las participaciones después de la primera convocatoria (32,3%) más las nuevas
participaciones que se produjeron después de la llamada telefónica de refuerzo (4,2%).
Esta cifra de participación queda situada claramente por debajo de las que se
obtienen en países como Inglaterra, Suecia, Dinamarca o EEUU dónde las cifras de
participación inicial en sus respectivos estudios oscilan entre el 53% y el 85%132,140-143.
Pensamos que existe una diferente sensibilización de la población frente al problema del
CCR, así como una mayor tradición en la medicina preventiva en general y en las
campañas de prevención frente al CCR en particular. La mayor prevalencia del CCR en
aquellos países y el hecho de que hace más de veinticinco años que se iniciaron allí los
primeros programas de detección precoz, son sin duda un factor que ayuda a explicar ésta
diferencia de participación.
Pensamos que existe en nuestro país un escaso conocimiento de la posibilidad de
diagnóstico precoz del CCR. Así como desde hace décadas se ha asumido la necesidad
del cribado del cáncer de cérvix uterino (Papanicolau), y más recientemente del cáncer de
mama (mamografía), en cambio no ha existido ninguna acción institucional tendente a la
prevención tanto primaria como secundaria de la neoplasia colorrectal.
Se puede argumentar que no ha sido hasta 1993, cuando MANDEL y cols132,
demostraron la verdadera utilidad del cribado poblacional basado en la detección de la
sangre oculta en heces. Pero esto quizás no sea razón suficiente para justificarlo ya que
otras neoplasias como la de próstata, han visto aumentar exponencialmente el número de
pruebas de detección precoz (determinación de niveles plasmáticos de PSA), aún y
cuando no existe un consenso claro sobre la verdadera utilidad del diagnóstico precoz de
la neoplásia prostática.
Es por ello que pensamos que una de las acciones a desarrollar sería el aumento
del grado de información/sensibilización de nuestra población general a fin de hacer
posible porcentajes de participación en los cribados del CCR como los citados para otros
Discusión. 129
países, ya que en definitiva es el grado de participación en éstos programas lo que los
hace útiles y justificables.
Si el porcentaje de participación que nosotros hemos encontrado, lo comparamos
con otros países más próximos, como Francia, vemos como en los programas de
prevención llevados a cabo en Borgoña157,160 y Calvados161, la participación inicial se
situó entre el 51% y el 54%. Sin embargo debemos tener en cuenta que antes de
realizarse la invitación, se llevaron a cabo unas exhaustivas campañas de información
previa que incluyó prensa, radio y televisión local. Es lógico suponer que al elevar el
nivel de conocimiento y sensibilización, se obtuvieron unos resultados mejores de los
que se habrían obtenido sin ésta intervención de la publicidad.
Pensamos que ésta cifra de participación que se obtuvo en el grupo estándar
(36,5%), es una buena base de partida pero que es necesario buscar estrategias de
intervención en la participación para conseguir participaciones que superen el 50%176 que
parece ser es la cifra a partir de la cuál éstos programas de detección precoz consiguen
desarrollar su efectividad.
Participación. Resultados del Grupo Contacto Directo o Estudio.
Los resultados de la participación en éste grupo, demostraron que es posible
aumentar significativamente la aceptación y cumplimiento de la prueba de cribado, si en
lugar de la estrategia estándar de invitación, se recurre a un procedimiento de contacto
directo basado en la actuación de un profesional no sanitario.
En realidad ya era conocido y demostrado en la bibliografía, que en general la
mayoría de estrategias de contacto directo, consiguen aumentos de participación en
programas de prevención o de diagnóstico precoz163-170, sin embargo siempre para éste
contacto con la población diana se ha recurrido a un profesional sanitario, y además en
algún estudio167, se había evidenciado que la participación estaba en relación con la
titulación del profesional sanitario, de tal manera que la participación era
Discusión. 130
significativamente mayor cuando la invitación la realizaba un médico con relación a
cuando la efectuaba una enfermera.
Es evidente que una vez demostrada la efectividad del cribado poblacional para el
CCR, una de las más importantes razones que impiden su generalización a toda la
población de riesgo promedio, es el coste económico y organizativo que su implantación
supone. Además, para que sea efectivo, la participación tiene que ser alta (superior al
50%), y la relación costos/beneficios, favorable. En otras palabras debe aumentarse la
participación, pero no a cualquier precio.
Precisamente por lo dicho, la utilización de un procedimiento de contacto directo
que permita aunar las ventajas propias de éste método, con un menor coste económico,
puede ayudar a la rentabilidad de los programas de prevención/detección precoz del
CCR.
Es por ésta razón por lo que creemos es relevate el hecho de que en el presente
estudio, el contacto directo se estableció a través de un profesional no-sanitario,
laboralmente definido como “mensajero”, que precisó de una simple información general
de los objetivos y circuitos del estudio, para poder desarrollar su labor.
Esto determina unos costes sin duda menores que otras estrategias más complejas
y que precisan de entrevistas personales o charlas a cargo de profesionales titulados en
medicina o enfermería.
No estaba en nuestros objetivos hacer un estudio económico de costes, y así lo
decidimos por que pensamos que la población diana escogida no se adaptaba en éste
aspecto concreto por presentar unas características de dispersión de los domicilios, que
no permitiría la generalización de los resultados, ya que en el caso de un cribado
poblacional que se efectuara a toda la población de un distrito de la ciudad, la
concentración de personas a invitar, permitiría un mayor rendimiento del contacto
domiciliario, que en nuestro caso en que las personas que componían la población diana,
Discusión. 131
residían de forma dispersa.
De todas formas, pensamos que es importante haber puesto de manifiesto que
mediante la estrategia de invitación utilizada en el grupo estudio, ha sido posible
conseguir un incremento de la participación estadísticamente muy significativo,
consiguiendo pasar del 36,5% al 57,8% y así obtener una participación superior al 50%
antes mencionado. Además pensamos que se trata de una metodología fácilmente
reproducible y cuyos resultados son fácilmente extrapolables a cualquier ámbito
poblacional de nuestro entorno.
Estos porcentajes de participación, fueron calculados mediante la suma de la
participación inicial en primera convocatoria más la que se obtuvo en segunda
convocatoria después de efectuada la llamada de refuerzo. Ello se hizo así debido a que
en todos los estudios consultados, la llamada de refuerzo forma parte de toda estrategia
de invitación. Sin embargo, si sólo se hubiera tenido en cuenta la invitación debida a la
primera convocatoria (propiamente la debida a la distinta forma de contacto entre grupos
de aleatorización), veríamos como en el grupo estándar o control, la participación inicial
fue del 32,3% mientras que en el grupo estudio fue del 55,8%, lo que supondría aún un
mayor poder de aumento de la participación.
Según los resultados obtenidos, el hecho de estar enrolado en el grupo estudio, ha
supuesto para las personas invitadas un RR de 1,59, es decir una probabilidad 1,59 veces
mayor de participar en el cribado, respecto al grupo control.
En la bibliografía consultada163-170, hemos visto que es difícil encontrar un
método de intervención sobre la participación que determine un incremento tan
importante de la misma, teniendo además en cuenta la facilidad metodológica de dicha
intervención.
Discusión. 132
Acción de la Llamada de Refuerzo. Comentarios.
Ya hemos mencionado que en todos los programas de cribado para el CCR, se
incluye la realización de una llamada recordatoria de refuerzo. Sin embargo deberá
tenerse en cuenta que el efecto de ésta llamada, ha tenido en la mayoría de estudios
consultados un rendimiento que ha estado alrededor del 5%132,140,141,143, lo que debe de
tenerse en cuenta en el momento de valorar su efectividad, especialmente si tenemos en
cuenta el costo económico que ello implica, especialmente si estamos hablando de su
aplicación en programas de decenas de miles de personas invitadas.
En el presente estudio, la llamada de refuerzo, representó un incremento de la
participación global en ambos grupos (grupo estándar o control+grupo estudio) del 6,8%,
aunque se comprobó que dicho incremento, no fue el mismo en ambos grupos, sino que
en el grupo estándar o control, hubo una respuesta del 4,2%, mientras que en el grupo
estudio, la llamada telefónica significó un aumento de la participación del 1,9%,
diferencia que fue estadísticamente significativa.
