PROVINCIA FRANCISCANA
DE LOS DOCE APÓSTOLES DEL PERÚhttp://www.12apostoles.org.pe/
ARCHIVO SAN FRANCISCO DE LIMABOLETÍN Nº 39 / MAYO DE 2014
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MINISTRO PROVINCIALFr. Enrique Segovia Marín, OFM
DIRECTORFr. Abel Pacheco Sánchez, Ofm.
ARCHIVO Y DOCUMENTACIÓNJorge Román Tasayco
COORDINACIÓNProf. Cayetano Villavicencio Wenner
ILUSTRACIONES Y FOTOGRAFÍASArchivo del Convento de San Francisco
EDICIÓN Archivo Histórico San Francisco de Lima
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CARÁTULALogo del Archivo de San Francisco de Lima
Lima-Perú 2014
Derechos reservados
CONTENIDO DEL BOLETÍN Nº 39
Pag. 2
Al lector, por Fr. Abel Pacheco Sánchez,
OFM
Pag. 3
Recordando a Fr. José Francisco de
Guadalupe Mojica, Ofm.
Pag 9
“De Guamanca a la tierra del Biobío”. Fr.
Luis Hierónymo de Oré.
Pag 13
Nuevas Publicaciones: Tesoros de la
Catedral del Cusco.
Pag. 15
Canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII
Pag. 22
Informe del Archivo San Francisco de Lima
Pag. 24
Altar Mayor de San Francisco de Lima,
restaurado en el 2014.
Lima Perú
2014
Derechos reservados
Archivo San Francisco de Lima
Provincia Franciscana de los Doce Apóstoles del Perú
Archivo San Francisco de Lima
1
Provincia Franciscana de los Doce Apóstoles del Perú
Archivo San Francisco de Lima
2
Fr. Abel Pacheco Sánchez, Ofm.Director del Archivo de San Francisco de Lima
osé Mojica nació el 14 de septiembre de 1896
en el pueblito de San Gabriel, en Jalisco,
México. El mundo, especialmente el mundo del
arte, del espectáculo, está celebrando el Primer
Centenario del nacimiento del cinematógrafo, del cine,
del arte de la imagen en movimiento, del lenguaje de la
imagen. El cine y José Mojica nacieron más o menos en
el mismo tiempo; hermosa y significativa coincidencia,
ya que más tarde se complementarían.
N.S. Jesucristo, maestro de maestros, el único que
pudo decir: “Yo soy la Verdad”; en una ocasión
extraordinaria, cuando enseñaba a sus discípulos las
exigencias para seguirle: “Renúnciese a sí mismo…Tome
su cruz”, pronunció una frase célebre, dijo: “¿De qué
sirve al hombre ganar todo el mundo si al final pierde su
alma?” (Mt. 16,26). Estas palabras, a ciertas personas,
les golpea tan profundamente el corazón y la
conciencia, que obra en ellas un cambio radical…Esto
ocurrió el año 1934, con un extraordinario artista, José
Mojica, que por méritos propios, había ascendido, paso
a paso, entre sonrisas y lágrimas, a la cumbre de la fama
y de la gloria, como cantante y actor de ópera, teatro,
radio, cine, y después, TV… José Mojica se encontraba
radiante en esa cumbre con la admiración y el aplauso
de gran parte del mundo… Triunfante brillaba en las
cumbres de soberbia, de la riqueza, poder, placer, fama,
gloria, aplauso, admiración, adulación. Cumbres que
tanto ambiciona el pobre corazón humano.
Y desde esas cumbres, tocado ya por la gracia de
Dios, vio las transitorias glorias del mundo, y recordó las
palabras con las que se abre el sagrado Libro del
Eclesiastés: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”…
Vino a su mente la sentencia del Apóstol San Pablo en la
primera carta a los Corintios: “El escenario de este
mundo pasa”… Y evocó las palabras del Apóstol San
Juan en su primera carta: “Todo cuanto hay en el mundo
es concupiscencia, la de los ojos, concupiscencia la de la
carne y soberbia de la vida”… Recordó que una tumba,
un día, opacaría todo su brillo, y que sus glorias terrenas
sólo serían escombros, fragmentos brillantes de un fino
Por. R.P. Jaime Alejandro Palacios Jara, Ofm.
RECORDANDO A FR. JOSÉ FRANCISCO DE GUADALUPE MOJICA, OFM. *A LOS 40 AÑOS DE SU PARTIDA DE ESTE MUNDO
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* Nota de la Redacción. El autor escribió la presente semblanza para el 14 de setiembre de 1996, introduciendo con
estas palabras: “Nuestro homenaje tiene como corona la celebración del Primer Centenario del nacimiento de un artista
extraordinario, José Mojica, que hizo de su vida la más bella obra de arte”.
Estimamos oportuno volver a divulgar este mensaje por lo prístino y sincero de su contenido así como por su
confesión filial al padre José de parte de su hijo espiritual, esta vez “ad portas de recordar los 40 años de su encuentro
con el Señor + 20 Set.1974".
espejo roto. Y consciente, libremente, descendió a los
valles de la humildad, donde encontró paz para su
espíritu, alegría para su vida y limpieza de corazón para
ver las cosas de Dios. Y se acercó a Dios, y vino a Cristo,
por el camino de Francisco de Asís. Había leído la vida y
los escritos de este santo maravilloso: el Hermano de la
Fraternidad Universal, el Santo del Amor y de la Paz. El
santo que llamaba con el dulce nombre de “hermano”,
de “hermana” a todas las criaturas. El santo de la
pobreza y la humildad; por eso se llamaba “hermano
menor”.
José Mojica fue conducido por San Francisco al
corazón de Cristo, después de 28 años de haber vivido
lejos de Dios, alejado de la Iglesia, en una vida, como él
lo reconoce, de pecado, ese año 1934, se confiesa,
comulga e ingresa a la Tercera Orden de San Francisco.
Se despoja, como San Pablo, del “hombre viejo”, del
“hombre de pecado”, y se reviste del “hombre nuevo”, el
hombre según Cristo. En esta vida nueva, con la luz de
Dios, poco a poco va desencadenando su corazón de las
glorias terrenas. “La fama, la popularidad, dirá en esos
tiempos, es mi cruz”.
Y llegó el año 1940. Ese año rompe el último vínculo
sagrado que le ataba a esta tierra. Ese año muere su
santa y sufrida madre, a la que él adoraba. Recién se
siente del todo libre para realizar la obra que Dios quería
de él. Vivir su vocación religiosa. Cumplir una misión
distinta en el mundo… Ir tras de Cristo que le decía:
“Sígueme… venid en pos de mí”.
Había filmado muchas películas, la mejor de ellas,
según propio testimonio, “La cruz y la espada”; en la que
él trabajaba de religioso franciscano. En esta película,
interpreta una canción que ponía al descubierto el
estado emotivo de su espíritu, los versos dicen:
“Toca dolorosa campana de antaño,
toca que ha muerto mi última ilusión.
Toca campanero de mi desengaño en el
campanario de mi corazón”
Superada ya su desorientación ideológica, filosó-
fica y religiosa, el año siguiente, 1941, filma su última
película en los Estudios San Miguel: “Melodías de
América”, seguramente los que hoy peinamos canas, la
hemos visto; y fue Agustín Lara quien compuso algunas
canciones para este film.
En su autobiografía, José Mojica dice: “Había
escrito una canción que parecía hecha especialmente
para mí en aquellos días: Solamente una vez. Con esa
bella melodía me despedí de la vida mundana”. Al volver
a su Méjico querido, comienza a cumplir lo que Cristo
ordena a los que quieren seguirle. “Anda y vende todo lo
que tienes, repártelo entre los pobres. Así tendrás un
tesoro en el cielo, y después, ven y sígueme”.
Con generosidad, lo repartió todo... No fue fácil. Lo
dice él: “Si dijera que fácilmente me desprendí de mi
casa, de mis obras de arte, de mi dinero, de mi familia y
mis amigos, mentiría”. Pero tal vez con un corazón
sangrante, lo hizo por Cristo... Se había quedado sin
nada. No tenía para el pasaje de Méjico al Perú… ¿Y por
qué el Perú?... Estando en la Argentina y deseando
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saber el lugar a donde Dios quería llevarle, imitando a
San Francisco de Asís, que buscaba y encontraba la
voluntad de Dios de esa manera, frente a un mapa,
cerrando sus ojos, pasó su mano sobre el mapa,
diciéndose: en el lugar que se pose mi dedo, será el
destinado por Dios. Abrió los ojos y bajo la yema de su
dedo decía “Cusco” (Perú).
