Trabajo realizado por Irene Gil Hernández, Cristina Macián Renau, Santiago Morro Mora y Fernando Moya Domingo
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Índice 1. Introducción 2. Cuestionario 3. Transcripción de la entrevista 4. Biografía 5. Conclusiones
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1. Introducción: objetivo, material y método
El objetivo principal de este trabajo ha sido conocer la trayectoria profesional de un médico de nuestro entorno mediante una entrevista que hemos realizado. Para ello, contactamos con un conocido que había ejercido de médico, que se jubiló en el año 2007. Pensamos en él porque había sido compañero de la madre de uno de los integrantes de nuestro grupo, y accedió a ayudarnos encantado. A la hora de planificar el trabajo, primero planteamos una serie de preguntas basándonos en el guión del que disponíamos. Orientamos las preguntas siguiendo un patrón cronológico para que al entrevistado le fuera más sencillo darnos los datos. Realizamos la entrevista en la casa del entrevistado, y el material que utilizamos fue una grabadora, y a la vez la transcribimos con la ayuda de un portátil. Además, el entrevistado ya nos había preparado un documento escrito a mano que constaba de 4 páginas, en las que nos contaba los aspectos más importantes de su vida profesional y personal. En general, esta primera parte de contacto personal en la entrevista fue muy agradable y entretenida, y nos parece importante mencionar que el médico se mostró muy alegre de recibirnos y poder ayudarnos en esta tarea.
2. Cuestionario Identificación -‐ Nombre y apellidos: Miguel Ángel Echeazarra Roa -‐ Fecha de nacimiento: 1942 -‐ Lugar de nacimiento: Vitoria -‐ Antecedentes familiares: No había ningún médico en su familia. Viene de una familia de
clase media, su padre era empleado de banca en Vitoria.
3. Transcripción de la entrevista • ¿Qué le motivó para elegir la carrera de médico?
Lo que realmente me motivó para el estudio de medicina, leí la novela Cuerpos y Almas de Van Der Meersch que hablaba de la vida media en Francia durante la II GM. Se aficionó a esas novelas. Es una novela crítica contra la medicina, defiende la relación médico enfermo y condena el control del Estado.
• ¿Qué formación previa a la facultad recibió usted?
Asistí a un colegio de marianistas en Vitoria. Es un colegio privado donde había muchas horas de iglesia, porque los marianistas son una orden de Frailes franceses. Había muy buenos profesores, aprendimos francés desde los 6 años, tengo un buen recuerdo de esa época… aunque ese colegio era muy clasista y había un exceso de cultura religiosa.
• ¿Dónde cursó sus estudios superiores?
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Estudié en la Universidad de Valladolid, porque entonces no había universidad en todas las ciudades como ahora, ni mucho menos facultad de medicina en todas las universidades… Además no había examen de ingreso a la Universidad, sobretodo porque la mayoría de la gente no podía pagarla, por lo que habían menos aspirantes a universitarios. Y había que hacer un curso preuniversitario que era COU.
• ¿En qué año empezó los estudios universitarios?
Pues fue en el año 1961, cuando tenía 18 años. • En esa época, ¿ya había mujeres en la universidad?
Ya empezaba a haber mujeres en la facultad, aunque la proporción sería de un 30% de mujeres más o menos. Lo que sí que había eran muchos extranjeros, sobretodo sudamericanos y hasta un chino de Hong-‐Kong.
• ¿Dónde se alojaba mientras estudiaba?
La clase alta se alojaba en colegios mayores, residencias de chicos, o de chicas, ¡nada de estar juntos en pisos como ahora! Pero los menos ricos, como era mi caso, íbamos a pensiones, o casas de particulares que cogían a estudiantes medio conocidos.
• ¿Con quién vivía usted entonces?
Fui a casa de una señora solterona mayor que descendía de Vitoria, de una familia rica venida a menos. Estaba con otro compañero sólo. La pensión estaba en el centro de Valladolid, y se ve que la mujer tenía necesidad de coger huéspedes para subsistir.