Pensamos que esta mayor acción de la llamada en el grupo estándar o control, es a
consecuencia precisamente de la alta capacidad de aceptación que supone la intervención
del contacto directo, es decir en el grupo estudio, dónde se obtuvo una mayor
participación inicial, sólo las personas que ya habían tomado la firme decisión de no
participar, no lo hicieron inicialmente, por lo que en éste grupo el número de personas
que realmente habían “olvidado” participar era escaso. En cambio en el grupo estándar o
control, dónde la invitación estándar por correo tuvo una menor capacidad de provocar la
aceptación, el número de persona indecisas o que habían “olvidado” la invitación fue
mayor y de aquí la mayor respuesta a la llamada telefónica.
Una pregunta que nos planteamos es si ésta mayor capacidad de invitación que ha
demostrado el contacto directo, y por tánto el relativamente bajo rendimiento de la
llamada de refuerzo, permitiría en el futuro poder prescindir de la misma y por tánto
abaratar los costos de éste tipo de programas. La respuesta es difícil porque implicaría
Discusión. 133
valorar la importancia de prescindir de cerca del 2% de participantes, sin embargo
pensamos que debe ser algo a tener en cuenta.
Correcta recogida de las muestras (Cumplimentación). Comentarios.
Cuándo se escogió un método inmunológico para la detección de la sangre oculta,
nos encontramos con que éstos métodos son cuantitativos, es decir que el “test” está
determinado para que resulte positivo por encima de una concentración límite de 0,5mgr.
de hemoglobina por gramo de heces, ello implica que la concentración límite en el medio
de transporte es de 0,1 µgr/ml.
Esto, implica que si a pesar de las instrucciones de recogida, la persona
participante introduce una cantidad excesiva de heces en el receptáculo, la lectura de la
prueba puede dar un resultado falsamente positivo.
Una opción para evitar ésta posibilidad hubiera sido que los participantes
hubieran remitido las heces y la toma se hubiera hecho en el laboratorio. Sin embargo, en
éste caso nos hubieramos encontrado que si se retrasase por cualquier motivo la entrega
de las muestras, éstas podrían haberse alterado lo cuál hubiera implicado la presencia de
resultados falsamente negativos. Es por ello que se decidió la metodología llevada a cabo
y anteriormente expuesta, ya que a parte de ser más aceptable un falso positivo que un
falso negativo (las distintas consecuencias son evidentes), la lectura de las muestras fue
siempre posible aún en estos casos de excesiva concentración siempre que se procediera
como así fue a la dilución de las muestras que lo requiriesen.
La realidad fue que globalmente (en el conjunto de ambos grupos), nos
encontramos con un porcentaje de mala recogida (27,9%), que superó nuestras
previsiones a pesar de la mención expresa que se hacía en la hoja de instrucciones que se
entregó a los invitados al estudio (anexo-C ó D). Sin embargo pudimos comprobar cómo
al estudiar las diferencia en éste concepto por grupo de aleatorización, nos encontramos
con una diferencia estadísticamente significativa a favor de una mejor recogida en el
Discusión. 134
grupo estudio en comparación con el grupo estándar o control. Ello implicaría que el
contacto directo no sólo supone una mayor capacidad de aceptación de la prueba, sino
también una mejor comprensión de las instrucciones de realización de la prueba de
cribado, lo que supondría un beneficio añadido al citado método.
A pesar de ello, somos conscientes que éste punto aunque no ha supuesto ningún
obstáculo para los objetivos de éste estudio, sí que debería tenerse en cuenta e intentar
subsanarlo de cara a un programa de cribado con un número mayor de participantes.
Comentarios sobre los resultados de la Prueba de Cribado.
El porcentaje de positividad obtenido en nuestro estudio (11,75%), si bién se
encuentra dentro de los límites habituales de los cribados con un método
inmunológico169,204,205, lo consideramos alto especialmente si tenemos en cuenta que en
32 casos (36,4%), la patología detectada a la que se atribuyó la positividad de la prueba
fue de tipo hemorroidal. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la detección de
sangre oculta en heces, no es un “test” específico para la neoplasia colorrectal, sino que
es un método indirecto que lo único que nos pone de manifiesto es la presencia de
sangre, y tal y como vimos en los resultados de la encuesta, un 23,4% de la población
estudiada, reconocía la presencia ocasional de sangre en sus heces, y un 48,9%, afirmaba
tener antecedentes de patología benigna anorrectal, en su mayoría hemorroides. Ello
supone que casi la mitad de la población estudiada es susceptible de positivizar una
prueba de sangre oculta en heces, sólo por el padecimento de ésta patología aún en
ausencia de ningún tipo de neoplasia colorrectal.
Evidentemente una limitación del cribado basado en la detección de sangre oculta
en heces, es precisamente la falta de especificidad. Pero mientras esperamos que otros
métodos específicos estén disponibles (¿genéticos?), no debemos de olvidar que los
actuales “tests” de sangre oculta han demostrado su efectividad en disminuir la
mortalidad debida al CCR.
Discusión. 135
Adenocarcinomas Detectados.
Los casos de CCR fueron detectados en un estadiaje mucho más precoz de lo que
suele detectarse en fase clínica56. A pesar de que el presente estudio no tiene el poder
estadístico preciso, si que indica la tendencia que deben poseer los programas de
diagnóstico precoz, es decir diagnosticar cánceres en estadíos iniciales y en consecuencia
ofrecer a la población unas posibilidades de curación de la enfermedad por encima de lo
esperable cuándo ya ha aparecido la sintomatología.
La detección de siete casos de adenocarcinomas en los 945 pacientes que
participaron representa un índice de detección alto (0,74% ó 7,4 casos por mil), si
tenemos en cuenta que la prevalencia en el grupo de edad estudiado debería situarse entre
2-3 casos por mil201.
Adenomas Detectados.
La detección de 33 personas con pólipos benignos mayores de 0,4cm entre las
945 personas participantes, significa que como mínimo el 3,5% de la población estudiada
presenta ésta patología (35 casos por mil). Éste porcentaje puede ser superior puesto que
cabe suponer que ha habido falsos negativos en nuestro estudio y que por tanto de
haberse realizado un FCS a todos los participantes el porcentaje habría sido más alto.
Del total de pacientes a los que se les detectaron y extirparon endoscópicamente
pólipos (33), sólo en dos pacientes la localización fue en colon derecho en ausencia de
pólipos en colon izquierdo
Éste hecho refuerza la teoría en que se basan los programas de cribado del CCR
en los cuales, en los casos en que la prueba de sangre oculta en heces resulta positiva, se
realiza una rectosigmoidoscopia y sólo en el caso de detectarse algún pólipo en el colon
izquierdo se completa la fibrocolonoscopia total158. Ello se basa en la evidencia del bajo
porcentaje de casos de pólipos colónicos únicamente localizados en el colon
Discusión. 136
derecho131,142. Sin embargo, sobre éste aspecto debemos mencionar que en los tres casos
en que se detectó un CCR situado en colon derecho, en ninguno de ellos la FCS informó
de pólipos en el colon izquierdo. Ello pone de manifiesto que si en éstos casos concretos,
si se hubiera obviado la endoscopia digestiva baja total y se hubiera limitado la
exploración a una rectosigmoidoscopia, éstos tres cánceres probablemente hubieran
pasado desapercibidos.
Valoración de la Endoscopia Digestiva Baja Total.
De las 88 FCS que se practicaron hemos visto como sólo en uno (1,1%), no se
pudo realizar la prueba hasta la válvula ileocecal. Y ello fue así porque la mala tolerancia
de éste paciente hubiera precisado de la práctica de una anestesia general que se
contraindicó por las enfermedades intercurrentes del paciente, por lo que se completó el
estudio con una enema opaca a baja replección según estaba previsto en el capítulo de
metodología.
Pensamos que éste punto de asegurar la endoscopia completa es de vital
importancia para obtener los resultados que se persiguen en un programa de cribado de la
neoplasia colorrectal. Es sabido que la fiabilidad de la FCS es muy dependiente del
especialista que realiza la exploración, ya que en la práctica clínica habitual, viene siendo
frecuente un bajo índice de “totalidad” de las exploraciones endoscópicas bajas
realizadas fuera del ámbito de los hospitales generales.