Nuestro Perú tuvo el honor y la gracia de ser el
escenario de la vida religiosa de este gran hombre. La
primera limosna que pidió fue para su pasaje. La pidió a
su primo Tino, que se había convertido en un próspero
productor cinematográfico y que le ofrecía un millo-
nario contrato por 6 nuevas películas… Tino le dio un
cheque de $ 500 dólares para su viaje a nuestra tierra. El
16 de febrero de 1942 llegó a Lima. Y el 8 de marzo de
ese mismo año vistió el santo y humilde hábito
franciscano, comenzando su noviciado, a los 45 años
cumplidos, y con el nombre de Fray José Francisco de
Guadalupe Mojica… Vinieron, después de su profesión
religiosa, sus estudios de filosofía y teología… Y el 13 de
julio de 1947, en Lima, recibía, emocionado hasta las
lágrimas, el sacerdocio que él, por humildad, no se creía
digno. Fray José aspirada a ser solamente un hermano
no clérigo. Su ordenación y primera Misa en Lima fue un
acontecimiento no solamente nacional sino mundial…
Los medios de comunicación de todas partes estaban
presentes… 32 años vivió santamente en la vida
consagrada a Dios y al prójimo… Los mejores 32 años de
su vida…
José Mojica, o mejor Fr. José Fco. de Guadalupe
Mojica, no necesita semblanzas ni panegíricos que le
hagan grande. Él es grande. No con la grandeza de la
soberbia humana ni de las glorias mundanas. No. Él es
grande porque se cumple la Palabra de Dios que dice:
“Dios da su gracia a los humildes... Dios enaltece a los
humildes... La memoria del justo será bendita y
recordada siempre”.
Si quisiera yo subrayar algunas notas de su rica
personalidad, notas que son muchas y muy variadas,
creo que 4 sintetizan lo mejor de su noble ser:
1.- Fr. José fue un verdadero “Hombre de Dios”,
"Hombre de fe, de la Iglesia, del Evangelio. Hombre
de oración, meditación, contemplación; hombre de
profunda y sincera vida espiritual, vida interior, una
vida Cristocéntrica y Mariana: Cristo como centro
de todo y junto a Él, su Madre María, pero en la
advocación de la Virgen de Guadalupe, la Morenita
del Tepeyac que con los signos de nuestra raza
indoamericana, se apareció en México. Del 9 al 12
de diciembre de 1531, la Madre de Dios se dejó ver
cinco veces. Cuatro por el indiecito San Diego y una
a su tío Juan Bernardino y nos dijo: "Yo soy tu
amorosa Madre... Yo soy la madre del verdadero
Dios por quien se vive"...Y Fr. José llevó por el
mundo a la Virgen de Guadalupe.
Fue un trovador mediante la predicación. No
busquemos en él al predicador teólogo, porque no
lo era. Era el moralista práctico, que predicaba
como quería el padre San Francisco: “Anunciando
virtudes y vicios, el premio y la gloria, con brevedad
de sermón, porque palabra abreviada hizo el Señor
sobre la tierra”. Y Fr. José llenaba templos y
arrastraba multitudes.
2.- Su optimismo frente a la vida. Su alegría de vivir. El
ver siempre la parte positiva del mundo, de la vida y
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de los hombres. El confiar en ellos. El creer que
todos eran buenos. Este optimismo y alegría no los
perdió ni siquiera en su vejez, cuando inválido, en
una silla de ruedas, con una pierna amputada,
pierna que la perdió a raíz de una grave enferme-
dad, seguía dichoso y alegre como San Francisco,
entonando el “Cántico de las Criaturas”, y como
Santa Clara que daba gracias al Señor diciendo:
“Gracias, Señor, por haberme creado”.
3.- Su bondad, generosidad y desprendimiento de
todo. Nada tenía porque todo lo daba. Estoy seguro
de que si alguien le pedía el santo hábito que vestía,
lo hubiese dado, como San Francisco un día dio a un
pobre el manto para que le resguarde del frío
invierno. Ningún bien terreno encadenaba su
corazón.
4.- Su trabajo por las vocaciones religiosas y
sacerdotales. El inmortal sabio y santo papa Pío XII,
en una audiencia especial, le dijo: “Padre José,
tiene mi bendición para llevar a Cristo al teatro, a la
radio, al cine, a la TV”. Y así lo hizo, sus escenarios
fueron: España, Italia, Grecia, Brasil, Argentina,
Cuba, Puerto Rico, Colombia, Méjico, Ecuador,
nuestro Perú, etc. En Arequipa con su esfuerzo
contribuyó a edificar el Colegio Seráfico (Seminario
Menor), para el cultivo de las vocaciones
sacerdotales. Él mismo era ejemplo y modelo con
su palabra, vida y obras.
Yo, tuve la gran dicha de conocerle el año 1951.
Intercambiando algunas cartas. En diciembre de 1951,
en Guayaquil Ecuador, se celebró un “Congreso de
Terciarios Franciscanos”. Para solemnizar este
acontecimiento, invitaron al famoso Padre Mojica. En
Guayaquil nos conocimos y el 17 de diciembre me trajo
a Lima para comenzar mis estudios en el Colegio
Seráfico (Seminario Menor). Pasado mañana, 17 de
septiembre de 1996, se cumplen 44años de mi llegada a
Lima con el buen Padre José, que fue para mí mi
verdadero “Padre espiritual” y una de las personas a las
que yo más he querido y admirado. Lo que ahora soy,
sacerdote franciscano, por la gracia de Dios, se lo debo a
él. Tengo aquí un tesoro. Así lo llamo yo. Para mí lo es.
Son varias cartas, tarjetas postales, estampas, que él me
escribió en muchas oportunidades. Voy a leer algunos
párrafos seleccionados de acuerdo a mis diversas
etapas de formación religiosa. Al escuchar estos
párrafos, no penséis en mí ni en lo que dice de mí,
pensad en él. Quiero que conozcáis su corazón noble tan
lleno de Dios y de amor, que conozcáis cómo expresaba
sus pensamientos y sentimientos. Escucha.
Esta fue la primera carta que recibí de él. Carta que
me emocionó hasta las lágrimas. Dice así: “Pax et bonum.
Convento de San Francisco de Lima, septiembre de 1951.
Sr. Jaime Palacios Jara. Guayaquil, Ecuador. Estimado
hermano en Cristo: He tenido el gusto de recibir su carta
del 25 del actual en la cual me comunica sus fervientes
deseos de abrazar la vida religiosa para servirle a Dios y a
la humanidad. Muy loable es su decisión, siempre y
cuando esta nueva vida se emprenda con alegría interior y
disposición de servir no como un hombre que escapara los
dolores de la vida, sino como aquel que sabiendo el mérito
del dolor, estando en la gracia de Dios, reconoce el
inmenso beneficio que va a recibir para aplicar los que
encuentre en la vida religiosa como aumento de la vida
que encontrará en el cielo al morir. Es decir: que entrando
en un convento no va a dejar de sufrir tentaciones, quizá
de otra índole diferente de las que encuentra actualmente
en su vida de mundo, pero de todos modos habrá lucha
que ciertamente es más fácil de llevar que la que se lleva
en el mundo, por tener la protección de Cristo en la
comunión diaria que todo buen religioso se esmera en
recibir.
Continúa… la carta es muy larga. Termina así:
Si desea volverme a escribir, hágalo con toda
libertad, sobre todo si no he sido claro en algún punto o
si desea otras informaciones. Le prometo encomen-
darlo en mis oraciones para que persevere en sus santos
propósitos y reciba las bendiciones de su humilde
servidor en Cristo y María.
Fr. José Francisco de Guadalupe Mojica OFM
La carta siguiente, la recibí al comenzar yo mi
Noviciado. Dice: “Pax et bonum. Convento de San
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Francisco, Arequipa, Abril de 1955. Mi queridísimo
Alejandro Francisco (lindo nombre): Qué alegría
corroborar lo que ya presentía de tu vocación y qué
fervor pidiéndole a Dios que siempre te conserve así de
entusiasta por su santo servicio y te haga conocer la
infinita dulzura de su amor que es mejor que todos los
amores puestos juntos. Me considero feliz de ser tu
“padre espiritual” y doy gracias a Dios y la Virgen por tu
vocación tan decidida, tan firme, tan entera. Que así sea
hasta la muerte, Amen.
Termina diciendo: Suplicándote que continúes tus
oraciones por mí, te bendigo como siempre y te felicito
por tu alegría santa y por el goce de tu paz en la Pequeña
Cruz de la vida religiosa.