• ¿Le concedieron algún tipo de beca durante su periodo de estudiante?
No, no, no daban nada de eso, aunque tampoco tuve que trabajar nada porque mi padre me dio todo lo que podía para pagarme los estudios.
• ¿Qué medio de transporte utilizaba usted para trasladarse?
Para viajar lo más barato era usar el tren, porque entonces en mi familia no había coches para que yo me desplazara.
• ¿Recuerda que fuera una época de mucho estudio?
(se ríe) El primer trimestre era todo juerga, el segundo trimestre se empezaba a estudiar algo… y luego el último trimestre íbamos locos, alguno se tomaba hasta anfetas.
• ¿Cómo se realizaban los exámenes?
Pues los exámenes muchos de ellos los hacíamos por parciales. Lo más duro eran los primeros cursos, sobretodo tercero. Se decía que si pasabas tercero terminabas la carrera. Teníamos asignaturas fundamentales en 1º como anatomía, fisiología e histología. Y había que aprobarlas todas para pasar a segundo curso. En segundo dábamos anatomía II. La I era la de locomotor y vísceras, en 2º daban vasos y neuroanatomía. El catedrático nos daba mucho la lata, pero eso nos servía para entender la patología, como la del Parkison. Nos recomendaban textos, libros para consulta, pero convenía seguir sus apuntes, cada uno tenía sus manías. Me acuerdo que el tío no nos apretaba mucho… Dábamos la anatomía con la nómina internacional, la nomenclatura en latín, como por ejemplo el “levatum veli palatini”, que era el elevador del velo del paladar. Eso era imposible de aprender así…
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• ¿Y recuerda a algún profesor especialmente?
Pues estaba el catedrático de farmacología, que nos hacía aprendernos los medicamentos que ya hacía tiempo que no se usaban. Por ejemplo, del tratamiento de la sífilis, que ahora se hace con penicilinas, pues nos hacía aprendernos que antes se hacía con compuestos mercuriales, con salvarsanes… y ala, a aprender todas las fórmulas. Y luego resulta que el catedrático de “micro” se llamaba Zapatero, que quién me iba a decir a mí que luego conocería yo a otro Zapatero… (se ríe).
• ¿En esa época se hacían “comisiones” de apuntes de los alumnos?
No, nos ayudábamos pero no montábamos eso. Lo más parecido era que el catedrático mismo de Patología General grababa las clases con un magnetofón grande, y las pasaba a una casa de Valladolid, donde las transcribían y vendían los apuntes escritos. Otras veces los intercambiábamos, o comprábamos libros. Por ejemplo de anatomía consultaba el Rouvier. (Nos enseña los libros que tiene en la misma biblioteca de su salón, podemos ver un Rouvier, libros de fisiología, de microbiología…)
• En cuanto a los últimos cursos, ¿cómo los recuerda?
Pues ahí ya dábamos las especialidades: ginecología I y II, psiquiatría, pediatría… Medicina legal y forense era muy dura en Valladolid, porque el catedrático exigía mucho. Esa la dábamos en sexto con la preventiva y con higiene. El de medicina legal “te jodía vivo”, y también había que tener cuidado con el de dermatología pero ahí me dieron un sobresaliente… alguna “anfeta” que otra caía.
• ¿Cómo era la relación con los compañeros?
Buena, era cordial
• ¿Y con los profesores?
Con los catedráticos había de todo, con algunos teníamos buena relación, y otros estaban muy endiosados.
• ¿Hacían muchas prácticas en esa época?
Pues me acuerdo mucho de las prácticas de disección, con los cadáveres… pero donde más aprendí de prácticas fue en el hospital de Vitoria porque el padre de mi amigo era el director, y en verano nos dejaba ir a aprender. Después en Valladolid cada uno elegía un servicio al que adscribirse para hacer las prácticas, donde hacíamos muchas guardias. Nosotros pues nos apuntamos al servicio de quirúrgica porque de Interna ya veíamos en Vitoria en los veranos.