Parece evidente que de nada seviría poner en marcha programas de detección
precoz, sino está asegurada la correcta realización de las FCSs, que se generen a raiz del
cribado. No sólo es necesario que la exploración sea “total”, sino que es indispensable
asociarle una correcta sedación para mejorar el confort del paciente, una minuciosa
exploración que disminuya las posibilidades de pasar por alto pequeñas lesiones, que sea
posible la polipectomía endoscópica en todos los casos indicados con una recuperación
de los pólipos extraidos, que se indiquen las segundas exploraciones que sean precisas
bajo anestesia general, y en definitiva asegurar que todos los pacientes con un resultado
Discusión. 137
de positividad en la prueba de cribado van a ser sometidos a una exploración no exenta
de complicaciones bajo los mínimos criterios de calidad.
Además de lo expresado en el párrafo anterior, debemos tener en cuenta que en el
momento de poner en marcha un programa de éstas características, debe estar asegurada
no solamente la calidad, si no también la rápidez. Se debe tener en cuenta la sensación de
angustia o ansiedad que creamos a las personas a las que se les notifica que la prueba de
cribado ha sido positiva, y por tanto no deberían producirse demoras en las exploraciones
que pueden negar o confirmar la existencia de patología.
En nuestro caso, en el presente estudio ello ha sido posible gracias a la
profesionalidad e interés de todos los miembros de la Unidad de Endoscopia Digestiva de
nuestro hospital, pero en el caso de un cribado que abarcara un ámbito poblacional
importante, ello podría acarrear problemas logísticos; tengamos en cuenta que si partimos
de un porcentaje de positividad alrededor de 10%, y de una participación del 50%, y se
cribara un área de 100.000 habitantes, podrían generarse cinco mil FCSc que deberían
realizarse con un mínimo de demora. Si tenemos en cuenta que por ejemplo en el
Hospital del Mar, se realizan al año un total aproximado de dos mil FCSs,
comprenderemos lo que representaría sobreañadir una carga asistencial de éstas
proporciones.
Comentarios sobre los resultados de la encuesta autoadministrada.
De los resultados de la encuesta, pensamos que lo más interesante, ha sido
constatar que casi una cuarta parte de la población participante en el estudio (23,4%),
reconoce tener antecedentes de sangrado con las deposiciones, junto con el hecho de
reconocer una alta incidencia de patología hemorroidal (44,5%) y antecedentes de fisura
(11,3%). En conjunto un 59,5% de la población encuestada manifestó tener antecedentes
de patología anorrectal benigna, con un potencial de sangrado que justificaría el índice
relativamente alto de positividad de la prueba de cribado. Esto se constató al ver una
diferencia estadísticamente significativa a favor de una mayor positividad entre las
Discusión. 138
personas que manifestaban antecedentes de rectorragias.
Debemos insistir aquí en que las pruebas de detección de sangre oculta en heces,
son simplemente un marcador directo de sangrado pero indirecto de neoplasia
colorrectal, lo que determina uno de los inconvenientes del método, especialmente al
obligar a una serie de endoscopias en un grupo de pacientes que simplemente presentan
sangrado secundario a patología benigna no neoplásica.
Sin embargo, también debemos manifestar que nos hemos afirmado en nuestra
opinión acerca que existe un escaso conocimiento de la población sobre los signos guia
del CCR y sobre la actitud que debería acompañar a la aparición de una rectorragia.
Tampoco estamos convencidos que en los casos en que el paciente acude a solicitar la
asistencia médica, ésta vaya siempre seguida de las exploraciones que deberían ser
indicadas para descartar otra patología que no sean las simples hemorroides. Quizás
muchas veces el médico que atiende al paciente por primera vez, en su ánimo de evitar al
paciente una siempre molesta FCS, se contenta con diagnóstico de patología hemorroidal
indicando un tratamiento sintomático, que si bien en la mayoría de los casos es acertado,
en algunos puede ocasionar un retraso diagnóstico, y dar al paciente una falsa sensación
de seguridad, con lo cuál todas las futuras rectorragias que pueda presentar el paciente las
va a seguir atribuyendo a la misma causa.
Comentarios sobre la encuesta telefónica. Causas de no-participación.
Es difícil determinar cuáles son las causa de no participación en los programas de
cribado, ya que en las encuestas muchas veces las personas tienden a esconder las
verdaderas causas de no querer participar177.
En nuestro caso, en un 44% de los no-participantes, fue imposible el contacto con
ellos y éste hecho puede ya justificar la falta de respuesta a la invitación, aunque sea
muy difícil ir más allá en el análisis de las causas precisamente por la falta de contacto.
Discusión. 139
Sin embargo, sí que debe mencionarse que en el grupo estudio hubo un menor déficit en
éste aspecto (34,8%) en relación con el grupo estándar o control (49,6%).
La mayoría de las veces el verdadero motivo para no participar reside en una
mezcla de “miedo” a que les sea diagnosticada la enfermedad178, junto con el deseo de
evitarse la molestias propias de los estudios médicos180. También se ha evidenciado en
estudios sobre aspectos de la conducta, que existe en la mayoría de las personas un
sentimiento de propia invulnerabilidad179, que les motiva poco a participar en programas
de diagnóstico precoz. De todo ello se deduce que muchas veces todas estas razones más
o menos conscientes se justifican en una respuesta del tipo “no me interesan más datos
sobre mi salud”, que nosotros recogimos en un 33,4% de los casos (29,1% en el grupo
estándar o control y 40,4% en el grupo estudio).
También es difícil valorar el grado de sinceridad de las personas cuya respuesta
fue englobada en el apartado de “imposibilidad de realizar la prueba”, ya que las que
manifestaron como motivo el padecer una enfermedad grave intercurrente fue bajo
(2,4%), y el resto de múltiples respuestas que se produjeron no puede descartarse que
fueran simplemente motivos que pudieran estar englobados en el apartado anterior.
En éste sentido, si valoramos las respuestas en función del grupo de
aleatorización, hemos visto como en el grupo Estudio, la principal causa aducida para
justificar la no-participación fue la falta de intrés en participar, mientras que en el grupo
estándar o Control, el porcentaje más importante se atribuye a la imposibilidad de
contacto con la persona invitada. Ésta diferencia entre grupos fue estadísticamente
significativa.
En función de los resultados obtenidos, debe interpretarse que el método de
contacto directo (grupo Estudio), tiene al mismo tiempo una mayor capacidad de inducir
a la participación a las personas invitadas y por otro posee un mayor poder de
localización y/o contacto con el invitado. El contacto directo (grupo Estudio), debido a
su mayor capacidad de inducir la participación, no solamente consigue un aumento
Discusión. 140
significativo de la misma, sino que las personas de éste grupo que no participaron, en su
mayoría lo hicieron por que estaban firmemente decididas a no participar, y no por otras
razones. En cambio, en el grupo estándar, debido a su menor capacidad de localización y
de inducción a la participación, existieron un mayor porcentaje de personas que no
participaron, debido a la falta de contacto, en detrimento porcentual de las otras causas.
CONCLUSIONES
Conclusiones 141
CONCLUSIONES.
1. La participación de la población estudiada , en un programa de detección precoz de la
neoplasia colorrectal basado en la detección de sangre oculta en heces por medio de
un método inmunológico, y utilizando el método estándar de invitación por carta
através de correo, ha sido del 36,5%.
2. Mediante el contacto directo a través de un profesional no sanitario, ha sido posible
aumentar significativamente la participación al 57,8%.
3. En el conjunto de ambos grupos, no se han apreciado diferencias en cuanto a la
participación en función de la edad ni del sexo.
4. Ha habido una mayor participación en las personas invitadas que compartían
domicilio con otro invitado, en relación con las personas que eran las únicas invitadas
de su domicilio.
5. Cuándo se ha utilizado el contacto directo (grupo estudio), la utilidad de la llamada
telefónica de refuerzo, ha sido escasa (1,9%), significativamente menor que la
obtenida en el grupo estándar o control (4,3%).
6. El porcentaje de correcta recogida de las muestras ha sido significativamente mejor
en el grupo estudio o de contacto directo, en relación con el grupo estándar o control.
7. En el grupo de personas que participaron en el cribado, el 48,9% reconocen tener
antecedentes de patología anorectal benigna. Estos antecedentes son
significativamente más frecuentes en el grupo de personas que presentaron un
resultado de la prueba de cribado positivo.
8. En el grupo de personas que participaron en el cribado, el 23,5%, reconocen tener
antecedentes de sangrado con las heces. Éste porcentaje también fue
significativamente mayor entre las personas cuya prueba de cribado dio resultado
Conclusiones 142
positivo, en relación con las personas con resultado de la prueba negativo.