Fr. José Francisco de Guadalupe Mojica OFM.
Cuando yo era estudiante de Filosofía y Teología,
recibí esta tarjeta:
Convento de San Francisco, Arequipa, Septiem-
bre 19 de 1957. Mi muy amado hijito Fr. Alejandro
Palacios: Ya sabrás lo grato que es el ver que un niño
como tú persevere gustoso y no a regañadientes, en
esta santa vida religiosa que has sabido estimar en
toda su altura. Comparando tu ejemplo con
algunos otros que han fallado me consuelo y digo:
¡Bendito sea Dios, no todo está perdido!
Vale más calidad que cantidad, ciertamente, y
por esa pido a Dios y a la virgen que te den siempre
ese santo conocimiento de la Cruz y ese goce
especial en ella. Las cualidades adquiridas en estos
años de formación, son las que dan al alma la
ilustración y el acierto, más que las letras y las
alturas científicas. Nuestro padre San Francisco
miraba más a la oración y a la caridad que a todo lo
demás. Ahora es el tiempo de agigantarte en ellas.
Me despido hijito mío, suplicándote que continúes
encomendándome fervorosamente. Tú eres uno de
mis ángeles guardianes en la tierra y estamos
destinados a vivir el fruto de nuestros sacrificios,
dolores y trabajos en el cielo. Ya viene la novena de
Nuestro Padre. Encomiéndame mucho en ella.
Debo predicar varias veces y quiero hacerlo
bien. No por vanidad, sino por tratarse de quien se
trata. Hasta pronto, te bendice siempre, Fr. José.
Cercana ya mi ordenación sacerdotal, recibí esta
carta; Pax et bonum. Convento de San Francisco, Lima,
septiembre 3 de 1961. Mi dulce hijito Fr, Alejandro
Palacios:
Te felicito por tu ordenación, ya en las gradas del
Altar del Señor, ya en los peldaños que te conducirán al
Tabernáculo. ¡Hijo mío! Esto es obra de una gran y
extraordinaria perseverancia la cual ha sido coronada
con el amor de los que te rodean, la alta estimación de
tus superiores, y la admiración de tu viejo “papá” lejano,
el decrépito Fr. José, que te escribe.
Y llegó el día de su muerte. Fue el día viernes 20 de
septiembre de 1974, a las 3 y 15 de la tarde.
Había cumplido 78 años y 6 días de edad.
Desempeñaba yo el oficio de Maestro de Estudiantes
Teólogos (Rector del Seminario Mayor), y uno de mis
estudiantes, Fr. Gilmer Espino, hoy Superior de nuestro
Convento de Tacna, fue el único que estuvo presente en
ese momento. Nos contó él que su muerte más pareció
un sueño, un quedarse dormido con una sonrisa de paz
en el rostro. Él mismo lo había dicho, que el día más feliz
de su vida será el día de su muerte. De inmediato, en el
convento, tocaron campana de obediencia para que los
hermanos se reúnan. Yo no fui a ver su cadáver.
El Padre José ya no estaba allí. Se encontraba frente
a Cristo Juez, en ese juicio que nos espera a todos. Fui a
la capillita del Estudiantado, preparé todo lo necesario y
celebré por él la Santa Misa. Fue la primera misa
ofrecida por el eterno descanso de su almita buena. Era
la manera de demostrar mi amor, mi gratitud, y por qué
no decirlo, mi dolor de hijo. Gran parte de Lima desfiló
ante sus restos y asistió a sus funerales demostrando
afecto y veneración por él. Fue sepultado en un lugar
especial de nuestras catacumbas, donde descansa en
paz Fr. José Francisco de Guadalupe Mojica, es inmortal,
diría yo, con una doble inmortalidad.
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Don Miguel de Unamuno y algunos griegos
pensaron que la inmortalidad era solamente el
“sobrevivir en el recuerdo de los demás”…. El padre
Mojica sobrevivirá en la Historia del Arte y en la Historia
de la Iglesia como cantante y actor de ópera, teatro,
radio, cine y TV… Como compositor: varias canciones de
sus películas tienen la letra y música de él… Como
literato: allí está su autobiografía de fondo profundo y
bella forma, escrita por obediencia de sus superiores y
titulada: “Yo pecador”, además de otros escritos. Como
pintor: dejó varios y hermosos cuadros, destacando el
retablo para el altar mayor de la capilla del Colegio
Seráfico, donde su artística mano plasmó las
apariciones de la Virgen de Guadalupe. Cultivó con
fecundidad y frutos estos diversos campos del arte. Si
“sobrevivir en el recuerdo de los demás” es
inmortalidad, hay otra infinitamente superior: el
sobrevivir en el Reino de Dios. Es la esperanza cierta de
la resurrección y glorificación en la inmortalidad donde
hay plenitud de vida y felicidad eterna. Es el trascender
para siempre a las estrecheces de la materia, del espacio
y del tiempo. Ésta es la verdadera inmortalidad. Y el
Padre José está en ella. Con Dios, con Cristo, con la
Virgen de Guadalupe, con San Francisco y los
Bienaventurados. Allí ha recibido el premio y goza de la
recompensa eterna por su heroica renuncia y digna vida
religiosa. Del buen Padre José podemos decir lo que el
sagrado libro de los Hechos de los Apóstoles (10, 38)
dice, sintetizando la vida y obra del Salvador: “Pasó por
este mundo haciendo el bien”. Así fue el Padre Mojica,
pasó por el mundo haciendo el bien a todos…
El siglo XX expira ya. Ya vemos brillar la aurora del
siglo XXI. Estos siglos donde el hombre, soberbio de sus
avances científicos, técnicos, culturales, se siente un
súper hombre, capaz de pisotear los valores éticos,
morales, espirituales y religiosos…Se habla ya de una
postmodernidad y un postcristianismo, donde no debe
haber verdades eternas ni principios inmutables. En
este escenario preñado de tempestad, la figura y el
ejemplo de José Mojica seguirá siendo esa antorcha, ese
faro luminoso, que como hijo de San Francisco de Asís,
con espíritu franciscano de Hermano Menor, seguirá
recordando a sus hermanos, los hombres de todos los
tiempos, las evangélicas palabras de Cristo Salvador que
pregunta: “De que le sirve al hombre ganar todo el
mundo si pierde su alma?” (Mt. 16, 26)
Gracias por la paciencia y la caridad que habéis
tenido para escucharme.
*****
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a figura epónima de un sencillo fraile
franciscano en estos días cobra mayor
vigencia por su dilatada y plurifacética
personalidad religiosa, como misionero doctrinero
– evangelizador, escritor, traductor y prelado.
En las universidades estadounidenses, euro-
peas y americanas, se investiga el proceso de
evangelización del “nuevo mundo”, especialmente
de los pueblos andinos meridionales, destacando
personajes como fray Luis Bolaños en Paraguay;
san Francisco Solano en Argentina, Paraguay y
Perú; santo Toribio Alfonso de Mogrovejo en el
extenso virreinato peruano; fray Hernando de
Trejo y Sanabria, franciscano paraguayo, obispo en
Tucumán, Argentina. Despunta también fray
Hierónymo de Oré, por su misión amplia en
diferentes latitudes de América, el Caribe y
Europa.
Habiendo nacido en la antigua Guamanga
(hoy Ayacucho), 1554, crece en un hogar donde se
respiraba aires de identidad del terruño y cristiana,
pues aprendió el quechua y el aymara a temprana
edad de boca de sus nodrizas indígenas; el
matrimonio Antonio Oré – Luisa Días de Roxas y
Rivera, tuvo una prole numerosa (16 vástagos), de
ésta, 5 hijas profesaron como religiosas del
monasterio clareano de Guamanga, -construido
con peculio de Antonio Oré y su esposa, 1568-, ellas
fueron las primeras abadesas, sucediéndose en éste
y otros cargos, así tenemos: Sor Ana del Espíritu
Santo Serpa (n. 1544), Sor Leonor de Jesús Tejada y
Sor María Rojas de la Concepción (ambas nacidas
en 1549), Sor Inés de la Encarnación Oré (n. 1553) y
Sor María Oré de la Purificación (1); igualmente, 5
hijos abrazaron el sacerdocio, 4 de ellos en la orden
del seráfico de Asís: fray Pedro, el mayor de ellos,
destacado misionero en las doctrinas peruanas,
custodio de Tierra Firme, guardián en Panamá,
1594, guardián en Guamanga; el padre fray
Dionisio Oré, ordenado sacerdote por Toribio de
Mogrovejo el 14 de Noviembre de 1584 a los 25 años
de edad, misionando en doctrinas alto andinas en
Cajamarca, Jauja, los Collaguas y Cusco; fray
Antonio Oré, sirvió a la Iglesia hasta el 20 de abril
de 1620; fray Luis Hierónymo, indiscutiblemente el
más sobresaliente, y Francisco que fue arcediano de
la catedral de Guamanga (2). El cronista francisca-
no Diego de Córdova y Salinas, sostiene que estos
religiosos, los hermanos Oré, eran “… predicado-
res de españoles e indios, diestros en el canto llano
“DE GUAMANGA A LA TIERRA DEL BIOBÍO”FR. LUIS HIERÓNYMO DE ORÉ, OBISPO DE LA IMPERIAL, CHILE.
