Dios sale a nuestro encuentro
Catecismo de Adultos, Parte I, Cap. 2
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INTRODUCCIÓN:
Lecturas de la Biblia:
Sal. 119, 97-105
Ex. 3, 1-15; 4, 10-16
1 Jn. 1, 2-3
Efe. 1, 9; 2, 18
2 Pe. 1, 4 2
ORACIÓN:
Tu Palabra, Señor, es eterna,
Más estable que el cielo;
Tu fidelidad de generación en generación,
Igual que fundaste la tierra, permanece,
Lámpara es tu Palabra para mis pasos,
Luz en mi sendero. Sal. 118, 89-90; 105 3
Fuentes de Estudio:
1.- Catecismo de la Iglesia Católica, numerales del 50-184
2.- Compendio de Catecismo de la Iglesia, preguntas 6-32
3.- Catecismo Católico de los Estados Unidos para los adultos,
páginas de la 13 a la 22. 4
CATEQUESIS:
Por la razón natural podemos saber con certeza que Dios existe
sobre las bases del mundo creado. La revelación es el amor y el
conocimiento de Dios al que no podemos llegar por el solo
poder de nuestra razón. Por su divino amor, Dios ha elegido
revelarse a sí mismo al mundo. Esta auto-manifestación de Dios
es la revelación personal del misterio de su plan de salvación. El
plan de la revelación divina comienza con la creación y es
llevado a la plenitud en el envío del propio Hijo de Dios,
Jesucristo, para la redención del mundo. 5
La reflexión y estudio de la fe católica es una invitación a
entender y aceptar la revelación de Dios en Jesucristo con el
poder del Espíritu Santo. Al revelarse a sí mismo, Dios desea
hacernos capaces de responderle, reconocerlo y amarlo mucho
más allá de nuestra capacidad humana natural. Sin olvidar que
la fe es la respuesta humana al Dios revelado. 6
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En amor, Dios se ha revelado a sí mismo a la humanidad. La
revelación divina provee las respuestas a las preguntas que los
seres humanos hacen sobre el sentido y propósito de la vida
(CIC. Numerales 51-53)
Dios se revela a sí mismo para invitarnos a una relación
personal. La voluntad de Dios es que la humanidad debería
tener acceso al Padre, a través de Jesucristo, la Palabra hecha
carne, en el poder del Espíritu santo.
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La revelación de Dios es manifestada en palabras y obras que
están intrínsecamente unidas. Las etapas de la revelación,
comienzan con la creación del mundo y continúan en la alianza
con Noé, el llamado de Abraham, y al pueblo de Israel. (CIC 54-
67)
Dios se revela a sí mismo completamente al enviar a su
propio Hijo, Jesucristo, en quien ha establecido su alianza para
siempre.
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Lo que Cristo confió a sus Apóstoles, lo transmitieron a través
de la predicación y la escritura, bajo la inspiración del Espíritu
Santo, a todas las generaciones hasta el regreso Glorioso de
Cristo. La Escritura y la Tradición componen el único depósito
de la divina revelación (CIC numerales 74-84)
El oficio de interpretar la Palabra de Dios, ya sea en su
forma escrita o en su forma de Tradición, ha sido encomendado
al Magisterio de la Iglesia. Su autoridad en esta materia, es
ejecutada en el nombre de Jesucristo. (CIC numeral 85)
Lea la Lección de fe:
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Moisés y la Zarza Ardiente: en el Catecismo Católico de los
Estados Unidos para los Adultos, páginas 11-12
Reflexión: ¿Cómo ilustra la Lección de Fe el tema de esta
sesión?
Pasaje del libro del Éxodo donde se narra la auto-
revelación de Dios a Moisés en la Zarza Ardiente, como tema
central de este capítulo.
DISCUSIÓN:
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1.- ¿Por qué los seres humanos necesitan la revelación de Dios ?
(CIC numerales 36 -38)
2.- Desc riba en sus propias palabras los componentes
principales de la revelación Cristiana (CIC numerales 51 -53
3.- Explique cómo la Escritura y la Tradición sirven de
mediadores de la revelación de Dios, a todos los bautizados.
4.- Identifique algunas formas en que la revelación Cristiana, se
diferencia de otras religiones y de la espiritualidad popular.
5.- ¿Por qué la revelación Cristiana es contracultural?
ENSEÑANZAS:
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Revelación es cuando el Dios vivo se da a conocer a sí mismo y
a su plan para salvarnos. La Revelación nos muestra que Dios
desea una relación íntima y de amor con cada uno de nosotros.