9. Entre las personas del Grupo estándar, la falta de contacto (no localización), fue la
causa más frecuente a la que atribuir la no-participación, mientras que en el grupo
estudio (contacto directo), fueron más frecuentes las causas relacionadas con la falta
de interés o la imposibilidad de participación. En éste sentido también el contacto
directo fue superior en capacidad de localizar y contactar con el invitado.
10. Los cánceres detectados como consecuencia del cribado presentaron unos estadiajes
más precoces que la media habitual debida al diagnóstico clínico en nuestro medio.
11. La metodología y circuitos propuestos y desarrollados en el presente estudio, se han
demostrado ágiles y adecuados para ser utilizados en programas más amplios de
cribado para la neoplasia colorrectal.
12. En nuestro país, sería aconsejable utilizar una estrategia o método de invitación que
fuera suficientemente efectivo para alcanzar porcentajes de participación lo más
elevados posible pero asegurando un mínimo del 50%, cifra que parece difícil de
alcanzar por la simple invitación estándar por correo. En éste sentido el método de
contacto directo por medio de un profesional no sanitario, llevado a cabo en el
presente estudio ha demostrado su eficacia en los términos mencionados.
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía. 143
1. Mutto T, Bussey HJR, Morson B. The evolution of cancer of the colon and rectum.
Cancer 1975; 36:2251-2270.
2. Kelloff GJ, Boone CW, Crowell JA, Steele VE, Lubet R, Doody LA. Surrogate end point
biomarkers for phase II chemoprevention trials. J Cell Biochem 1994; 19:1-9.
3. Risio M, Lipkin M, Candelaresi GL, Bertone A Coverlizza S Rossini FP. Correlations
between rectal mucosa cell proliferation and the clinical and pathological features of non
familial neoplasia of the large intestine. Cancer Res. 1991; 51:1917-1921.
4. Risio M, Arrigoni A, Pennazio M, Agostinucci A, Spandre M, Rossini FP. Mucosal cell
proliferation in patients with hyperplastic colorectal polyps. Scan J Gastroenterol
1995;30:344-348.
5. Elitsur Y, Moshier JA, Murthy R, Barbish A, Luk GD. Polyamine levels, ornithine
decarboxylase (ODC) activity and ODC-mRNA expression in normal and cancerous human
colonocytes. Life Sci 1992;50:1417-1424.
6. Gibson P, Rosella O, Nov R, Young G. Colonic ephitelium is diffusely abnormal in ulcerative
colitis and colorectal cancer. Gut 1995;36:857-863.
7. Issa JPJ, Ottaviano YL, Celano P, Hamilton SR, Davidson NE, Baylin SB. Methylation of
the oestrogen receptor CpG island links again and neoplasic in human colon. Nat Genet
1994;7:536-540.
8. Payne CM, Bernstein H, Bernstein C, Garewol H. Role of apoptosis in biology and
pahology: resistance to apoptosis in colon carcinogenesis. Ultrastruct Pathol 1995;19:221-
248.
9. Riddell RH, Goldman H, Randsohoff DF. Displasia in inflammatory bowel disease:
Standardized classification with provisional clinical applications. Hum Pathol 1983;14:931-
968.
Bibliografía. 144
10. Gramlich TL, Henningar RA, Schulte BA. The incidence and carbohydrate histochemistry of
dystrophic globet cells in colon. Mod Pathol 1988;1:366-371.
11. Pretlow TP, O'Riordan MA, Pretlow TG, Stellato TA. Aberrant crypt in human colonic
mucosa: putative preneoplastic lesions. J Cell Biochem Suppl 1992;16G:55-62.
12. Kalus M. Carcinoma and adenomatous polyps of the rectum and biopsy and organ tissue
culture. Cancer 1972;30:972-981.
13. Jass JR, Sobin LH (eds). International histological classification of tumors. Berlin; Springer
1989.
14. Rutsgi AK. Hereditary gastrointestinal polyposis and non polyposis syndroms. N Engl J Med
1995;331:1694-1702.
15. Cooper HS, Deppisch LM, Gourley WK, Kahn EI, Lev R, Manley PN Pascal RR, et al.
Endoscopically removed malignant colorectal polyps: clinicopathologic correlations.
Gastroentrology 1995;108:1657-1665.
16. Stolte M, Betheke B. Colorectal mini-de novo carcinoma: a reality in Germany too.
Endoscopy 1995;27:286-290.
17. Kurdo S, Tamura S, Hirotas S, Sano Y, Yamano H, Serizawa M, Fukuoka T, et al. The
problem of the novo colorectal carcinoma. Eur J Cancer 1995;31ª:1118-1120.
18. Fearon ER, Hamilton SR, Vogelstein B. Clonal analysis of human colorectal tumors. Science
1987;238:193-197.
19. Bos JL. The ras family and human carcinogenesis. Mutat Res 1988;196:255-271.
20. Valencia A, Chardin P, Wittinghofer A, Sander C. The ras protein family: evolutionary tree
and role of conserved aminoacids. Biochemistry 1991;30:4637-4648.
21. Stacey DW, Tasi MH, Yu CL. Critical role of ras proteins in proliferative signal
transduction Cold Spring Harbour Sym Quant Mol Biol 1988;53:871-881.
Bibliografía. 145
22. Barbacid M. Ras genes. Annu Rev Biochem 1987;56:779-823.
23. Bos JL; Fearon ER, Hamilton SR, Verlaan-de Vries M. van Boom JH, van der Eb , AJ,
Vogelstein B. Prevalence of ras gene mutations in human colorectal cancer. Nature
1987;327:239-297.
24. Volgenstein K, Fearon ER, Hamilton SR, Kern SE, Preisinger AC, Leppert M et al. Genetic
alterations during colorectal tumor development. N Engl J Med 1988;319:525-532.
25. Fearon ER, Volgenstein B. A genetic model for colorectal tumorogenesis. Cell
1990;61:759-767
26. Laurent-Puig P, Olschwang S, Delattre O, Validise P, Melot T, Mosseri V et al. Association
of ki-ras mutation with differentiation on tumor-formation pathways in colorectal
carcinoma. Int J Cancer 1991;49:220-223.
27. Pretlow TP, Brasitus TA, Fulton C, Cheyer C, Kaplan EL. K-ras mutations in putative
preneoplastic lesions in human colon. J Natl Cancer Inst 1993;85:2004-2007.
28. Jen J, Powel SM, Papadoulos N, Smith KY, Hamilton SR, Volgenstein B, Kinzler KW.
Molecular determinants of dysplasia in colorectal lesions. Cancer Res 1994; 54(21):5523-
5526.
29. Smith AJ, Stern HS, Penner M, Hay K, Mitri A, Bapat BV, Gallinger S. Somatic APC an k-
ras codon 12 mutations in aberrant crypti foci from human colons. Cancer Res
1994;54L21):5527-5530.
30. Erisman MD, Scott, JK, Astrin SM. Evidence that the familial adenomatous polyposis gene
is involved in a subset of colon cancers with a completable defect in c-myc regulation. Proc
Natl Acad Sci USA 1989;86:4262-4268.
31. Dang CV. C-myc oncoprotein function. Biochim Biophys Acta 1991;1072:103-113.
Bibliografía. 146
32. Postel EH, Berberich SJ, Flint SJ, Ferrone CA. Human c-myc transcription factor PuF
identified as nm 23-H2 nucleoide diphosphate kinase, a candidate supressor of tumor
metastasis. Science 1993;261:478-480.
33. Melham MF, Neisler AI, Finley GG. Distribution of cells espressing myc proteins in human
colorectal epithelium, polyps and malignant tumors. Cancer Res 1992;52:5853-5864.
34. Tulchin N, Ornstein L, Guillem JG, Weistein IB. Distribution of the c-myc oncoprotein in
normal and neoplastic tissues of the rat colon. Oncogene 1988;3:697-701
35. Cartwright CA, Meisler AI, Eckhert W. Activation of the pp60c-SrC protein kinase is an
early event in colon carcinogenesis. Proc Natl Acad Sci USA 1990;87:558-562.
36. Talaminti,MS, Roh MS, Curley SA, Gallick GE. Increase in activity and level of human
colorectal cancer. J Clin Invest 1993;91:53-60.
37. Baker SJ, Preisinger AC, Jessup JM, Paraskeva C, Markowitz S, Willson JK, Hamilton S
Vogelstein B. P53 gene mutations occur in combination with 17p allelic deletions as late
events in colorectal tumorigenesis. Cancer Res 1990;50:7717-7722.