• Y para elegir la especialidad, ¿ya había examen MIR?
No había examen MIR. Terminabas la carrera y empezabas a trabajar. Además tenías opción todos los cursos, si querías sacar matrícula, podías prepararte, hacer un trabajo en el verano y te daban la matrícula. Yo saqué bastantes sobresalientes, terminé con media de notable. Si tenías sobresaliente podías optar a matrícula. Sacar las matrículas podía ser útil, pero yo terminaba el curso “hecho una braga”, quería ir a la piscina y de verbenas. Además en el penúltimo curso me puse a festear y me escapaba a Valencia. Tampoco hice el doctorado, no me interesaba ser catedrático.
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• ¿Cómo se obtenía por tanto la especialidad?
Como he dicho, no había examen MIR pero sí que se hacía la especialidad. Para conseguir la especialidad había que quedarse en un hospital o inscribiéndote en el colegio de médicos como tal especialista y así te daban el título. Yo tengo el título de especialista de análisis clínicos en el hospital de Vitoria. Este hospital donde hacía prácticas, empezó adquirir cierto impulso gracias a las autoridades locales de Vitoria. Se creó una escuela adjunta de enfermería y un grupo de Médicos Interno Residentes para aumentar la plantilla porque la ciudad había crecido mucho. Entrábamos como MIR por amistad pero sin examen. Como yo había estado trabajando allí y mi padre tenía conocidos, entré a trabajar como médico. En ese momento no había libertad de prensa y aun así, la prensa local ya ponía a caldo al hospital por el modo este de entrar a trabajar. Pero por lo menos, allí dentro estaba mantenido, tenía cama y comida, y además tenía dinero para mis gastos. Tenía opción de hacer una especialidad entre las pocas posibilidades que tenía el hospital: Medicina interna, cirugía o laboratorio. Yo elegí el laboratorio pero al mismo tiempo tenía que hacer guardias en casas de socorro porque estaban anexas al hospital. Era un centro de urgencias donde los médicos la teníamos que llevar al mismo tiempo que el hospital. Éramos pipiolos y llevábamos todo. Metíamos la pata mucho pero nos sirvió para aprender. Tengo recuerdos de los ATS que eran todos hombres y nos enseñaron a suturar.
• ¿Los primeros años de trabajo cómo fueron?
Como he dicho, los primeros años estuve en el hospital donde adquirí la especialidad. Estuve 3 años pero la cosa se complicó porque tenía la mili pendiente y además tenía que venir a Valencia porque tenía la novia aquí. Pedí 3 prórrogas por estudio y tras acabar la carrera hice la mili y para ello me tocó dejarme el trabajo de la especialidad. En la mili me tocó en Vitoria y como era médico me pusieron a las órdenes del comandante médico. Por eso, la mili también me sirvió de prácticas. El comandante nos decía que nunca dijésemos que no había algo, que pusiésemos lo que quisiéramos pero siempre sin decir que no había de nada. Además de la mili, hacía sustituciones de analista en el hospital ya que conseguir sustituciones era muy fácil. Por eso, cuando me metí como médico rural ya tenía mucha experiencia.
• ¿Después de estos primeros años, dónde ejerció?