El proceso de la Revelación tardó siglos en desarrollarse,
Dios comunicó gradualmente el misterio divino por medio de
palabras y obras.
Desde el principio Dios estableció una relación personal
con nuestros primeros padres, tras la Caída, Él los animó con la
esperanza de la salvación y la promesa de la redención.
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La Revelación de Dios resultó en una relación con las
personas. A esta relación se le llama: “Alianza” en las Escrituras.
Las Escrituras nos narran que Dios estableció una alianza con
Noé y con todos los seres vivientes. (cf. Gn. 9, 16).
La Revelación es un acto por el cual Dios habla a un pueblo
formado por Él por medio de su alianza, empezando con
Abrahán, después eligió a Moisés, por medio del cual, la ley
divina fue dada al pueblo de la alianza.
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Mediante los profetas Dios preparó al pueblo de la alianza para
mirar hacia la futura venida del Mesías, quién traería la
salvación destinada para todas las gentes.
La Revelación alcanzó su plenitud en el Hijo de Dios,
Jesucristo, quién es la Palabra definitiva del Padre. No tendrá
lugar ninguna revelación pública nueva antes de la
manifestación final y gloriosa de Jesucristo.
La Revelación de Dios se nos transmitió por medio de la
Tradición Apostólica y las Escrituras.
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Dios no estaba obligado a revelarse a los hombres, lo hizo por
amor, como en el amor humano podemos saber algo de la
persona humana solo cuando nos abre su corazón, del mismo
modo, solo sabremos algo de los más íntimos pensamientos de
Dios, porque el Dios eterno y misterioso se ha abierto por amor
a nosotros: desde la creación, pasando por los patriarcas y
profetas, hasta la Revelación definitiva en su Hijo Jesucristo,
Dios ha hablado, una y otra vez, a los hombres, en Él nos ha
abierto su corazón, y mostrado claramente su ser más íntimo.
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“Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a
conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los
hombres, por medio de Cristo, verbo encarnado, tienen acceso
al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la
manifestación divina”. Concilio Vaticano II, Dei Verbum (DV).
Revelación significa, pues, que Dios se abre y se muestra a
sí mismo voluntariamente.
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Dios se da a conocer en la historia: sella con Noé una alianza,
para salvar a todos los seres vivos. Llama a Abraham para hacer
de él Padre de una multitud de naciones, y bendice en él a
todas las familias de la Tierra. El pueblo de Israel, nacido de
Abraham, será su propiedad personal. Dios se da a conocer a
Moisés por su nombre: YAHVÉ, que significa “Yo soy “;
liberando a Israel de la esclavitud en Egipto. Sella una alianza en
el Sinaí, y por medio de Moisés da a su pueblo la Ley.
Una y otra vez, envía Dios profetas a su pueblo, para
llamarlo a la conversión y a la renovación de la alianza, que
estará abierta a todos los hombres.
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Por medio de Jesucristo, el Dios invisible se hace visible, se hace
hombre como nosotros. Esto nos enseña hasta donde alcanza
el amor de Dios. Lleva toda nuestra carga, recorre todos los
caminos con nosotros y está en nuestro abandono, nuestro
dolor, nuestro miedo ante la muerte. Está allí donde no
podemos avanzar más, para abrirnos la puerta hacia la vida.
En Jesucristo Dios ha asumido un rostro humano y se ha
convertido en nuestro amigo y nuestro hermano.
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“La felicidad que buscan, la felicidad a la que tienen derecho
tiene un nombre, un rostro: es Jesús de Nazaret”
Benedicto XVI 18, 08 2005
Dios se hace hombre en Jesucristo, y esto es el
fundamento de la fe cristiana y la esperanza de la salvación del
hombre. (Misterio de la Encarnación)
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Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por
medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas
maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio
de su Hijo Jesucristo. Heb. 1, 1-2
Fuera de Cristo, no sabemos quién es Dios, que son la vida
y la muerte y quienes somos nosotros mismos.
Blaise Pascal.
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La “misión” es la esencia de la Iglesia y el encargo de Jesús a
todos los cristianos, de anunciar el Evangelio con palabras y
obras, de modo que todos los hombres puedan optar
libremente por Cristo Jesús.