38. Kern SE, Fearon ER, Tersmette KW, Enterline FP, Leppert M, Nakamura J et al. Clinical
and pathological associations with allelic loss in colorectal carcinoma. JAMA
1989;261:3099-3103.
39. Rodrigues NR, Rowan A, Smith ME, Kerr IB, Bodmer WF, Gannon JV, Lane DP. P53
mutations in colorectal cancer. Proc Natl Acad Sci USA 1990;87:7555-7559.
40. Hedrick L, Cho KR, Fearon ER, WU TC Kinzler KW, Volgenstein B. The DCC gen product
in celular differentiation and colorectal tumorigenesis. Genes Dev 1994;8:1174-1183.
41. Nishisho I, Nakamura Y, Miyoshi Y, Miki Y, Ando H, Horii A, Koyama K et al. Mutations
of chromosome Sq21 genes in FAP and colorectal cancer patients. Science 1991;253:665-
669.
Bibliografía. 147
42. Ionov Y, Peinado MA, Malkhosyans S, Shibata D, Perucho M. Ubiquitos somatic mutations
in simple repeated sequences reveal a new mechanism for colonic carcinogenesis. Nature
1993;363:558-561.
43. Hug H, Sarre TF, Protein kinase C isoenzymes:divergence in signal transduction? Biochem J
1993;291:329-343.
44. Levy MF, Pocsidio J, Gullem JG, Fordek K, Logerfo P, Weinstein IB. Decreased levels of
protein kinase C (PKC) enzyme activity and PCR mRNA in primary colon tumors. Dis Col
Rectum 1993;36:913-921.
45. Sanz JM, Ruiz JM, Alfaro J, Hördnler C, Romero D. Epidemiología del cáncer colorrectal.
Med Clin (Barc) 1992;98:706-714.
46. Miller BA, Ries LAG, Hankey BF, Kosary CL, Edwards BK, eds: Cancer statistics review
1973-89, National Cancer Institute, NIH Pub Nº 92-2789, Rockeville, Md 1992 National
Institutes of Health.
47. Baker MS, Kessler LG, Smucker RC. Site-specific treatment cost for cancer: an analysis of
the Medicare Continuos History Sample File. En: Scheffler RM, Andrews NC eds: Cancer
care and cost: DRGs and beyond, Ann Arbor Mich 1989, Health Administration Press.
48. National Cancer Institute. Cancer statistics review 1973-1989. DHHS Publ No (NIH) 92-
2789 1992 Bethesda Maryland.
49. Broders AC. The grading of carcinoma. Minnesota Med 1925;8:726.
50. Nelson RL, Abcarian H. Pattern of disease staiging and therapeutic implications. En:
Colorectal Cancer Wanebo HJ Mosby Year Book-Inc St.Louis Missouri 1993;130-136.
51. Lockhart-Mummery JP. Two hundred cases of cancer of the rectum treated by perineal
excision. Br J Surg 1927;14:110-124.
52. Dukes CE. The classification of cancer of the rectum. J Pathol 1932;35:323-332.
Bibliografía. 148
53. Gabriel WB, Dukes C, Bussey HJR. Limphatic spread in cancer of the rectum. Br J Surg
1935;23:395-413.
54. Turnbull RB Jr, Kyle K, Watson FR, Spratt J. Cancer of the colon: the influence of the no-
touch isolation technique on survival rates. Ann Surg 1967;166:420-427.
55. Zinkin LD. A critical review of the classification and staiging of colorectal cancer. Dis
Colon Rectum 1983;26:37-43.
56. Crissman JD, Zarbo RJ, Mack Visscher DW. Histopathologic parameters and DNA analysis
in colorectal adenocarcinoma. Pathol Annu 1989;24:103-147.
57. Wynder EL, Shigematsu T. Enviromental factors of cancer of the colon and rectum.
Cancer 1967;20:1520-1560.
58. Trock B, Lanza E, Greenwald P. Dietary fiber vegetables and colon cancer: critical review
and metaanalysis of the epidemiologic evidence. J Natl Cancer Inst 1990;82:650-661.
59. Hill MJ, Drasar BS, Williams RED. Faecal bile-acid and clostridia in patients with cancer of
the large bowel. Lancet 1975;1:535-539.
60. Rainey JB, Davis PW, Bristol JB, Williamson RC. Adaptation and carcinogenesis in
defunctioned rat colon: divergent effects of faeces and bile acids. Br J Cancer 1983;48:477-
484.
61. Goldin BR, Gorbach SL. Effects of antibiotics on incidence of rat intestinal tumours induced
by 1,2-dimethylhydrazine dicholoride. J Natl Cancer Inst 1981;67:877-880.
62. Bruce WR. Recent hypotheses for the origin of colon cancer. Cancer Res 1987;47:4237-
4242.
63. Bruce WR, Varghese AJ, Furrer. Amutagen in human feces en: Hiatt, Watson J, Winsten Y
(eds): Origins of human cancer: Mew York Cold Spring Harbor Laboratory 1977, 1641-
1646.
Bibliografía. 149
64. Vennit S. Mutagens in human faeces and cancer of the large bowel en: Rowland IR (ed): Role
of the gut flora in toxicity and cancer, London, Academic Press 1988; 399-460.
65. Hieger I. Cholesterol carcinogenesis. Br Med Bull 1958;14:159-160.
66. Hill MJ. The role of colon anaerobes in the metabolism of bile acids and steroid and its
relation to colon cancer. Cancer 1975;36:2387-2400.
67. Sugimura T. Carcinogenicity of mutagenic heterocyclic amines formed during the cooking
process. Mutat Res 1985;150:33-42.
68. Commoner BV, Vithayathil A, Dolara P, Nair S, Madyastha P, Cuca GC. Formation of
mutagens in beef and beef extract during cooking. Science 1978;201:913-916.
69. Gerhardsson de Verdier M, Hagman U, Peters RK, Steineck G, Overvik, E. Meat, cooking
methods and colorectal cancer: a case referent study in Stockholm. Int J Cancer
1991;49:520-525.
70. Hill MJ, Aries UC. Faecal steroid composition and its relation ship to cancer of the large
bowel. J Pathol 1971;104:129-139.
71. Wargovich MJ, Eng WS, Newmark HL, Bruce WR. Calcium ameliorates the toxic effect of
deoxycholic acid on colonic epithelium. Carcinogenesis 1983;4:1205-1207.
72. Wolfle D, Schumutte C, Westendorf J, Marquardt H. Hydroxyantraquinones as tumor
promotors: enhancement of malignant transformation of C3H mouse fibroblast and growth
stimulation of primary rat hepatocytes. Cancer Res 1990;50:6540-6544.
73. Siegers CP, Von Hertzberg-Lottin E, Otte M, Schneider B. Anthranoid laxative abuse -a risk
for colorectal cancer? Gut 1993;34:1099-1101.
74. Caroll KK, Khor HT. Dietary fat in relation to tumorigenesis. Prog Biochem Pharm
1975;10:308-353.
75. Broitman S, Vitale J, Vavrousek-Jakuba E, Gottlieb L. Polyunsatured fat, cholesterol and
large bowel tumorigenesis. Cancer 1977;40:2455-2463.
Bibliografía. 150
76. O'Rourke J, Johnson A, Collins P, Duignan J, Bouchier-Hayes D. An association between
hypocholesterolemia and colorectal carcinoma in an Irish population. Gut 1992;33:950-
953.
77. Schatzkin A, Lanza E, Ballard-Barbash R. The case for a dietary intervention study of large
bowel polyps. Cancer Prev 1991;1:84-90.
78. Lapre JA, De Vries HT, Koeman JH, Van der Meer R. The antiproliferative effect of
dietary calcium on colonic epithelium is mediated by luminal surfactants on dependt on the
type of dietary fat. Cancer Res 1993;53:784-789.
79. Burkitt DP, Trowell HC (eds). Refined carbohydrate foods and disease. London, Academic
Press 1975;333-345.
80. Cummings JH, Bingham SA, Heaton KW, Eatswood MA. Fecal weight, colon cancer risk
and dietary intake of nonstarch polysaccharides (dietary fat). Gastroenterology
1992;103:1783-1789.
81. Graf E, Eaton J. Dietary supression of colonic cancer. Fiber or phytate? Cancer
1985;56:717-718.
82. Tennenbaum A. Relation of body weight to cancer incidence. Arch Pathol 1940;30:509-
519.
83. Pottler JD, Slattery ML, Bostick KM, Gapstur SM. Colon cancer: a review of the
epidemiology. Epidemiol 1993;15:499-545.