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Prof. Cayetano Villavicencio Wenner
y gregoriano, y fueron guardianes en la Provincia,
con lustre y crédito de la religión…” (3).
El joven Luis Hierónymo de Oré ingresó en el
Cuzco a la orden franciscana, luego se traslada a
Lima para los estudios superiores eclesiásticos en el
convento máximo franciscano y en la Real y
Pontificia Universidad de San Marcos. Es ordenado
sacerdote por Toribio de Mogrovejo en Lima, el
sábado 23 de septiembre de 1581, un año antes del
inicio del III Concilio Limense (1582 – 1583); frisaba
Oré los 27 años de edad y estaba encaminado a una
larga como extensa actividad misional, intelectual
y religiosa. Recién ascendido al presbiterado, fray
Luis Hierónymo, fue convocado por los organiza-
dores del III Concilio Limense para actuar como
traductor en la preparación de un catecismo en
quechua, lengua que él dominaba con fluidez
admirable (tanto como el aymara).
Su carrera como religioso fue meteóricamente
ascendente. En un primer momento estuvo en las
doctrinas de los Collaguas, en el valle del Colca, en
Arequipa, siempre floreciente, fue recuperado por
los franciscanos y sus doctrineros, fray Luis de
Sanguil, y fray Luis Oré. Iniciaron el proceso el 15
de septiembre de 1586, culminando la recuperación
de las doctrinas en julio de 1590; en este proceso Oré
hace gala de su prudencia y dominio de su
experiencia legal como procurador y como párroco
en Coporaque, hasta 1595. Paralelamente, en este
mismo año Fr. Luis Hierónymo se encuentra en
Lima en el quehacer de gestionar la publicación de
su obra Symbolo Católico Indiano, realidad que se
concreta en 1598.
Como religioso activo, quizá yuxtaponiendo
actividades, los superiores nombran a Oré en 1592
guardián de las misiones de Jauja, en los Andes
centrales del Perú. En 1600 misionaba en una
parroquia del centro minero del Potosí (mina de
plata en el Alto Perú, actualmente Bolivia), donde
predicaba fluidamente en quechua y aymara según
versión de fray Diego de Ocaña (jeronimita),
pregonando la devoción a nuestra Señora de
Guadalupe. El obispo del Cusco, Mons. Antonio de
la Raya, le concede una parroquia, de manera
inusual a un regular, admirado por su espíritu y
fama de misionero, así como de predicador en
lengua vernácula. Fue el mismísimo obispo de la
Raya quien otorga licencia al religioso franciscano
para viajar a España y Roma portando epístolas
para el rey Felipe III, llamado “el Piadoso”, y su
Santidad Paulo V.
A tierras ibéricas probablemente habría
llegado en marzo de 1605, pues Oré aprovechó este
periplo para gestionar y publicar sus obras. De
España pasó raudamente a Roma, donde es muy
posible que el Papa Paulo V lo recibiera, sin
presagiar ambos, que en 1620 el primero lo
nombraría obispo a su humilde visitante. En Italia
Oré gestionó la publicación de sus obras, especial-
mente el Rituale, seu manuale peruanun...; en 1606
publica en Alejandría la obra religiosa “Tratado
sobre las indulgencias”.
En 1611, nuevamente en España y en diciem-
bre de ese año el comisionado general de la Orden,
fray Antonio de Trejo, asigna a fray Luis
Hierónymo organizar un grupo de misioneros para
ir a la Florida; puesto que recién en 1612 se crearía la
provincia franciscana de Santa Elena. En este
ínterin, fray Hierónymo se desplaza de Madrid a
Cádiz y en Córdova se entrevista con el peruano
Inca Garcilaso de la Vega, autor de la Florida del
Inca, de gran utilidad para los frailes de la misión,
oportunidad que Oré no desaprovechó para
solicitarle un ejemplar. Fruto de esta entrevista es lo
que el Inca Garcilaso expresa: para que “pueda
llevarla consigo para saber y tener noticias de las
provincias y costumbres de esa gentilidad. Y le
serví con 8 libros, los 3 de la Florida y los 4 de los
Comentarios” (4).
Después de organizar la expedición misionera
a la Florida con halagüeños resultados, pues 24
frailes se recolectaron y partieron de Cádiz en 1612,
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aunque Oré no fue de la partida porque le
encomendaron realizar otra expedición misionera,
esta vez con destino a Venezuela. El 20 de junio de
1613 Oré recibió autorización de la Casa de
Contratación de Sevilla para embarcarse con la
delegación de misioneros en “La Esperanza”,
rumbo a Santo Domingo en la isla Española; sin
embargo, tampoco se embarcó porque estaba
empeñado en recoger testimonios en Sevilla y
Córdova para estructurar la biografía de Francisco
Solano, corría el tiempo del 11 de julio al 21 de
octubre de 1613 entre estas dos localidades.
En 1614, el nuevo comisario general, Fray Juan
de Vivanco, le ordena inspeccionar las misiones de
la Florida, asimismo las casas franciscanas de la isla
de Cuba. Fray Hierónymo realizó rápidamente tal
cometido, en las misiones de la Florida, bajo la
administración del gobernador Juan Fernández de
Olivera, parece que el tiempo jugaba en su contra y
las poblaciones estaban muy dispersas. Años más
tarde retornó a la Florida en 1616 y constató la gran
labor de sus hermanos misioneros, presidió la
primera reunión del Capítulo General de la
Provincia y como visitador oficial solicitó al rey
Felipe III, el mayor número de misioneros para
continuar con esta loable labor evangelizadora
para catequizar a unos 30 mil indios dispersos en
las localidades de Apalache, Santa Helena,
Machagua y Latana (5).
Después de todo el periplo misionero por
extensos territorios de la Florida y Cuba, además de
España, ya en la madre patria y como consecuencia
de la evaluación a que someten sus superiores de la
labor y aptitudes administrativas, fray Luis
Hierónymo de Oré, es elegido por la corona
española para ser designado como obispo de la
Imperial (Concepción, Chile) el 17 de abril de 1620
(4), y el 17 de agosto el rey Felipe III presenta al
padre Oré como candidato más apto, su Santidad
Paulo V lo designó como obispo el 17 de agosto del
mismo año(6).
El obispo ya consagrado en España, retorna
primero a Perú, desembarca en Trujillo, pasa a
Lima, luego a Guamanga, el 7 de noviembre de
1622 visita a sus hermanas en el Monasterio de
Santa Clara, inmediatamente regresa a Lima para
embarcarse en el Callao rumbo a Chile.
La diócesis de la Imperial, Concepción, es la
segunda en creación después de la de Santiago,
aquella fue creada el 22 de marzo de 1564 por Pío IV
y su primer obispo fue el franciscano salmantino
fray Antonio de San Miguel (1569 – 1590), pertene-
ciente a la provincia de los XII Apóstoles, igual que
su tercer sucesor en la silla episcopal.
La Imperial (Concepción) ocupaba una
extensa geografía al sur de la diócesis de Santiago,
zona bañada por las aguas de Biobío (380 Km de
longitud) y dominada por los iracundos araucanos,
éstos se rebelaban ser sometidos al conquistador
español. Durante la administración episcopal de Fr.
Antonio de San Miguel, esta región aún estaba
convulsionada por los indios araucanos, el prelado
franciscano se preocupaba por apaciguar los
enfrentamientos mortíferos con las huestes espa-
ñolas; intervino como mediador en los conflictos
solicitando a la metrópoli limeña y a la Corona el
envío de un mayor número de misioneros.
A esta región difícil en geografía y en
sometimiento obligado a la Corona, se enfrenta el
nuevo obispo de la Imperial, pues Oré hereda la
acción conflictiva de enfrentamiento y abuso de los
soldados españoles contra los aborígenes arauca-
nos. Igual que su predecesor, el nuevo prelado
solicita tratar a los naturales con misericordia y sin
represión, con comprensión y sin armas, más bien
con misioneros mejor preparados, con maestros
con vocación apostólica preparados en ciencias,
artes, agricultura y oficios varios.