Es necesario y urgente que surja una nueva generación de
apóstoles, arraigados en la palabra de Cristo, capacitados para
dar una respuesta a los retos de nuestro tiempo y dispuestos a
anunciar en todas partes el evangelio. Benedicto XVI
22
Ningún cristiano auténtico deja la transmisión de la fe solo en
manos de los especialistas (Teólogos, sacerdotes y misioneros).
Pues uno es cristiano para los demás, esto quiere decir que
todo cristiano auténtico, desea que Dios llegue también a los
demás. Se dice: “El Señor me necesita, estoy bautizado y soy
responsable de que las personas de mi entorno tengan noticias
de Dios y lleguen al conocimiento de la verdad”
23
La Madre Teresa de Calcuta empleaba una muy buena
comparación: “A menudo puedes ver cables que cruzan las
calles, antes de que la corriente fluya por ellos no hay luz. Los
cables somos tú y yo; la corriente es Dios, tenemos el poder de
dejar pasar la corriente a través de nosotros y de este modo,
generar la luz del mundo, que es Jesús, o de negarnos a ser
utilizados, y así, permitir que se extienda la obscuridad en
nuestro entorno.”
24
APOSTOL: Del griego apostolos, que significa enviado o
mensajero. En el Nuevo Testamento, es en primer lugar, la
denominación de aquellos doce hombres que fueron llamados
por Jesús a ser sus colaboradores más íntimos y sus testigos,
también Pablo de Tarso se consideró un apóstol elegido por
Jesús.
MEDITACIÓN:
25
Jesucristo es la revelación definitiva de Dios:
Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra
única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo y no
habrá otra palabra más que esta. San Juan de la Cruz, después
de otros muchos, lo expresa de manera luminosa comentando
Hb.1, 1-2, de la siguiente manera:
Continúa…
26
“Porque en darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra
suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una sola
vez en esta sola Palabra, y no tiene más que hablar; porque lo
que hablaba antes en parte a los Profetas, ya lo ha hablado en
el todo, dándonos al Todo, que es su Hijo. Por lo cual, el que
ahora quisiese preguntar a Dios, o querer alguna visión o
revelación, no solo haría una necedad, sino que haría agravio a
Dios, no poniendo los ojos totalmente en Cristo, sin querer otra
alguna cosa o novedad”
San Juan de la Cruz, subida al Monte Carmelo.
CONCLUSIONES:
27
Dios “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2, 4), es decir, de Jesucristo.
Es preciso pues, que Cristo sea anunciado a todos los hombres,
según su propio mandato: “Id y haced discípulos de todos los
pueblos” (Mt. 28, 19).
Aunque previamente, Dios se Reveló a Adán y Eva, a Noé,
a los Patriarcas y Profetas de Israel; la plena revelación de Dios
Padre la tenemos en Jesucristo con el Poder del Espíritu Santo,
y no habrá ninguna otra revelación que la substituya.
28
La Revelación de Dios al hombre se transmite de generación en
generación a través de la Tradición Apostólica, que es el
mensaje de salvación de Cristo, llevada a cabo desde los
comienzos del Cristianismo hasta nuestros días; mediante la
predicación, el testimonio, el culto y los escritos inspirados
Los Apóstoles transmitieron a sus sucesores, los Obispos,
todo lo que todo lo que habían recibido de Cristo y aprendido
del Espíritu Santo.
29
La Tradición Apostólica se realiza de dos modos: con la
transmisión viva de la Palabra de Dios (También llamada
simplemente Tradición) y con la Sagrada Escritura, que es el
mismo anuncio de la salvación puesta por Cristo.
La Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente
unidas y compenetradas entre sí y constituyen un solo Sagrado
Depósito de la Fe, del cual la Iglesia saca su propia certeza de la
Revelación divina.
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El Depósito de la Fe ha sido confiado a toda la Iglesia; todo el
Pueblo de Dios, con el sentido sobrenatural de la fe, sostenido
por el Espíritu Santo y guiado e interpretado fielmente por el
Magisterio de la Iglesia, para comprenderlo, cada vez mejor y
aplicarlo a la vida cotidiana de todos los fieles creyentes.
Sugerencias de lectura y
elementos de estudio
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1.- Papa Benedicto XVI (Dios es amor) Deus Caritas Est 2006
2.- Concilio Vaticano II (Constitución Dogmática sobre la Divina
Revelación) Dei Verbum numerales del 1-10
3.- Libro del Éxodo Cap. 3, 1-15; 4, 10-10-16
4.- Carta a los Colosenses 1, 15