84. Giovannucci E, Rimm EB, Stampler MJ, Colditz JA, Ascherio A, Willet WC. Intake of fat,
meat and fibre in relation to risk of colon cancer in men. Cancer Res 1994;54:2390-2397.
85. Newmark HL, Wargovich MJ, Bruce WR. Colon cancer and dietary diet fat, phosphate and
calcium: a hypotesis. J Natl Cancer Inst 1984;72:1323-1325.
86. Govers MJ, Van der Meer R. Effects of dietary calcium and phosphate on the intestinal
interactions between calcium, phosphate, fatty acids and bile acids. Gut 1993;34:365-370.
Bibliografía. 151
87. Govers MJ, Termont DS, Van der Meer R. The mechanism of the antiproliferative effect of
milk mineral and other calcium supplements on colonic epithelium. Cancer Res 1994;54:95-
100.
88. Sun Y. Free radical, antioxidant enzymes and carcinigenesis. Free Rad Biol Med
1990;8:583-599.
89. Greenberg ER, Baron JA, Tosteson TD, Freeman DH Jr., Beck GJ, Bond JH. A clinical trial
of antioxidant vitamins to prevent colorectal adenoma. N Engl J Med 1994;331:141-147.
90. Colachio T, Memoli V, Hildebrant L. Antioxidants vs carotenoids. Inhibitors or promoters
of experimental colorectal cancers. Arch Surg 1989;124:217-221.
91. Chen LH Boissonneault GA, Glauert HP. Vitamin C, vitamin E and cancer. Anticancer Res
1988;8:739-748.
92. Garland C, Barret-Connor E, Rossof A, Shekelle R, Criqui M, Paul O. Dietary vitamin D and
calcium and risk of colorectal cancer: a 19-year prospective study in men. Lancet
1985;307-309.
93. Kleinbeuker J, Van der Meer R, De Vries E. Calcium and vitamin D: possible protective
agents against colorectal cancer? Eur J Cancer 1995;31:1081-1084.
94. Burnstein M. Dietary factors in relation with colorectal neoplasms. Surg Clin North Am
1993;73:13-29.
95. Nelson RL. Dietary minerals and colon carcinogenesis (review). Anticancer Res
1987;7:259-270.
96. Nelson RL, Dietary iron and colorectal cancer risk. Free Radical Biolk Med 1992;12:161-
168.
97. Nelson RL, Yoo SJ, Tanure JC, Andrianopopulos G, Misumini A. The effect of iron on
experimental colorectal carcinogenesis. Anticancer Res 1989;9:1477-1482.
Bibliografía. 152
98. Tutton PJM, Barkla DH. The influence of prostaglandin analogues on epithelial cell
proliferation and xenograft growth. Br J Cancer 1980;41:47-51.
99. Kune G, Vitetta L. Alcohol consumition and the etiology of colorectal cancer: a review of
the scientific evidence from 1957 to 1991. Nutr Cancer 1992;18:97-111.
100. Hoff G, Vatu MH, Larsen S. Relation between tobacco smoking and colorectal polyps.
Scand J Gastroenterol 1987;22:13-16.
101. Busey HJR. Familial polyposis coli. Baltimore Johns Hopkins Press 1975.
102. Giovannucci E, Colditz GA, Stamper MJ, Hunter D, Rosner BA, Willet WC, Speizer FE
et al. A prospective study of cigarette smoking and risk of colorectal adenoma and
colorectal cancer in US women. J Natl Cancer Inst 1994;86:192-199.
103. Giardiello FM, Hamilton SR, Kern SE, Offerhaus GJ, Green PA, Celano P, Krush AJ el al.
Colorectal neoplasia in juvenile polyposis or juvenile polyps. Arch Dis Child 1991;66:971-
975.
104. Vasen HFA, Mecklin JP, Meerakhan P, Lynch HT. The International Collaborative
Group on Hereditary Non-Polyposis Colorectal Cancer. Dis Colon Rect 1991;34:424-425.
105. Stephenson BM, Finan PJ, Gascoyne J, Garbett F, Murday VA, Bishop DT. Frequency of
familial colorectal cancer. Br J Surg 1991;78:1162-1166.
106. Mecklin JP. Frequency of hereditary colorectal cancer. Gastroenterology 1987;93:1021-
1025.
107. Rozen P, Fireman Z, Figer A, Legum C, Ron E, Lynch HT. Familial history of
colorectal cancer as a marker of potential malignancy in a screening program. Cancer
1987;60:248-254.
108. Lennard-Jones JE, Melville DM, Morson BC, Ritchie JK, Williams CB. Precancer and
cancer in extensive ulcerative colitis: findings among 401 patients over 22 years. Gut
1990;31:800-806.
Bibliografía. 153
109. Langholz E, Munkholm P, Davidsen M, Binder V. Colorectal cancer risk and mortality
in patients with ulcerative colitis. Gastroenterology 1992;103:1444-1451.
110. Hamilton SR. Colorectal carcinoma in patients with Crohn disease. Gastroenterology
1985;89:398-407.
111. Ekbom A, Helmick C, Zack M, Adami HO. Increased risk of large bowel cancer disease
with colonic involvement. Lancet 1990;336:357-359.
112. Capron JP, Delamarre J, Canarelli J, Brousse N, Dupas JL. La cholecystectomie favorise-
t-elle l'apparition du cancer rectocolique? Gastroenterol Clin Biol 1978;2:283-289.
113. Friedman G. Cancer of the large bowel after cholecystectomy. Biomed &
Pharmacother;1988;42:369-372.
114. Chute C, Willet W, Colditz G, Stampfer M, Baron J, Rosner B, Speizer F. A prospective
study of body mass height and smoking on the risk of colorectal cancer in women. Cancer
Courses & Control 1991;2:117-124.
115. Suadicani P, Hein HO, Gyntelberg F. Height, Weight and risk of colorectal cancer. An
18-year follow-up in a cohort of 5249 men. Scand J Gastroenterol 1993;28:285-288.
116. Slattery ML, Abd-Elghany N, Kerber R, Schumacher MC. Physical activity and colon
cancer: a comparison of various indicators of physical activity to evaluate the association.
Epidemioloy 1990;1:481-485.
117. Schoenberg BS, Greenberg RA, Eisenberg H. Occurrence of certain multiple primary
cancers in females. J Natl Cancer Inst 1969;43:15-32.
118. Bremond A, Collet P, Lambert R, Martin JL. Breast cancer and polyps of the colon: a
case-control study. Cancer 1984;54:2568-2570.
119. Teppo L, Pukkala E, Saxen E. Multiple cancer: an epidemiologic exersice in Finland. J
Natl Cancer Inst 1985;75:207-217.
Bibliografía. 154
120. National Research Council. Diet, nutrition and cancer. Washington DC: National
Academy Press 1982.
121. Commission of the European Community. Europe Against Cancer. 1988; Brussels: CEC
Publications.
122. Devesa SS, Jin F, Zheng W, Blot WJ, Fraumeni JF, Gao YT. Rising incidence of colon
cancer in Shangai. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 1993;2:293-294.
123. Mc Michael AJ, Giles GG. Cancer in migrants to Australia: extending the descriptive
epidemiological data. Cancer Res 1988;48:751-756.
124. Greenberg ER, Baron JA, Tosteson TD. A clinical trial of antioxidant vitamins to
prevent colorectal adenoma. N Engl J Med 1994;331:141-147.
125. Marnett LJ. Aspirin and the potential role of the prostaglandins in colon cancer. Cancer
Res 1992;52:5575-5589.
126. Reddy BS, Tokumo K, Kulkarni N. Inhibition of colon carcinogenesis by prostaglandin
synthesis inhibitors and related compounds. Carcinogenesis 1992;13:1019-1023.
127. Rozhin J, Wilson PS, Bull AW, Nigro ND. Ornithine decarboxylase activity in the rat
and human colon. Cancer Res 1984;44:3226-3230.
128. Rao CV, Tokumo K, Kenoff G, Reddy BS. Inhibition by dietary oltipraz of experimental
intestinal carcinogenesis induced by azoxymethane in male F334 rats. Cancer Res
1991;12:1051-1055.
129. Deschner EE, Cohen BI, Paicht RF. Acute and chronic effect of dietary cholic and
colonic epithelial cell proliferation. Digestion 1991:21:290-296.
