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ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE
CIENCIA POLÍTICA
CONGRESO ALACIP LIMA 2015
LA CONTRATACIÓN INFORMAL DE PEONES Y MAESTRO DE OBRA:
UNA APROXIMACIÓN ETNOGRÁFICA A LAS RELACIONES
LABORALES EN SAN JERÓNIMO CUSCO DESDE 1998 AL 2012
COMO PARTE DE LA INVESTIGACIÓN PARA OPTAR POR EL GRADO
DE LICENCIADO EN CIENCIA POLÍTICA Y GOBIERNO:
“¿PATRONAZGO COMO HEGEMONÍA? DISCURSOS PÚBLICOS Y
OCULTOS EN LAS INTERRELACIONES ENTRE FUNCIONARIOS,
AUTORIDADES, RESIDENTES DE OBRA Y MANO DE OBRA EN
POLÍTICAS DE INFRAESTRUCTURA PÚBLICA A NIVEL DISTRITAL
1998-2012 EN SAN JERÓNIMO, CUSCO”
Joel Romero Castañeda
LIMA, 2015
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Parte I. Introducción
Los gobiernos locales han visto modificados su estructura y su accionar a partir de las
reformas de descentralización y de la reglamentación de la inversión pública. Estas han
buscado otorgar legibilidad a los procedimientos a través de los cuales se implementa
políticas, siendo una de ellas la infraestructura pública. Sin embargo, la coexistencia de
espacios urbano-rurales y las distintas interrelaciones y relaciones de poder existentes en
estos (que implican estrategias, roles y prácticas relacionales complejas), plantean al análisis
un reto en cuanto a la inclusión de estos aspectos para el análisis de las acciones del Estado
desde lo cotidiano.
Este distrito peruano se presenta como un laboratorio donde existe la coexistencia de espacios
urbano-rurales en los cuáles se establecen distintas interrelaciones y relaciones de poder
históricamente enraizadas, a la par del establecimiento de reformas desde el Estado central
para poder racionalizar los procedimientos estatales. Por ello es que se plantea describir dos
cuestiones íntimamente relacionadas: por un lado, hacer una revisión crítica al concepto de
las relaciones de patronazgo, sus reglas, desde su tendencia de homogeneización en los
espacios en su ejercicio de poder; y, por otro lado, la existencia de un continuum que va desde
el dominio de las relaciones de patronazgo hasta la efectividad de criterios de formalización-
racionalización en la contratación y en las relaciones laborales durante el proceso de
producción del bien público.
Para analizar estas cuestiones se utilizan conceptos y modelos teóricos que permitan
organizar una multiplicidad de elementos y fenómenos políticos y económicos, como las
estructuras de poder, las prácticas de sumisión y de disidencia, lo informal (patronazgos y la
reciprocidad), las reglas e instituciones, la contratación, etc. Se parte entonces de una
pregunta inicial sobre cuáles son las características de las distintas prácticas y reglas en la
(no) interrelación entre autoridades, funcionarios, residentes de obra, y mano de obra
asalariada y no asalariada en la infraestructura pública local. Se tiene entonces como hipótesis
central que estas (no) interrelaciones se caracterizan por (1) constar de distintos espacios
donde se ponen en práctica distintos roles y se instituyen distintas reglas, (2) lo cual depende
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de la posición relativa que tienen los distintos sujetos dentro de una estructura política de
patronazgo en forma de pirámide, que va desde el alcalde principal.
Dada la multiplicidad de actores dentro de esta pirámide, son múltiples estos espacios de
convergencia y de divergencia, y la relación entre los mismos puede ser similar como
totalmente diferente respecto a los elementos institucionales y performativos. Por ello es que
esto da pie a distintas preguntas que deberán resolverse teniendo en cuenta la riqueza de
fenómenos presente en el caso, que según los elementos analizados puede convertirse desde
el más caso excepcional o el más parecido respecto otras unidades políticas del mismo nivel.
