CHICA CHISPA
CHICA CHISPA
MJ Romero
7
PRÓLOGO
El debate sobre la realidad, si es que ésta existe, y su
representación, si ello es posible, -“esto no es una pipa”,
ya nos advirtió Magritte- ha hecho correr ríos de tinta,
sobre todo desde el siglo pasado y los llamados filósofos
de la sospecha, Marx, Nietzsche y Freud. La frase misma
que acabo de utilizar, esa expresión fosilizada, “correr
ríos de tinta”, dice ya bien poco. Su carácter de fósil ha
hecho que perdiera toda tensión, esa condición necesaria
que una metáfora debe ofrecer para dar cuenta de alguna
forma de realidad.
No es éste el caso de MJ Romero y su protagonista, la
empleada de la sección de carritos del supermercado,
Chica Chispa. MJ Romero dota a su personaje de un
lenguaje que, jugando entre lo coloquial y lo culto, entre
los refranes populares y la reflexión filosófica, alcanza
metáforas totalmente inéditas y, por lo tanto, cargadas
de tensión significativa, que representan, de un modo
asombroso, no solo una forma de realidad en el espacio
en el que la autora sitúa la trama, un supermercado, sino
8
de la realidad en un país y, por extensión, me atrevería
a decir, en cualquier lugar de occidente. Una realidad
que concierne a la situación social, pero también, y éste
es uno de los admirables hallazgos de MJ Romero en su
tratamiento del lenguaje, a la subjetividad del individuo
en la medida en que ésta todavía exista.
Como si MJ Romero no se resignara a aceptar que el
individuo tardomoderno haya perdido toda capacidad de
pensamiento subjetivo crítico en una sociedad alienada
y deglutida como la que también muestra, y en un
espacio tan cargado simbólicamente para representarla
como es un supermercado, Chica Chispa nos ofrece una
subjetividad lúcida, crítica y asombrosamente autónoma.
Ni un solo lugar común en esos pensamientos que
expresa con frescura y gravedad. Porque no hay nada
de volátil en las conclusiones a las que la deriva de esos
pensamientos nos arrastra, dejándonos al mismo tiempo
intacto el espacio de libertad a través del cual apelar a
nuestra propia subjetividad.
MJ Romero recurre no solo a esas metáforas absolutamente
inéditas y a ese lenguaje fresco a los que ya se ha hecho
referencia, sino también a referencias culturales de todo
tipo, desde las literarias y filosóficas, a las contenidas
en la sabiduría tradicional, sin olvidar los clichés de la
cultura pop y mediática. Todo ello alcanza no solo el
9
pensamiento consciente del lector, sino el inconsciente
de tal modo que logra desencadenar en él, como en la
protagonista, series nuevas de recuerdos, pensamientos
y juegos de palabras que remiten, en un diálogo sin
final, a cada una de sus posibles acepciones y alusiones
tangenciales.
En ese sentido, el fragmento veinte de la segunda parte:
“Cuando Walter Benjamin llegó a casa todos dormían,
otro libro que cerraré para siempre, directo se irá a la
hoguera de las vanidades, a no ser que alguien lo quiera
vanamente.
Observar la distancia y la diferencia de luz entre los
distintos planos no es misión de la sección de carritos.
Ni presidir las aglomeraciones tiene mérito si se producen
en días de sol y para la lluvia ya están los paraguas, y los
tornasoles para los soles.
¿Os gusta? Es el cartelito de hoy, permanecerá expuesto en
la sección de cárnicos, para los carniceros metafóricos que
pasan por allí subyugados por la sangre de buey danés.”
crea una insólita tensión significativa con el final del
fragmento anterior:
“No te olvides de las vacas, le grita chispa mientras él se
aleja. Lo que más me gusta son esas gafas de sol enormes
10
para proteger la mirada tranquila de las vacas, este verano
me compraré gafas de vaca, y quizá una alambrada
espinada.”
que así mismo se cruzaba, en las alusiones a la situación
social y a la emigración contenidas sobre todo en las dos
últimas palabras, con el inicio del anterior, el fragmento
dieciocho:
“Jefe grande saluda todos los días, pregunta todos los días,
despide todos los días, porque es el gran jefe, les explica
chica chispa a las cajeras.”
para concluir en el fragmento veintiuno con:
“Después de lo malo viene lo peor. Orden ascendente. O
si comes fresas te lanzan vítores. Orden descendente. (…)
Nos lo creemos todo, porque lo que se dice existe y en mi
país esto es como una especie de auto de fe, y si a simple
vista no lo ves, solo hay que mirar de otra forma, buscar
en lo invisible. ¿O acaso os creéis que todas las monedas
del mundo caben en vuestras cajas registradoras o que
todo dinero es visible y contante?”