130. Quesney-Huneeus V, Wiley MH, Siperstein MD. Essential role for mevalona synthesis in
DNA replication. Proc Natl Acad Sci USA 1979;76:5056-5060.
Bibliografía. 155
131. Winawer SJ, Zauber AG, Ho MN, O'Brien MJ, Gottlieb LS, Sternberg SS et al. Prevention
of colorectal cancer by colonoscopic polipectomy. The National Polyp Study Workgroup.
N Engl Med 1993;329(27):1977-1981.
132. Mandel JS, Bond JH, Church TR, Snover DC, Bradley GM, Schuman LM, Ederer F.
Reducing mortality from colorectal cancer by screening for fecal occult blood. N Engl J Med
1993;328(19):1365:1371.
133. Newcomb PA, Norfleet RG, Storer BE, Surawickz S, Marcus PM. Screening
sigmoidoscopy and colorectal cancer mortality. J Natl Cancer Inst 1992;84:1572-1575.
134. Gilbersten VA, Nelms JM. The prevention of invasive cancer of the rectum. Cancer
1977;41:1137-1139.
135. Friedman GD, Collen MF, Fireman BH. Multiphasic health checkup evaluation: a 16-
years follow-up. J Chron Dis 1986;39:453-463.
136. Selby, JV, Friedman GD, Quesenberry ChP (Jr), Weiss NS. A case-control study of
screening sigmoidoscopy and mortality from colorectal cancer. W Engl J Med
1992;326:653-657.
137. Reston VA. Colon cancer diagnosis in a era of cost containment. Council of the
American College of Radiology. Reston Virginia 1990.
138. Dybdahl JH, Daae LNW, Larsen S. Occult Blood loss determined by a 51cr method and
chemical tests in patients referred for colonoscopy. Scand J Gastroenterol 1994;19:245-
254.
139. Gregor DH. Diagnosis of large-bowel cancer in the asymptomatic patient. JAMA
1967;201:943-945.
140. Hardcastle JD, Chamberlain JO. Robinson MHE, Moss SM, Amar SS, Balfour TW.
Randomised controlled trial of faecal occult-blood screening for colorectal cancer. Lancet
1996;348:1472-1477.
Bibliografía. 156
141. Kronborg O, Fenger C, Olsen J, Jorgensen OD, Sondergoard O. Randomised study of
screening for colorectal cancer with faecal-occult-blood test. Lancet 1996;348:1467-1471.
142. Winaver SJ, Schottenfeld D, Flehinger BJ. Colorectal cancer screening. J Natl Cancer
Inst 1991;83:243-253.
143. Kewenter J, Brevinge H, Engara SB, Haglind E, Ahren C. Results of screening, rescrining,
and follow-up in a prospective randomized study for detection of colorectal cancer by fecal
occult blood testing. Results for 68.308 subjects. Scand J Gastroenterol 1994;29:468-473.
144. St John DJB, Young GP, Alexeyeff MA, Deacon MC, Cuthbertson AM, Macrae FA,
Penfold JCB. Evaluation of new occult blood test for detection of colorectal neoplasia.
Gastroenterology 1993;104:1661-1668.
145. Ahlquist DA, Wieand HS, Moertel CG, McGill DB Loprinzini CL, O'Connell MJ et al.
Accuracy of fecal occult blood screening for colorectal neoplasia: a prospective study using
Hemoccult and HemoQuant tests. JAMA 1991;269:1262-1267.
146. Nakayama H, Kamijo N. Accuracy of immunological fecal occult testing for colorectal
cancer screening. Prev Med 1994;23:448-451.
147. Uchida K, Matsuse R, Niyochi N, Okuda S, Tomitas S, Miyoshi H, et al.
Immunochemical detection of human blood in feces. Clin Chim Acta 1990;189:267-274.
148. Frommer D. Comparison of bowel cancer screening using immunochemical and
hemoccult techniques for detecting faecal occult blood. En: Young GP, Saito H eds. Faecal
occult blood tests. San José CA: Smith Kline Diagnostics 1992:46-49.
149. Petrelli N, Michalek AM, Fredman A, Baroni M, Mink I, Rodriguez-Bigas M.
Immunological versus guaiac occult blood stool test: Results of a community-based screening
program. Surg Oncol 1994;3:27-36.
150. Fujita M. Colon cancer screening by immunochemical RPHA occult blood test. En:
Young GP, Saito H, eds. Faecal occult blood test San José CA: Smith Kline Diagnostics 1992
pp82-89.
Bibliografía. 157
151. Bell SM, Scott N, Cross D, Sagor P, Lewis FA, Blair GD et al. Prognostic value of p53
overexpression and C-Ki-ras gene mutations in colorectal cancer. Gastroenterology
1993;104:57:64.
152. Rustgi AK. Biochemicals and genetic screening of colorectal cancer.Editorial.
Gastroenterology 1995;109:1003-1004.
153. Lang CA, Ransohoff DF. Fecal occult blood screening for colorectal cancer. Is mortality
reduced by chance selection for screening colonoscopy? JAMA 1994; 271:1011-1013.
154. Ederer F, Church TR, Mandel JS. Fecal occult blood screening in the Minnesota study:
Role of chance detection of lesions. J Ntl Cancer Inst 1997;89:1423-1428.
155. Mandel JS, Ederer F, Church TR, Bond J. Screening for colorectal cancer: wich test is
best? JAMA 1994;272:1099-1100.
156. Tazi MA, Faivre J, Dassonville F, Lamour J, Milan C, Durand G. Participation in faecal
occult blood screening for colorectal cancer in a well defined French population: results of
five screening rounds from 1988 to 1996. J Med Screen 1997; 4(3):147-151.
157. Faivre J, Tazi MA, El Mrini T, Lejeune C, Benhamiche AM, Dassonville F. Faecal
occult blood screening and reduction of colorectal cancer mortality: a case-control study. Br
J Cancer 1999; 79(3-4):680-683.
158. Winawer SJ, Flehinger BJ, Schottenfeld D, Miller DG. Screening for colorectal cancer
with fecal occult blood testing and sigmoidoscopy. J Natl Cancer Inst 1993;85:1311-1318.
159. Towler B, Irwing L, Glasziou P, Kewenter J, Weller D, Silagy Ch. A systematic review of
the effects of screening for colorectal cancer using the faecal occult blood test, Hemoccult.
BMJ, 1998; 317:559-565.
160. Faivre J, Arveux P, Milan C, Durand G, Lamour J, Bedenne. Participation in mass
screening for colorectal cancer: results of screening and rescreening from the Burgundy
study. Eur J Cancer Prev 1991; 1(1):49-55.
Bibliografía. 158
161. Herbert C, Launoy G, Thezee,Y, Maurel J, Richir B, Reaud JM, Ollivier V, Pegulu L,
Valla A, Gignoux M.Participants characteristics in a French colorectal cancer mass screening
campaign. Prev Med 1995;24(5):498-502.
162. Zappa M, Castiglione G, Grazzini G, Falini P, Giorgi D, Paci E et al. Effect of faecal
occult blood testing on colorectal mortality: results of a population-based case-control study
in the district of Florence. Italy. Int.J.Cancer 1997; 73:208-10.
163. Elwood TW, Erickson A, Lieberman S. Comparative educational approaches to
screening for colorectal cancer. Am J Public Health 1978; 68:135-38.
164. Hardcastle JD, Farrands PA, Balfour TW, Chamberlain J, Amar SS, Sheldon MG.
Controlled trial of faecal occult blood testing in the detection of colorectal cancer. Lancet
1983; 2:1-4.
165. Lallemand RC, Vakil PA, Pearson P, Box V. Screening for asymptomatic bowel cancer
in general practice. Br Med J 1984; 288:31-33.
166. Lee FI. Screening for colorectal cancer in a factory-based population with fecatest. Br J
Cancer 1983; 48:843-47.
167. Nichols S, Koch E, Lallemand RC, Heald RJ, Izzard L, Machin D, et al. Randomised trial
of compliance with screening for colorectal cancer. Br Med J 1986; 293:107-10.
168. Pye G, Christie M, Chamberlain JO, Moss SM, Hardcastle JD. A comparison of methods
for increasing compliance within a general practitioner based screening project for
colorectal cancer and the effect on practitioner workload. J Epidemiol Community Health
1988; 42:66-71.
169. Slater PE, Fich A, Zimmerman J, Ever-Hadani P, Rachmilewitz D. Recruitment of
subjects for fecal occult blood screening. A comparison of two methods in Jerusalem. J Clin
Gastroenterol 1985; 7:51-54.