El lema del obispo Oré era: “la escuela es el
alma del pueblo”, por eso aplica un método
efectivo en el proceso de aprendizaje del catecismo
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(que se aplica hoy en día), consiste en aprender las
verdades de la fe cantando en idiomas aborígenes
(quechua, aymara, puquina, araucano, etc.) y
haciendo rondas; sin proponérselo estaba forjando
una teología catequética.
En su afán de conocer su diócesis Oré realiza
una visita pastoral al archipiélago meridional de
Chiloé, en el extremo de la frontera del territorio
araucano, donde residió un año junto con los
misioneros jesuitas. Por su ímpetu en efectivizar
una labor evangelizadora, ésta se vio enfrentada
con la autoridad civil; por esto solicitó ante el rey
Felipe IV una nueva política evangelizadora en la
que prime la sugerencia de una aproximación más
humana y menos militar hacia los temibles
araucanos valiéndose, insistía, de sacerdotes mejor
entrenados para estas tierras. Paralelamente, el
obispo franciscano se esforzó por incrementar el
clero nativo y funda un seminario, fomentando el
estudio de la lengua araucana en concordancia con
las directrices del Tercer Concilio Limense. Sus
estrechos y efectivos colaboradores, sus hermanos
franciscanos y jesuitas le apoyaron incondicional-
mente, sin embargo, la autoridad episcopal les
exigía al máximo sus esfuerzos. En una ocasión
exhorta verbal y por escrito a los misioneros
jesuitas y los conmina a trabajar más para justificar
su presencia en tierras infieles de las tribus
araucanas. Entre 1625 - 1626 convoca y realiza el II
Sínodo diocesano de la Concepción.
La vida de este singular fraile que se inicia en
su formación religiosa-sacerdotal a paso lento-
adagio, luego, como neo presbítero se vuelca a la
misión con espíritu “allegro”, continúa vertiginoso
y “in crescendo”, sin prisa ni pausa, en movimiento
presto “allegretto”, hasta misionar tierras inhós-
pitas donde Dios pone a prueba su paciencia y
perseverancia, con la ayuda del Espíritu Santo sale
airoso y es reconocido, ahora más que antes, por su
gran herencia de escritos, como autor y traductor y
por su vida ejemplar.
Muere en la tierra del Biobío un 30 de enero de
1630.
(1) Archivo del Convento San Francisco de Lima, ASFL, Registro 35.
(2) Biblioteca Nacional de Lima 1, Fols. 52r.56 v.
(3) Diego de Córdova y Salinas. Crónica de la Religiosísima Provincia de los Doce Apóstoles del Perú. Lima 1651.
(4) Rubén Vargas Ugarte, Historia de la Iglesia en el Perú. Hugo Araya Rivera, Ofm. Notas Bibliográficas de Religiosos
Franciscanos en Chile, Santiago de Chile, 1976. Medina y Garcilaso de la Vega, Historia General del Perú II- Madrid
1722, Pág. 460.
(5) Noble David Cook, Relación de la Vida y Milagros de San Francisco Solano, por Jerónimo de Oré, Pontificia
Universidad Católica del Perú, PUCP., Prólogo Pag. XXXV.
(6) Hugo Araya, Ofm., Óp. citada. “Los Franciscanos en le Evangelización del Perú en los siglos XVI, XVII y XVIII”,
pag. 45 al 50.
Escudo Episcopal de Fr. Hierónymo de Oré. El blasón dividido en tres campos, el de la izquier-da ocupa la mitad, resaltando las insignias de la primera orden de san Francisco: la cruz redentora en alto escol-tada por los brazos entrelazados de Cristo y el seráfico, aquel desnu-do y el otro con la manga del sayal marrón. En el campo superior derecho y en fondo albino,
vislumbrase cinco rosas que representan los estigmas del seráfico de Alvernia. En el campo inferior derecho, aparece el perfil de un dragón en actitud estoica emitiendo de sus fauces llamaradas, es el símbolo de la casa paterna de los Oré.
*****
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TESOROS DE LA CATEDRAL DEL CUSCO.
Como parte de su compromiso con el
desarrollo del Perú y, al mismo tiempo, con la
revalorización de la cultura cusqueña, Telefónica
del Perú presentó el libro “Tesoros de la
Catedral del Cusco”, una iniciativa que se
trabajó de manera conjunta con la Dirección
Desconcentrada de Cultura de Cusco y en
alianza con el Arzobispado del Cusco.
“A través de esta iniciativa, se busca
revalorar el patrimonio cultural, histórico y
religioso del Cusco, desarrollando un trabajo
conjunto entre la empresa privada, el sector
público y la Iglesia”, sostuvo Javier Manzanares,
presidente del Grupo Telefónica en el Perú,
quien participó en la presentación del libro.
Manzanares subrayó que “desde hace casi
dos décadas, Telefónica está empeñada en unir a
los peruanos con mejor comunicación y ésta es
una oportunidad para difundir nuestras
tradiciones e historia”. Por ello, el Presidente de
Telefónica del Perú considera que “también es
momento para mostrar al mundo una de las joyas
del patrimonio arquitectónico del Perú”.
“Tesoros de la Catedral del Cusco” permite
recorrer fotográficamente las tres capillas que
componen la Catedral, y recuerda el esfuerzo y el
proceso de reconstrucción de la misma, realizado
con el apoyo de Telefónica, entre los años 1997 y
2002. “La restauración de la Catedral fue
impulsada por Telefónica con el fin de proteger y
conservar uno de los monumentos más
importantes del patrimonio histórico del Cusco,
orgullo de todos los peruanos”, destacó
Manzanares.
Ricardo Ruiz Caro Villagarcía, nuevo
director de la Dirección Desconcentrada de
Cultura del Cusco resaltó la participación de
David Ugarte Vega Centeno en esta iniciativa,
señaló que “la publicación de este libro cumple
un anhelo largamente añorado; pues no solo
llena un vacío en la documentación y difusión de
nuestro patrimonio, sino que permite compren-
der que nuestra Basílica Catedral es un lugar de
encuentro entre el pueblo y Dios”
Este libro reúne casi 500 años de historia y
tradición cultural en 296 páginas, incorporando
la visión de los intelectuales Jorge Flores, Manuel
Ollanta Aparicio, David Ugarte y Roberto
NUEVAS PUBLICACIONES
Arriba, izquierda:
“Cruz” utilizada por
San Francisco
Solano para realizar
la Vía Sacra.
Madera, siglo XVI.
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14
Samanez sobre la importancia de la Catedral y la
relación de la cultura milenaria cusqueña con
este espacio religioso. De igual manera, la
arquitecta Liliana Saldívar destaca la trascenden-
cia de la participación de Telefónica en la
restauración de este monumento.
En palabras de Monseñor Juan Antonio
Ugarte Pérez, Arzobispo del Cusco, “este libro es
un testimonio gráfico y textual de la Basílica
Catedral, que da cuenta de la profunda espiritua-
lidad del pueblo cusqueño; y del carácter
ancestral de nuestra cultura”.
“Tesoros de la Catedral del Cusco” busca
despertar en la población un sentimiento de
orgullo e identificación con su cultura, difun-
diendo la importancia de su legado histórico.
os pontífices de la Iglesia Católica
recientemente canonizados por su
magisterio, presidido por el papa
Francisco, son: San Juan XXIII y San Juan Pablo II.
La Iglesia para la canonización o el reconocimiento
y pública proclamación de dicha santidad, es
extremadamente exigente. Es cierto que en cuanto
al reconocimiento mundial de los aludidos santos,
quizá por el reducido medio del referido caso, no
haya punto de comparación; pero la exigencia
eclesial en el actual caso, debemos estar seguros de
que han sido sobrepasadas las razones para ser
mundialmente reconocidos como santos.De San
Juan XXIII, cuyo nombre de pila es: Ángelo
Giuseppe Roncalli, llamado el Papa Bueno, hijo de
campesinos italianos, en el año 1881, habiendo sido
electo Papa en 1958. Su corto y fecundo pontificado
fue hasta 1963 y terminó con su santa vida terrena,
la que vivió como el actual papa Francisco,
relacionándose con todos. En su sobresaliente
pontificado, en el año 1962, abrió el Concilio
Ecuménico Vaticano II, que ha sido de gran
apertura a los cambios de la humanidad, además
del acercamiento de muchos por distintos motivos
apartados de la Iglesia. Muchas veces por gravísi-
mas fallas, por las que la Iglesia ha pedido perdón.