Y es que otro de los recursos significativos de Chica
Chispa es su carácter fragmentario. El libro está formado
por fragmentos que funcionan cada uno de manera
autónoma, así, por ejemplo el veinticinco:
“Después de tanto bullicio, propio de un fin de semana,
me gusta reordenar y alinear con todo detalle los carritos,
11
así tan vacíos. Luego de esa marabunta humana esto
parece el fin de las guerras comerciales. Las cajeras ya
se han ido. Hombre chispa no viene ya desde la caída
de la escalera y cuando voy a verlo al hospital solo habla
de iglesias y de cruces que odia como si le hubiera dado
una de las peores ventoleras. Esta tierra de inseguridades
empieza a aburrirme, unos devorándose a otros de
cualquier manera. Busco la fórmula mágica que desligue
mi cuerpo de la ley de la gravedad para ahorrarme los
saltitos de piedra en piedra. Mientras, hago tiempo con
mi tiempo, como que ordeno y estaciono carritos para
mañana.”
con ese insólito y poético final que MJ Romero consigue
en cada fragmento, después de su inicio aparentemente
realista y su reflexión crítica sobre la sociedad
contemporánea.
Pero aunque cada fragmento funcione de manera
autónoma, al mismo tiempo, como antes se ha visto,
no deja de tener correspondencia y de mantener un
diálogo alusivo con el resto, de modo que cada uno
acaba constituyendo una pieza clave para poder apreciar
al final, y en perspectiva, el mosaico que a través de la
técnica del trencadís ha creado MJ Romero.
Y si es cierto que el recurso a la fragmentación ya es una
de las características de la escritura posmoderna, también
12
lo es que, en el caso de MJ Romero, resulta no solo
pertinente, sino indispensable, ya que en ella se cumple,
de manera magistral, lo que M. Blanchot denomina “la
pluralidad del habla plural”:
“El habla del fragmento no es habla más que en último
término. Esto no quiere decir que ella solo hable al fin,
sino que atraviesa y acompaña, en todos los tiempos, todo
saber, todo discurso, con otro lenguaje que lo interrumpe
llevándolo, en la forma de un redoblamiento, hacia la
exterioridad en donde habla lo interrumpido, el fin que
no acaba.”
de modo que no hay oposición entre fragmento y
totalidad o entre continuidad y discontinuidad, sino que
ese discurso, aparentemente disruptivo -y que se aprecia
también dentro de cada fragmento, donde cada frase
aparece con frecuencia como una interrupción, una
ruptura en la continuidad de la anterior- delimita y dota
de contornos a esa finalmente coherente y significativa
escritura que conforma Chica Chispa.
ISABEL MERCADÉ
La mujer de cabellos sucios, de uñas
sucias y de encías desoladas,
es la patria que tuve.
Luis Miguel Rabanal
Cada vez que la vida esto y lo otro, va aumentado el grado de acidez.
Cada vez que la vida va, yo vengo.
Y viceversa.
I
19
0
¿Y cómo será ser solo pensamiento, sensación o nada
sin tener que arrastrar un cuerpo pesado, dolorido y
cansado?
Falta energía. Inyecta energía. Una palabra clave. O un
chasquido de dedos mágico o milagroso. Et voilà. La vida
recomienza. La mañana sin este clima pesado y húmedo,
densísimo para mis neuronas, comprimiendo mi sien
derecha, con sus dedos invisibles sobre mi garganta
atenazándome. Que la mañana recomience en un día
cualquiera de noviembre.
O cómo dar vida a un barquito de papel.
20
1
Aquel hombre trabaja en una esquina del supermercado.
Siempre está allí, de pie. Dice que es su trabajo.
En su cerebro lleva una ciudad, a veces vive en ella y
entonces nadie lo encuentra en su sitio. Es un hombre
feliz. No es un hombre estúpido.
Cuando se aburre acerca una chispa a cualquier rincón
de su ciudad. Cuando la ciudad arde el hombre deja de
aburrirse y se convierte en un ser peligroso.
21
2
Soy la chica de las bagatelas. Era niña bagatela hasta que
el hombre chispa apareció en el supermercado.
Qué niña más rica, me halagan babosos y babosas al
acercarse al anclaje de los carritos. Y yo dedico una
sonrisa angelical a cada baba.
Llegó él y me dijo: Tú serás una bagatela en mi ciudad de
chispas. Y yo, feliz, afilé mis uñas y mis dientes, sobre todo
mis colmillos, y sonreí descontrolada y salvajemente.
Erosiono a las cajeras, solo el hombre chispa comprende.
Cuando se aproximan mascotas corro hacia las puertas
de cristal de la entrada y a modo de saludo extiendo uno
de mis pies para disfrutar sorprendida del aterrizaje.
Mantengo mis uñas y mi dentadura intactas porque algún
día me cambiaré de supermercado y me trasladaré a
ciudad chispa con hombre chispa.
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)»
© de los textos: María Jesús Romero Nicieza© de la edición: EOLAS EDICIONES
Diagramación: contactovisual.esISBN: 978-84-15603-78-8Deposito legal: LE-12-2015Impreso en España - Printed in Spain