Bibliografía. 159
170. Sontag SJ, Durczak C, Aranha GV, Chejfec G, Frederick W, Greenlee HB. Fecal occult
blood screening for colorectal cancer in a Veterans Administration Hospital. Am J Sur 1983;
145:89-94.
171. Myers RE, Ross E, Jepson C, Wolf T, Balshem A, Milner L et al. Modeling adherence to
colorectal cancer screening. Prev Med 1994; 23:142-51.
172. Weinrich SP, Weinrich MC, Stromborg MF, Boyd MD, Weiss HL. Using elderly
educators to increase colorectal cancer screening. Gerontologist 1993; 33:491-96.
173. RobinsonMH, Pye G, Thomas WM, Hardcastle JD, Mangham CM. Haemoccult
screening for colorectal cancer: the effect of dietary restiction on compliance. Eur J Surg
Oncol 1994; 20:545-48.
174. Verne J, Kettner J, Mant D, Farmer A, Mortenson N, Northover J. Self-administered
faecal occult blood tests do not increase compliance with screening for colorectal cancer:
results of a randomized controlled trial. Eur J Cancer Prev 1993; 2:301-305.
175. Myers RE, Balsem AM, Wolf TA, Ross EA, Millner L. Adherence to continuous
screening for colorectal neoplasia. Med Care 1993; 31:508-19.
176. Tilley BC, Vernon SW, Myers R, Glanz K, Lu M, Hirst K, Kristal AR. The next step
trial: Impact of a worksite colorectal cancer screening promotion program. Prev Med 1999;
28:276-83.
177. Weiss SM. Health hazard/health risk appraisals. In JD Matarazzo, SM Weiss, JA Herd
NE Miller & SM Weiss (Eds.), Behavioral health: A handbook of health enhancement and
disease prevention. New York: Willey. 1984, 275-294.
178. Perloff LS, Fetzer BK. Self-other judgements and perceived vulnerability to
victimization. Journal of Personality and Social Psychology.1986; 50:502-10.
179. Weinstein ND. Reducing the unrealistic optimism about illness susceptibility. Health
Psychology 1983; 2:11-20.
Bibliografía. 160
180. Blalock SJ, De Vellis BMc, Aififi RA, Sandler RS. Risk perceptions and participacion in
colorectal cancer screening. Health Psychology 1990; 9(6):792-806.
181. Myers RE, Ross EA, Wolf TA, Balshem A, Jepson Ch, Millner L. Behavioral
interventions to increase adherece in colorectal cancer screening. Med Care 1991; 29:1039-
50.
182. Herbert C, Launoy G, Gignoux M. Factors affecting compliance with colorectal cancer
screening in France: differences between intention to participate and actual participation.
Eur J Cancer Prev 1997; 6;44-52.
183. Byles JE, Sanson-Fisher RW, Redman S, Reid AL, Agrez M. Early detection of
colorectal cancer: a profile of currente practice. Cancer Detec Prev 1992; 16:245-52.
184. Richardson JL, Danley K, Mondrus GT, Deapen D, Mack T. Adherence to screening
examinations for colorectal cancer after diagnosis in a first-degree relative. Prev Med 1995;
24:166-70.
185. Thomas W, White CM, Mah J, Greisser Ms, Church TR, Mandel JS. Longuitudinal
compliance with annual screening for fecal occult blood. Minnesota Colon Cancer Control
Study. Am J Epidemiol 1995; 142:176-82.
186. Neilson AR, Whynes DK. Determinants of persistent compliance with screening for
colorectal cancer. Soc Sci Med 1995; 41:365-74.
187. Arveux P, Durand G, Milan Ch, Bedenne L, Lévy D, Doan BDH, Faivre J. Views of a
general population on mass screening for colorectal cancer: the Burgundy study. 1992;
21(5):574-81.
188. Hynam KA, Hart AR, Gay SP, Inglis A, Wicks AC, Mayberry JF. Screening for
colorectal cancer: reasons for refusal of faecal occult blood testing in a general practice
setting in England. J Epidemiol Community Health 1995; 49:84-86.
Bibliografía. 161
189. Launoy G, Veret JL Richir B, Reaud JM, Olivier V, Valla A et al. Involment of general
practitioners in mass screening: Experience of a colorectal cancer mass screening
programme in the Calvados region (France). Eur J Cancer Prev 1993; 2:229-32.
190. Byers T, Levin B, Rothenberger D, Dodd GD, Smith RA. American Cancer Society
guidelines for screening and surveillance for early detection of colorectal polyps and
cancer:update 1997. CA Cancer J Clin 1997; 47:154-160.
191. Winawer SJ, Fletcher RH, Miller L, Godlee F, Stolar MH, Mulrow CD, Woolf SH, et al.
Colorectal cancer screening clinical guidlines and rationale. Gastroenterology 1997;
112:594-642.[Errata, Gastroenterology 1997; 112:1060, 1998;114:625.].
192. Preventive Service Task Force. Guide to clinical preventive services: report of the U.S.
Preventive Services Task Force. 2nd ed. Baltimore: Williams &Wilkins, 1996. (ver
http://cpmcnet.columbia.edu/texts/gcps0018.html.).
193. Colorectal Cancer Screening. Technicalreview 1.Rockeville, MD: Agency for Health
Care Policy and Research, 1998. (AHCPR publication nº 98-0033.) (ver
http//www.ahcpr.gov/.)
194. NCCN colorectal cancer screening practice guidelines: National Comprehensive Cancer
Network. Oncology (Huntingt) 1999; 13:152-79.
195. Podolsky DK. Going the distance: the case for true colorectal-cancer screning (ed). N
Engl J Med 2000; 343(3):207-8.
196. Imperiale TF, Wagner DR, Lin CY, Larkin GN, Rogge JD, Ransohoff DF. Risk of
advanced proximal neoplasms in asymptomatic adults according to the distal colorectal
findings. N Engl J Med 2000; 343:169-74.
197. Lieberman DA, Weiss DG, Bond JH, Ahnen DJ, Garewal H, Chejfec G. Use of
colonoscopy to screen asymptomatic adults for colorectal cancer. N Engl J Med 2000;
343:162-68.
Bibliografía. 162
198. Lledó-Matosés S, Roig-Vila JV, Garcia-Garcia A, Villanueva-Garcia P, Alvarez –Pernia, I,
Ferri-Romero J. et al. Detección de las neoplásias colorrectales mediante encuesta clínica y
test Hemoccult. Revista de Cirugía Española 1988; 43:40-41.
199. Cortés UF, Artal MF, Garcés TA, Izcara DJ, Lacasa SE, Zubiri SF. Cáncer Colorrectal:
detección mediante la prueba del guayaco en un centro de atención primaria. Med Clin
(Barc) 1992; 98:325-28.
200. Tárraga P, Garcia-Olmo D, Celada A, Garcia-Molinero Mª J, Divison JA, Casado C. Rev
Esp Enferm Dig 1999; 91(5):335-39.
201. Centro Nacional de Epidemiología. Instituto de Salud Carlos III. Ministerio de Sanidad y
Consumo. 1997. Ver (http//193.146.50.130/cancer1.htm).
202. Inadomi JM, Sonnenberg A. The impact of colorectal cancer screening on life
expectancy. Gastrointest Endosc 2000; 51:517-23).
203. Greenber PD, Bertario L, Gnauck R, Kronborg O, Hardcastle JD, Epstein MS, Sadowski
D, et al. Aprospective multicenter evaluation of new fecal occult blood test in patients
undergoing colonoscopy. Am J Gastroenterol 2000; 95(5):1331-38.
204. Saito H, Soma Y, Nakajima M, Koeda J, Kawaguchi H, Kakaizaki R, Chiba R, et al. A
case-control study evaluating occult blood screening for colorectal cancer with hemoccult
test and an immunochemical hemagglutination test. Oncol Rep 2000; 7(4):815-19.
205. Nakayama H, Kamijo N, Fujimori K, Fattah AA, Zhang B. Relationship between fecal
sampling times and sesitivity and specificity of immunochemical fecal occult blood tests for
colorectal cancer. Dis Colon Rectum 1997; 40(7):781-84.
206. Davies HTO, Crombie IK, Tavakoli M. When can odds ratio mislead? BMJ 1998;
316(28):989-91.
ANEXOS
Anexos A
Anexos B
Anexos C
Anexos D
Anexos E
Anexos F
Top Related