El santo papa Juan Pablo II, fue el santo
peregrino, que viajó por todo el mundo llevando
con su ejemplo una buena porción del amor divino
y proclamando el Evangelio. Así, llegó a Nicaragua
en dos ocasiones. Y en cada vez, nos trajo con la fe y
la esperanza, buenas porciones de dicho amor, el
que con su mensaje proclamó con ardor por el orbe
entero. Este Papa explicó muy bien que el verdade-
ro amor con dignidad, se identifica indistintamente
compartiéndolo; y que, en cuanto más se comparte,
se multiplica cada vez más, llevando paz y
felicidad.
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CANONIZACIÓN DE JUAN PABLO II Y JUAN XXIII
Por. Miriam Nuñez Alvarez,Bachiller en Comunicación Social
CAUSAS DE LA CANONIZACIÓN
Los beatos San Juan XXIII y San Juan Pablo II
están ya inscritos en el Libro de los Santos. El Papa
Francisco presidió la ceremonia de canonización de
dos de sus predecesores momento emotivo, que ha
dejado algunos momentos para el recuerdo.Mo-
mentos antes de que se iniciara la ceremonia, el
papa emérito Benedicto XVI aparecía en la Plaza de
San Pedro del Vaticano, donde fue recibido con una
gran ovación por parte de los cientos de miles de
peregrinos que ocupaban la plaza y las calles
adyacentes. Cuando el Papa Francisco hacía
también su entrada en la Plaza, se acercó hasta el
sector izquierdo de la misma para fundirse en un
cariñoso abrazo con el Papa emérito antes de
comenzar el rito.
Inscripción en el Libro de los Santos
Era el momento más esperado. El Papa
Francisco proclamó santos a sus dos grandes
predecesores del siglo XX, que ahora se llaman San
Juan Pablo II y San Juan XXIII. Eran las 10.15 de la
mañana del Domingo de la Divina Misericordia,
que será recordado como el “Día de los cuatro
Papas” y se producía el momento culminante en la
solemne declaración papal, pronunciada en latín:
“En honor de la Santísima Trinidad (…) con la
autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los santos
Apóstoles Pedro y Pablo, y la nuestra (…) declara-
mos y definimos santos a los beatos Juan XXIII y
Juan Pablo II…”.
Sangre y piel, reliquias de Santos
Las reliquias de los papas recién proclamados
santos Juan Pablo II y Juan XXIII fueron colocadas
junto al altar mayor del atrio de la Plaza de San
Pedro. El momento de la entrega de los relicarios,
justo después de que el papa Francisco proclamase
santos a ambos pontífices, fue también especial-
mente emotivo.
El relicario en plata del papa Karol Wojtyla fue
llevado a Francisco por Floribeth Mora Diaz, la
mujer costarricense cuya sanación en 2011 fue
considerada el segundo milagro que sirvió para
canonizar Juan Pablo II. La reliquia era una
ampolla con la sangre del papa polaco.
La reliquia de Juan XXIII es un trozo de piel
que fue extraído de su cuerpo, exhumado en el 2001
para su beatificación. El relicario del llamado “Papa
bueno” fue entregado al papa Francisco por los
sobrinos-nietos de Roncalli.
Homilía breve
La Homilía que el Papa Francisco dedicó a los
dos nuevos santos —San Juan XXIII, “el Papa de la
docilidad al Espíritu Santo”, y San Juan Pablo II, “el
Papa de la familia”— fue corta pero contundente,
marcada por una clara mirada al futuro de la
Iglesia. Precisamente, Francisco aseguró que “son
los Santos quienes hacen crecer la Iglesia”.
“Colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar
la Iglesia según su fisonomía originaria, la que le
dieron los Santos a lo largo de los siglos”, añadió.
Ambos “fueron dos hombres valientes, llenos del
Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y
el mundo de la voluntad de Dios”.
“Las llagas de Jesús son un escándalo para la
fe, pero son también la verificación de la fe, por eso
no desaparecen en el cuerpo de Cristo crucificado.
Juan XXIII y Juan Pablo II tuvieron el valor de mirar
las heridas de Jesús. No se avergonzaron de la carne
de Cristo; en cada persona que sufre veían a Jesús.
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En estos dos hombres contemplativos de las llagas
de Cristo había una esperanza viva junto a un gozo
inefable y radiante”, relata Francisco.
Francisco tuvo palabras para todos los fieles,
las delegaciones de los países y los religiosos, a
quienes agradeció su presencia en San Pedro para
rendir homenaje a los santos. Al concluir la misa,
agradeció el afecto de los peregrinos de las diócesis
Bergamo (norte de Italia) y Cracovia y les pidió que
“siguiesen fielmente las enseñanzas de los santos”.
Se refirió incluso a quienes siguieron la
ceremonia “por radio y televisión” y agradeció a los
medios de comunicación “haber dado la posibili-
dad de participar a tantas personas”.
Al finalizar la ceremonia saludó uno a uno a
los representantes de cada delegación, apretándo-
les las manos. Especialmente emotivo fue el saludo
a los Reyes de España, con quienes se reunirá
mañana en audiencia por primera vez.
Las primeras gotas de lluvia, que amenazaban
con pintar de gris un día que pretendía llenarse de
luz, no pudieron con el fervor de los 800.000 fieles
—según las cifras oficiales de El Vaticano— que se
congregaron en la Plaza de San Pedro y en las calles
adyacentes para asistir a tan importante cita. El
respetuoso silencio sólo se quebró en los momentos
en que los feligreses entonaban los cánticos
litúrgicos y se atrevían a romperse en aplausos tras
las palabras del papa Francisco o la aparición de
Benedicto XVI.“Un Santo al que hemos podido
tocar” fue la frase más repetida entre quienes
conocieron a Juan Pablo II en vida. Nadie quiso
perderse la ceremonia y por ello se instalaron
pantallas en los aledaños de la Plaza para los
300.000 asistentes que se quedaron sin sitio junto al
altar.
ANTECEDENTES DE LA CANONIZACIÓN
El Papa Francisco anunció el 30 de septiembre
de 2013 que Juan Pablo II sería beatificado el 27 de
abril de 2014, en la plaza de San Pedro. Ese día, ante
800.000 peregrinos llegados de múltiples países, la
Iglesia celebró el domingo de la Divina
Misericordia, una importantísima fiesta estableci-
da por Juan Pablo II hacia el final de su pontificado,
y una devoción compartida por millones de fieles
en todo el mundo.
La canonización fue posible gracias a la
aprobación del milagro que se produjo por
intercesión de Juan Pablo II, después de ser
beatificado. La persona que fue curada es Floribeth
Mora, costarricense que reside en Tres Ríos de
Cartago. Flory, como la llaman sus familiares y
amigos, fue curada de un aneurisma cerebral
cuando ya estaba desahuciada por los médicos.
Para que una persona sea beatificada es
necesario que se haya producido un milagro
debido a su intercesión y para que sea canonizado,
es necesario un segundo milagro. Ese segundo
milagro debe ocurrir después de ser proclamado
beato, y es el que se ha aprobado por todas las
Comisiones, considerando la curación como
"inexplicable para la ciencia". Este segundo milagro
es el de la curación de Floribeth.
El proceso que llevó a Juan Pablo II a los altares
se abrió el 28 de junio de 2005 y comenzó en Roma,
ciudad en la que murió y de la que fue obispo
durante 26 años y medio. La causa se abrió por
deseo del papa Ratzinger, sin esperar a que
transcurrieran cinco años de su muerte, como
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establece el Código de Derecho Canónico y como
ocurrió con Madre Teresa de Calcuta.
El anuncio de la canonización fue acogido con
extraordinaria alegría en el mundo católico, donde
aún sigue vivo el grito "santo súbito " (santo ya) que
decenas de miles de personas corearon aquel día de
abril de 2005.
BEATIFICACIÓN
El milagro de Juan XIII tuvo lugar en 1966
gracias a la curación de una religiosa, Caterina
Capitani, que padecía una enfermedad estomacal
incurable: perforación gástrica hemorrágica con
fistulación externa y peritonitis aguda. Pero, el 22
de mayo de 1966, las hermanas de la Capitani, le
colocaron una imagen del Papa en el estómago. A
los pocos minutos, la monja, a la que ya habían
dado la extremaunción, se recuperó y pidió de
comer. La comisión de teólogos de la Congregación
para la Causa de los Santos del Vaticano reconoce-
ría el milagro al no poder justificar los médicos el
milagro de Capitani. Se escapaba a los ojos de la
ciencia.