Para ello se debe indagar también a detalle sobre las características de la construcción de una
estructura política (bajo nexos de reciprocidad y patronazgo) y de distintos ejes relacionales
(prácticas y reglas) sobre una relación laboral específica (trabajo asalariado en el Estado),
según la labor a realizar y la especialización
Esto se define teniendo en cuenta también la importancia de los roles, prácticas y reglas que
se llevan a cabo tanto en la relación abierta como en el desencuentro de los sujetos en distintos
niveles. Se sostiene que las aproximaciones que proponen la existencia de una hegemonía o
estabilización del status quo del gobierno local sobre su territorio de forma permanente a
través de sus redes de patronazgo son insuficientes para comprender tanto la totalidad de los
efectos en el ejercicio del poder político (asumiendo que este se diluye en el tiempo y el
espacio) como para comprender los roles performativos presentes en esta relación. De ahí
que se parte de asumir de la existencia de discursos públicos y discursos ocultos, cada uno
con sus respectivos pero también diversos espacios. A partir de esto es posible dividir los
ámbitos de encuentro y desencuentro de los sujetos involucrados donde se ponen en práctica
distintos roles, estrategias y reglas.
El caso, por su parte, se enmarca dentro de distintos estudios de caso y comparativos a partir
del concepto de nueva ruralidad, entendiendo los tejidos sociales, las actividades económicas
y la acción políticas como cuestiones dinámicas que distan demasiado de mantenerse
estáticas. Esto puede tener como determinantes la composición social urbano-rural del caso
a analizar, las actividades económicas realizadas, la reducción de los territorios agrícolas, los
procesos de urbanización, e, importante para el presente estudio, el Estado como fuente de
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trabajo. Esto nos posibilita y complica a la vez el análisis, pues las prácticas y reglas políticas
relacionales se convierten contingentes respecto al lugar de los actores dentro de la estructura
política que, en este caso, es patronal.
Se plantea un trabajo que acentúe a la naturaleza no lineal-causal del fenómeno a partir de
un enfoque descriptivo mediante el cual se pueda dar cuenta y organizar bajo ciertas
herramientas teóricas los distintos fenómenos económicos y políticos presentes en la
localidad que, a partir de la noción de patronazgos multinivel, nos puede generar datos y
afirmaciones que dentro de la contingencia temporal puede convertir el análisis a uno del
caso más excepcional, como al análisis de un caso similar causalidades (caso extremo y
similar). Por otro lado, dada la inexistencia de grupos que detenten el poder político (como
sindicatos, o empresas extractivas), el caso se presente como un laboratorio para poner a
prueba algunas tesis respecto a la relación directa entre lo estatal y la sociedad sin
intermediarios.
Es innegable la presencia de distintos tipos de organizaciones dentro del mismo, pero en
buena cuenta ninguna de estas supera o cuestiona la autoridad estatal en su función de
(des)control del territorio. Finalmente, estudiar lo cotidiano en la política nos permite dar
cuenta del grado de dominación existente, sus lenguajes de valoración; y el cuestionamiento
de la idea de hegemonía, y sus lenguajes de valoración Las distintas prácticas y roles
performativos nos relatan el funcionamiento realmente existente del estado y las autoridades
desde su accionar dentro de un proceso específico de política pública, que dista (en distintos
niveles) de ser una entidad que ejerza su autoridad (aunque democrática) dentro de límites
espaciales y temporales
Las instituciones informales en la literatura especializada
Los procesos de toma de decisión para la implementación de políticas públicas se realizan
bajo el marco de marcos legales institucionales y prácticas informales que no están
contempladas en la ley. Los primeros se conforman por resoluciones, mandatos, plataformas
legislativas, la constitución política, leyes de descentralización, etc. Las prácticas informales
se establecen desde el establecimiento de redes, desde los actores involucrados en el proceso
de políticas, y desde las estrategias para incidir en actores públicos con poder y a partir de
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las opciones que cuentan los actores políticos para poder hacer más eficiente su accionar
político.
En políticas públicas, las redes de informalidad pueden establecerse de distintas formas.
Según de Mesquita y Matthew Stephenson (2006), las instituciones formales y las redes
informales pueden utilizarse en paralelo. Los mecanismos formales se utilizan más, o las
redes informales se dejan de utilizar en la medida que los actores maximicen sus beneficios
a partir del uso de marcos legales e institucionales. Así, las preguntas se plantean sobre en
qué casos los actores involucrados utilizan mecanismos formales en detrimento de los
informales, y qué hace que las redes informales sean estables y puedan practicarse por todos.
Se analiza también el papel de instituciones no estatales para poder ejercer presión para
obtener beneficios de políticas públicas. De esta manera, existen instituciones no estatales en
los que diferentes actores estructuran y regulan transacciones de tierra. En situaciones donde
los actores no son capaces de desplegar herramientas y habilidades para el planeamiento
convencional, las aproximaciones que responden al contexto local y la minimización de
costes de transacción han sido desarrolladas y utilizadas (Nkurunziza, 2007).