Pues, me casé con 27 años y al volver de la luna de miel la plaza de analista a la que aspiraba me la habían quitado y además al poco tiempo mi mujer se quedó embarazada. Entonces, hice algunas sustituciones como médico general por Vitoria pero al poco tiempo me fui a Castellón. En ese momento no tenía ni coche, ni carnet y como los pueblos del Bajo Maestrazgo de Castellón estaban concentrados, podía ejercer como médico sin coche. Mi primer pueblo fue San Jorge donde estuve 4 años y medio. Es allí donde nació mi hijo mayor. En este pueblo tuve la intención de preparar oposiciones como analista. Además, hice sustituciones como radiólogo sin especialidad ya que no la pedían. Aquí tuve un par de ocasiones de volver a Vitoria pero ya tenía un hijo, trabajaba muy a gusto, sin estrés y por eso, lo que era provisional se quedó como definitivo. En San Jorge estaba como titular interino y como médico rural cobraba de 3 sitios:
-‐De la seguridad social -‐La estatal que la pagaba el estado -‐De las igualas que me pagaba la gente por los servicios extras. Las igualas no estaban
permitidas pero como la seguridad social pagaba poco pues hacía la vista gorda. Por lo tanto, estos tres sueldos me permitían llevar un nivel de vida bastante aceptable. Durante una temporada, el pueblo de al lado, Cervera del Maestre, estuvo sin médico por ello, me quedé yo con la plaza. Además, en Vinaroz entré en contacto con un farmacéutico que quería montar un laboratorio de análisis clínicos y yo llevé ese laboratorio ya que lo conocía
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perfectamente por lo que os he contado anteriormente. Para ese momento me había sacado el carnet y me había comprado un 600. Incluso en ese momento cogí una vacante de la seguridad social como analítico. Fue una temporada de mucho trabajo, 4 como os he dicho y además, me pusieron otro pueblo cerca de San Jorge.
En esta imagen vemos al doctor Echearraza trabajando en su consulta de San Jorge, Castellón. Finalmente, con tanto trabajo me tocó dejar San Jorge ya que la casa en la que vivía no tenía buenas condiciones y el resto de trabajos y por ello, aproveché la ocasión para irme a Sot de Ferrer también como médico interino. En Sot de Ferrer estuve durante 7 años. En ese momento se convocaron oposiciones donde si acreditabas un número de años como interino, me dejaban presentarme a las oposiciones. El examen se hizo en Madrid pero si acreditabas esos años de experiencia, el examen era bastante llevadero. Fue entonces donde saqué la oposición. Como Sot De Ferrer tenía plaza en propiedad, pedí Algimia ya que era más grande y pensaba que cobraría más pero no fue así ya que en Algimia la iguala era más baja y tenía el pueblo de Torres-‐Torres anexo. Esto ocurrió en el 1980 y estuve en Algimia hasta el 2007. Pero en el año 2001 tuve un accidente cerebro-‐vascular, una hemorragia intracerebelosa. Año y medio después me volví a reincorporar y durante 4 años trabajé hasta que me llegó la edad para jubilarme. La verdad es que en Algimia al principio lo pasé mal ya que ellos tenían un médico muchos años y no querían que yo fuera. Mira si no querían que fuera que durante unas vacaciones mías, vinieron donde veraneaba un grupo de gente de Algimia para decirme que no me querían y que no fuera. Pero claro, a mi me quitaron la plaza de analista una vez y yo se la quité a ese médico de Algimia porque lógicamente me pertenecía a mí. Trabajé con la hermana Ángeles que era la enfermera de Algimia. Otra cosa que se me ha olvidado comentar, es que me propusieron ir a Alemania a hacer la especialidad de microbiología y quedarme allí trabajando. Un amigo mío y yo fuimos pero claro, tenía ya un hijo y se decía que a los hijos de los Españoles se les discriminaba como pasa hoy aquí con los hijos de los extranjeros. Por eso, decidí quedarme aquí.
• ¿Ha realizado cursos extras durante todos estos años?
Estando en Algimia, con la remodelación de la sanidad se crearon los médicos de Familia. A los médicos rurales titulares, si acreditábamos unos años de ejercicio y hacíamos un curso en el Rector
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Peset, nos daban el título de esta especialidad. Este curso que se llamaba curso de reciclaje, era gratuito. Además de este curso práctico, hicimos unas prácticas en la “mini-‐fe” (Hospital de Sagunto). Además de este curso para obtener la especialidad he hecho muchísimos otros cursos de cardiovascular, pediatría, crónicos, … (Nos ha enseñado todos los títulos y diplomas de los cursos realizados)
• ¿Cree que el respeto o la forma de trato al médico actual es igual que cuando usted ejercía?