Juan XXIII
El Papa Juan XXIII fue beatificado por Juan
Pablo II el 3 de septiembre de 2000 y subió a la
gloria de los altares sin esperar a la confirmación de
un segundo milagro preceptivo en el camino hacia
la santidad.
Estas son las fechas clave del su proceso de
canonización:
3 de junio de 1963.- Fallece Angelo Roncalli,
conocido como el Papa Bueno.
1965.- Pablo VI propone la apertura de su
beatificación.
20 de diciembre de 1999.- Juan Pablo II
promulgó del decreto que reconocía las
virtudes heroicas de Juan XXIII y era
declarado "venerable", primer paso hacia la
beatificación.
27 de enero de 2000.- El Papa Wojtyla
reconoce el milagro de curación "científica-
mente inexplicable" por su intercesión de la
religiosa italiana Caterina Capitano, a punto
de morir por una peritonitis aguda.
3 de septiembre de 2000.- Juan XXIII es
beatificado.
5 de julio de 2013.- El Papa Francisco firma el
decreto que autoriza la canonización de
Juan XXIII.
30 de septiembre de 2013.- El Papa anuncia
su canonización para el 27 de abril de 2014,
sin esperar la confirmación del segundo
milagro.
27 de abril de 2014.- Es canonizado junto con
Juan Pablo II.
La beatificación de Juan Pablo II se realizó el 1
de Mayo de 2011. La comisión médica de la
Congregación para las Causas de los Santos y un
grupo de teólogos le dieron el visto bueno al
milagro atribuido a su intercesión: la inexplicable
curación del mal de Parkinson de una monja
francesa, Sor Marie Pierre-Simón. Esta enfermedad
le había obligado a dejar su trabajo como enfermera
en el área de maternidad de un hospital de Arles, en
Francia. En junio de 2005, tras haber pedido a Juan
Pablo II una mejora en su enfermedad, el Parkinson
desapareció totalmente.
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Los cardenales y obispos de la Congregación
para las Causas de los Santos dieron su visto bueno
y Benedicto XVI firmó el decreto poniendo como
fecha el 1 de Mayo de 2011, domingo de la Divina
Misericordia, devoción impulsada por Juan Pablo
II. La beatificación reunió a un millón de personas.
Curaciones por intercesión de Juan Pablo II
Esta es la curación elegida para la canoniza-
ción de Juan Pablo II, el 27 de abril de 2014. La
protagonista es una mujer costarricense que vive en
la localidad de Tres Ríos de Cartago. El pasado 18
de junio de 2013, la Comisión Teológica de la
Congregación para la Causa de los Santos aprobó
esta curación, como ya lo hicieran en el mes de abril
los médicos que reconocieron que, de forma
inexplicable, Flory –como la llaman sus familiares y
amigos–superó un aneurisma cerebral cuando ya
estaba desahuciada por los médicos.
La propia Flory relata así su testimonio: Todo
comenzó el 8 de abril de 2011 al despertar. “Me dio
un dolor de cabeza tan fuerte que pensé que me
reventaría la cabeza. Le pedí a mi esposo que me
llevara al hospital porque me sentía bastante mal.
Cuando llegué me encontraba muy mal por los
vómitos y el dolor de cabeza”, relata esta mujer en
un testimonio escrito por ella misma hace un año,
recogido ahora por "La Razón", y confirmado a ese
diario español por uno de los partícipes del
milagro.
En aquella primera visita al médico, le
diagnosticaron estrés y presión alta. Al comprobar
a lo largo de los días posteriores que su estado de
salud no mejoraba, decidió acudir a un hospital en
San José, la capital de Costa Rica.
“Tras varios exámenes me dijeron que tenía un
pequeño derrame de sangre en mi cerebro, luego
me hicieron un TAC y descubrieron que se trataba
de un aneurisma cerebral en el lado derecho”.
De inmediato la trasladaron a otro centro,
mientras los facultativos se mostraban sorprendi-
dos por su aguante. Tras varios intentos por cerrar
el goteo de sangre que sufría en su cerebro, el
equipo médico que la atendía tuvo que desistir al
encontrarse la dilatación en un lugar de difícil
acceso. A partir de este momento, la situación
empeoró sobremanera. Tras pasar unos días en
observación, las limitaciones del sistema sanitario
costarricense impidieron llevar a cabo una
operación. “Se cerraban así mis posibilidad de
sobrevivir a tan fatal diagnóstico”, recuerda esta
madre de cuatro hijos, abuela de cuatro nietos y
esposa de un ex oficial de la Policía nacional.
Tal era la gravedad de su situación que regresó a
casa con un aviso claro a su familia: sólo le quedaba
un mes de vida. Sin embargo, a pesar de la desespe-
ración que en un primer momento les generó pensar
en el desenlace de la historia, “nos llenamos de
mucha fe, pero no puedo negar el miedo tan grande
que sentía al ver lo que me estaba sucediendo”.
Juan Pablo II, beato
No se cumplía ni un mes de aquella mañana en
la que su vida se truncó, cuando tuvo lugar otro
giro inesperado. El 1 de mayo de 2011, en la plaza
de San Pedro, más de un millón de personas
participan en la beatificación de Juan Pablo II.
Benedicto XVI proclamaba beato al Papa polaco
destacando en primera persona cómo vivió la
santidad de su predecesor en la sede de Pedro:
“Durante 23 años pude estar cerca de él y venerar
cada vez más su persona. Su profundidad espiritual
y la riqueza de sus intuiciones sostenían mi servicio.
El ejemplo de su oración siempre me ha impresiona-
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do y edificado: él se sumergía en el encuentro con
Dios, aun en medio de las múltiples ocupaciones de
su ministerio”. Cuando amanecía en Costa Rica,
Juan Pablo II ya había sido beatificado.
Jesús Sacramentado, en procesión
Como todos los domingos, la familia de
Floribeth acudió a misa a la parroquia. Con pocas
fuerzas, pero de nuevo animada por su esposo,
acudieron al centro del barrio porque se estaba
celebrando una procesión.
“En ese momento estaba pasando una carroza
con la imagen de Jesús Sacramentado y sentí un frío
en el cuerpo. Me bajé del coche y fui hasta allí”.
Entonces, el sacerdote que acompañaba a la
procesión declamaba una oración: “¡Oh, Señor!
Hay una sanación”.
La mujer se detuvo y se puso a rezar: “Le
pedimos a nuestro Papa Juan Pablo que nos
ayudara a pedirle a Dios que me ayudara”.
Y en ese preciso instante, algo empezó a
cambiar. “Salí de ese parque con la fe de que yo fui
la sanada”, apunta esta madre de familia que desde
entonces centra las miradas de sus vecinos y
amigos. A partir de ahora, de todo el orbe católico.
Reliquias del Papa en un santuario
Unos días después de aquel hecho, Floribeth,
consciente de que al Santuario de la Virgen de
Ujarrás –cercano a su domicilio– había recibido
unas reliquias del Papa polaco, decidió acudir a
rezar. “De nuevo, un milagro”, apostilla.
Se trataba de un relicario que contiene
muestras de sangre de Juan Pablo II, extraídas un
día antes de morir.
Sin embargo, a pesar del esfuerzo realizado,
cuando llegó ya había terminado la exposición. Aun
así, el padre Dónald Solano hizo una excepción.
“Me la enseñó y la toqué. Seis meses después
me hicieron otro examen en el cerebro y me
indicaron que el aneurisma había desaparecido
para la honra y la gloria de mi Dios”, subraya esta
mujer, que ha hecho posible que Juan Pablo II sea
proclamado santo el 27 de abril de 2014.
El neurocirujano, sin explicación
Según publicó el jueves 20 de junio el diario
“La Nación” de Costa Rica, el neurocirujano
Alejandro Vargas Román, que atendió a Floribeth
Mora durante su enfermedad, confirmó estos días
que no encontró explicación científica a la desapari-
ción repentina del aneurisma que padecía cuando
analizaron exámenes posteriores a aquel 1 de mayo
de 2011.
Además, Vargas reveló que funcionarios de la
Santa Sede le consultaron sobre los detalles del caso
durante la fase diocesana del proceso de canoniza-
ción, la primera antes de que los informes sean
remitidos a Roma y examinados por las diferentes
comisiones de la Congregación para la Causa de los
Santos.
“Médicamente, en teoría, nunca les va a
desaparecer un aneurisma a las personas porque es
una dilatación. Científicamente, yo no tengo
ninguna explicación del por qué desapareció”,
comenta el doctor, que vivió en primera persona lo
ocurrido en el hospital Calderón Guardia.