Gallego (2014) presenta un estudio basado en la teoría de juegos en la que trata de desentrañar
cómo es que los candidatos establecen relaciones clientelares, buscando disciplinar a los
votantes bajo la promesa de beneficios futuros en la asignación de recursos. De esta manera,
las relaciones informales implican necesariamente la existencia de dos actores, uno que tiene
acceso a las instancias de poder y otros que no, que generalmente estos últimos están
conformados por personas debajo del umbral de pobreza.
También las prácticas o instituciones informales son analizadas a partir de la ausencia de
provisiones estatutarias e institucionales, lo cual habría creado oportunidades para el
asentamiento y utilidad informales como suministro de asentamiento. Estos mecanismos
informales han sido administrados y regulados de manera bastante regular, y los sistemas
locales de apoyo han sido desarrollados para la administración y regulación de utilidades y
otros bienes comunitarios. El apoyo externo se pone a disposición a través de conexiones de
asociaciones locales, autoridades en partidos políticos y organizaciones no gubernamentales
(Hossain, 2012).
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El caso
Tabla 1. Tipo de territorio habitado
Distrito Urbano Rural
Cusco 98 2
Ccorca 27 73
Poroy 22 78
San Jeronimo 94 6
San Sebastián 97 3
Santiago 97 3
Saylla 43 57
Wanchaq 100
Fuente: INEI. Elaboración propia
Tabla 2. Lengua materna según distrito
Categoría
s
Quechu
a
Aymar
á
Ashánin
ka
Otra lengua
nativa
Castella
no
Idioma
extranjera
Cusco 14 0 0 0 84 1
Ccorca 88 0 0 0 12 0
Poroy 45 0 0 0 55 0
San Jeronimo 27 0 0 0 72 0 San
Sebastián 22 1 0 0 77 0
Santiago 20 0 0 0 80 0
Saylla 36 0 0 0 64 0
Wanchaq 9 0 0 0 90 1
Fuente: INEI. Elaboración propia
Tabla 3. Principales ocupaciones
Miembros poder ejec.y leg. direct. adm. pub y emp. 0.44
Profes. cientificos e intelectuales 14.81
Técnicos de nivel medio y trabajador asimilados 6.64
Jefes y empleados de oficina 4.8
Trabj. de serv.pers. y vend.del comerc. y mcdo. 21.54
Agricult.trabajador calific.agrop.y pesqueros 3.65
Obrero y oper. de minas,cant.,ind.,manuf.y otros 10.36
Obreros construcc.,conf., papel, fab., instr. 14.09
Trabaj.no calif.serv.,peon,vend.,amb., y afines 18.92
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Otras ocupaciones 4.75
Fuente: INEI. Elaboración propia
Parte II. Relaciones estado y sociedad desde los patronazgos
Entendemos como patronazgo a una relación política firmada bajo lazos de reciprocidad
directa e indirecta (Clastres, 1978; Geddes, 1994; Gellner, 1986; Grindle, 2012; Scott, 1972).
Como relación política, se trata pues de un esquema jerárquico piramidal a partir del cual
fluyen los favores y compromisos patronales desde los jefes hacia los clientes, y lealtad y
respeto desde los clientes hacia los jefes (Grindle, 2012; Scott, 1972). También puede ser
entendido desde su matriz racional, en la medida que, para la construcción del Estado, sirve
como una opción dentro de los procesos de toma de decisión sobre cómo proceder en
determinados temas de política del Estado (Geddes, 1994). El factor que hace que las
relaciones de patronazgo sea distinto de otros tipos de relaciones es su carácter ad hoc, es
decir, que tiene una finalidad, sea instrumental o sea simbólica (Scott, 1972).
Gellner, por ejemplo, afirma que esto tiene una dimensión cultural y de lenguajes valorativos
entre los dominados y subordinados, lo cual debe ser analizado teniendo en cuenta las
dimensiones émicas y éticas de la investigación (Gellner, 1986). Para efectos del Estado en
perspectiva comparada, se suele utilizar el concepto de patronazgo como opuesto al de
racionalidad-legal o informalidad, o bajo la matriz formal e informal, como, por ejemplo, la
oposición entre reformas de servicio civil y patronazgo (Grindle, 2012).