No. A los maestros y los médicos antes se les tenía mucho respeto y ahora ya no se les tiene nada. Yo ya me venía venir esto que ha pasado. La gente hace y hacía mal uso del médico, la gente venía todos los días. Por ejemplo, cuando estaba en Sot, en la época del níspero y la cereza, nadie venía al médico pero cuando se acababa todos estaban malos. La gente ha hecho y hace un uso muy malo del sistema sanitario y esto pues ha hecho que se pierda el respeto al médico.
Además, el médico se interesaba también más por la familia y por los pacientes, ya que los visitaba más, estaba apoyando en los últimos momentos de un paciente todo eso hacía que las relaciones con el médico fuesen a más. Por eso, como ahora el médico es más distante, esto ha servido para desprestigiarlo y para verlo como un negocio. A todo esto le sumamos el creciente grado de agresividad que sufren muchos médicos.
• ¿Cómo ha variado el sistema sanitario a lo largo de los años?
El sistema de la seguridad social se creó en la época de Franco y la culpa de la democracia es no haber corregido esto. Ya que Franco lo creó para hacer ver que se preocupaba por los ciudadanos y luego durante la democracia, si lo cambiaban directamente perdían las elecciones por ello, iba pasando el tiempo y cada vez se iba ahogando más y más hasta ahora que ha explotado todo. Además, cada vez se beneficiaba más gente de la sanidad, los últimos años, cada día tenía 6-‐7 inmigrantes.
• ¿Cree que antes se ejercía una mejor medicina que ahora?
Ya no es que la medicina fuera mejor que ahora sino que los médicos estábamos volcados a nuestra pasión que era la medicina. Ahora, un médico lo puede hacer muy bien pero de 8 a 3. Luego de ese horario, ni se preocupa. Nosotros éramos médicos las 24 horas del día. Como no se hacían guardias en centros de salud grandes y concentrados, cada médico era el responsable de su pueblo las 24 horas del día, de lunes a viernes. El fin de semana trabajabas el que te tocara según los pueblos que se juntasen. Por ejemplo, en Algimia se juntaban Alfara y Algar, por lo tanto, de Lunes a Viernes cada pueblo tenía su médico pero el fin de semana se encargaba cada vez uno. Por eso, si me tocaba a mí el fin de semana, trabajaba desde el lunes hasta el viernes de la siguiente semana sin parar casi 15 días. Estábamos muy dedicados. Además, no había ATS y por tanto mi mujer me hacía de enfermera y de Secretaria. Cuando me iba a un aviso ella se quedaba en casa por si llamaba alguien, me ayudaba a coser, a curar,… Era todo dedicación.
• ¿Cómo ha evolucionado la consulta diaria a lo largo de estos años?
Pues la verdad es que la consulta ha cambiado pero no mucho ya que la forma de tratar a los pacientes es parecida. Lógicamente, medicamentos nuevos y eso. Pero el mayor cambio ha sido el de la tecnología. Nos obligaron los últimos años a usar el programa “Abucasis”. Tenía que ir a todas las consultas domiciliarias con él, me costó bastante adaptarme y no quería usarlo y además como me pilló cerca de la jubilación, no lo sufrí mucho.
• ¿Ha pertenecido a alguna sociedad o institución médica?
No, la verdad es que como he sido siempre médico rural y en estos pueblos no hay casi nada, no me he metido nunca en ninguna asociación ni nada médico.
• ¿Actualmente, realiza alguna actividad relacionada con su campo profesional?