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Curación de Marco Fidel Rojas
Curación de un niño polaco paralítico.- El
cardenal de Cracovia, StanislawDziwisz, secretario
personal de Juan Pablo II durante más de 39 años,
reveló la siguiente curación: se trata de un episodio
ocurrido en 2009, unos días antes de la celebración
del cuarto aniversario de su muerte. Un niño
polaco de nueve años, de Danzica, enfermo de
tumor, cáncer en el riñón, fue llevado en silla de
ruedas porque no podía caminar', relató.
'Allí -agregó en declaraciones a la televisión
italiana-, ante la tumba de Juan Pablo II, rezó y
apenas salió de la Basílica de San Pedro dijo a los
padres sorprendidos: yo quiero caminar, se alzó e
inició a caminar'.
El también arzobispo de Cracovia (Polonia),
señaló haber sido testigo personal de 'tantas
gracias' a las cuales no quiso llamar milagros pero sí
curaciones, sobre todo de enfermos de tumor.
Curación de JoryAebly
En Cleveland, lo acontecido no fue menos
extraordinario. JoryAebly, de 26 años, sufrió una
"herida letal" en la cabeza. Mal pronóstico, decían
todos los médicos que le atendieron. Pero hete aquí
que, según la cadena de televisión ABC, fue tener en
sus manos un rosario bendecido tiempo atrás por
Juan Pablo II y comenzar a sanar inexplicablemente.
Curación del Cardenal Francesco Marchisano
Durante la segunda Misa de los novendiales
en sufragio del Papa Wojtyla que se tuvo en la
Basílica Vaticana el sábado 9 a las 17 horas el
celebrante, cardenal Arcipreste de la Patriarcal
Basílica Vaticana Francesco Marchisano, afirmó
haber sido curado cinco años atrás por el desapare-
cido Pontífice.
“Había sido operado a las carótidas y por un
error de los médicos la cuerda vocal derecha había
quedado paralizada, obligándome a hablar casi
imperceptiblemente. El Papa me acarició el lugar
de la garganta donde había sido operado diciéndo-
me que habría rezado por mí. Después de algún
tiempo volví a hablar regularmente”, expresó el
Cardenal Marchisano.
Son muchísimos los tipos de milagros que se
vienen atribuyendo a Juan Pablo II en estos días.
Miles de historias distintas, sobretodo curaciones
de enfermedades, tumores, y abundantes historias
de conversiones. Las miles de cartas llegan con la
frase “gracias Santidad por el milagro que me ha
concedido”.
Curación de Joe Amaral
“Miré la imagen de Juan Pablo II y, simplemente,
me puse de pie”. La frase no tendría mayor misterio si
no fuera porque el que la pronunció, Joe Amaral, era
paralítico desde hacía 30 años. Feligrés asiduo de la
parroquia de San Antonio de Padua, en New Bedford,
arrastraba una parálisis desde su juventud. “Recuerdo
verle con frecuencia con sus muletas, tratando de subir
las escaleras de granito de la iglesia”, explicaba su
párroco, el padre Roger Landry. “Me conmovía al ver
la gran fe que poseía”, agrega.
Un sábado del año 2008, Amaral fue a
confesarse con el sacerdote. “Algo ocurrió”,
rememora el feligrés. “El domingo por la mañana
me desperté y me sentía diferente”, explica.
Físicamente se encontraba igual, “pero estaba lleno
de una gran paz”. “Sentí que, en ese momento,
necesitaba rezarle a Juan Pablo II”, añade. Cuando
terminó, encendió la televisión y apareció un
documental sobre el anterior pontífice. Nada más
verle, sus 30 años de parálisis quedaron para el
recuerdo. Fue inmediatamente a visitar a su
médico. “Me puse frente a él y le entregué mis
muletas. Durante cinco minutos permaneció
mudo”, afirma. El médico, que conocía perfecta-
mente su historial, musitó: “No hay ninguna razón
médica para explicarlo”.
*****
Provincia Franciscana de los Doce Apóstoles del Perú
Archivo San Francisco de Lima
22
l Archivo San Francisco de Lima, se ha
organizado como DEPARTAMENTO DE
ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS (DAB).
El Archivo forma parte importante del Conjunto
Monumental San Francisco, Patrimonio Cultural que
además está constituido por los siguientes elementos,
claustros, ambientes o salas de museo:
1. Templo Mayor de San Francisco.
2. Coro
3. Catacumbas.
4. Sacristía Mayor y Menor.
5. Claustro Principal del s. XVI y Galería
Altas.
6. Sala “De Profundis”.
7. Refectorio.
8. Sala Capitular.
9. Archivo San Francisco de Lima.
10. Claustro Tierra Santa o de la Pimienta.
11. Sala San Francisco Solano.
12. Sala José Francisco de Guadalupe Mojica.
13. Sala Mons. Federico Richter.
14. Sala Cántico al Hermano Sol.
15. Claustro de San Francisco Solano, sede de
la Comunidad Franciscana.
16. Claustro de la nueva Enfermería y
Estudiantado.
17. Claustro de la antigua enfermería, hoy
santuario de San Francisco Solano y Casa
de espiritualidad.
18. Capilla de la Virgen de El Milagro.
A partir de la Guía de Archivo se ha elaborado
una colección de Catálogos que informan sobre la
ubicación y contenido del Fondo Documental del
Archivo. Esta colección está organizada en 14
volúmenes, de los cuales 10 volúmenes describen el
fondo del archivo y los 4 últimos describen el fondo
documental de la biblioteca y está dispuesta tanto
en estos catálogos en físico como en archivo Excel.
El Archivo san Francisco de Lima gracias al
apoyo de la Universidad de Harvard ha mejorado
sus servicios mediante la culminación de un
proyecto de: Descripción Documental de las
secciones V, VI, VII y XI así como la implementa-
ción de la Mapoteca y la Digitalización de los libros
de la sección II.
En cuanto a la Descripción documental de los
documentos se elaboró una Ficha Descriptiva, en la
que se han consignado los datos elementales,
especialmente de índole interna:
a. CODIGO.- Identificación del libro o
documento.
b. DESCRIPCIÓN.- Bajo este título Se
consigna el Tipo Documental, Emisor I
Receptor, Ciudad, Fecha. Como datos
preliminares.
c. ASUNTO.- Breve contenido del documen-
to. Folios del documento, el número de
folios en el libro, forma (Original o Copia),
idioma, tipo, si fueran folios impresos,
estado de conservación, los descriptores y
finalmente la fecha y firma de la persona
responsable de la descripción. EL ASUNTO,
es el dato más importante, por lo tanto con
mayor espacio, al igual que
d. LOS DESCRIPTORES, donde se hará una
síntesis del Asunto.
INFORME DEL ARCHIVO SAN FRANCISCO DE LIMA
Por Jorge Román Tasayco
Provincia Franciscana de los Doce Apóstoles del Perú
Archivo San Francisco de Lima
23
LOS LOGROS ALCANZADOS:
a. En la sección V, constituida por Registros de
Misas realizadas entre 1889- 1981. Los 67
libros se encuentran ordenados correlativa
y cronológicamente.
b. De la sección VI, que contiene Partituras
Musicales de obras musicales, misas
solemnes, canto gregoriano, cánticos
religiosos, cánticos de religiosidad popular
y canciones seglares, entre otras. Incluye
obras de maestros musicólogos francisca-
nos. Las partituras, que datan de los siglos
XVIII XIX y XX, están organizadas y clasi-
ficadas en cuadernillos. Todos los cuader-
nillos están confinados en cajas archiveras.
c. De la sección VII, constituida por Mapas,
Planos, Fotografías.
Las fotografías están organizadas, clasifica-
das y conservadas en cajas archiveras.
Los mapas y planos, que suman 217,
producto de la Restauración del Complejo
Monumental San Francisco de Lima y de
otras actividades de la Provincia, se
encuentran clasificados y conservados en
Mapotecas.
d. También los documentos de la sección XI,
que comprenden documentos de los siglos
XX y XXI, se encuentran clasificados y
conservados en cajas archiveras.
e. La digitalización de los documentos de la
sección II, la sección de los libros antiguos,
es el nuevo servicio que brinda el archivo,
permitirá que estos documentos alarguen
su vida útil por lo menos en 10 años. El
investigador, accederá a través de un
programa, la visualización de cualquier
documento de esta sección
f. Los planos y mapas de la sección VII, ahora
organizados, clasificados y conservados en
MAPOTECAS, permitirá al investigador
acceder mejor y con prontitud a estos
documentos.
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