Si bien se reconoce la importancia de la matriz formal e informal para el análisis del
patronazgo, se argumente esto debe ser visto desde la naturaleza multinivel de las relaciones
de patronazgo, y desde la finalidad e impersonalidad de las mismas. Así, a partir de una
crítica a los contínuos entre patronazgo y formalidad, se propone una matriz de análisis con
dos ejes. El primero que va desde la impersonalidad relativa y la relación directa entre los
sujetos; y otro eje que va desde las finalidades instrumentales (económica o electoral) hasta
las simbólicas (lealtad y respeto). Todo esto debe verse a partir de los niveles del patronazgo
e individualmente desde cada sujeto que compone la pirámide.
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Las relaciones de patronazgos (Gellner 1985) se estructuran tanto con la presencia del Estado
como sin la presencia de este, y en distintos tipos de estados (Grindle, 2012). Esto se lleva a
cabo a partir del establecimiento de lazos con fuerte presencia temporal, a partir de un patrón
con acceso a recursos administrativos o económicos y un cliente, usualmente pobre, con
capacidad limitada de acceder a ambos recursos. Por tal razón, el cliente se sitúa en una
posición subordinada a la del patrón, a quien ofrece principalmente su apoyo y lealtad con
fines instrumentales (votos, legitimidad, mantención en posición jerárquica) o simbólicos
(honor, prestigio, imagen) (Gellner 1985).
Toda relación social implica un conjunto de valores, expectativas y creencias compartidas, y
muchas de ellas se disponen a través de reglas que generan pautas de conducta, que otorga
cierta legibilidad a las acciones de los demás sujetos sociales, y que son sancionados en caso
que no sean cumplidas (North 1990; Helmke y Levitsky, 2006). Estas reglas pueden ser
formales e informales. Las primeras refieren a las normas que están escritas y que son
comunicadas y sancionadas por medio de canales oficiales. Estas están compuestas por
normativas estatales de distintos niveles, y reglas escritas que regulan el funcionamiento de
organizaciones no-estatales. Las instituciones informales, por su parte, no están escritas,
forman parte de un conocimiento socialmente construido y las expectativas que tienen los
actores sobre estas, y son comunicadas y sancionadas por canales no oficiales (Helmke y
Levitsky 2006).
Los tipos de instituciones informales son distintas, y se definen a partir de la relación que
tienen con las reglas formales estatales o no-estatales (Helmke y Levitsky 2006, Van Cott
2006). Estas van desde un continuum que relaciona la efectividad de las instituciones
formales, y la convergencia y divergencia entre instituciones formales e informales. Así, se
tienen instituciones complementarias (donde el efecto de una institución informal hace que
funcione una institución formal), acomodativas (que contradicen el espíritu pero no la letra
de las instituciones formales), en competencia (cuando el cumplimiento de una regla informal
hace que se viole necesariamente el espíritu y enunciado de la otra, y substitutivas
(instituciones informales complementarias en contextos donde las reglas formales tienen un
muy laxo nivel de enforcement).
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Donna Lee Van Cott (2006) hace algunas precisiones sobre este tipo de instituciones
informales para analizar las leyes indígenas, rondas campesinas cajamarquinas, y las juntas
vecinales bolivianas. De esta manera, separa instituciones formales o informales en dos
dimensiones. La primera, a partir del grado de contacto y coordinación entre la
institucionalidad informal y el Estado. La segunda, a partir de la propensión que tiene la
autoridad informal y la autoridad estatal a cambiar sus instituciones para relacionarse o ante
la presencia de la otra.
Los tipos de instituciones son múltiples. Por ejemplo, Clastres (1981) analiza el intercambio
recíproco como una institución social que mediaba la interconexión basada en lazos
parentales y relaciones extra-tribales no parentales. Cabe resaltar que debe hacerse una
diferenciación clara entre estructura e interacciones, e instituciones. Estas últimas hacen
referencia a las reglas que organizan las interacciones entre múltiples actores (Gallego 2011,
Helmke y Levitsky 2006). Sin embargo, en esta investigación planteamos que las formas
cómo se dan las interacciones entre funcionarios, autoridades y comunidades campesinas
moldean las reglas de juego formales, así como permite el establecimiento de reglas
informales y prácticas que se expanden al espacio cubierto por las leyes del Estado.