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No, desde que me jubilé no he vuelto a hacer nada relacionado con la medicina. Básicamente por lo que os acabo de decir, aquí en los pueblecitos no hay nada y yo no tengo ganas de desplazarme y esas cosas.
4. Biografía
Miguel Ángel Echeazarra Roa (Vitoria, 1942 – actualidad), médico, especialista en análisis clínicos, aficionado a la lectura. Empezó a estudiar medicina a los dieciocho años, alrededor del año 1961, y con ello estuvo los seis años consecutivos, con prácticas médicas intercaladas durante ese periodo de tiempo. Tras esto, comenzó su carrera profesional como médico, creciendo como especialista en diferentes ámbitos regidos por la época y su situación personal. A lo largo de su vida y hasta el momento de su jubilación, que fue en el año 2007, se fue desplazando por el mapa español con una línea directriz firme, la medicina, añadiendo a esto sus relaciones personales, principalmente las familiares y también de amistad.
Miguel Ángel Echeazarra nació en Vitoria en una familia de clase media. Su padre era empleado de banca. Durante su infancia y juventud incipiente asistió a un colegio de marianistas, en la misma ciudad de su nacimiento. Era un colegio privado, de buena categoría y con muy buenos profesores, que proporcionaron un buen nivel de base al doctor Echeazarra. Él mismo recalca el gran hincapié que se hacía en este colegio en la religión, y es que los marianistas son una orden de frailes franceses.
Quizás durante estos años no pensó demasiado en su futura profesión, pero fue la lectura de una de las novelas a las que se aficionó la que hizo que su motivación por estudiar medicina naciera. Fue el autor Van Der Meersch y su obra Cuerpos y Almas, una novela crítica sobre el ámbito médico, que defiende la relación médico-‐paciente y condena el control del estado. Este motivo, junto con el interés que fue creciendo hacia la medicina, le llevó a la Universidad de Valladolid, concretamente a la Facultad de Medicina, una de las pocas que había en aquel momento en España. Por aquel entonces no necesitó de ninguna prueba de acceso, y es que el nivel económico y social de las familias españolas no permitía el ingreso en la universidad de muchos jóvenes, por lo que la poca demanda hacía estas pruebas innecesarias. Lo que sí que cursó antes de llegar aquí fue COU, que eran los estudios previos a los universitarios.
Así pues, a sus dieciocho años Echeazarra se alojó en una casa particular de una señora mayor, soltera, que descendía de Vitoria. Además, respecto a la economía, en aquellos años las becas para estudiantes no existían, por lo que su padre le pagó sus estudios, no teniendo pues que trabajar el doctor Echeazarra. Tampoco disponía de ningún vehículo particular con el que desplazarse, y lo más barato era usar el tren.
Respecto a la situación académica, durante sus estudios de Medicina el estudio iba siendo cada vez más intenso conforme pasaba el curso, y es que los exámenes se realizaban al final y era lo que provocaba la presión para estudiar en los alumnos. Pero no fue el caso de Echeazarra, y es que dedicó muchas horas de estudio y sacrificio para poder terminar estos cursos con creces. Sabía que una de las claves era seguir los apuntes del profesor de cada asignatura, y es que a pesar de que tenía libros de consulta, era conveniente amoldarse a lo que cada profesor quería, y quizás era algo importante a la hora de estudiar. Durante los últimos cursos de la carrera, al igual que ahora, se cursaban las especialidades, como eran Ginecología I y II, Psiquiatría, Pediatría,… La que para Echeazarra resultó más dificultosa fue Medicina Legal y Forense, y en esto influyó bastante el profesor que ejercía en Valladolid.
Si hay algo importante en la carrera de Medicina son las prácticas, porque es realmente donde te encuentras con la realidad y donde de verdad aprendes a ser médico. Fueron significativas las prácticas del doctor Echeazarra con cadáveres y su disección, pero donde de verdad aprendió fue en el Hospital de Vitoria, y es que el padre de un amigo suyo era el director, y por este motivo ambos iban en verano a aprender. Además, en Valladolid cada uno elegía un servicio al que
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adscribirse para hacer las prácticas, donde había muchas guardias. Miguel Ángel se apuntó al servicio de Medicina Quirúrgica porque el de Medicina Interna ya lo practicaba durante el verano.
