Esta capilla, como es natural, ocupa la cabecera
de la nave principal. A ella se accede por un arco
triunfal apuntado, que la separa de la nave.
Tiene dos tramos, uno primero rectangular,
cubierto con bóveda de nervadura gótica de terceletes,
y un segundo tramo, que ocupa el ábside de la iglesia,
que también se cubre con bóveda de nervadura que
forma una media estrella.
En la actualidad el ábside de la capilla está
recubierto de ladrillo limpio, realizado en la década
de 1970, así como un zócalo de azulejería polícroma de
aristas, de tipo mudéjar, ejecutado unos años después.
Preside el presbiterio una imagen del Cristo de
la Sangre, en madera policromada, obra sevillana de
mediados del siglo XVI, atribuida al círculo de Roque
Balduque, recientemente restaurada por el beasino
Martín Sayago.
que procede del sepulcro de los marqueses de Gibraleón, que
se encontraba en el convento del vado de aquella localidad.
El tabernáculo dorado fue realizado en 1944 por José
Alarcón en Sevilla, y donado a la parroquia por Josefa
Ramírez Bando.
En el altar también se puede contemplar la imagen
de Santa María de Gracia, del siglo XVI, la cual fue titular
de la ermita y hospital del mismo nombre existente en la
localidad, de la cual aún se conserva su capilla. Se atribuye
a Juan Bautista Vázquez el mozo o a Diego de Velasco.
La talla del apóstol San Bartolomé es de madera
policromada del siglo XVI, procede de otro hospital para
pobres con el que contó la población, hoy desaparecido. La
talla fue restaurada en la segunda mitad del siglo XX por
Antonio León Ortega.
En el pasado ocupó este espacio un magnífico
retablo mayor de estilo barroco, obra de Francisco
Barahona, bendecido en 1714.
Y destruido en 1936. Algunas de sus piezas pueden
contemplarse en la actualidad en el retablo que cubre la
capilla de la virgen del rosario.
Bajo esta imagen se encuentra el
Tabernáculo, el cual asienta sobre una
columna de mármol rojo del siglo XVII,
A los pies de la nave central, bajo la tribuna del
órgano, se dispone el Coro de la parroquia, con ocho sitiales de
la antigua sillería del coro del siglo XVIII. Esta sillería fue
ejecutada en el año 1761 por el maestro tallista de Sevilla Juan
Cano.
En este espacio se encuentran también dos
Tintinábulos, con sus campanillas, cuya ubicación en la
actualidad fuera del espacio del coro, marcan el lugar hasta
donde este llegaba en el siglo XVIII.
Antes del terremoto de 1755 existía en este espacio,
bajo el óculo, otra portada de acceso al templo, la puerta de
las novias o de en medio, cegada en el siglo XVIII para
instalar el coro.
En el imafronte exterior de la iglesia, tras el coro,
existe un gran Retablo de Azulejería de la Virgen de los
Clarines, realizado por la fábrica santa Ana de Triana, en
Sevilla, y pintado por uno de sus mejores ceramistas, A.
Kierman Flores, y ejecutado hacia 1930.
El contenido histórico de este documento ha sido
elaborado por Diego Lorenzo Becerril Pérez. El Montaje y
el diseño gráfico corresponden a María España Rebollo
Romero y a José Manuel Pérez Venegas.
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