Existen, de esta manera, distintas tipos de reglas que se interconectan, acomodan,
substituyen, complementan o compiten con reglas formales. Por ejemplo, las instituciones de
representación de los partidos políticos (militancia, reglas programáticas) se ven sustituidas
por instituciones como los clientelismos. La poca posibilidad de participar en elecciones para
los pobres se traduce en la persistencia de las relaciones patronales y sus diversas
instituciones, entre las cuales el clientelismo tiene un papel central. Por otro lado, a partir de
la capacidad de algunos actores para relacionarse con sujetos en puestos de poder, se pueden
establecer vínculos de compadrazgo (familia extendida) que genera diversos tipos de
instituciones, prácticas y simbología, y que tiene la capacidad de permear muy fácilmente a
la estructura del Estado, incluso más que los lazos parentales cosanguíneos, puesto que el
nepotismo es un delito por contratar a familiares, pero la ley no contempla a la institución
del compadrazgo (regla de juego que permite generar nuevas redes de reproducción social)
como institución familiar.
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El clientelismo, por ejemplo, es una institución que intermedia la relación entre el candidato
o autoridad con el votante o subordinado. Estos últimos pueden ser core voters o swing
voters (Magaloni 2006). Los primeros tienen ciertos tipos de vínculos programáticos con los
líderes o partidos, mientras los segundos no. El clientelismo, siguiendo esta línea, se compone
como una estrategia relacional, implica la relación de un patrón en posición de poder, y de
un cliente en una situación económica y social desfavorecida (Gellner 1985). Esto se genera
a partir de una institución de intercambio (Levitsky y Helmke 2006) en el que el sujeto en
posición de poder otorga recursos privados o públicos (pork-barrel) a personas con necesidad
de acceder a bienes materiales o recursos públicos. El concepto de clientelismo pork-barrel
sería central en la presente investigación, debido a que las contrataciones son recursos que
pertenecen a los presupuestos del Estado a nivel local.
Metodología
En esta investigación se plantea hacer una aproximación etnográfica al fenómeno de estudio.
Para ello se empleará como principales herramientas de recojo de información entrevistas
semiestructuradas, observación participante, y observación no participante intrusiva y no
intrusiva. Las entrevistas semiestructuradas buscan recabar con la experiencia y la vivencia
de actores clave dentro de las fases y espacios en los que se lleva a cabo la implementación
de la infraestructura pública. Estos son los alcaldes, los regidores, los gerentes de
infraestructura, los gerentes de planificación, los supervisores internos y externos, los obreros
nombrados, los obreros contratados más recurrentes, y los residentes de obra, los peones
calificados y no calificados.
La observación no participante se plantea para obtener información de los espacios de
interacción social. En la arena de los discursos públicos, se busca analizar los procesos de
contratación en la municipalidad, los presupuestos participativos, las actividades deportivas
de las municipalidades, las festividades, y las intervenciones públicas de las autoridades.
Como parte de los discursos ocultos, se buscará observar el local municipal, algunos espacios
propios de las comunidades, y se aplicará observación participante en la participación en la
jornada laboral de trabajo, los tiempos de reposo, etc.
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Parte III. La contratación informal: patronazgos multinivel
El caso que se analiza se considera como una localidad cuyas estructuras sociales y políticas,
basadas en vínculos de parentesco sanguíneo y ceremonial, son a simple vista estáticas y
bastante jerárquicas. En la producción antropológica e histórica en torno al distrito, se presta
bastante atención a los lazos de parentesco presentes en el casco urbano del distrito, así como
en las comunidades campesinas. Según testimonios, se considera también una directa
relación entre algunos apellidos y determinadas comunidades campesinas, determinadas
casas o roles jugados dentro de la sociedad jeronimiana.
Sin embargo, en un informe del centro Guamán Poma de Ayala (1995) se da cuenta del
extremado dinamismo presente en el distrito. En primera instancia, la relativa lejanía del
distrito respecto al centro de la ciudad del Cusco hizo que muchos habitantes del mismo se
dediquen a actividades relacionadas al transporte público de pasajeros entre ambos centros.
Por otro lado, también se da cuenta de un proceso acelerado de urbanización, y distintos
encadenamientos que dan lugar a nuevos patrones de intercambio económico y trabajo,
cuestionando el carácter netamente rural del distrito.