Por entonces, todavía no existía el examen MIR, sino que una vez se terminaba la carrera ya se trabajaba. Lo que sí que se podía hacer es optar a la matrícula si tenías sobresaliente, realizando unos cursos durante el verano, algo que el doctor Echeazarra ya no quiso hacer porque prefería disfrutar también de otras cosas después de haber estado durante todo el año estudiando. Tampoco hizo el doctorado porque su interés se alejaba de ser catedrático.
A pesar de no haber examen MIR, sí que había la posibilidad de sacarse la especialidad. Para ello, había que quedarse en el hospital o inscribirse en el colegio de médicos y de esta forma obtenías el título. Miguel Ángel hizo la especialidad de análisis clínicos en el Hospital de Vitoria.
El hospital donde hacía prácticas empezó a adquirir cierto impulso, y se creó una escuela adjunta de enfermería y un grupo de Médicos Interno Residentes para aumentar la plantilla porque la ciudad había crecido mucho. No había examen, por lo que la gente entraba un poco por contactos. Fue el caso de Miguel Ángel, que gracias a algunos conocidos de su padre pudo entrar a trabajar allí, donde tenía cama, comida y donde conseguía dinero para sus gastos. A la vez tenía que hacer guardias en casas de socorro anexas al hospital. Durante esa época los que ejercían allí no tenían mucha experiencia, como el doctor Echeazarra, pero eso le sirvió para aprender. Así, en este hospital estuvo tres años, tras los cuales se empezó a complicar la situación por el motivo de la mili. Ya había pedido tres prórrogas por estudios pero al final le tocó hacerla, y esto fue en Vitoria. Esto no fue del todo negativo hacia la carrera como médico, pues lejos de perder práctica, durante los años de la mili estuvo ejerciendo junto al médico y le sirvió para seguir perfeccionando su profesión. Como añadido, hacía también sustituciones de analista en el hospital, y es que no era muy difícil conseguir esto. Todo ello le servía para que, poco a poco, fuera ganando experiencia en el ámbito médico.
A los veintisiete años se casó con su esposa Susana, que era de Valencia y razón por la que también se había tenido que desplazar, y tras volver de la luna de miel se encontró en una situación un poco complicada, ya que la plaza de analista a la que aspiraba en el hospital se la habían quitado, a esto se sumó el primer embarazo de su mujer. En esa temporada hizo sustituciones como médico general en Vitoria, pero al poco tiempo se fue a Castellón. Por aquel entonces no tenía ni carnet de coche ni coche, pero la cercanía de los pueblos del Bajo Maestrazgo le permitió ejercer sin problemas.
Su primer destino fue San Jorge donde estuvo cuatro años y medio. Es allí donde nació su primer hijo. En este pueblo tuvo la intención de preparar oposiciones como analista, y además hizo sustituciones como radiólogo, aunque esta especialidad no la tenía pero tampoco la pedían entonces. Durante esta época tuvo un par de ocasiones de volver a Vitoria, pero como estaba trabajando bien allí y ya tenía un hijo, lo que era provisional se quedó como definitivo. En San Jorge estaba como titular interino y como médico rural, por lo que cobraba de tres sitios diferentes: de la seguridad social, de la estatal que le pagaba el estado y de las igualas que le pagaba la gente por los servicios extras. Todo esto le permitía tener un buen nivel de vida. Durante una temporada, en Cervera del Maestre, un pueblo al lado de San Jorge, hubo una baja del médico, por lo que se quedó también con esta plaza. Además, entró en contacto con un farmacéutico de Vinaroz, que quería montar un laboratorio de análisis clínicos, consiguiendo trabajar también allí. Incluso en aquel momento cogió una vacante de la seguridad social como analítico. Por tanto, fue una temporada de mucho trabajo. También le propusieron ir a Alemania a hacer la especialidad de microbiología y trabajar allí. Fue al país con su familia y un amigo a verlo, pero finalmente decidió volver a España porque se decía que a los hijos de los españoles se les discriminaba.