Hay que tener en cuenta que el proceso de reforma agraria afectó al distrito en un nivel
intermedio, puesto que ya habían ocurrido procesos de apropiación de la tierra a nivel
comunal e individual años antes. Sin embargo, esta reforma fue importante al fomentar la
creación de comunidades campesinas en los amplios territorios distritales. A partir de ello de
establecen la valorización de diversas zonas comunitarias, primero desde lo simbólico y
luego desde lo monetario. Es decir, los bosques comunales, las zonas agrarias, entre otras,
pasan en primera instancia a formar parte del patrimonio inmaterial de la comunidad, pero a
su vez en determinadas circunstancias puede valorizarse económicamente con el motivo de
utilizar dichos medios como forma de ingresos comunales para otras actividades (económicas
o no).
El dinamismo económico y social de San Jerónimo, que calza perfectamente bajo los
conceptos de nueva ruralidad y pluriactividad (Diez, Alejandro, n.d.). Son diversas las
actividades económicas que realizan los individuos que gozan de propiedad comunal y
terrenos de producción agrícola y ganadera. Estas labores están interconectadas con las
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actividades económicas urbanas más allá de la comercialización de sus productos, sino
también a partir del ejercicio de empleos en otros sectores, así como la posibilidad de poder
entablar relaciones laborales con los distintos niveles de gobierno subnacional.
El trabajo en el Estado complejiza también estas relaciones económicas, y el trabajo en el
mismo se convierte en una fuente de salario que también dinamiza la economía distrital. Esto
también permite dar cuenta de espacios urbanos y rurales altamente imbricados, es decir,
interconectados a partir de la actividad de distintos sujetos, lo cual nos permite cuestionar
estos patrones estáticos. Por otro lado, entendiendo al Estado como una red compleja de
comunalidades contractuales (Scott, 2010), la construcción de gobierno local en el distrito
sigue un patrón bastante ligado a sus estructuras históricas así como a su dinamismo
económico.
En los últimos 20 años, esto se ha dado a la par de procesos a nivel de Estado central de
legibilización y racionalización del Estado y el trabajo dentro del mismo bajo criterios de
empresarialización de la inversión pública y de implementación de criterios meritocráticos.
Sin embargo, los vínculos de reciprocidad, cuestión fundamental para entender los vínculos
de patronazgo, se han mantenido fuertes durante todo estos años, y esto debido a distintos
factores: por criterios funcionales, en la medida que el intercambio de lealtad y compromiso
patronal sirve para la llegada y mantenimiento en oficina para las autoridades y como
ventajas económicas para los clientes; y desde lo estructural, puesto que es importantísimo
para el procesamiento de conflictos y para la reproducción de lo social dentro de esa
comunidad en específico. Esta cuestión ocurre también en los procesos de política pública,
puesto que, a pesar del interés de la ciencia política en analizar el patronazgo desde las
burocracias y como opuesto a los criterios meritocráticos, las definiciones clásicas de este
concepto dan cuenta que este es un fenómeno que no se circunscribe a lo estatal, e incluso
puede mutar para ingresar criterios de impersonalidad a la selección de personal.
De esta manera, las relaciones de patronazgo, entendidas como intercambios recíprocos en
el que las élites establecen compromisos respecto a la dación de bienes tangible (trabajo o
beneficios económico) o simbólicos (lenguajes de valoración, lealtad y prestigio), se dan en
distintos niveles respecto a la posición relativa de los sujetos dentro de la pirámide del
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patronazgo. Es decir, las relaciones pueden darse entre alcaldes y gerente de infraestructura,
entre el alcalde y los peones de obra, entre el residente de obra y el gerente de infraestructura
y el maestro de obra, entre los peones y los residentes y los maestros, etc. Todas las
combinaciones son posibles, y esto nos permite mostrar como contingente las relaciones de
poder inmersas dentro del patronazgo, así como discutir a partir de su finalidad (electoral,
simbólico, de gobernabilidad) y su relación con otros procesos de construcción estatal.
La contratación y las relaciones laborales
Dentro de la legalidad en torno al empleo dentro del Estado, es a partir de 1984 que los
obreros municipales dejan de ser tratados como personal privado para ser jurídicamente,
dentro de lo laboral, trabajadores administrativos y de servicios, o trabajadores nombrados.
Esto quiere decir que formaban parte de la actividad pública, e incluso podían obtener un
grado altísimo de estabilidad laboral. Esto por ejemplo ocurrió con 8 obreros municipales,
quienes en su mayoría trabajan en el municipio desde los noventas hasta la fecha, que fueron
nombrados y gozan de estabilidad así como de un régimen especial de compensación por el
tiempo de labor.
Con el inicio de las reforma de descentralización, se revisaron nuevamente los lineamientos
y normas que rigen a los gobiernos municipales, a partir de lo cual el régimen laboral de los
obreros municipales vuelve a su situación anterior a 1984, es decir, se les trata como
Tabla 5. Leyes de contratación de mano de obra
Ley/Año Año Característica
DL 276
1984 CAS/ Personal obrero es contratado bajo la misma modalidad
que personal administrativo
DL 728 1991 Régimen laboral de trabajadores privados
Ley 23853
(LOM) 2001 Obreros en régimen de actividad pública
Ley 27469 2001 Obreros en régimen laboral de la actividad privada
Ley 27972
(NLOM) 2003 Posible errónea interpretación de anterior ley
Fuente: Decretos legislativos y ejecutivos en páginas oficiales. Elaboración propia
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trabajadores privados dentro de un mercado de fuerza laboral. Esto se da con el fin de aclarar
su situación laboral, que según las normativas no se desempeña como un trabajo
administrativo, así como para la dación de beneficios del Estado como el seguro social y el
sistema de pensiones, que ahora pasa a depender íntegramente del sector privado. Para ello
se pone en práctica una ley dada en 1991 en el contexto de reforma neoliberal, que rige sobre
el trabajo en el sector privado, y que hace referencia a la temporalidad del trabajo y a la firma
de los contratos. Sin embargo, si bien se dejaron de contratar obreros bajo el régimen CAS
de la ley 276, esto no se aplicó de manera retroactiva a los obreros nombrados, quienes en
buena parte han mantenido su estabilidad laboral hasta estos días.
Más allá de las diferenciaciones legales, la utilización de la dación de puestos de trabajo se
ha seguido utilizando como una de las fuentes de reciprocidad dentro de las relaciones de
patronazgo, tratándose las reglas patronales como sustitutivas de criterios propios de la
competencia en un mercado de fuerza laboral o de meritocracia. Esto se hace compresible
dentro de las lógicas de patronazgo, sin embargo, no necesariamente a partir de la oposición
de estos criterios con las cuestiones formales-legales, sino entendiendo el patronazgo como
un fenómeno que estructura el poder en distintos niveles y con distintas modalidades. De ahí
que la selección no meritocrática es uno de los elementos a analizar dentro de un corpus que
incluye cuestiones más simbólicas, principalmente el intercambio de lealtad y prestigo y la
reproducción de lo social.
De ahí tenemos lineamientos o reglas cognitivas que entran en juego. Una de ellas es, por
ejemplo, que los maestros de obra, caracterizados por su expertise, sean contratados y
recomendados gracias a su relación con un ingeniero o arquitecto residente de obra. Estos
últimos se relacionan con las jerarquías superiores a través de los gerentes de infraestructura,
que muchas veces funcionan como brokers, o también a partir de su relación directa con el
alcalde o sus regidores.
La relación entre las autoridades y los gerentes de infraestructura también es de análisis
fundamental. Generalmente, estos últimos llegan al cargo gracias a recomendaciones de
actores de confianza a las autoridades. Es decir, rara vez existe un conocimiento previo a la
toma del cargo entre ambo actores. Finalmente, la relación con los peones de obra depende
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del tipo de especialización que tengan. Si se trata de peones de obra no calificados, es decir,
del trabajo en faenas vecinales y comunales, el vínculo es personal y directo, a partir de lo
cual se hace evidente la reciprocidad entre los actores en cuestión, e incluso una sinergia en
el diseño y la inversión a la obra que se quiere realizar.
Finalmente, de tratarse de peones calificados, es decir, quienes tienen un nivel intermedio de
especialización y que son fundamentales para la producción del bien público (pues son la
masa laboral en jornadas regulares y con salarios), se ha ido mutando progresivamente a la
impersonalización en este proceso específico de contratación. Existe una gran cantidad de
oferta y la limitada demanda de fuerza laboral para el municipio, oportunidad que no ha sido
desaprovechada por las autoridades y sus funcionarios para establecer vínculos duraderos
comunitarios con la localidad donde gobiernan, y, de cierta manera ejercer el poder político
con el fin de asegurar lealtades que le permitan mantenerse en el poder de cierta elección.