Finalmente, tuvo que dejar San Jorge por el acúmulo de trabajo y por las condiciones de la casa en la que estaba. Así, aprovechó para ir a Sot de Ferrer también como médico interino, donde estuvo siete años. En ese momento se convocaron oposiciones, en las que si acreditabas un número de años como interino, te dejaban presentarte. Ese examen fue bastante llevadero, y Miguel Ángel obtuvo la oposición, tras esto pidió ir a Algimia, localidad a la que finalmente fue a trabajar. Esto ocurrió en el año 1980 y estuvo allí hasta el año 2007. Durante estos años trabajó con la hermana Ángeles, la enfermera de Algimia. Estando allí, con la remodelación de la sanidad se crearon los
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Médicos de Familia, un título que un médico rural, acreditando unos años de ejercicio y haciendo un curso en el Rector Peset, podía obtener. También hizo prácticas en el Hospital de Sagunto, la Mini-‐Fe, así como cursos variados de cardiovascular, pediatría, crónicos, etc. Pero tuvo que cesar su ejercicio médico en el año 2001 debido a un accidente cerebro-‐vascular, una hemorragia intracerebelosa. Aunque tras un año y medio se volvió a incorporar y durante cuatro años más estuvo trabajando, hasta que llegó el momento de su jubilación.
En la evolución del doctor Echeazarra se ve su vocación hacia la Medicina y su dedicación hacia el ejercicio médico, y es que durante su carrera profesional fue médico las veinticuatro horas del día, día tras día, puesto que se hacían guardias y cada médico era el responsable de su pueblo. Hay que añadir el papel crucial de su mujer, pues al no haber ATS y estar él solo, ella hacía de enfermera y de secretaria.
Así pues, en el año 2007 se jubiló y finalizó su ejercicio como médico, tras una vida dedicada prácticamente a la Medicina y una serie de desplazamientos por España dirigidos por su profesión. Tras esto no ha realizado ninguna actividad relacionada con su campo profesional, y es que hoy en día vive en un pueblo pequeño que es Sot de Ferrer y tendría que desplazarse para ello, algo que ya no le apetece y tampoco tiene necesidad de ello. Ahora Se dedica a aprender sobre otros temas a través de diferentes vías, como internet o la lectura de libros, algo que también le interesa bastante.
5. Conclusiones
El doctor Miguel Ángel Echeazarra Roa, a pesar de no tener en principio una vocación marcada hacia la medicina ha dedicado gran parte de su vida al ejercicio de ésta. El esfuerzo durante tantos años no ha sido poco, teniendo en primer lugar que marcharse de casa y estudiar mucho para conseguir el título y hecho esto, teniendo que adaptarse a las circunstancias de la vida, modificando en repetidas veces su lugar de residencia y sometiéndose a grandes cargas de trabajo, siendo considerable y admirable la capacidad de adaptación del Miguel Ángel. Podemos ver pues, la dificultad del ejercicio de esta profesión pero también la satisfacción puesto que no parece arrepentirse de nada e incluso volvió a ejercer tras recuperarse del accidente cerebro-‐vascular.
Respecto a la situación de la medicina de la época en comparación con la actual, vemos como
en el pasado el acceso a la enseñanza universitaria en general y especialmente a la de medicina, se basaba más en los recursos económicos que intelectuales no siendo pues necesarios exámenes como el MIR. Además los estudiantes tenían fácil acceso a la práctica, plano en el que se debería fundamentar la enseñanza de la medicina.
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