Aquí es donde se pone en práctica estrategias de corte más clientelístico e instrumental, a
partir del sorteo en la localidad, que es un proceso de selección mediante sorteo en los que
pueden participar solo quienes tengan residencia en el distrito en cuestión. Luego de un
proceso de filtro con la selección de los documentos de identidad de quienes son habitantes
jeronimianos, se realiza un sorteo en el local municipal o en locales vecinales o comunales
donde se realizará la intervención estatal.
Las relaciones y el proceso de trabajo
El proceso de la infraestructura pública en el caso que estamos analizando da cuenta de
distintos tipos y fases en el proceso de trabajo. Las fases siguen de cierta manera aquellos
lineamientos del SNIP, pero sin embargo goza de un expertise otorgado por lo especialistas
en construcción: los gerentes de infraestructura, los residentes de obra y los maestros de obra.
Estos últimos se diferencias de los peones de obra en cuanto su conocimiento de principios
de construcción y su capacidad de coordinar y dirigir el trabajo directo. De esta manera, el
proceso de producción de estos bienes públicos requiere de trabajadores con distintas
especializaciones para distintas tareas que incluyen la coordinación y la planificación.
Los procesos de trabajo a nivel individual son distintos: traslado de materiales, acopio de
materiales, almacén, preparación del espacio de trabajo (excavaciones, movilización de
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piedras, construcción de canales de desvío de agua), la parte operativa (la construcción en sí
misma), el mantenimiento y la limpieza. Para ello se requieren dos tipos de trabajadores con
distintas características: el maestro de obra que ya mencionamos, y los peones. Estos últimos
se pueden subdividir, según mencionan los informantes, como mano de obra calificada y no
calificada. Los primeros trabajan regularmente en las distintas obras municipales, se les
realiza contratos mensuales o bimensuales según el requerimiento en la parte operativa del
proceso. De finales del 98 a mediados del 2001 recibían una remuneración entre 500 y 700
soles.
Los peones no calificados se encargan del traslado de materiales, acopio y preparación del
terreno. Durante la fase de construcción, se encargan también del traslado desde el almacén
hacia el lugar donde el material de trabajo es requerido, o del mantenimiento y limpieza de
lugar. Se trata de un trabajo generalmente no remunerado, donde entran lógicas contractuales
informales. Esto se da a partir que el mercado de la fuerza de trabajo para este tipo de labor
específica está focalizado a colectividades comunales o agrupaciones vecinales. Es pues un
acto que confirma relaciones de reciprocidad entre los actores del estado y de las
comunidades y los barrios jeronimianos, donde se intercambia trabajo no remunerado de los
peones no calificados por la organización y la implementación por parte de los actores
estatales de un bien público que los beneficiaría.
Es un intercambio entre (la dación de) un bien público y trabajo. Algunos testimonios dan
cuenta que hay casos en los cuales el trabajo colectivo es valorizado monetariamente y
adquiere una característica de capital en el proceso productivo más allá de su función social
como objeto de intercambio y de manifestación de relaciones de reciprocidad. Esta
valorización del trabajo en dinero puede funcionar como inversión o como capital de trabajo.
Una vez realizado el presupuesto, que incluye el salario de la mano de obra no calificada
dentro de todos los gastos a realizar. Las colectividades comunales o vecinales realizan un
contrato informal con el estado a partir del cual ellos se convierten también en inversores del
bien público que los beneficiará a partir de invertir mediante su trabajo colectivo.
Esto puede contarse simplemente como una forma en que el estado deja de tener un costo de
inversión, sin embargo este proceso es más complejo puesto que convierte a los trabajadores
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también en propietarios del bien público. La inversión de las comunidades o los vecinos
también pueden realizarse en forma de material de trabajo como bolsas de cemento,
herramientas, fierros de construcción, tejas, adobe, etc. Lo que no debe olvidarse es el hecho
que esto tiene una connotación tanto económica como no económica, la primera respecto a
la capacidad de invertir, recibir salario o el lugar en las relaciones de producción; y la segunda
respecto a relaciones de reciprocidad o parentesco. Ya se trate de un intercambio directo entre
trabajo y bien público, o que el trabajo tenga una valoración económica y se convierte en un
tipo de inversión, debe quedar claro que en ambos casos se establecen o se reproducen lazos
de reciprocidad que le otorgan relativa estabilidad a la política desde el estado en su versión
municipal.
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